El Sentido en Zubiri

CAPITULO IV EL "SENTIDO .. EN ZUBIRI L INTRODUCCION • • A lo largo de las páginas anteriores hemos chocado con el

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CAPITULO

IV

EL "SENTIDO .. EN ZUBIRI

L INTRODUCCION





A lo largo de las páginas anteriores hemos chocado con el hecho reiterativo de que las cuestiones tratadas desbo rdaban su fundamento originario en la mera realidad y se introducían a parrir de ahí en una región de sentido; por ejemplo, lo que convierte a una cosa en "posibilidad" no son directamente las nOtaS físicas que determinan tal cosa, sino una modalidad distinta en la que esas no tas físicas quedan actualizadas de algún modo determinado. Esto exige imperiosamente enfrentarse con el lugar propio del sentido desde la filosofía zubiriana pues, sin ello, esos tratamiemos quedan en el aire y aparecen ampu~ tados en una parte decisiva y a veces la más específica. Pero es evidente que la filosofía de Zubiri es una filosofía de "la realidad" y de ninguna manera una filosofía , mismo. 4 Se comp rend e perfeclamen te que el filósofo imeresado en el rigor histó rico en el rra¡amiemo de lo., filósoros se sien la desconcemdo con muchos tralamiemos en las obras si.llemáricas de Zubiri. Solm b actitud de Zubi ri ante la hislOria de la filoso na, cf cap. VI.

ANlUNIU I'INIUK KAMUI

REALIDAD YSENTIDO

pueden produci r efectos reales. Ello quiere deci r que la co nu~pos ición realidad-semido es sólo indicariva, pues el semi do parece rener algun npo de , realidad" propia, que no es ajena a la realidad sin más, pero rampoco se idemi5ca fo rmalmeme con dla.

semido tienen algo de a[[ificiales, no todas las cosas a[[iociales son sentido. El segundo frente crítico que busca combali r Zubiri es la preferenc ia otorgada por Heidegger a los ent¡s "a mano» (Zuhandenes) frente a los emes que "están ahí, (Vorhandcnes), haciendo de 'Sic "a mano, (Zuhandenheit) el camino privilegiado de la estructura del cuidado (Sorge) del Dasein en ranto que ser en el mundo. En este caso, estamos claramente frente a una versión de la primacía del sent ido sobre la realidad 7 y, además, una primacía restrictiva: todos los entes «a mano» son cosas-sentido, pero no todas las cosas-sentido son reductibles a enres "a mano"; esa primacía en Heidegger exigirá luego llevar el problema metafísico por una vía preferentemente hermenéutica.

Completemos el plameamienro del problema. Si la imelección es originariameme mera aerualidad de lo real como ral i, es evideme que no puede haber imelección originaria de la cosa-semido: "La cosa real aprehendida como "de suyo" no es una "cosa-semido", sino lo que he llamado "cosa-realidad" ... La m~sa no actúa sobre las demás cosas co mo mesa, sino como pesada, etclI (IRE 59-60). Por si ames no esraba su5ciemememe claro, Zubiri está rea5rmando imelecrivameme la primacía de la cosa real conua los análisis fenomenológicos clásicos, que se cemraban originariameme en el ámbiro del semido. Por ramo, no puede darse ap rehensión primordial de nada que no sea formalme me una cosa-real. ¿Sign ificará esto que el semido queda rotalmeme al margen de la intelección? , Lo que llamamos mesa no es algo acrualizado en aprehensión primordial de realidad, porque lo real en cuanto ral no es la me;a como mesa, sino como «cosa" con propiedades; y sólo es una mesa en funclOn constructa con la real idad de mi vida. Yo no apréhendo mesas, pero tengo un lagos de las mesas, y en general de toda cosa-semido' (IRE 277). Ahora sabemos perfeerameme la razón por la que ames Zublfl hablaba de un ,co~cepto" de las cosas-semi do: imelectivameme eStas aparecen en una modal,zac,on ulterior de la intelección primordial. Tamo metafísica como imelectivamenre. la cosa-semido viene caracterizada por su ulterioridad respecto a lo real; ambas líneas coinciden porque la intelección no es oua cosa que mera aerualidad de lo real, lo cual Slgnl5ca que las dos vías dc análisis pueden reforlarse y clarificarse muruameme.

Pero el problema puede desviarse fácilmeme de su correcto plameamiento por la reiterada tendencia de Zubiri a echar mano de urensdlOs (mesas, sillas, vasos, paredes, ere.) para ejemplificar las cosas-senndo. Esro se explICa quizá porque Zubiri busca cubrir con ello dos fremes crflicos. Por una parte la disyunción aristotélica emre cosas «naturales)) y «amfiClales)), afi rma.~do que de esras segundas no puede haber esencia; ello se debe a una concepClon muy de5cieme por parre de Aristó,eles respecto a la lécnica 6; la cosa-senndo no se idemifica ¡oon cosa arrificial pues, si bien de alguna manera todas las cosas5 Como se sabl::, m3 es la tesis b~sica desarrollada a lo largo y ancho de los tres volúmenes de lnuligmcia f(1l{irnu. 6 Es un tema que Zubiri trala rei¡eradas veces; cf. v.gr. SE 77, 83-85; CLF 18-21. Una r~spuesta articulada a esta cuestión, desgraciadameme algo Inm adura, se encuentra en SH 333-

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Debe evitarse co n decisión todo eq uÍvoco que llevase a pensar que la «U!terioridad" del sentido signi5ca su reducción llana y simple a la mera cosa real; si e! propio Zubiri puede propiciar a veces involuntariamente eSla reducción, su apl icación sistemática llevaría a conclusiones absolutamente disparatadas. Por alfa parte, hablaodo de! "lagos» de las cosas-sentido, e! propio Zubiri reconoce que, si bien ellogos «no amplía» la realidad, «constituye un enriquecimiento innegable de su contenido» (IRE 277) . Además, la ulrerioridad de! sentido no impide que Zubiri recooozca la especificidad de su modalidad e incluso acepte una ,lógica hermenéutica» como distinra de la clásica "lógica de las cosas" ". Si esro es así, entre realidad y sentido no puede haber contraposición , sino continuidad. La contraposición sólo puede significar distinción entre sentido r realidad si esta se entiende restrictivamente como «mera») realidad primordial. El propio Zubiri rerminará precisándolo así: "Por esto yo he distinguido siempre entre la nuda realzdad, enrre las cosas que llamo nuda realidad, las cosas que tienen realidad purameme, y las cosas-sentid!!>, (EDR 227) . Dejemos de Jado . . ; Zubiri distinguió (siempre)) con tanta precisión ambas cosas. Lo cierro es que e! problema del sentido tiene que plantearse en Zubiri como una modaliZtlción ulterior de la "mera» realidad. Esto exige enlfe ambos planos una continuidad real, pero también una distinción no menos real; lo cierto es que las cosas rienen o pueden rener sentidos y, por tanto, la existencia de una amplia dimensión de sentido está fuera de cualquier duda sensata; este es el primer problema -no el único, como al 5nal se verá- que debe7 Cf. SH 326-318. Esta primacía de lo Zuhnndtrm es obje1o cambien de una fuerte criTIca ---