El Principe Ensayo

EL PRINCIPE Introducción “Así como aquellos que dibujan un paisaje se colocan en el llano para apreciar mejor los monte

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EL PRINCIPE Introducción

“Así como aquellos que dibujan un paisaje se colocan en el llano para apreciar mejor los montes y los lugares altos, y para apreciar mejor el llano escalan los montes, así para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser príncipe, y para conocer la de los príncipes hay que pertenecer al pueblo….” De esta forma iniciare este pretendido ensayo sobre la magnificente obra de Niccolo Di Bernardo Dei Machiavelli, situándome en el llano para poder discurrir sobre los elevados montes y realizar un sencillo análisis de tan magna obra, sobre la cual han comentado las más preclaras mentes filosóficas y políticas de las distintas épocas posteriores a su publicación. Sin duda una obra que revoluciona el pensamiento político contemporáneo al autor, cuyas directrices han merecido vigencia hasta nuestros días y se han adaptado a las circunstancias diversas en escenarios distintos al de la Italia que se retrata en este compendio.

Desarrollo La justificación del ejercicio del poder la vamos encontrando en una serie de consejos y ejemplos que a lo largo de los capítulos

contenidos vamos

descubriendo, donde poco a poco el Príncipe debe ir despojándose de aquellos principios morales religiosos o de cualquier índole que le representen un obstáculo para los fines de su gobierno y los principios sobre los cuales se erigirá el Principado. Si bien es cierto que el autor se refiere a Principados y Príncipes, podemos en una metáfora igualarlos a nuestros hoy Estados y gobernantes, recordando como dato anexo que el proceso de

unificación Italiana se logra hasta la

segunda mitad del siglo XIX, por esta razón el contexto contemporáneo del autor nos dibuja a una región dividida en vastos reinos y la existencia de numerosos

príncipes, siendo uno de ellos el merecedor de tal obra, y a quien el escritor dedica este compendio como una manera de agradarle tal vez a la espera de los favores que en consecuencia pudiera recibir. Al hablar de los diversos principados y sus formas de obtenerlos, gobernarlos y mantenerlos el autor refiere una serie de principios que enriquece con las descripciones de los ejemplos conocidos en su tiempo, haciendo un análisis crítico y denotando una animadversión al desempeño de la iglesia que ya desde ese tiempo acumulaba poder terrenal al tiempo que ejercía poder espiritual sobre el mundo conocido de la época. El uso militar de la fuerza se le representa al príncipe como la única vía para afianzar el ejercicio del poder, siempre y cuando se de este por medio de las armas propias del príncipe y sin depender de fuerzas extranjeras considerando que de presentarse esta situación la permanencia del gobernante estaría a la merced de aquellas fuerzas extrañas. Podríamos decir que este precepto es tan de actualidad ya no por el manejo de fuerzas militares pero si tomando en consideración el uso de otros medios igualmente atemorizante como lo es el manejo de las economías emergentes por parte de las economías dominantes del siglo XXI. Una política basada en los hechos reales es esgrimida por el autor como el comportamiento para las buenas relaciones entre el príncipe y sus súbditos, esta política desprovista de fantasías y mas enfocada a la verdadera realidad de la naturaleza humana que por ende es tan impregnadas de maldad, volubilidad, ingratitud, ambición y envidia. En medio de estas pasiones propias de la realidad humana el príncipe debe mostrarse como el único capaz de mantener sus talentos y capacidades para que con auxilio de la ley pueda conducir al Estado por buen camino no importando si en ocasiones debe parecer cruel e injusto en sus acciones sin embargo en un mundo que juzga las apariencias se debe buscar por sobre todo la permanencia del Estado y la Libertad, permitiéndose el pecado en aras de tal fin. Todo ello es permitido cuando se trata de la conservación del Estado, pero lo que no se debe permitir es generar odio y desprecio del pueblo. El príncipe tiene su mejor fortaleza cuando consigue no ser odiado por el pueblo.

Conclusión

Mención especial me ha merecido en este escrito el hacer una alegoría de los primeros capítulos de EL PRINCIPE porque me ha motivado a imaginar eso que el autor llama los principados nuevos y los principados mixtos representados, guardando sus debidas proporciones, en nuestra época contemporánea aquí en nuestro México. En el año 2000 fuimos testigos de la llegada de un nuevo príncipe, así con minúsculas para denotar la enorme diferencia entre nuestros principitos y los Príncipes de la casta de los Sforza, los Medici y hasta los Borgia. En aquellos momentos hubo quienes creímos que atrás había quedado la casta de príncipes que tanto habían dañado al país y que con la asunción de este nuevo inauguraríamos una etapa de cambios y desarrollo, Maquiavelo ya lo había establecido cuando afirmo que “los hombres cambian con gusto de Señor creyendo mejorar con lo cual se engañan pues luego la experiencia les enseña que ha empeorado”. Y todo esto genera en que para afianzarse en el poder el nuevo príncipe tuvo que ofender a los súbditos iniciando una serie de vejaciones y atentados al bienestar que lo colocaron al nivel de aquellos que pretendió combatir; quedando así como enemigo de aquellos a los que enfrento para poder llegar al poder y sin ser capaz de satisfacer a quienes lo habían ayudado a encumbrarse en ese sitio. Las fuertes medidas que se esperaban brillaron por su ausencia, nuestro príncipe muy a la mexicana dudo entre reducir a escombros el principado para eregir uno nuevo de entre sus cenizas o continuar navegando bajo las mismas aguas apenas maquilladas de cambio y pintadas de un azul esperanza. Convencido por lo segundo, basto que un sucesor empeñado en seguir la línea de la fuerza acometiera con mas vejaciones a la población para que de las sombras surgieran las renovadas armas del antiguo príncipe que con prestancia y bajo mil disfraces, se abalanzaron sobre la de por si castigada población hasta reconquistar de nuevo el territorio que por lo demás les era fácilmente conocido.

Y en el ejercicio del nuevo poder recuperado hemos sido testigos de una forma brutal de llevar a la realidad las enseñanzas contenidas en este manual de política, el uso de la fuerza es nuestro pan de cada día, la simulación, la negociación desprovista de toda ética, el arreglo y la componenda plagada de favoritismo son las nuevas directrices establecidas por el Estado y por aquellos que han sido seleccionados para encarnar la figura del gobernante. El ser a cedido paso al deber ser entre un pueblo que continua agobiado y que ha permitido que sobre sus espaldas continúe posándose la delicada sandalia del príncipe, así hasta que un nuevo príncipe venga a despertar los deseos de cambio de los pueblerinos.

“Hay tres clases de intelecto: El primero discierne por sí; el segundo entiende lo que otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil “. (1)

1.- 8 frases del príncipe de Maquiavelo. Milenio diario, sección cultura. Diciembre 10 de 2013. Edición electrónica. www.milenio.com/cultura/el_principe-maquiavelo-teoria_politica_0_205779770.html