El Paradigma de La Racionalidad

El paradigma de la racionalidad en el estudio de las organizaciones La teoría de la organización no puede entenderse sep

Views 80 Downloads 1 File size 49KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El paradigma de la racionalidad en el estudio de las organizaciones La teoría de la organización no puede entenderse separadamente del concepto de racionalidad. Este concepto sería la pauta básica del pensamiento y la acción, en un sentido amplio, no sólo de la organización. El paradigma de la racionalidad es el punto de partida del estudio de las organizaciones. Tiene su primer tratamiento sistemático en la obra del sociólogo alemán Max Weber. Weber sostuvo que la racionalidad implica el diseño y la construcción de un sistema administrativo mediante la división del trabajo y la coordinación de actividades, sobre la base de un estudio exacto de las relaciones de las personas con otras personas, con el propósito de obtener una mayor productividad. Para él, la productividad es una necesidad práctica, asociada al genio tecnológico e intelectual del hombre, pero también significa un esfuerzo en pro de la perfección y del dominio del mundo externo. La racionalidad puede servir a muchos propósitos. Siempre que un problema humano implica la minimización de medios para alcanzar un fin, entra en juego la racionalidad. Pero son los fines que las personas se proponen realizar los que determinan la forma que asumirá determinado sistema racional. Por ejemplo, un sistema político democrático debiera indicar cuál es el mejor camino a seguir y los procedimientos que se necesita utilizar si su meta es lograr crecientes niveles de participación ciudadana. Uno de los principales objetivos de las sociedades occidentales durante los últimos dos siglos ha sido el aumento de la productividad. Por consiguiente, la racionalidad aplicada a esta meta debería basarse principalmente en los valores de la economía y la ingeniería, pues para la producción de riqueza se requieren insumos financieros, materiales y tecnológicos. Si analizamos en detalle podemos afirmar que ambas ciencias tiene algo en común: la minimización de recursos para la obtención de objetivos. En resumen, tanto la economía como la ingeniería persiguen la eficiencia. La búsqueda de la eficiencia está tan difundida en la sociedad actual que se ha convertido casi en sinónimo de la propia racionalidad. El imperio de la eficiencia requiere una fuerza permanente a fin de minimizar los insumos del sistema y maximizar sus productos. Tanto en el diseño como en la administración de las organizaciones encontramos el predominio de la misma búsqueda: se trata de encontrar mejores métodos que permitan perfeccionar las relaciones insumo-productos del sistema mediante el refinamiento constante de las técnicas administrativas, de ingeniería y científicas.

La meta del paradigma de la racionalidad no es otro que el ampliar progresivamente la producción de riqueza en términos de bienes y servicios reales. Se podría afirmar que uno de los rasgos distintivos de las naciones modernas es que ha organizado sus energías, su talento y su riqueza con el objeto de realizar esta meta.

Sin embargo, se debe dejar en claro que la racionalidad es también un estado mental que discrimina entre conductas apropiadas o inapropiadas, entre lo adecuado y lo que no lo es. Es un enfoque del mundo, que predispone las personas para que adopten decisiones que concuerden con normas racionales, en lugar de contradecirlas. Este enfoque de mundo es compartido, generalmente, por las personas importantes e influyentes de la sociedad (políticos, ejecutivos de empresas, etc). Sus decisiones con respecto a los asuntos de política pública, el empleo de recursos naturales, la aplicación de la ciencia, el contenido del proceso educacional tienden a determinar los valores y los estilos de vida de la mayoría de las personas que viven en la sociedad. Por ello es legítimo preguntarse cuál es el papel que tienen las organizaciones en este “estado mental” (¿son funcionales a él?, ¿lo replican?, ¿lo perfeccionan?, ¿lo cuestionan’).

(resumido y adaptado de “Sociología de la Organización”, de W. Scott y T: Mitchell)