El Origen de La Música

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El origen de la música Descubre cuál es el verdadero origen de la música Es difícil precisar con exactitud el origen de la música y enmarcarlo en una época precisa de la historia. Sin embargo, se conoce que desde la Prehistoria los hombres usaron diferentes objetos para emitir sonidos. Sin embargo, como el objetivo de esta actividad era comunicarse entre sí o simplemente replicar los sonidos que escuchaban en la naturaleza, no se puede hablar de música en el sentido más estricto del término. El origen de la música, entendida como la creación de sonidos complejos, tuvo que esperar un poco más. Muchos investigadores coinciden en que el término “música” deriva del vocablo griego “musa”, las famosas deidades de la mitología griega y romana que tenían la capacidad de inspirar a los hombres dedicados a las artes. Rebuscando en el tiempo, vemos que en la Antigua Grecia ya se conocía la música. El famoso filósofo Platón solía afirmar que “de la misma forma en que la gimnástica sirve para fortalecer el cuerpo, la música es el vehículo para enriquecer el ánimo”. Sin embargo, no fue hasta la difusión del catolicismo que la música cobró auge. Con el objetivo de alabar a Dios, se creó la música sagrada, los cantos gregorianos y, más tarde, la notación musical, o sea, el alfabeto musical que brindó la posibilidad de escribir música utilizando los símbolos adecuados que le permitían a los músicos seguir el ritmo y la entonación.

De hecho, el origen de la música escrita (utilizando los primeros símbolos) resale alrededor del siglo VI de la era cristiana. Sin embargo, estos símbolos eran muy limitados y no permitían cubrir adecuadamente todas las extensiones musicales y la complejidad armónica. Por eso, en el periodo comprendido entre 992 y 1050, Guido d’Arezzo se creó el primer sistema de

escritura musical definido “diastemático”, que consistía en transcribir símbolos que representaban una escritura. Así, por primera vez en la historia, se pudieron indicar todas las alturas de las notas musicales. Guido llamó ese sistema ‘tetragrama’ ya que las notas musicales se desarrollaban en una red de cuatros líneas paralelas. Este sistema fue el precursor del moderno pentagrama y de las notas musicales que utilizamos hoy en día.

Origen y Evolución de la Flauta La flauta, etimológicamente del latín “flatus” (aliento, viento, soplar) es un instrumento de viento (perteneciente al grupo de los aerófonos) y existen múltiples tipos (de pico, doble, travesera, etc.) y desarrolladas en diferentes países a lo largo del tiempo. Que duda cabe de que el hombre ya había construido flautas desde los tiempos del Homo Sapiens. Tenemos constancia de los primeros silbatos realizados en hueso por los restos arqueológicos encontrados. Se sabe que durante el paleolítico medio, el hombre de Neandertal comenzó a fabricar instrumentos (de caza sobre todo) pero, en 1995, el arqueólogo Ivan Turk[1] encontró, en la cueva Divje Babe en Eslovenia, un hueso con tres perforaciones al parecer intencionales.

Hay quienes sostienen que este artefacto (de 40.000 años de antigüedad) no es nada más que un hueso con las mordeduras de un animal incrustadas en él; pero el musicólogo Bob Fink afirma que es un instrumento musical construido por el hombre, puesto que los orificios están separados de una manera bastante peculiar para la mordedura de un animal y justamente producen sonidos diatónicos[2]. Las implicaciones de que este hueso sea una flauta son inmensas: quiere decir que para el hombre de hace 40.000 años era tan importante construir una lanza de piedra para defenderse y cazar (sobrevivir) como construir una flauta que produjera sonidos melódicos.

Estamos hablando de una flauta, un instrumento musical bastante sofisticado, no de un artefacto de percusión del cual se puede poner en duda su función de instrumento musical.

Al margen de este hallazgo tan importante, los restos aparecidos y aceptados como instrumentos musicales por toda la comunidad científica son un par de flautas realizadas con cúbito de cisne, encontradas en Geissenklösterle, en Alemania.

Están datadas en unos 36.000 a. C. de la época Auriñaciense[3] (ver interesantísimo artículo sobre la posible relación entre Sapiens y Neandertal). Una de las flautas tiene tres agujeros (fig.3), y por su forma debieran haber sido realizados con una herramienta. La longitud original fue de unos 17 centímetros, aunque sólo se conservan 12. También existen diversos huesos de reno perforados a modo de silbato en Cantabria (fig.4), así como flautas pertenecientes a la época del Magdaleniense inferior[4] en diferentes cuevas: del Castillo, de la Paloma, de la Güelga y del Rascaño. Se han localizado flautas de diversos tipos y tamaños a lo largo de todo el Paleolítico Superior que se extiende, aproximadamente, entre los años 33.000 a. C. y 9.000 a. C. Éstas se realizaban en tubo óseo y posiblemente también en caña o madera, aunque no se han encontrado ejemplares debido al material perecedero con el que fueron construidas.

En estas épocas prehistóricas y por los hallazgos descubiertos es probable que la parte por la que se soplaba fuera el mismo orificio de corte (modificado ligeramente para facilitar el silbido), por lo que se necesitaba una posición muy especial en la embocadura para producir sonidos (no así en la flauta de pico que por su boquilla ya produce un silbido tan sólo con soplar). Podemos considerar, por tanto, que la flauta de pico actual es un desarrollo técnico importante del hombre en la evolución de la misma.

Acercándonos a la historia, en Mesopotamia también existían instrumentos de viento (aparecen los primeros construidos en bronce) y cuerda (arpa y lira), así como de pequeña percusión (sonajas, sistros, campanas de bronce, etc.). Esta cultura que se desenvuelve entre el Tigris y Eúfrates (en la actualidad ubicada al sur de Irak), utilizó la música con fines religiosos y rituales. En las tumbas reales de las antiguas ciudades Ur y Kish se encuentran instrumentos que utilizarían los habitantes de la región, grabados (fig.6) en los que también se pueden ver las arpas e instrumentos de viento. El imperio persa, los sumerios y los babilónicos gozaron de una cultura musical probablemente sin igual hasta este tiempo. No en vano, la línea divisoria entre la prehistoria y la historia se produce en Mesopotamia alrededor del año 3.200 a. C. con la aparición de la escritura cuneiforme[5].

En un tiempo algo más próximo a nosotros nos encontramos con varios tipos de flauta provenientes de la antigua civilización egipcia. Parece ser que su uso estaba vinculado a actos ceremoniales y ritos de culto, como por ejemplo los ofrecidos aIsis y Neftis (según textos encontrados). Mediante el estudio de la escritura gráfico-jeroglífica, textos y bajorrelieves, sabemos que los egipcios utilizaban flautas rectas y chirimías dobles de caña (fig.7), que consistían en dos tubos paralelos provistos de lengüeta que sonaban al unísono. Estos instrumentos no se pueden considerar como predecesores de la flauta de pico actual (más bien darán origen al oboe y al clarinete modernos), pero es importante señalar que la cultura egipcia prestaba una atención especial a la música y en su iconografía son más los instrumentos de cuerda como el arpa y la lira, más sofisticados, que los de viento.

También es sabido que gran parte de la teoría matemático-musical griega fue, en parte, asimilada y desarrollada posteriormente por Pitágoras[6], matemático griego que fue educado en los templos egipcios.

Quizás uno de los periodos más importantes en la construcción de flautas lo encontramos en la cultura Precolombina[7]. Según una de las teorías más aceptadas, aunque muy discutida (investigada por Aleš Hrdlička), el hombre pasó por el estrecho de Bering desde Siberia hasta el continente Americano donde comenzaron los primeros asentamientos humanos. Es aquí, en toda América donde encontramos la mayor diversidad de flautas, tanto en formas como en tamaños, que veremos en el próximo capítulo. Por otro lado, cabe señalar que los instrumentos de cuerda son más bien escasos en comparación con los encontrados en Egipto y Mesopotamia.

No sabemos la procedencia exacta de la flauta de pico pues es innumerable la información existente en prácticamente todas las culturas del mundo. Determinar con precisión su origen y época (tal y como la conocemos hoy) sería tarea tan ardua como poco útil, pues se trata de un instrumento que, independientemente de la boquilla (que actúa propiamente como un resonador) el resto de la misma mantiene similitudes, formas y estructuras de muchísimos otros ejemplares.

No obstante y terminando con este breve pero emocionante capítulo, veremos un último hallazgo que creemos determinante. Se trata de una flauta medieval encontrada en Europa, concretamente en el condado de Tartu (Estonia) en el año 2005 por el arqueólogo Andres Tvauri. Se trata de la flauta de pico más antigua y mejor conservada hasta la fecha (de tres encontradas en la misma localización). Data del siglo XIV, y fue encontrada en una letrina de un asentamiento correspondiente a esta época. Instrumento casi cilíndrico y fabricado con madera de arce, tiene la particularidad de contar con el mismo mecanismo resonador que una flauta de pico barroca por lo que podemos considerar que es claramente el mejor ejemplo por su gran parecido. Sus medidas: 250mm de largo x 30,7mm en la parte más ancha (boquilla) x 12mm en la parte más estrecha (zona de la campana). Tiene 7 orificios delante y uno posterior en la parte de la boquilla. Tiene un cierto parecido a la actual flauta dulce sopranito (afinada en FA).