El Legado de Mahavatar Babaji

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EL LEGADO DE MAHAVATAR BABAJI Babaji es el responsable por el rescate de la técnica milenaria de Kriya Yoga durante el pasado siglo XIX. El la transmitió a su discípulo Lahiri Mahasaya y posteriormente, mediante Yogananda se difundió por todo Occidente. Es un sistema único dentro del pranayama que permite acelerar la evolución cerebral y del sistema nervioso integral, logrando en 3 años el equivalante a lo que la naturaleza demora 1 millón de años de lenta evolución en producir, para lograr la Conciencia Cósmica. Mahavatar Babaji es el nombre dado a un yogui de la India por varios discípulos que le conocieron entre 1861 y 1935 (entre ellos el también yogui Lahiri Mahasaya). Algunos de estos encuentros se describen en el libro de Paramahansa Yogananda Autobiografía de un yogui, que incluye relatos de primera mano de sus encuentros con Mahavatar Babaji. Otro relato de primera mano lo ofrece Sri Yukteswar Giri en su libro La ciencia sagrada. Estos relatos, junto con otros encuentros con Mahavatar Babaji, se describen en varias biografías. Algunos de los encuentros se produjeron en presencia de dos o más testigos, y los que le conocieron creen, debido a ciertas comprobaciones a lo largo sus conversaciones, que conocieron todos a la misma persona. No se conoce con seguridad el nombre real ni la fecha de nacimiento de Mahavatar Babaji. Los que le conocieron durante este periodo le conocen por el nombre dado primero por Lahiri Mahasaya. Mahāavatara significa „gran avatar‟. En la tradición del yoga un avatar es una encarnación de una cualidad o personalidad de Dios, un ser totalmente iluminado. Yogananda afirmaba que los dos seres más elevados, evolucionados o iluminados que ha habido son Jesucristo en Occidente y Krishná en Oriente. Baba-ji significa simplemente „papaíto‟ (siendo baba: „papá‟; y ji: sufijo de afecto, como en Guruyi, Gandhiyi, Maharashyi)-->. Según otros significa „padre venerado‟. El primer encuentro descrito con Mahavatar Babaji fue en 1861, cuando Lahiri Mahasaya fue destinado a Ranikhet en su trabajo de contable para el gobierno británico. Paseando un día por las colinas sobre Ranikhet, oyó una voz que le llamaba por su nombre, y siguiendo la voz montaña arriba, se encontró con un sadhú (renunciante) «alto, y con una irradiación divina». Se quedó estupefacto al ver que el sadhú conocía su nombre. Le dijo a Lahiri Mahasaya que en vidas pasadas había sido su gurú, y después le inició en la olvidada doctrina del kriyā yoga, y le dio instrucciones para iniciar a otros. Lahiri deseaba

permanecer con Mahavatar Babaji, pero éste le pidió que volviese al mundo para enseñar kriya yoga, a fin de que el sadhana (práctica) del kriya se propagase a todas partes del mundo a través de Lahiri Mahasaya y otras personas. Lahiri Mahasaya cuenta que Mahavatar Babaji no le dijo su nombre ni detalles de su vida, de forma que Lahiri le dio el nombre de Mahavatar Babaji. Muchos sadhús de India son también llamados Babaji, y a veces Babaji Maharaj, lo que ha causado confusión entre Mahavatar Babaji y otros sadhús de nombre similar. Lahiri Mahasaya tuvo muchos encuentros con Mahavatar Babaji, relatados en varios libros, incluyendo la Autobiografía de un yogui de Paramahansa Yogananda, Purana Purusha y la biografía de Lahiri Mahasaya, entre otros. Varios discípulos de Lahiri Mahasaya también dicen haberse encontrado con Babaji, y consultando mutuamente, y por el hecho de que algunos encuentros incluían dos o más testigos, dedujeron que la persona que vieron fue el mismo sadhú que Lahiri llamó Mahavatar Babaji. En 1894, en el Kumbha Melá (congreso de yoguis y sadhús que se celebra cada 4 y doce años) de Allahabad, Sri Yukteswar Giri, discípulo de Lahiri Mahasaya, se encontró con Mahavatar Babaji, y se sorprendió del gran parecido entre Lahiri Mahasaya y Mahavatar Babaji. Otros que conocieron a Babaji también comentaron el parecido. Fue en este congreso donde Mahavatar Babaji dio instrucciones a Sri Yukteswar para escribir un libro que se llamaría Kaivalya darshanam („doctrina de la unidad‟) o La ciencia sagrada. Swami Sri Yukteswar tuvo otros dos encuentros con Mahavatar Babaji, incluyendo uno en presencia de Lahiri Mahasaya. Swami Pranavananda Giri, otro discípulo de Lahiri Mahasaya, también conoció a Mahavatar Babaji en presencia de Lahiri Mahasaya, en la casa de éste. Cuando Pranabananda le preguntó a Mahavatar Babaji por su edad, éste respondió que en esa época tenía unos 500 años de edad. Swami Keshavananda Giri, discípulo de Lahiri Mahasaya, relata que se encontró con Mahavatar Babaji en las montañas cercanas a Badrinath

hacia 1935, después de haberse perdido. En dicho encuentro, Pranavananda cuenta que Babaji le dio un mensaje para Yogananda, diciendo que «No le veré en esta ocasión, como él espera con ansiedad; pero le veré en otra ocasión». Otros discípulos de Lahiri Mahasaya que relatan encuentros con Mahavatar Babaji son Swami Kevalananda Giri y Ram Gopal Muzumdar, que cuenta que conoció a Mahavatar Babaji y a su hermana, a quien llamó Mataji (nombre genérico común para las mujeres, en la India). Además, una discípula de Trailanga Swami, Shankari Mata (también llamada Shankari Mai Jiew) conoció a Mahavatar Babaji durante una visita a Lahiri Mahasaya. Muchas personas le han atribuido poderes y edad legendarios a Babaji, que no se pueden confirmar en la actualidad. Estas historias conducen a muchos a pensar que Mahavatar Babaji es una persona legendaria en vez de un sadhú real que fue visto por numerosos testigos entre 1861 y 1935. Según él mismo, residía intermitentemente desde hacía siglos —junto con su hermana Mataji y unos pocos sádhakas („practicantes‟)— en un áshram oculto en algún lugar de los Himalayas, donde enseñaba la «ciencia» del kriyā yoga. Lahiri Mahasaya le consideraba «el más grande de los yoguis», con poderes solo limitados por la voluntad de Dios para usarlos, pues decía que los maestros que adquieren poderes psíquicos o siddhis sólo los usan por consentimiento de Dios. Yogananda decía que los siddhis son un regalo que se recibe de Dios y se devuelve siempre a Dios. Cualquiera que adquiriese siddhis y los intentara usar egoístamente perdería los poderes adquiridos tras largo esfuerzo y descendería espiritualmente, perdiendo el trabajo de muchos años. Según Yogananda, Babaji habría bajado de los Himalayas al percibir la espiritualidad elevada de Mahasaya, y desear volver a extender el kriya yoga, que según Mahasaya sería una forma antigua de rāja yoga o meditación interior. Mahavatar Babaji se percibía a sí mismo como el primer maestro espiritual (ādi-gurú), fundador de ese linaje.

Paramahansa Yogananda, en su Autobiografía de un yogui describe así el papel de Mahavatar Babaji en la tierra: El Mahavatar está en comunión constante con Cristo; juntos envían vibraciones de redención y han planeado la técnica de salvación espiritual para esta época. El trabajo de estos dos maestros totalmente iluminados, uno con cuerpo físico y otro sin cuerpo, es inspirar a las naciones a olvidar guerras suicidas, odios de raza, sectarismo religioso y los males del materialismo. Babaji es bien consciente de las tendencias de los tiempos modernos, especialmente de la influencia y complejidades de la civilización occidental y se dio cuenta de la necesidad de propagar la autoliberación del yoga tanto en Occidente como en Oriente. Varios relatos dicen que el aspecto físico de Babaji no cambia, y que — según Swami Pranabananda, a finales del siglo XIX— habría vivido unos 500 años. Yogananda cuenta que, según los discípulos de Lahiri Mahasaya, nadie sabe la edad de Babaji, ni se conoce su familia, edad, lugar de nacimiento, nombre verdadero ni otros detalles «valiosos para corazones analistas». Lahiri Mahasaya escribió en su diario que Mahavatar Babaji era el señor Krishná, considerado en la India como un dios que vivió en el 3200 a. C. Dos discípulos de Paramahansa Yogananda cuentan que él también decía que Mahavatar Babaji había sido Krishná en una vida anterior. Yogananda rezaba a menudo en voz alta a Babaji-Krishná, a la vez que menciona frecuentemente su devoción por Jesucristo, con quien afirmaba haber hablado en sus visiones o trances místicos. Bibliografía y declaraciones modernas Desde la publicación del libro Autobiografía de un Yogi en 1946, muchas personas afirman haber visto a Mahavatar Babaji, algunas aportando más datos. El libro Babaji y la tradición de Kriya Yoga de los 18 Siddhas de M. Govindan, aporta detalles infundados a la historia de Mahavatar Babaji, como su fecha de nacimiento (30 de noviembre del 203 a. C.), su lugar de nacimiento (Parangipettai, en Tamil Nadu), su juventud y cómo alcanzó la más alta meta de inmortalidad física bajo la guía de dos grandes maestros del Sur de India: Agastya y Bogar. El libro La voz de Babaji: una trilogía de kriya yoga narra los encuentros que tuvo el autor, que le aportaron nueva información sobre la vida de Babaji. Este

libro es una nueva edición de tres libros diferentes publicados en India en los años cincuenta. Asimismo, Swami Satyeswarananda, que aún vive, dijo que tuvo varios encuentros con Babaji, y ha publicado el libro Babaji: el yogui divino de los Himalayas contando sus experiencias y también Lahiri Mahasaya: la estrella polar del kriya. Su relato del encuentro de Babaji con Pranabananda contradice otras versiones [4]. Se supone que Babaji podría tener mucho más de 500 años. Algunos creen que Jesús estuvo en la India entre su adolescencia y los 30 años (ver el Evangelio de Acuario en Wikipedia) y pudo haber conocido a Babaji en aquel tiempo. Satyeswarananda también ha publicado varios libros de Lahiri Mahasaya. * Fuente: Wikipedia SIGNIFICADO DE KRIYA Kriya Yoga o , en escritura devanagari del sánscrito. Pronunciación: /kríia ióga/. El término Kriya está compuesto de dos sílabas, kri y yâ. El significado de kri en sánscrito es karma dhatu (acción de los elementos) y yâ significa alma o Atma. Entonces, la palabra Kriya señala la acción del alma o prâna karma. Esto es la respiración, que es la acción que conecta al cuerpo con el alma o Atma. Por tanto, la técnica está referida a un sistema sobre el ritmo respiratorio, que permite enfocar la voluntad y la conciencia sobre el estado de omnipresencia del alma. En tanto, la palabra yoga en sánscrito, proviene de la raíz yuj, que significa unión. Se trata de la unión del alma individual con el Espíritu Universal o Absoluto. Kriya Yoga es un método psicofísico, para lograr la unión de la conciencia ordinaria de vigilia con la superconciencia del Atma en cada inhalación y exhalación. Actúa sobre el cerebro, el sistema nervioso y la corriente vital, por lo que tiene una base claramente científica y sus efectos son cuantificables. Al poner en contacto las energías físicas del cuerpo y la mente con el estado de Conciencia Pura, se produce una acción de purificación en que las impresiones subconscientes se deshacen y de esta forma se libera karma acumulado y núcleos de estrés. Acerca de los efectos fisiológicos de Kriya, la técnica, básicamente es un método de control de energía vital a través del ritmo respiratorio, por medio del cual la sangre es descarbonizada y

recargada con oxígeno extra. Este oxígeno adicional es transmutado en mayor energía vital, lo que rejuvenece el cerebro y los centros espinales. Al detener la acumulación de sangre venosa, se evita el deterioro acumulativo de los tejidos. De acuerdo con los maestros yoguis, durante las prácticas avanzadas este aporte de vitalidad adicional permite transmutar las células en energía pura. Es un tema que requiere de investigación científica seria. De acuerdo con esta afirmación, este proceso permitiría la teletransportación de los yoguis mediante la simple concentración mental. La práctica de Kriya estimula la neuroplasticidad y regeneración neuronal, multiplicándose las sinapsis, por lo que se incrementa el coeficiente intelectual. Produce un cerebro superior capaz de soportar el paso de altas energías. En estado normal el cuerpo genera entre 20 a 100 watios. De acuerdo con los yoguis, la técnica en etapas avanzadas permite soportar la descarga de 1 billón de watios, emitidos por la Conciencia Cósmica, que el individuo es capaz de atraer como si fuera una antena. Este manejo de las energías otorga al yogui una serie de fenomenales poderes mentales telepáticos y telequinéticos. Pero para lograrlo, el adepto debe ejecutar un número elevado de kriyas en su cuerpo, para alcanzar la evolución de un millón de años en su cerebro en la presente vida. Para esto debe dedicar 8 horas diarias, durante cuatro años, a la práctica de la técnica. Un esfuerzo que pocos pueden alcanzar a realizar. Igualmente ejercitaciones de 10 minutos a 2 horas de duración diarias, producen importantes mutaciones en la evolución del sistema nervioso humano y significativos avances y experiencias espirituales.

Un ciclo de Kriya equivale a un año solar de evolución espiritual. Las fluctuaciones mentales o “vrittis” decrecen con la práctica, aumenta la concentración y la atención, se unifican y disminuyen los pensamientos, se incrementa la capacidad para enfocarse sobre una tarea determinada. Aparecen determinados poderes mentales, junto con el deseo de servir a los demás. Se refuerza el carácter. La velocidad

de la conversación decrece y se torna más reflexiva, los períodos de silencio tienden a prolongarse, especialmente luego de la meditación. Decrece el pestañeo de los ojos. Disminuyen los deseos y se aprende a conformarse con poco. El miedo, tiende a desaparecer, especialmente el miedo a la muerte y a lo sobrenatural. Kriya Yoga se basa en la respiración, en las ondas cerebrales y en la bioenergía circulando a través de la médula espinal. La respiración actúa de conector entre la mente perceptiva y el alma. El cerebro perceptivo, a su vez, lo es entre los órganos de los sentidos y la mente. La mente inferior se encuentra ubicada en la espina dorsal y en ella se reflejan todas nuestras acciones físicas, por medio de los órganos de los sentidos y el sistema nervioso. Mediante la respiración hacemos la transición desde la mente inferior a la superior en el cerebro y, desde allí al alma, mediante el chakra sahasrara, para luego proceder inversamente y completar un circuito, que equivale a un año de evolución normal de la bioenergía a través de nuestro sistema medular y cerebro. Esto se cumple durante un ciclo de respiración de medio minuto. Por lo que practicando Kriya durante 8 horas diarias, durante 3 años, se logra la evolución cerebral equivalente a 1 millón de años solares. Este es el tiempo que, según los rishis (sabios de la India), calcularon que el sistema nervioso humano demora en refinarse, para poder soportar a la Conciencia Cósmica. El cerebro es el hardware y la mente es el software. El código interno de este software es el Chitta, o mente superior (chitta: sentimiento intuitivo; el agregado de conciencia al cual son inherentesahamkara (ego), buddhi (intelecto) y manas (mente o conciencia sensorial). Este Chitta está compuesto de cinco acciones, que poseen 25 cualidades o naturalezas, cada una creando dos resultados, llamados vrittis. Esto da como resultado cincuenta tipos diferentes de resultados internos y externos, que son la manifestación de Chitta. La clave del fenómeno, según los tratados yoguis, es que los vrittis, o fluctuaciones mentales, son creados por Chitta, directamente desde el alma por medio de la conexión con el ritmo respiratorio. El objeto del Yoga es el control de las acciones de Chitta. Esto se define claramente en el segundo sutra, libro I, de Patanjali: “Yogâshchittavrittinirodhah”, que significa “el Yoga consiste en suprimir las variaciones de la mente”.

La mente se encuentra en constante movimiento. Nuestros estados mentales y nuestras acciones, se encuentran reflejados en nuestro ritmo respiratorio. Cuando más agitados estamos, la respiración también lo es, y cuando la respiración es calmada, la mente se encuentra calmada. Por tanto, nuestros estados de conciencia y nuestros estados físicos se corresponden con nuestra respiración y sus ritmos. Esto permite que al controlar la respiración podamos controlar el movimiento de Chitta y llegar al estado nirodhah, de no movimiento. Nirodhah significa cerrar, encerrar con llave, lo cual implica detener todas las acciones o vrittis de Chitta y así obtener el perfecto estado de meditación en Yoga. Se puede obtener el control de las acciones de la mente, mediante el control de la respiración, esto es pranayama. Kriya Yoga es un sistema particular dentro del pranayama. Por tratarse de un sistema basado en la respiración, luego de experimentar en su práctica, se puede ejercitar durante todo el día con la técnica del Kriya Yoga, en cualquier actividad que se esté realizando. Desde luego, además de su práctica de meditación sentada. La enseñanza es gradual. Kriya Yoga está dividida en seis pasos. El principiante comienza con el Primer Kriya. Este es la raíz o cimiento, que otorga el conocimiento del cuerpo, del alma, los chakras y la percepción sobre los cuerpos físico, astral y causal. En la medida que se progresa en la práctica, el meditador se inicia en la Segunda Kriya y así sucesivamente, hasta completar todos los niveles superiores. No se puede describir con palabras los efectos del Kriya Yoga. Es como intentar reflejar el sabor de una naranja. La única manera de conocer el sabor de la misma es tomar una y comerla. Con la técnica sucede lo mismo. Hay un solo camino para conocer la experiencia y es practicarla. Iswara Pranidhana, significa que a través de la constante observación de la respiración, la inhalación, la retención y la exhalación, es posible realizar el estado sin forma, o sea la conciencia sin pensamientos. En tal estado uno permanece en estado de Conciencia Pura, en luz divina, que permite alcanzar constante nirvana o liberación en la presente vida de la cadena de reencarnaciones y lograr la identificación completa con Dios.

La práctica del control respiratorio en cada momento, o sea practicar constantemente Iswara Pranidhana, otorga el siddhi (perfección) del samadhi. Iswara es total vida y plenitud. La i es la respiración entrante, el poder vital, mientras que ra, es la respiración saliente, la luz, swa, tú mismo. La energía vital, o Prana Shakti, fluye de arriba abajo y luego inversamente de abajo arriba, a través de la espina dorsal, desde el entrecejo al cóccix. Mediante esta marea de energía vital, todos los centros o chakras son estimulados y también interactúa el vacío. Pranam es el nombre que se le da a la primera y a la segunda técnica y corresponden a Yama en los Yoga Sutras de Patanjali. Yama significa obtener el control interno o samyama. No es posible adquirir este control mediante medios externos, porque la raíz de todo poder se encuentra en nuestra espina dorsal. En razón de esto durante la práctica de Kriya usamos la Maha Mudra y doblamos la espina hacia delante, permitiendo fluir a la energía vital por la médula y magnetizarla. El vacío se encuentra en la parte más alta del cuerpo, esto permite conservar el equilibrio entre las energías internas. Cuando doblamos la espina dorsal, el vacío la magnetiza. Shûnya dhaur bhavet prâna: El elemento vacío es nuestra energía vital. Cuando el vacío nos abandona, la vida también deja al cuerpo. Mediante la práctica constante de Kriya, encendemos un fuego interno denominado tapa agni. Al igual que el fuego todo lo quema, mediante tapa agni el practicante quema sus karmas, resultados de sus acciones pasadas, sus pensamientos obsesivos, así como sus problemas mentales y psicológicos. De esta forma se libera de numerosas reencarnaciones. Según algunos comentaristas Jesús habría practicado una técnica similar a la Kriya, lo que le habría facilitado el control mental sobre la materia y la energía, y además habría enseñado la misma a sus discípulos. En cuanto a la actualidad, no deja de llamar la atención que pese a lo difundida que se encuentra la técnica, no aparecen personas que hayan desarrollado poderes excepcionales gracias a la misma. O se ha dejado de practicar con la misma intensidad o existe alguna falla en el sistema de enseñanza. El Kriya Yoga es el arte científico de la realización del Ser, de la perfecta unión con la Verdad (Dios). Es una síntesis de las antiguas enseñanzas de la tradición de los 18 Siddhas. El Kriya Yoga incluye una serie de técnicas o "Kriyas" agrupadas en cinco fases o ramas.

1. Kriya Hatha Yoga: incluye "Asanas" o posturas físicas de relajación, "bandahs" o cierres musculares, y "mudras" o gestos; todos producen una mayor salud y paz, y el despertar de los principales centros de energía, los "chakras". Babaji, el inmortal yogui de los Himalayas quien reintrodujo la técnica, ha elegido una serie particularmente efectiva de 18 posturas, que se enseñan por fases y agrupadas por parejas. Uno cuida el cuerpo físico no por él mismo, sino como vehículo o templo de la Divinidad. 2. Kriya Kundalini Pranayama: la técnica del potencial, es un poderoso ejercicio respiratorio para despertar fuertes energías latentes y hacerlas circular a través de los 7 principales chakras, entre la base de la espina dorsal y la coronilla, en lo alto de la cabeza. Esto despierta los estados psicológicos correspondientes y le convierte a uno en una dinamo para los cinco planos de la existencia. 3. Kriya Dhyana Yoga: meditación, el arte científico de dominar la mente: limpiar el subconsciente; desarrollar la concentración, la claridad mental y la visión, para despertar las facultades creativas e intuitivas, y producir el estado sin respiración de comunión con Dios, el "samadhi". 4. Kriya Mantra Yoga: la repetición mental de sonidos sutiles para despertar la intuición, el intelecto y los chakras; el mantra se convierte en un sustituto para la charla mental centrada en el "yo", y facilita la acumulación de grandes cantidades de energía. El mantra limpia también las tendencias habituales subconscientes. 5. Kriya Bhakti Yoga: actividades devocionales y servicio para despertar el puro amor divino universal y el gozo espiritual; incluye cantos, ceremonias, peregrinaciones y adoración. De forma gradual, todas las actividades de uno se llegan a empapar de dulzura, conforme el "Bienamado" es percibido en todo. El Kriya Yoga produce una transformación integral del individuo en los cinco planos de la existencia: físico, vital, mental, intelectual y espiritual. Todo el mundo puede practicarlo, y encontrar así paz y felicidad.

Históricamente el Kriya Yoga es un antiguo sistema de Yoga revivido en 1861 por Lahiri Majashaia (1828-1895), quien a su vez lo recibió de su maestro Mahavatar Babaji a mediados del siglo XIX. De acuerdo con Majashaia, el Kriya Yoga es similar al raya-yoga. El sistema se caracteriza por una serie de técnicas de pranayama, diseñadas para acelerar rápidamente el desarrollo cerebral y espiritual, permitiendo u n profundo estado de éxtasis y de unión con la Conciencia de Dios. Krishná, describiendo el yoga en general en el Bhagavad Guitá (siglo III a. C.) menciona: “Entregando la aspiración del aliento a la espiración del aliento, y dando la espiración del aliento a la aspiración del aliento, el yogui neutraliza ambos alientos; de esta manera libera la fuerza vital del corazón y la logra dominar en su totalidad”. Patanyali habría hecho mención del Kriya Yoga cuando escribió: «El yoga consiste en un cuerpo de disciplina, de control mental, y meditación en el om. [...] La liberación se puede alcanzar mediante elprānāyāma, logrando la dislocación del curso de aspiración y espiración». El objetivo de practicar Kriya Yoga es alcanzar a perfeccionar el samadhi, que es el octavo paso del Raya Yoga tal como lo expresó Patanyali. El samadhi se realiza cuando aquel que medita, el proceso de meditación y el objeto de meditación (Dios), se hacen uno. En los estados iniciales de comunión con el Espíritu Divino, la fuerza vital abandona el cuerpo del devoto y éste aparenta estar muerto, totalmente rígido; pero su conciencia está totalmente despierta y lúcida, expandida a nivel superconsciente unida a Dios. Más adelante, el adepto puede experimentar la unión divina sin perder la conciencia de su cuerpo, incluso cumpliendo sus deberes habituales con el mundo. Para alcanzar esta fase inicial del samadhi se requiere la completa cesación de toda actividad del cuerpo, paralizándose la respiración, el corazón, la actividad cerebral y el metabolismo integralmente. De esta forma se produce la desconexión total con el mundo exterior y con lo que ata nuestra conciencia al mismo, que es el cuerpo y los órganos de percepción, mediante la corriente vital. El cuerpo, mediante las percepciones de los cinco sentidos, mantiene nuestra conciencia y concentración atada al exterior y enfoca mediante la atención, toda nuestra fuerza vital en esa dirección. Nuestro inconsciente controla los latidos del corazón y nuestra presión arterial, la inteligencia oculta del cuerpo, realiza millones de decisiones por

segundo para mantenernos con vida y sostener el equilibrio fisicoquímico de nuestro organismo. Mediante el samadhi, todo queda en silencio y en quietud y la energía vital puede ser reorientada hacia el interior, posibilitando la pura percepción espiritual y la experiencia directa de la existencia de Dios en uno mismo. Gradualmente mediante la práctica diaria y constante de las técnicas, se procede a desconectar progresivamente el cuerpo y la mente del mundo exterior, por el control de la bioenergía. Lenta y progresivamente se va reduciendo la actividad corporal y la respiración, que pasaría de los 10-8 ciclos usuales por minuto hasta los 0, paralizándose en forma natural todo el cuerpo por efecto del Kriya Yoga. Al detenerse el cuerpo, también el pensamiento cesa y entonces se experimenta el samadhi, donde la mente es pura percepción, conciencia pura, sin proceso de pensamiento alguno. Según los yoguis existe una relación entre el número de respiraciones y pensamientos, y entre éstos y las energías que capta la mente. De modo que cuanto más lenta es la respiración, menor es el número de pensamientos y más sutiles y potentes son las ondas de energía que capta el cerebro. En el samadhi inicial se experimenta un estado similar al de animación suspendida, con el cuerpo totalmente paralizado, pero con la conciencia totalmente alerta, con un grado de lucidez superior a lo normal, que podemos definir de superconsciente. Al principio no se tiene perfecto control sobre este nuevo estado (se lo denomina savikalpa samadhi), con el paso de muchos años de práctica se logra el control voluntario del trance, e ingresar y salir a voluntad del mismo (a esto se le llama nirbikalpa samadhi). Las técnicas permiten agudizar la percepción interna para escuchar los sonidos místicos, la vibración primordial de Dios, Om. La palabra Om o Aum, es el origen de las palabras Amén del cristianismo y Amin del Islam y del judaísmo. Cuando el meditador siente Om en su oído interno, su mente ingresa en fase coherente con la Conciencia Cósmica y se sintoniza con la Inteligencia de Dios. En tal estado, puede encontrar respuesta a todas las preguntas. La práctica intensa permite diversas experiencias, entre éstas la visión de luces y seres, el desarrollo de facultades telepáticas y otras habilidades. También es posible tener la visión de una potente luz blanca y brillante. Todo esto debe ser asumido como experiencias transitorias. Como distracciones. Lo importante es lograr la comunión con Dios, no las percepciones expandidas. Estas no nos harán más

espirituales ni más sabios, ni más felices. Si nos apegamos a éstas, se transformarán en poderosas tentaciones que nos apartarán del camino correcto. Las técnicas deben practicarse dos horas por día, y al menos cinco horas los días domingos. Esto facilitará el desarrollo espiritual. Para alcanzar el samadhi, se requieren varias vidas dedicadas a la meditación. Estos sistemas de concentración ayudan a mejorar la atención y a encontrar la paz, pero sólo con el esfuerzo y la dedicación de muchos años se obtienen experiencias espirituales superiores. Durante la primera etapa se obtiene relajación y paz, no se logran visiones ni trances. Los que buscan experiencias espectaculares abandonan la práctica al poco tiempo, al sentirse frustrados. No son sinceros buscadores de Dios, sino que buscaron en la meditación un medio para glorificar su ego. Meditar dos horas por día, como mínimo y cumplir con todas las reglas morales, es una estricta disciplina, que no todos están en condiciones de cumplimentar.

Eres un receptáculo perfecto, donde se manifiesta la chispa de la inteligencia viviente. Mediante la diaria purificación de la meditación y por la ciencia de Kriya Yoga puedes expandir la capacidad de tu conciencia hasta hacerla omnisciente y recibir dentro de ti a la Inteligencia Total de Dios. Es tu opción hacer el esfuerzo o no. Acerca de Kriya Yoga, que es similar a la técnica Sophia en su séptimo nivel, dice el sabio Paramahansa Yogananda, fundador de la Self-Realization Fellowship, con sede en Los Ángeles, California, en su libro “Autobiografía de un Yogui, que: “Kriya Yoga significa unión (yoga) con el Infinito por medio de cierta acción o rito... Kriya Yoga es un simple método psicofisiológico por medio del cual la sangre humana se libera del anhídrido carbónico y recibe una cantidad suplementaria de oxígeno. Los átomos de este oxígeno adicional son transmutados en energía vital, la cual rejuvenece el cerebro y los centros de la médula espinal.

Suspendiendo la acumulación de sangre venosa, el yogui se hace capaz de aminorar o prevenir el desgaste de los tejidos. El yogui ya experimentado transmuta sus células en energía pura. Elías, Jesús, Kabir y otros profetas fueron maestros en el uso de Kriya, o de una técnica semejante, por medio de la cual ellos hacían que sus cuerpos se desmaterializaran a voluntad... Su interpretación (dice Yogananda) es ésta: “El yogui previene el desgaste del cuerpo por medio de una provisión adicional de energía vital y contrarresta los cambios causados por el crecimiento en el cuerpo, mediante el control de apana (corriente eliminadora). Neutralizando así tanto el desgaste como el crecimiento, el yogui aprende a controlar la energía vital... La batería del cuerpo del hombre no está sostenida por el alimento grosero (pan) únicamente, sino por la vibración de la energía cósmica (Palabra o AUM). El poder invisible fluye al cuerpo del hombre a través del bulbo raquídeo. El sexto centro del cuerpo se encuentra en la parte posterior del cuello, por encima de los cinco chakras espinales (chakra, en sánscrito, significa rueda o centro de fuerza de radiación). El bulbo es la principal entrada de la energía vital universal al cuerpo, y está directamente conectado con el poder de la voluntad del hombre, concentrado en el séptimo centro o centro de la Conciencia Crística (Kutastha) u ojo único, ubicado en medio de las dos cejas. La energía cósmica es luego almacenada en el cerebro como una fuente de infinitas potencialidades, poéticamente mencionada en los Vedas como el “loto de mil pétalos de luz”. Los antiguos yoguis descubrieron que el secreto de la conciencia cósmica está íntimamente ligado con el dominio de la respiración. La energía vital, que generalmente es absorbida en la mantención de la actividad del corazón, debe ser liberada a favor de actividades

superiores, empleando el método de calmar y silenciar las demandas ininterrumpidas de la respiración. El Kriya yogui dirige mentalmente su energía vital, haciéndola ascender y descender alrededor de los seis centros espinales (el medular, cervical, dorsal, lumbar, sacral y coccígeo), los cuales corresponden a los doce signos del Zodíaco, el hombre cósmico simbólico. Con medio minuto que la energía revolucione alrededor del sensitivo cordón de la espina dorsal del hombre, se efectúan grandes y sutiles cambios en su evolución; ese medio minuto de Kriya equivale a un año de desarrollo espiritual natural. Las escrituras hindúes aseguran que el hombre necesita un millón de años de vida normal de evolución para perfeccionar lo suficiente su cerebro humano, hasta que éste sea capaz de manifestar la conciencia cósmica. Mil kriyas practicadas en un lapso de ocho horas, le ofrecen al yogui en un día el equivalente de mil años de evolución natural; 365.000 años de evolución en un año. En tres años, un kriya yogui puede completar, por medio de un autoesfuerzo inteligente, los mismos resultados que la naturaleza al cabo de un millón de años.

INCREMENTANDO PERCEPCIÓN Y PODER Si usted ha cumplido con el entrenamiento en forma correcta, ha aprendido a hacer cesar sus pensamientos, mediante la atención focalizada logra deshacer los nudos emocionales psicológicos de su subconsciente, con la técnica de la Vipassana. Al practicar la técnica de Om conecta su conciencia individual con la superior Conciencia Unificada Cósmica.

Al dominar la técnica de Jong So deshace el nudo que lo ata a la conciencia de su cuerpo físico y expande su identidad interna en contacto con la Inteligencia Cósmica. Mediante la técnica de expansión de la conciencia convierte todas las fuerzas externas en internas, y adquiere poder para operar sobre ellas a voluntad. Al practicar respiración rítmica aprende a despertar a la Kundalini o bioenergía en su propio cuerpo, y almacenarla en el cerebro para dedicarla a funciones superiores. Al entrenarse con la proyección de la bioenergía puede mantener la salud de su cuerpo e interaccionar con las fuentes de energía externas. Ahora, en el séptimo nivel usted podrá acelerar la evolución de su cerebro y perfeccionar sus percepciones, incrementando su inteligencia. LAS TÉCNICAS. Al llegar a este nivel, supuestamente usted ya domina la postura correcta, preferentemente padmasana o alguna similar. Caso contrario, debe concentrarse y meditar utilizando una silla sin brazos. Con la columna, cuello, cabeza y mentón alineados y rectos. Para destrabar las tensiones musculares, realice primero 3 a 10 respiraciones completas (parte inferior, media y alta de los pulmones), cuente 20 al inhalar, 20 al retener y 20 al exhalar. Durante la retención presione con el mentón el esternón, tense fuertemente todo el cuerpo, al expirar relaje y vuelva a elevar la cabeza. Luego, doble la lengua y toque con la punta de la misma el techo del paladar. Manténgala en esa posición durante toda la ejercitación. Usted experimentará allí una sensación de leve hormigueo, correspondiente al paso de las corrientes nerviosas. Esto facilita acumular las cargas bioenergéticas en el cerebro.

Inspire lentamente por la boca, con la lengua en la posición antedicha. Mediante la imaginación y la fuerza de voluntad, proyecte desde el entrecejo hacia el cóccix toda la bioenergía que le sea posible, mientras dure la inspiración. Hágalo a través de la capa exterior de la médula espinal. Retenga el aliento y concéntrense al máximo en sentir calor, en forma de fuego, en la zona coccígea. Al expirar, siempre por la boca, imagine que toda la bioenergía asciende por el canal hueco o Sushumma, de la médula espinal, nuevamente hacia el entrecejo. Existen variaciones para la técnica, consistentes en los ritmos respiratorios. Comience contando con la relación 1:4:2, estableciéndose en 8:32:16. También puede inspirar por la boca y expirar por la nariz. Una variación más avanzada es Imaginar un biocampo en rotación con polos en el entrecejo y en el cóccix, rotando de izquierda a derecha. Durante la inspiración la bioenergía se desplaza hacia abajo, y durante la expiración asciende por el canal hueco interno (sutil) de la médula. Al perfeccionar esta variación sumarle la técnica de expansión de la conciencia, hasta que el biocampo incluya a todo el cosmos, y la energía total circule por el eje medular. También puede incluirse la técnica de Om. Al ascender la bioenergía y situarse en el entrecejo, desde allí puede ser localizada en cualquiera de los centros cerebrales, a los fines de neuroestimularlos. Según el centro que más trabaje a demanda, aumentarán las sinapsis totales relacionadas con el mismo, de modo que la técnica permite la especialización de las tareas.

Según la inclinación o desarrollo mental de cada alumno, podrá ser estimulada una facultad intelectual más que las otras. Pero, para desarrollar al cerebro integralmente basta con sostener la concentración en el entrecejo y permitir que las ondas alpha, theta y delta se expandan al total cerebral. Los chakras (ver e-book “¿Qué es el Yoga?”) o centros medulares sutiles de la bioenergía, se encuentran relacionados con los planetas del sistema solar y con las constelaciones. Para hacer uso de esto, otra variación de la técnica es hacer centro en el corazón y en el entrecejo, haciendo circular la bioenergía en forma concéntrica desde el corazón, hasta atravesar y activar los diferentes centros y luego expandirse hacia el sistema solar y la galaxia. Estas técnicas pueden parecer fantasiosas para los de mente práctica y materialista. Sólo sabrán si funcionan o no, si las experimentan y ponen a prueba, de acuerdo con las indicaciones aquí apuntadas. Todo el secreto se encuentra en el ritmo respiratorio en combinación con la imaginación y la voluntad, esto incrementa los grados de percepción más sutil y de esta forma se experimentan nuevas sensaciones permitiendo establecer neurofeedbacks naturales, dependientes sólo de la concentración de la atención y de la mente. Las técnicas son bien simples, de modo que un niño de 10 a 12 años ya está calificado para practicarlas. Pueden aplicarse a partir de ½ hora, dos veces por día, hasta 2 a 8 horas. Sus efectos son acumulativos y existen períodos en que pareciera que nada pasa. Es en esos momentos donde se debe continuar, persistir y ser constantes. En los momentos que parece que nada sucede, sutiles cambios se están operando en el cerebro, los que luego se manifestarán como cambios en la percepción y en la conducta.

Mediante la investigación irán apareciendo más técnicas, más o menos sofisticadas, que podrán luego ser incorporadas al programa de Sophia, el cual no es cerrado, la idea es que sea de dominio público y con el tiempo pueda ser enseñado en las escuelas, cuando se comprenda que uno de los conocimientos más preciosos, es poder reeducar al cerebro y neuroestimular el crecimiento de la inteligencia, en forma gradual y constante.

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