El Jaguar Der Latinoamerica 002final

Una mirada al "Jaguar de Latinoamérica"Descripción completa

Views 52 Downloads 0 File size 862KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

¿Cómo nació el apodo de jaguar de Latinoamérica?

El diario El Mercurio acuñó la expresión "Chile es el jaguar de América Latina" para comparar la fuerza de la pujante economía chilena con los llamados "tigres asiáticos" (Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong). Los indicadores no ofrecen dudas: en los últimos 10 años Chile ha tenido unos resultados espectaculares. En disminución de niveles de pobreza y desempleo, en educación, salud... El crecimiento ha sido de un 4% de promedio, funciona el ahorro interno y el país goza de estabilidad. Aunque no todo es fantástico. Osvaldo Rosales, economista de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), recuerda que "hay una brecha relevante entre los resultados y la interpretación de los resultados" de un programa económico ultra liberal, que dio sus frutos en la recta final de la dictadura. “Chile ha cambiado mucho en 10 años. Ha cambiado la manera de ver las cosas, las “expectativas". Santiago, la capital, ha sufrido una transformación con la construcción de modernos rascacielos, o centros comerciales del más puro sabor americano en los elegantes barrios de Las Condes y Providencia. Pero Chile no es sólo Las Condes. En La Victoria, Villa Francia, La Legua, Lo Espejo y en tantas poblaciones se siente mucho menos la fuerza del jaguar. Tres de los cinco millones de habitantes de Santiago viven en los barrios del cinturón de la capital.

¿Cómo es realmente la economía en chile?

Nos hemos acostumbrado a que nos repitan por la televisión, la prensa y la radio, que Chile ha sido el líder (?) de la economía latinoamericana, desde que el gobierno militar comenzó la gran modernización de la economía chilena. Tanto se ha repetido ese cuento, no sólo por los partidarios del régimen militar, sino también por representantes de la Concertación, que los chilenos terminaron por aceptar – resignados – que la política económica del régimen dictatorial tuvo un éxito rotundo que nos transformó en el "modelo" de América Latina. Hace sólo 5 o 6 años, economistas y dirigentes de la Concertación negaban este pretendido éxito y atacaban el modelo neoliberal de la dictadura. En la actualidad casi todos aplauden hasta con las orejas porque: a) ello complace nuestro sentimiento "chauvinista" de superioridad, b) porque una opinión disidente no encontraría ningún eco o difusión en los medios de comunicación, c) ante un tan gran consenso se teme hacer el ridículo si se disiente, d) porque la causa principal de la ausencia de crítica al modelo económico de la dictadura reside en el hecho que – con un levísimo hincapié en lo social – se sigue aplicando el mismo modelo. Los que ayer criticaban el modelo se suman al concierto de halagos que hacen de nuestro país el "tigre" o el "jaguar" de América Latina. Pocos son los que contradicen esta afirmación, como Roberto Zalher, presidente del Banco Central, quién afirmó que el tigre tenía más pinta de gato. En general, se acepta sin necesidad de demostración que somos los mejores de América Latina. Los críticos de la dictadura a lo sumo declaran que dejó 5 millones de pobres, que la deuda social es muy importante, pero no niegan nuestra condición de “alumno aventajado” del continente, aun cuando las evidencias o las vivencias de la mayor parte de los chilenos apunten más bien hacia un empeoramiento de su situación económica durante la tiranía de la derecha. Resulta difícil explicarle a todos los chilenos asalariados, profesores, enfermeras, funcionarios públicos o jubilados en el período 1970 - 1973, que lo seguían siendo en 1989, que la economía chilena es la más exitosa en América Latina, cuando

experimentaron una notable disminución de su poder adquisitivo y de su nivel de vida, ya que el salario que ganaban en 1989 e incluso en 1994, no les alcanzaba para comprar la misma cantidad de cosas que en 1970. Estos chilenos no necesitan tener un doctorado en economía, en ciencias políticas o sociología para saber que viven en peores condiciones que en 1970 – 1973: lo sufren en carne propia. Para no pasar por ignorantes o anti-chilenos, sólo les quedaba convencerse que la política económica de los "chicago boys" era la mejor de todas. Si estamos en peores condiciones que hace 25 años, la situación sería aún peor si no aplicaban esa política económica. Bastaba ver las crisis económicas por las cuales atravesaban nuestros vecinos peruanos, bolivianos, argentinos... para que quedase como una verdad incontestable que Chile tenía una economía superior al resto.

La tozuda afirmación de nuestra condición de líder (?) del continente, rendía inconsistentes las críticas: a pesar de una sensible disminución real del nivel de vida de la mayoría de los chilenos, la aplicación del modelo se justificaría porque la situación sería aún peor si no se hubiera seguido la política de los chicagos boys. En realidad el éxito de la economía chilena durante la dictadura es un éxito publicitario y el triunfo de la resignación: se logró convencer a la mayor parte de la población, e incluso a una perezosa élite intelectual, que éramos los mejores, los insuperables del continente.

¿Chile un país desigual?

“El real problema de distribución en Chile está en lo más alto de la distribución y no tanto dentro del grueso de la población (90% o aún 99% de ella) donde la distribución tiende a ser relativamente pareja. Es realmente en el 1% más rico y sobretodo en el 0,1% y 0,01% más rico donde se concentra el ingreso”.

Esta es una de las frases que componen el estudio hecho por los economistas Ramón López, Eugenio Figueroa y Pablo Gutiérrez, en que concluye que Chile es el país más desigual del mundo.

Según publica Ciper, la investigación, que se basó en datos recogidos del Servicio de Impuestos Internos (SII) y no de la encuesta CASEN, como otros estudios, establece que “una pequeña minoría, los súper ricos, se llevan realmente la ‘parte del león’, en alusión a la fábula de Esopo, donde un león caza en compañía de otros animales, pero termina quedándose con toda la presa simplemente porque es el más fuerte”.

“Aún en base a una estimación conservadora del ingreso de los súper ricos, su participación en el ingreso personal total es extraordinariamente alta, llegando a más de 30% para el 1% más rico, 17% para el 0,1% más rico y más de 10% para el 0,01% más rico en promedio durante el periodo 2004-2010. En términos internacionales estas son las más altas participaciones que se conocen. Aun excluyendo ganancias de capital o utilidades retenidas, la participación del 1% más rico es la más alta registrada dentro de una lista mucho más amplia de alrededor de 25 países para los cuales esto se ha medido”.

El estudio además dice que “el 1% más rico de Chile recibe 2,6 veces más ingresos como proporción del ingreso total del país que lo que en promedio recibe el 1% más rico en los siete países para los cuales existen datos que incluyen ganancias de capital para el periodo considerado. Más aún, mientras que el 0,1% más rico en Chile se lleva cuatro veces más que el promedio de la muestra de países, el 0,01% más rico se apropia de casi seis veces (5,8) de la proporción de la que se apropia el 0,01% más rico en los otros seis países de la muestra”.

¿Chile tiene de verdad alguien que apoye a los pobres?

Leonardo Farkas, Tiene plata, mucha plata. Además es rubio, crespo, y quiere ser más que un simple empresario. Ha dicho que presidente no quiere ser, pero por momentos deja abierta una puerta que lleva a la incertidumbre. La moda de que un empresario millonario es capaz de dirigir los destinos de un país se ha entremezclado de forma tal, que los pobres hombres de sueldos normales pueden perfectamente llegar a cuestionarse su capacidad intelectual. La moda está instalada, el que tiene muchas lucas, puede postulante a La Moneda. La moda la popularizó Piñera, quien más de una uña se debe haber comido ante la arremetida feroz del “Blondie Head”.

“La gente me dice que soy socialista porque quiero ayudar a los pobres. Y entonces ¿hay que dejarlos botados? Lo que pasa es que yo vengo de otro lado, yo he hecho de todo, mil cosas, veo la cosa de otra forma”, cuenta Leonardo Farkas en una entrevista. Y de política, se nota que mucho no sabe, y tampoco se complica en confesarlo. “Ah, bueno, mira, en mi visión no soy de izquierda ni de derecha. Soy capitalista, eso sí, si este vaso con agua lo producimos por un dólar y vamos a ganar tres, perfecto, pero que de los dos dólares que ganamos demos algo para ayudar a la gente”, agrega. Claramente es un empresario distinto, un hombre alejado, muy ajeno a lo convencional. No es una maravilla, pero sí un rico que critica a los ricos. Aquello en los tiempos aristocráticos podría parecer un suicidio social dentro del mismo mundo elevado, de elite. Pero Farkas, quizás con la excentricidad de su rubio cabello, poco es lo que le interesa. Él sale a la calle colgando en su bolsillo fardos de 20 mil pesos, se para en el centro, regala plata, habla un poco. El hombre lo puede todo. Es un súper ciudadano, con buenas intenciones, y por sobre todo, con muchas lucas.

“En estos momentos los empresarios tenemos que subirle el ánimo a la gente, porque si tú eres un trabajador en tu casa que gana lo mínimo, yo también estoy contra eso, con sueldo ético, ¿qué puedes hacer tú?”, expresaba el extrovertido Farkas luego de la Enade 2008, esbozando una fuerte crítica a los empresarios chilenos bien vestidos y de sonrisa fácil. “Nosotros los empresarios tenemos un deber, estamos encargados de la economía de este país”, agregaba Farkas, haciendo un llamado a “incentivar y no cortar empleos” y dedicarse mucho más a la filantropía y a las donaciones.

Quizás su conciencia social lo tiene dominado. Tanta plata, tanto pobre. En fin. Farkas parecía sacarse sus zapatos de gamuza y ponerse una alpargata, interpretando la voz del sin voz. Y es que su afán de pararse en cualquier lugar a dejar caer los billetes para que los aproblemados transeúntes fueran las pirañas de los pesos, ha despertado críticas de todo su círculo de elite empresarial tacaña. “No es por criticar, pero creo que no se hace la cantidad de donaciones suficientes. Los empresarios tienen que cuidar su bolsillo, pero yo soy de la mentalidad que mientras uno más da, más recibe, entonces en época de crisis da más donaciones, ayuda más”, les respondía el noble rubio.

¿Este apodo es adecuado para chile, realmente es el jaguar de Latinoamérica?

En la parroquia de Lo Espejo, el sacerdote Pierre Dubois explica que el auge económico ha creado una trampa en la que caen muchos chilenos, el endeudamiento: "La gente tiene niveles de ingresos muy variables e inestables. El bombardeo de la publicidad crea apetitos que no pueden ser satisfechos. ¿La solución? Vivir del crédito. Se va aplicando en el interior del país la estrategia de la deuda externa: deuda eterna". Hay situaciones desesperadas como consecuencia del consumismo. Los intereses y la cobranza son implacables. "Una catequista estuvo a punto de perder el apartamento por el uso de la tarjeta de crédito de su marido". Héctor Salamanca, funcionario del Ministerio de Educación, gana 200.000 pesos (67.000 pesetas) al mes. "No nos alcanza, y uno se ve en la imperiosa necesidad de ser socio de las famosas financieras y las tarjetas de crédito". ¿Cuántas deudas tienen? "En tres financieras y dos casas comerciales. Y no es porque me guste". Paga más de 100.000 pesos mensuales en deudas. "Aquí se disfraza la pobreza", dice. Las financieras que viven del crédito ponen y quitan nombres de las listas de morosos para otorgar nuevos préstamos, en un ciclo vicioso infernal. Un anuncio en un periódico ofrece: "Vendo riñón para pagar deuda". "Esta realidad crea una parálisis", sostiene Dubois. "No hay tiempo para pensar, ni leer, ni ver los informativos. Hay una crítica muy fuerte a los partidos. Las invectivas del general Augusto Pinochet los señores políticos han calado hondo. La mayoría cree que la concertación [coalición gubernamental de centro izquierda] hace lo mismo que en tiempos del dictador. Cuántos jóvenes están convencidos de que Pinochet, Aylwin, Frei son lo mismo". Esta realidad no oculta que la situación económica de los pobladores ha mejorado. Muchos han adquirido su vivienda, con grandes esfuerzos y la ayuda del Estado. Pero el desencanto de la política es moneda común. "No están ni ahí", es la frase más en boga para resumir el pasotismo político juvenil. '"Pinochet no les interesa. Aunque la mayoría no quiere un, Gobierno momio [derechista]. En las últimas elecciones aquí hubo un 40% de votos perdidos, entre votos en blanco, nulos y no inscritos"