El hombrecito verde

EL HOMBRECITO VERDE Versión adapatada sobre el cuento “El hombrecito verde y su pájaro” de Laura Devetach Era una casit

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EL HOMBRECITO VERDE Versión adapatada sobre el cuento “El hombrecito verde y su pájaro” de Laura Devetach

Era una casita verde, con ventanas verdes y verde chimenea. La casita estaba en medio del bosque verde de un país verde, en un planeta verde. Y allí, el hombrecito verde leía un libro verde y le burbujeaban los ojos verdes, de verdes ganas de saber el final de la historia que contaba su libro verde. Estaba verde de contento porque se había asegurado que nadie, nadie, vendría a interrumpir su momento verde. De pronto sonaron a la puerta tres golpes verdes. - ¿Quién es? - preguntó con verde asombro el hombrecito. - ¿Quién llama hoy a mi verde puerta? - respondió un silencio verde. El hombrecito cerró su libro verde, caminó sobre su alfombra verde, y con verde intriga abrió de golpe la puerta verde, de su casa verde. Ante él estaba el hombrecito rojo, que parpadeó rojamente confuso. Con sonrisa roja y rojos pasitos hacia atrás dijo: -Disculpe señor... creo que me equivoqué de cuento.

EL HOMBRECITO VERDE Versión adapatada sobre el cuento “El hombrecito verde y su pájaro” de Laura Devetach

Era una casita verde, con ventanas verdes y verde chimenea. La casita estaba en medio del bosque verde de un país verde, en un planeta verde. Y allí, el hombrecito verde leía un libro verde y le burbujeaban los ojos verdes, de verdes ganas de saber el final de la historia que contaba su libro verde. Estaba verde de contento porque se había asegurado que nadie, nadie, vendría a interrumpir su momento verde. De pronto sonaron a la puerta tres golpes verdes. - ¿Quién es? - preguntó con verde asombro el hombrecito. - ¿Quién llama hoy a mi verde puerta? - respondió un silencio verde. El hombrecito cerró su libro verde, caminó sobre su alfombra verde, y con verde intriga abrió de golpe la puerta verde, de su casa verde. Ante él estaba el hombrecito rojo, que parpadeó rojamente confuso. Con sonrisa roja y rojos pasitos hacia atrás dijo: -Disculpe señor... creo que me equivoqué de cuento.

EL PARAGUAS DEL MAGO Graciela Montes / Gustavo Roldan

Había una vez un mago que, en lugar de varita mágica, tenía un paraguas. Era un paraguas rojo y verde, muy grande y muy hermoso. - Queremos caramelos! - decían los chicos. - ¡Abraparaguas! - decía el mago. Y del paraguas caían los caramelos más ricos del mundo. - Me gustaría poder comprarle unas flores a mi novia - decía un muchacho. - ¡Abraparaguas! - decía el mago. Y del paraguas caían flores de todos colores. - ¡Cómo me gustaría tener un cachorrito! -Decía una nena. - ¡Abraparaguas! - decía el mago. Y del paraguas caían cachorritos que enseguida empezaban a mover la cola. - ¡Qué ganas de comer sandía! - ¡Abraparaguas! - decía el mago. Y del paraguas abierto caían sandías enormes y dulces. Un día el país del mago se secó. Hacía muchísimo calor, tanto que las flores se marchitaron... ...y se achicharraron las sandías... ...y los cachorritos se morían de sed. - ¡Que llueva! ¡Que llueva! - pedían todos. - Abraparaguas! - dijo entonces el mago. Y empezó a llover y a llover pero... ¡debajo del paraguas! Y el mago fue por acá y por allá, lloviendo con su paraguas. Y, por donde él pasaba, crecían las flores. Y las sandías se ponían gordas. Y los chicos decían: - ¡Oia! ¡Un paraguas que llueve!