El Hombre Unidimensional - H. Marcuse

FACULTAD DE HUMANIDADES INSTITUTO DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE SOCIOLOGÍA “El hombre unidimensional” Herb

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FACULTAD DE HUMANIDADES INSTITUTO DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE SOCIOLOGÍA

“El hombre unidimensional” Herbert Marcuse Ensayo-Críítica Mariaa Peralta Garrido

Esta obra de Herbert Marcuse titulada “El hombre unidimensional”, es un análisis crítico centrado en la sociedad industrial avanzada y acerca de las nuevas formas de alienación propios de la civilización capitalista actual. Según Marcuse, la sociedad capitalista postindustrial ha terminado por crear un nuevo tipo de hombre: el hombre unidimensional. A mediados del siglo XIX, en los inicios de la crítica de la sociedad industrial, existía una mediación histórica entre la teoría y la práctica; se desarrolló la conciencia y en la acción política de la burguesía y el proletariado. (Marcuse, 1969). Este autor también indica que “la libertad de pensamiento, de palabra y de conciencia eran esencialmente ideas críticas, destinadas a reemplazar una cultura material e intelectual anticuada por otra más productiva y racional” (Marcuse, H. 1969, pp. 23)

Marcuse plantea que han sido alteradas las bases de la crítica, “el desarrollo capitalista ha alterado la estructura y la función de estas dos clases (burguesía y proletariado) de tal modo que ya no parecen ser agentes de la transformación histórica” (Marcuse, H. 1969, pp.14) “ante la ausencia de agentes y factores manifiestos del cambio social, la crítica regresa así a un alto nivel de abstracción. No hay ningún terreno en el que la teoría y la práctica, el pensamiento y la acción se encuentren. Incluso el análisis más empírico de las alternativas históricas aparece como una especulación irreal, y el compromiso con ellas como un asunto de preferencia personal” (Marcuse, H. 1969, pp.15)

Este autor menciona que hay necesidad de un cambio cualitativo, que la sociedad, en su totalidad, necesita un cambio cualitativo en el ámbito crítico (Marcuse, 1969). “Los hombres deben llegar a verla (la distinción entre conciencia verdadera y falsa) y encontrar su camino desde la falsa hacia la verdadera conciencia”. (Marcuse, 1969, p.15) Y de esto concluye que sólo puede haber un cambio de conciencia si se efectúa un cambio de vida. “La teoría crítica se encuentra sin los elementos racionales necesarios para trascender esta sociedad. El vacío alcanza a la misma estructura teorética, porque las categorías de una teoría social crítica fueron desarrolladas durante el periodo en que la necesidad del rechazo y la subversión estaba comprendida en la acción de fuerzas sociales efectivas.” (Marcuse, H. 1969, pp. 16)

Marcuse menciona que la teoría crítica no puede ser sólo especulación (Marcuse, 1969) “debe ser una posición histórica en el sentido de que debe estar basada en las capacidades de la sociedad dada” (Marcuse, 1969) “Esta

ambigua

situación

envuelve

una

ambigüedad

todavía

más

fundamental. El hombre unidimensional oscilará continuamente entre dos hipótesis contradictorias: 1) que la sociedad industrial avanzada es capaz de contener la posibilidad de un cambio cualitativo para el futuro previsible; 2) que existen fuerzas y tendencias que pueden romper esta contención y hacer estallar la sociedad.” (Marcuse, H. 1969, pp. 17)

Pero este también menciona acerca de este cambio, como dije anteriormente, “A no ser que el reconocimiento de lo que se está haciendo y lo que se está evitando subvierta la conciencia y la conducta del hombre, ni siquiera una catástrofe provocará el cambio” (Marcuse, H. 1969, pp.17) “El cambio cualitativo implica también un cambio en la base técnica sobre la que reposa esta sociedad; un cambio que sirva de base a las instituciones políticas y económicas a través de las cuales se estabiliza “la segunda naturaleza” del hombre como objeto agresivo de la industrialización. Las técnicas de la industrialización son técnicas políticas; como tales, prejuzgan las posibilidades de la Razón y de la Libertad” (Marcuse, H. 1969, pp. 40)

También este autor se refiere a la tecnología como instrumento para la dominación, “la tecnología sirve para instituir formas de control social y de cohesión social más efectivas y más agradables” (Marcuse, 1969, p. 17). Respecto a esta, Marcuse dice que “la razón tecnológica se ha hecho razón política” (Marcuse, 1969, p. 18). Además, menciona que, “la noción tradicional de la “neutralidad” de la tecnología no puede ya sostenerse. La tecnología como tal no puede ser separada del empleo que se hace de ella; la sociedad tecnológica es un sistema de dominación que opera ya en el concepto y la construcción de técnicas.” (Marcuse, H. 1969, pp.18)

Otro tema que abarca Marcuse, es el que si algo es verdadero o falso en una sociedad como la de hoy en día; dice que el que algo sea—considerado por nosotros—como “falso” o “verdadero” es producto de un adoctrinamiento y manipulación. (Marcuse, 1969). Respecto a la libertad, dice que entre más conciencia, más cerca está el individuo y la sociedad de su propia liberación;

entre más uno sea consciente de que todo, de alguna u otra manera, se le ha sido impuesto y a que todo lo que considera propio de él es producto de un adoctrinamiento previo y algo común a las sociedad, más racional será y podrá lograr un cambio. (Marcuse, 1969). “La liberación depende de la toma de conciencia de la servidumbre, y el surgimiento de esta conciencia se ve estorbado siempre por el predominio de necesidades y satisfacciones que, en grado sumo, se han convertido en propias del individuo.”(Marcuse, H. 1969, pp. 29)

Asimismo, acerca del tema de la libertad del individuo y la tecnología; “(…) quizá introyección ya no describa el modo como el individuo reproduce y perpetúa por sí mismo los controles externos ejercidos por su sociedad. (…) Así que introyección implica la existencia de una dimensión interior separada de y hasta antagónica a las exigencias externas; una conciencia individual y un inconsciente individual aparte de la opinión y la conducta publica. La idea de “libertad interior” tiene aquí su realidad; designa el espacio privado en el cual el hombre puede convertirse en sí mismo y seguir siendo “él mismo”. Hoy en día este espacio privado ha sido invadido y cercenado por la realidad tecnológica.” (Marcuse, H. 1969, pp. 32)

“El resultado es no la adaptación, sino la mímesis, una inmediata identificación del individuo con su sociedad y, a través de ésta, con la sociedad como un todo.” (Marcuse, 1969, p. 32) “Si los individuos se encuentran a sí mismos en las cosas que dan forma a sus vidas, lo hacen no al dar, sino al aceptar la ley de las cosas; no las leyes de la física, sino las leyes de su sociedad.” (Marcuse, H. 1969, pp. 33)

Marcuse también se refiere a los medios de comunicación como un instrumento para la difusión del adoctrinamiento dominante. Al respecto, menciona que se le da demasiada importancia al adoctrinamiento por parte de los medios de comunicación ya que “el precondicionamiento no empieza con la producción masiva de la radio y la televisión y con la centralización de su control. La gente entra en esta etapa ya como receptáculo precondicionado desde mucho tiempo atrás; la diferencia decisiva está en la disminución del contraste entre lo dado y lo posible, entre las necesidades satisfechas y las necesidades por satisfacer.” (Marcuse, H. 1969, pp. 30)

“Los productos (los medios de transporte y comunicación de masas, los bienes de vivienda, alimentación y vestuario, entre otros) adoctrinan y manipulan; promueven una falsa conciencia inmune a su falsedad. Y a medida que estos productos útiles son asequibles a más individuos en más clases sociales, el adoctrinamiento que llevan a cabo deja de ser publicidad; se convierten en modo de vida. Es un buen modo de vida—mucho mejor que antes--, y cuanto tal se opone al cambio cualitativo. De esta manera surge el modelo de pensamiento y conducta unidimensional en el que ideas, aspiraciones y objetivos, que trascienden por su contenido el universo establecido del discurso y la acción, son rechazados o reducidos a los términos de este universo. La racionalidad del sistema y de su extensión cuantitativa los redefine. (Marcuse, H. 1969, pp. 34)

Y para concluir, “la racionalidad tecnológica revela su carácter político a medida que se convierte en el gran vehículo de una dominación más acabada, creando un universo verdaderamente totalitario en el que sociedad y naturaleza, espíritu y cuerpo, se mantienen en un estado de permanente movilización para la defensa de este universo.” (Marcuse, H. 1969, pp. 40)

Antes de partir, quisiera destacar que todo lo que menciona este autor me parece admirable, ya que no cualquiera hace análisis de este tipo, sabiendo que es un tema más bien denso, que tiene que ver con nuestra sociedad y nosotros mismos. Estoy muy de acuerdo con este autor al decir que el capitalismo y la sociedad industrial avanzada en sí, ha cambiado al individuo y a la sociedad en general, en que las tecnologías, los medios de comunicación y casi todo lo que sea considerado esencial para nuestra vida—lo material—de hoy en día; tiene un poder de adoctrinamiento y manipulación. Pero aún así, aún estando muy de acuerdo en ciertos aspectos con el autor, pienso que él tiene una visión más pesimista (o realista, depende del punto de vista) de la realidad y de nosotros mismos que la que yo tengo. Mi posición frente a lo que se refiere este autor, es más positiva o—por así decirlo—más utópica, en el sentido de que no creo que todo sea como tan “blanco o negro”, no creo que esté todo perdido ni que no podamos hacer nada, como individuos, para poder así revertir la situación, en la que de una u otra manera, estamos inmersos, ya que somos nosotros, los individuos los que—aparte de componer la sociedad—somos los culpables de

una u otra forma, de lo que se nos ha sido impuesto y adoctrinado. Nosotros creamos todos los instrumentos, medios, herramientas, entre otros, que producen/produjeron la dominación, el adoctrinamiento, la manipulación y el sometimiento. Si fuimos nosotros los que lo creamos—nosotros como seres humanos— ¿por qué no podríamos ser los que revirtamos esta situación? ¿Acaso las tecnologías son superiores a nosotros? Lo único que podría impedir esto—o una de las cosas—son los intereses particulares de cada individuo ya que no todos quieren tener lo mismo porque esto implicaría un cambio radical, una reconfiguración y re-estructuración por así decirlo, ya que estamos tan acostumbrados a depender de ciertas cosas, y, como bien dice Marcuse, a representarnos mediante nuestra misma sociedad; nos encontramos a nosotros mismos en las cosas que dan forma a nuestra vida. En síntesis, Marcuse también nos trata de “convencer” de que todo es irreversible y según yo esto no es así, mientras nos esforcemos en construir una sociedad que sea compuesta por individuos conscientes y dueños de—por así decirlo—su propio ser, en donde los productos de la sociedad no sean un determinante. Por otro lado, tengo claro que Marcuse pone mayor énfasis en la sociedad industrializada y, a como dije anteriormente, en la economía de esta y además en sus asociaciones en la política pero creo que este tema también se puede abordar en otro ámbito, tal como lo psicológico, me explico, si las personas, la sociedad, está siendo reprimida, también hay cierta culpa de cada individuo que compone esta sociedad por aceptar esa represión, soportar vivir en tales condiciones y tolerar que estas cosas sucedan sin ningún reparo, sin hacer nada al respecto y, que al final, estas cosas nuevas que se nos son impuestas, se incorporan a nuestra forma de vida y se vuelven, hasta, una necesidad. Mi pregunta es, ¿cómo siendo personas conscientes—por lo menos en un inicio— olvidamos lo que verdaderamente somos para así unirnos a una masa totalmente homogénea en donde todo es lo mismo y siempre lo mismo?, en donde nos olvidamos de que cada sociedad, en su esencia, no tendría por qué ser igual, no tendría por qué ser algo homogéneo siendo que está compuesta de individuos no colectivos sino—valga la redundancia—individuales que, piensan (o deberían) pensar por ellos mismos, tener sus propios gustos y necesidades y por supuesto, su propia conciencia. ¿En qué momento uno pasa a ser de todos y no de sí mismo? Uno llega a ser esclavo de su propia sociedad.

Bibliografía Marcuse, H. (1969). El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada. México D.F.: Editorial Joaquín Mortiz.