El hombre su naturaleza y su lugar en el mundo

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Existe un ser vivo, el hombre, unn du ( ii yas propiedades m is importantes coututiin en tener que adopter una postura con lu'. pecto a si mismo, es decir,' con rospm lo u los impulsos y propiedades que porcilm cn si mismo y tambien con respecto a su m mu mejantes, los d em is hombres, y.i ( |u u ul modo de tratarlos dependeri do lo i|uu piense acerca de ellos y de lo quo pmnMu acerca de si mismo. Esto significa (|Uu ul hombre tiene que dar una interproiacM'm de su ser y, partiendo de ella, tomar iinu posicibn y ejercer una conducta con i u m pecto a si mismo y a los dem is. Por t a n i o la necesidad que el hombre experimoni.i du interpreter su propia existencia humani...... es, en modo alguno, puramente todfic.i El hecho de que el hombre se entiend.i .1 mi mismo como creacibn de Dios o bion ( o mo un mono que ha tenido bxito, est.iblu cetci una clara diferencia en su compoit.i miento con relacibn a hechos roalos. 1 .1 primera de esas posibilidades, que ..... que el hombre provenga de Dios, no um cientifica, y la segunda, que.lo rernito .ii animal, es equivoca, como veremos, piiM 1 samente desde el punto de vista cientlluo Sin embargo, es curioso que ambas pun. pectivas tengan un presupuesto comun que el hombre no puede ser comprondido desde si mismo; que sblo puede descnlm se o interpretarse con categorias oxtrahu manas. Y aqui radica el interes del presento libro creo que ese presupuesto no es necosaiio, que es posible desarrollar una concupr.lOn de la esencia del hombre que se sirva du conceptos muy. especificos y sblo apli cables a este objeto, Esta obra es filosbfica y cientifica; so man tiene con mucho cuidado dentro del I'lmbi to de la experiencia, del analisis de hil iliod o resultados que estin al alcance do i.ual quiera. En todo caso, queda claro quu moIo se presentan los hechos descritos aqiil ba jo el presupuesto de que se prescindu iui| nicamente de la metafisica. El hotnbui ij' un campo de investigacibn, en ol quo aun hoy dia puede observarse un nutnoro indu terminado de fenbmenos a los quo tnd.iuia no se les ha dado nombre.

COLECCION “ HERM ENEIA” 1. 4. 5. 7. 8. 9. 10.

Quintanilla, Z)/cdonar/o de filosofia contempordnea, 3 A ed. Feyerabend-Hanson, Filosofia de la ciencia y religion. Lucas Hernandez, Antropologias del siglo XX, 3.® ed. Gadamer, Verdady metodo, 2.® ed. Levinas, Totalidad e infinito. G6mez-Heras,Sociedady utopia en E. Bloch. Savater, La piedad apasionada.

11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.

Ladriere, £ / reto de la racionalidad. Antiseri, Analisis epistemoldgico del marxismo y delpsicoandlisis. Sadaba, Filosofia, Idgica, religion. Ricoeur-Aguessy, El tiempo y las filosofias. GeUen, El hombre, 25 ed. Ricoeur-Larre, Las culturasy el tiempo. Vazquez, Freudy Jung: dos modelos antropoldgicos. Cencillo, Ultima pregunta. Paradojas de la madurez y del poder. Girard, El misterio de nuestro mundo. Simon,La verdad cofno libertad.

21. 22. 23. 24. 25. 26. 27.

Vazquez, Psicologia de la personalidad en Jung. Bandxna, Principios de modificacion de conducta. Alvarez Turienzo, El hom brey su soledad. Castafieda-lnoue, Ser hombre. Antropologia filosofica. Cortina, Razon comunicativay responsabilidad solidaria. Levinas,De otro modo qUe ser o mds alld de la esencia. Miranda, Ape/o a la razon.

EL HOMBRE SU N A TU R A LEZ A Y SU L U G A R EN EL M U N D O

HERMENEIA 15

Arnold Gehlen

El hombre Su naturaleza y su lugar en el mundo SEG UN DA E D IC IO N

Ediciones Siguem e - Salamanca 1987

Titulo original: Der Mensch Tradujo: Fernando-Carlos Vevia Romero © Athenaion Verlag GmbH, Frankfurt 1974 © Ediciones Si'gueme, S. A., 1980 Apartado 332 - 37080 Salamanca (Espana) ISBN: 84-301-0799-1 Deposito legal: S. 177-1987 Printed in Spain Imprime: Graficas Ortega, S. A. Poli'gono El Montalvo - Salamanca 1987

Contenido

Introduccion ... 1.

El hombre en cuanto problema biologico de especiales ca­ racteristicas ............................................. 2. Rechazo del esquema de los grados ... 3. Primer concepto del h o m b re .................... 4. Prosecucion de la misma vision teorica 5. Accion y le n g u a je ..................................... 6. Accion y p u lsio n e s..................................... 7. El superavit pulsional y modo de dirigirlo 8. La ley de la descarga. El papel de la conciencia 9. El animal y su medio ambiente. H erder como precursor

La

e s p e c ia l u b ic a c i6 n

10. 11. 12.

P

14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.

d e l h o m b r e ...

Los «.primitivismos» de los organos La teoria de Bolk y otras alines ... La cuestion del origen del hombre

35 45 52 57 64 70 83

98 98 116 142

...

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Procesos ciclicos elementales en el intercambio y trato con el m u n d o ................................................................................ C o n tin u a c io n ................................................................................. Limites operacionales de los a n im a les..................................... Gestalten opticas y simbolos ............................................. Kinefantasia y estetofantasia..................................................... Simbolica c in e tic a ....................................................................... Dos raices del le n g u a je ............................................................... La tercera raiz del lenguaje: reconocim iento....................

151 163 173 183 212 220 227 231

e r c e p c i6 n ,

13.

m o rfo l6 g ic a

9

22

m o v im ie n t o ,

l e n g u a je

21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.

Teoria del juego. Cuarta raiz del le n g u a je .................... Ampliacion de la experiencia ..................................... Experiencias cineticas s u p e rio re s..................................... Gestos fonicos. Q uinta raiz del le n g u a je .................... Acciones planificadas ............................................................ Repeticion de los fundamentos del lenguaje ............ Elementos del le n g u a je ...................................................... Los motivos originales del progreso del lenguaje ... Efectos retroactivos; la i d e a .............................................. Efectos retroactivos: equiparacion del mundo exterior el in t e r i o r ....................................................................... El pensamiento afono ...................................................... Problemas acerca del origen del le n g u a je .................... El desarrollo superior del le n g u a je ............................. Fantasmas propios del le n g u a je ..................................... Conocimiento y v e r d a d ...................................................... Certeza experimental irracional ..................................... Sobre la teoria de la fantasia .....................................

L e y e s p u ls io n a le s . C a r a c te r .

38. 39. 40. 41. 42. 43. 44.

El

p ro b le m a d e l e s p ir i tu

Rechazo de la doctrina sobre los impulsos ... Dos leyes pulsionales. El h i a t o ..................... Apertura al mundo de las p u ls io n e s ........... O tras leyes referentes a los im p u lso s............ El superavit pulsional. Ley de la autodisciplina El caracter............................................................. Algunos problemas del e s p i r i t u ....................

241 250 261 267 274 278 282 290 296 302 311 315 323 335 342 356 372

385 385 391 397 410 418 434 448

Introduccion

1.

El hombre en cuanto problema biologico de especiales carac­ teristicas

La necesidad experimentada por el hombre que reflexiona de interpretar su propia existencia humana no es puramente teorica. En efecto, segun las conclusiones que se sigan de esa interpreta­ cion, se hara visible o quedara oculto un tipo u otro de tareas. El hecho de que el hombre se entienda a sf mismo como creacion de Dios o bien como un mono que ha tenido exito, establecera una clara diferencia en su comportamiento con relacion a hechos reales. Tambien en ambos casos se oiran muy distintos tipos de mandatos dentro de uno mismo. Naturalmente las religiones, las ciencias, los modos de entender el mundo, no salen airosos cuando tratan de responder a esta cuestion sobre la esencia del hombre, pero acostumbran a ofrecer una respuesta o al menos ciertos puntos de vista desde los cuales pueda avizorarse alguna, no produciendose ninguna concordancia, ya que las respuestas pueden excluirse unas a otras como en el ejemplo que acabamos de mencionar. Habrfa que intentar aprovechar estas circunstancias precisa­ mente cuando quisieramos determinar la esencia del hombre, que vendrfa a ser algo asf: existe un ser vivo, una de cuyas propiedades mas importantes es la de tener que adoptar una postura con res­ pecto a sf mismo, haciendose necesaria una «imagen», una formula de interpretacion. Con respecto a sf mismo significa: con respecto a los impulsos y propiedades que percibe en sf mismo y tambien con respecto a sus semejantes, los demas hombres, ya que el modo

de tratarlos dependera de lo que piensa acerca de ellos y de lo que piensa acerca de si mismo. Pero esto significa que el hombre tiene que dar una interpretacion de su ser y partiendo de ella tomar una posicion y ejercer una conducta con respecto a si mismo y a los demas, cosa que no es tan facil. Sin embargo se hace necesaria una respuesta, ya que, de lo contrario, podria darse la impresion de que podemos permanecer «neutrales» en esta cuestion sin necesidad de decidirnos por nin­ guna de las formulas en disputa. La primera hace que el hombre provenga de Dio?, la otra del animal. La primera no es cientifica y la segunda, como veremos, es equivoca, precisamente desde el punto de vista cientifico. Por otra parte, es curioso que ambos puntos de vista tengan un presupuesto comun, a saber: que el hombre no puede ser comprendido desde si mismo; que solo puede describirse o interpretarse con categorias extrahumanas. Y aqui se inserta el interes del presente libro: yo creo que ese presupuesto no es necesario; que es posible desarro­ llar una concepcion de la esencia del hombre, que se sirva (para decirlo con terminos tecnicos) de conceptos muy especificos y solo aplicables a este objeto. Tal orientacion de la investigacion queda justificada si conservamos en la memoria esta pregunta: po movimien­ to y ser retro-sentido: solo que el resultado sensorial de un movi­ miento fonico cae dentro de la esfera de sentido lejano, el oido. El sonido ha de ser considerado en primer lugar como un mo­ vimiento y pertenece a la clase de movimientos retrosentidos, que desempenan en el hombre un papel extraordinario, porque ante todo hacen posibles experiencias cineticas; es decir, acrecentamientos autodirigidos y autocontrolados de las operaciones. Asi pues dentro de los movimientos comunicativos, sensitivos y que tratan con las cosas surgen de varias raices los «movimientos fonicos*, cuyo aspecto de escuchados es experimentado como sen­ sacion, es decir, como extramundo o mundo exterior. El movi­ miento articulatorio resuena en el oido viniendo desde fuera, des­ de el mundo. Ahora bien, tan pronto como (por distintos caminos que luego veremos) precisamente esos movimientos pueden ser accionados como movimientos de comunicacion de cara a las cosas vistas, es posible dirigirse entonces juntamente mediante un mo­ vimiento especlfico, especialmente libre y sin esfuerzo, a una cosa (tender hacia ella) y al mismo tiempo y en el mismo acto percibirse o «escucharse». Esta facultad especialisima es ya un grado muy elevado de la largamente preparada «descarga» y precisamente ese tender-hacia (dirigirse hacia las cosas mediante acciones fonicas comunictivas) es la base vital del pensamiento. En el lenguajg se trata^^ues, de dejar que la comunicacion sen­ somotora (que acabamos de describir y examinaremos mas deteni­ damente) dentro de una esfera ilimitada, la cual termina en la cons­ truccion activa de simbolos condensados y en la disponibilidad plena sobre los mismos (o sobre las cosas insinuadas en ellos), acontezca una vez mas, por asi decir, concentrada. El «tender-hacia», en tanto que transcurre en los movimientos fonicos, crea inme­ diatamente el simbolo, el sonido escuchado, al cual, en el trato con la cosa, y a partir de ella, recibe o siente (recibe o siente por tanto al mismo tiempo a si mismo y percibe la cosa). Este tipo de comunicacion es creativo en gran manera, porque acrecienta de hecho el estado real perceptible del mundo y es el menos penoso y el mas descargado. La plenitud perceptible del mundo lo es precisa­ mente porque es acrecentada activamente, concentrada de nuevo y condensada en simbolos muy concretos y faciles, que por otra parte son ellos mismos acciones. Esta es la obra maestra de las ope­ raciones humanas: un maximo de orientacion y simbolizacion jun55

tamente con la disponibilidad maxima sobre lo percibido, que me­ diante la palabra es atraida incomparablemente a la autosensacion de la propia actividad. Quizas quede claro ya que el proceso descrito, que llega hasta el lenguaje, guia consecuentemente la tarea antropologica hasta la cima. Se entendera mejor teniendo presentes los siguientes puntos: 1. Se ha conseguido ahora, que tambien la lejanta (sustraida a la comunicacion inmediata del movimiento) se condense simboli­ camente y se haga visible. Existe una accion organizadora y crea­ dora de simbolos, que tiene un radio de accion igual al radio de accion del ojo. 2. Ahora es posible (mas alia de los movimientos de intercam­ bio y trato directamente contactantes) un comportamiento activo, que no cambia practicamente sus objetos, sino que los deja intactos. Afectando a lo ilimitadamente perceptible, hay una comunica­ cion puramente sensible, solo perceptible por si misma, que no produce ninguna mutacion real. Naturalmente, esta es la condicion de todo comportamiento teorico, que siempre seguira siendo un comportamiento dirigido hacia las cosas y puede pasar, mediante la mera transformacion de la forma del movimiento, a un compor­ tamiento practico. Entre la percepcion y la accion industriosa se si­ tua una fase intermedia de trato, no mutante, con las cosas (plani­ ficacion). 3. Todos los movimientos fonicos son reproducibles y se puede disponer de ellos a discrecion. Asi pues, en tanto un tenderhacia las cosas puede discurrir a traves de ellos, es posible que tales tendencias sean independientes de la presencia real de las cosas o situaciones mentadas en esos simbolos. El simbolo sonoro percibido a la vista de una cosa y desde ella, es separable de la misma. Por eso la representa tambien in absentia. Tal es la base de todo «representar». Por eso es posible dirigirse sin limitaciones [pasando mas alia de situaciones realmente existentes) hacia cosas y realida­ des, que no han sido dadas. Como dijo Schopenhauer en una oca­ sion, el hombre recibe por el lenguaje la super-vista (vision sinopti­ ca) del pasado y del futuro, asi como de lo ausente. La necesidad biologica de esa funcion para el ser humano es clara. Si estuviera abocado a la pura situacion-ahora, como el animal, seria incapaz de vivir. El hombre ha de tener la facultad de saltar plenamente por encima de las fronteras de la situacion; de dirigirse a lo futuro y 56

ausente, y actuar a consecuencia de ello. Tambien volverse al pre­ sente desde la situacion y accionar sus elementos como medios para cosas futuras. De este modo el hombre se hace «Prometeo»; un ser previsor e industrioso al mismo tiempo. 4. Dado que los sonidos pueden simbolizar tambien acciones y acciones propias (palabras referentes a actividades), todo punto de vista o coordinacion de movimientos, juntamente con las cosas en ellos involucradas, puede ser objeto de tendencia a traves de las palabras; asimismo es representable simbolicamente y libre de la situacion; y es capaz de comunicacion. 5. La importancia del punto anterior en la tarea, apenas ne­ cesita explicacion, como tampoco el punto que hemos de mencio­ nar en ultimo lugar: la funcion del lenguaje de comunicacion de las tendencias-hacia, gracias a la cual el hombre se libera de su pro­ pio mundo de vivencias y se hace capaz de actuar desde el mundo de los otros. Resumiendo: el lenguaje dirige e incluye en sf todo el orden estructural de la vida humana del movimiento y de los sentidos en su incomparable estructura especial. En el lenguaje se perfecciona la direccion hacia la descarga de la presion del aqui y ahora, y de la reaccion inmediata a lo casualmente presente. En el culminan los procesos experimentales de la comunicacion: se domina productiva y suficientemente la apertura al mundo y se hace posible una infi­ nitud de esbozos de accion y de planes. En el se enderra toda comprension entre los hombres siguiendo la misma direccion hacia una actividad comun, un mundo comun y un futuro comun.

6.

Accidn y pulsiones

La liberacion para realizar una actividad previsora y providente; la descarga con respecto a la presion del presente inmediato (en el que permanece encerrado el animal), son pues las tareas elemen­ tales y son dominadas por el hombre mediante diffciles operacio­ nes, en lucha penosa y que dura anos con el mundo y consigo mismo. Si consideramos la carencia constitucional del hombre, es facil sacar la conclusion: tiene que conocer para poder actuar; tiene que actuar para poder vivir manana. Esta formula tan sencilla se complica muchfsimo cuando notamos que ese conocer esta ya el 57

mismo muy condicionado. En el caos de superabundancia de esti­ mulos no conocemos nada al principio. Solo la dominacion muy lenta y progresiva de los mismos, mediante movimientos de trato e intercambio, y de experimentacion permite que surjan los simbolos comprehensivos, sobre los que puede apoyarse lo que llamamos conocimiento. Siempre el ahora de la percepcion es solamente el punto de arranque de los procesos de que tratamos: a saber, aque­ llos en los que el hombre trabaja para salir de si mismo hacia la super-vision y la captacion sinoptica de lo que la situacion contiene ahora. Por tanto el lenguaje crece de esa omniestructura de opera­ ciones y se inserta en las mismas. Estan vinculadas con el una memoria precisa y una prevision que combina con seguridad. Sin ellas no existiria una actividad planeada y dirigida, ni tampoco comuni­ cacion y comprension. Una vez mas se ve facilmente como en el caso del hombre el problema de la prolongacion de la vida esta planteado de tal manera, que nunca lo podra resolver un individuo por si solo. Por el contrario, el animal vive en el ahora, es decir, sin problemas. Un orden y una armonia (que no ha buscado y que no puede influenciar) y que se investiga bajo el nombre de biocenosis [bios, koine: vida en comun de animales y plantas) cuida de que le salgan al encuentro los medios de permanencia en la vida. Los sim­ ples desasosiegos cineticos del sentimiento de hambre pasan a ser por ejemplo movimientos de busqueda y, bajo la direccion de un ol­ fato sumamente especializado, puede encontrar su botin: vive con el tiempo. El hombre, al que «el hambre futura ya le da hambre* «no tiene tiempo*: sin la preparacion del «manana», ese manana no tendria nada de lo que se pudiese vivir. Por eso conoce el tiem­ po. Recordando y previendo, trata de ser activo en vigilia tensa. En la tercera parte discutiremos esta cuestion: (jcomo ha de / estar constituida la vida de indigencias y de pulsiones de este ser? La respuesta es (para dar aqui ya una breve indicacion) muy senci­ lla: es vitalmente importante, que las indigencias y pulsiones de ese ser funcionen en la direccion de la accion, del conocimiento y de la prevision. Seria una situacion insoportable que las pulsiones del hombre fuesen puras «superaciones del ahora*; ambicionando solo lo percibido; agotandose en el circulo de la situacion actual, mientras que su conciencia y su obrar trabajarlan precisamente mas alia de lo inmediato, hacia el futuro. Al contrario, las indigencias 20.

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"ni. Hobbes, De horn. X, 3.

humanas tienen que ser objetivadas y apuntadas hacia lo duradero: a los intereses lejanos, por decirlo asi, hacia cosas concretisimas y experimentadas y a las actividades especiales correspondientes. La pulsion del hambre tiene que pasar, sin limites estrictos, a la indi­ gencia o necesidad, digamos asi, de buscar un lugar determinado y que ya se haya acreditado para la alimentacion y realizar las ope­ raciones de caracter practico necesarias para ello. Expresado de otro modo: las indigencias de tipo elemental, las simples indigen­ cias minimas de ayuda en casos de apuro fisico, han de poder ser ampliadas a indigencias o necesidades de los medios necesarios pa­ ra ello, y de los medios de esos medios; es decir: transformarse en onto-intereses inteligentes e inequivocos; las indigencias tienen que crecer a la par que las acciones, contener circunstancias clarisimas y abarcar las actividades de trato con las cosas. Muchas particularidades de la vida pulsional humana se hacen comprensibles desde este punto de vista. No sin motivos muy inexcusables puede la naturaleza haber hecho consciente la vida pulsio­ nal en el caso del hombre y con ello haberla entregado a la posibili­ dad de ser perturbada. Pero tiene que ser consciente; contener imagenes de las metas, situaciones de satisfaccion o cumplimiento y condiciones objetivas, y asumirlas en si; tambien ha de poder apo­ yar las acciones mas indirectas. Las fronteras entre los impulsos minimales necesarios para la prolongacion de la vida (hambre, im­ pulso sexual, etc.) y los intereses superiores por circunstancias y ocupaciones objetivas, concretas, para su satisfaccion permanente y exitosa, han de ser fluidas. Por eso digo, casi con sabor de formu­ la: «Indigencias (o necesidades) e intereses®, porque estos ultimos son las indigencias conscientes de las circunstancias, planteadas pa­ ra larga duracion, y adaptadas a la accion. Comprensiblemente, en este punto se entrelazan dos particularidades de la vida pulsional humana: la frenabilidad (o contencion) y la transferibilidad (capaci­ dad de traslado a otro sitio) de las indigencias e intereses. Una vez mas ambos son solo posibles por la concientidad de los mismos Las acciones pulsionales, que brotan casualmente en el «ahora®, tie­ nen que poder ser frenadas, si los intereses duraderos son necesa­ rios para la vida. Crecen solamente a costa de los sometimientos del ahora reprimidos. Sin el freno o contencion de la viva pulsion a la destruccion que el nino experimenta a veces, no habria, por ejemplo, nunca un interes objetivo por las propiedades de las cosas, algo que es condicion de toda actividad objetiva. Una indigencia, 59

en cuanto es consciente, es frenable o retardable, incluso el ham­ bre. La trasladabilidad o transferibilidad de las indigencias es na­ turalmente necesaria si han de ser ocupadas (si han de tener con­ tenido objetivo y consciente de las metas) con contenidos, pues al cambiar las condiciones externas, al formarse nuevas constelaciones de tipo cosico, la indigencia tiene que poder variar, cosa que solo es posible si es esencialmente consciente, es decir, si esta poseida con fantasmas de contenido. Ast pues, en un ser praxico, la vida pulsional tiene que tener una estructura especiallsima. Ante todo ha de ser orientable, es decir, contener no solamente determinadas indigencias de necesidad vital, sino tambien las circunstancias (a menudo muy condiciona­ das) de su satisfaccion, con las que ha de ir variando ya que ellas varian tambien. La orientacion la han de proporcionar las representacicnes o ideas con contenido, los fantasmas de su cumplimien­ to o satisfaccion y sus leyes objetivas. Por eso la transferibilidad es esencialmente importante y ha de ir tan lejos que aun las acciones mas condicionadas y cenidas a las circunstancias (por ejemplo la preparacion para la produccion de medios) puedan tener un interes pulsional: de otra manera se omitirtan o se despachartan con poca formalidad. Por eso la clave para comprender la estructura pulsio­ nal humana es la accion. La falta de instintos propia del hombre, que tan a menudo ha sido comentada y lamentada, tiene tambien un aspecto positivo. Nos aproximamos ast a un hecho de enorme importancia. Entre las indigencias elementales y sus satisfacciones exteriores (cambiantes segun condiciones imprevisibles y casuales) esta situado todo el sis­ tema de orientacion en el mundo y la accion. Es decir: el entremundo de la praxis consciente y la experiencia objetiva, que dis­ curre por la mano, el ojo, el tacto y el lenguaje. Precisamente vin­ culado con el, se mueve finalmente todo el marco social entre las indigencias-de-primera-mano del individuo y sus satisfacciones. Ahora bien, la misma reduccion de instintos, que por una parte desmonta el automatismo directo (que cuando hay suficiente esti­ mulo interior y si aparece el accionador correspondiente, desencadena una reaccion innata), por otra parte libera un nuevo sistema de comportamiento descargado de la presion de los instintos. Es este el sistema mencionado ya en el que percepciones, lenguaje, pensamiento y figuras de accion variables, no innatas sino asimilables, pueden reaccionar a las variaciones de las cosas exteriores: 60

a las variaciones del comportamiento de otros hombres y, muy im­ portante, incluso entre si unas con otras. Expresado de otro modo: existe una dilatada independencia de las acciones, asi como de la conciencia pensante y percipiente con respecto a las indigencias y pulsiones elementales. Es la facultad de «des-enganchar» ambas partes o de crear un hiato. Sobre todo, no es posible describir ese comportamiento, estructuralmente super-animal, como «comportamiento apetitivo», si se entiende como tal un comportamiento va­ riable frente a una meta que permanece estable; a saber, una consummatory action. Sin embargo, la psicologia animal, desde Tolman, permanece aferrada a esa idea del purposive behaviour, del comportamiento intencionado o consciente de su meta. En el caso del hombre es al reves. Ese hiato es precisamente el que descubre la extraordinaria posibilidad de una inversion de las pulsiones. En efecto, nuestro comportamiento racional incluira todos los dias la meta del partir y comer; pero puede tambien, saliendose de lo co­ tidiano, prescindir totalmente de eso, e introducir un estado pura­ mente subjetivo mas aca del hiato. Asi por ejemplo, todos los pue­ blos primitivos poseen algunas artes de provocar estados de trance y delirio, arrobamiento y extasis, casi siempre por medio de drogas. Esto sucede primariamente en todas partes y de modo colectivo. Luego el individuo, mediante los festines, la musica y la dan­ za, sufre exaltaciones de tipo supraindividual, es decir, delirios so­ ciales, que desde el punto de vista biologico son tan irracionales co­ mo las autopuniciones y ascesis (ascesis como estimulante; no, como disciplina y sacrificio) a menudo vinculadas con ellas. Luego, en muchisimos caos, los actos que normalmente se presentan co­ mo fases periodicas finales (como comer, beber o comercio sexual) entran en un piano en el que se desarrolla (fuera de estas ocasio­ nes) el comportamiento racional y con finalidad. Por tanto, son rea­ lizados como medio para expresar «simbolicamente* una serie de hechos puramente internos, extaticos, del hombre. Asi lo encontra­ mos en numerosos cultos. Evidentemente hay que entender esa «inversion de las pulsiones* como un acrecentamiento progresivo en el dominio de las pulsiones. Incluso en las formas elevadas, superorgiasticas, de la ascesis, como una continuacion de la misma re­ duccion del instinto. Es decir: hay que entenderla como un acre­ centamiento del proceso de la hominizacion. Pero quisieramos explicar, primeramente, despues de varias pa­ ginas, la mencionada independencia de las acciones con respecto a 61

las pulsiones; o la facultad de «desenganchar» ambas, dejando un hiato entre ellas. El «ciclo de la accion®, es decir, el trabajo en co­ mun de la accion, la percepcion, el pensamiento, etc., puede ser aplicado a una cosa que ha de ser mudada; puede ser descargado alli; dirigido despues a si mismo, y desarrollar de si mismo sus motivos y metas. Esta forzado a seguir la ley y el comportamiento de respuesta de los hechos: aceptarlos, ir tras ellos y elaborarlos. Esta objetividad del comportamiento, dentro de los hechos que se presentan casual pero objetivamente, exige por otra parte la frena­ bilidad de las indigencias. Hay que poder ponerlas entre parentesis o postergarlas; hay que poder impedirles que sufran perturbacion en su inventiva u orientacion, si es que esa actividad, entregada ple­ namente a sus leyes de intercambio objetivo, ha de servir a indigen­ cias futuras. Esa facultad de «retener® las pulsiones, de variar el comportamiento juicioso, independientemente de ellas, pone al descubierto un «dentro», un interior. Este hiato, visto con mas precision, es la base vital del fenomeno llamado alma. Ese «retener® es de una importancia infinita para la existencia del hombre. Es obtenida a todo trance ya en la primera infancia. En efecto, su incompletez cinetica y su incapacidad de accion, como frenos to­ tales a la satisfaccion plena de las necesidades, motivan que las in­ digencias del nino puedan ser almacenadas y satisfechas luego. Si las indigencias elementales no estan adaptadas a accionadores fijos, sino que su relacion con los objetos satisfactores esta relajada, en el sentido descrito, se entiende entonces la necesidad de orientarlas mediante la experiencia; «acunarlas® en su apertura, al prin­ cipio carente totalmente de figura, o dicho de otro modo: de ocuparlas o poseerlas con imagenes. La frenabilidad de la vida pul­ sional su ocupabilidad con imagenes y la «trasladabilidad® o plas­ ticidad son, pues, distintos aspectos de un mismo hecho. En len­ guaje normal llamamos «alma® en primer lugar la capa o estrato de las pulsiones que se dan a conocer en imagenes y representacio­ nes, en las indigencias conscientes y en los intereses orientados. So­ lamente en ese hiato pueden ser orientadas de modo continuado las indignciaS y las acciones. Las primeras han de ser llenadas o satis­ fechas con contenidos tornados del entorno; han de ser dotadas de imagenes por la experiencia; han de ser ocupadas con expectativas bien diferenciadas, a fin de poder estar a la par de la ampliacion del circulo de actividad humano en el mundo y que es permanente­ mente ampliado y «forzado® por el conocimiento y la accion. Fi-

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nalmente el hombre es capaz de tener un «interes objetivo® con­ creto por una actividad concreta y muy indirecta y luego una indi­ gencia de ella; mientras que en su alma descansan la imagen y la pulsion hacia la meta de esa actividad y sobreviven a todas las mu­ taciones inmediatas. Precisamente eso es lo que pretende. Asi pues, podemos considerar las pulsiones humanas partiendo de sus tareas en el conjunto de la accion y encontraremos una serie de caracteristicas, que estan en conexion evidente. Luego podremos hacer una serie de afirmaciones esquematicas, que abarcan la estructura general de la vida pulsional del hombre y dentro de la cual se desarrollan todas las leyes especiales que aiin hemos de es­ tudiar con mas detalle: 1. Las pulsiones son frenables y pueden ser «retenidas®, abriendose asi el «hiato® entre ellas y la accion. 2. Se despliegan al irse construyendo la experiencia, es decir: en la experiencia consciente de sus fines. 3. Son ocupables con imagenes, fantasmas, «recuerdos® de contenidos. Si se retienen, se hacen conscientes con- esas imagenes como indigencias e intereses concretos. 4. Son plasticas y variables; pueden seguir las mutaciones de la experiencia y de las circunstancias, e ir a la par de las acciones. 5. Por ese motivo no hay limites muy definidos entre las indi­ gencias elementales y los intereses condicionados. 6. Sobre las indigencias frenadas pueden nacer otras mas ele­ vadas, las cuales como «intereses permanentes® pueden arrastrar el movimiento hacia el futuro y permanecer siendo «internas® frente a las cambiantes indigencias del presente. Son siempre el correlato subjetivo de instituciones objetivas. 7. Todas las indigencias e intereses (tan pronto como son despertados por las experiencias de intercambio y son dotados de ima­ genes por ellas) son como tales tambien objeto de la toma de posi­ cion de otros intereses virtuales y por tanto permiten el ser rechaza­ dos o bien «subrayados®. La teleologia de esta constitucion para un ser que actua de cara al futuro y no solamente por impulsos internos, sino tambien por las condiciones cambiantes del mundo, es muy clara. Por una

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parte, es de importancia vital que las indigencias urgentisimas (a causa de las carencias organicas del hombre) esten abiertas al mun­ do, se desarrollen en estrecha conexion con una experiencia industriosa y que, sin unos limites precisos, se transformen en intereses por actividades y circunstancias concretisimas. Las transformacio­ nes que ha de introducir en el mundo un ser tan amenazado a fin de poderse mantener, son (por condicionadas y complicadas que puedan ser) fundamentalmente de importancia pulsional y por eso todas las actividades intermedias, en las que se efectua esto, se transforman tambien en indigencias o necesidades: a saber, la per­ cepcion, el lenguaje, las variaciones del movimiento y las acciones intermedias dirigidas. Por otra parte, los intereses permanentes han de ser formados, orientados y mantenidos. Tambien deben per­ manecer conscientemente como invariantes internas, que dominan y sobreviven al cambio de las actividades y circunstancias en el presente. La organizacion de este sistema pulsional arquitectonico y bien orientado es una de las tareas del hombre. Quizas la mas dificil que tiene que solucionar. Lo prueba tambien la escasa estabilidad que con frecuencia tienen las instituciones, a traves de las cuales solamente puede realizarse esa organizacion, ya sea a traves de ellas o esquivandolas. El tipo de consideracion, tomada del animal, que trata de re­ trotraer el comportamiento humano directamente a un sistema de instintos (por ejemplo el metodo de McDougall), no responde a las especiales condiciones del hombre, como tampoco la vision in­ terna abstracta, que contempla la vida interior humana sin refe­ rencia a la accion, en su reflexion interna, y que ha conducido al caos de las distintas direcciones de la psicologia.

7.

El superavit pulsional y modo de dirigirlo

Teniamos que dejar bien sentado lo que hemos expuesto breve­ mente antes de que pudieramos echar una mirada mas profunda. Las afirjpaciones generales sobre la estructura pulsional vendrian a senalar la existencia de un superavit pulsional. Alfred Seydel fue el primero que introdujo este importante concepto como «superavit pulsivo* (Triebiiberschuss). Luego Sche-

21.

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Bewusstsein als Verhdngnis, 1927.

ler hablo del ser «cuya insatisfaccion pulsiva siempre es mas abundante que su satisfaccion®. Sin embargo no hemos de confundir el superavit pulsional constitucional y general del hombre, con la desintegracion que se presenta en las distribuciones de la pulsion, culturales y sumamente cultivadas, cuando son rotas las instituciones a las que aquellas estaban vinculadas. El resultado es que las indigencias sociales insatisfechas sobrecargan las primitivas, sobre todo los instintos sexuales. La idea moderna de un superavit impulsivo flotando libremente, por asi decir, desatadamente «libidinoso®, tiene como trasfondo sociologico el resquebrajamiento de las instituciones en las grandes ciudades. Por el contrario, el superavit pulsional constitucional solo pue­ de concebirse como el lado interno de un ser no especializado y con carencia de medios organicos, que esta expuesto a una presion constante de tareas internas y externas. Es, por decir asi, el refle­ jo de la ilimitada tematica de una penuria cronica. Para empezar hay que describirlo asi: no se agota ni muchisimo menos con las simples acciones de satisfaccion de las indigencias animales minimas, como hambre o impulso sexual. Desde este punto de vista, la diferencia entre el hombre y el animal es extraordinaria. Los instintos del animal son instintos de sus organos, con los que esta adaptado a su medio ambiente. Por eso, esos instintos siguen el gran ritmo de la naturaleza. En deter­ minadas epocas, si se dan las condiciones, se despierta el instinto de emigracion, el impulso sexual, el instinto de construccion del nido o el impulso a retirarse para el sueno invernal. Y al reves, para el hombre es de importancia vital sostenerse a traves del cambio de condiciones externas e internas, y contribuir con ello a la formacion de impulsos duraderos, que no lo dejaran, que lo llevaran manana de nuevo a su actividad; al trabajo de Sisifo de la dominacion cotidiana de la existencia. De antemano parece que la energia pulsional esta adaptada a las operaciones imprevisibles, y en ciertas circunstancias extraordinarias, ante las que colocan al hombre circunstancias caprichosas. Esa energia raras veces sera agotada en su increible fuerza. Aunque es imposible establecer una medida, puede suponerse, en un primer acercamiento a este dificilisimo problema, que la energia pulsional en potencia, puramen­ te cuantitativa, considerada desde le punto de vista energetico, es mayor en el hombre que en cualquier otro animal de su tamano. 22.

Die Stellung der Menschen in Kosmos, 1928, 54.

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De la penuria cronica del hombre surge un segundo aspecto. La penuria se muestra fisicamente en sus carencias organicas; espiritualmente, en el volumen, tan amplio como el mundo, de los esti­ mulos y motivos que se le ofrecen y que por tanto ha de dominar. Por el contrario, por parte de la vida pulsional, se muestra en la propiedad fundamental de que esas pulsiones no son periodicas, es decir, cronicas. Primero: el instinto sexual esta desvinculadisimo de cualquier periodicidad y la duracion de la madurez sexual, en comparacion con los animales, es enorme. Dado que los ninos tie­ nen una infancia extraordinariamente prolongada, hay que suponer una decada de dependencia biologica, que ha de tener sus correlates cronicos instintivos. Aun cuando supongamos que un instinto de horda (al principio muy poco diferenciado) se redujo luego por las vias del instinto sexual a aquellos grupos pequenos, cuando las ne­ cesidades economicas forzaron a una diferenciacion de las hordas (que iban en aumento) en grupos de cooperacion, hay que suponer a pesar de todo, como sustrato, una sintesis de indigencias sociales y economicas permanentes. Con otras palabras: junto con la serie continua del proceso generativo; junto con el conjunto permanente e intacto de la sociedad en aumento y junto con la presion, asi­ mismo permanente, a administrar (porque ya el hambre futura da hambre), se presentan factores objetivos, no periodicos, de primera clase, que solamente puede dominar un superavit pulsional per­ manente. Un ritmo de los instintos en un ser tan permanentemente asediado seria una desarmonia perturbadora. Quizas sea mas pro­ funda la consideracion contraria: unos instintos adaptados en cier­ tos casos a la marcha de la naturaleza tendrian naturalmente que hacer una pausa cuando lo exigiera el ritmo de esa marcha; siendo asi que no hay circunstancias favorables (es decir, adaptadas a la naturaleza) en el caso del hombre, cuya tarea es por eso «cr6nica» y al mismo tiempo «indeterminable». Solamente un ser que tiene permanentemente pulsiones agudas y por tanto un superavit pulsional, que va mas alia de cualquier situacion que lo satisfaga momentaneamente, puede dirigir su apertura., al mundo hacia lo productivo e incluso incorporar en su comportamiento aquellos hechos supraindividuales como motivos. Es decir, puede desarrollar, a partir del contexto generativo, social y economico, tareas de un tipo mas elevado, que se concretaran des­ pues objetivamente en los ordenes sociales mas diversos. Todavia podemos considerar el superavit pulsional desde otro 66

punto de vista. El hombre esta caracterizado por un periodo enor­ memente alargado de desarrollo; es decir, por una extraordinaria duracion (si se compara con el animal) del tiempo que pasa hasta que llega a su libertad de accion independiente. La motorica, y mucho mas la sexualidad, duran mucho tiempo incompletas. La ca­ pacidad de participar en el dominio o superacion comun de la exis­ tencia, se alcanza muy tardiamente. Ya durante todo ese tiempo se halla el hombre bajo un superavit pulsional, que sin embargo no puede ocuparse todavia en tareas serias. Ni siquiera en las socieda­ des primitivas antes de los catorce anos. Es una maravillosa teleolo­ gia como ese superavit pulsional es gastado durante tanto tiempo en ocupaciones «no gravadas®, inestables y juguetonas. Y precisa­ mente es en ellas donde el hombre adquiere toda la estructura ope­ racional del intercambio o trato comunicativo, sin avideces, pero «pulsado® (llevado a cabo) no especificamente. Intercambio con el mundo y con su propio poderio en la dominacion industriosa de la amplitud de los estimulos, como hemos descrito antes. Solo cuando se ha orientado, cuando ha adquirido lenguaje, capacidad de movi­ miento, pensamiento, destreza manual y habilidades de todo tipo solo entonces despierta la sexualidad; solo entonces esta «listo® y es capaz de disputar el mismo su existencia. Por eso el superavit pulsional es un apriori. De antemano situa al hombre ante un apre­ mio a la elaboracion. Una vez mas tiene una gran finalidad, que los frenos, dentro de la vida pulsional (y mirando desde un solo an­ gulo), sean forzosos y aparezcan como modos de autoelaboracion del superavit pulsional. Vistos desde otro angulo, son condiciones del desarrollo de indigencias que propician la accion y son socialmente soportables. Con otras palabras: la presion a configurarse, bajo la que se halla la vida interior humana a consecuencia del su­ peravit de pulsion, es una condicion del desarrollo de las pulsiones de un ser praxico, previsor y que vive en sociedad. Los intereses conscientes y orientados del hombre fueron conseguidos en lucha contra otros igualmente posibles; quizas bajo el influjo de fuera, son fijados frenando a los otros. Son siempre objeto de acogida o rechazo, y solo asf manejables y objetivos. Pero esto no causalmen­ te, sino bajo la presion modeladora del superavit pulsional, que en ello es elaborado en parte y empleado. Esa presion a configurarse o imperativo de adaptacion es ex­ traordinariamente profundo. Incluso los impulsos mfnimos repre­ sentados organicamente (hambre y sexualidad) se vinculan a las 67

leyes de los intereses superiores. Son tambien frenables, desviables, dentro de ciertos limites; incluso, atendiendo a otros intereses y en ciertas circunstancias pueden ser totalmente superados (ascesis, huelgas de hambre, etc.). Un hombre que por motivos patologicos. no consigue una adaptacion permanente y dirigida al mundo de las indigencias y una arquitectura de los intereses, degenera, por la so­ brecarga del apremiante superavit pulsional, en manias autodestructivas. Esa modelacion o adaptacion de la fuerza pulsional hacia la actividad es incluso una condicion del orden vegetativo. En efecto, las funciones vegetativas del hombre estan apuntando hacia ella. Despues de lo que venimos diciendo sobre este importante y oscuro tema, el superavit pulsional se nos aparece en primer lugar como el correlato de la penuria cronica de este ser expuesto, cuyas energias tienen que pulsarlo «cr6nicamente». El «estancamiento» producido por el desarrollo tan enormemente retardado y prolongado, seria un sobreanadido, de origen hormonal probablemente distinto, pero actuando en la misma direccion. Ha de quedar bien claro, ademas, que la ya mencionada reduccion de instintos en el hombre no quiere decir en modo alguno una debilitacion dinamica, sino una desvinculacion de los organos y un desligamiento del me­ dio ambiente por parte de los quanta pulsionales; significa su con­ centracion a partir de la fijacion organica, tal y como se presenta en un ser «embrional», que conserva durante toda su vida los caracte­ res esenciales de la fetalizacion. Con esto se emparenta una cierta indiferenciacion de los residuos instintivos, como quiere el concepro de libido de Jung, rectamente entendido, que sin embargo con­ verge a su vez con la anulacion del accionamiento ritmico (tan ca­ racteristico de la vida animal) del sistema pulsional. La consecuen­ cia de ambos influjos es un rasgo muy llamativo de la vida pulsional humana: a saber: La sexualizacion continua y permanente (originaria; no explicable por «domesticaoi6n») de todo el sistema pulsional humano por una parte, y por otra, que la actividad sexual es llavada a cabo, significativamente, por otros motivos, siempre actuantes, del comportamiento hulnano **.

Si vemos siempre el superavit pulsional como un reflejo fiel de la peligrosidad constitucional del hombre y por asi decir como la 23.

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A. Portmann, Biologische Fragmente, 61-62.

fuerza correlativa, que hace soportable esa peligrosidad o riesgo, conseguiremos por fin acceso al importante y enigmatico fenomeno: a la clave de tantas «respuestas» creadoras a los «desafios» (chal­ lenges, Toynbee) de dificiles situaciones del mundo; a saber, a aquella pasion de poner en juego incluso la vida; a aquella bio­ logical hardiness que viene de un excess of energy. La reduc­ cion del riesgo fisico, tal como se ve en la menor de las adaptacio­ nes al medio ambiente (es decir, la especializacion) no era el ca­ mino de la evolucion hacia el hombre. Tampoco es el camino de la evolucion del hombre; es decir, de su cultura, que no parece consistir en mantener conservadoramente las seguridades y equilibrios conseguidos, sino mas bien en las culminaciones de una energia, que mediante el riesgo es estimulada y aligerada. Lo expuesto, exponerse a si mismo, hacer de la peligrosidad conscientemente un riesgo, esta es la oportunidad intentada a menudo y lograda con frecuencia. En ella no hay ninguna diferencia entre esos cazadores extraordinarios, los polinesios, que aprovechan el viento huracanado en alta mar para impulsar sus cascaras de nuez, y los primeros pilotos del aire. Una teoria biologica del hombre deberia incluir ese comportamiento biologicamente paradojico. Asi pues, el superavit pulsional es un hecho decisivo. Se halla lo mismo en aquellas creaciones que superan toda descripcion, en las que el hombre obligo a la naturaleza a soportarlo, que en las estructuras pulsionales correspondientes, amaestradas, adaptadas y hechas permanentes, cuya sustancia se llama caracter. Desde este punto de vista, es posible una definicion del hombre como ser amaestrable. Esta definicion abarca todo lo que puede entenderse bajo el nombre de moral, en su aspecto antropologico. La necesidad de ser amaestrado o cultivado; el imperative de adaptacion (bajo el que se halla un «animal no fijado»); la educacion y la autodisciplina; asimismo el ser acunado por instituciones en las que se llevan a cabo las tareas de la vida; todo esto no son sino los esta­ dios mas llamativos. Precisamente porque el hombre se halla (den­ tro de si mismo) ante una tarea increiblemente «grabada», que el solo puede llevar a cabo juntamente con la tarea de su vida, es decir, por su propia industria: porque ha de desarrollar en si mis­ mo unas leyes de senorio y de conduccion de las indigencias e in­ tereses y ha de «establecerse» o situarse en un sistema de voluntad 24.

G. Heard, Social substance of religion, 1931.

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orientada, precisamente por todo eso son falsas las ideas «armonicas» sobre el hombre, que no atienden a esa tension interior enor­ me. Ademas, la comunidad de un pueblo, de la tribu y sobre todo de los «grupos cara a cara» (face to face group, de los sociologos americanos) tiene una importancia, que se mofa de toda compara­ cion con los «estados» animales. En primer lugar, en el piano pu­ ramente vegetativo, la ninez humana (retardada de una manera realmente unica) exige una proteccion permanente, que solo se pue­ de encontrar en algun tipo de institucion. Mas aun, los procesos superiores sensomotores e ideosensores (comenzando por el andar y el hablar) son estructuralmente procesos comunicativos de una vitalidad descargada, carente de indigencias, en los cuales la sensa­ cion recibida y elaborada, la respuesta asumida, entran en el poder desarrollado. Se habrian desarrollado tambien sin participacion ex­ terior y sin el pilotaje externo, pero hubieran exigido durante mu­ cho tiempo una enorme cantidad de energia. Es decir, no habria resultado la infraestructura acostumbrada de operaciones superio­ res, descargadas. La comunidad forma parte del proceso de creci­ miento de un ser, como el aire. Al fin y al cabo, mediante la edu­ cacion se cimenta la fuerza para dirigirse a si mismo. El poder (de­ cisivo para un ser praxico) tomar una posicion, controlada y procurada por uno mismo, con respecto a lo de dentro y lo de fuera, tiene como condicion de su desarrollo el influjo y la presencia permanen­ te de la sociedad.

8.

La ley de la descarga. El papel de la conciencia

El concepto repetidamente mencionado de la descarga es una categoria esencial de la antropologia. Es ya muy esclarecedor que la conciencia humana, asi como la animal, solo puedan entenderse en conexion con el comportamien­ to, de tal manera que pueda definirse como una fase de la accion. Esta vision fundamental del pragmatismo fundado por Peirce y James es sin duda acertada. Sorel ha mostrado que incluso a Kant se le puede tener por «pre-pragmatico» El conocer y pensar hu­ manos, en cuanto son loquiales, estan esencialmente vueltos hacia afuera, ya sea actual o virtualmente. Empiezan con la percepcion. El examen de su estructura operacional da como resultado que se 25.

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De I’utilitd du pragmatisme, Paris 1928.

trata siempre de la union de actividades perceptivas y activas en un poder. En condiciones sociales especiales, muy desarrolladas, el aspecto de accion puede acortarse mediante una simbolica. Pero in­ cluso la contemplacion de los carismaticos, como Buda, se esfuerza en ultimo termino no solamente por la vision, sino por otro tipo de vida. No renuncia a la comunicacion, aunque sea simbolica y sin palabras. Esta presuponiendo de la sociedad dos cosas: que apoye ese comportamiento como un poder superior y que descargue a esos contemplativos de los trabajos elementales, asumiendolos ella. Volviendo a ese principio de descarga. Ofrece el siguiente as­ pecto: las condiciones biologicas especiales del hombre hacen ne­ cesario desvincular las relaciones con el mundo del puro presente. Por eso el hombre ha de desarrollar sus experiencias penosamente y por su propia industria, a fin de que aquellas queden a su disposicidn; todo ello mediante un poder, extraordinariamente cultivado y variable a la menor indicacion. Al final del proceso, quedan construidos los grandes campos de sfmbolos del ver, hablar e imaginar, en los que uno puede comportarse ya «por alusiones». Ademas las esferas motoras estan descargadas y paradas, pero accionables en la direccion querida por aquel comportamiento que se mueve por alusiones o indicaciones. Con un empleo minimo de energia y mediante las operaciones mas elevadas, mas libres (es decir, des­ cargadas), somos capaces de adelantarnos o retrasarnos; ocupamos en algo o cambiar de ocupacion; planear nuestra actividad para el trabajo, y desde esa planeacion pasar a los hechos. El lenguaje califica muy bien con expresiones de tipo motorico (como cambiar, adelantarse, etc.) las operaciones de la conciencia, que brevemen­ te podemos definir como una esfera de fantasmas del poder. Se vera que todo ese proceso es necesario, si consideramos que la especial situacion fisica del hombre (que podemos describir con los conceptos de «no-especializacion» y «apertura al mundo») le coloca frente a la extraordinaria carga de procurarse sus oportuni­ dades de vivir mediante su propia industria. La tarea del hombre consiste sobre todo en permanecer en la vida. Lo prueba el que no podemos encontrar otra tarea, para una comunidad o un pueblo, que la de man tenerse en la existencia. Basta una mirada a la his­ toria para mostrar cuan dificil es esa tarea. ([Donde estan los cartagineses o los borgonones, otrora pueblos poderosos? Por eso tenemos ya la primera afirmacion en torno al principio de descarga: el hombre, por su propia industria, saca de sus cargas 71

elementales oportunidades para prolongar su vida, por cuanto que sus operaciones motrices, sensoriales e intelectuales (vinculadas por el lenguaje) se impulsan mutuamente hacia arriba, hasta que se ha­ ce posible una conduccion inteligente de la accion. Entenderiamos mejor estos complicadisimos procesos de descarga y conduccion si la neurologia pudiera decirnos algo satisfactorio sobre los procesos en el sistema nervioso motor y sensor, ya que en el estan «representadas* de algun modo las leyes de las operaciones humanas. Este no es el caso y por eso nos vemos obligados a una reconstruccion directa de la disposicion estructural del comportamiento humano. A fin de aclarar el concepto de descarga, que solo hemos pre­ sentado muy en general, hemos de seguirlo hasta el interior de la organizacion humana y mostrar como la especial «tecnica» huma­ na para mantenerse en la existencia aparece ya en las estructuras de su vida sensomotriz. Pensemos, en primer lugar, en la conexion entre insinuacion o indicacion y super-vision en el sentido de la vista. Las masas que potencialmente podemos percibir no se dan en la percepcion, sino que el campo perceptivo se ha vuelto ex­ traordinariamente simbolico a consecuencia de la propia evolucion del movimiento. Por ejemplo, en un objeto, una taza, acostumbramos en parte a super-ver (ver repetidas veces y por tanto pasar por alto) los claros y las sombras y la ornamentacion, o bien el ojo la toma como ayuda referencial o indicativa para hacerse una concep­ cion del espacio y de la figura, «teniendo» asi indirectamente la parte de atras y la parte del espacio que esta lejos de nosotros. Asi­ mismo se valoran las interferencias. Por el contrario, la estructura material («porcelana fina») y el peso si se incluyen en la vision, pero de otro modo, por decirlo asi mas «predicativo», que el rasgo que se ofrece en un primer piano de «recipiente»; es decir, hueco y redondo. Tambien, de otro modo, ciertos datos opticos, por ejemplo el asa o la posicion «manejable» de la forma total dan sugerencias cineticas para los movimientos de intercambio. Pero to­ dos estos datos los abarca el ojo en una sola mirada. Tenemos que decir, pues, que nuestros ojos son indiferentes al estado objetivo de sensibilidad y de lo sentido en cada caso como trasfondo; por el contrario son sumamente sensibles para insinuaciones o indicacio­ nes extraordinariamente complejas. De estos procesos solo nos interesa aqui el estado final, desde el punto de vista de la descarga. A este proposito podemos decir: se ha roto la inmediatez de la impresion y del influjo de la pletora

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de estimulos; los puntos de contacto con ella se han reducido a un minimo, pero a un minimo con elevadisima capacidad de desarrollo. De este modo, el orden perceptivo corresponde al comportamiento indirecto del hombre, al que se dirige a las fases futuras de la reali­ dad; asi como ella por su parte surge primero de un com porta­ miento inadaptado, inespecifico y «de prueba®. Toda esta estructu­ ra (de importancia vital en su resultado) esta suponiendo natural­ mente la sobresaturacion con estimulos no adaptados y no seleccio­ nados. Solo con la ayuda de esta condicion, aquella «alimentacion® o carga paulatina de las impresiones con simbolos, logra aquella distribucion y orden del campo visual, que crece como consecuen­ cia de la actividad humana de intercambio y se halla ante nosotros como mundo super-visible (que se puede abarcar en una mirada sinoptica y dejar luego a un lado). Expresa visiblemente que se ha ganado distancia: se ha roto el circulo de la inmediatez y que es posible un comportamiento pre-visor, que quita ya de en medio las futuras impresiones y domina en un gran circulo. Asi, el hombre saca de sus condiciones anormales (en comparacion con el animal) los medios para conducir su vida, y es a este complejo nada sencillo a lo que yo llamo «descarga®. Esta expresion quiere significar tambien otro aspecto del mismo hecho; a saber, el caracter progresivamente indirecto del compor­ tamiento humano; del contacto, cada vez menor, pero tambien mas refinado, mas libre y mas variable. Entre la accion y su meta se intercalan eslabones intermedios que se transforman por su parte en objeto de su interes derivado y oblicuo. No consideramos como obrar humano el empleo casual de una herramienta colocada ante los ojos para un fin proximo, sino la produccion de instrumentos para una meta lejana. Asi pues, lo que, visto por fuera, es un com­ portamiento indirecto, variable, que posterga la inmediatez, es, visto por dentro, un comportamiento planeado, previsor, controlado por centros cada vez mas elevados. Desde este punto de vista el concepto de descarga adquiere un sentido complementario. A fin de que las funciones inferiores puedan transformarse en dirigidas y accionadas, las superiores han de asumir algunas operaciones que originalmente pertenecian a aquellas; sobre todo las operaciones de variacion y combinacion; pero lo hacen de una forma impropia, indicativa, mas simbolica. Es decir, conscientemente. Este mecanismo es, tornado estricta73

mente, el presupuesto bajo el que podemos dividir las funciones en superiores e inferiores. El ejemplo mas sencillo es el intento de realizar un movimien­ to. Al principio, los movimientos de los brazos y las manos estan cargados con las tareas del movimiento local y las pierden con la posicion erecta. En la abundancia de los movimientos del juego, del tacto, del intercambio y del asir alguna cosa, han puesto en juego un gran volumen de combinaciones y variaciones en contacto directo con la cosa misma. Pero esto significa lo siguiente: en ulti­ ma instancia no han efectuado una accion en sentido propio, un trabajo planeado de antemano. Solo cuando se ha desarrollado un campo de planificacion de la fantasia pueden planearse de nuevo todas las variaciones y combinaciones, en la imaginacion, en una fantasia cinetica o kinefantasia y una fantasia de la situacion o topofantasia, y el movimiento real se transforma en un movimiento de trabajo, pilotado y accionable. Las tareas de variacion del mo­ vimiento y subordinacion de movimientos, en cuyo deletreo emplean largos anos los ninos pequenos, son asumidas mas tarde por el movimiento virtual; el movimiento real es conducido por un ca­ mino mas sencillo y puede automatizarse en parte. Pero un pro­ yecto cinetico esta solamente «esbozado»; es un movimiento vir­ tual y al mismo tiempo previsor, puramente posible, pero experi­ mentado como posible. En este sentido, descarga significa que el acento principal del comportamiento humano recae de modo creciente en las funciones «superiores», es decir, las menos penosas, las que solo insimian o indican. Dicho de otro modo: las conscientes o espirituales. Por eso este concepto es un concepto clave de las antropologias. Nos en­ sena a ver las funciones superiores del hombre en conexion con su naturaleza fisica y las condiciones elementales de su vida. Desde este punto de vista, tambien queda destacado el papel extraordinario que desempena la costumbre o habito. La costumbre «descarga»; primero en el sentido de que cuando se da un compor­ tamiento habitual, el gasto en motivacion y control, el esfuerzo de correccion y la ocupacion o posesion de los afectos, ya no son ne­ cesarias. «En la vida cotidiana, dice Guillaume nuestros actos habituales estan condicionados por las percepciones de ciertos ob­ jetos, a los que reaccionamos automaticamente®. El comportamien-

26.

74

La formation des habitudes, 1947, 27.

to se transforma en costumbre o habito, porque se escapa a la intervencion de la conciencia y se almacena, se estabiliza, se hace resistente a la critica e inmune a las objeciones. Asi sienta la base para un comportamiento superior, que va variando sobre esa base. Por ejemplo; solo el que domina de modo habitual con seguridad y fluidez el vocabulario y la sintaxis de una lengua extranjera puede dedicar su atencion a pulir sus matices. Podemos seguir este importantisimo proceso de la descarga, en el que la formacion de habitos sienta las bases para un comportamiento superior, incluso hasta en los reflejos condicionados. En este tipo de proceso, una reaccion que esta acoplada con un estimulo de primera mano (por ejemplo, la produccion de saliva al mirar la comida), es ya accionada por un estimulo casual, que regularmente precede a aquella; por ejemplo, el sonido de un timbre. No cabe duda de que esa reaccion instintiva, primaria, se aproxima asi en su estructura a un habito o costumbre, ya que el automatismo esta acoplado a una situacion, que se repite regularmente del mismo modo. De este modo cualquier estimulo insignificante recibe un valor de puesta en marcha, con tal de que se produzca regularmente. Asi se mues­ tra, pues, esta funcion basica de la formacion de habitos o costum­ bres. En efecto, este proceso fija un nivel de comportamiento ante el estimulo, a partir del cual se pueden experimentar nuevos con­ tenidos y ser promovidos en el ambito de la utilizacion. El reflejo condicionado de segundo grado que surge asi, viene a significar una dilatacion del ambiente que ya se domina sobre la base del prime­ ro. Pavlov ha observado que el valor conseguido por una primera senal podia ser transferido a una segunda. El susurro del metronomo que hacia referencia a la comida, accionaba el flujo de saliva; pero tambien una senal luminosa, que precedia al metronomo, po­ dia alcanzar ese efecto. Esto es una dilatacion del campo estimu­ lante, sobre la base de un habito adquirido anteriormente. Todas las funciones superiores del hombre, en cualquier esfera de la vida intelectual y moral (y tambien de la matizacion del mo­ vimiento y de la accion) se pueden desarrollar, porque la forma­ cion de habitos-base estables y fundamentados descarga y «traspasa hacia arriba» la energia que originalmente se empleaba para la motivacion, las pruebas y los controles. Sirva de ejemplo la si­ guiente observacion; la organizacion de la sociedad cuida de que haya una satisfaccion permanente (en alguna manera regular y ha­ bitual) de las indigencias biologicas elementales. Ya desde los tiem-

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pos del neolitico se aprovecharon los excedentes crecientes de fru­ ta y de ganado para formar una reserva; es decir, para satisfaccion permanente y habitual de las necesidades alimenticias. Los no ocu­ pados en la produccion basica quedan asi libres (en todas sus fun­ ciones superiores intelectuales y practicas) para modos de compor­ tamiento, que ya no pueden calificarse, sin caer en un sofisma, co­ mo «comportamiento apetitivo». En efecto, producen cosas, por ejemplo, que no son utiles, pero son bellas; o bien se entregan a la construccion, diferenciacion, enriquecimiento de las artes mecanicas, las artes y los ritos. Ademas, en esas operaciones culturales entra toda aquella masa de pulsiones y afectos que quedan libres por la trivializacion de la satisfaccion habitual de las penurias bio­ logicas. iComo explicar, si no, el increible apasionamiento con que todas las culturas primitivas construyen configuraciones sumamente artificiales, como por ejemplo los rituales magicos, a pesar de que el resultado evidentemente sea muy precario desde el punto de vista experimental? No cabe duda de que se aferran a ellos con tanta fuerza, porque tienen un gran valor de satisfaccion, a causa de los grandes quanta pulsionales que son liberados mediante la transformacion en costumbre y la indiferenciacion de la satisfaccion elemental de las indigencias y fuerzan ahora una elaboracion pre­ cisamente en las funciones liberadas intelectuales y motoras. Quisieramos cerrar este apartado con algunas observaciones filosoficas generales. La doctrina ontologica de las categorias de N. Hartmann ha mostrado que en la estructura por estratos del mundo, las catego­ rias de los estratos o capas inferiores, como las anorganicas, son las mas fuertes. Es decir, son indiferentes frente a la existencia de las superiores y jalonan el espacio dentro del cual se desenvuelven las superiores. Y al reves, las categorias superiores son las mas depen­ dientes. La vida animica esta presuponiendo la organica y esta la inorganica. Pero son las mas ricas: cada capa o estrato superior contiene un «novum categorial»; es deoir, nuevas estructuras y protofenomenos, que no se pueden hacer derivar de las capas in­ feriores. Ciertamente las categorias superiores son mas «debiles», es decir, estan dependiendo de la existencia de las inferiores, pero frente a ellas son libres o autonomas. Ahora bien, la antropologia puede suministrar, creo yo, una serie de categorias especiales. Entre ellas especialmente aquellas que tienen un gran interes, porque «transcurren» a traves de varias 76

capas. Asi por ejemplo, con la ayuda de la categoria de «descarga» podemos describir una de las leyes fundamentales de la vida senso­ rial y motora que delimitan el «campo de juego» para la apari­ cion de la conciencia pensante. Podemos incluso mostrar esa cate­ goria de la descarga en una actividad autenticamente espiritual; a saber, en el desarrollo del lenguaje. Podriamos seguirla tambien hacia abajo, hacia lo biologico; captarla en el «reflejo condicionado». La perdemos ya cuando, a traves de los habitos o costumbres, pasamos a la oscuridad de lo vegetativo. Naturalmente ninguna teoria explica como de lo anorganico sale lo organico y de este lo animico y espiritual. El concepto de «evolucion» deberia suplir al de «creaci6n» en el sentido de un surgimiento cuasi-automatico de lo nuevo, pero no atiende lo creador de ese surgimiento. Hartmann dice que «la entrada de la vida en el universo esta vinculada a con­ diciones de las que facilmente se ve que, dentro del contexto cosmico, solo pueden existir como raras excepciones®. Quisiera ampliar ese pensamiento hasta hacer de el una teoria; parece como si hubieran de ser satisfechas o cumplidas las condiciones improhables de cada una de las capas inferiores, para que surjan los feno­ menos de las superiores. De este modo, la ubicacion especial del hombre tendria una dignidad ontologica. Esa ubicacion es ya una improbabilidad organico-biologica y ha de ser alcanzada esa orga­ nizacion excepcional antes de que se manifiesten las categorias su­ periores, de un modo que no se puede hacer derivar de otras. Ade­ mas, parece probable que la multiplicidad y divergencia de las pulsiones humanas solo permite llegar por lo general a configura­ ciones sociales inestables, de tal manera que las condiciones de las creaciones culturales elevadas se hallen en un improbable estado de equilibrio entre muchas inestabilidades. De ahi el tiempo siem­ pre asombrosamente corto de florecimiento de las culturas. Toyn­ bee situa la decadencia de la cultura egipcia en una epoca extraor­ dinariamente temprana; despues de la construccion de las piramides y todavia en el imperio antiguo. Una ultima reflexion se refiere a la conciencia. Es evidente que la conciencia surge de la percepcion, en el sentido de un pilotaje y una «dosificacion® del comportamiento ya de cara a fuentes de es­ timulos alejadas. La teoria cimentada por J. M. Baldwin, Bergson, Dewey y otros acerca de la relacion existente entre la conciencia y un proceso vi­ tal frenado, se apoya en distintos hechos. Primero, la percepcion 77

trabaja evidentemente (en el caso de seres vivos que se mueven) en el sentido de un «traslado previo* o cambio de la reaccion ante una cosa lejana (que todavia no ha entrado en colision o en cercania peligrosa). Segundo, ante el fenomeno general de que recorridos de todo tipo (inconscientemente automatizados y que funcionan con seguridad) solo se hacen conscientes cuando ya no se presentan libres de perturbacion. Finalmente, en todo tiempo puede comprobarse que contenciones o frenos inesperados de nues­ tras acciones dejan que se instale libremente una reflexion; la reflexion apparait comme le choc en retour du reflexe hrusquement inhibe, dice Pradines Por lo demas, como afirma Hartmann no unicamente a partir del frenado de las reacciones inmediatas y espontaneas se hace comprensible la aparicion de la conciencia; pero si a partir de la multiplicidad de operaciones creadoras, que surgen en el hueco que se ha producido. En este punto hemos de citar unos pensamientos que M. Pra­ dines presento en su obra antes mencionada, asi como en otro tra­ bajo anterior Philosophie de la sensation. El refiere la conciencia perceptiva a dos funciones vitales elementales; la «indigencia» y la «defensa». Los alicientes (stimulations) de la indigencia estan vinculados a la remocion de un objeto satisfactorio ausente, cuya presencia, posesion o consumo la satisface. Pradines subordina a esa funcion de indigencia «los sentidos indigentes*, olfato y gusto. Sin embargo, esta el hecho de que ya en muchisimos animales el accionamiento de movimientos instintivos al servicio de necesida­ des elementales va mas alia de los sentidos de lejania. Los estimu­ los de la defensa son en primer lugar los efectos inmediatos de ob­ jetos presentes en el organismo, cuyo alejamiento libera al orga­ nismo. Pradines explica como acontecimiento basico de la segunda clase una irritation originelle; es decir, una reaccion defensiva, de apartamiento, que lleva a cabo el proceso vital estimulado. A ella subordina el sentido del tacto y los sentidos superiores. Llegamos ahora al punto central de la teoria. Nos parece im­ portante, porque une el punto de vista del surgimiento de la con­ ciencia a p artir del proceso vital frenado y la teoria de la percep­ cion sensorial como «descarga». Esa estimulacion originaria se «diferencia* despues, primero en la direccion de la percepcion; se­ gundo, en la capacidad de sentir dolor, que son descritas como mo27. 28.

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Traite de psych, generale I, 1946, 208. Neue Anthr., en DtscM. Bl. f. dt. Philos. 15, 163.

dalidades distintas y sucesivas de la misma actividad. El supone que la capacidad de sufrimiento surge indirectamente como «repercusion® (repercussion) de la diferenciacion sensorial a aquella estimulabilidad originaria y presupone la inteligencia ya en las ca­ pas infimas de la percepcion. H e aqui la frase capital: El medio propiamente dicho, que utiliza la inteligencia, para desarro­ llar la percepcion a partir de la estimulacion directa, era la sensibili­ zacion del ser vivo frente a estimulos de valor afectivo cada vez mas escaso; sensibilizacion, que ya no correspondiera a una influencia o efecto agresivo, sino a su amenaza, cada vez mas alejada.

Abora bien, el dolor no es una funcion de la indigencia. Mas bien lo es el placer. Por eso Pradines lo atribuye tambien a los sen­ tidos indigentes: el gusto y el olfato. Su dominio propiamente dicbo es el sentido del tacto, siendo excluido de las percepciones de la vista y el oido, porque estan vinculadas a las oscilaciones de un medio, cuyo papel es precisamente transmitirnos (en potencia) percepciones tactiles de una forma tan inmaterial e inasible que no nos pudieran berir. La percepcion lejana, diriamos nosotros, descar­ ga al organismo de un contacto inmediato, aproximativo y doloroso. Pero el dolor no es una percepcion tactil que va subiendo por grados; aun cuando la base de la percepcion tactil consista en la an­ ticipacion del dolor por medio del sentido del tacto. La sensibilidad tactil se muestra en la facultad de registrar mediante un acrecentamiento no doloroso de la intensidad, la aproximacion gradual de un estimulo apremiante (comprimant), hasta que en la frontera del do­ lor surge la arcaica actividad expulsive o aversive. La cualidaddolor es, como se dijo, una repercusion, un efecto retroactivo, de la sensibilidad. Dice Pradines: La naturaleza no pudo llevar hasta la conciencia a los predecesores (biologicamente carentes de importancia) del estimulo irritante, sin aumentar hasta la vivenciaJidad la conciencia de aquel estimulo, cuando era dado, cosa que es precisamente el dolor.

Asi existe una relacion intima y profunda entre inteligencia y dolor: Pues este es la inteligencia misma, cuando desciende hasta la raiz de la irritacion; es el resultado de la luz, con la que la inteligencia la tras-

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pasa, haciendo a los estfmulos mas debiles, expresivos, conscientes y trasparentes.

Si la conciencia (mirando desde sus origenes) esta esencial­ mente vuelta al mundo, tambien, al reves, todos los procesos y rea­ lizaciones de la vida son inconscientes; transcurren en la oscuridad del inconsciente y se nos oculta el «c6mo» se desarrollan. Sabemos muy poco de como respiramos y digerimos; como vemos y pensa­ mos; y como hacemos para levantar el brazo. No tenemos ningun conocimiento acerca de la increible com­ plejidad y perfeccion de las realizaciones vegetativas y motrices; y evidentemente no esta allf la conciencia para ensenarnoslo. En el parrafo 77 y siguiente de la Critica del juicio, de los que Schelling dijo con razon que quizas nunca se han resumido tantos pensamientos profundos en tan pocas paginas, Kant ha expresado, que segun la naturaleza o disposicion propia de nuestra facultad de conocimiento (que se subdivide en vision sensorial y pensamiento discursivo) no nos ha sido dada «la explicacion de la posibilidad de un ente de la naturaleza*; solamente se nos ha permitido «tra­ tar* acerca de ello. En ese pasaje bosqueja la idea de una facultad de conocimiento mas elevada, que no nos es propia, el intellectus archetypus. Es decir, una razon productiva y que contempla el surgimiento de sus productos ya en su genesis. Ese es el tipo de razon que deberiamos tener para poder comprender la finalidad interna de un organismo. Este pasaje recuerda una doctrina, predicada por Nietzsche. Cuando habia de la gran razon {Vernunft: razon practica) del cuer­ po, cuyo instrumento es solamente la pequena Vernunft, que se llama espiritu, esta ensenando al mismo tiempo la perfeccion (inconmensurable e inaccesible para la conciencia) del proceso or­ ganico. Todo obrar perfecto es inconsciente y no querido... la conciencia hace imposible la perfeccidn *»... La conciencia es solamente un instrumen­ to de la vida, y, mirando cuantas y cuan grandes cosas se hacen sin ella, no es el mas necesario.

Conclusion por cierto que no es correcta desde el punto de vista antropologico. En lugar de esa podemos buscar otras mucho mejores; por ejemplo, esta tesis: 29.

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La voluntad de poder, aforismo 289.

La conciencia (comenzando por lo mas externo, como coordinacion y concientizaoidn de las «impresiones») es al principio la mas alejada del centro biologico del individuo; pero proceso que se va profundizando; se va interiorizando, acercandose continuamente a aquel centro

Lo formulacion general sonaria asf: la conciencia, vuelta hacia afuera, es en primer lugar una ayuda al servicio de la perfeccion del proceso organico. Por tanto, por esencia, no es capaz de conocer ese proceso, ni tampoco esta destinada para eso. El autentico descubridor de esta formula es Schopenhauer En un cierto grado de complicacion del curso de la vida (su­ puesto que existen seres que se mueven) surge la conciencia, pri­ mero como percepcion y como resultado de todas las condiciones organicas; por tanto, no es deducible por su esencia. Su funcion consiste evidentemente en una teologfa que apunta a la terminacion de procesos vitales complicados y sujetos a condiciones penosas. Si recordamos nuestro examen de la ley de la descarga, vemos que incluso las operaciones sumamente simbolicas de la conciencia son empleadas para hacer posibles procesos vitales superiores de conduccion, subordinacion y cooperacion. Solo se hace la luz en el grado en que es utilizable para una estructuracion y desarrollo de la funcion complicados, mas escalonados y «mejores» en la oscu­ ridad. En el caso del hombre, a causa del gravamen extraordinario de las condiciones de su existencia, los procesos de descarga, con­ duccion y pilotaje que hay que construir son especialmente com­ plicados y variables, y por eso las funciones de la conciencia que en ellos se insertan son incomparablemente ricos. Pero si ya hemos encontrado el punto de vista que permite comprender (partiendo de la constitucion-excepcion de ese ser-hombre) su operacion, que es vivir, entonces tenemos un camino directo para responder a las preguntas: (ipor que el lenguaje? cpor que la fantasia? ,fel intra­ mundo? (jel recuerdo? Hemos de ver como cada una de estas pre­ guntas esta superdeterminada, porque puede ser respondida por cada una de las perspectivas alcanzadas. Nuestra conciencia (desde un principio vuelta hacia lo exte­ rior, hacia la experiencia y la comunicacion con otros) no nos pro30. Ibid., 540. 31. Cf. A. Gehlen, Die Resultate Schopenhauers, en C. A. Emge- O . v. Sohweinichen (ed's.), Gedachtnisschrift fiir Arthur Schopenhauer, Berlin 1938.

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porciona ningun conocimiento aproximativo acerca de la teleocon­ formidad (por lo general lucidamente grandiosa) del acontecer orga­ nico. Solo podemos barruntar que con la mera existencia, con la ejecucion de los movimientos de la vida, ya ha sido resuelto un «problema»; y por cierto con una perfeccion que supera y se rie de todo conocimiento. Parece como si desde algiin punto de vista importara enormemente el vivir. Que la existencia viviente dentro de la plenitud del mundo es por si misma un valor, quizas el valor, se expresa en la creencia, difundida por todo el mundo, en una continuacion de la vida despues de la muerte. Tambien se expresa en el hecho de la existencia de religiones, que consideran el deber ritual de la conservacion de todo lo viviente como uno de los deberes supremos. Si reconocemos que el conocimiento empirico no puede medir el hecho de la existencia (ya que solamente podemos indicar las circunstancias bajo las cuales existe el hombre, asi como los medios existentes en el y fuera de el para dominar esas circunstancias, pero no podemos indicar el «c6mo» de la existencia y de su domina­ cion, que somos nosotros mismos y que realizamos nosotros mis­ mos) si lo reconocemos, pues, no sera posible afirmar, que la vida «carezca de sentido®. Tampoco, que hay algo que «realizar® en la conciencia que piensa y experimenta, para que adquiera sentido. Pero muy bien podria ocurrir que en la solucion de tareas, ante las que se halla el hombre por el mero hecho de existir, se este reali­ zando algo decisivo. Dijo Nietzsche; Quizas toda voluntad consdente, todos los fines conscientes, todas las valoraciones, son solo medios con los que ha de ser alcanzado algo esencialmente distinto, de lo que aparece en la conciencia... Podrian ser medios, en virtud de los cuales tuvieramos que hacer algo, que esta mas alia de nuestra c o n c i e n c i a ® 2 .

El sentido de todo lo viviente, aqui expresado y que trasciende la existencia empirica, conduce a la idea de una «obligacion indeterminada®. En el «mero existir® podria estarse realizando una operaciSn, de una importancia infinita, y cuyo mandamiento (esen­ cialmente inconocible porque nosotros somos ese mandamiento) solo podria aludirse simbolicamente. La idea de Nietzsche del su­ perhombre (que no ha sido nunca rectamente entendida), del eter32.

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La voluntad de poder, aforismo 676.

no retorno, de la voluntad de poder, encuentran aqui su ubica­ cion. Tomadas al pie.de la letra, tienen escaso sentido y son solo apendices de la metafisica de Schopenhauer o del darwinismo. Para el eran simbolos que caracterizaban de algun modo un «plus de vida» y querian determinar mas concretamente esa obligacion indeterminada. Aun como tales, esas formulaciones son todavia demasiado positivistas y adialecticas, pero no son en sustancia de ningun modo irreligiosas, aunque no sean cristianas. En efecto, se puede comprobar constantemente que la «obligacion indetermi­ nada® es una de las categorias fundamentales del comportamiento religioso elemental, arcaico (protomagico) Toda fijacion de la «obligacion indeterminada® en la vida religiosa, juridica, estatal y moral, tiene sus circunstancias historicas y sociales y sus condiciones limite. No vamos a discutirlas aqui, pero el punto de vista que vamos a desarrollar de «un ser no terminado® tiene una relacion necesaria con ese concepto. Theodor Ballauf ha resumido felizmente ese punto de vista: No es perceptible aqui el ser como ‘voluntad’, sino que se muestra el ser en su protoestructura; a saber, en una intedeterminacidn relativa, que en principio existe en el y especificamente aparece al margen de la naturaleza y que precisamente por eso fuerza a la realizacion de si mismo como voluntad 3-4.

9.

El animal y su medio ambiente. Elerder como precursor

En Die Resultate Schopenhauers he dicho que Schopenhauer fue el primero en esbozar el esquema general del modo moderno armonico de considerar la organizacion animal y su medio ambien­ te. Lo hizo en el capitulo «Anatomia comparada® de su libro Uber den Willen in der Natur. Alli muestra la plena armonia de la vo­ luntad, del caracter (es decir, del sistema pulsional y del sistema instintivo) de cada una de las especies animales, de su especializa­ cion organica y de sus circunstancias vitales, cuando habla de la «cvidente adecuacion (que se extiende hasta los detalles) de cada animal a su modo de vida, a los medios exteriores de su conservacion: 33. 34.

Cf. Urmensch und Spdtkultur, 1956. Das Problem des Lebendigen, 1949, 136.

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Cada parte del animal corresponde exactisimamente tanto a cualquier otro como a su modo de vida; por ejemplo, las garras estan dispuestas para agarrar la presa, los dientes sirven para desgarrar y rom­ per; el intestino la intenta digerir y los miembros del movimiento estan listos para acudir a donde este la presa, no quedando ningun organo sin aplicacion... Consid6rense las innumerables figuras de los animales. Cada una de ellas es solamente la imagen, la replica de su querer; la expresion visible de los esfuerzos de su voluntad, que constituyen su caracter. Las figuras son puram ente la imagen de esa diferencia de ca­ racteres.

Asimismo la estructura del animal esta plenamente adaptada al medio ambiente: Si quiere ella (la «voluntad») como mono trepar a los arboles, al pun­ to agarra con cuatro manos la rama y alarga para eUo sin medida la ulna y el radius; al mismo tiempo alarga el os coccygis en forma de cola enrollada largufsima, para colgarse asf de las ramas y oscilar de un tronco a otro!

Independientemente de Schopenhauer, pero segun propias declaraciones, no del todo ajeno a los pensamientos kantianos, J. v. Uexkull ha investigado en sus famosos escritos la coordinacion en­ tre la disposicion organica y el circum-mundo (medio ambiente) del animal Presto especial atencion a la cuestion de cuales estimu­ los sensoriales podrian haber sido dados a un animal en virtud de estar dotado con organos de los sentidos y llego a rechazar la idea ingenua que atribuye nuestro mundo a los animales como suyo pro­ pio, mientras que en realidad cada especie tiene un circum-mundo especiiico propio, para cuyo dominio y experimentacion posee un sistema de organos especializados. Conociendo los organos de los sentidos y los organos operacionales de un animal, podriamos reconstruir su «circum-mundo». Recordare solamente algunos de los ejemplos mas conocidos de Uexkull: la garrapata espera en las ra­ mas de cualquier arbusto, para caer sobre cualquier animal de san­ gre caliente o hacer que el se la lleve. Careciendo de ojos, posee en la piel uh sentido general luminico, al parecer, para orientarse en el camino hacia arriba, cuando trepa hacia su punto de espera. La 35. U mwelt und Innenw elt der Tiere, 1921; Bausteij/e zu einer biolog. Weltanschauung, 1913; Streifziige durch die U mwelt von Tier und Mensch, 21958.

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proximidad de la presa se lo indica a ese animal ciego y mudo el sentido del olfato, que esta determinado solo al unico olor que exhalan todos los mamiferos: el acido butirico. Ante esa senal se deja caer y cuando cae sobre algo caliente y ha alcanzado su presa, pro­ sigue su sentido del tacto y de la temperatura hasta encontrar el lugar mas caliente, es decir, el que no tiene pelos, donde perfora el tejido de la piel y chupa la sangre. Asi pues, el «mundo» de la garrapata consta solamente de per­ cepciones de luz y de calor y de una sola cualidad odorifera. Esta probado que no tiene sentido del gusto. Una vez que ha llegado a su fin su primera y unica comida, se deja caer al suelo, pone sus huevos y muere. Naturalmente sus posibilidades son escasas. Para asegurar la conservacion de la especie, un gran numero de esos animales espera sobre los arbustos y ademas cada uno de ellos puede esperar largo tiempo sin alimento. En el Institute Zoologico de Rostock se han mantenido en vida garrapatas que estuvieron dieciocho anos sin co­ mer. Su modo de vida se lleva a cabo plenamente dentro de la es­ tructura organica; las celulas espermaticas, que la hembra antes descrita hospeda durante la epoca de espera, yacen en capsulas es­ permaticas atadas, hasta que la sangre del mamifero llega al estomago de la garrapata. Entonces se liberan y fecundan los huevos, que descansaban en los ovarios. Solo este ejemplo demuestra de modo impresionante la armo­ nia existente entre la estructura organica del animal (es decir, la disposicion especial de los organos); su circum-mundo (las im­ presiones del mundo exterior que llegan a el) y su modo de vida, sus circunstancias vitales. Otros ejemplos. Muchos erizos de mar responden a todos los oscurecimientos de su sentido de la luz con un movimiento de de­ fensa de sus espinas, ya sean producidos por un pez que pasa, por la sombra de una barca o por un oscurecimiento del sol debido a una nube. Su sentido de la luz es pobre, pero sirve a sus fines, lisa parte de su mundo circundante no conoce colores ni formas, sino solo sombras. En el circum-mundo de la venera vive su ene­ migo mas peligroso: la estrella de mar. Mientras la estrella de mar esta tranquila, no influye en el molusco. Su forma caracteristica no es una senal para el. Pero en cuanto se mueve, lanza como res­ puesta sus largos tentaculos, que sirven como organos olfativos. Estos se aproximan a la estrella de mar; reciben el nuevo estimulo. 85

Como consecuencia, el molusco se levanta y se va de alli. Da igual el color o la forma que tenga el objeto.que se mueve. Solo penetra en el circum-mundo del molusco cuando su movimiento es tan lento como el de la estrella. Los ojos de la venera no estan acomodados ni a formas ni a colores, sino solamente al lento ritmo de movi­ miento de su enemigo. Si a eso se anade el olor, se produce la huida. De modo muy parecido, en el circum-mundo de las abejas aparecen solamente formas abiertas, como estrellas o cruces y nin­ guna cerrada, como circulos o cuadrados. Solo las flores en el mo­ mento de su floracion (que corresponden a las primeras formas citadas) tienen un interes vital para las abejas. Pero no los botones, que todavia estan cerrados. Los sonidos de alta frecuencia de un murcielago producen su efecto en las mariposas de noche exacta­ mente igual que la imitacion de ese sonido mediante frotamiento de un tapon de cristal en la botella. Es la serial del enemigo. Solo captan ese tono: para los demas son sordas. Aquellas mariposas nocturnas que a causa de su color son facilmente visibles, vuelan huyendo al escuchar el tono alto; mientras que las que poseen una coloracion protectora, al olr el mismo tono se dejan caer. Natural­ mente esos lepidopteros no han visto nunca sus colores. Una vez mas, en este caso el mundo perceptivo del animal esta adaptado a sus intereses vitales; cada uno segun su estructura biologica. El mismo metodo se puede aplicar a los animales superiores. Con solo mirar en los monos la nariz como vestibulo de los orga­ nos respiratorios, se pueden sacar conclusiones acerca de sus cir­ cunstancias vitales. Los pavianos, animales que viven en el suelo, respirando aire seco y polvoriento, tienen la larga nariz de los demas animales que viven en el suelo («monos-perro»), que sirve de filtro del aire y para humedecerlo. En cambio los primates que viven en los arboles, reducen considerablemente la nariz. El gorila, mas adaptado a la vida del suelo que el chimpance y el oran­ gutan, tiene tambien una nariz mas desarrollada. Incluso se puede deducir de la forma de la nariz que ciertas especies de macacos se aproximan en su modo de vivir a los monos que viven en el suelo, pues la nariz externa avanza derecha hacia adelante, formando asi tubos estrechos para que pase el aire. Este metodo no desatiende a los fosiles. F. H. Osborn mues­ tra que en los elefantes fosiles, sus molares armonizaban perfecti-

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Urspr. u. Entwicklg. des Lebens, 1930.

simamente con su circum-mundo. Existen pasos intermedios completos en la estructura dental entre las formas que en parte comian hierba y en parte comian hojas y los que comian exclusivamente hojas (mastodontej. Osborn dice que la capacidad de adaptacion y la plasticidad de los proboscideos a condiciones de vida extraordi­ naria solo podria compararse con la adaptacion alcanzada por la in­ teligencia del hombre. Buytendijk aduce un buen ejemplo a proposito de la espe­ cializacion sufrida por las percepciones auditivas de lacertidos y batracios. No se consigue acostumbrarlos a un tono, aun cuando vaya unido a una descarga electrica. Por el contrario, un lagarto del te­ rrarium reacciona inmediatamente al aranar ligeramente en el sue­ lo, de modo semejante al ruido que hace un insecto moviendose. Es decir, esta especializado unicamente hacia esas percepciones. Podria establecerse a modo de ejemplo la siguiente ley: ciertos animales, predominantemente opticos, como algunos pajaros y mo­ nos, que se alimentan de objetos inmoviles, quietos, reaccionan pre­ ferentemente y precisamente de modo optico a impresiones de for­ ma y color dentro de la esfera optica. Por el contrario, los anima­ les depredadores reaccionan a estimulos que se mueven. Es claro por que; una percepcion especializadisima, que tiene un valor vital elevado para la especie, tiene que traer consigo un comporta­ miento univoco. El comportamiento se va haciendo tanto mas «reaccional», cuanto mas especializado esta el animal. Dicho de otra manera: la percepcion actua «por sugestion® y se transforma automaticamente, por decirlo asi, en una reaccion. Los sentidos especializados no son permutables. Es impresionante la incapacidad de las gallinas o los monos para confiarse a otras impresiones, tactiles o auditivas y el poder de sugestion que tienen las impresiones opticas para ellos. LFna gallina que este rodeada de grano deja de picotear cuando se va extinguiendo la luz, aun cuando los granos le cubran las patas, y aun cuando tenga hambre y se haga llegar a sus oidos el ruido caracteristico de los granos al caer. Se queda tranquila y se duerme. El siguiente ejemplo muestra como la reaccion se produce forzosamente ante especiales impresiones visuales. Se muestra a distintos monos superiores (pavian, mandril, chimpance) un simulacro de naranjas. Inmediatamente alargan las manos, con gran codicia y ex-

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Psych, des animaux, Paris 1928, 74.

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citacion, sin ser impresionados por la falta de olor o por las sen­ saciones distintas. Cuando se hace un agujero en el simulacro, los irrita la desacostumbrada impresion visual. La excitacion se calma, pero si se da vuelta al objeto delante de sus ojos, de manera que desaparezca el punto que les perturbaba, alors les mains revenaient instantanement (las manos volvieron a dirigirse instantaneamente hacia el objeto). Este ejemplo muestra como la percepcion optica­ mente especializada es irresistible. Buytendijk muestra cuan escasamente se confia un gran mandril a sus sensaciones del tacto, del olfato y del gusto. Cuando se rompio el simulacro en pedazos, se llevo inmediatamente un pedazo a la boca, lo saco, I’examina avec attention, lo olfateo, volvio a llevarselo a la boca, volvio a sacarlo y lo arrojo despues de varios intentos. Tanto tiempo paso hasta que pudo superar la fuerza sugestiva de la impresion optica. No puede caber duda sobre la especializacion y unilateralidad del mun­ do perceptivo de los monos. Uexkiill compara la seguridad con la que un animal se mueve dentro de su circum-mundo a la del hombre en su vivienda. En esa vivienda, el animal encuentra cosas conocidas desde hace mucho tiempo; es decir, «porta-significados» propios de su especie (su ali­ mento, sus caminos, su consorte, sus enemigos). Muchos animales solo perciben de la posible riqueza del mundo muy pocas figuras (Gestalt), colores, olores y ruidos: solamente aquellos que parten de sus especiales portadores de significados. «Para que un animal pueda captar los estfmulos, tienen que existir los correspondientes organos de los sentidos; por eso la naturaleza actuo de un jnodo radical, no concediendo a los animales mas organos de los sentidos de los que les eran absolutamente necesarios* En algunos casos especiales no sirve este metodo de estudio. Hay que prescindir en toda esta investigacion de los animales domesticos, cuya domesticacion ha cambiado mucho su comporta­ miento original. Fuera de ese caso, algunas especies de poca apariencia, pero «proteicas» con gran tasa de crecimiento (ratas, gorriones...) han alcanzado un grado considerable de neutralidad con respecto al medio ambiente. En contraposicion, los grandes mamfferos (eldfantes, antropoides, grandes felinos) se han especializado mucho y, en estado salvaje, estan estrechamente vinculados a su medio ambiente. Asf pues, hay que estudiar la estructura de un

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J. von Uexkull, Ztschr. /. d. ges. Naturwtss. I, 7.

animal en conexion con su medio ambiente. Sus organos de alimentacion, de movimiento, de reproduccion; los organos de los senti­ dos, la cobertura corporal, su armamento, etc., corresponden en cada caso a un uso especial y forman un conjunto especial, marcadisimo, un sistema. Este sistema esta adaptado a un circum-mundo estrictamente propio de la especie. Es un modo de vida tipico; una tecnica de reproduccion y alimentacion; una «patria» con sus ca­ minos y sus escondrijos; con animales que les van a servir de presa o frutos, enemigos, simbiontes. Todo en el clima adecuado, etc. A toda esta coordinacion se le suele llamar biokointa, que en casos interesantes tiene pluralidad de miembros. Woltereck describe una de esas biokointas, compuesta ,por algas, cladoceros (pequenos cangrejos) y pececillos que se sirven mutuamente de alimento. Los desprotegidos cladoceros viven en los mismos meses (junio y julio) y en las mismas capas acuaticas que los pececillos, que mas tarde toman su alimento del lodo y de las plantas de la zona de la orilla. Al comienzo del verano, por el contrario, comen innumerables cangrejillos del plancton. Entre los cladoceros hay individuos que ya en junio producen huevos duraderos, que necesitan varios meses para su desarrollo. Por el contrario, la mayoria es vivipara y devoraran incluso a sus crias. De los huevos duraderos solo surgiran cangrejos si los peces que se han hecho grandes rechazan ese ali­ mento (cosa que por lo demas conduciria, segun la ley de la se­ leccion, a preferir a esos individuos protegidos; pero no es el caso). Con todo, los indices de aumento y los indices de consumo o des­ aparicion coinciden. Los peces (que de las aproximadamente veinte crias de un cangrejo devoran diecinueve e incluso a la madre) no co­ men la cria numero veinte; y asi no extinguen a los cangrejos, cuya superproduccion en crias sube de nuevo no a treinta o cuarenta, si­ no que mantiene el equilibrio de la cifra de los que fueron extinguidos. Se mantiene asi, con perdidas enormes, un equilibrio de la colectividad. El sujeto del acontecimiento es, pues, por decirlo asi, no el individuo o la especie, sino una relacion entre especie y medio ambiente, o mejor aun: un sistema de especies y medios ambientes. Esta famosa teoria del medio ambiente, de Uexkiill, fue un acierto genial; algo realmente nuevo y nos convencio de que el mundo de los animales no es el nuestro. Por lo demas era incompleta. En primer lugar Uexkiill renuncio a la introduccion del con-

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Grundzuge e. dig. B id ., 1932, 42, 220 s.

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cepto de instinto, ciertamente a causa de la inseguridad de las opiniones que entonces tenia Lorenz. Desde entonces, en las especiali­ zaciones organicas adaptadas al medio ambiente de los animales se cuentan las figuras o modelos instintivos de movimientos, que pue­ den ser tratados perfectamente como si fueran organos; que in­ cluso se pueden utilizar para una clasificacion sistematica. Se ha ad­ vertido, ademas, que la teoria de Uexkiill conduciria a estrechar y limitar la investigacion al «sensimundo» y el «actimundo»; es decir, a aquello que se puede poner en conexion con el sistema nervioso sensor y motor. Por eso la tendencia fue investigar cada vez mas el mundo propio de los sujetos animales. La autentica in­ vestigacion del comportamiento perdio terreno. La infraestructura kantiana de la teoria se abrio paso («Toda realidad es fenomeno subjetivo®: Uexkiill) y la escuela trabajo mas tarde incluso con la idea de las monadas de Leibniz. Por el contrario, dice Hermann Weber con razon, que numerosos factores del medio ambiente, como la temperatura, la presion atmosferica, los rayos infrarrojos, las bacterias, etc., no pueden entrar en un concepto subjetivo del medio ambiente y sin embargo son elementos eficaces de ese circum-mundo. Yo veo ademas otra falta esencial de la teoria en este punto: Uexkiill traslada inmediatamente su fructifero enfoque al hombre. En efecto, trabaja por ejemplo con la idea de que el bosque no es el mismo para un poeta, un cazador, un lenador, un loco, etc. En su trabajo Niegeschauts W elten (Mundos nunca vistos) con el subtitulo revelador de Die Dmwelten meiner Freunde (Los circummundos de mis amigos) describe una pletora de antiguos y origi­ nales conocidos, que nunca podrian cambiar, y distingue luego dos tipos de hombre, correspondientes a su division de sensimundo y actimundo: los «observadores® y los «activos®. De este modo se escamotea ademas una diferencia de primerisimo orden. Se confunden los tipos de comportamiento originarios, autenticamente instintivos, de los animales, que estan referidos a medios ambiente naturales y subordinados, con las especializaciones adquiridas del comportamiento, que en el hombre responden a una esfera cuhural ricamente concatenada. Entonces surge la cuestion 40. Z ar neueren Entwicklung d. U m w d tk h re }. v. Uexkiilh: Die Naturw 7 (1937); Zur Fassung und G lkderung e. allg. Umweltbegriffes: Ibid. 38 (1939); D er Umweltbegriff der Biologie u. s. Anwendung: D er Biologue 8 (1939); Zum gegenw. Stand d. allg. O kologk: Die Naturw 50-51 (1941); Organismus u. Umwelt: D er Biologe 11 (1942).

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teorica y practica fundamental: ,Jc6mo llega el hombre (a la vista de su apertura al mundo y de la reduccion de sus instintos; con to­ da la plasticidad potencial en el contenida y con su inestabilidad) a un comportamiento previsible, regularizado, provocable con alguna seguridad en ciertas condiciones; es decir, a un comportamiento que podriamos llamar cuasi-instintivo o cuasi-automatico y que en el se presenta en lugar del comportamiento autenticamente instintivo y que solo entonces define el contexto social estable? Preguntarse de este modo significa plantearse el problema de las instituciones. Se puede decir que asi como los grupos animales y las simbiosis son mantenidos mediante accionadores y movimientos instintivos, los grupos humanos lo son mediante las instituciones y los habitos mentales cuasi-automaticos que en ellas «se fijan». Habitos de pen­ sar, de sentir, de valorar y de actuar, que solo entendidos como institucionales se unen entre si, se hacen habituales y asi se estabilizan. Solo asi, al hacerse unilaterales se hacen habituales y en cierta medida confiables; es decir, previsibles. Si se destruyen las instituciones, vemos aparecer inmediatamente una imprevisibilidad e inseguridad y carencia de proteccion frente a los estimulos por parte del comportamiento, que ahora si se podria calificar de pulsional. Tambien es una de las impresiones mas indignantes que existe el ver como, despues de la destruccion de las instituciones (dentro de las que se habian desarrollado con sus insuficiencias ca­ racteristicas), las virtudes recaen en los individuos y se reflejan co­ mo confusion y desconcierto. Solo dentro de un sistema cultural establemente institucionalizado se puede llegar a actitudes suma­ mente elaboradas e irreversibles, que ha descrito Uexkull, donde el concepto desde «circum-mundo» o medio ambiente, plenamente a-biol6gico, solo puede querer decir: medio ambiente individual sumamente civilizado. Asi pues, el concepto bien definido y exactamente biologico de circum-mundo no es aplicable al hombre, ya que precisamente en el lugar en que se halla el circum-mundo para los animales, se halla, en el caso del hombre, la «segunda naturaleza* o la esfera de la cultura, con sus problemas propios y especiallsimos y las formacio­ nes de conceptos que no son abarcables bajo el concepto de medio ambiente, sino at: reves, no obstaculizados por el. Estas afirmaciones no han de degenerar naturalmente en una mera disputa verbal. La que parece mejor definicion del concepto biologico de medio ambiente o circum-mundo la ha dado H. W e­ 91

ber en Zur Fassung und Gliederung eines allgemeinen Umweltbegriffs: Por medio ambiente o circum-mundo ha de entenderse la totalidad de las condkiones (contenidas en toda la complejidad de un entorno) que permiten a un determinado organismo, mantenerse en virtud de su organizacion especifica.

En casi todas las especies de animales altamente especializadas (es decir, en una preponderante mayoria) se puede dar o indicar el complejo de condiciones externas t'tpicas de la especie, que han de ser satisfechas a fin de que esa especie «se mantenga®, viva y se reproduzca. Ahora bien, yo no puedo encontrar semejante com­ plejo de condiciones naturales dadas de antemano para el genero hombre, con la excepcion de algunas muy generales, validas para todo organismo (aire, ciertas condiciones de presion atmosferica, etc.). El «hombre® no vive en una relacion de acomodamiento or­ ganico o instintivo a cualesquiera condiciones concretas externas, sino que su constitucion fuerza, pero produce tambien una activi­ dad inteligente y planificadora, que le permite afrontar tecnicas y medios para su existencia a partir de constelaciones muy arbitrarias de circunstancias naturales mediante una mutacion de las mismas. Por eso le vemos vivir «en todas partes®, muy al contra­ rio de las regiones geograficamente muy circunscritas de todos los animales especializados. Vive en los desiertos y en las regiones polares: junto a antilopes y osos polares; en las altas montanas, estepas y selvas virgenes; en el agua y en todos los climas, pe­ ro sobre todo en las ciudades. De ahi que no se pueda senalar una disposicion especifica, valedera para todo el genero, y que haya que presuponer necesariamente de los elementos de un entorno, en el sentido de la definicion dada mas arriba, que hubiera de exis­ tir a fin de que «el hombre® se mantuviera. El hombre puede todo esto porque, mediante una mutacion planificada y previsora, se crea para si su esfera cultural a partir de cualesquiera circunstancias existentes. Esa esfera cultural tiene en el el lugar del medio ambiente o circum-mundo, y pertenece ahora a las condiciones de vida naturales de este ser no especializado y or­ ganicamente carente de medios. Por eso, la «cultura® es un con­ cepto antropo-biologico y el hombre, por naturaleza, un ser cul­ tural. Un aborigen australiano dispone ya de unos doscientos aparatos y tecnicas, por medio de los cuales se afirma en su desconso-

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lador entorno. Por tanto, cultura es, en una primera aproximacion, la totalidad de los medios materiales representatives; de las tecni­ cas objetivas y las tecnicas mentales, incluyendo las instituciones, por medio de las cuales «se mantiene® una determinada sociedad. En una segunda aproximacion, es la totalidad de las instituciones fusionadas que se siguen de alli como consecuencia. Las adaptaciones climaticas que aparecen, no en el genero hom­ bre, sino en razas particulares, son probablemente de tipo secunda* rio. Los antepasados de los indios, negros, etc., vivieron antes en climas muy distintos y tuvieron que tener un aspecto muy dis­ tinto. El pleistoceno y el holoceno fueron la epoca de la gran in­ quietud y de las grandes migraciones de los hominidos. Los indios norteamericanos poseen fuertes caracteristicas europidas y mongolicas, muy probablemente procedentes de su protopatria norasiatica^L Los hallazgos craneanos de Africa del este, de la epoca holocenica, sobre todo el craneo de Oldoway, tienen relaciones euro­ pidas muy llamativas. Se puede demostrar todavia en tiempos historicos que las so­ ciedades humanas «cambian su medio ambiente® (concepto impo­ sible para la zoologia). Las grandes migraciones hacia espacios vitales totalmente nue­ vos exigen una revolucion de la cultura; un cambio total de las tecnicas vitales y de los medios mentales, que se extienden hasta el terreno religioso. La famosa recepcion del cristianismo por los germanos fue uno de esos procesos parciales dentro de un movi­ miento de migracion. La religion germana con sus bandas guerreras celestiales («Todo el ejercito de dioses nordicos parece un equipo en disputa®) y su escaso desarrollo cultual {sacrifidis non stu­ dent: Cesar, Bell, gall.) debio de ser la religion de pueblos migrantes. Era imposible dominar desde ella una civilizacion suma­ mente reflexionada, como la de la Roma tardia. Todavia tenemos ejemplos mas impresionantes de repentinos cambios de cultura en otros continentes. Segun Eickstedt, la region donde vivian los sioux y los fox alrededor de 1700 era el distrito silvestre o natural de Minnesota. Esto significa una economia propia de recolectores de frutos, caceria en el bosque, empleo de canoas, etc. Empujados por

41. 793 s. 42.

Cf. von Eickstedt, Rassenkunde u. Rassengech. d. Menschheit, 1934, Neckel, Ktdtur der d te n Germanen, 1934, 181.

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los odschibwa, que tenian armas, se trasladaron a las praderas y consiguieron caballos de los europeos..«Algunos anos mas tarde, todo el pueblo andaba a caballo, abriendose asi de golpe un espacio vital gigantesco en las altas praderas*. Todo hombre, de cualquier grado cultural, se experimenta a si mismo, su sociedad, su ambiente cultural y su trasfondo, un de­ terminado paisaje, como parte del «mundo». Aun los australianos captan su patria como parte de un todo grande, que se extiende ili­ mitadamente, y que es captado en la imaginacion; la orientacion al mundo y la interpretacion del mundo del hombre se extiende a esa totalidad. Cierto es que a nuestros sentidos se les da solo una parte fragmentaria del «mundo», como a todos los organos de per­ cepcion, incluso los animales. Nosotros sabemos eso, porque me­ diante el microscopio y los telescopios podemos ampliar esa parte. El salvaje lo sabe por medio de la religion: por la inseguridad fren­ te a lo dado. Ambos captan el mundo visible como parte de algo no dado. Es indiferente que eso ultimo conste de electrones y bacterias o de demonios y espiritus. El hombre, por lo general, inter­ preta en lo percibido lo perceptible y en lo perceptible, lo no per­ ceptible y, sobre todo, su comportamiento afecta a todas esas es­ feras. Para la ardilla no existe la hormiga que sube por el mismo arbol. Para el hombre no solo existen ambas, sino tambien las le­ janas montanas y las estrellas, cosa que desde el punto de vista biologico es totalmente superfluo; y mas alia de lo perceptible, los dioses, con los que trata en el rito y en el culto. Cuando Lorenz dice que «toda la sociologia de los animales superiores se construye sobre accionadores y esquemas innatos*, esta rechazando ya el con­ cepto de medio ambiente aplicado al hombre. Podemos contemplar a un campesino chino o a un obrero europeo de la industria del metal. No encontraremos ningun modelo innato de movimien­ tos que se refieran a una disposicion (tipica de la especie) de con­ tenidos del circum-mundo con sus valores accionadores. La razon es la misma: porque todo afecta a un comportamiento variable, pilotado conscientemente, que solo se estabiliza en el intercambio social, se-equilibra y, dado el caso, se hace habitual, pero quedando abierto (es decir, capaz de evolucion) para nuevas motivaciones complementarias. Ciertamente, lo primero es sacar de la multipli­ cidad infinitamente abierta del mundo las condiciones para la pura existencia fisica. Incluso se puede utilizar para ello la estrella polar fcomo orientacion). 94

Para ml es evidente que Herder dio ya algunos camino de la teoria que aqui presentamos, y vamos En su obra premiada sobre el origen del lenguaje der intento una interesantlsima diferenciacion entre el animal desde distintos angulos.

pasos por el a mostrarlo. (1772), H er­ el hombre y

Es seguro que el hombre esta muy atras del animal en fuerza y en seguridad del instinto; tambien es cierto que no tiene en absoluto eso que en tantos generos de animales llamamos facultades o impulsos in­ natos.

Ademas introduce genialmente un nuevo punto de vista, que fundamentalmente es el concepto de medio ambiente: lo llama «esfera de los animales®. Cada animal, dice Herder, tiene su circulo, al que pertenece desde su nacimiento, en el que entra enseguida (!), en el que vive durante toda su vida, y en el que muere. «Ahora bien, es muy curioso que cuanto mas agudos son los sentidos de los animales, y cuanto mas maravillosas son sus obras, tanto mas pequeno es su circulo; tanto mas unica y peculiar es su obra®. Anade que ha ob­ servado cuidadosa y largamente esa relacion y que ha encontrado una maravillosa proporcion inversa entre la menor extension de sus movimientos, alimentacion, mantenimiento, apareamiento, educacion, sociedad y sus impulsos y artes. Con Herder dirlamos que cuanto mas diminuta es su esfera, tanto mas seguro y perfecto es el «poder® del animal: Cuando unos sentidos infinitamente delicados y finos quedan encerrados en un circulo pequeno, en una unica direccion, y todo el resto del mundo no es nada para el (!), jcomo salen triunfantes!... Cuanto mas variadas son las funciones y destinos de los animales; cuanto mas se desgarra su atencion a diversos objetos; cuanto mas intranquilo es su modo de vida, en una palabra: cuanto mayor y mas variada es su esfera, tanto mas vemos que su capacidad sensorial se fracciona y se debilita.

De ahi la frase de Herder; «La sensibilidad, facultades y pul­ siones de los animales crecen en fuerza e intensidad en proporcion inversa al tamano y a la multiplicidad de circulo de accion®. Los animales como el dice, «han desarrollado los sentidos en pulsio­ nes®. Si prescindimos de que Herder no tiene claro el concepto de 95

especializacion de los organos, de que presta mas atencion a la sen­ sacion, percepcion y a «los modos pulsionales® y de que su teoria esta orientada hacia los insectos, es cierto que fue el primero que expreso la adaptacion de las «facultades® de los animales; tanto de sus acciones como de sus percepciones e instintos, a un fragmento limitado del mundo; es decir, al medio ambiente. Con la misma seguridad diferencia (fundamentalmente bien) al hombre. Ensena que hay «un caracter propio de la humanidad®, a cuya entrada «cambia completamente la escena®. Y define al hombre como jser carencial! El nino recien nacido no exterioriza ni ideas ni impulsos a traves de sus sonidos, como hace cada animal a su manera; colocado entre los animales, es la criatura mas desamparada de la naturaleza. Desnudo y descubierto debil y necesitado, temeroso y desarmado; y lo que cons­ tituye la suma de su pobreza: desprovisto de todas las guias de la vida. Q )n una capacidad sensorial tan desgarrada, tan debilitada; con unas facultades tan indeterminadas, tan en potencia; con pulsiones tan divididas y d'esfaJlecidas; abocado patentemente a miles de indigencias; destinado a un gran drculo... [No! ;Tal contradiccion no es el modo de gobernar de la naturaleza!

Por eso, segun Herder, de los hombres, y mirando en compa­ racion con el animal, solo se puede dar una definicion negativa. «E1 caracter de su genero® consiste primeramente en «vacio y carencias®. Sus sentidos y su organizacion no estan agudizados hacia una sola cosa; tiene sentidos para todo, y pot tanto naturalmente sentidos mas debi­ les y obtusos para cada cosa en particular. Las fuerzas de su alma estan repartidas por todo el mundo; sus ideas no se dirigen a una sola cosa; juntamente con ello ninguna pulsion, ninguna aptitud' terminada.

Por tanto el hombre tampoco tiene «circum-mundo®: El hombre no tiene una esfera tan estrecha y uniforme, en la que solo’ le espete una tarea: ante el se halla un mundo de asuntos y de determinaciones... El hombre tiene afanes desgarrados; atencion dividida; sentidos desfallecidos.

Es admirable como Herder ve en conexion intima la carencia biologica de medios del hombre, su apertura al mundo y el «des96

garramiento de sus deseos o afanes», como pasa luego a la cuestion de la «compensacion® y en ese punto hace derivar el lenguaje (ra­ zon, discernimiento) de ese «caracter de la humanidad® que acaba de encontrar, como un complemento que surge «del centro de esas carencias®. No se puede decir nada mas notable que esto acerca de la rela­ cion entre el hombre y los animales; la diferencia no esta «en grados, o aditamentos de fuerzas, sino en un desarrollo de todas las fuerzas en una direccion completamente distinta®, de tal mane­ ra que la razon del hombre no se apoya en su organizacion animal, sino que «toda la disposicion de todas las fuerzas humanas; todo el gobierno de su naturaleza sensorial y cognoscitiva, cognoscitiva y volitiva... que en el hombre se llama razon, asi como en el animal se hace facultad habilidosa; en el se llama libertad y en el animal se hace instinto®. Asi pues «el gobierno total de la naturaleza® intenta en el hombre una nueva direccion. Herder realize aquello que toda antropologia filosofica (aun la que presupone un concepto teologico del hombre) esta obligada a realizar; ver la inteligencia del hombre en conexion con su situacion biologica, con la estruc­ tura de la percepcion, de la accion y de la indigencia. Es decir, «la determinacion completa de sus fuerzas pensantes en relacion con su sensorialidad y sus pulsiones®. La conciencia humana esta pre­ suponiendo una estructura morfologica especial, una capacidad de movimiento peculiar, un tipo de percepcion y una estructura pul­ sional y una «direccion totalmente distinta y otro desarrollo de todas sus fuerzas®. La antropologia filosofica no ha dado un paso adelante desde Herder y, en esquema, es la misma concepcion que yo quiero desarrollar con la ayuda de la ciencia moderna; tampoco necesita dar un paso mas, puesto que es la verdad 43. H e de agradecer las importantes indicaciones (que espero haber atendido) que desde la aparicion de la primera edicion de esta obra en 1940 se me hicieron en las recensiones de N. H artm ann, Neue Anthropologie in Deutschland-. Bl. f. dt. Philosophie 15 (1941) y H . Ammann, Sprache u. Gemeinschaft: Die Tatwelt 17 (1941). Las conversaciones repetidas y exhaustivas con Konrad Lorenz, Hans Biirger-Prinz y Helmut Sohelsky han penetrado en muchas formulaciones. El trabajo de O. Storch, Die Sonderstellung des Men­ schen in Lebensabspiel und Vererbung, W ien 1948, amplia los fundamentos biologicos de puntos de vista fundamentales, que se manifiestan comunes. El articulo aparecido con el nombre de Buytendijk, Tier und Mensch-. Die neue Rundschau (1938), del que dije en las ediciones anteriores que en puntos esenciales se halla muy proximo a las teorias aqui expuestas y que esa con­ cordancia es importante en tesis fundamentales expresadas con independencia mutua, procede, como hizo saber entretanto H . Plessner, de la colaboracion con 61.

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La especial ubicacion morfologica del hombre

10.

Los «primitivismos» de los drganos

Nuestra tarea ahora consiste en senalar la ubicacion especial del hombre desde el punto de vista morfologico; es decir, al observarlo «desde fuera». Ese algo especial consiste, como ya hemos indicado, en la carencia permanente de organos superespecializados, o sea, adaptados especificamente a su medio ambiente, siendo estas las condiciones, visibles desde fuera, de un ser abierto al mundo y actuante en el; es decir, de un ser independiente. Hemos de considerar, pues, las «carencias organicas* y las caracteristicas organicas especiales bajo la idea directriz de lo «no especializado*, siendo por tanto, para expresarlo de un modo positivo, primitivismos. Estos son o bien ontogenicos (es decir, el hom­ bre adulto conserva y mantiene estados fetales), o bien filogeneticos: la anatomia comparada nos ensena que los organos humanos (con la estructura que luego se ira manifestando conforme a las leyes de la evolucion) pertenecen a los principios; son pues primitivos, «geol6gicamente antiguos*. Ambos puntos de vista po­ drian coincidir, pero no obligatoriamente, de donde se hace nece­ saria la distincion, a la que M ijsberg' otorga con razon mucha importancia. En efecto, los estados especializados son estados finales de evolucion,, y va en contra de todas las ideas biologicas el hecho de que los organos primitivos procedieran de los ya especializados a traves de una evolucion regresiva. 1. Vber den Bau des Urogenitalapparates bei den mannlichen Primaten, Amsterdam, 1923.

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Pero tenemos que precisar bien lo que queremos decir. El concepto de «primitivo» significa lo mismo que «no especializado®. En el presente trabajo no connota nunca algo «inferior® o de «menos valor®, al modo, por ejemplo, que se habla del craneo pri­ mitivo de un aborigen australiano con respecto al de un europeo. En todo nuestro trabajo, primitivo equivaldra a no especializado, a originario, ya en sentido ontogenetico (embrional) o filogenetico (arcaico). Especializacion quiere decir perdida de la plenitud de po­ sibilidades encerradas en un organo no especializado en favor del desarrollo maximo de una de esas posibilidades y a costa de las demas. Siempre que se nos presenta un caso de atrofiamiento, esta englobado dentro de casos de especializacion; por ejemplo: el dedo pulgar de los antropoides; las «aletas® del pingiiino, o los intestinos desaparecidos de muchos parasitos, porque no los ne­ cesitan La ley de Dollo afirma que las funciones perdidas no pue­ den recobrarse nunca. Dado que tales atrofiamientos son procesos parciales internos de las especializaciones, afirma al mismo tiempo el caracter de irreversibles que tienen las especializaciones ya conseguidas, las cuales son metas finales de la evolucion organica; metas que todos los mamiferos alcanzan, excepto el hombre. Des­ de el punto de vista biologico no cabe imaginar que los organos ya especializados pudieran retroevolucionar hacia formas no especiali­ zadas, es decir, a aquellas que contienen toda la plenitud de posibilidades. Este problema es el fundamental en la doctrina del origen y procedencia del hombre: poder probar que los organos esencialmente humanos no estan especializados; es decir, son embrionarios o arcaicos. En cualquier teoria que haga proceder al hombre de un animal directamente y sin una hipotesis complementaria especial referente a esta cuestion, nos encontraremos (en virtud de la notabilisima carencia de especializacion que hemos de probar mas detenidamen­ te) ante la dificultad insuperable de tener que hacer proceder los estados primitivos de los avanzados. (Incluso los grandes monos, los primeros a que se acude para buscar esa procedencia, estan sobremanera especializados). Esta es la dificultad basica de la doctrina evolucionista cuando se refiere al hombre, siendo asi que por otra parte no cabe duda del estrecho parentesco entre hombre y mono. Esto hay que decirlo claramente de una vez. Cualquier

2.

Cf. Burkamp, W irklichkeit und Sinn II , 1938.

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teoria que no lo vea, se encuentra fuera del punto candente del problema. Mientras que es clarisima, por ejemplo, la procedencia de las aves a partir de los reptiles permicos (como tipos), la de los hombres se halla siempre ante esa dificultad. Quisiera presentar ahora la prueba siguiente: existen dos clases de doctrina evolucionista acerca del hombre. Una, a la que nos adherimos, tiene en cuenta ese problema y considera al hombre o bien como un ser superarcaico, que ha evitado desde los tiempos mas antiguos el camino de la especializacion, o bien hace proceder al hombre de un tronco de primates de antepasados animales me­ diante una hipotesis suplementaria. En ambos casos queda bien ma­ nifiesta la ubicacion especial del hombre, su caracter incomparable. La hipotesis suplementaria puede tener formas muy distintas, pero siempre vuelve a lo mismo, a saber, que la hominizacion dentro de las leyes evolutivas que conocemos solo es comprensible si in­ troducimos una ley especial apareciendo entonces sin mas la ubica­ cion especial del hombre. La otra teoria evolutiva es la clasica, la que hace proceder al hombre, de modo rectilineo, de ciertos tipos de grandes monos ya especializados. No tiene en cuenta el problema. Mostrare entonces como ha de someterse a la fuerza de la verdad: dentro de su teoria de hacer derivar al hombre directamente de los grandes monos, tiene que describir el famoso «eslabon intermedio». Tarea que es insoluble, ya que si es una realidad la ubicacion especial del hom­ bre, entonces esa teoria tiene que incluir al mismo tiempo en la definicion de ese ser intermedio una serie de caracteristicas que son contradictorias (a saber, humanas y animales). Como veremos mas adelante, resulta de ahi un monstruo y portento tal, que es ahora ese eslabon intermedio (y no el hombre) el que tiene una ubicacion especial completamente fantastica dentro del reino animal. Con lo cual el contrario prueba nuestra tesis contra su voluntad. Ahora trataremos en primer lugar las particularidades organi­ cas humanas de la region de la cabeza, anadiendo despues una breve disertacion sobre el estado del importante problema de la mano y tl pie. Posteriormente trataremos con amplitud los demas primitivismos humanos dentro del marco de las teorias comple­ mentarias de Bolk y Schindewolf. Daremos preferencia a esta teoria que nos parece la mas satisfactoria y luego discutiremos el pro­ blema del origen y procedencia del hombre. Tras estas observaciones preliminares paso a describir sinoptica100

mente los «primitivismos» o «no-especializaciones» del hombre, considerando en primer lugar la parte de la cabeza y prestando atencion especial a la dentadura y mandibula. En la mayoria de los mamiferos, la parte craneal del cerebro y la parte craneal de la cara se hallan en proporcion in versa; y aun en todos los monos de aspecto humano (antropoides, antropomorfos la parte del craneo ocupada por el hocico es extraordinariamente voluminosa y desarrollada hacia delante, a costa de la parte reservada al cerebro, empequenecida y huidiza, mientras que en el hombre casi desaparece bajo el receptaculo cerebral. Cuanto mas retrocedemos hacia la epoca embrional en los vertebrados, sobre todo en los mamiferos, tanto mas semejante es la formacion de la cabeza, apareciendo esta en relacion con el resto del cuerpo grande, redondeada, mientras que el hocico no aparece o aparece muy poco bajo la boveda cerebral. Segun Bolk, la denta­ dura en todos los mamiferos se inserta perpendicularmente en la mandibula; son «ortodontes». En los animales, incluidos los antropoides, la base del craneo va creciendo despues hacia adelante en relacion con la parte alta del mismo; la nariz se desliza hacia fuera y el lomo' de la nariz for­ ma con la frente, retraida, una superficie continua, sesgada, a me­ nudo casi horizontal. Asi pues, la formacion del hocico se realiza a expensas del cerebro. En los hombres puede decirse que se man­ tiene !a disposicion embrional. Ademas existe una contraposicion entre la formacion de la mandibula alargada y voluminosa y el desplazamiento de los dientes hacia fuera (caballo, chimpance), asi como la pequena mandibula redonda con denticion vertical. Westenhofer * ha llamado la atencion insistentemente sobre esa relacion clarisima desde el punto de vista morfologico. Cita una observacion parecida de Ludwig Fick, ya en el ano 1853: Todas las mediciones de craneos realizadas antes del desarrollo perfecto producen un resultado que reclamaria para si una organizacion supe­ rior a la que alcanzan despues de su formacion completa; y esto es 3. No esta establecido de modo univoco el uso de esta palabra. Casi siem­ pre se entiende por antropoides a los «monos de aspecto humano® (hombresmonos), es decir, chimpace, orangutan, gorila y gibon. Se suele llamar antropomorfos a ese grupo cuando se incluye al hombre. Sin embargo no es algo fijo. Nosotros nos adherimos a esta calificacidn. Pongido es un nombre espe­ cial del grupo chimpance-orangutan-gorila. 4. Das Problem der Menscbwerdung 21935; Das menscbliscbe Kinn: Arch. f. Frauenkde. u. Konst. Forschung 10 (1924).

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naturaHsimo, ya que es una ley general de la evolucidn de los vertebrados que ed sistema cerebroespinal con sus anejos, los drganos sen­ soriales especificos, forme un sistema cuyo crecimiento desde el naci­ miento hasta el desarrollo completo es minimo, mientras que sucede todo lo contrario en el desarrollo de la mandibula.

Sin embargo, queremos seguir estudiando esta cuestion en aquel punto especial en el que es mas importante desde el punto de vista antropologico, a saber: al comparar los craneos de los an­ tropoides y del hombre. No hay duda alguna de que en el periodo embrional y de la infancia los antropoides tienen un craneo parecidfsimo al de los hombres. Despues se desarrolla hasta llegar a ser el imponente hocico propio de los grandes monos adultos. NaefZiirich ha mostrado en algunos articulos importantes ®con dibujos muy instructivos la forma de herradura de la mandibula humana (y de los monos intermedios) en contraposicion al alargamiento posterior de la mandibula de los grandes monos a fin de recibir una dentadura mucho mayor. «Se trata de una mutacion, que se va realizando en todos los pongidos en el transcurso de su desarrollo posterior y que parte de una forma juvenil totalmente humana®. Para ello establece la «ley de los estadios previos conservadores®. Dice que entre todos los craneos de mamiferos (tanto mas entre todos los de los simios) existen coincidencias en los estados embrionales mas antiguos. Despues se pierden, en la medida en la que algunas formas individuales alcanzan sus metas particulates, es de­ cir, en la medida en la que se especializan. Los embriones maduros de todos los simios tienen una forma craneana tipica, que con relacion a otros mamiferos supone una importante amplificacion de la capacidad cerebral y una reduccion relativa de la mandibula. Por esta causa las orbitas oculares estan dirigidas hacia fuera (jvi­ sion plastica!) y estan separadas de las fosas temporales por la union de la frente y los pomulos. En los antropoides (incluyendo por tanto los hilobatidos, monos de largos brazos, es decir, los gibones), tenemos la misma combinacion en una forma al menos ligeramente acrecentada, asi como en los autenticos antropomorfos (hominidws - pongidos - australopitecus fosil); mas en este caso las proporciones entre craneo y cerebro, en su disposicion, se han transformado en plenamente humanas. El craneo de las crias de to­ dos los simios conserva mucho de humanidad esbozada; pero en 5.

102

Die Naturwissenschaften (1926) 89 s, 345 s, 427 s.

los autenticos antropomorfos el lactante tiene siempre una hermosa y libre frente humana. Cuando los animales van creciendo, va desapareciendo aquello que tenian en comun dentro de cada grupo. El caracter propio, especializado, de las especies se constru­ ye sobre los cimientos arquetipicos heredados de muy antiguo. La reconstruccion que luego hace Naef del propliopiteco (terciario me­ dio) y el intento de demostrar una evolucion simple rectilinea a partir de este, pasando por el pitecantropo, hasta llegar al homo neanderthalis y al homo sapiens, la paso por alto aqui, y sola­ mente destaco que, segun Naef, el caracter especial de los pongidos (monos de aspecto humano en sentido estricto) consiste en un aumento secundario de las fuerzas corporales, de la destreza y de la fuerza defensiva natural, renunciando al mantenimiento (y pos­ terior desarrollo) de los dispositivos que le permitirian mayores rendimientos. Los pongidos jovenes son sin duda mucho mas inteligentes que los viejos. La tarea historico-evolucionista del hombre habria consistido por tanto, por decirlo asi, en el «mantenimiento* de la relacion cerebro-cuerpo (esbozada en todos los simios) y el correspondiente abovedamiento del craneo, que precisamente los simios, y especialmente los pongidos, muestran todavia en sus for­ mas embrional y juvenil. El examen de la historia del craneo de los pdngidos muestra una tre­ menda cai'da tardia desde una evolucion hacia lo humano. marcada inequivocamente al principio y luego seguida todavia por cada indi­ viduo durante varios anos. Ya solo la forma primigenia y arquetipica de la familia puede ser pensada como semejante al hombre y considerada como su unico representante actual. Pero ese arquetipo ha de hacerse retroceder muy atras en el tiempo, por lo menos hasta el mioceno. Porque a partir de ahi ya esta firmemente establecido su ca­ racter especializado actual.

En otra disertacion ®examina Naef el australopithecus africano de Dart. Por sus caracteristicas anatomicas (falta de los arcos superciliares; incisivos verticales; colmillos debiles; barbilla bastante cla­ ra, etc.) prueba que se trata de un mono-humano, cuyo crecimiento cerebral a lo largo de la infancia se orienta durante mas tiempo que en los pongidos actuales en direccion de las proporciones hu­ manas. Todo el perfil recuerda notablemente el estado lactante de 6.

Der neue Menschenaffe: D er Naturwissenscfaaften (1925) 3.

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los pongidos actuales. Del mismo modo que Dart, Naef saca la con­ clusion de la existencia de vertebras cervicales erectas; por tanto, de una postura corporal mas o menos erecta. La conclusion que saca Naef es esta: el australopiteco «ha quedado mas cerca de los supuestos predecesores comunes del hom­ bre y los monos-humanos, que los pongidos®. Esta teoria es tanto mas natural, cuanto que la estructura y desarrollo de los monos antropomorfos estan demostrando que en otros tiem­ pos (tomando como medida al hombre) estuvieton mucho mas alto que ahora y que ciertos hechos paleontologicos lo atestiguan; los representantes mas antiguos son los que menos se apartan de esa nor­ ma, los representantes mas recientes, los que m as... Todo el grupo tuvo que haber tenido al menos la posibilidad de haber conservado durante mas tiempo que los pongidos actuales los estados juveniles humanos mencionados, que son propios, mas o menos, de todos los miembros del grupo... Aun cuando los prehomlnidos adultos del terciario tardlo hubiesen tenido todavia muchos rasgos simiesoos hoy perdidos, ten­ drian sin embargo que haber permanecido mucho mas rioos en libertad de adaptacion, primitivos, infantiles y precisamente por eso, humanos.

En cualquier caso, el resultado hasta ahora es: una de las for­ mas propias de los estados fetales de los mamiferos, principalmente de los antropomorfos, a saber, la boveda craneana, el escaso des­ arrollo de la dentadura colocada debajo y la ortodoncia, solo se ha conservado en el hombre. Esto seria ciertamente un primitivismo ontogenetico y probabilisimamente tambien filogenetico, es decir, una carencia de especializacion. Pues es indudable que la posterior formacion poderosa del bocico en los grandes monos es una espe­ cializacion con meta muy precisa en el sentido de ayudarse mutua­ mente las funciones de captacion (morder), devorar y oler, paralela al dispositivo de los cuadrupedos, en los que el hocico es la punta extrema delantera. Asi pues, los grandes monos se desarrollaron si­ guiendo el sentido de esa especializacion; los pavianes fueron los que mas, en cuanto animales puramente terricolas (de modo secun­ dario); lbs monos-antropomorfos propiamente dichos, menos. En las concepciones que venimos exponiendo no hay teorias completamente nuevas, sino que son repeticion de lo que ya se habia dicho. Ya Kollmann partio de la semejanza del craneo de los monos jovenes y el hombre, sacando la conclusion, en sentido de ley fundamental biogenetica, de que los monos tenian que proceder 104

de formas mas semejantes al hombre De ahi que los hombres no podrian proceder de formas que fuesen comparables con los an­ tropoides actuales sino de «formas fetales®, cuya forma de craneo conservaron, y Kollmann suponia que los antropoides del terciario no tenian todavia craneo de mono como el actual, sino cabezas redondas, como tienen todavia hoy los fetos de antropoides. Esta teoria tiene muchisima semejanza con la que expondremos mas ade­ lante de Schindewolf. Antes que el, Ranke habia recorrido el mis-

Espedalmente el craneo de los mamiferos alcanza (durante su forma­ cion individual) en primer lugar una forma totalmente parecida a la humana, que muestra la tipica preponderancia humana del cerebro so­ bre los organos vegetativos. Partiendo de esa forma humana, se des­ arrolla la forma an'mal del craneo. Segun esto, el proceso es total­ mente contrario a lo que parece tener que postular la doctrina convencional evolutiva; no subiendo, desde lo mas bajo hasta do mas alto sino bajando desde lo mas alto a lo mas bajo. La forma suprema del craneo, la humana, es el punto de partida comun de la evolucion craneana de toda la serie de los mamiferos.

En toda esta argumentacion no era necesario extender el pro­ blema a la totalidad de los mamiferos y se podrian discutir los calificativos de «mas alto® y «mas bajo®, pero si es correcto que so­ lamente cabe imaginar una evolucion en la direccion de la estruc­ tura craneal del feto de mono hacia una forma final especializada, de figura animal; por el contrario, el hombre permanece en ese estado primitivo (fetal) y arcaico (en el sentido de la ley funda­ mental biogenetica). En todo caso, Kollmann se situo tambien ex­ presamente en el punto de vista de que las formas indiferenciadas, las no-especializadas, han de ser consideradas como las formas-raiz, y con ello hay que hacer derivar a los antropoides del arbol genealogico del hombre. A resultados parecidos llego Aby en 1867, como pude comprobar en Kohlbrugge®. A este primitivismo del hombre que hemos verificado (carencia de especializacion) corresponde la gran antigiiedad de su dentadura. Ya Klaatsch dijo en este sentido que en la dentadura hu7. 8. 9. mente 10.

Arch. f. Anthr. 5 (1906); Korr. d. D. anthr. Ges. (1905). Korr. d. D. anthr. Ges. (l897). Die morphologische Abstammung des Menschen, 1908. Libro suma­ atinado. Das Werden der Menschheit und die Anfdnge der Kultur, 31936.

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mana dificilmente podria encontrarse algun tipo de manifestacion especial de adaptacion. En general aparece «como una prolonga­ cion perfectisima de aquel estado primordial a partir del cual se fueron desarrollando las demas formas dentarias de los mamiferos. Por tanto, el hombre, en su dentadura, ha permanecido asombrosamente originario, — primitivo— ». Este caracter de primitivismo consiste en primer lugar en la ca­ rencia de vacio (carencia originaria) en la dentadura del hombre; es decir, en la falta de un vacio (diastema) entre los caninos y los premolares. Ese vacio es necesario cuando los caninos se especializan en poderosos colmillos para desgarrar, como es el caso de los an­ tropoides. Esa poderosa evolucion de los caninos falta en todos los hombres actuales y fosiles, aun en el sinantropo y en el homo heidelbergensis. En su ensayo Adi off ha mostrado " que los premolares existentes detras de los caninos en todos los antropoides tienen una sola punta, siguiendo por tanto la especializacion del canino, mientras que en el hombre tienen dos puntas, es decir, son de tipo molar. Juntamente falta aqui la especializacion que se presenta a consecuencia de la notable evolucion del colmillo animal. Como subraya Adloff: El camino humano posee una forma primitiva que se manifiesta sobre todo en la formacibn de la superficie lingual, en virtud deil desarrollo de una protuberancia, existente asimismo en los incisivos, mientras que los colmillos de los antropoides a causa de la especializacibn han perdido completamente esa forma original. Por tanto es absolutamente impensable que el hombre hubiese poseido alguna vez caninos seme­ jantes a los de los antropoides.

En la misma direccion apunta una observacion de W erth sobre la falta de caninos agrandados: Tambibn en este oaso estamos sin duda ante un rasgo caracteristico que es primitivo desde el punto de vista de la historia del origen del hombre y es antiguo desde el punto de vista geolbgico. La carencia de un canino que destaque claramente o al menos exista en la serie dentil es regia todavia hoy en los mamiferos placentarios considerados como los mas primitivos; los insectivoros. Encontramos tambibn este

11. Einige besondere Bildungen an den Zahnen des Menschen und ihre Bedeutung fiir die Vorgeschichte: Anat. Anz. 58 (1924). 12. Zeitschrift f. Saugetierk. 12 (1937).

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estado, mucho antes, en toda una serie de mamiferos dpi terciario primitivo.

A proposito de estas importantisimas cuestiones hemos de citar tambien otros escritos de Adloff En ellos Adloff, ademas de los caracteres primitivos ya mencio­ nados de la dentadura humana anade otros mas, entre los cuales: 1) el «molar de leche», inferior primitivismo, frente a la forma mas aguzada de los molares de leche de los antropoides (tesis: la pri­ mera denticion [los dientes de leche] de las formas recientes se pa­ rece mas a los dientes permanentes de sus antecesores fosiles que a los de sus propios descendientes); 2) la posicion vertical de los dientes humanos, especialmente de los incisivos, en contraposi­ cion a los antropoides, que tienen los incisivos inclinados hacia delante. Es indiscutible que en la inmensa mayoria de los mamiferos, los dientes en el estado embrional estan colocados verticalmente en las mandibulas. En los monos, especialmente los antropoides, antes del cambio de dientes, estos estan colocados verticalmente en la mandibula y juntamente con ello va unido un prognatismo so­ lamente moderado (formacion del hocico), mientras que el rostro medio es casi vertical. Hasta el cambio de dientes no se presenta en los monos antropomorfos el prognatismo animal. En los hom­ bres permanece la posicion vertical de los dientes con Aufbiss oder tdberbiss. La importancia de esas constataciones se hace patente al con­ siderar que no puede haber una transformacion de la estructura dental como consecuencia de una adaptacion funcional, ya que los dientes se desarrollan totalmente dentro de la mandibula y, una vez que aparecen, todas las influencias externas son imposibles. El trabajo de anatomia comparada de S. Frechkop por lo que se refiere a cada una de las clases de dientes (molares, premolares, caninos, incisivos) llega asimismo al resultado de que se acercan al 13. Das Gebiss des Menschen und der Anthropoiden und das Abstammungsproblem: Ztschr. J. Morph, u. Anthrop. 26 (1927); Der Eckzahn des Menschen und das Abstammungsproblem-. Ztschr. f. Nat. u. Entw. Ges. 94 (1931). Dber die primitiven und die sog. pithecoiden M erkm de in Gebiss des rezenten und fossilen Menschen und ihre Bedeutung-. Ibid. 107 (1937); Das Gebiss von Sinanthropus pekinensis: Ztschr. f. Morphol. u. Anthropol. 37 (1938). 14. Considerations preliminaires sur Involution de la dentition des pri­ mates: Bull. Mus6e Royal d ’H istoire Nat. de Belg (1940).

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maximo al pro to tipo, que debio de servir de punto de partida de la evolucion y diferenciacion dentro de los diversos generos de pri­ mates; que comparativamente representan un estado primitivo. Por tanto, una vez verificado esto, la dentadura del hombre no puede proceder de la dentadura mucho mas especializada de los antropoides, ya que la dentadura del hombre es mucho mas primi­ tiva que la del resto de los antropoides recientes. De la «serie de antepasados® del hombre han desaparecido todas las formas que hubiesen podido constituir una clase con los antropoides actuales; sobre todo el dryopithecus (contra W einert, v. Eickstedt y otros) que es un autentico chimpance del terciario. Por diversos motivos, el problema de la mandibula es de suma importancia y no se puede separar de las hipotesis teoricas acerca de la procedencia del hombre. En primer lugar, porque los hallaz­ gos fosiles se limitan muy a menudo a trozos de craneo, de mandibulas y de dentadura. En segundo lugar, las estructuras funda­ mentales de la dentadura son extraordinariamente firmes e inaccesibles a influjos externos (como seleccion o adaptacion). En tercer lugar, la dentadura se halla en las mejores relaciones de armonia con todo el craneo. La permanencia de la dentadura humana en un estadio indiferente de evolucion, la carencia de especializacion de los caninos habian de estar en correlacion con el gran desarrollo del cerebro, pues por esa razon falta tambien la poderosa musculatura para masticar y de la nuca propia de los antropoides, con las co­ rrespondientes hormas oseas y crestas en sus craneos. El amplio arco dental casi parabolico del hombre, en contraposicion a las -se­ ries dentales paralelas de los antropoides, esta al servicio de una apertura bucal muy espaciosa con una lengua mayor, y con ello un alargmiento del espacio entre los condilos y ensanchamiento del craneo. Adloff, en sus ultimos escritos formulo asi sus puntos de vista historico-evolutivos: Segun esto los hominidos formarian un grupo independiente, que solamente pudo salir de una forma de primate, que probablemente en su *habitus exterior debio de ser muy desemejante al hombre actual, pero que debio de poseer ya la estructura para los caracteres especi­ ficamente humanos, no habiendo pasado nunca tampoco por un esta15. Ergdnz. Bemerk. zur Beurteilg. d. Gebisses von Sinanthropus Pe­ kinensis: Anat. Anz. 91 (1941); Odontologie und Anthropologie: Zahnarztl. Rundschau I I (1941).

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d io antropoidal. A sim ism o, los an tro p o id es h an sido u n a ram a inde­ p en d ien te, q u e ciertam ente estu v o proxim a en su p rin cip io a los hominidos, p ero q u e desde el oom ienzo se fu e d esarrollando paralelam ente y d ivergiendo tam bien en ciertos rasgos. P a ra concluir, los hom inidos y los antropoides pu d ieran p roceder ciertam ente d e un a form a com un de antepasado, p ero estos u ltim os se b ifurcaron b ien p ro n to e in ten ta ­ ron u n cam ino p ro p io d e evolucion, p o r cu an to q u e a consecuencia d e u n a especializacion unilateral p erd ie ro n los dispositivos concretos (tam b ien existentes en ellos en u n p rin cip io ) para cualidades espe­ cificam ente hum anas.

C om o consecuencia de la ultim a posibilidad expuesta, seria de esperar que los antropoides fosiles mas antiguos m ostrasen ca­ racteristicas prim itivas (en com paracion con otros), es decir, mas sem ejantes al hom bre, de las que hoy dia existen, cosa que en efec­ to ocurre asi. Los tipos encontrados p o r B room desde 1937 en Sudafrica {paranthropus y plesianthropus) del pleistoceno inferior poseian caninos pequenos (por lo dem as, antropoideos), sin dias­ tem a; y prem olares prim eros inferiores sem ejantes a los de los hom inidos; es decir, una dentadura om nivora de form a indiferenciada, no-especializada. Asim ism o sem ejante a la de los hom inidos es la den tad u ra del australopithecus africanus diluvial de D art. P or tan to , todavia no habian tenido lugar las especializaciones corres­ pondientes; perm anecieron en su estado original. A dloff (1931) coincide con K laatsch, segun el cual el hom bre posee un arbol genealogico propio que alcanza hasta el terciario, es decir, que las fo r­ mas prim itivas, en las que existian dispositivos para propiedades es­ pecificam ente hum anas, las continuaron educando, evolucionando lentam ente hacia el hom bre, m ientras que los dem as prim ates, aun cuando procedentes de la m isma raiz, no pudieron seguir el ritm o de esa evolucion, perm anecieron atras y mas pro n to o mas tarde in ten taro n otros caminos que los alejaron de la linea hum ana, de tal m anera que en verdad (para decirlo de un m odo grosero) el hom bre no procede del m ono, sino que el m ono procede del hom ­ bre. — ■ Bajo la presion de los argum entos de A dloff, W eidenreich (an­ tiguam ente acerrim o p artidario de la «teoria de la reduccion») ha establecido una nueva teoria. A dloff (1938) la expone asi: los ho ­ m inidos proceden de antropoides desconocidos, los cuales antes que el dryopithecus (que atendiendo a su dentadura era un antropoide com pleto con colm illos especializadisim os) se dividieron en dos 109

ramas; una, con dentadura parecida a la de los hominidos, dentro de la cual hay que catalogar tambien. (eventualmente como descendencia posterior) al australopithecus, condujo a los hominidos; la otra, al dryopithecus y sus descendientes, los actuales monos antropomorfos. Ese antepasado antropoideo no debio de ser ni un tipo de chimpance ni de gorila, sino una forma de cabeza chata y hocico corto; una forma que hubiese retenido con asombrosa fir­ meza algunos de sus rasgos especificamente hominidos. En este punto dice Adloff con razon: esta forma era antropoidea, pero posela caracteristicas especificamente homlnidas y podria calificarse tambien justamente como homlnido (1937, 1938). Al llegar a este punto dejamos ya la discusion, que seria pura­ mente cuestion de nombre (escolastica). Pero si la teoria clasica concede tanto, ha concedido ya la tesis principal: «Las formas especializadas, ya sean las de fosiles o las de antropoides recientes, no se hallan en la genealogia de los hominidos® (Adloff, 1938) Tambien segun Weidenreich el desgajamiento de la rama de los hominidos a partir de antropoides desconocidos tuvo que tener lu­ gar en una epoca en la que todavia no habla acontecido la especia­ lizacion de la region de los caninos. Dicha con otras palabras: la dentadura de los antropoides surgio de estados hominoideos. Por lo tanto, la evolucion de la dentadura del hombre se desarrollo, guardando las formas primitivas, en linea recta hasta llegar al es­ tadio actual, y es imposible creer que los hombres se hubiesen des­ arrollado primero en la direccion de los antropoides y luego por «reduccion® hubiesen tornado otra vez el camino contrario. Despues de haber examinado la region de la cabeza y de la dentadura desde el punto de vista de su caracter primitivo, estudiaremos ahora las cuestiones no menos importantes de la mano y del pie. Como es sabido, el famoso Klaatsch mantiene el punto de vista de que todos los mamiferos entraron en callejones sin salida, de los que ya no es posible salir (especializados), mientras que unicamen­ te el hombre, con su caracter de ser primitivo ha conservado una elevada capacidad de evolucion. Las coincidencias entre monos y hombre las considera Klaatsch como recuerdos de una procedencia comun de una forma primor­ dial, que con todo esta mas cerca del hombre que del mono, de tal manera que fue el antropoide el que se alejo de la linea humana. En efecto, en los antropoides la mano se transformo por la con110

traposicion del pulgar, sin embargo Klaatsch considera el pie prensil de los monos como el punto de partida del pie humano. Esta concepcion, casi generalmente aceptada, de que el pie del hombre se hubiera desarrollado a partir del pie prensil de los an­ tropoides, es una consecuencia en verdad forzosa de la teorfa de los antepasados antropoides, pero Klaatsch no la hubiera encontrado hoy dfa tan indiscutible. En conexion con esta cuestion discutiremos ahora las teorfas, muy distintas entre sf, de Osborn y de Frechkop, que coinciden en acentuar que las extremidades humanas no pueden proceder de los antropoides y asimismo su caracter de primordialidad y no espe­ cializacion. Osborn parte de la tesis, muy esclarecedora, de que no po­ damos separar el estudio de la morfologfa de los organos, del de su funcion. En los antropoides hay una evolucion inequfvoca hacia un tipo arboreo especializadfsimo con locomocion balanceante, sobre todo gracias a los brazos {highly specialized arboreal type known as limbswinging or brachiating). Para ello se requieren las siguientes adaptaciones: a) las medidas de los miembros delanteros se alargan en proporcion directa al hyperarboreal habit; b) las me­ didas de los miembros posteriores se acortan en la misma propor­ cion; c) cuatro dedos alargados, fuertemente vinculados y con el mismo movimiento {syndactyly); d) el pulgar acortado, disminuida la capacidad de agarrar; e) por lo tanto, transformacion de la mano en una forma de pinza o gancho; f) transformacion del pie en una conformacion parecida a la de la mano mediante un cierto alarga­ miento de los cuatro dedos de los pies; separacion clara del dedo mas grueso del pie y desarrollo del mismo hacia la aptitud de aga­ rrar. Asf pues, los antropoides no son propiamente cuadrupedos, si­ no que la mano, por perdida de la funcion tfpicamente manual, se mudo, mientras que el pie, por perdida de su funcion «pedestre» {footlike), se aproximo a una mano. Aceptando la ley de Dollo, segun la cual la evolucion no puede 16. Fundamental discoveries of the last decade in human evolution: New York Acad, of Meo'. (1927); Recent disc, relating to the origin and antiquity of man: Amer. philosophical Soc. (1927); Recent disc, in human evolution: Medical Soc. of the county of Kings (1927); The influence of habit in the evolution of man and the great apes: Bull. New York Acad, of Medic. IV (1928); Influence of bodily locomotion in separating man from the monkeys and apes: The Scientif. 26 (1928).

I ll

En lo que se refiere a la cuestion de las extremidades, sigo remitiendo a Frechkop-Briissel, quien en dos ensayos se une a la teoria de W estenhofer (ciertamente no demostrable) de que los an­ tepasados de los mamiferos habian tenido una postura bipeda. In ­ dependientemente de esto, sin embargo, el trabajo siguiente del mismo autor se plantea la siguiente pregunta: idem uestra la estructura del pie humano, que el hombre, en su desarrollo filogenetico, haya pasado por un estadio antropoideo? La contraposicion del dedo gordo del pie de los monos ha de entenderse como una adaptacion adquirida para trepar: en la serie hombre-gorila-chimpance-gibon-orangutan se muestra en la estructura del pie un aumento de la contraposicion y la tendencia regresiva del dedo gordo del pie. El sentido de la direccion en la que se realiza la evolucion del pie de los antropoides, parte desde un principio del hecho de que el dedo gordo del pie se hace capaz de apartarse de los otros; luego hacia una forma de gancho con dedo gordo oponible, recibiendo el pie la forma de una mano. Cuanto mas se va capacitando la tenaza restante (dedos 2 al 5) para cerrarse en torno a la rama del arbol, tanto mas largos y encorvados se hacen sus elementos (engarfiamiento de las falanges en el orangutan), tanto mas se acorta el dedo gordo del pie.

Tambien el talon toma parte en la oposicion, mas que el resto de la tenaza. La direccion de la evolucion se ha especializado al ma­ ximo, por ejemplo en el perezoso, del que ha desaparecido el pri­ mer dedo del pie y las partes del esqueleto del talon, en forma de tenaza, forman el parentesis con los cuatro dedos restantes. Si quisieramos hacer derivar el pie humano del de los antropoi­ des, habria que suponer dos veces una vuelta de la evolucion ya especializada. En efecto: el pie del antropoide ha conseguido la oposicion del dedo gordo del pie, por tanto en el hombre ese dedo tendria que haber «regresado» la clara especializacion de los monos trepadores-balanceantes, cosa que les habia llevado a brazos muy largos y piernas cortas, y haber vuelto a las proporciones de la ma­ yoria de»los monos inferiores, piernas mas largas que los brazos. La posicion bipeda parece hallarse en relacion con el pie de los plantigrados. Nous croyons pouvoir dire que I’evolution du pied 18. Bulletin du Musee Royal d ’H ist. N at. de Belg. X III (1937). 19. Le pied de I’homme: Memoires du Mus. R oy^ d ’H ist. N at. de Belg. H /3 (1936).

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de I’homme n ’a jamais passe par un stade de piel d ’anthropoides, el pie del hombre ne’est pas d ’origine arhoricole. De la linea de los antepasados del hombre deberian ser excluidas las formas antropoideas. Finalmente, por lo que respecta al problema de la mano, no hay ninguna duda de su estado primitivo en comparacion con la manogancho de los antropoides con sus dedos largos, arqueados, y la regresion del pulgar, siendo inimaginable una evolucion de aquella a esta forma. La oponibilidad del pulgar humano es una especiali­ zacion, pero de fecha muy reciente al parecer. Hancar refiere ^ los hallazgos de Rusia (en Tesik-Tas en Asia central y en Kiik-Koba, Krim) de tipo neandertalense (vease alli la bibliografia rusa). Se han encontrado alli huesos de la mano, que permiten reconstruir por primera vez la mano de la primera edad de piedra. Esa mano es corta, ancha, abultada y con dedos rectos, no hallandose el menor rastro de formas antropoideas, aunque si de las formas del embrion del antropoide. Esto excluye, por una parte, que a la hominizacion haya precedido «un bajar de los arboles® y por otra parte asigna a los simios humanoides en la evolucion el rango de una especializacion por asi decir paralela a la hominizacion para la vida arborea en la selva tropical; especializacion que valorada desde el punto de vista de posibilidades de ascenso a una hominizacion, condujo a los simios humanoides a un callejdn sin salida, con el que nada tiene que ver ni el antepasado del hombre ni el hombre primitivo (Hancar).

Pero la propiedad mas interesante de la mano de Kiik-Koba es que el lugar de la articulacion de la silla del pulgar (una articulalacion esferica de libre movimiento) ha sido tomada por una arti­ culacion cilindrica apropiada ciertamente para movimientos laterales del pulgar, pero solo permite una contraposicion del mismo muy limitada. Por lo tanto, la oponibilidad del pulgar seria una adquision nueva muy notable; la mano de Kiik-Koba, sin esa espe­ cializacion, es extraordinariamente primitiva. Los insectivoros vi­ vientes, muy inferiores, del tipo Tupaja, tienen la mano de cinco dedos con pulgar separado, pero no oponible. Han sido senalados por Schwalbe y Gregory como puntos de partida de los primates; sin razon, por lo demas 20. Mitteilgn. d. Wiener Anthrop. Gesellschaft L X X I/2 (1941). 21. Henckel, Das Primordialkranium von Tupaja u. d. Ursprung d. Primaten-. Ztschr. Anat. u. Entw. Gesch. 86 (1928).

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11.

La teoria de Bolk y otras afines

Las investigaciones resenadas hasta este momento han mostra­ do un conjunto de caracteres originarios y no especializados del organismo humano, haciendo sumamente inverosimil la posibilidad de que se tratara de una «retroformacion» de tales caracteres a partir de los antropoides. Sin embargo, desde el punto de vista morfologico sigue siendo posible lo contrario. Se ve enseguida que el primitivismo de que hemos hablado, a saber, boveda craneana, mandibula situada en la parte inferior, mano liberada y pies que le permiten estar de pie se hallan dentro de un contexto: constituyen lo que se llama posicion erecta. Asi pues, se percibira la ubicacion especial del hombre cuando se tenga en cuenta su estructura cor­ poral arcaica e incomparablemente primitiva. Ahora bien, con las indicaciones hechas hasta este momento no se ha agotado en modo alguno la problematica de los rasgos primitivos. No quisiera sin embargo separar las cuestiones si­ guientes del conjunto de las grandes teorias sistematicas, dentro de las que aparecen en el caso de Bolk, pues ellas y las de Schinde­ wolf que mencionaremos a continuacion presentan un nuevo es­ quema del problema del origen del hombre; a saber, mantienen la procedencia del hombre de los antropoides y anaden una hipotesis suplementaria, en la que una vez mas se muestra llamativamente la ubicacion especial del hombre ya que esa hipotesis complementa­ ria exige un proceso especialisimo y linico desde el punto de vista historico-evolutivo. Las teorias extraordinariamente importantes del fallecido anatomista de Amsterdam, L. Bolk, se encuentran en dos amplios tra­ bajos En ambos casos se trata de un entretejido de investigacion morfologica y teorias explicativas, de modo que solo podemos dar cuenta de ellas en su totalidad procediendo paso a paso. Desde un principio Bolk concede el parentesco proximo entre antropoides y el hombre; tambien la procedencia de este ultimo de antepasados simiescos, acentuando sin embargo la necesidad de colocar al hom­ bre comp punto de partida de la problematica, puesto que formula asi la cuestion: «(;Que es lo esencial del hombre como organismo, y que es lo esencial del hombre como forma?». 22. Vergleichenden Untersuchungen an einem Fetus eines Gorilla und eines Schimpansen: Ztschr. f. Anat. u. Entw . Gesoh. 81 (1926); Das Problem der Menschwerdung, Jena 1926.

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Para responder a esa cuestion distingue en primer lugar entre caracteres «primarios» y caracteres «consecuentes», y la posicion erecta del hombre con todas sus implicaciones la considera una ma­ nifestacion «consecuente», cosa que vendria a significar que «la hominizacion no fue preparada porque el cuerpo se pusiera erecto, sino que el cuerpo se puso erecto en virtud de que la forma se iba humanizando». Como caracteres primaries, es decir, fundantes de la ubica­ cion especial propia del hombre, cita los siguientes: ortognatismo (colocacion de la dentadura en situacion inferior, bajo el cerebro); el no estar cubierto de pelo; la perdida de pigmento en la piel, cabellos y ojos; la forma del pabellon del oido, el epikanthus; la posi­ cion central del foramen magnum; peso cerebral elevado; persistencia de la sutura craneal; los labios mayores de la vulva en las mujeres; la estructura de la mano y del pie; la forma de la pelvis; la situacion ventral de la hendidura sexual en la mujer. Todas estas propiedades son caracteres primaries (primitivis­ mos) en un sentido muy particular: son estados o circunstancias fetales que se han hecho permanentes. En otras palabras: «Propiedades o circunstancias formales, que en los fetos de los restantes primates son transitorias y en el hombre se han estabilizado*. Asi pues, segun la teoria de Bolk, esos caracteres no son pro­ piedades adquiridas, sino que en el caso del hombre se transforman en estados transitorios, de paso, que son comunes a todos los pri mates y en el desarrollo fetal de los monos, en virtud de una es­ pecializacion peculiar de cada uno, se pierden, se retienen o se «estabilizan*. Por lo tanto en esta teoria aparece clarisimamente la ca­ rencia de especializacion (tipicamente no-animal) del hombre, y se presenta, por lo que hace a la parte explicativa de la teoria, manteniendo el parentesco con los antropoides, mediante la tesis de la paralizacion de la evolucion en la especie hombre. Asi pues, lo esencial de la constitucion humana en su conjunto es el caracter fetal de las formas. Ahora bien, si nuestros caracteres mas importantes de la estructura corporal tienen un rasgo comun (precisamente la carencia de especializacion; su primitivismo y el conservadurismo comprobable de los caracteres embrionales), en­ tonces tienen que seguir, segun Bolk, un presupuesto comun. Los factores que condicionaron la genesis del hombre no pudieron ser externos, sino internos. El hombre es el resultado de una transfor­ macion dirigida, a la que deben atribuirse todas las propiedades 117

tipicamente humanas como a su misma causa. El investigador con­ sidera que esa causa es el rezagamiento o retardacion general hu­ mana de la evolucion. De ella habria que hacer derivar, en primer lugar, un rasgo caracteristico, del que todavia no hemos hablado y que no ha sido tornado en cuenta por ninguna otra teoria sufi­ cientemente, a saber: el ritmo de crecimiento, anormalmente lento, del hombre, que le distingue de cualquier otro animal; el ritmo lento del curso vital desde la fase infantil muy prolongada (a dife­ rencia de lo que ocurre en el animal) hasta el hecho particular de que solamente el hombre tenga todavia una larga vida puramente somatica despues de que se ha extinguido su funcion reproductora. Tal seria pues el fundamento de la ley del retardamiento. Se nos advierte al mismo tiempo expresamente no equiparar ese re­ traso con la disminucion de la intensidad vital. Baste una mirada a la siguiente tabla comparativa: PESO AL NACER

SE DUPLICA DESPUES DE

2,0 40,0 45,0 3,5

kgs. kgs. kgs. kgs.

14 dlas 47 » 60 » 180 »

Si consideramos esta propiedad de la evolucion humana como algo que se ha ido haciendo poco a poco y calificamos la homini­ zacion (el llegar a ser hombre) de retardada, esto querrla decir que las formas que precedieron al hombre actual se formaban con un ritmo mas rapido. Bolk cree poder probarlo por lo menos en un rasgo caracteristico. Muestra en la mandibula infantil de Ehringsdorf y en alguno de los hallazgos de Krapina que la denti­ cion del hombre se realizaba todavia en aquel tiempo casi al mis­ mo ritmo que la de los antropoides, mientras que en el hombre ac­ tual el cambio de dientes (perdida de los dientes de leche) y el cre­ cimiento de los nuevos se ha retardado y ha hecho su ritmo mas lento. Bplk vio precisamente en ese retardamiento la causa de que surgiera la mandibula del hombre nuevo. Si nos imaginarnos ese retardamiento del proceso evolutivo del organismo como una to­ talidad, al que reaccionan los sistemas organicos de modo mas o menos independiente, comprenderemos mejor tambien ciertas desarmonlas entre la formacion sustancial y la funcional de ciertos 118

sistemas organicos, especialmente entre la parte somatica y la «germatica» del organismo humano. Examinando ese «retraso», bajo cuyo influjo todas las fases de la vida humana redujeron su ritmo, solo puede radicar en una particularidad especialisima del sistema endocrino: Es un heoho suficientemente conocido por nosotros que la aceleracidn y el retardam iento del crecimiento de determinadas partes y regiones del cuerpo estan condicionados por la alternancia de funcidn de dicho drgano.

Si la retardacion (en cuanto ley antropologica universal) es un factor de freno y retardamiento procedente del sistema endocrino, entonces cuando se levanta morbosamente ese freno a causa de perturbaciones endocrinas se ha de llegar a malformaciones y desarrollos progresivos; reaparece la pilosidad del cuerpo; las suturas craneanas se sueldan demasiado pronto; aumenta el tamano de la mandibula, etc. Observamos que un gran numero de lo que se llaman propiedades pitecoides habitan en estado latente en nuestro organismo, esperando unicamente que desfaUezcan las fuerzas de freno para volver a entrar en actividad.

Las manifestaciones patologicas de crecimiento, que se conocen como consecuencia de la actividad anormal de los organos en­ docrinos, nos permiten sacar la conclusion de que el crecimiento fisiologico tambien es dominado de algun modo por la secrecion interna. El retardamiento en el desarrollo individual, que se ha ido realizando poco a poco en el transcurso de un periodo ciertamente largo de hominizacidn del genero humano, creando una nueva forma de curso vital para el hombre, s61o se puede atribuir a la accidn del sistema endo­ crino.

La teoria, que hemos venido exponiendo solo en sus comienzos, seria la unica en explicar la lentitud del desarrollo del hombre, uni­ versal y anormal desde el punto de vista biologico, asi como su ninez que se alarga desproporcionadamente; la duracion de la vi­ da, extraordinaria para el tamano que tiene; la larga vejez, des­ pues de que hayan cesado las fuerzas reproductivas, etc. De las 119

teorias que yo conozco, solo la de Bolk responde a esos datos tan significativos antropologicamente y que tanto llaman la atencion. Siguiendo ahora esa idea del retardamiento en cada uno de los sistemas organicos, estudiaremos en primer lugar las caracteristicas especiales del desarrollo de la dentadura humana. En los monos comienzan a aparecer los dientes de leche casi inmediatamente des­ pues del nacimiento y el cambio de los dientes de leche y creci­ miento de la dentadura permanente tienen lugar simultaneamente, justo detras del segundo molar de leche aparece el primero perma­ nente y en el momento en que este aparece comienza el proceso de cambio; los incisivos de leche son expulsados y en el tiempo subsiguiente tiene lugar simultaneamente el cambio de lo que resta de dentadura de leche y el crecimiento de la denticion permanente, de tal manera que la mandibula (tomo esta idea del trabajo del mismo autor sobre el maxilar en Anat. Anz. XXIV) se encuentra en un proceso de prolongamiento constante a fin de mantenerse al mismo ritmo que el crecimiento de la dentadura. En el caso del hombre encontramos por el contrario dos periodos de pausa intercalados. Es decir, una evolucion retardada. La aparicion de los dientes de leche concluye hacia el final del segundo ano; sigue un periodo de descanso hasta los seis anos, y entonces aparece el primer molar permanente. Despues de un periodo de tiempo, que puede variar segiin el individuo, comienza el proceso de cambio y solo cuando acaba ese proceso de cambio aparece la nueva pieza, el segundo molar permanente. El tercero puede inclu­ so faltar por completo, dando testimonio elocuente de que la re­ tardacion individual puede ser muy variada, que termina incluso con la eliminacion de la pieza. La teorfa de Bolk arroja luz ademas sobre un sector que de otra manera resulta muy enigmatico, a saber, la pubertad. Si suponemos que Soma y Germa se comportan de modo relativamente in­ dependiente frente al influjo de la retardacion en el sentido de que el Germa es naturalmente la parte mas capaz de ofrecer resis­ tencia, obtendrfamos como consecuencia la maduracion (claramen­ te perceptible al menos en el sexo femenino) sustancial del ovario mucho antes de que el organismo haya crecido somaticamente pa­ ra soportar un embarazo. A los 4 anos el ovario tiene 27 mm. de largo y 12 de ancho. A los 14 la misma medida. Asf pues el Germa femenino esta listo en lo sustancial cuando la nina tiene 4 6 5 anos. Al quinto ano aproximadamente se presenta un periodo de 12 0

reposo. No puede comenzar a desarrollar la funcion, ya que el Soma no ha crecido ni con mucho lo suficiente para asumir las con­ secuencias de esa funcion, es decir, el embarazo. En este caso la retardacion no ha paralizado el crecimiento, sino que ha dejado para una edad mayor la maduracion de los elementos que, de suyo, ya estaban dispuestos para esa maduracion. Esa inmovilizacion cesa en una edad que varia mucho segun los individuos. En nuestras latitudes el umbral de la madurez sexual se situa apro­ ximadamente entre los 11 6 12 anos. Pero la muchacha que co­ mienza a menstruar a esa edad es una contradiccion biologica; un organismo con un fallo funcional de principio. La llegada a la ma­ durez sexual no significa todavia, como es el caso de los mamiferos superiores, el haber llegado a la forma final y definitiva, sino que el termino del desarrollo se situa aproximadamente en los 18 anos, con posibilidad de madurez sexual ya en el quinto ano y una edad normal de iniciacion a los 11. En esa misma epoca (de la pubertad) sucede una aceleracion del crecimiento; es decir, otro caso de cese de la inmovilizacion retardataria. La aparicion del retardamiento del que hemos venido hablando afectaria por tanto a la mayor lentitud del ritmo evolutivo junto con las situaciones particulates ya mencionadas. Sin embargo, la teoria alcanza sus mejores resultados cuando afirma que de esa misma idea se podrian derivar los rasgos morfologicos especiales del hombre. Lo esencial de su forma (la del hombre) es el resultado de una feta­ lizacion; lo esencial del curso de su vida es la consecuencia de un retardamiento. Ambas propiedades estan estreohisimamente vincula­ das desde el punto de vista causal, ya que fetalizacion de la forma es una consecuencia necesaria del retardamiento en la consecucion de dicha forma.

Asi pues la cuestion seria la siguiente: (;«C6mo el retardamien­ to de la evolucion pudo tener una influencia causal en la formacion de propiedades somaticas especificas?». Como cada uno de los sistemas organicos se comporta de un modo relativamente independiente frente al influjo del retarda­ miento, podria suceder que, aun cuando el organismo como tota­ lidad hubiera alcanzado el punto final de su desarrollo, alguna pro­ piedad no llegase al grado de desarrollo originariamente normal. Quedaria entonces fijada en un estado incompleto; y este no llegar 121

a su perfeccion comporta un caracter infantil, que cuando el re­ tardamiento es mas fuerte incluso puede ser «fetal». Si este re­ tardamiento continua, llega a su grado maximo: cese del desarrollo, es decir, la propiedad morfologica ya no aparece en absoluto. La «retardacion progresiva® lleva, a traves del infantilismo y la fetalizacion, basta la ausencia de un rasgo distintivo. La consecuencia logica y necesaria de la retardacion seria que el cuerpo adquirirta en grado cada vez mayor un caracter fetal, al hacerse permanentes unos estados juveniles, que originalmente eran transitorios. Al llegar a este punto los «caracteres primitivos® (primitivismos) del hombre que hemos mencionado hasta ahora aportados por los mas diversos autores y los que anade Bolk, ten­ drian una interpretacion muy concreta: todos los rasgos distintivos corporales especificamente humanos son estados fetales que se han transformado en estados permanentes. En los escritos que yo conozco, Bolk trata de los siguientes ca­ racteres (no trata la mano y el pie): En primer lugar, la pilosidad. El hecho de que el tronco y las extremidades queden sin pelo es un proceso que no tuvo su comien­ zo en el hombre. La carencia de pelo en el hombre (permaneciendo sin embargo el pelo de la cabeza) significa que se conserva un estado que ya existia, aunque pasajeramente, en los antropoides durante la ultima epoca de su vida fetal y aun existe brevemente despues del nacimiento. No hemos de atribuir la perdida del recubrimiento capilar a causas que actuen cuando ya esta terminado el cuerpo humano. En los hombres, especialmente en la mujer, observamos como la retardacion progresiva conduce a la perdida o a la no apa­ ricion de una propiedad, que sin embrgo sigue existiendo en la estructura, como muestra la copiosa abundancia de pelo que se presenta en el caso de perturbaciones en la secrecion interna (con frecuencia abarcando todo el cuerpo). Existe pues la siguiente gradacion en el retroceso: a) Simios inferiores. El recubrimiento de pelo aparece en el feto casi simultaneamente en todo el cuerpo; el simio recien nacido esta contpletamente recubierto de pelo. b) Los gibones. La primera region que aparece con pelo en el feto es la piel de la cabeza; sin embargo poco antes del parto toda la parte posterior del cuerpo tiene tambien una pilosidad bien des­ arrollada. El gibon nace en ese estado, es decir, con la superficie 122

ventral libre de pelo. Poco despues del nacimiento el pelo ocupara toda la piel. c) Antropoides. En primer lugar aparece el pelo de la cabeza. El feto de los chimpances y gorilas nace sin pelo, si exceptuamos los de la cabeza bastante largos. El pelo del cuerpo crece a partir del segundo mes despues del nacimiento. d) Hominidos. Esta serie evidentemente progresiva nos pre­ senta con claridad un estado fetal que se ha transformado en per­ manente en el caso del hombre. A proposito de este tema del recubrimiento capilar, quisiera anadir en este momento un hecho que Bolk no tuvo en cuenta, a saber: que el hombre mantiene hasta la muerte en una gran parte de su piel la vellosidad incolora de la epoca embrional, situandose asi en una posicion unica no so­ lamente dentro del orden de los primates, sino de todo el reino animal. Junto con esa particularidad se encuentra esta otra en la piel humana: que evita cualquier tipo de especializacion, ya sea en el sentido de protegerse contra el frio, o bien de defensa en ge­ neral (piel acorazada, puas, cuero duro ...) o de ataque (cuernos, pezuhas...); le faltan incluso (a diferencia de todos los demas ma­ miferos) pelos sensoriales, es decir, pelos especializados en rastrear o seguir una pista o en reconocer por el tacto, con la dilatacion de los vasos sanguineos rodeando a la raiz, tal y como sucede en todos los antropoides. La piel del hombre es la menos especializada de todas; por asi decir es toda ella superficie sensorial. Volviendo a Bolk, es importantisimo otro grupo embrional de conformaciones: el mantenimiento de las inflexiones de los ejes fetales del cuerpo (conservados por el hombre), mientras que se nivelan en los cuadrupedos. Comparense las figuras 1 a 4. La inflexion (al principio muy proporcional) del cuerpo embrio­ nal de los mamiferos superiores va cambiando poco a poco por alargamiento de la seccion media de tal modo que las secciones cau­ dal y craneal representan inflexiones mas independientes. Conside­ raremos en primer lugar la seccion craneana, segun Bolk. La fi­ gura 1 representa un corte de la cabeza de un embrion de perro. La figura 2 el mismo tipo de corte en un embrion humano, ambos de 20 mm. de largo. Las restantes figuras permiten advertir como permanece la inflexion fetal en el hombre. Las tres flexiones que se abren en arco desde su centro dibujadas en la figura las llama Bolk occipital, intraesfenoidal y rinal. En la ultima parte, la seccion ce­ rebral y la rinocefalica se hallan en angulo recto, de modo que 123

124

Fio. 7

Fio. 8

125

esta ultima discurre casi paralela al cuello. La comparacion de las figuras 1 y 3 nos muestra la importante mutacion de los ejes que tiene lugar en el curso del desarrollo. Todavia esta presente el an­ gulo occipital (aun cuando casi puede anularse en el curso de una carrera rapida) y desaparece en otros mamiferos (topo, erizo) por completo. El segundo angulo ha desaparecido totalmente surgien­ do un repliegue secundario con angulo abierto hacia atras, de modo que el eje rinocefalico se halla ahora en la prolongacion del basal. De esta manera surge el prognatismo de los mamiferos; el creci­ miento hacia adelante del hocico, a costa del cerebro. En cuanto al hombre (figuras 2 y 4) permanecen las inflexiones fetales sin cam­ bios. Por lo demas, los craneos de los monos tienen de comun con el del hombre el que mantienen el repliegue rinocefalico. El prog­ natismo de los monos (y de las razas humanas inferiores) no se puede comparar sin embargo con el de los mamiferos, ya que surge del alargamiento de la base nasal hacia adelante sin que exista el cambio de direccion del eje, que hemos mostrado en el caso del perro. Por lo que se refiere a la parte caudal del feto, tiene lugar una flexion concava, como muestran las figuras 5 y 6 (feto humano de 11 y 26 mm. respectivamente). La figura 7 muestra un corte trans­ versal de los organos pelvianos de una nina de dos anos. La figura 8 la zona caudal del torso de un chimpance todavia no adulto. Las proporciones indicadas en las figuras 5 y 6 no difieren notablemen­ te de las de embriones de antropoides. En el hombre permanece el eje del cuerpo fetal (flexionado por su centro en sentido concavo), explicandose asi la anatomia particular de los organos genitales femeninos en el ser humano. En el chimpance se produce una distincion en la direccion del eje corporal, de tal manera que el orificio anal viene a situarse en la parte trasera. Las proporciones topograficas y anatomicas de esa region corresponden plenamente en el chimpance a las de los monos con cola Mas todavia, Bolk defiende la idea de que aun la forma de la pelvis osea es en primer lugar la manifestacion de una pervivencia de la .direccion fetal del eje corporal, habiendo permanecido en un estadio de desarrollo embrional, que se hace patente cuando la pelvis ha pasado por el estadio precartilaginoso.

23. Para mas detalles cf. Bolk, Zur Entwicklung und vgl. Anat. des Tractus urethro-vagindis der Primaten-. Ztschr. f. Morph, u. Antihr. 10 (1907).

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Un trabajo de Mijsberg®^ que completa la investigacion de Bolk, muestra toda otra serie de caracteres primitivos (primitivismos) en el sentido de que mantienen estados fetales del hombre frente a los demas primates, especialmente en la estructura de los rinones en el penis pendulus, y en el descenso de las glandulas genitales. Tales manifestaciones son tambien en parte primitivas des­ de el punto de vista filogenetico. El trabajo es muy concienzudo en cuanto a su metodo. Hemos tratado aqui los puntos de vista de Bolk con cierta am­ plitud, porque increiblemente hoy dia yacen casi en un completo olvido. No se ha tenido en cuenta la presuncion de Lubosch, que consideraba la teoria de Bolk como sumamente convincente y fruc­ tifera: Se trata de una serie de pensamientos, que ya no podran desaparecer de las investigaciones en torno a la antropogenesis, pues son sumamen­ te fructiferos y aclaran muchas c u e s t i o n e s 2 5 .

Por mi parte veo las ventajas de esta hipotesis (que como todas solo ha de considerarse desde el punto de vista de su utilidad o rendimiento) en los puntos siguientes: 1. Todos los rasgos que denotan carencia de especializacion y que son tipicamente humanos, se hacen derivar de un solo prin­ cipio: la retardacion. 2. Por el mismo principio se explican otras particularidades del hombre; a saber, retardamiento del ritmo evolutivo, con los hechos que van unidos con el; es decir, la necesidad de una fa­ milia duradera y la pubertad. 3. Ademas Bolk, en su teoria de la hominizacion, indica un motivo interno de ese proceso: las actuaciones endocrinas. Desapa­ recen las desventajas de la teoria de la adaptacion de Lamarck, como por ejemplo, el famoso descenso de los arboles, etc. 4. Sobre todo, el principio explicativo de la retardacion no ha sido inventado ad hoc, sino que se trata de un proceso biologico (aun cuando muy raras veces se pueda demostrar hoy dia) que se presenta inesperadamente solo en el hombre; en un lugar muy alto 24. 25.

Abh. d. Kgl. Akad., Amsterdam 1923. Anat. Anz. 63 (1927).

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del sistema. El conocido anfibio Axolotl, en su medio ambiente nor­ mal, llega a la madurez sexual, ya en estado de larva, con respira­ cion branquial y solo a modo de excepcion se desarrolla hasta lle­ gar a ser forma terrestre con respiracion pulmonar. El proteo ya nunca alcanza la forma terrestre. En estos casos, asi como en la «neutralidad con respecto al ambiente* de los gorriones y las ra­ tas, las manifestaciones de inteligencia de los chimpances, etc., puede establecerse una comparacion con el hombre, pero tomando rasgo por rasgo. La ubicacion especial del hombre no significa que no se pueda comparar con muchos tipos de animales en rasgos concretos y determinados. Pero el hombre es (aun desde ese punto de vista de su comparabilidad) el unico «mamIfero superior embrionico*. 5. La teoria recibe el apoyo de ciertas manifestaciones patolo­ gicas del hombre. Cuando se perturba el funcionamiento normal de las hormonas, cabrla esperar que los frenos retardatarios desapareciesen, teniendo como consecuencia el que volviesen a aparecer las cualidades que habian sido oprimidas; o bien, que las funciones retardadas se desarrollasen con un ritmo mas acelerado. Mas arriba hicimos ya mencion de algunos de estos casos. Habria que atribuir a un retardamiento normal el crecimiento tardio de las suturas craneales (en contraposicion a lo que ocurre entre los primates) y la perturbacion de ese retardamiento llevarla a un cierre prematuro de esas suturas de tipo antropoideo. Asimismo, si el freno del des­ arrollo sexual fuese perturbado, tendriamos «el caso de la nina de 5 6 6 anos lamentablemente prematura*. La lista de las malformaciones morbosas que podrian ser explicadas por la alteracidn anor­ mal del sistema de freno seria muy larga. 6. Ademas existen relaciones interesantes de esta teoria con los problemas raciales. Ya diversos autores habian entendido cier­ tos rasgos raciales como consecuencia de distintos equilibrios hormonales. Bolk se confiesa a si mismo expresamente como un «partidario convencido de la desigualdad de las razas*. En Vergleichende Untefsuchungen... prueba, que la raza mongdlica ha conservado un complejo de fendmenos tipicamente fetal, que falta en las razas ndrdicas, aun cuando sus embriones tambien lo muestran: la base de la nariz hundida, la protrusio bulbi y el epikanthus. Las llamativas diferencias raciales de pigmentacidn, pelo, prognatismo y rit­ mo vital fisiol6gico (desarrollo mas rapido, epoca de plenitud mas 128

breve, y mas rapida decadencia en las razas negras) pueden consi­ derarse bajo el mismo punto de vista. Se estableceria asi un para­ lelismo importante; por ejemplo, entre la similitud con respecto a los europeos, mucho mayor en el nino que en el adulto africano (E. Fischer), y la similitud con el hombre mayor tambien en los antropoides jovenes. Dice Bolk que «no todas las razas han avanzado hasta el mismo punto en el camino de la hominizacion®. Bolk no ha manif estado su opinion en la cuestion de los restos humanos fosiles, pero estaria de acuerdo ciertamente con la manifestada por diversos autores, segun la cual habria que interpretar ciertos ras­ gos de los craneos fosiles y de los actuales (por ejemplo, austrauanos), como falta de barbilla, protuberancias superciliares y prog natismo, en el sentido de una conformacion particular «animaloide®, especial de una raza; es decir, como un retardamiento parcialmente incompleto. 7. Precisamente y una vez mas con ayuda de la teoria de Bolk se podria mantener en pie la procedencia del hombre de los antro­ poides incluso en linea directa, aunque, eso si, solo con la ayuda de una «hip6tesis complementaria®, que atribuye la ubicacion especial del hombre a una ley biologica propia de el solamente. Tambien tendriamos que suponer que las nuevas formas no podrian proce­ der de los estados ya especializados de los adultos, sino solamente *->or la «reorientacion® en el estadio ernorlonal. Bolk va mas alia de la teoria de la «reduccion® y de la adaptacion, por cuanto que cambia de lugar el proceso de la hominizacion. La extraordinaria e indiscutible similitud que mas tarde desaparece (aun en la ten­ dencia a ponerse derecho) entre los antropoides jovenes y el hom­ bre significaria que ya esta actuando en los antropoides un cierto proceso de fetalizacion o grado de retardacion, pero el mono pierde rapidisimamente sus rasgos fetales (que duran todavia algun tiem­ po despues del nacimiento) y el hombre los conserva. Lo que ven­ dria a significar lo siguiente: el proceso de la «hominizacion® ten dria lugar dos veces por decirlo asi; como bosquejo en los prima­ tes, y definitivamente en el hombre. De este modo se explicaria tambien en cierta manera el caracter especial bien palpable (que a su vez distingue a los antropoides de los demas mamiferos y de los primates inferiores); por ejemplo, no se les puede llamar ni bipedos, ni cuadrupedos. Versluys ha vinculado con gran merito esta teoria de Bolk 26

Hirngrosse und hormondes Geschehen bei d. Menschwerdung, 1939.

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con las investigaciones de Dubois ^ . Dubois compare las relaciones entre tamano de cerebro y tamano corporal de mamiferos proximos entre si y hallo que, aproximadamente, los pesos de los cerebros se hallaban en una relacion de la 5 /9 potencia con relacion a los pesos del cuerpo. Dado que hemos de suponer una proporcion dis­ tinta entre el tamano del cerebro y el tamano del cuerpo cuando comparamos los diversos generos entre si (factor que Dubois llama «cefalizaci6n»), podemos contar con que diversos grandes mami­ feros, si se tiene en cuenta el volumen del cerebro que corresponderia al mismo tamano (con ayuda del exponente 5 /9 ), muestran a menudo un volumen cerebral (peso) distinto. Es decir, tambien en la «cefalizaci6n» son distintos. Encontramos luego que en muchisimos casos, especialmente cuando se trata de animales de un mismo tronco, tanto en formas fosiles como en formas vivientes, aumenta a saltos, duplicandose cada vez. Si suponemos una cefalizacion (es decir, la proporcion entre tamano del cerebro y del cuerpo calculando en base a un mismo tamano de cuerpo) igual en los mamiferos primitivos del terciario inferior, encontrare­ mos que las musaranas permanecieron en ese grado, mientras que la mayoria de los mamiferos vivientes han alcanzado un alto grado de cefalizacion, equivalente a 2,4 u 8 veces aquel tamano. Los si­ mios muestran una cefalizacion 16 veces mayor que aquel punto de partida. El hombre, 64 veces mayor, e.® deoir, 4 veces mayor que la de los simios (alrededor de 14 mil millones de neuronas, frente a unos 3 mil millones y medio). Este llamativo aumento, realizado a saltos, solo puede explicarse propiamente en virtud de la duplicacacion mutativa del numero de las celulas nerviosas Al llegar a este punto surge la suposicion de que a lo largo de este proceso tiene que haberse modificado la produccion hormonal, y aqui es donde se realiza la union con las teorias de Bolk. En efecto, la fetalizacion del hombre, la retardacion de su desarrollo, el tipo de pilosidad que recubre su cuerpo, la tardia maduracion sexual y toda una serie de rasgos mas, han de atribuirse con certeza a los condicionamientos hormonales.

27. Biol. Generalis 6 (1930). 28. G riinthal, Zur Frage d. Entst. d. Menschenhirns, Basel-New York 1948; Klatt, D. theor. B id . u. d. Prohlematik d. Schdddform: Biologia Generalis 19/1 (1949); H . Spatz, Gedanken iiber die Z u ku n ft des Menschen­ hirns, 1961.

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Esta teoria de Versluys-Bolk explica, como puede verse, un sector amplisimo de hechos antropologicos. Quisiera llamar la aten­ cion del lector sobre dos circunstancias especialmente; La primera seria el enorme desarrollo cerebral del hombre y la mutacion estructural (quizas en conexion con ese desarrollo) de to­ da la physis apuntando hacia la «embrionalizacion» y el «primitivismo», en ningun modo como resultado de la «lucha por la exis­ tencia* o consecuencia de un proceso de seleccion, sino producidos por causas internas de accion directa. Desde otro punto de vista, por el contrario, esa transformacion en el hombre habria sido tan radical, que le arrojo fuera de sus condiciones de vida «naturales» y le aboco a un modo de vida nuevo y no existente antes. Tal concepcion es tambien im portante por otro motivo. Las ideas existentes acerca de la hominizacion se mueven en su mayo­ ria en este sentido: partiendo de los antropoides, se habria ido produciendo poco a poco, merced a la «lucha por la vida*, un aumento paulatino del desarrollo y la amplitud del cerebro. Se ha onjetado a nuestra teoria que el hombre tambien se ha especiali­ zado, que es un ser cerebral especializado. Sin embargo, es falsa toda teoria que se imagine un fuerte desarrollo cerebral basado en no importa que tipo de «infraestructura». Asimismo, el cerebro es precisamente el organo que hace innecesario cualquier tipo de con­ figuracion organica especializada (es decir, adecuada a determina­ dos factores del medio ambiente); dicho de otro modo, desde el unico punto de vista utilizable del comportamiento, es el organo de la plasticidad, variabilidad y reorientabilidad. Bien entendido claro esta, que solo en conexion con toda la singular physis hu­ mana: con su caracter de ser expuesto, abierto a los estimulos, do. tado de movilidad, etc., y su carencia de especializacion, que quiza= viene influida hormonalmente por el cerebro, asi como solo esa physis hace posible y puede servir de base a semejante cerebro. Con la hominizacion comienza una «lucha por la existencia* que va mas alia del circulo del comer o ser comido; de la adaptacion y los falios evolutivos; es decir, la lucha por los fundamentos de la vida, por la posibilidad de seguir viviendo manana. Estos son los motivos por los que los pasos dados por Bolk tienen una gran importancia desde mi punto de vista. Po! esta razon me resulta tanto mas agradable presentar todavia una ultima teoria, que se acerca en los puntos decisivos a la de Bolk, 131

pero que se desarrollo de un modo totalmente independiente. Se trata de la teoria de Schindewolf ‘'US investigaciones se limitan tambien al ambito del craneo. Tambien el parte del hecho, ya muchas veces mencionado, de que todos los rasgos que caracterizan el craneo humano y lo distin­ guen de los demas craneos de mamiferos, no solamente se hallan ya presentes en las formas embrionales y juveniles, sino que in­ cluso se presentan de manera mas pura e intensa. Por asi decir son «sobrehumanos». Schindewolf ve en ello, como muchos otros autores ya mencionados, una indicacion clarisima de que el hombre no puede derivarse de monos que se parezcan a los antropoides actuales. Rechaza la teoria clasica, que hace descender al hombre de tipos fosiles del tronco chimpance-gorila, y corrobora, al igual que Naef, Kollmann, etc, que el craneo de los embriones y los lac tantes del simio tiene ciertas formas humanas, que sin embargo pierde a lo largo de su vida hasta llegar a la inversion de las pro­ porciones totales. Los rasgos son: predominio de la boveda cranea­ na muy abombada; cambio de posicion del breve rostro bajo la boveda craneana; fuerte arqueamiento del frontal, foramen mag­ num central; cierre de las orbitas en las sienes; las fosas orbitarias dirigidas hacia delante. El hombre mantiene esa forma que muertran el embrion y las crias de todos los monos (Bolk). En los simios se produce una evo­ lucion en el sentido de un prolongamiento del hocio (al modo de los animales depredadores) y empequenecimiento de la parte cere­ bral. La proporcion entre la parte de craneo correspondiente al ce­ rebro y la correspondiente al rostro se invierte totalmente, desapareciendo los rasgos semejantes a los humanos del craneo del simio joven: el foremen magnum retrocede; las lineas de las sienes se le­ vantan; la frente se hace huidiza; la mandibula inferior oblicua; se presenta un enorme desarrollo de la mandibula con formacion de los colmillos y los abombamientos superciliares; ha surgido, pues, el tipico «craneo depredatorio» de los monos adultos. Schindewolf no saca la conclusion (como hacia Kollmann) de que los antropoides, siguiendo la ley biogenetica fundamental, tuvieran que proceder de formas mas semejantes a las humanas, mien­ tras que el hombre habria retenido la forma primitiva que sirvio de punto de partida. Mas bien recurre a una manifestacion, que tam29. Das Problem der Menschwerdung, ein palaontologischer Losungsjersuch: Jahrb. d. Preuss. Geolog. Landesanst 4 9 /2 (1928).

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bien aparece en los invertebrados, y que el llama «proterogenesis». Mantiene la teoria de que en el caso de los monos la ley biogenetica fundamental no tiene ninguna validez o significado retrospectivos, por cuanto que los estadios que repiten los modos de ser que poseyo en otro tiempo su tronco filogenetico no son los de la juventud, sino los de la edad adulta. Los primeros nos presentan los ras­ gos caracteristicos de los antepasados, mientras que los nuevos com­ plejos de caracteres distintivos fueron adquiridos repentinamente y sin que existieran los estadios filogeneticos anteriores correspon­ dientes a partir de los grados ontogenicos primeros de los monos; por tanto, las formas juveniles aparecieron con nuevos caracteres. En el caso del hombre, la evolucion transcurre progresivamente, es decir, en el sentido de un «ir hacia adelante® de los rasgos juve­ niles hacia los estadios de vejez, o bien, en el sentido de que «se mantienen® esos rasgos. En el caso de los simios, por el contrario, esos rasgos juveniles se forman «regresivamente®. No se extienden a estadios de crecimiento posteriores, sino que son reducidos a esta­ dios anteriores, imponiendose la estructura filogenetica. La transformacion de los prosimios en autenticos simios sucedio, segun nuestra interpretacion, al ser asumidos rasgos formales semejantes a los humanos en los estadios ontogenicos primitivos de los tipos fosiles que se encuentran en la raiz del arbol genealogico del mono.

A partir del propliopiteco (oligoceno) la evolucion proterogenetica del complejo de rasgos humanos (dentro de la familia de los hominidos y siempre hablando solo del craneo) adquirio una mar­ cha fuertemente progresiva; en los pongidos se detuvo e incluso fue regresiva. Asimismo, Schindewolf califica de «idea insostenible® a la «teoria de la reduccion® de la dentadura humana a partir de la dentadura superespecializada de los antropoides, y concluye: No se puede sostener la opinion tan extendida de que los hombres procedan de los simios fosiles, al menos si se pdensa (como ocurre la mayoria de las veces) en formas, que en todos los rasgos distintivos arriba mencionados (los embrionales y los no especializados) ya esta­ ban tipicamente especializados al modo de los simios actuales.

Asi pues, segun Schindewolf, en el hombre se sobreponen dos tipos de leyes: la proterogenesis y la ley biogenetica. Muestra tam­ bien muy justamente indicios (que desaparecen mas tarde) de es133

tadios filogeneticos mas antiguos en el sentido de la ley biogenetica: cola del embrion, presencia de varias glandulas mamarias o bien pezones; asimismo, la presencia del pliegue palatal, de la nariz in­ terna, que mas tarde retroceden y originalmente, como ocurre en los mamiferos inferiores, tienen una ubicacion mas ventajosa. Ahora bien, segun esa teoria seria de esperar que los representantes mas antiguos de la especie humana fuesen mas semejantes a los simios en algunos aspectos, ya que en ellos la evolucion progresiva de la proterogenesis (del «mantenimiento* de los rasgos em­ brionales) no habia avanzado tanto como en la actualidad. Por el contrario, cabria esperar en los tipos mas antiguos de simios, comparados con los hoy existentes, una mayor semejanza al hombre. Prueba de ello son en primer lugar los conocidos fosiles de homi­ nidos; segundo, el australopiteco africano D art; Schindewolf, al igual que Osborn y Adloff (contra Gregory, W einert, Eickstedt) ex­ cluye al dryopiteco de la parentela inmediata del hombre, a pesar de la gran semejanza humana de los molares, a causa de su fuerte es­ pecializacion simiesca. En cambio el austrolopiteco es el mas seme­ jante al hombre de todos los fosiles conocidos y de los grandes mo­ nos actuales: caja craneana muy abovedada, fuertemente desarro­ llada hacia abajo; la parte de craneo correspondiente al rostro pe­ quena, y solo se adelanta ligeramente bajo la clara, aunque cierta­ mente huidiza, frente; faltan las protuberancias superciliares; gran esfenoides en union con el parietal; posicion vertical de los incisivos y colmillos relativamente pequenos. El comienzo de los hominidos lo situa Schindewolf en el mioceno superior. Con su teoria rechaza que se pueda entender al hom­ bre como descendiente de simios ya especializados, o bien que los monos y otrcs mamiferos se puedan derivar del hombre (Dacque, Westenhofer, Kollmann, etc.). Con gran sorpresa mia, rechaza tambien a Bolk. Sin embargo, no llego a ver ninguna diferencia esencial entre las dos hipotesis, a no ser que Schindewolf solo trata una pequena parte de los pro­ blemas planteados por Bolk. Ambos autores coinciden en los pun­ tos siguiqntes y llegan a ellos por caminos distintos, lo que hace su testimonio mas valioso: a) la realidad fundamental del hombre, o en su caso, del craneo humano, es el mantenimiento de rasgos fe­ tales; b) el hombre es un descendiente de los primates, pero frente a ellos da prueba de seguir leyes especiales; c) esa particularidad de sus leyes se muestra mediante una hipotesis complementaria. En 134

Bolk se llama «retardamiento»; en Schindewolf «proterogenesis»; d) un primer grado de esas leyes particulares se da en las formas primitivas (ontogeneticas) de los primates o de los antropoides respectivamente; es decir, una primera «hominizacion»; e) tal homi­ nizacion no se mantiene, sino que es «ahogada por el crecimiento®. Pienso que tales son los hechos principales y no veo en ellos ninguna diferencia, saludando por tanto cordialmente la coincidencia. El hecho de que Schindewolf rechace a Bolk se debe en parte a razones de tipo sentimental, segun propia confesion, por lo cual puedo pasarlo por alto como tercero en discordia. En segundo lu­ gar, su teoria reduce la de Bolk a formulas sencillas; a saber, a la afirmacion de que el hombre se ha quedado en el estadio evolutivo del feto de los primates. El mismo Bolk eligio tales formulaciones, asi como el sopechoso lema del hombre como «embrion de mono con madurez sexual®, que ocasiono con razon el rechazo emocional de Schindewolf. Pero es una necesidad de la investigacion muy particularmente usada en antropologia el resumir toda una compli­ cada teoria en una frase. Tambien el missing link es una teoria con­ densada en un lema. Siempre que Bolk dice: en el hombre se estabilizaron ciertos rasgos fetales comunes con los antropoides, no esta excluyendo naturalmente la construccion ulterior de los esta­ dios asi retenidos, su crecimiento ulterior dentro de los carriles establecidos, sino que esta afirmando un tipo de evolucion especial del organismo humano. Por esta razon habla a menudo de «evolucion conservadora® del organismo humano. Por esta razon habla a menudo de «evolucion conservadora® en contraposicion a la «propulsora®, que consistiria en el paso de las formas fetales juveniles a las formas especializadas de la madurez. Precisamente esa ley que preside el desarrollo humano se llama «retardamiento» y consiste en lo siguiente: Aun cuando el organismo como totalidad llegue al punto final de su evolucion, terminandose el crecimiento, alguna de las propiedades parti­ culares d d cuerpo no ha alcanzado aun aquel grado de evolucion, que originariamente le era propio. Entonces, esa propiedad queda fi­ jada, como podriamos decir, en un estadio incompleto, y ese caracter de incompleto porta un matiz de infantilism o... la consecuencia necesa­ ria d d efecto de retardacion es que d cuerpo adquiere caracter fetal en un grado alto y duradero®®. 30.

Bolk, Untersuchungen..., 23.

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Exactamente ese modo especial de evolucion lo describe asi el mismo Schindewolf: el «ir hacia delante® o el «mantenimiento® de los rasgos embrionales hasta el estado de estabilizacion definitiva en el hombre. Podemos por tanto sumarnos a la uniformidad de la vision basica, aun cuando el principio explicativo hipotetico (re­ tardamiento o proterogenesis) presente diferencias de interpreta­ cion. Tales coincidencias en la acentuacion del primitivismo del hombre son precisamente las que otorgan su superioridad a estas teorias en relacion con la clasica, que se desarrollaba dentro del esquema de la adaptacion de la funcion en las formas adultas. Es un dogma bastante improbable que pudiese haberse producido un cambio en el modo de ser a partir del estadio adulto. Tal fue el caso de Schwalbe que pensaba que el hombre primitivo habia perdido los colmillos por perdida de funcion, jporque ya tenia armas! No podemos imaginar como podrian haber surgido rasgos em­ brionales humanos a partir de especializaciones simiescas acabadas. Si por el contrario suponemos «mutaciones® del organismo en los estadios ontogeneticos primitivos, si podemos imaginar que actuasen precisamente en el «mantenimiento® de los rasgos em­ brionales. Es digno de notarse que la teoria clasica por necesidad interna ha de llegar a las ideas lamarckianas, pues la «evolucion re­ gresiva® de las especializaciones logradas por los simios (regresion que ha de ser explicada por la teoria clasica) nunca ha podido relacionarse inequivocamente con las selecciones ventajosas, precisa­ mente porque es una manifestacion de que ha ocurrido una per­ dida. Se trata de un caso interesante. En efecto, partiendo de ahi no se puede objetar nada contra la curiosa aunque necesaria hi­ potesis del «primitivismo® fundamental, segun el cual, la evolucion directa de un arqui-primate primitivo hasta llegar al hombre tuvo que producirse evitando las especializaciones o manteniendo la re­ tardacion de los antepasados antropoideos y dentro de «un medio ambiente optimo casual® especialisimamente favorable. jEsto es lo que exige precisamente la teoria clasica con sus «regresiones®! Volvere «sobre esta importante cuestion. La famosa bajada de los arboles, aun cuando se realizara muy poco a poco, solo fue posi­ ble si no habia ningun tigre paseandose por alia abajo. Por eso precisamente el orangutan se quedo arriba. Dentro de este contexto hemos de remitirnos finalmente a una cuestion importantisima: los fenomenos de domesticacion en el 136

hombre. Eugen Fischer tiene el gran merito de haber llamado la atencion, en un ensayo muy importante sobre las semejanzas morfologicas entre el hombre y sus animales domesticos, y aqui hay ciertamente un problema.muy profundo. Fischer entiende por domesticacion «el influir a voluntad en las relaciones de alimenta­ cion y reproduccion®, encontrando que se abria paso asi una enor­ me variabilidad con respecto al tamano, a los organos de recubrimiento (pilosidad, pigmentos) y a los apendices (rabo, orejas, cres­ tas, nariz externa, etc.). Realizo con una rica casuistica la compa­ racion del hombre con sus animales domesticos desde este punto de vista, y considera, por ejemplo, el color bianco de la piel del hombre como albinismo de domesticacion; asimismo la perdida parcial de pigmentacion que produce ojos grises, azules, etc. No existe un solo mamifero que viva en libertad, que tenga una dis­ tribucion del pigmento en los ojos como la del europeo; y viceversa, en el caso de casi todos los animales domesticos existen individuos o especies cuya distribucion de pigmento es identica a aquella.

El albinismo es uno de los rasgos distintivos senalados por Mendel. Fischer examina desde este mismo punto de vista las au­ tenticas razas humanas enanas (pigmeos del Africa oriental, 141 cm.): «Las formas domesticadas, entre ellas el hombre, propenden de modo especial a esa variabilidad en el tamano (jperro!), y esos tamanos en la domesticacion suelen ser hereditarios®. Fischer ma­ nifesto tambien la idea de que probablemente el acortamiento de la parte de craneo correspondiente al rostro y la debilitacion de la dentadura pertenecen asimismo a ese tipo de fenomenos. Hilzheimer establecio la vinculacion de estas interesantisimas cuestiones con la teoria de Bolk®^. Hilzheimer, por distintos cami­ nos que Bolk, consideraba las razas de animales domesticos como «rejuvenecimientos® acontecidos bajo el influjo de la domestica­ cion; por ejemplo, el perrillo faldero seria una forma juvenil, que se ha hecho permanente, del perro plenamente adulto. Del mismo modo, la forma craneana del hombre, como surgida de ese quedarse en los estadios juveniles. En Die Stammesgeschichte des Men­ schen (1926), Hilzheimer intento relacionar el tamano mediano de 31. Die Rassenmerkmde des Menschen d s Domestikationserscheinungen\ Zeitsohrift f. Morpih. u. Anthr. 18 (1914). 32. Historisches und Kritisches zu Btdks Problem der Menschwerdung: Anat. Anz. 62.

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la mandibula, junto con la pequenez de los dientes en el maxilar inferior de Mauer, con manifestaciones parecidas que se encuentran en los animales domesticos; se trataria pues de variantes de do­ mesticacion. Konrad Lorenz ha profundizado todavia mas en este importan­ te tema Su tesis de que la domesticacion fue elemento constitutivo en el proceso de hominizacion ha sido ampliamente acepta­ da A pesar de su declaracion categorica de que no se puede du­ dar ni por un momento de que el hombre como tal sea un ser «domesticado», puede observarse un error en la mezcla de retarda­ miento y domesticacion; falta que menoscaba la teoria de este ex­ celente investigador. Las consecuencias de la domesticacion que se presentan en los animales domesticos consisten en rasgos internos y externos. Entre los primeros estan la tendencia a la cortedad de las piernas, adiposis, cabeza pequena; debilidad muscular; va­ riabilidad del tamano; albinismo, etc. A los segundos, las disociaciones en el sistema de impulsos; acrecentamiento de las ganas de comer; acrecentamiento y carencia de eleccion de las reacciones se­ xuales; desintegracion de los esquemas instintivos mas diferenciados. La gaiUina clueca de la raza bankiva no domesticada, tronco comun de todas las razas de nuestras gallinas domesticas, reacciona (tomando a su cargo la cria) exclusivamente ante los pollitos de su misma espe­ cie, que llevan sobre su cabeza y espalda el dibujo caracteristico (que desempena una autentica funcion de accionador) y profieren el sonido que caracteriza a su especie. Nuestras gallinas domesticas corrientes no muestran ningun tipo de reaccion a los colores de los pollitos. En el caso de ciertas gaiUinas de carne, como Plymouth, Rhodeland, etc., la mayoria de las veces tambden ha desaparecido el rasgo aoustico del esquema que acciona ed mecanismo de cria y cuidado; tales aves son capaces de criar incluso pequenos mamiferos*®.

No cabe duda de que en muchos hombres existen los fenome­ nos calificados aqui de rasgos de domesticacion, pero pertenecen al capitulo de «danos de la civilizacion*. Es un error entender como consecuencia de la domesticacion (como hace Lorenz) los rasgos 33. Die angeb. Formen mdgl. Erfahrung-. Ztschr. f. Tietpsych. V; Durch Domestikation verursachte Storungen des arteigenen Verhaltens: Ztschr. ang. Psych. 59 (1940). 34. Por ejemplo, W. E. Miihlmann, Geschichte d. Anthrop., 1948, 193. 35. K. Lorenz, Die angeb. Formen, 298.

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humanos constitutivos tal y como Bolk los describe. El infantilismo de los habitantes de las grandes ciudades es una cosa distinta al proceso de permanencia en los estadios juveniles de la species ho­ mo. Pero sobre todo uno de los argumentos principales de Lorenz es insostenible: el oso de las cavernas. Este animal muestra casi todos los fenomenos de domesticacion que podemos verificar hoy dia en los esqueletos de los perros; a saber, formas gigantescas y enanas; cabezas chatas; patas cortas encorvadas al modo del Dackel, etc. Lorenz opina que nos encontramos ante un caso de autodomesticacion y los rasgos mencionados se explican con segu­ ridad de la misma manera que los del hombre. Al igual que el hombre, el oso, gracias a su vida en las cavernas estaba muy bien protegido contra los efectos del clima; se cortaba el paso a la selec­ cion realizada por animales enemigos y quedaba allanado el camino a la domesticacion. «Sin duda alguna los primeros procesos de domesticacion acontecieron en las cavernas de los osos y un poco mas tarde en las de los hombres a nivel de anthropus». Sin embargo las dudas son fortisimas. «La mayoria de los asentamientos cavernarios europeos y mediterraneos se ubican en la glaciacion de Wiirm (la ultima), sin embargo existen tambien en el periodo intermedio que le precede® Asi por ejemplo, el Drachenloch en Vattis (j2445 m.!) que con la finalidad de cazar osos de las cavernas fue explorada en el interglacial Riss-Wiirm y esta claro que tambien fue ocupada transitoriamente todos los anos. Por lo demas, «todos los hallazgos (excluyendo Castillo) de la. gla­ ciacion Riss y aun de periodos mas antiguos de la glaciacion en Europa, Asia anterior y Africa proceden de estaciones de campo abier­ to®. De este modo se viene abajo el argumento empirico principal de los mostrados por Lorenz. Ademas la teoria de la autodomesti­ cacion tendria que explicar (como objeta Portmann por que pre­ cisamente el rasgo esencial de la domesticacion, es decir, el estancamiento o incluso el retroceso en la formacion del cerebro, en el caso de la autodomesticacion humana se ha vuelto totalmente del reves y por que otro fenomeno de la domesticacion, la pronta ma­ durez sexual, en el caso del hombre tambien ha sido sustituido por su contrario. Por todo esto no existe ningun motivo para apartarse de lo esencial de la teoria de Bolk. Retardamiento o rejuvenecimiento 36. 37.

G . Kraft, Der Urmensch d s Schopfer, 1928, 16. Biol. Frgm., 134.

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por un lado, y domesticacion por otro, son procesos heterogeneos. La teoria no es sin embargo perfecta. Existen hechos que dificil­ mente se pueden explicar con ella, por ejemplo el aducido por Schultz: los monos cuando han alcanzado las formas adultas se hallan mas cerca de las proporciones fetales que el hombre, mientras que este (con un tipo de crecimiento que se aparta de todas las escalas simiescas) no alcanza las proporciones corporales de la ma­ durez hasta bastante despues del nacimiento. El mismo Portmann ha mejorado de modo decisivo el pensamiento fundamental dema­ siado simplificado de Bolk: la retardacion de la evolucion. Nuestro movimiento evolutivo abarca un apresurado aumento de crecimien­ to (solo propio del hombre) al comienzo, que se detiene hacia el final del primer ano; despues la tardia fase de crecimiento de la pubertad, de la que tampoco existe paralelo en el mundo animal, y en medio de las dos un periodo de crecimiento muy lento. Preci­ samente en este periodo se estructuran los elementos de actitud, lenguaje y comportamiento en accion reciproca con los influjos del medio ambiente social. «La lentitud de la evolucion no se presenta puramente como una situacion fundamental somatica, sino subordinada al modo de existencia, abierta al mundo, del hombre® Se trata de una profundizacion importantisima de la teoria de Bolk, que solo ahora se hace adecuada para servir de base a una antropo­ logia general. Si el hombre, como mantendremos nosotros en este libro, es «un ser cultural por naturaleza®, lo dicho anteriormente significaria que cualquier clase de ley evolutiva particular (como retarda­ miento, proterogenesis, etc.) puede estar en la base de la es­ tructura natural de un ser no especializado, remitido a la accion, y no consolidado. Sin embargo, de tal manera que toda la or­ ganizacion interna esta referida al comportamiento, del que depende la existencia del mismo ser, a la tarea de cambiar el mundo. Ese comportamiento y sus efectos retroactivos en las condiciones vitales logradas por el mismo podrian trabajar en estrecha colaboracion con esa ley evolutiva, de tal manera que los rasgos tipicamente humanos fuesen continuamente fortalecidos por los erectos retroactivos de su propio comportamiento, provocando mutaciones en la direccion de aquellas transformaciones (co­ mo por ejemplo la del sistema endocrino) por las que comenzo la

38. 140

Ibid., 102; Die Ontogen. d. Menschen d s Probl. d. E v d . Forschg., 8.

hominizacion. De este modo los rasgos de fetalizacion constitucional y los de la domesticacion (que estan presuponiendo siempre el influjo, provocador de mutaciones, de las relaciones culturales) po­ drian sobreponerse, por decirlo asi, en la misma direccion. El problema principal ante el que se encuentra la morfologia del hombre quedaria por lo mismo superado y hemos intentado ordenar el material (muy disperso en la bibliografla) bajo un deter­ minado punto de vista, ya que para la antropologia tiene importan­ cia decisiva, desde el punto de vista morfologico, la comprension de la no-especializacion y la no-adaptacion del hombre a la circuns­ tancia natural; su caracter de «ser carencial». Pues de ahi se sigue la cuestion antropologico-biologica sobre la capacidad para vivir de semejante ser y junto con ello la comprension de la accion como punto central de la existencia humana. Y solo partiendo de la ac­ cion nos formarnos una idea de la funcion biologica de la concien­ cia. Con otras palabras, fjno es ya tiempo de conceder que la pre­ gunta acerca del origen del hombre no se puede responder sola­ mente dentro del terreno de la anatomia comparada? En efecto, antes de que nos preguntemos por el origen de alguna cosa, necesi­ tamos tener un concepto justo de lo que alii se origina. En el pre­ sente libro tratamos de las bases cientificas, analiticas, de esa de­ terminacion de esencia, siendo la ventaja de este punto de vista el que solo secundariamente se interesa en cuestiones pertinentes a la historia de la evolucion. Lo que hemos de mostrar es la ubi­ cacion especial del hombre dentro del ambito de la vida, logrando una idea totalizadora de ese ser, que, como veremos, puede dar cuenta cabal de numerosos detalles y hechos. Idea que, cierta­ mente, solo proporciona elementos, ya que ha de encerrar en si el ambito inmenso de cuestiones antropologicas culturales y sociales, pero que sin embargo pone en relacion comprensible lo interior y lo exterior del hombre siguiendo el hilo conductor de la accion, sin tener que plantearse problemas metafisicos insolubles, tales como el problema cuerpo-alma. Si las categorias empleadas por nosotros, como descarga, comunicacion, retardacion (rejuveneci­ miento), etc., son «neutrales psicologicamente* (como las llamo Scheler, por cuanto que cualquier aspecto de la conciencia tiene su correlacion pulsional, y su correspondencia morfologica), es un mo­ tivo positivo, fundado en los fenomenos, el que nos impide entrar en el problema cuerpo-alma, mientras nos atengamos a los feno­ menos mismos. La investigacion en el primitivismo morfologico y 141

en la carencia de especializacion es un elemento necesario de esa concepcion y por eso tuvimos que presentar y documentar esos hechos. Ahora bien, los problemas morfologicos son al mismo tiem­ po historico-evolutivos, y a la fuerza nos vemos introducidos en la hipotesis sobre el origen del hombre, que hemos de tratar a conti­ nuacion.

12.

La cuestion del origen del hombre

La carencia de especializacion en el hombre es la piedra de to­ que de toda doctrina sobre el origen del mismo. El que no la situe expresamente en el punto central de la problematica estaria eludiendo toda la dificultad e importancia del problema. Asi lo hace la teoria darwinista clasica al decir que el hombre, siguiendo una evolucion directa e ininterrumpida ha pasado por un estadio en el que ha sido antropoide, simio. Incluso un libro admirable en su genero como el de Rensch se mueve absolutamente en el te­ rreno de las hipotesis de seleccion y mutacion. Autores como Weinert, Weidenreich, von Eickstedt, coinciden (por encima de las di­ ferencias de cada uno de ellos) en afirmar que el hombre procede a traves de una evolucion directa de antropoides de la era terciaria, que estan emparentados en sus rasgos esenciales con los gran­ des monos que viven hoy todavia. El dryopiteco del mioceno (un chimpance del terciario con grandes colmillos, que incluso parece sugerir su origen europeo) es el que con mas frecuencia quiere presentarse como ese antepasado. Asi, por ejemplo, W . Marinelli«>.

Las ideas de Rensch se hallan, como hemos dicho, en el punto de vista de la teoria racional de la descendencia acentuando que, en el caso de existir adecuados planes de construccion, la evolucion superior es una consecuencia inf alible de la seleccion natural. Con­ tra el punto de vista de Bolk-Dubois-Versluys (la retardacion no se produjo por seleccion) objeta: El alargamiento del tiempo de juventud y el enorme aumento, vinculalado con aquel, de posibilidades de accidn multiple y plastica significa una ventaja inequlvoca de la seleccidn. Semejante ventaja habla de actuar positivamente al enfrentarse a cualquier tipo de concurrencia. 39. 40.

142

Neuere Probleme der Abstammungslehre, 21954. D. Abst. d. Menschen, W ien 1948, 50.

Poco despues declara que «gracias al desarrollo del idioma y del centro del lenguaje® probablemente se hizo posible un tipo totalmente nuevo de ideas universales. El hombre actual piensa con palabras, fundandose asf su capacidad para estructuras complicadas de conceptos, para fantasias y especulaciones, es decir para el pensamiento abstracto. Tambien en este caso se habfa dado sin mas el auxilio de la seleccion natural, pues gracias a la fantasia podian ser imaginadas situaciones futuras, etc.

Es conveniente llamar aqui la atencion sobre como la teoria se transforma en autentica por si misma. Ciertamente cualquier ca­ pacidad humana funciona, y en esa funcion siempre se puede detectar una parte o aspecto de productividad y, por tanto, de pro­ vecho. Pero habria que probar antes que ese provecho tenia un valor selectivo. El puro hecho de que una funcion funcione y funcione con provecho, no puede servir de prueba de que llego a exis­ tir por un proceso de seleccion y no por fuerzas evolutivas autono­ mas. Del provecho que reporta la funcion, se pasa al valor de se­ leccion; de este al proceso de seleccion; de aqui al de mutacion como origen de la funcion o bien de su substrato organico (por ejemplo, del centro del lenguaje). Por cierto que la «concurrencia® contra la que se supone que tuvo que enfrentarse el pre-hombre y a la que vencia gracias a ventajosas mutaciones, es pura ficcion.