El General en Su Laberinto

El General en su Laberinto Esta magnífica historia, nos relata muchos sucesos a lo largo de la vida del Libertador Simón

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El General en su Laberinto Esta magnífica historia, nos relata muchos sucesos a lo largo de la vida del Libertador Simón Bolívar hasta su deceso, nos influye a embarcarnos en un relato prominente, lleno de aventuras, decepciones, amor, amistad, traición y muchas cualidades que le aportan al libro El General en su Laberinto una característica esencial digna de una obra de Márquez. Uno de los personajes rescatables de la trama es la valiente Manuelita Sáenz a quien el Libertador llama “La Libertadora del Libertador”, y es que la historia que ésta mantiene con el personaje principal es ciertamente romántica, aunque se conozca el origen de libertinaje y desenfreno por las mujeres que sentía el General. Si bien es cierto, no es desconocido para nadie que el Libertador después de la trágica muerte de su esposa, meses después de haber contraído nupcias, lo haya dejado en un estado de desolación y profunda tristeza, que el mismo haya considerado que no iba a volver a amar nadie como lo hizo con ella. Aquí es donde aparece la “Amable loca” epíteto con el que el mismo General se refiere a Manuelita, la cual con su carisma, valentía, audacia y poseedora de una actitud rebelde lo cautiva y se convierten en amantes, dando paso a un amor que se convierte en historia. Se conocieron el día que el Libertador llega a Quito, a su paso de gloria en el que el pueblo lo recibía con vítores, ella desde su balcón le dejo caer una corona de ramas de laurel, pero con tan mala suerte que le atinó justo en el pecho, esa misma noche en el baile tras la presentación oficial, él le menciona: “Señora: si mis soldados tuvieran su puntería, ya habríamos ganado la guerra a España” Manuela desde ese día hasta el día de la muerte del General, se convierte en su sombra, en su amante, en su leal consejera, en su servidora, etc. A pesar de que era una mujer casada con el médico inglés Jaime Thorne, en cuanto conoció a Simón Bolívar no intentó ni ocultar su romance lo que dio pasó a habladurías y escándalos que no eran propios para una dama, ni se veían bien dadas las costumbres y tradiciones de la época. Si Manuela de por si daba que hablar con su actitud rebelde, de manifestante y alzada de no dejarse dominar, en un tiempo en el que se consideraba que la mujer debía quedarse en casa y atender al marido, su relación con el General no ayudó mucho en su reputación, aun así siguieron adelante a pesar de todo. Considerada como su fiel y leal amiga y compañera, el mismo Libertador le dio el título de Libertadora del Libertador cuando esta le salvó la vida en dos ocasiones, enfrentándose ella misma a los asesinos lo que casi le cuesta la muerte.

A medida que pasa el tiempo en su relación ella se vuelve no solo su amante, sino también su confidente, su salvadora, su amor, su leal compañera, y aunque en repetidas ocasiones se da a entender el estado de decrepites del General, dadas todas las batallas, bien se intuye que hay momentos en los que no dejaban de intentar sucumbir a la pasión. Durante el tiempo que Manuela fue la amante del General, el cual fue hasta la muerte de este, no hubo oportunidad en la cual su esposo el médico James Thorne, le pidiera que volviera a su lado, pero ella cegada y enamorada como estaba le reafirmaba que jamás podría volver con él, puesto que no lo amaba y que mucho menos le importaban las habladurías de personas chismosas, que no podía estar con alguien que le generaba las más agrias repulsiones. Cuando al fin el General pudo abandonar Bogotá y se despiden para siempre sin saberlo, el seguía pensando en una última oportunidad de salvar y cumplir su sueño, y ella en una tristeza absoluta seguiría cuidando de los Documentos Confidenciales del Libertador y vigilando a sus adversarios, pudiendo poner sobre aviso al General ante cualquier situación. Añorando por parte de ambos quizás un reencuentro en su adorable Quito, pero sus planes se vieron truncados con la muerte del General lo que llevaría a Manuela a un calvario previo también a su deceso. Sus últimos años, se dedicó al comercio de tabaco y escribir sonetos de amor para jóvenes enamorados, ayudándolos en sus conquistas, cuando su esposo murió, ni siquiera pudo cobrar la dote que fue entregada por su padre al momento de sus nupcias, por lo que al igual que el Libertador murió en la pobreza acompañada únicamente de las posesiones que tenía muchas de las cuales eran las cartas que el General le enviaba, pero que en la actualidad no existen ya que fueron cremadas por la epidemia de difteria que azotó la región. Se dice que dada su relación con el Libertador, nunca se le concedió a ella la valoración histórica que se merecía puesto que un personaje como ella no era algo normal en esos tiempos, dado su comportamiento indecente e inusual, Manuelita Sáenz es uno de los personajes más interesantes de las guerras de independencia de América del Sur, ella es sin duda una de las grandes defensoras de la independencia de los países sudamericanos y como una de las más destacadas y avanzadas defensoras de los derechos de la mujer. Cabe destacar que es esta manera revolucionaria, rebelde y altiva de Manuelita Sáenz que dejó una marca en la historia de las mujeres, dando paso a que sean escuchadas, que se liberen de una sociedad que las reprimía y que las anulaba, que con comentarios machistas y despectivos enunciaban que una mujer no servía para más que atender a la casa, el marido y los niños, y que ante un hombre no tenía ningún privilegio, ni siquiera el derecho a una educación.