El Fabricante de Deudas Comentario

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Página 1 de 5 EL FABRICANTE DE DEUDAS De Sebastián Salazar Bondy. Sebastián Salazar Bondy, un hombre comprometido con su trabajo, consigo mismo, con la literatura misma. Un hombre de gran ingenio, que supo dar con su fructífera producción literaria, identidad propia al teatro peruano. Perú pudo gozar con él del surgimiento de una cultura teatral. Antes de la aparición de Salazar Bondy en el ambiente teatral peruano, existía una evidente crisis que venía haciéndose más grave desde los comienzos del siglo XX, la crítica no se equivocaba al calificarla de “pobre, incolora y de poca promesa”, puesto que no poseía ningún sentido trascendental, sus temas eran superficiales, y se notaba con gran facilidad la ausencia de dramaturgos locales. La producción teatral peruana sólo había tenido un éxito limitado en el teatro costumbrista. Aunado a este desolado ambiente teatral, se tiene que agregar que la situación del país, en cuanto a los aspectos económico, social y político no gozaban de estabilidad alguna, ya que después de la independencia de Perú, le siguieron varios conflictos bélicos, de los cuales la mayoría de ellos terminaron en derrota para Perú. Y a principios del siglo XX, el ambiente político peruano no estaba mejor, pues precisamente en el año de 1919, el país se encontraba bajo la dictadura de Augusto Leguía, quien fuera derrocado en 1930. Durante el periodo del gobierno de Leguía surgió un partido de tendencia popular, el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), dirigido por Víctor Raúl Haya de la Torre, este partido muy pronto se convirtió en un contendiente muy fuerte para hacerse cargo del gobierno, sin embargo tardó mucho tiempo para poder lograr su objetivo; a pesar de las dificultades por las que atravesó este partido, influyó de manera muy activa en la política peruana, y su presencia no sólo se hizo notar en Perú sino que se cobró importancia como movimiento político en toda América Latina. Otro aspecto relevante de la historia peruana, es la constante presencia de Estados Unidos, quien de manera muy sutil, influye en la vida de toda Latinoamérica, introduciendo sus industrias, o extrayendo recursos naturales tales como el petróleo o la explotación de los recursos pesqueros, y Perú no fue la excepción. Es importante para el estudio de El fabricante de deudas conocer estos hechos, puesto que la obra contiene en gran medida detalles que son reflejo de los acontecimientos que se van desarrollando alrededor del autor, creando con ellos, una sátira muy divertida, pero que a su vez propone al espectador un motivo de reflexión. Sebastián Salazar Bondy nació en Lima, Perú el 4 de febrero de 1924 y murió en la misma ciudad el 4 de julio de 1965. Fue una de las personalidades más trascendentales del mundo literario peruano, tanto como poeta, crítico literario y autor dramático. Desde muy temprana edad Salazar Bondy, dio muestras de su inclinación por la literatura. En 1941 ingresó en la Universidad de San Marcos para hacer estudios en la Facultad de Letras. En 1943 aparecen sus primeras publicaciones, aunque a la primera obra que Salazar Bondy reconoció validez fue Voz desde la vigilia, libro de poemas que fue publicado en 1944; en ese mismo año aparecieron varios poemas suyos publicados en el periódico “La Prensa”. Sin embargo un año después, en 1945, abandona dicho periódico por diferencias ideológicas, ya que él apoyaba la candidatura de José Luis Bustamante candidato a la presidencia, fuertemente apoyado por el APRA y la empresa apoyó al candidato Manuel Prado. En 1946, publica los poemarios Cuadernos de la persona oscura y La poesía contemporánea del Perú, escrita en colaboración con otros autores. Ya por este tiempo comenzó a prestar toda su ayuda a la Compañía Nacional de Comedias que apenas estaba terminando de conformarse, un año después dicha compañía estrena la obra Amor, gran laberinto, con la cual Salazar Bondy gana el Premio Nacional de Comedias. Se casa ese mismo año con la actriz argentina Inda Ledesma y se traslada con ella a Buenos Aires.

Página 2 de 5 En Argentina, escribe artículos para “La Nación”. Se vincula a argentinos y españoles. Regresa a Lima en 1950, después de su separación con su esposa. Escribe sobre poesía, teatro y otros temas en varios periódicos peruanos. En 1951 el Ministro de educación le encomienda la reorganización de la sección de teatro de dicho Ministerio. Un año después se hace merecedor por segunda vez del Premio Nacional de Comedias. En 1953 aparece su monólogo El espejo no hace milagros y la obra El de la valija estrenada por la Escuela Nacional de Arte Escénico. Realizó una adaptación del texto en quechua Ollantay, para el teatro moderno. El gobierno francés le otorga una beca para estudiar en París. En 1956 visita esta ciudad, y hace un breve recorrido por algunos países de Europa. De regreso a Perú sigue escribiendo para diversos periódicos y publica varios libros de cuentos. En 1958 recibe el Premio Nacional de Periodismo y se casa con Irma Lostaunau. En 1959 fue nombrado Director del Instituto de Arte Contemporáneo de Perú, además de que en el mismo año se estrenaron sus obras Dos viejas van por la calle y Flora Tristán. En 1962 recibe el Premio Anita Fernandini de Naranjo que otorga la Universidad de Lima a su obra El fabricante de deudas, como la mejor obra de dicho año. En 1963 es invitado a visitar el Japón para estudiar el teatro de este país. Un año después aparecen publicadas Lima la horrible, Poesía quechua y Cerámica peruana precolombina, todas ellas editadas por la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1965 viaja a Chile con el grupo “Histrión Teatro del Arte” con el que monta El fabricante de deudas. Estrena La escuela de los chismes, termina Ifigenia en el mercado y El Rabdomante que fueron estrenadas póstumamente. También completa su último libro de poemas titulado El tacto de la araña. Sebastián Salazar Bondy murió en el Hospital del empleado en Lima, a consecuencia de un largo padecimiento hepático. En la primera etapa de su producción dramática predominan la comedia, la farsa, el grotesco. Bajo esta primera influencia, Salazar Bondy cultiva una expresión preciosista, evasiva, barroquizante; a esta etapa de iniciación pertenecen las obras: Amor, gran laberinto, Los novios y El de la valija. Gana su segundo Premio Nacional de Teatro con Rodil, así comienza la segunda etapa del teatro de Salazar Bondy: la etapa de los dramas realistas, con mayor o menor intención social, en la que figuran aparte de Rodil, No hay isla feliz (1954), Algo quiere morir (1956) y Flora Tristán (1959). Bajo la segunda etapa, adopta una actitud rebelde e inconforme frente a la vida que, como joven perteneciente a la clase media limeña, parecía estarle reservada. La breve, pero decisiva estancia en Europa de Salazar Bondy, deriva en la tercera etapa de su teatro: las comedias satírico – costumbristas; como consecuencias de su viaje, Salazar Bondy buscó un nuevo arraigo en lo peruano, prefiriendo esta vez el costado fácil, risueño, criollo, de su realidad. La vitalidad del teatro francés lo impresionó, por un lado, la popularidad, el teatro de “boulevard” que se enlaza directamente con la línea satírica de Moliere y Marivaux; y por otro lado, el revolucionario teatro “Épico” de Brecht que hacía descender la tragedia del hombre de hoy y de todas la épocas, al nivel de la opereta popular, con música, lenguaje callejero y el acre sabor de una poesía proletaria. Sebastián Salazar Bondy quiso fundir un poco todos esos modelos posibles y trabajó aproximadamente, desde 1958 hasta su muerte por la creación de una comedia nacional moderna. Pero si su imagen era el teatro popular francés y, bastante menos en realidad, el teatro brechtiano, Salazar Bondy sin darse cuenta se convirtió en el heredero de la tradición satírico - costumbrista del teatro limeño del siglo XIX, del sainete de comienzos de siglo y aun del “género chico” hispánico. Tímidamente, esta nueva etapa se anuncia en Dos viejas van por la calle, a la cual siguieron dos comedias de parejos caracteres: El fabricante de deudas (1962) y La escuela de los chismes(1964). En el trecho final de su vida (entre 1964 y 1965) alcanzó Salazar Bondy a escribir una pieza breve en un acto, que se entiende como una renuncia al teatro popular que trató de fundar. La obra es El

Página 3 de 5 rabdomante, mereció el Premio Nacional de Teatro en 1965 (otorgado póstumamente) y representa seguramente el comienzo de una nueva búsqueda que el autor no pudo desafortunadamente continuar: un tipo de realismo – simbólico, un teatro alegórico, con toques de absurdo y denuncia social. El rabdomante es una de las piezas más trascendentes de su teatro y que, sin serlo en la intención del autor, vale como una digna culminación de su dramaturgia. El fabricante de deudas. 1962 a 1964 fueron años de la mayor beligerancia política de Salazar Bondy: su trabajo en “La Prensa”, la Revolución Cubana, el candente clima nacional, su actividad partidaria, la ardorosa campaña periodística que emprende para denunciar los mecanismos de poder, todo eso lo exacerbó; sus lecturas no estrictamente literarias (sociología, testimonios políticos, ensayos sobre la realidad socio – económica latinoamericana ) le dieron una visión muy exacta de la significación que la vida de las sociedades capitalistas como la suya tenían las maniobras financieras; finalmente cierto notorio político conservador que él veía como prototipo del financista burgués, le da la imagen humana de su personaje Obedot, que monta sobre el modelo de Le faiseur balzaciano. A través de él, Salazar Bondy quiso burlarse de la clase o sistema que permite al dinero convertirse en una fuerza omnipotente que facilita la posición, nombre, respetabilidad. Aquí la mordiente y corrosiva sátira anticapitalista justifica la gruesa viñeta y los subrayados del diálogo. Esta obra fue estrenada en 1963, por el grupo “Histrión”, con la dirección de José Velásquez en “La cabaña”. Es una sátira en dos actos en la que se presentan las simpáticas situaciones, que se suscitan alrededor de las vicisitudes económicas del pretendido financista, Luciano Obedot. Es una obra que logra mantener en medio de una tonalidad humorística, símbolos que apuntan a una crítica social que se sostiene a través del desarrollo de la acción. Ya desde la presentación de los personajes vislumbramos, los toques críticos y humorísticos de los cuales se va a valer el autor, dentro de la obra, pues al mencionarnos el nombre del personaje, el rol que va a desempeñar, también agrega las características particulares de cada uno de ellos. Un detalle que no es difícil de apreciar es que los nombres de los personajes, corresponden perfectamente al carácter y oficio de cada uno de ellos, o al menos en la mayoría de los personajes así es, tenemos por ejemplo a los acreedores: Cash, palabra del idioma inglés que significa “efectivo”; Obeso, brinda una imagen muy certera de cómo es este acreedor; Sagarra, un término que proviene de las palabras “se agarra” y que también define perfectamente la actitud de este acreedor. Es el mismo caso del Marqués de Rondavieja, su apellido ya nos indica que es un hombre que tiene que ver con mujeres, no se sabe cuánto hasta que hace su aparición en escena, sin embargo este personaje, posee dos nombres, gracias a su doble vida, el segundo es Desiderio Lobo, y también hace gala de su segundo nombre, puesto que se muestra como un astuto lobo, que quiere escapar de las redes de los acreedores. En cuanto a Ángel Castro, tal vez sea una referencia a Fidel Castro, presidente de Cuba. Además de estos simbolismos que maneja el autor con los nombres de los personajes, se pueden apreciar que el matrimonio Obedot representa las fallas de la sociedad de esa época y de ese lugar específicamente, mientras que los jóvenes expresan, también simbólicamente un porvenir libre. Con esto me estoy refiriendo al aspecto económico que es lo que constituye la médula misma de la obra, que como ya se h a mencionado tiene una intención social. La influencia extraordinaria del dinero como fuente enajenadora de conciencias y adulteradora de principios morales; la ideología de ciertas familias obsesionadas con falsas posturas de aristócratas y el triunfo del amor sobre las falsas convenciones, sobre el dinero y todas las cosas materiales, es lo que pretende mostrar el autor con su obra. Para crear esta obra, sátira – costumbrista, Salazar Bondy se vale totalmente de los rasgos de la sociedad capitalista de Perú de principios de la década de los 60’s. Esta obra se mueve dentro del plano moral peruano, pues nos muestra una sociedad que se deja corromper fácilmente por la avaricia, la ambición, y que en realidad no tienen escrúpulos, puesto que no les importa lo que tengan que hacer para conseguir bienes materiales. Sin embargo el tratamiento de esta problemática no es pesado, ni tampoco trágico, muy por el contrario, lo hace siempre buscando el lado divertido del asunto, no nos

Página 4 de 5 reímos de la situación sino de cómo ésta se va dando y de cómo los personajes la van enfrentando, cual es la solución que brinda cada uno, respecto de su carácter, es por ello que yo me aventuraría a decir que el género de esta obra es la farsa didáctica. Dentro de esta obra existen intervenciones de los personajes directamente con el público, de manera tal que apreciamos lo que llamamos rompimientos brechtianos; con respecto a esto Salazar Bondy aclaró que los recursos de El fabricante de deudas vienen un poco de Brecht, pero también de la tradición del gran teatro popular (Música, mimo, acción, espectáculo y fiesta, elementos que Salazar Bondy consideraba del teatro popular) aunque también posee unos ligeros rasgos del teatro chino. Efectivamente, hay elementos que señalan algo de técnica brechtiana: los personajes se dirigen al público haciendo a éste partícipe crítico de la acción que desarrolla el personaje central, en este caso Obedot, y por lo tanto asociándose de esta manera a la crítica de lo que él representa. Se logra en esta obra no sólo una inmersión por parte del espectador en lo que está sucediendo en escena, sino que todo propicia a que el espectador ejercite su juicio sobre lo que se desarrolla ante sus ojos. La finalidad didáctica de la obra se va logrando dentro de los marcos de un agradable divertimiento. Salazar Bondy arremete contra innumerables normas de vida de nuestro tiempo con tono humorista, cuando ataca a las inversiones norteamericanas en Hispanoamérica o cuando censura a la burocracia. Cabe mencionar que si bien es cierto que Salazar Bondy, pretende hacer reflexionar al público con su obra, difiere de lo que fue el propósito de Brecht, que era cambiar a la gente pensando, reflexionando, y en esta obra, la crítica no es tan fuerte como para cambiar ideologías. Pero aún con más fuerza que estos recursos irónicos de crítica directa, los elementos más significativos de técnica brechtiana radican en el hecho de que se trata de dar, en los trazos de la caricatura del falso rico peruano, rasgos muy criticables de la sociedad burguesa enfocados desde el punto de vista socialista. Además no hay intención del autor de que Obedot salga transformado, él no cambia nunca, se mantiene como símbolo de esa parte de la sociedad que vive de apariencias en niveles económicos que no puede afrontar realistamente. Se trata, en fin, de que la enseñanza sea para los espectadores; “Brecht, insiste en que el teatro debe poseer un fin didáctico; el teatro debe enseñar a la audiencia que un mundo mejor es necesario y posible” y en esta obra Salazar Bondy propone la posibilidad de un mundo mejor con el triunfo del amor y la libertad y con la burla que hace a las sociedades capitalistas. El fabricante de deudas como lo expresa el autor, se inspira en Le faiseur o Mercadet de Honoré de Balzac. “He aprovechado de esa fuente los rasgos que emparientan al embustero especulador de la Bolsa Parisiense del siglo XIX y el pícaro financista, si puede llamársele así, de la burguesa criolla de nuestros días”. Una comparación entre las dos obras, revela grandes similitudes en cuanto a la anécdota, ya que en ambas los padres, desean salir de su deudas llevando a cabo un enlace matrimonial de sus hijas con falsos nobles, que en definitiva también están arruinados. Lo que los hace diferentes son los finales que los autores asignaron a cada una de su obras. Los personajes femeninos no tienen diferencias; los personajes de los criados de Obedot se distinguen por ser más fieles y discretos que los del protagonista de la obra de Balzac. Sin embargo los dos grupos de criados, para engañar a los acreedores, prestan sus ahorros a los amos. Los fingidos nobles, presentan también gran parecido, a diferencia de que el noble de Le faiseur, al ser descubierto sigue planeando con Mercadet la forma de salir de su difícil situación, en cambio en la obra de Salazar Bondy, el Marqués tiene que salvarse a sí mismo. Por último mencionaré que en ambas obras los personajes se dirigen al público. El apego directo al modelo francés, le resta validez a esta sátira de Salazar Bondy. No es, como hemos visto una pieza en que la originalidad puede señalarse como uno de su méritos. Sin embargo, El fabricante de deudas es una comedia de gran valor por la forma que logra captar ciertos ambientes de la sociedad peruana. Es decir que, pese al esquema francés que le sirve de base, la obra presenta aspectos costumbristas de fácil identificación local. El humor y la

Página 5 de 5 burla se hacen a costa de personajes perfectamente reconocibles dentro de la sociedad limeña. El impulso para reír que la obra produce, conlleva también un impulso para pensar.