El erotismo místico en Rayuela de Julio Cortázar

INTRODUCCIÓN Ya es conocido que en la narrativa del Boom hispanoamericano una de las figuras destacadas es Julio Cortáz

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INTRODUCCIÓN

Ya es conocido que en la narrativa del Boom hispanoamericano una de las figuras destacadas es Julio Cortázar, y que en Rayuela hallamos un ejemplo de lo que se denominaría antinovela. Una narración sumamente compleja y lúdica que lleva al lector por diversos caminos y siempre con conclusiones confusas u otras alejadas de lo que se pudo creer la trama central. Mucho se ha dicho ya sobre sus caracteres narratológicos, su estilo y técnica, los aportes narrativos, pero poco sobre el mensaje que transmite la novela. Es por ello que lo que se pretende, en forma humilde, es demostrar a continuación una hipótesis respecto a las ideas vertidas por Cortázar en Rayuela, las cuales serán vistas desde el lente del Erotismo Místico Francés, especialmente desde los postulados desarrollados por Georges Bataille y su visión de lo profano y lo sagrado en el erotismo, tratando así de demostrar que el collage de situaciones plasmadas en el texto responden a estos principios y proponen un ejemplo de estas teorías que giran en torno a este juego (aclarando que es semejante –o casi igual- al conocido en nuestra tierra como mundo o avión) en donde el propósito es llegar a la casilla suprema: el 10.Pasando para ello por un ir y venir de saltos continuos y diversos desafío que complican su logro (muy semejante por cierto a la forma de la novela en el ir y venir –por ello el título.) Si quisiéramos ver las raíces de esta empresa que significo la realización de Rayuela, podemos remontarnos a Jorge Luis Borges, influencia dicho sea de paso de Cortázar, el cual ya en Ficciones, en el cuento titulado el jardín de los senderos que se bifurcan, estableció lo que él mismo denomina la novela laberinto, donde el lector se pierde entre sus páginas en un ir y venir sin final que nos lleva a la conclusión que lo que ahora es una realidad, en otro tiempo es muy distinto, dependiendo de las decisiones tomadas, dándonos así toda una suerte de posibilidades en las cuales el personaje llega a identificarse con otro en lo que Cortázar trabajaría bajo el nombre de continuidad, que trabajaremos en la siguientes páginas. En base a estos postulados Se desarrolla la novela señalando esta serie de posibilidades bajo el nombre de Tablero de Direcciones, el cual nos señala la divergencia de situaciones de la misma novela, e incluso los diferentes finales dependiendo de la forma en que se decida leer. Pero, este tablero de direcciones además en Cortázar, como veremos, tiene otro objetivo, el contarnos la misma historia anexando durante la lectura, una suerte de citas o acontecimientos (prescindibles como señala) que nos dan luces para comprender la novela desde otra óptica, creando así a su lector modelo, en una suerte de tendencia didáctica, hecho que se nota tras la lectura minuciosa. Mostrándonos en esta nueva forma una ser de nuevos elementos o comentarios que son parte de la nueva

crítica, vista como transgresora por el público Americano (nuevo en la narrativa contemporánea), como asó lo menciona en una cita donde afirma que Morelli es muy poco entendido y aceptado en Argentina, cuando en Francia tiene al llamado club de la serpiente como seguidores acérrimos. Por consiguiente ante toda esta suerte de caracteres que aparecen tras la lectura, uno se ve en la necesidad de descubrir un trasfondo que pueda unir todo ello, es por esto que a continuación se trabajará, en base a la misma novela, la relación que permite demostrar este carácter erótico místico, para llegar a la nueva propuesta de Julio Cortázar: La continuidad, y la búsqueda de la misma en el sujeto contemporáneo.

EL EROTISMO MÍSTICO EN RAYUELA DE JULIO CORTÁZAR Una visión alternativa de la novela I.

EL

EROTISMO

EN

GEORGES

BATAILLE

Juan Carlos Ubilluz, en un artículo de la revista identidades (Nº 62) había escrito El erotismo místico francés en la literatura latinoamericana donde afirma la influencia de las teorías de Bataille y Pierre Klossowski en el pensamiento contemporáneo a través de una pulsión religiosa que se infiltra en la existencia moderna del escritor, haciendo que este inflexione el racionalismo secular de su mirada consiguiendo que el impulso de lo sagrado se infiltre en la ficción erótica, hasta el punto de santificar la perversión y pervertir la santidad. “esta pulsión se transformó, por ejemplo, en el entendimiento cuasi teológico del marxismo y la canonización informal del Che Guevara y Eva Perón; y en la literatura, desplazó el realismo hacia la cosmovisión andina de José María Arguedas, lo real Maravilloso de Alejo Carpentier y el Realismo Mágico de Gabriel García Márquez” Es por todo esto que la teoría de Georges Bataille supo ubicarse en el pensamiento latinoamericano en autores como Julio Cortázar, Salvador Elizondo, Alejo Carpentier e incluso Mario Vargas Llosa. Pero estas influencias, que marcaron a un grupo de narradores no obtuvo mucha difusión por diversos factores que la mantuvieron fuera de los postulados canónicos y hegemónicos predominantes de nuestra nueva narrativa. Entre algunos de esos factures responsables de la poca difusión sigue señalando en profesor Ubilluz: “Podría señalarse que hay tres tipos de anomalías que han hecho invisible aquel diálogo intercontinental. Primero, la calidad anómala de la escritura de Bataille y Klossowski. Oscilando entre la modernidad y la posmodernidad, la religión y el ateísmo, esta escritura elusiva consiguió sin buscarlo un relativo anonimato. Segundo, su inscripción anómala, inevitablemente disuniforme, en las obras de tan distintos autores latinoamericanos, constituyó un obstáculo para el estudio de dicha influencia. Por último, el contenido obsceno en las novelas de ambas orillas del

Atlántico impidió que el crítico mojigato señalase su aparición en una literatura naciente que perseguía la seriedad del reconocimiento”. Por esto comprendemos el que la crítica latinoamericana no suela considerar

estos

elementos ni postulados dentro de su análisis, y a su vez, nos vemos en la necesidad de plasmarlos para ampliar la visión del texto y así obtener una nueva lectura.



Georges Bataille: Lo profano y sagrado

Para Georges Bataille el erotismo se define de la siguiente forma: “Podemos decir que el erotismo es aprobación de la vida hasta en la muerte” Y es lógico que el término muerte cause cierta impresión en el lector. Para ello debemos tener en cuenta que en su noción del gasto, ya había definido la presencia del gasto útil y del inútil, como base de las gestiones del hombre. Enmarcando dos categorías básicas para entender su teoría erótica:

Lo Profano: La vida de utilidad, las normas, actos de necesidad, reglas y rutina.

 

Lo Sagrado: La vida de lo inútil, el goce, satisfacción de placerse, o como lo mencionó líneas arriba, aprobación de la vida hasta en la muerte.

Estas ideas parten del postulado que El hombre es un ser discontinuo, diferente a los demás, distanciado a los demás, incluso en las relaciones sexuales por procreación, en el acto de la concepción, encontramos la presencia de dicha discontinuidad, como lo menciona el mismo Bataille: “La reproducción hace entrar en juego a unos personajes discontinuos. Los seres que se reproducen son distintos unos de otros, y los seres reproducidos son tan distintos entre sí como de aquellos de los que proceden” Es por esto que en el ámbito de las relaciones sexuales el hombre encuentra en el Erotismo la única forma de acabar con esta discontinuidad, viendo las relaciones como un ritual con un tono místico y basado en una sola idea para llegar a ser continuos: la muerte. “Entre un ser y otro ser hay un abismo, hay una discontinuidad (…) Ese abismo es profundo; no veo que medio existiría para suprimirlo. Lo único que podemos hacer

es sentir en común el vértigo del abismo. Puede fascinarnos. Ese abismo es, en cierto sentido, la muerte, y la muerte tiene el sentido de la continuidad del ser” Es por esto que en la teoría erótica de Bataille, la muerte posee una connotación de goce erótico. Debido a que en el paso de la vida a la muerte (el vértigo del abismo) el hombre llega a confundir el dolor con el placer y experimenta de esta forma un goce superior, el que lo lleva a comprender lo místico y trascender la barrera de lo profano que lo ata a su vida. Es por esto que en derivación de aquellas ideas, Bataille dota al erotismo un tono marcado de Violencia y trasgresión que lo que permite es alcanzar el goce propio de la continuidad. “El terreno del erotismo, es esencialmente el terreno de la violencia, de la violación (…) Lo más violento para nosotros en la muerte; la cual, precisamente, nos arranca de la obstinación que tenemos por ver durar el ser discontinuo que somos” En la Presencia de muerte, en conclusión, vemos el goce del individuo que muere, pero a su vez, los espectadores (voyeur) de aquella muerte son testigos de aquella continuidad, contagiándose de la misma, y llegando a comprenderla. Es por esto que los actos de violencia pública o torturas son momentos propicios para experimentar goces colectivos en un ritual erótico místico. “La víctima muere, y entonces los asistentes participan en un elemento que esa muerte les revela. Este elemento podemos llamarlo, con los historiadores de las religiones, lo sagrado. Lo Sagrado es justamente la continuidad del ser revelada a quienes prestan atención, en un rito solemne, a la muerte de un ser discontinuo” En la narración, esta teoría se observa al colocar en escena al claroscuro profano – sagrado. Es decir al persona libre de reglas, prejuicios y con una vida de goce, cuyas acciones se rigen por lo lúdico y placentero (comúnmente este personaje es femenino) y unido al personaje victima de sí mismo, persona de reglas y normas, con mirada de prejuicio y sin novedad ante cada amanecer. La continuidad se transmite en estas narraciones al observar como el personaje sagrado logra hacer que el profano conozca algo de la vida de este goce, y así lo vaya arrastrando a la vida sagrada, haciendo en éste, una necesidad de identificación (continuidad) con el personaje sagrado. En medio de esta narración, para acentuar el tono Sagrado, se ven circular escenas de muertes o referentes de bajos fondos, violencia o su expresión más conocida: La Tortura. La Tortura es un elemento característico en la teoría de Bataille, debido a que forma parte de una experiencia vivida que desarrollaremos a continuación.



El Leng T´ché: El suplicio de los cien pedazos

Se cuenta que el año 1925 llega a manos de Georges Bataille la secuencia fotográfica del Leng T´ché (tortura china que consistía en cercenar a la víctima en 100 cortes específicos en medio de un ritual popular). Bataille en ese entonces pasaba por un momento crítico de impotencia sexual (y dicho sea de paso, de composición literaria también), y luego de intentar diversos métodos, su sicoanalista Adrian Borel le otorga esta secuencia fotográfica, tomadas aproximadamente en 1905, en que un joven desnudo es victima de esta tortura conocida también como “el suplicio de los cien pedazos” La Víctima es Fou – Tchou Li, quien es acusado de asesinato del príncipe Hans-Ouan. Este hombre, debido a la benevolencia del emperador, en lugar de ser quemado vivo, será condenado al descuartizamiento público. Estas fotos que llegan a Bataille muestran al verdugo o “sacerdote” cortando metódicamente las extremidades del torturado, quien posee en los retratos, rasgos que demuestran que a pesar de llevar consigo varios cortes mortales, aun sigue con vida, y expresa un rostro de goce con los ojos perdidos en el aire, quizás debido a la fuerte dosis de Opio que le proporcionaron, no para evitar dolor, sino para prolongar su sufrimiento. Vale la pena aclara que fue esta imagen la que hizo que Bataille venza su impotencia sexual y literaria, observando en el rostro de este hombre algo llamativo: la experiencia de un hombre que se encuentra en el paso de la muerte a la vida, donde el dolor se confunde con el goce sagrado. Este hecho es definido como Sacrificio, donde aparecen los siguientes elementos: un especialista, una víctima y un público participante. Donde a través de los cortes específicamente realizados por el especialista, el cuerpo va ubicándonos por encima de toda circunstancia y conocimiento, logrando trascender el momento y, como ya mencionamos, experimentar este paso de la discontinuidad a la continuidad. Esta suerte de retorcimientos y gestos del torturado, que se llegan a confundir con el goce, hacen que el especialista, llamado también Sacerdote ritual, se identifique con éste y goce el dolor que infringe. Y el público al observar esto en forma impasible, también es partícipe de la continuidad. Como se podrá observar, este hecho es muy semejante a la relación sexual erótica dotada de violencia, donde uno de los dos personajes en cuestión, asume el rol sádico de sacerdote ritual infringiendo dolor, mientras que el otro asume el rol del torturado o víctima, retorciéndose y confundiendo el dolor con placer, haciendo que el primero se identifique con el segundo y logre así la continuidad. Comúnmente el personaje que experimenta el dolor es la teoría de Bataille es la mujer.

 La Mujer en el erotismo de Bataille: Comúnmente en las novelas de Bataille y sus discursos, la mujer es vista como el ser sagrado. Cosa que también sucede en algunas novelas hispanoamericanas (pensemos en la Maga). En donde el personaje femenino posee total dominio de su vida, sin reglas, llena de juego y de goce total. Y es ella quien atrae al hombre profano (pensemos en Oliveira), lleno de prejuicio, una vida aburrida y sin sorpresa. En el acto sexual – tortura, la mujer es la vejada y maltratada por el instinto sádico del varón, quien con su falo realiza el ritual semejante al Leng T´ché, en el cual al notar las contorsiones orgásmicas y expresiones de goce y dolor mezclados en la mujer, desea identificarse a ésta y su continuidad, para llegar así a alcanzarla, en un goce semejante al de la trascendencia de la vida misma, que termina en la conclusión de encontrarse uno mismo en el universo sagrado. En conclusión, la mujer es vista como el instrumento del hombre para alcanzar la continuidad. El hombre la necesita, la desea y le infringe dolor para conseguir su continuidad y goce supremo.

Podemos definir entonces entre algunas de las teorías de Bataille las siguientes conclusiones que identificaremos en la novela de Cortázar:  El hombre es un ser discontinuo y diferente a todos y a sí mismo, y la continuidad se alcanza en la contemplación de la trascendencia de la vida misma (muerte)  La muerte es ligada a categorías de dolor que conllevan actitudes de goce y satisfacción.  La continuidad se relaciona con lo sagrado, comúnmente en el personaje femenino, cuya vida es inútil, libre de prejuicios y de placer y juego. Mientras que la discontinuidad va de la mano con lo profano, lo útil, las reglas, prejuicios y vida sin novedad.  La tortura es una forma de sacrificio conocida en bataille, como la manera de identificarse con el torturado y experimentar su goce y por ende continuidad.

 En la literatura es el hombre el que se identifica con la mujer en una relación de sacrificio sádico para lograr la continuidad. Es decir la mujer es el instrumento del hombre para lograr llegar a lo sagrado.

Con estas ideas definidas, lo que a continuación haremos es observar la narración de Rayuela y reconocer los componentes semejantes, para corroborar en primera instancia la hipotética relación.

RAYUELA BATAILLE II.

Y

EL

EROTISMO

DE

En la novela misma, aparte de las relaciones que puedan poseer entre los postulados de Bataille y la novela de Cortázar, se menciona dos veces su mismo nombre, en los capítulos 116 y 136, a través de las famosas citas de Morelli. Esto ya nos revela el conocimiento del autor mismo de las teorías de Bataille. Pero a pesar de ello pretendemos ver los puntos de intersección entre ambos autores, con respecto a las conclusiones del capítulo anterior.

 LA MAGA Y OLIVEIRA: Lo sagrado vs. Lo profano Cómo se habrá desprendido del capítulo anterior, la Maga es un personaje lleno de libertad, Sagrado en sus acciones. Un personaje en el cual se encuentra la imperiosa voluntad lúdica, sin razones definidas ni prejuicios determinados. Una persona que con unos billetes en el bolsillo y un hijo en brazos, tomo un barco de Montevideo a París a su suerte, con el sueño de volverse una cantante. La maga es admirada por los chicos del club de la serpiente por ello, por ser un espíritu libre, que sin muchos previos, llega a silogismos impresionantes, producto sólo de al reflexión. Es tan sagrada que su vida se basa en el juego constante y la impresión ante los pequeños detalles. Es esta la que conoció a Oliveira en un encuentro casual, cosa que repiten constantemente como se revela en la novela. El famoso encuentro surrealista de dos personas que andan por la calle con rumbos distintos, pero que en un momento determinado de la tarde, en un lugar determinado, se encontrarán. Esa era la maga, siempre sorprendente en actitudes. Pero, la maga no es del todo sagrada, en la novela se observa que su único referente profano, que la ata a la vida es su hijo Rocamadour. Es por esto que no lo criaba en un inicio, sino lo dejaba donde una nodriza. “A veces la Maga se pasaba semanas sin hablar de Rocamadour, y eso coincidía siempre con sus esperanzas de llegar a ser una cantante lieder” (2) Su espíritu es Sagrado, pero, solo hasta el momento en que recuerda a su hijo y vuelve a su escala profana, de madre apenada. “…oyendo llorar a la Maga porque en el metro un niño le había traído el recuerdo de Rocamadour” (2)

Es por ello que la maga posee dos realidades, la de la muchacha Sagrada y al de la madre soltera profana. Ambas vividas por Oliveira, quien se encuentra en la escala de lo Profano. Un hombre llegado a Paris, intelectual pobre que no se sorprende de nada, con prejuicios determinados, como se puede observar en las conversiones del club de la serpiente. Pero, es un hombre que con el contacto con la maga pretende ser arrastrado a la escala de lo sagrado. “supongo que la Maga se hacía ilusiones sobre mí, debía creer que estaba curado de prejuicios o que me estaba pasando a los suyos, siempre más livianos y poéticos” (2) Pero, siempre en él existían prejuicios y dudas ante ello. Como por ejemplo cuando la maga impresionaba a los del club con sus razonamientos mientras que Oliveira los llamaba “tontería más”. Oliveira es absorbida lentamente por el mundo Maga, pero simultáneamente, al convivir con ella conoce el otro mundo de a Maga, el mundo Rocamadour, lo cual genera en él la contemplación de una vida diferente, y a la vez atractiva. Es por ello el miedo a dejar lo profano en Oliveira. “En esos días del cincuenta y tantos empecé a sentirme acorralado entre la Maga y una noción diferente de lo que hubiera tenido que ocurrir. Era idiota sublevarse contra el mundo Maga y el mundo Rocamadour, cuando todo me decía que apenas recobrara la independencia dejaría de sentirme libre. (…) Lo que verdaderamente me exasperaba era saber que nunca volvería a estar más cerca de mi libertad como en esos días en que me sentía acorralado por el mundo Maga…” (2) En este momento, Oliveira se halla entre el miedo a la dependencia de la maga y la falsa libertad, en conciencia que dependiendo de la maga fue mas libre que siendo dueño de sí mismo. Lo que revela su condición de ente profano. Otro aspecto, es su actitud ante los juegos de la maga en un inicio: “…mis costumbres argentinas me prohibían cruzar continuamente de una vereda a otra para mirar las cosas más insignificantes en las vitrinas apenas iluminadas de unas calles que ya no recuerdo” (1) Quizá esta actitud de la Maga responda a su origen, estilo de vida o circunstancias por las que halla pasado. Lo que se sabe de ella es que llama Lucía, aunque su nombre es muy poco mencionado (incluso el nombre es una especie de atadura símbolo profano), y sobre su vida familiar se sabe lo que ella misma nos cuenta:

“Yo perdí a mi mamá cuando tenía cinco años, me criaron una tías que después se fueron al campo. A los trece años estábamos solamente mi papá y yo en la casa(…) si mi padre me encontraba jugando en la calle me hacía entrar y me pegaba” (15) Esa violencia de niña, acompañada por una violación de la que fue víctima de pequeña, la cual mencionaremos más adelante, quizás sean los responsables de que la Maga vea el mundo en forma diferente, o se le halla revelado las “teorías” en forma práctica, como afirma Etienne al escuchar el relato de la violación de la maga cuando era niña: “La maga merecía ampliamente ese homenaje – dijo Etienne – lo único curioso, como siempre, es el divorcio diabólico de las formas y los contenidos. En todo lo que contaste el mecanismo es casi exactamente el mismo que entre dos enamorados…” (16) Nótese como se hace la referencia del goce vinculado al dolor y abuso, del cual la maga fue victima, siendo así testigo de la continuidad desde pequeña, o cual representa un homenaje en palabras de Etienne. Pero esta continuidad es del tipo simbólica, porque la maga entiende que esa experiencia de violencia no llega a la muerte, o al menos no quiere llegar a ello. Como si supiese que todo momento de goce continuo tiene una cúspide y un fin, y como buena víctima, se centro a esperar y soportar su condena: El negro me sobaba por todos lados y me decía cosas en la oreja, me babeaba la cara y me arrancaba la ropa y no podía hacer nada, ni gritar si quiera porque sabía que me iba a matar si gritaba y no quería que me mataran, cualquier cosa era mejor que eso, morir era la pero ofensa, la estupidez más completa” (15) Sea por estas circunstancias o no, la Maga de todas formas llega a ser el ser Sagrado, que lo inicia a Oliveira en el juego de la Rayuela, por decirlo de algún modo, donde el cielo es la casilla 10, la continuidad el goce. Oliveira la descubre, pero la pierde, y es por ello su ansia de goce, su desea a la Maga. Todo radica en su necesidad de encontrarla, para así culminar su paso a la escala de lo sagrado, del goce y la continuidad. Por ello la novela comienza así: “¿Encontraría a la Maga?” (1) Este encontrarla comprende una serie de situaciones que iremos desarrollando para explicar la intención de la novela. Para iniciar, entre esas situaciones, una de ellas es la contemplación e imagen del Sacrificio o tortura.

 Wong: El Leng T´ché dentro de la novela En el capítulo 14 de Rayuela Julio Cortázar inicia lo que se conoce dentro del tablero de direcciones como el ciclo de la tortura que comprende aquel capítulo, el 114, el 117 y el 15. Que según el tablero son consecutivos. Es Wong, uno de los integrantes del club de la serpiente, quien introduce la foto del Leng T ´ché en la novela, quien es conocido por cargarla siempre en su billetera. Debido a la descripción de la secuencia de fotos (son 8 en total) se infiere que es el Leng T´ché. “…El poste debía medir unos dos metros , pero había ocho postes, solamente que era el mismo. Poste repetido ocho veces en cuatro series de dos fotos cada una (…) el poste era exactamente el mismo a pesar de las ligeras diferencias de enfoque, lo único que iba

cambiando era el condenado sujeto al poste, las caras de los

asistentes (…) y la posición del verdugo” (14) Procuraré anexar al final de este ensayo una foto de aquella tortura para que se pueda notar en forma más clara al comparación mencionada. Peo con esto tenemos otro puente entre Bataille y Julio Cortázar, lo que nos demuestra que en semas tambien existe dicho puente. Debido a los capítulos posteriores Lo primero que se ve en la contemplación de estas imágenes es la sorpresa de los del club, al analizarla y descubrir el proceso de esta tortura “Cuando la suerte de los cuchillos había decidido oreja derecha y el resto del cuerpo desnudo se veía perfectamente nítido” (14) Y la sorpresa mayor, como mencionamos en el capítulo anterior, se da cuando se descubre que el torturado aún se encuentra con vida, lo que revela la noción de continuidad (inferida claro está) “Y mirando mejor se alcanzaba a ver que el torturado estaba vivo porque un pie se desviaba hacia fuera a pesar de la presión de las sogas, y la cabeza echada hacia atrás, la boca siempre abierta, en el suelo” (14)

Un rasgo distintivo de este estado de continuidad ante la tortura es el retorcimiento o posición del cuerpo ante el dolor, contrastado con el goce que se muestra en la foto. Lo curioso es que Cortázar concluye su descripción con la imagen del sexo arrancado, cuya parecido nos introduce al tema de un capítulo posterior: La violación de la maga (15) “una especie de sexo de niña violada de donde saltaba la sangre en hilos que resbalaban por los muslos” (14) Este capítulo en el tablero de posiciones antecede al 114 (incluso es curiosa la semejanza numérica entre 14 y 114) en donde se describe una tortura contemporánea: un hombre sentenciado a muerte en la cámara de gas: “Lou Vincent fue ejecutado esta mañana en la cámara de gas” (114) El texto es presentado como un informe de a tortura, donde el torturador sería el estado y donde incluso se presenta el mismo pública que contempla la continuidad: “…las manos y los tobillos atados a la silla (…) cincuenta y tres testigos observaban a través de las ventanillas…” (114) Y se repite la misma constante del retorcimiento o movimientos parecidos a Fou Tchou Li en el Leng T´ché “echó la cabeza hacia atrás y aspiró profundamente (…) los dedos se movían como queriendo liberarse de las correas” (114) Hasta que al final expira. Revelando así que esta forma sagrado no es de civilizaciones lejanas, ni mucho menos antiguas, sino que es algo que se vive hoy en día, inserto en a sociedad contemporánea. Una especie de actualización de las teorías de Georges Bataille. Y todo esto como precedente al capítulo 14 donde la Maga es la víctima de esta tortura, cuya escena ya hemos mencionado, donde es violada por el negro que vivía en el mismo recinto que ella: “El negro me sobaba por todos lados y me decía cosas en la oreja, me babeaba la cara y me arrancaba la ropa y no podía hacer nada, ni gritar si quiera porque sabía que me iba a matar si gritaba y no quería que me mataran, cualquier cosa era mejor que eso, morir era la pero ofensa, la estupidez más completa” (15) Es semejante esta tortura con las anteriores, llevando a cabo el traslado de la tortura a un sacrifico incruento (sin sangre) en donde se viven los mismos elementos que en la tortura y donde

se experimenta la misma continuidad, abriendo paso así a la teoría del erotismo como representación del goce cercano a la muerte. Y por si fuera poco, esta teoría va mas allá cuando en el capítulo 117 se describe una última tortura cruenta, donde las victimas ahora son niños, condenamos a muerte bajo argumentos ilógicos, pero reales: “He visto a un tribunal apremiado y hasta amenazado para que condenara a muerte a dos niños…” (117) Es notorio que en el capítulo 114 y en este hay una crítica de tipo política que cuestiona los modelos sociales vigentes (Recordemos la ideología de Cortázar para sustentar esta teoría). La razón de la muerte de los niños es tildada por cualquier persona como ilógica, lo cual ya es motivo de crítica: “Porque sabía la diferencia que hay entre lo que está bien y lo que está mal. Lo había aprendido en la escuela dominical” (117) Con este ciclo de capítulos desprendemos que Cortázar conocía las teorías de Bataille de la tortura y continuidad, y que la actualiza en tipos sociales conocidos. He incluso la demuestra en su narración, lo cual se ve por ejemplo en el capítulo que precede a todo este ciclo: el capítulo 5. “…entonces había que besarla profundamente, incitarla a nuevos juegos, y la otra, la reconciliada, crecía debajo de él y lo arrebataba, se daba entonces como una bestia frenética. Los ojos perdidos y las manos torcidas hacia dentro, mítica y atroz como una estatua rodando por una montaña, arrancando el tiempo con las uñas, entre hipos y un ronquido quejumbroso que duraba interminablemente.” (5) Nótese que en la descripción de los ojos y manos hay una gran coincidencia con en Leng t ´ché y que el goce se experimenta en actitudes también propias del dolor físico. Y por si fuera poco, líneas más abajo ya hace presente la violencia física en el acto sexual entre la maga y Oliveira ”Una noche le clavo los dientes, le mordió el hombro hasta sacarle sangre porque él se dejaba ir de lado, un poco perdido ya, y hubo un confuso pacto sin palabras , Oliveira sintió como la Maga esperaba de él la muerte (…) una oscura formas reclamando su aniquilación…” (5) Se esta consumando en esta escena el Sacrificio, en donde Oliveira se acerca a la Maga, no en forma completa, donde él asume el rol de sacerdote torturador y ella de victima. Claro en un acto donde el lector vendría a ser el espectador, llevando a cabo la continuidad que alcanzaría

Oliveira, o mejor dicho, que desea alcanzar (“¿Encontraría a la Maga?”) a través de la identificación erótica con ella. Con esto queda demostrado que en Rayuela está presenta lo profano y lo sagrado y que el personaje profano, es decir Oliveira, busca la continuidad o la escala sagrada a través de el sacrificio incruento de goce con la Maga. Lo cual será tema de toda la novela. Por consiguiente Cortázar está empleando y como mencionamos, actualizando las teorías de Georges Bataille en su narración contemporáneas. Ahora, el siguiente punto de nuestro análisis se basaría en el ¿por qué? O mejor dicho ¿para qué? del empleo de estas teorías, lo cual lo veremos en el capítulo posterior.

III.

RAYUELA Y LA CONTINUIDAD

En la novela, a lo largo de las Morellianas y de las frases del mismo Oliveira es constante la presencia de diversos términos que aluden a una misma realidad. Estos términos son por ejemplo: Kibbutz del deseo, la inmensa burrada, la casilla 10 o el cielo de la rayuela, la Mandala, el Ygdrassil. Como veremos en algunos párrafos siguientes: “Paris es un centro, entendés, una mandala que hay que recorrer sin dialéctica, un laberinto donde las fórmulas pragmáticas no sirven más que para perderse” (93) Esto se lo dijo la Maga a Oliveira en su afán de sacralizarlo ante sus prejuicios. Nótese la mención de las fórmulas pragmáticas. “Escribir es dibujar mi Mandala y a la vez recorrerlo” (82) Es uno de los razonamientos de Oliveira ante la escritura. Nótese la recurrencia al laberinto en la novela que nos recuerda a Borges mismo, y que nos alude la noción de juego en la misma no vela, de ir y venir hasta encontrarse a sí mismo. El ritual mismo de la Rayuela por llegar al cielo:

“y asomar en una noche de Buenos Aires para repetir en la rayuyela la imagen misma de lo que acababan de alcanzar, la última casilla, el centro de la mandala, el Ygdrassil vertiginoso…” (54) Como menciona en otros momentos, inventando términos el mismo Oliveira: “hace un rato que la idea del Kibbutz le rondaba, un kibbutz del deseo. Curioso que de golpe una frase brote así y no tenga sentido (…) hasta que a la tercera vez empieza a aclararse despacito y de golpe se siente que no era una frase absurda” (36) “unirse al mundo, a la Gran Locura, a la Inmensa Burrada, abrirse a la cristalización del deseo, al encuentro” (36) En todos estos hay una constante referencia a la búsqueda de una meta, un fin por el cual se debe realizar todo un ritual del estilo sagrado. Es el centro de la novela. Son quizás frases sueltas a lo largo de las diferentes páginas, pero nos develan la verdadera intención del texto y la noción que articula toda la novela.

 La Rayuela: El juego mismo de la rayuela que se menciona en la novela, desde el mismo título, advierte todo el ritual para llegar de la tierra (profano) al cielo (sagrado) a través del cual hay dificultades y comúnmente la gente pierde el ansia de este cielo con la madurez. Como se conoce, lo profano es típico de la vida adulta de trabajo y esmero diario. “Un día se aprende a salir de la tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo (…) lo malo es que justamente a esa altura, cuando nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino Cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar” (36) Este otro cielo, o mejor dicho falso cielo es el de las metas materiales y laborales, dejando de lado la vida misma. Es por esto que a lo largo de la novela lo que veremos es el recorrido de Oliveira por la rayuela con el solo fin de llegar al cielo, Kibbutz, burrada o como se prefiera llamar. Que para él consiste en el encuentro con la Maga que le permitiría el encuentro consigo mismo. Toda la novela es un largo ritual donde se busca a la Maga, para usarla de instrumento hacia la Continuidad, como bien señalaba Bataille.

Otra forma de ver la Rayuela es la eterna, observando el mismo libro como el juego, cuyo lector debe librar para llegar al cielo o entendimiento de la misma, a través del avanzar y retroceder de las páginas con el riesgo de perder o no llegar (el no entendimiento del texto). Es decir, lo que Borges pretendía con su novela Laberinto. Pero el Cielo en esta visión es otro, que es la conclusión de todo este trabajo.

 “¿Encontraría a la Maga?” : La búsqueda de lo Sagrado Ya se ha mencionado, pero debemos remarcarlo como un momento decisivo. La maga es el componente Sagrado que Oliveira necesita, por ello la busca. Esta búsqueda tiene su inicio después de perderla, cuando decidió dejarla con Rocamadour e irse, debido a que a su regreso la Maga habría abandonado el cuarto. Si bien es cierto con Rocamadour la Maga afloro su lado profano, que no era del agrado de Oliveira, aún persistía en ella el lado sagrado. Debido a las discusiones con Oliveira por su lado materno, por su lado profano, ésta en una actitud “heroica” (como califica ella misma) decide nuevamente tomar al hijo en brazos, a pesar de estar afiebrado, y salir en busca de lo sagrado nuevamente. Y como se menciona en una carta de los capítulos prescindibles, lo vuelve a dejar donde su nodriza para hacer su suerte. Para luego irse, a donde Oliveira no la encuentre. Debido a ésta pérdida es que Oliveira inicia su búsqueda que está unida a la frase inicial de la novela. Conciente que como siempre, tendría que volver a encontrarla: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” (1) Pasando por otras mujeres pero sin lograr hallarla, como por ejemplo Pola, su anterior pareja, que se sorprende al ver como éste la examina (buscando algo de la Maga en ella: “Tampoco Pola hubiera comprendido por qué de noche él retenía el aliento para escucharla dormir, espiando los rumores de su cuerpo” (103) Llegando a la conclusión que es necesario un encuentro con la Maga para lograr la continuidad: “Entonces la única posibilidad de encuentro estaba en que Horacio la matara en el amor donde esta podía conseguir encontrarse con él” (5)

Oliveira al perder a la Maga descubre su lado Sagrado, pero la requiere para consumarlo, es por ello que ante la ausencia de éste decide volver a Argentina. Además posee la pista que ella se encuentra en Montevideo, quizás. “Por supuesto Oliveira no iba a contarle a Traveler que en la escala de Montevideo había andado por los barrios bajos, preguntando y mirando, tomándose un par de Cañar para hacer entrar en confianza a algún morocho” (39) “…andar por los barrios bajos de Montevideo, tomarse un taxi hasta el borde del Cerro, consultando viejas direcciones reconstruidas por una memoria indócil” (39) Deseaba encontrarla, pero en su mente sólo le aparece el miedo ante el posible suicidio de la Maga, recordando que le contaron que vieron a una mujer arrojada de un puente. “un día meto un dedo en la costumbre y es increíble como el dedo se hunde en la costumbre y asoma por el otro lado, parece que voy a llegar por fin a la última casilla y de golpe una mujer se ahoga, ponele, o me da un ataque, una ataque de piedad al divino botón” (56) Oliveira, se sentía rendido, debido a que la Maga ha salido físicamente de su vida, pero, existe otra posibilidad, encontrarla en otra mujer. Como sucede al final.

 Talita y Traveler: Regreso a Argentina Oliveira vuelve a Argentina, pero vuelve un hombre diferente al que se fue. Vuelve con el conocimiento de haber presenciado lo sagrado y con ansias de encontrarlo: “Oliveira salio de la aduana llevando una sola y liviana valija” (38) Esto se nota en su equipaje incluso. No posee ataduras materiales de París. Sus recuerdos n son lugares grandiosos, ni el club de la serpiente, sino los pequeños detalles, esos que le gustaban a la Maga “Un día se cayó un terrón de azúcar debajo de la mesa de un café” (38) Así le decía a su viejo amigo Traveler que fue a recibirlo con su esposa Talita. Oliveira los saluda y a Talita sobre todo, sin la menor atención posible:

“le alargó la mano casi sin mirarla” (38) Y se desprende de las conversaciones que ambos son personas profanas pero dispuestas al parecer a lo sagrado. Trabajan en un circo, un lugar no muy cercano a lo profano, y sobre todo esta intención de introducirse a lo sagrado se ve en la representación del juego. Es bien sabido todo el afán lúdico de la novela (lo lúdico es inútil por consiguiente representación de lo sagrado). Y en el capítulo 41 se hace la representación del juego, al extender una tabla Oliveira y en el edificio vecino, Traveler una también, y hacer que Talita pase por entre ambas y ate el centro, sólo para alcanzarse una bolsa con mate y clavos a Oliveira: “...es más elegante que seas vos la que le alcance la yerba” (41) Nótese el referente del absurdo al preferir Tráveler que se a Talita la que se arriesgue debido a que es más elegante. Es todo un capítulo donde suceden cosas irónicas: Talita con una bata sin nada debajo sentada sobre las maderas, Traveler que trae un sombrero para que el sol no le dañe, con miedo a que se caiga el sombrero, una vecina a la que Oliveira le da gracia que se puede manchar de sangre si se cae Talita: “La pobre da por supuesto que estamos locos, y se prepara a una vertiginosa vuelta a la normalidad. Si alguien se cae la sangre la va a salpicar, eso es seguro. Y ella no sabe que la sangre la va a salpicar, no sabe que ha puesto ahí la silla para que la sangre la salpique” (41) “Esperá, Talita. Tenete bien que te voy a alcanzar un sombrero” (41) Es curioso porque el miedo a la muerte no existe, lo cual ya es un inicio para el referente de la continuidad. Aunque también se desprende acá es la imagen del famoso Triángulo: Tráveler, Oliveira y en medio Talita. Para éste momento Oliveira ha reconocido en Talita algo atractivo y le presta más atención incluso. “- A Talita dejala afuera - No – dijo Oliveira -. Ni pienso dejarla afuera. Nosotros somos Talita, vos y yo, un triángulo sumamente trimegístico.” (46) “cuando pisaron la rayuela, ya cerca de la entrada, Traveler se rió en voz baja y levantando un pie empezó a saltar de casilla en casilla” (51)

Aunque Tráveler siempre tiene ese carácter de reserva, más que Talita, por ello se la lleva nuevamente por su ventana, alejándola de Oliveira. Tráveler ve en Talita a un persona quizás Sagrado o sacralizable. Al parecer se invierten los papeles, el quiere ser el sagrado, porque necesita de una mujer sagrada, así que la quiere convertir en su sistema. Pero tiene una atadura: Oliveira es un hombre casado al parecer y su esposa lo recibió al volver: “Un proceso diabólico – dijo Oliveira -. Cuando me enteré de que Gekrepten se había informado por vía diplomática, comprendí que lo único que me quedaba era permitirle que se tirara en mis brazos como una ternera loca. Vos date cuenta que abnegación, qué penelopIsmo exacerbado” (43) Pero esto no fe impedimento, debido a que para su suerte Tráveler y Talita dejaron el circo para trabajar en un clínica (de enfermos mentales en su mayoría, dicho sea de paso, lo cual no los aleja mucho de lo sagrado). Y Oliveira no estaría cerca de su esposa sino de Talita. Posiblemente la mujer que busca.

 Talita o la Maga En la clínica Oliveira ve a los pacientes (denominados por el número de su cuarto) y ve como el 8 es un experto jugador de Rayuela, lo cual lo hace pensar constantemente en el Cielo. Oliveira suele ver la imagen de la Rayuela en el Patio, donde observa también, sorpresivamente, a la Maga: ”Desde lo alto veía el pelo de la Maga, la curva de los hombros y cómo levantaba a medias los brazos para mantener el equilibrio, mientras con pequeños saltos entraba en la primera casilla, impulsaba el tejo hasta la segunda…” (54) Parece ver a la Maga jugando Rayuela, pero notó su equivocación, era Talita: “La noche con Talita y la rayuela, un entrecruzamiento de líneas ignorándose” (54) Y lo que parece un error provocado por la noche puede esconder algo más “Oliveira reconoció su error, vió que el rosa no era rosa, que Talita llevaba una blusa de gris ceniciento y una pollera probablemente blanca” (54)

La confusión de colores es grande nótese y la vestimenta también. No es un “vio” sino un “quiso ver”. Oliveira ve a la Maga en Talita en una suerte de identificación. Incluso cuando ambos bajan a la morgue de la clínica (nótese la referencia de muerte siempre cercana al goce) “y de golpe, sin saber como, se había oído hablándole a Talita como si fuera la Maga, sabiendo que no era pero hablándole de la rayuela, del miedo en el pasillo…” (54) Es llamativo ver como en a morgue Oliveira se sente tranquilo, mientras Talita nerviosa, y comienza a hablar con ella (¿o con la Maga?) mientras sigue el ritual que desemboca el que para Oliveira fue en ese momento la Casilla 10 o el cielo: “Y tampoco su beso era para ella, no ocurría allí algo grotescamente al lado de una heladera llena de muertos” (54) El beso con Talita es visto por Oliveira como la culminación de todo un ritual donde Oliveira al fin encuentra a la Maga, pero la encuentra a través de Talita, con un beso que lo lleva hasta el Cielo de la Rayuela y Continuidad “la idea de levantarse para hacerle una limonada a un guardián, como doblar una pierna y empujar un tejo de la primera a la segunda casilla, de la segunda a la tercera. De alguna manera habían ingresado en otra cosa, en ese algo donde se podía estar de gris y ser de rosa, donde se podía haber muerto ahogado en un río (…) y asomar en una noche de Buenos Aires para repetir en la rayuela la imagen misma de lo que acababan de al canzar, la última casilla, el centro de la mandala, el Ygdrassil vertiginoso…” (54) Oliveira al fin pudo hallar a la Maga, dejando desconcertada a Talita por cierto quien se va posteriormente, entrando el miedo de éste ante la reacción de Traveler.

 Casilla 9 o Casilla 10 Cuando al parecer, era un final del texto, la Casilla 10, la novela nos revela que se trataba de un error, aun no llega al cielo. Por ello Oliveira, aun profano, siente miedo a Traveler, y prepara toda una defensa en su habitación, en base a piolines y envases de agua para su tropiezo. Mientras que medita de madrugada en la ventana contemplando su error “Los puchos caían sobre la rayuela y Oliveira calculaba para que cada ojo brillante ardiera un momento sobre diferentes casillas” (56)

Los cigarros representan el cielo al que no llegan debido a su equivocación, reflejando así su lado profano nuevamente: “…porque no había podido pasar de las ocho, no llegaría jamás al Cielo, no entraría jamás en su kibbutz” (56) Pero con el acecho de Traveler y el acorralo en la ventana se revela la nueva posibilidad de llegar al 10: “Fíjate que si me tiro – dijo Oliveira – voy a caer justo en el Cielo” (56) Lo dijo amenazante, pero descubriendo su única solución. La Maga era sólo un instrumento, la mejor manera de llegar a la continuidad es experimentar la muerte o el paso de a vida a la muerte, el riesgo y dolor. Y es aquello que hace cuando lo dejan solo y miran desde el patio “…en que lo mejor sin lugar a dudas hubiera sido inclinarse hacia fuera y dejarse ir, paf se acabo.” (56)

Este es el fin de los capítulos imprescindibles, si se leer de forma regular, lo cual da a entender la muerte de Oliveira, pero no es igual si se basa uno en el Tablero de direcciones.

 El otro final: Si se sigue el Tablero de Direcciones, el capítulo 55 es omitido pero a su vez representado en 129 y en el 133. Es por ello que el final es diferente, puesto que después del 56 continúan escenas diversas donde nos muestran a Oliveira siendo atendido por Gekrepten, en otros nos muestran a Oliveira atendido por Talita, en otro por Tráveler y conversando la posibilidad de llegar a introducirse a una orden de monjes. Terminando el relato en el devenir circular de los capítulos 58 y 131, en donde se repiten los mismo hechos de manera infinita. Dando a entender que después del goce de Oliveira, superó el juego y logro la Continuidad, ingresando nuevamente a su vida, pero con la certeza de ser ahora alguien Sagrado.

IV.

IDEAS FINALES

Después de esta somera visión podemos desprender que: Julio Cortázar se encuentra notoriamente nutrido por la teoría novelística de Georges Bataille y que posee todos sus componentes eróticos, configurando así a Rayuela como una novela de tipo erótico místico. El objetivo central de la trama es mostrarnos todo el ritual por el que pasa Oliveira para alcanzar su continuidad. Es llegar a la casilla 10 a través de toda una suerte de artificios y desencuentros, donde al fin llega a la escala de lo Sagrado. Por último, y más importante, ver el proceso de Continuidad en Rayuela como un Sacrificio, en donde Oliveira es el Sacerdote Torturador, La Maga y Talita son las víctimas (e incluso Oliveira al final pasa a ser víctima de sí mismo) y donde el lector es el espectador (muy necesario en el sacrificio). Por ello es que en Rayuela se ve la necesidad de conseguir que el lector experimente este goce a través de todo un ritual narrativo, buscando conseguir lectoresadeptos a este nuevo sistema de composición.

BIBLIOGRAFÍA: CORTÁZAR, Julio: Rayuela. Ed. Peisa. 2002. Perú BATAILLE, Georges: El erotismo. Ed. TUSQUETS. Argentina 2002 La noción del gasto. www.philosophia.cl/ Escuela de filosofia Universidad ARCIS UBILLUZ, Juan Carlos: El erotismo místico francés en la literatura latinoamericana. Revista Identidades Nº 62. http://www.elperuano.com.pe/identidades/62/ensayo.asp

• ANEXO:

Reproducción del Leng T´ché