El Cuidado Corporal y La Salud Mental

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EL CUIDADO CORPORAL Y LA SALUD MENTAL

Para nadie es un secreto que lo que está ocurriendo con nuestra mente se verá reflejado en nuestro cuerpo. Cada vez hay más investigaciones que demuestran científicamente la característica holística del ser humano, lo que significa que somos un ente único e indivisible que responde con todo su ser ante las situaciones que la vida le depara. De allí que sea prácticamente imposible evitar que emociones o pensamientos incidan directamente sobre la salud y el cuerpo físico, al mismo tiempo que es imposible separar el efecto en la salud mental y emocional que ha de generar el estado y las condiciones físicas de una persona. Entendiendo esta característica holística, entonces es importante destacar que el proceso para propiciar una salud integral debe englobar tanto el cuidado y promoción de eventos dirigidos al sano manejo de nuestras emociones, como la atención y dedicación que debemos dar a nuestro cuerpo. Con esto quiero destacar que todo aquello que podamos hacer en beneficio de nuestro cuerpo físico, bien sea en pro de mejorar la belleza, tonificar los músculos, hasta el sólo placer de sentir y disfrutar de un buen descanso corporal, va a redundar en un estímulo positivo a nuestra salud mental y equilibrio emocional.

HONRA TU CUERPO El mensaje queda claro, se trata entonces que para una salud mental y emocional, hay que darle al cuerpo la importancia que tiene y esto hay que entenderlo desde una perspectiva integral, que ha de englobar una alimentación sana y disciplinada, un espacio para el ejercicio físico, una adecuada atención a la estética y belleza física y por supuesto un tiempo para la relajación y el descanso. De nada vale, una inversión en una liposucción si no corregimos el hábito de alimentación. Muy poco ayuda el ejercicio físico si no presto atención a mi estética. Hacer una dieta sacrificada y no poner en movimiento los músculos probablemente deje una fea flacidez corporal. De manera que hablar de honrar el cuerpo es honrarlo en todo su ser, no ayudarlo por una parte, mientras que por otra lo destruyo. Aunque suene algo gastado, no hay duda que “para tener una mente sana necesitamos un cuerpo sano”.

La alimentación: La manera como nos alimentamos responde a un aprendizaje inconsciente que hemos transformado en hábito, como la mayoría de los actos que realizamos. Por ejemplo, no puedo dejar de comer hasta que el plato esté completamente vacío, aunque ya haya saciado el hambre. Esto puede ser un aprendizaje en respuesta a un mandato recibido reiteradamente de niño como

“dejar comida es un pecado”. O el acto inconsciente de vivir “picando” todo el día y después afirmar convencido que “casi no como”. No se trata aquí de determinar qué y en qué cantidades comer. Por supuesto es muy importante crear conciencia del tipo y cantidad de alimento que ingerimos y procurarnos de una alimentación sana y balanceada, para lo cual podemos guiarnos por un especialista en nutrición. Lo que si quisiera resaltar aquí es el Cómo lo hacemos, cuáles son nuestras creencias acerca de las comidas y bebidas, cómo es el tiempo que dedico al momento de comer y el desarrollo de patrones alimentarios, es decir, la manera de ejecutar esta actividad. Es importante que el momento de comer se haga sin apuros, en el lugar adecuado y en perfecta armonía. Se ha de tratar en todo lo posible de evitar comer en un ambiente estresante, oyendo o viendo noticias desagradables, de pié con una “bala fría” porque no alcanza el tiempo, en el mismo escritorio donde trabajamos, etc. Mientras comemos debemos estar concentrados primordialmente en la comida y en el acto mismo de comer y disfrutar de ese acto como un ritual que merece respeto.

El ejercicio: Frecuentemente aparecen más y más estudios que determinan que el sedentarismo es sinónimo de enfermedad, para algunos, tan dañino como el consumo de sustancias tóxicas como el cigarrillo o el alcohol en exceso. El ejercicio es por sí sólo una excelente terapia para el Sistema Nervioso. Sin embargo, muchos lo dejan de un lado considerando que es muy grande el esfuerzo que han de hacer, que el tiempo no les alcanza, o innumerables excusas asociadas al hecho de ver al ejercicio como una obligación y no como un disfrute y un cariño a ese templo que llamamos Cuerpo. Hacer ejercicio no es necesariamente pertenecer a un gimnasio o dedicarse a una actividad forzada y agotadora. Se trata de poner al cuerpo en movimiento, y para ello basta con caminar, pero disfrutando ese caminar. No es “yo hago mucho ejercicio porque mi trabajo es caminar” o “porque me voy a pié a mi trabajo”. Es darse por entero a ese momento con la conexión mente cuerpo y la sensación de su bienestar. Es disfrutar el momento sin abusar del cuerpo físico. Si resulta incómodo el caminar hay alternativas igualmente saludables como hacer bailoterapia, nadar, practicar yoga o Tai chi.

Un espacio para la estética: No cabe duda que la belleza exterior es un reflejo de una salud interior tanto física como emocional. Nuestra salud y belleza están ligadas. No se puede criticar a una mujer porque desea subir su busto, hacerse una cirugía para corregir o mejorar alguna parte de su cuerpo. Todo lo contrario si el efecto tiende a darle un auge a su autoestima en una sociedad donde la belleza juega un papel importantísimo.

Factores que vienen desde el nacimiento, el clima, la mala alimentación, el tipo de piel, van a incidir en la belleza física. Sin embargo hoy existen una gran cantidad de alternativas que están al alcance de la mayoría de las personas y que pueden ser utilizadas con el objeto de mejorar la apariencia física. Si bien es cierto que muchas opciones pueden resultar muy costosas, no es menos cierto que hay opciones para todos los estratos. Cuando se habla de estética no necesariamente hay que referirse a la cirugía. Se trata también del cuidado de la piel, los dientes, el modo de vestir, los detalles, etc. Para nadie es un secreto el proceso psicológico que enfrenta un adolescente que ve como su cara se deteriora como consecuencia del acné. Problema que muchas veces le deja marcas no solo físicas sino severos trastornos emocionales. De igual manera se puede captar el cambio positivo en un adolescente o adulto que corrige una deformación en sus dientes o que mejora su estilo de vestir. No importa el sexo, la edad o el rol que se desempeñe, el cuidado de la apariencia física siempre jugará un papel importante en la autoimagen y la autoestima.

La relajación y el descanso: El estilo de vida moderno, cargado de tensiones y presiones pone estrés en nuestro cuerpo y mente, y precisamente el estrés es una de las principales causas de los problemas de salud, siendo incluso por sí mismo generador de múltiples enfermedades por alteración del Sistema Inmunológico. Algunas personas se acostumbran a mantener tal estado de tensión que ni siquiera son capaces de pensar que pueden hacer actividades que rebajen esas tensiones y le devuelvan la tranquilidad, o ven como modas o actividades sin sentido muchas de la variedad de alternativas que existen para darle al cuerpo su merecido descanso. Siempre corriendo, siempre con prisa, siempre haciendo algo y a veces muchas cosas a la vez, “peleando con el tiempo”, resolviendo los problemas en el trabajo, en la casa, etc. Sin darnos cuenta que de esta manera acortamos la vida. Que el impacto en la salud física y mental es muy alto y que el cuerpo pronto empezará a pasar la factura. Cuando se mantiene la vida bajo estrés es difícil concentrarse, la ansiedad aumenta, nos volvemos irritables. También desperdiciamos nuestra energía porque los músculos al estar más tensos usan más energía. Vale la pena detenerse un poco y ver qué tiempo le damos al descanso, cuántas horas se duermen. Hay muchas maneras de darle al cuerpo un trato que redunde en una mejor tranquilidad emocional. Por supuesto hay que dormir el tiempo suficiente que permita la recuperación de la energía luego de un día de actividad. Es cada vez más reiterado los beneficios que otorgan unos minutos diarios para meditar o sencillamente relajarse haciendo una desconexión con las responsabilidades rutinarias. O el inmenso placer que da al cuerpo y la mente un agradable masaje

terapéutico. Estas actividades de dedicación al descanso y a la caricia mental y corporal, generan efectos positivos tanto nivel físico como mental.

Por último y tan importante como los aspectos mencionados están el placer y el disfrute de hacer estas actividades. Con el entusiasmo del amor a sí mismo, no es comer por comer, hacer ejercicios porque me lo manda el doctor, mejorar mi apariencia porque mi pareja me está dejando de querer o darle el descanso o el cariño a nuestro cuerpo porque los dolores corporales ya no los soportamos. La esencia está en disfrutarlos con todos los sentidos y la firme creencia que todo lo que hacemos por nuestro cuerpo y nuestra mente es porque así lo merecemos.

Gerardo Velásquez Psicólogo [email protected] La armonía mente – cuerpo Seguramente estamos acostumbrados a escuchar que mente y cuerpo son esenciales para una buena salud integral. Yo me inclino más a la tesis que nos presenta ante el mundo como la sumatoria de cuatro “cuerpos”, a saber, un cuerpo físico que es el que mostramos ante un espejo, el que expresa la salud física o en su defecto la enfermedad, un cuerpo mental, que contiene nuestros pensamientos y manera de pensar, un cuerpo emocional, responsable de cómo enfrentamos y nos comportamos ante las emociones que vivimos, aspecto que se considera básico en la inteligencia emocional y por último, un cuerpo espiritual o energético, que nos conecta con la energía de la vida y todos sus elementos.

Estos cuatro cuerpos trabajan como un sistema en la salud integral de toda persona, y por supuesto una alteración en cualquiera de ellos, alterará el sistema total. De manera que no cabe duda que todo lo que hagamos para mejorar nuestro cuerpo físico, irá igualmente en beneficio del sistema total y por ello será importante todo lo que se pueda hacer a su favor. No obstante, es necesario que en forma paralela también se dedique atención a la revisión de los otros componentes del sistema, tanto a nuestros pensamientos y el manejo de las emociones, como a la alimentación espiritual.

Lograr y mantener el cambio

Vale también destacar que un esfuerzo de mejora física se puede perder si no se cambian algunos hábitos de vida. Desear estar sano no es lo mismo que estar dispuesto a adoptar un estilo de vida más saludable, y tampoco es lo mismo tener buena voluntad para adoptar nuevos hábitos que ser capaz de practicarlos. Dado que los hábitos son patrones de comportamiento instalados es probable que se requiera ayuda para pasar de los deseos a la práctica y establecer nuevas pautas de comportamiento, ya se trate de establecer una rutina sencilla de ejercicios, comer sano, aprender a manejar el estrés, o un cambio de hábitos más complejos como alejarse de las drogas, dejar de fumar o limitar el consumo de alcohol.

Con la ayuda psicoterapéutica, más específicamente con la aplicación de técnicas desarrolladas en Programación Neurolingüística (PNL) se puede ayudar a la persona a descubrir mecanismos internos que bloquean el cambio de un hábito, que hacen que la persona tenga una autoimagen distorsionada y una baja autoestima y a definir las estrategias para mejorar la autoimagen y desarrollar nuevos hábitos de comportamiento, algunas veces con ejercicios sencillos de cambios en la manera de percibirse a sí mismo, sean estos visuales, auditivos o kinestésicos y otras veces trabajando con los valores personales o profundizando en el cambio del marco referencial de creencias de la persona.

Recordemos que toda persona tiene una imagen mental de cómo cree que es. Esta imagen, que suele ser visual puede estar acompañada de otros componentes sensoriales, tales como mensajes que se manifiestan como voces internas o sensaciones físicas. Si esta autoimagen resulta funcional, facilitará la activación de los recursos necesarios para sentirnos bien y tomar buenas decisiones. Si es disfuncional, se puede cambiar u optimizar con la ayuda respectiva. Lo importante siempre será aprovechar al máximo y en congruencia todo aquello que estemos dispuestos a mejorar para dar la mejor calidad de vida a nuestra existencia

LA RESPONSABILIDAD DE SER QUIEN SOY

Basta prestarle atención a las conversaciones del día a día con familiares, amigos, colegas, compañeros de trabajo, etc. para caer en cuenta que en un altísimo porcentaje, cuando se tratan asuntos o problemas que afectan particularmente a una persona, con mucha facilidad esta persona encuentra que tales problemas tienen su origen en el entorno, poniendo la responsabilidad o “culpa” afuera. Así entonces se escuchan juicios como: “es que mi jefe es un amargado”, “mi pareja me hace enojar”, “no estudié porque no tuve quien me ayudara”, “es que mis hijos no quieren entender que…”, “es que con este gobierno…, con este patrono…, con este

clima…” y así un sinnúmero de argumentos que si bien pueden servir de alguna forma de alivio, ya que elimina los juicios hacia sí mismo que muy pocos quieren aceptar, por otro lado representa una casi absoluta imposibilidad de reacción para abordar satisfactoriamente la situación que en un momento dado o incluso por años viene afectando a la persona, ya que desde esta manera de ver, escuchar y sentir al mundo, siempre será el entorno el que ha de moverse o actuar para que las personas puedan ser más o menos felices.

La Responsabilidad: El concepto de Responsabilidad desde el punto de vista psicoterapéutico es uno de los pilares fundamentales que toda persona ha de entender si quiere realmente avanzar en su salud mental y emocional. La Psicoterapia Gestalt ha sido una de las corrientes que más ha aclarado el punto, siendo la Responsabilidad uno se sus principios fundamentales, el cual consiste en que las personas han de hacerse responsables de todo lo que dicen o hacen en su vida, independientemente del esfuerzo o resultados de tales acciones. Es entender que siempre soy “yo” quien decido hacer lo que hago, decir lo que digo, vivir o trabajar donde vivo o trabajo.

Historia y Cultura: Lamentablemente, tal vez por razones de costumbre y hasta culturales, desde pequeños empezamos a aprender que las cosas que nos ocurren generalmente responden o tienen su origen en el entorno, entendiendo por este entorno a todo aquello animado o inanimado al que haremos responsable, o como popularmente se habla “le echaremos la culpa” de todo lo que nos sucede. De esta forma ya cuando el niño está empezando a caminar y por razones obvias de su proceso de aprendizaje tropieza con la mesa y cae, nunca falta un familiar que alienta al niño pegándole a la “mesa maluca” que se atravesó en su camino. Desde allí comienza el camino que seguirá en el colegio, donde en su proceso natural de aprendizaje y adaptación tendrá diferencias con otros niños, pero escuchamos a su mamá que dice “él no golpea a otros niños, él se defiende… el otro empezó”, y así sigue el niño aprendiendo que la maestra es buena o mala, que el profesor “lo raspó”, y va creciendo siempre viendo afuera la responsabilidad, encontrándose de adulto con las naturales excusas que lo libran de todo pecado, que si no tuve un padre, que si el jefe, que si el gobierno, que mi pareja, que el clima o cualquier persona o aspecto del entorno a quien pueda recostar esa responsabilidad.

Una cuestión de elección: Como expresa Jorge Bucay, en su libro Cuentos Para Pensar, “…si bien es cierto que yo no puedo hacer todo lo que quisiera hacer, es absolutamente cierto que cualquiera puede No hacer lo que No quiera hacer”. De manera que entonces soy totalmente responsable de todo lo que hago y por

ende de las consecuencias de eso que hago. Que lo hago por evitar algo, para conseguir algo, por alguien, etc. No importa, siempre será mi elección y mi responsabilidad. También de esta manera estaré tomando conciencia que no es el otro quien puede hacerse cargo de mis elecciones, ni yo, a menos que yo lo quiera, hacerme cargo de las suyas. Porque salvo cuando somos niños y forzosa y necesariamente somos totalmente dependientes, siempre seremos responsables de lo que elegimos ser, no importa que queramos echarle la culpa al medio, a las circunstancias o a los otros. Se trata de una elección. Elegimos lo que queremos ser o hacer, elegimos a nuestros amigos, elegimos a nuestra pareja, donde aceptamos trabajar, nuestros comportamientos, y algunos con razón podrán decir, bueno pero no elegimos a nuestros padres o a nuestros hijos, sin embargo siempre será nuestra elección aceptar o no manipulaciones, mandatos, maltratos, malcriadeces, etc. De modo que siempre será nuestra responsabilidad

Soy “Yo” no es “Uno” o “La Gente”: Una manera de darse cuenta y tomar más conciencia de los problemas que nos toca enfrentar es prestándole atención a nuestro lenguaje. Aunque estemos haciendo ver que nos referimos a nosotros mismos, no es lo mismo decir por ejemplo “porque uno en esta situación se tiene que molestar” a decir “Yo ante esta situación me molesto”. Cuando digo “uno”, “la gente” u otra generalización, no hago referencia a alguien en especial y asumo que el hecho afecta por igual a todas las personas, de manera que pareciera que se escapa de mis manos la posibilidad de actuar para que “a mi” y no “a uno” o “a la gente” me deje de molestar tal situación, o ponga los límites asertivamente para evitar que se repita o siga ocurriendo. Por otro lado “uno se tiene que molestar” deja una obligación ficticia de “tener” que molestarse. Se trata de convertir el lenguaje impersonal en personal y aprender a asumir la responsabilidad de nuestras acciones o reacciones, siendo entonces un ser más activo que hace cosas, en lugar de un ser pasivo al que le suceden las cosas.

La responsabilidad y el cambio: Como ya lo he expresado, colocar la responsabilidad afuera puede representar cierto alivio que puede evitar un desagradable sentimiento de culpa, sin embargo es muy importante destacar que a la vez que repartimos culpas y responsabilidades, se hace más difícil poder avanzar en la solución de situaciones o problemas que hemos de enfrentar, ya que por definición, si la causa está afuera, no depende de mi actuar para generar un cambio, sólo me quedaría esperar o pedir a Dios que los otros cambien. El problema está en que yo tengo todo el poder para hacer cambios en mí mismo, pero muy poco poder, por no decir cero poder, para hacer que los demás cambien. Se trata entonces de dos elementos claves y necesarios para el cambio, aceptar mi responsabilidad y por supuesto querer el cambio con todas sus consecuencias.

Cierta colega en ton de adivinanza me preguntó ¿cómo hace un psicólogo para cambiar un bombillo? y luego de dar algunas respuestas fallidas, me acotó, “no hace nada, simplemente espera que el bombillo quiera cambiar”. Esta metáfora ilustra la falacia de pensar que el psicólogo, el psiquiatra, el sacerdote, el sanador, el astrólogo, el docente o cualquier otro con funciones similares pueda tener el poder de cambiar a alguien que no quiera cambiar. Sencillamente no es posible. Es necesario aceptar e involucrarme con la totalidad de lo que estoy haciendo, así como sentir que soy yo quien lo está sintiendo. Es necesario tomar la responsabilidad de mis emociones y entender que queramos o no, somos absolutamente responsables de nosotros mismos. Y esto es también entender que no somos responsables de los problemas de las otras personas, que así como entiendo y asumo mi responsabilidad, cada quien ha de hacer igual con lo suyo.

Asumiendo el control responsablemente: La invitación entonces es a que tomemos y aceptemos el control para dirigir nuestra vida. Se trata de vivir como yo quiero y no como los demás quieren, porque aun con nuestros sentimientos y emociones, los cuales no planificamos sino que aparecen como reacciones ante eventos internos o externos, hemos de entender que estas son reacciones derivadas de nuestros pensamientos, de manera que aunque sea de forma automática e inconsciente también tengo cierta responsabilidad en tales emociones, y aún más somos completamente responsables de lo que hacemos como consecuencia de esos sentimientos o emociones. Se trata de una fórmula sencilla, ante el evento, sea este externo o interno, dejamos rodar un pensamiento que desencadenará la emoción y la consecuente reacción, y ¿quién puede hacerse responsable de mi pensamiento?. No es que alguien me ofenda, es que yo me siento ofendido; no es que mi pareja me maltrata, es que yo acepto ser maltratado; no es que el jefe o en mi trabajo abusen de mi, es que yo me siento abusado o permito que abusen de mi…, y pudiera llenar hojas con ejemplos, lo que siempre estará presente es que con esta manera de vivir siempre habrá algo o alguien que tendría que cambiar para yo poder ser feliz. Bien vale la pena mantener y no ceder ese poder y estar dispuesto a decir “yo soy quien soy y de eso me hago responsable”

EL PODER DE LA AUTOESTIMA

Es muy común escuchar frases acerca de cuan alta o baja tiene la autoestima una persona, un ser allegado o nosotros mismos, generalmente sin prestar mucha atención a tales afirmaciones y por ende, sin darle la importancia respectiva, a pesar que la autoestima pueda tener la incidencia más significativa para el éxito o el fracaso, así como su enorme influencia en los sentimientos de una

persona. De allí que conocer, entender, cultivar y desarrollar la autoestima reviste una importancia relevante para todas las personas y vale la pena dedicar unas líneas a este interesante tema del comportamiento humano.

El término Autoestima se refiere al valor (justo o no) que tiene la persona sobre sí misma, en relación con sus competencias, habilidades y personalidad como tal. A su vez este concepto está profundamente asociado con la comunión del individuo consigo mismo y con los demás. Se ha llamado a la autoestima la clave del éxito personal, porque ese “sí mismo” a veces está oculto y sumergido en la inconsciencia o en la ignorancia.

El origen de la autoestima se relaciona con el nacimiento de la persona y el conjunto de experiencias que rodean ese acontecimiento, lo cual está vinculado con la estructura experiencial del individuo o imagen del “yo” (autoimagen). Esta imagen no es otra cosa que la individualidad humana a partir de donde se manifiestan las dimensiones emocional, física, intelectual, interpersonal y social de la persona. De la calidad de este proceso estructural acumulativo de la experiencia se construye el autoconcepto que se verá matizado por el amor, el respeto, el apoyo, el odio, el castigo y el abandono. En consecuencia, esa conformación de la autoestima tendrá ese matiz definido por niveles alto, medio o bajo.

Algunas personas se ven a sí mismas como inteligentes, simpáticas, seguras competentes, creativas, exitosas, etc. mientras otras por el contrario se perciben como fracasadas, incompetentes, mediocres, inseguras, conformistas, etc. Pudiendo en ocasiones esa imagen corresponderse o no con la realidad. De manera que hay gente que tiene un alto concepto de sí mismas y otras que tienen un bajo concepto de sí mismas.

La realidad es que todos tenemos un potencial que puede ser truncado por nosotros mismos o impulsado a su desarrollo. La autoestima es la fuerza que le da sentido y dirección a ese desarrollo, es la que potencia o limita nuestras capacidades.

Es importante destacar que la autoestima nada tiene que ver con la vanidad. Una autoestima alta no es pensar que yo soy lo que no soy, es saber realmente quien soy, conocer y aceptar que hay aspectos en los que tenemos ciertas capacidades y otros en los que no las tenemos. La clave está en olvidarnos de la búsqueda de aprobación y dejarnos ser en nuestra forma más auténtica, de manera que nuestra confianza en nosotros mismos pueda evolucionar y se puedan reconocer los frenos y bloqueos que impiden nuestro crecimiento y desarrollo. Se trata entonces de hacer

conciencia de lo que está sucediendo conmigo y en mí, aquí y ahora, sin miedo a que los demás puedan conocer la parte menos querida de mí. Es asumir mis errores y mis limitaciones del mismo modo que asumo mis éxitos y mis virtudes, dejando a un lado las justificaciones acerca de lo que se ha hecho o dejado de hacer, por el placer de vivir las experiencias y crecer con ellas.

LA ESCALERA DE LA AUTOESTIMA Un interesante planteamiento para conocer y desarrollar la autoestima lo presenta Schuller (1981) a través de la llamada escalera de la autoestima que va en una sucesión de pasos desde el autoconocimiento que se refiere a conocerse a sí mismo, sus necesidades, limitaciones y habilidades, como actúa y siente, es decir todos sus elementos y la interacción de éstos en su personalidad. Dependiendo de este autoconocimiento el individuo logrará tener una personalidad fuerte y unificada o una personalidad débil y dividida. El siguiente nivel es el autoconcepto constituido por una serie de creencias acerca de sí mismo, que se manifiestan en su conducta. Si alguien se cree tonto actuará como tonto, si se cree inteligente o apto, actuará como tal. Sigue en ascendencia la autoevaluación, que consiste en la capacidad de evaluar las cosas como buenas para el individuo, si le satisfacen, si son interesantes, enriquecedoras, le hacen sentir bien, le permiten crecer y aprender o carecen de interés, le hacen daño y no le permiten crecer. Sigue el escalón de la autoaceptación, que es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como un hecho, como la forma de ser y sentir, ya que sólo a través de la aceptación se puede transformar lo que es susceptible a ello. El próximo nivel es el autorrespeto que va asociado a la atención y satisfacción de las propias necesidades y valores. Expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacerse daño ni culparse. Buscar y valorar todo aquello que lo haga sentirse orgulloso de sí mismo. Finalmente se llega a la Autoestima que es la síntesis de los pasos anteriores. Si una persona se conoce y está consciente de sus cambios, crea su propia escala de valores y desarrolla sus capacidades, se acepta y se respeta, tendrá autoestima. Por el contrario si una persona no se conoce, tiene un concepto pobre de sí misma, no se acepta ni se respeta, entonces carecerá de autoestima. Escalera de la Autoestima

VI. AUTOESTIMA V. AUTORRESPETO IV. AUTOACEPTACIÓN III. AUTOEVALUACIÓN II. AUTOCONCEPTO I. AUTOCONTROL

EL SER VS. EL DEBER SER Para cerrar con este tema de la autoestima es importante resaltar que en gran medida los problemas que generalmente inducen a su mal desarrollo, van asociados a los mandatos e imposiciones que desde muy pequeños vamos recibiendo de nuestros padres, maestros y el entorno social en general, que nos hacen cambiar de dirección de nuestro propio destino hacia el destino que los demás quieren para nosotros.

Si me empeño en ser lo que no soy por alguien que sólo es consecuencia de mis “debería ser”, lo más probable es que mi esfuerzo sea en vano, generando una frustración que puede terminar agotando mis deseos, energía y voluntad e incluso terminar encerrado en una severa depresión. De allí que uno de los grandes síntomas de la depresión sea precisamente una baja significativa de la autoestima. De manera que de lo que se trata es que nos manifestemos plenamente como somos y no como “deberíamos ser”. Es ser quien soy y no quien los demás quieren que sea. Dependiendo de cómo nos tratemos a nosotros mismos así nos tratarán los demás. De nosotros depende.

Quiero concluir citando a Virginia Satir (1989) quien enuncia “Los Cinco Derechos” de las personas y que a continuación señalo: 1. Tengo derecho de ver y escuchar lo que hay aquí, en vez de lo que debería haber, hubo o habrá 2. Tengo derecho a decir lo que siento y pienso, en vez de lo que debería decir 3. Tengo derecho de sentir lo que siento, en vez de lo que debería sentir 4. Tengo derecho de pedir lo que desee, en vez de aguardar a que me den permiso 5. Tengo derecho a correr riesgos por propia cuenta, en vez de querer sólo lo seguro.

Una buena autoestima es la clave del desarrollo de toda persona, del bienestar, del éxito y de la satisfacción de vivir

http://gerardovelasquezd.blogspot.com/2009_01_01_archive.html

¿Por qué decimos que es necesario el cuidado del cuerpo? Porque en este mundo de prisas en el que estamos inmersos hemos de parar y tomar consciencia de nuestro cuerpo y de nuestra mente si queremos estar lo más sanos posible.

¿Qué entendemos por cuidado del cuerpo? Por cuidado del cuerpo entendemos aportar equilibrio a todos los aspectos que afectan a nuestro equilibrio físico y emocional. Algunos aspectos básicos son:

Cuidar nuestra dieta o nutrición: es sin duda alguna una de las prioridades para nuestro organismo. Escoger una dieta equilibrada, lo más variada posible y que se amolde a nuestro clima, a nuestra constitución física y a nuestras necesidades nutricionales según nuestra actividad o requerimientos concretos. El Cuidado del cuerpo relacionado con la actividad física: el hecho de que nuestro trabajo sea cada vez más sedentario y que nos desplacemos a todas parte en automóvil u otro medio de transporte hace que la mayoría de las personas necesiten practicar una actividad física extra como el deporte. La necesidad de descargar el estrés y estirar nuestros músculos hace, por suerte, que la gente vuelva a interesarse por el ejercicio físico. Descansar lo necesario: parar de vez en cuando y simplemente no hacer nada es muy importante. La típica siesta española es un claro ejemplo de un remedio natural gratuito y de grandísima eficacia para nuestro cuerpo y mente. Dormir las horas adecuadas es básico si queremos sentirnos recargados de energía al despertar por la mañana. Aprender a escuchar a nuestro cuerpo: cuando tenemos algún dolor, alguna enfermedad o nos sentimos mal debemos pararnos e intentar escuchar que es lo qué nuestro cuerpo trata de decirnos. A menudo quiere decirnos que no estamos descansando lo suficiente, que estamos tomando demasiados excitantes (café, alcohol, etc.) o que estamos comiendo de un modo desordenado o desequilibrado. Una vez interpretado el mensaje deberíamos decirle que no hace falta que se enferme que ya vamos a corregir ese "desajuste". Un masaje, una siesta o una cena muy ligera pueden ser un buen regalo para este cuerpo tan sufrido. Necesidad de relajarnos: el deporte es sin duda una buena fuente de descarga del estrés, pero aquella persona que siente que necesita aún más cuidado del cuerpo (especialmente de su sistema nervioso) puede encontrar ayuda en alguna de las muchas técnicas de relajación que hay hoy en día (Yoga, taichi, Sofrología, Método Silva, visualizaciones, etc.)

Sanar las emociones: la gente interesada en el cuidado del cuerpo ya sabe que sanar las emociones es quizá lo más importante ya que es uno de los "alimentos" que más nos nutren… o nos envenenan. Es muy importante, de vez en cuando, hacer balance de nuestras emociones e intentar resolver esos temas que tenemos pendientes con familiares, amigos, compañeros de trabajo o vecinos. La culpabilidad, la ira o el rencor son casi siempre un peso que nos impide caminar o avanzar en la vida. Compartir más tiempo con amigos y familia nos hace sentirnos queridos y disfrutar también de la posibilidad de poder expresarles a ellos lo que sentimos por ellos. No es suficiente en sentirlo. Al igual que a nosotros a los demás también les gusta oír que ellos también son especiales para nosotros. Alimentar nuestro espíritu: levantarnos y respirar profundamente dando gracias por el nuevo día puede ser un modo bien simple de empezar la jornada con una mejor motivación. Es muy importante cultivar nuestro crecimiento interior tratando de ser un poco mejores cada día. Sentir que somos parte del planeta y del mismo equipo que el resto de la humanidad. Tener una visión más amplia del concepto de familia y tratar a los demás como nos gusta ser tratados nosotros mismos. El cuidado del cuerpo es una obligación moral que tenemos con esa maravilla de la creación que hemos recibido que es nuestro cuerpo. Tratémoslo con el máximo de cariño ya que es nuestro vehículo y compañero inseparable.

Josep Vicent Arnau Naturópata y Acupuntor Colaborador de enbuenasmanos.com Rol de la mujer en la actualidad: El Siglo XXI es el siglo de las mujeres. Somos buenas madres, buenas trabajadoras, buenas amas de casa, buenas amantes pero también mujeres.

1. Profesional trabajadora

Hablamos de la mujer que realiza un trabajo remunerado, bien sea por cuenta propia o ajena, sea una profesional liberal, tenga una empresa, sea funcionaria, o trabaje a tiempo completo o a tiempo parcial, de forma fija o eventual.

2. Cónyuge

Como esposa, en este rol se ocupará cariñosa y atentamente de su pareja y frecuentemente le ayudará en sus temas personales, como pedir por él cita en el médico o con el peluquero, comprarle sus artículos personales (ropa, artículos de aseo y similares) o ayudarle en situaciones complicadas que se pudieran presentar.

3. Madre

Cuando la mujer también es madre, ella es la mayor responsable de la estructura que conforma la vida emocional, física e intelectual de sus hijos, transformando a unos bebés totalmente dependientes en unos adultos completamente independientes. La madre suele llevar el peso de los niños: frecuentemente es la que elabora y cocina los menús, hace las compras, media en las riñas entre los niños, domina la medicina pediátrica, encuentra los calcetines que se desemparejaron, toma la temperatura al niño cuando éste duerme y un sinfín de detalles que surgen en el día a día de una familia.

4. Administradora del hogar

Tanto si la mujer se ocupa personalmente de las tareas domésticas, como si supervisa a la persona que las realiza (empleada del hogar), o situaciones intermedias (personas de apoyo que realizan ciertas tareas: plancha, cuidado de los niños en ciertas horas, limpiezas de la vivienda puntuales...) es la mujer en la mayor parte de los casos la responsable final del hogar.

5. Mujer

La sociedad en la que vivimos "exige" que la mujer tenga que estar arreglada, que luzca bonita, que cuide su físico, su peinado, que se vea bien. A los veinte años esta cuestión se lleva fácilmente, pero a medida que pasan los años conseguirlo requiere de mayor tiempo y de más esfuerzo (económico, personal y familiar). Hacerlo no es una frivolidad, sino una necesidad, pues "estar bien" significa tener una imagen de aspecto agradable cuando se mira al espejo; significa cuidar la salud y la apariencia, sin vivir para la apariencia. Todas sabemos que la mujer que está bien consigo misma tiene también una buena imagen exterior que proyecta hacia los demás.

Nadie duda de la importancia que le damos a nuestra apariencia física en nuestras relaciones interpersonales, incluso, en relación con nuestra autoestima. Quizás no le prestemos demasiada atención a la publicidad, a la televisión, la moda que nos manda lo que debemos comer, ver, usar... pero aunque gagamos eso, no podemos negar que nos gusta vernos bien físicamente, con una presencia lo más agradable posible para gustarnos y gustar a los demás.

Eso está muy bien siempre y cuando no dañe nuestra salud físca o emocional. Nuestro cuerpo es como un presente que queremos que se vea lo más bonito posible y acorde con nuestra personalidad. Todas las alternativas son posibles, pero las más compasivas con nuestro equilibrio emocional serán las que partiendo del ejercicio de nuestra libertad y sistema de valores, nos posibiliten una presencia física que consigue que nos sintamos a gusto en nuestro cuerpo. Y vivir sin obsesiones ni traumas al respecto. No olvidemos que una buena parte del atractivo que comunicamos depende de cómo nos vemos a nosotros mismos.

La belleza te facilita las cosas...

La premisa "Todo lo bello es bueno", descrita por Dion, Berscheid y Walster en 1972, sostiene que se ha aprendido a catalogar a las personas como buenas según las pautas que han ido trasmitiendo los medios de comunicación, sobre todo, el cine, en el que se establecen predeterminadamente las caras que corresponden al bueno y al malo de la película. Un concepto esencial es la autoimagen corporal, o percepción de las cualidades y atributos físicos de uno mismo. La insatisfacción refleja la discrepancia entre los atributos físicos autopercibidos y los estándares sociales que el sujeto ha ido interiorizando.

Es así como las personas con un físico atractivo son consideradas más persuasivas y con más posibilidades de encontrar pareja. Son más apoyadas socialmente. Es habitual que se encuentren mejor adaptadas al medio en que viven, resulten más deseables para los demás, que produzcan una mejor impresión inicial y que sean percibidas como más competentes, más sanas e incluso menos propensas a desarrollar enfermedades mentales. Y no nos olvidemos de su éxito en el aspecto amoroso.

El atractivo físico es fuente de influencias sociales, que casi siempre operan a favor de la persona que cumple los cánones de belleza. El atractivo también favorece el acceso a diversos escenarios sociales y profesionales: la política, la TV y el cine, la moda y la publicidad, las relaciones públicas.

Una persona bella es normalmente considerada más exitosa y con mayores habilidades sociales, más ambiciosa y competente.

El atractivo y nuestra propia imagen

Si nos comparamos con otras personas y sus supuestas cualidades de belleza, inteligencia, etc, podemos sufrir efectos realmente desvastadores en diferentes aspectos de nuestra vida. La imagen que se tiene de uno mismo depende de las modas y las circunstancias sociales. No son iguales los cánones de belleza de los años 50 y los actuales. La influencia será mayor sobre personas más inseguras, o con gran sentido del ridículo, y sobre las más susceptibles a la presión cultural.

Las mujeres que se acercan más a sus propios modelos de belleza presentan niveles de autoestima mayores y manifiestan sentimientos más positivos sobre sí mismas. La imagen saludable está relacionada con el atractivo físico, pero no corresponde siempre con estados de salud correctos.

Hombres y mujeres descontentos se preocupan de igual manera en mejorar su apariencia física. La insatisfacción con el cuerpo aumentaría después de los veinte años en las mujeres y en los hombres aún no se ha determinado una edad en que comienza esta percepción.

El atractivo físico es un montaje social determinado culturalmente y que varía según patrones de estética y tendencias que dicta la moda, que a su vez influyen sobre el establecimiento de relaciones sociales y los juicios sobre la propia imagen corporal.

Las personas con más sentido del ridículo o menos criterio son más susceptibles a la comparación social y a la influencia de los estereotipos estéticos. Lo mejor es que un ideal de belleza realista, conseguible. El atractivo físico influye en las relaciones interpersonales y en la formación de la autoimagen. Por tanto, está en la base de la autoestima de las personas y el condicionamiento es tal que puede determinar la actitud ante la vida o poner en peligro la calidad de ésta.

Gustar sin enfermarse

- Los modelos de belleza vigentes responden más a criterios mercantilistas que a modelos de salud y bienestar.

- Construir nuestro propio modelo, partiendo del conocimiento de nuestro cuerpo, sabiendo cómo es, cómo se expresa, cómo siente y qué le gusta.

- Aceptarnos como somos, y cambiar sólo lo que nos desagrada.

- Ser nuestro mejor amigo, valorando cómo somos y sintiendo el orgullo de ser únicos.

- Subrayar el orgullo de ser quienes somos afianza la seguridad que permite una actitud positiva y vitalista.

- Analizar con criterios personales el prototipo que nos propone la moda para nuestro sexo y edad. Y tomar de él sólo lo que puede resultarnos útil para mejorar nuestra calidad de vida y hacerla más saludable.

- Plantearnos metas posibles...