El Caracter y Teorias

¿Se puede cambiar el carácter? Es frecuente que, para justificar determinados comportamientos, oigamos o que nosotros mi

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¿Se puede cambiar el carácter? Es frecuente que, para justificar determinados comportamientos, oigamos o que nosotros mismos usemos expresiones como “son cosas de su personalidad”, “él es así”, “con la edad que tiene ya no puede cambiar” o “es que yo soy así”. ¿Todo esto es cierto o más bien son posturas cómodas para ahorrarse el esfuerzo de cambiar? ¿Podemos cambiar cuando somos pesimistas o perezosos o melancólicos o poco amantes de relacionarnos con el otro o muy confiados? ¿Es posible que, en una pareja en la que hay conflictos, ambos podamos modificar nuestros caracteres?

Temperamento y carácter Es la manera natural con que un ser humano interactúa con el entorno.

Es difícil definir por qué somos así o de otra manera. Es decir, por qué somos envidiosos o tolerantes o caprichosos o coléricos o paranoides o dependientes u obsesivos, por poner sólo algunos ejemplos. La persona es el resultado de una confluencia de fuerzas y de circunstancias: desde la carga genética a la relación con las figuras más influyentes, los padres, pasando por la ciudad en donde hemos vivido, la cultura que respiramos e incluso los profesores que tuvimos, así como los amigos, la familia y un largo etcétera de situaciones que han ido configurando cómo somos. A esa parte genética, que es como la herencia de la personalidad, pero que todavía no se sabe identificar, la llamamos temperamento. El resto de los factores culturales, relaciones, psicológicos etc., son los responsables del carácter.

Componentes de la Personalidad

Importancia de las teorías de la Personalidad para la Psicología bien pues la personalidad podríamos definirla como las caracteristicas de alguien acerca de su comportamiento, primeramente habrá que observar al sujeto para conocer basicamente su forma de ser. - alegre La personalidad está formada por características innatas más la acumulación de experiencias y acciones recíprocas entre el ser humano y su medio. Todas estas características se ponen de manifiesto cuando el individuo el individuo se relaciona con su entorno, dirigiendo el comportamiento en gran cantidad de situaciones, por lo tanto, podemos concluir diciendo que la personalidad es un concepto de naturaleza multidimensional, con muchos elementos que interaccionan.

La personalidad es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que reúne un individuo, y que lo hacen diferente y único respecto del resto de los individuos. En tanto, la interrelación y la comunión de todas estas características, generalmente estables, serán las que determinarán la conducta y el comportamiento de una persona y porque no también, de acuerdo a la estabilidad de las mismas, predecir la respuesta que puede dar un individuo al cual conocemos ante determinada circunstancia o estímulo. La personalidad está compuesta por dos elementos: temperamento y carácter, uno tiene un origen genético y el otro de tipo social, es decir, lo determinará el ambiente en el cual vive el individuo, respectivamente. Por ejemplo, cuando una persona suele reaccionar y actuar muy duramente ante el fracaso de algo o alguien que lo rodea, se suele decir que tiene un temperamento fuerte, vendría a ser algo así como el grado de carga emotiva que le pone a las cosas, que claro puede ser fuerte, como mencionábamos, o muy blando. Y por el otro lado, el carácter indicará el modo a través del cual actuamos, nos expresamos y pensamos.

Los psicólogos, desde siempre, le han prestado especial atención a la personalidad y ha sido objeto de su estudio principalmente a partir y durante todo el siglo XX y se hace efectivo a través de tres modelos: el clínico, correlacional y experimental. El primero hace hincapié en el estudio a profundidad del individuo,

el correlacional se ocupará más que nada de encontrar diferencias individuales a partir de la realización de encuestas sobre grandes muestras de población, y por último, el experimental, establecerá relaciones causa-efecto manipulando ciertas variables. Definidos por el psicólogo Carl Gustav Jung oportunamente en la formulación de su teoría de la personalidad, existen dos tipos psicológicos básicos de ésta: la introversión y la extraversión. Y aunque un individuo no es absolutamente introvertido, ni otro lo es totalmente extravertido, las personalidades de las personas suelen estar más o menos influenciadas por uno o por otro. La psicología ha contribuido, y profundamente, al establecimiento de evaluaciones o procesos de diagnóstico en materia de estudios de la personalidad, y éstos en la realidad práctica son comúnmente utilizados, por ejemplo, en ámbitos laborales, donde se utilizan como elemento para “testear” a futuros empleados o aspirantes a un puesto de trabajo. A partir de diferentes actividades, ya sean preguntas o ejercicios prácticos (a través del dibujo, la música o el planteo de problemas) puede preverse y determinarse cómo actuará la persona ante determinadas situaciones, sean éstas conflictivas o no. Tests similares también utilizan los llamados “orientadores vocacionales” que, a partir de una serie de propuestas donde la persona en estudio debe elegir cuál prefiere o define mejor sus intereses/proyecciones, podrá determinarse la orientación hacia un determinado campo de estudio o rama artística. Estos test son muy frecuentes que los realicen jóvenes en los últimos años de la escuela media como una manera de encontrar o disipar dudas acerca e su futuro laboral o académico, por ejemplo, antes de entrar a una universidad. Decimos que una persona es introvertida, cuando prefiere escuchar antes que hablar en el caso de asistir a una reunión, quizás también evita las reuniones o encuentros sociales como ser fiestas o eventos a los que se lo invita, y en el caso de participar de ellos, no es precisamente quien más se destacará entre los presentes. Todo lo contrario, claro, es quien puede definirse como persona “extrovertida”: disfruta de las relaciones públicas y sociales, y suele ser muy verborrágico o expresivo al momento que debe (o quiere) hablar o expresarse. Entonces, los introvertidos son aquellos que suelen volcarse y abocarse más al universo de sus sentimientos y pensamientos mientras que los extrovertidos, al contrario de aquellos, se muestran más permeables al mundo exterior, son sumamente sociales, les gusta y se interesan por saber de su entorno. ... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/personalidad.php

Definición de personalidad La personalidad es un conjunto de características o patrones que definen a una persona, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes, hábitos y la conducta de cada individuo que de manera muy particular hacen que las personas sean diferentes a las demás. Vemos, pues, que la personalidad es la suma total de patrones conductuales y potenciales del organismo determinados por la herencia y por el medio social; se origina y desarrolla a través de la interacción funcional de cuatro factores principales, dentro de los cuales están organizados estos patrones de conducta: el sector cognoscitivo (inteligencia), el sector conativo (carácter), sector afectivo (temperamento) y el sector somático (constitución) (Cfr. Cloningher, 2003). La manera en que cada ser pensante actúa sobre situaciones diversas, nos dice algo sobre la personalidad de cada persona, en otras palabras, es el modo habitual por el cual cada ser piensa, habla, siente y lleva a cabo alguna acción para satisfacer sus necesidades en su medio físico y social. Cada persona, al nacer, ya tiene su propia personalidad, puesto que desde bebés, los padres dice, “el niño es muy melindroso, ó es muy quieto, etc.”. Ya desde ese punto tenemos personalidad. Aunque cabe hacer una aclaración, no nacemos con una personalidad determinada, sino que nacemos con ciertas características propias que con el paso del tiempo y con el factor más determinante, que es el de origen ambiental, se irá definiendo. Esta personalidad se irá estructurando y cambiando con el paso de los años, ya sea por la influencia de figuras que significaron algo en la niñez o figuras como los padres, de tal manera que tendremos una personalidad copiada o pre-establecida por esas figuras, aunque no estemos conscientes de esto. La personalidad será fundamental para el desarrollo de las demás habilidades del individuo y de la integración con grupos sociales. Cuando la persona no se siente con personalidad, es por que no se ha identificado a sí mismo, es decir, no se conoce. Es por eso que algunas personas han pensado en eso y han desarrollado diversos métodos, ya sea para saber cuál es tu personalidad, o bien, para mejorar algunos aspectos que realcen dicha personalidad.

Diferentes posturas de la personalidad según Cueli (1990)  Hans Eysenck: la personalidad es la suma total de los patrones de conductas



actuales o potencial de un organismo, en tanto que determinados por la herencia y el ambiente, y que se originan y se desarrollan mediante temperamento y constitución. Hermán define la personalidad como una correlación de conductas



existentes en todo ser humano, realmente única y realmente estable, que perdura a lo largo del transcurso del tiempo. Catell afirma que la personalidad permite predecir lo que hará una persona



en una determinada situación. En el concepto de personalidad de Catell se habla de rasgos, como una estructura mental que se obtiene de la observación coherente de un determinado comportamiento; se compone de rasgos únicos (individuales) y comunes (poseídos por todos los que conviven ciertas experiencias), de rasgos superficiales y de rasgos originarios (estos últimos son la base del comportamiento y son identificables mediante el análisis factorial). Según Miller, la personalidad se constituye en función de un elemento



esencial que es el hábito (asociado entre un estímulo y una respuesta y asociado con las pulsiones primarias y secundarias) y las jerarquías de respuestas que constituyen las estructuras individuales. Gordon W. Allport afirma que la personalidad se desarrolla a partir de



cierto número de datos constitucionales (disposiciones afectivas, régimen emocional de tipos de actividad, entre otros) y bajo la influencia del medio, entendido éste en sentido físico, social, ideológico, temporal, es decir, como el conjunto de los acontecimientos y traumatismos que constituyen la historia del individuo. Distingue varios aspectos de ese desarrollo: los procesos de maduración, de diferenciación y de integración. Sigmund Freud menciona que la personalidad es el patrón de pensamientos, sentimientos y conducta que presenta una persona y que persiste a lo largo de toda su vida, en diferentes situaciones. Somos guiados y manipulados por necesidades primitivas y por traumas de nuestro pasado, los cuales residen en el inconsciente.

BIBLIOGRAFÍA

Cueli, J; Reidl, L; Martí, C; Lartigue, T; Michaca, P. (1990) Teorías de la Personalidad. Editorial Trillas. Cloningher, S. Ortiz, M. (2003) Teorías de la personalidad. Editorial Pearson Educación. La personalidad está formada por características innatas más la acumulación de experiencias y acciones recíprocas entre el ser humano y su medio. Todas estas características se ponen de manifiesto cuando el individuo el individuo se relaciona con su entorno, dirigiendo el comportamiento en gran cantidad de situaciones, por lo tanto, podemos concluir diciendo que la personalidad es un concepto de naturaleza multidimensional, con muchos elementos que interaccionan.

¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD? Página 1 de 3 Autora: Ana Muñoz

La personalidad está formada por una serie de características que utilizamos para describirnos y que se encuentran integradas mediante lo que llamamos el yo o "sí mismo" formando una unidad coherente. Entre estas características se encuentra lo que en psicología se denominan rasgos (como agresividad, sumisión, sociabilidad, sensibilidad...); conjuntos de rasgos (como extroversión o introversión), y otros aspectos que las personas utilizan para describirse, como sus deseos, motivaciones, emociones, sentimientos y mecanismos para afrontar la vida. Es decir, la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad. La personalidad a través del tiempo. Estabilidad y cambio En buena parte, la personalidad está determinada por los genes, que nos proporcionan una gran variedad de predisposiciones. Pero el ambiente y las experiencias de la vida (padres, sociedad, amistades, cultura, etc.) se ocupan de moldear todas esas posibilidades en una dirección u otra. Por tanto, aunque podamos cambiar nuestra forma de ser, lo hacemos en base a esas características de personalidad con las que hemos venido al mundo. Generalmente, existe una tendencia a comportarse a través del tiempo de una forma determinada, pero esto no quiere decir que una persona se comporte de ese modo en todos los casos. Por ejemplo, si decimos que una persona es introvertida, significa que lo es la mayor parte del tiempo, pero no en todas las ocasiones. Los estados de ánimo influyen también en el comportamiento, de modo que una persona puede variar en función de sus cambios de humor. Sin embargo, y como veremos más adelante, esta variabilidad es un indicio de buena salud psicológica (siempre que no sea extrema), ya que indica la existencia de una personalidad flexible, capaz de adaptarse a distintas situaciones.

La personalidad sana La personalidad psicológicamente sana y equilibrada tiene las siguientes características: 



Es flexible. Se trata de personas que saben reaccionar ante las situaciones y ante los demás de diversas formas. Es decir, poseen un repertorio amplio de conductas y utilizan una u otra para adaptarse a las exigencias de la vida, en vez de comportarse de un modo rígido e inflexible. Lleva una vida más variada, realizando diversas actividades, en vez de centrar su vida alrededor de un mismo tema.



Es capaz de tolerar las situaciones de presión y enfrentarse a ellas y no se viene abajo ante las dificultades y contratiempos.



Su forma de verse a sí misma, al mundo y a los demás se ajusta bastante a la realidad. 

Nuestro concepto de nosotros mismos Un aspecto muy importante de nuestra personalidad es la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Dos personas diferentes pueden interpretar la realidad de forma distinta. Al observar un bosque a lo lejos ambas coincidirán en que allí hay árboles y montañas, pero mientras una de ellas puede ver un lugar lleno de peligro, la otra puede estar viendo un paraíso en el que le gustaría perderse durante varios días. Las personas reaccionan al mundo de acuerdo a su modo de percibirlo. La personalidad determina ese modo de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos, pero, al mismo tiempo, la manera de vernos a nosotros mismos influye en nuestra personalidad. Por ejemplo, si varias personas le dicen a un niño que es muy inteligente, es muy probable que piense de sí mismo que lo es, mientras que si le dicen lo contrario llegará a considerarse una persona poco inteligente. Esto es debido a que es difícil comprobar si somos o no inteligentes (mientras que es bastante fácil comprobar, por ejemplo, la fuerza física). Por este motivo, muchas veces recurrimos a los demás para definirnos, basándonos en la opinión que otros tienen de nosotros. En otras ocasiones nos describimos tomando a los demás como punto de referencia. Si alguien nos dice "soy un dormilón", lo que nos está diciendo es que duerme más horas que la mayoría de las personas. La percepción de nosotros mismos y de los demás suele estar relacionada. Por ejemplo, a veces atribuimos a los demás rasgos de personalidad que nos pertenecen a nosotros, porque de ese modo nos resultan más fáciles de entender y porque en ocasiones los conocimientos que tenemos para explicar las causas de nuestra conducta son los únicos de los que disponemos. Es decir, si yo hago tal cosa, lo haría por el motivo X; por tanto, esta persona lo ha hecho por el mismo motivo (por supuesto, esto no tiene por qué ser cierto). Por eso, cuando alguien cambia su autoconcepto cambia también el modo que tiene de ver a las demás personas. Cuando autoconcepto y realidad no coinciden

Es normal que haya cierta distorsión entre autoconcepto y realidad. Algunas personas se ven como más o menos capaces de lo que son. Pero cuando este desajuste es muy grande se produce una psicopatología. Supongamos que una persona se considera a sí misma como alguien capaz de mantener la calma en situaciones tensas. Si se declara un incendio y se bloquea, siendo incapaz de reaccionar adecuadamente y poniéndose excesivamente nerviosa, habrá una incongruencia bastante grande entre su autoconcepto y la realidad, debido a que su comportamiento no ha estado de acuerdo con dicho autoconcepto. Cuando se produce este tipo de incongruencia (llamada disonancia), resulta intolerable y tratamos de eliminarla inmediatamente. Esto se consigue de dos formas: 1) cambiando el autoconcepto para ajustarlo a la realidad, o 2) distorsionando la realidad para adaptarla al autoconcepto. En este segundo caso podría producirse un trastorno psicológico. Por tanto, para evitar que se den estas disonancias, tratamos de comportarnos siempre de acuerdo con nuestro autoconcepto. De este modo, si pensamos algo de nosotros mismo, nos comportamos de acuerdo con eso, tanto si es positivo como si es negativo. Por ejemplo, si alguien se considera agresivo, se sentirá incómodo al comportarse de forma cariñosa, porque crea una incongruencia con su autoconcepto. Esto puede hacer difícil el cambio, pero no imposible.

Psicopatología y trastornos de personalidad Como hemos visto, las personas que se resisten a ajustar su autoconcepto a la realidad tienen mayor probabilidades de padecer algún tipo de psicopatología. Una forma de ser demasiado rígida e inflexible está menos dispuesta a hacer dichos ajustes. De este modo, vemos cómo la personalidad ejerce una gran influencia en la existencia de problemas emocionales. De hecho, la mayoría de las personas con trastornos psicológicos tienen dificultades cuyo origen está, al menos en parte, en ciertas características de su personalidad. La forma que tenemos de vernos a nosotros mismos, al mundo y a los demás puede estar produciéndonos problemas y sufrimiento. Las personas deprimidas, por ejemplo, se ven como individuos sin valor a los que nadie quiere; interpretan comportamientos neutros como rechazo, desprecio, etc. Suelen dar gran énfasis a los acontecimientos negativos y casi excluyen los positivos. Los trastornos de personalidad son exageraciones de formas de ser normales. La persona altruista, por ejemplo, puede convertirse en mártir y derrotista si su entrega a los demás se hace demasiado exagerada. Las personas muy seguras de sí mismas, con gran confianza y autoestima alta pueden acabar siendo unos narcisistas si estos rasgos se exageran hasta desvincularse de la realidad. La persona vigilante y suspicaz a quien no se le escapa detalle alguno y a quien nadie logra engañar, puede transformarse en un paranoico, etc. Psicoterapia y desarrollo personal El desarrollo personal consiste en potenciar nuestras propias aptitudes de acuerdo con nuestra forma de ser; aprender a utilizar esas cualidades de forma constructiva y

equilibrar los distintos aspectos de uno mismo de forma que trabajen al unísono y no de manera contradictoria. Un aspecto importante de la psicoterapia consiste en ayudar a las personas a conocer el concepto que tienen de sí mismas, observar objetivamente la realidad y ajustar ambas cosas de manera que no se den incongruencias. La terapia produciría un cambio en el autoconcepto que diese lugar a un cambio en el comportamiento. Es decir, consiste en cambiar las representaciones inexactas del autoconcepto y de la realidad, sustituyéndolas por otras más apropiadas y realistas. Esto se logra mediante la Terapia Raciona Emotiva, la cual puede utilizarse tanto para el desarrollo personal como para tratar la psicopatología o para hacer ambas cosas al mismo tiempo. 

¿Se puede cambiar el carácter? Es frecuente que, para justificar determinados comportamientos, oigamos o que nosotros mismos usemos expresiones como “son cosas de su personalidad”, “él es así”, “con la edad que tiene ya no puede cambiar” o “es que yo soy así”. ¿Todo esto es cierto o más bien son posturas cómodas para ahorrarse el esfuerzo de cambiar? ¿Podemos cambiar cuando somos pesimistas o perezosos o melancólicos o poco amantes de relacionarnos con el otro o muy confiados? ¿Es posible que, en una pareja en la que hay conflictos, ambos podamos modificar nuestros caracteres?

Temperamento y carácter Es difícil definir por qué somos así o de otra manera. Es decir, por qué somos envidiosos o tolerantes o caprichosos o coléricos o paranoides o dependientes u obsesivos, por poner sólo algunos ejemplos. La persona es el resultado de una confluencia de fuerzas y de circunstancias: desde la carga genética a la relación con las figuras más influyentes, los padres, pasando por la ciudad en donde hemos vivido, la cultura que respiramos e incluso los profesores que tuvimos, así como los amigos, la familia y un largo etcétera de situaciones que han ido configurando cómo somos.

A esa parte genética, que es como la herencia de la personalidad, pero que todavía no se sabe identificar, la llamamos temperamento. El resto de los factores culturales, relaciones, psicológicos etc., son los responsables del carácter.

En definitiva, somos el resultado de nuestro temperamento y de nuestro carácter. El temperamento es inamovible, pero el carácter sí es posible su modificación. Éste último es como la señal de identidad y la manifestación externa de cada uno de nosotros, sabiendo que todo este proceso no se produce de forma pasiva, sino que cada persona elabora de diferentes maneras una misma realidad o vivencia. Esto explicaría la forma diferente de ser y comportarse de dos hermanos gemelos monocigóticos, que con la misma carga genética y vivencias psicológicas y sociales parecidas (misma familia, mismos profesores, mismos amigos, etc.), tienen comportamientos diferentes. El carácter, pues, representa la originalidad de cada uno de nosotros; el carácter es lo que hace que yo sea diferente e irrepetible. Como decía un psiquiatra, “el carácter es lo que hacemos cuando nadie nos está mirando”. La personalidad pues es una organización dinámica que define el comportamiento y el pensar de cada individuo, por tanto es un proceso que se puede ir modificando a lo largo de la vida de cada individuo, sobre todo porque tiene una característica adaptativa, con lo que la persona va intentando mantener una sensación de bienestar. Cada uno de nosotros tiene un concepto de sí mismo que refleja la imagen que tenemos de nosotros mismos. La personalidad, pues, es el resultado de la naturaleza (genes) y del aprendizaje (experiencia).

Personalidad y enfermedad mental

Las enfermedades psiquiátricas las podemos considerar como ese juego de muñecas rusas, en las que una está contenida dentro de la otra hasta llegar a la más pequeña; el espectro de la enfermedad mental tiene, también, como diferentes estadios, que, de menos a más grave, podemos clasificar como: nivel normal (rasgos de personalidad), nivel anormal (trastorno de la personalidad) y trastorno propiamente dicho (enfermedad). A diferencia de las matriuskas rusas, puede existir un nivel sin que existan los otros. Es decir, no es condición indispensable que se den los tres para configurar una estructura patológica, aunque es muy frecuente que estén ensambladas. La personalidad de cada individuo se va configurando a lo largo de su biografía; y cómo éste va asumiendo las diferentes experiencias, tanto internas como externas, como las positivas o negativas. Esto constituiría su carácter, al que habría que sumar el temperamento, que es la parte más constitucional de cada sujeto. Se produce el trastorno de personalidad cuando ese desarrollo da lugar a conductas molestas para el propio individuo y los demás, se inicia en la adolescencia, se aparta de las expectativas de la cultura circundante y, además, es un patrón permanente e inflexible de comportamiento (DSM-IV).

Tipos de carácter A lo largo de la historia de la psicología se han descrito diversos tipos de caracteres, centrándose en la constitución física o en la forma de manifestarse con respecto a los demás o en la vivencia que tiene el sujeto de sí mismo. Aquí vamos a describir los rasgos más frecuentes en las personas que conviven con nosotros. Una advertencia: el ser de una forma o de otra, en principio, no supone ninguna patología, es decir, no es una enfermedad; eso sí, se convierte en algo anormal cuando los rasgos son muy pronunciados y hacen sufrir al propio sujeto o a los que le rodean. También, hay que recordar que no existe un tipo de carácter puro, sino más bien somos una mezcla de diversos rasgos, con predomino de alguna característica en particular. He aquí una somera descripción:

# 1.- EL NERVIOSO. Es una persona que cambia continuamente de intereses y de ocupación. Es inestable y su voluntad es muy débil. Generalmente es cariñoso y sociable. Es extrovertido. # 2.- EL SENTIMENTAL. Es tímido e inseguro, pero muy reflexivo y generalmente busca el aislamiento y la soledad y tiene problemas para adaptarse a cosas nuevas. # 3.- EL COLÉRICO. Se caracteriza por sus arrebatos. Se deja llevar por la primera impresión y es poco constante. Abandona las actividades cuando sospecha algún peligro (real o fantaseado). # 4.- EL APASIONADO. Es una persona muy dedicado a su trabajo. Le gusta el estudio y vive siempre ocupado. # 5.- EL SANGUÍNEO. Es muy cerebral y da la sensación de una persona fría. Es trabajador y curioso y se adapta bien a cualquier ambiente. # 6.- EL FLEMÁTICO. Es reposado y tranquilo y también muy ordenado. No le gusta el trabajo en equipo. Además, es dócil y metódico. # 7.- EL AMORFO. Es perezoso. Es despilfarrador, impuntual y carece de entusiasmo. Aunque es sociable y extrovertido, suele aplazar las tareas y es muy desordenado. # 8.- EL APÁTICO. Es depresivo y pasivo y tiene poca iniciativa. Es perezoso y poco interesado en las actividades cotidianas.

Lo que nos impide cambiar Solamente los ‘dioses’ son inmutables, pues tienen la plenitud. Por el contrario, el ser humano es esencialmente cambio y en él es donde encuentra el camino del progreso; sobre todo el cambio más estructural nos lleva a “crecer psicológicamente” y a posibilitar el desarrollo completo de todas las facultades. Es cierto que todo cambio supone posibilidad de éxito, pero también está

impregnado de la sombra de fracaso; la decisión pues se columpia entre ser o no ser, pero siempre es una ventana abierta a la esperanza, a las posibilidades de pasar de un “menos” a un “más”. No obstante, ante la encrucijada del cambio personal, el ser humano puede quedarse atrapado y estático, sumido en la indecisión, por muy diversas razones. He aquí las más frecuentes:

# 1.- POR MIEDO A LO NUEVO “Es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, solemos decir, en un intento por explicar nuestra decisión de no cambiar de empleo, de pareja o de vivienda. Pero lo que subyace en esta situación es el temor “al caos” que se puede producir con el giro hacia un lado o hacia otro. A veces, pensamos que aunque estemos mal lo contrario puede ser peor. Pero esto es falso. Con frecuencia, lo bueno surge como contrapunto de una situación conflictiva.

# 2.- POR AUTOSUFICIENCIA “No dar el brazo a torcer” es sinónimo de mantener un criterio o una idea contra viento y marea, como una forma de mantener una supuesta autoridad. Es como si cambiar fuera sinónimo de debilidad e inseguridad, cuando la realidad puede ser muy diferente: “cambiar es de sabios”, por contra, la rigidez y la arrogancia es patrimonio de los más débiles.

# 3.- POR SEGURIDAD DE LO CONOCIDO Es como si todo lo nuevo fuera negativo; se cree que lo imprevisto, lo espontáneo es fuente de sufrimiento (una prueba médica, un viaje sin planificar, etc.) y por eso se busca la paz y tranquilidad de lo conocido, pero no es así. También lo nuevo (modificar nuestra conducta, ser más participativos, etc.) puede ser provechoso para el sujeto, aunque momentáneamente rompa el equilibrio personal, familiar o social. Esta última posibilidad puede ser trampolín para seguir creciendo psicológicamente.

# 4.- POR DIMITIR DE LA PROPIA RESPONSABILIDAD En este caso, se pone la solución en ‘ algo superior’. Que vaya a cambiar mi manera de ser dependerá entonces de lo que me diga el tarot, los ‘poderes mágicos’, la ciencia o el mismo Dios.Si creemos que la solución a nuestros problemas nos lloverá de ‘arriba’, nunca pondremos los medios para cambiar y sentirnos más sanos, más felices. Esta idea de que “la salvación nos viene de fuera” solamente nos llevará al inmovilismo y a no poner los medios para posibilitar el cambio. Es lo que le ocurre al enfermo incurable o no, que se abandona a la suerte de la curandera, a su fe en Dios o a las posibles investigaciones científicas futuras, sin poner los medios reales, “aquí y ahora”, que tiene en su mano para mitigar su dolor e intentar curarse. No podemos ser tan ingenuos como para pensar que la felicidad pueda depender de un “golpe de suerte” o de fuerzas extraterrestres.

# 5.- POR UN GRAN SENTIMIENTO DE POCA VALÍA Es la situación inversa a la anterior. La persona lo verbaliza así: “Yo no valgo”, “No puedo cambiar”, etc. Aquí el miedo al cambio está sostenido en las propias inseguridades y en las vivencias descalificadoras de la persona. Sin embargo, lo cierto es que siempre podemos corregir nuestra conducta altanera, nuestra autosuficiencia o nuestra tendencia a la perfección.

Pasos para el cambio Considero que toda persona, sobre todo en la infancia y juventud, tiene capacidad para ir modificando su actitud ante la vida e ir cambiando los aspectos de su personalidad que le provocan más rechazo o malestar.

# 1.- TENER UN CLARO DESEO DE CAMBIAR El primer paso es que el sujeto tome conciencia de su deficiencia y tenga un decidido y claro deseo de cambiar. Debe constatar que su forma de ser (dependiente, introvertido, celoso, etc.) es una fuente de sufrimiento para sí mismo

y para los demás. Ésta es la premisa imprescindible para que se produzca el cambio.

# 2.- DARSE TIEMPO PARA EL CAMBIO Los cambios no se pueden producir de la mañana a la noche (aquí podemos recordar el dicho: “vísteme despacio que tengo prisa”; un exceso de ansiedad por cambiar nos puede bloquear y también sorprender a nuestros familiares y amigos). Las prisas por modificar nuestra conducta pueden provocar un freno en nuestro deseo de cambio.

# 3.- PEDIR AYUDA PROFESIONAL SI ES NECESARIO En tercer lugar, se debe pedir ayuda psicológica si comprobamos que no podemos cambiar por nosotros solos, sobre todo cuando los rasgos de nuestra personalidad son tan pronunciados que se convierten en un trastorno psíquico propiamente dicho. En este caso, la petición de ayuda no significa deficiencia, sino más bien el asumir que no tenemos fuerzas necesarias para conseguir el cambio propuesto.

# 4.- NO SER COPIA DE NADIE Y en cuarto, y último lugar, el cambio no debe ser para parecerse a fulanito o menganito, sino para desarrollar al máximo las posibilidades que cada uno tiene. “Siempre es mejor ser un mal original, que una buena copia”, como le suele gustar explicar a un viejo amigo mío. ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA Psiquiatra y catedrático de Psicopatología También te puede interesar: 

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viernes, 20 de febrero de 2015 + TEMPERAMENTO,CARACTER Y PERSONALIDAD

Son conceptos muy afines que se tienden a confundir: en esta entrada se explican las diferencias y se presenta la tradicional clasificación de los TEMPERAMENTOS (colérico, sanguíneo, flemático y melancólico) de forma muy sencilla y comprensible.

En este vídeo del programa DESPIERTA TU INTERIOR se nos habla de dichas diferencias y se nos presenta la teoría de los temperamentos. (1ª Parte)

En Psicología, se le llama temperamento a la parte de la personalidad cuyo origen se asienta en la herencia genética. Por contraposición, se le llama carácter a la parte de la personalidad que se genera durante la vida de la persona, su experiencia y la cultura. La PERSONALIDAD sería así la suma del TEMPERAMENTO y del CARACTER de la persona. Visita tambien...De monografias. cuatro-temperamentos-basicos

Tabla con Fortalezas y Debilidades de cada temperamento

Visita.....http://elcerebrohabla.com -4-temperamentos-del-ser-humano/

Programa DESPIERTA TU INTERIOR : temperamento, caracter y personalidad. (2ª Parte)

Presentación interesante sobre los tipos de temperamentoS

Teoria de los temperamentos from elvaregina

D E F I N I C I Ó N D E TEM P ERAM EN TO

El temperamento es el carácter de las personas. El término proviene del latín temperamentum y está vinculado a la manera de ser y a la forma de reaccionar de los seres humanos; por lo tanto, el temperamento está directamente relacionado con la interacción con el entorno. Lee todo en: Definición de temperamento - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/temperamento/#ixzz49AOzzAKn

temperamento cuando sus reacciones son vehementes e intensas. ” TEMPERAMENTO

Es la disposición innata que nos induce a reaccionar de forma particular a los estímulos ambientales, determinada genéticamente. Específica la intensidad, el ritmo y el umbral de la respuestas emocionales. Es el “tinte” emocional de nuestras respuestas aprendidas. Depende del tipo de Sistema Nervioso Central y de Sistema Endocrino de cada persona. El aspecto temperamental más importante para la clasificación de los trastornos de personalidad según Kernberg es la Introversión / Extroversión.

Lee todo en: Definición de temperamento - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/temperamento/#ixzz49APIlEYs El temperamento es aquella combinación de actos de intro y extroversión que se dan en una persona de manera única y que conforman su personalidad. Íntimamente relacionado con la psicología de cada individuo, el temperamento es adquirido genéticamente y es por esto que también se relaciona con todas las sensaciones, emociones y los sentimientos comprensibles a nivel físico y orgánico. Si bien muchas veces el término 'temperamento' es utilizado de igual manera que para significar 'carácter', tal situación es incorrecta ya que este último es el que se adquiere a través del aprendizaje. Temperamento proviene de la palabra latina temperamentum, que significa medida o porción. Normalmente, el temperamento se relaciona con un estrato donde el instinto tiene lugar, por lo cual se convierte en aquella porción de nuestra personalidad que es menos conciente y razonable. El temperamento de una persona es en muchas ocasiones presentado como un conjunto de sensaciones, pensamientos e impulsos que moldean la personalidad y que no tienen una explicación del todo lógica. Es además, el producto de actividades nerviosas y endocrinas que el individuo no conoce ni controla concientemente. Es por esto que el temperamento también se relaciona con numerosas expresiones afectivas y pasionales ya que las mismas tienen que ver con un basamento puramente orgánico. ... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/temperamento.php