El Atlas de Las Emociones

EL ATLAS DE LAS EMOCIONES Paul Ekman es un psicólogo solvente y muy conocido por sus investigaciones sobre las emociones

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EL ATLAS DE LAS EMOCIONES Paul Ekman es un psicólogo solvente y muy conocido por sus investigaciones sobre las emociones y las expresiones faciales, tonos de voz, estados emocionales y acciones relacionados. Desde la década de los cincuenta, Ekman ha estudiado las emociones humanas. En los últimos años, ha tenido una relación cercana con el Dalai Lama y como producto de sus conversaciones, surge el Atlas de las emociones, que es un recorrido visual por el mundo de las emociones. Estos mapas ilustran cómo las emociones varían en fuerza y frecuencia en la vida de las personas, lo cual depende del estado anímico, de los detonantes personales, de la personalidad e incluso de la presencia de alguna psicopatología. Ekman publicó este año un breve artículo en el que resume en qué están de acuerdo los investigadores que estudian la emoción, que sirve de sustento junto con su trabajo de más de 40 años, para llegar a las siguientes conclusiones: Las emociones universales son 5: Alegría, miedo, tristeza, enojo y aversión (asco). Cuando unas se activan y se intensifican, las otras pierden importancia. Cada emoción comprende un número de estados emocionales relacionados que varían dependiendo de su intensidad. Por ejemplo, para el enojo de más a menos intensidad, los estados correspondientes son: Furia, deseos de venganza, amargura, ganas de pelear, exasperación, frustración, molestia. Un estado emocional puede llevar a la acción, que puede ser no intencional o intencional. En las no intencionales (respuestas automáticas/impulsivas) están: pelear, insultar, usar las fuerza física, agredir pasivoagresivamente. Las intencionales son: poner límites, ser firme, respirar, tomar un tiempo fuera, practicar la paciencia, reencuadrar, distraerse, alejarse. Como puede verse, las acciones pueden ser constructivas o destructivas y algunas veces ambiguas. En el Atlas de las Emociones, aparecen mapas de las 5

emociones universales, con sus respectivos estados emocionales y acciones asociadas. El apartado de los detonantes es una de las variables en las que el acuerdo entre científicos es menor, es decir, que la universalidad sobre qué detona el enojo o la alegría, es mucho menor. Un detonante es un estímulo que es interpretado y que origina una emoción automáticamente. Las personas se hacen conscientes de los detonantes de sus emociones hasta tiempo después de haberlas experimentado. Ejemplos de detonantes son: el rechazo de alguien amado, la ineficiencia/burocracia, sufrir maltrato por parte de una figura de autoridad, ser acusado injustamente, entre muchos otros. Ekman describe también los estados de ánimo, que son de más larga duración que la emoción y que la vuelven más frecuente e intensa. Los detonantes de los estados de ánimo no están tan claros. A veces usted amanece triste sin causa aparente y ese estado de ánimo lo acompaña a lo largo del día, aumentando su propensión a encontrar detonantes de tristeza. La calma, dice Ekman, es el estado basal necesario para evaluar y entender las emociones, que siempre están cambiando, por lo que sería provechoso encontrar distintos caminos hacia un estado de ánimo de tranquilidad básica. Estados de ánimo específicos originan emociones específicas (irritabilidad–enojo). Rasgos de personalidad específicos originan emociones específicas (timidez–miedo). Desórdenes emocionales específicos originan emociones específicas (anorexia–rechazo/asco). A veces utilizamos un vocabulario muy pobre para describir lo que sentimos. En este esfuerzo de Ekman por explicar un terreno tan complejo como el de las emociones, podríamos encontrar palabras, acciones, detonantes, rasgos de personalidad y patologías, que nos den unas cuantas pistas sobre nuestro mundo emocional, frente al que con frecuencia experimentamos vértigo, miedo o confusión. Ignorar las emociones no las hará desaparecer. Observarlas con detenimiento, nombrarlas y entenderlas mejor, es uno de los privilegios de pertenecer a la raza humana.