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PSICOLOGÍA SOCIAL

Grado en Psicología Sergio Elena Tierno | Curso 2018 - 2019

ÍNDICE ▪ Capítulo 1: ¿Qué es la Psicología Social?…………………………………..Pág 7 ▪ Capítulo 2: Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales…...Pág 17 ▪ Capítulo 3: Cognición social………………………………………...…..Pág 25 ▪ Capítulo 4: Percepción social y atribución………………………………....Pág 36 ▪ Capítulo 5: Autoconcepto e identidad……………………………………Pág 53 ▪ Capítulo 6: Actitudes……………………..……..……………………Pág 65 ▪ Capítulo 7: Influencia, persuasión y cambios de actitudes……………………Pág 78 ▪ Capítulo 8: Afiliación, atracción y rechazo interpersonal: aspectos centrales de las relaciones interpersonales……………………………………………Pág 89 ▪ Capítulo 9: Conducta de ayuda…………………………………………Pág 96 ▪ Capítulo 10: Agresión………………………………...……………...Pág 107 ▪ Capítulo 11: Estereotipos…………………………………………….Pág 124 ▪ Capítulo 12: Análisis psicosocial del prejuicio…………………………….Pág 132 ▪ Capítulo 13: Psicología de los grupos…………………………………....Pág 140 ▪ Capítulo 14: Psicología Social aplicada…………………………………..Pág 147

CAPÍTULO 1

¿Qué es la Psicología Social?

CAPÍTULO 1: ¿QUÉ ES LA PSICOLOGÍA SOCIAL? 1. Qué es y qué no es la psicología social La psicología social es la disciplina científica que estudia las relaciones entre los procesos psicológicos y el contexto social. Dicho con otras palabras, es el estudio científico de cómo las personas pensamos y sentimos acerca de los demás, de cómo nos comportamos al relacionarnos unas con otras, y de cómo esos pensamientos, emociones y conductas influyen en el contexto social1. La psicología social busca las causas de los fenómenos para poder predecirlos antes de que ocurran; en cambio, la psicología del sentido común opera al revés, explicando y, por paradójico que parezca, previendo los resultados cuando ya se han producido, es decir, considerándolos lógicos y esperables2.

2. Principios básicos Los procesos psicológicos de las personas son el producto conjunto de tres factores: ▪

Nuestra naturaleza biológica heredada a lo largo de nuestro árbol genealógico (esfera biológica).



Nuestras características personales, como los rasgos de personalidad, el género o la edad (esfera psicológica).



La influencia que ejercen los demás en nosotros (esfera social). Para los psicólogos sociales la influencia es una parte esencial de sus investigaciones.

La psicología social parte del supuesto de que nuestros pensamientos, emociones y conductas son, en gran medida, producto de la influencia de los demás. Esta influencia puede ser consciente, pero en la mayoría de las ocasiones no nos percatamos de hasta qué punto somos objeto de la influencia de otros, pues no siempre es tan explícita3. La influencia también interfiere en la construcción de nuestra realidad. Nuestras creencias, valores y puntos de vista son, en una parte muy importante, producto de la

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1

El pensamiento, las emociones y la conducta componen la famosa triada psicológica, en la cual, si se modifica una variable, se alterarán el resto. 2 Este fenómeno se denomina sesgo retrospectivo o fenómeno «ya lo sabía». 3 Triplett (1897) comprobó en un experimento que los ciclistas que pedaleaban juntos mostraban una mayor intensidad de pedaleo que los que lo hacían solos. A este fenómeno se le denomina efecto de la mera presencia. Posteriormente Zajonc (1965) matizó que, si la tarea es fácil o la persona es experta en ella, la motivación aumenta el rendimiento, pero si la tarea es difícil o la persona no está entrenada, ésta aumentará los errores y su rendimiento empeorará. La holgazanería social genera el efecto contrario, y produce que el sujeto disminuya la productividad de la conducta a realizar porque esa misma conducta ya la realiza el resto de gente.

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¿Qué es la Psicología Social?

CAPÍTULO 1

influencia de los demás, no porque nos hayan sido impuestos, sino porque nos han sido transmitidos como consecuencia de vivir en una sociedad y cultura concretas, o porque son las creencias y valores de los grupos a los que pertenecemos y con los cuales nos identificamos. Por ello, no es infrecuente que, ante una misma situación, dos personas diferentes reaccionen de forma distinta. No obstante, gracias a la influencia entre los miembros de un grupo o sociedad, es posible llegar a una visión compartida de la realidad que permite la vida en comunidad. Como añadido, los psicólogos sociales tienen muy claro que nuestra mente no siempre funciona de forma lógica. Nuestros procesos mentales operan a lo largo de un continuo entre dos formas diferentes de procesamiento: una consciente o deliberada y otra inconsciente o automática, entendida ésta como un procesamiento intuitivo al que recurrimos sin darnos cuenta en muchas de las situaciones cotidianas en las que nos movemos. Aunque el procesamiento intuitivo funciona por lo general bien y nos ahorra esfuerzo cognitivo, también presenta inconvenientes como los numerosos sesgos y errores que se comenten cuando confiamos demasiado en la intuición, por eso, a la hora de tomar decisiones importantes es el procesamiento deliberado el que toma las riendas.

3. Los procesos psicosociales y su interconexión La relación entre procesos psicológicos y el contexto social dan lugar a procesos psicosociales de distinta naturaleza: ▪

Procesos individuales: tienen lugar dentro del individuo, pero siempre con un referente social. En todos ellos intervienen otras personas, bien sea como objetos de nuestro pensamiento o bien como agentes de influencia sobre ese pensamiento o sobre nuestras emociones o comportamientos.



Procesos interpersonales: se producen por la influencia mutua entre dos o más personas. Los individuos implicados deben estar relacionándose entre sí como personas individuales, no como miembros de un grupo4.



Procesos grupales: procesos que tienen lugar dentro de los grupos (liderazgo, cohesión, pensamiento de grupo) y también cuando unos grupos se relacionan con

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Por ejemplo, una discusión entre una persona y su cónyuge sería un fenómeno interpersonal, pero una discusión entre dos representantes de distintos sindicatos sería un fenómeno grupal puesto que éstos están actuando como representantes de sus respectivos grupos. 5 El éxito en la adaptación a un medio físico generalmente hostil a lo largo de la evolución humana se debe a la inserción de las personas en grupos, por lo que es un proceso psicosocial especialmente importante.

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otros5.

CAPÍTULO 1 ▪

¿Qué es la Psicología Social?

Procesos societales: procesos que trascienden a los individuos y a los grupos, pero que influyen en ellos, como los que se originan como consecuencia de las estructuras de estatus y poder, de las normas, costumbres y valores culturales compartidos o de los medios de comunicación, entre otros6. Esta distinción entre procesos según su naturaleza tiene solo un fin analítico, porque

en la realidad se combinan entre sí y rara vez aparecen aislados7.

4. Situación social y sociabilidad Según la ecuación de Lewin (1952), la conducta es el resultado de la interacción de la persona y del ambiente, es decir, lo que hacemos, pensamos y sentimos depende de nuestras características individuales y de la situación en la que nos encontramos. Para sobrevivir y prosperar las personas necesitan de los demás, tienen que conseguir su aceptación y es esto lo que hace de las situaciones sociales algo determinante. Leyens (2002) defiende que la sociabilidad del ser humano se construye gradualmente por medio de la interacción con personas clave en situaciones que cabría calificar de primordiales8 9. Los seres humanos se adaptan a su ambiente por medio de la integración en grupos de interacción directa, es decir, el grupo significa apoyo y vínculos sociales. Por tanto, los vínculos sociales no pierden su importancia en la edad adulta10. En definitiva, las investigaciones demuestran que las personas socialmente integradas sobreviven mejor, tal como demuestra Fiske (2010)11. Además, la interdependencia es, según Brewer (1997), la característica central del grupo y responde al hecho de que la persona

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Las normas culturales marcan nuestro comportamiento y nuestra forma de pensar, tanto cuando actuamos como individuos, como cuando interactuamos con otra persona o cuando lo hacemos como miembros de un grupo. 7 Por ejemplo, en el caso de que una persona nos pida ayuda, el cómo actuemos en esa situación va a depender de nuestro estado de ánimo (proceso individual), el tipo de relación que nos una a esa persona (proceso interpersonal), si el otro es de nuestro mismo grupo o no (proceso grupal), o las normas que rijan en nuestra cultura en ese tipo de situaciones (proceso societal). 8 En el caso de los niños lobo, a pesar de haber conseguido sobrevivir aislados de todo contacto humano, cuando se descubrieron y se integraron en la sociedad éstos nunca llegaron a alcanzar el nivel afectivo, intelectual y lingüístico necesario para su inclusión social plena. 9 Otro ejemplo son los escasos cuidados afectivos que se prestan habitualmente a los niños criados en orfanatos y que parecen explicar sus elevadas tasas de morbimortalidad, su retraso intelectual, psicomotor y afectivo, eliminando la posibilidad de que estos hallazgos se deban a falta de alimentación o de cuidados materiales. 10 Leyens (2012) señala que la armonía conyugal tiene una estrecha relación positiva con la salud mental y física y negativa con crímenes y suicidios. 11 En su estudio dedujo que los varones viven más años cuando tienen más vínculos sociales (casados, familia extensa, amigos, afiliaciones formales/informales) y añade que esta relación es más fuerte que la que existe entre longevidad y otras variables (como consumo de tabaco, alcohol, actividad, obesidad, clase social, raza, edad, uso preventivo de salud, etc.).

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¿Qué es la Psicología Social?

CAPÍTULO 1

individual no puede sobrevivir contando solo con sus propias capacidades, habilidades y esfuerzos, sino que necesita los de las otras personas del grupo.

5. Los motivos sociales Las personas cuando se relacionan con otras buscan la aceptación social y lo consiguen gracias a los motivos sociales. Éstos son procesos psicológicos que mueven a las personas a pensar, sentir y actuar en una dirección determinada en situaciones que implican a otras personas. Estos motivos sociales son los recursos fundamentales del que disponen las personas para manejar las situaciones sociales. Existen distintos modelos: ▪

Modelo de Fiske: para incrementar la integración de las personas en los grupos, introduce cinco motivos sociales universales: o

Pertenencia: es el motivo fundamental en el que se organizan los otros cuatro motivos. Define la pertenencia como la necesidad de relaciones fuertes y estables con otros. Señala que además de incrementar la supervivencia individual, también beneficia al grupo al aumentar la probabilidad de que los miembros cooperen y se involucren.

o

Comprensión compartida: permite la compatibilidad de realidad creada por parte de un individuo con la del grupo al que pertenece.

o

Control: este motivo impulsa a las personas a sentirse competentes, pues se relaciona con los resultados que obtenemos con nuestra conducta. Para realizar algo necesitamos saber que lo que hagamos servirá de algo.

o

Potenciación personal: motivo relacionado con la necesidad que tenemos de sentirnos especiales, es decir, de aceptarnos a nosotros mismos. Abarca la autoestima, el esfuerzo hacia la mejora personal y la simpatía hacia uno mismo.

o

Confianza: motivo que implica sentirse a gusto con el mundo y tener predisposición a esperar cosas buenas de la mayoría de la gente. Este motivo hace a las personas más adaptables, abiertas y cooperativas, pero también

Modelo de Kip Williams: para explicar el modo en que las personas se enfrentan a la amenaza de la exclusión social, del rechazo y del ostracismo12, postula que la persona intensifica su atención a pistas e indicios de la situación social para calibrar su valor relacional, es decir, el grado en que los demás valoran relacionarse con ella.

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Define el ostracismo, también llamado tratamiento silencioso, a la exclusión consensuada de una persona de sus privilegios comunes o de la aceptación social.

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más sensibles a la información negativa.

CAPÍTULO 1 o

¿Qué es la Psicología Social?

Cuando las necesidades amenazadas son la pertenencia y la autoestima la respuesta más probable es prosocial, por lo que tenderá a reforzar los vínculos con los demás para conseguir aceptación.

o

Cuando las necesidades amenazadas son el control sobre el propio ambiente social y la existencia significativa13, la respuesta más probable es antisocial, dado que este tipo de actos consiguen el control y la atención de los demás.



Modelo de Levine y Kerr: hacen hincapié en que la satisfacción del motivo de pertenencia no exige solo un vínculo positivo con otras personas, sino que éste sea de elevada cantidad y calidad. Señalan tres aspectos a tener en cuenta: o

El motivo de pertenencia se orienta tanto a evitar la exclusión como a buscar la inclusión en las relaciones interpersonales.

o

Su satisfacción o frustración van acompañadas de fuertes respuestas emocionales y cognitivas.

o

Proporciona energía y dirección a la conducta.

El motivo de pertenencia ha llevado al desarrollo de un sistema interno denominado sociómetro que reacciona más ante la pérdida de aceptación que a su logro y que opera de manera automática e inconsciente afectando a la autoestima14. Además, relacionan la pertenencia con la autoestima positiva y la evitación de la incertidumbre: o

Con respecto a la autoestima, la inclusión en grupos sirve como indicador de que la persona disfruta de la estima de otras personas y el nivel de autoestima de una persona es una medida subjetiva de cuánto se la valora socialmente.

o

Con respecto a la incertidumbre, la comparación social, tanto con personas del propio grupo como con otros grupos, cumple también una importante función de reducción de la incertidumbre15.

6. Los motivos sociales según el modelo de Richman y Leary Estos autores se centran en el motivo de pertenencia, pues entienden que es el

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motivo central del que parten el resto de los motivos, y analizan los sentimientos heridos como consecuencia de amenazar esta pertenencia. Para ellos, cuando este motivo es dañado

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La existencia significativa hace alusión a la necesidad que tenemos las personas de que los demás reconozcan nuestra existencia y nos tengan en cuenta. 14 Estos autores entienden la autoestima como un indicador de aceptación social por parte de la persona (que puede ser real o no); por lo tanto, si una persona no se siente aceptada ni valorada socialmente tendrá una autoestima baja. 15 La incertidumbre en este modelo equivale al motivo de comprensión compartida del modelo de Fiske.

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¿Qué es la Psicología Social?

CAPÍTULO 1

aparece una sola emoción llamada sentimientos heridos. Los sentimientos heridos no son mezclas de sentimientos negativos, sino que es un sentimiento único asociado a sentirse devaluado, no querido y rechazado. Los sentimientos heridos, que suelen ir acompañados de un descenso en la autoestima, ocurren inmediatamente tras el rechazo y pueden desencadenar tres tipos de conductas distintas: ▪

Conductas reparadoras: la persona responde a un deseo acrecentado de contactos sociales, tanto en las personas en las que espera encontrar aceptación y apoyo como con el causante del rechazo16.



Conductas antisociales: impulsos de cólera que surgen como defensa o como ataque a la fuente del rechazo. Resulta paradójico que una persona rechazada de rienda suelta a impulsos agresivos cuando lo que en realidad echa de menos es la aceptación de los demás. Este comportamiento se puede explicar por varios factores (Leary, Twenge y Quinlivan; 2016): o

El dolor causado por el rechazo puede generar agresión espontánea.

o

La agresión como un factor instigado de la frustración para conseguir una meta.

o

La creencia de que agredir mejora el estado de ánimo.

o

Agredir a la fuente es una forma de obligar a otros a que tengan en cuenta al agresor.

o

La agresión es una forma de ejercer control y de castigar a otros que han causado daño.

o ▪

La ruptura de vínculos sociales disminuye el control antisocial.

Conductas de evitación: la persona huye del contacto social evitando no solo la fuente del rechazo, sino a otras personas, especialmente a aquellas de las que se sospecha un rechazo probable para evitar posteriores rechazos. El predominio de un tipo de conducta sobre las otras dos depende de cómo construya

la persona el episodio de rechazo. Richman y Leary (2009) analizan una serie de aspectos que van a condicionar el tipo de reacción: Percepción de injusticia: cuando el rechazo se considera injusto17 aumentará la

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probabilidad de reacción de cólera, es decir conductas antisociales.

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Las personas que sufren rechazo prestan más atención al tono emocional de las personas para encontrar pistas que les ayuden a reparar la relación. 17 Por ejemplo, los rechazos causados por la etnia, la nacionalidad, la religión o el sexo.

CAPÍTULO 1 ▪

¿Qué es la Psicología Social?

Expectativas de reparación de la relación: cuando la persona considera probable recuperar la relación, predominarán las conductas reparadoras. Sin embargo, cuando está convencida de que el rechazo conduce a una ruptura del vínculo que la une a la fuente del rechazo lo más probable es que aparezcan conductas antisociales o de evitación.



Valor de la relación: cuanto más valor se de a una relación más probabilidad hay de que aparezca una conducta reparadora. Por el contrario, cuando la relación se considera poco valiosa se espera una conducta antisocial o de evitación.



Posibilidad de alternativas: cuando la persona tiene relaciones alternativas aumenta la probabilidad de retirarse de la relación de rechazo, reduciéndose las reacciones de cólera18. Sin embargo, la retirada de la relación original será poco probable cuando no haya disponibilidad de alternativas valoradas y la persona aumentará sus conductas reparadoras.



Cronicidad: el rechazo continuado y prolongado en el tiempo tiende a traducirse en conductas de evitación.



Costes percibidos del rechazo: cuando las personas perciben que el rechazo conlleva costes, hay más probabilidad de que presenten una conducta reparadora19.

7. Las metas grupales Mantener relaciones con otras personas y formar parte de grupos es fundamental para el ser humano en gran parte debido a la necesidad de pertenencia, pero también porque dentro de un grupo se pueden conseguir objetivos que en solitario serían inalcanzables. Las metas grupales es todo aquello que buscan las personas en un grupo, pero también a lo que intentan aspirar los grupos cuando compiten entre sí. Estas metas solo se pueden conseguir por medio de la interacción en el grupo o entre grupos. Existen tres tipos de metas grupales: ▪

Metas utilitarias: las personas se unen a grupos y permanecen en ellos para satisfacer necesidades con resultados tangibles, es decir, se produce una dependencia de efecto20.



Metas de conocimiento: las personas dependen de otras para obtener información

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sobre el mundo, es decir, se produce una dependencia de información21. Esta realidad se puede crear mediante dos vías: 18

Baumeister y Leary (1995) hablan de la sustitución avanzada, donde las nuevas relaciones y pertenencias sustituyen a las ya finalizadas, de manera que pierden importancia y también capacidad para herir sentimientos. 19 Estos costes pueden ser bien por el esfuerzos, dinero o experiencias compartidas con la fuente de rechazo; o bien con el renuncio a todo un círculo social. 20 Por ejemplo, formar parte de un grupo para obtener beneficios sin sentirse realmente identificado con él. 21 Por ejemplo, hacer un grupo de clase para estudiar en conjunto y aumentar el conocimiento sobre una materia.

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¿Qué es la Psicología Social? o

CAPÍTULO 1

Los miembros individuales del grupo satisfacen la necesidad de conocer por medio del acceso al conocimiento disponible en el grupo.

o ▪

El grupo en conjunto establece una definición de la realidad social.

Metas de identidad: conocimiento del propio yo. Las personas, y el grupo en conjunto, desean compararse favorablemente con grupos relevantes en rasgos socialmente deseables para obtener una identidad social positiva. No obstante, aunque la interdependencia entre grupo y componentes individuales es

fundamental, lleva aparejados costes importantes, como pueden ser las limitaciones impuestas por el grupo a la libertad individual. Además de las limitaciones individuales, se pueden producir conflictos entre distintas metas, por ello, Mackie y Goethals (1978) introducen el concepto de isomorfismo de meta. Este concepto se refiere a aquella situación en la que las metas de las personas dentro del grupo y las metas del grupo en conjunto son compatibles. Esto se consigue por medio de la utilización de procesos de influencia social que generan consenso dentro del grupo, por medio de la expulsión de los miembros conflictivos, y también por los intentos de mantener dentro del grupo a las personas que hacen aportaciones especiales.

8. La investigación en Psicología Social La elección del método depende del problema que se quiere estudiar y de su viabilidad en función del contexto del estudio y de los participantes. De forma general, los tipos de investigación más frecuentes en Psicología Social son: Experimentos: son el método que más prestigio tienen entre los psicólogos sociales. Permite un mayor control sobre los factores que influyen en la conducta y es el único que ofrece la posibilidad de demostrar la existencia de causalidad. Podríamos decir que la experimentación en Psicología Social consiste en diseñar situaciones que pongan en marcha los procesos individuales, interpersonales, grupales y societales que se quieren estudiar. Por ello, es necesario lograr que los participantes se crean la historia que encubre la manipulación experimental. Crano y Brewer (2002) distinguen o

Manipulaciones sociales: se compara el efecto que causa en el participante la presencia o ausencia de otras personas en la situación, así como su conducta. El experimentador recurre a la colaboración de un cómplice que desempeña el papel de un participante más, pero cuyas acciones están preparadas de antemano.

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tres categorías de tratamientos:

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CAPÍTULO 1 o

¿Qué es la Psicología Social?

Manipulaciones ambientales: se manipula algún aspecto físico de la situación experimental22.

o

Manipulaciones mediante instrucciones: el experimentador da instrucciones específicas a los participantes que son distintas para cada grupo experimental. Son las más usuales y fáciles de aplicar23.



Cuasiexperimentos: en esta técnica el investigador manipula las variables, pero no puede asignar aleatoriamente a los participantes en las distintas condiciones experimentales.



Métodos correlacionales: son muy utilizados cuando no es posible llevar a cabo experimentos, como cuando por razones éticas o prácticas no se pueden controlar ni manipular algunas variables ni asignar aleatorización. En estos casos, el investigador sustituye la manipulación y el control por la observación, los cuestionarios o las entrevistas para estudiar cómo se correlacionan las variables. Las correlaciones se expresan matemáticamente en forma de coeficientes de correlación24. Uno de los inconvenientes de estos métodos es que la correlación no implica causación25. Independientemente del método de estudio que se escoja existen una serie de

problemas añadidos que tienen que ver con el hecho de que el estudio en sí ya es un episodio de interacción entre investigador y participantes pudiendo sesgar los resultados. Algunos de esos problemas son: ▪

Efecto de las expectativas: el investigador provoca no intencionadamente los resultados esperados influyendo en los participantes para que se comporten de una determinada manera. Una solución sería el uso de ciegos.



Construcción de la situación: cada participante se crea su propia interpretación del experimento que puede no coincidir con la de los otros participantes ni con la del experimentador. Una solución pasaría por crear un marco de interpretación común.

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También se consideran manipulaciones ambientales aquellas en las que se muestra a los participantes determinados estímulos y se les pide que emitan juicios o tomen decisiones. 23 Por ejemplo, los experimentos sobre disonancia cognitiva y cambio de actitudes. 24 El coeficiente de correlación de Pearson es el más utilizado. Cuando las dos variables son directamente proporcionales obtendrá un valor de +1; cuando las dos variables son inversamente proporcionales obtendrá un valor de -1, y cuando no hay relación entre ambas el resultado será 0. 25 Por ejemplo, se sabe que, a mayor número de nacimientos, hay mayor número de cigüeñas. Esto se debe a que, a mayores nacimientos, las ciudades están más desarrolladas, hay edificios más altos y las cigüeñas optan por poner sus nidos ahí. Aquí existe una correlación directa entre ambas variables, pero en ningún caso existe causalidad entre ellas.

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¿Qué es la Psicología Social? ▪

CAPÍTULO 1

Características de la demanda: los participantes se comportan como creen que se espera de ellos, no como lo harían espontáneamente. Una solución sería ocultar a los participantes el motivo de estudio. Deseabilidad social: los participantes tratan de crear una buena imagen ante el investigador y evitan responder de forma que ponga en evidencia su lado menos

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favorable. Algunas medidas serían el uso del anonimato o el uso de medidas implícitas.

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CAPÍTULO 2

Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales

CAPÍTULO 2: INFLUENCIA DE LA EVOLUCIÓN Y LA CULTURA EN LOS PROCESOS PSICOSOCIALES 1. La influencia de la Evolución En su teoría de la evolución, Darwin tenía muy claro que el medio puede experimentar cambios imprevisibles que exigen procesos y capacidades nuevas para hacerles frente, y que pueden provocar la extinción de especies o el origen de otras nuevas, pero no por generación espontánea, como suponía Lamarck, sino a partir de formas anteriores. En el caso del ser humano gran parte de esos cambios son desde hace miles de años provocados por nosotros mismos, cada vez a un ritmo más frenético. Un ejemplo es el cerebro humano: hay partes de nuestro cerebro más desarrolladas que en otras especies (así como otras zonas que no lo están tanto), especialmente el neocórtex, la zona del cerebro encargada de las funciones cognitivas complejas. Se han propuesto dos hipótesis para explicar este desarrollo cerebral: ▪

Hipótesis de la inteligencia ecológica: según esta teoría el aumento del cerebro tuvo lugar por la necesidad de resolver problemas del medio (buscar alimentos de calidad, anticiparse a las conductas de las especies que querían cazar o defenderse, explorar territorios, etc.) y una vez que la inteligencia había evolucionado para satisfacer esas necesidades, las capacidades así originadas se aplicarían posteriormente a problemas sociales.



Hipótesis de la inteligencia social: esta teoría sostiene que la principal función de la inteligencia de nuestros ancestros era la solución de problemas sociales para mantener unido al grupo. La razón es que dentro del grupo los individuos podían adquirir las técnicas necesarias para su subsistencia por observación e imitación26. Para dilucidar cuál de las dos hipótesis era cierta, el antropólogo Robin Dumbar llegó

a la conclusión de que existía una correlación entre el tamaño del neocórtex con el tamaño del grupo en que viven los individuos y la complejidad de las relaciones sociales27, así como

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que el tamaño del neocórtex también se correlaciona con una madurez más tardía para dar tiempo a aprender y dominar las complejidades de las relaciones sociales y afrontar las

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El psicólogo-etólogo Nicholas Humphrey fue quien más sistemáticamente desarrolló esta hipótesis. Su hipótesis del cerebro social propone que el volumen de neocórtex marca el límite de la capacidad de procesamiento de información, lo que a su vez limita el número de relaciones sociales que un individuo puede manejar simultáneamente. 27

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Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales

CAPÍTULO 2

demandas del medio28. En definitiva, la correlación entre tamaño de neocórtex y complejidad de relaciones sociales apoya la hipótesis de la inteligencia social. Cada vez son más los que defienden que la selección natural actúa en varios niveles a la vez, lo que se conoce como selección multinivel, de forma que no solo se verían beneficiados los rasgos y conductas que favorecen la reproducción de los individuos. Para que esa reproducción sea posible, los individuos deben sobrevivir el tiempo suficiente y eso implica la coordinación con otros. Por tanto, la selección natural favorecería los rasgos y conductas que permiten la adaptación del individuo a la vida en grupo, por consiguiente, aquellos que no se adapten serán excluidos del grupo y no podrán sobrevivir, y por tanto, no se podrán reproducir. Además, los grupos mejor coordinados aventajarán en la lucha por los recursos a aquellos cuyos miembros solo persigan su propio beneficio individual, de forma que los primeros tendrán más probabilidad de sobrevivir. En definitiva, es tan importante la competición como la colaboración el éxito del grupo. Hay innumerables ejemplos de cómo la competición y la cooperación se combinan y se manifiestan según la situación: ▪

Somos capaces de realizar acciones costosas a favor de los demás, pero también reaccionamos con agresividad cuando alguien nos amenaza.



Necesitamos sentirnos aceptados por los demás y de formar relaciones con ellos, pero también rechazamos a otros hasta el punto de coordinarnos con otros miembros del grupo para excluirlos.



Tendemos a favorecer a los miembros de nuestro grupo y a veces a discriminar a los de otros grupos.



Intentamos persuadir a los demás para que hagan lo que nosotros queremos, así como nos dejamos influir por otros. Para poder adaptarse a la vida en grupo, los seres humanos necesitaban desarrollar

una motivación que les impulsara a formar parte de un grupo y permanecer en él, incluso cuando sus intereses individuales se vieran momentáneamente perjudicados. Fiske (2002, 2010), propone los cinco motivos sociales universales como los motivos que impulsan a las

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producto de la evolución de nuestra especie.

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personas a vivir con otros y a funcionar de forma adecuada en las relaciones y que serían

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En los humanos existen periodos de inmadurez más largos para aprender y dominar la complejidad de las relaciones sociales y afrontar las necesidades del medio, todo ello a través de la experiencia de los otros, pues es mucho menos arriesgado y costoso que aprender por experiencia propia.

CAPÍTULO 2

Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales

Pero la adaptación al medio social implicaba, además de la motivación para mantenerse en grupo, desarrollar una serie de capacidades y mecanismos cognitivos que permitieran a los seres humanos coordinarse entre ellos para sobrevivir. La evolución de este conjunto de procesos cognitivos, motivacionales y tendencias de conducta ha ido favoreciendo en nuestra especie una vida social cada vez más compleja que implica intercambios a mayor escala con otros grupos, lo que redunda en una mejor adaptación a las demandas del medio. Una de las consecuencias de esta evolución ha sido el desarrollo de nuestra capacidad para la cultura. Roy Baumeister defiende el uso del concepto animal cultural frente al de animal social argumentando que hay muchas otras especies sociales pero la cultura, aunque no es exclusiva de nuestra especie, sí ha alcanzado un nivel de complejidad mucho mayor que en otras hasta el punto de depender de ella para sobrevivir. Baumeister defiende su propuesta argumentando que el cerebro humano supone un órgano tremendamente costoso para el organismo, pues consume hasta el 20% de las calorías que se ingieren. No obstante, si el cerebro humano se ha desarrollado tanto para permitir capacidades cognitivas sofisticadas y cultura ha sido porque resultan biológicamente rentables y favorecen la supervivencia y reproducción de los individuos. Por lo tanto, se deducen dos ventajas principales: ▪

Gracias al almacenamiento del conocimiento adquirido por individuos y grupos en la mente colectiva se produce un progreso acumulativo de generación en generación.



Gracias al conocimiento acumulado se facilita la división de trabajo, diferenciación de roles y la especialización, con la consiguiente mejora del rendimiento y de la calidad.

2. La influencia de la Cultura Se han formulado cientos de definiciones de cultura, aunque pueden identificarse algunos elementos comunes a la mayoría de ellas (Triandis, 2007):

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La cultura surge de la interacción adaptativa entre los seres humanos y los ambientes físicos y sociales en los que viven.



La cultura consiste en elementos compartidos.



La cultura es transmitida de unos a otros (padres a hijos), entre iguales (amigos) o por parte de instituciones (colegios).

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Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales

CAPÍTULO 2

A partir de estos aspectos, se podría definir la cultura en términos generales como el patrón de prácticas y significados compartidos y transmitidos que interactúan entre sí, influyendo en las respuestas de un grupo humano a su ambiente durante generaciones. Existen una serie de procesos psicológicos básicos que comparten todos los seres humanos, aunque las demandas del contexto físico y social hacen que existen diferencias culturales que permiten a las personas adaptarse y funcionar de forma eficaz en ambientes concretos. Por tanto, cada ambiente introduce problemas diferentes que el ser humano debe solucionar en grupo con el fin de poder sobrevivir y permanecer en él, y estas soluciones forman la base de las distintas culturas 29. Estas diferencias pueden ser observadas en dos aspectos: ▪

Elementos objetivos o explícitos de la cultura: como la ropa, los utensilios, las costumbres o los rituales.



Elementos subjetivos o implícitos de la cultura: como la forma en que nos expresamos, la percepción que se tiene de los demás o la interacción con ellos. Sin embargo, no somos la única especie30 con capacidad para la cultura, aunque bien

es cierto que las culturas del ser humano son diferentes a las de los demás animales, pues las habilidades cognitivas en nuestra especie han evolucionado en una dirección distinta31. La variabilidad de las distintas culturas en los seres humanos se puede estudiar mediante la comparación entre dimensiones32. Geert Hofstede (1980) fue pionero en la identificación de dimensiones culturales en la que distinguió cinco de ellas (vídeo de apoyo): ▪

Individualismo-colectivismo: hace referencia al significado que el grupo tiene para el individuo, para su forma de verse a sí mismo, de comportarse y de entender el mundo.



Distancia jerárquica: refleja el grado en que las personas con menos poder dentro de la sociedad esperan y aceptan que el poder se distribuya de forma desigual.

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El estudio clásico de Hofstede (1980,2011) relaciona la riqueza de un país con un estilo de cultura individualista, como la alta latitud geográfica y el clima. Esta es una de las demostraciones de cómo influye el contexto ecológico a la construcción de la cultura. 30 En varias especies, sobre todo primates y chimpancés se ha documentado la existencia de formas culturales rudimentarias. 31 Los seres humanos cuando inventan algo suelen mejorar y perfeccionar la herramienta creada, esto es lo que se conoce como efecto de trinquete. 32 Las dimensiones son agrupaciones de diversos elementos subjetivos compartidos por los miembros de cada contexto cultural, de forma que las culturas se pueden comparar en función del valor que obtengan en cada dimensión, es decir, de la posición en que se sitúen en el continuo entre dos de sus polos.

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CAPÍTULO 2 ▪

Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales

Masculinidad-feminidad: las sociedades masculinas son aquellas en las que los roles de género están claramente diferenciados, mientras que en las sociedades femeninas los roles de género son muy similares.



Evitación de la incertidumbre: grado en que la gente se siente amenazada por situaciones ambiguas o por el miedo a lo desconocido e intentan evitarlo mediante códigos, creencias escritas, normas y reglas formales que regulen la conducta en cada momento.



Orientación temporal: forma de plantearse la vida en relación con el tiempo. Las personas de culturas con orientación a corto plazo estarán centradas en el consumo inmediato, ya que viven en el presente; en cambio, las personas pertenecientes a culturas con orientación a largo plazo miran más hacia el futuro, valoran más el ahorro y la perseverancia. Desde esta perspectiva, la cultura define la identidad de un grupo del mismo modo que

la personalidad delimita la identidad del individuo (Hofstede, 2001). De todas las dimensiones propuestas, la que más repercusión ha tenido entre la psicología social es la de individualismo-colectivismo y es la que más se ha relacionado con otros procesos psicológicos. Hofstede argumenta que el individualismo representa a culturas en las que los vínculos entre individuos son laxos y se espera que cada cual cuide de sí mismo y de su familia. De forma opuesta, el colectivismo representa a culturas en las que las personas desde que nacen se integran en endogrupos fuertes y cohesivos, que a lo largo de su vida le dan protección a cambio de una lealtad incondicional. En un estudio realizado en las delegaciones de la multinacional IBM en 72 países, Hofstede llegó a la conclusión de que las culturas industrializadas de occidente valoran el individualismo, mientras que las culturas asiáticas y los países latinoamericanos otorgan mayor valor al colectivismo. Así mismo, mientras que los individualistas suelen percibirse a sí mismos en términos de rasgos personales («soy una persona inteligente»), los colectivistas se perciben en términos del grupo al que pertenecen o del rol que ocupan en ese grupo («soy hijo de x»).

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Estas diferencias en la forma de entender la relación entre individuo y grupo se reflejan en los sesgos que las personas cometen a la hora de explicar su conducta. En las personas individualistas es más frecuente atribuir los éxitos a causas internas y los malos resultados a

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Influencia de la evolución y la cultura en los procesos psicosociales

CAPÍTULO 2

causas externas33; sin embargo, los colectivistas atribuyen sus resultados a causas externas y los fracasos a causas internas34. Otra de las consecuencias se basa en los juicios que las personas hacen sobre los demás. En las culturas individualistas, las personas juzgan a los demás por sus atributos personales (atractivo físico, logros personales); mientras que en las culturas colectivistas basan sus prejuicios en la pertenencia y relación a otros grupos (dónde estudian, dónde trabajan, de qué familia son).

3. La influencia de la evolución y la cultura en la interpretación del contexto Para analizar cómo el contexto modela los procesos psicológicos y la conducta de las personas a través de la interpretación que hacemos de él se utilizará el modelo propuesto por David Matsumoto donde se refleja la influencia que tienen las variables propias de la naturaleza humana y las variables relativas a la cultura en el significado que damos al contexto situacional. Este modelo postula que los procesos mentales y las conductas sociales ocurren en un contexto concreto35, pero no es el contexto en sí el que influye sino la interpretación que hacemos de él, que dependerá a su vez de factores culturales36 y de mecanismos psicológicos resultados de nuestra evolución como especie. Además, Matsumoto (2007) explica que es probable que algunos contextos evoquen respuestas similares en todos los individuos37, y que en otros contextos es probable que se evoquen acciones que reflejen diferencias culturales38, lo que significa que la conducta estará determinada por mecanismos psicológicos universales en los primeros o por procesos culturales en los segundos. Porque somos animales sociales que necesitamos a los demás para sobrevivir, tenemos que interactuar con muchas personas diferentes, y porque somos animales culturales la cultura atribuye significado a la interacción y la regula para conseguir esta coordinación. Pero además de animales sociales y culturales, somos también seres

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Es lo que se conoce como sesgo de egocentrismo. Es lo que se conoce como sesgo de modestia. 35 Por ejemplo, no reaccionaremos igual cuando alguien se nos acerca demasiado en un contexto de aglomeración que si lo hace en una plaza solitaria, o si el que lo hace es alguien con aspecto desaliñado o vestido con traje y corbata. 36 Por ejemplo, un árabe no percibe de la misma forma la proximidad física que un inglés. 37 Por ejemplo, los medallistas olímpicos tas recibir un premio e interactuar con el público muestran la expresión universal de alegría. 38 Por ejemplo, ciertas expresiones verbales de tristeza en los funerales son diferentes en función de la cultura. 34

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CAPÍTULO 2

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individuales con tendencias egoístas que coexisten con tendencias sociales. Esto implica que debe haber un equilibrio entre la esfera social y pública con la esfera individual y privada. Existen dos mecanismos para regular la interacción entre personas y grupos y conseguir ese equilibrio39: ▪

Territorialidad: se define como un patrón de conductas y actitudes sostenido por una persona o grupo, basado en la idea de control percibido, intencionado o real, de un espacio físico definible, un objeto o una idea, y que puede conllevar su ocupación habitual, su defensa, su personalización y su señalización. Aunque la territorialidad es un fenómeno muy extendido entre las especies animales, en los seres humanos adquiere una naturaleza simbólica que excede sus propiedades físicas40.



Mantenimiento del espacio personal: es la zona que rodea a la persona y que se mueve con ella, por lo que su invasión provoca malestar. No tiene límites visibles ni fijos como el territorio físico, sino que cambia en función de la persona, la situación y la cultura41. Además de asegurar el equilibrio entre lo social y lo privado, la cultura contribuye a dar

significado a las interacciones lo que permite la diferencia entre endogrupos y exogrupos, es decir, al grupo al que pertenecemos y a los que no. A lo largo de la evolución, el endogrupo ha beneficiado a sus miembros, ya que mediante la coordinación y cooperación se podían lograr metas que favorecían la supervivencia. En cambio, los exogrupos podían en ocasiones suponer una amenaza para el propio grupo en la obtención de recursos y en la consecución de metas y, por ende, poner en peligro su supervivencia. De ahí que la interacción de los individuos con el endogrupo sea diferente a la que mantienen con el exogrupo. Las culturas individualistas favorecen la pertenencia del individuo a más endogrupos, y un menor apego a cada uno, lo que se traduce en una menor conformidad, menos confianza

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en la identificación del grupo y menos diferenciación entre la relación con endogrupos y con

39

Estos dos mecanismos son comunes a toda la naturaleza humana, pero es la cultura la que regula su expresión. Por ejemplo, la forma de señalizar los límites del territorio, el hecho de que no solo se consideren territorios los espacios físicos sino también los intelectuales a la distinta interpretación de comportamientos territoriales parecidos. 41 Hall (1966) estableció una diferencia entre culturas de alto y bajo contacto físico, pues aunque todos los seres humanos necesitamos nuestro espacio personal, las diferentes culturas modulan la manifestación de esa necesidad. 40

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CAPÍTULO 2

exogrupos. En cambio, las culturas colectivistas favorecen la pertenencia, penalizándose la falta de conformidad y fomentándose la armonía y la cohesión. Por otro lado, los grupos sociales requieren algún grado de jerarquía basada en el liderazgo para funcionar eficazmente. Un grupo sin líderes es disfuncional como lo es un grupo solo con líderes. Los roles sociales dentro de las jerarquías tienen que estar claramente definidos para que los grupos funcionen con eficacia. Por eso, los grupos y los individuos invierten mucho tiempo y energía en clarificar estos roles, definiendo los comportamientos que se espera que realicen las personas que ocupan posiciones específicas dentro del grupo.

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(vídeo de apoyo)

Cognición social

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 3: COGNICIÓN SOCIAL 1. Introducción La cognición social es el estudio de la forma en la que codificamos, almacenamos y recuperamos información de situaciones sociales. Esto permite moldear la forma en que pensamos sobre los demás, por lo que es una gran herramienta para comprender las relaciones sociales. A la hora de abordar su estudio, la cognición social aplica métodos y teorías de la psicología cognitiva. Esto es lógico, puesto que la cognición social se centra en analizar procesos cognitivos como la atención, la percepción, la memoria, etc. pero aplicado a personas en lugar de a objetos. Sin embargo, las personas y las cosas son diferentes en muchos aspectos, como por ejemplo (Fiske y Taylor, 2013): ▪

Las personas influyen en su entorno de forma intencionada e intentan controlarlo de acuerdo con sus propósitos; los objetos, no.



Al mismo tiempo que las personas son perceptoras también son percibidas por otras personas, mientras que los objetos no.



Las personas se parecen más entre sí que a cualquier objeto.



Las personas pueden cambiar cuando son objeto de cognición, es decir, pueden modificar su conducta para crear una impresión determinada.



Para estudiar la cognición social es necesario simplificar mucho más la realidad que en la investigación sobre cognición no social debido a la gran complejidad que caracteriza al ser humano. Debido a esto, podríamos pensar que el objeto de la cognición social es diferente de

la cognición no social. No obstante, algunos psicólogos señalan incluso que toda la cognición tiene un origen social, pues el conocimiento de la realidad y la forma en que procesamos surge y se desarrolla a través de la interacción social. De hecho, se ha encontrado evidencia que sugiere la posibilidad de que la cognición social sea la actividad por defecto de nuestro cerebro

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cuando está en reposo42.

42

Se ha encontrado que la actividad cerebral que se produce ante estímulos sociales apenas difiere de cuando se pide al participante que mire a un punto fijo. En cambio, cuando la tarea consiste en realizar juicios sobre objetos o tareas no sociales (como realizar cálculos aritméticos), se produce una desactivación con respecto a esa línea de base. Estos resultados suponen que la gente espontáneamente dedica a su actividad mental pensamientos que tienen que ver con otras personas; por eso, cuando se pide a una persona que piense en estímulos sociales, las áreas implicadas en el procesamiento de ese tipo de estímulos no necesitan activarse mucho más de lo que ya estaban.

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Cognición social

CAPÍTULO 3

En las últimas décadas, la Psicología Social ha ideado tres modelos que intentan explicar cómo los seres humanos manejamos la información social: ▪

Modelo del científico ingenuo: según este modelo las personas buscamos las causas de las conductas con un enfoque cuasi-científico reuniendo la máxima cantidad de información relevante y sacando conclusiones lo más lógicas posibles. Todo lo que se aparte de la norma se considera un error atribuido a la interferencia de la motivación o la emoción.



Modelo del indigente cognitivo: según este modelo las personas no estamos tan preocupadas por la búsqueda científica de la verdad, sino que, como nuestra mente tiene una capacidad limitada para procesar información, buscamos atajos para simplificar las cosas y encontrar soluciones rápidas para salir del paso43.



Modelo del estratega motivado: según este modelo las personas necesitamos dar sentido al mundo social que nos rodea y manejar una ingente cantidad de información, para lo cual recurrimos a diferentes estrategias cuya elección depende muchas veces de factores no cognitivos, como las metas que persigamos o nuestro estado afectivo. Es decir, que nuestro sistema cognitivo es flexible, y según cambien nuestros objetivos o nuestro estado de ánimo, adoptaremos estilos de pensamiento diferentes44. Este tipo de modelo se relaciona con la cognición caliente, donde influyen las emociones en la interpretación de la realidad, siendo ésta distorsionada.

2. Estrategias para manejar la información social y elaborar juicios La cognición social ha llamado la atención sobre el hecho de que nuestros recursos cognitivos son limitados, lo que obliga a las personas a hacer uso de estrategias que les permitan manejar toda esa información de la forma más eficiente posible; es decir, se trata de sacar el máximo partido a la información optimizando los recursos cognitivos que tenemos. Aunque esta forma de funcionar a veces da lugar a errores, en general es bastante práctica y

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el balance final suele ser positivo.

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Estos atajos cognitivos se conocen como heurísticos. Cuando estamos contentos lo que queremos generalmente es ser mentalmente eficaces y formarnos impresiones o inferencias que nos sirvan, pero que supongan poco esfuerzo cognitivo. Otras veces, necesitamos elaborar juicios más precisos y tomar decisiones evitando posibles errores que nos puedan costar caros. 44

CAPÍTULO 3

Cognición social

Los seres humanos, sin ser conscientes de ello, usamos diferentes estrategias para lograr esa eficiencia, como son el uso de la atención selectiva, las categorías, esquemas y ejemplares y el proceso de inferencia y el empleo de heurísticos.

2.1.

Atención selectiva

La atención selectiva es la estrategia que permite fijarnos solo en los estímulos que nos resulten inusuales o distintivos de forma que se reduce la cantidad de información que hay que procesar. El estímulo puede destacar por el contexto en el que se encuentra, porque resulta incongruente con nuestros conocimientos previos o nuestras expectativas, o por nuestro estado emocional o motivacional en ese momento45.

2.2.

Categorías, esquemas y ejemplares

Cuando nos acercamos a la realidad social ya contamos con información previa que nos ayuda a interpretar lo que vemos y a saber lo que podemos esperar de las personas y de las situaciones que nos encontramos. Ese conocimiento previo está almacenado y organizado en representaciones mentales que nos sirven para interpretarlos. Algunas de esas estructuras son: ▪

Categorías: conjunto de estímulos que consideramos que tienen algo en común. El proceso de categorización es automático: se produce nada más percibir el estímulo y facilita el procesamiento de la información al agruparla en función de su semejanza. Cuando un estímulo pertenece a una categoría, ésta se activa y se hace más accesible el conocimiento asociado a dicha categoría. En dicho proceso se produce el llamado principio de acentuación (Tajfel, 1957), que consiste en resaltar las semejanzas percibidas entre los miembros de una misma categoría (aumento de semejanzas intracategoriales) y las diferencias entre categorías distintas (aumento de las diferencias intercategoriales)46. En algunos casos este fenómeno se puede combinar con el efecto de homogeneidad relativa del grupo47.



conocimiento sobre un concepto, persona, situación, rol o grupo. Los esquemas son

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Esquemas: herramientas cognitivas que poseemos las personas para organizar el

activados por estímulos de la vida cotidiana, y una vez activado éste rellena la

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Prestamos más atención a los estímulos que tienen relación con la meta que perseguimos. Por ejemplo, un ejecutivo se percibe más parecido a otro ejecutivo que a una ama de casa. 47 En este efecto tendemos a percibir a los miembros del exogrupo como más semejantes entre sí de lo que percibimos a los miembros del endogrupo. Aun así, seguimos percibiendo que tenemos más cosas en común entre nosotros que con ellos, por lo que no anula el principio de acentuación. 46

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Cognición social

CAPÍTULO 3

información que falta o crea expectativas sobre lo que seguramente va a acontecer. Tener esquemas implica siempre tener expectativas sobre cómo actúan las personas y cómo van a suceder distintos acontecimientos48. Estos esquemas se pueden adquirir a través de los demás (durante la socialización o cuando nos cuentan cómo funcionan las cosas) o por la propia experiencia49. En definitiva, los esquemas nos ahorran mucho esfuerzo de procesamiento. Algunos de los esquemas son especiales desde el punto de vista de la psicología social: o

Esquemas de personas: agrupan información organizada sobre los distintos rasgos, objetivos, motivaciones y conductas asociadas a diferentes tipos de individuos concretos, de tipos de personas (intelectual, golfo) o de grupos (alemanes, gitanos, personas mayores)50.

o

Esquemas de roles: contienen información sobre cómo son y cómo se comportan las personas con un determinado rol en el grupo o en la sociedad (líder, profesor, ama de casa)51.

o

Esquemas de situaciones: información sobre secuencias típicas de acciones en situaciones concretas (exámenes en la UNED, funcionamiento del paro).

o

Esquemas del yo o autoesquemas: ideas centrales y distintivas que tenemos de nosotros mismos. Cada persona posee múltiples autoesquemas, uno por cada faceta de su autoconcepto. Estos esquemas son mucho más complejos pues existe una gran cantidad de información del sujeto que no se tiene en otros esquemas (características personales, habilidades, actitudes, logros, pertenencias, etc.).

En muchos casos, los esquemas pueden ser compartidos, sobre todo si las otras personas pertenecen al mismo grupo o cultura que nosotros, lo que facilita la comunicación y la visión de la realidad, al igual que puede ser motivo de malentendidos

Por ejemplo, nuestro esquema de una clase magistral implica una serie de expectativas sobre cómo va a transcurrir la clase. Si se produjera algo nuevo, esta nueva información activaría nuestra atención y se añadiría como posible nuevo elemento en el esquema. 49 Los esquemas adquiridos a través de los demás suelen ser menos flexibles a la hora de ser modificados. 50 Los esquemas sobre personas pertenecientes a ciertos grupos (inmigrantes, ecologistas, feministas) aluden al concepto de estereotipo. 51 En las culturas colectivistas los esquemas de roles se activarán antes y se usarán con más frecuencia, pues la información de los roles de las personas es mucho más importante para definirlas que en las culturas individualistas.

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si éstos no son compartidos.

CAPÍTULO 3 ▪

Cognición social

Ejemplares: forma de almacenar el conocimiento mediante experiencias concretas, no en forma de generalizaciones abstractas como en los esquemas. En estos casos, se almacenan los ejemplares más representativos de una determinada categoría.

2.3.

El proceso de inferencia y el empleo de heurísticos

Además de comprender la realidad y poder predecirla, a diario tenemos que hacer juicios y tomar decisiones para lo cual la información que podemos conseguir del medio muchas veces es insuficiente, lo que nos obliga a hacer inferencias52. Si aplicamos el modelo del científico ingenuo visto anteriormente, las inferencias deben realizarse siguiendo una secuencia lógica a través de tres fases sucesivas: I.

Reunir toda la información relevante posible.

II.

Seleccionar de toda la información recogida aquella que se adecue a nuestro objetivo. Los datos han de ser representativos y no ser ejemplos extremos.

III.

Integrar y combinar los datos seleccionados para realizar un juicio. Aunque esto sería lo que deberíamos hacer, la realidad es distinta. Aunque hay

situaciones en las que este tipo de inferencias se dan (como en un investigación científica o policial) las demandas de la vida cotidiana nos obligan a funcionar mentalmente de otra manera, a veces incurriendo en sesgos. Teniendo en cuenta nuestras limitaciones cognitivas, el modelo del indigente cognitivo justifica que nuestras inferencias en la mayoría de las ocasiones sean más rápidas y laxas, pues la mayoría de las veces en nuestra vida diaria no tenemos ni tiempo ni motivación suficientes para llevar a cabo todas las operaciones que exige el modelo del científico ingenuo. En estos casos, lo que hacemos es sacrificar la exactitud a cambio de la eficiencia en función de nuestras metas en cada situación, tal y como propone el modelo del estratega motivado. Los heurísticos son atajos mentales que utilizamos para simplificar la solución de problemas, transformándolos en operaciones más sencillas. Algunos de los heurísticos más importantes desde la perspectiva de la psicología social son (video de apoyo): ▪

de la categoría Y, más probable será que pertenezca a dicha categoría»53. Las

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Heurístico de representatividad: «cuanto más similar sea X a los miembros típicos

52

Por ejemplo, si tenemos que elegir a un compañero para hacer un trabajo y no conocemos en profundidad a la clase haremos inferencias a partir de la información disponible: «hay uno que siempre viene a clase y tiene los temas leídos, por lo que puede ser un buen compañero de trabajo». 53 Por ejemplo, si nos dicen que María es cariñosa, tierna, amable y que le gustan los niños, si tuviéramos que adivinar su profesión pensaríamos en profesora, pues su descripción es representativa de los atributos estereotípicamente asociados a esa profesión.

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CAPÍTULO 3

inferencias realizadas empleando este heurístico suelen ser correctas, puesto que pertenecer a ciertos grupos se relaciona con el estilo de comportamiento y hasta con la apariencia física. No obstante, puede dar lugar a la falacia de la conjunción54. ▪

Heurísticos de accesibilidad o disponibilidad: «si se nos ocurren muchos casos de ese suceso o categoría, será porque es muy frecuente o muy probable»55. En muchas ocasiones este heurístico funciona, pues cuando es fácil encontrar casos de un determinado fenómeno es porque realmente hay muchos. Sin embargo, también puede llevar a cometer otros errores como el error de muestreo56, el fenómeno de la correlación ilusoria57 o el sesgo de positividad58.



Heurístico de anclaje y ajuste: cuando tenemos que hacer juicios en situaciones de incertidumbre tomamos como referencia un punto de partida (ancla) que después ajustamos para llegar a la conclusión59. Cuando podemos, nos usamos a nosotros mismos como ancla, pero si esto no sirve, nos basamos en la conducta o características de otras personas.



Heurístico de simulación: tendencia de las personas a estimar la probabilidad de que un suceso ocurra en el futuro o haya ocurrido en el pasado basándose en la facilidad con que pueden imaginarlo. Un tipo de construcción mental de este heurístico es el pensamiento contrafáctico60. Aunque se puede incurrir en caer en sesgos, éstos pueden ser adaptativos, pues a

veces nos impiden incurrir en errores más graves. La selección natural habría favorecido un

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La falacia de la conjunción consiste en estimar que la probabilidad de que dos o más características se den conjuntamente es mayor que la probabilidad de que ocurran cada una de forma separada. Por ejemplo, si nos dicen que Juan es de complexión atlética, ha sido representante de alumnos y le gusta el deporte, al preguntarnos si es sindicalista, director de una escuela, o ambas; la mayoría de la gente elegirá ambas, pues el mayor número de detalles hace que la descripción se ajuste mejor a nuestros esquemas, aunque estadísticamente sea menos probable. 55 Por ejemplo, para estimar si nacen más niños o niñas recurriremos a los casos de personas que conocemos para elaborar nuestra propia estadística. 56 El error de muestreo consiste en basar inferencias a partir de una muestra reducida, sesgada o de casos extremos. 57 El fenómeno de la correlación ilusoria es la sobreestimación del grado en que están relacionados dos sucesos. 58 El sesgo de positividad es la tendencia a prestar más atención a la información positiva que a la negativa. 59 Por ejemplo, si queremos estimar cuántos estudiantes se presentarán a los exámenes de una asignatura, nos basaremos en el número de alumnos que se presentaron el año pasado (ancla) y haremos el ajuste correspondiente teniendo en cuenta el número de matriculados de ambos cursos (ajuste). 60 El pensamiento contrafáctico consiste en buscar alternativas a hechos ya ocurridos («¿y si...?») donde cuanto más significativa sea la pérdida o el suceso, mayor intensidad cobra este mecanismo. Este pensamiento puede estar enfocado a imaginar situaciones mejores (pensamiento contrafáctico al alza) o imaginar alternativas peores que las presentes (pensamiento contrafáctico a la baja), así generará costes o beneficios.

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CAPÍTULO 3

Cognición social

sesgo hacia errores menos costosos en cada situación, esto es lo que se propone en la teoría del manejo del error61. Esta forma de analizar los sesgos aporta una explicación desde una perspectiva evolucionista donde es más importante la utilidad que la corrección lógica, pues el ser humano ha llegado hasta aquí por ser eficaz y no por ser perfecto. No obstante, aunque cometer sesgos es una característica común a los seres humanos, no todos caemos con la misma facilidad en los mismos errores. Las culturas colectivistas muestran un estilo más estoico de adaptación a los hechos negativos, pues probablemente se asocie a una menor utilización de sesgos optimistas en relación a las culturas individualistas que piensan con más probabilidad que a ellas les va a ocurrir todo lo bueno (optimismo ilusorio) y no les va a suceder nada malo (ilusión de invulnerabilidad).

3. Procesos cognitivos automáticos y controlados En nuestra vida cotidiana realizamos numerosas actividades y reaccionamos ante diversas situaciones de forma automática sin ser conscientes de ello, lo que es enormemente adaptativo para desenvolverse en contextos habituales. Pero para que esto ocurra es necesario que la información se haya procesado de forma repetida. Si lo aplicamos al terreno social, el procesamiento automático de la información que recibimos sobre distintas personas o grupos puede tener efectos tanto en las creencias62 como en el comportamiento63. Bargh (1994) consideró que los procesos automáticos y los controlados eran opuestos e incompatibles entre sí y que se diferenciaban en: ▪

Los procesos automáticos se producen sin que las personas sean conscientes de ello, al no ser conscientes tampoco son intencionados; no están sujetos a un control deliberado, por lo que es difícil o imposible evitar ciertos procesos una vez activados y son muy eficaces en términos de coste-beneficio, pues requieren pocos recursos cognitivos.



Los procesos controlados se producen con consciencia y requieren mayor esfuerzo

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cognitivo, por tanto, se trata de un procesamiento más lento.

61

Por ejemplo, si tenemos que estimar el tiempo que tardará en impactar sobre nosotros un objeto que nos puede matar podemos cometer dos errores: sobreestimarlo o subestimarlo. En este caso se ha confirmado el sesgo en percepciones auditivas y solo aparece cuando el sonido se acerca no cuando se aleja (Neuhoff, 2001). 62 Por ejemplo, se ha encontrado que algunos rasgos físicos pueden activar el estereotipo negativo que se tiene sobre un grupo, como el color de la piel de los afroamericanos que activan el estereotipo negativo. 63 En un estudio se activaba la categoría de personas mayores mediante la exposición de las palabras que activaban el esquema de vejez (arruga, testarudo, dependiente) a los participantes, y se comprobó que los participantes caminaban de forma más lenta.

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CAPÍTULO 3

No obstante, con el avance de la investigación se ha puesto de manifiesto que realmente existe un proceso gradual entre los procesos automáticos y los controlados, de forma que se pueden identificar distintos grados: ▪

Los procesos preconscientes se encuentran en el punto más extremo de automaticidad. Aunque tienen lugar fuera de la conciencia, afectan a la elaboración de juicios y a la conducta64. La influencia de la percepción subliminal es probable cuando los estímulos son personalmente relevantes, cuando no hay otros estímulos supraliminales que se opongan a ellos y cuando se presente inmediatamente antes del estímulo que hay que juzgar. Las personas pensamos y nos comportamos de forma preconsciente hacia otros continuamente juzgándolos en términos de rasgos o de estereotipos (donde aquí tiene especial importancia la categoría que se active y la construcción esquemática que hayamos hecho) así como el resto nos influye preconscientemente. Cabe destacar el efecto de la mera exposición donde un estímulo neutro expuesto constantemente aumenta la probabilidad de que con el tiempo termine por agradar al sujeto65.



Los procesos postconscientes son el siguiente grado de automaticidad. En este caso, se tiene conciencia de que se ha percibido y procesado la información, pero no se es consciente de su influencia en juicios y respuestas posteriores, como pueden ser las emociones.



El procesamiento dependiente de metas es un tipo de procesamiento más controlado que los procesos postconscientes, pero una vez que se activa se pierde el control. En este tipo de procesamientos se incluyen las inferencias, la dificultad para suprimir los pensamientos no deseados66 y las rumiaciones.



Los procesos controlados son aquellos que se caracterizan por ser plenamente conscientes e intencionados, son controlados de principio a fin y requieren más tiempo

64

El uso del priming sería un ejemplo de proceso preconsciente, pues modifica el juicio o la conducta del sujeto sin que éste sea consciente y de que ha recibido información (para que el estímulo no sea detectado de forma consciente no debe durar más de 100 milisegundos). 65 Por ejemplo, cuando suena una canción en la radio y nos termina gustando después de escucharla constantemente. 66 Por ejemplo, cuando nos censuran algo irremediablemente pensamos más en ello.

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y esfuerzo cognitivo. Son los procesos que ponemos en marcha cuando tenemos que

CAPÍTULO 3

Cognición social

tomar alguna decisión importante o tenemos que buscar la solución a algún problema complejo. Para que sean efectivos hace falta pasar por dos fases consecutivas67: o

Una fase deliberativa, en donde la persona analiza las opciones que tiene.

o

Y una fase de implementación donde analiza cómo ponerla en práctica.

4. La relación entre el estado de ánimo y la cognición La manera en que nos sentimos moldea e influye nuestra forma de pensar. El estado de ánimo influye en los juicios sociales que se hagan sobre uno mismo y sobre los demás, de forma que se van a elaborar juicios más positivos cuando se tiene un estado de ánimo positivo y juicios negativos cuando ese estado de ánimo es negativo. Esto se produce porque nuestro estado de ánimo influye tanto en la forma en la que percibimos e interpretamos los distintos estímulos como en la forma en la que recordamos hechos pasados, y por supuesto, en los sesgos que cometemos en cada uno de esos procesos. Según el modelo de infusión del afecto (Forgas, 1995) el estado emocional influye en los procesos cognitivos a través de dos mecanismos: ▪

Afecta a la atención y a la codificación de la información procedente del medio. Se atiende y se codifica mejor la información que es congruente con el estado de ánimo actual.



Sirviendo de pista informativa para inferir nuestro juicio sobre un determinado estímulo (si estamos de buen humor inferiremos que el estímulo nos agrada, y si estamos de mal humor inferiremos lo contrario, aunque nuestro estado de ánimo en ese momento no tenga nada que ver con ese estímulo). No obstante, al igual que la emoción afecta a la cognición, el efecto se produce también

a la inversa. Las estructuras cognitivas también tienen un impacto en las emociones. Los esquemas basados en experiencias anteriores pueden incluir una etiqueta emocional (Fiske, 1982). Cuando se activa un esquema no solo se aplica el conocimiento almacenado en él, sino también ese componente afectivo que puede influir en que nos sentimos hacia el estímulo

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que ha activado el esquema68. Cuando se producen emociones negativas a través de cogniciones se puede llevar a cabo una técnica para paliar ese sentimiento denominado pensamiento retrospectivo. Esta

67

Si no nos planificamos ambos procesos podemos llegar a proponernos propósitos que nunca llegamos a cumplir. 68 Por ejemplo, hay grupos que nos pueden hacer sentir desprecio porque su estereotipo esté ligado a la delincuencia, y otros que nos despierten admiración porque su estereotipo esté relacionado con el éxito.

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Cognición social

CAPÍTULO 3

estrategia consiste en reducir las probabilidades de éxito convenciéndose de que, dadas las circunstancias, era imposible que aquello saliera bien. Este tipo de pensamientos puede hacer que los resultados negativos parezcan inevitables y menos estresantes.

5. La relación entre la motivación y la cognición Según autores como Kruglanski (1989), es difícil concebir una actividad cognitiva que esté libre de base motivacional, de ahí que desde el enfoque de la cognición caliente se considere al ser humano como un estratega motivado. Puesto que nuestros recursos atencionales son limitados, debemos elegir a qué atendemos, y esa elección es característicamente motivacional, además de que la motivación no solo afecta a los procesos de atención, sino que está presente en todas las fases del procesamiento cognitivo. Un concepto fundamental para entender la influencia de la motivación en los procesos cognitivos es el de metas. Las metas influyen en qué creencias y reglas aplicamos al hacer juicios, como resultado, personas con diferentes metas pueden llegar a hacer juicios muy distintos, y una misma persona puede sacar conclusiones diferentes de la misma información según cambian sus metas. Kruglanski (1980) propone una clasificación de metas según su efecto en la cognición: ▪

Metas de precisión: son aquellas que nos motivan para llegar a la conclusión más acertada, sea la que sea, e invertimos mayor esfuerzo al hacer juicios. Nuestro razonamiento se vuelve más complejo y elaborado y nos preocupamos más por buscar las mejores estrategias69.



Metas de dirección: son aquellas que nos permiten llegar a la conclusión que queremos y que sesgan la selección de creencias y reglas a las que accedemos cuando razonamos favoreciendo aquellas que apoyan lo que creemos. No obstante, por mucho que nos convenga una determinada conclusión, solo la obtendremos si podemos justificarla, y para eso no debe chocar con nuestra percepción de la realidad. Moviéndonos en un plano más general, la cognición social está profundamente influida

por los motivos sociales básicos, en especial, la compresión compartida (motivación para

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apropiada), el control (necesidad de sentirnos competentes y de que exista una relación entre

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dar sentido a la información que nos llega de otros y poder interactuar con ellos de forma

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Es el que usamos, por ejemplo, cuando tenemos que tomar decisiones importantes.

CAPÍTULO 3

Cognición social

nuestro pensamientos y nuestra conducta para conseguir las metas propuestas) y la

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confianza (nos lleva a esperar cosas buenas de la mayoría de la gente70).

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Por lo general, los seres humanos percibimos al resto como buenos y dignos de confianza (sesgo de positividad), no obstante, si nos hacemos una impresión negativa de alguien, esa primera impresión será muy difícil de cambiar (sesgo de negatividad).

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Percepción social y atribución

CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 4: PERCEPCIÓN SOCIAL Y ATRIBUCIÓN 1. Introducción A lo largo del desarrollo evolutivo de nuestra especie ha sido imprescindible aprender a conocer las emociones de los demás y a interpretar nuestra conducta para poder relacionarnos. Este proceso es complicado pues, en primer lugar, hay que seleccionar la información que se considera relevante e interpretarla, para a continuación realizar un determinado juicio social sobre la persona observada y hacerlo en cuestión de segundos. No obstante, nos ayuda el hecho de que los seres humanos tenemos muchas cosas en común y nos comportamos de forma similar en situaciones semejantes. Este proceso de inferencia social es activo e influyen de manera determinante las estructuras mentales del perceptor, sus experiencias, emociones, motivaciones y valores. A continuación, se estudiará cómo percibimos el medio para realizar atribuciones sociales71.

2. Percepción social La percepción social es el proceso por el cual las personas interpretan la realidad social, es decir, se refiere a cómo percibimos a los demás y de qué manera interpretamos su comportamiento. Los dos elementos esenciales de la percepción son su selectividad y su carácter activo: ▪

Selectividad: las personas no procesamos toda la información que llega a nuestros sentidos, sino que mediante la atención nos centramos en algunos aspectos y pasamos por alto otros. Esto se debe en primer lugar a la imposibilidad de procesar tal cantidad de información, y en segundo lugar a que no toda la información tiene el mismo grado de importancia para las personas72.



Carácter activo: las personas clasificamos la información de forma activa en categorías para desarrollar estructuras cognitivas (esquemas y ejemplares), de forma que cuando llega nueva información relacionada con una categoría, ya tenemos una idea aproximada acerca de esa información, lo que facilita su manejo.

ninguna interacción medianamente positiva sería posible sin el conocimiento básico de lo que

71

La cognición social es requisito indispensable para poder percibir y realizar una atribución social. Dependiendo del interés del sujeto, de sus actitudes o del contexto en el que tiene lugar la percepción, pueden adquirir relevancia aspectos muy distintos de la persona percibida. 72

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dinámico de la interacción social, hasta tal punto que ambas son inseparables. De hecho,

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La percepción no tiene lugar en un vacío social, sino que ocurre en el contexto

Percepción social y atribución

CAPÍTULO 4

sienten y pretenden los otros participantes en la interacción. Para crearnos impresiones, el proceso de percepción se relaciona con la información que llega del medio y con la que ya está almacenada en forma de esquemas y ejemplares, de forma que se generan dos vías de procesamiento (imagen 1): ▪

Procesamiento arriba-abajo: hace referencia al conocimiento que ya tenemos almacenado en forma de esquemas y ejemplares.



Procesamiento

abajo-arriba:

la

información procede del medio y se refiere a las características de los estímulos que percibimos. Cuando percibimos un estímulo, las dos clases de procesamiento se combinan, excepto en estímulos nuevos donde tendría lugar un procesamiento abajo-arriba que

Imagen 1. Procesamiento de la información

daría lugar a la formación de un nuevo esquema o al almacenamiento de un ejemplar de una nueva categoría. Normalmente solo somos conscientes del procesamiento abajo-arriba, pues creemos que nuestra percepción se ajusta a lo que estamos percibiendo y no nos damos cuenta de cómo el conocimiento previo influye en lo que percibimos.

2.1. Conducta no verbal Cuando interactuamos con alguien que no conocemos lo primero que percibimos es su conducta no verbal. La conducta no verbal es el intercambio dinámico, y casi siempre cara a cara, de información mediante claves que no son palabras73. Esta información es crucial porque nos sirve para inferir qué emociones siente o qué intenciones tiene hacia nosotros la persona en cuestión74.

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37

La expresión no verbal de emociones es una información básica en la percepción de otras personas y se caracteriza por presentarse antes del desarrollo del lenguaje verbal del individuo y por ser relativamente automática. En general, la gente se fía más de la conducta

73

Algunas de las disciplinas que se engloban en la comunicación no verbal son la kinésica (estudio del lenguaje corporal), la proxémica (estudio de la distancia entre sujetos), la tactésica (estudio del contacto físico) o la paralingüística (estudio de los elementos que acompañan a la comunicación verbal). 74 No reaccionaremos igual ante una persona si ésta nos sonríe al vernos, que si su expresión es de desprecio.

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no verbal porque la considera más espontánea e incontrolable de lo que puede ser el lenguaje verbal y permite valorar más fidedignamente los sentimientos y las intenciones del otro. No obstante, se ha demostrado que las personas regulan su conducta no verbal cuando les interesa disimular lo que sienten y aparentar lo que no sienten. En esta línea, somos mejores mintiendo que detectando el engaño en otros75 (Bond y DePaulo, 2006). Las expresiones no son únicamente la manifestación de un estado interno, pues también presentan una finalidad interactiva con los demás, señales sociales que reflejan nuestras intenciones y que han sido adquiridas por nuestra especie a lo largo de su historia evolutiva76 (Fridlund, 1991). Aunque parece haber cierto acuerdo en que determinadas emociones son universales, su expresión, inhibición o interpretación dependen mucho del contexto77 y de las normas culturales78.

2.2.

Formación de impresiones

Muchas veces, cuando interactuamos con alguien necesitamos tener una idea no solo de cuáles son sus intenciones, sino de cómo es esa persona. Desde la psicología social se proponen dos enfoques para explicar la formación de impresiones: ▪

Enfoque de la configuración gestáltica: Asch (1946) realizó una investigación en la que facilitaba a los participantes una lista de rasgos que caracterizaban a una persona (rasgos estímulos), les pedía que los leyeran y que trataran de imaginarse cómo era esa persona. Posteriormente, les facilitaba una segunda lista de rasgos diferentes (rasgos respuesta) y les pedía que indicasen en qué medida esos nuevos rasgos se podrían aplicar a la persona descrita.

Asch demostró que los sujetos se basaban en la primera lista de rasgos para formarse una impresión global, de forma que al pasar la segunda lista elegían aquellas

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Esto se debe en parte a que la gente tiene un esquema del mentiroso como una persona cuyo sentimiento de culpabilidad se refleja en su conducta no verbal, lo que dificulta el reconocimiento del engaño si el mentiroso es hábil y no se ajusta a ese esquema. 76 Es probable que un niño sonría ante la persona que le ha dado un caramelo, pero no cuando está solo mientras lo saborea. 77 Si solo nos fijamos en la expresión facial, y si no conociéramos al personaje, pensaríamos que una persona podría estar enojada; pero dentro del contexto de un partido de tenis, y sabiendo que esa persona se trata de Rafael Nadal, no tendremos ningún problema en interpretar su expresión, no como de enojo sino de satisfacción. 78 Por ejemplo, en las culturas colectivistas está mal visto manifestar verbalmente emociones negativas, probablemente para mantener la armonía dentro del grupo.

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75

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características que podían encajar en la impresión que se habían formado inicialmente de la persona. Además, afirma que algunos rasgos adquieren más importancia (rasgos centrales) y son responsables de la configuración de la impresión final, a diferencia de otros que no lo modifican (rasgos periféricos). El que un rasgo sea central o periférico no depende del significado en sí, sino del contexto y del resto de rasgos estímulo con los que aparece asociado. Puesto que la persona genera una impresión valorando de forma general todos los rasgos, y no por la suma independiente de ellos, es fácil resolver contradicciones entre rasgos modificando el significado de alguno de ellos79. Este cambio de significado hace que no solo interpretemos de forma distinta ese rasgo, sino que también lo valoremos más positiva o negativamente. ▪

Enfoque de combinación lineal: este enfoque propuesto por Anderson (1981) no admite la idea del cambio de significado que se proponía en el enfoque anterior. En su lugar, defiende que el valor de los rasgos que describen a una persona se suma o se promedia para formar una evaluación global80 81. Por tanto, todos los rasgos tienen un valor determinado que oscila entre más positivo a más negativo. Dentro de este enfoque existen tres variantes: o

Modelo suma: suma el valor de todos los rasgos para llegar al valor final. Según este modelo, cuantos más rasgos positivos se mencionen, mejor impresión va a generar 82.

o

Modelo promedio: realiza una media del valor de todos los rasgos. Según este modelo, lo que de verdad produce una impresión favorable es mencionar pocos rasgos, pero muy positivos83.

o

Modelo de la media ponderada: este modelo defiende que no todos los rasgos tienen la misma importancia en todos los contextos84. Esta forma de asignación de importancia es también la forma de resolver las posibles incongruencias

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39

79

Por ejemplo, al rasgo inteligente no se le va a asignar el mismo significado cuando vaya en una lista con rasgos como afectuoso o amigable (connotación de sensato), que cuando esté acompañado en otra lista con rasgos como frío o desagradable (connotación de calculador). 80 Es como si cuando conocemos a alguien calculáramos los pros y los contras y el resultado final fuera la impresión que nos genera. 81 Siguiendo con el ejemplo anterior, la combinación de rasgos inteligente y frío daría lugar a una impresión negativa porque, aunque inteligente es un rasgo positivo, frío es un rasgo muy negativo, y cuando se suman predomina la connotación negativa de frío a la ligeramente positiva de inteligente. 82 Se puede decir que es un modelo cuantitativo. 83 Se puede decir que es un modelo cualitativo. 84 Por ejemplo, el rasgo divertido tendrá más importancia en contextos informales, y el rasgo trabajador en contextos formales.

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entre rasgos: si los rasgos que describen a alguien son positivos y de pronto aparece uno nuevo que es negativo, tenderemos a desestimar la importancia de esta nueva información. La investigación realizada desde la formulación de estos dos planteamientos no ha conseguido inclinar la balanza a favor de uno de ellos. Sin embargo, Fiske y Neuberg (1990), defienden que los dos planteamientos pueden resultar operativos, si bien no simultáneamente. ▪

Las impresiones generales (enfoque de la configuración gestáltica) predominarán en aquellas situaciones en las que se exige rapidez para procesar información o cuando la persona carece de la motivación suficiente85.



Los elementos informativos se analizarán con detalle (enfoque de combinación lineal) cuando la persona tenga una motivación elevada en conocer a esa persona o cuando el sujeto a analizar no encaje en ninguna categoría de la que la persona tenga información86.

2.3.

Factores que influyen en la percepción social

La percepción social ocurre en un contexto dinámico en el que concurren tres elementos que interaccionan entre sí: perceptor, persona percibida y contenido de la percepción. ▪

Perceptor: algunos de los factores del perceptor que interfieren en la percepción social son: o

La motivación del perceptor influye de manera decisiva en la percepción (modelo del estratega motivado), pues si para el perceptor no es prioritario conocer a la persona con la que va a interactuar se basará en el uso de esquemas (enfoque de la configuración gestáltica), mientras que si el perceptor presenta un interés especial en formarse una impresión lo más fiel posible realizará un análisis de los rasgos de forma individual (enfoque de combinación lineal).

o

Las expectativas del perceptor también influyen en la percepción. Jones (1990)

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sea diferente en cada caso:

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establece dos tipos de expectativas que conllevan a que el resultado perceptivo

85

Por ejemplo, no necesitamos formarnos una impresión muy precisa de la azafata que factura nuestro equipaje; lo importante en ese contexto es saber lo que tenemos que hacer nosotros y qué podemos esperar que haga la otra persona. 86 Por ejemplo, cuando hay que seleccionar entre varios candidatos para un puesto de trabajo.

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➢ Expectativas relativas a la categoría a la que pertenece la persona percibida87. Están muy relacionadas con los estereotipos. ➢ Expectativas sobre la persona concreta percibida, donde se activa el esquema que se posee del otro como persona individual, única y singular. o

El valor que le da el perceptor al estímulo genera dos efectos: ➢ Acentuación: exageración perceptiva de las características del estímulo con respecto a otros estímulos88. ➢ Efecto halo: generalización de una característica positiva del estímulo al estímulo en conjunto89.

o

El significado emocional del estímulo hace referencia al grado en que la persona percibida puede satisfacer o amenazar nuestras necesidades o deseos90. ➢ Perspicacia perceptiva: si esperamos un beneficio de la persona percibida, estaremos más atentos a la información que nos proporcione acorde con dichas expectativas91. ➢ Defensa perceptiva: si esperamos una consecuencia negativa, o directamente no tenemos expectativas en la persona percibida, tenderemos a ignorar dicha información92.

o

Las personas con más experiencia en cierto tipo de rasgos realizan percepciones más precisas sobre la persona estímulo93.



Persona percibida: la persona percibida desempeña un papel activo en el proceso perceptivo. Con la expresión manejo de la impresión se hace referencia a los intentos de las personas para alterar a su favor el resultado perceptivo cuando son conscientes de que son observadas (Schlenker, 1980). Algunas de las estrategias que se utilizan en el manejo de la impresión son:

87

Por ejemplo, hombre o mujer, musulmán o budista, civil o militar, etc. Por ejemplo, para unos padres que asisten a la función de fin de curso en el colegio, sus hijos son los que mejor lo hacen y los que más destacan entre todos los niños. 89 Por ejemplo, cuando percibimos a una persona atractiva inferimos además que es interesante, inteligente, agradable, digno de confianza, etc. 90 Es bastante frecuente pasar por alto los rasgos positivos de las personas que nos caen mal, así como los rasgos negativos de aquellas que nos gustan. 91 Por ejemplo, cuando una persona se siente atraída por otra, estará más atenta a cualquier clave que le indique que ésta le corresponde, y pasará por alto cualquier indicio de lo contrario. 92 Tomando el ejemplo anterior, si el perceptor no tiene ningún interés en la persona percibida, probablemente no captará señales de su deseo de acercamiento, salvo que sean muy evidentes. 93 Por ejemplo, el psicólogo que ha visto muchos casos de personas con depresión puede diferenciar claramente una patología de un episodio aislado.

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88

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o

Congraciamiento: el sujeto intenta ensalzar al otro.

o

Autoensalzamiento: el sujeto se presenta bajo una luz más favorable exponiendo sus buenas cualidades.

o

Intimidación: el sujeto usa amenazas y coacciones.

o

Self-handicapping: consiste en crear diferentes motivos, reales o imaginarios, que dificultan la consecución de un objetivo, permitiendo a los individuos desviar el motivo por el cual han obtenido un bajo rendimiento de una baja competencia hacia un impedimento adquirido en el proceso. Siempre va a tener un carácter anticipatorio, es decir, la excusa siempre es contemplada antes de enfrentarnos a la situación94.



Contenido de la percepción: algunas de las características que se han estudiado detenidamente son: o

El efecto del orden en que se presentan los distintos elementos que describen a una persona. Se distinguen dos efectos: ➢ Efecto de primacía: los rasgos que se presentan al principio aumentan la influencia en la forma de impresiones. ➢ Efecto de recencia: los rasgos que se presentan al final aumentan la influencia en la forma de impresiones.

La investigación ha puesto de manifiesto la fuerza del efecto de primacía en la formación de impresiones, pero en ocasiones también aparece el efecto de recencia, y ello depende de las características de los elementos en cuestión: ➢ Cuando pasa mucho tiempo entre la información inicial y la información final, esta última ejercerá mayor impacto. ➢ Cuando los rasgos poseen características especiales (mayor claridad, relevancia) éstos poseen mayor influencia, independientemente del orden en que aparezcan, de manera que los efectos de primacía y recencia quedan anulados. o

El tono evaluativo, es decir, su carácter positivo o negativo95: En las

a que los rasgos negativos son más difíciles de desconfirmar, son más amenazantes para el perceptor, son menos habituales, y, por tanto, más 94

Por ejemplo, excusarse de que no sabes si vas a terminar la carrera porque no has entrenado lo suficiente. Por ejemplo, ¿Qué es mejor para causar buena impresión? ¿Admitir algún defecto, o destacar solo los rasgos positivos? 95

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positivos con negativos, éstos últimos ejercen un impacto mayor. Esto se debe

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investigaciones se deduce que cuando en una descripción se combinan rasgos

CAPÍTULO 4

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informativos (Hamilton y Zanna, 1972; Hodges, 1974). Por otro lado, debido al motivo social universal de confianza, tendemos a esperar cosas buenas de los demás, lo que hace que la información negativa resulte más saliente porque choca con nuestras expectativas. Por tanto, para causar buena impresión es mejor mostrar solo nuestro lado positivo, y lo negativo atribuirlo a causas externas.

Así mismo, diversas investigaciones han encontrado que la información que no es redundante tiene mayor impacto, pues destaca perceptivamente del resto de la información. Recapitulando, si nos planteamos la pregunta de en qué se fijan las personas cuando interactúan con otras, podemos destacar tres aspectos: ▪

La apariencia física: es muy útil para determinar la categoría social de la persona96. En concreto nos fijamos en tres aspectos:



o

La edad

o

El sexo

o

Y el grupo étnico

La conducta, tanto verbal como no verbal. Es muy útil para determinar el estado emocional o sus intenciones.



Los rasgos de personalidad: en la cultura occidental desempeñan un papel muy importante en la percepción social y en la impresión que la gente se forma de los demás, pues en esta cultura está muy extendida la creencia de que su conducta pueden inferirse sus características personales.

3. Procesos de atribución Una vez que nos hemos formado una primera impresión sobre alguien, el paso siguiente es saber cómo se comporta y, sobre todo, por qué. Tratamos de explicar el mundo que nos rodea porque nos posibilita tener la sensación de que comprendemos lo que ocurre

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y de que los sucesos son predecibles. De ese modo, podemos mantener la creencia de que lo que acontece está bajo control. Aunque a menudo no sabemos con certeza cuál es la causa, la inferimos a partir de la información disponible en ese momento97. Estas inferencias se

96

Por ejemplo, un hombre anciano. La necesidad de encontrar una causa aumenta cuando se trata de un fenómeno inesperado o negativo para intentar predecir qué condiciones desencadenan el problema y pensar si es posible evitarlo o controlarlo. 97

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aplican tanto a los fenómenos físicos como a las conductas de las personas, incluyendo también nuestra propia manera de actuar. Por lo general, las explicaciones que damos sobre nuestra conducta y la ajena suelen ser razonablemente acertadas en la mayoría de las ocasiones. No obstante, cometemos sesgos en nuestros juicios debido a que el proceso de atribución causal es complejo y en él entran en juego tanto el funcionamiento de las estructuras mentales del observador, como sus actitudes, necesidades o expectativas.

3.1. ▪

Modelos explicativos sobre cómo se hacen las atribuciones Modelo del análisis ingenuo de la conducta (Heider, 1958): su teoría se centra en buscar las causas de lo que sucede cuando ocurren situaciones inesperadas, pues lo imprevisible de la situación induce a realizar algún tipo de atribución que explique esa situación. Para él, las personas actúan como psicólogos ingenuos que construyen teorías de sentido común sobre las causas del comportamiento humano. Para llegar a determinar cuál es la causa de la conducta distingue entre dos tipos de atribuciones: o

Atribuciones internas, personales o disposicionales: hace referencia a los rasgos de personalidad y las características del sujeto. Algunos de los factores internos que entran en juego son: ➢ Capacidad: comprende todas aquellas características propias del sujeto que le habilitan para realizar una acción. ➢ Motivación: comprende la intención y el esfuerzo que la persona invierte en realizar una conducta98.

o

Atribuciones externas o situacionales: hace referencia a todas las circunstancias ajenas al sujeto. Según Heider, se centran en dos aspectos: ➢ Dificultad de la tarea, que es un factor estable. ➢ Suerte, que es un factor variable99.

La tarea del perceptor consiste en averiguar si una acción se debe a una disposición del actor (atribución interna) o a algo externo a esa persona (atribución externa).

98

Por ejemplo, cuando un estudiante suspende un examen, puede buscar la causa de ello en su incapacidad, su falta de motivación, su escaso esfuerzo, etc. En cualquiera de estos casos está atribuyéndolo a factores disposicionales, por tanto, está haciendo atribuciones internas. 99 Por ejemplo, cuando el estudiante que suspende se justifica diciendo que ha sido debido a la dureza del examen, a la falta de experiencia del profesor, a su mala suerte, está atribuyendo el suspenso a factores anejos, es decir, está haciendo atribuciones externas.

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En esta línea, las causas que se puedan atribuir a características de la persona ofrecen

CAPÍTULO 4

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más garantías de que esa persona pueda repetir la conducta, y son muy importantes en el proceso atributivo. Por tanto, cuanto mayor sea la percepción de que la causa de la conducta se debe a la situación, menor será la responsabilidad que se le atribuya al actor y menos atribuciones a su persona100. Para poder hacer atribuciones internas es importante averiguar hasta qué punto la persona puede (tiene capacidad) y quiere (existe motivación) llevarla a cabo101. Además de determinar cuándo se hacen atribuciones internas, la teoría aborda el grado de responsabilidad del actor en la acción distinguiendo varios niveles: o

Asociación: la persona no tiene capacidad ni motivación para realizar la acción102. Es el nivel de menor responsabilidad.

o

Causalidad simple: el actor tiene la capacidad, pero no la motivación para realizar la acción103.

o

Previsión: el actor tiene la capacidad, pero no la motivación, aunque se le puede achacar que no ha previsto lo que podía suceder104.

o

Intencionalidad: el actor tiene la capacidad y la motivación para realizar la acción105. Es el nivel en el que más se responsabilizaría al actor.

o

Justificabilidad: el actor tiene la capacidad y la motivación para realizar la acción, pero se le exime de responsabilidad porque se ha visto obligado a realizar esa acción debido a la situación106.



Teoría de las inferencias correspondientes (Jones y Davis, 1965): esta teoría trata de explicar exclusivamente cómo se llega a la conclusión de que una conducta se corresponde con alguna disposición interna del actor. Si la conducta se ha llevado a cabo bajo coacción o la persona no tenía intención de comportarse así, se puede afirmar que la causa depende del ambiente.

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100

Por ejemplo, en una pareja uno de los miembros percibe que el otro le presta poca atención y le dice que no tiene tiempo cuando le plantea salir juntos. Si la persona afectada infiere que ese comportamiento se debe a que se han enfriado los sentimientos, su reacción será muy distinta a la que tendría si creyera que ese comportamiento está condicionado por una causa externa a los deseos de su pareja como, por ejemplo, el estrés y la presión que sufre por el exceso de trabajo. Esta diferencia en las explicaciones tendrá como consecuencia comportamientos muy diferentes en el perceptor a la hora de plantearse la relación. 101 Cualquier persona no está capacitada para correr una maratón, pero tampoco todos los que están en forma para ello desean hacerlo. 102 Por ejemplo, si un niño pequeño origina un accidente jugando con el freno de mano de un coche no se le responsabilizaría porque no tiene conocimiento de lo que hace. 103 Por ejemplo, un conductor que atropella a una persona que cruza la calle inesperadamente. 104 Por ejemplo, ocasionar un accidente por llevar los neumáticos en mal estado. 105 Por ejemplo, provocar un accidente al intentar arrollar a otro vehículo. 106 Por ejemplo, causar un accidente con el coche para evitar otro mayor.

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CAPÍTULO 4

Cuando se constata que la conducta a estudiar es libre, el perceptor se centra en los efectos que provoca la conducta para poder llegar a la conclusión de si existen o no características personales subyacentes que puedan explicarla teniendo en cuenta la siguiente información: o

Efectos no comunes: hace referencia a qué efectos exclusivos o inesperados tiene

el

comportamiento

observado

en

comparación

con

otros

comportamientos alternativos. Cuanto menor sea el número de efectos no comunes, más probable será que se haga una inferencia correspondiente, ya que, si el número de efectos no comunes es elevado, la información que maneja el observador es ambigua y no pueden extraerse conclusiones sobre cuál es la causa107. o

Deseabilidad social de los efectos de la conducta: cuando el comportamiento es socialmente deseable no se puede saber si hay una causa interna que lo promueva o si el actor está comportándose según las normas sociales. Sin embargo, una conducta rara o contraria a las normas sociales permite descartar las causas externas y hacer inferencias de que es una conducta elegida por el sujeto108.

o

Relevancia hedónica de la acción para el perceptor: si la conducta tiene consecuencias positivas o negativas para el observador, aumenta la tendencia de éste a hacer inferencias correspondientes. Es más fácil que se perciba a una persona como agresiva y maleducada cuando somos objeto de insulto por su parte. De igual forma, percibiremos a una persona como agradable o generosa cuando seamos objeto de un elogio, o beneficiarios de un favor por su parte.

o

Personalismo: cuando el observador considera que la conducta del actor va dirigida intencionadamente a beneficiarle o perjudicarle, realizará más inferencias correspondientes109.

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Supongamos que una persona se plantea estudiar Psicología en la universidad presencial o en la UNED. Ambas opciones tienen características comunes (tipos de asignaturas, título académico), pero también efectos no comunes (en la UNED el aprendizaje es a distancia y permite flexibilidad horaria a diferencia de la presencial que exige asistencia a clases). Si el sujeto decide estudiar en la UNED inferiremos que la educación a distancia ha sido lo que le ha llevado a elegirla. No obstante, si existieran muchos más efectos no comunes (Un amigo de esa persona estudia allí, hay mejores profesores, es más barata), no podríamos determinar cuál es la causa de su elección, ya que cualquiera de ellas podría haberle condicionado. 108 Por ejemplo, si un trabajador le dice a su jefe un error que ha cometido éste, y que el resto de sus compañeros deliberadamente callan para evitar represalias, se puede inferir que se trata de una persona sincera, pues actúa de una manera poco deseable socialmente. 109 Por ejemplo, si pensamos que un compañero ha hecho un comentario sutil sobre el trabajo que hemos realizado con la intención de dejarnos en mal lugar, es más fácil que creamos que tiene rasgos de personalidad negativos, como el de envidioso.

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107

CAPÍTULO 4 ▪

Percepción social y atribución

El modelo de covariación y los esquemas causales (Kelley, 1967,1972): según Kelley, a la hora de realizar atribuciones causales el perceptor actúa de manera similar a como lo haría un científico. Cuando dispone de la información necesaria, examina qué factores covarían con la conducta para determinar si esta se debe a causas personales o situacionales110.

Existen tres variables a las que se les puede atribuir la conducta observada: la persona que actúa, el estímulo que provoca la acción y las circunstancias en las que se realiza esa acción. Para inferir cuál de estas variables es la que explica la conducta, Kelley propone que el preceptor maneja tres tipos de información: o

Información de consenso: el consenso es alto cuando las personas actúan de la misma manera en esa situación, y bajo si son pocas personas las que actúan así.

o

Información de distintividad: la distintividad es alta si la reacción de la persona ocurre solo en esa situación, pero si lo hace con frecuencia, la distintividad es baja111.

o

Información de consistencia: la consistencia es alta cuando la persona siempre responde de la misma forma ante esa situación específica, y es baja cuando la respuesta no se da casi nunca ante esa situación concreta112.

Supongamos que el efecto observado es el sobresaliente que ha sacado Marta (persona) en la asignatura de Biología (estímulo), y se sabe que su padre la ayudó a preparar esa asignatura (circunstancia). Para determinar cuál es la causa del sobresaliente, habría que analizar la información de consenso, distintividad y consistencia. La investigación ha demostrado que algunas de las combinaciones de información permiten hacer atribuciones con bastante fiabilidad: o

Si la mayoría de la clase ha sacado sobresaliente en Biología (consenso alto), Marta solo saca sobresaliente en Biología (distintividad alta) y Marta siempre saca sobresaliente en esa asignatura (consistencia alta), se puede inferir que la causa se debe a las características de la asignatura (atribución al

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estímulo).

110

La covariación entre dos variables indica la existencia de relación entre ellas, pero no necesariamente causalidad, pues para que se produzca causalidad la relación entre las variables ha de mantenerse en el tiempo. 111 Por lo general, las conductas muy distintivas van a dar lugar a atribuciones situacionales, mientras que las conductas poco distintivas generarán atribuciones personales. 112 Podría decirse que una alta consistencia se atribuye generalmente a causas internas.

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Percepción social y atribución o

CAPÍTULO 4

Si nadie ha sacado sobresaliente en Biología (consenso bajo), Marta saca sobresaliente en la mayoría de las asignaturas (distintividad baja) y Marta saca habitualmente sobresaliente en Biología (consistencia alta), el efecto se atribuirá a las características de Marta (atribución a la persona).

o

Si nadie ha sacado sobresaliente en Biología (consenso bajo), Marta solo ha sacado sobresaliente en Biología (distintividad alta), y anteriormente Marta nunca había sacado sobresaliente en Biología (consistencia baja), se puede inferir que el aprobado ha sido gracias a la ayuda del padre (atribución a las circunstancias).

Aunque existe evidencia que ha confirmado este modelo, se ha puesto de manifiesto que hay una tendencia a no considerar la información de consenso y que fundamentalmente se presta atención a la información más llamativa que suelen ser las características de la persona. Así mismo, se alega también que no siempre se dispone de las observaciones suficientes para poder hacer un análisis exhaustivo, tal y como exige este modelo. Cuando esto ocurre se aplican dos tipos de esquemas causales que el perceptor usará dependiendo de la situación: o

Esquema de causas múltiples: se aplica cuando el perceptor considera que para que se dé un resultado tienen que concurrir dos o más causas113. Puede ponerse en marcha un tipo de procesamiento denominado principio de aumento114.

o

Esquema de causas múltiples suficientes: se activa cuando el perceptor considera que el efecto se puede explicar por diversas causas, siendo cualquier de ellas de forma individual motivo suficiente para que se hubiera producido115. Puede ponerse en marcha un tipo de procesamiento denominado principio de descuento116.

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Por ejemplo, un estudiante que se doctora honoris causa pensaremos que se habrán tenido que dar diversas causas para haber conseguir ese magnífico resultado (capacidad, esfuerzo, tiempo al estudio, motivación). 114 El principio de aumento establece que la importancia de una causa para explicar una acción aumenta si se conoce que existen otras causas que dificultarían que se lleve a cabo esa conducta. Por ejemplo, saber que una persona ha conseguido el título de honoris causa a pesar de haber estado muy enfermo la mayor parte del tiempo hará que le demos más importancia a su esfuerzo que en otros casos que no hayan tenido ese problema. 115 Por ejemplo, si una persona con un buen CV entra en un puesto de trabajo, pero sabemos que también es el hijo del director, no sabremos realmente cuál es la causa de haber sido contratado. 116 El principio de descuento establece que la importancia de una causa disminuye cuando hay otras factibles. Por ejemplo, si una persona tiene buen CV, pero sabemos que es hijo del director y además es muy persuasivo, las dos causas pueden explicar la contratación, por lo que el valor que atribuimos a tener un buen CV como causa de la contratación disminuye.

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113

CAPÍTULO 4

3.2.

Percepción social y atribución

Sesgos en el proceso de atribución

En la realidad no siempre procedemos racionalmente al buscar las causas de una conducta, sino que llegamos rápidamente a conclusiones empleando poca información. Existen unos sesgos hacia determinados tipos de explicaciones causales que se pueden agrupar de acuerdo con dos motivos sociales universales: el motivo de control117 y el de potenciación personal118. Algunos de estos sesgos son: ▪

Sesgo de correspondencia119: este sesgo se basa en que cuando el perceptor analiza al sujeto percibido deja de lado el contexto en el que se lleva a cabo la acción, por lo que tiende a hacer atribuciones internas ignorando el papel que juega la situación. Existen diferencias culturales, y también entre personas dentro de una misma cultura, que reflejan discrepancias a la hora de atribuir una conducta a las características de la persona o de su ambiente120: o

En las culturas individualistas se enfatiza más el papel del individuo como artífice de su conducta. Además, cuando ocurre un suceso negativo, se tiende a culpabilizar a la víctima121.

o

En las culturas colectivistas, se presta de forma más proporcional más atención a la situación en la que se da la conducta. Aunque las personas pertenecientes a culturas colectivistas pueden caer en este tipo de sesgos, tienen menos posibilidad de caer en ellos.



Asimetría en las atribuciones del actor y del observador: existen diferencias en las explicaciones que se dan sobre la causa de la conducta de los demás y de la propia. Mientras que el observador tiene la tendencia de atribuir la conducta del actor a disposiciones personales y el actor es más común que explique su conducta propia

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49

117

La tendencia exagerada a sobrestimar el papel de las disposiciones personales como causa de la conducta, en detrimento de las causas situacionales, serviría a esa motivación de control. 118 Hay una serie de sesgos que claramente contribuyen a que la persona mantenga una imagen positiva de sí misma o para manejar la impresión que causa en otros; es decir, le sirven para su potenciación personal. 119 Antiguamente conocido como error fundamental de atribución, pues se pensaba que era un sesgo universal y por eso, fundamental. Hoy en día se sabe que, aunque es muy común, no llega a ser universal. 120 Morris y Peng (1994) analizaron las explicaciones que daban dos líneas editoriales de distintas nacionalidades (una inglesa y la otra china) de dos asesinatos que tuvieron lugar en EEUU muy cercanos en el tiempo. Estos autores llegaron a la conclusión de que el periódico inglés (cultura individualista) especulaba mucho más sobre la inestabilidad mental y otros rasgos negativos del asesino como posibles causas, mientras que el periódico chino (cultura colectivista) ponía énfasis en factores contextuales, situacionales y societales. 121 En las culturas individualistas es bastante frecuente que se culpe a la víctima de una violación por su forma de vestir, o que se responsabilice a una persona sin empleo de su situación por no ser suficientemente emprendedora para montar su propio negocio.

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Percepción social y atribución

CAPÍTULO 4

aludiendo al contexto, especialmente cuando el resultado es negativo (Jones y Nisbett, 1972; Watson, 1982). Esta asimetría tiene lugar por tres motivos: o

Diferencias en el foco de atención: el observador presta sobre todo atención a la conducta del actor, mientras que para el actor el foco de atención está en la situación (Nisbett y Ross, 1980).

o

Diferencias en el nivel de información: el actor tiene más información que el observador sobre los sentimientos e intenciones que han guiado su conducta; por el contrario, el observador desconoce si esa conducta es excepcional o habitual122.

o

Diferencias de motivación: el actor puede tener interés en dar explicaciones externas de su conducta para disminuir su responsabilidad cuando desee justificar determinadas conductas.



Sesgos favorables al yo: hacer atribuciones sobre la conducta que favorezcan la visión que la persona pueda tener de sí misma es un mecanismo que ayuda a mantener la autoestima. Por este motivo, no es extraño que exista una tendencia a dar explicaciones causales de nuestros éxitos basándonos en características personales, y, sin embargo, que atribuyamos nuestros fracasos a causas externas. El sesgo de atribución defensiva predispone a hacer responsables a las víctimas de un suceso de lo que les ha ocurrido, sobre todo si las consecuencias son graves, pues permite al observador reducir la amenaza que supondría creer que las cosas pueden ocurrir sin el control de la persona afectada y que, por tanto, podría sucederle la misma desgracia (Shaver, 1975)123.



Efecto del falso consenso: se considera que se produce este efecto cuando las personas creen que sus opiniones son las que asume la mayoría y que los demás se comportarían en esa situación del mismo modo (Ross, 1977). Esta tendencia puede deberse a que la gente acostumbra a rodearse de gente similar, lo que hace que tenga una visión sesgada de las actitudes y conductas de los demás. Además, recordamos mejor las opiniones y acciones que coinciden con las nuestras, lo que provoca que se

122

Este efecto puede darse incluso cuando las personas mantienen relaciones estrechas y se conocen íntimamente (Malle, 2006). 123 En los accidentes laborales graves se ha constatado que hay diferencias en las explicaciones que dan las víctimas, que suelen atribuir lo sucedido a factores situacionales, y las de sus compañeros, que señalan a la víctima como responsable de lo que le ha sucedido (Salmien, 1992).

Página

consenso tiene lugar en comportamientos negativos o neutros, y cuando éstos son

50

tenga una visión exagerada del consenso (Fiske y Taylor, 1991). Parece que el falso

CAPÍTULO 4

Percepción social y atribución

positivos lo consideramos como exclusividad nuestra, pues tendemos a vernos mejores que la media.

3.3.

Consecuencias de las atribuciones

Las explicaciones que damos sobre nuestra conducta (autoatribuciones) y sobre la conducta de los demás (heteroatribuciones) tienen consecuencias. Se pueden hacer atribuciones para proteger nuestra autoestima y presentarnos de una determinada forma ante los demás. De igual modo, las atribuciones sobre por qué alguien se ha comportado de determinada manera pueden servir para culpar a esa persona o para excusarla, lo que sin duda afecta a la relación que mantengamos con ella. Desde la teoría atributiva de Weiner se hace reseña exclusiva a las consecuencias que tienen en la conducta futura las autoatribuciones que las personas realizan sobre sus éxitos y fracasos creando expectativas, lo que va a influir en la motivación para realizar o no una serie de conductas124. Para este autor, existen tres variables que interfieren sobre las autoatribuciones: ▪

Locus de causalidad: o

Interno: el resultado se debe a la persona.

o

Externo: el resultado se debe a la situación.

Si la atribución es interna se experimentaría orgullo ante el éxito y vergüenza ante el fracaso, que no se sentirían si se hiciese una atribución externa. ▪

Estabilidad: o

Estable:

o

Inestable.

Si la atribución es estable, ya sea un éxito o fracaso, se tendrá la seguridad de que ese resultado se repetirá, mientras que si la causa es inestable se creerá que el resultado dependerá de factores que pueden modificarse y, por tanto, no existirá certeza de que vuelva a suceder lo mismo. Controlabilidad: o

Se consigue el logro bajo el control del actor

o

Se consigue el logro bajo el control de otra persona.

Página

51



124

Por ejemplo, atribuir un suspenso de un examen de matemáticas porque no se me den bien los números o porque no tenía la base suficiente en ese examen va a generar expectativas de éxito distintas, pues en el primer caso la situación es menos modificable que la segunda.

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Percepción social y atribución

CAPÍTULO 4

La controlabilidad está relacionada con emociones ligadas a la responsabilidad, como el orgullo o la culpa, si el resultado está bajo el control de uno mismo, o bien la ira o el agradecimiento si está bajo el control de otra persona. Los sesgos autoprotectores no solo afectan a la forma en que nos vemos a nosotros mismos, sino que influyen incluso en la visión que tenemos de la sociedad. Michael Ross y Fiore Sicoly (1979) analizaron en distintos contextos cómo las personas se atribuían más responsabilidad y recordaban mejor su participación en un grupo cuando los resultados eran positivos, diluyéndose este efecto cuando eran negativamente valorados125. En las relaciones intergrupales se observa un sesgo denominado error último de atribución que consiste en atribuir los éxitos del propio grupo a causas internas, como su competencia o habilidad, mientras que los fracasos se explican por causas externas, como la mala suerte o los obstáculos que les han puesto otras personas. En claro contraste, las atribuciones de los éxitos de los grupos con los que se compite aluden a circunstancias externas (como la suerte o la ayuda de otras personas) y sus fracasos se achacan a causas

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52

internas, como su incompetencia (Pettigrew, 1979).

125

Es lo que se conoce como sesgo egocéntrico.

Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5: AUTOCONCEPTO E IDENTIDAD 1. Introducción Toda la riqueza y la complejidad que conforma la imagen que tenemos sobre nosotros se podría enmarcar en dos grandes bloques: ▪

Desde una perspectiva cognitiva hablamos de autoconcepto a la percepción que una persona tiene de sí misma.



Desde una perspectiva afectiva hablamos de autoestima a la actitud que una persona tiene hacia sí misma. El conocimiento que tenemos sobre nosotros y nuestro estado de ánimo lo

manifestamos a través del comportamiento. Algunas veces nos comportamos de modo que mostramos nuestro verdadero yo, pero en otras ocasiones adoptamos estrategias para transmitir a otras personas la imagen que queremos que tengan de nosotros, es lo que se denomina autopresentación. En definitiva, estas características del yo están relacionadas con los motivos sociales universales de compresión compartida, potenciación personal y pertenencia, pues permiten al ser humano adaptarse a la vida social.

2. Conocimiento del yo En la creación del autoconcepto, las personas construyen el conocimiento sobre sí mismas de un modo similar a como desarrollan sus impresiones sobre los demás; no obstante, el conocimiento sobre uno mismo es mucho más rico y detallado que el que poseemos sobre cualquier otra persona. Tenemos muchos más esquemas y más precisos sobre nosotros que sobre cualquier otra. Estos autoesquemas abarcan creencias sobre uno mismo relativas a distintas características que, a su vez, incluyen rasgos de personalidad y características que son aplicables a unos contextos específicos126. El autoconcepto conforma un conocimiento global de nosotros mismos, y al mismo tiempo, tenemos conocimientos específicos de

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53

distintas áreas de nuestra experiencia127. No todas las facetas del yo son igualmente relevantes: si se concede mucho valor a una determinada faceta es más habitual que esa persona trate de comportarse

126

Por ejemplo, un individuo puede considerarse extrovertido con su familia mientras que en el trabajo se considera reservado. 127 El cuestionario autoconcepto forma 5 (AF5) es el más utilizado para medir el autoconcepto.

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Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5

coherentemente con esa visión de sí misma. Además, ser poco competente en una dimensión que es muy importante afecta más a la autoestima que si la incompetencia se da en una faceta de poca importancia128.

3. Representaciones mentales del yo William James (1980) fue el primer psicólogo que teorizó sobre las diferentes representaciones del yo estableciendo una diferenciación entre el yo y el mí para enfatizar dos perspectivas del autoconcepto: ▪

El yo abarca lo privado del sujeto, y está implicado en los procesos relacionados con la introspección y con las acciones que la persona realiza de forma reflexiva. Es decir, el yo tiene que ver con cómo se ve el sujeto a si mismo.



El mí hace referencia a cómo cree el sujeto que le ven los demás129.

Swann y Bosson identifican y definen diferentes modos de almacenar y representar el conocimiento sobre el yo: ▪

Autoconocimiento activo VS almacenado: o

El autoconocimiento activo se refiere a aquella información sobre uno mismo de la que se tiene consciencia en un momento determinado. Este tipo de autoconocimiento es muy sensible al contexto, ya que dependiendo de las demandas de la situación nos vendrán a la mente unas u otras características personales.

o

El autoconocimiento almacenado sería toda la información sobre uno mismo que está en la memoria, pero a la que no se le presta atención en ese momento concreto.



Autoconocimiento episódico VS abstracto: o

El autoconocimiento episódico está basado en experiencias específicas del

128

En las personas que tienen una autoestima baja y fallan en una faceta que consideran primordial para su autoconcepto existirá más agravio en su visión del yo que en una persona con mayor autoestima. 129 Este término es el que usa la psicología social para referirse al yo. 130 Por ejemplo: no suelo ser vergonzoso, pero el día que tuve que cantar delante de toda mi familia casi me muero de vergüenza.

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54

sujeto130.

Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5 o

El autoconocimiento abstracto, se derivaría de la información del yo en distintos contextos que permiten crear esas experiencias como un rasgo invariable del sujeto131 132.



Autoconocimiento explícito VS implícito: o

El autoconocimiento explícito es aquel donde pensamos de forma deliberada, controlando ese proceso de pensamiento.

o

El autoconcepto implícito abarca los aspectos del yo sobre los que no reflexionamos y no somos capaces de identificar porque no los reconocemos. Este conocimiento implícito se puede explicar por diversas causas: ➢ Creencias relacionadas con el autoconcepto que en su día fueron explícitas y con el tiempo han pasado a ser automáticas. ➢ Creencias que tienen su base en experiencias muy tempranas, anteriores a la adquisición del lenguaje. ➢ Procesos defensivos que bloquean el acceso consciente a creencias negativas sobre uno mismo. ➢ Asociación de autoevaluaciones positivas y negativas del yo que se producen sin que la persona sea consciente de ello.

En esta línea, el egotismo implícito es la tendencia a preferir cosas que nos recuerdan a aspectos del yo, así como a valorar de forma más favorable los objetos que son iguales a otros que nos han pertenecido en algún momento de nuestra vida133.

Estos dos sistemas, explícito e implícito, actúan de forma independiente: el explícito es consciente pero lento, porque requiere utilizar gran cantidad de recursos cognitivos; y el implícito es automático y rápido, además de ser guiado por las emociones y experiencias pasadas. No obstante, en algunas situaciones ambos sistemas pueden

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55

actuar simultáneamente, así el sistema explícito puede servir para entender y corregir

131

Por ejemplo: soy una persona tímida. Cuando se hace saliente un rasgo abstracto no se recuerdan episodios específicos relacionados con ese rasgo, lo que se deduce que la representación abstracta y episódica del yo se almacenan en zonas distintas del cerebro. 133 Estas asociaciones inconscientes sobre el yo pueden guiar decisiones importantes, como la elección de la profesión, de la pareja o del lugar de residencia. 132

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Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5

las respuestas automáticas que han surgido como consecuencia del sistema implícito134. ▪

Autoconocimiento global VS específico: o

El autoconocimiento global implica la apreciación de atributos que son extensibles a un amplio conjunto de conductas y situaciones.

o

El autoconocimiento específico se limita a contextos y comportamientos muy concretos.



El yo real VS otros posibles: además del conocimiento que tenemos sobre nosotros, también imaginamos cómo nos gustaría ser y cómo deberíamos ser: o

El yo real es cómo creemos que somos realmente, aunque se trata de una percepción subjetiva y puede no ser cierta.

o

El yo ideal se refiere a cómo nos gustaría ser, es decir, hace referencia a las expectativas y aspiraciones sobre nuestro desarrollo personal.

o

El yo responsable abarca aquellas creencias sobre cómo deberíamos ser, es decir, se representan los atributos relacionados con nuestras obligaciones y responsabilidades.

Cuando el yo real choca con los estándares del yo ideal o el yo responsable se produce lo que se conoce como autodiscrepancia. Cuanto mayor sea la diferencia, mayor será el malestar y mayor la motivación para reducir la discrepancia. o

La discrepancia entre el yo real con el yo ideal provoca tristeza y frustración que, si se mantiene en el tiempo, puede provocar depresión.

o

La discrepancia entre el yo real con el yo responsable suscita sentimientos de vergüenza, culpa y ansiedad.

La teoría de las metas regulatorias postula que existen dos sistemas que permiten autorregular al sujeto cuando existen discrepancias y que su uso dependerá del sujeto y de la situación: progreso, pues existe un afán en obtener ganancias y mejorar135.

134

Por ejemplo, una persona rechaza inicialmente una oportunidad de trabajo porque en su interior piensa que va a fracasar (autoconocimiento implícito). Esta reacción automática puede corregirse posteriormente reflexionando sobre ello (autoconocimiento explícito) y replantearse el aceptar el puesto de trabajo. 135 Por ejemplo, un alumno quiere sacar matrícula de honor y para ello estudia más de lo que se exige, aunque memorice menos el temario oficial.

56

La focalización en la promoción implica una tendencia a obtener avances y

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o

Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5 o

La focalización en la prevención se centra en no perder y enfatizar la seguridad frente al riesgo136.



Autoconocimiento personal VS social o

El autoconocimiento personal: cada individuo se define en función de sus rasgos de personalidad137.

o

El autoconocimiento social: la definición del yo se basa en la pertenencia grupal, por tanto, tendremos tantas identidades sociales como grupos a los que pertenezcamos y con los que nos identifiquemos138. Hay que tener en cuenta que no todos los grupos son igualmente valorados en la sociedad, de ahí que, si nuestro endogrupo es mejor valorado que los otros exogrupos, nuestra autoestima aumentará al revalorizarse nuestro yo.

En el caso de los individuos que pertenezcan a endogrupos peor valorados, éstos intentarán formar parte de grupos mejor valorados. En el caso de que no sea posible, buscarán estrategias que modifiquen esa valoración mediante la comparación social: ➢ Se pueden enfatizar aquellas características en las que el endogrupo es positivamente valorado en comparación con los exogrupos. ➢ El endogrupo también se puede comparar con exogrupos peor valorados que el suyo.

En algunas ocasiones un individuo se definirá por sus características personales, y en otras por su pertenencia grupal, pues el contexto en el que se encuentre determinará la rapidez o la conveniencia con que le venga a la mente facetas concretas de su yo.

4. Complejidad y coherencia del autoconcepto Puede dar la impresión de que es imposible unir tantas facetas del yo. No obstante, aunque existen representaciones que pueden entrar en contradicción, se consigue la

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coherencia y la integridad a través de tres procesos cognitivos:

136

Por ejemplo, un alumno quiere sacar matrícula de honor y se centra el estudio exclusivo del temario que va a entrar en el examen para no cometer errores durante la prueba. 137 Por ejemplo: soy una persona extrovertida, inquieta, curiosa y algo cabezota. 138 Por ejemplo: soy hombre, enfermero, universitario, joven, etc.

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Autoconcepto e identidad ▪

CAPÍTULO 5

Acceder únicamente a algunas facetas del yo: mediante el autoconocimiento activo, solo se hace accesible a la mente las representaciones del yo que son útiles en cada situación consiguiendo mantener la coherencia,

puesto que no se tiene

autoconsciencia en ese momento de otras características. ▪

Buscar la armonía entre aquellos aspectos discordantes: basado en la teoría de la disonancia cognitiva.



Acudir a atribuciones situacionales para justificar las discrepancias: se es mucho más proclive a dar explicaciones basadas en las circunstancias que en rasgos personales cuando se trata del comportamiento propio que del ajeno en casos en los que la persona no se siente satisfecha con el efecto de su conducta.

5. Construcción del autoconcepto El conocimiento que una persona tiene sobre sí misma se puede obtener a través de varias vías: ▪

Introspección o autopercepción: la introspección es un proceso mediante el cual reflexionamos sobre nuestros pensamientos y estados psicológicos. La teoría de la autopercepción

sugiere que inferimos cómo

somos observando

nuestros

comportamientos, del mismo modo que nos formamos una imagen de otras personas viendo cómo actúan (Bem, 1972). Este proceso tiene lugar cuando nos encontramos ante situaciones nuevas o cuando se lleva a cabo una conducta que contradice la imagen que la persona tiene de sí misma. Además, cuando una conducta no se realiza libremente (es decir, sin motivación intrínseca), no se podrá inferir que haya una característica personal que la motive, y no influirá en el autoconcepto.

Comparación social: mediante la comparación social podemos valorarnos más o menos en relación con lo que hacen otras personas a las que tomamos como referentes. Segú la teoría de la comparación social lo más adecuado es que nos comparemos con personas similares para tener una evaluación más exacta de o

En la mayoría de las ocasiones preferimos compararnos con personas que son algo peores que nosotros (comparación social descendente), ya que, de ese modo, podemos percibirnos más positivamente.

o

Algunas veces tomamos como estándar de comparación a alguien que nos supera (comparación social ascendente) que nos sirve de motivación para mejorar y aproximarnos al yo ideal.

58

nosotros. Sin embargo, no siempre es así:

Página



CAPÍTULO 5

Autoconcepto e identidad

Por tanto, la forma en que nos percibimos respecto a otros va a determinar, en buena medida, nuestra autoestima. ▪

El yo espejo: a través de la interacción que mantenemos con otras personas conseguimos información sobre cómo nos perciben. Esta idea del yo, propuesta por Charles Cooley (1902), se compone de tres elementos: o

La imaginación de cómo nos perciben otras personas.

o

La imaginación sobre cómo nos valoran.

o

Algún tipo de sentimiento derivado de cómo pensamos que nos juzgan los demás.

Por otro lado, George Mead, sugiere que la interacción entre personas es simbólica y que está llena de significados que afectan a todos los que interactúan. Mead cree que la sociedad influye en el individuo a través del autoconcepto, y que el autoconcepto surge y se modifica a través de la interacción con personas concretas. Según estos autores, debería existir una alta correlación entre cómo nos percibimos nosotros y cómo nos ven los demás. Sin embargo, las investigaciones han puesto de manifiesto que la representación del yo de un sujeto difiere bastante de lo que las personas piensan de él, incluso las más cercanas.

6. Valoración del yo: la autoestima La autoestima refleja la valoración que realiza el sujeto de sí mismo a partir del conocimiento que tiene de él mismo, por lo que la autoestima está muy ligada al autoconcepto. Esta valoración, positiva o negativa, tiene un fuerte componente afectivo, pues se trata de la evaluación de la propia valía. Por estos motivos, la autoestima puede influir de manera determinante en nuestra manera de enfrentarnos a la vida. Aunque todos tenemos necesidad de conservar alta la autoestima, no todas las personas basan su valoración en las mismas facetas del yo139. Además, se ha demostrado

Página

59

que los sucesos negativos afectan más a aquellas personas que basan su visión del yo en pocos aspectos; es decir, las personas con baja complejidad del yo experimentan estados de ánimo más polarizados ante el éxito o el fracaso y una autoestima más cambiante en

139

Por ejemplo, para algunas personas la apariencia física puede ser fundamental para sentirse bien consigo mismas, mientas que para otras serán primordiales otros atributos y apenas conceden importancia a su físico.

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Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5

comparación con las personas que tienen un autoconcepto muy desarrollado y complejo140 141

(Linville, 1985). La autoestima, al igual que el autoconcepto, depende en buena medida de las

comparaciones sociales. Una manera de proteger la autoestima es compararse con personas de menor valía (comparación social descendente), pues nos permite pensar que estamos en una situación que no es tan mala. No obstante, no siempre podemos elegir con quién nos comparamos y muchas veces tomamos como referencia personas próximas o importantes para nosotros que hacen que nuestra autoestima fluctúe, para bien o para mal142. Además de compararnos con otras personas, también comparamos nuestro autoconcepto con nuestros estándares internos del yo ideal y el yo responsable. Esta diferencia entre ideales con nuestro yo real va a influir en nuestra autoestima. La autoestima baja se considera un predictor importante de malestar general y de déficits conductuales como consumo de drogas, violencia doméstica o depresión. Baumeister y Bushman (2008) han sintetizado algunas de las conductas que caracterizan a las personas con baja autoestima: ▪

Los individuos con baja autoestima tienen baja confianza en sí mismos y cuestionan que puedan alcanzar sus logros.



Las ideas sobre ellos mismos son confusas, inseguras y variables.



Focalizan su vida en la prevención y no en la promoción, por lo que no suelen asumir conductas arriesgadas, aunque actuar de ese modo pudiera proporcionarles oportunidades de mejora.



Son más propensos a tener relaciones emocionales fuertes (positivas o negativas) debido a que cualquier suceso reciente les afecta más. No obstante, múltiples estudios han evidenciado que las personas con baja autoestima

son más realistas a la hora de atribuirse éxitos y fracasos y al evaluar cómo les aprecian otras

El hecho de que un autoconcepto sea más o menos complejo depende del número de roles, actividades y relaciones sociales en los que esa persona esté involucrada. 141 Para evaluar la autoestima se puede usar la escala de Rosenberg, así como el cuestionario de autoconcepto AF5. 142 Si una chica toca el piano al igual que su hermano, pero éste le supera en habilidad, la reacción de la chica dependerá de lo importante que sea para su autoconcepto ser buena pianista. Si es muy importante, al verse superada por su hermano será más doloroso que comparase con alguien no tan cercano. Por otro lado, si para ella tocar el piano no es un aspecto central de su autoconcepto, su autoestima no se verá afectada porque su hermano sea mejor, e incluso llegará a sentirse orgullosa de los logros de él.

Página

140

60

personas. Esto evidencia que, la mayoría de la gente presenta sesgos y autoengaños que

CAPÍTULO 5

Autoconcepto e identidad

ayudan a mantener una autoestima positiva. Los beneficios de tener una alta estima se resumen en dos puntos: ▪

Las personas con alta autoestima se relacionan mejor con otras personas y son más asertivas sin dejarse influir tanto por los otros.



El bienestar que origina la autoestima positiva funciona como una reserva de la que se puede tirar cuando las cosas van mal. La autoestima no solo se relaciona con el motivo de potenciación personal143, sino

también con la de pertenencia. La investigación ha demostrado que el incremento de la autoestima se relaciona con el aumento de la aceptación social, mientras que el rechazo provoca un descenso en la autoestima, tal y como se desarrollaba en la teoría del sociómetro.

7. Motivaciones relacionadas con la evaluación del yo ▪

Autoensalzamiento: es la motivación que tiene como finalidad potenciar los aspectos positivos del autoconcepto y así aumentar la autoestima. A pesar de que los sesgos de autoensalzamiento se reflejan en múltiples comportamientos, las personas no somos conscientes de ello, esto es lo que se conoce como sesgo del punto ciego144.

Otro debate en torno al autoensalzamiento tiene que ver con la cuestión de hasta qué punto es bueno o malo autoensalzarse. Por lo general, el autoensalzamiento promueve la autoestima positiva, bienestar, confianza y bajos niveles de estrés, ansiedad o depresión (Taylor y Brown, 1988). No obstante, el exceso de alta autoestima se ha asociado a un rasgo de personalidad con claros matices negativos: el narcisismo145.

Por otro lado, los estudios transculturales apoyan la hipótesis de que no hay diferencias entre culturas a la hora de autoensalzarse, sino en las estrategias que se utilizan para satisfacer esta motivación. Así, en las culturas individualistas se utiliza

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61

más para ensalzarse los atributos relacionados con características personales,

143

En las culturas individualistas se tiende al autoensalzamiento y a la autopromoción para sentirse especiales como individuos; mientras que para las culturas colectivistas la mejora de la autoestima se consigue mediante un buen estatus y reconocimiento de su endogrupo, por lo que tienden a mejorar constantemente y a aprender de sus fracasos. 144 El sesgo del punto ciego es la tendencia a pensar que estamos libres de cometer errores que otros sí cometen. 145 El narcisismo es un rasgo que alude a un excesivo apego a sí mismo y a una orientación egoísta. La alta autoestima no implica que la persona sea narcisista, aunque el narcisismo siempre va a acompañado de alta autoestima.

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Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5

mientras que en las culturas colectivistas se emplean más los atributos relacionados con el estatus y la pertenencia a grupos bien valorados socialmente. ▪

Autoverificación: consiste en confirmar mediante la interacción social nuestro autoconcepto, tanto en lo que respecta a las características positivas como las negativas. Mediante este proceso, un individuo puede comprobar si realmente se conoce y existe coherencia entre la visión que tiene de sí mismo y cómo lo perciben los demás (Swann, 1983).

Si se tiene una visión negativa de uno mismo, cuando el riesgo de ser rechazado es muy grande, la gente prefiere el autoensalzamiento y evita la autoverificación. Sin embargo, cuando el riesgo de ser rechazado es bajo, como en las relaciones de pareja, las personas prefieren la autoverificación por ser una valoración más realista de su autoconcepto. ▪

Autoexpansión: las personas están motivadas para acrecentar sus capacidades al menos en cuatro dominios diferentes: o

Intelectual, acumulando conocimientos.

o

Material, a través de posesiones y de poder.

o

Social, identificándose con otras personas.

o

Trascendente, por medio de la comprensión de su lugar en el mundo.

La inclusión del otro, como parte del yo, es un componente esencial del modelo e implica que el autoconcepto se acrecienta con el de la pareja, ya que a través de las relaciones se comparten experiencias, aficiones, recursos, amistades e identidades, lo que propicia la expansión del yo. Además, se propone que las relaciones íntimas pueden facilitar la expansión del yo, no solo porque se asuman características de la pareja como propias, sino proporcionando posibilidades de desarrollo que una persona no tendría al margen de esa relación146.

aquellos aspectos del yo que deseamos que los otros conozcan; es decir, tratamos de manejar

146

Por ejemplo, si un miembro de la pareja tiene un buen salario, el otro puede desarrollar aficiones y llevar a cabo proyectos que no podría plantearse sin esa relación.

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Mediante la autopresentación damos información sobre quiénes somos, y mostramos

62

8. Autopresentación

CAPÍTULO 5

Autoconcepto e identidad

la impresión que los demás se forman de nosotros. Por lo general, se tiende a mostrar los aspectos positivos y ocultar los negativos para conseguir causar una impresión favorable. Aun así, intentar dar una imagen excesivamente favorable puede no ser creíble, así que normalmente nos describimos con características positivas, pero que entren en el rango de lo posible. El cómo debe presentarse alguien para causan buena impresión depende del contexto. Una misma persona expresará públicamente unas características de su autoconcepto en unas situaciones y otras diferentes en otros ambientes en función de sus objetivos, de la audiencia y de las peculiaridades sociales. Además, la autopresentación también permite validar nuestro autoconcepto, ya que la imagen que tenemos de nosotros depende de cómo creemos que nos ven los demás, y al presentar nuestras características podemos comprobar si los demás nos devuelven una imagen coherente con la que les presentamos. Además, en muchas ocasiones se intenta validar la identidad social y personal expresando abiertamente características y valores que son definitorias de la persona. Cuando una persona defiende actitudes y valores públicamente, incluso cuando sabe que no van a ser aprobadas por la audiencia, la motivación no es manejar la impresión, sino reivindicar su identidad. En función del grado en que las personas están más preocupadas por la impresión que causan o por actuar por sus normas, diferenciamos dos tipos de personalidades (Snyder, 1974): ▪

Autoobservación alta: son personas que están profundamente preocupadas por la situación social y están atentos a comportarse de acuerdo con las demandas del contexto y causar buena impresión. Por lo general, suelen ser pragmáticos y flexibles a la hora de adaptarse a situaciones y grupos, pero también pueden comportarse deshonestamente contradiciendo sus valores.



Autoobservación baja: son personas que están atentas a sus creencias y a las actitudes que guían su comportamiento. Por lo general, son honestos al comportarse según sus principios, pero su trato en grupo puede ser difícil, ya que son individualistas

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y poco sensibles a los cambios de situación, comportándose a veces de forma inadecuada o dogmática. Fiske (2010) defiende que ambos tipos de personalidad son útiles en un grupo para que funcione correctamente: por una parte, son necesarias personas que sean sensibles a las normas del grupo, pero flexibles cuando es preciso cambiar y, por otra, hace falta gente que defienda principios y valores duraderos. Psicología Social Sergio Elena Tierno | Curso 2018 - 2019

Autoconcepto e identidad

CAPÍTULO 5

9. Sesgos del yo En la percepción que tenemos de nosotros y de nuestra conducta, tendemos a realizar interpretaciones que nos permiten mantener una visión positiva de nuestro yo. La necesidad de autoestima positiva y de percibirnos con capacidad de controlar nuestro entorno nos lleva a una distorsión de la realidad, que por otra parte nos permite tener una visión positiva de nuestro futuro. Aunque esta interpretación puede ser sesgada cumple una función adaptativa, ya que sin muchos de estos sesgos sería difícil afrontar la vida sin ansiedad. Algunos de los sesgos más frecuentes son: ▪

Falsa singularidad: tendencia a creer que nuestras capacidades son únicas y mejores que la media.



Falso consenso: tendencia a creer que los otros comparten nuestras opiniones y que actúan de forma similar.



Efecto primus inter pares: combina los dos sesgos anteriores. Es la tendencia a creer que la gente comparte nuestras creencias, pero a efectos de características deseables somos mejores que la media.



Ignorancia pluralista: tendencia a inhibir la expresión de una actitud, pensamiento o emoción porque se piensa que la mayoría no lo comparte, aunque el resto sí que lo piense y tampoco se atreva a compartirlo por la misma creencia de no comprensión compartida.



Ilusión de invulnerabilidad: tendencia a creer que tenemos menos probabilidad de que nos ocurran acontecimientos negativos. Optimismo ilusorio: tendencia a creer que tenemos más probabilidad de que nos

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sucedan acontecimientos positivos.

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Actitudes

CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 6: ACTITUDES 1. ¿Qué son las actitudes? En términos formales, una actitud es una tendencia psicológica expresada evaluando un ente determinado con cierto grado de favorabilidad o desfavorabilidad. Las actitudes se refieren siempre a un ente determinado, lo que se denomina objeto de actitud. Éste puede ser cualquier cosa, pues todo lo que sea susceptible de ser valorado puede ser objeto de actitud; de forma que los objetos de actitud se pueden clasificar en: ▪

Concretos: las gardenias, el Museo del Prado.



Abstractos: la libertad, la igualdad.



Conductas: uso de preservativos, reciclado de productos



Personas: el presidente de los EE. UU., Teresa de Calcuta.



Grupos: los homosexuales, los andaluces.

Las actitudes son constructos complejos donde confluyen diferentes experiencias de la persona. Por tanto, las actitudes están formadas por tres componentes: ▪

Componente cognitivo: basado en creencias y conocimientos147.



Componente afectivo: basado en emociones, sentimientos y estados de ánimo148.



Componente conductual: basado en comportamientos anteriores149.

Estos tres tipos de componentes no están necesariamente separados ni unidos en la valoración del objeto, por tanto, no es necesario que la persona manifieste los tres tipos de componentes150. El conjunto de las valoraciones que se hacen de un objeto constituye la evaluación final que definimos como actitud. Hablamos de ambivalencia actitudinal cuando los componentes de una actitud no son consistentes, y se generan discrepancias que conllevan a que las evaluaciones que hacemos

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de un mismo objeto presenten aspectos positivos y negativos151.

147

Por ejemplo: sé que la comida japonesa es muy sana. Por ejemplo: encuentro el shushi muy sabroso. 149 Por ejemplo: me apetece comer habitualmente pescado crudo. 150 En el ejemplo del pescado crudo, podemos tener la convicción de que es un alimento sano (componente cognitivo), pero que no nos guste (componente afectivo), por tanto, no lo consumimos (componente conductual). 151 Por ejemplo, “me he enamorado del chico que no me conviene” o “Sé que las drogas son malas, pero no puedo dejarlas”. 148

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Actitudes

1.1.

CAPÍTULO 6

Medida de la intensidad de las actitudes

La actitud es un constructo psicológico no observable directamente, aunque la valoración positiva o negativa de un objeto lleva aparejada una predisposición a responder de determinada manera hacia él. Por esa razón, las actitudes se infieren a partir de su expresión en forma de respuestas que se dan al objeto de actitud, y que éstas pueden ser también cognitivas, afectivas y conductuales. La magnitud de una actitud depende de: ▪

Su valencia, entendida como una dicotomía entre si es positiva o negativa la evaluación que se hace del objeto152.



Su intensidad, entendida como el grado o extremosidad de esa valencia153. A su vez, la intensidad de una actitud depende de: o

La importancia de la actitud para esa persona.

o

El conocimiento del objeto de actitud.

o

La facilidad de activación de la actitud en la mente del individuo.

Aunque las actitudes son fenómenos subjetivos e internos al sujeto, éstas pueden ser medibles mediante dos métodos: ▪

Medidas explícitas: consisten en la auto o heteroadministración de cuestionarios o escalas que preguntan de forma directa sobre las actitudes a estudiar. En esta variedad de escalas, la persona manifiesta su grado de acuerdo o de oposición con una serie de enunciados que recogen distintos factores que las personas podrían tener en cuenta al evaluar el objeto de actitud154. Por tanto, la medida de la actitud se obtiene mediante la suma de todos los ítems.



Medidas implícitas: consisten en el uso de procedimientos que impiden que los sujetos sean conscientes del objetivo de medida de la investigación, de forma que incluso algunas evaluaciones son tan automáticas que no es posible controlar su respuesta. Este tipo de medidas son muy útiles cuando los temas a investigar están basados en estereotipos, prejuicios y actitudes socialmente no aceptadas, de forma que se corre el riesgo de que las personas no manifiesten sus actitudes reales hacia

152

Observación de conductas no verbales.

Por ejemplo: entre estar a favor o en contra, estoy a favor del aborto. Por ejemplo: dentro de que esté a favor del aborto, considero que hay excepciones. 154 Una de las escalas más frecuentemente utilizadas es la escala tipo Likert, que permite medir el grado positivo, neutro o negativo de cada enunciado. Otro tipo de escala ampliamente difundida es el diferencial semántico, que consiste en una serie de escalas bipolares definidas por dos características opuestas y la persona evaluará el objeto de actitud señalando el punto de la escala con el que lo asocia a lo largo de un continuo. 153

Página

o

66

ese tema. Algunas de las medidas implícitas más usadas son:

Actitudes

CAPÍTULO 6 o

Medidas fisiológicas: como la conductividad de la piel, el electromiograma facial para medir microexpresiones, o la activación de determinadas áreas cerebrales que se sabe que están relacionadas con la expresión de emociones positivas o negativas.

o

Medidas basadas en la latencia de respuesta: se trata de comprobar la activación de la actitud hacia un estímulo a través de la velocidad con la que se realizan una serie de asociaciones. ➢ Exposición secuencial o priming: el objeto de estudio se presenta en una pantalla durante unas fracciones de segundo (el tiempo suficiente para preactivar cognitivamente ese objeto en la mente del sujeto y que éste no sea consciente de que ha visto esa imagen) y seguidamente se presenta un conjunto de palabras de contenido evaluativo. La tarea consiste en contestar si el contenido evaluativo de las palabras es bueno o malo tan rápido como sea posible. Si ambos conceptos se ajustan a la actitud del sujeto, el tiempo de reacción será menor (o sea, la velocidad de respuesta será mayor), que si no se produce esa congruencia155. ➢ Test de Asociaciones Implícitas (implicit Association Test, IAT): el procedimiento consiste en clasificar palabras que van apareciendo en una pantalla como perteneciente a una de las dos categorías. Para realizar la categorización, los participantes tienen que contestar lo más rápido posible apretando una tecla con la mano derecha, si se trata de una categoría, y otra tecla con la mano izquierda, si es la opuesta.

En un primer bloque, el sujeto identificará entre bueno y malo pulsando con la mano derecha si es bueno y con la izquierda si es malo. En un segundo bloque, diferenciará entre nombres marroquíes con la derecha, y españoles con la izquierda. En el tercer bloque se combinan elementos buenos y malos y nombres españoles y marroquíes y la de

las

manos

con

las

que

se

debe

pulsar

se

Página

67

posición

155

Por ejemplo, si queremos estudiar si una persona blanca tiene prejuicios contra los negros, se le presentará una imagen de una persona negra sin que él lo sepa y a continuación se le presentarán adjetivos buenos y malos (amigable, cruel, inteligente, robador) donde tendrá que apretar un botón para catalogarlos como tal. Si el sujeto tiene prejuicios sobre los negros, su respuesta será muy rápida cuando se le presenten adjetivos negativos; es decir, su tiempo de reacción estará condicionado por sus creencias que asocian las características de los negros más a lo malo que a lo bueno. Así mismo, en una persona sin prejuicios no habría diferencias en tiempos de reacción.

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Actitudes

CAPÍTULO 6 contrabalancean156. Para una persona con prejuicios será más fácil responder rápidamente a la asociación marroquí-malo/español-bueno que a la asociación marroquí-bueno/español-malo157.

No siempre se ha encontrado correlación entre actitudes explícitas e implícitas. Una posible explicación de la falta de asociación es que, al utilizar en una misma persona los dos tipos de medidas, en las medidas explícitas haya fingido, haciendo aparecer su verdadera actitud en las implícitas. Otra posible explicación es que las medidas implícitas recogen asociaciones automáticas que pueden, en algunos casos, ser inconscientes y estar cultural o socialmente determinadas sin que las personas respondan ante el objeto de actitud de acuerdo con esas asociaciones cuando tienen la oportunidad de pensar sus respuestas158.

2. Funciones de las actitudes Katz (1960) ha propuesto que las actitudes desarrollan cuatro funciones principales: ▪

Conocimiento: las actitudes nos ayudan a comprender nuestro entorno y a darle significado, ya que permiten clasificar rápidamente la nueva información en dimensiones como bueno-malo, agradable-desagradable, bonito-feo, etc. Esta división en positivo VS negativo permite diferenciar entre lo que es beneficioso de lo que es dañino para cada individuo y así determinar cómo ese estímulo puede contribuir en mayor o menor medida a proporcionarle bienestar.

Por otra parte, las actitudes influyen en el procesamiento de la información, siendo esta influencia más potente cuanto más fuerte es la actitud, ya que este tipo de actitudes son más accesibles y se basan en un conocimiento más elaborado. Con frecuencia, las actitudes sesgan el procesamiento de la información debido a que: o

Se selecciona qué es lo que se procesa (atención).

o

La información que se ha seleccionado se interpreta para hacerla congruente con la actitud previa (percepción).

Página

En este tercer bloque existen dos subloques donde se asociaría marroquí-malo/español-bueno y en otro marroquí-bueno/español-malo. 157 Un ejemplo de test de asociaciones implícitas se encuentra en la siguiente web: https://implicit.harvard.edu/implicit/spain/ 158 El modelo de disociación explica este fenómeno aludiendo a que existe, por un lado, los estereotipos culturales (creencias compartidas dentro de una sociedad sobre características asociadas a los miembros de un grupo) y por otro las creencias personales, que reflejan la aceptación o no de esos estereotipos culturales. Las asociaciones estereotipadas se aprenden a lo largo de la socialización del individuo y se activan de forma automática, de forma que es lo que recogería las medidas implícitas. Por otra parte, las creencias personales se activan de manera controlada, es decir, mediante medidas explícitas.

68

156

CAPÍTULO 6 o

Actitudes

La información que es incongruente se ignora y se recuerda mucho menos que la congruente (almacenamiento y recuerdo).



Instrumental: las actitudes pueden servir a la persona para obtener premios y evitar castigos, de forma que se logren determinadas metas. Expresar una actitud ante los demás, puede servir para obtener beneficios159. Esta función instrumental permite una interpretación del entorno al clasificar los objetos de actitud de acuerdo con los resultados que proporcionan.



Defensiva del yo: las actitudes pueden contribuir a mantener la autoestima. Un ejemplo sería las actitudes etnocéntricas y xenófobas hacia determinados grupos como una forma de proyectar la frustración propia culpando a otros grupos de lo que sucede en su entorno160. Algunas actitudes de negación del peligro (como no usar protección en las relaciones sexuales), o las actitudes positivas hacia el consumo de drogas, cumplirían una función defensiva del yo negando la amenaza del peligro.



Expresiva de valores: la expresión de actitudes es una tarjeta de presentación a través de la que se ofrece una faceta de la identidad. De este modo, las actitudes pueden servir para reafirmar aspectos importantes del autoconcepto. Es importante tener en cuenta que una misma actitud puede cumplir diferentes

funciones para distintas personas, y que una actitud puede servir para varias funciones a una misma persona161. Así mismo, las funciones de una misma actitud también pueden cambiar en el tiempo y servir a una persona para diferentes propósitos en diferentes momentos.

3. Origen de las actitudes Las actitudes se aprenden, expresan y se modifican en contextos sociales, pero también se pueden desarrollar sobre una base biológica. Ambos tipos de factores no son necesariamente independientes, y parte de la variabilidad de actitudes se puede deber a la

Página

69

interacción de factores sociales y biológicos.

159

Por ejemplo, mostrar una actitud favorable hacia un tipo de música o una forma de vestir puede ser útil a un adolescente para integrarse en un grupo al que quiere pertenecer. 160 Por ejemplo, culpar a los inmigrantes de que le están quitando el trabajo. 161 Por ejemplo, una profesora puede estar a favor de la integración de discapacitados en el aula porque esta medida favorece el que se contraten más profesores (función instrumental), o porque está a favor de la igualdad de oportunidades (función expresiva de valores).

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Actitudes

3.1.

CAPÍTULO 6

Influencias biológicas

Hay evidencia de que ciertas actitudes pueden estar influidas por aspectos genéticos y que tienen su origen en mecanismos innatos que han favorecido a la especie en las épocas ancestrales162. Por otro lado, también merece mención especial el temperamento de las personas que condiciona también las actitudes que pueda tener el sujeto163. El impacto de la herencia genética en las actitudes es más significativo en aquellas basadas en aspectos afectivos que en las que se basan en creencias o conductas (Erwin, 2001). No obstante, es muy importante tener presente que los factores genéticos no pueden explicar totalmente la formación de actitudes, pues los factores de socialización modulan esa predisposición. Del mismo modo, aunque ciertos genes puedan influir en una actitud, no implica que no se pueda modificar (Bohner y Wänke, 2002).

3.2.

El efecto de la mera exposición

El efecto de la mera exposición se puede describir como el aumento de la favorabilidad hacia un estímulo neutro al aumentar la exposición repetida del mismo (Zajonc, 1968)164. Este efecto es uno de los mecanismos psicológicos que requieren menos procesamiento cognitivo para que se forme una actitud. No obstante, la repetición exagerada de la exposición puede derivar a un hartazgo que conllevaría a actitudes negativas a ese objeto.

3.3.

Obtención de actitudes por aprendizaje

La aceptación o rechazo de actitudes se puede obtener mediante procesos de aprendizaje. De forma general, los distintos tipos de aprendizaje que influyen en la obtención de actitudes son: ▪

Condicionamiento clásico o evaluativo: nos puede llegar a agradar algo porque la exposición a ese objeto esté apareada con experiencias que provocan un afecto

El miedo a las serpientes o al sonido de los truenos pueden tener su base en peligros reales para la supervivencia de nuestros ancestros. Del mismo modo, algunas aficiones, como comer dulce o grasas, hubiera permitido a nuestros ascendentes acumular reservas de energía para los momentos de carestía. 163 Las diferencias de temperamento pueden explicar muchas actitudes hacia conductas como los deportes de riesgo o acciones que exigen una actividad extenuante. No obstante, solo el temperamento no puede explicar que se tengan algunas actitudes. 164 Por ejemplo, cuando escuchamos una música que no nos aporta ningún valor, pero que al escucharla repetidamente nos termina por gustar.

Página

162

70

positivo, así como nos pueda desagradar algo porque esté asociado a estímulos que

CAPÍTULO 6

Actitudes

nos provocan un afecto negativo165. La investigación pone de manifiesto que el condicionamiento clásico aplicado a las actitudes, llamado condicionamiento evaluativo, presenta algunas particularidades con relación al CC habitual:



o

Es duradero y resiste a la extinción.

o

Puede producirse con una única asociación.

o

No es necesario que la persona sea consciente de la asociación entre EI y EC.

Condicionamiento operante: aplicando este condicionamiento a las respuestas evaluativas provocadas por el objeto de actitud, se supone que estas aumentan si van seguidas de consecuencias positivas, y disminuyen si van seguidas de consecuencias negativas166.



Condicionamiento vicario o aprendizaje por observación: las respuestas evaluativas también pueden condicionarse por la observación de la conducta de otras personas, ya sea imitando a un modelo167 o aprendiendo a partir de las consecuencias de esa conducta para el que la realiza168. El aprendizaje por observación es muy característico de aquellas personas que quieren pertenecer a un grupo que identifican como importante e imitan las actitudes de sus miembros, especialmente las del líder. El condicionamiento operante y el vicario son los mecanismos más importantes a

través de los que los agentes socializadores (padres, profesores, medios de comunicación) influyen en las actitudes, pues el refuerzo afecta a éstas porque proporciona información social sobre lo adecuado de las actitudes en cada contexto, así como de las normales sociales que deben cumplirse. Cuando las actitudes se han formado, la persona tenderá a rodearse de un contexto social con actitudes similares que le proporcione nuevos refuerzos (Erwin, 2001). En algunas ocasiones, en un grupo se pueden fomentar actitudes que en privado ninguno de los miembros del grupo sostiene, es lo que se conoce como ignorancia pluralista169.

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71

165

En esencia, se está haciendo referencia al condicionamiento clásico, recurso que utiliza mucho la publicidad para asociar el producto a vender (estímulo condicionado) con gente atractiva o con humor (estímulo incondicionado) y así transferir esa actitud positiva al producto. 166 Por ejemplo, felicitar a un niño el interés que muestra en el estudio de una asignatura reforzaría el estudio de esa asignatura y su actitud vinculada a ese estudio. 167 El modelado se utiliza constantemente en la publicidad; por ejemplo, cuando se intenta que los consumidores cambien sus actitudes imitando a deportistas o actores que usan determinado producto. 168 En el condicionamiento vicario no es necesario que el sujeto experimente directamente las consecuencias, sino que los refuerzos o castigos observados en las respuestas de los demás le sirvan de referencia. Por ejemplo, se puede adquirir una actitud favorable hacia el uso de las armas si constantemente se está viendo a héroes en la TV que las utilizan y son elogiados por ello. 169 Por ejemplo, personas que se oponen en privado al consumo excesivo de alcohol, pero en público beben en exceso porque creen falsamente que la mayoría de las personas del grupo están a favor de este tipo de consumo.

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Actitudes

3.4.

CAPÍTULO 6

Influencia del contexto en la formación y cambio de actitudes

No siempre evaluamos de la misma manera el mismo objeto. Las actitudes dependen de la información, tanto la existente en la memoria como la información que se activa exclusivamente dependiendo de la situación. El contexto no solo influye en qué información viene a la mente, sino también en la propia evaluación. Algunos de los factores que pueden condicionar la evaluación son: ▪

Las metas que se desea conseguir: los objetos de actitud que favorecen el logro de un objetivo importante para la persona se evaluarán más favorablemente que aquellos que impidan lograr el objetivo.



El estado de ánimo: es más fácil que se evoquen aquellos aspectos del objeto de actitud que están en sintonía con nuestro humor. Por tanto, se tiende a tener una visión más positiva del entorno cuando estamos de buen humor que cuando estamos de mal humor, y viceversa.



Estados fisiológicos y corporales: la gestualidad influye en la interpretación del entorno, de forma que, si nuestra gesticulación es negativa, interpretaremos el entorno también con rasgos negativos, y viceversa.



El estándar usado para la evaluación: cualquier evaluación va a ser más o menos positiva en función de con qué comparemos el objeto de actitud. Las actitudes que se basan en información habitualmente accesible son más estables

en diferentes situaciones y contextos que la información que se activa en situaciones específicas. Estas últimas serán estables cuando el contexto que las ha activado sea también estable.

4. Influencia entre actitudes y conducta 4.1.

Influencia de las actitudes en la conducta

El concepto de actitud parece estar estrechamente ligado a la conducta, aunque Ajzen y Fishbein (1977) dan dos explicaciones sobre por qué en ocasiones las actitudes no influyen

La actitud y el comportamiento se miden en diferentes niveles de generalidad170.

Página



72

en el comportamiento:

170

Con frecuencia se miden actitudes generales (como la actitud hacia el medio ambiente) mientras que se toman medidas de comportamientos específico (como reciclar).

Actitudes

CAPÍTULO 6 ▪

La conducta puede estar condicionada por factores situacionales que influyen en el comportamiento. Por ello, se recomienda medir la intención de la conducta en vez de la conducta real. Algunos de los modelos y teorías que explican la predicción de la conducta a través

de las actitudes, son: ▪

Modelo MODE: este modelo postula que las actitudes pueden guiar el comportamiento hacia un objeto mediante dos tipos de procesamiento cognitivo: o

Procesamiento espontáneo: está basado en la activación automática e inconsciente de una actitud relevante que permite procesar la información del objeto de actitud. Es necesario que esa actitud exista previamente para poder ser activada cuando se presente el objeto de actitud. Además, cuanto más accesible sea la actitud, mayor será la influencia que ejerza sobre las percepciones posteriores y sobre las conductas basadas en esas percepciones.

En este tipo de procesamiento, la actitud funciona como

heurístico y guía la conducta sin necesidad de reflexión. o

Procesamiento elaborado: se analiza detalladamente la información disponible. Este tipo de procesamiento llevaría a utilizar una actitud como argumento para realizar o no una conducta. Se analizarían los atributos positivos y negativos del objeto en esa situación concreta y se tomaría la decisión que llevaría a actuar de una determinada manera para ese momento. Los determinantes del procesamiento elaborado son la motivación y la oportunidad171

En líneas generales, cuando la motivación y la oportunidad son bajas, las actitudes previas guían la conducta en mayor medida que la información presente en la situación, es decir, prima el procesamiento espontáneo en vez del elaborado. ▪

Teoría de la acción razonada: se basa en el modelo MODE y se centra en la explicación y la predicción del comportamiento humano en contextos específicos. El elemento central de esta teoría es la intención que tiene una persona de realizar una conducta. Esta motivación es el principal factor psicológico que hay que predecir, ya

73

que la ejecución de la conducta no siempre está bajo el control de la persona y puede

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que no consiga realizarla a pesar de su intención. La intención de la conducta está determinada por dos factores:

171

Se entiende la oportunidad como la posibilidad de llevar a cabo el esfuerzo de analizar todos los atributos del objeto.

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Actitudes o

CAPÍTULO 6 La actitud hacia la conducta: hace referencia al grado en que la persona evalúa favorablemente o no realizar esa conducta concreta. La actitud depende de las creencias y consecuencias acerca de realizar la conducta. Esta valoración subjetiva de los resultados incide directamente en la actitud, ya que se combina de forma multiplicativa con la fuerza de las creencias.

Por tanto, la actitud hacia la conducta se obtendría mediante la suma del producto de las creencias por la evaluación que le otorga el sujeto172. o

La norma subjetiva: hace referencia a la influencia que ejerce el contexto social en el individuo. Es la percepción que el individuo tiene de la opinión de los otros y no tiene por qué ser real. Depende a su vez de dos factores: ➢ Las creencias sobre lo que piensan determinados individuos respecto a si la persona debe o no realizar la conducta. ➢ La motivación de la persona para acatar esa opinión.

Estos dos factores también se combinan de forma multiplicativa para determinar la magnitud de la norma subjetiva. Es decir, cada creencia normativa se multiplica por la motivación de la persona para complacer al referente en cuestión, obteniéndose mediante la suma de los productos el valor de la norma subjetiva173. ▪

Teoría de la acción planificada: esta teoría, también proveniente de la anterior, añade un nuevo factor, el control conductual percibido, que se refiere a la percepción que la persona tiene de lo fácil o difícil que le resultaría realizar el comportamiento, o sea, hace referencia al nivel de autoeficacia. Este nuevo componente permite explicar la conducta de dos formas: o

Indirectamente, a través de la influencia que tiene sobre la intención de conducta, ya que si parece muy difícil llevar a cabo un comportamiento ni

Por ejemplo, para conocer la actitud de una persona sobre Psicología como posible elección de carrera a estudiar, se le pide que responda a un cuestionario donde se preguntan sus creencias y sus valoraciones sobre determinados aspectos. En primer lugar, se le pregunta sobre creencias y expectativas: probabilidad de ayudar a las personas (8), probabilidad de empleo (3) y probabilidad de ganar dinero (4). A su vez, esa persona evalúa la importancia que para ella tienen ayudar a otras personas (7), encontrar empleo (6) y ganar dinero (5). Según la fórmula, con estos datos la actitud hacia estudiar Psicología sería: (8x7) + (3x6) + (4x5) = 94. 173 Por ejemplo, si una persona percibe que su padre tiene mucho interés en que elija la carrera de Psicología (evaluado numéricamente lo estimaría como un 7), y esa persona tiene una alta motivación para complacer a su padre (evaluado como 8), e este caso la norma subjetiva valdría 56 (8x7).

Página

172

74

siquiera se intentará.

CAPÍTULO 6 o

Actitudes

Directamente: cuando la intención es la misma, el esfuerzo que estemos dispuestos a emplear para realizar una conducta va a ser mayor si creemos que tenemos la capacidad para llevarla a cabo.

4.2.

Influencia de la conducta en las actitudes: la teoría de la disonancia cognitiva

La teoría de la disonancia cognitiva, desarrollada por Festinger (1957), defiende que la existencia de cogniciones que no son coherentes entre sí producen en la persona un estado de incomodidad, de forma que ésta se esforzará en paliarlo intentando hacer esas cogniciones más coherentes. De acuerdo con la teoría, las relaciones entre los elementos del conocimiento pueden ser: ▪

Irrelevantes: una cognición no tiene nada que ver con la otra174.



Consonantes: de una cognición se puede inferir la otra175.



Disonantes: cuando una cognición es incoherente con la otra176. Cuando existen cogniciones que son disonantes, o sea, que no concuerdan entre sí,

aparece la disonancia cognitiva. Ésta, a su vez, funciona como un factor motivacional para propiciar cambios psicológicos y reducir el malestar. El grado de malestar psicológico depende de: ▪

Proporción de cogniciones disonantes en relación con cogniciones consonantes.



Importancia de las cogniciones para la persona. La disonancia es muy común y puede surgir por diferentes razones. Dado que la teoría

es aplicable a situaciones muy diversas, se han creado paradigmas que intentan explicarlo en esos contextos: ▪

Paradigma de la libre elección: hace referencia a la disonancia que aparece después de tomar una decisión. Siempre que una persona tiene que elegir entre dos formas de actuar igualmente atractivas surge un conflicto. Una vez que se ha optado por una de ellas, permanecen en la mente los aspectos positivos que hacían atractiva la opción rechazada, por lo que se genera disonancia. La disonancia se puede reducir a través

Página

75

de varias estrategias: o

Restando importancia a la decisión tomada.

o

Considerando que el resultado final de las dos alternativas es el mismo, o al menos muy similar.

174

Por ejemplo, considerarse una persona ahorradora es irrelevante con pasear todos los días por el parque. Por ejemplo, considerarse ahorrador es consonante con comportamientos que impliquen gastar poco dinero. 176 Por ejemplo, considerarse ahorrador y malgastar el dinero. 175

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Actitudes o

CAPÍTULO 6 Cambiar el atractivo de ambas alternativas. Este último recurso es el que más se utiliza y consiste en aumentar la proporción de elementos consonantes con la decisión tomada. Esto se consigue: ➢ Aumentando la importancia de los elementos consonantes con la elección y disminuyendo la importancia de la opción rechazada. ➢ No teniendo en cuenta algunos de los elementos negativos de la opción elegida o de los elementos positivos de la rechazada. ➢ Aumentando el número de elementos positivos consonantes con la elección.



Paradigma de la complacencia inducida: disonancia después de actuar en contra de las propias creencias. Es muy común realizar conductas contractitudinales por muy diversas razones y justificar este tipo de conductas puede resultar más o menos fácil, dependiendo de los argumentos.

Con frecuencia, la disonancia entre actitud y conducta se debe a algún tipo de coacción externa. La condescendencia forzosa se produce en muchas ocasiones ante el ofrecimiento de un premio si se cumple con ese requerimiento o por la amenaza de un castigo si no se realiza determinada conducta177. Cuando en vez de recompensas se imparten castigos después de realizar una conducta, también funciona un mecanismo de racionalización, de forma que cuanto mayor sea el castigo menor será el cambio de actitud. La explicación es que, si se cambia la conducta porque existe la amenaza de castigo, la nueva conducta se puede justificar por esa amenaza. ▪

Paradigma de la desconfirmación de creencias: disonancia después de exponer la información inconsistente con las creencias. Cuando una persona recibe información que es incompatible con sus creencias aparecen dos vías de resolución: Una de las vías consiste en cambiar sus creencias originales.

177

Un ejemplo sería el experimento llevado a cabo por Festinger y Carlsmith (1959). Estos autores indujeron en todos los sujetos una disonancia entre las actitudes y la conducta. A la mitad de los participantes les ofrecieron un incentivo alto de forma que éstos justificaban su conducta por la recompensa que iban a obtener, mientras que la otra mitad no obtenía ningún incentivo y, por lo tanto, no tenían razones que les permitieran justificar por qué actuaron en contra de su actitud. Aquellos que no pudieron justificar lo que habían hecho fueron los que cambiaron su actitud para hacerla consonante con la conducta.

Página

76

o

CAPÍTULO 6 o

Actitudes

La otra vía consiste en rechazar la nueva información o negar su veracidad, de forma que se busqua nueva información que reafirme las anteriores creencias178.



Paradigma de la justificación del esfuerzo: disonancia después de realizar conductas que requieren mucho esfuerzo. Existe una relación entre cuánto se valora algo y el esfuerzo que se está dispuesto a realizar para conseguirlo. Por ese motivo, resulta disonante realizar una conducta muy costosa orientada a una meta para posteriormente no apreciar lo que se ha conseguido179. Siempre que se emprende cualquier actividad que supone un esfuerzo desagradable, aunque sea para obtener algo deseado, se produce cierta disonancia, que será mayor cuanto mayor sea el esfuerzo. La manera de reducir esa disonancia es aumentar la valoración que se hace de la meta deseada, es decir, adoptando una actitud más positiva hacia ese logro. Con relación a si la disonancia es un fenómeno universal, la disonancia existe porque

la cultura define lo que es consonante y lo que no lo es, por eso, cabe esperar que haya culturas para los que no sean disonantes creencias que sí lo son para otros. Una de las explicaciones que se ha propuesto se refiere a las diferencias culturales en la naturaleza del autoconcepto más que en valores de individualismo-colectivismo. Los japoneses poseen un autoconcepto interdependiente; es decir, desempeñan un papel fundamental sus relaciones con personas del endogrupo, de ahí que la imagen de su yo ideal sea para ellos la de un buen miembro que se adapta al grupo y cuyas decisiones reflejan las preferencias de éste. Tomar una decisión que perjudique a alguien cercano supondría un deterioro de su propia imagen de miembro del grupo y le provocaría disonancia. En cambio, no sienten su propia imagen tan amenazada por la disonancia al tomar una decisión que solo les afecte a ellos, como les puede suceder a los norteamericanos, que se caracterizan por un autoconcepto independiente. Otra posible explicación radica en que los asiáticos son más conscientes de que su comportamiento puede estar determinado por el contexto, por esta razón, les será más fácil

Página

77

justificar su conducta180.

178

Por ejemplo, las sectas que tienen la creencia de que el mundo se acaba en 2012, y al no ocurrir, se apoyan en datos que benefician sus creencias. 179 Este proceso explicaría, por ejemplo, que si una persona invierte mucho dinero en una terapia para dejar de fumar sea más fácil que deje el tabaco que otra persona a la que la terapia se la han pagado sus padres. 180 Es importante destacar que ni el refuerzo ni el castigo favorecen el cambio de actitudes, pues de lo único que sirven es para autojustificar por qué se ha realizado una conducta.

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Influencia, persuasión y cambio de actitudes

CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7: INFLUENCIA, PERSUASIÓN Y CAMBIO DE ACTITUDES 1. Introducción La influencia social es un aspecto esencial en el desarrollo de los individuos y también de la sociedad en su conjunto. De estos procesos de influencia depende, en buena medida, que las estructuras y valores que rigen una sociedad se mantengan o cambien. En todos los procesos de influencia unas veces actuamos como agente que influye y otras como blanco que recibe la influencia. En cualquier caso, la intención de influir irá dirigida a modificar las creencias, sentimientos o conductas, es decir, la intención de cambiar una actitud para finalmente, cambiar una conducta. Los modos de influencia social son muy diversos. Si tenemos en cuenta el escenario en que tiene lugar el proceso de influencia, nos encontramos con tres contextos distintos: ▪

Comunicación cara a cara: el agente y el blanco intervienen simultáneamente, la comunicación es bidireccional. El agente trata de imaginar qué pasa en la mente del otro para tratar de adaptar su conducta y, a su vez, el blanco participa imponiendo su postura.



Comunicación directa dirigida a la audiencia: interacción poco recíproca, el blanco puede expresar su opinión mediante aplausos o abucheos, pero apenas conseguirá influir en la conducta del agente.



Comunicación de masas: la influencia del blanco se limita a aceptar o rechazar ese medio de comunicación. Es típico de la publicidad.

2. Principios psicológicos básicos que subyacen a los procesos de influencia Las tácticas de influencia son empleadas por todas las personas y en función del blanco de influencia y de la situación utilizaremos una táctica u otra. Cialdini (2001) defiende que las tácticas de influencia se basan en seis principios psicológicos: Compromiso/coherencia: la coherencia socialmente se asocia a personas honradas,

percibe superficiales y poco lógicas. Por ello, esta es la razón por la que deseamos parecer coherentes a los demás, sino sentirnos coherentes con nosotros mismos. La conducta que realizamos compromete nuestros actos futuros y nos incitaría a actuar en la misma línea para comportarnos con coherencia. Por tanto, cuando una persona se compromete con una postura, será más proclive a aceptar peticiones para realizar conductas coherentes con esa postura (Cialdini y Sagarin, 2005). En estas situaciones,

78

estables y racionales; por el contrario, aquellas personas poco coherentes se las

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Influencia, persuasión y cambio de actitudes

CAPÍTULO 7

por lo general, la persona no es consciente de la presión que puede ejercer el agente, sino que es la propia presión de ser consecuente con su comportamiento anterior. Dentro de este motivo destacan tres tácticas de influencia: o

Táctica pie en la puerta: esta táctica consiste en conseguir un compromiso inicial, aunque sea de poca importancia, de forma que el blanco actuará en consecuencia y será más fácil que vuelva a aceptar cualquier petición que vaya en la misma línea de compromiso inicial. Para que esta táctica resulte eficaz hay que tener en cuenta una serie de consideraciones: ➢ El blanco debe llevar a cabo la primera de las acciones solicitadas, ya que de otro modo no existirá una conducta previa que comprometa con su coherencia. ➢ Etiquetar de formar explícita al blanco como defensora de esa causa. ➢ La petición inicial requiere un esfuerzo pequeño, pero con capacidad suficiente como para que el blanco perciba que existe un cierto compromiso. ➢ El tiempo entre la primera y segunda petición no debe ser excesivo. ➢ Informar de que hay gente muy interesada en la primera petición para evitar que se niegue a realizarla. ➢ Evitar que la persona que ofrece la petición inicial ofrezca también la segunda, pues el blanco puede sospechar las intenciones del agente. ➢ Evitar pagar a las personas, pues el sujeto puede justificar su conducta por el incentivo (disonancia cognitiva).

o

Táctica de la bola baja: esta táctica pretende conseguir que la persona se comprometa a realizar una conducta basándose en una información falsa o incompleta. Cuando posteriormente recibe la información adecuada, tiende a continuar con su compromiso inicial, a pesar de que mantener esa decisión no le reporte beneficios181. A diferencia de la técnica del pie en la puerta, en esta táctica el compromiso inicial parte del propio sujeto y no por iniciativa de otra persona (Joule, 1978). Para que esta táctica resulte eficaz hay que tener en cuenta una serie de consideraciones:

79

➢ Se utiliza una misma persona como agente de influencia. ➢ El primer compromiso lo realiza la persona libremente.

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➢ El compromiso es público.

181

Por ejemplo, anunciar un curso donde no aparece la hora de inicio. Cuando los sujetos se apuntan al curso, se notifica posteriormente que es a las 7 de la mañana. A pesar de este inconveniente, los sujetos no abandonan el curso y acuden a dicha hora. Esto se explica porque los sujetos siguen manteniendo su compromiso inicial.

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CAPÍTULO 7

➢ Aumenta la eficacia de la táctica cuando el número de conductas y obligaciones previas a la decisión final es mayor. o

Táctica incluso un penique es suficiente: esta táctica consiste en llamar la atención de las personas sobre valores que son importantes e inducir una situación de influencia que evoque esos valores, de forma que una persona no pueda rechazar una petición pequeña sin dejar de ser coherentes con los valores que sostiene. Es una técnica muy utilizada para obtener fines caritativos.



Reciprocidad: la reciprocidad está presente en todas las culturas y es uno de los motivos psicológicos más importantes donde se sustenta el funcionamiento de los grupos humanos. Siguiendo la norma de reciprocidad se asegura que cualquier recurso que se comparta con otros miembros del grupo se podrá recuperar cuando se esté en una situación de necesidad (“hoy por ti, mañana por mí”). Por tanto, la regla de reciprocidad se puede traducir como que se debe ser más proclive a satisfacer la solicitud de una persona que previamente nos ha hecho un favor. Dentro de este motivo destacan dos tácticas de influencia: o

Táctica esto no es todo: esta táctica consiste en dar algo, aunque el blanco no lo solicite, para posteriormente hacer algún tipo de petición. Esta táctica se usa mucho en ventas mediante el uso de regalos.

o

Táctica del portazo en la cara: esta táctica consiste en comenzar con una petición de un gran favor, que con gran probabilidad rechazará el blanco, de forma que cuando se solicite posteriormente algo de menor valor (que es lo que realmente se quiere conseguir), el blanco aceptará porque el otro sujeto ha cedido anteriormente. Esta táctica es muy utilizada en negociaciones182. Para que esta técnica sea efectiva, hay que tener en cuenta una serie de consideraciones: ➢ La primera petición debe ser más alta, pero no desmesurada, pues sería poco creíble que se considerara un objetivo real y rebajarla no parecería una concesión.

➢ Se debe explicar por qué razón se rebaja la petición.

182

Por ejemplo, una petición de 100€ nos parece menor y más favorable si va precedida por una de 1000€ a la que nos hemos negado.

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persona.

80

➢ Las dos peticiones han de ser semejantes y realizadas por la misma

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CAPÍTULO 7

➢ No debe transcurrir mucho tiempo entre ambas peticiones (no más de 24 horas). ▪

Validación social: necesitamos evaluar lo adecuado de nuestro comportamiento comparándolo con el de las personas semejantes a nosotros, especialmente cuando estamos en una situación ambigua y cuando imitamos a personas similares a nosotros183. Dos de las tácticas más utilizadas que se basan en este principio son: o

Táctica lo que hace la mayoría: la estrategia consiste en presentar una acción como lógica porque la mayoría de la gente de ese grupo específico la hace184. La inclusión de grupos determinados incrementa el éxito de la táctica pues se incita un sentimiento de identidad y la tendencia a imitar a aquellos a los que somos similares.

o

Lista de personas semejantes: consiste en acompañar la petición con una lista de personas que ya han actuado de ese modo, por tanto, cuanto mayor es la lista, más probable es que se acceda a la petición185.



Escasez: este principio se basa en valorar más cualquier cosa que está fuera de nuestro alcance o que es difícil de conseguir. Esto ocurre porque asociamos las cosas valiosas a aquello que no está al alcance de todos, sino de privilegiados. Poseer bienes de consumo que escasean o que son inaccesibles a los demás es una forma de reafirmar la identidad personal, haciéndonos sentir únicos. Otra explicación viene dada porque si no se nos permite tener algo, nuestra libertad y autonomía se ven coartadas186. Se ha comprobado que las personas se sienten más atraídas por la información prohibida, la juzgan más favorablemente y tienden a creer más en su veracidad antes de que se prohibiera (Worchel, 1992). Existen tres tácticas basadas en este principio psicológico: o

Series limitadas de un producto: cuanto menor es el número de ejemplares, mayor es el valor que se les concede, independientemente de la atracción que

Página

81

despierte su belleza.

183

Por ejemplo, usar risas enlatadas en un número de humor para informar a la audiencia de que ese chiste hace risa puede influir en nuestra actitud hacia ese número. 184 Por ejemplo, anexar en un artículo información del tipo “el coche del año”, “el bestseller más vendido”. 185 Por ejemplo, las listas que van asociadas a las campañas de Change.org como aval de que la gente está interesada en esa labor. 186 Cuando se tiene esa sensación de amenaza de libertad aparecería una motivación para luchar por aquello que nos prohíben. Por ejemplo, basta que censuren un libro para que el interés del público se despierte.

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Influencia, persuasión y cambio de actitudes o

CAPÍTULO 7

Plazos de tiempo limitados: cuando la posibilidad de adquisición de un producto se limita en el tiempo, la decisión de compra no se puede posponer, suscitándose el mecanismo de no dejar pasar esa oportunidad.

o

Competencia por un producto que puede llevarse otra persona: la competencia por un producto aumenta el interés hacia él y el deseo de poseerlo187.



Simpatía: este principio opera mediante el componente afectivo de las actitudes, de forma que la estrategia consiste en evocar un estado de ánimo positivo asociándolo con el objeto a vender, como si de un condicionamiento clásico se basara. Por otro lado, en las situaciones de interacción en las que un agente de influencia trata de convencer a alguien también funciona muy bien el provocar simpatía188. Hay una serie de características que aumentan la simpatía: o

Atractivo físico: este proceso se ha vinculado con el efecto halo que acompaña a la belleza, comprobándose que a las personas atractivas se les asignan automáticamente otras cualidades positivas, lo que consigue que aumenten sus posibilidades de influencia.

o

Semejanza: hacer notar que existe algún punto de semejanza entre el agente y su blanco de influencia funciona como táctica debido a que tendemos a simpatizar con las personas que se parecen a nosotros.

o

Cooperación: favorece la mutua simpatía porque fomenta el contacto positivo con otras personas, y tendemos a confiar más en las personas con las que estamos familiarizados189.

o

Halagos: el halago es una estrategia muy eficaz para crear una corriente de simpatía. No obstante, puede resultar un mecanismo muy obvio para obtener algo de otra persona, por lo que si se exageran las alabanzas puede ser contraproducente.



Autoridad: la influencia basada en la autoridad es eficaz debido a que desde pequeños se nos inculca que obedecer a la autoridad es una conducta correcta, puesto que las personas que han alcanzado esa posición se presuponen que tienen alto nivel

187

Este fenómeno se puede observar en las relaciones íntimas, donde la aparición de un rival aumenta la atracción hacia la pareja. 188 Esto es probablemente debido a que se activa el motivo social universal de confianza. 189 Por ejemplo, cuando un vendedor le dice al cliente que le va a poner un precio muy especial, pero le pide que no lo divulgue porque podría tener problemas con la dirección.

Página

autoridad puede derivarse de dos tipos de poder:

82

de conocimientos y gran poder. La influencia que ejerce una persona en función de su

CAPÍTULO 7 o

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Poder coercitivo: se basa en la posibilidad de repartir premios y castigos a otras personas190.

o

Poder de experto: se basa en el reconocimiento de su competencia en determinadas materias por parte de otros191.

Las tácticas de influencia desarrolladas para lograr convencer no se basan realmente en la autoridad, sino en provocar una asociación automática a la autoridad recurriendo a símbolos que la representan. Destacan especialmente dos tipos de símbolos: o

Los títulos: los títulos se asocian al conocimiento de expertos.

o

Los artículos de lujo: funcionan como símbolos de un tipo de autoridad general que se asocia a posiciones de alto estatus.

Estos seis principios psicológicos rigen muchos de los procesos de interacción social y tienen en común las siguientes características: ▪

Son útiles en la mayoría de las ocasiones.



Son muy valorados socialmente.



Se aprenden desde la infancia.



Sirven como heurísticos para actuar rápidamente.



Suelen ser usados con mucha frecuencia y en contextos muy diferentes para convencer.

3. Cambio de actitudes mediante mensajes persuasivos La persuasión se define como el cambio de actitudes que se produce a través de una comunicación que ha sido planificada con ese fin, es decir, con la intención de influir (Petty y Cacioppo, 1986). Hoy en día existen varios modelos que intentan explicar la persuasión: ▪

Modelo del aprendizaje del mensaje: en este modelo se concibe la persuasión como un proceso de aprendizaje en el que el receptor debe pasar por una serie de etapas para que el mensaje tenga efecto: atención, comprensión, aceptación y recuerdo (Hovland, Janis y Kelley, 1953). Además, según las teorías del aprendizaje, para que

83

el receptor acepte el mensaje éste debe proporcionarle algún tipo de incentivo a lo

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largo del proceso de influencia, bien una recompensa o una satisfacción192. Algunas

190

Por ejemplo, un agente de tráfico cuando pone multas por aparcar en un estacionamiento prohibido. Por ejemplo, la influencia que ejerce un premio Nobel de física cuando habla sobre el cambio climático. 192 Además, los cuatro componentes del proceso persuasivo son el emisor, el contenido del mensaje, el canal y el contexto. 191

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CAPÍTULO 7

de las críticas que se hacen a este modelo es que se considera al receptor un sujeto pasivo y no se tienen en cuenta los procesos cognitivos que ocurren en su mente. ▪

Teoría de la respuesta cognitiva: esta teoría defiende que los receptores de un mensaje persuasivo procesan activamente la información, de forma que los pensamientos y sentimientos derivados de ese procesamiento mental son los que le llevarán a aceptar o rechazar la propuesta del mensaje. Si los automensajes193 coinciden con las propuestas del mensaje emitido por el comunicador, el intento de influencia tendrá el efecto deseado. Por el contrario, si la evaluación es negativa, no habrá persuasión e incluso se generará más rechazo194. El número de automensajes se ve afectado por variables como la implicación del receptor o la distracción.



Modelo heurístico: este modelo defiende, a diferencia del anterior, que la mayor parte de las ocasiones las personas no se esfuerzan en analizar la validez del mensaje, y el cambio de actitudes se produce sin procesamiento cognitivo. El acuerdo o desacuerdo con las intenciones del mensaje lo basan los receptores en la valoración superficial de una serie de claves de persuasión externas195. En definitiva, se afirma que se procesan las claves de persuasión mediante heurísticos196. En este tipo de procesamiento, las claves por las que se toma la decisión de aceptar o no el mensaje funcionan de forma muy automática, y muchas veces el sujeto no es consciente de cómo ni por qué ha sido influido.



Modelo de probabilidad de elaboración: este modelo integra los dos modelos previos y defiende que los mensajes pueden llegar a persuadir a través de dos rutas de persuasión que funcionan como los dos extremos de un continuo: o

Persuasión vía ruta central: el receptor elabora cognitivamente la información disponible, presta atención a todas las claves del mensaje y compara esa nueva información con sus conocimientos previos sobre el tema197. Por esta

Los automensajes son pensamientos generados por el propio receptor. Esto es lo que se denomina efecto boomerang. 195 Estas claves de persuasión externas hacen referencia a la apariencia del mensaje (longitud y número de argumentos sin entrar en la calidad de éstos), las características del comunicador (experiencia, apariencia física), y las características de la audiencia (reacciones ante los mensajes) (Chaiken, 1987). 196 Por ejemplo, creer que si la audiencia está de acuerdo con lo que dice el comunicador será porque tiene razón (heurístico de validación social). 197 Esta vía de persuasión se basa en la teoría de la respuesta cognitiva. 194

Página

193

84

ruta la influencia es mayor, el cambio de actitudes es más duradero, predice

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CAPÍTULO 7

mejor la conducta futura y es más resistente a mensajes contrarios. La elaboración, la capacidad y la motivación alta fomentan el uso de esta ruta. o

Persuasión vía ruta periférica: el receptor no realiza esfuerzo cognitivo al analizar el mensaje y el cambio de actitudes se produce debido a la influencia de heurísticos198. La elaboración, la capacidad y la motivación baja fomentan el uso de esta ruta.

Cuanto mayor es la motivación y la capacidad del receptor, mayor es la posibilidad de que analice de forma extensa los aspectos relevantes y centrales del mensaje. En caso contrario, los receptores se centrarán en claves situacionales. o

Motivación: la persona desea analizar con detalle la información. Las variables que afectan a la motivación: ➢ Cuanto más importante es el tema para el receptor, más probable es que elabore el mensaje con detalle. ➢ Si la persona sabe que deberá rendir cuentas a otros sobre la validez del mensaje o cree que tiene que debatir sobre el tema, estará más motivada para procesarlo con detalle. ➢ Cuando el mensaje proviene de varias fuentes y con argumentaciones distintas, aumenta el interés por crearse una opinión de ellas. ➢ Las personas con alta necesidad de cognición utilizarán más la ruta central199.

o

Capacidad: la persona posee habilidades para analizar el contenido del mensaje. ➢ Conocimientos previos sobre el tema. ➢ La distracción o carecer de tiempo suficiente para ponerse a analizar la información puede impedir que el mensaje se elabore por vía central.

4. Elementos de la comunicación que afectan a la persuasión Cualquiera de los elementos que afectan a la persuasión pueden desempeñar

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85

diferentes roles en función de las condiciones de probabilidad de elaboración que suscite el receptor; es decir, las mismas variables pueden llevar al cambio de actitudes a través de diferentes rutas (Briñol et al, 2001). Las principales variables que influyen en el proceso de persuasión al interactuar con los elementos de la comunicación son:

198 199

Esta vía de persuasión se basa en el modelo heurístico. La necesidad de cognición se define como la afición por pensar y disfrutar haciéndolo.

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Influencia, persuasión y cambio de actitudes ▪

CAPÍTULO 7

El emisor: las principales características del emisor que pueden condicionar el proceso de persuasión son: o

Credibilidad: es imprescindible que la audiencia le atribuya credibilidad al emisor. La credibilidad se construye a través de la experiencia o competencia que se le atribuye, así como de la sinceridad con que se le percibe200. La sensación de credibilidad aumenta cuando el emisor posee algún título académico, trabajo o experiencia que le avale, transmite el mensaje de forma fluida y apoya sus argumentos citando a otras fuentes.

o

Atractivo: tanto a nivel físico como mental, sirve como clave heurística basada en el principio de simpatía. Por tanto, el atractivo afectará más si la motivación o la capacidad del receptor son bajas y opta por un procesamiento periférico.



El mensaje: es el elemento clave de la persuasión donde se utilizan los argumentos, imágenes o símbolos para intentar ejercer influencia. Una distinción que suele hacerse sobre el tipo de mensaje es si apela a aspectos racionales o afectivos de las actitudes. La eficacia persuasiva depende del receptor y de las circunstancias en las que se emite el mensaje. De forma general se exponen algunas conclusiones generales: o

La novedad en los argumentos incrementa la eficacia persuasiva.

o

La cantidad de los argumentos sirve como clave heurística porque dará la apariencia de que la propuesta está bien fundamentada.

o

La calidad de los argumentos sirve como procesamiento central.

o

Los mensajes bidireccionales son más eficaces siempre y cuando se refute el punto de vista opuesto.

o

Es más eficaz que los propios receptores extraigan ellos mismos sus conclusiones. No obstante, si la audiencia tiene baja capacidad o motivación, es mejor que las conclusiones sean explícitas.

o

Los mensajes que inducen miedo son eficaces si aportan las recomendaciones para evitar las consecuencias201.

o

Cuando la audiencia tenga baja motivación o capacidad, es recomendable usar

argumentos fuertes al principio del mensaje (efecto de primacía).

200 201

Estas características que el receptor atribuye pueden no ser reales. En personas con alta autoestima, cuanto mayor es el miedo del mensaje, mayor será la influencia ejercida.

Página

Por el contrario, si la motivación y capacidad es alta es mejor situar los

86

los argumentos más sólidos al final de la comunicación (efecto de recencia).

Influencia, persuasión y cambio de actitudes

CAPÍTULO 7 ▪

El receptor: además da la capacidad y la motivación de las personas, los receptores varían en las actitudes previas que tienen hacia el tema del mensaje. No obstante, a pesar de las diferencias individuales, existen algunas premisas comunes al ser humano como receptor del mensaje: o

Es capaz de aceptarlo o rechazarlo libremente, aunque con limitaciones.

o

Como individuo no es reducible al grupo, pero tampoco totalmente autónomo al elaborar una información.

o

Es capaz de extraer conclusiones, de acertar y de cometer errores.

Briñol y Petty (2005) organizan los factores del receptor que influyen en el cambio de actitudes en torno a cuatro necesidades básicas del ser humano: o

Necesidad de cognición: hace referencia a la motivación de las personas para pensar sobre cualquier tema y disfrutar de ello. Por lo general, las personas con alta necesidad de cognición son más difíciles de persuadir y las actitudes que desarrollan predicen bien la conducta, pues son más resistentes al cambio202.

o

Necesidad de consistencia: hace referencia a la necesidad de las personas de ser coherentes y a evitar la disonancia. Por esa razón, evitamos mensajes contrarios a nuestras actitudes. Las personas con necesidad de consistencia alta generarán más pensamientos favorables a su actitud previa, por tanto, será más difícil que cambien su conducta203.

o

Necesidad de valía personal: las personas con alta autoestima son más resistentes al cambio porque confían más en su propia opinión. No obstante, también son más vulnerables a la persuasión porque serán más receptivos a atender a los demás204.

o

Necesidad de aprobación social: hace referencia a la necesidad de afiliación y de aceptación por parte de las personas con las que nos relacionamos; por tanto, la aceptación del mensaje se puede ver muy influida por aspectos que tienen que ver con procesos grupales de pertenencia205. ➢ En culturas individualistas las personas se dejan influir más fácilmente

87

por publicidad dirigida a satisfacer necesidades personales. ➢ En culturas colectivistas los anuncios dirigidos a beneficiar a la familia

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o al grupo resultan más persuasivos.

202

Esta necesidad está relacionada con el motivo social universal de comprensión compartida. Esta necesidad está relacionada con el motivo social universal de control. 204 Esta necesidad está relacionada con el motivo social universal de potenciación personal. 205 Esta necesidad está relacionada con el motivo social universal de pertenencia. 203

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CAPÍTULO 7

El canal: alude a las vías de percepción del receptor (visual, auditivo, táctil). No se ha demostrado que un tipo de canal sea más persuasivo que otro, sino que depende de factores del contexto (Chaiken y Eagly, 1976). No obstante, algunas de las conclusiones a las que se llega son: o

El contacto cara a cara aumenta las posibilidades de influencia.

o

Si la información es sencilla la transmisión oral o audiovisual es más eficaz.

o

Si el mensaje es largo y complejo, los medios impresos son más eficaces porque permiten que el sujeto dedique el tiempo necesario a procesarlo.

El contexto: se refiere tanto a las características del medio físico como a los factores sociales y circunstancias personales que están presentes en la situación. Entre las diversas circunstancias que pueden influir, se enumeran las conclusiones generales: o

Por lo general, la distracción afecta a la posibilidad de elaborar el mensaje: ➢ Si el mensaje tiene argumentos fuertes, la distracción dificultaría la persuasión. ➢ Si el mensaje carece de argumentos fuertes, la distracción interferiría con la contraargumentación del receptor, por lo que la persuasión sería mayor.

o

El estado de ánimo del receptor influye en la interpretación del mensaje. Por lo general, cuando se está de buen humor, se es más proclive a aceptar las demandas de los demás, y es más fácil que se generen pensamientos favorables al mensaje. Por otro lado, el estado de ánimo positivo llevaría a tener más confianza en los propios pensamientos que se tienen como respuesta al mensaje persuasivo, ya sean a favor o en contra. Cuando el receptor ha sido advertido de las intenciones del comunicador, éste estará más motivado para elaborar argumentos en contra del mensaje y será más difícil que sea persuadido.

88

o

Página



CAPÍTULO 8

Afiliación, atracción y rechazo interpersonal: aspectos centrales de las relaciones interpersonales

CAPÍTULO 8: AFILIACIÓN, ATRACCIÓN Y RECHAZO INTERPERSONAL: ASPECTOS CENTRALES DE LAS RELACIONES INTERPERSONALES 1. Factores que motivan a las personas a afiliarse con otras El concepto de afiliación hace referencia al deseo de relacionarse con los demás, sin que suponga más beneficio que la propia experiencia de la interacción en sí. Es decir, la afiliación no alude a la calidad, duración o naturaleza del encuentro social, simplemente busca estar en compañía de otras personas y relacionarse con ellas (Leary, 2010). No obstante, nuestro deseo de contacto social varía en función del momento y de las personas. El modelo de afiliación social defiende que las personas buscan mantener un nivel óptimo de contacto social, de forma que cuando nos desviemos del nivel preferido, tendemos a ajustar nuestra conducta hasta restaurar el grado óptimo de contacto206 (O’Connor y Rosenblood, 1996).

207

Por otro lado, el modelo multidimensional de la afiliación (Hill 1987) tiene un mayor alcance que el anterior y permite explicar la afiliación de las personas a través de cuatro razones: ▪

Para obtener estimulación positiva: el contacto con otras personas suele ser placentero. Por ello, las personas pueden desear establecer interacciones, incluso cuando el encuentro no tenga otro propósito que asociarse con otros.



Para recibir apoyo emocional: incluye las situaciones en las que las personas se afilian con otras para mitigar el miedo o el estrés.



Para adquirir información sobre qué opinan y cómo se comportan otras personas: permite reducir la incertidumbre y la confusión y servir de guía para responder, especialmente en las situaciones ambiguas.



Para lograr la atención de los demás. Esto se produce para desear se aceptados y valorados.

Las primeras investigaciones sistemáticas sobre afiliación fueron llevadas a cabo por

Página

89

Schachter (1959). Este autor defendía que las personas utilizaban la afiliación para evaluar

206

Por ejemplo, si pasamos estudiando mucho tiempo en casa sin quedar, una vez terminemos los exámenes buscaremos todas las oportunidades para estar con otras personas. Por el contrario, si pasamos mucho tiempo rodeados de personas, posteriormente tenderemos a afiliarnos menos. 207 Este nivel óptimo de afiliación varía además con la personalidad.

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CAPÍTULO 8

sus propias reacciones y para lograr un estado de claridad cognitiva respecto a las situaciones en las que se encontraban y de las que no se sabe cómo reaccionar208. Posteriores investigaciones han demostrado que hay numerosas excepciones al resultado general de que las personas prefieren afiliarse cuando están ansiosas. En vista de estas excepciones, la teoría de la utilidad de la afiliación (Rofé, 1984) propone que la preferencia de las personas por afiliarse en una situación estresante depende de los beneficios y de los costes percibidos de estar con otras personas209 210.

2. Más allá de la afiliación: la experiencia de aceptación y rechazo de los demás El motivo de afiliación va más allá de nuestros intentos por establecer interacciones con otros, ya que también deseamos que los demás quieran afiliarse con nosotros. Además, desde el momento en el que desarrollamos relaciones con otras personas, tratamos de evitar que éstas terminen, incluso cuando ya no tengan ningún valor instrumental o hasta puedan suponernos costes. No obstante, en numerosas ocasiones somos rechazados; o no lo somos, pero nos sentimos así. El valor relacional percibido es el grado en el que una persona cree que los demás consideran valiosa o importante la relación con ella (Leary, 2001)211. Por tanto, ser valorado relacionalmente, aumenta la probabilidad de aceptación y de obtener mayores beneficios en la vida, por eso, muchas de nuestras conductas se encaminan a promover y mantener nuestro valor relacional (Baumeister y Leary, 1995). Ahora bien, ¿cómo sabemos cuál es nuestro valor relacional? La teoría del sociómetro propone que las personas poseen un sistema psicológico que rastrea las claves del entorno social relevantes para el valor relacional y que alerta a las personas cuando se detectan signos de valor relacional bajo o en declive que provocan, a su vez, una disminución

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Schachter diseñó varios estudios donde daba a elegir a un grupo de mujeres si querían estar solas o acompañadas en distintas condiciones experimentales. Schachter llegó a la conclusión de que las participantes deseaban esperar acompañadas cuando se les iban a aplicar descargas dolorosas en vez de débiles, y únicamente por otras mujeres que también iban a recibir descargas (en vez de otra actividad distinta) con objeto de obtener información para la comparación social que les permitiera evaluar sus propias reacciones emocionales ante esa situación. 209 Los beneficios y costes dependen de las características del evento, de las personas presentes y de la personalidad del sujeto. 210 Por ejemplo, si el sujeto no posee estrategias de afrontamiento, preferirá la compañía de otras personas. Así, si la presencia de otras personas en la situación estresante aumenta la posibilidad de sentir vergüenza, las personas prefieren no afiliarse. 211 El valor relacional percibido es subjetivo y guarda poca relación con el grado real de aceptación o rechazo. Así, incluso en una relación romántica en la que existe amor y compromiso, nos podemos sentir rechazados porque nuestra pareja declina una petición concreta que le realizamos, simplemente porque en ese momento percibimos que nuestro valor relacional para nuestra pareja no es tan alto como nos gustaría.

90

208

CAPÍTULO 8

Afiliación, atracción y rechazo interpersonal: aspectos centrales de las relaciones interpersonales

de la autoestima, y motivan la realización de conductas que intentan mantener o aumentar el valor relacional (Leary, 2006). Este sistema parece operar inconscientemente hasta que se detecta que el valor relacional disminuye o está bajo. En ese momento, el sistema provoca que el individuo considere la situación de forma consciente. En la misma línea, Garden, Pickett y Brewer (2000) defienden que una mayor necesidad de pertenencia aumenta la sensibilidad de las personas a la información social, de modo que les ayuda a manejarse en sus contextos sociales con más éxito212.

3. Atracción interpersonal La atracción es considerada una actitud que implica la evaluación positiva que una persona realiza sobre otras personas y el deseo de acercarse a ellas. En las décadas de los 60 y 70 la mayor parte de la investigación se centró en dos grandes tradiciones teóricas: ▪

Las teorías del refuerzo defendían que las personas se sienten atraídas por quienes les proporcionan más recompensas y menos costes, entendiendo las relaciones como un modelo económico. Así, una buena relación sería aquella en la que las recompensas exceden a los costes.



Las teorías de la consistencia cognitiva defendían que las personas están motivadas a mantener la coherencia en sus actitudes y entre éstas y sus conductas. Esto significa que cuando entre dos personas se establece una estructura cognitiva de equilibrio (comparten opiniones, valores, creencias), se produce una relación agradable que conduce a que se sientan atraídas. Del mismo modo, si se produjese una estructura cognitiva de desequilibrio, experimentarían la relación con

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91

desagradado, lo que disminuiría la atracción entre ellas.

212

Por ejemplo, si nos hemos sentido rechazados recientemente, mostraremos una mayor sensibilidad a lo que piensan y sienten otras personas sobre nosotros, y dedicaremos más recursos cognitivos a pensar sobre situaciones sociales.

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CAPÍTULO 8

4. Factores que influyen en que nos sintamos atraídos por otras personas ▪

Principio de semejanza: las personas se sienten más atraídas hacia quienes son semejantes a ellas. Este principio se ha explicado desde distintas teorías: o

Según la teoría del equilibrio de Heider (1958), las personas semejantes se gustan entre sí porque forman un sistema equilibrado que les aporta armonía, mientras que un sistema desequilibrado genera malestar psicológico.

o

Byrne (1971) defiende que la semejanza genera atracción porque cumple con funciones adaptativas al facilitar las interacciones, promover el sentido de familiaridad y de seguridad y validar el autoconcepto213.

Por otro lado, se ha estudiado también la semejanza percibida en la atracción con resultados distintos. Por un lado, la semejanza real y la percibida parecen igualmente eficaces, mientras que en otros estudios es la semejanza percibida la que predice en mayor medida la atracción (Hoyle, 1993). Montoya, Horton y Kirchner (2008) llevan a cabo un metaanálisis donde se llegó a las siguientes conclusiones: o

El efecto de la semejanza real sobre la atracción depende de la cantidad de interacción que los participantes tienen con la otra persona, disminuyendo el efecto a medida que el tiempo de interacción aumenta. Por tanto, la influencia de la semejanza real es más importante en la etapa de formación de relaciones214.

o

La semejanza percibida está asociada con la atracción, independientemente de la cantidad de interacción y, por tanto, de la etapa en la que se encuentre la relación.



Principio de reciprocidad: nos gustan aquellas personas a las que les gustamos. Este efecto se ha explicado aludiendo al hecho de que es reforzante saber que gustamos a otras personas y ello genera sentimientos positivos. Algunos estudios matizan que nos sentiremos atraídos por otros a quienes les gustamos solo cuando nos hagan sentirnos especiales. De hecho, este efecto no se produce si sabemos que

213

Se ha comprobado que aumenta la atracción cuando se comparten actitudes, pero no tanto con los rasgos de personalidad. 214 En un estudio llevado a cabo por Tidwell et al (2012) se llegó a la conclusión de que la semejanza real no predice la atracción romántica al inicio, mientras que la semejanza percibida sí. Por tanto, los resultados siguen siendo variables en distintas situaciones.

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Ariely, 2007). Además, las personas que generan incertidumbre sobre cuánto les

92

le gustamos a alguien a quien le gusta todo el mundo (Eastwick, Finkel, Mochon y

CAPÍTULO 8

Afiliación, atracción y rechazo interpersonal: aspectos centrales de las relaciones interpersonales

gusta alguien puede lograr que aumente el interés de esa persona hacia ellas (Whitchurch, Wilaon y Gilbert, 2011)215. ▪

Principio de familiaridad: nos sentimos más atraídos hacia quienes nos resultan familiares216. La mayor parte de la evidencia que apoya el efecto de la familiaridad sobre la atracción procede de la investigación sobre el efecto de la mera exposición: la exposición repetida a un estímulo aumenta el agrado hacia él, por lo que las personas tienden a experimentar mayor atracción hacia estímulos familiares que hacia estímulos desconocidos. No obstante, la exposición prolongada a un estímulo que nos desagrada, y que desde el principio tenemos una actitud negativa hacia él, empeora nuestra evaluación hacia dicho estímulo217. El motivo de por qué la familiaridad predice la atracción se puede explicar mediante los siguientes razonamientos: o

Condicionamiento clásico: cuanto mayor sea la frecuencia de nuestros encuentros con otras personas, lo asociaremos en mayor medida con emociones positivas.

o

Razones evolutivas: los estímulos nuevos generan incertidumbre y reacciones de cautela que disminuyen a medida que la exposición se repite y muestra que son benignos.

o

Tendemos a procesar perceptiva y cognitivamente con mayor fluidez los estímulos familiares y esta fluidez es experimentada a nivel afectivo de forma positiva.

o

Cuanto más familiar es el estímulo, más probabilidad hay de interaccionar con él.



Atractivo físico: son numerosos los estudios que confirman que el atractivo físico es un importante predictor del grado de atracción. Se ha demostrado mediante el efecto halo que las personas atractivas son juzgadas y tratadas más positivamente que las no atractivas (Langlois et al, 2000). En el contexto de citas amorosas, Luo y Zhang

Página

93

(2009) analizaron cuál de los principios expuestos en este apartado era el más

215

Lehr y Geher (2006) estudiaron la fuerza de la semejanza y la reciprocidad en el grado de atracción entre parejas potenciales. Sus resultados sugieren que la semejanza está subordinada a la reciprocidad en el desarrollo de relaciones íntimas. Es decir, nos sentimos más atraídos hacia personas a las que les gustamos que hacia personas con las que compartimos actitudes. 216 La familiaridad es definida como el grado de exposición que una persona tiene a otra (Reis, Maniaci, Caprariello, Eastwick y Finkel, 2011). 217 Moreland y Zajonc (1982) evidenciaron que la mera exposición no solo aumenta la atracción, sino que mejora la percepción de semejanza.

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CAPÍTULO 8

efectivo, llegando a la conclusión de que el atractivo físico era el parámetro que mejor predecía el atractivo interpersonal.

5. La experiencia de sentirse rechazado Los esfuerzos que realizan las personas por afiliarse y ser aceptadas no siempre son exitosos. Así, existen ocasiones en las que los demás no están interesados en interactuar o mantener relaciones con nosotros. El término rechazo se utiliza para describir cualquier situación en la que las personas perciben algún tipo de amenaza a la pertenencia, tanto implícita como explícitamente y que ocasiona consecuencias conductuales, cognitivas y emocionales (Leary, 2005). ▪

Consecuencias conductuales: basado en el modelo de Richman y Leary, el sujeto rechazado puede adoptar tres tipos de conductas: o

Conductas reparadoras: aparecen cuando el sujeto tiene un motivo de pertenencia alto e interés por formar nuevos vínculos sociales.

o

Conductas antisociales: las personas rechazadas generan una respuesta grande de agresividad. Además, el rechazo interfiere temporalmente en las respuestas emocionales, impidiendo experimentar empatía hacia los demás, debilitando la tendencia de ayuda o de cooperación con otras personas.

o

Conductas de evitación: a veces las personas evitan el contacto social, tanto con aquellos que las han rechazado como con otros que pudieran hacerlo.



Consecuencias cognitivas: los estudios experimentales han demostrado una disminución temporal en las puntuaciones del test de inteligencia en personas rechazadas. Esto se puede deber a que las personas se vuelven pasivas y no quieren esforzarse en pensar por ellas mismas, o porque se encuentran en una fase en la que no les es posible mantener un nivel de atención adecuado para realizar dicha tarea.



Consecuencias emocionales: el rechazo genera un estado emocional más negativo. Sin embargo, sentirse peor no necesariamente significa sentirse mal218. Por otro lado,

Vicent y Goncalo, 2012).

218

Es decir, se puede pasar de un estado emocional positivo a un estado neutral.

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resto de personas, las experiencias de rechazo pueden aumentar su creatividad (Kim,

94

en personas con un autoconcepto independiente que piensan que son diferentes del

CAPÍTULO 8

Afiliación, atracción y rechazo interpersonal: aspectos centrales de las relaciones interpersonales

En el contexto de las relaciones románticas, Sandra Murray et al (2006) defienden que existe un sistema que permite a los miembros de la pareja mantener una razonable sensación de seguridad en un contexto de continua vulnerabilidad donde se busca, por un lado, el vínculo con la pareja (dependencia), y por otro, la autoprotección (evitación del posible rechazo). ▪

En las personas que normalmente se sienten poco valoradas por su pareja, el umbral de activación del sistema de regulación del riesgo será bajo. Cuando se active, priorizará las metas de autoprotección frente a las de conexión.



En las personas que normalmente se sienten valoradas por su pareja, el umbral de activación del sistema de regulación del riesgo será mayor. Cuando se active,

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95

priorizará las metas de conexión sobre las de autoprotección.

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Conducta de ayuda

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 9: CONDUCTA DE AYUDA 1. ¿Qué se entiende por conducta de ayuda? Antes de entrar en materia, es preciso definir claramente los conceptos que se usan de forma sinónima en el lenguaje coloquial, pero que presentan sutiles diferencias en el contexto de la Psicología Social: ▪

Conducta prosocial: toda conducta que, en el contexto de una sociedad determinada, se entiende como beneficiosa para otras personas y para el sistema social 219

220

(Manstead y Hewstone, 1995). ▪

Conducta de ayuda: cualquier acción que tenga como objetivo proporcionar algún beneficio o mejorar el bienestar de otra persona, incluso cuando no se consiga el objetivo, pero se haya ejecutado la intención. Por tanto, una acción que no busque intencionadamente beneficiar a otra persona no será considerada conducta de ayuda221.



Conducta altruista: el altruismo se puede contextualizar en dos definiciones similares, pero con matices distintos: o

Por un lado, la conducta altruista sería aquella conducta que se lleva a cabo tomando en consideración únicamente la necesidad del otro y no las posibles recompensas por realizarla.

o

Por otro lado, la conducta altruista incluiría cualquier conducta de ayuda que proporcione más beneficios al receptor que al que la realiza, por lo que se hablaría de una relación de coste-beneficio.



Cooperación: dos o más personas se unen para colaborar en la obtención de una meta común que será beneficiosa para todos los implicados; es decir, existe una

219

Por ejemplo, reciclar la basura, cumplir las normas, etc. El grupo de referencia, la sociedad o la cultura a la que pertenece el individuo son los que determinan qué comportamientos son prosociales y cuáles no. 221 Por ejemplo, si una persona cede el asiento a una embaraza por su estado, se consideraría una conducta de ayuda. Sin embargo, si la persona deja el asiento libre porque se va a bajar en la siguiente estación y la embaraza aprovecha el asiento y lo usa, no es una conducta de ayuda porque no existe intención de tal. 220

Página

96

interdependencia entre ellos.

CAPÍTULO 9

Conducta de ayuda

2. ¿Cuándo ayuda la gente? 2.1.

Características de la situación

Darley y Latané (1968) estudiaron el efecto que causa la presencia de espectadores sobre la conducta de ayuda, y llegaron a la conclusión de que cuanto mayor es el número de espectadores, menor es la probabilidad de que cualquiera de los presentes ayude a la persona necesitada; esto es lo que se conoce como difusión de la responsabilidad. Los autores llegaron a la conclusión de que la intervención o no en casos de emergencia es el resultado de un algoritmo de decisión que tiene lugar en la mente del sujeto y que consta de cinco pasos (Imagen 2): 1. ¿Se da cuenta de que la situación es anormal?: para que un individuo se decida a prestar ayuda primero tiene que darse cuenta de ello. Muchas veces ocurren cosas a nuestro alrededor que nos pasan desapercibidas, bien por la sobrecarga estimular, o porque el nivel de estrés o de actividad hace que tengamos la mente ocupada en otras cosas. 2. ¿Interpreta que es una emergencia?: el sujeto puede interpretar o no la situación como una emergencia. Eso dependerá de la claridad de la situación y de lo que hagan otras personas que estén presentes. Cuando la situación es ambigua, la gente recurre a indicios sociales, existiendo una dependencia informativa222. Además, es frecuente la ignorancia pluralista, muchas veces presente en contextos donde hay riesgo de quedar en ridículo. 3. ¿Asume la responsabilidad de actuar?: la presencia de más de un observador en una situación de emergencia puede hacer que ninguno de ellos se sienta personalmente responsable de actuar (difusión de la responsabilidad). 4. ¿Se considera capaz de ayudar?: el sujeto puede no ser capaz o no saber cómo actuar, aunque a veces el sujeto sí tenga capacidad o conocimientos, pero la percepción que tenga de si mismo sea de incapacidad, siendo este último factor una parte crucial. 5. ¿Toma la decisión de intervenir?: la persona puede decidir no actuar por miedo a

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los costes que le supondría hacerlo.

222

Cuando hay que interpretar una situación ambigua, las personas se guían más por lo que opinan otros como ellos que de las opiniones de personas muy diferentes.

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Conducta de ayuda

CAPÍTULO 9

Imagen 2. Modelo de decisión sobre la intervención en emergencias de Latané y Darley (1970).

2.2.

Características de la persona que necesita ayuda

Por norma general, y aunque existen diferencias entre algunas culturas223, se actúa de manera más prosocial hacia personas pertenecientes al endogrupo que hacia extraños o personas pertenecientes a exogrupos. No obstante, Levine, Prosser, Evans y Reicher (2005) demostraron que esta situación podía disminuir significativamente cuando se apelaba a una categoría social de orden superior que englobara a endogrupo y exogrupo224. Esta relación entre semejanza y conducta de ayuda también se puede explicar en términos de costes-beneficios. Las personas que son diferentes a nosotros nos pueden

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Levine, Norenzayan y Phillbrick (2001) demuestran que hay una tendencia general en sociedades con mayor densidad de población a prestar menos ayuda a un desconocido, especialmente en los países desarrollados, debido al efecto de difusión de la responsabilidad. Sin embargo, en países con alta densidad de población, pero con un índice de desarrollo bajo y climatología especialmente adversa, la conducta de ayuda a desconocidos es mucho mayor, donde prima una motivación altruista. No obstante, estos resultados no se pueden extrapolar a la dimensión individualista-colectivista de una cultura. Esto se puede explicar debido a que los colectivistas establecen diferencias más marcadas con los exogrupos, mientras que los individualistas no tienen tan en cuenta la pertenencia grupal de la persona que necesita ayuda. Esta diferencia se puede explicar entonces por la enfatización de la simpatía (las culturas colectivistas latinas promueven la simpatía, mientras que las culturas colectivistas asiáticas no). 224 Realmente, la dinámica es la misma, lo único que cambia es el cómo se defina el grupo. Por eso, una de las estrategas para conseguir que las personas estén dispuestas a ayudar a otras es resaltar identidades que sean inclusivas y extender el sentido del concepto de nosotros.

98

223

CAPÍTULO 9

Conducta de ayuda

resultar más amenazantes siendo más difícil predecir cuál será su reacción ante nuestro ofrecimiento de ayuda (Dovidio et al, 2006). No obstante, hay muchos factores que nos pueden impulsar a ayudar a personas muy diferentes a nosotros cuando los costes de no hacerlo superan los beneficios, o cuando no ayudar nos puede acarrear peores consecuencias que hacerlo. También puede aparecer otro proceso que influye en la conducta de ayuda, y es el de culpabilización de la víctima. Se sabe que la tendencia a ayudar a alguien es mayor si se considera que su problema se debe a circunstancias ajenas que si se atribuye a esa persona (Weiner, 1980). Por otro lado, cuanto más semejante a nosotros es la persona, mayor es nuestra tendencia a considerar que no tiene la culpa de lo que le pasa225. Sin embargo, cuando el problema de la otra persona es muy grave, percibir al otro como semejante nos produce una desagradable sensación de amenaza. Para luchar contra esto, se distorsiona la percepción que se tiene de la víctima asignándole características negativas para verla más diferente a ella y, y una vez hecho, se le atribuye la responsabilidad de lo que le ocurre (Murrell y Jones, 1993). Esto finalmente deriva en una conducta de no ayuda a la víctima.

3. ¿Cómo ayuda la gente? Piliavin y colegas han desarrollado el modelo de activación y coste-recompensa, un modelo referente a las consideraciones en términos de costes y beneficios que mueven a la persona a ayudar o no. Este modelo pretende predecir no solo si la gente actuará o no en una situación de ayuda, sino también qué tipo de conducta manifestará. ▪

Cuando los costes de no intervenir en ayudar son altos y los de proporcionar ayuda son bajos, la respuesta más probable será ayudar directamente.



Cuando los costes de no intervenir en ayudar son bajos y los de proporcionar ayuda son muy altos, la respuesta más probable será evadirse del problema.



Cuando ambos costes son altos, el sujeto se enfrenta a un dilema. Para resolverlo tiene varias opciones: o

Buscando ayuda indirecta en otra persona para que sea ella la que pueda

99

asistir a la víctima.

Página

o

Reducir cognitivamente los costes de no ayudar reinterpretando la situación mediante las siguientes estrategias:

225

Esto se debe a la activación de la atribución defensiva, pues si la víctima se parece a nosotros, pensar que es responsable de su problema implicaría reconocer que nosotros también podríamos cometer el mismo error.

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Conducta de ayuda

CAPÍTULO 9

➢ Difusión de la responsabilidad: si yo no ayudo no pasa nada porque otro lo hará. ➢ Culpabilización de la víctima: en el fondo, esta persona se merece lo que le está pasando.

4. ¿Por qué ayuda la gente? Esta pregunta se refiere al debate sobre si la gente es altruista o egoísta cuando ofrece ayuda a otros, y la respuesta más cerca a la realidad es, probablemente, que haya un poco de las dos cosas. En Psicología Social se han estudiado fundamentalmente tres causas relacionadas con la conducta de ayuda: ▪

Mecanismos de refuerzo: mediante condicionamiento operante y vicario se adquieren las habilidades para poder ayudar a los demás y también las creencias acerca de por qué esas habilidades deben emplearse para beneficiar a otros (Grusec, Davidov y Lundell, 2002).

No solo el refuerzo positivo tiene un efecto en el aprendizaje de la conducta prosocial, sino también el castigo. Así, las personas que hayan obtenido una consecuencia negativa a raíz de un acto de ayuda, mostrarán menos tendencia a ayudar que los que han recibido un refuerzo positivo226. ▪

Factores emocionales: el buen estado de ánimo, en general, se relaciona positivamente con la conducta de ayuda. Esto puede deberse al hecho de que ayudar contribuye a mantener ese estado de ánimo positivo. Sin embargo, cuando el estado de ánimo es negativo, la relación es bastante más compleja. Cuando vemos a alguien sufrir, nos produce una activación emocional desagradable que no siempre va a derivar en ayudar al otro.

a causas externas, su sufrimiento nos provocará una emoción positiva hacia él (como la empatía) que nos impulsará a ofrecerle ayuda. Por otro lado, si hacemos

226

Parece ser que el castigo produce un estado emocional negativo (ira u hostilidad) que es incompatible con la tendencia a beneficiar a otros, por tanto, si se quisiera enseñar conductas prosociales a sujeto castigando la conducta de no ayuda, no sería una estrategia eficaz. Tampoco sería eficaz las recompensas materiales en los refuerzos positivos, pues genera que solo ayuden cuando esperan recibir un premio.

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hagamos sobre las causas del problema del otro. Si atribuimos el problema del sujeto

100

Un factor importante que determina la emoción que sintamos es la atribución que

CAPÍTULO 9

Conducta de ayuda

atribuciones internas y le consideramos responsable de lo que le pasa, sentiremos una emoción negativa (como la ira o el desprecio) que disminuirá nuestra motivación para ayudar.

Sin embargo, a veces son precisamente las emociones negativas las que nos impulsan a ofrecer ayuda, como cuando aparece el sentimiento de culpa. La gente que se siente culpable hacia alguien tiene más tendencia a ayudar, no solo a aquél al que cree haber perjudicado, sino también a otros. Esta conducta se puede explicar como medio para restaurar la propia imagen. También hay casos en los que simplemente presenciar cómo se perjudica a otra persona hace que la gente se muestre más proclive a prestar ayudar, donde predomina el sentimiento de tristeza.

En vista de lo expuesto anteriormente, Cialdini y colegas (1982) han desarrollado el modelo del alivio del estado negativo, según el cual cuando la gente experimenta emociones negativas de culpa por haber perjudicado a alguien, o de tristeza por haber sido testigo del daño a otra persona, se siente motivada a reducir ese estado emocional desagradable227.

Este modelo, junto con el modelo de activación y coste-recompensa, tienen en común su visión egoísta de la conducta de ayuda, pues la gente ayuda para liberarse de un estado emocional desagradable, o para obtener un refuerzo o evitar un castigo.

Daniel Batson (1991), en su modelo de empatía-altruismo, defiende esta afirmación y añade que también existe una motivación altruista basada en la empatía228. Batson y colegas matizan que no es lo mismo entender e imaginar cómo se siente otra persona (donde aparecía realmente el altruismo o la preocupación empática) que imaginar cómo se sentiría uno mismo en esa situación (pudiendo provocar una motivación egoísta de reducir ese malestar). ▪

la forma de actuar prosocialmente hacia los demás. Estas reglas son muchas veces

101 Página

Normas sociales y personales: existen reglas en todas las culturas que prescriben

implícitas y se transmiten de generación en generación mediante la socialización que

227

La conducta de ayuda es la vía más común para aliviar el estado negativo, pero si la persona encuentra otra alternativa, la conducta de ayuda será menos probable. De igual forma, si la persona piensa que ayudar no la va a liberar e su malestar, tampoco se sentirá motivada para hacerlo. 228 La empatía permite a las personas ponerse en el lugar de otras y entender lo que están sintiendo, además de reaccionar emocionalmente ante ese sentimiento del otro, e incluso, llegar a sentir lo mismo que él.

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Conducta de ayuda

CAPÍTULO 9

tiene lugar desde el nacimiento del individuo o su incorporación a un determinado grupo.

Por un lado, la norma de reciprocidad implica que hay que ayudar a aquellos que nos han ayudado y hay que negar la ayuda a aquellos a los que nos la han negado a nosotros. Esta norma tiene una gran fuerza de motivación y su violación nos genera malestar, tanto cuando el resultado no es desventajoso como cuando es ventajoso; así, cuando se produce un desequilibrio por haber recibido más o menos tendemos a restaurarlo.

Otra de las normas sociales que guían nuestra conducta es la equidad, donde se defiende que debe haber un equilibrio entre lo que cada persona aporta y lo que recibe229.

Todas estas normas son de tipo general, pero existen normas o sentimientos personales que permiten actuar de una determinada manera que hacen que cada persona considere en cada situación cuáles son las posibles alternativas de conducta y cuáles las posibles implicaciones de tales acciones para sus valores (Howard, 1984).

5. El origen evolutivo de la conducta de ayuda El hecho de que haya individuos que arriesgan su vida para salvar a otros parece contradecir la idea de la lucha por la supervivencia y la reproducción como fuerza motora de la evolución de las especies, entonces, ¿cómo se propagan las tendencias altruistas de una generación a otra si los que las poseen mueren sin llegar a reproducirse? ▪

Mediante la selección por parentesco un individuo puede conseguir que sus genes pasen a la siguiente generación sin necesidad de reproducirse él mismo ayudando a que lo hagan otros individuos que comparten su dotación genética, es decir, sus parientes.

no emparentados con él si existe la probabilidad de que le sea devuelto el favor a él o a sus parientes en un futuro. ▪

Mediante la selección de grupo, cuando dos grupos compiten entre sí, aquel que tenga más individuos dispuestos a sacrificarse por su grupo de manera altruista, o a

229

Por ejemplo, el que más trabaja debe ser el que más cobra.

102

Mediante el altruismo recíproco también puede resultarle ventajoso ayudar a otros

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CAPÍTULO 9

Conducta de ayuda

cooperar entre sí, será capaz de quedar por encima de un grupo en el que predominen los individuos egoístas.

En esencia, estas explicaciones justifican el por qué la conducta altruista ha sido favorecida por la selección natural. Ahora bien, para que el altruismo sea ventajoso tienen que cumplirse dos condiciones: ▪

Cada individuo debe ser capaz de reconocer a sus parientes y el grado de proximidad genética que tienen con él230, así como a otros individuos en el caso del altruismo recíproco.



Debe ser posible detectar y castigar a los posibles tramposos que reciben el favor, pero no lo devuelven231 232.

La capacidad para la empatía se ha encontrado en niños recién nacidos, lo que parece un indicio de que el ser humano tiene una predisposición para experimentar este tipo de sentimientos, si bien se va desarrollando a lo largo de los años hasta alcanzar su expresión adulta. A nivel neuroanatómico, Preston y de Waal (2002), mediante su modelo de percepción-acción, proponen que si una persona presta atención al estado emocional de otra, se activa en su cerebro una representación de un estado similar gracias a las neuronas espejo233. Es decir, percibir signos de sufrimiento en otra persona activaría zonas cerebrales relacionadas con ese sufrimiento. Este efecto se puede presentar en distintos niveles: ▪

Contagio emocional: no se distingue entre el sufrimiento del otro y el propio. Es el nivel más básico de este proceso y se ha observado en bebés humanos y en otras especies.

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103

230

No es igual de rentable en términos genéticos dar la vida por un hijo o un hermano, que darla por un tío o un primo. 231 Algunos autores han sugerido que las reacciones emocionales negativas e intensas que tenemos cuando somos víctimas de un engaño son también un mecanismo evolucionado para motivarnos a castigar a los tramposos. Por otra parte, el sentimiento de culpa frena nuestra posible tendencia a aprovecharnos del altruismo del otro. 232 Ninguno de estos procesos es consciente. Solo están presentes en forma de tendencias que impulsan nuestra conducta a través de mecanismos emocionales y cognitivos. 233 Las neuronas espejo son un grupo de neuronas localizadas en la corteza cerebral que tienen la capacidad de descargar impulsos cuando una persona realiza un movimiento o cuando observa a otra hacerlo. Es decir, que la observación de movimientos de otra persona activa en el observador las mismas regiones de la corteza motora que se activarían si él mismo estuviera realizando esos movimientos, aunque la activación no se transforme en movimiento (Blakemore y Decety, 2001).

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Conducta de ayuda ▪

CAPÍTULO 9

Preocupación empática: la emoción ya no tiene su origen en uno mismo, sino que se atribuye al sufrimiento del otro y lo que se busca es aliviar su malestar234.



Toma de perspectiva empática: además de la preocupación por el otro, se adopta su punto de vista y se entiende su situación y la razón exacta de su malestar, lo que permite ofrecer una ayuda más apropiada para el problema en cuestión. Es el nivel más complejo235.

6. La conducta de ayuda desde el punto de vista del que la recibe Es importante distinguir entre la ayuda que alguien pide y la que se ofrece sin haber sido solicitada, pues puede ser contraproducente. Gross y McMullen (1983) defienden que la solicitud de ayuda a otra persona es el resultado de un proceso de decisión en el que el individuo se plantea tres cuestiones consecutivas: 1. ¿El problema que tengo se solucionaría si alguien me ayudara? 2. ¿Pido ayuda a alguien o no? 3. ¿A quién pido ayuda?

El simple reconocimiento de que existe un problema no es suficiente para motivar a la gente a solicitar ayuda. En la decisión de pedir ayuda o no las personas sopesamos, por un lado, los beneficios que se esperan de la ayuda (mejorar nuestra situación, resolver el problema, sentirnos mejor), y por otro, los costes de pedir ayuda (pérdida de autoestima, deterioro de la imagen que queremos dar). Según Nadler (1991), este análisis entre beneficios y costes depende de tres elementos: ▪

Características personales: o

Edad.

o

Género: diversos estudios han demostrado que a los hombres les resulta más costoso pedir ayuda. Esto se puede deber a que repercute más en la autoestima debido a la diferente educación que hombres y mujeres reciben en

Página

1993).

104

cuanto a la importancia de la propia competencia y autonomía (Barbee et al,

234

Por ejemplo, intentando consolarle. Es importante señalar que, son ese componente emocional de preocupación empática, la toma de perspectiva sería un proceso meramente cognitivo que podría generar tanto una conducta de ayuda como actos de manipulación y tortura del oro (de Waal y Gaviria, 2013). 235

CAPÍTULO 9 o

Conducta de ayuda

Rasgos de personalidad: las personas con alta autoestima presentan más dificultad para pedir ayuda que las de baja autoestima, pues repercutiría más negativamente en la autoestima de los primeros (Weiss y Knight, 1980).



Naturaleza del problema y tipo de ayuda que necesita: si el problema está relacionado con la imagen personal y social del sujeto, será menos probable que éste solicite ayuda (Nadler, 1987; Lee, 2002). Por otro lado, el no poder devolver un favor al otro es un factor que disminuye la conducta de pedir ayuda.



Características del potencial donante de ayuda: muchas veces la gente prefiere pedir ayuda a gente menos competente, pero que preserve en la medida de lo posible, la propia autoestima (Wills, 1983).

Nadler y Fisher (1986) han elaborado un modelo basado en el sentimiento de amenaza a la autoestima para explicar y predecir las reacciones positivas o negativas de la gente ante la ayuda ofrecida por otros236. En general, la persona percibirá como amenazante para su autoestima una ayuda que no ha solicitado cuando: ▪

Procede de alguien semejante en alguna característica relevante y se podría comparar socialmente con ella.



Amenaza la propia libertad y autonomía.



El sujeto que dona ayuda impide devolver el favor sin dar oportunidad a cumplir con las normas de reciprocidad y equidad.



La persona que dona ayuda sugiere que es superior y menos dependiente que el sujeto que recibe ayuda.



Se refiere a un problema central para la identidad del receptor de ayuda.



Se tiene la creencia de que recibir ayuda resulta incongruente con una autoestima alta.



El donador de ayuda deberá tener habilidades que el receptor considera importantes

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105

para aceptar la ayuda.

236

En las culturas individualistas se evalúa positivamente la independencia y la autonomía persona; por tanto, necesitar la ayuda de otro es considerado un signo de dependencia, debilidad e incompetencia. Sin embargo, en culturas colectivistas, donde se valora la interdependencia en el endogrupo, pedir ayuda o recibirla se considera algo normal; no obstante, no sería tan bien recibida de alguien que pertenece a un exogrupo.

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Conducta de ayuda

CAPÍTULO 9

7. La conducta de ayuda grupal La influencia que el grupo ejerce en sus miembros solía considerarse en el pasado contraria a cualquier tendencia prosocial, ya sea porque hace que éstos se vuelvan impulsivos, irracionales e incluso violentos, especialmente en el contexto de una multitud, o porque inhibe la acción, como en el caso de la difusión de la responsabilidad. No obstante, esta tradición está cambiando, sobre todo a partir del auge de las organizaciones de voluntariado. El voluntariado es un tipo de conducta de ayuda que consiste en realizar algún servicio no remunerado para una organización no lucrativa dedicada a proporcionar bienes y servicios a personas, grupos o a causas (Wilson, 2000). Por lo general, las actividades están planificadas, existen objetivos, medios, programación, reparto de tareas y evaluaciones del

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trabajo realizado.

Agresión

CAPÍTULO 10

CAPÍTULO 10: AGRESIÓN 1. ¿Qué se entiende en Psicología Social por agresión? Resulta complejo decidir si una determinada acción es agresiva o no, pues para poder tachar una conducta de agresiva hay que tener en cuenta los factores societales donde se desarrolla, y sabiendo además que estos factores varían de un sitio a otro y de una época a otra237. Teniendo en cuenta esto, la definición más consensuada es la que entiende la agresión como cualquier forma de conducta realizada con la intención de hacer daño a otra persona o grupo que quiere evitarlo (Baron y Richardson, 1944). Esto quiere decir, que si la acción se ha llevado a cabo con la intención de hacer daño es un acto agresivo, aunque no se llegue a producir. Del mismo modo, si el que realiza la acción no tenía intención de hacer daño no se considera agresión, aunque el resultado sea perjudicial para el otro. Además, se tiene que cumplir también la condición de que la víctima quiera evitar dicha acción. Esto excluiría por tanto situaciones en las que el daño se produce con el consentimiento de la víctima238. Aparte del concepto de agresión, es importante aclarar otros conceptos similares con los que suele confundirse: ▪

Conducta antisocial: término más general donde se incide en aquellos comportamientos que violan las normas sociales sobre lo que se considera una conducta apropiada (DeWall y Anderson, 2011). Por tanto, incluye también acciones que no son realizadas con la intención de hacer daño239.



Violencia: hace referencia a las normas más graves de agresión física, psicológica o emocional, y que buscan controlar, castigar o destruir a otras personas. Por tanto, todos los actos violentos son agresivos, pero no toda conducta agresiva tiene por qué ser violenta.



Maldad: se caracteriza por la crueldad, el daño y el tratarse de acciones u omisiones

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injustificadas, al menos desde el punto de vista de la víctima. Se puede decir que la

237

Por ejemplo, hasta hace relativamente poco, en nuestra cultura no se consideraba agresión el castigo corporal a los hijos, ni tampoco el que un hombre forzara a su pareja a tener relaciones sexuales cuando a él le apeteciera. Además, estas prácticas siguen siendo normalizadas en otras culturas. 238 Por ejemplo, prácticas sexuales sadomasoquistas. 239 Por ejemplo, los actos vandálicos o arrojar basura en lugares públicos.

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Agresión

CAPÍTULO 10

maldad siempre implica agresión, pero no toda agresión debe considerase un acto de maldad. La conducta agresiva puede adoptar múltiples formas, así mismo, se pueden exponer las formas más frecuentes: ▪

Física, con el cuerpo, o verbal, con palabras.



Psicológica, dañando la autoestima, o relacional, dañando las relaciones sociales240.



Directa, en contacto directo con la víctima, o indirecta, usando un intermediario.



Manifiesta, abiertamente, o encubierta, ocultando la identidad del agresor.



Acción, infligiendo daño, u omisión, negando la ayuda. Hay una distinción clásica en el estudio de la conducta agresiva que hace referencia a

su función y a los motivos que la impulsan, aunque en la realidad es frecuente que aparezcan mezcladas: ▪

Agresión hostil: es un tipo de agresión impulsiva, está motivada por el objetivo de hacer daño a otro y se acompaña de una fuerte carga emocional. Es el tipo de conducta agresiva que se suele producir como reacción a una provocación.



Agresión instrumental: es una agresión fría y premeditada. No está motivada exclusivamente por el deseo de hacer daño, sino por otra meta distinta, como conseguir dinero o poder a costa de otras personas; por tanto, la conducta agresiva no es más que un medio para conseguir un fin.

2. Las raíces biológicas de la agresividad humana Según los enfoques evolucionistas, la tendencia que manifiestan los seres humanos actuales a comportarse agresivamente es producto de la evolución. A lo largo de la historia este comportamiento ha resultado útil para la supervivencia y la reproducción, y esa es la razón por la que se ha mantenido, a pesar de sus consecuencias, tanto para las víctimas como para el agresor (Archer, 2009). Existen varios indicios que avalan el componente innato

Aparece demasiado temprano en el desarrollo del niño como para que solo pueda deberse al aprendizaje (Tremblay y Nagin, 2005).

240

la agresión relacional ha despertado especial interés en los últimos años por las consecuencias psicológicas que tiene para la víctima. Por ejemplo, extender rumores negativos sobre alguien, retirarle la amistad si no se presta a hacer lo que queremos, excluirla de nuestro círculo de amistades, ignorarla, etc. Todo esto produce en la víctima lo que se ha denominado dolor social, cuyos efectos son más duraderos y nocivos que los del dolor físico (Chen, Williams, Fitness y Newton, 2008).

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108

de la conducta agresiva:

CAPÍTULO 10 ▪

Agresión

Se encuentra en todas las sociedades, aunque existen diferencias culturales en su expresión.



Diversos factores genéticos parecen predisponer a las personas a ser más o menos agresivas (Burt y Mikolajewski, 2008).



Se ha encontrado una relación entre niveles altos de testosterona241 y niveles bajos de cortisol242 con la conducta agresiva.



La serotonina y algunas regiones del sistema límbico y del córtex prefrontal desempeñan un papel importante en el control de la agresividad (Denson, 2011). No obstante, a pesar de presentar un componente biológico, la conducta de

agresividad también está regulada por el ambiente y por las normas sociales.

3. La influencia ambivalente de la cultura Como en todo comportamiento social humano, el sustrato biológico se combina con la cultura, que en el caso de la agresión cobra especial importancia. La cultura interviene en varios puntos: ▪

Mediante la cultura los seres humanos no necesitamos recurrir a la agresión para conseguir los objetivos que nos proponemos. No obstante, hay muchos casos en los que esos medios alternativos de lograr nuestros objetivos no están al alcance, por lo que se recurre a la agresividad.



Mediante la cultura, las personas aprenden a controlar su ira y sus impulsos agresivos. Las nomas que impone la cultura, como forma de proteger el orden social y la convivencia, son interiorizados por el sujeto, y así, influyen en su comportamiento243.

4. ¿Cómo se explica la conducta agresiva en Psicología Social? Por mucho que el comportamiento agresivo haya sido útil para la supervivencia, lo cierto es que es también un problema que causa sufrimiento a muchas personas y grupos, así como considerables costes a la sociedad. Las primeras teorías psicológicas intentaron

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explicar la conducta agresiva mediante dos tendencias:

241

La testosterona aumenta la conducta agresiva. El cortisol aumenta el miedo a asumir riesgos e inhibe la conducta agresiva. 243 De forma general, los niños de todas las culturas dan muestras de comportamiento agresivo desde poco después de nacer, tanto como reacción a alguna provocación como para conseguir algún objetivo. El periodo de mayor incidencia de la agresión física se encuentra en torno al primer año y tercero de vida y, por lo general, va disminuyendo progresivamente, pasando a ser una agresión más verbal e indirecta mientras que se van desarrollando estrategias no agresivas para resolver los conflictos. 242

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Agresión ▪

CAPÍTULO 10

La agresión como impulso innato: la teoría de la frustración-agresión (Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears, 1939), incluida en esta tendencia, considera que toda la conducta agresiva humana es resultado de un impulso interno que se activa cuando a éste se le impide conseguir una determinada meta. En su primera versión, sus autores defendían dos postulados: o

Toda conducta agresiva es resultado de la frustración.

o

La frustración siempre da lugar a alguna forma de agresión244.

Como la evidencia empírica demostraba que ni toda agresión es producto de la frustración, ni siempre que alguien se siente frustrado agrede a otro, varios años después, Berkowitz (1989) amplia dicha hipótesis proponiendo tres matizaciones: o

No es la frustración en sí la que provoca la tendencia de agredir, sino el estado afectivo negativo que la frustración desencadena.

o

Cualquier suceso aversivo, aparte de la frustración, produce un estado de ánimo negativo que puede llevar a la agresión o a la huida.

o

El que se produzca o no la agresión dependerá de la interpretación cognitiva que se haga de la situación.



La agresión como comportamiento aprendido: las explicaciones basadas en esta tendencia defienden que repetimos aquellas conductas por las que hemos obtenido recompensas y a no repetir aquellas por las que hemos recibido un castigo. Por tanto, el usar la agresividad puede conllevar a obtener la meta que nos proponemos o recibir una aprobación social por llevarla a cabo.

4.1.

Teorías psicosociales de la agresión

Aunque existen numerosos modelos que tratan de explicar diferentes aspectos del comportamiento agresivo, los tres modelos más representativos son los siguientes: ▪

Modelo neoasociacionista cognitivo: Berkowitz parte de la teoría de la frustración-

1. Una experiencia desagradable nos provoca un estado afectivo negativo.

244

Miller (1941) modificó este postulado admitiendo que aparecen otros impulsos aparte de del agredir, como la huida de la situación. 245 Este autor se centra en la agresión hostil, es decir, aquella que aparece de forma espontánea y no a la que es predeterminada.

Página

proceso de agresión se desarrolla de la siguiente manera245:

110

agresión, la amplía e introduce importantes matizaciones. Según su modelo, el

CAPÍTULO 10

Agresión

2. Nuestra programación biológica activa automáticamente tendencias de ataque o de huida. El que predomine una u otra depende de experiencias previas, de la percepción de la situación y de factores genéticos. 3. Cuando nos damos cuenta de estas reacciones, se desarrolla en nosotros una experiencia emocional: ➢ De ira en el ataque. ➢ De miedo en la huida246. 4. Si tenemos un nivel de motivación suficiente, haremos atribuciones sobre qué ha hecho que nos sintamos así para considerar posteriormente las consecuencias de actuar según nuestros sentimientos247. 5. El afecto negativo se transformará en una conducta agresiva cuando se den las siguientes condiciones: ➢ Cuando la activación sea lo suficientemente intensa. ➢ Cuando haya un blanco disponible para descargar en él la agresión. ➢ Cuando falle la autorregulación y actuemos de forma impulsiva.

Berkowitz deja claro que la experiencia emocional de ira y los sentimientos desarrollados posteriormente acompañan a la agresión, pero no son su causa, como tampoco lo es el procesamiento cognitivo que nos permite interpretar la situación. El que realmente origina la conducta de agresión es el estado afectivo negativo inicial, pues éste activa los pensamientos, emociones y conductas relacionadas en nuestra memoria con la agresión.

Además, defiende que la agresión puede ser provocada por estimulación externa procedente de la situación, que no es en principio aversiva, pero que aumenta la accesibilidad de pensamientos agresivos. Berkowitz aporta dos explicaciones a este poder instigador de los estímulos externos: o

Esos estímulos pueden tener un significado agresivo para la persona, es decir, están asociados con la agresión en su mente.

o

Esos estímulos le recuerdan alguna experiencia desagradable y, por

111

asociación, sin necesidad de experimentar un estado afectivo negativo,

Página

producen el mismo efecto que dicha experiencia.

246

Estas emociones son muy básicas y poco elaboradas. Esta actividad pasa de ser automática a ser un procesamiento controlado con unas emociones más desgranadas que la de miedo e ira inicialmente sentidas. 247

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Agresión ▪

CAPÍTULO 10

Teoría del aprendizaje social: Bandura se interesó en las influencias externas que instigan y mantienen la conducta agresiva en el sujeto. En esta teoría, el comportamiento agresivo se aprende no solo por condicionamiento clásico y operante, sino viendo a otras personas en situaciones de agresión, es decir, por condicionamiento vicario, lo que resulta mucho menos arriesgado248.

Una vez aprendida la conducta, ésta puede llevarse a cabo o no, aunque lo más frecuente es que si se ha observado y aprendido, es porque el sujeto tiene una motivación para ello, y por tanto, se ejecute. La probabilidad de imitación aumenta si el modelo es percibido como semejante, si nos resulta atractivo y si recibe algún premio al realizar la conducta (en este caso, agredir)249. Por otra parte, la observación de modelos no solo tiene como consecuencia la imitación, sino que también da lugar a inferencias basadas en esa observación que llevan a generalizar la conducta a otras situaciones250.

Además de estos mecanismos externos, hay también mecanismos internos que regulan la ejecución de la conducta. De esta forma, las normas morales personales nos dicen si la conducta del modelo es adecuada, y las creencias que tenemos sobre nuestra autoeficacia nos informan de nuestra capacidad para reproducir la conducta del modelo.

En definitiva, la conducta se adquiere por condicionamiento vicario y se mantiene por condicionamiento operante al verse reforzada la conducta. ▪

Modelo general de agresión: este modelo propuesto por Anderson y Bushman (2002) constituye la integración de las aportaciones de otros modelos251 y da una explicación más integral teniendo en cuenta los factores biológicos, ambientales,

Por ejemplo, un niño puede ver cómo su hermano consigue lo que quiere de sus padres mediante amenazas o coacciones agresivas. 249 Las recompensas que recibe el modelo por su conducta se denominan refuerzos vicarios. Aunque el observador no los recibe, tienen el mismo efecto para hacer atractiva la conducta. 250 Por ejemplo, si un niño ve a sus padres tratarse habitualmente de forma agresiva, no solo aprenderá ese estilo de comportamiento, sino que también puede desarrollar la creencia de que ese tipo de trato es adecuado y utilizarlo para relacionarse con los demás. 251 Entre ellos, el modelo neoasociacionista y la teoría del aprendizaje social.

Página

248

112

psicológicos y sociales.

CAPÍTULO 10

Agresión

De acuerdo con este modelo, el punto de partida de una interacción agresiva reside en las características del actor y en estímulos externos, que coinciden en una determinada situación y evocan en el sujeto un conjunto de procesos internos interrelacionados de cogniciones, emociones y síntomas de activación252. Pueden aparecen dos situaciones distintas: o

Si el actor carece de tiempo, capacidad o motivación, el estado interno del sujeto se activará y se realizará una evaluación rápida y automática de la situación, actuando de forma impulsiva, ejecutando o no la conducta agresiva.

o

Si el actor dispone de tiempo, capacidad o motivación, tendrá lugar una fase de reevaluación más controlada donde intervendrán el razonamiento y los juicios morales ejecutando o no la conducta agresiva.

Cada episodio agresivo es considerado como un ensayo de aprendizaje social en el que los esquemas adquiridos por condicionamiento vicario o instrumental se repiten, se refuerzan y se acaban automatizando. Cuanto más a menudo la persona realiza actos agresivos sin consecuencias, o más se expone a la violencia de los medios o del ambiente, más baja su umbral para elegir ese tipo de actos en el futuro al relacionarse con los demás, más accesibles le resultan los guiones de esas situaciones y más rápidamente se activan sus cogniciones relacionadas con la agresión. Todos estos procesos combinados acaban afianzando la agresión en el repertorio conductual de la persona y haciendo que forme parte de su personalidad.

5. ¿Por qué agredimos a otros? El comportamiento agresivo no puede explicarse apelando a un único factor causal. De forma didáctica, se pueden diferenciar dos variables que construyen la conducta agresiva: los factores de la situación y los factores internos del individuo.

5.1.

Factores de la situación

Bushman y Huesmann (2010), distinguen dos tipos de factores situacionales que

113

interfieren en la conducta agresiva:

Página



Factores que instigan o precipitan la agresión: la mayoría de los factores situacionales que instigan el comportamiento agresivo tienen una naturaleza social, es

252

Por ejemplo, alguien irascible (características del actor) necesitará menos provocación por parte de un extraño (estímulo externo) para entrar en un estado de cólera caracterizado por pensamientos agresivos (“este tío es imbécil”), sentimientos negativos (“me saca de quicio”) y síntomas de activación (“me están entrando unos calores”.

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Agresión

CAPÍTULO 10

decir, la instigación procede de otra persona o grupo. No obstante, también existen algunos que no pueden considerarse sociales. Por tanto, se diferencian dos grupos: o

Instigadores sociales: ➢ Provocación: es el principal detonante de la agresión en los seres humanos. Está presente en la mayoría de los delitos de sangre, asesinatos y ataques graves. Además, anula las diferencias de género que habitualmente aparecen en los estudios de agresión; es decir, que ante una provocación fuerte, los hombres y las mujeres reaccionan igual (Bettencourt y Miller, 1996). La provocación puede adoptar muy diversas formas253, pero todas ellas tienen la consecuencia de inducir un estado emocional negativo en el que la sufre, si bien el grado de negatividad y el tipo de respuesta dependen de factores personales254. ➢ Rechazo y exclusión social: en muchas ocasiones, las personas pueden reaccionan agresivamente cuando son rechazadas por otras personas o por su grupo (ver modelo de Richman y Leary). La relación entre rechazo y agresión puede aparecer incluso ante el recuerdo de episodios pasados e instigar a la conducta de agredir, no solo a las personas implicadas, sino que también se extiende a otros255. La respuesta agresiva parece más probable cuando la persona rechazada no tiene expectativas de volver a ser aceptada (Twenge, 2005)256. ➢ Percepción de ser injustamente tratado: cuando una persona percibe una situación como justa, incluso cuando sale desfavorecida de ella, se sentirá respetada. En cambio, cuando considera que se ha violado su derecho a un trato justo, tenderá a sentirse herida, menospreciaba, sentirá ira y reaccionará agresivamente para recuperar una imagen positiva ante él mismo y ante los demás (DaGloria, 1984). En este aspecto puede aparecer la privación relativa, que consiste en la imposibilidad percibida de alcanzar lo que se considera una aspiración razonable porque otra persona o grupo lo impide257.

Página

Por ejemplo, atentar contra la imagen personal, social, impidiendo la consecución de logros, agresiones verbales, físicas, psicológicas, etc. 254 Por ejemplo, si la víctima es consciente de que existen circunstancias atenuantes (la persona está borracha o nos ha confundido con alguien) la acción tendrá menos impacto (Zillman, 1983). Por el contrario, si la víctima atribuye intenciones hostiles, su reacción más probable será responder a la agresión con agresión (Dodge y Coie, 1987). 255 El rechazo por parte de padres o compañeros durante la infancia se asocia con diferencias individuales en comportamiento agresivo en etapas posteriores de la vida (Lansford, Malone, Dodge, Pettit y Bates, 2010). 256 En estos casos, no es infrecuente que se busque la aceptación en grupos extremistas, muchas veces violentos, de forma que al unirse, la persona ve satisfecha sus necesidades de pertenencia, potenciación personal y control. 257 Una persona o grupo considera que sus aspiraciones son razonables basándose en varios criterios:

114

253

Agresión

CAPÍTULO 10 o

Instigadores no sociales: ➢ Claves agresivas: los objetos o imágenes que están presentes en la situación activan en nuestra memoria pensamientos y /o emociones relacionados con la agresión, es decir, tiene lugar un proceso de priming. Cualquier estímulo que la persona relacione con la agresión (armas, películas

violentas)

puede aumentar

la saliencia de

pensamientos agresivos con su mera presencia en la situación (Anderson, 1997). Por otro lado, no es necesario que la persona sea consciente de esa presencia para que el priming se produzca, lo que indica que las claves agresivas funcionan de forma automática. Lo que sí es fundamental para que un determinado estímulo active cogniciones agresivas en la persona es que ésta lo asocie con la agresión, no siendo una propiedad inherente del estímulo, sino que se lo asigna la persona a partir de su experiencia previa. ➢ Estresores ambientales: el calor258, el hacinamiento259 y el ruido260 se relacionan con la agresión a través del aumento de la actividad fisiológica y el estado afectivo negativo que provocan, y parecen afectar más a la conducta agresiva hostil que a la puramente instrumental. ▪

Factores que eliminan la inhibición de la agresión: la agresión es una tendencia natural, que mediante el aprendizaje aprendemos cómo y cuándo manifestarla e inhibirla. No obstante, existen situaciones que obstaculizan esa inhibición y permiten que tenga lugar la conducta agresiva: o

Consumo de alcohol: el consumo excesivo de alcohol aumenta la agresión. Sin

Página

115

embargo, esta relación no es directa y está relacionada con otros factores

▪ Las normas sociales que especifican lo que cualquiera debería conseguir en esas circunstancias. ▪ La propia experiencia en circunstancias similares del pasado. ▪ Los resultados obtenidos por otros que se consideran comparables a uno mismo o al propio grupo. ▪ Lo que otros dicen que uno, o el propio grupo, merece. 258 El efecto del calor sobre el comportamiento agresivo parece producirse por dos vías: ▪ Directa: aumentando la irritabilidad y los sentimientos de hostilidad. ▪ Indirecta: activando pensamientos agresivos. 259 El hacinamiento es una experiencia psicológica desagradable provocada por la percepción que tiene una persona de que hay demasiada gente en el espacio en el que se encuentra. Es el hacinamiento, y no la densidad objetiva, el factor que se ha relacionado con la agresión en diferentes contextos como bares, cárceles, y vecindarios. 260 No es el ruido en sí el que instiga reacciones agresivas, sino el hecho de que sea un fenómeno aversivo incontrolable. Geen y McCown (1984) demostraron que los participantes se comportaban con menos agresividad cuando percibían que podían controlar el ruido.

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Agresión

CAPÍTULO 10 instigadores funcionando realmente como la eliminación del freno que evita la conducta agresiva261. o

Anonimato: el agresor piensa que es poco probable que otros le identifiquen y le hagan responsable de sus actos agresivos.

5.2. ▪

Factores internos del individuo Factores emocionales: cuando el sujeto presenta un estado negativo que se asocia con reacciones, pensamientos y emociones relacionadas con la agresión, es más probable una respuesta agresiva. Sin embargo, no toda la gente que está en ese estado agrede, ni toda la gente que agrede se encuentra en ese estado. La ira es la emoción que más se ha asociado con la agresión, aunque su papel es complejo. Anderson y Bushman (2002) distinguen varias formas en que esta emoción puede causar agresión: o

La ira, mediante priming, preactiva pensamientos, esquemas y reacciones motoras expresivas asociadas con la agresión que se utilizan para interpretar la situación.

o

La ira aumenta el nivel de activación del organismo, aportando energía a la conducta que sea dominante en ese momento. Puesto que se preactivan los procesos mencionados en el punto anterior, hay más probabilidad de que se fortalezca la conducta agresiva.

o

La ira puede ayudar a interpretar situaciones ambiguas, siempre en un sentido hostil262.

o

La ira hace que la persona que la sienta preste especial atención a los estímulos que la han provocado y que los procese de forma más profunda. Esto conllevará que los recuerde mejor después y reviva el estado en el que se encontraba durante el episodio original, y de esa manera, sus intenciones agresivas se mantendrán durante más tiempo.

o

La ira interfiere en la inhibición de la agresión mediante dos formas: ➢ Al activar un esquema de situación relacionado con la agresión, puede

261

Por ejemplo, una persona que ha sido provocada por otra reaccionará agresivamente con mucha mayor probabilidad si está ebria, que si no lo está (Bushman, 1997). En cambio, en ausencia de factores instigadores, el efecto del alcohol en la agresión es prácticamente nulo. 262 Por ejemplo, ante situaciones de ambigüedad, si la persona siente ira inferirá respuestas a todas las preguntas que se formule que vayan en una dirección consonante con esa emoción.

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las opciones de conducta incluidas en ese guion.

116

justificar acciones agresivas, como la venganza, que forman parte de

Agresión

CAPÍTULO 10

➢ Puede interferir en el procesamiento cognitivo elaborado que interviene en la reevaluación de la situación.

No obstante, la ira puede promover el comportamiento agresivo incluso cuando no se siente realmente, sino que se infiere. En este contexto, Zillmann habla de la transferencia de la excitación como el fenómeno que ocurre cuando dos episodios que provocan activación en una persona se producen cerca uno del otro en el tiempo, y la activación procedente del primero se suma a la del segundo pudiendo ser atribuida erróneamente a este último263.

Ahora bien, la atribución errónea solo se producirá si la persona no es consciente de cuál es la fuente real de la activación neutra; por tanto, el margen de tiempo para que se produzca la transferencia ha de ser muy pequeño. Sin embargo, una vez transferida la activación y etiquetada la emoción como ira, el individuo seguirá dispuesto a agredir mientras la etiqueta persista; es decir, mientras siga pensando que está enfadado, aunque la activación se haya disipado.

Este modelo pone de relieve el efecto combinado de la activación fisiológica y su evaluación cognitiva en la experiencia emocional de la ira. Del mismo modo que etiquetar la excitación provocada por un estímulo neutro como ira puede intensificar las tendencias de respuesta agresiva, la atribución de la activación provocada por un estímulo aversivo como debida a otra causa (como al efecto de una pastilla), hará que la persona se perciba como menos enojada y reaccione menos agresivamente que si no hiciera esa atribución (Younger y Doob, 1978). ▪

Factores cognitivos: el proceso cognitivo más estudiado en relación con la agresión es la activación de esquemas de situaciones o guiones, donde se incluyen expectativas sobre cómo se comportan las personas que se encuentran en esas situaciones y sobre las consecuencias de diferentes opciones de conducta264. Cuanto más frecuente sea la exposición a episodios agresivos, más se reforzarán los guiones

Página

117

correspondientes y más accesibles estarán en la memoria, con la consecuencia de

263

Por ejemplo, si nos hemos pegado una buena carrera para coger el bus (activación neutra), y justo al llegar el conductor cierra la puerta y se va, nuestra reacción será probablemente mucho más agresiva porque a la frustración provocada por el conductor se le une la activación provocada por la carrera. 264 Por ejemplo, a partir de lo que ha observado en otros, o de lo que le ha ocurrido a él en varias ocasiones, un niño puede desarrollar una creencia normativa de que es normal devolver un golpe si le pega un compañero en una pelea (esquema de situación A), pero no si le pega un adulto como medida disciplinaria (esquema de situación B).

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Agresión

CAPÍTULO 10

que la persona los recuperará con mayor facilidad y los utilizará preferentemente como guía de comportamiento. Hay numerosos factores que pueden provocar la activación de guiones agresivos: o

Sesgo atributivo hostil: aparece cuando los individuos con un historial de comportamiento agresivo seleccionan preferentemente interpretaciones que atribuyen la conducta del otro a intenciones hostiles, sobre todo cuando la conducta es ambigua (De Castro et al, 2002). Esto ocurre porque el individuo basa su interpretación de la intención de la otra persona más en creencias personales y esquemas, que en la información que aporta la situación; o porque de esa información presta más atención a las claves agresivas que a las que indican buenas intenciones.

Este sesgo se da en personas que suelen reaccionar agresivamente ante el comportamiento de los demás, pero no en los que tienden a provocar a otros, lo que sugiere que se trata de una respuesta bastante automática adquirida como resultado de la experiencia repetida de tener que defenderse de los ataques de los demás (Dodge y Coie, 1987). o

Rumiaciones: las rumiaciones son pensamientos recurrentes referidos a una meta frustrada o a una provocación, que tienen la propiedad de mantener los sentimientos de ira tiempo después del suceso que los ha desencadenado.

Muchas veces las rumiaciones generan una redirección de la agresión, es decir, desplazan la agresión hacia otra persona que tenemos a mano, y que puede ser totalmente inocente. Esto se produce sobre todo cuando no es posible o aconsejable vengarse del provocador (porque no está accesible o por miedo a represalias) y supone una reacción desmesurada ante un comportamiento, que en circunstancias normales, no habría merecido una respuesta agresiva de tal intensidad. o

Desconexión moral: consiste en considerar que los criterios éticos o morales

por los que puede producirse la desconexión moral: ➢ Mediante la justificación moral se justifican las acciones agresivas apelando al bien de la persona o al de la sociedad265.

265

Por ejemplo, el padre que maltrata a su hijo “para que aprenda”.

Página

un caso concreto, es decir, “el fin justifica los medios”. Hay varios mecanismos

118

que rigen el propio comportamiento en situaciones normales no se aplican en

Agresión

CAPÍTULO 10

➢ Mediante la deshumanización de la víctima al otro no se le considera persona y, por tanto, ya no se aplican los mismos criterios morales. De esta forma, no solo se considera aceptable la agresión contra él, sino que el tipo de conducta forma parte del guion.

5.3.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo son aquellos que ejercen un efecto más a largo plazo sobre el comportamiento agresivo porque influyen en lo que las personas aprenden, en sus creencias y en su forma de interpretar la realidad. Los factores de riesgo que más atención han recibido por parte de los investigadores son: ▪

El ambiente familiar: numerosos estudios han encontrado una clara correlación durante la infancia y las creencias y conductas agresivas que los individuos muestran en etapas posteriores de su vida (Hill y Nathan, 2008). Esto se debe, por un lado, al papel de modelos que ejercen los padres en el niño, de forma que éste los aprende. Por otra parte, las relaciones agresivas dentro de la familia suelen ir acompañadas de otras prácticas en relación con la crianza de los hijos, como rechazo, frialdad en el trato y empleo de fuertes castigos físicos (Huesman, Dubow y Boxer, 2009).



Las amistades: por lo general, los niños cuyo comportamiento está dominado por la agresión son rechazados por sus compañeros, lo cual genera un aumento de la conducta agresiva que, a su vez, provoca más rechazo (Hubbard, McAuliffe, Morrow y Romano, 2010). Al sentirse marginados por sus compañeros, los niños agresivos tienden a asociarse con otros que también lo son, entrando a formar parte de sistemas sociales como las bandas violentas; de esta forma, se ven atrapados en una situación en la que la aceptación social depende de que cometan más actos agresivos.



La cultura: muchas de nuestras actitudes y valores proceden de la cultura que se nos ha transmitido a través de la socialización, la familia, la escuela y otras instituciones. Existe la etiqueta culturas de la violencia para hacer referencia a aquellas culturas

Página

119

en las que la agresión se considera aceptable y justificable en determinadas situaciones266.

266

Un ejemplo son las llamadas culturas del honor. Una cultura del honor es un tipo de cultura colectivista que otorga un gran valor a la reputación de la persona, es decir, a su imagen social. Como contrapartida, tolera y justifica que se responda a cualquier amenaza a la propia reputación con agresión para restaurarla. La susceptibilidad a los ataques al honor no se limita a los percibidos contra la propia persona, sino que se extienden a la familia, como es natural en las culturas colectivistas.

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Agresión ▪

CAPÍTULO 10

Los medios de comunicación: diversos estudios confirman que existe una relación entre el contenido violento y la agresión (Anderson et al, 2010). El efecto se produce sobre todo cuando la violencia se presenta vinculada al éxito y no resulta castigada, y si aparece como justificada.

A corto plazo se produce un aumento de la activación fisiológica y de emociones relacionadas con la agresión, y hace más accesibles los pensamientos agresivos, además de promover la imitación de los actos observados. La exposición habitual crea una base para el aprendizaje observacional que fomenta el desarrollo de estilos atributivos hostiles. Además, al presentar la violencia como algo normal y apropiado, se potencian actitudes favorables a la agresión y la aceptación normativa de ese comportamiento que desinhibe este tipo de conducta. Por último, se produce una paulatina desensibilización que se traduce en un descenso de la preocupación empática ante el sufrimiento de otros.

Factores personales: existen una serie de características personales que aumentan la tendencia a comportarse de forma agresiva, entre las cuales destacan: o

Factores biológicos: existe una relación entre agresión y bajos niveles de serotonina y cortisol combinados con altos niveles de testosterona. También parece haber una predisposición genética.

o

Rasgos de personalidad: hay personas que son especialmente propensas a percibir en los demás una actitud hostil. Por otro lado, las personas con una autoestima exageradamente alta e inestable (personalidad narcisista), son más propensos a experimentar ira y a reaccionar de forma muy agresiva cuando sienten amenazada la imagen que tienen de si mismos (Baumeister, Bushman y Campbell, 2000). Búsqueda de autoestima positiva: las personas con una autoestima baja intentan potenciarla buscando la aprobación y el apoyo de los demás, pero no volviéndose hostiles hacia ellos (Blaine y Crocker, 1993). Sin embargo, la conducta de autoestima sí puede relacionarse con el comportamiento agresivo, incluso en ausencia de rasgos narcisistas: el deseo de demostrarse a sí mismo y a los demás que es alguien digno de respeto puede llevar a la persona a centrarse demasiado en ella y pasar por alto las consecuencias de sus actos para los demás. Cuando las personas buscan aumentar su autoestima mediante valores externos, como tener éxito profesional o hacerse ricas, es más probable que recurran a conductas agresivas que cuando la autoestima se basa en valores internos, como ser una persona moralmente intachable.

120

o

Página



Agresión

CAPÍTULO 10 o

Autocontrol: capacidad de ajustar la propia conducta a las normas que rigen en la sociedad o en un contexto concreto. Sirve como inhibidor interno de la tendencia a reaccionar agresivamente cuando nos encontramos ante estímulos instigadores a recurrir a la agresión para obtener un objetivo deseado. La falta de autocontrol es uno de los correlatos más fuertes de la conducta criminal (Gottfredson, 2007).

o

Creencias personales: entre las creencias que pueden predisponer a la conducta agresiva se pueden destacar: ➢ Autoeficacia: las personas que creen que pueden llevar a cabo determinadas acciones, seleccionarán con mayor probabilidad este tipo de comportamientos. ➢ Catarsis: creencia que se tiene en considerar que agrediendo uno se desahoga y se siente mejor. ➢ Creencia de un mundo justo: creencia relativa a creer que cada uno tiene lo que se merece. Esta creencia puede llevar a la persona a aceptar y justificar la agresión y la violencia mediante el proceso de culpabilización de la víctima (Van den Bos y Maas, 2009).

o

Diferencias de género: los resultados de investigación coinciden en que los hombres agreden más que las mujeres en términos de agresión física, pues las mujeres eligen formas de agresión indirecta y relacional (Archer, 2004)267.

6. La agresión grupal La agresión que llevan a cabo los grupos tiene mucho en común con la agresión interpersonal, aunque un factor esencial y más característico de la agresión grupal es el papel de las normas favorables a la agresión que se desarrollan dentro del grupo. Esas normas suelen surgir de la interacción grupal, y los miembros las interiorizan y ajustan su conducta a ellas, bien porque se sienten identificados con el grupo o bien para evitar ser castigados o rechazados por él (Goldstein, 2002). Existen múltiples modalidades de agresión grupal, entre las cuales se destacan:

Página

121



Bullying: forma de comportamiento agresivo caracterizado por un desequilibrio de poder entre agresor y víctima, teniendo lugar en un periodo de tiempo prolongado.

267

Desde una perspectiva evolucionista, los hombres, al ser más fuertes y tener que competir con otros hombres, desarrollaron la tendencia a la agresión física; las mujeres, en cambio, se especializaron en estrategias menos arriesgadas de agresión indirecta y relacional, que no ponían en peligro su capacidad para criar y cuidar de su descendencia, y además, tenían el valor adicional de dañar la reputación de las posibles rivales ante su propia pareja (Vaillancourt, 2005).

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Agresión

CAPÍTULO 10

Aunque muchas veces se considera un fenómeno interpersonal entre agresor y víctima, la mayoría de las veces implica a otras personas que actúan como observadoras o como animadoras del acosador, a menudo movidas por el miedo a represalias268 269. ▪

Bandas violentas: grupos bastante cohesionados que se caracterizan por emplear símbolos para representar la pertenencia de sus miembros, y que suelen presentar un elevado índice de actividad criminal, normalmente contra otras bandas270. La pertenencia a una banda ofrece tanto beneficios instrumentales como simbólicos. La marginación asociada a este tipo de grupos facilita la emergencia de normas sociales que hacen que la violencia y la conducta criminal sean aceptables e incluso imperativas.



Disturbios colectivos: violencia colectiva que tiene lugar en contextos específicos y es llevada a cabo por grupos sociales transitorios, cuyo proceso psicosocial subyacente se conoce como desindividualización. Por tanto, la conducta colectiva es más agresiva que la conducta individual cuando el colectivo adopta normas que desinhiben el comportamiento agresivo271.



Terrorismo: violencia impulsada por motivos políticos, que puede ser perpetrada por individuos, grupos o agentes estatales, y que pretende provocar sentimientos de terror e indefensión en la población con el fin de influir en sus decisiones y modificar su conducta. Las consecuencias del terrorismo para las personas que lo sufren o lo presencian se vuelven más negativas hacia otros grupos étnicos, religiosos o políticos a los que los terroristas pertenecen y más favorables a las acciones policiales y

268

Los niños que intervienen como observadores muchas veces mantienen actitudes contrarias al acoso, pero se dejan influir por las normas grupales sobre lo que se aprueba y lo que se castiga, y por su percepción de lo que otros piensan que hay que hacer (Bustillos et al, 2008). 269 Parece ser que existe mayor probabilidad de que los miembros que menos se identifiquen con el grupo puedan convertirse en víctimas del acoso. 270 Por ejemplo, los Latin Kings o los Ñetas. 271 Por ejemplo, los hinchas de un equipo de fútbol.

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122

militares contra ellos.

CAPÍTULO 10

Agresión

7. Prevención y reducción del comportamiento agresivo Algunas de las propuestas para reducir la probabilidad del comportamiento agresivo se recogen a continuación: ▪

Condicionamiento operante: consiste en desaprender a comportarse agresivamente mediante castigos en el seno familiar, educativo y societal. Para que el castigo sea eficaz tienen que darse una serie de condiciones (Berkowitz, 1993): o

La persona tiene que percibir que el castigo va a ser fuerte y muy probable.

o

El sujeto tiene que asociarlo a la conducta agresiva realizada y recibirlo antes de disfrutar de los beneficios producidos por dicha conducta.

o

A la hora de decidir si llevar a cabo o no una acción agresiva, el sujeto tiene que hacer un balance entre los costes y beneficios de la conducta. Para que pueda hacer ese procesamiento deliberado, su nivel de activación no debe ser demasiado alto, pues impediría dicho razonamiento.

o

El sujeto debe ver alguna opción alternativa a la conducta agresiva.

Teniendo en cuenta la dificultad de implementación eficaz de los castigos, parece ser más eficaz hacer hincapié en recompensar comportamientos deseables. ▪

Condicionamiento vicario: desde la teoría del aprendizaje social se propone contrarrestar el efecto de los modelos agresivos con la observación de modelos no agresivos, lo cual contribuye a la adquisición de pautas de conducta alternativas, sobre todo si existe un feedback positivo tras la imitación.



Autocontrol: es eficaz solo con personas que son conscientes de que su comportamiento agresivo es consecuencia de una falta de control de sus impulsos y están motivadas para mejorar en este terreno. Uso para situaciones generales.



Empatía: la incitación de respuestas afectivas y cognitivas incompatibles con la

para casos específicos.

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123

agresión que contrarrestan los efectos de los estímulos instigadores de agresión. Uso

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Estereotipos

CAPÍTULO 11

CAPÍTULO 11: ESTEREOTIPOS 1. Introducción Los estereotipos son creencias sobre las características que poseen un conjunto de personas, derivadas simplemente de su pertenencia a un determinado grupo o categoría social; es decir, esas características se las aplicamos a cualquier persona del grupo, aunque no la conozcamos. Es fundamental considerar el consenso social y cultural existente sobre las características y atributos que constituyen un estereotipo para poder comprender los procesos psicosociales que subyacen a su funcionamiento. La organización de los estereotipos se basa en esquemas que contienen las creencias y expectativas sobre un grupo específico y sus miembros. Estas características que constituyen el esquema de un grupo tienen connotaciones evaluativas, por lo tanto, los estereotipos son creencias que implican una valoración de las personas a las que se les aplica. Es importante diferenciar entre los aspectos culturales y los individuales, así, los estereotipos pueden expresarse como las creencias culturales sobre las características de los miembros de un grupo, o como las opiniones personales sobre esas características272.

2. Procesos implicados en la formación y el mantenimiento de los estereotipos Los estereotipos se aprenden, mantienen y modifican mediante la socialización, y su transmisión se produce a través de diferentes fuentes. Desde edades muy tempranas los niños categorizan a las personas por sus características distintivas, al igual que hacen con los objetos. No obstante, el contenido y la evaluación de los estereotipos es cultural. Estas creencias compartidas culturalmente se adquieren a través de los agentes socializadores como la familia, la escuela, el grupo de pares o los medios de comunicación (Pe: Castelli, De Dea y Nesdale, 2008)273. Las creencias estereotipadas son consecuencia de la categorización social. Este

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124

proceso cognitivo permite organizar la complejidad del entorno organizándolo en diferentes

272

El concepto de estereotipia se utiliza para referirse al grado o intensidad con que una persona asume las creencias estereotipadas y compartidas. 273 Aunque también influyen las vivencias y experiencias personales, es el contenido cultural el que afecta sustancialmente a los procesos psicológicos implicados en las relaciones con los miembros de otros grupos.

CAPÍTULO 11

Estereotipos

conjuntos cuyos elementos comparten características274 275. Así, el proceso de categorización acentúa tanto la similitud entre los elementos de una misma categoría como las diferencias entre categorías276. Por otro lado, una vez que se clasifica a las personas en grupos, existe una tendencia a percibir esas categorías sociales como naturales, es decir, como se perciben las clasificaciones que aplicamos a plantas o animales, lo que implica que se le atribuya características esenciales a su pertenencia grupal277. El cambio de los estereotipos a nivel individual es difícil, ya que se trata de estructuras cognitivas bastante rígidas. La razón es que se tiende a prestar más atención a aquella información que confirma nuestras ideas y expectativas previas, ignorando la información inconsistente o modificándola hasta hacerla congruente o considerarla como algo atípico278. Además, cuando nos encontramos con una persona que no encaja con nuestras creencias sobre los miembros de su grupo, solemos incluirla en un subtipo que incluye a quienes no se ajustan totalmente al estereotipo convencional (Kunda y Oleson, 1005; Richards y Hewstone, 2001). Al clasificar a las personas lo habitual es que se utilicen conjuntamente diferentes categorías (edad, sexo, profesión, etnia, etc.)279.

Página

125

274

Categorizar y estereotipar no son la misma cosa: si bien es necesario que se de un proceso de categorización para que afloren los estereotipos, éstos no son una mera clasificación, sino que incorporan expectativas sobre cómo son o cómo se comportan los miembros de un grupo. 275 Según los psicólogos evolucionistas, el hecho de clasificar a otros como miembros del endogrupo o del exogrupo activa dos circuitos cerebrales muy diferentes (Krebs y Denton, 1997). Así, los procesos cognitivos que se activan cuando categorizamos a alguien como miembro del exogrupo da lugar a percepciones y categorizaciones globales, abstractas y negativas que tienden a provocar conductas defensivas, competitivas, exploradoras o agresivas; mientras que los procesos cognitivos que se activan cuando categorizamos a otros como miembros del endogrupo son más complejos. Tendemos a discriminar entre los miembros del endogrupo en función de su potencial para contribuir a nuestra eficacia biológica, de ahí que la visión del endogrupo no sea tan homogénea como la del exogrupo. Esta percepción más heterogénea provoca una mayor variedad de conductas, desde aquellas con un carácter cooperativo y prosocial, hasta la de tipo competitivo o agresivo, pudiéndose llegar incluso a la exclusión social si algún miembro no cumple con lo que se espera de él. Sin embargo, estos programas cognitivos de categorización son flexibles y varían según el contexto; así, cuando lo que conviene es cooperar, vemos al otro con la lente endogrupal, pero si nuestros intereses entran en conflicto y es necesario competir, cambiamos rápidamente la lente y le convertimos en miembro del exogrupo. 276 Cuando se categoriza a las personas por su pertenencia grupal, es frecuente exagerar la homogeneidad dentro de un mismo grupo y las diferencias entre grupos. Este sesgo de homogeneidad grupal es más acusado si los grupos son poco familiares o si se tiene una imagen muy abstracta de ellos, basada fundamentalmente en esquemas y no en ejemplares (Fiske, 2010). Este sesgo se debe a que conocemos a muchos miembros de nuestro grupo por experiencia directa, mientras que el conocimiento de los miembros del exogrupo se debe al aprendizaje cultural indirecto. 277 Este sesgo se denomina esencialismo. 278 Por ejemplo, si nuestro estereotipo sobre los profesores de universidad incluye la creencia de que son distantes, cuando nos encontremos con uno que se comporta de forma cercana probablemente atribuiremos esa conducta inconsistente con el estereotipo a una causa personal. 279 Si a una persona se la categoriza como mujer, médico y negra se le aplicarán características distintas a las que se aplicarían a una mujer, médico, blanca.

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Estereotipos

CAPÍTULO 11

Pero los estereotipos no solo afectan a procesos cognitivos, pues la mayoría tienen connotaciones afectivas y motivacionales que influyen en esa categorización, lo que origina que se distorsione la realidad y en función de nuestros intereses, las personas de otros grupos se pueden percibir de forma más o menos positiva. Además, los estereotipos funcionan, no solo en un nivel explícito, sino también en un nivel implícito, funcionando aunque no seamos conscientes de ello.

3. La medida de los estereotipos Se han desarrollado una serie de técnicas específicas para la medida de los estereotipos que pueden servir como base para elaborar un instrumento concreto y adecuado a cada estudio. Entre estas medidas destacan las siguientes: ▪

Lista de adjetivos: esta técnica consiste en la exposición de una lista de adjetivos donde los sujetos han de elegir los que mejor definen a los miembros del grupo a estudiar, por lo que permite averiguar el contenido de los estereotipos280. La saliencia transversal consiste en la comparación de la frecuencia con la que cada adjetivo se aplica a los diferentes grupos del estudio, siendo la máxima saliencia transversal aquellos rasgos cuya frecuencia de atribución es máxima para uno de ellos en comparación con el resto281.



Estimación de porcentajes: estimación del porcentaje de miembros de un determinado grupo que posee una característica o atributo. Esto permite, por un lado, comprobar hasta qué punto un rasgo o característica se considera estereotípica o no, y por otro, puede servir para medir el grado de estereotipia una vez que se sabe cuál es el contenido de los estereotipos.282



Razón diagnóstica: permite predecir la probabilidad de asignar una característica más a un grupo que a otro (Allen 1996). Al igual que la anterior, esta medida es útil para comprobar el contenido de los estereotipos como para evaluar el grado de estereotipia283.

Página

Es frecuente que la lista de adjetivos se obtenga de estudios previos que emplean respuestas abiertas. Esto permite obtener adjetivos no sesgados por las creencias previas de los investigadores que elaboran la lista (Allen, 1996). 281 Un rasgo cumple la máxima saliencia transversal cuando muchas personas lo eligen para uno de los grupos y muy pocas lo eligen para los otros. 282 Poniendo de ejemplo que en un estudio se ha comprobado que el contenido del estereotipo sobre un grupo incluye los rasgos limpios e introvertidos, si una persona señala que el 80% son limpios y que el 75% son introvertidos, estereotipa más que otra persona que cree que son limpios el 30% e introvertidos el 40%. 283 Por ejemplo, para determinar si el rasgo religioso es estereotípico de los marroquíes se dividiría el porcentaje que se asigna a ese grupo (por ejemplo, 75%) por el porcentaje que se asigna a la población general (por ejemplo, 50%). Si la razón obtenida en la muestra es superior a uno (cuanto mayor sea, mejor refleja el estereotipo), esa característica es importante para representar al grupo. En este caso, el porcentaje de marroquíes que se perciben

126

280

CAPÍTULO 11

Estereotipos

4. Funciones de los estereotipos Los estereotipos no solo tienen un papel en la categorización, pues también sirven para justificar las actitudes hacia los miembros de determinados grupos. Por ello, se puede afirmar que los estereotipos no solo reflejan las situaciones sociales, sino que sirven para explicarlas, contribuyendo a veces a configurar la realidad social (Sangrador, 1996). Tajfel (1981, 1984) clasifica el uso de los estereotipos en dos bloques: ▪

Funciones individuales o psicológicas: o

Función cognitiva asociada al proceso de categorización. A pesar de que los sesgos que originan pueden llevar a percepciones erróneas, los estereotipos nos aportan información sobre la conducta esperada de una persona en función de su pertenencia grupal. En este sentido, los estereotipos pueden ser útiles, lo que no implica que siempre sean exactos o que su uso no sea prejuicioso (Ryan, 2002).

o

Función de carácter motivacional. Las categorías sociales no son neutras, ni tampoco los estereotipos asociados a ellas, pues suelen tener connotaciones positivas o negativas. Por tanto, se puede decir que los estereotipos cumplen una función motivacional para la persona al corresponder a una división de su mundo social de acuerdo con sus valores en categorías diferentes284.



Funciones sociales: o

Valorar diferencialmente a los miembros del endogrupo y exogrupo. Tendencia a valorar positivamente la visión de nuestro grupo en comparación con los otros, produciendo favoritismo endogrupal. Esto permite justificar la discriminación hacia exogrupos, pues permite mejorar la identidad social del endogrupo.

o

Justificación y racionalización de conductas discriminatorias. Los estereotipos contribuyen a la creación y mantenimiento de una ideología que permite

Página

127

explicar y justificar las acciones hacia determinados grupos285.

como religiosos es mayor que el que se atribuye a las personas en general (75/50= 1,5). Por el contrario, si es inferior a uno, ese atributo no representa al grupo; resultado que obtendríamos si se piensa que el rasgo ambicioso es menos probable en los marroquíes (por ejemplo, 20%) que en la población general (por ejemplo, 60%). La razón en este caso sería 0,33 (20/60). 284 Por ejemplo, si alguien cree que las mujeres deben ocuparse más de la casa y de los hijos y no dedicarse tanto a la vida profesional como lo debe hacer su marido, lo podrá justificar sobre la base de los estereotipos (son más amables, más cuidadosas, pero menos fuertes). 285 Por ejemplo, la sobreprotección a las mujeres se explica por el estereotipo femenino, o la negativa de ofrecer un puesto de trabajo a un gitano puede basarse en las creencias estereotipadas hacia ese grupo étnico.

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Estereotipos

CAPÍTULO 11

La amenaza del estereotipo defiende que el rendimiento de una persona que pertenece a un grupo negativamente estereotipado puede verse afectado cuando éste es consciente de los prejuicios asociados a su grupo respecto a una determinada tarea, de modo que llega a sentirse amenazada porque su rendimiento pueda confirmar ese estereotipo negativo sobre las capacidades de su grupo (Shapiro, 2011; Steele, 1997). Este proceso aparece en las siguientes condiciones: ▪

Se hace saliente la pertenencia grupal dejando muy claro en qué categoría se clasifica a la persona.



La persona se identifica con ese grupo o categoría.



Ese grupo se describe, explícita o implícitamente, como poco competente en ese ámbito; es decir, está estereotipado como incompetente para ese tipo de tareas. Este fenómeno se puede dar en cualquier tipo de grupo o categoría, pues solo es

cuestión de dar con las circunstancias apropiadas para provocarla286. La explicación de la amenaza del estereotipo está basada en una combinación de factores cognitivos y motivacionales. Por una parte, se da un descenso en las expectativas de eficacia unido a un aumento de ansiedad ante la posibilidad de confirmar el estereotipo negativo existente en su grupo. Esa preocupación hace que las personas dediquen su atención a su propio rendimiento más que a la tarea en sí, y al mismo tiempo intentan reprimir esas emociones negativas para no ponerse en evidencia ante los demás. Todos estos procesos suponen un consumo de los recursos cognitivos que serían necesarios para realizar correctamente la tarea. Otra función de los estereotipos es la de control social (Fiske, 1993), pues las personas controlan el comportamiento de otras personas de dos maneras: ▪

Describen cómo son y se comportan los individuos que pertenecen a un determinado grupo. En este caso, los estereotipos actúan como un ancla que marca lo que es normativo, ejerciendo una presión implícita en los miembros del grupo estereotipado para que se ajusten a las expectativas que se tienen sobre ellos.



Prescriben cómo deben ser y comportarse esas personas. Al limitarse las

Además, existe una relación entre el estatus de poder y la forma de estereotipar. En esta línea, las personas que carecen de poder prestan más atención a las características 286

Por ejemplo, en situación de amenaza, los hombres occidentales rinden más en Matemáticas que las mujeres occidentales, pero menos que los hombres asiáticos. Así mismo, las mujeres asiáticas rinden menos cuando se hace saliente su género y más cuando se hace saliente su origen cultural (Shih, Pittinsky y Ambady, 1999).

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poder de unos grupos sobre otros.

128

posibilidades de los miembros del grupo estereotipado, los estereotipos refuerzan el

CAPÍTULO 11

Estereotipos

individuales de los que sí lo tienen, ya que necesitan formarse impresiones precisas para saber cómo tienen que comportarse con ellos. Por el contrario, las personas que ejercen el poder no necesitan tener una imagen detallada de los grupos inferiores para dominar en las interacciones con ellos, por lo que no prestan atención a sus características idiosincráticas, sino que se basan en el esquema general de los estereotipos. La teoría de la justificación del sistema, elaborada por Jost y Banaji (1994), aborda la importancia que tienen los estereotipos en relación con las ideologías que sostienen un sistema social en el que existen desigualdades. La idea central de esta teoría es que los estereotipos hacia los grupos desventajosos contribuyen a que se mantenga el orden social establecido, a justificarlo y a reproducirlo287. Esta teoría mantiene que los propios miembros de los grupos en desventaja también sostienen estos estereotipos y que, aunque los estereotipos sean falsos originariamente, acaban siendo ciertos porque las personas se conforman a aquello que los demás esperan de ellas288.

5. El modelo del contenido de los estereotipos El modelo del contenido de los estereotipos, basado en el postulado de que las creencias estereotipadas sobre un grupo se fundamentan en las relaciones estructurales, defiende que las creencias estereotipadas pueden agruparse en dos dimensiones (Fiske et al, 1999, 2002): ▪

Competencia: incluye características asociadas a la inteligencia o habilidad para alcanzar metas prestigiosas. Los grupos se perciben como competentes si tienen alto estatus y poder.



Cordialidad: contenido que se refiere a características relacionadas con aspectos como amabilidad, honestidad, simpatía o sinceridad. Los grupos se perciben como cordiales si cooperan con otros grupos, o si no compiten con otros.

Según el modelo, cuando evaluamos a los miembros de grupos sociales podemos

dimensiones se pueden combinar dando lugar a cuatro posibles categorías:

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129

considerarlos altos o bajos en competencia como en cordialidad. De este modo, estas dos

287

Por ejemplo, justificar que las mujeres cuiden de los niños y enfermos porque son más cariñosas, o que los hombres ocupen puestos de dirección porque son más agresivos y competitivos. 288 Por ejemplo, es más fácil que un afroamericano se plantee ser obrero que acceder a un puesto directivo por razones económicas, de apoyo social o de confianza en sí mismo.

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Estereotipos ▪

CAPÍTULO 11

Competentes y cordiales: competencia y cordialidad altas. Las personas pertenecientes a este estereotipo son de alto estatus y no son competitivos, lo cual genera admiración y orgullo289.



Competentes y fríos: competencia alta, pero baja cordialidad. Las personas pertenecientes a este estereotipo son de alto estatus y competitivos, lo cual genera envidia y celos290.



Cordiales e incompetentes: baja competencia, pero alta cordialidad. Las personas pertenecientes a este estereotipo son de bajo estatus y no competitivos, lo cual general un prejuicio paternalista basado en la compasión y la simpatía291.



Fríos

e

incompetentes:

competencia

y

cordialidad

bajas.

Las

personas

pertenecientes a este estereotipo son de bajo estatus y no son competitivos, lo cual genera desprecio, aversión, ira y resentimiento292.

Aunque estas dimensiones se pueden combinar entre sí de varias formas, la mayor parte de los estudios recogen que la gente suele asociar una alta competencia a una baja cordialidad, mientras que una alta cordialidad suele ir acompañada de una baja competencia.

6. Los estereotipos de género Los estereotipos de género son un conjunto de creencias compartidas socialmente sobre hombres y mujeres que se suelen aplicar de manera indiscriminada a todos los miembros de cada uno de estos grupos. ▪

Lo relacionado con la dimensión femenina recibe el nombre de expresivo o comunal, que hace referencia a los factores afectivos, emocionales, relacionales y al mantenimiento de la cohesión grupal.



Lo relacionado con la dimensión masculina recibe el nombre de instrumental o agente, que hace referencia a los comportamientos dirigidos a la productividad, la eficacia, la autonomía, la independencia y la competición para el logro de ciertas metas.

ya que tratamos de mantener consistencia entre ellos y una vez asignada una etiqueta de género a una persona, realizamos inferencias sobre su apariencia, sus rasgos de 289

Por ejemplo, endogrupo o grupos aislados. Por ejemplo, asiáticos, judíos, ricos, feministas, etc. 291 Por ejemplo, ancianos, discapacitados, amas de casa, etc. 292 Por ejemplo, receptores de ayudas sociales, pobres, etc. 290

Página

ocupaciones y características físicas. Así, la información sobre un componente afecta al resto,

130

Estos estereotipos no solo hacen referencia a rasgos, sino que también incluyen roles,

CAPÍTULO 11

Estereotipos

personalidad, sus conductas de rol y su ocupación293. Además, se ha demostrado que existen subtipos de hombres y de mujeres sobre los que existen estereotipos concretos294. Por otro lado, se pueden diferenciar dos dimensiones en los estereotipos de género: ▪

Dimensión descriptiva: hace referencia a cómo creemos que son los hombres y las mujeres. Aunque sea de forma no intencionada, puede dar lugar a situaciones de discriminación295.



Dimensión prescriptiva: hace referencia a cómo deben ser los hombres y las mujeres. La discriminación es intencionada, pues se basa en reacciones emocionales

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131

negativas296.

293

Por ejemplo, si nos dicen que un hombre se encarga de las tareas del hogar del cuidado de los hijos, es bastante probable que le describamos como una persona emocional y sensible. Del mismo modo, si una mujer es ejecutiva, probablemente la describamos como competente, fría y calculadora. 294 Por ejemplo, en el caso de las mujeres, algunos subtipos son las tradicionales, las independientes, las sexys, las deportistas o las feministas. 295 Por ejemplo, si se cree que los hombres tienen más rasgos de liderazgo que las mujeres, se elegiría mejor a un hombre para un puesto de dirección basándose en esa creencia que funcionaría de forma bastante automática a la hora de hacer esa elección. 296 En el ejemplo anterior, se elegiría al hombre para un puesto directivo para evitar que lo ocupara una mujer.

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Análisis psicosocial del prejuicio

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 12: ANÁLISIS PSICOSOCIAL DEL PREJUICIO 1. Conceptualización del prejuicio en Psicología Social El prejuicio se trata de un fenómeno que se origina en los procesos grupales, y que está inevitablemente unido al contexto de las relaciones entre grupos, ya que va dirigido a grupos, tiene una orientación socialmente compartida y tiene una naturaleza intergrupal. Allport (1954) define el prejuicio como una antipatía u hostilidad basada en una generalización defectuosa e inflexible. A partir de ese momento, su concepción del prejuicio como una actitud general negativa hacia un grupo fue ampliamente aceptada en Psicología Social. Eagly y Diekman (2005), al igual que Allport, conciben el prejuicio como una actitud hacia un grupo social o sus miembros, pero entendida ésta en un contexto social determinado; por tanto, hay que tener en cuenta la estructura del ambiente social y la estructura psicológica del perceptor. Las autoras argumentan que el prejuicio puede producirse cuando los perceptores mantienen un estereotipo acerca de un grupo social que es inconsistente con los atributos que se consideran necesarios para tener éxito en ciertas clases de roles sociales. Así, el prejuicio consiste básicamente en una devaluación de los miembros de un grupo particular por miembros equivalentes de otros grupos297. Por tanto, si bien la investigación no niega la base actitudinal del prejuicio, ha puesto de manifiesto que éste no es uniformemente hostil o negativo, pues es ambivalente y depende del contexto social, político y cultural en el que tienen lugar las relaciones intergrupales298.

2. Enfoques predominantes en el estudio psicosocial del prejuicio El prejuicio se contempla desde una multitud de perspectivas. Los principales enfoques que abordan su estudio son: ▪

A nivel individual destaca la teoría de la personalidad autoritaria. Desarrollada por Adorno et al (1950), esta teoría postula que los niños que han sido objeto de una

Para estas autoras, la devaluación no produce necesariamente una actitud negativa hacia todo el grupo, sino hacia los miembros individuales del grupo que ocupan o pretenden ocupar roles incongruentes. Por tanto, desde esta perspectiva, los miembros de grupos dominantes también pueden ser víctimas de prejuicio; sin embargo, en pocas ocasiones los miembros de estos grupos suelen querer desempeñar roles de bajo estatus, tradicionalmente ocupados por grupos discriminados. 298 La gente no tiene prejuicios contra ciertos grupos por sí mismo, sino por las amenazas que perciben en esos grupos, lo que explica por qué los prejuicios contra determinados grupos cambian con el tiempo, e incluso desaparecen.

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297

132

educación severa y conforme a los códigos morales convencionales experimentan

CAPÍTULO 12

Análisis psicosocial del prejuicio

sentimientos hostiles y agresivos hacia sus padres que desplazan hacia personas más débiles o inferiores, de forma que estos grupos minoritarios se convierten en chivos expiatorios sobre los que descargar sus frustraciones. Esta perspectiva puede ser útil para explicar el prejuicio en sus formas más extremas, pero es limitada porque no permite explicarlo en sus manifestaciones más comunes299. ▪

A nivel intergrupal, las mismas teorías que se han utilizado para explicar las relaciones intergrupales también permiten explicar la formación del prejuicio. Aquí el prejuicio se entiende como una actitud negativa, por lo que permite abordarlo desde las esferas: o

Cognitiva: basado en las creencias sobre las características de los miembros del exogrupo que conforman los estereotipos.

o

Afectiva: sentimientos y mociones experimentadas hacia los miembros del exogrupo.

o

Conductual: intención de conducta o los comportamientos que las personas llevan a cabo hacia los miembros del exogrupo.

Aunque de forma general existe un alto grado de consistencia entre las tres esferas que conforman las actitudes, pueden existir situaciones en las que alguna esfera sea incongruente con las otras; de hecho se pueden defender estereotipos negativos sobre ciertos grupos, pero no experimentar emociones negativas hacia ellos300 301.

3. Evolución y tendencias en el estudio psicosocial del prejuicio racial Dovidio (2001) propone que es posible identificar tres corrientes en el análisis psicosocial del prejuicio racial: ▪

La primera corriente concibe el prejuicio como una psicopatología. Así, en este periodo la atención se dirige básicamente a identificar quién es prejuicioso mediante test de personalidad y actitudes para manejar el problema centrándose en estas

Página

133

personas, pues se supone que el resto de la sociedad funciona con normalidad.

299

Al basarse exclusivamente en la personalidad del sujeto y no dar importancia a los factores situacionales y contextuales, es duramente criticada por su carácter reduccionista. 300 Por ejemplo, puede haber personas que piensen que los gitanos son poco trabajadores, pero que no experimenten desprecio hacia ellos). 301 Dovidio, Brigham, Johnson y Gaertner (1996) han demostrado que el componente más importante para predecir la discriminación es el componente afectivo más que el cognitivo (estereotipo).

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Análisis psicosocial del prejuicio ▪

CAPÍTULO 12

La segunda corriente asume que el prejuicio está basado en procesos normales y se enfoca cómo las normas sociales subyacen al prejuicio. Surgen dos aproximaciones: o

Una de las aproximaciones tiene en cuenta todo el contexto social, considerando los múltiples factores que influyen en el prejuicio. Mediante el paradigma del grupo mínimo, se demuestra que basta categorizar a las personas como pertenecientes a nuestro grupo a otro diferente para que se produzca discriminación a favor de los miembros del propio grupo302 y, a veces, en contra del exogrupo. Por tanto, se entiende el prejuicio como un proceso normal que permite a la persona obtener una identidad social positiva favoreciendo a las personas de su endogrupo.

o

La otra aproximación se centra más en procesos individuales, donde se considera que la categorización social automática es el elemento central del proceso.



La tercera corriente enfatiza los aspectos multidimensionales del prejuicio y se beneficia de nuevas técnicas para estudiar procesos que antes ya se habían identificado, pero no se podían medir. Además, actualmente los estudios se centran más en las respuestas y adaptaciones de las víctimas del prejuicio, así como sus consecuencias, a diferencia del pasado donde los estudios se centraban en la naturaleza de las actitudes de los perceptores.

4. Modelos contemporáneos en el estudio del prejuicio Actualmente el prejuicio sigue estando presente, pero su forma de expresión ha variado. Debido a que hoy en día se valoran ideales democráticos y se rechaza e inhibe la expresión abierta de actitudes discriminatorias, el prejuicio directo y manifiesto (odio y hostilidad) ha sido sustituido por nuevas formas de prejuicio más sutiles e indirectas

Página

134

(incomodidad, inseguridad, miedo)303.

302

Esto es lo que se denomina favoritismo endogrupal. Por ejemplo, “las ideas que los homosexuales pueden inculcar a un niño son diferentes a las que le transmitiría un heterosexual” o “las mujeres son insustituibles en el hogar”. 303

CAPÍTULO 12

4.1.

Análisis psicosocial del prejuicio

El prejuicio racial

Durante las últimas décadas han aparecido diversas teorías, tanto en EE. UU. como en Europa304, que tratan de dar respuesta a la evolución del prejuicio racial donde se destacan: ▪

Racismo aversivo: este modelo, desarrollado por Gaertner y Dovidio (1986), se basa en el conflicto entre la negación por parte de los blancos de ser prejuiciosos y los sentimientos negativos inconscientes que mantienen hacia los afroamericanos, transmitidos entre generaciones y potenciadas institucionalmente. Este tipo de racismo muestra más un favoritismo endogrupal que un rechazo exogrupal, lo que es más difícil de reconocer y menos amenazante para su autoconcepto de persona no prejuiciosa305. Algunas de las características de los racistas aversivos son: o

En contraste con los racistas tradicionales, defienden un tratamiento igualitario y justo hacia todos los grupos.

o

A pesar de sus buenas intenciones conscientes, inconscientemente experimentan incomodidad hacia los negros, por lo que intentan evitar contactos interraciales.

o

Cuando el contacto interracial es inevitable, experimentan incomodidad, por lo que tratan de retirarse de la situación en cuanto les es posible.

o

Como parte de su incomodidad se debe a la preocupación por comportarse de forma inapropiada y prejuiciosa, se adhieren estrictamente a reglas y códigos de conducta establecidos en las situaciones interraciales que no pueden evitar.

o

De forma consciente, y cuando les sea posible controlar la adecuación de su conducta, tratarán de no discriminar.

Intervenir sobre este prejuicio no es fácil, pues las actitudes explícitas pueden cambiar y evolucionar de una manera relativamente fácil; sin embargo, las implícitas son más difíciles de modificar al estar basadas en el aprendizaje desde la infancia y en reacciones automáticas. No obstante, Dovidio y Gaertner (2004) sugieren diferentes estrategias de afrontación:

135

o

Hacer conscientes a las personas de su prejuicio, especialmente aquellas que

Página

defienden principios igualitarios, pero poseen sesgos implícitos.

304

La mayoría de los modelos que se han desarrollado en EE. UU. no siempre son aplicables a nuestro continente debido a hechos histórico-sociales. 305 Aunque estas personas no defiendan la inferioridad genética de los negros, sí que reflejan una creencia en la superioridad cultural de los blancos.

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Análisis psicosocial del prejuicio o

CAPÍTULO 12

Recategorizar a los miembros prejuiciados para imaginar que forman parte de un único grupo.



Racismo moderno: se basa en percibir que los valores de libertad, igualdad, esfuerzo y autodisciplina están en peligro, no en las experiencias personales negativas con miembros del exogrupo, ni en la percepción de amenaza a los intereses o riquezas personales (McConahay, 1986). Algunas de las características de los racistas modernos son: o

La defensa de los valores tradicionales de la ética protestante.

o

La creencia de que los afroamericanos no respetan estos valores y se aprovechan de la discriminación positiva.

o

La existencia de un afecto negativo difuso hacia los miembros de los grupos minoritarios, como consecuencia de largos años de racismo institucional.

o

No se consideran racistas, pues sus creencias son “hechos objetivos”.

o

Consideran que en la actualidad no existe discriminación hacia los grupos minoritarios.

o

Creen que las demandas de estos grupos son excesivas y que se les da más de lo que merecen.

Los racistas modernos comparten con los racistas antiguos algunos sentimientos negativos hacia los grupos minoritarios, pero no asumen estereotipos negativos tradicionales hacia esos grupos, ni están de acuerdo con las medidas segregacionistas306. ▪

Racismo ambivalente: conflicto emocional que experimentan los estadounidenses blancos al mantener dos actitudes contradictorias fuertemente arraigadas en la sociedad americana, donde el igualitarismo307 y el individualismo308 compiten entre sí (Katz, 1981). Dicha ambivalencia puede provocar una amenaza a la autoestima, ya que entran en contradicción el autoconcepto de ambas situaciones. Esta ambivalencia

306

La ausencia de emociones positivas hacia los exogrupos es un buen predictor del racismo moderno (García, Navas Cuadrado y Molero; 2003). 307 El igualitarismo defiende los valores democráticos, igualitarios y humanitarios. 308 Mediante el individualismo se defiende que cada uno es responsable de su propio destino, lo que favorece que se realicen atribuciones internas de la situación desfavorable en la que se encuentran los afroamericanos.

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136

produce inestabilidad conductual, de forma que las respuestas que dé el individuo

CAPÍTULO 12

Análisis psicosocial del prejuicio

dependerán de la actitud que se active en ese momento. Además, los racistas ambivalentes exageran sus respuestas para proteger su autoestima309. ▪

Modelo de disociación: este modelo, propuesto por Devine (1989, 1995), analiza también la contradicción que se genera en las personas que mantiene actitudes no prejuiciosas entre sus respuestas basadas en el estereotipo cultural y sus creencias personales. Los estereotipos están fuertemente arraigados en las personas desde su más temprana socialización, por lo que se activan frecuentemente y de forma automática. Por tanto, personas con y sin prejuicios son igualmente susceptibles a la activación automática al conocer el estereotipo cultural del exogrupo. Del mismo modo, las creencias personales aparecen tras tener contacto con el exogrupo o al recibir una educación igualitaria, por lo que son menos accesibles automáticamente. Teniendo en cuenta todo esto, la respuesta por defecto es una respuesta basada en el estereotipo cultural que las personas igualitarias pueden inhibir si disponen del tiempo, motivación y la capacidad cognitiva para iniciar procesos controlados.



Modelo de prejuicio sutil y manifiesto: este modelo, desarrollado en Europa por Meertens y Pettigrew (1997), realiza una distinción entre dos tipos de prejuicio: o

Prejuicio manifiesto: se caracteriza por el rechazo abierto del exogrupo y la percepción de amenaza a los recursos del endogrupo. Se corresponde con el prejuicio tradicional.

o

Prejuicio sutil: se basa en una defensa de los valores tradicionales, junto con la percepción de que el exogrupo minoritario no los respeta y está recibiendo favores inmerecidos. Además, se tiene una percepción exagerada de las diferencias culturales entre endogrupo y exogrupo, se evita expresar emociones abiertamente hostiles por la deseabilidad social, pero tampoco experimenta emociones positivas hacia ese grupo.

Meertens y Pettigrew permiten clasificar a las personas dependiendo de la puntuación

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137

obtenida en el prejuicio manifiesto y sutil. o

Fanáticos: aquellos que puntúan alto en prejuicio sutil y manifiesto.

o

Sutiles: aquellos que puntúan alto en prejuicio sutil, y baja en la manifiesta.

o

Igualitarios: aquellos que puntúan bajo en prejuicio sutil y manifiesto.

309

Por ejemplo, si el sujeto que sufre racismo muestra sentimientos positivos (por ejemplo, alto rendimiento en una tarea), el individuo negará los sentimientos negativos que también experimenta hacia esa persona y dará una respuesta positiva exagerada hacia él; es decir, no solo no lo discrimina, sino que lo sobrevalora. Del mismo modo, si el miembro del grupo minoritario muestra comportamientos negativos, el racista ambivalente negará sus sentimientos positivos y dará una respuesta extrema de discriminación.

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Análisis psicosocial del prejuicio

4.2.

CAPÍTULO 12

El prejuicio sexista

El sexismo, o las conductas discriminatorias hacia hombres o mujeres por el simple hecho de pertenecer a una de estas categorías, son el principal factor que subyace a la violencia de género. Este tipo de sexismo no suele expresarse abiertamente en la actualidad. Por ello, cabe destacar la distinción planteada opr Swim, Aikin, Hall y Hunter (1995) entre viejo sexismo, que coincide con la concepción tradicional, y el sexismo moderno, caracterizado por una oposición a las demandas feministas basadas en las creencias de que las mujeres ya no son objeto de discriminación y que las políticas de acción no son necesarias. Cabe destacar el concepto de neosexismo, que hace referencia al conflicto existente entre lo valores igualitarios hacia las mujeres y los sentimientos negativos que aún se experimentan hacia ellas. La teoría del sexismo ambivalente (Glick y Fiske, 1996, 2001), defiende que, a diferencia de otras relaciones intergrupales, en las que se puede asumir una clara independencia entre los distintos grupos, las relaciones entre hombres y mujeres se encuentran además categorizadas por la dependencia entre los miembros de ambas categorías. Para esta teoría, existe dos tipos de sexismo: ▪

Sexismo hostil: caracteriza a las mujeres como un grupo subordinado y legitima el control social que ejercen los hombres.



Sexismo benevolente: idealiza a las mujeres como esposas, madres y objetos románticos, presuponiendo también su inferioridad al considerar que necesitan a un hombre que las cuide y proteja.

Los autores del modelo han elaborado un instrumento para medir ambas formas de sexismo llamado Ambivalent Sexism Inventory (ASI). Las ideologías de género hostiles y benevolentes que subyacen son: El patriarcado: la manifestación ideológica del patriarcado es el paternalismo a través de la justificación de la dominancia masculina. Esta justificación tiene dos o

Paternalismo dominante: creencia de que los hombres deben tener más poder que las mujeres, de forma que los hombres experimentan temor por el hecho de que las mujeres pueda usurparles ese poder.

o

Paternalismo protector: percepción de que los hombres deben proteger y mantener a las mujeres que dependen de ellos.

138

manifestaciones:

Página



Análisis psicosocial del prejuicio

CAPÍTULO 12 ▪

Diferenciación entre hombres y mujeres: o

Diferenciación de género competitiva: creencia de que las mujeres son inferiores a los hombres en dimensiones relacionadas con la competencia.

o

Diferenciación de género complementaria: los roles convencionales de las mujeres complementan y cooperan con los de los hombres310.



Heterosexualidad: o

Hostilidad heterosexual: creencia de que las mujeres son peligrosas y manipuladoras para los hombres. Es decir, a través de la sexualidad, las mujeres tienen el poder de satisfacer a los hombres creando una situación poco frecuente en la que los hombres son dependientes de las mujeres.

o

Intimidad

heterosexual:

creencia

de

que

las

relaciones

románticas

heterosexuales son esenciales para la verdadera felicidad en la vida de las personas de ambos sexos. Las mujeres con concebidas como el complemento afectivo/amoroso de los hombres, por lo que se considera un recurso que hay que proteger (Moya y Expósito, 2008). Para solventar la ambivalencia, se presentan dos modos para reducirla: ▪

Dividiendo el objeto de actitud (la mujer) en múltiples objetos de actitud (subtipos de mujeres) a los que evalúan de modo distintos. De este modo, los sentimientos ambivalentes se resuelven dirigiendo el afecto positivo y negativo hacia diferentes tipos de mujeres.



Mediante dimensiones de evaluación evalúan negativamente a las mujeres no tradicionales o poderosas, pero a la vez las respetan (con antipatía) por ser competentes; y a la inversa, a las mujeres tradicionales las evalúan con afecto, pero

Página

139

las perciben incompetentes.

310

Por ejemplo, el trabajo de las mujeres en la casa les permite a los hombres concentrarse en sus carreras.

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Psicología de los grupos

CAPÍTULO 13

CAPÍTULO 13: PSICOLOGÍA DE LOS GRUPOS 1. Introducción Tajfel y Turner (1986) conciben al grupo como un conjunto de individuos que se perciben a sí mismos como miembros de la misma categoría social, que comparten alguna implicación emocional con respecto a la definición compartida de sí mismo y que alcanzan algún grado de consenso social acerca de la evaluación de su propio grupo y de su pertenencia. Puesto que no es la única definición de grupo, Turner (1984) señala tres atributos comunes a todas las definiciones: ▪

Interdependencia: dependencia recíproca entre los miembros del grupo.



Estructura social: mediante relaciones de roles, estatus y normas que determinan qué le corresponde hacer a cada miembro del grupo, ya sea de forma explícita o implícita.



Identidad.

2. Procesos de influencia en grupo Nuestra pertenencia a grupos influye en nuestra opiniones, juicios, decisiones o comportamientos. En situaciones de ambigüedad donde no somos capaces de determinar la forma más válida de responder acudimos al consenso social, es decir, consideramos que una respuesta será correcta cuando la mayoría de los miembros de un determinado grupo responden de la misma forma ante esa situación. Las normas sociales311 definen cuál es la respuesta personal y social adecuada en una determinada situación. Cuando la situación no es ambigua y tenemos clara la respuesta adecuada, los demás nos influirán si tenemos que emitir juicios subjetivos, pero no cuando se trate de juicios objetivos sobre la realidad física (Festinger, 1950). No obstante, se ha demostrado que ante situaciones en las que la mayoría de los miembros del grupo opinan una respuesta, aunque no sea la correcta, se produce un conformismo que en privado las personas contrarias no

Dependencia informativa: se produce cuando una persona desea dar una respuesta fidedigna, pero es incapaz de evaluar por sí misma esa adecuación, por lo que depende de la información que los demás le aportan. La respuesta que se da por válida se interioriza y se convierte en un marco de referencia para su juicio.

311

Las normas sociales también reciben el nombre de normalización.

Página



140

defienden. Esto se explica mediante dos fenómenos:

Psicología de los grupos

CAPÍTULO 13 ▪

Dependencia normativa: se produce cuando la persona está motivada a mantener una relación positiva con el resto de los miembros de un grupo y desea recibir su aprobación o evitar el rechazo de la mayoría. Esto no implica que la persona cambie de opinión.

3. Toma de decisiones en grupo Es frecuente encontrarse en situaciones en las que es necesario adoptar una decisión en grupo. Dentro de esta situación se reseñan dos fenómenos especiales: ▪

Polarización grupal: el promedio de los juicios de los miembros de un grupo en la fase postconsenso cambia hacia una postura más extrema en la dirección que ya era dominante en la fase preconsenso312.



Pensamiento de grupo: errores producidos por un modo de pensamiento grupal debido a que la tendencia a la unanimidad supera la motivación por evaluar de forma realista cursos de acción alternativos313. Janis (1982) identifica ocho síntomas del pensamiento grupal divididos en tres tipos de grupos: o

Sobreestimación del grupo: ➢ Ilusión de invulnerabilidad: optimismo excesivo que ciega a los miembros del grupo ante las advertencias de peligro. ➢ Creencia incuestionable en la moralidad del grupo: los miembros asumen la moralidad inherente a su grupo e ignoran cualquier reparo ético o moral que cuestione su decisión.

o

Cerrazón mental: ➢ Racionalización colectiva: se desestima mediante justificaciones colectivas cualquier información que cuestione la decisión del grupo. ➢ Punto de vista estereotipado del oponente: los miembros del grupo consideran a los grupos oponentes demasiado malos como para negociar con ellos, o demasiado débiles y carentes de inteligencia como

Página

141

para defenderse a sí mismo de la iniciativa planteada.

312

Se habla de fase preconsenso a la toma de decisiones de forma individual antes de discutirlo con el grupo, y la fase postconsenso a la toma de decisiones de forma individual después de discutirlo con el grupo. 313 Un grupo muy cohesionado, aislado de puntos de vista distintos, con un líder que señala desde el principio cuál es la alternativa preferida, en el que no existen normas de procedimiento para la toma de decisiones, formado por personas similares en cuanto a ideología y características sociales, y que presentan un elevado grado de estrés y baja autoestima, constituyen el caldo de cultivo del pensamiento de grupo.

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Psicología de los grupos o

CAPÍTULO 13

Presión a la uniformidad: ➢ Autocensura: los miembros del grupo tienden a anular los recelos, temores u opiniones que contradigan la decisión adoptada, con tal de no romper la armonía. ➢ Presión sobre los disidentes: con objeto de mantener la unanimidad, se presiona a quienes plantean dudas acerca de las suposiciones y planes del grupo, e incluso, se les ridiculiza o se les echa. ➢ Ilusión de unanimidad: la presión sobre los disidentes y la autocensura crean este síntoma, una ilusión de consenso y acuerdo acerca de la decisión del grupo. ➢ Existencia de guardianes de la mente: algunos miembros protegen al grupo de cualquier información que contradiga su decisión.

Algunas de las medidas que propone Janis para reducir la aparición del pensamiento grupal pasan porque el líder adopte una postura imparcial, que se formen subgrupos que se reúnan por separado para llevar a cabo un análisis crítico, o que se invite a personas cualificadas externas al grupo para que pongan en tela de juicio las decisiones.

4. Los efectos del liderazgo sobre la conducta grupal De forma coloquial se puede hablar de liderazgo de aquella función que ocupa una persona que se distingue del resto y es capaz de tomar decisiones acertadas para el grupo, inspirando a los miembros de éste para alcanzar una meta común. A grandes rasgos se pueden diferenciar tres tipos de liderazgo: ▪

Liderazgo autocrático: el líder organiza todas las actividades del grupo y toma todas las decisiones.



Liderazgo democrático: el líder somete a discusión y decisión del grupo todas las



Liderazgo laissez-faire: el líder concede a los miembros del grupo completa libertad de acción.

314

Este tipo de liderazgo es el que mejor resultado da en relación a los otros dos.

Página

grupales314.

142

actividades, sugiriendo procedimientos alternativos para alcanzar los objetivos

CAPÍTULO 13

Psicología de los grupos

5. Relaciones intergrupales Las relaciones intergrupales hacen referencia a aquellas que se establecen entre dos o más grupos y sus respectivos miembros. La identificación con el grupo marca la pauta de los comportamientos, que no serían los mismos si las relaciones se estableciesen a título individual. Dos son las teorías más destacadas que analizan las relaciones intergrupales: ▪

Teoría del conflicto realista: en la medida en que los miembros de un grupo perciben que otro grupo representa una amenaza a sus propios recursos, surgirá el conflicto y las relaciones intergrupales se deteriorarán (interdependencia negativa). Sin embargo, cuando la consecución de las metas requiere de la cooperación entre grupos las relaciones intergrupales mejorarán (interdependencia positiva).



Teoría de la identidad social: la categorización de las personas en grupos sociales les proporciona una identidad social que conlleva a que se comparen con el exogrupo relevante en dimensiones valoradas socialmente. La comparación social, combinada con una motivación intrínseca a percibirse positivamente, es lo que da lugar a la diferenciación intergrupal positiva y al favoritismo endogrupal.

Las conductas intergrupales dependen tanto del grado de identificación social como de la estructura social de las relaciones intergrupales, específicamente la legitimidad percibida de la estructura, su estabilidad y la permeabilidad de las fronteras grupales. De forma general, se puede señalar que cuando las personas perciben que las posiciones de los grupos son legítimas y estables, tendrán una identidad social segura y no considerarán necesario maximizar las diferencias con otros grupos. Cuando dicha identidad es insatisfactoria, la permeabilidad de las fronteras grupales es la que determina qué estrategias pueden utilizarse para obtener una identidad social positiva: o

Movilidad individual: abandono del grupo para pasar a formar parte de otro más valorado315. Este recurso no resuelve el problema de la identidad social

143

negativa, favoreciendo además la desintegración del grupo. o

Creatividad social: comparaciones con otros grupos, modificando o

Página

redefiniendo la forma en la que se lleva a cabo la comparación. Esta estrategia puede crear una autoimagen positiva, pero también puede dar lugar a una

315

Estas estrategias individuales solo podrán usarse cuando la frontera intergrupal sea flexible.

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Psicología de los grupos

CAPÍTULO 13

falsa rivalidad con algún otro grupo desfavorecido. Esto se puede lograr mediante tres formas: ➢ Comparando al endogrupo y exogrupo en una nueva dimensión316. Puede aumentar la tensión intergrupal si se pone en peligro la distintividad superior del exogrupo. ➢ Invertir el valor asociado a determinadas características del grupo, de modo que lo que era valorado negativamente pase a serlo positivamente317. ➢ Modificando al exogrupo de comparación, evitando al exogrupo de alto estatus318. Permite aumentar el nivel de tolerancia sin producir un cambio real de posición. o

Competición social: tratar de superar al exogrupo de comparación en la dimensión en la que previamente se salía desfavorecido, generando conflicto entre ambos grupos.319

6. La mejora de las relaciones intergrupales 6.1.

Contacto intergrupal directo e indirecto

En 1954, Allport publica su hipótesis del contacto que defiende que el contacto intergrupal reduce el prejuicio y el conflicto entre grupos, siempre y cuando se cumplan cuatro requisitos320: ▪

Igualdad de estatus en la situación de contacto: los grupos que entran en contacto deben poseer un estatus similar en las características sociales que puedan ser relevantes en ese contexto.



Existencia de metas comunes: los grupos que entran en contacto deben compartir objetivos; de este modo, si logran sus temas, disminuye el prejuicio entre ellos.

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Por ejemplo, los países del sur de Europa en vez de compararse económicamente con los países del norte lo hacen a través de las condiciones climáticas y del estilo de vida. 317 Por ejemplo, abogar por la belleza de la piel negra, sabiendo que previamente ha sido rechazada. 318 Por ejemplo, si los inmigrantes ecuatorianos salen desfavorecidos al compararse con los españoles, pueden utilizar como grupo de comparación a otro grupo de inmigrantes que consideren inferiores. 319 Por ejemplo, el movimiento de los derechos civiles en EE.UU. 320 En los últimos años se han añadido otras dos condiciones propuestas por otros autores: ▪ Tiene que darse la oportunidad a los miembros de los grupos para que se conozcan personalmente, lo que conduce a desconfirmar estereotipos negativos y romper la percepción de homogeneidad del exogrupo (Brewer y Miller, 1984). ▪ La situación de contacto tiene que favorecer el establecimiento de relaciones de amistad con miembros del exogrupo (Pettigrew, 1998).

144

316

CAPÍTULO 13 ▪

Psicología de los grupos

Cooperación intergrupal: el logro de metas comunes debe implicar

la

interdependencia entre los miembros de ambos grupos, sin que exista competición. ▪

Existencia de apoyo social o institucional. Un metaanálisis realizado por Pettigrew y Tropp (2006) evidencia que cuando se

cumplen estas condiciones el efecto del contacto en la reducción del prejuicio es mayor, pero que no son necesarias para que el contacto ejerza los efectos deseados; es decir, no son requisitos indispensables, sino factores facilitadores. Además, estos efectos positivos se generalizan más allá de la situación en la que éste tiene lugar, incluso hacia otros exogrupos. En un segundo metaanálisis realizado por los mismos autores, se estudiaron los tres grandes beneficios que producía contactar con el exogrupo (aumento del conocimiento del exogrupo, aumento de la empatía y disminución de la ansiedad intergrupal), y se llegó a la conclusión de que los dos últimos producían mayores efectos que el primero, lo que demuestra que los factores afectivos tienen más importancia que los cognitivos. El contacto directo con miembros de otro grupo tiene efectos beneficiosos en las relaciones intergrupales, pero descubrir que una persona de nuestro grupo tiene una amistad con un miembro del exogrupo puede tener una influencia en cascada para los miembros de ambos grupos, experimentando un contacto indirecto con el exogrupo. En la literatura se distinguen hasta tres formas de contacto indirecto: ▪

Contacto indirecto extendido: cuando sabemos que un miembro del endogrupo es amigo de un miembro del exogrupo321.



Contacto indirecto vicario: cuando observamos que un miembro del endogrupo interactúa con un miembro del exogrupo322. Los procesos que operan son la reducción de la incertidumbre ante un potencial contacto y el aumento de los sentimientos de autoeficacia para futuras interacciones (Mazziotta, Mummendey y Wright, 2011).



Contacto indirecto imaginado: imaginarnos interactuando con un miembro del exogrupo323. Los mecanismos mediadores que interfieren se basan en reducir la

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145

ansiedad asociada con el contacto intergrupal (Turner et al., 2007).

321

La hipótesis del contacto extendido (Wright, Aron, McLaughlin-Volpe y Ropp, 1997) defiende que el mero hecho de saber que un miembro del endogrupo mantiene una relación cercana positiva con un miembro del exogrupo puede reducir el conflicto intergrupal. 322 Desde esta perceptiva adquieren especial importancia los medios de comunicación, donde Schiappa, Gregg y Hewes (2005) demuestran que ver programas de televisión que muestran contacto intergrupal positivo se asocia con menores índices de prejuicio. 323 Para que sea efectivo, los participantes deben implicarse activamente en la simulación mental y el contacto ha de ser positivo.

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Psicología de los grupos

6.2.

CAPÍTULO 13

Estrategias basadas en la categorización social

En los últimos años se han desarrollado diferentes propuestas que coinciden en la importancia que conceden a la categorización y a la identidad social en la mejora de las relaciones intergrupales. Se destacan tres estrategias: ▪

Descategorización: debilitar la saliencia de los límites grupales para reducir el favoritismo endogrupal y la hostilidad exogrupal fomentando la relación desde un punto de vista más interpersonal. Basado en este principio, se distinguen las siguientes estrategias: o

Personalización: se resaltan las características de la persona y la conexión personal con ella para convertir su pertenencia grupal en algo secundario.

o

Categorización cruzada: minimizar el impacto de la categorización social haciendo saliente a los miembros de los grupos implicados su pertenencia común a uno o más grupos no relacionados con las categorías que generan las tensiones324.



Diferenciación intergrupal mutua: este modelo (Hewstone y Brown, 1986) defiende que las relaciones intergrupales serán armoniosas cuando las identidades grupales no se eliminen, sino que permanezcan mutuamente diferenciadas mientras se mantienen interacciones grupales cooperativas. El modelo propone que la generalización al exogrupo es mayor cuando la interacción se produce entre miembros prototípicos del exogrupo.



Recategorización: creación de una categoría superior común que englobe a los miembros del endo y exogrupo. De este modo, el favoritismo endogrupal se extiende

324

Por ejemplo, hacer saliente a dos seguidoras de equipos de fútbol contrarios que ambas son mujeres, españolas y estudiantes de Psicología. 325 Esta estrategia presenta limitaciones, pues hay ocasiones en las que los grupos ofrecen resistencia a la recategorización. Esto ocurre, sobre todo, cuando la identificación grupal es mayor y cuando se percibe que la iniciativa de establecer una categoría superior común procede del exogrupo.

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146

también a los miembros que antes se consideraban del exogrupo325.

CAPÍTULO 14

Psicología social aplicada

CAPÍTULO 14: PSICOLOGÍA SOCIAL APLICADA 1. Introducción El primer manual de Psicología Social aplicada se edita por Deutsch y Hornstein en 1975, y a partir de éste, se empiezan a escribir numerosos libros de la misma materia. En torno a 1980 surge un nuevo enfoque en el que se destacan los siguientes puntos: ▪

Se empiezan a integrar las aplicaciones de forma coherentes con el resto de actividades de la disciplina.



No se trata solo de aplicar sino de cómo se debe aplicar, cuáles son las formas óptimas y qué consecuencias se derivan de su aplicación.



Se replantea las relaciones entre teoría, investigación y aplicación.



La aplicación se somete a exigencias más estrictas, de forma que, para que una aplicación psicosocial resulte aceptable, tiene que cumplir las siguientes condiciones: o

Ha de incardinarse en alguna línea de investigación o teorización psicosocial.

o

Actuar sobre algún ámbito de relevancia social.

o

Realizar los necesarios contrastes empíricos con la metodología adecuada.

o

Demostrar empíricamente su eficacia.

2. Modelos de relación entre aplicación, teoría e investigación psicosocial Estos modelos se dirigen a integrar la aplicación, la teoría y la investigación psicosocial para crear una Psicología Social aplicada digna. Son tres los modelos que han gozado de mayos aceptación: ▪

Modelo de investigación-acción: este modelo, desarrollado por Lewin (1946), sigue vigente en ciertos campos de la psicología, como el educativo y el comunitario. La aplicación psicosocial se despliega en tres fases: 1.

Planificación: incluye la teorización, el análisis de la realidad concreta sobre la

Página

147

que se va a centrar la aplicación y el diseño de un plan de acción. 2.

Intervención: se incide sobre la realidad.

3.

Evaluación o reconocimiento

Al final del proceso, se regresa al punto de partida teórico e investigador, de forma que las tres fases quedan ligadas entre sí en un ciclo de retroalimentación que genera una espiral de avance y permite a la aplicación psicosocial nutrirse de un amplio caudal de conocimientos teóricos y de experiencias prácticas.

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Psicología social aplicada ▪

CAPÍTULO 14

Modelo del ciclo completo: este modelo, propuesto por Cialdini (1980, 2001), consiste en realizar pruebas para comprobar sobre el terreno el poder, la generalidad y los soportes teóricos y conceptuales del proceso descubierto en el laboratorio, y una vez realizadas estas pruebas, se utilizará la información conseguida para volver al laboratorio y perfilar el proceso descubierto con vistas a seguir indagando en sus propiedades.



Modelo de Psicología Social aplicable: propuesto por Mayo y LaFrance (1980), representa el modelo más complejo. Ofrece dos novedades importantes con respecto a loa dos modelos previos: o

Introducción del concepto de calidad de vida, que hace referencia al intento de mejorar la calidad de vida de las personas.

o

Introducción del concepto de adaptadores, que hace referencia a las actividades que permiten a los psicólogos sociales unir en un todo armonioso las distintas fases de las que consta cualquier aplicación. ➢ Adaptador 1: definir el problema. ➢ Adaptador 2: elección del método. ➢ Adaptador 3: análisis del sistema. ➢ Adaptador 4: definición del rol. ➢ Adaptador 5: evaluación. ➢ Adaptador 6: interpretación.

La secuencia de este modelo comienza por la calidad de vida, pasa por la construcción del conocimiento adecuado y culmina con la utilización e intervención. Los adaptadores facilitan el tránsito de cada fase a la siguiente. Al igual que los otros modelos, se trata de un modelo cíclico, pues el resultado de la intervención se analiza para comprobar si realmente ha mejorado la calidad de vida326.

en situaciones de la vida real, de prácticas nuevas o modificadas basadas en la investigación,

326

Este modelo es un ideal a perseguir de difícil logro debido a la complejidad derivada del número de pasos a llevar y el importante desafío que constituye la incorporación de los seis adaptadores.

Página

La Psicología Social aplicada se puede definir de forma explícita como la adopción,

148

3. Definición y características de la Psicología Social aplicada

CAPÍTULO 14

Psicología social aplicada

los métodos o las ideas de la Psicología Social (Argyle, 1980). Esta definición apunta a los cuatro parámetros básicos de la Psicología Social aplicada, a saber: ▪

¿Qué es lo que se aplica?: se constata en los modelos expuestos anteriormente.



¿Con qué objetivos o para qué?: son dos los objetivos fundamentales y relacionados entre sí:



o

La compresión de la realidad que se puede modificar.

o

Una vez comprendida, el paso a la modificación propiamente dicha.

¿Cuál es el blanco de la aplicación?: el blanco es la calidad de vida y el bienestar psicológico y social de las personas.



¿En qué consiste la aplicación?: es la parte más visible, la que comúnmente se denomina intervención.

El psicólogo, sin llegar a abandonar del todo su rol científico, tiene que adoptar un rol de aplicador. Sánchez Vidal (2002) propone algunos roles que puede asumir el psicólogo social: ▪

Activista: toma partido por su cliente y asume sus reivindicaciones.



Abogado: promueve la causa de sus clientes, generalmente en contra de sus adversarios.



Mediador: trabaja para poner de acuerdo a dos partes en conflicto.



Investigador aplicado: se centra en el análisis de la situación que demanda modificación y trata de distanciarse de los puntos de vista tradicionales.



Ejecutor: lleva a su término los acuerdos a los que se ha llegado.

4. Modelo PATH Este reciente modelo (Buunk y Van Vugt, 2007), comparte con otros modelos la preocupación por pasar de la teoría a la práctica; no obstante, su foco de interés es la resolución de problemas sociales a partir del conocimiento existente y no del desarrollo de conocimientos teóricos327.

Página

149

El objetivo fundamental del modelo es utilizar el conocimiento psicosocial para llegar al diseño de un programa de intervención a través de una serie de cuatro fases sucesivas que se conectan coherentemente por medio de una sistemática:

327

Este hecho lo aproxima a los enfoques lineales que parten de la teoría hacia la aplicación, denominados enfoques de tecnología social.

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Psicología social aplicada ▪

CAPÍTULO 14

Problema (Problem): se debe definir el problema de forma precisa y concreta. Esta metodología está especialmente indicada para problemas que puedan definirse en función de comportamientos, actitudes, cogniciones y respuestas emocionales.



Análisis (Analysis): especificación de la variable sobre la que se desea actuar a través de la intervención, es decir, la variable dependiente. Una vez elegida, ésta debe guiar la búsqueda de modelos o teorías mediante revisión de bibliografía que puedan ayudar a resolver el problema. o

En una fase divergente conviene centrarse en el análisis de las distintas explicaciones teóricas existentes.

o

En una fase convergente estas explicaciones se deben reducir en función de tres criterios: relevante, validez y verosimilitud.



Prueba (Test): se formula un modelo que únicamente debe contener las variables seleccionadas en la fase anterior. Debe especificar cuál es la variable dependiente y otras variables susceptibles de cambiar como consecuencia de la intervención328.



Ayuda (Help): consiste en desarrollar un programa de intervención a partir del modelo formulado previamente329. Es la fase más difícil del proceso.

5. Ejemplos de aplicaciones psicosociales ▪

Afrontamiento del prejuicio en la Universidad: Walton y Cohen (2011) llevaron a cabo una intervención psicosocial con el fin de reducir la percepción de amenaza que puede afectar a los estudiantes de minorías étnicas que empiezan a estudiar en la universidad, mejorando los resultados académicos, el bienestar y la salud del grupo afectado.

Estos autores trabajan con el motivo de pertenencia, en el que diseñan una intervención que se basa en presentar al grupo experimental loa resultados de un estudio supuestamente realizado con estudiantes de curso superiores donde éstos decían que habían estado preocupados por su pertenencia social durante el primer

328

Cada variable no debería afectar a más de tres variables, ya que un modelo excesivamente complejo no podría traducirse en intervenciones específicas. 329 Solamente podrá aplicarse un programa de intervención si el modelo contiene factores que se pueden modificar, como las actitudes o los estados afectivos. Otros factores que pueden ser relevantes, como el género o la edad no pueden cambiar por la acción del psicólogo, de modo que deben excluirse del modelo.

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mensaje instaba a los participantes a interpretar los problemas propios del primer año,

150

año, si bien con el tiempo esas preocupaciones dejaron paso una mayor seguridad. El

CAPÍTULO 14

Psicología social aplicada

no como déficits personales, sino como aspectos normales y transitorios del proceso de adaptación a la universidad330 331 332. ▪

Lucha contra el prejuicio hacia las personas obesas: las personas obesas sufren discriminación en distintos entornos como la Sanidad, el contexto escolar, en las relaciones interpersonales, en los medios de comunicación y en el ambiente de trabajo. Ciao y Latner (2011) aplican el modelo de investigación-acción para incrementar el bienestar de la población obesa reduciendo el prejuicio que sufren estas personas a través de la teoría de la disonancia cognitiva.

Las autoras explican el éxito de su intervención alegando que creer que se es una persona amable y con pocos prejuicios entraba en contradicción con menospreciar a las personas obesas, lo que provocaba disonancia. De hecho, cuanto más decepcionados se sentían los participantes consigo mismo, tras recibir la noticia de que su puntuación en la escala que medía el prejuicio era inesperada, más tendían a cambiar su actitud hacia los obsesos333.

Página

151

330

Puesto que las diferencias entre marginados y no marginados no solo se basan en factores estructurales, sino también de factores psicológicos, el uso de intervenciones psicosociales permite modificar el significado negativo que los estudiantes confieren a los problemas de adaptación a la universidad. 331 Este tipo de intervención no puede utilizarse en contextos abiertamente hostiles, dando que el tratamiento se basa en el cambio de interpretación de eventos ambiguos, no podría ser efectivo en entornos en los que el significado de los eventos es claramente negativo. 332 Esta intervención se basa en el modelo de Psicología Social aplicable. 333 La teoría de la disonancia cognitiva ha permitido diseñar una intervención destinada a reducir el prejuicio hacia los obsesos, pero al mismo tiempo, ésta intervención supone una aportación a la misma teoría, en la medida en que ha mostrado que s efectividad está limitada y se circunscribe a aspectos relacionados con la valoración de las personas obesas, que son aquellos en los que individuo puede llegar a sentirse decepcionado consigo ismo si dicha valoración no concuerda con sus valores.

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