Los Misterios Del Cristo Natanico

CUESTIONES DE ANTROPOSOFÍA Los sacrificios de Cristo y la Trinidad del Alma Natánica, Vidar y Micael Por Adriana Koulias

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CUESTIONES DE ANTROPOSOFÍA Los sacrificios de Cristo y la Trinidad del Alma Natánica, Vidar y Micael Por Adriana Koulias Conferencias en Sydney, 25 nov. / 3 dic. 2003 Esta noche voy a pedirles encarecidamente, amigos míos, algo extremadamente difícil. Voy a pedirles un cambio en su forma de pensar. Les voy a pedir dejar a un lado todo lo que hasta ahora han conocido, todo lo que el mundo exterior les ha contado sobre el Ser del Cristo, olvidarlo, sin importar si han nacido en oriente u occidente, ni a qué religión, raza, color, filosofía, cultura, ni las condiciones sociales en las que el Karma les ha colocado. Les pediré que se olviden de todos los conceptos que hayan adquirido de fuentes exteriores a ustedes. Les pediré que renieguen de todos ellos, al igual que se pedía a los Templarios, cuando entraban en la Orden, que abandonaran todos sus conocimientos sobre cristianismo o sobre el Cristo. Porque tenemos que aprender a pensar sobre el Cristo como un Ser que nunca ha pertenecido a grupo alguno, ni a religión ni a ningún país. Tenemos que empezar a pensar en Cristo como un Ser que ha descendido desde sublimes regiones cósmicas. Un Ser que ha sido siempre visto por todos los pueblos y reconocido y adorado bajo muchos nombres. Un Ser Macrocósmico que se ha sacrificado por la humanidad, y que continuará haciéndolo hasta que finalice la evolución del mundo. Para empezar vamos a imaginar a Cristo como un Ser dotado de cuatro miembros Macrocósmicos: 1.- Cuerpo Físico Macrocósmico (Hombre Espíritu) 2.- Cuerpo Etérico Macrocósmico (Espíritu de Vida) 3.- Cuerpo Astral Macrocósmico (Yo Espiritual) 4.- Yo Macrocósmico Seguidamente vamos a imaginarle descendiendo de elevadas regiones del mundo Espiritual, en cuatro etapas a lo largo de muchos milenios, siendo visto por la humanidad en varios grados de mayor o menor claridad, dependiendo de su proximidad a la Tierra. En la antigua India fue visto por los sagrados Rishis como Vishvakarman, el cual residía en regiones más allá del ámbito de la humanidad. En la antigua época Persa fue visto por Zarathustra en el aura astral del Sol, al que se llamó Ormuz o Ahura Mazdao. En la época del antiguo Egipto se le conoció como Osiris o Mitras, en la época Greco Romana como Apolo, Dionysus, o Jehová, hasta el momento en el que El descendió a la Tierra en el cuerpo terrestre de Jesús de Nazareth y se convirtió en el primer Dios que se encarnó en el elemento humano.

Desde el punto de vista del Cosmos cada etapa de este descenso representa una especie de muerte, una excarnación. Desde el punto de vista de la tierra representa un nacimiento o encarnación. Es inevitable que nos planteemos la siguiente cuestión: ¿Cómo puede un Dios encarnarse en el cuerpo de un ser humano?. La explicación de tal sacrificio escapa, casi siempre, a la comprensión humana. ¿Cómo puede ser que un Ser Macrcósmico, cuyo reino pertenece a más allá de la esfera de las estrellas fijas, desecha aspectos de su naturaleza que Le han costado eones de tiempo perfeccionar, para entrar en un imperfecto cuerpo microcósmico?. Únicamente podemos imaginar el sufrimiento que supone. Podría remotamente asemejarse al sufrimiento sacrificio que tendría que soportar un ser humano que tuviera que sacrificarse y desechar sus cuerpos físico, etérico, astral y su Yo, para poder introducirse en una célula, dentro de un protón, un neutrón, en un atomo.

¿Porqué tuvo que encarnarse un Dios en un cuerpo humano? El ser humano también descendió gradualmente desde los mundos espirituales. Durante la primera configuración de nuestro mundo, que Rudolf Steiner denomina como antiguo Saturno, se inicia la conformación del cuerpo físico; en la evolución conocida como antiguo Sol se le une el cuerpo etéreo; en la antigua Luna al cuerpo físico, dotado de un cuerpo etéreo, se le añade el cuerpo astral. No es hasta la evolución en la etapa terrestre cuando el Yo desciende para unirse a los otros tres miembros. ¿Qué es el Yo?: es el miembro espiritual más joven del ser humano. Es lo que hace a cada persona conocedor, o consciente de lo que le relaciona con el mundo que le rodea, y por consiguiente, lo que hace que en el ser humano se despierte el sentimiento de individualidad, y le da, a él o a ella, la posibilidad de adquirir, en el futuro, su libertad. El Yo descendió demasiado prematuramente en la materia, y ello podría haber

ocasionado que el hombre se desviase del normal y saludable desarrollo para el que había sido proyectado. El Yo estaba en peligro de caer en un terrible egoísmo, que hubiera afectado a sus cuerpos físico, etérico y astral, por lo que el gran Ser Solar tuvo que intervenir personalmente para evitarlo, sacrificándose y descendiendo a la Tierra, haciendo posible que Su impulso penetrase en cada envoltura del hombre. Rudolf Steiner nos dice que otros dos seres estuvieron implicados en este hecho del sacrificio del Ser Solar del Cristo. Uno fue el Alma Angélica Natánica, y el otro el Arcángel Micael.

El Ser del Alma Natánica Para adentrarnos en los orígenes de este ser tenemos que remontarnos al tiempo del desarrollo terrestre, conocido como Lemuria, en el que el ser humano fue dotado, por primera vez, con su propio Yo individual. Es el tiempo en el que, tal como nos dice Steiner, la humanidad experimentó lo que en la Biblia se conoce como la “Caída”, cuando el hombre y la mujer fueron expulsados del paraíso por haber caído en la tentación de Lucifer, al comer la fruta del árbol del conocimiento. ¿Cuál es realmente el significado de la “Caída”?. Fue en tiempos de la Lemuria cuando el Yo empezó su descenso de penetración en el ser humano. Los guías espirituales de la humanidad habían proyectado que el yo humano permaneciese alrededor de la tierra, girando igual que un satélite, mirando hacia abajo y percibiendo los otros tres miembros del ser como meros símbolos o señales de su existencia.

Ello hubiera producido en la tierra su propio reflejo, y a través de él el reconocimiento de la individualidad en sus envolturas físicas. Se habría dicho: “Eso soy Yo”, y hubiera actuado como un órgano de percepción. Sin embargo Lucifer, tentó a la humanidad y con ello permitió al Yo su descenso al interior del cuerpo Astral, en donde residen los doce sentidos, y esto significa que el ser humano, por primera vez, entra plenamente en la materia y comienza su experiencia en un mundo físico, del que va a formar parte y que, al mismo tiempo, le separa de los demás. Individualmente emerge

su cuerpo astral como un órgano de sensaciones, con el terrible peligro de que hubiera invadido el cuerpo etérico, y con ello se hubiera imposibilitado el comienzo del proceso progresivo del ser humano hacia su libertad y alcanzase el nivel de desarrollo previsto. Fue entonces necesario que elevados seres espirituales, los Arcangélicos Bodhisattvas, de los que hablamos en mi anterior charla, existentes en la gran Reserva Madre de la Humanidad, apartaran una parte de los aspectos más refinados del cuerpo Etérico, antes del suceso de la caída, para su custodia.

¿Cuáles eran esos aspectos refinados? Existen cuatro condiciones del Eter: 1.- Eter Calórico 2.- Eter Lumínico 3.- Eter de Sonido o químico 4.- Eter de Vida Podría haberse causado mucho daño si el impulso Luciférico hubiera penetrado prematuramente en los éteres Químico y de Vida. Por ello el éter Químico y el éter de Vida (El Arbol de la Vida) fueron retirados de la evolución general de la humanidad.

¿Qué significa esto?

En Adan fueron preservadas parte de las fuerzas del Cuerpo Etérico, antes de la caída; la parte inocente de su alma hermana, o gemela, que no había participado en la experiencia de un Yo, (lo cual sólo puede ser adquirido mediante la encarnación en un cuerpo físico) no tenía nada, al menos, de toda la sabiduría que podría haber obtenido a través de las previas encarnaciones de la Tierra como antiguo Saturno, antiguo Sol y antigua Luna, y estaba en posesión de todo el amor del que es capaz un alma humana. Tenía un Yo semejante al Yo Espiritual, un Yo que reside dentro de las envolturas del cuerpo Astral espiritual. La naturaleza del Alma Natánica nos fue revelada por primera vez gracias a la investigación espiritual de Rudolf Steiner, como el alma viviente que se convirtió en el Jesús niño de la línea de Natán, relatado en el Evangelio de Lucas. Esto es lo que queremos significar cuando hablamos del “Alma Natánica”. Cercanos a la celebración de este misterio es también la época del año custodiada por Micael, en íntima relación con el Alma Natánica, cuya ayuda podemos requerir para comprender las difíciles cuestiones ocultas mediante el uso del claro pensar lógico.

¿Quién es Micael?

Micael (Miguel) es ese ser que ha trabajado, desde tiempos antiguos, al servicio de Cristo. En los tiempos en los que tuvieron lugar los tres sacrificios Micael era el más elevado entre todos los arcángeles, designado como el “Arcángel del Sol”. Trabajó, con anterioridad al Misterio del Gólgota, como mediador entre el Logos Solar de Cristo y el Logos Lunar de Yahveh -un ser espiritual del rango de los espíritus de la Forma– que se describe como el inspirador en el hombre del principio del Yo. Consecuentemente en Micael existen dos conexiones con la caída. 1.- Micael ha estado envuelto en la creación del “hombre” como un Yo, siendo a través de este trabajo un mensajero del Logos de la Luna, Yahveh.

2.- Micael era el guardián de la Inteligencia Cósmica, es decir, de todas las inspiraciones que han pasado de su control al interior de las almas de la humanidad, en un descenso que es debido a que Micael ha arrojado a Lucifer de los cielos. Esto ha tenido dos efectos: Preservar la pureza del Alma Natánica. Permitir que la influencia luciférica penetre en la humanidad (la caída) al objeto de que el ser humano pudiera adquirir la libertad individual y el poder del raciocinio. Claramente podemos percibir como el Arcángel más elevado del Sol, líder de los seres arcángélicos que inspiraron a los Bodhisattvas, Micael, se ha convertido en el guardián del Alma Natánica, preservada en su esfera, y porqué ha continuado asociado con este destino divino y trabajo futuro.

Los tres Sacrificios de Cristo anteriores al periodo de la Tierra.

Primer Sacrificio/Acción de Cristo como Redentor de los 12 sentidos. El primero de ellos ocurrió en el último tercio de la evolución en Lemuria, cuando la humanidad había asumido la posición erguida. Esta acción rompedora en el ser humano le separó de las fuerzas terrestres e hizo posible que las fuerzas adversas, que trabajan en contra del correcto desarrollo del hombre, ansiaran conducir al desajuste de los doce órganos sensoriales del hombre. Podemos ver como la posición erguida se relaciona con los órganos de los sentidos cuando consideramos que la espina dorsal protege los nervios que conducen los impulsos desde y hacia varios órganos sensoriales. El establecimiento de los órganos de estos doce sentidos (sentido verbal, sentido intelectivo, sentido del yo, sentido auditivo, sentido visual, sentido olfativo, sentido gustativo, sentido térmico, sentido táctil, sentido del equilibrio, sentido del movimiento, sentido vital) fueron establecidos en el antiguo Saturno cuando se originó el cuerpo físico a través de las doce corrientes cósmicas procedentes de los doce círculos del Zodiaco, pero que adquirieron su pleno significado cuando el hombre se convirtió en un ser poseedor de un Yo y adquirió la verticalidad. Entonces fue posible el armonizar estos órganos de los sentidos con las doce corrientes zodiacales, y eso era lo que las fuerzas adversas deseaban impedir. Con ello estos órganos habrían adquirido su independencia, su egoísmo. Se habrían vuelto egoístas porque el Yo comenzó su descenso en ellos y

únicamente habrían trasmitido al alma su propio dolor o gozo, si algo no hubiera sucedido para evitarlo. Esta vuelta hacia el interior, si así les gusta más, hubiera impedido que el ser humano conservara su verticalidad a causa del caos que se habría ocasionado. Por consiguiente, necesariamente, tuvieron que volverse hacia las fuerzas terrestres luciféricas y ahrimánicas, fuerzas que venían desde abajo, a fin de poder subsistir. Cristo tuvo que descender desde lo más elevadas alturas para ayudar a la humanidad a vencer esta amenaza. Esto supuso el sacrificio de su Macrocósmico cuerpo físico (Hombre Espíritu) cuando atravesó las puertas del Carnero (Aries) para entrar en la esfera del Zodiaco, o el reino de las estrellas fijas (Devachan superior) y así pudo trabajar sobre las doce corrientes que reflejan la armónica interacción con los doce órganos de los sentidos (impulsos de la Voluntad). Una vez en la región de las estrellas fijas el Cristo Macrocósmico encontró el Alma Natánica ascendida, que había alcanzado la más elevada región Solar como estrella fija. Estaba guardada y custodiada por el Arcángel Micael, que sacrificó su substancia etérica al Cristo, el sublime Sol espiritual que se había vuelto permeable con las doce fuerzas zodiacales. Una imagen etérica “Ideal” del hombre se elevó entonces en las regiones inferiores del mundo espiritual. El Ser superior de Cristo penetró el Alma Natánica y trajo la armonía a los doce sentidos del hombre y a su posición erguida. Cada órgano podía ahora desinteresadamente decir: “No Yo, sino Cristo en mí”

Suceso Cósmico: El Ramayana, época India Podemos ver el suceso de la imagen de Cristo impregnando el Alma Natánica en los misterios que se reflejan en la antigua epopeya Védica del Ramayana. Apareció en el alma India como una visión recibida en el Cuerpo Etérico, y estrictamente hablando, pudo ser recibida en función de la permanencia de la antigua clarividencia. Rama era el héroe del Ramayana, la mitológica séptima encarnación de Visnu (Cristo), quien descendió atravesando la puerta del Carnero (Aries) con el propósito de liberar a la humanidad de los perjuicios causados por Ravana (Lucifer), el dirigente de los demonios. Ravana había causado mucha desgracia en los mundos espirituales porque se le había dado una gran ayuda: se le había consentido el protegerse de aquellos seres que él pensaba que podrían dañarle. No se protegió de los humanos ni de la humanidad, que él consideró inofensivos. Vishnu (Cristo) decidió encarnar en un cuerpo humano para vencer a Ravana.

Encarnación terrestre: Rama En el Ramayana Rama es el hijo mayor del rey Dasaratha de los Suryavanshi (de la Dinastía Solar), los descendientes directos del Sol. Rama es conocido como un sat-purusa, el “hombre ideal”, el “hombre elevado” con el control de sus “sentidos”. La imaginación de Rama recuerda estrechamente la imagen de Cristo que impregnó el Alma Natánica -el “hombre ideal”-. Rama es conducido a Ravana por Hanuman, líder de los monos –los que no habían desarrollado completamente la posición erguida-. Sita, la esposa de Rama, es el alma nacida femenina, una niña no nacida de una

matriz, y por tanto, no contaminada por el pecado original, el Alma Natánica. Fue sacrificada en los fuegos de Agni para probar su fidelidad a Rama. Vemos su conexión con la esfera del Sol en las sagaces palabras que dice a Rama: “Escucha cuidadosamente este secreto. Es el corazón del Sol el que te traerá la victoria y los buenos auspicios para destronar a Ravana. Adora al Sol, oh Rama. Sólo él proteje a todos los seres. Rézale.” Se pueden preguntar cómo se hace esta reflexión cuando sabemos que el Ramayana no tiene más de nueve mil años, y la época de la Lemuria es mucho más antigua, anterior a los registros históricos. En principio puede parecer un problema, sin embargo uno debe tener en cuenta lo que es conocido incluso en las ciencias naturales. Cuando hoy miramos al cielo en una noche estrellada podemos ver la luz de una estrella que existió hace millones de años. La luz ha tardado todo ese tiempo en llegarnos a la tierra. Esto sucede porque cuando entramos en la esfera planetaria nos hacemos sujetos del tiempo. El tiempo cronológico no afecta a los sucesos del mundo espiritual más allá de la esfera de los planetas. En la esfera de las estrellas fijas el tiempo es espacial, es decir, todas las cosas existen a la vez en el pasado, presente y futuro. En esta esfera es en la que tuvo lugar el primer sacrificio. También es un hecho que los sucesos que se han originado en tales elevadas esferas requieren las necesarias facultades para su comprensión, y ello puede necesitar miles y miles de años de desarrollo. Ello es posible para ocultistas o iniciados capaces de ver en los registros del Akasha o substancia etérica, en donde está inscrita toda la historia de la tierra, observando los sucesos de la evolución terrestre como si estuvieran ocurriendo en este momento, aunque sea sólo un reflejo de un hecho que tuvo lugar realmente. Entonces, podemos imaginar que en la antigua India podían mirar por encima del mundo etérico, donde encontraban el registro del primer sacrificio de Cristo inscrito en el Akasha. Al mismo tiempo hemos de imaginar a un ser de naturaleza humana –un Bodhisattva– destinado a representar en la tierra aquellos sucesos que ocurrieron hace muchos miles de años en el mundo espiritual. En la época de la antigua India, o primera época post-atlante, la humanidad experimentó serias amenazas para su cuerpo físico causadas por plagas, desastres enfermedades y guerras. El ser humano, de quien Shure habla en su libro “Los grandes iniciados”, el sublime “Hacedor de Leyes”, de quien Zarathustra y el Zend Avesta dicen que fue el primer hombre al que habló Dios, fue Rama, el Ario Scintiano, que vino a Irán desde el norte de Europa y se unió con los remanentes de la raza de los Turanios, los menos desarrollados de los seres humanos (primates) al objeto de liberar a Lanka o Ceylán de la magia negra de Ravana.

Segundo Sacrificio Cósmico de Cristo, anterior al periodo terrestre, como Redentor de los Siete Órganos La segunda gran amenaza para la humanidad tuvo lugar al comienzo de la época Atlante, cuando Lucifer y Ahrimán comenzaron a atacar las fuerzas etéricas, o fuerzas de Vida de siete de los órganos del cuerpo físico humano. Este ataque habría conducido a un egoísmo en los siete principios de los

órganos, que habrían enfermado. Rudolf Steiner nos ha dado indicaciones de que ello hubiera ocasionado deseos incontrolados y distorsión en el lenguaje humano. El lenguaje debería únicamente haber expresado la subjetiva experiencia interior de agrado o desagrado de los órganos individuales, y nunca relacionados con el mundo exterior. El hombre no debía nunca de ser capaz de trabajar creativamente con la palabra. Al objeto de armonizar estas fuerzas etéricas Cristo tuvo que realizar otro sacrificio, sacrificar su Cuerpo Etérico Macrocósmico (Espíritu de Vida) para poder descender nuevamente a la esfera en donde nuestros órganos reciben su vivificación desde la región en la que residen los arquetipos de nuestro cuerpo físico, del Sol como punto focal de la Esfera Planetaria (Devacán inferior), desde donde descienden las corrientes de los impulsos de las sensaciones. Una vez Cristo penetró nuevamente en el Alma Natánica, protegida por el Arcángel Micael de la polución de Lucifer y Ahriman, ésta Le sacrificó de nuevo su propia naturaleza etérica. El Alma Natánica recibió las fuerzas de los siete planetas, los arquetipos macrocósmicos del cuerpo etérico humano, al objeto de armonizar el remanente de influencia egoísta que quedaba sobre los órganos físicos, y así pudieran decir: ”No nosotros, sino Cristo en nosotros”. Estas fuerzas son las siguientes: Pulmones – Mercurio Corazón – Sol Hígado – Júpiter Vesícula Biliar – Marte Bazo – saturno Cerebro – Luna Ahora el Cuerpo etérico del hombre podía contactar con el mundo exterior sin enfermar. Pablo nos dice en sus Epístolas, “Dios ha creado el cuerpo como un conjunto y ha reconocido la importancia de todos sus componentes, incluso de los menos importantes, por lo que no debería haber división en el cuerpo, y todos sus miembros deberían trabajar armoniosamente unidos y cuidar unos de otros”. El habla humana quedaba, de esta forma, libre de la sujeción a la expresión egoísta de cada órgano individual y podía expresar las propias experiencias de su mundo interior, con ayuda de la palabra.

Suceso Cósmico: El Bhagavad-Gita Época Caldeo Egipcia El Bhagavad-Gita es un extracto tomado del Mahabaratta, un extenso poema que describe la guerra entre los hermanos, descendientes reales de las líneas de Kuru y Pandu. Arjuna, de la línea de Pundavas, está lleno de conflictos a causa de que no desea luchar contra su propia sangre. Es requerido por Krishna para que cumpla con su deber y los Kurabas sean vencidos. Rudolf Steiner nos dice que esta historia representa a la humanidad pasando a través de la batalla del alma contra los poderes de Lucifer y Ahrimán. Los Kurabas representan la antigua clarividencia dependiente de los lazos de sangre y adoradores de las deidades femeninas de la religión lunar. Los

Pundavas representaban la nueva clarividencia.

Reflejo en la Tierra “Lo Radiante” es el reflejo de este segundo sacrificio, que fue posible sólo por la cooperación del Alma Natánica y del Arcángel Micael. El halo de luz en el que fue envuelto el Cristo era Krishna; Cristo había tomado a Krishna como Su propia envoltura anímica. El Bhagavad-Gita manifiesta que Krishna tiene muchas caras y muchos nombres para muchas personas, una como el ser Yama o Rama. Nació de una virgen, Devaki –o el Alma Natánica– a quien le gustaba sentarse a la sombra del “árbol de la vida”, un símbolo del Cuerpo Etérico, y se decía que daría nacimiento a uno que desafiaría a la muerte y rejuvenecería la sangre de todas las cosas, tan inmaculado como el cordero o Ram. Krishna recita himnos de gratitud a Mahadeva –la inteligencia divina que fluía en esos tiempos a través de Micael- que hacían vibrar las almas de los hombres. El recibió el báculo con los siete nodos de las fuerzas planetarias. Enseñó a su discípulo Arjuna el significado del sacrificio y del desprendimiento se manifestó de esta manera: “Cada vez que la virtud disminuye en el mundo y triunfan el vicio y la injusticia, Yo me hago visible, y así aparezco en las distintas edades para la salvación de la rectitud, para la destrucción de la maldad y el restablecimiento de la virtud”. La manifestación de Cristo a la humanidad, a través del Alma Natánica como Krishna, ocurrió al comienzo de la época del Kali Yuga, el periodo de obscuridad entre la tercera y cuarta épocas post-atlante, tres mil años A.C., con el oscurecimiento de la revelación espiritual. Los sabios de la India ya no podían mirar al Akasha y ver lo que había tenido lugar en el mundo espiritual y obtener sus enseñanzas. En este tiempo el Ser de Cristo que impregnaba el Alma Natánica necesitó entrar en una especie de pseudo encarnación en un cuerpo Etérico. Ahora la humanidad sólo podía observar el Ser del Cristo a través de una especie de reflejo del Alma Natánica encarnada, como señala Prokofief. Acerca de Krishna Rudolf Steiner nos dice: “no es una cuestión de un cuerpo externo de carne, o de un cuerpo elemental más refinado...sino que lo principal es lo que de Buddhi y Manas (Etérico y Astral perfeccionados) está directamente conectado a la gran sustancia cósmica universal, con lo divino que vive y teje en el mundo.” Era necesario que esta imagen del segundo sacrificio apareciera a la humanidad de esta forma, muchos miles de años después, para evitar el reflejo del peligro que se experimentó en los tiempos atlantes y que afectó al cuerpo Etérico y a los siete órganos vitales. Ahora la humanidad tenía que enfrentarse a otro peligro; el no ser capaz de adquirir una nueva relación con la sangre y depender de la antigua y moribunda clarividencia. En el Bhagavad-Gita, Krishna es el maestro de la Moralidad, el temperamento victorioso sobre la esclavitud de la inestabilidad y la costumbre, a través de un Ego que ha tomado sobre si mismo la Palabra, la Ley y la Devoción. En la sabiduría de los misterios se conocía que en épocas anteriores, en la primera mitad de la época Atlante, el mismo ser que se había manifestado como un reflejo en el cuerpo físico de Krishna se había sacrificado por la humanidad, el que había sido un héroe en el mundo

físico histórico, contrarrestando la amenaza que había sufrido el cuerpo etérico y que estaba ahora concentrada en la sangre. Fue Krishna quien aplastó la cabeza de la serpiente del antiguo conocimiento y forzó al hombre a reentrar en su cuerpo físico, en el que sólo el Yo podía ganar su libertad e independencia, ahora en la sangre, mientras que anteriormente todo lo que hacía del hombre un Yo le era derramado desde el exterior. A través de un Yoga trasformado el hombre podía adquirir, mediante la práctica meditativa la fortaleza del Yo, para poder decir, de acuerdo con San Pablo, las palabras: “No Yo, sino Cristo en mí”, es decir, cuando la fuerza de Cristo penetra el cuerpo etérico del ser humano en una nueva relación con la sangre. La antigua clarividencia hecha posible a través de los vínculos de sangre tenía que ser desechada. Los hijos de la Luna, los Kuravas, -la antigua clarividencia– tuvieron que perecer y dejar paso a los hijos del Sol, los Puravas –la nueva clarividencia, en la que la mezcla de sangre era necesaria-. Pero para ello la humanidad tuvo que pasar por la batalla del alma con los poderes de Ahriman y Lucifer, quienes amenazaban, en primer lugar el cuerpo etérico, por medio de los órganos existentes en la primera mitad del periodo Atlante, y luego en la sangre, en el periodo de transición entre las épocas CaldeoEgipcia y Greco-Romana.

Tercer Sacrificio Cósmico de Cristo, anterior al periodo terrestre, como Redentor del Pensar, Sentir y Querer La tercera amenaza a la humanidad, y consiguiente sacrificio, ocurrió en la última mitad de la época Atlante. En este tiempo el cuerpo Astral del ser humano estuvo amenazado por Lucifer y Ahrimán en sus tres principios de Pensamiento, Sentimiento y Voluntad. Si Cristo no hubiera descendido y sacrificado su propio Cuerpo Astral para armonizar estos tres principios entre sí, el ser humano se habría separado en tres especies de naturaleza animal; el Pensar se habría manifestado en un ser humano parecido al Aguila, el Sentimiento en un ser humano similar al León, y su Voluntad como la de un Toro, mientras que en su interior hubiera sido como un Dragón en su naturaleza Astral. La principal amenaza fue en el pensar desde que el poder de Lucifer sobre el sentimiento, y el de Ahriman en la voluntad trataron de adquirir dominio sobre el pensamiento para evitar que el hombre lograra la conciencia de su Yo, el autoconocimiento. Ello hubiera supuesto la extinción completa del Yo humano, retornando al estado animal que había dejado hacia mucho tiempo, cuando la forma animal se abandonó después de que la Luna se separó de la Tierra. El ser humano hubiera caído en deseos indomables bajo la actividad de su voluntad. En este tiempo el Ser Solar de Cristo descendió a través de la puerta de Aries a la esfera lunar del mundo Astral. Allí se unió con el Alma Natánica para así poder ser el portador de las fuerzas del Sol, de la Luna y de la Tierra, las cuales corresponden microcósmicamente con las del pensamiento, sentimiento y voluntad en las regiones inferiores de la esfera del Sol, que se extiende hasta la esfera de la Luna en el mundo Astral. Estas armoniosas fuerzas que vinieron desde arriba, de los alrededores, y desde debajo, por medio del Alma Natánica permeada por el Cristo, hicieron posible su irradiación hacia el genero humano, evitando la separación del pensamiento,

sentimiento y voluntad, especialmente del principio del pensar en el ser humano, ya que la esfera lunar tiene una conexión especial con el cerebro. El hombre pudo entonces moldear su palabra para expresar las cosas del mundo exterior con su elevada capacidad para “nombrarlas”. El hombre desde esos tiempos es potencialmente capaz de convertirse en el portador de la palabra o Logos divino. ¿En qué se habría convertido el ser humano si esto no hubiera tenido lugar?.

Reflejo Cósmico: Apolo Epoca Greco-Romana Para los griegos este acontecimiento de nuevo sólo fue evidente muchos miles de años después de tener lugar. El reflejo de Cristo en su tercer sacrificio se conoció como Apolo, que representaba el triunfo del Espíritu del Sol sobre las pasiones humanas, pues era el armonizador del pensar, sentir y querer humanos. Sabían que el espíritu del sol se había animado en una forma etérica espiritual, y así había puesto en orden al sentimiento, pensamiento y voluntad con la lira que sonaba armonizando los tonos del alma humana. El Espíritu del Sol, guardián de lo salvaje, de las turbulentas pasiones, era el campeón de lo racional, el que tenía por objetivo traer el pensamiento y poner orden en los otros componentes del alma, a través de la música. Incluso antes de la época Greco-Latina, en ciertas partes de Europa se elevaba la imagen reflejada de este ser entre la humanidad, que aún no había desarrollado el pensamiento intelectual sino el alma sensible, y que era muy receptiva a los impulsos que procedían de una clase especial de música. Este ser era visto por los guías de la humanidad como el que desarrolló una cultura musical que estimulaba el alma sensible, de igual forma que la sustancia del pensamiento es estimulada por lo que entra a través de los ojos. El alma sensible contenía el sentimiento subconsciente de que: “Esto viene de las mismas regiones que la Luz”. Desde el mundo Astral, la música es el sonido desde el reino de la Luz, un sentimiento igual al de la salida y puesta del sol. El reflejo en la tierra del tercer sacrificio de Cristo. Se dieron instrucciones por los maestros que eran receptivos a este impulso, no a través de conceptos sino a través de fuerzas musicales que estimulaban el alma sensible, que elevaban la conciencia y que se convirtieron en lo que hoy llamamos pensamiento lógico. La Música fue así el reflejo del poderoso Ser Solar que, miles de años después, exhortó al hombre: “Conócete a ti mismo”. Los griegos reunieron todo lo que se recordaba de este gran Ser que todavía les influenciaba desde el Oeste (que había influenciado a la humanidad de diferentes formas desde el Este como Krishna). Esto fue incorporado en su concepción de Apolo, que al mismo tiempo que Dios del Sol, fue el Dios de la música, quien incorporó en el alma humana la facultad que hoy día aparece como el poder del pensamiento claro. El dios griego Apolo es el hermano de Artemisa e hijo e Zeus y Leda. Es el dios de la profecía, de la música y de la curación. El oráculo de Delfos le pertenecía. Sus atributos eran el sol, la luz, la claridad y la verdad. Apolo nació en la isla flotante de Delos, lo que significaba que era el reflejo de la región del mundo Astral. Mató a la serpiente Pitón de Delfos y se hizo cargo del oráculo (de forma similar a como Krishna

aplastó la cabeza de la serpiente del antiguo conocimiento). Sin embargo, ahora tiene un significado diferente, es el vencedor del terror inconsciente del pensar poco claro. Tiene el pelo dorado, como el sol; es el arquero que dispara las flechas del entendimiento, con una mano ocasiona el pensamiento claro y con la otra causa la muerte (depositando sal en el cerebro); es el dios de la música y de la lira. En esta época existieron dos seres humanos que eran capaces de incorporar la imagen reflejada de este sacrificio. El primero, en el nivel etérico, era Orfeo, el segundo, en el nivel astral, era San Jorge.

Orfeo Era el hijo de Apolo, y, según nos dice Rudolf Steiner, en esta encarnación era un descenso del Bodhisattva al Budado. Hemos de recordar mi última conferencia en la que vimos que a un bodhisattva sólo podemos verlo correctamente si consideramos dos aspectos: el primero como un ser humano altamente desarrollado, inspirado por un ser de la categoría de Arcángel, y el segundo como un ser Arcangélico que reside en la esfera del Sol o Shamballa. Para el ser humano conocido como Orfeo su encarnación fue difícil, dado que aunque llenaba completamente la forma de un cuerpo humano, parte de él permanecía en el mundo espiritual, es decir, parte de él se extendía más allá del cuerpo físico. Rudolf Steiner nos dice que era su alma, siempre representando su aspecto femenino, que no podía retenerla. Tal encarnación fue denominada como “Hijo de Apolo”, y esta es la tragedia que se representó con las figuras de Orfeo y Euridice, Euridice como su alma que moradora en otro mundo. Orfeo tenía el poder, a través de su música, de enseñar a los seres del mundo inferior, de quienes obtenía permiso para traerla de vuelta, pero no podía mirar lo que había detrás de ella, sin perderla, o perder lo que él una vez fue.

San Jorge

Otro ser humano que asumió el tercer sacrificio de Cristo y lo reflejó en su ser terrenal fue San Jorge, que luchó con el dragón para salvar a la dama. Esta imaginación directamente nos hace mirar el trabajo de Micael, quien a través del Alma femenina Natánica protege el alma de la humanidad de la división de los tres principios anímicos del pensamiento, sentimiento y voluntad. R.Steiner nos dice que todo el que mira fijamente a San Jorge percibe, en realidad, el tercer sacrificio de Cristo. Nos parece claro que en los tres Sacrificios de Cristo que impregnan el Alma Natánica aparecen tres etapas en las que las fuerzas cósmicas del ser Crístico penetran las tres envolturas, física, etérica y astral, de la humanidad. Esto sucedió como etapas preparatorias para conducir a la encarnación del Alma Natánica, como preparación para el cuarto Sacrificio de Cristo que se relaciona con la sanación del Yo que tiene lugar en la misma, como consecuencia kármica directa de la “caída”. Esto es realmente lo que celebramos en el tiempo de la Navidad de cada año, el primer nacimiento físico del alma Natánica. Vamos a terminar esta parte con un poema que le recito a mi niña pequeña cada mañana: Miro al mundo exterior, dondequiera que sale el sol a la luz tenue de las estrellas, donde yacen las piedras silenciosas las plantas que viven y crecen, los animales que sienten y se mueven

donde el hombre crea en su alma, una morada para el espíritu. Miro en mi interior al alma que vive dentro de mi ser, el espíritu de Dios está tejiendo, en la luz del sol y en la vida del alma en las alturas fuera del alma, en las profundidades dentro del alma El espíritu de Dios en ti, me vuelvo en búsqueda de mi mismo La fuerza, gracia y habilidad, para aprender y trabajar puede vivir y crecer en mí.

Segunda Parte

La encarnación de Cristo en el cuerpo físico de Jesús de Nazareth y las tres resurrecciones futuras mediante el trabajo del Alma Natánica, de Micael y de Vidar La semana pasada vimos como el Ser Solar de Cristo descendió a la tierra en tres etapas para impedir a la humanidad su profunda caída en la materia. El Primer sacrificio rescató a los doce sentidos de la humanidad en la región del Zodiaco-Sol, como estrella del Devacán Superior. El segundo sacrificio rescató a los siete órganos etéricos en la región de los Planetas-Sol, como planeta del Devacán inferior. El tercer sacrificio rescató el cuerpo Astral, y por consiguiente el pensamiento, sentimiento y voluntad en el ser humano, en la esfera de la luna o del mundo Astral. Vimos también como esto se reflejó abajo en la tierra, muchos miles de años más tarde, como las grandes epopeyas y leyendas de Ramayana, el Bhagavad-Gita, Apolo y las encarnaciones de los Bodhisattvas Rama, Krishna, Orfeo y San Jorge. Ahora vamos a ver el cuarto gran sacrificio a representar en la esfera terrestre, para evitar el peligro para el mismo Yo humano.

El Sacrificio del Ser de Cristo y la subsiguiente Resurrección en la esfera de la Tierra, la Redención del Yo humano El cuarto Sacrificio tuvo lugar en el plano físico, en el cuerpo encarnado del Alma Natánica. Ocurrió en una época en la que la humanidad había alcanzado su nivel más bajo de conciencia del mundo espiritual. Era también el nivel más alto de su conciencia del mundo físico. Anteriormente el hombre recibía sus pensamientos a través de inspiraciones desde el mundo espiritual, con escaso esfuerzo por su parte. No existía el intelecto. El entendimiento sólo podía surgir cuando el ser humano se volvía cada vez más influenciado por las fuerzas de muerte. Desde un punto de vista físico podemos decir que la muerte puede entrar en el hombre a causa de los depósitos salinos, i.e. sustancias sólidas minerales, sustancias de muerte, no sólo en el cuerpo, sino también en el cerebro. El cerebro tiene una tendencia constante a almacenar sal y, a causa de ello, constante tendencia hacia la muerte. “El intelecto nos entrega frío y muerte interior, nos paraliza. Cuando nuestro intelecto está activo, realmente no vivimos”. A causa de esta

inoculación de muerte que tuvo que entrar en la humanidad con la “caída” surgió el peligro de que el ser humano perdiera su posibilidad de conocimiento. Los poderes cósmicos hubieran jugado con el Yo humano, tal como nos dice Steiner, y las fuerzas elementales que surgen del viento y del agua le habrían dominado. Ello habría causado un trastorno al Yo, que se habría convertido en juguete de los seres elementales. Al objeto de crear una armonía entre el Yo y los poderes del Cosmos, un Dios tenía que pasar por la muerte. Un impulso tenía que entrar en la humanidad para evitarla que llegase a ser trastornada o rasgada por las fuerzas elementales. El cuarto sacrificio de Cristo significó que su impulso pudo entrar directamente en el pensamiento humano que está conectado con la actividad del Yo, que representa los pensamientos interiores y las ideas acerca del mundo que nos rodea. La introducción del impulso de Cristo en el pensamiento humano evitó el caos y la confusión que hubiera dejado al ser humano fuera de su camino evolutivo. En segundo lugar el impulso de Cristo influyó en la facultad humana de la memoria, ya que permitió al ser humano, cada vez más, orientarse en la corriente de la evolución cósmica, al igual que un hombre se orienta en el mundo sabiendo lo que es arriba y abajo. Esto era necesario porque la humanidad estaba perdiendo la “memoria” del mundo espiritual. Por otra parte, como la humanidad descendía cada vez más en la materia existía el peligro de que no fuera capaz de retomar la visión del mundo espiritual. Incluso los más elevados seres humanos podían ser incapaces de impedir la pérdida de conciencia (muerte espiritual) después de cierto nivel de iniciación, o durante la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. El cuarto sacrificio de Cristo le abrió a la humanidad la posibilidad de progresar en su conciencia, incluso a etapas más elevadas, volviéndose inmortal; eso es lo que permanece de la conciencia en las elevadas esferas espirituales. Desde la esfera de la tierra hasta alcanzar la elevada esfera del sol como una estrella, Virgo, donde ocurren las Bodas Químicas, o el matrimonio entre el hombre y Dios. Podemos ver como esto es simbolizado por el hecho de que el nacimiento de Jesús ocurre, desde el punto de vista del hemisferio norte, en invierno. Steiner nos dice: “El que observa su propia vida interior del pensamiento, sentimiento y voluntad, y el desorden en que se producen sus impulsos del pensar, sentir y querer, puede sentir que los cambios caprichosos que se producen en ellos se parecen a los cambios del tiempo atmosférico, los cuales se convierten en manifestación en los elementos de agua, fuego, aire y tierra, todos ellos tan activos como fuerzas demoníacas”. ¿Cómo se produjo tal encarnación?. Esa encarnación requirió otro sacrificio del Alma Natánica; sin embargo esta vez tuvo que llevar a cabo su tarea sin la ayuda y guía del Arcángel Micael porque no había otro ser perteneciente a las más elevadas jerarquías, aparte de Cristo, que pudiera encarnar directamente en la Tierra. El Cristo permaneció en la esfera del Sol contemplando este suceso, y la supervisión del Alma Natánica se trasfirió al Arcángel Gabriel, quien anunció el futuro nacimiento a Maria. La contemplación por Micael de este gran sacrificio tuvo como consecuencia su renuncia a la inteligencia cósmica y su cesión a la humanidad, añadiendo mayor ímpetu a la facultad humana del pensamiento. La formación de pensamientos a través del fortalecimiento del Yo fue posible por el cuarto sacrificio de Cristo y la inteligencia con la que se llevó a cabo, lo cual fué posible por el sacrificio de Micael. Y así fue como el Alma Natánica descendió en el niño Jesús del evangelio de Lucas, y existió en su cuerpo físico, en cierto sentido conectado con el Cristo que trabajó en él, desde fuera de él.

El Jesús Natánico

El Jesús del evangelio de Lucas, en el que se encarna por primera vez el Alma Natánica en el cuerpo físico, no poseía un Yo ordinario, sino que es lo que R.Steiner llama un Yo provisional, un Yo que no había pasado a través de la caída; era un Yo germinal, inocente e intocable por los errores humanos. Por consiguiente no era un Yo en el sentido convencional, y esto explica porqué en un cierto tiempo se hizo necesario que otro Yo entrara en ese cuerpo, ya que no podía continuar su progreso sin él. El cuerpo etérico era el que en la época de la Lemuria había sido preservado de la caída. Podemos verlo reflejado en el árbol de Navidad, que representa el árbol del conocimiento o el del paraíso. El Alma Natánica sólo poseía el inicio del comienzo del alma sensible, por lo que era necesario proteger y preservar su cuerpo astral, manteniéndolo en un estado infantil por su madre, María, envolviéndolo desde su nacimiento, un niño poseído por las fuerzas juveniles que se le unieron con otro cuerpo astral cuando cumplió los doce años de edad. Este fue el cuerpo astral perfecto de Buda, su Nirmanakaya. Había sido el “Nirmanakaya” que había planeado arriba y alrededor del Jesús de Lucas, anunciando su nacimiento desde las alturas por una multitud de Ángeles, y este fue el cuerpo que se uniría con el cuerpo astral materno del Jesús natánico a los doce años de edad. Este es el gran misterio que explica la renovación del Budismo en el evangelio de Lucas. El hecho de que Buda, en un momento determinado, fue capaz de descender directamente en el cuerpo astral del Jesús Natánico. Nos llevaría demasiado tiempo entrar en detalles para explicar suficientemente que el niño Jesús Natánico, de la línea sacerdotal de David, había sido preparado para asumir el cuerpo Astral perfecto y el Yo, de cara al descenso del ser de Cristo. Rudolf Steiner nos dice que otro ser humano fue el responsable de la preparación de los cuerpos etérico y físico para acoger al Cristo en su descenso. Era la reencarnación del Jesús descrito en el evangelio e Mateo. A la edad de doce años (la pubertad sucedía en esa época en Palestina dos años antes, por razones climáticas) los dos seres se convirtieron en uno. El yo del Jesús de Mateo, habiéndose vuelto perfecto a través de los vehículos de sus cuerpos Físico y Etérico, desechó estos miembros en el momento en que ya no podía aprender nada con ellos, y entró en las envolturas del Jesús de Lucas. Puede recordarse esta conjunción en la escena en la que Jesús está en el Templo discutiendo cuestiones de las Escrituras con los rabinos, cuando sus padres no le reconocieron porque ya no era el chico poseedor de un Yo provisional natánico que había vivido en el Jesús descrito por Lucas, sino el del Yo de Zaratustra, de la línea de Salomón, descrito en el evangelio de Mateo, y que tenía la sabiduría de muchas vidas terrestres. La unión del Yo de Zaratustra con el Jesús Natánico infundido en su cuerpo Astral con el Nirmanakaya de Buda, significa la unión de dos corrientes en el ser humano: la corriente interior de Buda y la corriente externa de Zaratustra. Podemos entonces decir que la constitución del Jesús Natánico era la siguiente: Cuerpo Físico....Línea sanguínea de David Cuerpo Etérico..Cuerpo etérico de Adán, anterior a la caída Cuerpo Astral....Nirmanakaya de Buda Yo...................Yo provisional, germen del Yo antes de la caída, que se unió al yo de

Zaratustra a los 12 años En el bautismo en el Jordán, a los treinta años de edad, el Jesús natánico recibió sus tres envolturas por medio del Espíritu de Cristo (Espíritu Santo) el Yo del gran Ser Solar de Cristo. El Yo de Zaratustra, que había trasmitido su sabiduría a las tres envolturas, física, etérica y astral del Jesús Natánico, como preparación para el descenso, ahora, sacrificó por segunda vez su morada en un cuerpo físico, abandonando el cuerpo del Jesús natánico. Durante tres años el Yo de Cristo penetró las tres envolturas del cuerpo del Jesús natánico, lo cual supuso que el Ser del Cristo tuvo que vencer nuevamente los tres peligros de la humanidad de los que ya hemos hablado. En términos bíblicos esto es relatado como la experiencia de las tres tentaciones: en los cuerpos Astral, Etérico y Físico. El Jesús natánico, antes de su condición terrestre, había sido el Portador de Cristo, o Cristóforos, y ahora era el arquetipo para la humanidad, cuando se convirtió en el primer ser humano que recibió a Cristo en la sustancia de su cuerpo físico como Receptor de Cristo, una tarea que, como nos dice Prokofief, la humanidad tendrá que realizar en el futuro. Esto comporta una relación directa con los tres futuros sacrificios suprasensibles y resurrecciones de Cristo que tendrán lugar con la cooperación del Alma Natánica, Micael y otro elevado ser, cuya participación comenzó cuando el arcángel Micael ascendió a Espíritu de los Tiempos. Este ser ocupó su lugar como Arcángel Solar, y por consiguiente, guardián celeste del Alma Natánica. ¿Quién es este ser?.

Vidar Cuando Micael ascendió a Espíritu de los Tiempos o a la esfera de los Archais, en 1879, le fue imposible continuar como guía del Alma Natánica. Esto es así porque como Archai sólo le era posible actuar con la humanidad como un todo. En su ascenso se convirtió en el guardián del camino moderno de la Iniciación, y ya no el semblante de Cristo, sino el representante de Cristo en el Sol. La semana pasada vimos que el Alma Natánica había conectado desde el principio con la esfera de los Arcángeles, y por consiguiente necesitaba un Arcángel para cumplir la misión anteriormente asumida por el Arcángel Micael. El ser que tomó el relevo de Micael en este trabajo fue un ser de naturaleza angélica que había superado a otros seres de su jerarquía, para ocupar la posición de Arcángel Solar.

¿De donde provenía este ser que podía ocupar tal elevada posición? La ciencia Espiritual nos dice que cuando un Bodhisattva se convierte en Buda ya no necesita encarnar en un cuerpo humano. Esto significa que su ángel personal, que le acompaña de encarnación en encarnación, queda liberado para convertirse en la categoría de arcángel. El ángel que pertenecía a Buda había tenido una especial relación con el ser solar de Cristo, desde los tiempos de Hiperbórea y Lemuria. Había interiorizado el impulso de Cristo mucho antes que otros ángeles, y por ello había sido capaz de cumplir su misión de guía del ser que se convertiría en Buda seiscientos años antes de los sucesos de Palestina. En tiempos Atlantes Buda apareció entre el pueblo germánico como Odin, que era el ser humano capaz de ser penetrado en sus cuerpos

Etérico y Astral por el ser arcangélico de Wotan. En otras palabras, el ser humano que se convertiría en Buda había encarnado en la época Atlante como Odín, que era el receptáculo del elevado ser Wotan, ser que había renunciado a su elevación al rango de Archai para trabajar entre los humanos como Arcángel. Odín adquirió la iniciación en la sabiduría, que se expresaba directamente en el sonido: se convirtió en el Señor del poder del habla. ¿Qué pasó con el ángel que guió y dirigió como mensajero de todo lo que Wotan impartió a Odín?. Se le llamó el espíritu silencioso ya que formaba parte de la jerarquía de los ángeles que no tenían acceso al lenguaje y la palabra. Es el hijo silencioso de Wotan, Aesir, y era conocido en la mitología Teutónica como Vidar. Con el ascenso del Bodhisattva Gautama a Buda, su ángel guardian, Vidar, ya no le era necesario y podía ascender al rango de Arcángel. Sin embargo, si ocupaba la posición dejada vacante por Micael como Arcángel Solar, debería esperar hasta que eso sucediera, en 1879. El ser conocido como Vidar en los Misterios del Norte eligió sacrificar su ascenso a la esfera de los Arcángeles y permanecer en la etapa de ángel. Esto constituyó un gran sacrificio, que duró toda la época GrecoRomana, permaneciendo en el signo de Aries, e incluso durante parte de la quinta época postatlante. Es el ángel que aparece en el evangelio de Lucas a los pastores para anunciar el nacimiento de Jesús. Es también el ángel que habla a través de Juan el Bautista y a través del que florece nuevamente el Budismo con sus prédicas. Arrepentirse, o la palabra griega anoia, significa cambiar la respiración; podemos ver como esto se relaciona con el Budismo y el camino oriental. Rudolf Steiner nos dice que las prédicas de Juan el Bautista en las orillas del Jordán eran un mero resurgimiento, en una nueva forma, del sermón de Buda en Benarés. El ser angélico conocido como Vidar también prestó ayuda al ser de Cristo en el huerto de Getsemaní, cuando estaba luchando con las fuerzas de la muerte. Fue el ángel de Buda quien, haciéndose cargo del cuerpo etérico maternal del Jesús Natánico, en la edad del cambio de dentición, proporcionó las fuerzas jóvenes y sanadoras, no afectadas por la caída, para ser usadas por el ser de Cristo y así evitar su muerte prematura. A causa de que el más elevado de todos los ángeles renunció a su ascenso al rango de los Arcángeles, durante la época que estuvo bajo el signo de Aries que duró dos mil quinientos años, fue capaz de alcanzar la más alta meta cuando concluyó. Y así llegó a elevarse al rango de Arcángel Solar y ocupar el lugar del Arcángel Micael. Aquí reside un misterio, que me ha sido revelado como consecuencia de la investigación espiritual efectuada por medio de las directrices dadas por Rudolf Steiner. Después de su ascenso tomó un nombre nuevo, siendo desde entonces conocido como Ra ma El. ¿Porqué el nombre de Ramael?. A partir de 1879 Ramael/Vidar se convirtió en el Arcángel que tomaría la tutela del Alma Natánica, a través de la cual Cristo se manifestaría a la humanidad en sus tres resurrecciones futuras. Ramael/Vidar, en la mitología del Norte conocido como Vidar, el silencioso Aesir, se convirtió en el ángel que anunció la venida de Cristo, el que habló a través de Juan el Bautista, cada vez más conectado con la palabra y con el

éter de sonido, al objeto de tomar la tarea de ser el portador de “la voz de Cristo”, de igual forma que Micael fue “el semblante de Cristo”. Es interesante resaltar que esto ocurrirá en la sexta época, cuando el perihelio de Júpiter, o la influencia venida del espíritu de la Sabiduría, en su aspecto planetario, esté en Aries, o el Carnero. Y vemos la conexión entre Juan el Bautista hasta que de nuevo entremos en el signo de Acuario, o del hombre-agua, un signo asociado directamente con el Bautista. En la mitología del Norte Vidar mata al lobo Fenris. Hemos de correlacionar esto con Micael venciendo al dragón. Rudolf Steiner nos dice que el lobo Fenris es la antigua clarividencia, que tiene que dar paso a la nueva clarividencia que se eleva entre el alma consciente y el Yo espiritual. Este es el trabajo de Ramael/Vidar, ser el inspirador de la nueva clarividencia, al igual que Micael trabaja en el Cosmos y dentro de los seres humanos. Ahora que conocemos lo concerniente a Ramael y Micael nos podemos plantear la siguiente cuestión: ¿Entonces cómo participan estos tres seres en los tres sacrificios y resurrecciones futuras de Cristo?. El alma natánica rodea a Cristo con una cubierta de luz astral; es la forma externa de Cristo. A Pablo se le apareció en Damasco dentro de la luz radiante del alma Natánica. Por lo tanto su trabajo será el de convertirse en portador de la conciencia de Cristo, de la imaginación de Cristo en el mundo, que se relaciona bien con el hecho de que trabaja con la luz Astral desde la esfera de los ángeles. El Arcángel Ramael forma macrocósmicamente la imagen etérica o las inspiraciones del sonido de Cristo de los éteres de la vida y del sonido. Tendrá la tarea de convertirse en el portador de las inspiraciones de Cristo, trabajando desde la esfera de los Arcángeles. También, como hemos visto, trabaja macrocósmicamente luchando contra la antigua clarividencia como defensor de la nueva, que conducirá directamente a la experiencia suprasensible del Cristo Etérico. El Espíritu del Tiempo Micael, macrocósmica y microcósmicamente, es decir hacia fuera en el Cosmos, y hacia dentro en el hombre, lucha por la pureza del horizonte espiritual en el que el ser de Cristo aparecerá. Su tarea es convertirse en el representante de Cristo en el Sol y portador de sus intuiciones y su “Palabra”. Edad Aparicion de Cristo Cognicion Espiritual Época cultural Ser Intelecto Etérica Ver ( éter de luz) Quinta época Natán Sentimiento Astral Moralidad

Devacán

Oír(éter de sonido)

Sexta

Entendimiento (éter de vida) Séptima

Ramael/Vidar Micael

Quinto Sacrificio.- Cristo como Redentor del Pensamiento: “No Yo, sino Cristo en mi Yo Espiritual”. El quinto Sacrificio de Cristo ya ha tenido lugar en el siglo pasado, y su resurrección, a través de la cooperación del Alma Natánica, Ramael/Vidar y Micael, tendrá su culminación en la fase de Júpiter de la evolución del mundo.

Punto de vista Terrenal

Los seres humanos nos enfrentamos, y lo seguimos haciendo, a un gran peligro. El peligro de que a través del pensamiento materialista podríamos hundirnos en la oscuridad, porque nos desvía hacia los conceptos materiales, duros y abstractos. Una esclerosis del pensamiento donde no existen los pensamientos espirituales. Se libra una batalla en todos los frentes con la cooperación de Lucifer, Ahriman y los Asuras, cuya consecuencia es el sacrificio del pensamiento crístico. Dado que este sacrificio se realiza en el reino astral, podemos decir que está principalmente conectado con Lucifer – una falsificación de pensamientos espirituales fue así creada en el mundo físico-, de Electricidad, la cual nos dice Rudolf Steiner que no es nada más que “luz enlatada”.

Punto de vista Cósmico Desde un punto de vista cósmico Cristo ya experimentó una vez un sacrificio en los reinos cercanos a la tierra, en la esfera Astral o de los ángeles. Ahora Cristo está siendo crucificado, en el mundo Astral, por la naturaleza de los pensamientos e imaginaciones materialistas de los que acceden al mundo espiritual, entre la muerte y un nuevo nacimiento. Esto significa una extinción de la conciencia de Cristo en el mundo astral, causando particularmente una pérdida de conciencia del Alma Natánica en la esfera angélica, lo que constituye el quinto sacrificio de esta Alma Natánica.

Resurrección en la Tierra

Después de un tiempo de metamorfosis el impulso crístico descendió en la cobertura Astral de la humanidad, con lo que la conciencia de Cristo está gradualmente resucitando en dicha cobertura astral transformada, o Yo Espiritual, por el poder de la Fé, algo a ser elaborado más tarde en la época Rusa, en la sexta raza raíz, y finalmente en la fase de Júpiter de la evolución terrestre. En virtud de esto el ser humano recuperará la conciencia del mundo Astral, en donde se podrá ver a Cristo en su forma etérea, y se podrán contrarrestar los efectos de la Electricidad con su polo opuesto, los pensamientos iluminados.

Resurrección Cósmica La fuerza de los pensamientos iluminados es sentida por las jerarquías espirituales como una iluminación de un nuevo cielo espiritual, en el que la conciencia de Cristo comienza a caer en la esfera de los Ángeles, esta vez a través del vehículo de los pensamientos humanos. Estos pensamientos son recogidos por el Alma Natánica con los que entreteje un nuevo aura radiante de luz etérica. Esto es una nueva capa de luz Astral que rodea la imagen etérica de Cristo en el mundo astral. Ramael/Vidar crea imágenes Etéricas a partir de las imaginaciones que se elevan desde los pensamientos iluminados –universales- y de esta manera la humanidad puede trabajar para crear el nuevo cuerpo Astral Macrocósmico de Cristo. Al mismo tiempo el hombre participa, junto con Micael, en la lucha contra Lucifer por la pureza del mundo astral y del cuerpo astral del ser humano, donde se puede encontrar a Cristo.

¿Quién puede observar esta Resurrección? Rudolf Steiner nos ofrece los rudimentos de los ejercicios básicos en su libro “¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?, (o la Iniciación, n. del

T.)”, que nos puede capacitar para ser videntes en el mundo etérico. Pero debe resaltarse que dichos ejercicios deben ser llevados a cabo unidos a un estricto entrenamiento moral. Ello nos puede ayudar a abrir nuestros ojos al mundo etérico que nos rodea, de las semillas, del mundo de las plantas y de los animales, lo que es una preparación para ver al Ser de Cristo. Con unos ojos entrenados se puede mirar al cielo, en donde se puede ver Su forma moldeada a partir de los pensamientos humanos por el Alma Natánica. Puede mirar a una semilla, planta o animal, y allí reluciendo encima o a su lado la misma imagen que puede ver cuando entra en un espacio de quietud cuando medita. Rudolf Steiner es realmente literal cuando dice que el impulso crístico existe en todo el mundo material, incluso en una semilla. Por tanto tenemos que tener Fé en que la fé, unida en el cuerpo astral con la inteligencia cósmica, es la primera virtud moral que ha de adquirir el ser humano en su progreso hacia la nueva época. Si no adquirimos esta virtud de la fé nos veremos consumidos por el miedo. Prokofief nos dice en su libro “El Ciclo del Año como sendero a la Iniciación” que este miedo puede convertirse en la próxima epidemia –miedo al futuro. La Fé es el único camino para contrarrestar el miedo, las preocupaciones y la ansiedad que paraliza al ser humano.

Sexto Sacrificio en la esfera de la Inspiración.- Cristo Redentor del Corazón/Órganos: “No Yo, sino Cristo en mi Espíritu de Vida”. El próximo sacrificio y resurrección del Ser de Cristo, a través de la cooperación del Alma Natánica, Ramael/Vidar y Micael comenzará en la sexta época, continuando en la sexta raza raíz, encontrando su culminación en la sexta fase de evolución del mundo, Venus.

Desde el punto de vista de la Tierra

La humanidad tendrá que hacer frente a otro peligro, el de la sordera y mudez espirituales, haciendo imposible el lenguaje moral y el escuchar ese habla moral. El lenguaje expresará únicamente deseos y pensamientos materiales. Esto tendrá un efecto mortecino sobre las emociones y resultará en una carencia de amor, en su mejor aspecto, y en el peor, en un odio profundo entre los humanos. La importante degeneración del lenguaje para expresar realidades espirituales será peligroso; ha creado una falsificación del habla inspirada –o la fuerza de atracción espiritual (amor)en el Magnetismo, del que Rudolf Steiner nos dice que es sonido tramposo o degenerado. Esto es un reflejo del peligro de la primera mitad de los tiempos Atlantes.

Desde el punto de vista Cósmico Una extinción de la conciencia de Cristo en la región del bajo Devacán, ocurrirá en la esfera del Sol como planeta, y Cristo será crucificado por la falta de amor y compasión, por el odio inherente a las almas de los que entran en el mundo espiritual después de la muerte. Esto significará que Ramael/Vidar tendrá que sacrificar sus inspiraciones, su escucha del Cristo, repercutiendo en la esfera de los Arcángeles.

Resurrección en la Tierra Su impulso descenderá a las envolturas etéricas de los seres humanos y resucitará en el cuerpo etérico trasformado o Espíritu de Vida, como el poder del amor. Entonces la conciencia humana despertará, no sólo a la vestimenta de la luz de Cristo a través de la imaginación, sino también a su sonido. Esto contrarrestará las fuerzas del magnetismo con las fuerzas espirituales de atracción del amor, en completa libertad individual.

Resurrección Cósmica

La sustancia y forma de este amor cósmico universal elevada desde el hombre al mundo espiritual será recogida por Ramael/Vidar como inspiraciones y sonará a través del espacio, en el Éter de sonido, por medio de las jóvenes fuerzas del Alma Natánica. Cristo resonará en tonalidades musicales, lo cual expresará la más profunda pureza del amor en el bajo Devacán, donde Cristo se brillará como el gran Sol de Amor, otorgando vida y calor sobre la tierra. Los órganos del cuerpo, especialmente el corazón, resonarán con esta tonalidad. Ello será el comienzo de la verdadera Moralidad a través de su elaboración por el corazón Etérico. Podemos también decir que en esta época el Bodhisattva Jesu Ben Pandira, quien se convertirá en el Buda Maitreya, anunciará a Cristo a la mayor parte de la humanidad, y tendrá una relación especial con el ser Arcángélico Ramael/Vidar, quien, como hemos visto, será la “voz de Cristo”, o con más precisión, el guardian de las jóvenes fuerzas etéricas de Vida y sonido, que harán posible que el Cristo sea “escuchado”. Este sacrificio tendrá los siguientes efectos. 1.-Habrá un rejuvenecimiento del cuerpo etérico, manifestándose exteriormente en los órganos del cuerpo físico, y una manifestación adicional del segundo sacrificio de los tiempos atlantes. 2.- El ser humano será capaz de trabajar creativamente con la palabra y ello trasformará el cuerpo etérico en el cuerpo del Amor. Entonces cada órgano será verdaderamente expresión del sacrificio de esos seres que hicieron posible, en el periodo del Sol, la evolución terrestre. 3.- La fraternidad no será dependiente de los lazos de sangre. 4.- Existirá un habla u una escucha espirituales. 5.- El hombre colaborará con Micael para derrotar a Ahrimán en el bajo Devacán y en el cuerpo etérico del ser humano, preservando así la pureza del horizonte espiritual en el que el Cristo será escuchado. 6.- En este camino la humanidad contribuirá a moldear la sustancia del gran cuerpo Etérico Macrocósmico de Cristo.

Séptimo Sacrificio y Resurrección de Cristo en la esfera de la Intuición.- Cristo como Redentor del Cuerpo Físico.- Los doce sentidos: “No Yo, sino Cristo en mi Hombre Espíritu”

Este sacrificio tendrá lugar en la séptima época cultural y se prolongará a lo largo de la séptima raza raíz, hasta su culminación en la séptima fase de la evolución terrestre, Vulcano.

Desde el punto de vista terrestre

El peligro vendrá esta vez de los Asuras, quienes quieren atar al Yo humano a un cuerpo físico esclerótico y calcificado para que no sea capaz de permanecer en una recta moralidad y que su existencia revierta en una especie de animal. Esto ya ha comenzado y continuará para crear una sombra o imagen falsificada de la unión con Dios. Este es el poder atómico (la desintegración del átomo) que no es más que vida aprisionada o degenerada. Ello puede contribuir a la gran catástrofe con la que finalizará la fase terrestre de la evolución del mundo.

Desde el punto de vista Cósmico Significará una extinción de la conciencia crística en la esfera del Devacán Superior a causa de la falta de conciencia moral de los que entren en el mundo espiritual después de la muerte y hasta un nuevo nacimiento, y resultará en una pérdida de la intuición de Cristo por Su representante en el Sol, Micael.

Resurrección terrestre El impulso de Cristo descenderá a la parte de los hombres más dura, directamente al sistema óseo, y entrará en el Hombre Espíritu, o el cuerpo físico trasformado por el poder de la esperanza o conciencia. Esto supondrá un despertar de la conciencia humana en el Devacán superior o la esfera del Sol como Estrella, la esfera de la intuición. Surgirá una elevación de conciencia con respecto al Karma, y la fuerza de la unión libre con Dios, actuará en gran medida contraatacando el poder del Átomo (esintegración de la vida). Cristo será entonces el Señor del Karma, poniendo orden en el mismo.

Resurrección Cósmica

Micael transmitirá la palabra o el conocimiento de Cristo tal y como es reflejado a él a través de los seres humanos, como una inteligencia cósmica redimida de las intuiciones en la esfera del Devacán Superior. Y en este aspecto también el hombre contribuirá a modelar la sustancia del gran cuerpo físico Macrocósmico de Cristo, que será el cuerpo de la Esperanza. Entonces, a través de una conciencia verdadera el ser humano será capaz de realizar un gran sacrificio por otro que haya sido dañado o agraviado, incluso por aquellos con los que no tiene conexión kármica alguna, donándole el cuerpo físico que se había moldeado para sí mismo. El mismo Zaratustra representa este gran Arquetipo cuando sacrificó en dos ocasiones su cuerpo físico, una cuando dejó el cuerpo del Jesús del evangelio de Mateo y luego cuando dejó el del Jesús Natánico. El hombre trabajará conscientemente con el Karma mediante el poder de su conciencia, y esto dará al hombre la esperanza de que todo encontrará su equilibrio.

Entonces Cristo no sólo brillará resonando en el sonido, sino que se le añadirá la palabra. Vivirá en el poder de la palabra del cuerpo físico trasformado, que fue primero elaborado durante la existencia saturnal. El poder de la palabra resonará en las fuerzas puras de la resurrección, reflejo, en un plano elevado, de la redención del ser humano para su posición erguida en los tiempos de la Lemuria. Cristo logrará de nuevo para la humanidad el Zodiaco en su totalidad, de donde una vez partió el impulso para la construcción de los órganos de los doce sentidos. En esto será Micael, quien con su propio pensar apoyará a Cristo en el reino del Karma, trabajando en el cuerpo físico, que se convertirá en una raza creativa con el poder de las fuerzas formativas, incluso con los rasgos raciales que unirán a todos aquellos que deseen poner en orden su Karma. El ser humano mismo trabajará junto con Micael en la lucha contra los Asuras en el cuerpo físico del ser humano y en el Devacán Superior, para preservar la pureza del horizonte en el cual el Yo de Cristo –la palabra- puede ser contemplada. Podemos ver que las tres acciones descendentes son reflejo de las tres ascendentes:

El Alma Natánica se pone a la vanguardia en la 5ª época como la portadora de la “conciencia de Cristo” o la imagen de Cristo en el plano Astral. Ramael/Vidar en la 6ª época se convertirá en el portador de la “Voz” o la inspiración- Astral- cognición de Cristo en el Devacán Inferior. Micael, en la 7ª época tomará importancia como portador de la “Palabra”, o redentor cósmico de la inteligencia del Yo de Cristo en el Davacán Superior.

Para concluir, podemos decir que cuando el ser humano purifique sus microcósmicas coberturas Física, Etérica y Astral convirtiéndolas en Manas/Yo Espiritual, Buddhi/Espíritu de Vida, y Atma/Hombre Espíritu, construirá, al mismo tiempo, sus coberturas macrocósmicas Astral, Etérica y Física, en las que el Yo macrocósmico del Cristo, como el Yo superior de la humanidad, podrá entrar, cuyo cuerpo físico es moldeado por la acción de la conciencia y de la esperanza, que resurgen desde la Inteligencia Cósmica Universal, cuyo cuerpo Etérico es moldeado desde la sustancia del Amor Cósmico Universal, y cuyo cuerpo Astral es formado por la Fé que surge de los Pensamientos Cósmicos Universales. Podemos ver su reflejo en la Meditación de la Piedra de Fundación: En la transición de los tiempos/ entró la Luz del Espíritu del mundo/ en la corriente del ser terrenal/ su dominio perdieron las tinieblas de la noche/ la luz clara como el día resplandeció en las almas de los hombres/ Luz que da calor al corazón de los sencillos pastores/ Luz que ilumina la frente de los sabios reyes. Luz divina, Sol de Cristo/ calienta nuestros corazones/ ilumina nuestras frentes/ para que sea bueno lo que desde el corazón fundamos/ lo que queremos realizar conscientemente desde nuestro pensar. La resurrección de Cristo sucede, en primer lugar, en el mundo Astral, después en el Devacán Inferior y por último en el Devacán Superior. Para poder llevar a cabo esta tarea la humanidad ha de sacrificar la separación de su Yo, uniéndose al Yo de Cristo -“No yo, sino Cristo en mí”- . Rudolf Steiner nos dice que en la evolución terrestre el ser humano, hoy, puede ser consciente de su verdadera humanidad sólo cuando su alma se sienta, interiormente unida con la esencia y sustancialidad de Cristo. Esto sólo es posible para nosotros porque el Macrcósmico Ser Solar eligió unirse a la humanidad en la tierra mediante un descenso gradual que implicaba tres sacrificios en su camino hacia la Tierra, siendo posible por la cooperación del Alma Natánica y del Arcángel Micael. Estos sacrificios tuvieron su reflejo, muchos miles de años después, en los mitos proféticos y en las leyendas, y en esos seres humanos que con el reflejo y ejemplo de los sucesos del último sacrificio en el cuerpo físico, en las coberturas de la unión de dos seres humanos, el Jesús Natánico y el Jesús descrito en el evangelio de Mateo. Esta unidad interior de Cristo comenzó cuando descendió a las varias coberturas de la humanidad, y el conocimiento consciente de esto está ahora comenzando en el ser humano con el llamamiento a ascender a las más altas cotas de conciencia espiritual con la ayuda de Cristo, quien en cada una de sus coberturas le ayuda para trasformar su cuerpo Astral en Yo Espiritual, su cuerpo Etérico en Espíritu de Vida y su cuerpo Físico en Hombre Espíritu.

Mientras la humanidad elabora estas tres coberturas superiores, también elabora las tres en las que el Yo de Cristo puede existir en la Tierra. Entonces la meta de la evolución terrestre alcanzará su cénit cuando la tierra, al igual que el hombre, sea un ser plenamente desarrollado, un vehículo apropiado para el Yo crístico. Será un nuevo Sol. El hombre entreteje sus nuevas coberturas, en las que Cristo puede existir, a partir de su propio ser, cuando se hace cosciente del descenso del impulso Crístico en sus propias coberturas. Ahora se hacen comprensibles las palabras del místico Ángelus Silesius: “Si Cristo naciese mil veces en Belén, y no lo hiciera en ti, estarías perdido eternamente”. El tiempo, en el que estos conocimientos se hacen accesibles a una gran parte de la humanidad en la tierra, es el tiempo de la Sagrada Noche Cósmica cuya cercanía nos aguarda. Con la ayuda del Alma Natánica, del Arcángel Micael y de Ramael/Vidar, podemos conmemorarlo con la comprensión del nacimiento del arquetipo de toda la humanidad –el receptor de Cristo, el Jesús Natánico-. Y lo que corre dentro de nosotros en este tiempo es la promesa dada a la humanidad en las palabras de Cristo, que se elevan y resuenan para que sean conocidas por los seres humanos: “Y siempre permaneceré con vosotros hasta el fin de la Tierra”. Mateo 28:20

Adriana Koulias Traducido por Equipo Redacción Lecturas Sugeridas: Los cuatro sacrificios de Cristo, R.Steiner La accion pre-terrestre de Cristo, R.Steiner El Ciclo del año como camino de Iniciación, S.O.Prokofief La Reparición etérica de Cristo, R.Steiner La misión del Alma de los pueblos, R.Steiner La misión de la Tierra, Asombro, Compasión y Conciencia, el impulso Crístico, R.Steiner Fundaciones del Esoterismo, R.Steiner El Evangelio de Mateo, R.Steiner El Evangelio de Lucas, R.Steiner La naturaleza espiritual de Maya. Krishna- el Halo luminoso de Cristo. Su elevación. R.Steiner El Bhagavad-Gita El Ramayana Newborn Might and Strength Everlasting, R.Steiner Una conferencia atrajo mi atención (todavía estoy intentando recordar cual) en la que R.Steiner manifiesta que en el libro de Enoch figuran todos los nombres de los Arcángeles relacionados con la evolución terrestre y que el Arcángel Ramael, o bien aparece como un ángel caído, o no aparece. Considerando lo anterior en todo su valor mirémoslo más detenidamente.

En varias traducciones del libro de Enoch, incluyendo la eslava y la etiope, no he encontrado mención a Ramael. Hay nombres parecidos, como Rameel, Rumael o Remiel, en arameo Ramel. Para ilustrar algunas de las dificultades que se pueden encontrar cuando miramos a un fragmento, como es el libro de Enoch, veamos el de Remiel, que también es conocido por otros nombres, como Phanuel, Uriel, Yerahmeel o Jeremiel. Remiel es representado como uno de los líderes de los ángeles caídos en una parte del fragmento de Enoch (Cap.6), y en otra parte como uno de los siete ángeles que permanecen ante Dios, al lado de Micael (Cap.20) (Del Apócrifo y Pseudo-epígrafe del antiguo Testamento RH Charles Oxford). Esto, aparentemente ha causado mucha controversia en el mundo teosófico. También Remiel es el ángel que en el Apocalipsis de Baruch lucha con los hijos de la obscuridad y destroza las huestes de Sennacherib, una proeza también acreditada a Uriel, Micael, Gabriel y otros. En este Apocalipsis también es conocido como el ángel que preside verdaderas visiones, es uno de los que “Dios eleva”, o el ángel de la esperanza. Sin embargo no podemos confundir los anteriores nombres con el de Ramael, que es un “joven Arcángel” que alcanzó su rango sólo en 1879. Anteriormente el nombre de Ramael no aparece en absoluto. Es interesante destacar que en Ciencia Espiritual se ha aclarado que en la esfera de la providencia hay doce Bodhisattvas tutelados por doce seres Arcangélicos. Nos podemos preguntar porqué el libro de Enoch menciona sólo siete, en algunos casos sólo seis. Entonces puede verse la importancia que tiene el conocer la traducción del libro de Enoch a la que hace referencia Rudolf Steiner, al igual que lo que nos ha dejado el fragmento de Enoch para su comprensión, y la confusión en sus varias traducciones en griego, arameo, hebreo, etiope y eslavo, siendo sólo posible a través de la percepción espiritual directa del libro de Enoch adquirida mediante la rigurosa aplicación de las indicaciones dadas por Steiner. Es sólo entonces cuando podemos descubrir la verdad de esta cuestión. Puede argumentarse que Steiner nunca mencionó en sus conferencias otro nombre en conexión con el ángel de Buda, Vidar, sin embargo es también un hecho que él omitió también el mencionar los nombres de otros importantes seres, y en este particular caso parece claro que señala a un interesante misterio. En primer lugar el misterio se basa en una trinidad, hay tres nombres que son omitidos a propósito. -El nombre del Archai, o el espíritu de la época griega que renunció a elevarse de categoría de espíritu de la Forma para convertirse en el ser guía de la cristiandad exotérica. -El nombre del Arcángel que renunció a elevarse del rango de Archai para convertirse en el guía de la Cristiandad esotérica. -El nombre del ángel que renunció a convertirse en Arcángel hasta que pudiera convertirse en el guardián y guía del Alma Natánica. ¿Cuál podría ser la razón para esto? Puede haber varias razones, dos de las cuales pueden ser: En primer lugar Rudolf Steiner puede haber dejado la investigación de estas cuestiones para otros. En segundo lugar, la respuesta puede estar en que no se le hubiera permitido en su tiempo el mencionar los nombres de estos importantes seres- yo no tengo claro este punto-. Dicho lo anterior, somos juguetes en las manos de Ahrimán si nos permitimos caer en la semántica del mensaje, tal como Steiner manifiesta en “Las Celebraciones y su significado, el impulso de Micael y el Misterio del Gólgota” “El llamar a esos Seres por sus nombres (refiriéndose a Micael, Gabriel, etc) no es la cosa más esencial”. (No olvidemos que el Arcángel Micael era conocido como Marduk por los persas). Esto nos lleva a decir que no podemos atarnos rígidamente a “etiquetas de nombres abstractos”, sino que debemos conocer a los seres por si mismos y por sus actos. Por otra parte, en su conferencia sobre La misión del Alma de los pueblos, pág.141, nos dice que una vez uno reconoce que un ser debe ser llamado por determinado nombre (en este caso se refiere a Buda) “entonces debería ser incondicionalmente, sin tener en cuenta si nos agrada o no: no es una cuestión de simpatía o antipatía, sino de la verdad de los hechos”. Por último hemos de recordar que nada debe ser tomado en base a la autoridad, tal como dice Steiner, en sus propias palabras:” No es antroposófico el aceptar lo que una persona afirma o hace, como si fuera un dogma, por ser quien es, pero si es antroposófico el dejarse estimular por la Ciencia Espiritual y someter a probación lo que uno recibe de la vida misma.” Teniendo esto en consideración lo que he postulado acerca de Ramael debería simplemente alimentar el pensar.