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Introducción La economía es la ciencia social que estudia los procesos de producción, distribución, comercialización y consumo de bienes y servicios. El estudio de la economía puede dividirse en dos grandes campos. La teoría de la microeconomía, que explica cómo la interacción de la oferta y la demanda en mercados competitivos determinan los precios de cada bien, el nivel de salarios y el margen de beneficios. El segundo campo, el de la macroeconomía, comprende los problemas relativos al nivel de empleo y al índice de ingresos o renta de un país. Una teoría o doctrina económica son principios o leyes económicas que analizan los fenómenos económicos. Una característica fundamental de las doctrinas económicas es que surgen por la observación de la realidad, es decir, responden a un contexto social determinado. Aquellas que explican la realidad parcialmente no constituyen doctrinas sino solo pensamientos económicos. La primera doctrina económica fue la doctrina clásica de Adam Smith, constituye diferentes pensamientos económicos entre los que se destacan el Mercantilismo y la Fisiocracia.

Las ideas económicas del Mercantilismo Es el conjunto de ideas económicas políticas predominantes en el periodo que va desde la mitad el siglo XV hasta la mitad del siglo XVIII (posterior al feudalismo). El mercantilismo no se presentó homogéneamente, sino que adopta características propias en cada país: monetaristas en España, agrario - industrialistas en Francia, y comercialismo en Inglaterra. Los mercantilistas consideraban que la riqueza de una nación dependía de la cantidad de oro y plata que tuviese. Aparte de las minas de oro y plata descubiertas por España en el continente americano, una nación sólo podía aumentar sus reservas de estos metales preciosos vendiendo más productos a otros países de los que compraba. El conseguir una balanza de pagos con saldo positivo implicaba que los demás países tenían que pagar la diferencia con oro y plata. Era imprescindible que los salarios fueran bajos y que la población creciese. Una población numerosa y mal pagada produciría muchos bienes a un precio lo suficiente bajo como para poder venderlos en el exterior. Se obligaba a la gente a trabajar jornadas largas y se consideraba un despilfarro el consumo de té, ginebra o tejidos de seda. De esta filosofía también se deducía que era positivo para la economía de un país el trabajo infantil. La doctrina mercantilista responde a dos principios fundamentales: 1. Superioridad de los metales preciosos sobre los demás bienes. 2. Necesidad de mantener una balanza comercial favorable y de asegurar la independencia de cada país en materia de víveres y armamentos. Estos dos principios determinaron un conjunto de medidas que formaron la política económica de cada Estado:    

Consistían en prohibir la salida del oro, de la plata y de los cereales Obstaculizar el desarrollo del comercio exterior, en cuanto su expansión pudiera significar la salida de esta clase de bienes; Proteger y fomentar las industrias cuyo desenvolvimiento podría ser útil al país, Perturbar el valor de la moneda para asegurar su entrada e impedir su exportación.

El mercantilismo durara aproximadamente tres siglos y decae con el advenimiento de un nuevo pensamiento económico en Francia: el liberalismo que tiene su principal expresión económica en la fisiocracia.

Las ideas económicas de la Fisiocracia Este sistema económico estuvo en auge en Francia durante la segunda mitad del siglo XVIII y surgió como una reacción ante las políticas restrictivas del mercantilismo. El fundador de la escuela, François Quesnay. Constituye el primer conjunto sistemático de la teoría económica Para los fisiócratas, el aumento de la riqueza de un país depende exclusivamente de la agricultura. La industria no crea nada nuevo, sólo transforma lo que ya está hecho; el comercio se reduce a un cambio de bienes ya existentes; ambos carecen de importancia para los fisiócratas, en consecuencia, los impuestos solo se deben asignar a la tierra y haciendas, ya que estas son las únicas fuentes productoras de riqueza. Por el contrario, la industria y el comercio son estériles y es un error favorecerlos en disminución de la agricultura. Las ideas fundamentales de los fisiócratas pueden reducirse a dos principios básicos: 1. La agricultura multiplica los productos y los valores. 2. La industria no hace más que "sumar" los valores de los productos que consume para crear otros nuevos. Según los fisiócratas, toda la riqueza era generada por la agricultura; gracias al comercio, esta riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Los fisiócratas eran partidarios del libre comercio y que los gobiernos no deben intervenir en la economía. También sostenían que los ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto que debía imponer a los propietarios de la tierra, que eran considerados como la clase improductiva

La doctrina economía Clásica La revolución industrial en Inglaterra señaló el comienzo de una nueva era económica y contribuyo al nacimiento de la escuela económica clásica, llamada así por haber sido considerada como la fundadora de la ciencia económica. Nace con la publicación de “La riqueza de las Naciones”, de Adam Smith, uno de los mayores exponentes, en el año 1776. Según Smith, uno de los factores fundamentales del crecimiento económico descansa en el concepto de la división del trabajo que incrementa la producción por tres razones: 1. Aumenta la destreza de cada operario, pues éste realiza repetidamente una tarea sencilla. 2. Se ahorra tiempo, ya que el trabajador no necesita cambiar de una clase de trabajo a otra. 3. Se puede inventar maquinaria para incrementar la productividad una vez que las tareas se han simplificado y convertido en rutinarias. El aspecto negativo de la división del trabajo es que puede atrofiar la mente del trabajador y tener efectos nocivos sobre su personalidad. La división del trabajo es la base del progreso y ésta depende de la magnitud del mercado. Smith fue el gran defensor del "Laissez Faire" es decir, de la no-intervención del gobierno en los asuntos económicos. A su juicio, los gobiernos son derrochadores, fáciles de corromper, ineficaces e inclinados a otorgar privilegios en deterioro de la. Para promover el bienestar, los mejores medios son el estimulo del propio interés y el desarrollo de la competencia. Acerca de los mercados, los economistas clásicos aceptaban la "ley de Say", formulada por el economista francés Jean Baptiste Say. Esta ley sostiene que el riesgo de un desempleo masivo en una economía competitiva es despreciable, porque la oferta crea su propia demanda, limitada por la cantidad de mano de obra y los recursos naturales disponibles para producir. Cada aumento de la producción aumenta los salarios y los demás ingresos que se necesitan para poder comprar esa cantidad adicional producida. El alcance de la ciencia económica se amplió de manera considerable cuando Smith subrayó el papel del consumo sobre el de la producción. Smith confiaba en que era posible aumentar el nivel general de vida del conjunto de la comunidad. Defendía que era esencial permitir que los individuos intentaran alcanzar su propio bienestar como medio para aumentar la prosperidad de toda la sociedad.

El pensamiento Marxista Este pensamiento se inicia con Karl Marx, filósofo y economista alemán, sostiene que toda la riqueza es producida por el trabajador, pero éste está a merced del capitalista por lo que denomina plusvalía: es el rendimiento o beneficio obtenido por el empresario, por las horas de exceso que obliga a trabajar a los obreros, por encima del jornal representativo del salario que paga. El obrero produce un exceso de productos durante las horas adicionales que trabaja gratis. Marx cree que esa cantidad de producción en exceso es propiedad del trabajador, no del empresario. Según Marx, los obreros no pueden adquirir todo lo que necesitan como consecuencia de los bajos salarios. Por esto, la producción sobrepasara al consumo hasta que las empresas quiebren, allí se producirá el descenso de los medios de producción a la clase proletaria. Para llegar a estos objetivos es necesaria una revolución que haga caer el orden existente. Allí surgirá la dictadura del proletariado. La concepción materialista de la historia arranca del principio de que la producción y el intercambio de productos constituyen la base de todo orden social. La validez de esta afirmación descansaba que en cualquier sociedad, de cuantas han aparecido en la historia, la división en clases está determinada por tres hechos: lo que se produce, como se produce y la forma en que se intercambia la producción. Según esta concepción, las causas últimas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas hay que buscarlas no en las mentes de los hombres, sino en las evoluciones experimentadas por los métodos de producción y de intercambio. La fuerza básica en la historia es, para Marx, la estructura económica de la sociedad. Esto no excluye el impacto de las ideas, sino que sostiene que las ideas son un reflejo de la sociedad que las alienta. Construyó su modelo económico para demostrar como el capitalismo explotaba necesariamente a su clase trabajadora y como esta explotación conduciría inevitablemente a su destrucción. Marx adoptó la teoría del valor trabajo de la doctrina clásica con algunas matizaciones. En este esquema, la teoría del valor-trabajo desempeña un papel importante. "La teoría del valor-trabajo postula que el valor de los bienes se deriva íntegramente de la cantidad de trabajo necesario para producirlos." Según Marx, el valor del uso o utilidad de una mercancía constituye la sustancia de toda riqueza. Además de un valor de uso, una mercancía tiene un valor cambio, que se conoce abreviadamente como "valor". Este valor viene determinado por el tiempo socialmente necesario incorporado a ella, considerando unas condiciones normales de producción y la especialización e intensidad medias del trabajo en ese momento. El tiempo de trabajo socialmente necesario incluye tanto el trabajo directo de producción de la mercancía como el trabajo incorporado en forma de maquinaria y materias primas utilizadas y el valor transferido a la mercancía durante el proceso de la producción.

El Pensamiento Keynesiano La crisis de 1929 puso de relieve la insuficiencia de la doctrina clásica para afrontar los problemas del momento: desocupación y falta de demanda. Esta era una crisis del desarrollo, del capitalismo, en donde había altísimo niveles de producción, entonces la oferta era muy superior a la demanda. Eso produjo la caída de los precios (deflación), numerosas empresas quebraron, con la consecuente desocupación masiva. Allí aparece John Maynard Keynes, economista inglés, con su obra “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, trata principalmente fenómenos macroeconómicos y estudia la determinación de los precios individuales. Keynes prácticamente dirigió la política económica de Inglaterra durante la segunda Guerra Mundial. Sus teorías han influido profundamente en la economía de los EE.UU y en la de la postguerra de los países europeos. Según Keynes, los gobiernos deben procurar mantener el pleno empleo de la mano de obra mediante una redistribución tal de la renta que el poder adquisitivo de los consumidores aumente en proporción al desarrollo de los medios de producción. Sostuvo que la intervención del Estado en la economía, podría solucionar varios problemas: el gasto público podía ser un medio para realizar inversiones, sobre todo en obras de infraestructura, con lo que se podía movilizar la economía y posibilitar el ahorro y la inversión mediante el pago de salarios. Keynes llega a la conclusión de que la demanda se traduce en términos de desocupación. Cuanto mayor es el nivel de ocupación, mayor es el nivel de demanda, el salario hace crecer el poder adquisitivo de la sociedad. Los aspectos mas destacados de la revolución keynesiana pueden concretarse en los siguientes puntos:       

La negación de la ley de Say y el consiguiente rechazo de la tendencia automática hacia el pleno empleo. El papel fundamental de la demanda agregada como elemento determinante del nivel de actividad económica y del nivel de empleo, tanto a corto como a largo plazo. La incorporación de la función de consumo y distribución entre los deseos de ahorrar y de invertir. La importancia de las expectativas, especialmente en las funciones de inversión y de preferencia por la liquidez. La incidencia de las fluctuaciones de la demanda de inversión en la inestabilidad económica. El supuesto de que los mercados a menudo presentan rigideces e imperfecciones. El papel fundamental de las políticas de estabilización de la demanda efectiva.

En esencia, Keynes rechazó que el estado normal de la economía fuese el pleno empleo y justificó la existencia de equilibrio con desempleo involuntario, Keynes, además, procuro soluciones de política económica para acercar la economía a la senda del pleno empleo.