Dante - Tratado de La Lengua Vulgar

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LIBRO PRIMERO

ucgr-t^.¡¡aUrá* pió"qe pio óio "4e de sus qus vid vid_ puede

pu-ede.ó d que, sin

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4hl

que haya otra lengua secundaria para nosotros que los rorná! nos llamaron gramatical. Esta lenguaiecundaria la tienen también losgriegos y otítis, pero no todos. En. verdad que pocos llegan a acostum,brarse a

ella, porque no es, sino por espaci estudio que la podemos aprender. que la más noble es la vulgar, ya s emplearse por el génerohumano,lya

sea

pbrque todo el mundo

y vocablos, ya sea porque nos es natural, mientras que la otra existe más bien artificialmente. De esta lengua nuq"stra más noble, es nuestra intención tratar.en esta obra.l se sirve de eila a pesar de estar divi'.,Cida en varias modalidades

I

En el primer tratado del Conyivio (capítulos v-xur), Dante hace también la

77

las mismas acciones y pasiones y por eso pueden conocer pof esos actos a los de los.demás animales. En cuanto a los qüé pertenecen a especies distintas, no sólo no tuvieron necesid'Ad,,i de lenguaje, sino que para ellos habría sido incluso dañinq¡ii, porque nunca tüvieron relaciones.amistosas entre sí; Y sll$Hi

objetara con respecto de la serpiente que habló a la pr mujey' o de la burrá de Balam,s contestaríamos que primera habló un demonio y'en la segunda un ángel, I movieron de tal forma los órganos vocales de tales an l que los sonidos resultantes parecieron los de un verdadeio,, lengúaje, pues la burra sólo rebuznó y la serpiente sólo silbó,'$i,i además se argumentase lo que dice Ovidio de las urracas en.eil, quinto figura hablan guaje,

1

fue concedido hablar. Nos esforzamos ahora en exlicar por qué el lenguaje le

g¡tii

necesario. r.i

(ll ha

árbol del jardln?"

t En cuanto a la burta de Balaam, éstaempieza di¡iendoa suamo 28): '"¿QUé te he hecho para quc nie pegues por tercGfa vez?" Lo t'Mas Dios áb¡ió la boca de la bu¡ra. . sagrado: ." constituye la base que dá Dante sobre este exttáño fenómeno. 6 Metamorfosis, v,294 y siguientes.

78

rt.

rl

t

\ especulación espiritual, como los ángeles, po.rqul el-espíritp humano está preso. en la materialidad y oscuridad del cuerpo rnortal. Fue, pues, necesario que e[ género humano tuviese algÉn signg a lavez racional y sensible para comunicarse sus própiosioncoptos, porque como nace en la taz6n, ha de ser iacünat y, puésto que n-o se puede comunicar de una razéna otru siáo pór bs sentidos, debe ser sensible' En conclusign,,¡i fuqra sóló se4sible no podría ni nacer ni desarrollarse en la razón.,

Esté'signo es, pues, el mismo noble asunto de-quehablamoq; en efecto, es sendible en cuanto es sonido, y racional en cuanto a través de él se puede significar algo a voluntad. estas premisas aparece manifiesto que solamente al que creo hombre le fue concedido primerl; gs necesario invgstigar a quién, en mentg el lenguaje y bUé se se lee al y dónde y culndó én del habla Escritura la Sagrada donde principi,o del GéneCis, en es hablar, primera en la sido habría la ntujer inicio del mundo, al diablo contesta cual así la Eva, pt"su¡tt.tésa decir, la muy tentador: "Poáemos comer del fruto de los árboles del jardíq; más del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él nilo toquéis, no sea que muráis."7 Perg. aun cuando se descubra en las Escrituras que la mujer habló 'pr[mero, parece, sin embargg, razonable creer que el hombfe 't',uya ttuUiado con anterioridad. Se cree incluso inconveniente práru, que acción tan destacada haya procedido no del varón sino ¿e la mujer. Creemos, pu.t, tátónable pensar quq se le rimera¡nente al mismo Adán Por m4[lo. Lo que antq todo Pronunció

IV. De

habl quién h qué

e no dudo que Para todo hombre ra Dios, es decir Él,ya sea en forma de irtterrogación, yp sea derespuesta.t Parece absurdo y repug7 Génesis, lrr, 2-3.

I

Al preguntar Dante a Adán en el Pa raíso (xxvt,

la lengua que habló, éste da un

eimpl

ilamó primeramente / y luego E/' La nombris hebreos de Yahvé y Eloí. El significa "divinidad".

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L\

variación d signaciones

:

ner nombre

na ala razón que el hombre haya pronunciado cualguier otra realidad antes que a Dios habiendo sido creado por El y en El. En efecto, como después de la prevaricación del género humano, cualquier inicio de su lenguaje empieza con ay, es razonable que antes de esto empezara con el gozo y no habiendo alegría alguna fuera de Dios, sino toda en Dios y el mismo Dios todo sea alegría, es lógico que el primer hablante dijera primeramente y ante todo: Dios, De aquí surge esta cuestión: de si, como dijimos antes, el hombre haya hablado primeramente por contestación y si tal contestación fue dirigida a Dios: er-r efecto, si fue a Dios, es claro que Dios habló primero, lo que sería una contradicción con lo que se dijo más arriba. A lo que podemos argüir que el hombrE bien pudo responder a la interrogación de Dios, sin que Dios se sirviera de lo que llamamos lenguaje. Además, ¿quién duda que'todo loqué existe se doblega ante la voluntad de Dios? : , Por El todo se ha hecho, todo se conserva y se gobierna. Luego por Él s€ mueve el aire en tan grandes alteraciones por la naturaleza inferior que es sierva y hechura de Dios, por El resuenan los truenos, brilla el fuego, gime el agua, se esparce la niebla, cae el granizo, ¿no podrá ser movido el aire por la voluntad de Dios para hacer sonar algunas palabras, diferenciándolas Él mismo, quien diferenció cosas más grandes? ¿Y por qué nó? Creemos que para esto y'otras cosas más es suficiente lo que dijimos. .

V. Opinando, pues (basados en lasirazorles expuestis más

arriba y er1 la-s que se expondrán a continuación), que el prinler hombre haya dirigido prirneramente la palabra a Dios, decimos con'razón que el primer hablante habló sin demom alguna, una vez salido de la fuerza creadora: pues creemos que en el hombre es más humano ser oído que oír, con tal que oiga y sea oído como hombre. Luego, si aquel artiftce, principio y amante de la perfección, insuflando a nuestro primer ancestro lo llenó de toda perfección, nos parece conraz6n que el más noble de los animados haya empezado oygndo más bieir que a ser oído, Y si alguien arguyera que no había necesidadde quo el hombre hablara, puesto que todavia rro existía m{s qup un hombre y que Dios puede discernir todos nüestros secretos,

8l

1 incluso antes de que nosotros mismos los descubratrnos, con aquella reverencia que es menester tener cuando juzgamos algo de la eterna voluntad, respondemos que aun cuando Dios puede saber e incluso prever (lo que es atributo de Dios) sin lenguaje losconceptos del primer hablante, sin embargo quiso que hablara para que tan alta atribución glorificara a Aquel que se la había dado gratuitamente. Entonces, creemos que haya algo de divino en nosotros porque nos alegramos de la acción ordenada de nuestros afectos y de ahí podemos inferir casi el lügar en donde se realizó la primera conversación: si el hombre recibió el soplo de vida fuera del paraíso, estamos convencidos de que ésta es donde se dejó

ott.,

se

dio afuera; si dentro del paraíso, ahí

,

VI, Puesto que la condición humana

se sirve de muchísimos y que gente diferentes idiomas, así mucha no se entiende entre sí palabras ni con ni sin ellaq, nos es conveniente hablar de aquel idioma el cual se cree ha'ya empleado el hombre que no tuvo madre, el hombre que no mamó leche, el que no tuvo edad infantil ni adulta. En esto, como en muchas otras cosas, Piedramalae es una ciudad conocidísima y patria parala mayor parte de los hijos de Adán. En efecto, cualquiera que tgnga tan mal entendimiento como para creer que el lugar de su nación es

el más delicioso bajo el sol, considerará también su idioma vulgar (es decir, su idioma materno) anterior a todos y por consecuencia creetá que fue el de Adán. Pero nosotros que consideramos como patria el mundo,to de la misma manera

que es el mar para los peces, aun cuando bebiéramos las aguas del Arno desde la infancia y querarnos tanto a Florencia que

por su amor

padeoemos tan injusto destierro, ponemos a fundamento de nuestro juicio más la razbn que el sentido. Y e Lo dice Dantc irónicamehte. Piedramala, en efecto, era una pequeña áldea de los Apeninos cn Ia región llamada Emilia. ro Declaración de cosmopolitismo hecha por Dante, pÉro con.tristeza y sarcasmó, puesto qué su sueño fue siempié el'de regresar a Florci¡cia. El poeta abrigaba la espcran¿ dc que por st Camedia pudicra ser perdonado y que se le levantara el dcstbrro. EnelPiralso (xxv, I y siguientes)dice "Si alguna vez sucediera que el poema sacro en cl cual han pucsto mano cielo y tiena / que me ha hechoenflaquecerdurgnte años / venciéra la crueldad quc me tiene desterrado / del bello redil cn donde dormí cordcro enemigo de los lobos que lé mueven gucrra..."

/

82

\r

que para nuestro placer y descanso no exista un lugar más. delicioso que Florencia, revolüendo las ob¡as de los poetas y de otros escritores, en las cuales se describe el mundo tanto eri conjunto como en detalle y raciocinando para con nosotrcis mismos, creemos que de las variadas situaciones de los lugares del mundo y sus costurnbres en ambos polos y en el Ecuador; hay muchas regiones y ciudades que son más nobles y delicio' sas que la Toscana y Florencia en donde nací y de la cual Soy ciudadano, y que muchas naciones y pueblos se sirven de idiomas más útiles y deleitosos que el de los latinos.Ir Regresando, pues, al propósito del tratado, decimos que hay cierta fcrrma de lenguaje que fue creada por Dios junto con la primer alma y digo forma en cuanto se refiete a los vocablos de las cosas, a la pronunciación de dicha construcción y tal forma la usarían los que hablan en toda lengua, si no hubiera desaparecido a causa de la presunción hu'mana como se explica más abajo. En tal forma de lenguaje habló Adán, en tal forma hablaron todos sus descendientes hasta la edificao'ión de la torre de Babel,t2 que se interpreta como torre de la confusión; tal forma de lenguaje la heredaron los hijos de Heber, que de él se llamaron hebreos. Sólo a ellos les quedó después de la' confusión, para que nuestro Redentor, el cual habría de nacer de ellos según la humanidad, no empleara el lengua;je de la confusión; sino de la gracia. Hubo, pues, un idioma hebreo, el cual abrió los labios del primer hablante. i

VII. ¡Ay. áhora

es la vergüenza de r€novar la ignominia del género humano! Pero ya que no podemos continuar sin pasar por ahí, la hemos de recorrer aunque las caras se cubran der rubor y sintamos repugnancia. ¡Oh naturaleza nuestra siempre tendiente a los pecados, oh perversidad que desde el princiPio nunca ha dejado de actuar! ¿ 'Io debería haber sido suficiente para tu corrección que, eliminada por tu primera culpa, hubierr Dante llama "latino" al idioma de los italianos por ser el quc Se detivó directamente de aqÉ|.

12 Génesis, xl,'9: "Por tanto se dio el nombre de Babcl, porque ahl confundió Yahvé la lcngua de toda la ticrra, y de ahi los dispersó Yahvé sobre la faz de todo l¡ tierr¿." El nómbrc de Babel (contraoción de Balbcl, cn hebreo Bálál) significadgoarl como confusión. Es una etimología popularen que scexpresa cl dcsprccio a BabilOni¡.

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\ ras sido expulsada de la patria de las delicias?¿No era suficien-

te que por la lujuria y atrocidad de toda tu familia, con la excepción de una sola casa, todo lo que te pertenecía de

derecho hubiera perecido por un cataclismo? ¿No era suficien-

naurraleza, sino el mismo creador que es Dios, y empezó a edificar una torre en Sennaar que posteriormente iue [ámada Babel, que significa confusión, poi la cual esperaba ascender al cielo, teniendo la necia intención no sólo de igualar, sino de superar a su Hacedor. ¡Oh inconmensurable clemencia del

transportarla por mar y por tierra; se dedicaban cada uno a

terior comunicación.15 En efecto, cada lengua quedó para los que se dedicaban a una ntisma tarea: por ejemplo, una para los arquitectos, una para los que transportaban piedras, una para todos los que se dedicaban a tallarlas y así pasó con cada grupo de trabajadores. Y asl el género humano se dividió en tantos idiomas cuantas variedades había de trabajo, y cuanto más era eicelente el trabajo que realizaban, más rudo y bárbaro fue su lenguaje. Pero los que se quedaron con el lenguaje sagrado, ni estaban presdntes, ni fomentaban tal trabajo, sino que, despreciándolo con energía,r6 se mofaban de la necesidad de los trabajadores. Pero fue ésta una parte mínima y, segtin mis informes, de la descendencia de Sem,r? tercer hüo de Noe; de la cual se originó el pueblo de Israel, que usó esté antiquísi+ ' mo lenguaje hasta su dispetsión.

VIII. A

causa de la confusión de las lenguas que reseñamos más arriba, opinamos, no sin razón,que los hombres se disper-

saron por todas las paites del mundo. Y como la raiz de Ia estirpe humana se asentó en las regiones orientales y de ahí se extendió a todos lados como si fueran sarmientos, estableciéndose luego en los confines occidentales, es probable entonces que, por vez primera, las gargantas racionales bebieran de los ríos de toda Europa o al menos en algunos de ellos. , ¡,* Pero ya sea que hubieran llegado a Europa como extranjfiI ros, ya sea que hubieran regresado como aptiguos indígengq, estos hombres trajeron consigo un idioma de tres ramas y de ellos unos ocuparon la región meridional de Europa, otros la 15 Leibniz había ya refutado la hipótcsis de los idiomas, común en tiempos anteriores, que aquí Dante toma sobre la divcrsificación. Dice: "No voy a esgrimir la trillada observación relativa a la palabrq saco unive¡salmenle usada, sin haberla yo mismo sometido a examen austero. . ." La palabra queaquíse menciona(latin, s¿cc¡¡s; griego, sakkosl se tomaba como prueba de que el hebreo era el común origen de las

después personales fenicio-hebreo

lenguas, ya que pertenencias

hablé quedó completamente desrruida antes de que a la obra imposible

¡ente te de Nemrod." Sente

r'

84

Génesis,

xl. 2-9.

se

entregara la

trabajadorsehabriallevadosus

que el origen de la palaora eó el vocablo c la importancia oe este objbto, bueno para la historia del comercio, como bien se pone de relieve por el hecho,de quq "ya en la Europa antigua, a través del péstamo lingüístico, pasando de pueblo e¡ pueblo, se llegó a hacer del vocablo una denominación comrin a todos". ró Prove¡bios, vrn, 7: "Porque verdad proclama mi boca, y mis labios abominan l¿

maldad."

r7 Génesis,

x,22 y siguientes.

85

septentrional y los terceros, que ahora llamamos griegos, ocuparon una parte de Europa y otra de Asia. Del mismo idioma

único rnismo idiorna que hubo al principio. Y como,se transita por los caminos conocidos de una manera más corta y segurai, dirijámonos solamente a este idiorna que es el nuestro, dejandor a los dernás. En efecto, lo que se dice de uno se puede tambiÉnl aplicar a los demás por natu,ral consecuencia.r El idioma que estamos tratando tiene tres modalidades,' como se dijo anteriormente, porque,unosdicen oc, otros dicen,' sí y otros oil. Y que hubiera uno solo desde el principio (lo cual debe probarse antes que nada) aparece claro por la semejanzq de muchos vocablos, según lo demuestran los expertos. Y ta,l semejanza va en contratde la misma confusión que bajó del cielo en la edificacién de Babel. Los expertos trilingües coinci-den en muchos vopablos y especialmente en el vocablo Amor., Gerardo de Borneill: :

Sim

sentis

fezels

amics,

r'

per t)er encusera Amor, r (Si me oyera un fiel amfgq, debería acusar al Amor.)

El Rey de Navarra:re De Jín Amor

j

'',

et la gracia

si vient sem

bonté.

(Del Amor proceden y la bondad).

;

I

"

Micer Guido Guinizelli:20

fa Amor, prima

core,

che gentil né gentil cor, primo che omor, natura. Né

'''

(La naturaleza ct:e6 al mismo tiempo el corazón gentil y el Amor.)

It"Intcresante_aplicación que hace Dante dcl método genealógico iara establecer parcntesco entre los idiomas.

86

te Es Thibaut IV, a quien Dante cita repetidamente en esta obra. Fue conde de Cháinpáña, nació en l2Ol y murló en 12J3. ES considerado uno de los más ilustres , i ,' poetai de la'liricaÍrancesa durante la Edad Media. 20 Guido Guinizelli I una 11230-1276) constituye en. Ita poesía nacional, en sentido.de representar.el pensa e, no enos, habiendo todavfa alcanzádo su unidad polltica, está de

87

,T ffif rlll,1

11i

;;

Investiguemos por qué ha adquirido principalmente tres rnodalidades y por qué cada una ha ido adquiriendo en sí misma nuevos aspectos; por ejemplo, la distinta forma de hablar de la parte derectia e izquierda de ltalia, en ef,ecto, los aduanos y los pisanos hablan de forma diferente; y por qué aun los que viven cercanos entre sí difieren en el lenguaje corno los milaneses y los veroneses, como los romanos y los florentinos, y los que tienen el mismo gentilicio como los napolitanos y los gaetanos, los raveneses y los faentinos, y lo que es todavía más sorprendentg, los'que 'moran en la misma ciudad bomo los boloñeses del burgo de S. Félix y,los de la Calle Mayor. Todas estas diferencias y variedades de lenguaje que se puedan dar, se explicarán por una misma razón. Decimos, pues, que ningún efecto supera su causa en cuanto es efecto; porque nada puede hacer lo que no es. Y como todas nuestras lenguas (excepto la que Dios creó en el primer hombre) han sido renovadas después de aquella confusión por nuestra propia voluntad, que no fue otra cosa más que el olvftlo'del habla original y, además, como el hombre es un animal inestable y sujeto a variaciones y como todas las demás cosas que nos atañen (por ejemplo las costumbres y los hábitos) varían a 'través del tiempo y del espacio, así también las lenguas no pueden ser duraderirs y de lo que eternas. No estimo ahora qüe se deba dudar ^cerca que Se debe dijimos del tiempo, sino por el contrario, opino sostener; puesto que si indagamos nuestras otras acciones, parece qúe nos diferenciamos mucho más de nuestros conciudadanos más contiguos que de nuestros coetáneos más distantes. Por lo tanto afirmamos sin temor que si los habitantes antiguos de Pavía resucitasen ahora, hablarían un idioma distinto de los modemos y que no aparezca sorprendente lo que decimos más de lo que sería percibir a qn joven crecido, al que no vimos crecer. Puesto que las cosas que se mueven poco no las podemos apreciar debidamente, y cuanto más largo es el tiempo requerido para examinar el cambio de una cosa tanto más estable pensamos que es, no nos sorprendemos, pues, si las apreciaciones de los hombres poco diferentes de los irracionales creen que una misma ciudad ha tratado siempre sus asuntos civiles con la misma lengua; puesto que el cambio de lenguaje de una misma'ciudad no sucede sino por larguísima sucesión 88

hl.

de tiempo y que la vida de los hombres es por su propla naturaleza muy breve. Entonces si el lenguaje cambia en un mismo pueblo (como se dijo) sucesivamente en el tiempo, y no' puede detenerse de ninguna manera, es forzoso que la lengua de los que viven mutuamente separados y alejados varíe mü* cho más, así como varían las costumbres y los hábitos, que no pueden quedar inalteradc¡s ni por natvraleza ni por convivencia sino por la voluntad humana y'el acuerdo local. De aquÍ se motivaron los'inventores de la gramática: puesto que la gtamitica no es otra cosa sino cierta identidad inalterable del lengua-' je en tiempos y lugares diferentes. Ésta, como fue regulada por' el consentirniento común de muchos pueblos, no está sujeta al arbitrio particular de fladie Y, Por consecuencia, no puede ser variable. La inventarón, pues para que, evitando las variacio' nes del lenguaje en rnano del capricho particular, no se nos cerrase del todo o en parte al menos la posibilidad de aprove-' char la autoridad y los hechos de los antiguos o de aquellos qtle' viven muy alejados de nosotros

X.

Existiendo, pues (como se dijo más arriba), nuestro triple idioma, dividido en tres direcciones segúrt su fonética, lo apreciamos con tan grande timidez que no nos atrevemos a tomar como base ninguna de sus partes en un análisis'comparativo a no ser la que forman los descubridores de la gramática conrespecto de sic, como adverbio de afirmación, lo que da a lbs italianos una cierta prioridad2r puesto que ellos afirman con el sí. En efecto, cada una de ellas se defiende con amplio testimonio. La lengua de oil alega a su favor22 que, a causa de su vulgarización más fácil y más deleitable, le pertenece todo lo que se ha redactado o descubierto en prosa vulgar; es decir, la Biblia junto con las gestas de los troyanos y de los romanos, las una unidad cultural en el terrenó artístico y filosófico. Para é1, Dante no es avato €n epítetos laudatorios y lo considera fundador del clolce slil nuovo (escuela del dulce estilo nuevo).

2rDante,aunreconociendoelvalorpropiodelastreslenguasromances(fiancés,

lengua de oil; provenzal, lengua de oc; italiano lengua de sí), se inclina a dar cierta preferencia al idioma italiano. 22 Según el análisis dan_lesco, el francés sobresale en la prosa, el provenzal en la poesía lírica y el italiano eñ ambos géneros.

89

bellísimas aventuras del rey Arruro y muchísimas otras historias y doctrinas. Por otra parte, la lengua de ac exhibe a su favor otros argumgntos; de que entrp los que se expresan en lengua vulgar, han sido los primeros en escribir poesia, puesto que su habla es más dulce y perfecta, como por ejemplopedro de Alvernia23 y otros doctos m s antiguos. i también l" t....ra, que es la de los italianos, atestigua su prioridad con dos privilegios: primero,,porque los que se eipresan en poesía dulce y sutil le pertenecen, por su amigo;2a segundo, porque parela gramática común,lo que es,un argumento decisivo para los investigadores. Dejando, pues, nuestro juicio sobre el particular y restringiéndonós en nuestro tratado al italiano vulgal, intentaremos eitudiar sus variantes. Ilecimos, pues, que ltalia se dividió en principio en dos partes: derecha e i¿q,uierda. Y si alguien preguntar¿ ácerca de la línea divisoria, contestaríamos breveminté que se trata de la cordillera de los Apeninos, la cual, a manerá de tejado, mira hacia dos vertientes y arroja sus aguas por una y otra parte, como lo describe Lucano en el übro segundo.25 El ladoderecho tiene tlryPie.n qoTo desagüe al mar Tirreno y el izquierdo cae en el Adriático. Las regiones de la parte dérecha son la Apulia, aunque no toda, el Ducado, Roma, la Toscana y la comarca genovesa. Del lado izquierdo está la otra parte de la Apulia,la legión de Ancona, la Romaña, la Lombárdía y la comarca'dé Treviso con venecia. La venecia Julia y la iegión de Istria pertenecen a la parte izquierda de ltalia, lo mismo que las islas del mar Tirreno; es decir, Sicilia y Cerdeña pertenecen a la derecha de ltalia y hay que adscribirlas a esta región. En ambos lados y en los que les siguen, las lenguas varían bastante come la de los sicilianos en comparación ón h de los apulenses; la de éstos con la de los romano$; la de los tromanos óon la de los. espoletanos y la de éstos con aquélla de los toscanos; la de los toscanos con la de los genoyeses;la de los genoveses con la 23 La extraordinaria dulzura de la llrica provenzal será analizada más ampliamen-

te en el segundo libro de este tratado. 2a _ . cino de Pistoya ( 1270- I 33ó), refinado poeta de la escuela del dulce estilo nuevo, sintetiza en su lírica los conceptos fundamentales del movimiento. .:su arigo"lr.i

mismq Dante. 25 Farsalia, n,196 y siguientes.

90

de los sardos; lo mismo que la de los calabreses con la de los anconitanos y la de éstos con la de los romañples; la de los romañoles con la de los lombardos; la de los lombardos con la de los trevisanos y venecianos; la de éstos con la de los dO Apuleya y la de éstos con la de los istrianos; sobre lo cual pensamos que nadie de los italianos disienta. Por lo cual parece haber por lo menos catorce lenguas vulgares en Italia, las que varían además en sí mismas, como por ejemplo las de Siena y Arezzo en Toscana, la de Ferrara y Piacenza en I-ombardíar Incluso en una misma ciudad percibimos una cierta variante; como lo afirmamos en el capítulo anterior. Por lo tanto; si querernos calcular las variantes primarias, secundarias y subsiguientes del vulgar en Italia, es decir, en este pequeñísirno rincón del mundo, llegaríamos no sólo a mil diferentes variantes, sino a muchas más.

XI. Habiendo,

pues, en ltalia muchas formas de vulgar, trataremos de encontrar la más digna e ilustre y,para que podamos tener el camino expedito hay que desalojar en nuestra brlsque,i

da ctralquier obstáculo, cualquier zarza y complicado.espino. Como los romanos piensan que se les debe preferir a todos en qsta labof de desarraigo y limpieza, no sin razínlos rnenciona. mos antes que a los demás, puesto que no podemos mencionarlos de ninguna manera en materia de lengua vulgar. Decimos, pues, que el habla de los romanos no se puede llamar vulgar, sino más bien la expresión más indecente de todos los lenguajes vulgares italianos y no es motivo de asombro, puesto que también son los más depravados en costumbres y hábitos y destacan entre los pueblos de Italia como los más hediondos. Dicen, en efecto: Mezzure, quinto decfl (Señor, ¿qué decís?). Después de éstos eliminemos a los habitantes de la comarca anconitana que así :se expresan: Chignamente, frate, sctole?) (¿Estás bien, hermano?), y con éstos, rechazamos también a los

de Espoleto. No es de olvidar que para injuriar a estos tres pueblos se han hecho muchísimas canciones; entre las que conocimos una compuesta y adornada con perfección por cierto florentino de nombre Castra, la que empezaba así: ¡Una fermana scopai da Cascioli cita, cita sen gia 'n grande'aina! (¡Una hermana descubría de Cascioli,'hija, hija, se marchaba

9l

\ con gran prisa'!). Después de éstos eliminemos a los milaneses y a los de Bérgamo y a sus vecinos, en cuya ofensa recordamos una canción que dice: ¡Enti I'ora del vesper, Ció fu del mes

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d'ochiover! (¡En la hora de vísperas, esto fue en el mes de octubre!). Después separemos a los de Aquileya e Istria que con su horrible acentuacién parecen eructar: Ces fastu? (¿Qué haces?).Y con ello rechazamos también a todos los dialectos rústicos y montañeses, cuyo acento es tan distinto del de los ciudadanbs medianos, por ejemplo de los casentinenses y los pratenses. Se debe también desechar a los sardos, que no son latinos, pero que se suelen relacionar con ellos, pues son los rlnicos que no tienen lengua vulgar propia e imitan la gramática'corrto los simios lo hacen con los hombres; en efecto dicen: Domus nova (casa nueva) y Dominus meus (sefi.or mío).2ó

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XIL AI seleccionar de cierta manera las lenguas vulgares italianas, elijamos, de las que quedaron en el cedazo al cornpararlas entre sí, la que resulte más excelente y más digna de honor. Examinemos ante todo la lengua siciliana, porque parece que el siciliano se ha ganado más fama que los demás; en efecto, se llamó siciliana toda la producción poética de los italianos. Además, muchos eruditos de la región escribieron poesías de mucha calidad, entre las cuales podemos citar las que empiezan: Anchor che l'aigua per Io.foco lassi. (Aunque el agua por el fuego pase.) Y:

Amor che lungiamenle m'di menato.

(Amor, que mucho tiempo me has llevado.) Pero esta fama de la tierra siciliana, si vemos bien el resultado a que lleva, parece haberse convertido en vergüenza de los príncipes italianos, los cuales más buscan enaltecerse a la manera plebeya que a la manera heroica. En efecto,los ilustres héroes 2ó Los primeros documentos del sa rdo (isla de Cerdeña son la Carta Lugodoresa y ) la Carta Cagliaritana, ambas del siglo ¡r. [¿ afirmación de Dante es en el sentido de que este idioma se consideraba románico, pero siempre tomado como lengua subordinada al italiano.

92

93

Apilia,

sea

por su aspereza, sea por su

quedarse

cinos, que son los romanos y loJde las una manera horrible. Dicen en efecto: Vo[z9ra que chiangesse lo quatato (euisieran que cambiara el cuadrado). Pero si bien los campesinos de Apulia hablan cbmúnmente tah mal, hay aliunos de entre'ellos que han hablado muy bien, insertando en sus canciones términos más elevados, coÍlo parece a tod sus escrio: Madonna, os quiero amore yo sí no amor,

La letrá,á esta létr¿i

ando tan contento).

Gallo de Pisá; Minó Moiáto de Siena; Brunetto florentino,'

esta lengua todos los que dicen magara,ts es decir, los de, Brescia, Verona, Vicenza, así como los de Padua, que abreviaq

cuyos versos, si los analizamos, no tienen el estilo c'ürial, sino tañ sólo el de las ciudades. ajan a los demás en esta lcica pretens ló. genoveses lo que dijimos de los que si los

acogerse al vulgar curial, es decir, Ildebrandino de Padua. Por

'

ta Deus