Curso Intensivo Mir Asturias Tecnicas de Estudio de Cara Al Mir

CURSO INTENSIVO MIR ASTURIAS TECNICAS DE ESTUDIO DE CARA AL MIR http://www.curso-mir.com/ • Técnicas de estudio o 1.-

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CURSO INTENSIVO MIR ASTURIAS TECNICAS DE ESTUDIO DE CARA

AL MIR http://www.curso-mir.com/ •

Técnicas de estudio o 1.- El lugar de estudio o 2.- El horario  2.- El horario  2.1.- Enemigos internos  2.2.- “Enemigos” externos: la familia y los amigos o 3.- El descanso o 4.- El estudio  4.- El estudio  4.1.- La base del estudio: la lógica médica  4.2.- La preparación del estudio  4.3.- Método de estudio o 5.- El olvido y el repaso o 6.- El aprendizaje  6.- El aprendizaje  6.1.- Condiciones básicas para el aprendizaje  6.2.- Leyes que gobiernan el aprendizaje o 7.- Factores de “mal pronóstico” o 8.- Factores de “buen pronóstico"

• 6.- Aspectos psicológicos o Aspectos psicológicos o 1.- Introducción o 2.- Antes de la preparación del MIR  2.1.- La perspectiva de acceder a la especialización vía MIR  2.2.- El punto de partida o 3.- Durante la preparación del MIR  3.1.- Una situación que genera angustia  3.2.- El manejo de la angustia o 4.- Después de la preparación del examen MIR o 5.- La preparación MIR vista con la perspectiva del tiempo

Llevas más de 20 años estudiando, pero ¿quién te ha enseñado a hacerlo?. La contestación es la misma para la mayoría de nosotros: nadie. Y la mayoría tampoco hemos leído libros, asistido a cursos de técnicas de estudio, ni nada por el estilo. A nadie se le ocurriría operar una apendicitis sin saber hacerlo, pero a ninguno de nosotros se nos ha ocurrido aprender a estudiar, que es el trabajo que venimos desempeñando desde que tenemos uso de razón. A continuación veremos, brevemente, un sistema para obtener más rendimiento de nuestro trabajo intelectual. El objetivo de este capítulo es repasar algunas técnicas que te permitirán estudiar más en menos tiempo. Lo importante en la preparación del MIR es la calidad, no la cantidad del estudio. 1.- El lugar de estudio El lugar ideal es una habitación bien ventilada que sea un sitio exclusivo para estudiar. A ser posible sin cambios bruscos de temperatura, ruidos, televisión... o cualquier otro elemento que pueda distraer. La mesa debe ser grande con todo el material necesario. La luz (si no puede ser natural), es conveniente que sea de color blanco o azul y estar bien orientada. Es aconsejable que la mesa y la silla estén bien niveladas en la altura justa. La postura a mantener consiste en mantener la espalda apoyada en el respaldo y el libro o folios a una distancia de unos 30 cm. El horario

El tener un horario de estudio tiene las ventajas de ayudar a concentrarse rápidamente y a no divagar, y ayudar a crear el hábito de estudio. Esta falta de hábito de estudio es uno de los mayores problemas que tiene que afrontar el médico que lleve tiempo sin estudiar de forma reglada, por haber terminado hace varios años la carrera. No obstante, es un problema que en mayor o menor medida nos afecta a todos. A casi todos nos resultará familiar el caso del estudiante bien intencionado que decide empezar a estudiar a las cinco de la tarde, y comienza por sentarse en su escritorio y organizar con cuidado todos los elementos que va a necesitar durante el estudio. Una vez que lo tiene todo organizado aparece el primer pretexto: recuerda que por la mañana no le dio tiempo a leer ese artículo del periódico que parecía tan interesante. Piensa que, si se propone estudiar, es mejor que elimine todas las pequeñas interferencias antes de poner mano a la obra. Abandona, pues, su escritorio, empieza a hojear el periódico y descubre que hay más artículos interesantes de los

que había pensado. Accidentalmente descubre la guía de programas de televisión, y aprovecha para planear la primera interrupción de la tarde, un programa que dure aproximadamente de siete y media a ocho. Encuentra el programa en cuestión y descubre que empieza a las seis y media. Llegado a ese punto, piensa: “bueno, he tenido un día difícil, falta poco para que empiece el programa, me hace falta un descanso, después me pondré a estudiar...”. Vuelve a su cuarto de estudio a las ocho y media, porque el comienzo del programa siguiente ha sido más interesante de lo que había previsto. Al sentarse recuerda esa llamada telefónica que, al igual que el artículo del periódico, conviene resolver antes de ponerse seriamente a estudiar. Como es lógico, la llamada se prolonga más de lo esperado. A las 9, cuando, haciendo un esfuerzo decisivo, se sienta, abre el libro y comienza a leer la página uno, le empiezan a asaltar las primeras punzadas de hambre y sed. La decisión es clara, pues cuanto más espere para satisfacerlas, más difícil será concentrarse en estudiar. La única solución es una cena rápida. La cosa se complica, y para cuando ha eliminado este último obstáculo son las diez. Vuelve al cuarto con la seguridad que, esta vez, nada va a impedirle comenzar definitivamente a preparar el examen. Vuelve a releer las primeras frases, para percatarse que le está entrando un sueño invencible. Decide por fin ver ese otro programa interesante de media hora para ver si se despeja. Pero otra vez ha calculado mal sus fuerzas, y a las doce decide irse a la cama para estar descansando mañana por la mañana, cuando definitivamente comenzará a estudiar. Esta pequeña historia ilustra la necesidad de tener un horario que hay que cumplir, y que nos descarga de la “responsabilidad” de decidir, a cada momento, qué es lo mejor que podemos hacer antes de ponernos a estudiar. Un horario fijo de estudio y un buen rincón para estudiar (en el que tengamos a mano todo lo que necesitamos y en el que nadie nos moleste) hacen más agradable el estudio y facilitan el hábito y el rendimiento. En la preparación de un examen del volumen del MIR (toda la carrera de Medicina) no sirven grandes esfuerzos un día sí y tres no. El único trabajo eficaz es el que se realiza de una manera regular y CONTINUADA. La preparación de esta oposición puede compararse a una carrera de maratón, donde los corredores que obtienen los mejores resultados son los que consiguen mantener un buen ritmo hasta el final. Si empiezas estudiando a un ritmo desorbitado, las fuerzas te abandonarán antes del final, y todo tu esfuerzo no habrá servido de nada. Lo mismo ocurrirá si mantienes durante toda la preparación un ritmo de estudio demasiado flojo. Para superar este examen hay que conseguir un ritmo óptimo, ni demasiado rápido ni demasiado lento, y mantenerlo durante toda la preparación.

El horario de estudio ha de ser realista, para poderlo cumplir sin obsesiones. De nada sirve confeccionar un horario perfecto sobre el papel, si luego no se puede cumplir. Siete horas diarias de estudio y hora y media dedicada a test (150 preguntas) puede considerarse, por regla general, un ritmo adecuado. Inicialmente puedes construir un horario de prueba, sujeto a modificaciones, pero una vez construido el horario definitivo, considera el tiempo de estudio inviolable. Las primeras semanas son las más duras, luego el hábito aparece y se necesita cada vez menos fuerza de voluntad para estudiar.

Lunes

Martes

Miercoles

Jueves

Viernes

Sábado Corrección

TEORÍA DE LA ASIGNATURA

MIR

6 / 7 horas día

2 horas

150 preg.

250 preg.

250 preg.

150 preg.

150 Casos

250 preg.

Autoevaluación

MIR

MIR

Test nº1

Test nº2

Simulacro

450 preguntas de la asignatura + 750 preguntas de todas las asignaturas

CLASES DE REPASO 3 horas día

Corrección Simulacro 4 horas

En el horario debes tener en cuenta que un poco de tiempo libre o de distracción es esencial diariamente, y que un tiempo de ejercicio físico o deporte es muy útil semanalmente (dos o más veces por semana). Sin descansos el rendimiento disminuye. Aconsejamos descansar completamente un día a la semana hasta los últimos tres meses de preparación (sin duda los más importantes), en los que, recomendamos trabajar todos los días de la semana. Por supuesto, si uno ve que necesita parar, que no rinde, debe descansar sea el momento que sea.

Debes tener en cuenta tus biorritmos. Hay personas que estudian mejor por las mañanas, otros lo hacen mejor por las tardes y otros por las noches. Aprovecha esta circunstancia en tu favor, no en tu contra, y coloca el mayor número de horas de estudio en el período del día en el que te encuentres más cómodo Dos tipos de circunstancias son las que hacen fracasar más frecuentemente los horarios de estudio: los enemigos internos y los enemigos externos. A continuación hablaremos de cada uno de ellos. 2.1.- Enemigos internos: la distracción y los problemas personales Debes dejar para después del estudio las preocupaciones o problemas personales. Si no lo consigues, haz un alto de cinco o diez minutos, coge lápiz y papel, y escribe las contestaciones a las siguientes preguntas: ¿Qué es el problema? ¿Cuál es la causa? ¿Qué soluciones posibles tiene? ¿Qué solución voy a tomar? Este sistema te ayudará a delimitar tu preocupación y te pondrá en condiciones de tomar decisiones rápidas, evitando las continuas divagaciones que no llevan a ninguna parte y que entorpecen el estudio tremendamente. Si te cansas rápidamente de estudiar y te distraes entonces con facilidad, asígnate períodos de estudio cortos (por ejemplo, de 30 a 40 minutos), intercalando entre ellos breves descansos (por ejemplo, de cinco minutos). 2.2.- “Enemigos” externos: la familia y los amigos Es fundamental que tanto tu familia como tus amigos comprendan la seriedad, dificultad e importancia de la tarea que estás realizando. Todo el mundo habla de la dificultad de la preparación de las oposiciones para Notarios, Registradores, Jueces, etcétera, cuando la preparación del MIR es, al menos, tan dura como cualquiera de ellas. Durante las horas de estudio no se te debe interrumpir ni preguntar nada. El sitio de estudio es sagrado, fijo siempre (no vayas cambiando de una habitación a otra) y exclusivo del estudio.

Tienes que explicarles todo esto para que respeten tu lugar y tiempo de trabajo, evitando toda interrupción (recados, teléfono) durante el mismo. Si no dispones de una habitación de estudio, una biblioteca te puede evitar muchos de estos “enemigos externos” y te permite concentrarte

únicamente en el estudio. El estar "aislado" de tu entorno habitual durante el tiempo de preparación, compartiendo esta situación con mil personas que están como tú, es una ayuda inestimable descanso Hay dos momentos en los que conviene descansar: Cuando dejamos de estudiar para relajarnos unos minutos, tal y como nos aconseje el horario que previamente hemos confeccionado. Estos descansos nos permiten liberar la tensión acumulada, proporcionan al cuerpo un descanso físico (no sólo la mente necesita descansar) y permiten disponer de un breve período de tiempo en que los elementos de la información que se acaba de estudiar se relacionan entre sí, integrándose unos con otros. Si se descansa antes de estar cansado, el tiempo de “recuperación de fuerzas” es considerablemente menor. Cuando llega un momento donde vemos que el estudio no rinde. De nada sirve seguir estudiando cuando nos descubrimos a nosotros mismos releyendo una y otra vez el mismo párrafo por quinta vez sin enterarnos de lo que se dice en él. En estos momentos y tras unos minutos de relajación, resulta muy útil cambiar el estudio por la realización de exámenes de test. 4.- El studio 4.1.- La base del estudio: la lógica médica Una de las dificultades mayores al comenzar la preparación del MIR es partir de una mala “base”. La Medicina es como una escalera, donde cada peldaño se apoya en el anterior. En un examen de estas características es un error intentar aprender las cosas de memoria. Si no entiendes lo que estás estudiando, no pasará más de una semana antes de que lo olvides. Como recordatorio de esas “bases de la Medicina”, es útil haber leído previamente a los 7 meses de preparación intensiva un buen Manual de Patología General, como el Sisinio de Castro. La única forma de recordar un volumen tan grande de datos como el que se necesita para el MIR es ir “archivando” los datos en el cerebro de forma lógica, de forma que si algo se nos olvida, podamos recuperarlo repitiendo el razonamiento con el que lo introdujimos en nuestra memoria. Ese pensamiento lógico es el que nos va a permitir enfrentarnos a preguntas que, “a priori”, nos parecen imposibles, y conseguir acertar muchas de ellas.

4.2.- La preparación del estudio Antes de nada, es imprescindible echar un vistazo al libro o capítulo que se va a estudiar. Este primer contacto debe hacerse de la misma manera que se examina un libro antes de comprarlo en una librería. En otras palabras, con rapidez, volviendo las páginas con el fin de captar el contenido general, su organización y estructura, el número de esquemas e ilustraciones, etcétera. Este primer paso tiene como objeto el establecer un marco mental adecuado donde luego se pueda almacenar la información. Es esencial, antes de abordar una asignatura, sobre todo si es difícil, hacerse una idea general de lo que contiene, antes de lanzarse a una catástrofe de memorización de datos. A continuación hay que marcar los límites del trabajo, la cantidad de páginas que se van a leer (depende del tipo de libro, pero, por regla general, debe rondar las 75 páginas diarias). Estos pasos iniciales tienen la ventaja de permitir hacer un esquema general del trabajo del día, estableciendo, asimismo, un punto final o meta. Ello permite eliminar el temor que se siente ante lo desconocido, evitando el deambular por el texto sin rumbo fijo. Si un lector se sumerge en un voluminoso libro de texto sin ninguna planificación previa, se sentirá continuamente agobiado por los “cientos de páginas” que le quedan por leer. Este sistema disminuye la ansiedad, ya que al fragmentar el trabajo en períodos de un día, uno se puede concentrar en un trabajo duro pero “asequible”, evitando el pensar continuamente en la cantidad de cosas que quedan por hacer. Hay que pensar en la tarea del día, no en lo que dejamos ayer sin hacer ni en lo que tenemos que hacer mañana. 4.3.- Método de estudio Una vez que tengamos claro el esquema general del trabajo del día, pasaremos a la fase de LECTURA ACTIVA de la asignatura en cuestión. Para evitar distraernos podemos contar con un sencillo truco que va a requerir toda nuestra capacidad de atención, comprensión y síntesis: el subrayado. No se puede subrayar sin tener los cinco sentidos puestos en lo que se está leyendo. Hay que tener en cuenta que no se va a contar con tiempo suficiente para repasar todos los libros que se están estudiando, por lo que el subrayado del que estamos hablando difiere del habitual para la preparación de un examen de la carrera en que su objetivo no es facilitar un estudio ulterior (que no va a existir), sino ayudar a fijar los conceptos más importantes en ese mismo momento. Cuando llegamos a un signo, síntoma, prueba diagnóstica o tratamiento importante y lo subrayamos, estamos dedicándole el doble de atención que al resto del texto: primero lo leemos, nuestro cerebro procesa la información como importante, y

finalmente volvemos a leerlo mientras lo subrayamos. No te preocupes nunca por dejar el libro más o menos “bonito” al subrayarlo. Es tu herramienta de trabajo, y lo mismo que un mecánico no debe emplear menos una llave inglesa por miedo a mancharla, no debes olvidar que los libros están a tu servicio, y no tú al servicio de ellos. Esta lectura debe realizarse adoptando una actitud crítica, cuestionando las cosas que lees, preguntándote las razones, el porqué de lo que lees, intentando relacionar cada nueva pieza de información con las anteriores. Sólo así conseguirás introducir los datos en tu memoria de una forma relacionada y lógica, dificultando el proceso de olvido. No olvides buscar en un diccionario de términos médicos todas las palabras de cuyo significado no estés seguro. Evitarás así ir arrastrando errores de interpretación. Intenta aumentar la velocidad de lectura. Cuando leemos, nuestros ojos van moviéndose a base de fijaciones que agrupan una o varias palabras. Para aumentar la velocidad lectora hay que procurar realizar un menor número de fijaciones intentando abarcar el mayor número de palabras posible. De todos modos, lo importante no es leer muy rápido sin entender, sino comprender lo que estás leyendo. Para reforzar la memorización, es conveniente realizar un análisis superficial de lo que se va a leer al comienzo de cada período de estudio, y un rápido repaso de lo que se acaba de leer, al final Es normal que tengas dificultad para adaptarte a este otro método de estudio. Llevas los seis años de carrera memorizando los apuntes antes de cada examen, y la incapacidad de memorizar la ingente cantidad de material al que te enfrentas ahora, te crea inseguridad. Lo ideal es que consiguieras memorizarlo todo, pero como eso es imposible en el tiempo del que

dispones,

hay

que

escoger

la

alternativa

más

rentable.

Y lo más rentable es verlo todo en cada “vuelta” (daremos tres vueltas en total) mediante una “lectura activa” (leer-comprender-relacionar-ejercitar con test), para intentar no fallar las preguntas fáciles y regulares de cada materia, que son la mayoría del examen. Si sigues con el sistema de la carrera, te detienes más a memorizar, y no te da tiempo a terminar la asignatura, puedes acertar alguna de las pocas preguntas difíciles de la materia que sí has estudiado, pero probablemente fallarás muchas de las preguntas fáciles y regulares de la materia que no te a dado tiempo a mirar (que sumarán un mayor número de puntos).

El 80% del examen MIR está compuesto por preguntas de índice de dificultad bajo o medio (preguntas “fáciles” o “regulares”). Este análisis confirma que el examen MIR se aprueba, sacando un número excelente, si se aciertan las preguntas fáciles y regulares, que suponen la mayor parte de las preguntas del examen. Las preguntas fáciles se concentran en un volumen “relativamente” pequeño de material de estudio (como las 1000 hojas que componen el Manual de Supervivencia). Para acertar las preguntas regulares es necesario estudiar un volumen mucho mayor de material (los libros del Curso). Muchas de las preguntas difíciles no están incluidas en nuestros libros, y para acertarlas sería necesario ampliar enormemente el material de estudio (incluyendo todos los libros de referencia de todas las asignaturas, aún se escaparían algunas). Como ves, lo rentable es concentrarse en no fallar las preguntas fáciles y regulares (que son la mayoría), y no preocuparse por las preguntas difíciles (que son una minoría). Las posibilidades de que si estudias algo importante (fácil), salga en el examen, son altas; mientras que si estudias algo muy raro y difícil, las posibilidades de que esa pregunta salga en el examen es muy baja Cada día tienes tres tareas distintas que hacer: estudiar cosas nuevas, entrenar los conocimientos haciendo preguntas de test y repasar en clase lo estudiado durante el día. Son tres cosas distintas, las tres importantes, complementarias, y cada una con un tiempo determinado asignado. No son “vasos comunicantes”, sino “compartimentos estancos”, y nunca debes dejar de hacer test porque no te haya dado tiempo a acabar de mirar la materia. Si no te ha dado tiempo a estudiarlo todo, es un problema del estudio, pero que no debes trasladar al test. Intenta que no te vuelva a pasar el día siguiente, pero no le robes tiempo a las preguntas. Al final no te van a calificar por lo que has estudiado, ni por lo que sabes realmente, solo por lo que sepas plasmar en un examen de test

Lunes

Martes

Miercoles

Jueves

Viernes

Corrección

TEORÍA DE LA ASIGNATURA

MIR

6 / 7 horas día

150 preg.

250 preg.

250 preg.

Sábado

2 horas 150 preg.

150 Casos

250 preg.

Autoevaluación

MIR

MIR

Test nº1

Test nº2

Simulacro

450 preguntas de la asignatura + 750 preguntas de todas las asignaturas

CLASES DE REPASO 3 horas día

Corrección Simulacro 4 horas

Solo estudiar sólo no es garantía de buenos resultados: Es imprescindible, además de estudiar, hacer preguntas de test

El rendimiento óptimo se consigue combinando estudio y entrenamiento diario con exámenes de test. Si estudias,

5.- El olvido y el repaso

El fenómeno del olvido es clara y evidentemente el enemigo número uno del médico que está preparando el MIR. Las investigaciones realizadas en este campo demuestran que la memoria no decae inmediatamente después de un período de aprendizaje, sino que aumenta, antes de nivelarse y caer, por fin, en picado. La memoria sigue, por tanto, una curva matemática con la siguiente forma Esta gráfica puede modificarse ventajosamente repasando la información justo en el momento en que la memoria empieza a decaer. La persona que no repasa lo que aprende está desperdiciando su esfuerzo que hace el aprendizaje y se coloca a sí mismo en una situación muy poco ventajosa a la hora de superar el MIR. Paradójicamente, las personas que preparan el examen por textos tan amplios que no tienen tiempo de repasar lo que estudian, intentan “alcanzarlo todo sin conseguir nada”. El repaso que se lleva a cabo cuando la memoria y la integración de la información estudiada han alcanzado su punto máximo permite mantener el nivel de una y otra, como refleja la siguiente gráfica. 6.- El aprendizaje

A continuación repasaremos de forma muy breve algunos conocimientos pedagógicos que pueden serte de utilidad sobre el proceso de aprendizaje. 6.1.- Condiciones básicas para el aprendizaje Hay cuatro condiciones que se deben cumplir para que exista un aprendizaje correcto A. VOLUNTAD Durante la preparación del examen MIR el esfuerzo que se exige a la voluntad del opositor es muy grande. Como ya hemos comentado anteriormente, dicho esfuerzo es máximo durante las primeras semanas de preparación, y va disminuyendo según el opositor va “educando”

progresivamente su voluntad B. MOTIVACIÓN Para aprender realmente algo, es necesario que el sujeto desee aprender. Las motivaciones

del médico que está preparando el MIR son muy fuertes: superar este examen es paso

casi obligado para el que quiera acceder a un puesto de trabajo como médico en la competitiva situación actual. C. MÉTODO Un buen método de estudio hace que las cosas sean más fáciles y agradables de aprender. Sólo se aprenden bien los contenidos que están bien estructurados y ligados metódica y organizadamente con los conocimientos que ya posee el sujeto. D. CORRECTA DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO El Curso no puede ayudarte con la primera de estas condiciones (la voluntad), pero tratará de hacerlo con las tres restantes. A. LEY DEL EFECTO Si un determinado material de estudio provoca una reacción o efecto desagradable, tiende a olvidarse rápidamente. Así pues, hemos de procurar motivaciones agradables y positivas al estudiar, eliminando todas aquellas que nos sean desagradables. Antes de comenzar la preparación de MIR hay que olvidar los fracasos anteriores en este examen, eso sí, después de analizar sus causas, para no repetir los mismos errores. B. LEY DEL EJERCICIO Si queremos mantener “en forma” nuestros conocimientos, debemos ejercitarlos, entrenarlos todos los días. Si no utilizamos los conocimientos adquiridos los olvidaremos rápidamente. La mejor forma de hacer esto es realizando, todos los días, baterías de preguntas de test lo más extensas posibles (150 preguntas diarias). No se debe intentar preparar el MIR sólo realizando preguntas, porque si no se estudia, no se tienen conocimientos que “ejercitar” con los tests. El estudio y los tests se complementan y potencian sus efectos mutuamente. C. LEY DE LA PREDISPOSICIÓN A UN FIN Una vez que nos hemos propuesto y aceptado una meta o fin, el camino hacia ella se hace más agradable. No se puede preparar el MIR con mentalidad de “intentarlo este año, a ver qué pasa…", hay que lanzarse “a por todas”, con mentalidad de ganador, seguros de que si estudiamos duramente y mantenemos el rimo adecuado (la constancia es imprescindible, como en el deporte!), conseguiremos nuestra meta. Hay que asumir que el camino hasta el aprobado no es un lecho de rosas precisamente. Al contrario, posiblemente es la etapa más dura en la

vida profesional del médico, pero es un camino que hay que recorrer para poder competir en el Mercado de Trabajo actual.

7.-Factores de “mal pronóstico” en la preparación del examen MIR 1. Infravalorar la propia capacidad: no comenzar a estudiar de verdad. 2. Supravalorar la propia capacidad: comenzar a trabajar demasiado tarde. 3. Infravalorar la dificultad del MIR: estudiar “justo” para aprobar. 4. No dedicar tiempo a lo que PEOR se conoce. Estudiar lo que ya se sabe. 5. No hacer suficientes simulacros, Test , exámenes MIR

8.- Factores de “buen pronóstico” en la preparación del examen MIR 1. Considerar imprescindible aprobar ESTA convocatoria 2. No infravalorar el MIR, pero confiar en la capacidad de sacarlo como tantos otros lo hicieron antes 3. No creer en la existencia de trucos. La única forma de aprobar es trabajar, y mucho. 4. No dejar de hacer test en NINGÚN momento de la preparación 5. Hacer algo de ejercicio y descansar un día a la semana