Cuento Realista

Cuento Realista Rosalina y el erizo pinchitos NARRADOR: -Rosalina llegó a un bosque, allí se encontró con el erizo Pinc

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Cuento Realista Rosalina y el erizo pinchitos

NARRADOR: -Rosalina llegó a un bosque, allí se encontró con el erizo Pinchitos que estaba muy triste. ROSALINA: -¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste?. PINCHITOS: -No tengo amigos con quien jugar, todos se ríen de mi cuando me ven llegar ROSALINA.-¿Y por qué se ríen de ti? PINCHITOS: – No lo sé, pero cuando llego, me miran y dicen riendo: -¡Mirad!, por ahí viene Pinchitos, ¡Que feo es! ¡No jugaremos con él! Con tantos pinchos nos pinchará y mucho daño nos hará. ROSALINA: No está bien que te digan eso, pero no te preocupes yo jugaré contigo PINCHITOS: -De verdad ¿quieres jugar conmigo? ROSALINA: -Claro que sí, lo vamos a pasar muy bien, mira allí hay una ranita, que está sola, le preguntaremos si quiere jugar con nosotros. NARRADOR.- Rosalina y Pinchitos fueron donde se encontraba la ranita Cristina y le preguntaron. ROSALINA: -¿Estás sola? ¿Quieres jugar con nosotros?. CRISTINA: -Si, no tengo amigos, hace poco que he llegado a este lugar y no conozco a nadie, por eso estoy sola. PINCHITOS: No te preocupes, Cristina, Rosalina y yo seremos tus amigos. CRISTINA: ¿A que jugamos? PINCHITOS: Yo sé un juego que me enseñaron mis papás, se llama BRINCAR Y BAILAR, tenéis que poneros de pie y hacer lo que yo os diga. PINCHITOS: Damos un brinco, otro brinco más. Las manos arriba y dando tres palmas volvemos a brincar: 1, 2, y 3. Damos un brinco, otro brinco más.

Las manos en la cintura y dando tres palmas volvemos a brincar: 1, 2, y 3. Damos un brinco, otro brinco más. Las manos en la cabeza y dando tres palmas volvemos a brincar 1, 2, y 3. Cambiamos de ritmo: Movemos las manos, los pies al compás y moviendo el cuerpo nos ponemos a bailar, bailamos deprisa, bailamos despacio, bailamos normal Y después de tantos bailes, nos quedamos quietecitos y a descansar. NARRADOR: Rosalina, Pinchitos y la ranita Cristina, se divirtieron mucho con este juego. Los demás animalitos no podían creer que Pinchitos estuviera jugando, se acercaron y dijeron: ANIMALITOS: ¿No os importa jugar con Pinchitos?, es distinto y tiene pinchos, ROSALINA: Claro que no nos importa, Pinchitos es nuestro amigo y lo queremos, pero además tiene un gran corazón y eso es lo mejor. NARRADOR: Los animalitos comprendieron que Rosalina tenía razón, y pidieron perdón a Pinchitos. ANIMALITOS: Perdónanos Pinchitos, nunca más nos volveremos a reír de ti. ROSALINA: Me alegra que lo hayáis comprendido, todos tenéis que ser amigos y no reíros de los demás. NARRADOR: Rosalina se despidió de todos y de nuevo empezó a caminar, porque el bosque de la luz tenía que encontrar. Fin

EL BAZAR DE LOS SUEÑOS cuento maravilloso

Un bazar de duendes que viaja por todo el mundo para llevar alegría allí donde hay tristeza; un estanque mágico en la encrucijada de todos los caminos que cumple cualquier deseo; un misterioso cofre que encierra un gran peligro; un fantástico viaje que comienza a raíz de un sueño y un amor imposible... y muchos más cuentos en los que dragones, gigantes, sirenas, brujas y seres maravillosos protagonizan unas tan bellas como fascinantes historias. El bazar de los sueños contiene doce nuevos cuentos del escritor Miguel Angel Villar Pinto y la ilustradora Mar del Valle que harán disfrutar por igual tanto a niños como a mayores, en los que el encanto de la tradición clásica del género revive en cada una de sus páginas. Descubre estas cautivantes historias que a todos nos hubiera gustado haber leído pero que no pudimos porque jamás antes se habían contado.

Frialdad Cuento de ciencia ficción

Despierto y siento un gran susto, aún sigo en la carretera a pesar de ir dormido, me pregunto cómo pude hacer eso, no debí dormirme, pude haberme matado, -pero no fue así- me contestó él con su mirada distraída; entonces el hombre de atrás me reprocha el descuido y parece que dura lo que queda del viaje haciéndolo, yo lo ignoro; mientras el que va enfrente, solo se ríe.

De un momento a otro empiezan a discutir entre ellos, yo solo los miro por el retrovisor, entonces el que va adelante me mira fijamente y me dice: -¿Qué no piensas hacer que se calle? – míralo te esta retando- dice el que va atrás; ahora la discusión es en contra mía. Yo los ignoro. Pasan aproximadamente dos horas y ya se han callado, yo los miro y están dormidos, presienten que ya vamos a llegar. Estaciono el carro donde me dijeron y se acerca un hombre de horrible aspecto y me pregunta con voz gruesa, -y los cadáveres?, yo los señalo con mi pulgar; entonces el horrible hombre me dice – porque vienes solo, te advertí que eso es muy peligroso, yo me quedo callado por unos segundos, luego le digo -saca las palas, hay que enterrarlos-.

Misterio en la casa abandonada Cuento de misterio y terror

La noche oscura cae sobre el campo solitario y silencioso. El viento sur augura una tormenta sacudiendo los pastos y Bufando entre los escasos árboles de las cierras. En una zona alta cerca del monte, blanquean las paredes de una Casa abandonada, mas en ella ay un misterio que no la abandona Y continúa escondido en la sombra de su interior. Cuando llega la medianoche sale de la casa una aparición perturbadora, Una mujer corre en círculos por el patio, en sus brazos carga a un Niño. Se acerca al pozo de agua y se arroja en su negrura. Todas las noches repite esa misma escena. En algunas ocasiones, el infierno está mas cerca de lo que creemos.

EL NIÑO VALIENTE INTERNADO EN NUESTRA SELVA cuento popular

Esto sucedió en la amazonía donde existen frondosos àrboles gigantes,donde habita celosos de su ser ,los SACHA-RUNAS. cierto día un niño mitayero aún inexperto pero audaz, quien por seguir los pasos de un hermoso venado ,se adentró demasiado en la espesura de nuestra selva y al caer la noche se dió cuenta que era incapaz de dar con el camino de regreso. al verse perdido se armó de valor y decidió subir a las ramas de un enorme árbol(oje) al cual subio sin dificultad.Ya una vez en la copa del árbol y a eso de la media noche capto un retunbar de tanbores que cada minuto lo escuchaba más claro,helandosele la sangre. El niño miraba desesperadamente y al comprobar que se acercaba al árbol una multitud de hombresillos de piel rugosa ,gris y vientres abultados .Cada uno de ellos llevavan un tambor que golpeaban estruendosamente y en la otra mano una antorcha que alunbraba nitidamente.Agobiadoy sin voz el niño solo observava la fantastica danza que pronto los hombresillos enpezaban a ejecutar al rededor del árbol cantando. Mitos

El cadejo es que es un perro negro que se aparece a las 12:00a.m.. Si a una persona buena se le aparece el perro negro, le aparece un perro blanco que le defiende. Pero si esta persona es mala, el perro negro la mata.

La sucia LA Ciguanaba es una mujer que sale casi desvestida a la orilla del río. También se le conoce con el nombre de la Sucia en todo el país. Esta mujer ha enloquecido durante muchos años a miles de hombres y especialmente a los enamorados. Hay quien afirma que la Sucia le salió columpiándose en unos bejucos en lo más espeso de la montaña o que la vieron corriendo en medio de una milpa

El duende Se dice que es un niño que murió sin ser bautizado o un niño malo que

golpeó a su madre. Es muy pequeño, lleva un sombrero grande y llora como una criatura. Tiene una mano de hierro y otra de lana, cuando se acerca a alguien le pregunta si con cuál mano desea ser golpeado. Algunos dicen que, sin importar la elección, el duende golpeará siempre con la de hierro. Otros, en cambio, aseguran que los desprevenidos eligen la de lana y que es ésta la que en realidad más duele.

Fabulas La zorra y el leñador

Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña. Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra. El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido. Los cazadores no comprendieron la señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra. La zorra al verlos marcharse, salió sin decir nada. Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió: Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo. No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras

El Zorro y la Gallina El zorro enderezó la oreja y escuchó atentamente el lento y uniforme respirar del perro del granjero, que dormía tendido en el suelo. Luego, sobre sus suaves patas, se arrastró hacia la puerta del gallinero' deteniéndose ansiosamente, de vez en cuando, para escuchar. Por fin, atravesó una pequeña abertura que había cerca del suelo y penetró al oscuro interior. Sus ojos de penetrante mirada advirtieron a la gallinita roja, encaramada sobre una percha, fuera de su alcance. -Prima gallina -dijo, con su tono más almibarado-. He encontrado unas pepitas deliciosas para ti. ¿No quieres venir a verlas? Pero la gallina era un ave vieja y prudente. Había visto caer a demasiados pollos tontos en las garras del taimado animal. Por lo tanto, irguió la cabeza y cacareó:

-Ahora no tengo hambre. Gracias.

El zorro meditó un instante. -Querida gallinita -dijo con dulzura-. Oí decir que estabas enferma y he venido a preguntar cómo estás. Ven y te tomaré el pulso. Pero la gallina seguía siendo demasiado prudente para él. -Es cierto que no me siento bien -reconoció-. ¡Pero estoy segura de que moriría si bajara de esta cómoda percha! Bombas

Ayer me dijiste que hoy hoy me decís que mañana, cuando me digas que sí ya no voy a tener ganas.

Yo no te he dicho que sí, indio curtido y mugroso; como bien lo ves a ti, no te quiero por piojoso.

Las muchachas de este tiempo son como los blancos quesos; pintaditas de la cara y chorreadas del pescuezo.

Los muchachos de este tiempo solo andan de aparentones con un arito en la oreja más parecen maricones.

Las muchachas de Progreso no les gusta dar ni un beso, en cambio las de San Pedro hasta estiran el pescuezo.

Las muchachas de la Ceiba son bonitas y graciosas en cambio las de este pueblo son picudas y babosas.

Una pitaya madura es tu boquita jugosa, escucha linda criatura te ando buscando pa esposa.

Un huevo güero podrido es tu apestosa trompota, escúchame indio jodido yo no te quiero ni jota.

Las piñas en el piñal de maduras se pasan, así te pasará a vos si tu mama no te casa.

Si mi mama no me ha casao es por que no me ha convenido, si no me caso con vos no es de tu cuenta, metido.

Fragmento de la novela La fuerza de tu abrazo

La frase final, la pronunció Juan con una sonrisa en los labios. Patricia sintió como el estomago le daba un vuelco. A ella no le sonreía así. - Supongo que esa mujer no vendrá a mi casa, Juan. - Supones mal, no se porque piensas eso, Patricia. Y dentro de unas horas será nuestra casa. Es persona de mi confianza y vivirá aquí. - ¡Esto es demasiado! ¡Primero casarnos de esta manera, después alguien intenta matarme y traes a tu amante a mi casa! ¡Es mi casa y no quiero que venga aquí, nunca! Juan Acosta entrecerró los parpados. - ¿De que manera querías casarte, Patricia? - Por amor. Yo quería casarme por amor... - El amor no existe, corazón. El amor existe en los libros, es locura de poetas y sueño de mujeres, Patricia. Escucha, en la carta que me dejó mi padre me dice que en cinco años podemos separarnos. Lo haremos, pasado ese tiempo cada uno seguirá su camino. Hasta entonces seamos civilizados, seamos amigos al menos. - Amigos... Juan, los hombres de ayer ¿que querían? A poco me matan. - Las tierras, Patricia. Las tierras, estoy empezando a comprender el motivo de esta boda. Los dos nos protegemos mutuamente. Alguien habla de bolsas de gas enormes en estas tierras, alguien está comprando toda la tierra que puede. Si tienes una cantidad inferior a cierta cifra puede que el gobierno nos obligase a vender. Uniendo los fundos somos fuertes, eso puede ser el motivo de todo. Escúchame, Patricia. Hemos comenzado mal todo esto. Te prometo que no te obligaré a nada. Tan sólo te pido que me ayudes con el trabajo durante un tiempo, después vete a Santiago o a donde quieras. Sólo un tiempo juntos, Patricia y saldremos del embrollo. Patricia sentía ganas de llorar, ya no le importaban la tierra ni el fundo. Se estaba empezando a sentir dependiente de Juan Acosta y no le gustaba; se estaba enamorando de él y a su futuro marido tan sólo le preocupaban las tierras.