Crisis y Dramatica Del Cambio

Reseña crisis y dramática del cambio FERNÁNDEZ, M. Lidia (1996). La autora nos lleva a través de su pensamiento sobre la

Views 39 Downloads 0 File size 104KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Reseña crisis y dramática del cambio FERNÁNDEZ, M. Lidia (1996). La autora nos lleva a través de su pensamiento sobre la investigación de la crisis y la dramática en los grupos. Su primer alto es la introducción, luego el concepto que va desde la raíz griega, la relación con el tratado Hipocrático, con las guerras del Peloponeso y algunas nociones de la actualidad, que a la vez las relaciona con experiencias observadas y escritas respecto al trayecto que sigue un proyecto o modelo fundente al interior de una institución; si bien es cierto, crisis y dramática que sufren la comunidad escolar, Fernández hace una serie de propuestas, no como verdades, sino como puntos de diferencia. Dichas propuestas nacen del análisis de casos, seguidos por sus investigaciones, así como una serie de reflexiones metodológicas. La idea de esta exposición es intercambiar opiniones y en plenaria organizar algunas conclusiones. La autora del texto nos sitúa en la vida escolar, haciendo referencia que la organización en ocasiones se encuentra en desequilibrio apremiado por varios momentos para la reflexión aunque vivimos en un mundo globalizado la percepción de la violencia, de la desigualdad, de la pobreza y de muchas diferencias sociales; la escuela se vuelve un espacio a la que se le exige calidad educativa, por lo que las orientaciones de Fernández son notas sobre la noción de crisis y que propositivamente los trabaja desde el puso fenomenológico, teórico y técnico para conformar o sugerir un análisis critico. Lidia Fernández echa mano de algunos conceptos de Rene Kaës (el cual hace aportaciones desde el ámbito de la psicología social). Con tales aportaciones Fernández señala que los espacios institucionales viven en una iteración de sufrimiento, donde la hostilidad engulle a los actores y éstos son atendidos por la sordera. En el intercambio social de las escuelas hay una crisis, sin embargo tales símbolos han preocupado a muchos grupos y han movilizado la idea de que es posible el mejoramiento de la vida institucional, es decir, cambiar el sentido de la pasividad, por políticas de mejoramiento, aún desafiando el orden social. Desde la compilación de experiencias de investigación Fernández escribe “su trabajo son testimonio de que las cosas imposibles son posibles (el grupo) sufre entonces los embates de todas las formas de recuperación desde la destrucción por interrupción hasta el cambio de signo por cooptación” (1996). Es decir muchos grupos institucionales se han sumado a las dinámicas de tipo cualitativo con proyectos de innovación. Aunque Fernández aclara que el acercamiento a este tipo de experiencias le hace decir, que en los proyectos subscritos no contemplan las difícil condiciones, es decir, no hay atención a necesidades de desarrollo psicosocial, pues la falta de tradición omite la existencia de enfoques psicosociales, Fernández también señala que en un proyecto hay que insertar la innovación, la lucidez crítica del pensamiento, así como las estrategias y el seguimiento de evaluación; aclarando que leer su trabajo tiene como fin

colaborar con el pensamiento sobre el asunto de la crisis y la dramática del cambio. En el planteo conceptual señala que la crisis es un momento desfavorable que hay necesidad de un cambio considerable y que puede ser catalogado como un momento decisivo y de toma de decisiones. Crisis es un cambio considerable y súbito ya favorable, ya adverso q se efectúa en una enfermedad (diccionario). Esta idea aduce que la noción de crisis aparece en el campo de la medicina, concretamente en el tratado Hipocrático de las enfermedades; donde enfermedad es relacionada con debilitamiento. Pero también la historiografía nos encuentra con Tusídedes (ámbito social) el cual gustaba de relatar con detalle los hechos de una situación (orden, antecedentes, hallazgos, datos), es decir, a este autor le gustaba el relato dramático, como lo explica Fernández: “…ubicaba en el relato la situaciones que consideraba crisis dándole la jerarquía de puntos clave del acontecer en los que se iluminaba la importancia, la significación, de hombres y acontecimientos y en los que dirimía el conflicto entre fuerza antagónica (provenientes) (1996).” La noción crisis es un término utilizado para designar la intensidad de unos acontecimientos en los que se produce un cambio cualitativo de la situación preexistente (Fernández, 1996). También nos dice que crisis es un concepto molar apoyándose en Morín (1979) cuyas nociones modernas, señalan que la noción crisis es una perturbación y ausencia de solución y que tienen que ver con los acontecimientos, con los accidentes, con las anomalías; crisis está relacionada con la idea de desorden e incertidumbre asociada a parálisis, es decir, hay un sentido de retroceso en la estabilidad en las restricciones y en los determinismos; crisis está relaciona con la inestabilidad, desorden, e incertidumbre; durante la crisis también aparece la idea de bloqueo y desbloqueo; bloqueo se refiere a mecanismos controladores y desbloqueo es desencadenar acciones como la investigación y la creación de las imaginativas de solución; también la crisis es una noción de transformación, es decir, un sentido de novedad; y por último la crisis tiene una noción de contradicción y paradoja, en otras palabras puede significar retorno, destrucción o cambio. Posteriormente Fernández nos lleva al campo de las ciencias sociales, donde la noción de crisis tiene otros significados, es decir, se enlaza a la idea de perturbación (alteración de la tranquilidad); conmoción (que tiene que ver con alteración violenta del animo); inestabilidad (incapacidad de mantener el equilibrio); tención (estar sometido a dos fuerzas opuestas); exacerbación (irritación, y enfado). Otros significados están enlazados a la elucidación (declaración o explicación); debelación (manifestación milagrosa); desocultación (que se vea, que se sepa); descubrimiento (algo novedoso u aspectos de la realidad).

Pero también la noción de crisis está ligada a la transformación (modificar algo); sacudimiento (mover violentamente); progreso (un sentido de mejora); y un salto cualitativo (pensar en los beneficiarios). En tales nociones de crisis se alcanza a mirar desde la psicología que se alude al conjunto de efectos desorganizartes que aquellas conmociones de tipo social producen sobre la vida de los sujetos (Fernández, 1996). Así mismo se apoya en las ideas de Robinson (1968) cuyos significados de la noción crisis dan cuenta de términos como angustia, sentimientos de urgencia, estrés, reacciones, amenazas, bifurcación y convergencia. De la relación de nociones listadas por Fernández, nos da cuenta de las muchas acepciones directas con los sujetos que viven circunstancias de crisis, es decir, un vínculo entre vivencia y tensión; tensión que desde el punto de vista de Fernández es una desorganización del comportamiento, angustia, incertidumbre y dificultad para anticipar. Que a la vez son un conjunto de amenazas para los proyectos de innovación escolar. La pregunta sería ¿Qué hacer? Una primera acción propositiva es la de insertar la noción de crisis como explicación del comportamiento de las personas, pero también la de sensibilizar al grupo y que dicha noción puede ser quiebra o ruptura, la idea es fortalecer la capacidad de organizar la relación con el medio institucional. La propuesta o sustento de ideas que hace Fernández sobre la noción de crisis es revisar varios procesos psicosociales: la primera es diferenciar catástrofe y crisis, entendiendo que catástrofe es un fenómeno visible, una ruptura o una discontinuidad observable; y crisis es algo que permanece latente o disimulado, por ello René Thom dice que no hay una definición morfológica. Que la noción crisis sólo vive en la conciencia del individuo. La noción de crisis desde el punto de vista biológico representa la falta de los objetos necesarios para la vida, los cuales pueden ser en abundancia o precarios o también la necesidad de elegir (Kaës), es decir, el sujeto se ve en la necesidad de ir por mecanismos de regulación hasta ese momento inadvertidos. Ante un cuarto de debilitamiento se percibe la crisis como una amenaza a su existencia corporal… Fernández explica que desde esta percepción, la crisis juega un papel importante en la evolución biológica*. Fernández también nos explica desde su investigación la existencia de crisis en los espacios educativos… “los espacios sufren habitualmente las vicisitudes de intensos intercambios emocionales” (Fernández, 1996), que van desde las tareas de formación pasando por el trabajo activo ante conflictivas y por la tención de la dinámica escolar desde una actitud de aceptación o el temo a la exclusión. “es probable que existan pocas organizaciones institucionales de carácter existencial en las que el temor y la amenaza de exclusión tengan una larga vigencia y estén jugando dramáticamente en cada momento del trayecto del sujeto como las educativas”.

Según la experiencia de Fernández su investigación señala que la crisis en los espacios educativos tiene rasgos idiosincráticos en las organizaciones de la educación: -las escuelas sufren de vicisitudes de intensos intercambios emocionales, por ejemplo en la tarea de formación donde existe un sufrimiento provocado por la socialización, hacia la pertenencia institucional; pero también respecto al a relación con los alumnos en sus conflictos inherentes a su etapa de desarrollo; el otro rasgo es la tención producida por la dinámica escolar concretamente con el modo de aceptación o exclusión. Dichos rasgos nos llevan a pensar que el temor y la amenaza a la exclusión son los objetos que más juegan en la dramática escolar, así que escuelas con procesos selectivos, o escuelas cuyos sujetos pertenecen al sector marginal, son sinónimo de la dramática o de la tensión. Por tanto las dinámicas institucionales están signadas por un potencial crítico constante, por un potencial siempre operante, por un potencial posible de activar en diferentes circunstancias. Cabe aclarar que tienen mayor riego las escuelas desfavorecidas. El potencial es un conjunto de tenciones y que según Fernández tiene que ver con la tarea de formación: la tensión implica al sujeto en su pertenencia institucional, es decir, incorpora o rechaza, muestra u oculta, sabe u omite, confía o desconfía, logra o fracasa. También está la tención de los docentes que sufren al actuar o resistir la violentación ejercida con los alumnos; o aquella tención de acceder o negar a entregar un saber y ganarse un rival. Fernández explica que hay tensiones entre la relación maestro-alumno respecto a las disyuntivas privilegiadas: libertad vs control, credibilidad vs desconfianza, ayuda vs obstaculación. En consecuencia hacer algo contra la turbulencia institucional porque los sujetos tienen problemas para apuntalar una escuela confiable (Kaës, 1979). En otras palabras la escuela es un espacio para pensar, para enseñar y para aprender; es decir, evitar la escuela cuestionada o incoherente con los valores, así como los resultados negativos. Este tipo de escuela es defensiva y por consecuencia las tensiones se intensifican y puede generar un estallido o la devastación de la misma; a este hecho Fernández le llama situación crítica, porque el sujeto no tiene apoyaturas habituales ni capacidad para organizar su comportamiento por lo tanto se traduce en un estado de indefensión con daños irreversibles… y aunque siempre existe en el fondo de la oscuridad una luz (esperanza), en algunos casos existen sujetos que echan a andar su repertorio de comportamientos positivos para recuperar cierto gobierno de la situación. Ejemplo Fernández señala el uso de “chivos emisarios” los cuales introducen sospecha de intenso hostigamiento para bipolarizar las relaciones en oposición amigo-enemigo.

Las explicaciones sobre la crisis según Kaës debe haber un trabajo de duelo y recuperación. Lo importante es que la crisis se vuelve útil para potenciar ciertos fenómenos sociales. Pues la crisis favorece la capacidad de respuesta organizativa de los sujetos y por ello Fernández dice que hay que anticiparse a escenarios difíciles con el desarrollo de proyectos y propuestas para responder a condiciones difíciles. Desde las ideas de Fernández el relato sobre las crisis hacen que los que viven en el espacio (escolar) opera como un analizador de alto poder en consecuencia iluminar los núcleos dramáticos de la trama que une a varios y a otros y cada uno con su mismidad y el grupo parte de las apoyaturas que justifican la pertenencia. Por ello Fernández abunda en el subtitulo la situación actual y los proyectos que nos ocupan. En el analiza la situación escolar a través de variables y señala que la escuela vive una expresión de dramática, de conmoción, los espacios institucionales sufren las múltiples expresiones de la dramática social ya sea porque no hay recursos, o por la nula existencia de respuestas técnicas, o por la falta de respuestas psicosociales; son situaciones que dicen que el espacio escolar vive una pobreza en todas sus dimensiones, lo que se deja ver es que sólo hay demasiada violencia tanto al interior como del exterior exigiendo a la escuela el mejoramiento de la calidad educativa. Fernández señala que hay crítica técnica detrás de los escritorios que invalidan la cultura del trabajo y la seguridad en la escuela en consecuencia provoca la quiebra, lo cual conlleva a silenciar el sufrimiento institucional pues no hay quien escuche. Lo cual representa un gran problema, desde vaciar contenidos o capacitación de los profesores… porque al no haber escucha se potencia la obturación y el encubrimiento. Según Fernández el discurso oficial silencia el impacto de las políticas en la escuela el propio discurso oficial se vuelve juez y parte de ahí la importancia de la investigación aducida por Fernández pues los proyectos desde su historicismo tienen alternativas en doble sentido, uno es procurar generar un espacio institucional de formación y de participación y otra es el planteo de su mismo modelo alternativo al discurso oficial; sin embargo son proyectos que hipotéticamente al ejecutarse se encuentran con los muros de resistencia la hostilación, la critica o la desconfianza, es decir, la gestación de un proyecto a veces enfrenta una vida convulsionada o critica pero el proyecto surge como parte de un movimiento de recuperación de la escuela a fin de redefinir su función social. Por ello Fernández da cuenta de una serie de avances a través de una propuesta interpretativa donde expone hechos y recurrencias significativas sobre el inicio de un proyecto, para lo cual organiza sus ideas alrededor de periodos y éstos en momentos vinculados a la idea de tareas prioritarias: el surgimiento o convocatoria la fundación o la elaboración del modelo fundacional, la puesta en marcha o la concreción del modelo fundacional, la primera crisis o reformulación del proyecto, en el surgimiento nos señala que en un medio social hay necesidades implícitas o explicitas. También permea el conjunto de significados míticos y utópicos los

cuales tienen que ver con aspectos conservadores y transgresores; dichas situaciones permiten a la investigadora suscribir una serie de guiones dramáticos para orientar la definición de proyectos a fin de que el espacio educativo se pueda reeditar o construir para un futuro más esperanzador. Echar a andar un proyecto encierra el desafío de enfrentar lo mítico y lo utópico de la cultura escolar, en otras palabras el proyecto es una forma de hacer bien con señales de un camino por recorrer, una propuesta de valores y significados como dice Fernández reparar lo que está mal y luchar por un mundo mejor. En el periodo de fundación hay que seguir los procesos de origen institucional identificados desde 3 componentes: romper con el pasado y enlazar con el futuro; fijación con el apoyo y seguridad que garanticen el tiempo de la concreción; hacer efectiva la fundación y la puesta en marcha del proyecto, tales componentes implican desafíos al poner al grupo a prueba. El principal desafío es romper con el pasado y avanzar a un futuro prometido, sin embargo desde la experiencia de Fernández, suscribir el proyecto, en un inicio es de carácter mítico y utópico impide que la realidad se opaque por la ilusión, por ejemplo al querer concretar la organización institucional y el currículum se inscribe la primera utopía que significa un motor de peligro institucional. El proyecto desde un punto natural enfrenta dificultades y amenazas por lo que hay necesidad de negociaciones para asegurar el proyecto a fin de dar seguridad al modelo fundacional y coadyuvar a la libertad organizacional, a la adhesión interna para garantizar la puesta en marcha, por ello Fernández advierte que en los primeros pasos se debe estar atento a las 1000 formas en que el enemigo agazapado lucha contra las viejas formas de enseñar, ir por transformar la escuela, luchar contra nuestros viejos hábitos y los procesos conductistas en otras palabras el grupo al dibujar el futuro todo innovador, deberá romper con el pasado, sacrificar una serie de rituales como la tradición, los hábitos los juicios, los valores, criterios enemigos de la innovación, la propuesta de todo proyecto es prever la discusión e intercambio para allanar las dificultades; un clima intenso de dramática impide el pensar del grupo. El tercer momento tiene que ver con la marcha tiene que ver con la puesta en marcha respecto a la primera concreción del modelo fundacional y preparación de su replanteo, la propuesta de Fernández es iniciar por una tarea nuclear, es decir, para concretar el modelo fundacional hay que probar y garantizar el proyecto, es decir, este hecho significa un camino heroico y un camino de dificultades donde se tiene que sortear la consumación del fracaso y la tensión al máximo por tanto existe del grupo resolver los puntos críticos, con momentos para pensar y proponer innovadoramente, pero también exige de forma simultanea registrar todos los actos, por ejemplo como aparece la figura guía del proyecto, la autoridad de la persona con mayor peso, así como la forma de tomar decisiones colectivas o unilaterales. Cabe señalar que según la experiencia de Fernández, los grupos siempre buscan una autoridad que en medio de la incertidumbre del proyecto

abandere con sus saberes los procesos o en caso contrario tener a quien culpar en caso del fracaso del proyecto. La tesis de Fernández es que en un proyecto de innovación todos pueden liderar… sin embargo la dramática señala que no es sencillo porque desde la propia concepción de la vida (existe mucho celo) e impide que uno sólo dirija, porque desde la creencia egoísta, uno solo puede apropiarse y que en el terreno de lo ideal todos pueden dirigir. Por ello, Fernández al explicar la dramática señala que es una lucha de doble fondo: tradición y pasado contra proyecto y cambio. Fernández al estudiar el grupo reescribe ideas o propuestas para dar cuenta de cómo se puede organizar teóricamente un ambiente en crisis partiendo desde los relatos heroicos para concretar un proyecto y dar cuenta de las apariencias en cómo el grupo hace logros efectivos respecto a la calidad teórica, al impacto o novedad y a la euforia institucional y aduce que cuando un proyecto es visto como respuesta a las necesidades las vivencias del grupo se ven como logros que alcanzan a la comunidad y si hubiesen partido de carencias el grupo mostrará con orgullo, desafíos y advertencia de sus logros, sin embargo enfatiza que a partir de los modelos explicados o sea el trabajo en áreas cruciales y puntos críticos y, el intercambio dramático, temas y riesgos a estos le siguen eventos o sucesos nucleares que Fernández los organiza en 5 incisos: a) Tiempo inaugural, intenso trabajo, conlleva a enfrentar desafíos e incluso la lucha por el poder; b) Tiempo de fatiga y necesidad de ayuda es pensar en la interacción incierta y la pérdida de capacidad de pensar; c) Tiempo de fragilidad y audacia, esta situación exige momentos para empujar y recuperar opciones de salida; d) Tiempo de inseguridad, desilusión y crisis, se caracteriza por un desoír o silencio de los sujetos los cuales entran en una tensión en el sentido de ser amigos o enemigos del proyecto escolar; e) Tiempo de sufrimiento, en esta última etapa es una lucha contra la incertidumbre, en 3 sentidos, primero por amenazas del proyecto mismo , segundo por las amenazas del afuera institucional y tercero por las amenazas del afuera social. Al explicar la primera amenaza los sujetos están identificados con el proyecto, también hay un intercambio dramático, un conocimiento de las psicologías de los sujetos, una incertidumbre por validar logros, motivaciones e intenciones pero además prevalece la desconfianza, la sospecha, mismas que ocasionan la fricción y la hostilidad. Sin embargo esta amenaza se convierte en un centro de obstáculos que posibilita el análisis para resurgir y favorecer el cambio. Respecto a la segunda amenaza vistas desde el afuera institucional, son amenazas para el espacio, pero a la vez se convierten en un privilegio pues los defensores del proyecto les provoca estar en alerta respecto a los atacantes o destructores del modelo fundante. Y la amenaza del afuera social*, Fernández señala que el proyecto fundante no es un sacrificio por tanto la hostilidad del grupo y las relaciones a la baja, son historias de proyectos, dónde el sufrimiento y la frustración.

El tiempo de sufrimiento para Fernández refiere que es un punto culminante de la crisis cuyo proceso tiene como tarea principal un trabajo de crisis (duelo) donde se pueden ver dos hipótesis. Si el proyecto fracasara entonces los opositores lo verían como triunfo con sabor a venganza, pero esa emoción de triunfo sólo significa impotencia, mentira e incapacidad. Sin embargo, también aparecen los actores que se autoflagelan pues al haberse adherido al proyecto, estos se repreguntan ¿Por qué no fueron capaces de prever el fracaso? Fernández señala que son dos áreas cruciales, la reconstrucción o la retroversión la reconstrucción del trama de relaciones es en parte recuperar la capacidad de pensar y organizar el espacio escolar, caso contrario la retroversión del modelo fundante, es la perdida de la animación y la burocratización de la innovación. A manera de síntesis la crisis no significa negatividad más bien representa una oportunidad para el cambio y Fernández señala que cuando la crisis se convierte en una noción de herramienta entonces permite ordenar los hechos, permite una trama de sentidos que el investigador quiere destacar. Además en la lucha de grupo enfrentados permite observar la lógica para alcanzar logros respecto al proyecto. Esta experiencia investigativa de Fernández permite observar rupturas, es decir, romper con el pasado y abanderar el proyecto; la investigación de Fernández es una exposición sobre el sufrimiento de muchos actores en la escuela, pero también permite ver alternativas de desilusión, por un enfoque de esperanza, permite conocer de la convulsión y autoritarismo por una democracia crítica. Fernández también señala que una fortaleza de su investigación es haber acompañado al grupo en su drama, lo cual le permite explicar teóricamente pero, aclarando que su investigación no conforma la verdad, sólo propuestas aproximadas. Pues ideal es que el proyecto vincule, anexe y concrete valores de igualdad y de justicia social sobre todo abatir el pasado remoto, el pasado próximo y el pasado social reciente. Si se vive una identidad fracturada, el ideal es que desaparezca el mundo de la otredad, que los grupos institucionales sean uno con el otro; como dice Fernández, juntar múltiples caras de una identidad única, pues la educación debe ser igual para todos pues se trata de una utopía fundente. Reporta: Heriberto Cerón López.