Crisis de Mediana Edad

CRISIS DE MEDIANA EDAD por Verónica Sabattini http://satnamji.wordpress.com A lo largo de nuestra vida pasamos por dist

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CRISIS DE MEDIANA EDAD por Verónica Sabattini

http://satnamji.wordpress.com A lo largo de nuestra vida pasamos por distintas etapas madurativas que pueden ser vividas como crisis. Según la Antroposofía podríamos mencionar una crisis cada siete años, pero sólo nombraré las más relevantes: alrededor de los 12 años, la adolescencia; a los 21, las crisis de identidad; a los 40 las crisis de mediana edad, y alrededor de los 60 aparece otra etapa crítica, con el cese de la actividad laboral. En cada etapa de crecimiento se presentan crisis que podemos caracterizar como anímico-espirituales y cada una de ellas nos plantea cuestionamientos y nos moviliza internamente. Estas crisis son un proceso natural y es una parte normal de nuestro proceso de madurez.

Sin

embargo,

las crisis

de

mediana

edad pueden

causar

gran

incomodidad, y provocar tanto malestares físicos como psíquicos, donde algunas personas cambian radicalmente su estilo de vida, otras buscan ayuda terapéutica y también hay quienes niegan que algo les esté pasando.

¿Qué provoca la crisis?

En la crisis de la mediana edad se producen muchos cambios tanto físicos, como sexuales y emocionales en un período de tiempo relativamente corto, hecho que hace que la crisis sea más marcada. Cuando éramos adolescentes,

también

atravesamos

una

crisis, pero allí estábamos respaldados por nuestros padres, que nos padecían pero también entendían que era un período en la vida que debe ser transitado. En las crisis de mediana edad, quien está en pareja, se encuentra con que su apoyo también está en crisis; por lo que hombre, mujer (por separado) y la pareja están atravesando la misma crisis, y esto generalmente suma un elemento más.

Por otra parte, el énfasis puesto hoy día en la juventud hace cada vez más difícil aceptar que vamos envejeciendo. La negación del envejecimiento se refleja tanto en actitudes sociales como en el incremento de literatura sobre el tema. La industria cosmética y alimenticia cuenta con toda una artillería de productos que prometen borrar o al menos retrasar lo inevitable, las mujeres se vuelcan más por las cirugías y los hombres por los implantes de pelo, parecería que hay que mantener la apariencia de la juventud a toda costa. Algunos quedan atrapados en esto por varios años y otros se vuelcan a un crecimiento más cercano a lo espiritual. La mediana edad marca una bisagra, generalmente se hace un balance entre lo que se quería lograr y lo realizado, se planea lo que se quiere hacer en los próximos años y se suma la conciencia de un cuerpo que ya no responde como antes. Surgen las inevitables y cruciales preguntas de este período: ¿Qué valor tiene lo vivido hasta ahora? ¿Cuánto me queda por vivir? El Psicólogo suizo Carl Jung, quien fuera el primero en mencionar esta crisis, expresó lo siguiente sobre este aspecto: “Entre todos los pacientes que están en la segunda mitad de vida, no hay ninguno cuyo principal problema no sea religioso”. Por un problema religioso se refiere a un problema de significado, que implica el buscar una razón por la cual vivir. En esta etapa tomamos conciencia de los hechos, se analiza tanto el camino recorrido como el que nos falta por recorrer. El valor que se le daban a las metas materiales impuestas a los 30 ahora se relativiza, y lo alcanzado ya no se siente de la misma manera. Generalmente las personas que atraviesan estas crisis, se preguntan por un fin más trascendental, por el valor de la propia vida para el resto del mundo y a esto se le une el sentido de la vida. La idea de la muerte cobra otro significado. La crisis de mediana edad se caracteriza también por la frecuente sensación devacío, un vacío que si es aprovechado predispone al encuentro consigo mismo. La nueva conciencia abre las puertas a la libertad interior y a la aceptación de sí mismo. Se podría decir entonces que esta es una crisis de autenticidad, revalorizamos nuestros actos, nuestra pareja, nuestro trabajo, nuestras relaciones con los otros y sobre todo, nosotros mismos. Es el punto más álgido en el que debemos decidir si estamos dispuestos a seguir viviendo de la misma manera o si cambiaremos.

Cada nueva etapa de la vida obliga a hacer el duelo por la anterior, de lo que se ha disfrutado y superado, aceptando lo nuevo como un desafío, con la posibilidad de construir una vida propia y única. Ningún período vital es bueno o malo depende de las enseñanzas que capitalicemos