Creer, Saber y Conocer

Ensayo Creer, Saber y Conocer de Luis Villoro 1 Luis Villoro en este libro hace un análisis de los tres conceptos el c

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Ensayo Creer, Saber y Conocer de Luis Villoro

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Luis Villoro en este libro hace un análisis de los tres conceptos el creer, el saber y el conocer, el hace que estos conceptos se relacionen entre si, logrando con esto justificar la verdad de las creencias de cada uno, y que puede lograr distorsionar cada una de ellas. El libro se divide en 12 capítulos los cuales vamos exponer a continuación una pequeña síntesis En la primera parte donde se habla de dos concepciones de creencia, nos dice que en esta parte comienza con la primera pregunta ¿qué es creer?, nos dice que al describir lo que es creer se podrá aclarar lo que es el saber ya que esto es una especie de creencia. Nos dice que la teoría de la creencia más elaborada e influyente fue la de Hume, que dice que pensemos primero en la diferencia entre la representación imaginara de una escena, en cuya existencia no creemos, y la percepción o el recuerdo, que se acompaña de la creencia en la realidad de lo percibido o recordado. Nos dice que la creencia no versa sobre algo presente en la percepción o el recuerdo, sino sobre lo representado en el juicio, si creemos en una idea del entendimiento tenemos también un sentimiento de viveza o firmeza de lo creído, semejante al de la percepción. Es así que la creencia corresponde a la cualidad del acto, no a su contenido. Los Contenidos de lo percibido y de lo imaginado pueden ser exactamente los mismos; lo que distingue percepción e imaginación es esa cualidad específica del acto correspondiente: la “posición” (Setzung), llamada así porque de algún modo “pone” la realidad o irrealidad de su objeto. Es así como podemos decir que en el lenguaje ordinario “saber” puede usarse en varios sentidos, “tener sabor”, “saber qué” y “saber” seguido de un verbo en infinitivo. Saber en este sentido es un simple homónimo de “saber” como termino epistémico. “saber que “se usa después de una oración que menciona un hecho. “saber cómo” en cambio se usa seguido de un verbo, generalmente en infinitivo, que menciona una actividad. “saber hacer” no se refiere a una proposición sino a una actividad compleja: esta no puede ser verdadera ni falsa, simplemente existe o no. En otras ocasiones “saber” tiene el sentido de “darse cuenta” o “prestar atención”. Suele usarse para distinguir un acto consciente de otro irreflexivo. “saber” implica comprender el sentido de un hecho o de un acto, darse cuenta de sus implicaciones, percatarse de su importancia, pero no necesariamente dar razones que lo justifiquen.

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“saber” es equivalente a percatarse, darse cuenta, aprehender o haber aprehendido un objeto o situación objetiva. Para creer es imprescindible percatarse de lo que se cree, lo cual puede expresarse en este sentido de “saber”. A modo de conclusión se puede decir que no se niega que existan actos mentales de creencia, pero carecen de las características mínimas de objetividad que nos permitan llegar a una definición compartible. También nos habla de la disposición, de esto nos dice que si intentamos interpretar la disposición como un estado desconocido del sujeto, que es necesario suponer en él par que , dados ciertos antecedentes, se den ciertas respuestas, esa definición valdría para cualquier comportamiento instintivo. Dos personas nos dice Villoro pueden tener la misma creencia y actuar de modo distinto porque intervienen otras disposiciones afectas o volitivas. Entonces si la creencia no puede definirse por el conjunto de condicionales que la expresa, si, por otra parte, debe distinguirse de otras disposiciones que pueden expresan, si, por otra parte, debe distinguirse de otras disposiciones que pueden expresarse en los mismos condicionales. Es así como debemos distinguir la creencia como disposición, de otras disposiciones, sin tener que acudir de nuevo a al creencia como una cualidad indefendible. Si deseamos comprender lo que se caracteriza el saber ante cualquier tipo de creencia, entonces debemos de precisar la situación, buscando en qué momento es necesario introducir ese concepto para referirnos a algo para lo cual no basta con el concepto de “creer”. Por otro lado nos muestra el concepto de actitud que este juega un papel muy importante dentro de la psicología social, Thomas y Znaniacki lo definieron como un “estado mental del individuo dirigido hacia un valor” la actitud se refería sólo a disposiciones adquiridas por individuos pertenecientes a un medio social determinado. Es entonces que podemos decir que la actitud se refiere a la disposición favorable o adversa hacia un objeto o situación objetiva, la creencia se refiere a la verdad o falsedad de las propiedades que le atribuye, a modo de ejemplo podemos decir que: “Los perros son fieles” es una creencia, mientras una actitud es “Odio a los perros”

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Así mismo podemos ver como Villoro nos dice que el método experimental utilizado por los psicólogos sociales para determinar actitudes de un individuo o de un grupo, consiste fundamentalmente en el análisis de un tipo de respuestas: las contestaciones verbales de los sujetos a preguntas previamente diseñadas por el investigador. Los términos “actitud”, “creencia”, “intención”, se refieren a estados internos del sujeto. La creencia es la disposición de un sujeto considerada en cuanto tiene relación con al realidad tal como se le presenta a ese sujeto o, lo que es lo mismo en cuanto tiene relación con al verdad. Cualquiera que sea mi grado de certeza en algo, si creo en ello estoy dispuesto a aseverar su verdad o su probabilidad, aunque pudiera no estar del todo seguro de ella. “Creer” excluye aseverar al mismo tiempo la falsedad de lo que se cree. Estar dispuesto a afirmar que p no excluye aceptar la posibilidad de que p sea falso. Distinguir entre dos sentidos de “creo”, según sea o no compatible con “puedo ahora estar equivocado”, si uso “creo” de modo que sea contradictorio con “puedo ahora estar equivocado”, “creo” tiene el sentido de “estoy seguro” o “estoy cierto”. Me veré llevando así a examinar las razones en que baso mis creencias. Esas razones podre juzgarlas más o menos concluyentes y contraponerlas a otras que pongan en duda mi creencia. En cambio cuando creo en algo pero no estoy cierto, mis razones son insuficientes para excluir la posibilidad de estar equivocado, aunque fueran suficientes para conceder una determinada probabilidad. Es pertinente distinguir con sentido entre creencias en que tengo razones suficientes para excluir actualmente su falsedad y creencias que no se basan en razones suficientes para ello. En efecto no puedo estar cierto de algo y admitir al mismo tiempo su falsedad. En la primera persona del presente de indicativo solo es pertinente la distinción entre “creer” y “saber” si “saber” significa “estar cierto”. Con mayor generalidad supongamos un sujeto con determinadas creencias y otro sujeto que examina y juzga creencias. Llamemos juicio en primer orden a un juicio que se refiere a las razones para afirmar. Llamemos juicio de segundo orden a un juicio sobre un juicio de primer orden. La distinción entre saber y estar cierto solo es perceptible cuando

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pueden ser diferentes el valor de verdad de un juicio de primer orden y el valor de verdad del correspondiente juicio de segundo orden formulado sobre el primero. Objetivo es aquello cuya validez no depende del punto de vista particular de una o varias personas, sino que es válido con independencia de este punto de vista, para todo sujeto de razón que lo considere. Si un juicio es válido para cualquiera en cuanto sujeto provisto de razón, el fundamento del mismo es objetivamente suficiente. Es evidente que para juzgar de mis propias creencias pasadas puedo tomar la misma postura que tiene B para juzgar de las creencias de otro sujeto A. respecto de mis creencias pasadas puedo decir sin contradicción: estaba seguro de algo pero en realidad no lo sabía. Ahora me doy cuenta de que las razones que juzgaba suficientes no lo eran en realidad, esto es no resistían la comprobación. Podemos decir que para distinguir entre saber y estar cierto es menester que saber pueda rebasar ni creencia actual. Solo tienen un saber distinto de su certeza los otros, o yo en mi pasado, pero en mis creencias actuales. Saber significa algo más que estar cierto, supone una situación comunitaria en que varios sujetos puedan comprobar lo mismo. Para saber algo necesito salir de mí y compartir otro punto de vista. El saber requiere la comunidad de un sujeto con otros. La distinción entre creer y saber solo es pertinente justo cuando puedo distinguir entre los juicios de un sujeto acerca de sus razones y la validez objetiva de esas razones. Por ello la distinción es importante en primera persona del presente de indicativo. Así como juzgo que algunas veces los demás yerran acerca de lo que creen saber perfectamente ¿Qué tal si me engaño cuantas veces adiciono 2 y 3 o enumero los lados de un cuadro, o hago cualquier cosa que pudiéramos imaginar aun mas fácil? Justamente que yo pueda errar, como los demás es lo que negara la posterior argumentación cartesiana. La duda desaparece al percatarse de que, en la situación solipsista a que está reducido. Referido a mí certeza actual no puedo dejar de saber aquello que creo saber, aquello de que estoy cierto, porque simplemente no puedo referirme a saber distinto de mi certeza. En el sistema de descartes es necesaria la existencia de dios justamente para distinguir entre mis certezas y mis saberes, para poder alcanzar un saber objetivo, que se

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distinga de mi certeza, necesito de otro sujeto que garantice que lo que yo juago ahora verdadero lo sea objetivamente. Un sujeto con anormalidades perceptuales no podríamos esperar que hiciera propias las observaciones ajenas y fuera capaz de confirmarlas. A las razones que describen observaciones hay que añadir, pues, fundamentos teóricos: principios, hipótesis, teorías. Kant se había enfrentado al problema de distinguir entre el sujeto empírico realmente existente y el sujeto posible de conocimiento. Sujeto epistémico es ese sujeto posible de conocimiento. Los sujetos epistémicos son individuos empíricos, porque solo existen sujetos empíricos. Sujeto epistémico no es un sujeto trascendental fuera de la historia, sino la persona real considerada en un respecto en cuanto tiene acceso a un número determinado de razones de creencias. Todos somos sujetos epistémicos de ciertas razones y de ciertos saberes y no respecto de otros. Condición de intersubjetividad es una razón es objetivamente suficiente si es suficiente para cualquier sujeto de la comunidad epistémica pertinente que la considere. Una justificación es objetiva cuando está basada en razones objetivamente suficientes. Una persona puede ser sujeto epistémico pertinente con relación a ciertos saberes y creencias y no serlo con relación a otro. Todos estamos fuera de determinadas comunidades epistémicas en la medida en que no somos sujetos pertinentes para juzgar de las razones de un saber determinado pero todos podemos acceder a ellas por la educación. El sentido de la educación es justamente convertir a los individuos en sujetos pertinentes del saber. La accesibilidad de las razones no puede entenderse como una posibilidad lógica sino social e histórica. No existe una comunidad intersubjetiva plural de entes racionales posibles, existen intersubjetividades históricamente condicionadas pertinentes para juzgar del saber de su época. La intersubjetividad es garantía de la verdad de un juicio porque establece su validez con independencia de quien lo sustenta es pues criterio de objetividad. La coincidencia efectiva de los juicios de un conjunto de personas que comparten una creencia sea esta verdadera o falsa, este o no justificada objetivamente. El consenso real de una comunidad científica puede constituir un modelo de la comunidad epistémica correspondiente.

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Cuando aparecen nuevas razones no incluidas dentro del saber científico universalmente aceptado se manifiesta la divergencia entre consenso e intersubjetividad entre el conjunto de científicos y la comunidad epistémica pertinente para juzgar de esas nuevas razones. La comunidad epistémica no coincide por lo tanto con el conjunto de personas que forman parte de una determinada comunidad científica. Así los intereses particulares pueden motivar que ciertas razones no sean accesibles a ciertos sujetos o si lo son estos no las consideren. Las ideologías son un obstáculo frecuentemente para que las nuevas razones sean accesibles a todos los sujetos y obtengan su consenso. Puede haber una coincidencia amplia respecto a muchas creencias no porque sus razones sean objetivas sino porque satisfacen intereses particulares. Las ideologías suelen tender a confundir objetividad con consenso de un grupo y a rechazar por falsa cualquier idea que discrepe de lo aceptado por ese grupo. La crítica de la ideología supone la desmitificación del consenso como criterio de objetividad. Una razón es objetivamente suficiente si es suficiente para cualquier sujeto de la comunidad epistémica pertinente que la considere. Una razón es objetivamente suficiente para creer si es suficiente para un sujeto epistémico y no hay ningún otro sujeto epistémico pertinente que la juzgue insuficiente. ¿Cómo comprobar que no haya ningún otro sujeto que juzgue una razón insuficiente? Nadie puede tener acceso a la totalidad de los sujetos epistémicos de una comunidad si puede tenerlo a la totalidad de las razones pertinentes para una creencia. Si un sujeto esta cierto de que sabe ¿Cuáles son las únicas situaciones en que otro sujeto epistémico podría no juzgar suficientes sus razones? Podría dejar de considerar algunas de las razones que el primer sujeto. Exige en efecto que para saber las razones deben ser validas para cualquier sujeto epistémico pertinente que las considere. Otro sujeto podría aducir razones que no hubiesen sido consideradas por el primer sujeto y que revocaran las que el aduce o mostraran su insuficiencia para fundar la creencia. Estas nuevas razones podrían ser de interpretación y explicación u otras creencias aceptadas con las que las razones consideradas entran en conflicto. Si un sujeto tiene razones suficientes para creer cualquier otro sujeto epistémico solo podrá rechazarlas si puede aducir razones contrarias que las impugnen. En cambio si

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ningún sujeto epistémico pertinente puede tener razones que revoquen las de s estas serán incontrovertibles y no solo podrá estar seguro de que cree sino también de que sabe. Podríamos decir que las razones que justifican p para s son objetivamente suficientes si no son revocables por razones suplementarias. La condición de que las razones de una creencia no sean controvertibles por otras fue presentada como una cuarta condición de saber que tendría que añadirse a las tres condiciones del análisis tradicional con el objeto de resolver las objeciones planteadas por Edmund Gettier. La noción de incontrovertibilidad aparecía así como una nueva condición necesaria de saber que se añadía a las tres tradicionales. Que no haya razones suplementarias que puedan revocar una justificación no debe entenderse en el sentido de una imposibilidad lógica. Solo las proposiciones necesarias por ser verdaderas para todo mundo posible, estarían a cubierto de cualquier posibilidad lógica que las revocara. Si s no tiene de hecho ninguna razón que revoque su creencia ello quiere decir simplemente que las razones de que dispone son suficientes a su juicio para creer pero no que son objetivamente suficientes. Debemos suponer que no haya otro sujeto epistémico pertinente que tuviera razones que las revoquen. Solo puede tener una justificación objetiva de su creencia a partir de su propia justificación subjetiva. La única salida a la paradoja consiste en establecer un criterio claro para que una justificación subjetiva sea suficiente para inferir la objetividad de sus razones. Saber implica comparar las razones a favor o en contra de una creencia y eliminar las alternativas pertinentes que pudieran revocarla. No podemos calificar de saber ninguna creencia si no tenemos fundamentos para rechazarlas razones suplementarias que podrían presentárseles u ocurrírseles a otros sujetos epistémicos pertinentes posibles. Ninguna creencia puede aspirar a saber si no ha tomado en cuenta la información asequible en ese momento a modo de poder concluir que no es concebible que más tarde se descubran otros hechos que revoquen la información obtenida. Tampoco podemos calificar una creencia de saber mientras no tengamos razones para pensar que hemos considerado y rechazado las alternativas teóricas de interpretación y explicación asequibles para el saber de nuestra comunidad epistémica.

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Ni siquiera es necesario que el científico revise todas las razones asequibles a su comunidad, basta en realidad con que las que haya revisado sean las indispensables para descartar con seguridad que puedan ocurrirse otras que las revoquen dados los conocimientos de que disponen. Las alternativas por considerar tienen un límite: el que establecen los supuestos conceptuales básicos de una comunidad socialmente condicionada. Hay otro límite a la consideración de alternativas. Puesto que las razones suplementarias se definen como razones accesibles a cualquier sujeto epistémico pertinente. Podemos proponer ya una segunda y definitiva condición para que una razón sea objetivamente suficiente la llamaríamos condición de irrevocabilidad: si tiene razones objetivamente suficientes para creer si y solo si: sus razones son suficientes, puede inferir que ningún sujeto de la comunidad epistémica pertinente tiene razones suplementarias que revoquen su creencia. En cada caso solo contamos con un número limitado de razones para inferir a partir de ellas la inexistencia de razones suplementarias que las revocaran. Saber no implica tener que examinar todas las alternativas que pudieran contravenir las razones con que contamos, pero si las necesarias para inferir que no hay otras. Solo hay saber si se cumple esta condición. Hay que distinguir entre las condiciones para que una creencia sea saber y las reglas que permiten aplicar el término en distintas situaciones aun cuando no se cumplan estrictamente aquellas condiciones. Los fines prácticos determinan si nos contentamos con creencias razonables o exigimos saber para asegurar el éxito de nuestra acción el conocimiento no es una operación desinteresada. Solo después de considerar las otras alternativas disponibles de tomar en cuenta los hechos de observación a que tiene acceso y de poner a prueba sus hipótesis un científico puede inferir que su teoría no es solo una conjetura creíble sino un saber. Cuando se ofrece otra alternativa teórica que si sea capaz de explicar las razones aducida en contra de la anterior esta se descarta. Porque tenemos razones suficientes para inferir que las razones suplementarios que se aducían contra la teoría anterior no socavan la nueva teoría.

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El concepto de saber guarda cierta imprecisión porque no siempre puede decidirse si las razones de una creencia son objetivamente suficientes. Su imprecisión obedece a dos circunstancias: 

En la definición de razones suplementarias interviene la noción de comunidad epistémica pertinente.



El numero de alternativas que debemos considerar para inferir que no hay razones suplementarias contrarias no puede tampoco determinarse con precisión en todos los casos.