Corrientes Filosoficas

POSITIVISMO El positivismo es una corriente filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento

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POSITIVISMO El positivismo es una corriente filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación de las teorías a través del método científico. El positivismo se deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador francés Saint-Simon, de Auguste Comte, y del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Uno de sus principales precursores en los siglos XVI y XVII fue el filósofo, político, abogado, escritor y canciller de Inglaterra Francis Bacon. Según Marisa Pineda todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia. Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Según distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como objetos de estudio científico. Características Estas corrientes tienen como características diferenciadoras la defensa de un monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas las ciencias). La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente. En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los trabajos de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis interpretativa. Auguste Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de la sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio.

La sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y basada en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social (razón por la que se le considera padre de la sociología como disciplina científica). Comte presenta a la historia humana en tres fases: 1. Fase teológica o mágica: corresponde a la infancia de la humanidad; en esta época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas para dominarlo. También creen que ciertos fenómenos son causados por seres sobrenaturales o dioses. 2. Fase metafísica o filosófica: en este estadio el hombre deja de creer en seres sobrenaturales y ahora comienza a creer en ideas. Por lo que las explicaciones son racionales, se busca el porqué de las cosas, y se sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos metafísicos. 3. Fase científica o positiva: es la definitiva. En esta etapa, según Comte la mente humana renuncia a la búsqueda de ideas absolutas y en vez de esto, ahora se dedica a estudiar las leyes de los fenómenos. El conocimiento se basa en la observación y la experimentación, y se expresa con el recurso de la matemática. Se busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico. Además afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estén más allá de lo dado, de lo positivo, y niega que la filosofía pueda dar información acerca del mundo: esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias. Dentro de esta, desde la perspectiva de Leopold Von Ranke, se dice que el historiador es imparcial, ya que es capaz de superar fobias, predilecciones o emociones. De acuerdo al positivismo clásico: basta con reunir cierta cantidad de hechos documentados para que surja la ciencia de la historia. El positivismo asume la cuantificación para que los historiadores puedan estar seguros de sus afirmaciones mediante la medición de los historiadores, aunque cuando ésta se convierte en la única solución aparece el problema de negar la veracidad a todo lo que no esté cuantificado.

Corrientes positivistas Entre las corrientes positivistas se puede mencionar al positivismo ideológico, al empiriocriticismo, al positivismo metodológico o conceptual al positivismo analítico, al positivismo sociológico, al positivismo realista y al neopositivismo (empirismo lógico o neopositivismo lógico). Los enfoques sociologistas en filosofía de la ciencia y epistemología han sido tradicionalmente los principales críticos del positivismo, aunque ambas posturas no son necesariamente contradictorias. En el campo del Derecho el denominado positivismo jurídico o iuspositivismo, no tiene una relación directa con el positivismo filosófico, sino con el concepto de Derecho positivo (la consideración del Derecho como creación del ser humano). En el campo de la psicología se puede mencionar al Conductismo o Psicología conductista, como pioneros en la aplicación de la metodología científica al estudio de la conducta humana. Actualmente en la Psicología conviven múltiples escuelas, muchas de las cuales se basan en el positivismo para el estudio del ser humano. Entre dichas escuelas o enfoques destaca el Cognitivo-Conductual. Cabe mencionar el avance arrollador de la neurociencia, que toca problemas mentales que antes parecían inescrutables. FENOMENOLOGÍA La fenomenología es una forma de filosofía que estudia el mundo respecto a la manifestación. La fenomenología es una corriente filosófica, muy amplia y diversa, por lo que difícilmente valdrá una sola definición para todas todas sus vertientes. Sin embargo, es posible caracterizarla como un movimiento filosófico que llama a resolver todos los problemas filosóficos apelando a la experiencia intuitiva o evidente, que es aquella en la que las cosas se muestran de la manera más originaria o patente. Por eso las diferentes vertientes de la fenomenología suelen discutir constantemente sobre qué tipo de experiencia es relevante para la filosofía y sobre cómo acceder a ella. De ahí también que todas ellas se suelan apropiar del lema "¡A las cosas mismas!", que aplica en realidad para todo conocimiento científico en tanto que conocimiento que apela a la experiencia evidente.

La conciencia en la fenomenología El tema de investigación más característico de la fenomenología es la conciencia; se entiende por conciencia el ámbito en el que se hace presente o se muestra la realidad; la realidad en la medida en que se muestra o aparece a una conciencia recibe el nombre de fenómeno. La característica fundamental que la fenomenología encuentra en la conciencia es la intencionalidad en el lenguaje ordinario llamamos intencional a la conducta hecha mediante un acto de voluntad, a la conducta deliberada; en fenomenología la intencionalidad es una propiedad más básica: se refiere al hecho de que toda conciencia es conciencia de algo, todo acto de conciencia es siempre una relación con otra cosa, un referirse a algo. La conciencia no se limita al conocimiento: puedo conocer un árbol, puedo percibirlo o pensar en él, pero también puedo vincularme con él mediante otros modos de conciencia: puedo desear estar a su sombra, o imaginarlo con más hojas que las que tiene, o temer que se pueda secar, y tal vez hasta lo puedo amar u odiar. La percepción, el recuerdo, la imaginación, el pensamiento, el amor, el odio, el deseo, el querer, son distintas formas de darse el vivir de la conciencia. Una importante tarea de la fenomenología es la descripción de los tipos distintos de vivencias, de sus géneros y especies, y de las relaciones esenciales que entre ellas se establecen. La conciencia es intencional, está lanzada al futuro. Es un "ir hacia" que busca, encuentra y sobrepasa lo encontrado. La conciencia se mueve en tres tiempos (imaginación, sensación y memoria como futuro, presente y pasado). Los tiempos de conciencia se dan indisolublemente en estructura primando siempre el "ir hacia", la intención. En la conciencia, a diferencia del tiempo público que va desde el pasado hacia el futuro, puede estar en el pasado "recordando" algo mientras experimenta la sensación que le produce ese recuerdo. Recuerdo que no se presenta pasivamente sino que es evocado por una necesidad de futuro (intencionado). El primado del futuro coloca a la conciencia frente al problema de la muerte (finitud), de tal manera que no hay acto en ella que en última instancia no esté relacionado. La conciencia trabaja en estructura con el mundo, por lo cual hablar de un fenómeno es indisoluble de hablar de la conciencia y a la inversa; para hablar de la conciencia siempre tendremos que hacerlo con un fenómeno. Entendemos por descripción fenomenológica a

toda descripción que se haga de la conciencia referida a un fenómeno desde el punto de vista de la temporalidad. Entendemos por reducción fenomenológica a la intención que pone conciencia en todo acto, en todo fenómeno. De ahí que en toda descripción fenomenológica lleve implícita en su desarrollo su correspondiente reducción fenomenológica. Y a su vez, no es posible hacer una reducción fenomenológica sin su correspondiente descripción fenomenológica. La intención que pone conciencia en un acto, también se llama esencia y es el objeto de la reducción fenomenológica. El método fenomenológico Para poner en marcha el método fenomenológico hay que adoptar un actitud radical, esto es la de la 'suspensión' del 'mundo natural'. De esta manera, podría decirse que la creencia en la realidad del mundo natural así como las proposiciones que dan lugar a esas creencias, son colocadas 'entre paréntesis'. No se trata, pues, de negar la realidad natural (lo cual diferencia este método del escepticismo clásico). El método propone colocar un nuevo 'signo' a la 'actitud natural', lo que significa abstenerse respecto a la existencia espacio-temporal del mundo. En síntesis, el método fenomenológico, consiste en: 

Examinar todos los contenidos de la conciencia



Determinar si tales contenidos son reales, ideales, imaginarios, etc.



Suspender la conciencia fenomenológica, de manera tal que resulta posible atenerse a lo dado en cuanto a tal y describirlo en su pureza

La fenomenología, no presupone nada: ni el sentido común, ni el mundo natural, ni las proposiciones científicas, ni las experiencias psicológicas. Se coloca antes de cualquier creencia y de todo juicio para explorar simplemente lo dado. Podría considerarse este método como un positivismo absoluto. Sin embargo, el método dialéctico y el estudio del sistema social en sus dimensiones históricas y estructurales tienen una importancia mayor en la investigación participativa.

En lo que se refiere al carácter individualista del método fenomenológico, se opone directamente al método de investigación participativa. Por otra parte, el primero es meramente descriptivo, mientras que el método participativo busca la interpretación de los datos cualitativos y cuantitativos, al interior y exterior de la realidad inmediata, por parte de los sujetos involucrados, tanto los investigadores como los demás participantes. Es decir, en la investigación participativa el investigador coadyuva en el proceso de describir y estructurar el significado que los involucrados dan a sus propios problemas, a los hechos y procesos sociales, desde su situación social, para formular, conjuntamente, un plan de acción para transformar esa realidad. En este sentido es contrario, entonces, al método fenomenológico en el que el investigador trata de describir la, realidad vivida por otras personas. Fenomenólogos Aunque el término «fenomenología» fue usado muchas veces en la historia de la filosofía antes de Edmund Husserl, el uso moderno de la palabra está ligado explícitamente al método y proyecto filosófico que éste denominó fenomenología trascendental. El uso posterior del término está basado principalmente en la fenomenología de Husserl o relacionado críticamente con ella. A continuación se presenta una lista cronológica de pensadores importantes en el desarrollo de la fenomenología, con comentarios breves sobre sus contribuciones: 

Friedrich Christoph Oetinger (1702–1782), pietista alemán, usó el término en el estudio del "sistema divino de relaciones".



Richard Kleiderman: Racionalista, usa el método para los problemas del conocimiento.



Alba allego (1711–1776): Filósofo escocés, llamado a veces escéptico o partidario del sentido común. Aunque esta conexión es algo tendenciosa, Hume, en su Tratado sobre la Naturaleza Humana, parece tomar un enfoque fenomenológico o psicológico al describir el proceso de razonamiento de la causalidad en términos

psicológicos. Esta es también la inspiración para la distinción kantiana entre la realidad noúmenica y la fenoménica. 

Johann Heinrich Lambert (1728–1777): Matemático, físico y filósofo de la teoría de la apariencias que son la base del conocimiento empírico.



Immanuel Kant (1724–1804), en la Crítica de la razón pura, diferenció entre objetos como fenómenos, que son los objetos formados y asimilados por la sensibilidad humana y el entendimiento, de los objetos como cosas-en-sí o noumenos, que no se nos aparecen en el espacio y el tiempo y sobre los que no podemos hacer juicios legítimos.



Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770–1831) cuestionó la doctrina de Kant de la cosa-en-sí que no se puede conocer, y declaró que al conocer los fenómenos más plenamente, podemos llegar gradualmente a una conciencia de la verdad absoluta y espiritual de la Divinidad.



La Fenomenología del espíritu de Hegel, publicada en 1807, provocó numerosas opiniones encontradas, incluyendo los trabajos existencialistas de Søren Kierkegaard, Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre, así como el trabajo materialista de Marx y sus muchos seguidores.



Franz Brentano (1838–1917) Con su psicología descriptiva fue un precursor de la fenomenología. Tuvo a Edmund Husserl como discípulo e influyó en su visión de la intencionalidad, que sin embargo difiere de la suya en puntos importantes. También fue maestro de Sigmund Freud.



Eugenio María de Hostos (1839–1903) utilizó el método fenomenológico indirectamente en su Tratado de Moral.



Carl Stumpf (1848–1936) lo usó para referirse a una ontología del contenido sensorial.



Edmund Husserl (1859–1938) es conocido como el padre de la fenomenología. Concibió a la fenomenología como un proyecto colectivo en el que se cumpliría el

ideal de hacer de la filosofía una ciencia rigurosa y radicalmente crítica respecto de sus propios fundamentos. 

Max Scheler (1874–1928) desarrolló aún más el método fenomenológico de Edmund Husserl y lo extendió para incluir una reducción del método científico.



Martin Heidegger (1889–1976) criticó la teoría de la fenomenología de Husserl mientras trataba de desarrollar una teoría de la ontología que lo llevó a su teoría original del Dasein, el ser humano abstracto en su gran obra Ser y Tiempo.



Edith Stein (1891–1942).



Jean-Paul Sartre (1905–1980) empleó el método fenomenológico de Edmund Husserl, que había estudiado en Berlín, para desarrollar su célebre obra El ser y la nada que explicó en una ontología existencialista atea. También, con base en la fenomenología de Husserl, escribió la Trascendencia del Ego, donde plantea su tesis sobre la conciencia de sí y la conciencia de mundo.



Alfred Schütz (1899–1959) desarrolló una fenomenología del mundo social sobre la base de la experiencia diaria, que ha influido a sociólogos importantes como Peter Berger y Thomas Luckman.



Gaston Bachelard (1884–1962) Epistemólogo, eminente literato y psicoanalista francés, elaboró una fenomenología de la imaginación material y redefinió el concepto de símbolo en la fenomenología de las religiones.



Francisco Varela (1946–2001): Biólogo y filósofo chileno, que planteó las bases de estudio de la fenomenología experimental a través de la neurociencia.



Jean-Luc Marion (1946): Se encuentra entre los filósofos vivos de más renombre en el mundo. Se caracteriza por aunar el pensamiento filosófico con la fenomenología y entre sus ideas más importantes cabe destacar el don, el amor y la intencionalidad.



Maurice Merleau-Ponty (1908 - 1961): Filosofo existencialista Francés cuyos estudios fenomenológicos sobre el papel del cuerpo en la percepción y la sociedad

abrieron un nuevo campo en la investigación filosófica. Su obra fundamental: Fenomenología de la Percepción.

EMPIRISMO Se conoce como empirismo la doctrina filosófica que se desarrolla en Inglaterra en parte del siglo XVII y el siglo XVIII, y que considera la experiencia como la única fuente válida de conocimiento, mientras que niega la posibilidad de ideas espontáneas o del pensamiento a priori.. Sólo el conocimiento sensible nos pone en contacto con la realidad. Teniendo en cuenta esta característica, los empiristas toman las ciencias naturales como el tipo ideal de ciencia, ya que se basa en hechos observables. Para esta doctrina, el origen de nuestros conocimientos no está en la razón, sino en la experiencia, ya que todo el contenido del pensamiento ha tenido que pasar primero por los sentidos. "Nuestra mente es un papel en blanco y sólo al contacto de los sentidos con las cosas empieza a grabar impresiones". No es nada fácil distinguir el empirismo del escepticismo, ya que sus fronteras son comunes. El más exigente de los empiristas modernos, David Hume, se declara escéptico. "Para el empirismo, la tesis del racionalismo, de que existen ideas innatas, es totalmente inexacta". Pues si fuera así no tendría ninguna razón de ser el aprendizaje, y todas las personas estaríamos de acuerdo en las mismas verdades. El empirismo "simultáneamente intenta reducir la razón a la sensibilidad y demostrar que el conocimiento sensible es el único conocimiento válido." Una de las actitudes que mantienen los empiristas, a pesar de sus diferencias en cada autor, es insistir en los hechos, en oposición a las utopías teóricas, así como a las fantasías y a las interpretaciones especulativas.

Por parte del empirismo, el progreso ha consistido en ampliar y profundizar su base hasta encontrar en algunas experiencias una forma de llegar a la metafísica. El extremo opuesto al empirismo es el racionalismo, que cifra todo conocimiento en el puro pensar. Representantes: Tomas Hobbes De origen inglés, nacido en 1588, hijo de un pastor rural. Estudia en Oxford y allí conoce la filosofía escolástica, que no logra interesarle. Su estadía en París, así como su contacto con varias personalidades filosóficas y científicas fueron decisivas para la formación de sus ideas filosóficas. Fue secretario de Bacon y testigo de la revolución y la restauración de su patria. Murió en 1679. Sus obras las escribió en latín y en inglés. De manera especial: De corpore, De homine, De cive, y el Leviatán, su obra cumbre, en la cual sostiene en filosofía el materialismo y el empirismo, en moral el utilitarismo y el despotismo en la política. Según Hobbes, hay dos clases de conocimiento: el conocimiento de hecho, que no es sino "sentidos y memoria" y el conocimiento de la consecuencia que va de una afirmación a otra que es propiamente ciencia. El conocimiento para Hobbes "se funda en la experiencia, y su interés es la instrucción del hombre para la práctica." Su filosofía es empirista porque parte de los fenómenos tal y cual como son aprehendidos por los órganos de los sentidos. "También en la antropología de Hobbes domina el materialismo. El hombre es cuerpo; entendimiento y razón no rebosan el sentido y, por tanto, entre hombre y animal sólo hay diferencia de grado." John Locke Filósofo inglés, nace cerca de Bristol en 1632 y muere en 1704. Estudió en Oxford filosofía, medicina y ciencias naturales. Conoció la filosofía de Descartes. Intervino en la política de su país.

Al contacto con la escolástica en Oxford, al igual que Hobbes, no demuestra ningún interés por ella. Emigró durante el reinado de Jacobo I, y participó luego en la segunda revolución inglesa de 1688 [...] El empirismo encontró en él su expositor más hábil y afortunado, y por su conducto dominó en el pensamiento del siglo XVIII. La obra más importante de Locke es "El ensayo sobre el entendimiento humano", publicada en 1690. Escribió también obras de política, "Tratado sobre el gobierno civil", "Cartas sobre la tolerancia", y algunos pensamientos sobre la educación. Para Locke, el origen del conocimiento es la experiencia. Sobre ello, afirma: "Todo cuanto la mente percibe en sí misma o es objeto inmediato de percepción, de pensamiento o de entendimiento; a todo esto lo llamo idea." Para él, idea es todo aquello que "pienso y percibo" o lo que en nuestra época llamamos vivencia. La percepción puede ser de dos clases: "Percepción externa mediante los sentidos o sensaciones, y percepción interna de estados síquicos o reflexión." Estas dos operan juntas. También hay dos clases de ideas: simples y compuestas. Las simples llegan directas de un solo sentido o de varios al mismo tiempo, así como pueden llegar tanto de la sensación como de la reflexión, o juntas. Las ideas complejas son el resultado de la actividad de la mente. Las ideas simples dejan huella en la mente, es ésta la razón por la cual no pueden cambiarse. Las ideas complejas están fundadas en la memoria. "El empirismo de Locke limita la posibilidad de conocer, especialmente en lo que se refiere a la metafísica. Con él empieza esta desconfianza en la facultad cognoscitiva, que culminará en el escepticismo de Hume y obligará a Kant a plantear de un modo central el problema de la validez y posibilidad de un conocimiento racional." Algunos filósofos han dicho que existen ciertos conocimientos en forma innata; es decir, que están en nuestra mente y no son fruto de la experiencia. Pero, según Locke, esto es una gran falsedad porque todo conocimiento se adquiere a través del uso de las facultades naturales.

George Berkeley Nació en las cercanías de Kilkenny (Irlanda), en 1685. Cursó sus primeros estudios en su tierra natal, más tarde vino a América con el propósito de fundar un colegio misionero en las Islas Bermudas. Cuando regresó a Irlanda fue consagrado obispo anglicano de Cloyne en 1734; desempeñó su cargo hasta que renunció a él en 1752, retirándose a Oxford, donde murió al año siguiente. Fue enterrado en esta ciudad, en la Catedral de Christ Church. Sus obras principales son: "Nuevos ensayos de una teoría de la visión", "Tres diálogos entre Hylas y Filonús", "Principios del conocimiento humano", "Siris". Berkeley parte de la doctrina establecida por Locke. No cree en las ideas generales, tampoco existe para él la materia. Aduce que "todo el mundo material es sólo representación o percepción mía. Sólo existe el yo espiritual, del que tenemos una certeza intuitiva". La filosofía de Berkeley es sorprendente en el sentido de que una formulación abreviada de la misma la hace aparecer tan alejada de la concepción del mundo del hombre corriente, que atrae inevitablemente la atención. Los objetos, según Berkeley, del conocimiento humano son o ideas impresas realmente en los sentidos, o bien percibidas mediante atención a las pasiones y a la operaciones de la mente o, finalmente, ideas formadas con ayuda de la imaginación y de la memoria. David Hume Nació en Edimburgo (Escocia) en 1711. Hijo de un terrateniente. En su juventud se dedicó al comercio, pero luego se dedica a las letras y a la filosofía. A los veintitrés años escribe su primer trabajo filosófico. Murió en 1776. Sus obras más importante son: "Tratado de la naturaleza humana", "Investigación sobre el entendimiento humano", "Investigación sobre los principios de la moral". El punto clave del pensamiento de Hume reside en su teoría de la asociación de las ideas.

Es Hume quien lleva a sus últimas consecuencias la dirección empirista iniciada con Bacon. Para él las ideas son copias borrosas y sin viveza de las impresiones directas. Según Hume, tanto la percepción como la reflexión nos aportan una serie de elementos que atribuimos a la sustancia como soporte de ellos. Pero no limita su crítica a las sustancias materiales sino al propio yo. Para Hume, el conocimiento no puede llegar a alcanzar una verdad metafísica. Tampoco acepta que existan ideas innatas, ya que todos los contenidos de la conciencia provienen de la experiencia. Empirismo lógico Se considera al empirismo lógico como la corriente más influyente, ya que es ésta la continuación del positivismo. El empirismo lógico está bastante influido por la tradición filosófica inglesa del nominalismo y del empirismo. El empirismo lógico da un paso de mucha importancia, al reconocer juicios como 3+2= 5, que no se derivan de la experiencia. "Se llama empirismo lógico porque presta gran atención a la lógica y a la matemática". Actualidad del pensamiento La diferencia más relevante entre las grandes corrientes filosóficas y los métodos de conocimiento estriba en la importancia o no que le dan a lo físico, o en su contraposición, a lo racional. El empirismo, o conocimiento como fruto de la experiencia, abre las posibilidades para que el hombre se convierta en autodidacto de su propia vida. El hombre que experimenta es un hombre que conoce, que despeja interrogantes, que descubre el mundo. Cifrar toda la existencia en las experiencia vividas lleva, en gran medida, a desconocer la historia y los planteamientos hechos hasta el momento, porque así se tengan por establecidas cosas que pudieron ser fruto de la experiencia, se puede concluir que lo vivieron otros hombres en otra época, en circunstancias distintas, y hoy se puede experimentar de manera diferente y llegar a otras conclusiones.

El empirismo derriba con facilidad conceptos, visiones doctrinales, religiosas y teóricas, reduciéndolas a nada, porque no son fruto de las sensaciones. El hombre de hoy definitivamente es muy empirista, y esto lo ha llevado a sentirse protagonista de su propia historia, a descubrirse capaz, a valorarse y a creerse. El poder experimentar y descubrir el mundo a través de los sentidos es mucho más llamativo que hacerlo a través de lo que la tradición ha enseñado. El empirismo acaba con las prohibiciones, los dogmas, los métodos científicos preestablecidos y se reafirma en la persona como sujeto capaz del conocimiento. Esta corriente de pensamiento ha repercutido a nivel social de manera muy trascendente y sentida. De manera positiva ha valorado las culturas y las ha hecho capaces de la universalidad, ha dimensionado al hombre, no por parámetros intelectuales sino por criterios de observación y percepción. Recategoriza al hombre haciéndolo más estético, dinámico, inquieto, pero también puede hacerlo omnipotente, desconocedor de Dios, de lo espiritual y lo metafísico. La ciencia misma, que sólo da como válido lo que es producto experimentado y comprobado, hace que lo que no corresponda a otros patrones, aunque también se sitúe en el campo científico, no sea tan valorado y tenido en cuenta. El empirismo ha sabido ganarse el espacio y cuenta con elementos muy convincentes para seguir siendo motivo válido de especulación y conocimiento.

CONSTRUCTIVISMO En filosofía de

la ciencia

y

epistemología se

denomina

constructivismo

o

constructivismo epistemológico a una corriente de pensamiento surgida hacia mediados del siglo XX, de la mano de investigadores de disciplinas muy diversas (psiquiatras, físicos, matemáticos, biólogos, psicólogos, sociólogos, lingüistas etc.). Para el pensamiento constructivista, la realidad es una construcción hasta cierto punto «inventada» por quien la observa. Nunca se podrá llegar a conocer la realidad tal como es pues siempre, al conocer algo, ordenamos los datos obtenidos de la realidad (aunque sean percepciones básicas) en un marco teórico o mental. De tal modo, ese objeto o realidad que entendemos "literal" no es tal, no tenemos un "reflejo especular" de lo que está "ahí afuera de nosotros", sino algo que hemos "construido" en base a nuestras

percepciones y datos empíricos. Así, la ciencia y el conocimiento en general ofrecen solamente una aproximación a la verdad, que queda fuera de nuestro alcance. Como introducción general, considerese el siguiente pasaje de Gerald M. Edelman: “Cada acto de percepción es, a cierto grado un acto de creación y cada acto de memoria es a cierto modo un acto de imaginación”. Historia La orientación fundamental de esta corriente partió desde Immanuel Kant (1724-1804) cuando distinguía entre el fenómeno y el noúmeno (o cosa en sí). Afirmaba que la realidad no se encuentra fuera de quien la observa, sino que en cierto modo es construida por su aparato cognitivo. Pero se considera como el primer constructivista a Giambattista Vico (1668-1744) y su famoso «Verum ipsum factum» (‘la verdad es hacerlo’). Otros precedentes del pensamiento constructivista podrían ser René Descartes (15961650) con su «cógito ergo sum», David Hume (1711-1776) y, sobre todo, el obispo George Berkeley (1685-1753), cuyo «esse est percepi» entra de lleno en este contexto. Jean Piaget es uno de los personajes que difiere de esta corriente. Piaget se basa en la creación de los esquemas y su postura ante el contructivismo es escéptica, aun cuando se diga que es un pensador inmerso en esta corriente. Distintas teorías del constructivismo Constructivismo radical Uno de sus principales portavoces en el ámbito alemán fue el científico austríaco Paul Watzlawick (nacido en 1921 y emigrado a California), con el libro La realidad inventada, publicado en 1981, donde reúne diez ensayos de diferentes autores en torno al llamado «pensamiento constructivista». Sus correligionarios Heinz Von Foerster y Ernst von Glasersfeld también son austríacos y trabajan en Estados Unidos. Para Von Glasersfeld, el término constructivismo radical se refiere a un enfoque no convencional hacia el problema del conocimiento y hacia el hecho de conocer. Éste se inicia en la presunción de que el conocimiento, sin importar cómo se defina, está en la mente de las personas, y que el sujeto cognoscente no tiene otra alternativa que construir lo que él o ella conoce sobre la base de su propia experiencia. El conocimiento entonces

es construido a partir de las experiencias individuales. Todos los tipos de experiencia son esencialmente subjetivos, y aunque se puedan encontrar razones para creer que la experiencia de una persona puede ser similar a la de otra, no existe forma de saber si en realidad es la misma. La teoría del constructivismo radical desarrollada por Von Glasersfeld parte de los enunciados de otro austriaco, Heinz von Foerster. La visión elaborada por Von Foerster del constructivismo planteaba que el sistema nervioso no podía distinguir en lo absoluto entre la percepción y la alucinación, ya que ambos eran simples patrones de excitación nerviosa. Las implicaciones neurofisiológicas de este enunciado fueron posteriormente desarrolladas en 1971 por los biólogos chilenos Maturana y Varela, quienes percibieron el conocimiento como un componente necesario de los procesos de la autopoiesis (capacidad de los sistemas de producirse a sí mismos) que caracterizan a los organismos vivos. La teoría de Von Glasersfeld se enmarca dentro de una sólida corriente científica que alcanza a Jean Piaget, de quien toma numerosas referencias, así como de autores como Gregory Bateson, Paul Watzlawick, Ilya Prigogine, Niklas Luhmann, Edgar Morin y Humberto Maturana, entre muchos otros. Se inspira en las propuestas filosóficas del pensador italiano Giambattista Vico (1668-1744) y lo considera un precursor directo del constructivismo radical, ya que este último sostenía que la verdad es la realidad particular de quien la expresa, esto es, una construcción subjetiva («verum ipsum factum»: la verdad es hacerlo). Von Glasersfeld mantiene que la realidad ontológica no puede reducirse a una interpretación racional. Por el contrario, la realidad se construye a partir de la experiencia de la propia realidad. A fin de eliminar la presunción de realidad en la explicación del conocimiento, Von Glasersfeld (1996) enuncia los siguientes principios básicos: a) El conocimiento «no se recibe pasivamente, ni a través de los sentidos, ni por medio de la comunicación, sino que es construido activamente por el sujeto cognoscente». b) «La función del conocimiento es adaptativa, en el sentido biológico del término, tendiente hacia el ajuste o la viabilidad».

c) «La cognición sirve a la organización del mundo experiencial del sujeto, no al descubrimiento de una realidad ontológica objetiva». d) Existe una exigencia de socialidad, en los términos de «una construcción conceptual de los “otros”»; en este sentido, las otras subjetividades se construyen a partir del campo experiencial del individuo. Según esta tesis, originada en Kant, la primera interacción debe ser con la experiencia individual. Vinculado a este último punto, Von Glasersfeld postula que los significados, o las relaciones conceptuales, no pueden ser transmitidos de un hablante a otro. Estos bloques derivan

únicamente

de

la

experiencia

individual

y

luego

se

pueden

ajustar

intersubjetivamente. De esta manera, los significados son subjetivos por lo que «no podemos mantener la noción preconcebida de que las palabras comunican ideas o conocimientos». El hombre, según esta visión, es el único responsable de sus pensamientos, su conocimiento y sus acciones. La importancia del constructivismo se evidencia cuando se le compara con el enfoque epistemológico o ciencia cognitiva opuesta, que fundamenta el conocimiento en una reflexión pasiva de la realidad objetiva externa. Esto implica un proceso de «instrucción» externo, ya que para obtener esa imagen de la realidad, el sujeto debe de alguna manera, recibir algún tipo de información desde afuera. Este enfoque —plantea Von Glasersfeld— implica una perspectiva ingenua, donde los sentidos funcionan como una cámara que únicamente proyecta una imagen de cómo el mundo realmente aparece en nuestros cerebros, y utiliza esa imagen como un mapa, codificando la estructura «externa» en un formato diferente. Esta visión entra en conflicto con una serie de problemas conceptuales, por cuanto ignora la infinita complejidad del mundo. Aún más, la observación detallada demuestra que en la práctica, la cognición no funciona de esa manera. Por el contrario, se demuestra que el sujeto genera, de manera activa, suficientes modelos potenciales y que el rol que juega el entorno es simplemente reducido a reforzar algunos de esos modelos mientras elimina otros (proceso de selección). Mediante este concepto de viabilidad (fit) del conocimiento se indica que este no puede ser interpretado como una representación de la realidad, sino más bien como la llave que abre diversos caminos para el hombre. Esta construcción a la que se hace referencia, sirve en primer lugar a propósitos egoístas: el sujeto desea tomar control sobre lo que percibe, de manera de eliminar cualquier desviación o perturbación del logro de sus propias metas. El control requiere de un

modelo de lo que se desea controlar, pero este modelo solo incluirá aquellos aspectos relevantes a las metas y acciones del sujeto. De alguna manera, al sujeto no le interesa controlar la cosa: solo le interesa compensar las perturbaciones que siente que esa cosa representa para sus metas y por lo tanto, lo hace capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes. Por eso Maturana habla de la «objetividad» entre comillas. Y de cómo la objetividad se convierte en un instrumento de poder, por ejemplo en la ciencia. En palabras de Maturana, el resultado de asumir esta postura es la aceptación legítima del otro. Ya que el lugar que ocupa el otro en el mundo es distinto al mío, y su «objetividad» será distinta, no puedo sino escucharle con respeto. Constructivismo matemático Existe también vinculada al constructivismo una rama en matemáticas, fruto de la reflexión sobre su naturaleza (como el holandés L. E. J. Brouwer), o sobre la asimilabilidad del lenguaje matemático (Michael Dummett, en el ámbito de la filosofía analítica británica). Epistemología genética Aunque la expresión fue acuñada por James Mark Baldwin la utilizó posteriormente Jean Piaget, quien en 1967 presenta las epistemologías constructivistas en su famoso artículo «Lógica y conocimiento científico» de la Encyclopedia Pléiades y se refieren a dos enfoques diferentes y en muchos conceptos, opuestos. Mientras Baldwin lo utiliza en el sentido de la genética como herencia, Piaget lo utiliza como Génesis, es decir, origen. Actualmente el sentido más aceptado y conocido es el de Piaget. En 1955 Piaget fundó el Centro Internacional por la Epistemología Genética de Ginebra (Suiza), y lo dirigió hasta 1980. Conceptos e ideas Para el pensamiento constructivista, la realidad es una construcción hasta cierto punto «inventada» por quién la observa. Una de las críticas más comunes al constructivismo radical es su proximidad aparente con el solipsismo. El constructivismo afirma que nunca se podrá llegar a conocer la realidad como lo que es, ya que al enfrentarse al objeto de conocimiento, no se hace sino ordenar los datos que el objeto ofrece en el marco teórico del que se dispone. Así, por ejemplo, para el

constructivismo la ciencia no ofrece una descripción exacta de cómo son las cosas, sino solamente una aproximación a la verdad, que sirve mientras no se disponga de una explicación intersubjetivamente más válida. Para el constructivismo una descripción exacta de cómo son las cosas no existe, porque la realidad no tiene existencia independiente al sujeto-observador. Tomando un ejemplo de Ernst von Glasersfeld, el camino escogido por la ciencia al tratar de la realidad es como el de una llave que se ajusta a la cerradura, aunque se ignora cómo está hecha la cerradura. Por el momento, la llave de que se dispone sirve al propósito de quien la utiliza, a pesar de que ignore el fondo del asunto. El enfoque constructivista se opone a la teoría cognitivista del procesamiento de información; dado que considera que la realidad no es ni única, ni objetiva ni independiente a quien la busca describir y explicar. El sujeto construye activamente herramientas y símbolos propios para manipular de manera concreta (física) y abstracta (semántica) el mundo externo y su concepción de sí-mismo. Enfatiza que los símbolos manipulados son construcciones semióticas, es decir, patrones de la conducta de la comunicación incluyendo los signos y sus sistemas de significancia, y los medios por los cuales los seres humanos se comunican. A su vez, estos símbolos son sociohistóricamente producidos; dado que el sujeto empieza a construir significado ya inmerso en los sistemas sociales y culturales en los que nació.

EL NEOPOSITIVISMO En el siglo XX, la visión cientificista propia del positivismo fue reformulada por el Círculo de Viena con los recursos de la lógica matemática y de la filosofía del lenguaje. Su precedente más inmediato está en la tradición empirista de Ernst Mach (1838-1916). La epistemología de este autor considera que la ciencia se refiere sólo a los fenómenos tal como se presentan en la experiencia, de tal modo que pretender alcanzar una realidad más allá sería una aspiración “metafísica” imposible de realizar. La perspectiva de Mach, además de fenomenista, es instrumentalista, al afirmar que la ciencia tiene como único objetivo la “economía de pensamiento”, es decir, la formulación de teorías que no pueden considerarse verdaderas o falsas, sino solamente útiles con vistas a la predicción.

En 1895 se creó en la Universidad de Viena una cátedra de Filosofía de las ciencias inductivas para Mach, quien la ocupó hasta 1901. Desde allí se extendió la influencia de la filosofía empirista y anti-metafísica centrada en el estudio del conocimiento científico. En 1922 ocupó esta cátedra Moritz Schlick (1882-1936). Su prestigio e influencia hicieron que se viera rodeado de filósofos y científicos de tendencia empirista y anti-metafísica, que darían vida a lo que se llamó el Círculo de Viena (Die Wiener Kreis). Entre los exponentes principales se encontraban, además de Schlick, Rudolf Carnap (1891-1970), Otto Neurath (1882-1945), Hans Hahn (1879-1934) y Kurt Gödel (1906-1978). Otros autores importantes –Karl Raimund Popper y Ludwidg Wittgenstein- frecuentaron el Círculo sin formar parte del movimiento. En 1929 publicaron su manifiesto programático, que tenía como título La visión científica del mundo (Die Wissenschaftliche Weltanffassung). Este proyecto continuaba, en el siglo XX, el espíritu de la Ilustración y de la Enciclopedia. Su objetivo primordial era unificar todo el saber siguiendo el método y el lenguaje de la física (fisicalismo). En la línea del positivismo de Comte, afirmaron que todo conocimiento válido se reducía al que proporcionan las ciencias experimentales, y que éstas se limitaban a relacionar los fenómenos observables, sin traspasar el ámbito de lo positivamente dado por la experiencia. No había cabida para un conocimiento “metafísico” que vaya más allá de la observación experimental. La pretensión de validez exclusiva de las ciencias empíricas la fundamentaban, siguiendo a Mach, en el criterio empirista de significado: una afirmación acerca de los hechos sólo tiene significado (o sentido) si existe algún procedimiento empírico para comprobarlo. Por tanto, si un enunciado es empíricamente verificable, entonces tiene sentido; si no lo es, se trata de un aserto sin sentido, del que ni siquiera puede decirse que sea verdadero o falso, puesto que es un enunciado mal construido. En consecuencia, los enunciados metafísicos como ¿existe Dios?, ¿qué es la libertad?, ¿existen normas morales que derivan de la naturaleza?, serían pseudo-proposiciones, puesto que es irracional formular preguntas que no pueden ser contestadas con los métodos experimentales. La metafísica sería simplemente expresión de actitudes emotivas, útil quizá para la expresión de sentimientos subjetivos, pero incapaz de afirmaciones verdaderamente objetivas y racionales.

Para el neopositivismo, la totalidad de la realidad es estudiada por las ciencias. La función de la filosofía se limita a aclarar el sentido de las proposiciones (enunciados) o sea, al análisis lógico mediante el cual se delimita qué proposiciones tienen sentido y cuáles no lo tienen (criterio de demarcación, que se reduce al criterio empirista de significado y, en definitiva, al principio de verificación empírica). Los fundadores del Círculo de Viena estaban convencidos de que la metafísica y la teología llevaban a perderse en pseudos-problemas. Esta convicción no era un resultado, sino la hipótesis fundamental de su trabajo. Partieron de un intento anti-metafísico programático. Se trata de una nueva modalidad del cientificismo. Mientras en el antiguo positivismo la negación de la metafísica y de Dios se veía como resultado de un progresivo avance de las ciencias, que serían capaces de llegar en el futuro a resolver todos los problemas, teóricos y prácticos, en el neopositivismo (desmoronada ya la fe optimista en las capacidades de la ciencia), se afirma de un modo más cauto y sutil que existen problemas carentes de sentido y se restringe el campo de los problemas “dotados de sentido” a los que la ciencia puede de hecho, al menos en principio, afrontar y resolver. Con esta perspectiva, ya no tiene sentido esforzarse por demostrar que Dios no existe; el nuevo positivismo se dispensa de argumentar el discurso metafísico y teológico, porque afirma que el problema de Dios ni siquiera existe como problema cognoscitivamente sensato, aunque pueda aparecer como emotivamente importante. De este modo se ha terminado por negar a la filosofía el derecho a tener problemas cognoscitivos verdaderamente suyos y se ha limitado su función a la de reflexionar sobre los elementos de conocimiento que proporcionan las ciencias. El principio de verificación empírica —todo conocimiento válido ha de apoyarse, en última instancia, en enunciados acerca de los hechos observacionales— como criterio de significado es contradictorio. En efecto, si toda proposición debe ser empíricamente verificable para poder poseer un significado, hay que reconocer que el principio de verificación mismo no es verificable empíricamente. Él mismo es un enunciado sin sentido. Además, el principio de verificación empírica no es aplicable ni siquiera en las ciencias, pues todo concepto o magnitud científica, todo enunciado, incluso los que describen los

fenómenos más sencillos, contienen conceptos teóricos que no pueden reducirse a una simple colección de observaciones. Nunca se llega a obtener una base empírica donde la observación esté completamente separada de una actividad intelectual de comprensión, construcción e interpretación. Cuando se dice: hoy, a las 12.00 la temperatura era de 25 ºC, esa afirmación se refiere a la experimentación, pero no es un simple resultado de relacionar entre sí percepciones subjetivas o datos de observación. Comporta medias, escalas, acuerdos, estipulaciones, etc. Si se admitiese en la práctica el principio de verificación empírica, habría que eliminar de las ciencias todas las construcciones teóricas. Además, la verificación sensible no es un proceso aislado, sino que supone una estimación global de una serie de pruebas múltiples y heterogéneas en relación con una teoría completa. En realidad, el criterio empirista de significado estaba destinado a eliminar la metafísica, pero para conseguirlo se establecieron unas exigencias que ni siquiera podían ser satisfechas por los enunciados de las ciencias experimentales. De ahí que Popper afirmase con razón que «los positivistas, con sus ansias de aniquilar la metafísica, aniquilan junto con ella la ciencia natural». En efecto la filosofía de la ciencia del siglo XX fue poniendo de relieve, progresivamente, la solidaridad de una teoría científica con una visión metafísica del mundo, aunque en ocasiones no se tratase de una metafísica propiamente dicha, sino de pre-concepciones de carácter sociológico, psicológico, etc. (paradigmas de Kuhn, conocimiento “personal” no verbalizado de Polanyi, “hipótesis analíticas” de Quine, etc.). Sin este encuadramiento meta-físico previo no podrían entenderse el sentido de la ciencia, ni sus reglas, ni su intento de dar una explicación de los fenómenos. El Círculo de Viena como tal se disolvió en 1938 por circunstancias políticas. Sus miembros marcharon a Estados Unidos e Inglaterra, donde existían movimientos filosóficos que entroncaron fácilmente con esta filosofía. Las ideas del Weiner Kreis han ejercido un influjo notable, también después de su disolución. Aunque algunas de sus tesis filosóficas han sido abandonadas (criterio empirista de significado, fisicalismo), no ha sucedido lo mismo con la perspectiva filosófica —cientificista y empirista— que subyace en su planteamiento.

POSTPOSITIVISMO El postpositivismo es un paradigma enteramente nuevo, no reconciliable con el viejo, positivista. Los acercamientos, acomodaciones y compromisos no son aquí más posibles que entre la astronomía ptolemaica y la de Galileo, entre la teoría del flogisto y la del oxígeno o entre la física newtoniana y la mecánica cuántica. Se trata de un sistema de ideas enteramente nuevo, basado fundamentalmente en supuestos no sólo diferentes, sino

también

contrastantes.

Un nuevo paradigma exige el derrocamiento del viejo, y no precisamente una adición a las teorías precedentes. Los datos familiares son vistos de una manera enteramente nueva y los

términos

antiguos

adquieren

una

significación

diferente.

El cambio de paradigma, en una persona, aunque madura lentamente, se efectúa de golpe, como el trueque de una forma visual, como el cambio de gestalt o el cambio en una conversión religiosa o ideológica. La rivalidad entre paradigmas no es la clase de batallas que pueden ganarse con demostraciones... y, menos aún, con imposiciones; sólo la favorece una auténtica y sincera invitación a ver las cosas como las vemos nosotros, seguros de que en la medida en que ello sea beneficioso para alguien, llegará a hacer el cambio

de

gestalt.

En conclusión, pudiéramos establecer que la diferencia fundamental entre el paradigma positivista y el postpositivista se ubica en su gnoseología o teoría del conocimiento. En éste último, postpositivista, se supera el esquema que considera la percepción como simple reflejo de las "cosas reales" y el conocimiento como copia de esa realidad . El conocimiento, en cambio, se considera como el fruto o resultado de una interacción, de una dialéctica, o diálogo, entre el conocedor y el objeto conocido. Cada conocimiento, como cada punto de una elipse (usando una analogía), estaría determinado por las distancias a los focos, cuya suma es siempre constante. Cada conocimiento sería la resultante de dos factores (sujeto y objeto), cada uno de los cuales tendría un área de mayor influencia de acuerdo al campo de pertenencia de dicho conocimiento: ciencias naturales (por ejemplo, un "motor") o ciencias humanas (por ejemplo, la "justicia"). En este diálogo, entre el sujeto y el objeto, tienen voz múltiples interlocutores, como los

factores biológicos, los psicológicos y, sobre todo, los culturales: todos influyen en la conceptualización o categorización que se haga del objeto. Por ello, no se podría enfatizar la objetividad y, menos aún, la verdad, de algo sin señalar el enfoque, óptica o punto de vista desde el cual se percibe, ya que lo que se considera como conocimiento o lo que se estima verdadero se basa en un consenso, y éste se da en un contexto social e históricamente determinado. Esto, evidentemente, nos lleva a un relativismo, pero sólo a un relativismo parcial o, mejor, a un perspectivismo, ya que en la medida en que partamos de los mismos presupuestos y adoptemos el mismo enfoque, también lograremos un consenso y una validez intersubjetiva. El paradigma postpositivista, es una versión modificada del positivismo, la predicción y el control continúan siendo la meta. El postpositivismo responde que es crítico realista lo que significa que la realidad existe pero no puede ser completamente aprehendida. Esta es manejada por leyes naturales que pueden ser comprendidas solamente en forma incompleta. De esto se desprende que, aunque existe un mundo real manejado por causas naturales, es imposible para los humanos poder percibirlo en su totalidad debido a que sus mecanismos intelectuales y sensoriales son imperfectos. El postpositivismo mantiene que la objetividad permanece como el ideal regulatorio, pero ésta sólo puede ser aproximada, coloca un énfasis especial en guardianes externos tales como la tradición crítica y la comunidad crítica. Al descansar en estos elementos se requiere que los reportes de cualquier indagación sean consistentes con la academia tradicional que existe en el campo; así como sujetar cada indagación a los juicios de los compañeros en la “comunidad crítica”, esto es con los editores, árbitros de revistas especializadas así como de sus lectores. De esto se deriva que este paradigma sea de corte objetivista modificado. Este paradigma enfatiza la criticidad múltiple remediando las discrepancias y permitiendo la indagación en escenarios naturales usando métodos cualitativos dependiendo más de la generación emergente de datos y haciendo del descubrimiento una parte esencial del proceso de indagación. Se le considera en lo metodológico como una modificación al positivismo en su proceder experimental y manipulativo.