Conductas Psicomotrices

CONDUCTAS PSICOMOTRICES Conductas Motoras de Base Corresponden a este tipo de conductas, aquellas que son innatas en el

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CONDUCTAS PSICOMOTRICES Conductas Motoras de Base Corresponden a este tipo de conductas, aquellas que son innatas en el niño, o sea, la actividad refleja del lactante va evolucionando, fisiológicamente, lo que se aprecia en una disminución progresiva de los movimientos asociados y a una independencia cada vez mayor de los grupos musculares (mayor diferenciación muscular). Las conductas motoras de base son: Coordinación Estática o Equilibrio La coordinación estática o control postural es una condición básica que se empieza a adquirir desde el nacimiento. Es la actividad armónica entre mecanismos reflejos y voluntarios que tienden a estabilizar el cuerpo y llevarlo a la posición erecta, venciendo la acción de gravedad, el peso del mismo cuerpo y a veces de otras fuerzas externas. La coordinación estática se basa en la propioceptividad, la función vestibular y la visión, siendo el cerebro el principal coordinador de esta información. Posee dos elementos básicos: la postura y el equilibrio. El equilibrio y el control postural están en base de la autonomía motriz. Cualquiera de las habilidades motrices básicas (caminar, correr, saltar, lanzar, recibir, etc.) necesita, como requisito previo, un adecuado control de la postura y la automatización de las reacciones de equilibrio. Igualmente la relación con el espacio circundante, la orientación, necesita tener una clara y equilibrada referencia postural del propio cuerpo. Un equilibrio correcto es la base fundamental de una buena coordinación dinámica general y de cualquier actividad autónoma de los miembros superiores. Las dificultades de equilibrio repercuten en el aumento del cansancio, la ansiedad y la disminución de la atención del niño, pues los esfuerzos que este ha de realizar consiente o inconscientemente por mantener la actitud correcta, le ocasionan una gran pérdida de energía y concentración para otras tareas. Existe pues, una estrecha relación entre las alteraciones del equilibrio y los estados de inseguridad y angustia de los sujetos. El control postural se puede clasificar como: - Estático: cuando el cuerpo es mantenido en una posición en un lugar determinado. Por ejemplo al pararse en un pie. - Dinámico: cuando se mantiene el equilibrio mientras se realizan ejercicios de locomoción, cuando el centro de gravedad se desplaza continuamente fuera de la base de sustentación, lo que obliga a realizar rápidos ajustes posturales. Coordinación Dinámica General Se llama coordinación a la integración de las diferentes partes del cuerpo en un movimiento ordenado y con el menor gasto de energía posible. Los patrones motores se van encadenando, formando otros que posteriormente serán automatizados, por lo que la atención prestada a la tarea será menor y ante un estímulo se desencadenarán todos los movimientos.

Coordinación Dinámica General se refiere a la coordinación recíproca de grandes grupos musculares y en la mayoría de los casos implica locomoción. Es lo que se denomina popularmente como Psicomotricidad Gruesa. Sus conductas son el salto, la carrera y la marcha, además de otras más complejas como bailar. Esta conducta requiere de flexibilidad en el control del acto motor y buen equilibrio; y apunta a la calidad de movimiento. Coordinación Visomanual Este tipo de coordinación se da en un movimiento manual o corporal que responde a un estímulo visual y se adecua a él. Hay una interrelación entre el espacio cinestésico y el espacio visual. Se puede clasificar como: - Coordinación oculomanual: acto motor coordinado entre ojo y mano. Por ejemplo el lanzar una pelota. - Coordinación dinámica manual: movimiento de ambas manos, relacionado entre sí. Por ejemplo tejer a palillo. La máxima coordinación se logra entre los 8 y los 16 años. Para lograr una correcta coordinación visomanual se requiere: - Desarrollo del equilibrio general del propio cuerpo. - Independencia en las acciones musculares (disociación muscular). - Una perfecta adecuación de la mirada a los diferentes movimientos de la mano. - Lateralidad bien definida. - Adaptación al esfuerzo muscular, es decir que éste se adecue a la actividad que se realiza. - Desarrollo del sentido de la direccionalidad. Control Respiratorio La respiración normal se encuentra regulada por el autorreflejo pulmonar y por los centros respiratorios bulbares, que adaptan de una manera automática la respiración a las necesidades de cada momento. No obstante, la respiración también se encuentra sometida a influencias corticales tanto conscientes como inconscientes. El hecho de inspirar y espirar se halla muy relacionado con la percepción del propio cuerpo, sobre todo a nivel de tórax y abdomen; y también con la atención interiorizada que ejerce el control sobre las terminaciones musculares y la relajación parcial de uno o de varios elementos corporales. Entre las influencias corticales inconscientes, las que más interesan a la psicomotricidad son: - La hipoventilación provocada por la atención, los movimientos lentos o delicados, etc. - La hiperventilación provocada por factores emocionales, según su intensidad (ansiedad, miedo, angustia, sorpresa, alegría, satisfacción, etc.). Dada la influencia de la respiración sobre los procesos psicológicos tan importantes como la atención y las emociones, su educación en las edades infantiles es de suma importancia, puesto que, por ejemplo, la adquisición de

una respiración nasal adaptada en amplitud y frecuencia a cada tipo de tarea y el control de las emociones a través de la respiración es el resultado de un proceso de aprendizaje que se va consiguiendo paulatinamente y no un proceso meramente automático del que se disponga ya desde el nacimiento. Para lograr el control respiratorio se utilizan diversos ejercicios de inspiración y espiración tanto bucales como nasales, así como la retención de la inspiración y la espiración, en diferentes estados: de reposo y de esfuerzo, tendiendo a afianzar la respiración nasal, desarrollar la amplitud y capacidad respiratoria y controlar su frecuencia. Se trata de lograr que el niño o la niña lleguen a un control consciente de su respiración para convertirlo de nuevo en un proceso automático. Conductas Neuromotrices Tono Muscular “El tono muscular consiste en un estado permanente de ligera contracción en el cual se encuentran los músculos estriados. Su fin es servir de telón de fondo a las actividades motrices y posturales” (Stamback, 1979). Pero este estado de ligera tensión no se manifiesta sólo cuando los músculos están en reposo, si no que acompaña a cualquier actividad cinética o postural. Esta tensión no es de intensidad constante, si no variable para cada músculo y armoniza en cada momento en el conjunto de la musculatura en función de la estática y dinámica general del individuo. Cada persona tiene una determinada organización de su tonicidad. Se necesita un aprendizaje para adaptar el tono muscular y los movimientos voluntarios al objetivo que se pretende. Sin esta adaptación no podríamos actuar sobre el mundo exterior y el desarrollo psíquico se vería seriamente afectado. El tono muscular, a través de uno de los sistemas que lo regulan, la formación reticular, está estrechamente unido con los procesos de atención, de tal manera que existe una estrecha interrelación entre la actividad tónica muscular y la actividad tónica cerebral. Por lo tanto al intervenir sobre el control del tono, intervenimos también sobre el control de los procesos de atención, imprescindibles para cualquier aprendizaje. Además la formación reticular se relaciona con los sistemas de reactividad emocional, por lo que la tonicidad muscular está muy relacionada con el campo de las emociones y de la personalidad, con la forma característica del individuo. Existe una regulación recíproca en el campo tónico-emocional y afectivo-situacional. Por ello, las tensiones psíquicas se suelen expresar en tensiones musculares. Para la psicomotricidad resulta interesante la posibilidad de hacer reversible la equivalencia y poder trabajar con la tensión/relajación muscular para provocar aumento o disminución de la tensión emocional de las personas. No podemos olvidar, en relación con el control tónico, las actividades de relajación. Dependiendo de si va destinada al cuerpo en su conjunto o a determinadas partes del mismo, que se van sumando progresivamente al estado de relajación, se distingue normalmente entre dos tipos de relajación: global o segmentaria. Esta última se debe trabajar en primer lugar. La relajación consciente precisa para su dominio de un buen conocimiento y consciencia del propio cuerpo, que no se alcanza, posiblemente, hasta los 6-7 años. La relajación consciente puede proponerse,

en la etapa de 1 a 3 años a través de la percepción, mediante motivaciones táctiles. Lateralización La lateralidad corporal es la preferencia en razón del uso más frecuente y efectivo de una mitad lateral del cuerpo frente a la otra, que se manifiesta en ojo, mano y pie. De ahí que se pueda ser diestro, zurdo o ambidextro. Lo más común es ser diestro (aprox. 70% de la población). Inevitablemente se debe hacer referencia al eje corporal longitudinal que divide al cuerpo en dos mitades idénticas, con lo que se distinguen dos lados, derecho e izquierdo y los miembros repetidos se distinguen por razón del lado del eje en que se encuentran (brazo, pierna, mano, pie… derecho o izquierdo). Igualmente, el cerebro queda dividido por ese eje en dos mitades o hemisferios. El cerebro se desarrolla de manera asimétrica y tal asimetría no se reduce sólo a la corteza, si no también a las estructuras que se encuentran por debajo de ella. Es esta lateralidad cerebral la que ocasiona la lateralidad corporal. Es decir, porque existe una especialización de hemisferios, y dado que cada uno rige a nivel motor el hemisferio contralateral, es por lo que existe una especialización mayor o más precisa para algunas acciones de una parte del cuerpo sobre la otra. Pero, aunque en líneas generales esto es así, no podemos despreciar el papel de los aprendizajes y la influencia ambiental en el proceso de lateralización que construirá la lateralidad corporal. Efectivamente, la lateralización es un proceso dinámico que inmediatamente tiende a ponernos en relación con el ambiente; sería pues, una transformación o evolución de la lateralidad. La lateralidad se va desarrollando siguiendo un proceso que pasa por tres fases, claramente diferenciadas:  Fase de identificación, de indiferenciación clara (0 a 2 años)  Fase de alternancia, de definición por contraste de rendimientos (2 a 4 años).  Fase de automatización, de preferencia instrumental (4 a 7 años). Control del cuerpo propio Como su nombre lo indica, esta conducta neuromotriz hace referencia al conocimiento y percepción del cuerpo, que posibilita actividades como el ubicar la mano vertical en el espacio. En test de evaluación psicomotriz se suele evaluar desde los 3 años. Conductas Perceptivomotrices Las conductas Perceptivomotrices están ligadas estrechamente a la consciencia y a la memoria, ya que en estas conductas se ponen en juego todas las adquisiciones anteriores para lograr “movimiento integrado al medio ambiente eficazmente”. Las conductas se clasifican en:

Organización Perceptiva. Hace referencia al ordenar y disponer de las sensaciones y percepciones que nos permiten conocer los objetos, la relación entre ellos y el medio ambiente, gracias a la selección y asociación de información. Organización Lateroespacial. Se refiere a la capacidad de reconocer la simetría de nuestro cuerpo, diferenciando derecha e izquierda en él, y posteriormente proyectarlo al espacio. Estructuración Espacio-Temporal. Es la relación entre tiempo y espacio, conceptos con los que podemos determinar movimiento en el tiempo. El desarrollo de la espacio-temporalidad, entendiéndose por ella a la evolución de las conductas Perceptivomotrices, se relaciona con el desarrollo de la imagen del cuerpo y las representaciones mentales. El concepto de espacio evoluciona desde el conocimiento del espacio corporal, a través del conocimiento del espacio ambiental, hasta llegar al espacio simbólico. Este proceso constituye, en realidad, una estructuración en fases, que va desde el movimiento del cuerpo hasta la abstracción. Las informaciones que captamos del espacio exterior (exterocepción) deben conjugarse con las informaciones espaciales recogidas por los receptores propioceptivos (interocepción). El espacio es algo externo, pero también algo interno, ya que nuestro cuerpo ocupa el espacio. Gracias a todo ello adquirimos habilidades de orientación en el espacio y por ejemplo ajustamos nuestros movimientos al intentar aproximarnos a un objeto y apoderarnos de él. La noción del espacio se elabora y se diversifica de modo progresivo a lo largo del desarrollo psicomotor y en un sentido que va de lo próximo a lo lejano y de lo interno a lo externo. Es decir, el primer paso sería la diferenciación del yo corporal con respecto al mundo físico exterior. Una vez hecha esta diferenciación se desarrollarán de forma independiente el espacio interior en forma de esquema corporal, y el espacio exterior en forma de espacio circundante en el que se desarrolla la acción. Esto sumado a la simetría corporal lateralizada en etapas superiores entrega la capacidad de organizar, orientar y estructurar el espacio según la situación, en relación a nuestro cuerpo, al de otros o a los objetos. Según Piaget la adquisición de la marcha supone un gran avance en la elaboración del espacio, puesto que ofrece al niño la posibilidad de conectar las sensaciones visuales, cinéticas y táctiles. Se inicia un espacio general, que se elabora principalmente gracias a la coordinación de movimientos. Este espacio característico del período sensoriomotriz es un espacio de acción que Piaget denomina espacio Topológico, con predominio de las formas y las dimensiones. Por otro lado el tiempo está, en principio, muy ligado al espacio; es la duración que hay entre dos percepciones espaciales sucesivas. De hecho comenzamos a notarlo gracias a la velocidad. En este sentido, la noción rápidolento precede a la de antes y después que es puramente temporal. El tiempo es el movimiento del espacio, y se interioriza tardíamente. (Boscaini, 1998)

Piaget también señala que durante el período sensoriomotor, el niño es capaz de ordenar acontecimientos referidos a su propia acción y posteriormente a sí mismos. Con todo lo anteriormente descrito, se puede entender que las conductas perceptivomotrices ya señaladas son fases de la adquisición de los conceptos de tiempo y espacio.