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• Juandiegarcía

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Mediante lo expresado pudimos demostrar lo que postulamos en la introducción, aunque ya no constituye una revelación para nadie: La Roma antigua constituye una de las mas ricas fuentes en la que breva la actual civilización occidental. Pero no sólo ello. Sin duda constituye la principal influencia. El idioma más hablado del mundo nace del Latin, y mucho de los que le siguen en popularidad también lo hacen. Excluyendo un puñado de países (Estados Unidos, Canadá, los integrantes de la Gran Bretaña), la totalidad del mundo occidental se rige por normas e instituciones jurídicas pergreñadas en la época del Emperador Justiniano. Mencionamos estas dos sólo por no abundar en ejemplos de algunas de las principales herencias de la cultura romana antigua a la nuestra. Aunque, ni siquiera en honor a la brevedad, pueden dejar de nombrarse: la táctica militar, la arquitectura, la teología adaptada por el cristianismo, el calendario gregoriano, los espectaculares avances en la agricultura y las ciencias, etc. Y la literatura no es únicamente uno más de dichos legados. Porque no sólo le debemos a la literatura latina los avances más sorprendentes y definitivos en cuanto a las técnicas oratorias, así como el que, unánimemente, es considerado el mejor orador de la historia. No sólo nos deleitamos con algunos de los mejores poetas y guionistas teatrales de la antigüedad. No sólo debemos a la métrica latina las técnicas a partir de las cuales se desarrolló el arte poético en los siglos posteriores. A través de la literatura podemos conocer en detalle las costumbres cotidianas de tan grande civilización. Podemos conocer sus dioses, sus logros, sus aspiraciones. La literatura fue, y aún es, el más eficiente modo de almacenamiento del saber. De propagación del mismo. De ilustración de la realidad. Aún más, si algo nos demuestran la oratoria, el derecho, y el lenguaje en general, es que la literatura (en todas sus variantes), tiene el poder de modificar la realidad. A la Antigua Roma le sirvió para hacerse inmortal y repercutir en todos los aspectos de la vida cotidiana de occidente 15 siglos más tarde.