Como Se Forma Un Abogado

¿Como se forma o deforma un abogado? (*) juan monroy galvez Durante su ejercicio profesional un buen abogado tendra enca

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¿Como se forma o deforma un abogado? (*) juan monroy galvez Durante su ejercicio profesional un buen abogado tendra encargos importantes. Los enfrentara preparandose con especial esmero. Asesorara empresas, decidira con su consejo el futuro de una familia, sera parlamentario o legislador, que no es lo mismo. Quiza sea ministro o si nos descuidamos, hasta llegue a presidente. No importa el reto, su empeño le permitira enfrentarlo con solvencia. Pero este responsable hombre de derecho no se preparará, insolitamente para el encargo mas importante que un abogado puede recibir, ser profesor solo es comparable en importancia con ser juez. Quiza esa paradoja ocurra con la misma razon por la que casi nadie se prepara para ser padre, aún cuando en la perspectiva de la vida sea el rol mas importante que nos toque desempeñar. Atendiendo a lo que hace un profesor de derecho en clase, podemos encontrar algunos tipos. Hay quienes dictan clase. Y es exacto. Los callos en los dedos de los estudiantes al final del curso demuestran que han sido “grandes dictadores”. Otros dicen “enseño mi especialidad”. Y como su disciplina esta contenida en una ley lo que recuerda que en el perú aún nos encontramos en la “edad de la codificación”, complementan su respuesta diciendo que enseñan la ley de sociedades, el codigo tributario o el penal, etc. Y en efecto, como en los medievales tiempos del corpus iuris, este profesor de fines del siglo xx desarrolla su glosa ordenada sobre cada uno de los articulos de la ley que regula su especialidad. ¡la norma escrita es lo unico que considera digno de ser transmitido a sus discípulos! Ni siquiera su buena fe los salva. Geny se retorcería en su tumba observando como cien años después que despacho a mejor vida el método exegetico, este es cultivado con entusiasmo por abogados que, como profesores, han tuberculizado el derecho reduciendolo, como los civilistas franceses del siglo xix a la ley y a su comentario. Otro profesor es aquel llamado para que “enseñe” por ser un profesional exitoso. Puesto a transmitir aquello que lo ha hecho famoso, considera que su misión es compartir con sus alumnos las anécdotas de su vida profesional. Convencido de cual debe ser su aporte, le resulta imposible advertir que sus simpaticos y no siempre entretenidos relatos no deben ni pueden ser el contenido exclusivo de su curso. Descubierto el fraude años después, el forado en la formación de varias promociones es irreparable. El “profesor funcionario público” (ministro, congresista o pelambre similar) siempre esta atrasado y adicionalmente apurado. Como estima que su presencia es “suficiente” demostración de aliento para el estudiante, suele estar en la facultad el tiempo necesario para que su “hálito vital” deje una “huella indeleble” en este. Después de todo, piensa el profesor, ¿para que preparar o estudiar el tema de clase, cuando soy un ejemplo vivo?

Otros profesores lo son debido al notable dominio de su especialidad. Suelen preocuparse realmente de su función educativa. `por ello preparan con extremo cuidado la exposicion generalmente brillante para cada clase. Ahora, ¿estos brillantes oradores conocen la cuota de información que un estudiante realmente incorpora luego de soportar setenta minutos de tan elaborado y enterado monologo? La respuesta, como la verdad, es que no tiene remedio. Pasea tambien por las facultades o se aposenta en las salas de docentes el profesor planta. Es un profesor a tiempo completo por eso lo de planta que regularmente nunca está en tanto se encuentra “gozando” de una beca o actividad similar. Y cuando aparece, se encuentra en estado de “reunión permanente”. Es el profesor estable más inestable que memoria alguna recuerde. Dejando especies por describir, acabamos con el profesor ukase. Este ha llegado a abogado y luego a profesor con mucha rabia guardada, haciendolo titular de una factura por cobrar, lo que sabe constituye información “indiscutible, categorica, absoluta”.. Este matematico del derecho no permitirá jamas un palmo de desviación a su prédica, respecto de la cual las demás opiniones, sobre todo las de sus colegas de curso, están “totalmente equivocadas”. Por eso, si algun estudiante creyera ingenuamente, que alguna idea de este profesor puede ser sometida a discusión, en la que se metera el pobre. El director de colegio militar que tiene al frente lo martillara con su autoridad feroz y su entrenada razón hasta pulverizarlo. Toda esta variopinta gama de profesores de derecho tiene un origen común. La idea de que los procesos de enseñanza y de aprendizaje son simples actividades intuitivas que se pueden conducir con solo interés y disposición. Este error es, en nuestra opinión una de las causas de la crisis que hoy atravieza la profesión jurídica. Si a lo descrito se suma la tendencia de algunas facultades de derecho de privilegiar sus ganacias ofreciendo a cambio la formación del abogado exitoso o sea de aquél que culmina satisfactoriamente un proceso de acumulación de riqueza, o más simplemente, otorgando un título que por sí, al margen de la calidad intrinseca del egresado, constituye una posición privilegiada en el “mercado”, se evidencia que lo único que les importa es liderar la “producción” de los egresados que mejor se inserten en el sistema de circulación desquiciante de la mercancía y del dinero. Contra este tipo de formación jurídica resulta indispensable promover estudios que forjen un egresado que cuestione activamente el sistema de “valores” que subyace en una sociedad ansiosa por alimentarse de “triunfadores” y con el tiempo por desgracia, también de sus miserias y suicidios. Una constatación de lo expresado es el hecho de que en la sociedad peruana sobran abogados, tanto como faltan modelos a seguir. Dificil será el cambio hasta que nos convenzamos de que se necesitan abogados que asuman la resposabilidad de cubrir la brecha que existe en la sociedad entre el “ser” y el “deber ser” o, con precisión, el

encargo de proyectar el derrotero moral y social por donde se concreten los intereses comunitarios de esta agrupación de individuos autistas e insensibles en que se ha convertido la sociedad contemporánea.