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COMENTARIO DE LA CARTA ENCICLICA “FIDES ET RATIO” Esta carta encíclica “Fides et Ratio”, está vinculada a la ética de la persona por eso es que nos referimos en los párrafos siguientes, argumentando acerca de ella. “Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva de conocerle a él para que conociéndolo y amándolo pueda alcanzar también la verdad sobre sí mismo”. (Párrafo 1, página 5) 

En este párrafo el papa Juan Pablo II, se refiere a la verdad como un valor fuertemente ligado a la ética personal o social, en las relaciones múltiples y responsables que

se tenga en la aplicación de la verdad, aplicando la

inteligencia generadora de pensamientos críticos y argumentativos. INTRODUCCCIÓN CONÓCETE ATI MISMO “El hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo y más se conoce así mismo en su unicidad, le resulta más urgente la interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia”. (Párrafo 2, página 5). 

Conocerse a sí mismo es la más sencilla invitación a reflexionar sobre sí mismo, es decir conocer nuestra alma intelectual y racional para orientar nuestra vida como lo afirmo el filósofo sabio Tales de Mileto, el hombre se conoce cuando va a hacia el fondo de sí mismo y ahí encuentra la imagen de Dios y de ahí deducir que “el señor de la misericordia el que hizo todas las cosas, con su sabiduría creo al hombre para que dominase a todas las cosas y para regir el mundo con santidad y justicia y para administrar justicia con rectitud y sabiduría en el corazón.

“De la existencia humana surgen preguntas tales como: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo y a dónde voy?, ¿Por qué existe el mal?, ¿Qué hay después de la vida?”(Párrafo 1, página 6). 

En este párrafo señalan las interrogantes con estilo de antropología filosófica y desde distintas perspectivas lo que es auténticamente el ser humano. En este sentido de pérdida de identidad, de incertidumbre y desconcierto sobre el ser humano y su reflexión filosófica, critica y sistemática el significado de hombre que es lo más urgente en nuestros tiempos. Responder estas preguntas, se torna un problema ya que saber a cerca del hombre, algo definido, estable y permanente no ha alcanzado una única respuesta.

De modos y formas diversas, muestra que el deseo de verdad pertenece a la naturaleza misma del hombre. (Párrafo 2, página 7). 

En el sentido de conocer la verdad es peculiar la naturaleza del hombre

Se han alcanzado resultados que han llevado a la elaboración de verdaderos sistemas de pensamiento…Debe reconocer la prioridad del pensar filosófico, en el cual tiene su origen y al cual debe servir de forma coherente. (Párrafo 1, página 9).

Piénsese, por ejemplo, en los principios de no contradicción, de finalidad, de causalidad, como también en la concepción de la persona como sujeto libre e inteligente y en su capacidad de conocer a Dios, la verdad y el bien; piénsese además en algunas normas morales fundamentales que son comúnmente aceptadas. (Párrafo 2, página 9).

La iglesia, por su parte, aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar los objetivos que hagan cada vez más digna la existencia personal. (Párrafo 1, página 10).

Los resultados positivos alcanzados no deben llevar a descuidar el hecho de la razón misma. (Párrafo 3, página 10).

Reafirmando la verdad de la fe podemos devolver al hombre contemporáneo la auténtica confianza en sus capacidades cognoscitivas y ofrecer a la filosofía un estímulo para que pueda recuperar y desarrollar su plena dignidad. (Párrafo 1, página 13).

La exigencia de una base sobre la cual construir la existencia personal y social se siente se modo notable sobre todo cuando se está obligado a constatar el carácter parcial de propuestas que elevan lo efímero al rango de valor, creando ilusiones sobre las posibilidades de alcanzar el verdadero sentido de la existencia. (Párrafo 2, página 13).

De acuerdo a las especulaciones que se tiene de cada persona, ha desviado la mirada de la verdad, prefiriendo el éxito inmediato en lugar del esfuerzo de la investigación paciente sobre lo que merece ser vivido…Para que la humanidad en el umbral del tercer milenio de la era cristiana, tome conciencia cada vez más clara de los grandes recursos que le han sido dados y se comprometa con renovado ardor en llevar a cabo el plan de salvación en el cual está inmersa su historia. (Párrafo 1, página 14).