COMENTARIO CARTA A MENECEO

La Carta o Epístola a Meneceo, también conocida como la Carta sobre la Felicidad , es el texto más famoso recuperado de

Views 92 Downloads 6 File size 142KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

La Carta o Epístola a Meneceo, también conocida como la Carta sobre la Felicidad , es el texto más famoso recuperado de Epicuro, filósofo griego, fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). En las pocas páginas que componen la epístola, el filósofo aborda los temas centrales de su filosofía con respecto a la ética y la metafísica: la búsqueda de la felicidad, el miedo a la muerte, la naturaleza de los dioses, la clasificación de los placeres. En este fragmento, Epicuro establece la cuestión de los deseos como una introducción al tema de los placeres. Los deseos se clasifican de la siguiente manera: deseos naturales, que a su vez pueden ser necesarios, esenciales para la vida humana, o innecesarios; deseos vanos, es decir, los superfluos, que, aunque no estén satisfechos, no implican dolor físico. Los deseos naturales necesarios tienen que ser saciados, sin embargo, debemos tener moderación con aquellos que no son necesarios y evitar aquellos que son vanos, porque son inútiles y portadores de la infelicidad. El fin de la felicidad es el placer, que, aunque provoca dolor, lo aceptamos porque, a veces, conllevan a la larga un mayor placer. Sin embargo, hay que aprender a distinguir entre servirnos de algo bueno como un mal o de un mal como un bien. En estos dos primeros párrafos queda establecido, pues, el tema y la tesis del autor. El tema sería “los deseos y el placer”, mientras que su tesis defiende que en la búsqueda del placer es necesario distinguir aquellos deseos que son naturales y necesarios (como el placer de calmar el hambre o la sed), de aquellos que son naturales y no necesarios (como el placer de seguir comiendo y bebiendo aunque el hambre y la sed hayan sido satisfechos), y también de aquellos que no son ni naturales ni necesarios (como el placer de obtener glorias, honor, etc.). A partir de aquí, va aportando argumentos que le permiten apoyar sus ideas, dejando claro que en el texto no solo se pretende transmitir una información, sino convencer al lector de la postura que se defiende. Como hemos visto, el texto sigue un orden lógico, de tipo deductivo, ya que plantea los argumentos partiendo de una premisa general a los datos particulares, de la tesis a la conclusión. Así, en el primer y segundo párrafo se plantea la tesis ya expuesta, mientras que en los dos siguientes se alude a la necesidad de autosuficiencia como virtud para no caer en el vicio, que es la razón del dolor en el cuerpo y en el alma, para finalizar, en el párrafo cinco con la conclusión de que la virtud más grande es la prudencia, ya que de ella surgen las demás virtudes que nos enseñan la manera de vivir placenteramente de forma ética. Podemos pensar en una estructura circular, así mismo, ya que el texto comienza exponiendo la tesis, luego alude a los argumentos y acaba nuevamente con la tesis y la solución para alcanzarla. En cuanto a los tipos de argumentos que podemos mencionar, encontramos, en su mayoría, argumentos de apoyo ya que, tienen como finalidad, sustentar su propia opinión, pero, a su vez, son emotivos, ya que no apelan a la capacidad de raciocinio del interlocutor, sino a sus sentimientos (Los alimentos sencillos procuran igual placer que una comida costosa y refinada, una vez que se elimina el dolor de la necesidad; Porque ni banquetes ni juergas constantes dan la felicidad, sino el sobrio cálculo que investiga las causas de toda elección o rechazo y extirpa las falsas opiniones de las que procede la gran perturbación que se apodera del alma).

En cambio, pese a observarse una evidente vertiente emocional, en los argumentos utilizados, podemos aludir al argumento de tipo ético, ya que aquí la moral sí que resulta preferible cuando se defiende la idea de no hacer daño a los demás si no queremos procurarnos el mal a nosotros mismos, pero también, porque aparecen argumentos que apelan a la capacidad de raciocinio del lector (Hay que obrar con buen cálculo en estas cuestiones, atendiendo a las consecuencias de la acción, ya que a veces podemos servirnos de algo bueno como de un mal, o de algo malo como de un bien). También podríamos sugerir la presencia de argumentos de tipo hedonista, ya que lo agradable resulta mejor, pero siempre advirtiéndonos de las consecuencias de ese placer cuando se excede a lo vicioso (La autosuficiencia la consideramos como un gran

bien, no para que siempre nos sirvamos de poco, sino para que cuando no tenemos mucho nos contentemos con ese poco; ya que más gozosamente disfrutan de la abundancia quienes menos necesidad tienen de ella, y porque todo lo natural es fácil de conseguir y lo superfluo difícil de obtener). En cuanto a los rasgos lingüísticos del texto, debemos hacer hincapié en los valores subjetivos que predominan en el texto, siendo un reflejo de que, no solo se nos pretende transmitir una información, sino que trata de convencernos de aquello que se defiende y recomendarnos qué hacer ante tales acontecimientos (Hay que obrar con buen cálculo en estas cuestiones, atendiendo a las consecuencias de la acción, ya que a veces podemos servirnos de algo bueno como de un mal, o de algo malo como de un bien; no es posible vivir placenteramente sin vivir sensata, honesta y justamente, ni vivir sensata, honesta y justamente sin vivir con placer. Las virtudes están unidas naturalmente al vivir placentero, y la vida placentera es inseparable de ellas). De ahí que, para aconsejarnos, el autor utilice la primera persona del plural, que hace más personal el mensaje (lo hemos conseguido ya no necesitamos de nada más; ya que a veces podemos servirnos de algo bueno como de un mal, o de algo malo como de un bien). Para contribuir a su afán de convencernos, pero también de informar, en el texto se introducen ejemplos y comparaciones que ayudan al lector a comprender la postura que se defiende, por ejemplo: servirnos de algo bueno como de un mal, o de algo malo como de un bien; como creen algunos que ignoran, no están de acuerdo o interpretan mal nuestra doctrina. Podría pensarse que por las valoraciones subjetivas que predominan en el texto, el lenguaje también sería connotativo, sin embargo, en este sentido, predomina el afán de informar y de aportar claridad a las circunstancias que se están narrando para que el lector obtenga una idea clara y concisa, haciendo uso de un campo semántico referido a la filosofía, y en concreto, al epicureísmo (deseos, placer, autosuficiencia, virtudes, vicio…). Por otra parte, la relación de ideas que se entrelazan en cada uno de los párrafos y que obedecen a un orden lógico, se caracterizan por la presencia de marcadores textuales como: pues, por eso, y puesto que, por ello, etc. De este modo, Epicuro concluye aludiendo a que la mayor de las virtudes es la prudencia, de quien dependen las demás virtudes que nos enseñan a vivir placenteramente de acuerdo a ellas. Epicuro siempre sostuvo la importancia de distinguir entre los placeres aquellos que

eran verdaderamente beneficiosos de aquellos que podían generar una dependencia y que terminaban por causar insatisfacción, bien porque fuesen irrealizables o bien porque eliminaban la autonomía del individuo. Como bien decía: "Reboso de placer en el cuerpo cuando dispongo de pan y agua, y escupo sobre los placeres de la abundancia, no por sí mismos, sino por las molestias que los acompañan".