Comentario a Nietzsche contra Wagner

Universidad del Rosario Escuela de Ciencias Humanas Filosofía del arte Leonardo Panche Cano Parcial 1: Nietzsche contra

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Universidad del Rosario Escuela de Ciencias Humanas Filosofía del arte Leonardo Panche Cano Parcial 1: Nietzsche contra Wagner

Afirmación y negación de la vida En su texto Nietzsche contra Wagner el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1889) expresa, en la sección que lleva por título el mismo que el libro, lo que se podría entender como la transición de la admiración a la oposición frente al arte de Richard Wagner. La tesis central de Nietzsche puede resumirse en que el arte de Wagner se sitúa como antípoda de su filosofía; pues mientras el pensamiento filosófico de Nietzsche afirma la vida, el arte de Wagner la denigra. El autor defiende esta tesis a partir de dos ideas centrales: Por un lado, argumenta que, desde su historia personal, su forma de componer, sus pretensiones y lo que su arte genera (al menos en Nietzsche), Wagner se presenta como el tipo de doliente que niega la vida. Por otro lado, y aunado a lo anterior, Nietzsche acusa a Wagner de ser el tipo de doliente que busca y se prosterna ante un salvador, esto, pues su última ópera así lo sugiere. Para comprender a profundidad lo anterior, es necesario aclarar que Nietzsche entendía el pesimismo filosófico como “síntoma de una fuerza superior del pensamiento” (p.45)1, esto, pues tal y como lo desarrolla en su planteamiento del super hombre, para este filósofo el sufrimiento, la soledad más solitaria, el peso más grave y demás componentes de su doctrina del eterno retorno, son necesarios para que el hombre (expuesto desde la figura de Zaratustra), trascienda de sí mismo y se logre sobreponer a todo lo que debe dejar atrás2. Teniendo en cuenta esto, Nietzsche plantea que “vale ver en cada arte y cada filosofía un remedio y un alivio de la vida en auge o en declive; artes y filosofías suponen siempre un dolor y un doliente” (p.46), de los cuales se pueden distinguir dos tipos. En primer lugar, explica el autor, están quienes padecen exceso de vida y buscan, tanto una cultura dionisiaca, como una visión trágica. En segundo lugar, están los dolientes que padecen de miseria vital y le exigen al arte y a la filosofía, o bien paz, silencio y mar en calma, o bien embriaguez, espasmo y aturdimiento. A este último grupo es en el que Nietzsche clasifica a Wagner, sentenciando que la embriaguez deriva en la venganza de la propia vida, negándola y denigrándola. Desde mi punto de vista, 1 2

Paginación citada del libro virtual recuperado y descargado de www.lectulandia.com Ideas desarrolladas por Heidegger en su libro Nietzsche.

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Nietzsche tiene esta concepción de Wagner pues, tal y como menciona al inicio de la sección, reconoce en el artista una maestría excepcional para encontrar sus propios sonidos en “el reino de las almas sufrientes, oprimidas, atormentadas, y dar voz incluso a la muda tribulación (…) él conoce un acorde para esas medianoches del alma (…) Sabe de cómo se empuja cansada un alma que ya no puede saltar y volar” (p.41). Pero el problema no deriva de esta maestría, pues recordemos que el sufrimiento es necesario para afirmarse; la objeción que plantea Nietzsche es por la desagradable sensación que su música le genera. Las reacciones fisiológicas que experimenta el filósofo con la música del artista parecen contrariar la afirmación de la vida que pretende buscarse, pues como lo expone Nietzsche, esa pretensión de Wagner de la melodía infinita rompe con la forma tradicional de composición; para el filósofo la música debe darle alivio, reposo y “atenerse a unos grados definidos de intensidad y tiempo” (p.44) lo cual le da al oyente una concentración sostenida. De este modo, la buena música se debe asemejar a entrar lenta, segura y coordinadamente a un baile. Por el contrario, la obra de Wagner, objeta Nietzsche, enferma: su melodía infinita propone caos en lugar de ritmo, deja sin suelo a quien la escucha, como si se adentrara en el mar y tuviera que nadar para no ahogarse, en últimas, solo surte efecto porque sale de golpe y estremece al espectador. Ahora bien, en cuanto a la segunda idea central que sustenta la tesis, Nietzsche plantea otra oposición entre dos tipos de dolientes. Por un lado, están los más ricos en vida plena, quienes son capaces de concederse tanto la visión como el acto más terrible, cuestionable, destructivo y aniquilador; y por otro, están los escasos de vida, quienes necesitan la suavidad, la paz, la bondad, el humanitarismo, un dios salvador que aleje todo temor y les permita atontarse. Nietzsche denomina a estos dolientes como los perfectos “décadents” (decadentes) y clasifica allí a los cristianos y junto a ellos, condena a Wagner, pues según el filósofo, la obra Parsifal del artista es una “obra mala” y atenta contra moral pues, según él, contraría la naturaleza al predicar la castidad. En este sentido, escribe Nietzsche, “Richard Wagner, el mayor de los triunfadores en apariencia, en verdad un décadent decrépito y desesperado, cayó de repente, destrozado sin remedio, prosternado ante la cruz cristiana” (p.50). A modo de conclusión, desde lo que puedo extraer de la argumentación de Nietzsche, este filósofo abre su texto mostrando la admiración que siente por Wagner, aludiendo a su capacidad de captar el sufrimiento en su arte, pero la objeción de Nietzsche y la razón por la cual lo considera su contrario es el hecho de que no utilice esta capacidad ni sus obras para trascender, como así lo pretende el pensamiento nietzscheano en su idea del super hombre o del eterno retorno, sino que por el contrario lo emplee para 2

generar desestabilidad, enfermedad, repulsión y desconcierto en quien lo escucha. Lo que Nietzsche reniega de Wagner es que utilice su pretensión de melodía infinita para romper con la estructura que le brinda al cuerpo lo que pide, que lo guía y lo adentra al baile, al compás del vaivén más rápido o más lento; y que en lugar de eso ofrezca caos, desenfreno, estallidos que alteran al cuerpo y rompen con la afirmación de la vida. Así mismo, Nietzsche afirma que termina por separarse de Wagner cuando con su última ópera da a entender que todo el sufrimiento que es capaz de transmitir, no tiene sino el objetivo de buscar un dios redentor, que le cuide y le aleje de todo temor, negando así la vida, pues la auténtica, si se puede entender así, sería para Nietzsche aquella que se forja y que trasciende a partir de esto; y no la que busca esconderse o redimirse del sufrimiento.

Bibliografía Nietzsche, F. (1889). Nietzsche contra Wagner. Editor digital: Titivillus.

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