Ciro El Grande

CIRO “EL GRANDE” Matías era un niño muy vivaracho, a sus nueve años no sólo iba a la escuela sino que además ayudaba a s

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CIRO “EL GRANDE” Matías era un niño muy vivaracho, a sus nueve años no sólo iba a la escuela sino que además ayudaba a su padre cuidando los sembríos de maíz, café y cacao, a pesar de haber nacido con una dificultad genética en su pierna derecha y cojeaba al caminar era experto para cabalgar a todo galope montado sobre su querida yegüita a quien la llamaba “Flecha Veloz”. Después de ir a la escuela, y de realizar su trabajo en el campo, ambos se divertían mucho:-¡Yo soy el rey!, vamos “Flecha Veloz”, a luchar contra los tiranosjijijijijijijijiji, tacatac, tacatac, tacatac, tacatac, tacatac. Un día mientras jugaba con su yegua notó que habían muchas pisadas frescas delante de él, una mazorca de maíz le habló y le dijo:- ¡Síguelas, ellas te llevarán hasta un verdadero reino!-. Se propuso seguir esos rastros. La exuberante vegetación no le permitía distinguir si había alguien a su alrededor, se puso nervioso y quiso regresar, pero aquel sendero por el que había llegado ya no estaba, era como si lo hubieran borrado de la faz de la tierra. Montado sobre su yegua corría desesperado, a lo lejos logró divisar algo-¿Qué lugar es ése?, parece una ciudad de piedras, me acercaré un poco más-. De repente de la nada aparecieron ante él dos soldados vestidos de una forma muy extraña, lo miraban con curiosidad y un poco de temor. Abrazado a su yegua pensaba:-¿Serán capaces de atacarme?, ¡Diosito, Diosito, ayúdame!-. Pero los soldados se alejaron sin decir una sola palabra. -¡Puf, nos salvamos Flechita!-. El cansancio lo venció y recostado sobre una roca se quedó dormido. Cuando despertó estaba completamente rodeado por cientos de soldados, tocaban su rostro, su ropa, levantaban sus brazos y murmuraban. Sorpresivamente invadió el silencio, todos se pusieron firmes muy erguidos mirando hacia donde había un alto trono, allí se encontraba un hombre a quien todos admiraban. Uno de los soldados dijo:-¡Saludos a Ciro, El Grande, Rey de Persia! Matías preguntó:-¿Cómo dice? ¿Quién es él? ¿Dónde estoy?-.-Ya escuchaste extraño niño, es Ciro nuestro gobernante! –. Habló con voz imperiosa y dijo:¡Aléjense de él! ¡Tranquilo! Te estaba esperando- Aunque Matías no lograba entender lo que sucedía, todo aquello le pareció muy interesante.- ¿Así que eres Rey? ¡Pues yo también quiero serlo! -El Rey de Persia sonriente le dijo:

-Pertenecemos a mundos diferentes y aunque sé que vienes de una civilización muy avanzada todavía existen los conflictos. Te invito a presenciar una de mis hazañas más importantes, ¡Ponte este trajecito de soldado que lo he tenido guardado para ti!-. Matías estaba tan emocionado con lo que vivía, que en ese momento recién se percata de que ya no cojeaba, que era un niño sin ninguna dificultad física. -Mírame Flecha Veloz, puedo caminar, correr y saltar sin ningún problema, ¡Qué emoción!-,-Te lo mereces amigo-le contestó su yegüita-¿Puedes hablar?,-. Sííí… ¡Mi Flecha Veloz habla!-. Protegido por varios soldados participó de aquel combate, para él era como estar jugando con sus muñequitos-¡Al ataque!, no se metan conmigo ni con mi yegua, somos campesinos muy valientes -. Luego de aquel enfrentamiento Ciro nuevamente salió victorioso –Como has visto Matías, aquí luchamos utilizando escudos, lanzas y flechas que sólo lastiman o eliminan a una persona mientras que en tu mundo con tan solo aplastar un botón desde cualquier lugar se destruyen naciones enteras cobrando la vida de inocentes. -El pueblo lo ovacionaba y Ciro prosiguió: -Te hago la entrega de esta tablilla de arcilla donde proclamo la libertad y la igualdad entre todas las naciones, sé que has entendido el mensaje, regresa y llévaselo a tu gente-¿Me tengo que ir?-dijo Matías-Aunque ya no volveremos a vernos, seguirás teniendo noticias de mí a través de la Historia ¡Adiós!Custodiado por un soldado Matías atravesó el sendero, luego se encontró en el mismo lugar de donde había partido. Escuchaba voces de niños y niñas que decían:-Matías, Matías-Todo ante él se fue aclarando se encontraba sentado en su salón de clases, ante él estaba su maestra, compañeros y compañeras que le hablaban porque se había quedado inmóvil estupefacto que ni siquiera parpadeaba. Cuando empezó a reaccionar su maestra le dijo:-Matías estamos en la clase de Historia y te he preguntado tres veces ¿Cómo calificas a Ciro El Grande en relación con la época actual? Y te quedaste ido, como si te hubieras transportado a otro planeta-Profesora disculpe, no sé qué me sucedió pero estuve junto a Ciro El Grande y tuve en mis manos el Primer Documento Sobre Los Derechos Humanos que en la actualidad es conocido como el Cilindro de CiroLa maestra le preguntó- y qué más pasó- Aprendí que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos en cualquier lugar o época en la que nos encontremos - ¿Por qué lo dices?,-¡Eso me lo enseñó Ciro El Grande! -Un

compañero tocó su frente percatándose que tenía una alta temperatura- Tienes mucha fiebre, levántate para llevarte a tu casa-Ante la mirada atónita de su maestra y compañeros Matías empezó a caminar perfectamente, ya no cojeaba y ese milagro nadie lo pudo explicar. -Por favor, denle agua a mi yegüita, está muy cansada-¡Mírenla!-decía una niña ¡Parece que hubiera galopado por largas horas sin parar!-Otro compañero expresó-¿Qué es eso que está sobre su montura?-Con alegría Matías dijo: ¡Es mi traje de soldado!-¿De dónde lo sacaste?-Me lo obsequió Ciro y como ya no tengo fiebre me voy con mi Flecha Veloz, ¡hasta mañana! -. Se alejó dejando a todos con la boca abierta, a una prudente distancia bajó del lomo de su yegua, la abrazó fuertemente-Querida y fiel amiga, tú y yo sabemos que hoy estuvimos con el Rey de Persia-Y aunque ya no hablaba, pegó su cabecita con mucha ternura sobre el rostro de su amigo, confirmándole así la aventura que habían vivido junto a Ciro “El Grande”.

Rodolfo Mendoza Criollo

Quinto Año De Básica