CASSIRER, Ernst - El Problema Del Conocimiento II - (1907)(FCE Mexico)

ERNST CASSIRER EL PROBLEMA ______ DEL CONOCIMIENTO 11 -- - -- g SU X:IÓN m: OBRAS m: FII .OS()f' fA EL PROBLEMA

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ERNST CASSIRER EL PROBLEMA ______ DEL CONOCIMIENTO 11 -- -

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SU X:IÓN

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OBRAS

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FII .OS()f' fA

EL PROBLEMA DEL CO NOCIMIENTO EN L A FILOSOF{A y ¡';N L A CI EN CIA MODER NA S

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EL PROB LEMA DEL CON OC I M IEN T O Traducci ón de \V E.Nct:SLAO R OCES

EN LA FILOSOFIA y EN LA CIENCIA MOD ERNAS

II D ESARROLLO y C UD.H:-JACIÓN DEL R AClü NALl5 MO E L PR OBLEMA DEL CoN OCI M IENT O EN EL S ISTE M A DEL EMPIRISMO

D E N EWTON A KA NT -

LA

fi LOSOFÍA C RíTICA

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FONDO DE CULTURA ECONO},UCA Mexico

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Pri mtr.l ..d ició n .-n ale má ll , 1907 Prim era ed ició n .. n espa úcl , 1956 Cua rta rd mpr"lón, 199 !i

LIBRO CUART O

DESARROLLO Y CULMINACION DEL RACIO NAliSMO

TIrulo ori gina l: lJJJS ú/vomlni.1.f"r'bb>/t tn tÚr

und Wirrige y rect ifica su propio punto de .part Ida. No es posible, nos d ice Sp inc ra , que Dios sea co mpre ndido y con ocid o por medio d e ninguna otra cosa¡ trar ándese co:n0 se trata d el origen mismo del ser y del saber, ningún otro objeto del conocim iento puede igua larlo, y mu ch o men os supe ra rlo, en clar idad y en evide ncia. . "Careciendo, pues, la razón de poder pa ra lle varn os a la felicid ad, no q ueda otro cam ino para llega r a esta clase d e conociQue e l de con clui r q ue no se deri va de ninguna otra CO&"l, sino q ue brota en el ente nd imiento por una ret't'lación inmed iata del objeto m ismo; y si este objeto es excelente y bu eno, necesariamente comunicará estas cualida des al alma. " I . Tod a la teoría de l conocimient o del Breve tratado aparece iluminada po r esta concepción fundam ental. Lo que para Descartes es la conciencia de sí mismo es par a Spinoaa la conciencia de Dios: el hecho fund ament al hacia el que levant a la mirada para derera tono con el el valor de cu alq uiera otra certeza d erivada. El ca rácter del conocimiento es siempre el mismo, en cualquiera de sus fases:. el exterior se apodera y toma posesión del yo, para prod ucir en el el sabe r. Según el objeto con el que se une y se fund e, se determinan el valor y la claridad de la visión q ue se a podera del al ma." Por donde -c-según lo expone y subraya expresamente Spinoza-; el com prender debe concebi rse siempre como un "puro pad ecer" : n.o somos nosot ros qui enes afirma mos o negamos algo de una cosa, Sino .que es la cosa misma la qu e de si y en nosotros lo afirma o )0 mega.a La concien cia se limita a recibir y acusar los efectos Que se le inculcan desde fuera.

Asi, y así, parece posible llegar a com pn ruer el proceso del conocmue nro, es decir, engarzarlo al Contexto cau sal de la natura leza en su conj unto y como un idad. La su puesta au to1 Spinoza. Kuner Trak wt " Q >1. G on , dcm Men schen un J deu en Glücksel ig_ kc it. T rad. a l alem án y ed. por Chnsroph Sígwarr, T ubin"a, 1870,parte ll ,. O " ", cap. 21, , 1; d . ca p. 24, §§ 10 s. Ku rt'-'T T rak trlt. port e n, ca p. 4, S 10. :1 Kl, rt er 1 raktar. p art e Ir, cap. t 6, S 5; ca p. 15, S 5.

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SPINOZA

nomia del intelecto, lo mismo que el libre arbit rio, no pasa n de ser una invención qu imérica y abstr acta. Ente ndimien to y volunta d no pasan d e ser nombres genéricos, nombres gene rales y cap richosamen te invent ad os; lo único que en real id ad poseemos y conocemos son los actos par t icu lares y concretos de la afirmación y la negación, de la apetencia y la repulsa. ' T od os estos actos repr esentan, por tanto, simp leme nte partes del acaec er mismo de la natu raleza, los cuales no pued en h acer otr a cosa que repetir la ley amplia d e la naturaleza en su totalidad y reproducirla d e un mod o parcial y sumario. El orde n del ser, que es uno y el mismo para tod os los tiempos, sostiene y condiciona ta mbién el ord en d el conocer, No se plante a todavía aquí el problema de cómo pueden los objetos corp orales abrirse camino al pensamient o y acusar una influ encia en él: el hech o d e la perce pción sensible es conside rado al mismo tiemp o, d irectamente, como el testimonio y como la exp licación de esta interdependencia.P C ierto es qu e ta mbién el Breve tratad o d istin gu e los dos at ributos del pensamiento y la extensión; pero esta dife rencia pasa a segundo plan o ante el rasgo común que los une po r el hecho d e ser calificad os y explicados ambos como fueT'{t1$ f > So n, simplemente, dos forma s o rnanifesraclones distinta s del mismo poder de la natur aleza del q ue ema nan, y esto explica por qué pu eden influir la un a sobre la ot ra y dererminarse mutu amente. Así como el cuerpo se ofrece al espíritu y provoca en él, de este mod o, el acto de la sensació n, así también el alm a, a su vez, au nque no pueda crear nuevos movimientos corpora les, puede, indudablement e, desviar con arreglo a sus decisiones la dirección del movimiento existente," No cabe duda de que esta concepción general h ace necesariamente que pierda su sign ificación absolurd. la d iferencia estimativa entre lo verda dero y lo falso. Esta diferencia pasa ah ora a formar part e de esas cont rap osiciones subjetivas inherentes tan sólo a la 4 Ku n;er T rakt ar, parl e Il, cap. 16, B 4 u . Kun er T raktat, part e ll, ca p. 19, B 13 s, G T raktat, parte JI, cap. 19, B 1-6 (d . acerca d e esto el texto hol an-

¡¡

dé s, en Spiooza, O pCM qU(l(' iuot r epcna snn r. Rec. Lan d, 2 vols., La Haya, 1B82 s. t. 11, p. 340). 7 Kurt er T raktat , pa n e I l, cap. 19, B 9·11.

J.

van VI Olen ee

J.

P. N.

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DESA RROLLO Y CULMINAOÓl\' DEL RACIONALISMO

imperfecta y fragm entaria de la na tu raleza en su con ju nto, la cu al es de por sí una e ind istint a. El conocimiento de la unidad susta ncial d e l universo ha ce q ue d esaparezcan las d iferencias lógicos cua litativas, d isu eltas en sim ples d iferencias cuantitati vas de grad o. El error y la verdad no se en frentan , ahora, como dos mo mentos Igual mente ín de pcndíenres y posit ivos, sino q ue se comportan como la pa rte con respect o al tod o. S i todo pe nsam ient o por razón de su concepto m ismo, es la exp resión de un hecho un ser es evidente q ue toda representación, siem pre y cuand o impl ique un conten ido, cu a lquiera q ue él sea, tien e q ue reflejar necesariamente el ser rea l desde un d ete rmin ado punto de vista. El error no consiste en qu e nos representemos y conciR'lmOS e n el pe nsa miento algo d e por sí care nte d e esencia, sino q ue nos afe rremos a un fragm ento del ser, creyend o poseer en el la tot alidad. Por t an to, tod o conocim iento se plasma y estructura en un a serie y un a sucesión constante, po r m edio de la cua l, a rran cando de lo conc reto, va mos rem ont á ndonos a una intuición cada vez: más amplia y u niversal del todo. Pero no se trata d e ascender a conceptos gen éricos ar bit raria ment e formados, sino d e penetra r en los y en las fuerzas real es del ser Que e fect ivament e se enCIerra n en cada comenido con cret o. . Desúe este p un to de vista, e! conocimiento, adq uirido por me. d,1O de los senndos, es decir, a tra vés de la experiencia, la cual solo puede rev ela rn os determinados hechos conc retos, se disti ngue de verd(l(lera fe, q ue de staca de todas las cosas particu lar es, med iante pru ebas y conclusiones seguras, lo comúu a todas ellas. Pero, por encima de ambas form as del sabe r descuella la fase su pe. rior del " conocimient o cla ro y distinto", por virt ud d e! cual no nos limitamos a at'CTígllar lo genera l por la vía de labor iosas de. d uceion es, sino que lo intuimos directamente e n lo particu lar, y en e l q ue, por ta nt o, nos es dada objetivamente, como un conocím ient o concreto, la misma regla universal, q ue d om ina y preside tod o ser y tocio ace ecc r.e Para llegar a com prender . , . ... ..., ' "r sus JUsto s rermmos esta concepo

:0

S KllTZartida la recete meta física fund amen tal de Ca ropanella : la leoria de las "prima lidad es" d el pode r, el a mo r y la sab iduría. Como el se r !inim sólo eXiSle po r cua mo q ue panicipa de lo a bsol uto, sin q ue posea rea lida d inde pend iem e fUenl de esra conex ión, d eben reapa recer nece!OIria me me en él, inractos, tod os los c;¡racteres del se r p rim igen io . Y co mo posee la virlud de conservarse en el se r, necCS3.riam en le d ebemos recon oc erle, de Otra part e, u n saber en ..1 q ue cob ra conocimie n lO de este su im pu lso Iu ndame n taL No .... da , por tanto, ninKun a existe nc ia to talme nte in consciente de misma : las di fere ntes lases del se r forman so lame nte otr as tan tas fases d istin tas d e la " ida y d el " mor por la prop ia ex¡';tenc(a [C amp nnella, Me to.. ii s ica, JI, p. 39; 1I, p. 61; lIJ, pp. (V . supra, vol. r, p . 232, no tas 7 y 8.) Cl. es pec ialme nte Spinoaa, etica, pa rte 11, propos . XIlI, esco lio : "Omn ia, quamvis diversis gra Jibus, a mrnata la men su m"]. Ahor a bie n, el se r co nc reto re presenta sie mpre lo absoluto con mú ltiples r est rlcc lones ). neg aciones y forma, po r tant o, en cierto mod o, el punto de tr an sición en tr e el ser y la nada. T od a d.. re nnin.ación es, en cuan to a su natura jeza, n ega.ción . Al ambuir a un se r u na d eterm ina ció n conc re ta c ual qu iera, ex clu imos de e l, al m ismo tie mpo, otra in fin id ad de d eter min acio nes, le atribuimos, po r ta nto , un ser finito, para ca rgarlo sn n ultá ne am cm e de un no ser in fin it o Ir, pp- 11 s.: "V iden t ur aur e rn nobis tes cu nctae eX af ffr rnation e er negnrion e ccmponi, iI1a q u ide m finila, h aec vero infini ta. Affirma tio dic it esse , nega tio ncnesse. H orno r entero, recibid os a través de la teoría telesiana d e los afectos, los motivos gene rales del estoicismo. en los qu e se basa. lo mismo aquí que allí, se ma nifiesta la ten dencia a redu cir el mundo moral por entero al mu ndo de la naturaleza y a deriva rlo de las leyes de éste; d e aquí que sea, en ambos casos, el instinto natural de la prop ia conservación el que sirve de base a todas y cada una de las norm as éríces.w Cuanto más enér gicamente tien de el ser ind ivid ual a afirmarse en su ser, más profu nda mente cum pie su destino moral. Por donde la virtud no es otra cosa qu e la " valentía" con sciente de si misma y dist in ta, por su más íntima esencia, de todos los afectos blandos del dolor y la compasión. " Esta ut ilización de T elesio - juzga acertadamen te Diltheyind ica clar ame nte cómo en Spinoza sigue viviend o el espíritu de l Renacimiento, el cual se manifiesta en la combinación de la conservación de sí mismo, la fuerza, el ho nor, la alegr ía de la vida y la virtud , ra zón por la cual podemos considerar a Spinoza, también en este sent ido, como el último vástago maduro de aquella época. " 19 Pero, si la ética de Spinoza conserva este entronque hasta en su desarrollo final y más maduro, su teoría del conocim iento acusa un giro decid ido y significativo. Se trata de indaga r los motivos q ue determ ina n este giro del pensamienro de Spinoza y que, con ello, da n a su sistema en su conj unto una forma lógica tota lmente nueva.

11 EL "TRAcrAruS DE IST EL L ECI1)S EM M EN OAT K)N E"

Si pasamos del Breve tnuado a la siguient e obra fundamenra l de Spinoaa, al T rcctc rus de intellecrus emmendatione, vemos que, por el momento, apenas han cam biado los rasgos fu nd am enral es de la concepción spinozista del m undo. Se manti enen inaltera bles la actitu d y el punto de vista subjetivos, qu e d an a la doc trina d e Spinoza su sello peculia r. u e f. acerca de esto. Fiorennno, Bcrnardino Tdc. io, 2 vob. , I'Iorel1l'ia, 1872 ss.: t. r, p . 311. 19 Dilthey, "Die Auronomte des Denken", der kom trukt ive Rationn Jismus und der panth eísnsche Monísmus nach ihrem Zu¡;am men hnnR im 17. }ahrhun den", en Ar chilJ /ür der Philoso ph¡e, vol. VII, p. 82.

SPINOZA

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Sigue siendo el prob lema del suprem o bien el qu e traza su rumbo a la investigación teórica. Los bienes que la conce pción usual del m un do y de la vida conoce y considera a petecib les, sólo por un breve instante pu eden a placar el inca nsable af án de nu estro espíritu. No pasan de ser bienes aparentes, que en el mom ento mismo de gozarlos se esfu man y convierte n en na da. C uando creemos h aber satisfecho nu estra ape te ncia con el goce de uno de estos bienes, la satisfacció n se torna instantá nea rnenre en fuente de una nueva apeten cia pasional; cada objeto, una vez alcanzado , se con vierte en acicate que nos espolea a ape tece r ot ro, y así sucesivatnente, sin que pod amos sust rae rnos a esta cadena sin rénnino y sin fin , ni renunciar a ella. Sólo u n ser ete rno e imperec edero, perfecto y acabado en sí y qu e no necesita nada fu era de él, pue de brindar tam bién al espíritu sosiego y seguridad. Ya el solo pens am iento d e sem ejante ser sentimos que embota el poder de las pasiones y hace qu e experimentemos por vez primera aqu ella paz que en van o hemos buscado en la posesión d e los bienes finitos de la existencia. Este pensam iento hace qu e nuest ras mú ltiples, dispersas y cont radictorias aspiraciones converja n en un punto : reconocemos, así, la unidad que enlaza al espírit u con tod a la na tu raleza y nos sometemos de buen grad o al orden regido por sus leyes necesa rias e inmu tables. Esta meta final coincide d irecta mente, sin duda algu na, con la que el Breve rrara da nos hab ía descrito como el amor y la paz de D ios; sin embargo , la manera de concebir el cam ino por el que podemos llegar a ell a, acusa un cambio. El h ombre, ahora, n o es ya el "esclavo de Di 05", obligado a esperar su felicidad d e un bien que d esciende sobre él desde fuera y desde lo alto, sino que los med ios pa ra ap ropiarse ese bien residen en él mismo. La intuición de D ios no constituye ya un d on d irecto, sino q ue puede y debe conquista rse paso a paso, mediante el progreso gradual y metódico d el conocimiento, El Tratado su J,re el mejoramie nto del entendimiento se pro pone señal ar el camin o hacia esa meta. Pretende mostrar cómo puede alcanzarse la "verdadera id ea", que , una vez ad quiri d a, se ilu mina y afianza n sí misma, y, cómo, partiend o de ella, podemos derivar cualquier otra clase de conocimien to, en un pro ceso dedu ctivo sin lagunas,

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DESARROllO Y CULMINACION DEL RAOONAUSMO

Ahora bien, para pod er acometer seme jante intento era neceo

sario partir de una concepción distinta acerca de las relaciones entre el espíritu 'Y las cosas. Con la misma decisión con Que ames se caracterizaba el conocimiento como un " puro padecer" y con qu e, consecuentemente, se proclamaba la coincidencia con el ohjeto como pauta suprema d e la cert eza d e la id ea, se abre paso ah ora el pu nto de vista opuesto. El verdade ro pensami ento no sólo puede distinguirse del falso -nos dice Spincza, en la nueva obra-, por med io de una relación externa y fort uita, sino q ue el crite rio para juzgar su valor y su valid ez tiene que resid ir en él mismo. Lo que ha ce q ue un pensamiento sea verdade ro, lo que le da el carácte r y le imprime el cuño de la cert eza, no reconoce como causa ningún objeto exterior sino qu e d epe nde necesariamente "d e la fuerza y naturaleza d el intelecto mismo".110 La pru eba más convincente y palmari a de este la tenemos en los objetos del conocimiento matem ático, los cuales, llevando como llevan en sí mismos el testimonio de la oerdsd, prescinden y pueden prescindir de toda realidad . Así, por ejem plo, la d efinición de la esfera no necesita enunciar otra cosa que la ley con ar reglo a la cual nace la esfera y q ue garantiza en nu estro pensam iento su derennincl, iliditi puramente lógica. T omando como base esta ley, deter mi nando, por ejem plo, qu e se da el nom bre de "esfera" a la figura que nace media nte la rotaci ón de un semicírcu lo en torno a su eje, podremos deriva r fácilme nte de esta concepción, de un modo ciert o y necesario, todas y cada una de las cualidades propias de esta form a. " Esta id ea será , por tanto, verd ad era, y aun cuando sepamos qu e en la ruwn1uera las esferas no surgen nunca así, este criterio nos suministra, sin emba rgo, un conocimiento verdadero y el modo más fácil de formarnos el co ncep to de la esfera. " 2l El camin o, ah ora, no va ya de la realidad ext erna, captada por la percepción, al conce pto, sino que, por el cont rario, es el concepto válido el que ha d e poner de man ifiesto las caracterísricas que nos aseguren la realid ad de su objeta. 20 Tracw uu de emmendation .., H 69-71. (La d iviai6n en párrafos se atiene a la edición de las obr as de Spin oza por Drud er, 2 vols., Leipríg,

1SH.) : 1 T ract4llc. Sed qua, inquies, sen s« contemplnbimur 5cnsioncm l Ende m ¡p.m, scillcet aliorum sensibtlium e ts! pme rereun tlum, nd aliq llou tem pus ma ne ns Mem oria. N am sen tir é se sensísse, m emi nis se ese," De cm poTl'. pa r" IV, cap. 25 (pp. 192 s.) .

193

3D Este in versión se ma n if iesta ya cla ramen te e n la expcsrcíón de la reor éa de la percepción , con tenid a en la p rimera obra de H obbc", 103 EIem en u 01 Ta mb ién aquí empieza hac ién dose h in ca p ie en qu e la aw estígacíón debe rits e exclu sivamen te al cam po de 105 fenómeno! y representaciones, para la cual y recu rriendo a la consabida ficción m etod ológica, nos imagin am os d estru ída la existe ncia exterior, para pode r co n tem pla r con ma yor p ure:a solamen te el co nt en ido y la con exión d e nu estro8 "con ceptos" e "imágenes" co n sujeción n ley. Pero, a ccntin uaclón y tran sición alguna, se proclama la pr emisa (logmática sobr e la que d escan sa la psicolosla de H cbbes¡ "todo& n uestros concep tos p roced en or igin ariam e nt e de la acci ,sn d I' la cosa mi"'1I4 a qu e el conc epto se refi ere." V. Elemen rs o/ law, parte 1, ca ps. 1 y 2 (ed. T ónnies,

ww.

pr· 2 s.) . 40 V. l.e viat han, para 1, ca p . 3 ( pp. 9 ssJ¡ d. es peci almen te Elemenu 01

!aw, pa rt e 1, ca p. 4 (Tonni es, pp . 13 ss.j ,

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