Carta de Simone Weil A Georges Bernanos

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Cartas en la noche Revista de creación literaria epistolar

m a r t es, 18 de sept i em br e de 2012

Carta de Simone Weil a Georges Bernanos

43

Qu i én es som os

Carlos Morales Ver todo mi perfil

De dón de v en i m os

Poesía de El Toro de Barro "El país de la lluvia", de Mariel Manrique

Hace 2 días

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"...cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categoría de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada más natural para el hombre que matar. Cuando se sabe que es posible matar sin arriesgarse a un castigo ni reprobación, se mata; o al menos se rodea de sonrisas alentadoras a aquellos que matan. Si por casualidad se experimenta primero cierto desagrado, se calla y pronto se lo sofoca por miedo a parecer que se carece de virilidad. Hay ahí una incitación, una ebriedad a la que es imposible resistirse sin una fuerza de ánimo que me parece excepcional, puesto que no la he encontrado en ninguna parte. He encontrado en cambio franceses pacíficos, que hasta ese momento yo no despreciaba, a los que no se les habría ocurrido ir por sí mismos a matar, pero que se sumergían en esa atmósfera impregnada de sangre con un visible placer. Nunca podré sentir por ellos, en el futuro, ninguna estima."

El libro de las fascinaciones Mujer fumando

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Literatura del Holocausto "Raíz", de Miklós Radnóti

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Simone Weil 3, rué Auguste-Comte, París. [¿1938?]

Carta suplicante de Miguel Hernández a Federio García Lorca Hace 2 meses

El Toro de Barro «¿Fusilaría yo a Leni Riefenstahl?», por Carlos Morales

Estimado señor:

Hace 2 meses

El hierro y la seda

Por ridículo que sea escribir a un escritor, que está siempre, por la naturaleza de su oficio, inundado de cartas, no puedo resistirme a hacerlo después de haber leído Los grandes cementerios bajo la luna. No es la primera vez que un libro suyo me afecta; el rural Diario de un cura es a mis ojos el más hermoso, al menos de los que he leído, y ciertamente un gran libro. Pero aunque me hayan podido gustar otros libros suyos, no tenía Georges Bernanos ninguna razón para importunarle escribiéndole. En cuanto a este último es otra cosa; he tenido una experiencia que responde a la suya, aunque mucho más breve, menos profunda, situada en otro lugar y vivida, en apariencia —solamente en apariencia— en un espíritu muy distinto. Yo no soy católica, aunque —lo que voy a decir parecerá presuntuoso a cualquier católico, dicho por un no católico, pero no me puedo expresar de otra manera— nada católico, nada cristiano me haya parecido nunca ajeno. A veces me he dicho que si se fijara a las puertas de las iglesias un cartel diciendo que se prohíbe la entrada a cualquiera que disfrute de una renta superior a tal o cual suma, poco elevada, yo me convertiría inmediatamente. Desde la infancia, mis simpatías se han dirigido hacia los grupos que se identificaban con las capas despreciadas de la jerarquía social, hasta que he tomado conciencia de que tales grupos son de una naturaleza que hace extinguirse cualquier simpatía. El último que me había

"Un futuro de turbulencias y negros presagios", de Jeronimo Páez Hace 7 meses

La Prensa y El Toro de Barro "La cicatriz del humo": los niños de Auschwitz

Hace 1 año

Libros de El Toro de Barro Arturo del Villar, "La poesía de Ernestina de Champourcin: estética, erótica y mística" Hace 1 año

Autores de El Toro de Barro Marga Clark

Hace 1 año

Narrativa de El Toro de Barro "Ejecutar a Schubert", de Óscar Alonso

Hace 1 año

El buscador de joyas "Fugaz", de Juan Ramón Mansilla

Hace 1 año

Crónicas del alba... Presentación en Madrid de "La fiesta de los infiernos", de Juan José Delgado Hace 9 años

inspirado alguna confianza era la CNT española. Había viajado un poco por España antes de la guerra civil; muy poco, pero lo suficiente para sentir el amor que es difícil no experimentar hacia ese pueblo; yo había visto en el movimiento anarquista la expresión natural de sus grandezas y sus defectos, de sus aspiraciones más legítimas y de las menos legítimas. La CNT, la FAI eran una mezcla asombrosa, donde se admitía a cualquiera, y donde, en consecuencia, se podría encontrar inmoralidad, cinismo, fanatismo, crueldad, pero también amor, espíritu de fraternidad y, sobre todo, la reivindicación del honor tan hermosa entre los hombres humillados; me parecía que aquellos que iban allí animados por un ideal prevalecían sobre aquellos a los que impulsaba la violencia y el desorden. En julio de 1936 yo estaba en París. No me gusta la guerra, pero lo que siempre me ha provocado más horror que la guerra es la situación de los que se encuentran en retaguardia. Cuando comprendí que, a pesar de mis esfuerzos, no podía dejar de participar moralmente en esa guerra, es decir, desear todos los días, a todas horas, la victoria de unos y la derrota de los otros, me dije que París era para mí la retaguardia, y tomé el tren para Barcelona con la intención de comprometerme. Era a principios de agosto de 1936. Un accidente me hizo abreviar forzosamente mi estancia en España. Estuve algunos días en Barcelona, después en pleno campo aragonés, junto al Ebro, a una quincena de kilómetros de Zaragoza, en el mismo lugar en que recientemente las tropas de Yagüe han pasado el Ebro. Después en el palacio de Sitges transformado en hospital; después nuevamente en Barcelona; en total, aproximadamente dos meses. Dejé España a mi pesar y con la intención de regresar; más tarde, voluntariamente no he hecho nada. No sentía ya ninguna necesidad interior de participar en una guerra que no era ya, como me había parecido al principio, una guerra de campesinos hambrientos contra propietarios terratenientes y un clero cómplice de los propietarios, sino una guerra entre Rusia, Alemania e Italia. He conocido ese olor de guerra civil, de sangre y de terror que desprende su libro; lo había respirado. No he visto ni oído nada, debo decirlo, que alcance la ignominia de algunas historias que usted cuenta, esos asesinatos de viejos campesinos a golpes de garrote. Sin embargo, lo que oí bastaba. Estuve a punto de asistir a la ejecución de un sacerdote; durante los minutos de espera, me preguntaba si simplemente iba a mirar o haría que me fusilaran al tratar de intervenir; todavía no sé qué habría hecho si una feliz casualidad no hubiera impedido la ejecución.

La s ca r t a s m á s l eí da s de l a sem a n a

Una jovencísima Simone Weil

Cartas de Salvador Dalí a Federico García Lorca.

Tres cartas de Amor de Frida Kalho a Diego Rivera

Cartas "sucias" de James Joyce a su esposa Nora Bernacle

Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio

Dos cartas tumultuosas de Henry Miller a Anaïs Nin

Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik

«Carta a su esposa de un soldado británico en la Primera Guerra Mundial»

Carta del Subcomandante Marcos a Joaquín Sabina...

Carta (durísima) de Friedrich Nietzsche a Lou Andreas Salome

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin

La s ca r t a s m á s l eí da s de CA RT A S EN LA NOCHE

Tres cartas de Amor de Frida Kalho a Diego Rivera

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Carta de Ramón Fernández Larrea a Carlos Marx. desde Barcelona... "Carta en mano" de Julio Cortázar a Felisberto Hernández

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin

Primera carta de Henry Miller a Brenda Venus...

Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio Sim one Weil en su época de m iliciana republicana.

Cuántas historias se agolpan bajo mi pluma... Pero sería demasiado largo; ¿y para qué? Una sola bastará. Estaba en Sitges cuando llegaron, vencidos, los milicianos de la expedición de Mallorca. Habían sido diezmados. De cuarenta muchachos jóvenes que habían salido de Sitges, habían muerto nueve. Sólo se supo a la vuelta de los otros treinta y uno. La misma noche siguiente se hicieron nueve expediciones punitivas, se mató a nueve fascistas, o supuestamente tales, en esta pequeña ciudad donde, en julio, no había pasado nada. Entre esos nueve, un panadero de unos treinta años, cuyo crimen era, me dijeron, haber pertenecido a la milicia de los «somatén»; su anciano padre, del que era hijo único y el único sostén, se volvió loco. Otra: en Aragón, un pequeño grupo internacional de veintidós milicianos de todos los países cogió, después de una escaramuza, a un joven de quince años que combatía como falangista. Nada más ser cogido, temblando por haber visto cómo morían sus camaradas junto a él, dijo que se le había enrolado a la fuerza. Se le registró, se le encontró una medalla de la Virgen y un carné de falangista. Se le envió a Durruti, jefe de la columna, que tras haberle expuesto durante una hora las bellezas del ideal anarquista le dio la elección entre morir y enrolarse inmediatamente en las filas de aquellos que lo habían hecho prisionero, contra sus camaradas de la víspera. Durruti dio al muchacho veinticuatro horas de reflexión; al cabo de veinticuatro horas, el chico dijo no y fue fusilado. Durruti era, sin embargo, en algunos aspectos, un hombre admirable. La muerte de este joven héroe no ha dejado nunca de pesar sobre mi conciencia, aunque no lo haya sabido sino después. Y esto otro: en una aldea que rojos y blancos habían tomado, perdido, retomado, vuelto a perder, no sé cuántas veces, los milicianos rojos, habiéndola vuelto a tomar definitivamente, encontraron en las cuevas un puñado de seres despavoridos, aterrorizados y hambrientos, entre ellos tres o cuatro jóvenes. Razonaron así: si estos jóvenes, en lugar de venirse con nosotros la última vez que nos hemos retirado, han permanecido aquí y han esperado a los fascistas, es que son fascistas. Por lo tanto, los fusilaron inmediatamente, después dieron de comer a los demás y se creyeron muy humanos. Una última historia, ésta de la retaguardia: dos anarquistas me contaron una vez cómo, con otros camaradas, habían cogido a dos sacerdotes; a uno se le mató en el sitio, en presencia del otro, de un disparo de revólver; después se dijo al otro que podía marcharse. Cuando estaba a veinte pasos, se le abatió. El que me contaba la historia se asombró mucho de no verme reír. En Barcelona se mataba como media, en forma de expediciones punitivas, a una cincuentena de hombres por noche. Proporcionalmente, era mucho menos que en Mallorca, puesto que Barcelona es una ciudad de casi un millón de habitantes; por otra parte, se desarrolló allí durante tres días una sangrienta batalla callejera. Pero tal vez las cifras no sean lo esencial en semejante materia. Lo esencial es

Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik

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Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik

Cartas "sucias" de James Joyce a su esposa Nora Bernacle

la actitud con respecto al hecho de matar a alguien. Ni entre los españoles, ni siquiera entre los franceses llegados, sea para combatir, sea para darse un paseo — estos últimos con mucha frecuencia intelectuales blandos e inofensivos—, he visto nunca expresar, ni siquiera en la intimidad, la repulsión, el desagrado ni tan sólo la desaprobación por la sangre vertida inútilmente. Usted habla de miedo. Sí, el miedo ha tenido una parte en esas matanzas; pero allí donde yo estaba no he visto la parte que usted le atribuye. Hombres aparentemente valientes —de uno de ellos, al menos, Jóvenes anarquistas he constatado personalmente su asesinados en Barcelona valor— contaban con una sonrisa por los com unistas catalanes fraternal, en medio de una comida llena de camaradería, cómo habían matado a sacerdotes o a «fascistas», término muy amplio.

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin

T em a s

*.Cartas de amor *.Cartas de condenados a muerte *.Cartas de escritores suicidas *.Cartas de ficción *.Cartas de la Guerra Civil Española *.Cartas del Holocausto *.Cartas en la guerra *.Cartas Escogidas *.Cartas morales *.Cartas políticas *.Cartas pornográficas Pr ot a gon i st a s

.Abrasha Blum .Adolf Hitler .Adolfo Bioy Casares .Adriano .Albert Cohen .Alejandra Pizarnik .Alessandro Barico .Alfredo Cahn .Alfredo Quíspez Asín .Alicia Dujovne Ortiz .Alonso Quijano .Amador Palacios .Amanda .Amela Einat .Ana Arzoumanian .Ana Bolena .Ana Gaviera .Ana Santos Payán .Anais Nin .Anna Quero .Anne Finnegan .Antero Pelaéz .Antonin Artaud .Antonio Brañas .Antonio Gramsci .Antonio Tello Enem igos políticos son conducidos al paredón

.Atahualpa Yupanqui .Baltasar Garzón .Baronesa Else Hagen von Kilvein

En cuanto a mí, tuve el sentimiento de que, cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categoría de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada más natural para el hombre que matar. Cuando se sabe que es posible matar sin arriesgarse a un castigo ni reprobación, se mata; o al menos se rodea de sonrisas alentadoras a aquellos que matan. Si por casualidad se experimenta primero cierto desagrado, se calla y pronto se lo sofoca por miedo a parecer que se carece de virilidad. Hay ahí una

.Begoña Eguiluz .Berna Wang .Borges .Brenda Venus .Buenaventura Durruti .Calpurnia

incitación, una ebriedad a la que es imposible resistirse sin una fuerza de ánimo que me parece excepcional, puesto que no la he encontrado en ninguna parte. He encontrado en cambio franceses pacíficos, que hasta ese momento yo no despreciaba, a los que no se les habría ocurrido ir por sí mismos a matar, pero que se sumergían en esa atmósfera impregnada de sangre con un visible placer. Nunca podré sentir por ellos, en el futuro, ninguna estima.

.Carles Duarte .Carlos de la Fe .Carlos Marx .Carlos Morales .Carlos Noyola Fuentes .Carmen Balcells .Carmen Moreno .Carmen Rigalt .Carmina de Luna Brignardelli .Cartas de ficción .Cecilia de Hispania .Cesare Pavese .Charles Boukowski .Chavela Vargas .Cindy Sherman .Clara Aparicio .Concha García .César Moro .Dalai Lama .Dido .Diego Rivera .Dimitris Christoulas

Viudas de la m atanza de Badajoz perpetrada por el ejército de Franco lloran a sus m uertos

.Diótima .Dulcinea del Toboso. .Edgar Alan Poe .Edgar Borges

Una atmósfera así borra pronto el objetivo mismo de la lucha. Pues no se puede formular el objetivo más que reconduciéndolo al bien público, al bien de los hombres, y los hombres tienen un valor nulo. En un país en que los pobres son, en su gran mayoría, campesinos, el mayor bienestar de los campesinos debe ser un objetivo esencial para todo grupo de extrema izquierda; y esta guerra fue tal vez, ante todo, al principio, una guerra por y contra la repartición de tierras. Y bien, esos míseros y magníficos campesinos de Aragón, tan dignos bajo las humillaciones, no eran para los milicianos siquiera un objeto de curiosidad. Sin insolencias, sin injurias, sin brutalidad —al menos yo no vi nada de eso, y sé que robo y violación eran merecedores, en las columnas anarquistas, de pena de muerte— un abismo separaba a los hombres armados de la población desarmada, un abismo semejante al que separa a los pobres y a los ricos. Se sentía en la actitud siempre algo humilde, sumisa, temerosa de unos, en la soltura, la desenvoltura, la condescendencia de los otros. Se parte como voluntario, con ideas de sacrificio, y se cae en una guerra que se parece a una guerra de mercenarios, con muchas crueldades de más y el sentido del respeto debido al enemigo de menos.

.Edith Aron .El Estudiante .El Idrissi Mezouar .Eladio Cabañero .Elena Garro .Emile Zola .Emily Dickinson .Eneas .Enrique VIII .Enzia Verduchi .Ernesto Cardenal .Ernesto Ché Guevara .Esther Bendahán .Esther Benseñor .ETA .Eva Braun .Eva Hibernia .Ezra Pound .Federico Gª. Lorca .Felipe Sérvulo .Felisberto Hernández .Fernando Arrabal .Fernando Solana Olivares .Fidel Castro .Francisco Franco .Franklin Pierce .Franz Kafka .Françoise Sagan .Frida Kalho .Friedrich Hölderlin .Friedrich Nietzsche .Gala

.Garret Blake .Georges Bernanos .Germaine Cahen .Gertrude Chataway .Ghandi .Giovanna Tornuaboni .Gisèle Celan-Lestrange .Guillermo de la Torre .Guy de Maupassant .Hannah Arendt .Henri Cazalis .Henry Miller .Humberto Rivas .Héctor Berenguer .Isabel Barceló .Isabel II de España .Isabel Mercade .Isadora Duncan Un hom bre y una m ujer se protegen de un bom bardeo en Barcelona

.Isidro Fabela. .Ivonne Bordelois .James Joyce

Podría prolongar indefinidamente estas reflexiones, pero debo limitarme. Desde que estuve en España, oigo, leo todo tipo de consideraciones sobre España, y no puedo citar a nadie, aparte de usted, que se haya sumergido, que yo sepa, en la atmósfera de la guerra española y lo haya resistido. Usted es monárquico, discípulo de Drumont: ¿qué me importa? Usted me es más cercano, sin comparación, que mis camaradas de las milicias de Aragón, esos camaradas a los que, sin embargo, yo amaba.

.Jan Saudek .Javier Semprún .Javier Sicilia .Javier Villán .Jean Paul Sartre .Jefe Seattle .Jenny von Westphalen .Joan Coromines .Joan Manuela Serrat .Joaquin Sabina .Joaquín Figuerola .John Lenon .John William Corringtonki .Jorge Guillén .Josefina Manresa .José Antonio Primo de Rivera .José Coronel .José Luis Morante .José Stalin .Juan Blanco .Juan Francisco Ferré .Juan Ramón Mansilla .Juan Rulfo .Julio Cortázar .June Mansfield .Kahlil Gibrán .Karl Marx .Katherine Whitmore

Acarreo de un féretro. Fotografía de Juan Guzm án (EFE)

.Kimura Shigenari .Lamberto Margulis

Lo que dice del nacionalismo, de la guerra, de la política exterior francesa después de la guerra me ha llegado igualmente al corazón. Yo tenía diez años cuando el tratado de Versalles. Hasta entonces había sido patriota con toda la exaltación de los niños en período de guerra. La voluntad de humillar al enemigo vencido, que se desbordó por todas partes en ese momento (y en los años que siguieron) de una manera tan repugnante, me curó de una vez por

.Leonard Woolf .Lewis Carrol .León Tolstoi .León Trostky .Li-Po .Lillian Gish .Lou Andreas-Salomé

todas de ese patriotismo ingenuo. Las humillaciones infligidas por mi país me son más dolorosas que las que éste pueda sufrir. Temo haberle molestado con una carta tan larga. No me queda más que expresarle mi más sincera admiración.

.Luis González Santamaría .Luis María Anson .Lázaro Cárdenas .Manuel Azaña .Marco

S. Weil

.Marco Antonio Gonzales .Marguerite Yourcenar .Marie Bashkirtseff .Mariel Manrique .Marina Tsvietaieva .Mario Vargas Llosa .Martin Heidegger .Mary Haskell .María Kodama .María Luisa Mora .Matilde Urrutia .Max Brod .Mery Sananes .Miguel de Cervantes .Miguel Hernández .Miguel Óscar Menassa .Moshe Benarroch .Moshe Levy .Naim Araydi .Nathan Ionathan .Nicholas Sparks .Nicolas Olivari .Nikita Kruschev .Nora Bernacle .Pablo Neruda Juegos de retaguardia

.Paillaco .Paul Celan .Paul Eluard .Pedro A. González Moreno

*Carta extraída de Diario de España, de Simone Weil. También se han consultado sus Escritos históricos y políticos, Editorial Trotta, 2007, Madrid. Traducción de Agustín López y María Tabuyo.

.Pedro Giles .Pedro Martínez .Pedro Salinas .Perón .Pier Paolo Pasolini .Rainer María Rilke .Ramón Fernández Larrea .Reinaldo Arenas

***

.René Letona .Rodolfo Walsh

De los m iles de tex tos que se han escrito sobre nuestra guerra civ il, la carta que

.Ryūnosuke Akutagawa

Sim one Weil le escribió en 1938 a Georges Bernanos es uno de los m ás herm osos y m ás

.Salvador Dalí

interesantes. Am bos v iv ieron la guerra en bandos distintos, y los dos acabaron

.Santiago Carrillo

desengañándose de las ideas que tenían antes de que em pezaran las hostilidades.

.Sarah Helen Withman

Bernanos, que era católico y conserv ador (o para ser m ás precisos, un m onárquico

.Scott Fitzgerald

legitim ista), v iv ió los inicios de la guerra civ il en Mallorca, a donde se había ido a v iv ir en

.Simone de Beauvoir

1934, acosado por las deudas y porque “la carne de buey y las patatas son m ás baratas que

.Simone Weil

en Francia”, com o le dijo en una carta a un am igo.

.Simy Benarroch

Al producirse la sublev ación m ilitar se puso de parte de los m ilitares rebeldes, y hasta

.So-Kin

su hijo Y v es se enroló en una centuria de Falange, pero m uy pronto descubrió las

.Sol Genafo

atrocidades com etidas por los “nacionales” contra los republicanos, sobre todo a raíz del

.Stefan Zweig

fracasado desem barco republicano en Porto Cristo. Desde aquel m om ento, Bernanos se

.Stéphane Mallarmé

em peñó en denunciar con toda la fogosidad de la que era capaz –y sin duda era un

.Subcomandante Marcos

hom bre m uy fogoso- la crueldad de los m ilitares sublev ados, así com o la com plicidad

.Susan Gilbert

cobarde de la Iglesia Católica. En 1937 , Bernanos regresó a Francia y un año después

.Susette Gontard

publicó en la editorial Plon Los grandes cem enterios bajo la luna, que es uno de los

.Tomás Moro

m ejores libros que se han escrito sobre nuestra guerra: un largo aullido de rabia e

.Verónica Ivonne Fierro Bustos

indignación que nadie debería dejar de leer.

.Verónica Pedemonte

Sim one Weil, por su parte, se enteró del estallido de la guerra en París. Pacifista, pero

.Vicente Huidobro

tam bién sim patizante de los anarquistas y de los trotskistas (en 1934, en Barcelona, había

.Victoria Walsh

conocido a Joaquín Maurín, uno de los dirigentes del POUM), cogió un tren y llegó en

.Virgilio Ferreira

agosto de 1936 a Barcelona. Allí se enroló en el Grupo Internacional de la Colum na

.Virginia Woolf

anarquista de Buenav entura Durruti. A m ediados de agosto, Sim one Weil llegó con la

.Vita Nicholson

colum na Durruti a Pina de Ebro, a unos 15 km s de Zaragoza, donde escribió las escuetas

.Vizconde Vardemar

anotaciones de su diario de guerra. Pocos días m ás tarde tuv o que ser ev acuada a un

.Wendy Guerra

hospital de Sitges, después de sufrir un estúpido accidente dom éstico en una casa

.Yaika Grossman.Janusz Korczak

abandonada en tierra de nadie: uno de sus com pañeros le ordenó que se pusiera a preparar la com ida, y Sim one Weil, que no debía de tener m ucha práctica en estas cuestiones, se quem ó un pie con una sartén llena de aceite hirv iendo. A finales de septiem bre del 36, una v ez curada, regresó a Francia. En la carta a Bernanos se perciben las com plejas relaciones que Sim one Weil m antuv o con el cristianism o. Aunque pertenecía a una fam ilia judía no practicante, tuv o v arias ex periencias m ísticas y sufrió una especie de conv ersión en una iglesia de Asís. Pero durante toda su v ida, Weil se m antuv o al m argen de la Iglesia Católica y de cualquier institución religiosa. En este sentido, es m uy significativ o lo que le dice a Bernanos en esta carta, cuando le com enta que no le m olestaría pertenecer a una iglesia que lim itara

.Yoko Ono .Yukio Mishima .Zelda Fitzgeraldl Autores contemporáneos Nú m er os edi t a dos de Ca r t a s en l a Noch e

*Cartas en la noche 0 (7) *Cartas en la noche 1 (7) *Cartas en la noche 10 (7)

los ingresos económ icos de sus m iem bros. Pero com o todos sabem os, una iglesia así no

*Cartas en la noche 11 (7)

ha ex istido nunca.

*Cartas en la noche 12 (7)

Hay una referencia en la carta de Sim one Weil que es necesario m atizar. Weil cita a un

*Cartas en la noche 13 (7)

falangista de 15 años que fue hecho prisionero y luego fusilado por orden de Durruti. Pues

*Cartas en la noche 14 (10)

bien, este hecho no es cierto, o al m enos no lo es tal y com o lo cuenta Sim one Weil, que y a

*Cartas en la noche 2 (7)

no estaba en Pina de Ebro cuando ocurrió la m uerte del falangista. Según las

*Cartas en la noche 3 (8)

inv estigaciones de los historiadores franceses My rtille Gonzalbo y Vincent Roulet –que

*Cartas en la noche 4 (8)

se hacen llam ar los “gim enólogos”, en honor del av enturero anarquista Antoine

*Cartas en la noche 5 (7)

Gim énez, tam bién enrolado en la Colum na de Durruti-, el jov en falangista no fue fusilado

*Cartas en la noche 6 (6)

por orden del líder anarquista. El falangista –que se llam aba Ángel Caro Andrés- estaba en

*Cartas en la noche 7 (7)

la cárcel de Pina de Ebro cuando llegó al pueblo un grupo de m ilicianos socialistas y

*Cartas en la noche 8 (7)

anarquistas que huían del pueblo cercano de T auste, recién tom ado por los franquistas.

*Cartas en la noche 9 (7)

En la m adrugada del 24 de agosto de 1936, esos m ilicianos asaltaron la cárcel y m ataron al jov en falangista, sin que Durruti supiera nada ni diera orden alguna. En esa m uerte estúpida de un chico llam ado Ángel Caro aparece, una v ez m ás, “el olor

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de la guerra civ il, de la sangre y del terror” que tanto repugnó a Sim one Weil com o a

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.Alfredo Quíspez Asín (1) .Alicia Dujovne Ortiz (1) .Alonso Quijano (1)

.Amador Palacios (1) .Amanda (1) .Amela Einat (1) .Ana Arzoumanian (1) .Ana Bolena (1) .Ana Gaviera (1) .Ana Santos Payán (1) .Anais Nin (3) .Anna Quero (1) .Anne Finnegan (6) .Antero Pelaéz (1) .Antonin Artaud (5) .Antonio Brañas (1) .Antonio Gramsci (1) .Antonio Tello (2) .Atahualpa Yupanqui (1) .Baltasar Garzón (2) .Baronesa Else Hagen von Kilvein (1) .Begoña Eguiluz (1) .Berna Wang (1) .Borges (1) .Brenda Venus (4) .Buenaventura Durruti (1) .Calpurnia (1) .Carles Duarte (1) .Carlos de la Fe (1) .Carlos Marx (1) .Carlos Morales (6)

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.Carlos Noyola Fuentes (1) .Carmen Balcells (1) .Carmen Moreno (1) .Carmen Rigalt (1) .Carmina de Luna Brignardelli (1)

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.Concha García (1)

Ubicación: Francia

.César Moro (1) .Dalai Lama (1)

23 comentarios: Administrador dijo... Extraordinaria carta. Su vigencia estremece!! 3 de junio de 2012 23:51

.Dido (1) .Diego Rivera (1) .Dimitris Christoulas (1) .Dulcinea del Toboso. (1) .Edgar Alan Poe (1) .Edgar Borges (1)

Carlos Morales dijo... Anoche murió Santiago Carrillo, el veterano dirigente comunista de mi país. Se merece mi más profundo respeto y admiración por su distanciamiento de la Unión Soviétcia, por la aceptación de la democracia como normalizada de acceso al poder, y por el papel jugado durante la transción política a la democracia en España, que ni siquiera los suyos supieron valorar. Pero no seré yo quien le rinda un homenaje por el que fue su pasado: ni a él ni a quienes, enfermos del animal oscuro del totalitarismo, condujeron a España a la tragedia. Es verdad, sí: el fue un hijo de una época enferma; pero hubo otros hijos de esa misma época que eligieron, aun a riesgo de sus propias vidas, decir un ¡¡¡NO!!! rotundo y bello a la barbarie. Ellos sí, ellos fueron auténticos HIJOS DEL VALOR, ellos sí merecen el recuerdo de los hombres.

.Edith Aron (2) .El Estudiante (1) .El Idrissi Mezouar (1) .Eladio Cabañero (1) .Elena Garro (1) .Emile Zola (1) .Emily Dickinson (1) .Eneas (1) .Enrique VIII (1) .Enzia Verduchi (1)

Esta carta lo dice todo. Para quien lo quiera oír.

.Ernesto Cardenal (1)

19 de septiembre de 2012 13:59

.Esther Bendahán (1) .Esther Benseñor (1) .ETA (1)

Alberto Ramos Álvarez dijo... Totalitarismo y fascismo solo hubo uno en España: el FRANQUISTA, el golpista. Holocausto sólo hubo uno: el nazi-fascista, del que nos libraron más de 25 millones de soviéticos que dieron su vida por ello. Un saludo. 19 de septiembre de 2012 14:14

.Eva Braun (1) .Eva Hibernia (1) .Ezra Pound (1) .Federico Gª. Lorca (2) .Felipe Sérvulo (3) .Felisberto Hernández (1) .Fernando Arrabal (1)

Diana Álvarez dijo...

.Fernando Solana Olivares (1)

Estos de acuerdo con la carta, por supuesto. Es inconcebible que, a estas alturas de la Historia, se intente justificar lo injustificable. Y Carrillo, con todos mis respetos, no era ningún santo, como tampoco lo fue Franco.

.Fidel Castro (1)

19 de septiembre de 2012 14:15

.Francisco Franco (2) .Franklin Pierce (1) .Franz Kafka (2) .Françoise Sagan (1) .Frida Kalho (2)

Chrystal Luna dijo... Impresionante misiva. "Cuando se sabe que es posible matar sin arriesgarse a un castigo ni reprobación, se mata" ¿Lo haríamos nosotros igual? No, no quiero siquiera suponer que eso sea posible, pero esas personas eran seres normales, como cualquiera de nosotros ¿Tanto puede arrastrar la crueldad? Yo escribí una novela con la historia de la muerte de mi abuelo y la lucha por la supervivencia de mi padre, huérfano de guerra. La muerte de mi abuelo fue totalmente gratuita. Obedeció al plan franquista de eliminar a toda persona que pudiera ser un opositor peligroso. Mi abuelo era un gran hombre, un buen hombre. La primera noche de la guerra fueron los falangistas a buscarle a su casa. Después de un mes en un calabozo de su propio pueblo, lo desaparecieron. Nadie sabe donde está, mi tía dice que al principio ni siquiera los enterraban en fosas. Ella y mi padre vieron a un perro arrastrando la pierna de un hombre. Después, la crueldad de los hombres, de nuevo, violaron y torturaron a su hermana delante de su familia, exigiéndola que les dijera donde estaba su hermano, el que ellos mismos habían matado. Imagino el miedo, el ansia de venganza de las víctimas. Solo así podría entender todo lo que hubo después. Somos humanos... debemos ser humanos, humanos compasivos y libres. 19 de septiembre de 2012 14:16

.Friedrich Nietzsche (1) .Gala (4) .Garret Blake (3) .Georges Bernanos (1) .Germaine Cahen (1) .Gertrude Chataway (1) .Ghandi (2) .Giovanna Tornuaboni (1) .Gisèle Celan-Lestrange (1) .Guillermo de la Torre (1) .Guy de Maupassant (1) .Hannah Arendt (1) .Henri Cazalis (1) .Henry Miller (6) .Humberto Rivas (1) .Héctor Berenguer (1)

Carlos Morales dijo... Me felicito de ello, Diana. A Carrillo lo salva su actitud en los difíciles años de la transición política española hacia la democracia, pero no su pasado. Cuando Alberto relea la carta, y vea -por ejemplo- una fotografía de los jóvenes anarquistas fusilados en Barcelona durante la guerra civil, se dará cuenta -porque inteligencia le sobra, y mucho- de lo que tuvo nuestra guerra de combate de muchos tipos de totalitarismos, el fascismo y el comunismo -que también lo es, sin duda- entre ellos. Y quien sufrió la consecuencia de esa dialéctica perversa de la revolución y de la contrarevolucion no fue nadie más que la "otra España", y -en medio de ella- esa "tercera España" de la que nadie habla y que se atrevió a decir NO a los unos y a los otros, no porque se sintieran equidistantes ante el conflicto social, sino porque abominaban éticamente de las transformaciones derivadas del ejercicio arbitrario de la violencia. 19 de septiembre de 2012 14:18

.Isabel Barceló (2) .Isabel II de España (1) .Isadora Duncan (1) .Isidro Fabela. (1) .Ivonne Bordelois (1) .James Joyce (1) .Jan Saudek (1) .Javier Semprún (1) .Javier Sicilia (2) .Javier Villán (1) .Jean Paul Sartre (2) .Jefe Seattle (1) .Jenny von Westphalen (1)

Carolina Rey dijo... Pero Carlos, creo que no eres del todo justo, y no soy yo de quien defiende a capa y espada a Carrillo, si bien se reconocerle su capacidad para muchas cosas, pero como digo , no eres del todo justo, pues él pertenceció al bando que intentó defender y repeler un golpe de estado y luchar contra el fascismo más feroz que hemos visto en este país...,y ahora en estos tiempos que nos corren, qué quieres que te diga, más Carrillos y menos Cospedales, y otros elementos. Y también te recuerdo que dentro del Partido Comunista Español hubo y habrá mucha discordancia con Carrillo, por el pasado sobre todo, pero no todos eran Carrillos... 19 de septiembre de 2012 14:19

.Joan Coromines (1) .Joan Manuela Serrat (1) .Joaquin Sabina (2) .Joaquín Figuerola (1) .John Lenon (2) .John William Corringtonki (1) .Jorge Guillén (1) .Josefina Manresa (1) .José Antonio Primo de Rivera (1) .José Coronel (1) .José Luis Morante (1)

.José Stalin (1) Carlos Morales dijo...

.Juan Blanco (1)

Lo sé, Carolina, lo sé. Pero yo hablo de una época perversa, y de los que protagonizaron por su ceguera totalitaria la perversión de esa misma época. No hablo del Partido Comunista de hoy, sino del Partido Comunista del lejano ayer. No hablo, tampoco, del Carrilo que supo estar a la altura de la transición política hacia la democracia, sino del que creyó que la democracia era una rémora en los tiempos nefastos de la Guerra Civil. Es hacia ellos, hacia ese pasado, al que yo apunto, no a este presente cuyas acciones ayudaron a crear. No sé si me entiendes, pero lamento no tener otra manera mejor de expresarme...

.Juan Francisco Ferré (1)

19 de septiembre de 2012 14:20

.Karl Marx (1)

.Juan Ramón Mansilla (1) .Juan Rulfo (3) .Julio Cortázar (5) .June Mansfield (1) .Kahlil Gibrán (1) .Katherine Whitmore (1)

Diana Álvarez dijo...

.Kimura Shigenari (1) .Lamberto Margulis (6)

En cualquier guerra no hay buenos o malos, sólo personas que se transforman en bestias y algunos héroes y heroínas. Pero la barbarie es igual entre ambos. Hitler fue un loco que cometió los crímenes más abominables, pero Stalin fue igual que él. Se puede hacer eso, reconocerle su papel durante la Transición, algo indiscutible, al igual que el papel de los herederos políticos del franquismo que tuvieron su papel también conciliador. Lo que no me explico es cómo es posible que, si los mismos protagonistas directos de la contienda ya cerraron una puerta que fue vergüenza para todos, de ambos bandos, aún los descendientes siguen separando un país entero por símbolos caducos que ya no tienen vigencia (comunismo o fascismo a estas alturas, repito, es algo que me parece cuando menos necio). Y el gran problema de España viene por ahí. Lamento las desgracias y barbaridades que se pueden narrar a título individual, pero eso no debe ser un arma arrojadiza que recuerda a esas disputas familiares por herencias sobre las lápidas de los difuntos. A mi escaso entender, es una reacción que no honra a todos esos hombres y mujeres de AMBOS BANDOS (esto es para evitarme que me tachen de facha) que murieron y padecieron la barbarie, la mayoría sin siquiera pertenecer a ninguna facción, simplemente gentes sencillas que fueron reclutados por narices. Esas reacciones son una ofensa deleznable.

.Leonard Woolf (1)

19 de septiembre de 2012 14:21

.Marguerite Yourcenar (2)

.Lewis Carrol (1) .León Tolstoi (1) .León Trostky (1) .Li-Po (1) .Lillian Gish (1) .Lou Andreas-Salomé (4) .Luis González Santamaría (1) .Luis María Anson (2) .Lázaro Cárdenas (1) .Manuel Azaña (1) .Marco (1) .Marco Antonio Gonzales (1) .Marie Bashkirtseff (1) .Mariel Manrique (3)

Chrystal Luna dijo...

.Marina Tsvietaieva (1)

Los que se encontraron inmersos en una guerra que no buscaron fueron todos víctimas, incluso los que al fin fueron verdugos. Pero hay algo que no debe dar lugar a dudas: Los fascistas provocaron la guerra, un golpe de estado a la república legalmente formada. No podemos dejar de ver con claridad lo que fue nuestra historia. No ayuda nada decir que aquello no sucedió,esconder la cabeza bajo la mesa camilla. Lo que fue, fue. Y si aún hay heridas es porque la población fue obligada a obviar, a seguir escondiendo su dolor, incluso al llegar la transición. No hubo duelo, y sin duelo no hay cura. Ahora quienes participaron en aquello ya están muertos o muriendo. Pero somos un país al que se enseñó a odiar su propia bandera por la obsesiva represión de libertades. Al menos la historia debería ser justa y permitir a las víctimas llorar a sus muertos.

.Mario Vargas Llosa (1)

19 de septiembre de 2012 14:22

.Miguel de Cervantes (1)

.Martin Heidegger (1) .Mary Haskell (1) .María Kodama (1) .María Luisa Mora (1) .Matilde Urrutia (2) .Max Brod (1) .Mery Sananes (2) .Miguel Hernández (3) .Miguel Óscar Menassa (1)

Diana Álvarez dijo...

.Moshe Benarroch (1)

Me vas a perdonar porque esto no tiene intención de ofender en absoluto. Tengo 34 años. Nací en plena transición. Una vida. ¿Cómo que no ha habido duelo? ¿Es que acaso mi generación y las que me sucederán van a tener que seguir soportando el clima inaguantable que nuestros ancestros (repito, ambos, que el intento de golpe de estado del 34 también está registrado en los anales de la Historia) generaron con una guerra absurda? No es esconder dolor, pero yo he tenido abuelos como todo el mundo y a mí no me afecta su dolor, porque ellos fueron ejecutores de su existencia. Ni escondo la cabeza, de hecho, aquí estoy, diciendo lo que pienso de un pasado que está más que trillado y que me parece un lastre que debe utilizarse para unirnos como país ante una guerra vergonzosa e impedir que vuelva a ocurrir algo parecido. Seguir día tras día, década tras década dando vueltas a una guerra que ocurrió cuando no había nacido ni los padres de la mayoría de los españoles, me parece simplemente no permitir que una herida cure, sino mantenerla abierta, sangrante y total para nada. ¿Acaso es tan relevante quién empezara, desarrollara o terminara? Sería tontería meterme a desarrollar los años que precedieron el comienzo de la guerra civil, porque es seguir un juego que sólo alimenta un momento de nuestra Historia que pasó, avergonzó y que ya va siendo hora de superar. Digo yo. Al menos yo ya estoy hasta las narices de ambos bandos con esa manía de separar.

.Moshe Levy (1)

19 de septiembre de 2012 14:23

.Pedro Salinas (1)

.Naim Araydi (1) .Nathan Ionathan (1) .Nicholas Sparks (2) .Nicolas Olivari (1) .Nikita Kruschev (1) .Nora Bernacle (1) .Pablo Neruda (2) .Paillaco (1) .Paul Celan (1) .Paul Eluard (4) .Pedro A. González Moreno (1) .Pedro Giles (1) .Pedro Martínez (1) .Pier Paolo Pasolini (1) .Rainer María Rilke (3)

.Ramón Fernández Larrea (2) Chrystal Luna dijo...

.Reinaldo Arenas (1)

Diana, tranquila, no me ofende, al revés, creo que es un buen tema para debatir. Yo muchas veces he dudado: olvidar o recordar. Pero veo gentes que aún creen en el fascismo, que añoran la dictadura, religiones que apoyaron entonces el golpe, y ahora apoyan a los más ricos. Decía ahí atrás que comenzó como una guerra entre los campesinos y los terratenientes, para terminar siendo una guerra entre varios totalitarismos (fascismo-comunismo). Lo más importante es que conozcamos la historia para no volver a repetirla. A mí me duele no haber conocido a mi abuelo (como a todos los nietos de todas las víctimas de todos los bandos) y me gustaría que se supiera que no le mataron por ser mala persona, sino por ser bueno. Que mi padre no hubiera tenido que vivir toda la vida agachando la cabeza porque su padre fue su padre (que no lo hizo), odiando todas las guerras. Pero también, amiga, entiendo que se quiera olvidar. Pero es que me da miedo, miedo de que la gente que no recuerda no sepa en qué se puede convertir: en un asesino cualquiera.

.René Letona (1)

19 de septiembre de 2012 14:24

.So-Kin (1)

.Rodolfo Walsh (1) .Ryūnosuke Akutagawa (1) .Salvador Dalí (4) .Santiago Carrillo (1) .Sarah Helen Withman (1) .Scott Fitzgerald (2) .Simone de Beauvoir (3) .Simone Weil (1) .Simy Benarroch (1) .Sol Genafo (1) .Stéphane Mallarmé (1)

Diana Álvarez dijo...

.Subcomandante Marcos (4)

Claro. En el fondo pensamos lo mismo, pero para terminar con los que miran con añoranza fascismos, comunismos radicales de corte stalinista, castrista,videlismos, etc., para terminar con cualquier dictadura y mirar hacia adelante, debemos deshacernos del odio y construir, crear, generar. A mí me dan coraje todas las dictaduras, cualquier totalitarismo, sea cual sea la ideología que esgriman, porque sólo destruyen y coartan. Prediquemos con el ejemplo y centrémonos en vivir en paz. Es la mejor forma de honrar a los muertos: que no hayan muerto para nada, que no hayan muerto para ver a sus hijos o nietos o biznietos seguir destruyendo. Siento lo que hayas tenido que padecer, tanto tú, como tu padre, como tu familia. Pero de esta forma sólo se alimenta a los que salvajemente quieren seguir alimentando el odio. Y lo que dices, que las nuevas generaciones conozcan la Historia para que no se vuelva a repetir. Un abrazo.

.Susan Gilbert (1)

19 de septiembre de 2012 14:26

.Vizconde Vardemar (1)

.Tomás Moro (1) .Verónica Ivonne Fierro Bustos (1) .Verónica Pedemonte (1) .Vicente Huidobro (2) .Victoria Walsh (1) .Virgilio Ferreira (1) .Virginia Woolf (2) .Vita Nicholson (1) .Wendy Guerra (1) .Yaika Grossman.Janusz Korczak (1)

Alberto Ramos Álvarez dijo...

.Yoko Ono (1)

Sobre la guerra civil española escrito en diez minutos, ahora voy a escribir sobre la pinza de Hitler-Stalin: http://www.mediafire.com/view/?ka5oa1kzr1ai4p4

.Yukio Mishima (1)

19 de septiembre de 2012 14:28

.Zelda Fitzgeraldl (2) Autores contemporáneos (2) JOYA S

Jaime Coronado Gómez dijo...

EL VISIR DE ABISINIA

Carrillo es el homólogo de Fraga en el otro bando, es decir, una persona que no fue precisamente un santo en su juventud pero que nadie puede negarle su gran papel en la Democracia y la Consitución.

La fogonera

19 de septiembre de 2012 14:30

El verano Vínculo-C.Blázquez

POESÍA Y TRANSICIONES (LLAVES)...

Algo más que palabras Carlos Morales dijo... Mañana leeré tu artículo, porque hoy anda ya mi mente muy cansada, Alberto; simplemente quiero dejar aquí un pedazo de esta carta nacida de la decepción, y que se detiene en cómo, en determinadas circunstancias -y nuestra guerra las creó con una intensidad innenarrable- el hombre se puede convertir en un lobo para el hombre. "...cuando las autoridades temporales y espirituales han puesto una categoría de seres humanos fuera de aquellos cuya vida tiene un precio, no hay nada más natural para el hombre que matar. Cuando se sabe que es posible matar sin arriesgarse a un castigo ni reprobación, se mata; o al menos se rodea de sonrisas alentadoras a aquellos que matan. Si por casualidad se experimenta primero cierto desagrado, se calla y pronto se lo sofoca por miedo a parecer que se carece de virilidad. Hay ahí una incitación, una ebriedad a la que es imposible resistirse sin una fuerza de ánimo que me parece excepcional, puesto que no la he encontrado en ninguna parte. He encontrado en cambio franceses pacíficos, que hasta ese momento yo no despreciaba, a los que no se les habría ocurrido ir por sí mismos a matar, pero que se sumergían en esa atmósfera impregnada de sangre con un visible placer. Nunca podré sentir por ellos, en el futuro, ninguna estima." Este es un fragmento muy elocuente de la carta...En realidad, pienso que lo heroico durante aquellos años fue resistirse a esta animalización...peo eso no se dirá nunca, porque no forma parte del pensamiento políticamente correcto. 19 de septiembre de 2012 14:32

Viernes fotográfico: 25ª semana de 52

La tormenta en un vaso La cabeza del profesor Dowell, Aleksandr Beliáiev

Glup 2.0 Algo así como el verano.

arte_facto [hereges perversões] Anja Ganster

sol negro PRESENTACIÓN DEL LIBRO RECITALES ESE PUERTO EXISTE MUESTRA POÉTICA (2010-2011)

J. L. Morante, "Puentes de papel" CENTROS Y PERIFERIAS.

La mirada del Auriga Cúpula y torres desde el Valle, Toledo M ostrar todo

Manuel Rico dijo... Del mismo modo que en Alemania la tragedia y la infamia tuvieron como responsable a Hitler y al nazismo, en España la responsabilidad la tuvo quien se sublevó contra la legalidad republicana. Ni más ni menos. El totalitarismo en España fueron 40 años de dictadura y con una cabeza visible que se llamó Francisco Franco. Fuimos muchos los comunistas que en años difíciles nos jugamos todo por la libertad aunque hoy cueste imaginarlo. La equidistancia es enemiga del rigor. Lamento discrepar con la opinión que expones. Y lo hago desde una firme condena de todos los totalitarismos. 19 de septiembre de 2012 14:33

Carlos Morales dijo... Querido Manuel: Me sorprendes tus palabras. En modo alguno soy equidistante. Entre las muchas cosas que diferencias a los varios totalitarismos que han marcado la historia de Europa, existe un aspecto común que los hace caras de la misma moneda: el ejercicio arbitrario de la violencia, y la creencia en que la consecución de cualquier proyecto político -el suyo- vale más que una, mil, millones de vidas humanas. En este sentido, las consecuencias históricas del nazismo, el comunismo, y el fascismo han sido las propias de aquellos a quienes los profetas visualizaban como los ángeles exterminadores del Apocalipsis. Ninguno de ellos está exento de "culpa", Manuel, y esa es la razón por la que no soy equidistante entre ninguno de ellos, sino un firme colaborador de aquellos que los combaten con firmeza. A mí, sin entrar más destalles,los ochenta millones de muertos producidos por la aplicación del comunismo durante sus ochenta años de vigencia, me parecen tan muertos como los veinte millones que se dejaron la piel bajo el yugo de Hitler. Te invito a leer, en ese sentido, un artículo de Juan Ramón Mansilla que colgué, hace algunos años, en el blog. Aquí está: http://carlosmoraleseltorodebarro.blogspot.com.es/2007/06/los-libros-negros.html. 20 de septiembre de 2012 09:08

Ca r t a s

abril 2013 (5) marzo 2013 (5) febrero 2013 (3) enero 2013 (6) diciembre 2012 (1) noviembre 2012 (1) octubre 2012 (4) septiembre 2012 (12) agosto 2012 (8) julio 2012 (8) junio 2012 (4) mayo 2012 (9) abril 2012 (10) marzo 2012 (8) febrero 2012 (12)

Carlos Morales dijo...

enero 2012 (9)

En segundo lugar, y en lo que toca a nuestra propia experiencia republicana, mantengo la opinión de que su nacimiento, su desarrollo y su dramático final fue la consecuencia de quienes –a izquierda y a derecha- dijeron defender la legalidad institucional no hicieron otra cosa que utilizarla para la consecución rápida e implacable de sus sueños totalitarios y siguiendo siempre una estrategia de confrontación y de falta de diálogo. Así lo hicieron los socialistas en el 34 y así lo hicieron los fascistas en 1936, y así lo hicieron también los anarquistas catalanes en – creo recordar- el año 1937. Es lamentable, pero a la República Española se le puede aplicar ese viejo canto popular que rezaba eso de “entre todos las mataron, y ella sola se murió”. Aquí te dejo las palabras que pronuncié en 2006 en un programa de la Cadena Ser; si te detienen en él y en su brevedad, tal vez te saque de dudas: http://carlosmorales-eltorodebarro.blogspot.com.es/2012/05/la-guerra-de-los-muertos-carlosmorales.html

diciembre 2011 (8)

20 de septiembre de 2012 09:11

abril 2010 (2)

noviembre 2011 (5) octubre 2011 (7) septiembre 2011 (6) agosto 2011 (10) julio 2011 (13) junio 2011 (2) mayo 2011 (2) abril 2011 (1) mayo 2010 (1) marzo 2010 (3) febrero 2010 (9)

Carlos Morales dijo... En lo que toca a los crímenes de guerra cometidos por los contendientes de ambos bandos durante la Guerra Civil, sería bueno que se leyera la carta que le envió Simone Weil a Georges Bernanos y que ha dado origen a este respetuoso debate, y que se recapacitara en la degradación humana con que se condujeron muchos combatientes. Durante aquellos años, las ejecuciones sumarias, los paseíllos en la noche, etc., fueron un lugar común en la práctica política de ambos bandos basada en la Razón de Estado. Hay que decir, sin embargo, que fue el bando franquista el único que utilizó el ejercicio arbitrario de la violencia arbitraria en las zonas de su retaguardia como una táctica precisa y definida para el “adoctrinamiento” de los que quedaron bajo su tutela. No creo que necesario pedirte que leas la carta, porque estoy seguro de que ya la conoces. En todo caso, te lo dejó de nuevo aquí, colgada de mi admiración hacia ti, y de mi afecto. Ahí te va: http://cartasenlanoche.blogspot.com.es/2012/06/carta-de-simone-weil-georges-bernanos.html

enero 2010 (1) diciembre 2009 (4) noviembre 2007 (1) octubre 2007 (4) septiembre 2007 (1) Ca r t a s en l a n och e

L. H.

L.T . Econ .

20 de septiembre de 2012 09:14 T .B.

Carlos Morales dijo... Y finalmente, y en lo que toca a Santiago Carrillo, me mantengo en lo dicho. No puedo alabar, ni lo haré nunca, el papel –todavía históricamente por definir- que jugó durante los años de la Civil. Es justo reconocer que fue un hijo de una España convulsa, pero esa misma España

Q.D.P

convulsa dio lugar a otros hijos que tuvieron el valor de decir no a los planteamientos totalitarios que finalmente acabaron con el gran sueño republicano español. Él pudo elegir. Y eligió lo que eligió. Y yo eso no podré alabarlo nunca. Tampoco lo puedo hacer con su manera de “resolver” sus complejas relaciones con otros políticos del Partido Comunista que, viviendo en España, planteaban una forma distinta de oposición al Régimen durante los primeros veinte años de posguerra. Sin, embargo, si puedo alabar, y lo haré siempre, su emancipación de la tutela soviética y la aceptación -con otros líderes comunistas de occidentedel sistema democrático como modo de acceso al poder, lo que solemos entender como “Eurocomunismo”. También puedo alabar, y lo haré siempre, su papel clave en la Transición hacia la Democracia en España, que no fue entendido por muchos de los que, entonces, militábamos, simpatizábamos o votábamos por él en las elecciones generales. Lo que vino después, ya lo sabemos. Carrillo se vio obligado a dimitir porque sus compañeros de partido entendían su actitud conciliadora con el Partido Socialista como una traición –unos- y como una estrategia equivocada frente a la que otros defendían, que era la formación de una alianza con fuerzas sociales y políticas extraparlamentarias. Poco más puedo decir. No sé si este es, o no, el análisis escasamente riguroso y propio de un espíritu equidistante. Lo que sí se, es que esta reflexión es la propia de quien ha hecho, como ha sido mi caso, lo que ha podido para sacudirse el polvo de los viejos mitos sagrados con que los unos y los otros me quisieron educar. 20 de septiembre de 2012 09:18

Vicente Mayordomo dijo... Creo que te equivocas gravemente, Carlos. Porque no denuncias que el franquismo sociologico ha gobernado las estructuras economicas de este país durante mas de 50 años.Que las Oligarquias finacieras, y economicas son heredadeas y han llevado el `país a esta situación. Que hubieras hecho tu en las España de los años 30,Pregunto? 20 de septiembre de 2012 09:45

Carlos Morales dijo... Querido Vicente Mayordomo: En qué me equivoco? ¿Acaso debo valorar positivamente la actitud de Carrillo durante la Guerra Civil y los primeros años de posguerra? ¿O, por el contrario, debería de haber lanzado un anatema sobre la que le llevó a enfrentarse al estalinismo de la Unión Soviética y a aceptar la democracia como forma normalizada de acceso al poder? ¿Te refieres a eso? ¿Es eso lo que quieres decir? ... 20 de septiembre de 2012 09:47 Publicar un comentario en la entrada

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