Bunge: materialismo

piedades al medir su spin es falsa. De hecho, cuando se diseña el dispositivo experimental, así como cuando se realiza e

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piedades al medir su spin es falsa. De hecho, cuando se diseña el dispositivo experimental, así como cuando se realiza el experimento, el experimeritador supone la existencia independiente de electrones provistos de todas sus propiedades. Lo hace cuando manipula un cañón de electrones, un detector de electrones o un magneto (caracterizado por la alineación de los momentos angulares intrínsecos de sus átomos constituyentes). Lo correcto es algo completamente diferente, a saber, si uno de los componentes del spin adquiere un valor preciso, ya sea de manera natural, ya sea en una situación experimental (por ejemplo, bajo la acción de un campo magnético), los otros dos componentes se vuelven borrosos. Gran parte de la realidad microfísica es borrosa o confusa: eso es todo.

3.4

¿Vida inmaterial?

El vitalismo, un descendiente del animismo, sostenía que la vida es una entidad inmaterial (entelequia, élan vital) que anima a los organismos y que éstos están diseñados de modo tal que puedan alcanzar su finalidad: la preservación de su clase. En cambio, de acuerdo con el materialismo, la vida es una propiedad de cosas materiales pertenecientes a clases particulares, y la conducta ~on finalidad es exclusiva de mamíferos y aves. Sin duda, el materialismo mecanicista niega que haya diferencias cualitativas entre los organisn;lOsy las cosas no vivientes: sostiene que la diferencia consiste, únicamente, en la complejidad. Esta clase de materialismo es una presa fácil para el vitalismo, puesto 'que una fábrica moderna no es menos compleja que una célula y es claro que la biología estudia un gran número de propiedades desconocidas para la física y la química. Por lo tanto, el materialismo mecanicista no es una respuesta correcta al vitalismo. Una concepción materialista de la vida debe reconocer la emergencia, es decir, el hecho de que los sistemas poseen propiedades de las cuales sus componentes carecen. En particular, los biosistemas poseen la capacidad de mantener un medio interno bastante constante; las actividades de sus diversas partes están coordinadas; pueden repararse a sí mismos hasta cierto punto; algunos pueden reproducirse; cooperan en algunos aspectos y compiten en otros; y

tOdos están sometidos a evolución. El materialismo emergentista no halla problema alguno en reconocer las peculiaridades de los biosistemas. Más aún, a diferencia del holismo, el materialismo emergentista alienta la búsqueda de explicaciones de la emergencia en términos de propiedades y procesos correspondientes a niveles inferiores. (Más sobre la emergencia en la sección 3.12.) ¿Cómo les va al vitalismo y al materialismo emergentista en la biología moderna? La respuesta depende de la clase de elemento de prueba textual que uno elija. Mientras que unos pocos todavía prefieren el vitalismo, otros defienden el mecanicismo (o fisicismo), en tantOque otros se adhieren tácitamente al materialismo emergentista. De hecho, algunos biólogos caen en el uso de expresiones vitalistas, en particular teleológicas, como cuando escriben acerca de «la finalidad del órgano x» o «la utilidad del proceso Y», o «elplan (o diseño) del sistema 2». De seguro, no les gusta ser acusados de vitalistas, por lo cual a menudo reemplazan el término «teleología» por «teleonomía». Per