Brujas 1

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA SUR. DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES. LICENCIATURA EN FILOSOFÍA.

Ensayo final: Mujeres ¿inferiores o peligrosas?: las brujas.

PRESENTA: Ana Elena Avilés Romero. MATERIA: Literatura medieval española.

MAESTRO: Héctor Manuel Santiesteban Oliva.

La Paz Baja California Sur a 09 de junio del 2017

Introducción Las mujeres, a lo largo de la historia, han demostrado ser muy importantes y muy esenciales para la creación de la historia misma, siendo partícipes de papeles relevantes dentro de esta (siendo la madre de personajes históricos muy importantes, impulsores de filosofías nuevas así como de ideologías, y para ser más precisa, el responsable del inicio de una religión y una era nueva, mujeres que provocaron guerras, participación de mujeres en ellas, así como mujeres que las patrocinaron, etc.). El papel de la mujer ha sido de mucha ayuda para los hombres, y hago esta distinción de género apropósito, no con el fin de aportar más afirmaciones y felicitaciones sobre este fenómeno de desigualdad de género a las feministas, del mal trato de la mujer, de cómo no todo es color de rosa; cómo en un mundo de hombres y mujeres, la mujer fue muy atacada, rechazada, odiada y alejada de la sociedad, pues la culpable era de la naturaleza de Dios, quien la creó haciéndola mujer –y, para el tema religioso agradezcámosle a Eva, con la mordida del fruto prohíbo, pues por el error de una mujer, maldijo a todas. Pero sería difícil hacer un trabajo hablando de todas las mujeres y sus aportes en la historia; en su lugar haré hincapié en un grupo de mujeres, incomprendido y a la vez muy comprendido, sobre todo por las feministas, quienes gritan por mujeres que ya murieron hace más de cien años y se olvidan de «gritar» por las actuales. En fin, el siguiente trabajo hablará un poco sobre las atrocidades ocurridas a ese grupo de mujeres: las brujas. Sí: fueron mutiladas, asesinadas y violentadas; pero hay algo de lo cual se olvidan las y los que se quejan, o simplemente no lo reconocen: también ese grupo de mujeres era temido, admirable, preocupante y sobre todo útil. Todo eso era por los hombres (sí, así como lo dije, «hombres»): ellos sentían el miedo de esas mujeres, los mismos hombres que las asesinaron, pero con el deseo de apagar el miedo «erróneo» a una mujer.

I.

Cómo debían de ser. En las historias caballerescas de la edad media, la imagen de la mujer suele ser de una

doncella cortesana en problemas, y, necesitada de la ayuda de un caballero, debía ser delicada, fértil, hermosa, agradable, tener gracias, provenir de una buena familia, ser hermosa, linda, hermosa y hermosa. ¿Qué más pueden ser? Solo la belleza era lo importante 2

en la gran mayoría del tiempo; claro, podían ser inteligentes pero no podían ni debían expresarse, mucho menos demostrar que son más sabias que el hombre; debían ser sumisas y obedecerlo y, por supuesto, amarlo por toda su vida con todo y sus defectos. Pero, si las mujeres tenían defectos simplemente era un castigo de Dios (como si ser mujer no fuera suficiente en esa época). Sin embargo, en el mismo género, toman parte muchos otros personajes femeninos que no siempre se ajustan al modelo de las damas antes mencionadas. Son lo opuesto, pues contrastan fuertemente en muchos aspectos. No obstante, son personajes literarios que resultan altamente atractivos y entrañables, y son, además, motores fundamentales tanto de la narración como del imaginario caballeresco (García, 2009: 95). Suelen ser la causa del problema en la historia o el ejemplo de cómo una mujer no debe ser. El grupo de mujeres, alejado y rechazado por la sociedad ya sea por cuestiones de linaje, maldiciones de la familia, pactos directos con el demonio u otros factores más, que determinarán el carácter de estas jóvenes. Digámosle por el nombre de las mujeres, cuales, en parte, tenían estas características. Las mujeres que se salían de lo cotidiano y lo establecido por la sociedad y «Dios». «… tienen una característica que las distingue de la mayoría: Son mujeres que deciden, por sí mismas y en pleno uso de la libertad, romper con los cánones sociales establecidos para ellas en el siglo XVI, heredados del Medievo» (García. 2009: 97). Esta libertad y rebeldía las hará tomar decisiones por sí mismas sin el consentimiento del hombre; incluso, sin el de una mujer. Pero la decisiones más importante que tomarán, es la de no estar atadas siendo amas de casa, madre de muchos niños, sin trabajar, sin ganar dinero por si solas y gastarlo solo en ellas, pero las decisiones más sobre salientes y criticados son: adorar al demonio, acostarse con muchos hombres y estar siempre entre libros, llenándose de conocimientos, de cualquiera, incluso de aspectos para normales. Por las características de estas ellas, en la actualidad son llamadas «mujeres» y, en ocasiones, de la boca de personas más tradicionales: «mujeres independientes». Pero, en la edad del medievo eran llamadas «brujas» incluso sin tener un pacto con el demonio. Mujeres libres en pensamiento, en cuerpo, pero el alma era del diablo; pero como ellas querían dársela, seguían siendo libres completamente de la sociedad, que al parecer ,era mucho peor que el mismo señor de las tinieblas.

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Más aun, es inútil argumentar que cualquier resultado de la brujería puede ser fantasioso e irreal, porque tal fantasía no puede lograrse sin acudir a los poderes del demonio, y es preciso que se haya establecido un contrato con éste, por medio del cual la bruja, real y verdaderamente se obligue a ser la sierva del diablo y se consagre a este por entero, y ello no se hace en sueños, ni bajo la influencia de ilusión alguna, sino que colabora real y físicamente con el demonio y se consagra a él”. (Kramer., Sprenger, s.n: 14)

II.

Malleus Maleficarum y las razones para perseguir a las mujeres

¿Qué es el Malleus Maleficarum? También conocido como El martillo para las brujas, documento escrito por los inquisidores Alemanes Heinrich Kramer y James Sprenger en 1486. El papa Inocencio VIII les otorgó el permiso de crearlo para aprehender y castigar a quien tuviera pactos con el demonio, practicase la magia, o no se apegara a la religión cristiana. El sentido de las prácticas de brujería, antes de que santo Tomás de Aquino condenara con sus palabras «el pacto con el diablo y este es el enemigo de la fe y el adversario de la salvación», trasladó el significado de lo clandestino a una prohibición con castigo de muerte o torturas extremas. Por estas conductas banales de los pobladores de Europa, condenarán sus vidas y quien los rodea, haciendo así acusaciones de enfermedades, tragedias o cualquier fenómeno natural que atribuía a el mal, pues la vida correcta solo debe ser de la mano de Dios y no con la del enemigo natural de Él, pues la bruja se reunía para adorar al demonio, ofender y atacar a Dios y a los hombres y mujeres que vivían cerca de ellas, haciéndolas así peligrosas a la sociedad; pero la principal razón de causar molestia era la gran ofensa hacia Dios. El Malleus Maleficarum principalmente tuvo que dar a explicar qué ere ser una bruja, afirmando su existencia. Incluso advertían que el que pensara y dijese que el demonio y sus ayudantes –o sea, las brujas y demonios- no existían, sería acusado de herejía. Pues el demonio existe para enseñarnos que Dios también, la presencia del mal es porque Dios lo permite, hasta un cierto límite; Dios lo derrotará de cualquier modo: «El diablo, enemigo natural de Dios, buscaba por todos los medios perjudicar al hombre en su persona y sus bienes, pero no siempre quería hacerlo personalmente sino que se valía de intermediarios, como las brujas, para así hacer más daño». (Cortés, 2009: 21). 4

¿Por qué la persecución mayoritariamente hacia las mujeres? Actualmente las mujeres perseguidoras del hombre antiguo que asesinó mujeres -que las convirtió en un ser inferior, que cometió abuso y desprecio hacia ellas por el hecho de ser mujer- hoy son llamadas «feministas» o «feminazis». Ellas crean un juicio a personas que ya no existen, por una causa que igual dejó de existir, afirmando claro, que actualmente el hombre machista no deja de cometer estos actos contra la mujer. Las brujas no fueron perseguidas porque sí: estas mujeres actuaban de una manera incorrecta y prohibida en la edad media, en donde la sociedad tenía cánones, reglas y castigos por conductas buenas o malas. No justifico los miles de asesinatos, injusticias y sometimientos extremos hacia la mujer, pero que no hay que olvidar que a hombres también se les castigaba. Las feministas se quejan de estos actos ilícitos ocurrido ya hace más de cien años, pero la ignorancia y creencia de esas épocas fueron quienes orillaron a los hombres a actuar contra ellas. No lo hicieron sin ninguna razón, no hay que estar molestos con las personas de la época, sino con la época que los hace comportarse de una manera, para la búsqueda del bien común, o en este caso, la búsqueda de la salvación de las almas; como en la actualidad, el gobierno, movimientos sociales, personas con sangre de líder, buscan cualquier método para acabar con lo que molesta y envenena la sociedad, en el momento de la inquisición lo que causaba daños a la sociedad y pueblos corrompidos por el demonio eran las brujas y sus actos. Ahora, combinado con la ignorancia el yugo cristiano, claro que terminaría mal para las más fácil de caer ante la mano del demonio, según expertos en el tema, filósofos y escritos de la biblia: las mujeres. «El malleus Maleficarum establecía que la condena a las mujeres no era algo injusto, pues portaban el pecado desde que habían sido creadas. El diablo había incitado a Eva a pecar y ella sedujo a Adán». (Cortés, 2009: 23). Eva condenó a la humanidad, pues caer en la tentación fue la razón de ser expulsados del edén y de estar en la gracia de Dios; quizá de aquí se retoma el sentimiento y pensamiento que se tenía hacia la mujer. ¿Si Adán hubiera sido quien comió del fruto prohibido, la historia seria la misma? Claro que existen más razones por comportamientos naturales que actualmente también se ven en la mujer. Creo que el hecho de ser mujer también es condenado. Todo tiene un principio y nada es acusado sin ninguna razón, siendo el mayor perseguidor de las

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brujas el culpable de la condena de las mujeres. En las sagradas escrituras, para ser más exactos, en el génesis, comienza el error de una mujer: ser creadas de una costilla chueca: Por otra parte, sostenían que la mujer era más carnal o apasionada que al hombre, pues tenían un defecto desde su creación al haberse formado de una costilla doblada del pecho de Adán cuya curvatura era opuesta a la rectitud del hombre, por lo que al ser un «animal» imperfecto siempre traicionaba a la fe. (Cortés, 2009: 23). Pero fue Dios mismo quien creó esa costilla, fue quien decidió que de esa costilla saliera la mujer. Lo más extraño es que quienes acusaban la condición de la mujer, el origen «banal» de la mujer, son quienes decían que Dios era perfecto, que de la mano de Dios todo es hermosura y bondad. Entonces al afirmar que la mujer es creación de algo malo o incorrecto es ofender y contradecir la obra de Dios. Quizá el querer perseguir a la mujer por lo que causaban, el deseo a ellas, era buscar pretextos y razones para poder atacar hacia ellas, y como estos ideales trascendieron por generaciones, haciendo así, razones lógicas y correctas: Han propuesto otras razones de que existan más mujeres supersticiosas que hombres. Y la primera es que son más crédulas; y como el principal objetivo del demonio es corromper la fe, prefiere atacarlas a ellas. Véase Ecclesiasticus, xix: quien es rápido en su credulidad, es de mente débil, y será disminuido. La segunda razón es que, por naturaleza, las mujeres son más impresionables y más prontas a recibir la influencia de un espíritu desencarnado (Kramer., Sprenger: 50). Las condiciones de mujer -comportamientos que encontraremos a una mujer- son más fáciles seleccionarlos y tener argumentos de porqué es una mujer el hogar del pecado. Solo basta ponerla en duda y caerá sin ninguna duda. No como el hombre, que es lo opuesto, quien tiene comportamientos correctos, como un buen cristiano debía de ser, como un hombre lo era. El hombre de Dios culpaba a la mujer de tener en ella a el demonio, y por eso esta provocaba el deseo carnal -y en los hombres el deseo de tenerla-, a lo que yo digo que de nuevo la ideología y la época hace aparición. Los límites de permanecer puros y vírgenes provocan un deseo constante, un deseo a lo naturalmente prohibido, el sexo; y era una deseo natural, el deseo que todos los seres humanos tienen, al igual que el de comer o beber.

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III.

La celestina ¿Bruja o todóloga?

Yo, Celestina, tu más conocida cliéntula, te conjuro por la virtud y fuerza desta bermejas letras, por la sangre de aquella nocturna ave con que están escriptas, por la gravedad de aquestos nombres y signos que en este papel se contienen, por la áspera ponzoña de las bivoras de que este azeyte fue fecho, con el qual unto este hilado: vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad y en ello te embuelvas y con ello estés sin un momento te partir (Rojas, 1995:73). Nadie dudaría que la celestina era nada más y nada menos que una bruja que tenía un pacto con el señor de las tinieblas, una vieja que acudía a él en varias ocasiones, haciendo énfasis en un ritual con elementos necesarios para la invocación de este, haciendo así más factible el pensar que conoce la magia negra. La celestina se atreve no a pedir, sino, a exigir a un ser oscuro, temible y «respetado» por las amantes de la magia negra. La celestina se muestra exigente y directa al querer conseguir lo que quiere -al parecer estaba muy desesperada de conseguirlo. Ella pide que el ser a quien invoca no se marchara hasta cumplir lo pedido, pues necesitaría apoyo; quizá ella sabía que su mente ingeniosa, su habilidad para enredar y entrometerse, su facilidad del habla, su sabiduría aprendida en años, en fin, todo lo que ella sabía, sería suficiente para lograr un simple deseo de Calisto: hacer que una muchacha ingenua y pura se enamorara de un muchacho apuesto, con buen estatus social; y lo que la haría ganar ventaja, que Calisto haría lo que fuera por Melibea. Creo que el ritual de invocación fue más un pretexto del autor Rojas para atribuirle un sabor a misterio. Lo prohibido e incorrecto de la celestina y sus trucos no eran de considerar más allá que de una vieja tramposa y astuta que se ponía en práctica cada que alguien necesitaba de sus servicios, ganándose así el título de una bruja, hechicera. «Lo que en verdad es el meollo de la cuestión, como recuerda con gran perspicacia Patrizia Botta, “es si la rápida transformación de Melibea se debe a los hechizos de Celestina o bien a factores psicológicos”» (Pacho, 2009: 109). El contexto de la celestina era el mismo donde las brujas y los pactos al demonio estaban prohibidas, donde era incorrecto, pues, como sabemos, existían reglas y cánones dentro de la sociedad. Pero ¿por qué si sabían que la Celestina era hechicera, o hacía trabajos fuera de lo común, la dejaban ser? La Celestina tenía libertad de ser quien era, de sobrevivir de una manera inapropiada, debido a la necesidad de la sociedad -necesidades materiales, deseos del corazón, obtener objetos difíciles de encontrar, necesidades sexuales, físicas, 7

espirituales, familiares, etc. La necesidad social hará que por su conveniencia a mujeres como la Celestina. Ella era llamada hechicera por sus conocimientos, como ya lo mencioné, pues una mujer no podía ser sabia. Conocer del mundo y tener habilidades sin ser llamada as conlleva a asegurar que tenía pactos con el diablo. La inteligencia y capacidades de una mujer supuestamente venía de la mano del demonio cuando la edad, experiencia, conocimientos naturales, eran aprendidos simplemente de la manera más común -leyendo, vivencias, conocimientos transmitidos por generaciones…-, no tenía que haber un acuerdo con el diablo para ganarlos en la mayoría del tiempo, porque, como sabemos, también existían esas mujeres. Las mujeres acusadas de brujería eran creadoras de conocimientos en diversos campos, desarrollaban oficios vinculados con ellos y estaban bien asimilados a las tradiciones populares de la época. Solían ser cocineras, perfumistas, curanderas, consejeras campesinas, parteras o nanas y realizaban sus actividades a través del desarrollo de conocimientos que les eran propios. (Blázquez, 2009:34). De la misma manera, en Rojas (1995) podemos encontrar que «Ella tenía seys oficios, conviene a saber: labrandera, perfumera, maestra de fazer afeytes y de fazer virgos, alcahueta y un poquito hechizera» (41). Y claro que la Celestial hacía mucho más que esto: ella podía hacer que alguien cambiara de opinión o de pensamiento, de sentimiento y de vida, siendo por eso tan útil dentro de la sociedad donde vivían, teniendo la fama de hechicera, de alguien a quien se visitaba cuando el problema no tenía solución o no contaban con un plan «B». Pero aun siendo mujer de magia negra, se expresaban de ella de manera insultante e irrespetuosa, porque a pesar de sus conocimientos, seguía siendo mujer impura.

IV.

¿Las brujas eran despreciadas o temidas por los hombres?

Las brujas eran perseguidas por el temor que causaban, por el daño en la sociedad y en la moralidad de cada uno de las personas que vivían o respiraban cerca de ellas. Las mujeres siempre fueron algo más que el hombre, algo incorrecto, y por eso se tenía que tener cuidado con ellas -¿o de ellas? Era repugnante temer de una mujer, sobre todo un hombre eclesiástico y de la corte, pues, como a sabemos, el hombre era superior, y al temer de ellas, 8

¿no las hace superior? Muchas mujeres se quejan de la inferioridad que el hombre les daba a las mujeres, sobre todo en la edad media; aunque es al revés a pesar de que el hombre jamás lo reconociera, pues hacerlo era casi un pecado: les temían a las mujeres, y las brujas lo sabían. … tienen mil maneras de hacer daño, y desde su caída intentaron provocar cismas en la iglesia, impedir la caridad, infectar con la bilis de la envidia la dulzura de los actos de los santos, y perturbar de todas las maneras posibles a la raza humana (Kramer., Sprenger: 32). Todos estos actos que afectan a la sociedad son de los demonios, con ayuda de las brujas -o viceversa-, ayudándose mutuamente, aunque en la mayoría del tiempo quien pide la ayuda es la bruja. Como ya lo mencioné, el hombre odiaba el sentimiento del temor hacia una mujer aún más impura, una bruja, quien tenía el poder de hacer muchos males, como: el asesinar a niños o a fetos y ofrecerlos al mal, hacer enredos amorosos, desaparecer personas y transformación de las mismas, amnesia temporal y permanente, entre otras…, pero, al temerle a las mujeres, los hombres creían que su miembro desaparecía, y también, literal, las brujas podían hacer un conjuro que hacía creer que de verdad perdían sus miembros, lo que los hacia «hombres». Puede decirse que esto se hace con el permiso Divino. Y en ese caso, como ya se dijo que Dios permite más poder de brujería sobre las funciones genitales, debido a la primera corrupción de pecado que nos vino del acto de engendrar, así también otorga mayor poder sobre el órgano genital completo, inclusive hasta su eliminación total (Kramer., Sprenger: 64). El temor hacia estas mujeres venía sustentado en la sagrada Biblia; sus actos de maldad por naturaleza y por el hecho de ser mujeres creó un temor que golpeó el orgullo de los hombres en puestos importantes y eclesiásticas, y, así, comenzó la cacería de brujas, a mujeres que, en algunos casos, solo tenían cerebro y capacidades extraordinarias, sin ayuda de ningún demonio.

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Conclusión En mi trabajo trato de dejar en claro que el hombre medieval no veía por completo a la mujer como un ser inferior, sino que era temida, según la biblia y sus aspectos naturales. Siempre eran y son algo más que el hombre, con su «sexto sentido» y con sus deseos más intensos, porque las mujeres no sabían reprimirlo y también solían ser «la cuna» del mal y del pecado. Las brujas, con sus comportamientos, daños a lo sociedad, las maldiciones y sus actos impuros, eran un problema que debía de ser erradicado por completo. El hombre medieval se sentía atacado y afectado por estas mujeres; no eran perseguidas sin ninguna razón, sin justificar las injusticias a quienes eran inocentes solo por tener conocimientos y capacidades extraordinarias –incluso muchas veces más que los hombres. Solo por ello, eran asesinadas y acusadas de brujería. Actualmente la mujer debe ser inteligente, si no tiene valor; y en la edad media la mujer que sabía y quería saber no era y no debía de ser escuchada. La bruja era una mujer temida, pues golpeaba el orgullo del hombre al ser más poderosa, libre de pensamientos y en actos. Al tener el respaldo del demonio, las brujas se convertían en algo temido y peligroso para la sociedad, pero, al mismo tiempo, eran de mucha ayuda y utilidad: incluso los pobladores «fieles» a su Dios y religión, lo dejaban de lado para conseguir lo que deseaban. La cacería de brujas y el ataque a la mujer perseguían en sí los conocimientos naturales, filosóficos, astronómicos, herbolarios, etc. Y, como en cualquier eliminación masiva, haciendo generalizaciones injustas, acabaron con madres, esposas e hijas que, en ocasiones, por tener un mal entendido con alguien -por tener enemigos-, estos buscaban cualquier cosa en su contra para verlas colgadas o asesinadas. Esas mujeres dieron razones para ser perseguidas, para ser temidas, y dieron razones para dejar en claro que no eran inferiores.

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Bibliografía. Fernando de Rojas. (1995). La celestina.Barcelona: RBA Editores. Blázquez Garf, Norma. «Los conocimientos de las brujas: causa de su persecución»; Cortés Nava, Ana María. «Cómo capturar y eliminar a las brujas según el Malleus Maleficarum o El martillo para las brujas (1487)»; García Rojas, Axayáctl Campos. (2009). «“Nunca le plugo ni consigo pudo de averse de casar”: mujeres solteras, intelectuales y brujas en los libros de caballerías hispánicos», pp. 95-108; Pacho Rubio, Carlos. «Para yo dar […] congrua y saludable melezina: Celestina, ¿bruja o médica? En Fe, Marina (Coordinadora). (2009). Mujeres en la hoguera: Representaciones culturales y literarias de la figura de la bruja. México, D.F: UNAM; Programa Universitario de Estudios de Género. Kramer, Heinrich., Sprenger, Jacobus. (s.f). Malleus Maleficarum. Traduc. De Meza, Floreal. Ediciones

Orión.

Documento

en

línea

http://www.malleusmaleficarum.org/downloads/MalleusEspanol1.pdf.

disponible (Última

en consulta:

04/06/2017).

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