Breve Historia Del Alma - Resumen

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Breve historia del alma – psykhé y de las formas de su conocimiento Presentación Alma – Psykhé En las coordenadas económicas y políticas formadoras de una sociedad crecientemente cientificista (hace al menos un siglo) regulada por la razón, es donde la Psicología se ha transformado en un conjunto de disciplinas reguladoras del comportamiento humano. Se propone una nueva Psicología crítica que sólo será posible mediante la reconstrucción desde sus fundamentos, es decir, la reelaboración de aquello que fue su base durante siglos y que su devenir ha ido sustrayendo: la idea de alma – psykhé. Hay múltiples nociones de “alma” y no tiene sentido buscar una sola concepción, sino que hay que realizar una descripción histórica que sirva de aporte para la comprensión del presente del Logos de la psykhé (Psicología). Las ideas de alma representan construcciones discursivas y disciplinarias que tienen su fundamento en la historia. Preguntarse por el alma es preguntarse por lo que hace a la humanidad del ser humano. Plantear el problema del alma es avanzar en la destecnocratización de la disciplina psicológica. La Psicología (saber del alma) debe apropiarse de estos problemas y asumir como propia la problemática contemporánea del alma. La Psicología del siglo XXI se convirtió en reguladora de los comportamientos humanos lo cual debe someterse a la crítica ya que, en lo que al alma respecta no hay una solución/respuesta única. La Psicología rehúye del tratamiento de tal problema, ignorando aquello que es o puede ser determinante de todo acto, pensamiento u emoción humana. Esto se da por la pretensión de insertarse en el campo científico. Introducción La psicología contemporánea y la Epistemología I.

Algunos problemas epistemológicos generales

Epistemología  Sentido específico: Conjunto de reflexiones producidas desde el pensamiento filosófico que tienen de objeto el conocimiento científico.  Reflexión general sobre el conocimiento que inaugura la aparición del logos (Ciencia y Filosofía). Tal aparición (intento de comprender racionalmente la naturaleza y el ser humano) conlleva necesariamente una reflexión sobre las condiciones en las que un conocimiento verdadero sea posible. En términos históricos, la Ciencia se ha convertido en la forma de conocer más valorada y prestigiosa, asumiéndose como la única actividad cognoscitiva que tiende a producir conocimientos verdaderos en función de su racionalidad, de su método y de su apego a los

hechos derivados de la experiencia. Las ciencias/disciplinas que no cumplen tales criterios son desestimadas como las Ciencias Sociales y saberes difíciles de ubicar, como el Psicoanálisis. La Ciencia devino en paradigma/modelo del conocimiento puro alcanzado a través de la búsqueda desinteresada de la verdad. En este sentido el concepto de ciencia se distingue del de técnica. La técnica se ubica en el campo pragmático con el objetivo de conseguir aplicaciones útiles. La ciencia y la técnica construyeron un entramado (Tecnociencia), que se caracteriza por la potencia productiva de la ciencia, por su capacidad para generar ideología en una sociedad tecnológica y por su omnipresencia en la vida social, comunitaria e individual. La alianza entre la ciencia, la tecnología y el poder, es un fenómeno históricamente determinado que resulta innecesario. La participación activa de la ciencia en algunos casos protagoniza la destrucción y el dominio, la domesticación del individuo, lo cual se contradice con su objetivo de mejorar y prolongar la vida humana. No existe ningún tipo de jerarquía “natural” respecto a los tipos de conocimientos ni un criterio objetivo para valorarlos. La tecnociencia es eficaz a la hora de responder a las necesidades del sistema capitalista. Pero si los valores sostenidos no son exclusivamente eficacia, rendimiento y ganancia, otras formas de conocimiento y de ciencia serían posibles. 1° Nivel de conocimiento (científico): se da cuando un sujeto/grupo de sujetos pretende conocer y un objeto ser conocido. (Teoría – Técnica – Método). 2° Nivel de conocimiento (epistemológico): cuando el conocimiento obtenido se hace objeto de reflexión, es decir, conocimiento del conocimiento, se da la reflexión epistemológica. En términos generales, los científicos no tienen en cuenta el 2° nivel de conocimiento hasta que se produce alguna revolución conceptual. En estos momentos, el científico necesita rever las categorías epistémicas básicas y reconstruirlas en función de nuevas ideas. Se ven obligados a usar nociones propias de la filosofía. De esta manera se produce un diálogo entre Ciencia y Filosofía del que la Epistemología debe partir como reflexión necesariamente situada en el quehacer de las ciencias. También puede ocurrir que los científicos no dispongan de los recursos necesarios para observar la novedad de sus descubrimientos y que no puedan comprender lo que tienen de revolucionario. II.

La Epistemología positiva

Durante los siglos XIX y XX la forma epistemológica dominante fue la filosofía positiva. Las teorías científicas se constituían como enunciados que establecen leyes/regularidades sobre los objetos de su dominio o leyes útiles para explicar o describir fenómenos. La hegemonía de la epistemología positivista se construyó a la par de logros prácticos de las Ciencias Naturales; Es de aquí que toma el modelo de cientificidad fundamentado en

factores “internos” referidos a la lógica de la racionalidad científica y al empleo del método correspondiente a la ciencia. Estos factores deben diferenciarse de los externos que son determinaciones históricas, sociales y subjetivas. El positivismo divide el campo del conocimiento científico en Ciencias Formales (deductivismo) y Ciencias Fácticas (lógica, observación y experimentación). Esta última incluye también a las Ciencias Sociales pero estableciendo que deben adecuar su proceder racional al monismo metodológico del positivismo. Al imponer los criterios propios de las ciencias al resto de las disciplinas, la epistemología positiva adquiere un carácter normativo y prescriptivo. El único conocimiento válido es el obtenido de las investigaciones científicas. La tarea de la epistemología se centra en la “Justificación” (elaboración de normas y criterios lógicos) para asegurar los límites de la cientificidad. El positivismo establece un criterio de demarcación para separar a las ciencias de las pseudociencias. El valor de las teorías científicas (según el neopositivismo-CDV) depende de su coherencia lógica y empírica para poder ser sometido a la confirmación o verificacionismo mediante la experiencia. Las teorías que no posean base experimental se considerarán “metafísicas”. El positivismo concibe a la historia como lineal y evolutiva (Simple -> Complejo). Se trata de una búsqueda racional de la verdad objetiva que va a permitir una mejor adecuación entre teoría y realidad, sujeto y objeto de conocimiento. La objetividad intenta conocer la realidad tal cual es, desechando la subjetividad. El positivismo es una forma de empirismo. A partir de la observación se elaboran enunciados observacionales que luego van a constituir enunciados universales. Este proceso llamado “inducción” resulta en la obtención de leyes generales. III.

La epistemología de K. Popper

Popper vincula sus ideas con las del CDV pero establece diferencias. -

La observación no es pura porque está cargada de conocimientos previos (marco conceptual) que la determina y condiciona. La actividad científica no comienza con la observación sino con problemas producto de la intelectualidad del científico o de enigmas planteados por teorías anteriores. A estos problemas se les ofrecen soluciones tentativas, hipotéticas, que luego se pondrán a prueba para falsar tales conjeturas. Aquellas teorías que no resistan las falsaciones deberán ser eliminadas.

Popper afirma que la lógica de la ciencia es deductiva y el procedimiento de prueba no es la verificación sino la refutación. Una teoría no es verdadera sino verosímil, la verdad es una idea que dirige el camino de la razón pero nunca es alcanzada. Karl comparte con el Positivismo y el Neopositivismo la idea que la epistemología debe situarse en un contexto de justificación. También el privilegio que asumen los factores internos ya que son decisivos a la hora de comprender filosóficamente a la ciencia.

En tercer lugar, coinciden en la labor fundamental de la epistemología en trazar las líneas de demarcación. Y finalmente, el consagrar la unidad de las ciencias como único método para la producción de conocimientos verosímiles. Popper se ocupa primero de dos problemas:  Hume (Método inductivo): la lógica de la probabilidad conduce a una regresión sin término. No es posible aplicar la experiencia particular a casos generales.  Kant (Demarcación): el criterio debe fundarse en la falsabilidad de las hipótesis lo cual implica un proceso previo de selección de teorías. Las teorías no son más que un conjunto de hipótesis, conjeturas, saberes provisionales que deben poder ponerse a prueba. La ciencia es una actividad en continuo progreso, este progreso se realiza a través del método ensayo y error: P1 (problema) -> ST (solución tentativa) -> EE (ensayo – error) -> -P2 (nuevo problema) Las hipótesis que sobreviven a los intentos de refutarlas son más verosímiles pero no pierden su carácter hipotético. Las teorías pseudocientíficas son las que pretenden mostrarse como ciencias pero no superan la falsabilidad. En cuanto al marxismo, la teoría fue falsada por hechos históricos, políticos y económicos aunque sus seguidores pretendieron salvarla a través de la formulación de una hipótesis. Por su parte, el Psicoanálisis no es falsable puesto que sus hipótesis no pueden someterse a pruebas empíricas que puedan o no contradecir los supuestos psicoanalíticos. Ambas doctrinas amenazan al orden social que Popper defiende. El marxismo pone en cuestión el orden social vinculado al capitalismo y a las formas políticas que le son propias. Por otra parte el Psicoanálisis funda la dimensión del Inconsciente asegurando que la vida psíquica no está determinada por la conciencia. Esto contradice a la concepción de “sujeto consciente” que encarna en la concepción burguesa de la moral y la vida psíquica. Popper sostiene una unidad de las ciencias, y especialmente, de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, sin desconocer las diferencias entre los dominios. Las Ciencias Naturales procuran obtener leyes universales para explicar la causalidad de los fenómenos. Las Ciencias Sociales buscan proposiciones singulares referidas a hechos específicos respecto a los cuales ofrecen explicaciones que intentan mostrar la causalidad de los acontecimientos. En el caso de las Ciencias Históricas se utiliza la “lógica de la situación”: conjunto de condiciones iniciales que refieren a intereses vinculados a las decisiones de los individuos. Esto posibilita la tarea principal de las Ciencias Sociales: análisis y previsión de reacciones imprevistas dentro del marco de las instituciones. Aquella lógica de la situación es

fundamental para la vida social y las Ciencias Sociales ya que posibilita la explicación del funcionamiento de las instituciones políticas. Es imposible conocer los hechos del pasado tal y como fueron realmente, entonces no se puede hablar de una cientificidad de hipótesis históricas. Sin embargo, tales interpretaciones históricas pueden ser fecundas para dilucidar hechos históricos y permitir relacionarlos con el presenta. El sentido de la historia para Popper es el progreso hacia una sociedad abierta. Popper afirma una doctrina objetivista del conocimiento: M1 (objetos/hechos de la naturaleza) M2 (Cc subjetiva) -> se desenvuelve en el M1. M3 (Hipótesis, conjeturas, etc) -> contiene a la epistemología objetiva que estudia problemas científicos. Este mundo permite conocer el M2. De acuerdo a las ideas de Popper puede establecerse una analogía entre el crecimiento del conocimiento y el crecimiento biológico. El aumento del conocimiento aumenta con la eliminación de errores, de la misma forma se desarrolla la teoría darwiniana de “selección natural”. El conocimiento humano y animal se encuentran vinculados por una relación evolutiva de continuidad (epistemología evolutiva). IV.

La estructura de las revoluciones científicas – Thomas Kuhn

Desde el siglo XIX el aumento de poder de la alianza ciencia, industria y tecnología, la concepción más difundida de la ciencia era la positivista. Esta concepción ignoraba los complejos procesos de producción del conocimiento y sus vínculos con la historia y la misma sociedad. Tiempo después la ciencia pura y libre pasa a ser un mito que requiere deconstruirse. Esta deconstrucción crítica producto de la crisis de los modelos positivistas se orienta a considerar nuevos elementos que permitan comprender de una forma integral (no reductiva) el fenómeno de las ciencias en la vida humana a nivel individual y comunitario (sociología e historia de las ciencias). La nueva epistemología puede caracterizarse de la siguiente forma: 1. En contra de la separación de contextos (justificación, aplicación, etc.). Proponen un análisis global. 2. Afirman la imposibilidad de distinguir la ciencia de otras formas de pensamiento a partir de criterios únicamente racionales. 3. Sostienen un pluralismo metodológico. 4. Concepción de ciencia discontinuista (historia de las ciencias contiene revoluciones). 5. Se defiende la necesaria presencia de elementos filosóficos en las teorías científicas. 6. Se pasa de una epistemología prescriptiva a una de carácter descriptivo e histórico.

En 1962 Thomas Kuhn publica un texto que provoca una revolución en la epistemología anglosajona. Es a partir de allí que tiende a orientarse hacia la sociología y la historia de la ciencia. La historia de la ciencia tiene el deber de poner en relación al conocimiento científico con la red de acontecimientos que conforman el tejido de una época. Kuhn se interesa por las revoluciones científicas y demuestra que estas no sólo ocurren en el ámbito científico sino que también poseen una estructura similar. Una revolución científica consiste en un cambio de paradigma que la comunidad científica realiza. Los paradigmas son estructuras constituidas por teorías, concepciones del mundo, valores epistemológicos y metodológicos, problemas típicos e incluso formas de resolverlos. El mundo se percibe a partir de las normas del paradigma. Cuando este cambia, lo que cambia es la concepción del mundo. Así los científicos adoptan nuevos instrumentos, nuevos lugares y también en lugares y con instrumentos familiares surgen cosas nuevas. La historia de la ciencia es entonces una sucesión discontinua de paradigmas que resultan inconmensurables. El progreso consiste en sucesiones de paradigmas. Comprender cómo acontecen hace necesario a acudir a los “factores externos”. La inconmensurabilidad de las teorías/paradigmas problematiza la noción establecida de progreso. Sucede que los paradigmas no son adoptados mediante un criterio racional sino que son acuerdos (decisiones subjetivas). Los paradigmas son inconmensurables en este sentido. Lo que sí se puede afirmar es que los nuevos paradigmas representan una superación pragmática con respecto a los anteriores. Kuhn describe períodos de la ciencia: Ciencia normal: cuando el paradigma actual resulta eficaz. Es rutinaria, poco creativa, tiende al dogmatismo y progresa por acumulación. Llega un momento en que lo que se empiezan a acumular son anomalías, esto provocará una revolución a partir de la cual se adoptará un nuevo paradigma que resulte eficaz para resolver las anomalías que se presenten. En síntesis, todo indica que las ideas de Popper son erróneas. No hay teorías libres de anomalías y no por eso los científicos las descartan, sino que con la acumulación de problemas surge la crítica. En esas condiciones se inicia la revolución científica (no racional), el cambio de paradigmas. De este modo queda eliminada la línea de demarcación entre ciencia y mito. La epistemología sólo puede describir lo que los científicos hacen a partir de sus compromisos comunitarios y paradigmáticos. V.

El anarquismo epistemológico de P.K. Feyerabend

Sea cual fuere la forma en la que se presenta la meta del trabajo científico, la racionalidad institucionalizada es la imagen que la comunidad científica brinda de sí misma. Si esta imagen se corresponde con los hechos es un tema que ha sido objeto de análisis por diversos filósofos de la ciencia, sociólogos e historiadores. Tal vez el mayor ataque lo

produjo Feyerabend quien consideraba insostenibles los supuestos del modelo racional y afirmaba que la ciencia era una empresa, además no existía tal racionalidad. El núcleo central de las críticas de Feyerabend fue el ataque al método científico. Expuso que a veces hay que desviarse de las reglas del método para poder producir conocimiento. La aplicación de este principio demuestra que al investigador le conviene actuar contrainductivamente adoptando reglas que se oponen a las de la labor científica. Feyerabend afirma que algunas de las propiedades más importantes de una teoría se descubren por contraste y no por análisis y que el científico debe introducir otras perspectivas para compararlos con las ideas de la experiencia, intentando mejorar los puntos de vista. Esto es lo que significa para él adoptar una metodología pluralista. El conocimiento es un conjunto de teorías incompatibles en donde no debe descartarse ningún punto de vista. “La pluralidad de opinión es necesaria para el conocimiento objetivo y un método que fomente la pluralidad es el único compatible con la perspectiva humanista”. Feyerabend propone el desarrollo de teorías incompatibles con los juicios al respecto de los hechos observacionales. A partir de estos sistemas se podrán identificar “interpretaciones naturales”. Actuando contrainductivamente se podrán descubrir los componentes ideológicos de los juicios observacionales mediante teorías refutadas por esos mismos juicios. La ciencia como se la conoce hoy no podría existir sin un olvido frecuente del contexto de justificación. Feyerabend sostiene que es posible encontrar, dentro de cada teoría en particular, la existencia de ciertos “principios universales” de los cuales dependen los términos de la teoría en cuestión. Las ciencias carecen de una estructura común ya que no existen elementos que se presenten en toda investigación científica y que a la vez no pertenezcan a otros dominios. Lo que aparece ante el historiador como oportunismo metodológico o irracionalismo cumple una función fundamental en el conocimiento y su progreso. La subjetividad se opone con frecuencia a la razón permitiendo que ideas fundamentales de la ciencia sigan su curso. La colaboración y el intercambio con tradiciones no científicas que Feyerabend proponer, producirá en la ciencia anarquismo necesario para el progreso de la ciencia y el desarrollo cultural. Si no hay un método que asegure la objetividad y el racionalismo, adjudicar privilegios a la ciencia no tiene sentido. Desde esta perspectiva Feyerabend señala que la base del racionalismo se sustenta en valores propios del sistema occidental (eficiencia, dominio de la naturaleza, etc.) y es por eso que prevalece, por tradición. VI.

Algunos problemas epistemológicos de la Psicología

El territorio disciplinar de la Psicología se encuentra fragmentado, de hecho es una de sus características esenciales. Los intentos de unificar en cuanto a objeto y método han fracasado. La psicología se presenta como un conjunto heterogéneo y plural de disciplinas

que componen un proyecto en conjunto más amplio que la misma psicología, técnicas de control social (conductismo, psicología cognitiva, etc.). La diversidad de objetos propios de la indagación psicológica demuestra la necesidad de buscar sus fundamentos fuera del campo. En el marco de esta diversidad de objetos y métodos, la psicología se presenta como ciencia de un ser vivo y al mismo tiempo como ciencia del hombre que produce y es producto de una cultura. El conflicto que nace, enfrenta dos modos de pensamiento antagónicos. Uno vinculado a las ciencias físico-químicas y biológicas, asociado a la fuerza objetiva de las Ciencias Naturales, pone el énfasis en el carácter orgánico de los hechos psíquicos y propone modelos basados en la explicación de nomológica (de normas) y cuantitativa. En oposición a esta doctrina, surge el humanismo que pretende hacer comprensible la complejidad del ser humano y se vincula a técnicas de la Sociología y la Filosofía, los hechos de la vida psíquica se entienden por referencia a su carácter histórico y a su origen inconsciente. Se proponen modelos de tipo cualitativo o por referencia a modelos ideales. La especificidad de la psicología se encuentra constantemente amenazada por el doble reduccionismo. Lagache define a al primer concepto como Naturalismo y en oposición, al Humanismo. El naturalismo comienza con Aristóteles y tiene su punto culmine con Watson quien expone una psicología sin consciencia y sin sujeto. No existe reflexión sobre los fines de la conducta ni significación de las motivaciones de esas conductas. La psicología se vuelve descripción de hechos objetivos. La tradición humanista surge con Descartes (pensamiento como certidumbre), los hechos psíquicos son accesibles a los sentidos internos y diferentes de los hechos orgánicos. La noción de fenómeno es la misma significación y su comprensión, el objeto de la psicología. El reduccionismo positivista (XIXI-XX) sólo consideraba científica la psicología libre de metafísica y de filosofía. Se funda una psico-científica basada en los hechos de la experimentación. Wundt y Fechner fueron grandes figuras de esta psicología. Siguiendo los preceptos del método científico se desarrolla la psicología de las funciones y los contenidos de la consciencia (introspección sistemática y experimental – siglo XX). El campo de la psicología está signado por la observación de la conducta humana para predecirla y controlarla para que se adapte al medio. En el siglo XX, Freud utiliza por primera vez la palabra “Psicoanálisis” y se abre una nueva perspectiva para abordar el psiquismo humano. La filosofía y la psicología han estado entrelazadas, psicólogos contemporáneos (XVIII) intentan desprenderse de la filosofía, planteándola como etapa pre-científica de las ideas psicológicas, de la cual hay que alejarse para poder sostener el criterio de cientificidad (positivismo). Epistemólogos como Bachelard, Kuhn, Feyerabend, demuestran que en toda actividad científica hay una presencia insoslayable de concepciones filosóficas que producen formas particulares de ver el mundo.

El rechazo al objetivismo positivista es la base de la constitución de un paradigma interpretativo que se afianza en las ideas del descentramiento del sujeto. Hay hipótesis y enunciados que se plantean inconscientemente y actúan de forma eficaz pues determinan la manera de accionar y ver el mundo del científico. No hay práctica/teoría separada de las ideas filosóficas. Para comprender la diversidad de la psicología es necesario admitir que es teoría, técnica y a la vez, es transformación de la cultura (sentido ideológico y político). Capítulo 3 I.

El desarrollo de la tradición ético religiosa

Con la muerte de Aristóteles se tiende a sustituir la autosuficiencia de las ciudades-estado por la búsqueda de la salvación y la autosuficiencia personal. Cuando muere Alejandro Magno comienza un período de guerras, monarquías. Los acontecimientos políticos y sociales tal vez explican el surgimiento de filosofías que contribuyeran al bienestar individual lejos de la opresión. Epicuro sostiene una filosofía cuyo propósito es obtener una sabiduría liberadora. Lo que más importa es la actitud moral, incluso las ciencias de la naturaleza, tienen como finalidad justificar racionalmente esa actitud moral. Según la ciencia de la naturaleza, el alma y el cuerpo son de la misma naturaleza, compuestas por átomos esparcidos por el cuerpo. El alma distribuye vida y posibilita las actividades intelectuales y emotivas. Además es sensible a sensaciones que las percepciones sensoriales externas no captan. El cuerpo sirve de contención a los átomos que constituyen el alma. Epicuro señala como primera forma de conocer la realidad a las sensaciones. Imaginó la existencia de emanaciones que, salidas del objeto, llegaban a los órganos sensitivos. Sin embargo, no niega que las sensaciones puedan no adecuarse a la verdad. La diversidad de sensaciones provoca un problema en cuanto a la certeza de la sensación. Epicuro intenta explicarlo estableciendo variabilidad de átomos que componen los órganos sensitivos. Reduce la vida moral al placer (ausencia de dolor en alma) para lograr la salvación personal a través de la eliminación del sufrimiento y de la obtención de una calma interior. El alma también está sujeta a placeres y dolores. Es por esta separación que el epicúreo puede mantener su alma alejada de los dolores del cuerpo. El recuerdo de los bienes gozados constituye un remedio. Y el alma, a diferencia del cuerpo, es quien puede recordar y prever, por lo que los dolores y placeres del alma son más importantes que los del cuerpo. II.

Estoicos

El estoicismo es un movimiento que surge como una preocupación por la felicidad individual, en el marco de una decadencia de las formas políticas e institucionales que eran características de la civilización griega pre-helenística. Para los estoicos la filosofía es ética

y la acción el fin de la vida y la filosofía. Es una técnica de disciplina personal para templar el carácter. La voluntad humana es decisiva.Los estoicos creen que tanto el alma como el cuerpo son materiales y comparten placeres y dolores pero la razón no constituye un privilegio exclusivo del hombre sino que existe una razón universal. El sabio es el individuo que no tiene ningún poder sobre el mundo o los hombres. Se trata de dominar el curso o la acción de las cosas sobre uno mismo (apatheia: resistir opresión de sucesos exteriores). La supervivencia después de la muerte para los estoicos es la unión de los materiales (alma y cuerpo) a la eternidad. Nacimiento del hombre = combinación de elementos, muerte del hombre = disolución. Refiriéndose al conocimiento, los estoicos sostienen que la certidumbre del conocimiento está asegurada por la acción específica del objeto, que penetra en el alma y la ilumina. En síntesis, el conocer implica comprender naturalmente las cosas. No se trata de fundar un mundo espiritual alejado de la naturaleza, sino de aceptar el destino inscripto en las cosas mismas. Podemos ser dueños de cómo reaccionamos frente a cualquier padecimiento. El alma comprende apariencias y no lo real mismo, esto debe ser sometido a crítica. Las cosas del mundo tienden a producir una sugestión de la que resulta necesario liberarse. La iniciación filosófica debe constituirse según el ejercicio teórico y el práctico. Los estoicos deben vivir en el mundo y aceptar todas las comunidades naturales existentes. Las ideas psicológicas de los estoicos destacan la existencia de una libertad interior que permite al hombre liberarse de las imposturas del exterior. Tiende a producir técnicas/indicaciones que le permitan al hombre tener ese dominio de sí. III.

Neoplatónicos

Filón de Alejandría (filósofo judeo-alejandrino) ilustra en su obra la fusión entre la filosofía griega y tradición hebraica y anticipa doctrinas y teorías desarrolladas luego en la filosofía neoplatónica y en el pensamiento cristiano. La única fuente de verdad es el antiguo testamento, en su lectura hay que atender tanto a los aspectos inteligibles como los sensibles. Según Filón la vida es la restauración del alma caída y su doctrina consiste en regenerarse a través de la sabiduría (camino a la perfección). El alma es creación de Dios y el cuerpo en la tierra. El hombre es por naturaleza doble: alma = entidad racional independiente del organismo. Sede de la libertad, la inteligencia, voluntad y proviene del logos, un mundo inteligible e ideal que dios creó antes que a los seres materiales y elementos. El conocimiento superior se adquiere a través del espíritu. El intelecto se autocontrola a través de la voluntad. Filón sitúa en la fe al ideal de la razón. Sin embargo, la filosofía griega subsiste con el neoplatonismo de Plotino. Retoma los elementos más representativos del pensamiento antiguo y junto a esta tradición filosófica,

ofrece un marcado sesgo religioso, fundamento ideológico de las doctrinas paganas y de las creencias politeístas frente a los avances del cristianismo. Los pilares fundamentales de la filosofía de Plotino son los principios objetivos y subjetivos: -

Objetivo: se constituye por el bien y por lo Uno. Subjetivo: se constituye por la teoría, es decir, la contemplación de lo Uno ejercida por el alma.

Plotino retoma la concepción platónica del alma: esencia proveniente de más allá de la tierra, compuesta por vagos recuerdos de su origen, se halla en el cuerpo como sepulcro. Para integrarse al mundo verdadero hay que purificarse, renunciando a los placeres corporales. La purificación puede darse en dos grados: -

Establecer un juicio crítico respecto a creencias vinculadas al egocentrismo y a las exigencias inmediatas del cuerpo. Liberación del empirismo, distanciamiento del intelecto.

Uno Se trata de una realidad suprema más allá del ser, fundamento de mundo y vida, trascendente a toda determinación. Se origina en un proceso emanativo del que surge todo lo existente. La segunda instancia fundamental es la inteligencia. Emana del Uno. Puede entenderse como una fusión del mundo de las ideas y el “nous” aristotélico, de la que a su vez emana el alma universal, la tercera instancia. Las almas pueden unirse a la inteligencia despachando los estímulos del mundo sensible o pueden rechazar esta unión con lo divino y apegarse a lo corpóreo. El alma es logos, razón universal y las ideas constituyen el mundo. Todo lo que se disuelve no existe sin su composición, perece. A diferencia del alma cuya esencia es la vida, acto Uno, por lo tanto no puede perecer. Plotino creía que el cuerpo era una prisión para el alma. Propuso una meditación para tomar contacto con lo eterno y lo inmutable. Esta meditación supone funciones psíquicas que intenta describir: memoria, olvido, especialmente consciencia como lugar de realidad eterna y superior. La filosofía plotiniana establece la superioridad de actos espirituales por sobre todas las otras prácticas. La importancia concedida a esta meditación introspección, tendrá influencia en los desarrollos intelectuales del cristianismo y de la filosofía escolástica (Edad Media). IV.

El alma en el primer cristianismo

El saber filosófico romano constituye una prolongación de las ideas que los griegos habían desarrollado. La filosofía del mundo antiguo fue desplazando los problemas de la

naturaleza y el hombre por el problema de Dios, en el cual el racionalismo da lugar a una extrema religiosidad. El cristianismo fue el primero en intentar acercar filosofía y religión. El primer exponente del cristianismo fue San Pablo, quien creía en la existencia de un Dios que sacrificó a su hijo para expiar el pecado, que a todos nos incumbe. Cada hombre que adopte la fe en cristo puede comenzar una nueva vida. Pablo cree que el conocimiento verdadero se obtiene desechando los datos de los sentidos y entablando una lucha entre el alma y los placeres del cuerpo. Sitúa a la fe por encima de la razón. En el alma humana se desarrolla una experiencia única (fe) que supera los conocimientos fundados por principios racionales. Hay cosas inalcanzables a través del intelecto, que la gracia divina sí alcanza. La meditación y la oración sustituyen a la observación y el análisis. La vida correcta consiste en entregar la propia existencia a la voluntad de Dios. El hombre para Pablo está dividido en tres partes: cuerpo, espíritu y mente. En el cuerpo se encuentran los problemas, el espíritu es el elemento divino que habita en el hombre. Y la mente corresponde a la racionalidad propia de lo humano, encerrada entre el cuerpo y el espíritu. La naturaleza humana tiene una parte animal (deseos/placeres) y otra divina. Es por la parte animal que se dificulta seguir la ley de Dios. Constantino (emperador del año 313) declara al cristianismo como religión tolerada por el Imperio Romano. Tras este hecho, San Agustín representa la primera obra que sintetiza el pensamiento griego y el cristiano. Se enfoca en la espiritualidad humana, sobre el mundo físico sólo hay que saber lo que Dios creó. Rechaza el concepto de “alma universal”. La verdad absoluta es Dios y la felicidad se encuentra en la verdad. El proceso de búsqueda implica conocimiento racional, fe y amor, los sentidos no son suficientes. Las verdades se hallan en el alma pero también provienen de una verdad suprema. El alma es algo personal, íntimo y racional que puede iluminarse por Dios. En el interior del hombre habita la verdad que es independiente del alma y la trasciende. La fe posibilita la inteligencia. A Dios se le atribuye el bien, la existencia del mal se da por la desobediencia de la humanidad (pecado original). Agustín afirma que una experiencia directa de la realidad del alma no puede ponerse en duda. Se trata de una preparación para el encuentro con otras verdades. 2 + 2 no suma 4 porque la mente del hombre lo quiso, sino que es una verdad que trasciende a la existencia humana, cuyo fundamento es la verdad (Dios). La prueba de la existencia de Dios no es racional, el alma lo aprehende como verdad necesaria e inmutable. El hombre es una parte de la creación; su alma es espiritual, inmaterial, y por lo tanto, inmortal. Cada alma es innovadora y su procedencia un enigma. Las funciones del alma son manifestaciones de la vida, ya que el alma es una sustancia participante de procesos racionales y del cuerpo. Es una entidad simple que vivifica el cuerpo asegurándole unidad y armonía. El alma en cuanto a principio vital existe en el hombre, los animales y vegetales. En cuanto posee vida sensitiva es propia de humanos y animales. Cuando posee la capacidad de razonar es exclusiva del humano.

El espíritu se ofrece y manifiesta a través de la memoria, inteligencia (inclinación del espíritu a la verdad), y la voluntad (aspiración a alcanzar el bien). A pesar de los diversos elementos constituyentes, el hombre es una unidad existencial impulsada por el amor. Para Agustín conocer es recordar, el alma no olvida lo que una vez conoció. El conocimiento del hombre es autoconsciencia, asumir un pensamiento que ya es propio del hombre. Comienza con la inteligencia y se orienta al camino de la fe y la iluminación. El pensamiento de Agustín se mueve en una constante contradicción, el enfrentamiento entre el ser humano y un ser superior al que el humano todo le debe, incluso su propia existencia. V.

Santo Tomás

Las ideas filosóficas de Santo Tomás de Aquino se elaboran en el marco del siglo XIII, en el contexto general de los conflictos desatados en el debate entre aristotélicos y platónicos. Santo Tomás se ubica en la “vanguardia intelectual” representada por el aristotelismo. Su obra intenta esbozar una síntesis del pensamiento de Aristóteles y la tradición cristiana. La filosofía aristotélica se fundamenta en la racionalidad, lo cual es poco compatible con los principios de la iglesia católica, que priorizaban conocimientos adquiridos por fe y revelación, descartando el empirismo y la razón. Tomás logra una conciliación, no hay entre fe y razón una contradicción ya que ambas son creadas por dios. La filosofía y la teología también tienen el mismo objeto solo que una estudia lo natural y otra lo sobrenatural. La contradicción se da por un proceso racional falso y la verdad es una: dios, contradecirlo sería insostenible. En este sentido la filosofía debe subordinarse a la teología y la fe auxiliar a la razón para prevenir errores. La razón humana no está capacitada para el conocimiento de dios. Para la salvación hay que conocer verdades que escapan a la razón (artículos de la fe). El conocimiento racional es más claro que el de la fe, sin embargo no debe negar lo que no puede comprender sino aceptarlo como proveniente de un orden superior. No hay conflicto entre lo natural y lo sobrenatural. El alma racional es incorruptible e inmortal. Tomás reconoce un nivel doble de funcionamiento del alma. Inferior: sensaciones provenientes de sentidos externos (5 sentidos) y sentidos internos (memoria, imaginación, etc.). Y superior: conocimiento como forma abstracta. Todo conocimiento comienza con la experiencia sensible y va ascendiendo en grados de abstracción superiores. Los sentidos brindan elementos para que el conocimiento actúe. El intelecto es el nivel inmaterial en que se produce el conocimiento. Las ideas tomistas se sobrepusieron a ideas más conservadoras y fueron adoptadas institucionalmente por la iglesia católica como sus propias ideas. La división entre la razón y la fe posibilitó el estudio de la naturaleza. Todo nuevo descubrimiento era aceptable sólo si compatibilizaba con las ideas dogmatizadas. La filosofía medieval se produce bajo los límites del poder de la iglesia, siempre como justificación y refuerzo del poder eclesiástico dominante.

La psicología eclesiástica ha sido calificada como espiritualista, en la que el alma y su condición, es conocida a través de la revelación. La introspección y su descripción de la consciencia dan cuenta de la naturaleza de una instancia psíquica, siendo el conocimiento del “yo” producto de la intuición. El conocimiento del alma se da por un estímulo que parte del objeto y llega al alma, produciendo cambios orgánicos. Si bien el ser humano se forma por alma y cuerpo, la mente y la materia están separadas. VI.

Declinación y fin del período medieval

Las concepciones tomistas fueron criticadas, sobre todo, por aquellos que sostenían una razón independientemente de la religión. Occan intenta explicar la innecesaria consideración de universales puesto que se trata de elementos vernales que se aplican a objetos o fenómenos con características comunes. Estos elementos son creaciones humanas. La negación de la existencia de universales implica la aceptación de que solo existen cosas y mentes capaces de ser percibidas. El problema del conocimiento es de orden psicológico y no metafísico, “¿Cómo la menta clasifica y ordena la experiencia?”. Occan creía en dios pero señalaba que la única prueba de su existencia era la fe, ya que no había en la naturaleza algo capaz de probarlo. La importancia de su filosofía radica en renunciar a conocer las esencias y obtener un saber empírico y descriptivo acerca de las funciones de los fenómenos y los objetos. En el caso de la psicología, se atribuye interés a lo que ocurre en la vida psíquica, al funcionamiento y las operaciones de la consciencia. El nuevo rumbo del pensamiento occidental implica una separación entre fe y razón. La racionalidad liberada tuvo que refugiarse en territorios no tradicionales esperando condiciones sociales y culturales que le permitieran desarrollarse. Capítulo 4 I.

El comienzo de una nueva época

En el siglo XVI surge una ruptura con los elementos de la tradición cristiana (renacimiento). La nueva actitud puede definirse por el nacimiento de un individualismo y el desarrollo de una posición activa frente a la naturaleza. También se interesó por el pasado y sus obras para poder reinterpretarlas sin la manipulación de la iglesia. En este marco de renovación el escolasticismo fue cuestionado por sus dogmatismos irracionales. La nueva visión de la naturaleza implica un cambio de actitud frente a su conocimiento. En la Edad Media (período medieval) se producía una aceptación y adopción de las ideas dogmáticas, impuestas como único criterio de verdad. En la nueva época triunfan los conocimientos de la razón, el pensar por fuera de límites autoritarios y sobre todo, el interés en el estudio de los derechos y su primacía frente a la fe y la autoridad. El humanismo propio del renacimiento surge por el debilitamiento del poder de la iglesia. Es la sustitución del teocentrismo por un antropocentrismo. El fundamento del conocimiento pasa a ubicarse en la subjetividad y en la consciencia humana.

Los nuevos estados monárquicos y artistocráticos adquieren más poder y en consonancia con la desacralización, se vuelcan hacia el dominio de la naturaleza por eficacia. Maquiavelo afirma que el Estado no puede lograr sus fines sin transgredir reglas, por lo tanto es inmoral. La política es el arte de conquistar y acrecentar el poder del Estado. La “virtud” entendida como disposición a obrar moralmente pasa a ser la aptitud para la conquista y el acrecentamiento de poder, aún si esto implica violencia y engaño. La obra de Maquiavelo muestra la nueva realidad política y económica, en la que la ciencia y la psicología encontrarán su función. Se trata del nacimiento del estado centralizado y la clase burguesa. El estado moderno es la combinación del uso monopólico de la fuerza militar y el capitalismo. Cuando el hombre se rebela contra quien “lo ha creado” se cifra la instauración del sentido de la existencia terrestre según el cristianismo, el retorno a la unión entre creación y padre. Se modifica sustancialmente la forma en que el hombre se piensa, ya no es la creación de…, sino que puede conocer, actuar con sus propios fines. Las indagaciones producidas a partir del Renacimiento demostraron que las fuerzas naturales pueden ser dominadas y manipuladas para los fines del hombre. Esta idea está acompañada de la creencia en que las investigaciones científicas van a asegurar un progreso indefinido en la humanidad. En el contexto general del nuevo mundo los rasgos distintivos son: emergencia por una nueva cientificidad, economía capitalista y la incipiente democracia de tipo liberal. A partir del renacimiento se produce una unión entre ciencia y técnica. La nueva ciencia experimental que se comienza a gestar en el siglo XV está ligada al descubrimiento de técnicas para dominar la realización de experimentos útiles al nuevo modo de producción de riquezas. Las necesidades de la nueva forma de producción requieren una ciencia que solucione problemas específicos. Francis Bacon sitúa al hombre como “amo” de la naturaleza. Proponía un empirismo para el cual la naturaleza se conocía a través de la observación directa y objetiva. Esta creencia va acompañada del nuevo método llamado “inducción”. Sólo de esta forma la ciencia podrá proporcionar conocimiento y mejorar la tecnología, y de esta manera mejorar el mundo adecuándolo a las necesidades humanas. II.

La revolución científica

Se denomina revolución científica al conjunto de determinaciones y procesos históricos de los cuales surge la Ciencia Moderna. Comienza con el humanismo renacentista, con Copérnico, prosigue con Galileo y culmina con Newton en el siglo XVIII. Esta revolución científica presenta características innovadoras respecto a la ciencia antigua, por eso se habla de una mutación, ruptura epistemológica, cambio de paradigma en la historia. Koyré opina que la nueva ciencia concibe un espacio abstracto vinculado a la geometría y por lo tanto, se disuelve el mundo cerrado aristotélico para dar lugar al mundo infinito. Las ideas de Copérnico sobre el heliocentrismo impulsaron la transición desde la sociedad de la edad media hacia el mundo moderno, permitieron una nueva forma de pensar las relaciones del hombre con el universo y dios.

La idea de una tierra en movimiento enfrentó resistencias por parte de la iglesia católica. Kuhn señala que la teoría copernicana presentaba un peligro para las bases del cristianismo ya que planteaba preguntas extremadamente importantes para la cosmovisión cristiana. Por ejemplo: el lugar de dios. Bruno concibe un mundo infinito. El universo para él es un conjunto orgánico, con vida propia en que los opuestos coinciden porque dios está en su totalidad y en todas partes. Para Bruno dios es causa y principio de todo. Expone las características de un mundo que deshace toda jerarquía entre mundo divino y terrestre. Para él la religión institucionalizada tiene el fin de dominar y engañar ingenuos. Galileo observa con el telescopio el movimiento de la tierra, desacreditando la visión aristotélica del mundo, funda además, la mecánica con sus leyes matemáticas acerca del movimiento. Intentaba explicar la realidad matemática oculta bajo el mundo de las apariencias. Para Galileo la observación es una sugerencia de que puede existir una ley y la experiencia lo confirma. Cree más en la deducción matemática que en la experiencia. Newton cree que el universo es una máquina creada por dios y constituida por leyes que gobiernan su funcionamiento, como la ley de gravitación universal, que permite explicar el movimiento de todos los cuerpos. Pero dios no interviene de forma activa en lo que sucede en el mundo, por lo tanto es erróneo atribuir a su voluntad lo que acontece en el mundo material. III.

La revolución en el pensamiento

La filosofía antigua se producía como una reflexión en torno a la existencia concreta, individual y comunitaria que hallaba su lugar en debates públicos y ponía en cuestión la vida, la naturaleza y la muerte de los dioses, etc. La mayoría de las escuelas evidenciaban una preocupación similar por la vida cotidiana, por la voluntad de promover una existencia regulada por la sabiduría. Lucrecio cree que la filosofía es siempre un instrumento de liberación interior, un intento de purificación del alma y de la mente. Muchas escuelas filosóficas de la antigüedad proponen prácticas morales extremadamente rigurosas que implican cierta actitud respecto a uno mismo (cuidado de uno mismo – Foucault). Ocurre que la verdad no se le concede al sujeto, para acceder a la verdad el sujeto debe transformarse, el precio a pagar es su conversión. La verdad es algo que ilumina al sujeto brindándole tranquilidad espiritual. Algo diferente ocurre en la modernidad. Descartes expone que el camino a la verdad es el conocimiento. La edad moderna de la historia de la verdad comienza cuando el sujeto asume su capacidad de llegar a la verdad sin tener que ser “iluminado”. El centro específico de la reflexión de la filosofía moderna es la subjetividad. La pregunta filosófica acerca del ser se desplaza hacia una interrogación acerca del sujeto. La modernidad comienza desechando datos ajenos a la razón, es el producto de la duda y de la exigencia de establecer al menos una certeza.

La gestación de la autonomía de la razón inaugura un período caracterizado por la crítica, indagación hacia el conocimiento. Aquello que representa (sujeto) está entrelazado con el objeto de representación. Por otra parte esta mutación en el campo filosófico coexiste con transformaciones del pensamiento científico (XVII). Sucede que las ideas filosóficas posibilitan el desarrollo de las ideas científicas. Las ideas científicas no se producen en el vacío. La infinitización del universo sumado a la observación, la experiencia, fueron posibles en el espacio que abre la revolución filosófica inaugurada por Descartes. No se trata solo de un cambio en la cosmovisión sino también en la concepción del hombre. Nuevas formas de justificación y de legitimación social son exigidas cuando la autoridad religiosa deja de ser, al mismo tiempo, autoridad académica. La experiencia, la argumentación y la vigencia, a partir de cogito, pueden mantener el pensamiento en una época de duda y escepticismo que hacen tambalear cosmovisiones y teleologías. IV.

Montaigne

El nuevo mundo que comienza a gestarse es incierto, el hombre encuentra la ausencia de normas tradicionales. La obra de Montaigne está vinculada con el escepticismo antiguo. Para los escépticos no existe un saber firme ni es posible hallar una opinión segura. El principal argumento es afirmar que todo es relativo, el conocimiento se adquiere por representación (nuestra). Montaigne rechaza una realidad fundamentada en algo externo al hombre. Sugiere que cada cual debe encontrar su camino personal en la vida conciliando ideas y realidades bajo la cobertura del escepticismo y también de las ideas estoicas. El relativismo de Montaigne se emparenta con su descubrimiento de la insignificancia del hombre, que se considera superior a todo, olvidando su lazo con la naturaleza. Este lazo porta una necesidad individual de eliminar la ambición y el egoísmo. La intención de Montaigne es constituir su subjetividad (alma) en un mundo en permanente mutación que sólo puede capturarse en la propia narración. Pero este “sí mismo” no se puede captar ya que la razón tiene dificultades para comprender las estructuras de la persona. Tampoco existe una posible comunicación con el ser, sólo puede obtenerse una opinión. La humanidad tiene valores y designios comunes. Pero la existencia no es invariable, sino que es fluctuante (el hombre no es, se hace). Esta característica es la que permite al humano proyectarse hacia el futuro. El “yo” (fluido “inagotable”) se constituye en relación a un mundo permanentemente mutable. V.

Descartes

Descartes y Montaigne se “anudan” en la creación filosófica de la narración. Sin embargo, el sujeto cartesiano a diferencia del de Montaigne, es gnoseológico, es decir, es el fundamento de la razón. La novedad de este pensamiento es que se permite dudar del cuerpo y el mundo pero no del pensamiento.

La revolución propuesta por Descartes resulta en el poder de la razón y la evidencia de las verdades que le son propias. Los errores y datos de la percepción se eliminan a través de la duda, con el objetivo de obtener verdades claras y distintas. Descartes advierte que lo único indudable es el pensamiento y la existencia. Respecto a la psicología debe analizarse la experiencia consciente a través de la introspección. Es a través de la glándula pineal que el alma actúa sobre el cuerpo. La revolución filosófica cartesiana nace de una visión precisa del mundo físico, determinada por el álgebra general. Para conocer, conocerse y encontrar a dios, el hombre debe dirigirse al espíritu. El hombre se constituye por sustancias (extensa = cuerpo y pensante = yo). En este sentido el estudio del hombre deberá separarse, la física se encargará del cuerpo y la psicología del yo, el alma. La esencia del alma es el pensamiento y para llegar a la racionalidad debe liberarse de las perturbaciones del cuerpo. A partir de Descartes el mundo se tiñe de subjetividad. El sujeto transparente de la duda muestra su propia intransparencia, su diferencia respecto a sí misma. Es esta diferencia la que lo constituye. Se trata de un sujeto gestado por la naturaleza, constituido por “ideas innatas” que forman “lo otro” de la razón (primer instancia). Esto no crea sujetos pensantes sino que el ser debe volver sobre sí para mediante la crítica y la transformación llegar a ser un sujeto pensante (segunda instancia). Foucault afirma que con el cartesianismo surge una nueva relación entre sujeto y verdad. Desde la modernidad el único acceso a la verdad es el conocimiento. Este sujeto de conocimiento está alejado de la ascesis, condición fundamental para institucionalizar la ciencia moderna. Capítulo 5 I.

El desarrollo del empirismo

En los comienzos de la modernidad se interesaban por el conocimiento adquirido mediante la subjetividad. En relación a esto se plantea el problema acerca del origen del conocimiento. Descartes y los racionalistas sostenían una forma de racionalidad del conocimiento representada por la matemática, juicios a priori (filosofía metafísica). Su versión opuesta es el empirismo, todo conocimiento proviene de la experiencia. No existen conocimientos sin experiencia. El empirismo cree que la perfección del saber está en las ciencias fácticas naturales (juicios a posteriori). Niega el pensamiento metafísico, la razón sólo ordena los elementos de la observación y la experiencia. El sujeto del empirismo es sometido a la pasividad subordinado a la experiencia. Si bien la tendencia empirista comienza con Bacon (observación y experimentación como método científico), el empirismo moderno recae en Locke y Hume. Locke señala que no hay nada en el intelecto que no haya pasado ya por los sentidos, bajo sensación o reflexión. El entendimiento humano empieza a construir ideas a partir de la experiencia. La razón es limitada respecto a lo empírico pero es la única guía que posee el hombre para desarrollarse.

Según el movimiento empirista el sujeto es un “receptáculo” en el que se registran los datos provenientes del exterior que se transmite a través de la percepción. Estas ideas establecen un vínculo con la reflexión que permitirá el conocimiento. La tendencia empirista de la época moderna tiene su punto culminante con Hume. Él pretendía analizar los hechos de la experiencia (percepciones del espíritu). La totalidad de los conocimientos deriva de las impresiones. El conocimiento humano funciona mezclando impresiones de la experiencia y combinándolas por ley de asociación, para Hume por causa y efecto. La obra de Hume intenta trasladar las observaciones y las descripciones empíricas al análisis de lo que sucede en el espíritu (percepciones y asociación de ideas). Las impresiones y las ideas se dividen en simples y complejas. Las simples no toleran la separación; las complejas pueden dividirse. Entre los géneros de percepciones lo que difiere es la vivacidad. Hume utilizó como criterio de validez la correspondencia entre idea e impresión. Toda idea sin impresión es considerada carente de objetividad y validez. Se refiere al término “causalidad”. Se trata de una idea compleja, el elemento inicial es la “causa” y su producto el “efecto”, ambas ideas están conectadas (esencia del fenómeno causal) pero no hay impresión que dé origen a esa conexión. La experiencia señala sucesiones de hechos pero no informa acerca de sus relaciones. Pero la realidad indica que la conexión sí existe pero no es producto de las impresiones. Hume justifica su existencia en el hábito, repetición de experiencias que se asocian en el espíritu. En definitiva, la idea de causalidad no representa una necesidad lógica sino una convicción subjetiva. Huma niega que haya una idea clara de substancia. La sustancia un conjunto de ideas simples asociadas por la imaginación. No tiene validez objetiva. La crítica a la idea de sustancias se refiere tanto a materiales como incorpóreas. Dentro de las últimas se encuentra el yo (alma). Hume concibe al alma como un conjunto de percepciones o estados anímicos que se suceden conformando un flujo incesante. Creía en dos formas de conocimiento válido: la relación entre ideas y los sucesos empíricos. Ambos tienen que ser útiles al ofrecer conocimientos para guiar al mundo. Un conocimiento no demostrativo y no eficaz debe desecharse. II.

Constitución de la filosofía positiva

En el siglo XIX tras las revoluciones que consolidaron el poder y la hegemonía de las clases burguesas, la ciencia deja de ser crítica y revolucionaria para dedicarse a la manipulación y transformación de la naturaleza. Progresivamente se vuelve una práctica social, recompone sus vínculos con la iglesia y establece una alianza con la industria. El científico y el filósofo se incorporan a universidades y se hacen funcionarios del Estado, con ello comienza la teoría de la ciencia de la mano del positivismo y el pragmatismo. El sujeto corre el eje de la reflexión a los hechos porque la ciencia puede describir objetivamente la realidad y para eso el sujeto debe mantenerse al margen del proceso de

conocimiento. El sujeto se escinde en un sujeto de la razón teórica y un sujeto de la razón práctica. A la razón se la despoja de la valoración, exponiendo los enunciados a un esquema lógico y metodológico. La razón científica se convierte en un instrumento dedicado a proporcionar conocimientos. Kant intenta estableces los límites de la razón limitando el conocimiento científico a la experiencia. Las características de la filosofía positiva de la ciencia son: monismo metodológico, ideal de la matematización y la explicación nomológica. Además cree que todo conocimiento posible es fenoménico y todos los fenómenos están sometidos a leyes naturales. En el siglo XIX surgen movimientos revolucionarios (Marx, anarquistas), sin embargo, a mediados de siglo y ya en el XX, los intelectuales tendían a ser evolucionistas y rechazaban las concepciones de la política de izquierda. Por ejemplo: Darwin expone la teoría de la evolución que tiende a extenderse a los espacios sociales. Como consecuencia se impone un determinismo biológico del que no escapan las ciencias sociales, la política y la economía. La idea de progreso se vio subordinada a la teoría de la evolución, reforzando el naturalismo cientificista del positivismo. La evolución del espíritu humano se produce al adoptar el método positivo, es el resultado natural de la evolución del ser y su procedencia en la naturaleza. La racionalidad científica fue usada por la clase burguesa para imponer sus aspiraciones. Se trata de una racionalidad libre de valoraciones y por tanto, objetiva y neutral. La ciencia da lugar al surgimiento de los estados industriales contemporáneos. El problema del sujeto se sustituye por el del método. Esta sustitución se corresponder en la filosofía con el reemplazo de teoría del conocimiento por teoría científica. De tal forma surgen disciplinas como la antropología naturalista, física social y psicología experimental. La nueva ciencia positiva se institucionaliza y se vincula al Estado (financiación) y la industria para lograr una total dominación de los recursos del mundo en beneficio del hombre. III.

Psicologías empiristas

El empirismo continúa su desarrollo en Gran Bretaña en el siglo XIX. Mill plantea una psicología fundada en la asociación de estados psíquicos, que combinándose conforman una entidad sustancial. El psicólogo no se pregunta los fundamentos de tales hechos psíquicos, su tarea es establecer las leyes que regulan las relaciones entre los estados mentales. Los hechos mentales son productos de impresiones derivadas de la experiencia. Mill cree que la psicología puede ser una ciencia independiente fundada en la observación y la experimentación cuyo objetivo es establecer las leyes fundantes de los fenómenos mentales. En Alemania Herbert intenta aplicar la matemática a la vida mental de los seres humanos. Pretendió enunciar formulaciones matemáticas en la relación entre un estímulo físico y la respuesta como sensación. Weber enuncia una ley que consiste en que la sensación aumenta o disminuye discontinuamente mientras que el estímulo crece o decrece de

manera continua. Fechner retoma la tarea de Weber y establece que la sensación aumenta como logaritmo de la excitación. La importancia de tales investigaciones se atribuye a su pretensión de medir lo que ocurre en el psiquismo. Si bien pueden medir la ocurrencia de sucesos, son indeterminables en cuanto al carácter de las condiciones en que se producen. Wundt realiza un proyecto en cuanto a la elaboración de la psicología experimental. Lo que importa son los hechos independientemente de su origen. El método de la psicología es muy amplio, sólo no puede omitirse el atenerse a los fenómenos considerados como hechos. Para analizar algunos hechos se precisa la determinación de las condiciones en que se produce. Para otros basta con analizar las diversas formas de expresión. La psicología no comienza con la experiencia sino cuando se posibilita la reflexión puesto que los datos provienen de las especulación racional. La idea, el sentimiento y la voluntad forman una unidad que sólo es separable con fines descriptivos que será recompuesta mediante el análisis. Wundt determina que todo lo que ocurre en la consciencia tiene su fundamento sensorial en determinados procesos físicos que hay que descubrir. La introspección es la forma adecuada de conocer los hechos mentales. Con el correr de los años Wundt concluye que los procesos mentales deben estudiarse junto con el desarrollo histórico ya que los procesos mentales surgen por acumulación de interacciones sociales. Estas interacciones crean una mentalidad colectiva superior y dependiente de los individuos. Respecto a la psicología dice que no sólo se ocupa de fenómenos individuales sino que debe tener en cuenta el lenguaje, costumbres, creencias. Y aunque no se pueden evaluar cuantitativamente, son cruciales en la formación de la individualidad mental, por lo tanto Wundt considera a la psicología como general, constituyente del fundamento para todas las demás. IV.

Pragmatismo

El devenir de la psicología se vio determinado por las interpretaciones biológicas evolutivas provenientes de Darwin quien desechaba los caracteres morfológicos y funcionales de las diferentes especies. Consideraba al hombre como un primate superior y era mediante la evolución que se desarrollaba. Las leyes de selección natural y de supervivencia del más apto actuaban como reguladoras del funcionamiento de las especies. Esta influencia produce un interés por una psicología que intente responder interrogantes vinculados a los comportamientos de los hombres y a las causas o motivaciones que los producen. También surgió una psicología evolutiva y una animal. El intento por comprender el motivo del comportamiento humano implica reconocer la importancia de aspectos motivacionales y valorativos vinculados a la adaptación al medio. Cualquier acto tiene significado en los efectos prácticos producidos en el individuo. De esta manera el funcionalismo evolutivo se vincula con el pragmatismo. Brentano (funcionalista – pragmatista) intenta realizar un aporte para la unidad de la psicología. Para él, el objeto de la psicología se constituye por fenómenos de la consciencia. Por lo tanto no se ocupa del “alma” sino de los fenómenos. Estos van a

explicarse mediante el método empírico. La fuente de toda experiencia psicológica es la percepción interna de fenómenos distinta a la observación del alma. El alma o los fenómenos psíquicos son entidades constituidas por actos. La psicología de Brentano propone describir y clasificar fenómenos psíquicos que se singularizan en la intencionalidad. La consciencia es un conjunto de relaciones intencionales. De acuerdo a la forma en que los fenómenos psíquicos contienen a un objeto, Brentano señala tres grupos: la representación, el juicio y la emoción. La representación es el adquirir consciencia de un objeto, el juicio admite o niega el objeto y la emoción ama u odia dicho objeto. Pese a su heterogeneidad aparecen en conjunto, la unidad de la consciencia. Capítulo 6 I.

Idealismo y psicología alemana del siglo XIX. Kant

Exceptuando el pensamiento escolástico, las filosofías del siglo XVII desembocan en la ilustración y, a través de ella, en la filosofía de Kant. En el siglo de las luces la razón es una fuerza que se desarrolla con la experiencia con el objetivo de transformar lo real. Se trata para los filósofos de la ilustración de la razón como “camino” a seguir. Sin embargo, la filosofía crítica kantiana expone una poderosa formulación conceptual que coloca al hombre en el centro de la reflexión. Respecta el principio de hombre libre de autoridades y se aleja del empirismo sosteniendo la tesis de una reflexión general que permite sostener las ideas de verdad. El análisis de las estructuras a priori de la consciencia da cuenta de ciertas funciones lógicas universales que determinan la experiencia del sujeto. La más genuina preocupación de Kant es evitar el error y para esto es fundamental la crítica de la razón. Para Kant existen hechos independientes de la experiencia pero esto no significa que precedan a esta. Distingue una materia del conocimiento (impresiones sensibles) y una forma (orden que las facultades cognoscitivas dan a la materia). Se toma al conocimiento humano como combinación de elemento formal a priori y material empírico. Se aboca a establecer las condiciones de las formas a priori de la experiencia (totalidad concreta del conocimiento). El trabajo crítico del filósofo consiste en determinar las leyes inmanentes que regulan la actividad cognoscitiva del sujeto. El sujeto crítico se encarga de revelar las normas de producción, elaborando un modelo (sujeto trascendental) a partir del cual se muestran los principios y reglas que servirán al sujeto empírico como leyes. La estructura de la consciencia moral o la razón práctica se comprende en el marco de lo que representan tres categorías centrales: universalidad, humanidad como fin y autonomía de la razón. Los seres humanos están sujetos a su legislación moral. El mundo moral se funda en la estructura de la consciencia y se rige por leyes generales. Respecto a la psicología sigue las ideas de Wolff: todos los fenómenos psíquicos constituyen diferentes grados de la razón. Las sensaciones son ideas confusas que mediante el entendimiento serán ideas claras. Sin embargo, Kant reevalúa la relación entre sentido, razón y realidad y concluye en que como no es posible que existan objetos de los

sentidos sin experiencia, tampoco objetos de la razón sin sentidos. Se produce una crítica a la psicología racional, para esta el alma es una entidad que puede experimentarse sensorialmente. El alma de Kant es “algo” que se halla en la consciencia, por ende una idea (psicología sin alma). La psicología deberá ocuparse de los fenómenos o manifestaciones del yo mediante procedimientos empíricos o pragmáticos. Su crítica dará lugar a la aparición de la nueva psicología como ciencia de la conducta. II.

Hegel: el alma como primera manifestación del espíritu

El movimiento de la ilustración representa un cuestionamiento a la forma autoritaria y dogmática en la que se intenta poner al individuo. La crítica ilustrada plantea la libertad individual y el imperio de la razón, pues las instituciones sociales existen para satisfacer las necesidades del individuo. Hegel intenta superar los dogmatismos propios de la tradición como el individualismo moral de la ilustración. A esto le añade un intento por superar el subjetivismo propio de la modernidad. Para Hegel la filosofía surge en un momento de descomposición de la ética de un pueblo que surge como posibilidad de reconciliación teórica de fragmentos de una realidad en conflicto. Describe a la revolución francesa como una libertad “autodestructiva”. El hombre pretendía transformar el mundo sin haber encontrado su verdad. El nuevo Estado no alcanzó la libertad esencial del sujeto. El punto de partida de toda verdad filosófica es la idea. La reconstrucción de la identidad perdida entre sujeto y objeto constituye la labor de la razón y la filosofía. La reconciliación debe reconstruirse en medio y a través de sus diferencias. La filosofía debe evidenciar la articulación orgánica entre la multiplicidad. Hegel plantea al conocimiento como representación del sujeto de un objeto, en la cual la relación dialéctica entre sujeto y objeto no admite reduccionismo. La filosofía consiste entonces en una descripción histórica de la experiencia dialéctica que la consciencia realiza y un ensamble entre sus configuraciones para comprender la necesidad del devenir. El sujeto según Hegel se conduce por la idea, mediante la cual, en una relación entre sujeto y objeto se generan y se transforman. Respecto al alma la considera como primera manifestación del espíritu, el despertar de la consciencia. Es una etapa dialéctica de desarrollo que posibilitará la relación entre lo corporal y el espíritu. El alma posee tres formas. Primero se manifiesta como espíritu natural, luego como afectiva (le otorga subjetividad) y finalmente un alma real que absorbe sus formas precedentes y constituye un sujeto singular que utiliza el cuerpo como medio de expresión (lenguaje). La psicología en Hegel asume la forma de teoría de las formas del espíritu, que asumen tres modalidades: a) espíritu teórico: pretenden conocer al objeto, b) espíritu practico: el pensar se autodetermina como voluntad, c) espíritu libre: se sabe libre y se quiere como su objeto (voluntad racional). III.

Algunas reacciones frente al idealismo: Schopenhauer, Nietzsche.

En XIX surge un pensamiento que consiste en relevar la importancia de la intuición y de la irracionalidad frente al análisis y a la racionalidad, un estudio de la persona que implique

un abordaje de los individuos. Schopenhauer pone énfasis en el principio de la razón para dar cuenta aspectos gnoseológicos, ontológicos y éticos de la realidad. Cree que procediendo a través de la intuición puede encontrar una visión doble del mundo. El mundo es representación del sujeto y como tal se encuentra sometido al principio de razón suficiente, tal principio se expresa en el vínculo entre sujeto y objeto. Y el fenómeno es el encubrimiento de la realidad. El conocimiento común y la ciencia están limitados por un supuesto inexplicado, la cosa. Schopenhauer encuentra el límite del conocimiento y la razón, por lo tanto, surge la voluntad. El sustrato metafísico de todo lo existente es la voluntad. En el hombre hay dos entidades, la representación y la voluntad. La inteligencia constituye una sublimación de la voluntad. Schopenhauer relaciona la sexualidad con la estructura general del ser humano, en cuanto es el modo en que se manifiesta la voluntad del hombre. Concibe al inconsciente como fuerza al servicio de la voluntad que explica la ignorancia de los seres acerca de los motivos de sus actos y pensamientos. Nietzsche aborda el problema del conocimiento y señala las dificultades del ser humano a la hora de producir su propio conocimiento. Si el hombre quiere conocerse debe primero someter a crítica los valores que determinan su pensamiento y acción. La moral requiere nuevos instrumentos para cuestionar lo incuestionado de la vida moral. Para poder realizar esto se requiere un espíritu histórico. Para Nietzsche el hombre se encuentra en la vida sin haberlo deseado. Pese a esto debe definirse por un acto de voluntad que niegue o afirma la vida. Distingue dos actitudes: la fuga y el ascetismo (purificación del espíritu). La aceptación infinita de la vida no es la aceptación del hombre, es necesario superar al hombre. Surge el superhombre. Este debe asumir su libertad de espíritu y renunciar a las alabanzas, las certezas. Su libertad interior exige una riqueza de posibilidades. Posee una esencia misteriosa en donde se ubica una profundidad sobre humana. Es el filósofo del futuro. Existen dos tipos de moral. La moral del señor promueve la exaltación del superhombre y su voluntad de poder. La moral de los esclavos proclama como bueno todo lo que ayuda a sostener su debilidad y es negativo lo que exalta al superhombre. La tiranía de la moral esclavista tiende a impedir la aparición del ser humano. Todas las características del pensamiento de Nietzsche derivan de su intento por alcanzar el ilimitado poder de la vida. En este contexto el filosofar es fruto de una voluntad irracional vinculada con el placer y el entusiasmo. El alma es una estructura orientada a la jerarquización de las pulsiones. También es una entidad que permite aceptar la corporeidad y no necesita situarse en la consciencia para poder autodeterminarse. La corporeidad es inconsciente. El “yo” se forma en conjunto de identidades en las que la consciencia aparece discontinuamente (dormir, soñar). Es en la ausencia de la consciencia donde se ve la verdadera naturaleza del alma.

Capítulo 8 I.

Pluralidad de las ideas psicológicas

En las condiciones económicas, políticas y sociales del siglo XX aparece una psicología que en vez de indagar lo que ocurre en el alma se preocupa por controlar la conducta. Se vuelve así un dispositivo de normalización. Existe una diversidad de proyectos psicológicos que puede delimitar teorías generales respecto al objeto de estudio y el método. El antecedente más inmediato del conductismo es Wundt (Alemania) y James (EEUU). Ambos rechazan al alma como objeto de la psicología. Es la consciencia la que a través de la introspección ofrece los datos de la experiencia necesarios para la indagación psicológica. Watson sustituye la consciencia por la conducta como objeto de la psicología. La conducta puede observarse, medirse y en ella se pueden realizar operaciones. La interioridad humana deja de importar, el alma es para el conductista intangible de índole religiosa. Con la consciencia pasa lo mismo, basarse en ella es situarse en la magia. El cientificismo, el objetivismo y el pragmatismo se acentúan con Skinner que reduce el método científico a la observación y la experimentación y plantea a la ciencia como única fuente de conocimiento verdadero. Tal actitud dogmática fue cuestionada y surge la preocupación por el enigma de la mente e indagaciones acerca de sus procesos. La “revolución cognitiva” según Gardner, intenta acercarse al análisis de los procesos del pensamiento y la manipulación de información. Es naturalmente la cognición el objeto de estudio interdisciplinar, por ella debe entenderse a las distintas formas en que se adquiere y procesa información. Este proceso se realiza en la mente que puede estudiarse de manera empírica. Algunos encontraron en las computadoras un modelo que permite la interpretación naturalista de la mente. Existen procesos mentales que se entienden como cómputos de mayor o menor complejidad y simultáneamente hay estados mentales que se corresponden con procesos fisiológicos o físico del cerebro. En el mismo sentido existe una mente sin “yo”, fuera de la consciencia, que funciona como una computadora (red neuronal). La idea de mente aparece como aquello que genera procesos o estados. Para el materialismo – posición dentro de las ideas filosóficas y científicas contemporáneas – los estados mentales y los procesos de pensamiento son producciones de la materia. En la psicología cognitiva se afirma la existencia de entidades mentales por “evidencia intuitiva” (consciencia). Para esta psicología el organismo puede tener representaciones de representaciones de otro que se traducen en intenciones, que darán lugar a la conducta. La cuestión de la intencionalidad y el significado conforman lo mental. Hacia los años ’60 surge una psicología humanista que pretende constituir una ciencia de los problemas humanos de una forma “innovadora”. Sostienen la bondad natural de los seres humanos, que se altera por la cultura, tradiciones y el autoritarismo. La labor del psicólogo consiste en que las personas puedan comprenderse atendiendo a las

experiencias subjetivas internas. Por eso el análisis debe ponerse en la consciencia subjetiva individual. Allport sostiene que la singularidad única se constituye por estructuras psicológicas y biológicas, en función de eso se considera que al poder elegir cómo desarrollarse, el hombre es dueño de su propio destino. El problema de la organización mental debe ser abordado por la psicología. Las patologías mentales son desorganizaciones y una eventual desintegración de la personalidad. La personalidad es tanto mental como neural. Rogers cree que cada persona es una entidad que se comprende en su existencia en un campo fenomenológico de experiencias. El “yo” se determina por ese campo, por el autoconocimiento y por la percepción de vínculos con otros. El yo se constituye por experiencias disponibles para la consciencia y expresa la tendencia a preservarse y revalorizarse. Hacia mediados de siglo en EEUU surge un enfoque sistémico. Bertalanffy sostiene un constructivismo apoyado en las ideas de interacción, organización, etc. Y afirma que el conocimiento es resultado de una construcción sustentada en la interacción entre el que conocer y lo conocido. Esa interacción está en relación con factores culturales, sociales, biológicos y psicológicos. Tras la segunda guerra mundial, la teoría de los sistemas se enfocó en la estructura oculta del mundo. En estos desarrollos la Escuela de Palo Alto (Bateson) desempeña un importante papel. Comienza en el campo de las terapias familiares la legitimación de una práctica clínica que pretende incorporar la “ecología de las relaciones humanas y la familia”. La psicoterapia sistémica se interesa por el sujeto en su contexto. Las ideas acerca del yo se tomaron de Morin que sostiene que los individuos son entidades lógicas y biológicas. Para este autor el sujeto implica autonomía y dependencia, para comprenderla se recurre al conocimiento de la organización viviente y sus elementos. Sin embargo, estas disciplinas no captaron el significado de organización viviente (auto – eco – organización – Morin). En los genes hay memoria e información, elementos cognitivos básicos en los procesos de organización; para comprender la subjetividad se recurre a explicaciones biológicas aunque estas propongan alejarse del reduccionismo. II.

Freud

La intención freudeana de emprender una indagación científica de la psique va acompañada de problemas filosóficos como relación entre físico y psíquico, función de lo psíquico en el conocimiento y el carácter ontológico del psiquismo. A fines del XIX, Dilthey produce una separación entre las ciencias del hombre y las naturales. Las primeras pretenden describir y comprender lo individual sin establecer leyes. Las ciencias naturales tienden a explicar los hechos a través de leyes generales que son las que los explican. Freud se presentaba ambiguo ya que pretendía incluir al psicoanálisis dentro de las ciencias naturales, ignorando las ciencias del espíritu. Sin embargo, el papel que le atribuyó a la interpretación en la clínica, es propio de las ciencias humanas. Consideraba a

la interpretación como variante de la explicación. La intención de llevar a cabo una indagación científica de los procesos psíquicos se produce por los aportes de la fisiología a la psicología. De todas formas Freud nunca abandonó las respuestas psicológicas a los fenómenos de la vida psíquica. Es evidente que hay una comunicación entre los niveles biológicos y psicológicos. Tal posición incluye una crítica al dualismo de Descartes y una negación a la reducción. Hay una autonomía entre vida psíquica y corporal, pero hay también una interacción entre ambos. La existencia del inconsciente se demuestra en la sintomatología de las enfermedades mentales y en sucesos de la vida psíquica. Este inconsciente sólo puede conocerse a través de la consciencia y es por ello que las primeras indagaciones del psicoanálisis se orientan a esta. Tales investigaciones llegan a elaborar una concepción diversificada del psiquismo. El yo es formador de la consciencia, tiene elementos inconscientes por lo que no coincide plenamente con la consciencia. Es parte del Ello y producto del proceso primario que dará lugar al secundario (pensamiento, atención, juicios, etc.). Freud produce una ruptura entre el psiquismo y la vida consciente al plantear el aparato psíquico: consciencia – preconsciente – inconsciente. Sustituye la palabra “alma” por psique. Es a la transformación (objetivo del psicoanálisis) del alma a lo que el psicoanálisis se dirige, a través del habla del objeto. El psicoanálisis no fue ni será una teoría filosófica o psicológica ya que es una actividad y Freud ha enfrentado el problema de conceptualización de lo que aparece en dicha actividad. La innovación radical conocida se dio porque el psicoanálisis afrontó el problema del alma como tal, ya que bajo este ángulo su objeto aparece irreductible. III.

Final

La meditación acerca del alma representa una tarea fundamental para la psicología. En la actualidad las tendencias normalizadoras y alienantes se han multiplicado; la psicología se adaptó a esto. Rechazar los requerimientos de un pragmatismo psicoterapéutico que se presentan como destino natural de la psicología, reconocer la conversión de la psicología como instrumento de control y luego introducir una renovada meditación sobre el alma como problema epistemológico y ontológico, son tareas que esperan a quienes pretendan una psicología crítica y emancipadora de la condición humana actual.