Biblioterapia Utilizando Terapia Cognitivo Conductual

Biblioterapia con TCC biblioterapia también puede proporcionar privacidad a los lectores y ayudarlos a evitar el estigma

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Biblioterapia con TCC biblioterapia también puede proporcionar privacidad a los lectores y ayudarlos a evitar el estigma que a menudo es asociado con la búsqueda de servicios de salud mental a través de la psicoterapia tradicional. Además, la biblioterapia puede ser utilizada en un modelo de atención a pasos como una intervención preventiva (Papworth, 2006) o para individuos con pocos niveles de sintomatología.

Biblioterapia utilizando Terapia Cognitivo Conductual La biblioterapia es definida en este capítulo como el uso de escritos psicoterapéuticos y materiales de autoayuda con el propósito de resolver problemas de salud mental. La biblioterapia inicialmente involucraba la lectura de historias ficticias o religiosas e identificarse con un personaje como una forma de alcanzar el insight y experimentar catarsis (Schrank y Engels, 1981). Sin embargo, cuando los tratamientos cognitivo conductuales (TCC) fueron desarrollados y ganaron popularidad en la década del 60, muchos materiales biblioterapéuticos evolucionaron en manuales de tratamiento basados en los principios de la TCC (Papworth, 2006). Hoy, los materiales biblioterapéuticos están ampliamente disponibles para el público laico. La Asociación americana de psicología ha estimado que más de 2000 libros de autoayuda son publicados cada año, aunque hay una gran variabilidad en la calidad de estos materiales.

Dado estos beneficios, el uso de la biblioterapia por los psicólogos parece ser muy popular. Starker (1988) encuestó a 123 psicólogos a través de 36 estados para analizar sus usos de biblioterapia. El encontró que la práctica de prescribir materiales biblioterapéuticos fue “ampliamente extendida”, porque el 97.7% de esos encuestados prescribieron materiales de autoayuda al menos regularmente. El presente capítulo revisará el alcance demostrado y aplicabilidad de las biblioterapias utilizando principios de la TCC, discutiendo factores para que el clínico considere a la hora de decidir si utilizar la biblioterapia en su práctica clínica, y brindar recomendaciones en el uso de biblioterapia.

La entrega de principios de TCC en un formato biblioterapéutico tiene muchas ventajas sobre la psicoterapia tradicional. Las ventajas de la biblioterapia incluyen su soporte empírico demostrado a través un amplio espectro de problemas, su costo eficacia, la disponibilidad extendida, y el potencial para alcanzar poblaciones que de otra manera tendrían dificultad de acceder a la psicoterapia tradicional (Mains y Scogin, 2003). Los lectores de los materiales biblioterapéuticos pueden tomar responsabilidad de sus problemas y ejercen control en el manejo de sus síntomas a un ritmo de automedida. La

Aplicación Basada en la Evidencia El par de décadas pasadas han mostrado una proliferación de estudios que involucran resultados de tratamiento de biblioterapia. La amplia mayoría de materiales biblioterapéuticos que han pasado bajo evaluación empírica están basados en las técnicas de la TCC. Estos estudios muestran que la biblioterapia ha demostrado un amplio alcance de aplicabilidad para los trastornos psicológicos, síntomas severos y niveles 1

Biblioterapia con TCC de asistencia terapéutica. Como el alcance de este capítulo no permite una revisión minuciosa de las investigaciones sobre biblioterapia, una breve visión de conjunto será proporcionada aquí y el lector interesado será referido a revisiones más detalladas de la literatura de resultados biblioterapéuticos (ej., Apodaca y Miller, 2003; Cuijpers, 1997; Den Boer, Wiersma, y Van Den Bosch, 2004; Gould y Clum, 1993; Gregory, Canning, Lee, y Wise, 2004; Hirai y Clum, 2006; Jacobs y Mosco, in press; Mains y Scogin, 2003; Marrs, 1995; McKendreeSmith, Floyd, y Scogin, 2003; Newman et al., 2003; Papworth, 2006; Scogin, Bynum, Stephens, y Calhoon, 1990).

unipolar y que la biblioterapia fue tan efectiva individualmente como para grupos de tratamiento. En otra revisión de estudios de biblioterapia para la depresión, McKendree-Smith, Floyd, y Scogin (2003) notaron que la biblioterapia produjo un tamaño de efecto que fue equivalente al promedio del tamaño de efecto encontrado en estudios de psicoterapia tradicional. Un metaanálisis conducido por Gregory, Canning, Lee, y Wise (2004) demostró la efectividad de la biblioterapia para adolescentes, adultos, y grupos geriátricos. Numerosos estudios han demostrado que las mejoras logradas de la biblioterapia en postratamiento son mantenidos a los 2 años (Floyd, Rohen, Shackelford, Hubbard, Parnell, Scogin, y Coates, 2006) incluso a los 3 años (Smith, Floyd, Scogin, y Jamison, 1997) de seguimiento.

Los enfoques biblioterapéuticos para el tratamiento de la depresión han sido ampliamente investigados. Muchos metaanálisis han sido llevados a cabo para examinar estos numerosos hallazgos de investigaciones, con resultados que fueron en su mayoría prometedores para la biblioterapia. Scogin, Welsh, Hanson, Stump y Coates (2005) realizaron un metaanálisis sobre cuatro investigaciones de tratamiento (Landreville y Bissonnette, 1987; Floyd, Scogin, McKendree-Smith, Floyd, y Rokke, 2004; Scogin, Hamblin, y Beutler, 1987; Scogin, Jamison, y Gochneaur, 1989) empleando biblioterapia cognitiva para depresión geriátrica. Los tratamientos utilizados en Sentirse Bien de Burns (1980) con mínimo contacto con el terapeuta. Los datos en todos estos estudios indicaron una mejora significativa en síntomas depresivos para participantes de biblioterapia. En un metaanálisis de seis estudios utilizando biblioterapia para la depresión, Cuijpers (1997) concluyó que la biblioterapia fue un tratamiento efectivo para la depresión

La efectividad de la biblioterapia para el tratamiento de una variedad de trastornos de ansiedad también ha sido demostrada. En un metaanálisis de tratamientos autoadministrados para trastornos de ansiedad, Newman, Erickson, Przeworski, y Dzus (2003) notaron un mediano a gran tamaño de efecto total. Reeves y Stace (2005) encontraron que sujetos adultos con ansiedad leve a moderada que utilizaron un paquete de biblioterapia cognitivo conductual y tuvieron sesiones de coaching semanalmente con un terapeuta mostraron mejoras significativas en el postratamiento y a los 3 meses de seguimiento. La efectividad del enfoque biblioterapéutico también ha sido demostrado para otros trastornos de ansiedad, tales como ataques de pánico (Febbraro, 2005), trastorno de pánico con agorafobia (Sharp, Power, y Swanson, 2

Biblioterapia con TCC 2000) y trastorno de ansiedad generalizada (Bowman, Scogin, Floyd, Patton, y Gist, 1997). Sin embargo, la biblioterapia tiene efectividades diferenciadas para diferentes tipos de trastornos de ansiedad y niveles de contacto con el terapeuta involucrado en el paquete de tratamiento (Mains y Scogin, 2003; Marrs, 1995; Newman et al., 2003).

Craighead, McNamara, y Horan, 1984; Glasgow y Rosen, 1978; Riordan y Wilson, 1989; Schrank y Engels, 1981; Stevens y Pfost, 1982). En particular, Rosen y colegas de manera apasionada y repetidamente han advertido sobre la enorme brecha entre el número de programas de autoayuda disponibles y el número de tales programas evaluados por efectividad, así como el potencial para efectos iatrogénicos tales como materiales no probados (ej., Rosen, Glasgow, y Moore, 2003). Incluso cuando algunos materiales biblioterapéuticos se sometieron a evaluación empírica bajo condiciones de investigación, que involucraron algún nivel de contacto con el terapeuta, Rosen (1987) ha señalado que los resultados no siempre se mantienen bajo condiciones de total autoadministración, como cuando un lector compra un libro de autoayuda de una librería. Los lectores no podrían autodiagnosticarse precisamente ni aplicarse correctamente las instrucciones de los materiales de autoayuda (Barrera, Rosen, y Glasgow, 1981). Rosen ha criticado a los psicólogos por publicitar materiales no probados y hacer pretensiones de efectividad de estos materiales (ej. Rosen, 1987). Rosen y sus colegas también han brindado claras recomendaciones para abordar estos asuntos (ej. Fuerza Especial en Terapias de Autoayuda, 1978; Rosen, 1981; Rosen, 1987) sin embargo ellos han tenido que señalar repetidamente fallas de los psicólogos al seguir estas recomendaciones (ej. Rosen, 1993; Rosen, 2004; $osen, Glasgow y Barrera, 2007).

La biblioterapia como una modalidad de tratamiento también ha probado ser efectiva para una variedad de otros trastornos psiquiátricos. En un metaanálisis de 22 investigaciones analizando la efectividad de la biblioterapia en el tratamiento de problemas de bebida, Apodaca y Miller (2003) encontraron un tamaño de efecto total de .80. Estudios analizando la efectividad de la biblioterapia para el tratamiento de trastornos alimentarios han encontrado tamaños de efecto moderado para bulimia y trastorno por atracón (Bailer, et al., 2004; Carter y Fairburn, 1998; Carter, Olmstead, Kaplan, McCabe, Mills, y Aimé, 2003; Cooper, Coker, y Fleming, 2003; Ghaderi, 2006). Un metaanálisis de biblioterapias para disfunciones sexuales (van Lankveld, 1998) concluyó que la biblioterapia para trastornos orgásmicos fue efectiva en el postratamiento pero no en el seguimiento.

Límites de la Biblioterapia A pesar de la evidencia base para las biblioterapias descritas anteriormente, la gran mayoría de materiales biblioterapéuticos carecen de soporte empírico. La preocupación por la proliferación de materiales de autoayuda sin evaluación empírica ha sido abordada por una variedad de investigadores (ej.

Factores a Considerar Cuando Recomendamos Biblioterapia 3

Biblioterapia con TCC Hasta la fecha, se han hecho investigaciones no sistemáticas sobre indicaciones específicas o contraindicaciones para el uso de biblioterapia. Campbell y Smith (2003) han sugerido que los proveedores son capaces de extrapolar de la investigación adaptando las características del cliente a los tipos tradicionales de psicoterapia, (ej. Beutler, 1991) y han recomendado que los terapeutas cognitivo conductuales deberían ejercitar su juicio clínico a la hora de decidir si asignar biblioterapia y en cómo adaptarse mejor a los clientes con materiales biblioterapéuticos.

Schmidt, Sharp, Weightman, y Williams, 2005). Algunos estudios (ej. Newman, 2000; y Reeves y Stace, 2005) han sugerido que las siguientes características de los clientes podrían ser contraindicaciones para el uso de biblioterapia: presencia de trastornos de personalidad, evitación emocional, altos niveles de estrés interpersonal, síntomas psicológicos comórbidos, y diversos síntomas graves. En la literatura de la depresión, Mains y Scogin (2003) han señalado que niveles severos de depresión, tendencias suicidas, actitud defensiva, falta de ingenio aprendido, y comorbilidad probablemente reducen la efectividad de los tratamientos autoadministrados. La comorbilidad incluye factores tales como psicosis, alcohol o abuso de drogas, y alto riesgo de dañarse a sí mismo o a otros. Claramente, la biblioterapia no debería ser ofrecida a clientes que no son capaces de leer o comprender el lenguaje usado en los materiales de lectura.

Algunos investigadores al estudiar la efectividad de los materiales de autoayuda han discutido que características del cliente podrían ayudar o dificultar la biblioterapia. Por ejemplo, en la investigación analizando los efectos de emparejamiento para técnicas de tratamiento con distintas características de clientes, Beutler y colegas (Beutler, Engle, Mohr, Daldrup, Bergan, Meredith, y Merry, 1991) observaron que los tratamiento autoadministrados tales como la biblioterapia produjo mejores resultados de tratamiento para clientes que tenían alta reactancia y resistencia. Campbell y Smith (2003) encontraron que clientes con estilos de afrontamiento internalizados utilizaron la biblioterapia más exitosamente que aquellos con estilos de afrontamiento externalizados. En la literatura de la depresión, algunos investigadores han sugerido que la biblioterapia sería el tratamiento más apropiado para aquellos con niveles leve a moderado de depresión y para aquellos interesados en el automanejo de la depresión crónica (ej. Anderson, Lewis, Araya, Elgie, Harrison, Proudfoot,

Muchos investigadores han comentado sobre otros factores que deberían ser considerados por los clínicos cuando recomiendan biblioterapia a sus clientes. Campbell y Smith (2003) recomiendan que los clínicos debieran considerar tanto características de clientes y terapeutas. Las características del cliente incluyen niveles de lectura y preferencias, habilidad para entender materiales de autoayuda, variables demográficas tales como etnicidad y cultura, y nivel de severidad de síntoma. También recomiendan que los clínicos adapten las recomendaciones de autoayuda en fases específicas del tratamiento. Ellos advierten a los clínicos a tener cuidado en el uso de la 4

Biblioterapia con TCC biblioterapia para intelectualizar el tratamiento o de otra forma usar los materiales para desviar la atención de la terapia. Las consideraciones del terapeuta incluyen tener que estar familiarizado con los materiales de autoayuda, garantizando que la lectura recomendada esté relacionada al motivo de presentación del cliente, y asegurándose que los ejercicios recomendados en los materiales biblioterapéuticos sean realizables para el cliente en cuestión.

encontrar cuando tratamiento.

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Después de revisar la efectividad de los tratamientos autoadministrados, Mains y Scogin (2003) desarrollaron un conjunto de recomendaciones prácticas para el uso de la biblioterapia. Primero, sugirieron que los practicantes que recomiendan biblioterapia deberían monitorear la respuesta del cliente a medida que progresa en el tratamiento, observando si los cambios en la sintomatología necesitarían la implementación de niveles superiores de tratamiento (como un modelo de atención escalonado). Segundo, recomendaron que el mantenimiento de programas debiera ser considerado para clientes que están progresando en el tratamiento biblioterapéutico. Tercero, exhortaron a los clínicos a considerar las características individuales de los clientes y solo recomendar biblioterapia a clientes que serían buenos candidatos (ej. Altamente motivados, como se discutió antes). Cuarto, observaron que los tratamientos autoadministrados involucrando algún nivel de contacto con el terapeuta fueron más efectivos que los tratamientos autoadministrados solos. Sin embargo, también señalaron que incluso la investigación que involucra contacto mínimo con el terapeuta se traduciría en ausencia de contacto cuando es usado por lectores quienes compran materiales de autoayuda en la librería. Y, como Rosen (1993) señaló, la biblioterapia que ha demostrado efectividad en condiciones de investigación, que necesita al menos mínimo contacto con el terapeuta para el propósito de asesoramiento y monitoreo, no siempre generaliza tal efectividad cuando es autoadministrado en

Recomendaciones Prácticas Diversos investigadores han ofrecido una variedad de recomendaciones que deberían utilizarse por los clínicos cuando asignan libros de autoayuda a clientes. Katz y Watt (1992) han comparado la recomendación de biblioterapia a la prescripción de medicamentos psicotrópicos. Al igual que con los medicamentos, ellos han sugerido que los libros de autoayuda son prescritos luego de considerar los problemas de los pacientes, características individuales del paciente, y los posibles efectos del tratamiento recomendado. Ellos conjeturaron que, al igual que los medicamentos, el cumplimiento del tratamiento sería más probable en el contexto de una buena relación terapéutica y cuando al momento de prescribir el proveedor tuvo una actitud positiva hacia el tratamiento. Y de manera similar a la prescripción de una droga, ellos señalaron que los proveedores de recomendaciones con biblioterapia deberían dirigir las expectativas del paciente acerca del tratamiento y discutir los problemas potenciales que un paciente podría

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Biblioterapia con TCC condiciones de mundo real. Finalmente, Mains y Scogin (2003) señalaron los datos variables sobre la efectividad de la biblioterapia para diferentes trastornos (como se discutió arriba) observando que en general los datos son buenos para los tratamientos biblioterapéuticos de abuso de alcohol leve, depresión, y muchos trastornos de ansiedad sin embargo la información es poco clara con respecto a problemas de control de hábitos. Ellos sugieren que los clínicos deberían recomendar biblioterapias que han sido sometidas a rigurosa evaluación por eficacia, tales como Sentirse Bien (Burns, 1980) para el tratamiento de la depresión. La Tabla 9.1 contiene ejemplos selectos de excelentes materiales de biblioterapia, que están basados sobre técnicas apoyadas empíricamente o han pasado ellas mismas evaluación empírica para una muestra representativa de trastornos psiquiátricos.

del proceso considerados para el cambio en biblioterapia, algunos autores (ej. Hynes y Hynes-Berry, 1986) afirman que el contacto con el terapeuta, y no el contenido de los materiales de lectura, es el agente de cambio esencial implicado en la efectividad de la biblioterapia.

Conclusión La biblioterapia es un medio excelente de acceso a las técnicas cognitivo conductuales basadas en la evidencia para el público laico, incluyendo poblaciones que de otra manera no pueden acceder a servicios de salud mental debido a barreras tales como costos, problemas de transporte, y/o estigmas asociados con la psicoterapia tradicional. Además de la accesibilidad, la biblioterapia ofrece muchas ventajas sobre la psicoterapia tradicional, como se describió anteriormente. Los estudios que evaluaron la biblioterapia han demostrado su soporte empírico a través de una amplia gama de problemas de salud mental. Costo efectividad, y satisfacción del lector. La Tabla 9.2 proporciona un resumen de algunos de los puntos clave con respecto a la biblioterapia. Teniendo en cuenta estos factores, es menester de los proveedores de atención de salud recomendar la biblioterapia como una modalidad de tratamiento.

Debido a que existen datos diversos sobre la efectividad de las biblioterapias con niveles variados de contacto con el terapeuta, la recomendación más conservadora es utilizar biblioterapia como un complementario, a diferencia de un tratamiento de total autoadministración. Algunos investigadores (ej. Pardeck y Pardeck, 1984) argumentan que los clínicos deberían ofrecer guías para clientes para cada etapa del proceso biblioterapéutico, incluyendo la selección de materiales de lectura, y comprensión de materiales de autoayuda, y enlazando el contenido con el proceso terapéutico en conjunto. Si bien se conoce poco sobre las variables

Tabla 9.1 Muestreo de Recomendaciones de Biblioterapia Manejo de la Ira 6

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