B.F. Skinner - In Memoriam

T7- Oí 1 •r. bkmner: ín memoriam Emilio Ribes Iñesta Coordinador .1943 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Colección Fin d

Views 161 Downloads 5 File size 3MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

T7-



1

•r. bkmner: ín memoriam Emilio Ribes Iñesta Coordinador

.1943

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Colección Fin de Milenio Serie Ciencia de la Conducta Coordinador de la serie: Emilio Ribes Iñesta

B.F. SKINNER: In m e m o r i a m

Coordinado por: Emilio Ribes Iñesta

caHi»o TIKNMNTS

DE LA COSTAj

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Versión en inglés en Context Press, Reno, USA En prensa Traducción: Víctor Manuel Alcaraz

En memoria: a Vicente García CENTRO UNIVSRSlTARiOee-tft.COSTA /

CAMPÜS PUEBTOV) BIBLIOTECA:.

WftRSIDAD DE CENTRO UNIVWSITABW

No. DE ADQUISICIMi: FACTURA:

DE LA COSTA

FECHA DE ENTREGA:

fi) ASIFlCAfílON: /SO * PT93 No. EJEMPLARES:

SKf

No. VOLUMEN:

Primera edición, 1994 D.R. © 1994, Universidad de Guadalajara Dirección de Publicaciones Calderón de la Barca 280, sector Juárez CP 44260, Guadalajara, Jalisco, México Impreso y hecho en México Printed and made in México ISBN 968-895-487-X

Prólogo

Burrhus Frederic Skinner falleció el 18 de agosto de 1990. Skinner ha sido, incuestionablemente, uno de los grandes psicólogos de este siglo, tanto por sus contribuciones conceptuales y metodológicas, como por sus aportaciones directas de tipo experimental y tecnológico. En ocasión del XI Congreso Mexicano de Análisis de la Conducta, en marzo de 1991, se celebró un simposio satélite en homenaje a B.F. Skinner, en el recinto del Salón Generalito de San Ildefonso, pleno de tradición académica. A dicho simposio fueron invitados un conjunto de investigadores distinguidos en el análisis de la conducta, que de un modo u otro fueron colaboradores y colegas cercanos de B.F. Skinner. Los participantes en dicho simposio fueron Fred S. Keller, Peter B. Dews, James A. Dinsmoor, Philip Hineline, Charles Shimp, JackL. Gewirtz, Peter Harzem, y Howard Rachlin. Las presentaciones de dichos académicos constituyen el contenido de este volumen en memoria de B.F. Skinner, con dos cambios. En primer lugar, no se incluye la contribución de Philip Hineline. En segundo lugar, aparece un escrito por Emilio Ribes, cuya reproducción es posible gracias a la gentileza de Apuntes de Psicología, órgano del Colegio de Psicólogos de-Andalucía. El simposio satélite en homenaje a B.F. Skinner fue posible por el apoyo prestado por la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Iztacala y la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como por el interés y preocupación de Vicente García y Héctor Ayala, para que tuviera el marco, desarrollo y difusión adecuados. Emilio Ribes Iñesta Guadalajara, febrero 1993

7

S

!a contribución de Skinner a l.Farmacología

•HV

'

. j^IÍ . tír .

P.B.DEWS*

0(1 -UI i jjj|1937 B.F. Skinner con W.T. Heron publicaron un escrito intitu||(lo "Los efectos de la cafeína y de la benzedrina sobre el condicionamiento y la extinción" (Skinner y Heron, 1937). El estudio que hicieron consistió en investigar los efectos de las drogas sobre las Mipuestas de las ratas en lo que hoy se llamaría un programa de intervalo fijo de 4 minutos (IF4) y después de 4 días de extinción. En una y otra condición encontraron que la tasa de respuestas había sido aumentada por las drogas. Dicho trabajo lo llevaron a cabo en la 1}Diversidad de Minnesota instigados, de alguna manera, por un informe, hecho por un alumno que fungía como ayudante del laboratorio, de que sus compañeros abusaban de la benzedrina (Meisch, Comunicación personal). Benzedrina era el nombre comercial de loa anfetaminas, las cuales, tanto a mediados de la década de los 30 como después, se utilizaban para aliviar la congestión nasal mediante inhalaciones. Las anfetaminas eran suficientemente volátiles como para que su inhalación se viera facilitada en un grado tal que llegaba a producir efectos conductuales. Esto último parecía «cr el resultado que los estudiantes buscaban. La conducta de los alumnos intoxicados resultaba extraña y el escrito en el que se comunicaron los hallazgos experimentales del estudio con las ratas vino a ser la primera demostración de muchos de los rasgos esenciales de la farmacología conductual. Sin embargo, el escrito no produjo, después de su publicación, impacto alguno, ni en la farmacología, ni en la psicología. Permaneció aparentemente desconocido, * Universidad de Harvard.

sin citas en la literatura farmacológica hasta antes de 1955. En aquel tiempo no se hacían búsquedas a través de computadoras y si un escrito no era citado poco después de su aparición, se perdía irremediablemente. El trabajo de Skinner y de Heron fue finalmente citado en la literatura farmacológica (Dews, 1955) y hacia 1957 los métodos y el enfoque ejemplificados en el artículo de 1937 llegaron a dominar el campo de la farmacología conductual en la misma forma como lo hacen a la fecha. La influencia tal vez sea menos obvia hoy en día que en 1957, porque los métodos y el enfoque son ya "clásicos" en la farmacología conductal y consecuentemente, no se le atribuyen a Skinner mediante una cita explícita, pero eso, a fin de cuentas, es lo menos importante. Ha habido también algunos retos de carácter transitorio a la farmacología, provenientes, por ejemplo, de la corriente no-científica de la neuropsicología cognoscitiva (cualquiera que sea el significado de este término), pero eso no significa que la ciencia haya detenido su avance. El presente ensayo traza la historia de la farmacología conductual desde 1937 hasta 1957, con el objeto de ver por qué fue ignorada en 1937 y llegó a ser dominante en 1957. De esta manera cubriremos las contribuciones de Skinner a la farmacología. Primero veamos los antecedentes del escrito de 1937. En los primeros años de este siglo, Pavlov y su escuela habían creado un sistema para estudiar la conducta (Pavlov, 1926, reimpreso en 1960). Con sus métodos sólo ciertos tipos de conducta podían investigarse, pero sin embargo, fue un gran logro demostrar experimentalmente que cualquier clase de comportamiento podía ponerse bajo control y ser estudiado de un modo sistemático y científico. Lo anterior se consideró como una gran realización debido, parcialmente, a que Pavlov ya era famoso como ün fisiólogo gastrointestinal muy importante. Pavlov y sus seguidores estudiaron los efectos de las drogas sobre los reflejos condicionados. A mi juicio, sus experimentos no produjeron resultados muy interesantes. Un esfuerzo muy digno en la ciencia no siempre conduce a algún lado. La farmacología pavlovianá fue seguida en el país donde se originó, pero nunca llegó a tener alguna influencia importante más allá de los países que se encontraban dentro del campo de la Unión Soviética. En las primeras décadas del siglo XX hubo algunos escritos esporádicos sobre farmacología conductual. Por ejemplo, Holling-

102

worth (1912) publicó una monografía sobre la farmacología condUCtual de la cafeína en los seres humanos. Sus estudios merecen 111U mención especial por dos razones. Primero por su modernidad, t i t í a s investigaciones se llevaran a cabo actualmente, los métodos f el diseño serían muy similares. Segundo, el trabajo era sumament l Completo y coherente, lo que por lo general sólo se logra después dtt haber desarrollado una serie de estudios, Hollingworth, sin emIjITgO, aparece sin antecedentes, pareciéndose, en ello, a los ensayóji clínicos controlados de Lund contra el escorbuto a la mitad del jfalo XVIII. El trabajo fue llevado a cabo en la Universidad de Columbia bajo los auspicios de la Coca Cola y recibió la supuesta influencia de M. Cattel, E. Thorndike y W. Woodworth quienes fueron maestros de Wollingworth en dicha Universidad (Benjamín, Rogers y Rosembaum, 1991). Hacia 1920, D. Macht en la Universidad de Johns Hopkins, mostró un interés, explícito, en desarrollar U farmacología conductual, a la que él vino a denominar: psicofarmacología (Macht, 1920) y por lo tanto, llevó a cabo una búsqueda de métodos que le sirvieran para su propósito. Por ese motivo se dirigió al Departamento de Psicología de su Universidad, en donde JiB. Watson le hizo un laberinto con el que inició sus experimentos. Macht, sin embargo, era suficientemente astuto como para no depender sólo del laberinto y encontró a otra persona en la Universidad, llamado Ulrich, quien en forma sistemática estudiaba los "reflejos motores" en la rata (Ulrich, 1921). Ulrich hacía que sus ratas caminaran por una cuerda rígida para obtener comida. Macht, en colaboración con Ulrich, estudió, con ese medio, los efectos motores de la prostatectomía (Macht y Ulrich, 1922). Muchos años más tarde, Macht se percató, en sí mismo, de los efectos conductuaICB de carácter colateral de las sulfamidas, cuando sufrió una neumonía y fue tratado con esa clase de medicamentos. Por esa razón, » finales de los años 30, se puso a estudiar las sulfamidas con el método que había utilizado con Ulrich. Otra de las innovaciones de este autor en los estudios que realizaba, fue la de hacer que las ratas cu lugar de caminar por la cuerda horizontal, treparan por ella cuando estaba dispuesta verticalmente (Macht 1943). Macht en sus estudios había ido más allá de la farmacología conductual pavloviana,

11

pero lo más probable es que él mismo no se hubiese dado cuenta de lo que había logrado y su influencia, otra vez, no se hizo notar sino hasta más tarde. Lo que hacía importante el escrito de Skinner y Heron de 1937 fue que la conducta que estudiaron, es decir, las respuestas bajo IF y durante la extinción, había sido previamente investigada como parte de un sistema coherente. Este sistema, por supuesto, había sido creado por B.F. Skinner mientras estaba en Harvard, comprometido en el desarrollo de una gran empresa creativa que principió al término de los años 20 y que tuvo sus años más prolíficos entre 1931 y 1936. Una presentación muy completa de ese trabajo apareció en el libro La conducta de los organismos (Skinner, 1938). Nótese que me he referido a un sistema. En fisiología podría hablarse de una teoría, o sea un intento de lograr coherencia en una masa de datos experimentales. La teoría psicológica principia con postulados y procede luego a probar hipótesis, una práctica, que por cierto, no ha conducido a proporcionarle base alguna a ninguna de las ciencias naturales. Skinner había obtenido muchos resultados originales. Sorprende todo lo que encontró en tan pocos años, gracias a su dedicación, a un programa cuidadoso de trabajo y al desarrollo continuo de métodos más eficientes, además de una extraordinaria habilidad para reconocer indicios que podían llevarle a resultados importantes. Hubo cuatro grandes logros en ese periodo creativo. Primero, desde el punto de vista intelectual, Skinner rompió con los lazos que podían haberle amarrado a Pavlov y a sus seguidores, que se habían concentrado en las cadenas E-R. Segundo, inventó un aparato y desarrolló varios métodos nuevos que permitieron el avance de la ciencia de la conducta, que por aquel entonces, se encontraba en ciernes, inventó, por ejemplo, el registro acumulativo, cuyo uso fue crucial para reconocer los efectos de los programas de reforzamiento. Tercero, usó las nuevas técnicas para llevar a cabo un gran número de experimentos originales y para recoger mucha información que pocos años después fue sumamente útil. Cuarto, hizo una síntesis de sus hallazgos, publicada originalmente en varios artículos y luego en la monografía de La conducta de los organismos. Ahora bien, ¿se dieron cuenta los farmacólogos de la importancia de este trabajo?

102 12

Primero, por razones que luego se harán aparentes, los farmacólogos no habían visto la necesidad de contar con una farmacología conductal y hubiesen ignorado el artículo aun si accidentalmente lo hubieran encontrado. Segundo, el escrito de 1937 fue publicado en una revista psicológica, Psychological Record, una publicación desconocida para los farmacólogos, de ahí que era imposible que encontraran el artículo al hojear incidentalmente una revista de las que acostumbraban leer. Igualmente, los farmacólogos no revisaban monografías psicológicas corno la de La conducta de los organismos. De manera recíproca, los psicólogos no estaban interesados en las drogas (aún a la fecha, pocos lo están) y consecuentemente, no se hallaban dispuestos a proseguir estudios fuera del campo de su interés y menos ir más allá de la psicología. Tercero, el escrito fue un artículo aislado. Muy a menudo hace falta que varios trabajos de un área en desarrollo, aparezcan en forma sucesiva para que atraigan la atención y convenzan que el nuevo conocimiento puede utilizarse. Cuarto, en la investigación se habían empleado dosis aisladas de las drogas, de modo que no se establecieron relaciones dosis-efectos. Quinto, los hallazgos no fueron dramáticos, su importancia residía en su relación con un cuerpo de conocimiento, cuya sustancia se encontraba en La conducta de los organismos, conocida por pocos fuera del ámbito de la psicología y sobre todo ignorada, por completo, por quienes estaban interesados en las drogas. Entre paréntesis, puede señalarse que no hay que achacarle una gran falta a Skinner por haber estudiado sólo una dosis aislada de la droga. La importancia crucial de demostrar relaciones sistemáticas entre ciertas cantidades de droga y la intensidad de sus efectos, no había sido reconocida fuera de la farmacología y no era tan importante en psicología como en fisiología y en otras ciencias biológicas. Las razones de la importancia fundamental que tiene, explorar las relaciones dosis-efecto, todavía no son fácilmente comprensibles para todos los científicos. Algunas de esas razones son las siguientes: Primero, el efecto de un agente sobre una función fisiológica o psicológica va desde cero hasta un efecto devastante a medida que la dosis aumenta desde una cantidad infinitesimal hasta una proporción suficientemente grande. Si se estudia sólo Una dosis no es posible saber, con una precisión aceptable, en qué parte se encuentra

la dosis en el continuo dosis-efecto y de qué manera influye, entonces, sobre la función particular que se encuentra en estudio. Segundo, todos los agentes tienen más de un efecto. La evidencia que se obtiene de un efecto característico de una droga, es decir el tipo de efecto que es verdaderamente interesante, surge conforme la intensidad cambia de modo ordenado, a medida que la dosis también se modifica. Esa evidencia no se tiene si únicamente una dosis se estudia. Tercero, si sólo una dosis se investiga, los efectos característicos de los agentes se encuentran inextricablemente confundidos con las variables concomitantes presentes cuando se administra el agente en cuestión. Incluso en el caso en el que se llegan a comparar los efectos de administrar el agente con los efectos de proporcionar un placebo, como por ejemplo, una solución salina, esos efectos concomitantes permanecen. Cuarto, si nada más una dosis se estudia, es imposible hacer una comparación válida con otros agentes o con los efectos reportados de ese mismo agente. ¿Quiénes eran los farmacólogos que no eran conscientes de la necesidad de contar con una farmacología conductual? Hasta los años 50 y de alguna manera, todavía a la fecha, los farmacólogos hablan y continúan refiriéndose a la farmacología del sistema nervioso central (SNC), a pesar de que se enfrenten a efectos puramente conductuales. Las drogas son clasificadas como anestésicos, hipnóticos, analgésicos, convulsivantes, anticonvulsivantes y así de manera parecida. Estos efectos de las drogas eran conocidos por lo menos por una generación en 1930. El campo parecía, además, relativamente maduro. El desarrollo que se esperaba de nuevas drogas se concretaba a mejorar los agentes dentro de las categorías conocidas. Las pruebas que las compañías farmacológicas tenían disponibles se dirigían a dichos propósitos. No se creía que pudieran desarrollarse drogas que tuvieran efectos conductuales nuevos. En 1937, estábamos a 15 años de obtener conciencia de que era posible encontrar nuevos efectos conductuales para las drogas. Los primeros 10 años de esta historia de 20 años, pueden pasarse rápidamente. Cuando La conducta de los organismos fue publicada, la guerra era objeto de preocupación y los farmacólogos estaban más interesados en agentes antibacterianos y antiinfecciosos, como las sulfamidas y las drogas contra la malaria, que en agentes que ac-

102 14

tuaran sobre el SNC. Skinner mismo se vio implicado en un trabajo relacionado con la guerra en el Proyecto "Paloma". Antes déla guerra 1939-1945, Bovet y Staub (1937) habían identificado ciertos compuestos que antagonizaban a la histamina, pero fue únicamente durante la guerra y en el periodo que le siguió, que se desarrollaron agentes terapéuticamente útiles por Halpern (1942), Loew (1947) y por Bovet, Horclois y Walthert (1944). Hacia 1947 ya se había demostrado que distintas clases químicas de agentes tenían una actividad útil para, antagonizar muchos de los efectos de la histamina (Loew, 1947). Halpern, en particular, había reportado que existía un anhistamínico muy potente, la fenotiazina 3277 RP, que ulteriormente se llamó prometazina (Halpern y Ducrot, 1946). Todas las clases de agentes antihistamínicos tenían otros efectos, además de antagonizar algunas de las acciones de la histamina: producían "somnolencia". Se empezaron, entonces, a buscar nuevos agentes que tuvieran efectos antihistamínicos pero que no produjeran somnolencia. Se hicieron necesarios, de este modo, métodos que midieran, en el laboratorio, los efectos conductuales de los nuevos agentes a fin de que fuera posible descubrir incluso efectos que pudieran pasar desapercibidos. Winter y Flakater (1951) de los Laboratorios Merck, Sharp y Dohme, estudiaron los efectos de los antihistamínicos, sobre la actividad locomotora de los roedores y en el trepado de la cuerda de las ratas. La prueba para el trepado de la cuerda fue la de Macht. Se medía con un reloj, el tiempo de trepado por una cuerda, para así obtener comida de ratas que previamente habían sido sujetas a privación de alimento. Winter y Flakater demostraron que los efectos de los antihistamínicos eran diferentes de los que producían los barbitúricos y además se distinguían de los originados por otra clase de drogas en ése entonces conocidas. En 1950, un grupo de la compañía farmacéutica francesa, Rhone-Poulenc, decidió principiar un programa de investigación sistemático sobre los efectos de los antihistamínicos sobre el SNC. En dicho programa se decidió deliberadamente ignorar los efectos antihistamínicos. En el programa se utilizaron las mismas pruebas que previamente se habían empleado para comprobar la ausencia de efectos (Swasey, 1974). Su trabajo lo comenzaron con la prometazina. Posteriormente descubrieron la clorpromazina, otra fenotia-

zina. En la primera publicación sobre la farmacología de la clorpromazina, sus descubridores en Rhone-Poulenc, hacían ver que la prueba que les permitió descubrir la clorpromazina fue la de Winter y Flakater, modificada (en realidad la prueba de Macht), así mismo señalaron que posteriormente iban a publicar los fundamentos de la prueba y los resultados obtenidos con ella, en un artículo por separado, lo que por cierto nunca hicieron (Courvoisier, Fornel, Ducrot, Kolsky y Koetschet, 1953). Parece que el procedimiento empleado por Courvoisier y colaboradores fue electrificar una parrilla en lá que ponían a la rata. Un estímulo auditivo, tal vez el sonido de un timbre eléctrico, se presentaba antes de que se proporcionara un choque a la rata, la cual, para evitar este último, tenía que trepar por la cuerda. La prueba fue descrita en términos pavlovianos. El trepado dé la cuerda después del principio del choque era la "respuesta i acondicionada" a un C h o q u e que funcionaba como "estímulo ¡«condicionado". Él trepado de la cuerda cuando la rata escuchaba el estímulo auditivo antes del inicio del choque, se trataba de una "respuesta condicionada" al timbre: "el estímulo condicionado". Algunos aspectos de esta descripción pavloviána son equivocados. Por ejemplo, la respuesta incondicionada de una rata en una parrilla súbitamente electrificada es un salto acompañado de una fuerte agitación. Cuando poco después, el salto hacia la cuerda proporciona un escape inmediato del choque, la respuesta llega á condicionarse ala aparición de éste último. La prueba puede mejor describirse en términos operantes. El choque lleva, eventualmente, después de que genera en sus primeras exposiciones algunos saltos y fugas precipitadas alrededor de la caja, a la respuesta de escape: el trepado por la cuerda. El estímulo de advertencia es un estímulo discriminativo para una respuesta de evitación: el trepado por la cuerda. La respuesta es reforzada por la recepción ocasional del choque que funciona como un reforzador negativo. Tanto las respuestas de escape como las de evitación son claramente mantenidas por sus consecuencias. Empero, Courvoisier y colaboradores descubrieron la clorpromazina y por lo tanto pueden perdonárseles algunas pequeñas inexactitudes terminológicas.

102 16

En este tipo de trabajos vino luego a comprometerse L. Cook, quien se había incorporado recientemente a los laboratorios Smith, Kline y French (SKF). SKF había descubierto un compuesto, el SKF525A, que prolongaba el tiempo que los ratones dormían después de una dosis de hexobarbital, un barbitúrico de acción corta. El hexobarbital tiene efectos poco duraderos porque es rápidamente metabolizado, reduciéndosele a sus compuestos inactivos. El SKF525A prolongaba esta clase de efectos al amenguar el metabolismo. Tanto Winter y Flataker (1951) como el grupo de Rhone-Poulenc habían demostrado que los antihistamínicos alargaban el tiempo del sueño. Cuando Rhone-Poulenc dio a SKF una muestra de clorpromazina, Cook encontró rápidamente que la clorpromazina, al igual que el SKF525A, prolongaba el sueño producido por barbitúricos, pero no interfería con el metabolismo del hexobarbital, de ahí que ésto sugiriera un efecto directo sobre el SNC. Consecuentemente, buscó mejor caracterizar los efectos de la clorpromazina. Para ello estudió la actividad locomotora. Construyó una caja con Una parrilla electrificada y una especie de repisa de madera que se proyectaba del techo, hacia abajo. Una rata que se encontrara en la caja podía fácilmente saltar a la repisa desde el piso electrificado 1 . En el método de Cook, un zumbador precedía al choque eléctrico. Cuando la rata se quedaba en la repisa después de que terminaba el ensayo, se le volvía a colocar, manualmente, en la parrilla electrificada. Algunas veces, la parrilla se encontraba todavía electrificada cuando la rata volvía al piso, asegurándose de ese modo que la experiencia del choque se mantuviera y la fuerza de la respuesta de trepado quedara bien establecida. Con dosis adecuadas de clorpromazina y en una extensión mayor que con el pentobarbital, la rata saltaba a la 1 La semejanza del método de Cook con el de Macht, el de Winter y el utilizado en Rhone-Poulenc, es obvia. Sin embargo, los métodos fueron desarrollados independientemente y no fue sino hasta que Cook Visitó RhonePoulenc que se dio cuenta de los antecedentes (Cook, comunicación personal). Al mismo tiempo que Winter y Flateker estudiaban la actividad locomotora en Merck, yo llevaba a cabo con métodos parecidos, estudios dentro de la misma línea, en los laboratorios Burroughs Wellcome, sin tener noticia alguna del trabajo que se realizaba en Merck. Estos ejemplos de evolución paralela muestran que cuando ciertas circunstancias se reúnen para alentar el avance de una rama particular de la ciencia, los investigadores se enfrentan, independientemente, a los mismos problemas y oportunidades, dé ahí que de manera inevitable comiencen a trabajar en líneas que en algún grado serán parecidas.

repisa al principio del choque, pero no antes. Con el pentobarbital, los saltos a la repisa, al comenzar a sonar el zumbador se veían perturbados sólo cuando las dosis hacían a la rata atáxica, ocasiones en las cuales el salto se veía interferido incluso después de que el choque se había iniciado. Los resultados de estas pruebas convencieron a SKF que la clorpromazina era un agente muy interesante y por lo consiguiente, obtuvieron los derechos para usar el compuesto en América. Se descubrió que la clorpromazina tenía un efecto antipsicótico, por lo que dicha droga tuvo un gran impacto en la práctica psiquiátrica y en la farmacología. El descubrimiento de un tipo completamente nuevo de "actividad del SNC" significaba que la farmacología del "SNC" no se encontraba todavía madura. Si efectos completamente nuevos podían hallarse, ¿quién podía llegar a saber cuántas nuevas actividades podrían producirse? Los horizontes de la psiquiatría y de las compañías farmacéuticas se ampliaron inmediatemente. La farmacología académica recibió el reto de proporcionar métodos que permitieran caracterizar y medir los nuevos tipos de efectos. Así mismo fue impulsada a encontrar un marco intelectual para comprender dichos efectos. Otro reto para la farmacología fue el que recibió en cuanto a su papel más convencional de determinar los mecanismos de los nuevos compuestos sobre la actividad de los órganos, las células, los tejidos y en general sobre los aspectos más moleculares. La clorpromazina fue clasificada como un "tranquilizante mayor" con base en sus efectos sobre la manía y la esquizofrenia. Por ese mismo tiempo, se describió otro nuevo tipo de efecto, este se debía a lo que se llamó un "tranquilizante menor", el meprobamato (Miltown). La farmacología del meprobamato es completamente distinta a la de la clorpromazina. Aunque los meprobamatos fueron menos importantes que la clorpromazina su descubrimiento fortaleció la convicción de que eran posibles nuevos tipos de actividad. Una consecuencia de ello fue que la farmacología se vio obligada a aceptar el enfoque conductual, aunque faltaba un ingrediente muy importante para el desarrollo de una rama de la ciencia: el cuadro Conceptual. Específicamente, para que la farmacología conductual se desarrollara era necesario contar con un cuerpo sistemático de conocimientos acerca de los determinantes de la conducta, a fin

102

de que de esa manera, se pudieran establecer relaciones con los efectos particulares de una droga, de la misma forma que los efectos de una droga sobre el sistema cardiovascular pueden comprenderse a la luz de un conocimiento sistemático de la fisiología cardiovascular. Las pruebas ad hoc como la del trepado de la cuerda eran valiosas, si se quiere esenciales, para el descubrimiento de nuevos agentes o como en los casos relatados, para encontrar nuevas clases de agentes, pero tomadas en su conjunto constituían una base muy pobre para el desarrollo de una ciencia coherente. Los resultados de diferentes pruebas no pueden reunirse para que con su progresiva acumulación permitan se integre una nueva rama científica. Los conceptos pavlovianos no habían comprobado su adecuación. Fue Skinner quien dio el empujón crítico para que se desarrollara la farmacología conductual en los años 1953-1955 al proporcionar el cuadro conceptual del que se carecía. El cuadro intelectual proporcionado no fue un sistema teórico del tipo de los que conformaban los enfoques tradicionales en psicología. No se dieron puntos de vista ortodoxos para que fueran defendidos, excepto tal vez, el enfoque expresado en la frase de Ferster de que "la paloma siempre tiene la razón", que simplemente representa uno de los principios fundamentales de toda ciencia natural. El fenómeno debe ser estudiado como es o como será y no como se "supone" que debe ser. El cuadro conceptual que Skinner dio a la farmacología surgió de su trabajo en el segundo de sus periodos intensamente creativos que principió con su retorno a Harvard en 1948 y que alcanzó su fuerza completa cuando Ferster se le reunió en 1951. Dicho periodo continuó hasta el fin de la época que hemos reseñado, es decir, hasta 1957. Gran parte del trabajo que entonces realizó se encontraba prefigurado en La conducta de los organismos, aunque el reconocimiento del poder de los programas de reforzamiento vino principalmente de esta segunda época de labores, así como el estudio del efecto de las drogas sobre la respuesta controlada por programas, la cual caracteriza a la farmacología moderna y la distingue de sus tanteos previos. Los antecedentes de este segundo periodo más creativo fueron los que enseguida se mencionan: Skinner fue a Minnesota en 1936 en donde permaneció hasta que fue nombrado Jefe del Departamen-

19

to de Psicología en Indiana, en 1945. Desde cualquier punto de vista era sumamente productivo en esos tiempos. En los días en los que estuvo en Minnesota escribió el artículo sobre la benzedrina, se comprometió en el proyecto "Paloma" y por supuesto, dio a luz La conducta de los organismos. Sin embargo, cuando volvió a Harvard en 1948 su creatividad aumentó todavía más a pesar de que dedicaba un esfuerzo considerable a escribir para la enseñanza. Dio comienzo a las actividades del Laboratorio de palomas. En su trabajo relacionado con la guerra había utilizado palomas y se había dado cuenta de sus ventajas, por lo que, apoyado por la Oficina de Investigaciones Navales se dispueso a aprovecharlas. Hacia el otoño de 1950 el laboratorio operaba a un ritmo tal que hubo necesidad de contar con un asistente. Skinner contrató a un estudiante graduado, Charles B. Ferster, quien era protegido de Keller y de Schoenfeld en Columbia. Esta fue una feliz elección. Ferster llegó a Cambridge a principio de 1951 y de ese modo comenzó una era de productividad que en la variedad de contribuciones originales y en la cantidad de las mismas, eclipsó los años de juventud de Skinner (ya no se trataba del trabajo de un sólo hombre). Ferster por derecho propio, era un científico original y efectivo, como lo demostró en los años siguientes, empero, su trabajo en el laboratorio de las palomas lo vio como el de un facilitador: Primero se preocupó por traducir las ideas de Skinner y llevarlas a la práctica, segundo, propició el ingreso de nuevas personas al análisis experimental de la conducta. Skinner fue tan prolífico en ideas y discernimientos como en efectividad científica, de la misma forma como lo había sido 20 años antes. Al contratar a Ferster vino a darle vida al proyecto de su juventud y hacer más completa la dedicación al trabajo que le caracterizaba desde 1930, A Ferster le sucedió en 1954, Morse, quien tenía la misma calidad académica. La principal contribución de ese periodo fue la exploración de las propiedades y consecuencias conductuales de los programas de reforzamiento. El reforzamiento parcial y el intermitente habían sido estudiados por décadas. Muchos ejemplos de respuestas controladas por programas aparecen en La conducta de los organismos, pero no fue sino hasta los días del laboratorio de palomas en los 50 que se descubrió el extraordinario poder de control de los programas, sobre la conducta, a lo largo de periodos prolon-

102 20

gados de tiempo y se vino a ver la complejidad del comportamiento que engendraban. Antes, se suponía que la conducta podía ser científicamente determinada, sólo mediante un estímulo provocador en un acoplamiento directo E-R. Pavlov, ciertamente, pensaba así. La distinción entre estímulos que provocan una respuesta y estímulos discriminativos que indican la ocasión en que una respuesta puede ocurrir, fue hecha por Skinner en 1930. Pero no fue sino hasta después de que se observó cómo se desarrollaba un comportamiento ordenado bajo el claro control de los programas de reforzamiento, puestos en operación por horas, días, semanas y meses, que se cayó en la cuenta de que la conducta de las personas ordinarias, en la vida cotidiana, era controlada por mecanismos similares. El registro acumulativo mostró en una forma vivida los cambios ordenados en la respuesta a lo largo de periodos prolongados, dentro del tiempo real. Este fue un logro del laboratorio de las palomas. Las mismas propiedades de respuesta controlada por programas, la hicieron llamativa como una base para estudiar los efectos de las drogas sobre la conducta. Los fisiólogos y los farmacólogos habían utilizado el kimógrafo, introducido por Ludwig en 1847, un instrumento que llevaba el registro constante de actividades fisiológicas como la contracción de los músculos lisos y esqueléticos o el nivel y las oscilaciones de la presión sanguínea o la profundidad y el ritmo de la respiración en el tiempo real. El registrador acumulativo es un kimógrafo inclinado. Tanto el registrador acumulativo como el kimógrafo permiten registros cuantitativos seguros de las variables dependientes fisiológicos o conductuales. Es también muy importante el hecho de que esos aparatos presentan los resultados en el tiempo real, por lo que permiten ver primero, de una sola mirada y luego estudiar concienzudamente, las consistencias e inconsistencias, así como las relaciones temporales que presentan los fenómenos. En 1955 las respuestas que se daban en un cierto periodo, pudieron ser contadas directamente por medio de mecanismos digitales. Fue factible, entonces, utilizar los números obtenidos para evaluaciones de carácter cuantitativo. Aun así, el registro acumulativo permanece como un instrumento imprescindible en los estudios en los que se hacen cuantificaciones, porque sirve para interpretar los números sin sentido: por ejemplo, señalan cuándo fra-

casan los programas o cuándo se combinan en un muestreo temporal, periodos sin respuesta, con periodos de altas tasas de respuesta, en los que el examen de la tasa promedio conduciría a que se incurriera en errores. Cuando los números no observados ni vigilados, se procesan directamente en una computadora, los resultados pueden conducir y por lo general lo hacen, a cuantificaciones sin sentido, en las que no hay manera de saber si la computadora actúa de manera apropiada, como lo haría un procesador de comida y cuándo es simplemente un basurero. Con los métodos de los que hablamos, se hacen manifiestos los efectos de las drogas sobre la conducta. Los cambios que las drogas producen en las tasas de respuesta son vistos en el tiempo real, en el momento en el que suceden, por ejemplo, es factible observar cambios en la presión sanguínea provocados por la droga en el preciso momento en el que aparecen en un kimógrafo o en un oscilógrafo y luego cuantificar los efectos importantes. En el caso de la conducta, los cambios en las respuestas, debidos a las drogas, pueden relacionarse con los programas que engendran ese tipo de formas de responder. Esos resultados adquieren una gran solidez, son además confirmables por cualquier investigador en no importa qué parte y además son generalizables a las distintas especies y algo todavía más importante, los programas han probado determinar, ellos mismos, los efectos de las drogas. Por otra parte, como es en cierto modo ilimitada la variedad de respuestas, programas y reforzadores, al igual que otras circunstancias, que pueden estudiarse, las posibilidades de la farmacología conductual están completamente abiertas. Los organismos son muy complicados y se necesitan hacer muchos experimentos para clarificar los fenómenos que se relacionan con ellos. Las respuestas reproducibles, controladas por programas proporcionan una base adecuada para llevar a cabo un sinnúmero de experimentos. En contraste, no puede esperarse que ayuden al avance de la farmacología conductual, experimentos con un diseño complejo en los que se determinan los efectos de una variable aislada y luego los resultados se someten a análisis de varianza. La similaridad entre el kimógrafo y el registro acumulativo, ilustra otro punto. El estudio de la respuesta controlada por programas ha sido criticado debido a que una o muy pocas respuestas repetitivas, se registran, seleccionadas de entre todas las respuestas poten-

102 22

cíales que conforman el repertorio de un sujeto. Pero ¿quién es capaz de tratar todos los estados fisiológicos simultáneamente: el cardiovascular, el gastrointestinal, el músculo-esquelético, el endocrino y tantos otros que existen? Incluso, cuando se tienen oportunidades para hacer varias medidas y se tiene el deseo urgente de obtener tanta información fisiológica como sea posible, como en el caso de los sujetos que se encuentran en espacios con microgravedad, sólo se monitorean unos cuantos sistemas a la vez. Verdaderamente, cualquier intento de medir simultáneamente todas las variables fisiológicas, mecánicas, químicas y eléctricas, está condenado al fracaso, de ahí que no se halla ni siquiera contemplado. No obstante, hay repetidos intentos de algunas personas interesadas en la conducta y en los efectos de las drogas sobre la conducta, de obtener un cuadro más completo de la actividad de los fármacos mediante el registro simultáneo de todos los aspectos del comportamiento. De manera inevitable, dichos intentos se apoyan en técnicas de observación en las que se califican todas las actividades conductuales de un sujeto, sea en forma directa o por medio de videograbaciones. No debe sorprendernos que esos esfuerzos no hayan proporcionado contribuciones duraderas a la ciencia. La ciencia de la conducta se parece más a la química orgánica que a la historia natural. La química orgánica fabrica las moléculas que desea estudiar. Los estudiantes de la conducta han obtenido los mayores progresos cuando han construido las conductas que están interesados en investigar. Las moléculas que aparecen en forma natural y las conductas que ocurren, también, naturalmente, son valiosas como puntos de partida, pero la ciencia plenamente definida, depende sobre todo de los artificios de laboratorio. Ferster y Skinner fueron grandes artífices de conducta y los programas que emplearon fueron su principal instrumento. Skinner no estaba realmente interesado en la farmacología como tal. En La conducta de los organismos, los resultados obtenidos con las drogas son descritos en el capítulo: "Otras variables" (léase: raras y extremas). Pero Skinner veía sus métodos bajo la perspectiva de que podían ser valiosos en el desarrollo de una ciencia de la farmacología conductual, así como de otras ciencias y por lo tanto se fijó la misión de ver cómo era factible emplearlos. Por eso entró en contacto con el Jefe de Farmacología de la Escuela de Me-

dicina de Harvard, Otto Krayer y le sugirió que interesara a alguien en el estudio de los efectos conductuales de las drogas a través de sus métodos. Yo había entrado al Departamento de Krayer en enero de 1953 y poco tiempo después visité a Skinner en Cambridge. Ese mismo día me reuní con Ferster por primera vez. Pocos días más tarde empezamos nuestra colaboración en experimentos de tipo piloto, cpn drogas, en el laboratorio de las palomas. Los resultados de muchos de esos experimentos fueron mencionados brevemente en "Programas de reforzamiento" (Ferster y Skinner, 1957) (ver ejemplo, las páginas 83, 109, 385, 413, 596, 627, 695 y 716). Los experimentos piloto sirvieron para confirmar que las técnicas eran prometedoras para el desarrollo de la farmacología conductual. Poco tiempo después Ferster me "prestó" una caja para pichones (una caja para hielos, para excursiones, de Sears Roebuck con una placa de plástico Gerbrand, en una de sus partes y un dispensador de comida Gerbrand, con el cacerolito para el, alimento abajo de la llave formada por la placa de plástico). También recibí el equipo necesario para, la programación (relevadores, contadores de tiempo, contadores de respuestas y un registrador acumulativo), de ahí que pude de inmediato comprometerme en el trabajo. En el ambiente excitante y lleno de apoyos del laboratorio de las palomas, la introducción de alguno de los nuevos descubrimientos que provenían del mundo de las drogas, era siempre recibido con interés. Antes de que finalizara 1957, muchos de los estudiantes del laboratorio habían ya conducido un experimento con drogas. Las drogas estudiadas fueron bromuros, barbitúricos y THC. Morse y Herrstein (1956) hicieron publicaciones sobre los barbitúricos y Morse sobre una gran variedad de otras drogas. Ferster, como ya lo había dicho antes, colaboró en muchos de esos experimentos. Durante varios años, nosotros desde la Escuela de Medicina prestamos el servicio de proporcionarle a los psicólogos del Memorial Hall en Cambridge, soluciones farmacológicas en concentraciones apropiadas. Ferster dejó el laboratorio de las palomas en 1955 para irse al Laboratorio de Primates de Yerkes que entonces se encontraba én Orange Park, en Florida, allí continuó su carrera productiva y original con contribuciones a las ciencias médicas, por ejemplo, con el desarrollo de ambientes y programas que pudieran generar y soste-

102 24

ner conductas apropiadas en niños autísticos, pero fuera de una breve colaboración con Apprison en el Centro Médico de la Universidad de Indiana, no continuó con los estudios farmacológicos. El lugar de Ferster en el laboratorio de las palomas fue tomado por Morse quien había terminado sus estudios de graduado junto con Skinner y ya se encontraba involucrado en los experimentos con drogas. Morse prosiguió con su interés en la farmacología, interés que conserva hasta la fecha. Cuando Morse dejó el laboratorio de las palomas para integrarse al Departamento de Farmacología en la Escuela de Medicina, su lugar fue tomado por Gollub, a quien no le llamaba la atención la farmacología, la cual, desapareció finalmente del laboratorio de las palomas. Posteriormente, resulta interesante que Gollub haya desarrollado ese interés que antes no tenía, al trabajar con su estudiante, Branch. Las intervenciones de Skinner en el campo de la farmacología fueron mínimas. A lo largo de varios años asesoró a los laboratorios Merck, Sharp y Dohme e hizo visitas regulares a West Point, Pensilvania acompañado de J. Brady para discutir sobre farmacología con J. Boren y H. Hansen quienes eran farmacólogos conductuales y con K. Beyer, el Jefe de Farmacología. De acuerdo con Brady (comunicación personal), Skinner ponía en práctica sus extraordinarias capacidades analíticas y su discernimiento, a los problemas que se le planteaban en esas sesiones, pero estaba bajo un fuerte control dé estímulos y su atención muy pronto se volvía a sus propios temas, cuando dejaba West Point. Verdaderamente, nunca le escuché discutir en Cambridge sobre problemas contemporáneos en farmacología conductual ni acerca de la visión que tenía de esa área para el futuro. Skinner estuvo de acuerdo en ser el copresidente del simposio de la Academia de Ciencias de Nueva York sobre "Técnicas para el estudio de los efectos de las drogas sobre la conducta" (Dews y Skinner, 1956), aunque no presentó ningún trabajo. Hacia 1957, su influencia directa desapareció. De todas maneras, en ese tiempo, gracias a él, se había cambiado de modo irrevocable la farmacología conductual y en los laboratorios dedicados a este campo sus técnicas estaban firmemente establecidas, al mismo tiempo que nuevos investigadores recibían formación en su uso y aplicaciones. Cuando yo me inicié en la farmacología conductual, me sentía muy inseguro porque carecía de antecedentes en Psicología. Ferster

me alentó y me dijo que lo que no sabía no era digno de conocerlo (los residentes del laboratorio de palomas no se caracterizaban por su humildad, además de que no tenían razones para ser humildes). Empero, yo buscaba un colega con formación sólida. Quedé agradecido cuando Morse principió a colaborar conmigo en la Escuela de Medicina, tras aceptar una beca que le consiguió Krayer. Desde el principio, Morse fue una figura que descolló en la farmacología conductual y actualmente sigue siéndolo con nuevas y originales contribuciones. Siempre tuvo una influencia profunda en algunos de los cerca de 50 investigadores que hacían su postdoctorado o realizaban visitas al laboratorio. Fueron estos investigadores, la mayoría de los cuales han permanecido en el campo de la farmacología conductual, quienes recibieron la influencia de Skinner, luego la diseminaron y continúan perpetuándola. Hacia la mitad de los 50, la influencia de Skinner empezó a llegar a la farmacología de distintas fuentes, además del laboratorio de las palomas. Cuando Skinner estaba en Indiana publicó con W.K. Estes un escrito sobre la "ansiedad" experimental. Una rata que respondía en forma estable (bajo un programa de IF), empezó a recibir una señal auditiva que terminaba con un choque eléctrico, breve, a las patas (Estes y Skinner, 1941). Después de varias repeticiones la rata aminoró sus respuestas o dejó de plano de responder durante el estímulo auditivo (mientras esperaba "ansiosamente" el choque), pero después de haber recibido el choque, la rata volvía a reasumir sus respuestas normales. J.V. Brady, un estudiante graduado de la Universidad de Chicago que trabajaba con Howard Hunt, quien había sido colega de Skinner en Minnesota, comenzó a buscar formas de disminuir la "ansiedad" provocada por el procedimiento de Estes-Skinner. Primero estudió los efectos de choques electroconvulsivos y posteriormente del tetratilamonio (un agente bloqueador ganglionar que elimina los efectos del sistema nervioso autónomo, sin afectar en forma directa al sistema nervioso central). Fueron las convulsiones y no el tetratilamonio las que selectivamente atenuaron la disminución en las respuestas que se presentaban durante los periodos en los que aparecía el estímulo auditivo. Ese mismo autor, en 1956, presentó un informe sobre los efectos de la reserpina y la anfetamina en el fenómeno descubierto por Estes y Skinner (Ver Brady, 1957). La reserpina era una droga que se usaba

102 26

desde hacía mucho tiempo en la India y había sido introducida en la medicina occidental al principio de los 1950 para el tratamiento de la presión sanguínea elevada, habiéndose encontrado que poseía también efectos anti-psicóticos. Por ejemplo, la reserpina calmaba a los esquizofrénicos agitados en una forma similar a como lo hacía la clorpromazina. Después de haber recibido la reserpina, la rata bajó el procedimiento de Estes y Skinner, respondía más lentamente que en las condiciones de control, excepto durante la presentación del estímulo auditivo (un click), periodo en el cual respondía más rápido que durante el tiempo correspondiente en los días de control. (La ansiedad había sido atenuada). Después de la administración de anfetamina se presentaba el fenómeno inverso. La rata respondía más rápido en los periodos en los que no se presentaba el click, pero mostraba un efecto de supresión mayor durante el click. La figura que mostraba estos efectos en el registro acumulativo de las tres sesiones (ver Brady, 1957) causó una vivida impresión en los farmacólogos, particularmente entre los farmacólogos industriales que buscaban nuevos procedimientos que les ayudaran a descubrir nuevas drogas en los años plenos de ebullición que siguieron al hallazgo de la clorpromazina. Las direcciones de los laboratorios proporcionaron fondos para que se realizaran trabajos en farmacología conductual y en un periodo muy corto de tiempo las principales compañías farmacéuticas de los Estados Unidos, contaban con farmacólogos conductuales o al menos con un psicólogo que rápidamente aprendía farmacología conductual. Muchos de estos psicólogos fueron contratados por recomendación de Brady y casi todos se encontraban influidos por Skinner. Algunos como Verhave y Boren, se habían graduado en Columbia bajo las enseñanzas de Keller y de Schoenfeld. Otros habían recibido la influencia de Brady, quien por ese tiempo, tenía a su cargo un importante laboratorio, muy productivo, en el Instituto de Investigaciones Walter Reed, de la Armada. Brady y Sidman se habían dedicado a contratar, en esa época, toda una corriente de jóvenes psicólogos. Ferster era asesor de SKF. Cook ampliaba sus esfuerzos con la contratación de Kelleher quien había sido influenciado por Ferster en Yerkes. Hacia 1957, la influencia de Skinner en la industria farmacológica estadounidense era ubicua. En los departamentos académicos de farmacología esa influencia fue menor, al igual que fuera

de los Estados Unidos donde la permeabilidad no fue tanta. Eventualmente, la farmacología conductual, en todas partes, fue irreversiblemente influenciada por Skinner. En una reunión efectuada en Washington en 1956, para revisar el estado de la psicofarmacología (Colé y Gerard, 1959), Skinner estuvo en un taller junto con Neal Miller, John Fuller (de los laboratorios Jackson en Bar Harbor), Brandy y yo mismo. Goodman (de Goodman y Gilman) se refirió al grupo interesado en la farmacología conductual como "la cohorte de Skinner". Para Goodman y para muchos otros, la farmacología conductual representaba el uso de los métodos y las actitudes skinnerianas en el campo de la farmacología. Cabe decir que en un grado considerable, ese punto de vista era correcto. La influencia de Skinner sobre la farmacología provino de sus contribuciones científicas. Skinner llegó a tener estatura mundial, cqn apariciones en periódicos y revistas. Era una figura muy controvertida. En realidad, él mismo animaba la controversia debido a que presentaba en una forma muy clara y sin ambages, sus puntos de vista, incluso cuando constituían un reto a las creencias fuertemente establecidas. Pero en medio de la controversia y la publicidad, las contribuciones de Skinner han sido algunas veces descuidadas. El desarrollo trivial de una "cuna" es mucho más conocido que el descubrimiento del poder de los programas. El título que N. Sutherland dio al obituario a Skinner en The Guardian fue "El gurú fanático del conductismo". Skinner no fue fanático. Era ecléctico acerca de muchos asuntos distintos a los que la no-ciencia plantea a la ciencia, especialmente en relación con la conducta. No fue un gurú. No hizo ningún intento de organizar sus estudiantes en una escuela de leales seguidores. En realidad era indiferente a su destino, hizo menos de lo que muchos acostumbran para dirigir las carreras de los otros y de ese modo mantener su propia influencia. Por último, dado que ciertamente insistía en el enfoque conductual a la ciencia de la conducta, actuaba de esa manera porque no veía otra forma de aproximarse a ese objeto de estudio desde una perspectiva científica. Su devoción estaba dirigida a la ciencia, no al conductismo como un "ismo". En el laboratorio de Skinner se llevaba a cabo una especie de primera evaluación del científico en el área biológica, conduciéndole a desarrollar situaciones y métodos que le permitieran estudiar fenómenos interesantes. Skinner acep-

102 28

taba los resultados tal cual se producían, les examinaba para evitar todo prejuicio y consideraba todas las interpretaciones razonables. Nunca fue influido por preconcepciones acerca de los resultados, no esperaba resultados "correctos" a los ojos del público o que promovieran actitudes sociales "correctas". La ciencia de Skinner fue una extensión de las ciencias de la vida en el estudio de la conducta, no fue un esfuerzo diferente con reglas distintas para interpretar las evidencias. De eso no tengo ninguna duda, al menos ésa fue la experiencia que tuve en contacto con él, mientras era un estudiante graduado y Un becario. Skinner recibió siempre la influencia de biólogos como Crozier y Hoagland. Incluso el espacio que tuvo para su laboratorio se lo proporcionó Crozier en el Departamento de Biología. Cuando estudiaba con una beca, trabajó en el Departamento de Fisiología de la Escuela de Medicina de Harvard y ahí recibió la influencia de gigantes de la neurofisiología como Alexander Forbes y Hallowell Davis. En ese laboratorio debe haber conocido a Walter Cannon y Arturo Rosenblueth (quien venía de México). Siempre insistió que el estudio de la conducta era un campo científico por derecho propio, que no era necesario fisiologizar, pero en su frabajo usaba las mismas reglas para tratar la evidencia que usan los fisiólogos. Dado que sus estudios conductuales fueron, por así decirlo, de nivel semejante a los estudios fisiológicos y farmacológicos, tanto los fisiólogos como los farmacólogos pudieran emplear sus métodos y resultados sin tener que dar un salto para salvar la discontinuidad. Sus contribuciones científicas serán entonces reconocidas en el futuro, con mayor amplitud, después de que las controversias se hallan desvanecido cuando se introduzca la luz de una mayor perspectiva.

Referencias Benjamín, L.T. Jr., Rogers, A.M., Rosenbaum, A. (1991) Coca-Cola, caffeine, and mental deficiency: Harry Hollingworth and Chattanooga trial of 1911. Journal oftheHistory of the Behavioral Sciences, 27, :42-55. Hovet, D., Horclois, R., Walthert, F. (1944) Proprietes antihistaminiques de la n-p-methoxybenzyl a amino-pyridine. Compies Rendus Societe de Biologie, 138, :99-100.

Bovet, D., Staub, M.A. (1937) Action Protectrice des Ethers Phoneliques au Cours de L'Intoxication Histaminique. Comptes Rendus Societe deBiologie, 124, :547-549. Brady, J.V. (1957) A review of comparative behavioral pharmaco logy. Xn: Kety SS (ed) Thepharmacology ofpsychotomimeuc andpsychotherapeutic drugs. Annals of the New York Acá- ] demy of Sociences, 66,:719-732. i Colé, J.O., Gerard, R., (eds) (1959) Psychopharmacology, problems in evaluation. Washington, D.C.: U.S. Public Health ¡ Service. Courvoisier, S., Foumel, J., Ducrot, R., Kolsky, M., Koetschet, P., (1953) Proprietes pharmacodynamiques du chorhydrate de chloro-3-(dimethylamino-3propyl) -10 phenothiazine (4560 í R.P.). Archives International de Pharmacodynamie et de Therapie, 92,-.305-361. Dews, P.B. (1955) Studies on Behavior. IDifferential sensitivity to ; pentobarbital of pecking performance in pigeons depending on the schedule of reward. Journal of Pharmacology and Esperimental Therapeutics, Ü3,: 3 93-401. Dews, P.B., Skinner, B.F. (eds) (1956) Techniques for the study of behavioral effects of drugs. Annals ofthe New YorkAcademy of Science, 65, :247-356. Estes, W.K., Skinner, B.F. (1941) Some quantitative properties of anxiety. Journal of ExperimentalPsychology, 29, :390-400. Ferster, C.B., Skinner, B.F. (1957) Schedules of Reinforcement. New York: Appleton-Century-Crofts. Halpern, B.N. (1942) Les antihistaminiques de synthese. Essais de chimotherapie des etats allergiques. Archives International de Pharmacodynamie et de Therapie, 6S,:339-408. Halpern, B.H., Ducrot, R. (1946) Recherches experimentales sur une nouvelle serie chimique de corps doues de proprietes antihistaminiques puissantes: les derives de la thiodiphenylamine (T.D.A). Comptes Rendus Sociate de Biologie, Paris, 140,-.361-363. Hollingworth H.L. (1912) The influence of caffein on mental and motor efficiency. Archives of Psychology 22:iii. Loew, E.R. (1947) Pharmacology of antihistamine compounds. PhysiologicalReviews, 27, :542-573.

102 30

Macht, D.I. (1920) Contributions to psychopharmacology. Bullentin ofthe Johns Hopkins Hospital, 31,: 167-173. Macht, D.I. (1943) Effect of sulfonamides on cerebral and neuromuscular actions. Experimental Medicine and Surgery, 1,:260-272. Macht, D.I., Ulrich, J.L. (1922) Physiological and pharmacological studies of the prostate gland. V. Effect of prostatectomy on integratión of muscular movements. Journal ofUrology, 8, :99104. Morse, W.H., Herrnstein, R J . (1956) Effects of drugs on characteristics of behavior maintained by complex schedules of intermittent positive reinforcemet. Annals of the New York Academy of Sociences, 65, :303-317. Pavlov, I.P. (1926) Conditioned reflexes; an investigation ofthe physiological activity of the cerebral cortex. Translated by GV Anrep. New York: Dover, 1960. Skinner, B.F. (1938) The behavior of organisms: an experimental analysis. New York: D. Appleton-Century. Skinner, B.F., Heron, W.T. (1937) Effects of caffeine and benzedrine upon conditioning and extinction. Psycltological Record, 1,:3AQ. Swazey, J.P. (1974) Chlorpromazine inpsychiatry: a study oftherapeutic innovation. Cambridge, MA: MIT Press. Ulrich, J.L. (1921) Integration of movements in learning in the albino rat. A study of the adjustment of an organism to an environment. Journal of Comparative Psychology, 1,\ 1-95. Winter, C.A., Flataker, L. (1951) The effect of antihistaminic drug upon the performance of trained rats. Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics, 101,: 156-162.

Dos psicologías: El conductismo postskinneriano y la Psicología cognoscitiva*

Howard Rachlin**

it

La esencia del conductismo skinneriano es su fe en que una ciencia completa de la conducta puede establecerse sin el uso de términos mentales. Él precio que Skinner pagó por su rechazo de los términos "mentales" fue su ¿ceptación de causas "internas" (Zuriff, 1979). Willard Day (1969) refiere de la manera siguiente, el intercambio entre Skinner y el filósofo Michael Scriven: "Skinner objeta... no lo privado, sino lo mental". Este tipo de conductismo que aquí llamamos skinneriano, ha sido frecuentemente denominado "conductismo radical". La elección opuesta, la aceptación de situaciones que son mentales y el rechazo de motivaciones que son (intrínsecamente) privadas recibe, algunas veces, el nombre de "conductismo metodológico" y en ocasiones "conductismo lógico". El conductismo postskinneriano es técnicamente una forma de conductismo metodológico o lógico, debido a que acepta los términos mentales y rechaza las causas internas. En el siglo XX, el conductismo metodológico ha tomado muchas formas. Por un lado, el operacionismo psicológico, como el de E.G. Boring y S.S. Stevens (Stevens, 1936) que de acuerdo a la tradición de Wundt y de Tichner (en una línea de maestro a alumno que iba * Este artículo fue preparado con el apoyo de un subsidio de los Institutos Nacionales de Salud. ** State University of New York atStony Brook.

33

de Wundt a Titchner, de éste a Boring y de éste último a Stevens), argüía que las sensaciones no tenían un carácter privado pues era factible identificarlas con las respuestas verbales y no verbales a los estímulos simples (la sensación de "rojo", por ejemplo, se identificaba con la afirmación verbal "veo un objeto rojo", o su equivalente). Este punto de vista condujo a Skinner (1979) a señalar: "Mientras el operacionismo de Boring le limita a basarse en mi conducta externa, yo todavía permanezco interesado en lo que podría denominarse el Boring desde dentro" (p. 295). El operacionismo psicológico afirmaba que los estados psicológicos más complejos, al igual que las creencias, podían ser estudiadas, científicamente, sólo en la extensión en que fueran analizadas en sus sensaciones componentes. De acuerdo a Stevens, "los datos de los sentidos" de naturaleza objetiva, no son sólo fundamentales para la psicología, sino para todas las ciencias. No únicamente las creencias individuales de todos los días se supone que están formadas por sensaciones (en la forma como objetivamente las pueden medir los psicólogos), sino que también las teorías científicas están, a fin de cuentas, basadas en los mismos elementos. La Psicología, en tanto se dedica a estudiar los informes de las personas sobre sus sensaciones, es de acuerdo a Stevens, "la ciencia propedéutica", la que precede a todas las otras. Los "neo-realistas" como Holt (1915) también señalaron que toda la vida mental "está afuera", en el mundo. Pero al contrario de Boring y Stevens, los neo-realistas concebían a los objetos y a nuestras relaciones con ellos, como patrones temporalmente extendidos, opuestos a las pronunciaciones verbales discretas. La diferencia entre los "neo-realistas" como Holt y los operacionistas psicológicos como Stevens es paralela a la que aparece entre los gestaltistas y Wundt. El mentalismo de Wundt y el operacionismo de Stevens fueron moleculares y estructurales, mientras que el mentalismo de los gestaltistas y el operacionismo de Holt eran molares y funcionales. El operacionismo neo-realístico de Holt tuvo una fuerte influencia sobre Tolman (Smith, 1986) y J.R. Kantor (Zuriff, 1984) y en algún sentido subyace al enfoque post-skinneriano. Hay empero, varias razones para no clasificar al conductismo post-skinneriano como un mero neo-realismo: en primer lugar, los neo-realistas,

102

al explicar algún estado mental, como la conciencia, en términos de patrones temporalmente extendidos de conducta, identificaban otros estados mentales con los objetos externos mismos. Los dolores y los colores eran tratados por los neo-realistas como características que poseían los objetos en el mundo (al igual que las sillas y las mesas) y no como características de la conducta. El post-skinnerismo (como yo lo concibo) es "completamente" conductista. Segundo, los neo-realistas no contaban con un método científico claro. Rechazaban la teoría materialista del "rosario" de la causalidad (eficiente) pero no la sustituyeron por otra y por lo tanto, eran vulnerables a las críticas que actualmente les dirigen los filósofos a los conductistas (metodológicos) de que si bien pueden explicar los estados mentales, no son capaces de explicar las interacciones entre estados mentales. Fodor (1981, p. 5) dice: Las causas mentales tienen efectos abiertos en virtud de sus interacciones mutuas. El conductismo no proporciona ningún análisis satisfactorio de las afirmaciones que articulan esa clase de interacciones. No obstante, el conductismo postskinneriano, no es vulnerable a la crítica de Fodor. Como lo indica Kantor (1963), el conductismo moderno viene a ser el renacimiento del naturalismo aristotélico en la ciencia. El conductismo skinneriano avanza en una mayor medida en esa dirección. El naturalismo aristotélico trata la interacción entre estados mentales en los términos de una ciencia de las causas finales. Las causas finales interactúan entre sí no como lo hacen las bolas de billar (una bola empuja a la que le sigue) en la forma como lo plantea la "teoría del rosario" de la causalidad eficiente, sino como un conjunto de objetivos y de subobjetivos entremezclados a la manera como ocurre cuando, paso por paso, se construye una casa. El conductismo postskinneriano es, esencialmente, una versión empírica y experimental del análisis aristotélico. El resto de este artículo está dedicado a la presentación de la Psicología post-skinneriana, con el fin de lograr lo siguiente: delinear en forma clara los límites entre el conductismo post-skinneriano y la psicología, llamémosle, tipo, para así asignarle a cada una su propio papel en el esfuerzo de comprender las mentes de los seres humanos y de los no-humanos; trazar el desarrollo del concepto de "reforzamiento" en el condicionamiento instrumental y su estado

35

p. 161.

actual en la psicología, como una causa final y por último, de modo incidental, identificar a los psicólogos que se hallan comprometidos en la investigación postskinneriana (sin importar las protestas que expresan, pues como conductista y observador, me reservo el derecho de decirles lo que ellos realmente piensan).

La emergencia del conductismo postskinneriano La diferencia más importante entre Skinner y el conductismo postskinneriano es la presencia de términos mentales en la corriente mencionada al último y su ausencia en la primera. ¿Por qué la ciencia psicológica necesita términos mentales? Skinner (1938) señalaba que sólo había dos tipos básicos de conducta: las respondientes, que son clases de conducta (como la dilatación pupilar en una persona o la salivación en los perros) evocados por la estimulación que inmediatamente les antecede y las operantes, las cuales son clases de conducta que se hallan correlacionadas con las consecuencias ambientales inmediatas. Como ejemplos de operantes

102

le encuentran: las presiones de la palanca por parte de las ratas, los picoteos de las claves de respuestas por las palomas y toda la conducta animal que normalmente es considerada como voluntaria. Los aspectos del ambiente que son cruciales para la dinámica de las operantes y dé las respondientes son los estímulos que anteceden a las respondientes y los reforzadores de las operantes, consecuencias que por lo general, aumentan la tasa de emisión de las operantes (el condicionamiento operante estudia las relaciones entre operantes y reforzamientos). Así mismo, son de importancia para las operantes, los estímulos discriminativos en cuya presencia tiene lugar una determinada relación operante-reforzador. Un ejemplo de estímulo discriminativo es el letrero de abierto-cerrado en la puerta de una tienda que señala que hay una determinada relación entre empujar la puerta (la operante) y abrir la puerta (el reforzador). En ninguna parte hay términos mentales. Algunas veces Skinner (1953) ofrece "interpretaciones" en las que el uso de vocablos menta listas en el habla cotidiana se explica en términos de operantes, reforzadores y estímulos discriminativos. El autocontrol, por ejemplo no viene a ser otra cosa que una operante de evitación ante ciertos estímulos discriminativos ("Déjame esconderme de ti Satán''), como podría ser cruzar al lado opuesto de la calle, para evitar el olor evocativo de una salchichonería. La terminología no-mentálista de Skinner ha servido muy bien para el análisis de operantes pomo picoteo de claves por pichones, presiones de la palanca de las ratas y apretones de botones por parte de seres humanos (Honig y Sladdon, 1977). Por otra parte/los patrones de conducta descubiertos en una situación con una especie, aparecen en otras situaciones con otras especies. Estos patrones cambian en una forma sistemática con las variables motivacionales del tipo de la privación del reforzador y la dosis de una droga. Las técnicas skinnerianas han tenido mucho éxito en áreas de la terapia de conducta que van desde el tratamiento de las psicosis severas al control del peso. La gran ventaja que tiene cuando se les aplica es que se enfocan sobre las consecuencias, lo que Skinner llama "las contingencias de reforzamiento". Por ejemplo, muchas mujeres (y algunos hombres) sufren de agorafobia, se mantienen encerrados en sus casas, tienen ataques de pánico en los sitios públicos y consecuentemente se resisten a dejar sus casas. Cuando se buscan las causas y se plantea el trata-

37

miento de dicha conducta, los terapeutas de conducta skinnerianos, no consideran sólo los antecedentes, sino también las consecuencias: evitación del trabajo, evitación de tentaciones sexuales o atención prestada por amigos y parientes, etc. Cuando en la conducta que se ha vuelto poco funcional, se enfocan sus consecuencias, se hace posible, en muchos casos, el desarrollo de una terapia exitosa mediante la sustitución de la conducta inadecuada, por otra1 que lo sea menos y que logre fines equivalentes. Las técnicas skinnerianas han sido igualmente exitosas cuando se les aplica a las tareas directivas en los negocios y en áreas qué normalmente se consideran como cognítivas, como la enseñanza de la lectura y de las matemáticas a los niños y en el nivel de estudios de preparatoria, la enseñanza de cursos como anatomía o lenguas extranjeras. Sin embargo, a pesar de esos éxitos, no ha sido posible en el laboratorio operante o en muchas áreas de aplicación del conductismo skinneriano, dividir toda la conducta en respondientes y operantes. Recuérdese que una respondiente debe correlacionarse con un estímulo que la anteceda y una operante con un reforzador que sea su consecuencia. ¿Qué, por ejemplo, refuerza el acto de no aceptar un cigarrillo que se le ofrece a un fumador que trata de ya no fumar? Para referirse a actos como esos y para establecer tratamientos de los mismos, los terapeutas de conducta han tomado dos caminos, ninguno de ellos satisfactorio. Algunos como Homme (1965) permanecen leales al conductismo skinneriano (el conductismo radical) y han desarrollado una psicología operante del organismo "oculto", hablan de respondientes internas (cubiertas), operantes internas ("cubiertantes") (Nota del traductor: neologismo que pretende seguir el sentido y las re j glas de formación de "coverants" en inglés) y estímulos discriminativos internos. De acuerdo a estos psicólogos, la persona que sé niega aceptar un cigarrillo se refuerza a sí misma (se da palmadita en la espalda, por así decirlo). Esta concepción tiene problemas ló^ gicos y empíricos. Lógicamente, si una persona puede reforzar sus propias acciones ¿por qué se retiene de reforzar alguno de sus actos? ¿Qué es lo que refuerza el proporcionar o el retirar reforzamientos? (Catania, 1975). Empíricamente no hay evidencia de que

102 38

el auto-reforzamiento trabaje, más bien se tienen datos de que no trabaja (Castro y Rachlin, 1980). El otro camino tomado por los terapeutas de conducta les ha llevado a la terapia conductual cognitiva (Mahoney, 1974). Los terapeutas de conducta cognitivos retienen las técnicas skinnerianas para los actos que son claramente reforzados. Pero cuando los reforzadores ambientales no son obvios o inmediatos, abandonan por completo el conductismo y se refieren a estados mentales, considerados como causas internas. De esta manera, la persona que se niega a aceptar un cigarrillo, lo hace porque cree que éso es mejor para SU salud y porque desea ser saludable. Un terapeuta, entonces, lo que necesita es fortalecer las creencias y los deseos de las personas, mediante argumentos lógicos o pidiéndoles a los pacientes que repitan aseveraciones sobre sus creencias o a través del reforzamiento a dichas creencias. Incluso este último procedimiento es cognitivo, no conductual, pues descansa sobre la suposición de que las aseveraciones sólo hacen evidentes estados internos y que el reforzamiento no actúa, únicamente, sobre la aseveración externa, sino también sobre la creencia interna. Después de todo, es la negativa a aceptar cigarrillos (lo que la creencia se dice que causa) lo que el terapeuta trata de fortalecer y no la aseveración verbal. En principio no hay nada equivocado en la terapia cognitiva. Si las personas tienen creencias que constituyen estados internos y sus creencias producen acciones específicas, hay que cambiar la creencia para modificar la acción. Desde el punto de vista del conductismo lógico o metodológico, los terapeutas cognitivos cometen lo que Ryle (1949) llama un "error categorial". Si una creencia no es nada más que un patrón de acciones (como los conductistas postskinnerianos plantean), entonces la afirmación de una creencia es meramente una de esas acciones. Cuando se altera la aseveración, podría afectarse la creencia sólo en la medida en la que se llegue a afectar una parte del patrón, sin que se llegue a la fuente central de los distintos componentes del patrón en cuestión. La Quinta Sinfonía de Beethoven, por ejemplo, es un patrón de notas con cuatro notas muy familiares al principio. Cuando se escuchan esas notas, tocadas por una orquesta, se tiene rápidamente la seguridad de que va a escucharse el resto. Si se alteran esas cuatro notas, se modificará seriamente la

Quinta Sinfonía de Beethoven (en una extensión, tal vez, que alguien podría llamar al resultado de otra manera), pero ese cambio! no tiene necesariamente ningún efecto sobre las otras notas. Pero, de nuevo, quizá el conductismo lógico esté equivocado. Es posible que haya un estado central, más o menos innato, con una representación más o menos coherente en el sistema nervioso, que: controle toda aquella conducta que para un observador externo constituya una evidencia de que la persona que se comporta de esa manera tiene creencias. Si se altera la creencia (como cyando se dice 9a. de Schubert en lugar de 5a. de Beethoven) entonces se alte- ; ran todos los que serían sus efectos conductuales. Los terapeutas cognitivos, lo que tratan, entonces, es de encontrar los antecedentes centrales, las causas eficientes, el núcleo, el meollo, el origen, la cámara de control de la conducta movida por creencias, la esencia misma de las creencias de las personas. El problema que tienen es que abandonaron lo que hizo el programa de Skinner exitoso —su concentración en las consecuencias más que en los antecedentes. Un terapeuta cuyo foco son las causas centrales eficientes (el cómo) de las creencias de una persona, tiende a perder de vista que el reforzamiento (lo que obtiene una persona), otorgado a un cierto comportamiento —los efectos de la creencia de una persona en sus relaciones con su familia, amigos o con su ambiente en general— viene a ser el "porqué" de la creencia. Por supuesto, nada de esto importa en relación con la efectividad, demostrada, de la terapia cognitiva de conducta. Por desgracia, la terapia cognitiva de conducta ha comprobado ser tan efectiva como la terapia farmacológica (frente a problemas, como la depresión clínica, por ejemplo), pero no ha probado ser mejorque la terapia de conducta sola, frente a la mayor parte de los problemas clínicos (Turk, Meichenbaum y Genest, 1983). Las razones de su popularidad actual, entonces, no se fundan en su éxito como tratamiento sino (supongo), en lo fácil y segura que es su aplicación. Si usted tuviera que extraer inferencias acerca de su conducta, lo más probable es que hubiese menos probabilidad de que se le demostrara su error, si sus inferencias se refieren a estados mentales internos, invisibles, que si sus planteamientos hacen mención a reforzadores, también invisibles. Los patrones conducta-reforzamiento pueden,

102 40

eventualmente, aparecer, pero los estados mentales internos, lo más probable es que nunca se le aparezcan al terapeuta. Hay, empero, una tercera vía que es factible seguir cuando se OStá frente a un acto que aparentemente no tiene un estímulo evocador y ningún reforzamiento visible —-Ja vía del conductismo post-skinneriano, que trata el reforzamiento, no como un suceso, sino como una relación establecida, entre una conducta y su ambiente, a lo largo de períodos muy prolongados. En los laboratorios, los picotazos de las palomas, los apretones de palancas de las ratas, las presiones de botones de los seres humanos, son los objetos de estudio de los post-skinnerianos preocupados por encontrar las relaciones molares entre estas formas de comportamiento y sus reforzadores. Dentro del laboratorio skinneriano, el lenguaje (operantes, respondientes, reforzadores, etc.) ha recibido pocas adiciones (tasas relativas de reforzamiento y de respuesta, la distinción entre tasas locales y totales) y ese conjunto de vocablos es por lo general, suficiente para describir las relaciones investigadas. Pero, incluso en el laboratorio post-skinneriano, no se encuentra la misma disposición anterior a usar con rigidez tales palabras. Términos como "valor", "auto-control", "tentación", "memoria" y "libertad" han comenzado a aparecer en la literatura del condicionamiento operante. En la medida en la que estos términos implican inferencias, se refieren a partes previas y subsecuentes a los patrones de conducta de larga duración, más bien que a fenómenos que ocurren en el interior del animal. Apuntan a algo que no puede ser visto. Pero ese algo se encuentra en el tiempo (antes y después del acto actual) y no en un espacio (el interior del organismo que realiza una determinada conducta). Debido a que los terapéutas de conducta se han inclinado por la primera de las dos vías (la terapia a la conducta cubierta o terapia cognitiva de conducta), la tercera vía, el conductismo post-skinneriano, no ha sido aplicado por los psicólogos o los filósofos modernos a los problemas que se encuentran fuera del laboratorio (ver, sin embargo, Rachlin, 1980). Para encontrar un análisis sólido y coherente de tipo post-skinneriano, a las situaciones de la vida cotidiana, es necesario retrotraerse en el tiempo y en el espacio hasta la antigua Grecia, a la ciencia de las causas finales de Aristóteles.

La siguiente sección, traza el desarrollo del concepto básico de reforzamiento instrumental, desde sus inicios de tipo mecanícista, hasta su concepción contemporánea como causa final (en la forma de una función de utilidad económica). En el curso de esta sección se describirán algunos de los trabajos de laboratorios del moderno conductismo post-skinneriano. La última sección intentará ilustrar la compatibilidad existente entre los objetivos de la ciencia cognoscitiva y el conductismo, cuando se les analiza a través del concepto conductista y cognoscitivista de "probabilidad". La probabilidad se eligió como un término ilustrativo, porque tiene un claro sentido conductual (una frecuencia relativa) y un sentido Cognoscitivista, también claro (un estado de creencias). Además, mucha investigación y reflexión teórica se ha realizado, en forma separada, para analizar a la probabilidad en los dos sentidos que previamente mencioné y por otra parte, mi propia investigación está dirigida a explorar las relaciones entre el sentido cognoscitivista y conductual del término de probabilidad.

Conjunto de conexiones internas formaba una "familia jerárquica de hábitos" en la que ciertas conexiones individuales son inicialmente fuertes y otras más débiles. Cuando al gato se le pone por primera vez dentro de la caja, recorre la jerarquía: Primero se activan las conexiones más fuertes, luego las que les siguen en fuerza y así de esa manera. Cuando, al último, una conexión específica permite la apertura de la caja, dicha conexión es "reforzada" (La ley del efecto de Thorndike). En la figura 2a. se ilustra el mecanismo descrito de reforzamiento. El reforzamiento sirve para elevar, dentro de la jerarquía de hábitos, la conexión que hay entre la representación interna del estímulo (E) y la representación interna de la respuesta (R). Debido a que en el siguiente ensayo esa conexión es fortalecida, la respuesta que permite abrir la caja llega a presentarse más pronto. Tras muchos ensayos, dicha conexión interna se ha hecho tan fuerte (a) AMBIENTE

ANIMAL

El reforzamiento como una causa final El término reforzamiento fue usado por E.L. Thorndike (1911) para describir sus experimentos con gatos en "la caja de problemas". Los gatos eran puestos en una caja de madera con un enrejado. Para escapar de la caja los animales podían presionar una palanca, jalar una cuerda o alcanzar, a través del enrejado, el pasador de la puerta. Cuando se les introducía por primera vez en la caja, saltaban, daban de arañazos en distintas partes, caminaban en círculos, etc., hasta que "accidentalmente" movían el mecanismo de escape. Esa secuencia era el primer "ensayo". Con cada nuevo ensayo, se acortaba el tiempo necesario para que el gato saliera de la caja, hasta que al último, bastaba con ponerlo en el interior de la caja para que de inmediato se dirigiera al mecanismo de escape para operarlo.

•Mm of m o j u , .

fnwott m3SSS? DE UC0ST.4 1

REFORZADOR

(b) AMBIENTE

ANIMAL

CJ I T U A C I O N

RED

NERVIOSA

RESPUESTA CONT1GEN CIA OPERANTE

Para explicar este proceso, Thorndike formuló la hipótesis de que se formaban un conjunto de conexiones internas entre "la situación" (el interior de la caja de problemas) y las distintas respuestas que el gato daba a esa situación (olfateo, rascado, saltos, etc.). Ese

102

REFORZADOR

Figura 2. (a) El modelo de n,orndike del «forzamiento de las conexiones E-R. (b) La concepción de Skinner del reforzamiento directo a las respuestas.

43

(se ha elevado tanto en la jerarquía en relación con otras respuestas) que la respuesta de apertura de la caja ocurre casi de inmediato. Varios puntos deben ser notados en relación con la ley del efecto. Primero, es un modelo que básicamente es "cognitivo". Thorndike estaba interesado, sobre todo, en las conexiones existentes entre las representaciones internáS de la situación y la respuesta. El "aprendizaje" consiste en fortalecer tales conexiones. La conducta pone en evidencia que el aprendizaje ha ocurrido. Segundo, el modelo es relativamente simple. Es de notarse que no contiene ninguna representación interna de los objetivos o propósitos del animal. La conducta propositiva, de acuerdo a Thorndike, emerge de la operación de los mecanismos descritos, sin que se forme una representación coherente de los mismos. El modelo de Thorndike es entonces, una forma simple de un buen número de modelos cognitivos a los que Dennett (1978) llama "sistemas intencionales". Thorndike había definido los reforzadores como objetos placenteros y a los objetos placenteros como elementos a los cuales el organismo generalmente se acerca. 1 El sistema que Hull (1952) desarrolló posteriormente, vino a ser una cuantificación y elaboración del de Thorndike, con el agregado de que había un mecanismo interno, distinto, que explicaba la activación del reforzamíento (pero sin indicar que existía una representación interna coherente del reforzamiento). De acuerdo a Hull, un reforzamiento ocurre cuando se reduce una necesidad (posteriormente, un impulso). La privación de alimento, por ejemplo, crea una necesidad que es reducida con la comida. De esta manera, cuando un animal privado de alimento, come, todas las conexiones E-R son activadas y reforzadas. En teoría, el psicólogo podría obtener del biólogo una lista de lo que necesita un individuo de una determinada especie, para sobrevivir. Luego, el psicólogo, podría privar al animal de alguno de esos elementos necesarios para la sobrevivencia y usar ese elemento para reforzar cualquier conexión E-R. Las relaciones entre privación, la cantidad del elemento proporcionado y la fuerza de la conexión ER, deberían componer el conjunto de "leyes del aprendizaje". Ese 1 El caso simétrico, los objetos displacenteros o dolorosos que reducen la fuerza de las conexiones, fue llamado por Thorndike "La ley negativa del efecto". Es motivo de una fuerte disputa, que está más allá de nuestros propósitos el presentar, si existe o no, una ley negativa del efecto o si de una manera más general, el castigo es simétrico al reforzamiento.

102 44

fue el programa que Hull intentó desarrollar para la psicología, un programa que recibió diversas críticas de Skinner y de Tolman. Tolman y sus estudiantes señalaron, primero, que la reducción de necesidades no es necesaria ni suficiente para explicar el aprendizaje.2 Por ejemplo, la sacarina no reduce ninguna necesidad aparente de una rata y sin embargo, sirve, exactamente igual que la Comida, para reforzar el aprendizaje del laberinto, mientras que unas vitaminas, que las ratas sí necesitan, no funcionan (incluso en lus formas naturales) como re forzamiento. La reacción de Hull ante esa evidencia fue la de cambiar el concepto de "reducción" de necesidad por el de "reducción" de impulso. En lugar de referirse a la lista proporcionada por los biólogos, los propios psicólogos deberían determinar, en un experimento, cuáles eran los impulsos básicos de un animal. El problema con la reducción de impulsos, que fue señalado inmediatamente por Tolman y sus seguidores, radicaba en que tan pronto como un nuevo reforzador se descubría, de Inmediato se postulaba un impulso que le correspondiera. Por ejemplo, cuando se demostró que la oportunidad de jugar con un rompecabezas reforzaba el aprendizaje de varias respuestas en los monos, se propuso de inmediato un impulso para el juego, del mismo modo que se plantearon impulsos de curiosidad, de aprecio, de exploración y tantos otros más de la misma naturaleza. La reducción del impulso terminó por convertirse en una teoría del re forzamiento de muy difícil manejo, no sólo por su círcularidad (las concepciones circulares pueden ser muy útiles), sino debido a que al postular un número igual de impulsos y de reforzadores, la teoría no proporcionaba elementos para organizar a los reforzadores. La objeción de Skinner al sistema de Hull no se dirigió a los problemas suscitados por la naturaleza de los reforzamientos, como lo había hecho Tolman (Skinner sentía que una vez que un reforzador era descubierto, sin importar lo que fuera, podía utilizarse con cualquier 2 La concepción de Tolman (1949) de "mapas cognoscitivos, disponibilidad medios-fines y signos-expectactivas gestálticas", como características de los organismos, las cuales sirven de mediación entre los estímulos y las respuestas, fueron una elaboración de los sistemas de Thorndike y de Hull que permitió plantear la existencia de representaciones internas coherentes de los propósitos y de los fines. El papel del reforzamiento como base automática de la conducta con características aparentemente propositivas, fue minimizado en el modelo del aprendizaje de Tolman.

operante). Lo que fue objeto de la crítica de Skinner fue la suposi ción, dentro del sistema de Hull, de que el reforzamiento actuaba para fortalecer una conexión E-R interna. El neurofisiólogo Sherrington (1906) había reiterado y demostrado de una manera enfáti-: ca, el argumento de Dewey (1906) de que los reflejos no existe como algo interno en el animal. Un estímulo, de acuerdo a Sherrington, no tiene una representación coherente interna (y menos las "situaciones"). La vía que un estímulo sigue en el sistema ner vioso es según Sherringtori, difusa. Sin embargo, en un lugar; cercano al punto en el que la respuesta es disparada, la difusión se concentra en lo que dicho autor llamó la vía final común. Skinne (1938) analizó la evidencia disponible para demostrar que ni siquiera esa vía final común del reflejo, tenía una representación interna coherente. Una respuesta refleja, conforme a Skinner, se convierte e" focal en la conducta "abierta", la vía final común del reflejo es la respuesta misma (ver figura 2b). Un reflejo, según este autor, es uit fenómeno completamente abierto, una correlación entre un estímulo externo y una respuesta abierta. Si como Skinner señalaba, noi existe ninguna representación coherente en las conexiones estímulo respuestas, el reforzamiento no puede fortalecer dichas conexiones. De acuerdo a Skinner, el reforzamiento fortalece, no las conexiones internas E-R, sino (a través de una red nerviosa compleja), la respuesta abierta misma. El paso importante siguiente en las concepciones modernas del reforzamiento lo dio David Premack (1965). Primero, Premack transformó la familia jerárquica de hábitos en una jerarquía skinne- ; riana de respuestas emitidas, no asociadas a los estímulos. Para Premack, todos los reforzadores son en realidad respuestas. El reforzador, entonces, es comer la manzana. El ambiente contribuye proporcionando la oportunidad para que dicha respuesta se haga (ofrece la disponibilidad de la manzana). La posición de una respuesta en la jerarquía de Premack (su valor) puede medirse (para un animal dado en un estado determinado) cuando se le pone en relación con otras respuestas en pruebas de elección. El reforzamiento por sí mismo es la contingencia de una respuesta altamente valorada sobre una respuesta de un valor inferior. La razón por la que una rata hambrienta eleva la tasa de apretones de la palanca después de que la comida se hace contingente con la opresión de la palanca, es

102 46

que la comida tiene, en las mediciones, un valor superior al de la presión de la palanca (en otras palabras, la rata hambrienta eligirá comer en lugar de presionar la palanca). La mayor parte del trabajo experimental de Premack sobre este tópico consiste en demostraciones ingeniosas de la consistencia que existe entre el orden de respuestas en las pruebas de elección, la capacidad de la respuesta más valorada para reforzar a la de valor inferior y la falta de capacidad de la respuesta con valores inferiores para reforzar a la que tiene valores superiores. Por ejemplo, si a una rata se le priva de la posibilidad de que realice una respuesta motora (como la de presión de la barra), pero no se le priva de comida, la comida no reforzará la presión de la barra sino que esta última será la que refuerce la comida de la rata. Nótese lo que ha sucedido en el curso de la transición de Thorndike a Premack. La teoría de Thorndike es una teoría del aprendizaje. Algo permanente le ocurre a una conexión interna E-R cuando es fortalecida. Puede decirse que de esa manera el animal adquiere un reflejo o un hábito. La teoría de Premack, empero, es, estrictamente, una teoría del desempeño. Cuando se restauran las condiciones previas, el animal hace inmediatamente lo que antes había hecho. Si en una rata hambrienta, la comida se hace contingente con la presión de la palanca, aumentará entonces la presión de esta última, si la comida se hace independiente de la presión de la palanca, la presión de la palanca bajará a su nivel anterior. Nada es fortalecido en una forma permanente, nada es aprendido. El interés del investigador ha cambiado, ya no se preocupa de las relaciones internas en el animal sino que ahora presta más bien atención a las relaciones entre el animal y su ambiente, se ha dado un cambio de los esfuerzos de saber "cómo" ocurre la respuesta a tratar de saber "por qué" ocurre. El modelo de Premack depende, críticamente, de las pruebas de elección para poder determinar el valor reactivo de un par de respuestas, sin embargo, las pruebas de elección pueden variar bastante y varios procedimientos de elección es posible que tengan resultados muy diferentes. Un método para obtener de manera clara, sin ambigüedades, el valor relativo de un reforzador en una variedad de pruebas de elección, fue desarrollado por Richard

Herriistein (1970) y William Baum (1973). La "Ley del apareamiento" de Herrnstein (generalizada por Baum),dice: (Rl/R2)=(rl/r2)s (1) Dicho lo anterior con palabras: En un experimento de elección, la proporción de las tasas de un par de respuestas (R1/R2) iguala la proporción de las tasas de re forzamiento (rl/r2) contingentes sobre de ellas, elevado a una potencia "s". Se ha encontrado que la ecuación (1) de la ley del apareamiento se aplica a cualquier contingencia respuesta-reforzador sin importar si R l y R2 son tasas de la misma respuesta o si R1 se concibe como una respuesta discreta y R2 como cualquier acción que el animal haga, diferente a la respuesta discreta. No obstante, cuando R l y R2 representan tasas de respuesta con valores casi equiparables (como sería el que la paloma picotee, sea a la placa derecha o a la de la izquierda en la caja de Skinner), entonces, la proporción de la tasa de respuestas (R1/R2) reflejará, completamente, el valor relativo de sus consecuencias (rl/r2). Entonces, la ley del apareamiento proporciona una especie de escala conductual para medir el valor relativo de los reforzadores. En tanto que constituye una generalización empírica, la ley del apareamiento ha recibido apoyo experimental de la misma manera que cualquier otra ley psicológica (William, 1988). Las variaciones que se le han hecho (Baum, 1973, Fantino y Davison, 1983), no han retado su validez empírica básica. Un factor crítico del éxito empírico de la ley del apareamiento es su carácter "molar". Las tasas de respuesta (R1/R2) y las tasas de reforzamiento (rl/r2) se conciben, usualmente, como algo que ocurre en la misma situación. Supongamos que en una sesión experimental de "T" minutos, una paloma picotea 100 veces un manipulandum (un disco iluminado o una clave de respuestas) y 50 veces otro, entonces R1 = 100/T, R2 = 50/T y R1/R2 = 100/50. Las tasas de reforzamiento (rl y r2) son calculadas de manera correspondiente. Además la relación entre Rl y rl y entre R2 y r2 (la contingencia de re forzamiento) no necesita ser uno a uno, basta con que exista una correlación positiva. En los experimentos de Skinner, los reforzadores individuales siguen inmediatamente a las respuestas individuales, pero en la conducta de la vida cotidiana no se da el reforzamiento de modo tan rápido y confiable. Para una persona que busca controlar su peso, por ejemplo, la relación entre comi-

102 48

da y peso es mucho más vaga. Guando entre respuestas y reforzadores se programan en el laboratorio relaciones correlativas (como opuestas a las relaciones uno a uno) la ley del apareamiento todavía describe las elecciones del sujeto (Baum y Rachlin, 1969). El exponente "s" es una medida de "sensibilidad". Cuando las respuestas individuales son discretas y discriminables (como dos claves para una paloma o dos palancas para una rata, comparadas con la elección que un estudiante pueda hacer entre dos escuelas) y además los reforzadores son independientes entre sí (no son sustitutos económicos como una Coca o una Pepsi, ni complementos económicos como el zapato izquierdo y el derecho), la sensibilidad se acerca a la unidad. Empero, si estas condiciones patrón son violadas, la sensibilidad varía de la unidad en una forma sistemática (Baum, 1974, Rachlin, 1978). Tal vez, la aplicación más significativa de la relación de apareamiento a los problemas de la vida cotidiana, la encontremos en el área del autocontrol (Ainslie, 1975, Logue, 1988, Mazur y Logue, 1978, Rachlin y Green, 1972). En la medida en que maduran las personas se hacen más sensibles a las tasas totales de re forzamiento y menos sensibles a los retardos individuales. Un niño de 4 años puede preferir una barra de dulce hoy, en lugar de 10 barras mañana, pero se espera de los adolescentes que cambien un placer inmediato por el trabajo que significa el estudio, gracias a la promesa de felicidad (o evitación de la miseria) que se les hace para años futuros. Una implicación de la ecuación (1) del apareamiento se ilustra en la figura 3. Aquí se plantea que un animal tiene que elegir, no entre dos tasas de reforzamiento en una situación, sino entre dos situaciones. Una es de corta duración con recompensas relativamente inmediatas (como ir a una fiesta en la noche). Vamos a llamarla situación "placentera". La otra es de larga duración con recompensas mayores pero relativamente retardadas (como estudiar 4 años para obtener un grado y un mejor trabajo) a la que vamos a denominar situación "buena". En la figura 3 el grado de beneficio de la situación "buena" resulta ser mayor que el de la meramente placentera. El hecho de que la situación "buena" se represente a la derecha de la placen-

.Y

X TIEMPO F"

relativamente m á s

s

^S

P tardfa

E1

las fuacíones de d e

"

« " q-e

predichas por la ley del apareamiento. Representan el «valor

presente" de una recompensa distante, en donde el "presente" se WUeve con el tiempo a lo largo de la abscisa. Las funciones de descuento aumentan con el tiempo de la misma manera que el costo de , Un compromiso se hace mayor en la medida que se acerca la fecha de |U cumplimiento. Conforme pasa el tiempo y los retardos para las lltuaciones placenteras y buena se hacen cada vez más cortos, el denominador de la fracción, por el que se calcula la tasa de reforzamiento, se hace progresivamente más pequeño, acercándose a la Unidad del tiempo. Cuando las situaciones buena y placentera son relativamente distantes (en el punto "Y" en la figura 3) el valor presente de la situación "buena" es más alto que el de la meramente "placentera". La ley del apareamiento predice entonces que la situación "buena" será elegida en ese punto. De este modo, los estudiantes son muy trabajadores al principio, antes de que las tentaciones aparezcan y el trabajo escolar se haga más oneroso. Posteriormente, (en el punto X) los valores relativos de las condiciones alternativas se invierten. Si una tarde en la que es necesario estudiar, alguien invita al alumno a una fiesta, puede verse que el hecho de que sucumba a la tentación, resulta de las interacciones entre las recompensas y sus correspondientes retardos y no es el producto de una batalla "interna" (Esto no quiere decir que no ocurra batalla "interna" alguna). Los parámetros de las funciones de descuento de las palomas pueden ser muy diferentes a los de los seres humanos (segundos versus años) pero se tiene evidencia (Rachlin, Raineri y Cross, en prensa) que la forma general (hiperbólica) predicha por la ley del apareamiento, es la misma para ambas especies. Una implicación de la figura 3 es que si en el punto Y se hace disponible una elección para "evitar" la tentación que surgirá en el punto X, el animal hará esa elección. Los pichones, por ejemplo, eligen comprometerse en esa vía alternativa (Ainslie, 1975, Rachlin y Green, 1972) y los individuos humanos realizan, por supuesto, una conducta semejante (Por ejemplo, si elijo que mi salario de 9 meses se extienda 12 meses y pierdo de esa manera el interés que gano, podría buscar recibir una pequeña cantidad adicional al término de los nueve meses que me evite tener la tentación de gastar todo y quedarme sin dinero durante el verano de tres meses). El estudio de la tentación, el compromiso, el retardo de la gra-

50

109

tificacidn y el autocontrol en términos de funciones de descuento en los humanos y en los no-humanos es una rama activa de inves: tigación, en la actualidad, dentro del conductismo post-skinne-, riano. j Mientras la respuesta de compromiso de una paloma puede consistir en el picoteo de una clave, las personas se comprometen, fre^ cuentemente, a obtener recompensas mayores, aunque retardadas,; mediante una reestructuración de su conducta en unidades más lar• i gas (que ocupan períodos más extendidos de tiempo). Por ejemplo, la persona que planea su comida con un día, una semana, o un mes| de anticipación, puede controlar su peso de mejor manera que el in-í dividuo que tiene que hacer decisiones 10 o 20 veces al día de c o mer o no, pequeños refrigerios. En la medida en que el patrón de la conducta humana se hace más complejo, lo bueno obtenido es cada vez menos distinguible del patrón mismo. La ley del apareamiento de Herrnstein dice que: los patrones de conducta se aparean a los patrones de recompensa, : pero esa formulación pierde su sentido (como medio de medir el valor) cuando los dos lados de la ecuación representan lo mismo. Por ejemplo, la persona cuyo patrón de comida es describible, únicamente sobre largos periodos de tiempo, controla "ipsofacto", su propia comida. De manera similar, las formas complejas de arte, música y literatura, se dice que son buenas en virtud de la forma compleja que adquieren ellas mismas. Para poder lograr un desarrollo ulterior del concepto de reforzamiento (como un valor) se necesita tratar el problema de cómo el valor puede aumentar con la complejidad. Un enfoque destinado a ello, consiste en pedir prestado de la microeconomía el concepto de conducta individual dirigida a obtener la utilidad máxima frente a varias constricciones (Allison, 1983, Hursh, 1978, Lea, Tarpy y Webly, 1987, Rachlin, Battalio, Kagel y Green, 1981, Staddon, 1979). La figura 4 muestra un modelo económico muy simplificado. Los círculos delgados representan los contornos de valor constante de una función de utilidad circular. Estos contornos pueden considerarse como los contornos de altitud en un mapa que representa una colina que sube hacia arriba desde la derecha de su punto de origen (O). La línea diagonal gruesa representa una constricción ambiental simple; la suma de las dos tasas de respuestas (R1+R2)

102 52

no puede exceder cierto valor fijo. Entonces, todas las combinaciones posibles de R l y R2 se hallan confinadas al triángulo de la derecha formado por los dos ejes y la línea diagonal gruesa. El punto X representa el valor máximo (el punto más alto de la colina) que puede obtenerse bajo esa clase de constricciones. Modelos parecidos al que acabamos de presentar han mostrado ser capaces de explicar la conducta que aparece bajo los distintos tipos de programas de reforzamiento estudiados por Skinner, así como en las condiciones do elección más complejas que permitieron derivar la ley del apareamiento de Herrnstein (Rachlin, 1978). Un rasgo crítico de esos modelos es que el valor máximo obtenido con una sola respuesta es menor que el que podría obtenerse con una mezcla proporcional (un patrón) de las dos respuestas. En el grado en el que se agreguen más dimensiones, el valor máximo obtenible es cada vez mayor. Consecuentemente, la complejidad aumenta el valor. El procedimiento empírico para investigar los modelos del tipo que ilustramos en la figura 4, es el que sigue: a) Obsérvense los patrones conductuales bajo un conjunto seleccionado de constricciones ambientales. b) Infiérase una función de utilidad a partir de los patrones observados, bajo la suposición que la utilidad será la máxima dentro del conjunto de constricciones observadas o impuestas en el paso a. c) Dada la función de utilidad y la suposición de maximalización, hágase una predicción de la conducta bajo un conjunto nuevo de constricciones (aún no observadas). d) Revísese la función de utilidad sobre la base de la desviación, que pudiera encontrarse entre la conducta predicha y la conducta real. El proceso planteado no es más que una investigación destinada a encontrar las causas finales. El resultado del proceso relativo a la función de utilidad "es" una causa final en el sentido exacto que Aristóteles le daba al término. El concepto de re forzamiento de Skinner, del cual surgió el concepto post-skinneriano de funciones de utilidad conductual es a fin de cuentas, una versión simple de una causa final. En la medida que el reforzamiento llega a inferirse de observaciones de la conducta abierta (ya sea aumentos simples de la tasa individual de respuesta, resultados de una prueba de

Probabilidad

Figura 4. La tasa de una respuesta (Rl) contra otra (R2). La línea diagonal repre senta la constricción de que R l más R2 no debe exceder una suma determinada Las líneas circulares delgadas representan contornos de igual valor. Los contor nos con mayor valor se encuentran más cercanos al centro que los menos valora dos. El punto X es el valor más alto que se puede lograr bajo la constricció impuesta.

elección o conducta bajo constricciones) sin hacer referencias a 1 biología, la fisiología o la introspección, los reforzadores así inferidos vienen a ser causas finales en el sentido aristotélico. La siguiente sección ilustra la diferencia entre la psicología cognoscitiva y la post-skinneriana en términos de las concepciones distintas que una y otra tienen sobre la probabilidad.

La figura 5 a pesar de sus complicaciones es una representación limplificada de cómo los modelos cognoscitivo y conductual (a partir de este punto le vamos a quitar el adjetivo de post-skinneriano y nos limitaremos a hablar de conductismo o de psicología conductual, etc.) tratan conceptos idénticos. La doble línea vertical representa los límites entre una persona y au mundo. Nótese que cinco líneas horizontales, tres sólidas y dos punteadas, cruzan los límites. Las líneas sólidas son las tres variables conductuales críticas. La de arriba, dirigida hacia la persona, representa los "datos" o la información, de cualquier tipo, recibida por la persona e incluye estímulos del tipo de los silbatazos que dan los trenes, luces rojas y verdes de las señales de tráfico, o instrucciones proporcionadas por un psicólogo a un sujeto experimental. Estos estímulos informativos pueden funcionar de dos maneras: señalar resultados significativos (como los trenes que son señalados por sus silbatazos o la comida que es señalada por tonos sonoros en los experimentos de Pavlov). En estos últimos casos los fenómenos señaladores se denominan "estímulos condicionados" o EC. La relación de los EC a los fenómenos ambientales significativos (estímulos incondicionados o El) es independiente de la conducta del animal. En términos skinnerianos se trata de una relación que viene a ser una "contingencia respondiente". El proceso total, en el que quedan incluidos los efectos sobre la conducta, recibe el nombre de "condicionamiento respondiente". Alternativamente, la información podría señalar, no un fenómeno significativo, sino la relación entre una "conducta" y su "resultado", una relación que de acuerdo a Skinner se llama "contingencia operante". Los estímulos significativos que señalan la presencia de una contingencia operante se denominan estímulos "discriminativos". Las luces rojas y verdes de las señales de tráfico indican la relación que existe entre cruzar la calle y la probabilidad de tener un accidente (o ser multado) y vienen a ser estímulos "discriminativos" (o ED). El proceso total, junto con sus efectos sobre la conducta, corresponde al "condicionamiento operante". 3 3 Hay un fuerte debate entre los conductistas (que ignoraremos por completo aquí) acerca de si el condicionamiento respondiente es realmente una forma de condicionamiento operante o viceversa.

102 55

Figura 5. Un modelo conductual (a la izquierda) y un modelo cognoscitivista (a la derecha) de las elecciones probabilísticas.

Las dos flechas punteadas que cruzan los límites entre la persona y el mundo, representan los reportes verbales (de las representaciones y de las decisiones en los esquemas de la figura). Los reportes verbales pueden ser complejos y extendidos temporalmente (como muchas acciones no verbales como tocar el saxofón), en cuyo caso (de la misma manera que en otras acciones abiertas de carácter complejo) necesitan tener una estructura sintáctica de tipo igualmente complejo. Alternativamente, pueden ser simples o discretas

102 56

(quejarse o decir "ay" o "sí" o "no") y por lo tanto, tener una estructura muy simple. Sea cual fuere el reporte verbal debe ser evocado, como sucede con otras conductas complejas, por un estímulo (El) o implicar consecuencias significativas por las que de la misma manera que cualquier otra conducta abierta, necesitarán quedar comprendidos en una u otra forma de condicionamiento, operante o respondiente. Los conductistas estudian las relaciones entre los fenómenos que cruzan los límites demarcados en el esquema de la figura 5 y se concretan a los del lado izquierdo. Tanto las inferencias conductuales como los modelos se refieren a contingencias operantes y respondientes que pueden no estar presentes en el momento, pero que sirven de "contexto" para las acciones que tienen lugar. Un comerciante puede darle a uno de sus clientes, agobiado por la pobreza, una rebanada gratis de pan, sea porque habitualmente es generoso o porque se encuentra comprometido en una campaña de promoción. Los motivos diferentes del comerciante constituyen contextos potenciales distintos (y causas) de sus actos. Desde un punto de vista conductual, los contextos difieren en virtud de las diversas contingencias operantes o respondientes que han operado sobre el comerciante en períodos muy extendidos de tiempo que rebasan el momento presente. La pregunta sobre cuál es el motivo real del comerciante, tiene que responderse, desde el punto de vista conductual, típico, sólo con referencia al contexto conductual abierto, o sea, la existencia o no de una campaña promocional y su conducta cuando dicha campaña no se desarrolla. Un rasgo importante del punto de vista conductual que hay que enfatizar es que el problema puede plantearse con referencia tanto a lo que podría ocurrir en el futuro como lo que sucedió en el pasado, en virtud de que el contexto temporal de una situación breve, se extiende tanto hacia al futuro como hacia el pasado. Para decidir los motivos reales del comerciante se podría hacer un experimento "post-hoc", enviándole clientes pobres a su tienda en diferentes ocasiones (En términos técnicos se trataría, entonces, de determinar la función de utilidad a la que responde el comerciante con el fin de predecir su conducta futura en otras circunstancias. Una función de utilidad como ya lo dijimos en la sección previa, busca encontrar una causa final aristotélica).

Si el comerciante muriera inmediatamente después de su acto generoso (y se perdiera la historia de las recompensas que había recibido o dichas recompensas no existieran), no habría "ninguna forma, incluso en principio", de determinar el contexto conductual (los motivos del comerciante). Sería algo semejante a pretender saber qué sinfonía escuchamos, la Novena sinfonía de Beethoven o Isl Novena sinfonía de Schubert, en el caso de que una y otra tuvieran tres notas idénticas y tratáramos de determinar la sinfonía que oímos a partir de sólo esas tres notas. Desde el punto de vista conductual. Un acto mental, considerado como un motivo, únicamente tiene significado a lo largo de un período largo de tiempo. Si se muestrea sólo un segmento del tiempo, se tiene que hacer una conjetura sobre el motivo. Cuando se toman muestras cada vez más extendidas en el tiempo, se pueden llegar a conocer mejor los motivos del comerciante, aunque nunca se alcance el 100 por ciento de la certidumbre, pues un contexto, en principio, es infinito. Lo dicho anteriormente es válido, incluso para el conocimiento que el comerciante tiene de sí mismo, pues desde un punto de vista conductual (el de la izquierda del diagrama), el comerciante está en una posición privilegiada debido a la cantidad y no a la calidad de la información con la que cuenta. El tiene una muestra mucho mayor de su propia conducta que cualquier otra persona, pero eso no significa que su muestra sea mejor. En realidad, la información que posee sobre sus propios motivos es más mala que la de un observador externo, pues él sólo puede observar los reflejos de su conducta (a través de los resultados que ha obtenido), mientras que el observador externo puede ver la conducta directamente. El conductista, entonces, le da la vuelta a la noción mentalista común de que los individuos tienen un acceso privilegiado a sus propios estados mentales. El conductismo postskinneriano se parece, a este respecto, a la psicología freudiana (aunque por supuesto, difiere de dicha psicología y muchas otras formas). La psicología cognoscitivista toma el mismo tipo de datos que la conductista, es decir, las cinco flechas que cruzan los límites entre la persona y su mundo y hace una inferencia acerca del contexto en el que ocurren dichos fenómenos, no a partir de las contingencias pasadas y futuras, sino sobre la base de lo que sucede en el presen-

58

te, en el interior del organismo que manifiesta una determinada conducta. La psicología cognoscitiva, observa el diagrama desde la parte derecha. Por otra parte, se apoya de modo preponderante en los reportes verbales (Ericcson y Simón, 1984) y le da una menor importancia relativa a la conducta no verbal, abierta (por ese motivo los experimentos de la psicología cognoscitiva, utilizan, predominantemente, sujetos humanos). El contexto cognoscitivo del acto generoso del comerciante, consiste en los fenómenos que ocurren en su interior (en los estados de sus mecanismos internos) que son contemporáneos con sus actos, sus causas eficientes. La parte derecha de la figura 5 ilustra en una forma bastante esquemática, los términos con los que la psicología cognoscitiva maneja la información probabilística (la teoría de los prospectos de Kahneman y Tversky, 1979). En un experimento típico se le hacen a los individuos, dentro de un grupo de grandes proporciones, preguntas del siguiente tipo: "Qué preferiría usted, comprometerse en ganar 10,000 dólares con un 50 por ciento de posibilidades de obtenerlos o recibir 5,000 dólares seguros" (La mayor parte de los sujetos prefieren la ganancia segura). El primer estadio del modelo cognoscitivo consiste en hacer una especie de "edición" del problema y transformarlo en 4 elementos (probabilidades de 1.0 y de .5 para las cantidades de 10,000 y 5,000) dentro de las representaciones internas. La representación interna puede ser reportada directamente (la flecha superior punteada) pero su creación representa sólo el primer paso en el proceso de toma de decisiones. Las representaciones se combinan, en distintas formas, de acuerdo a ciertas especificaciones planteadas por la teoría, hasta llegar a la decisión final que por último, también es objeto de un reporte (la flecha punteada inferior). Los investigadores han encontrado que los reportes verbales de las representaciones de probabilidad son, por lo general, predictores poco confiables de las decisiones (las representaciones internas efectivas de la probabilidad reciben el nombre de "pesados de decisión" en la teoría de los prospectos). Los reportes verbales, sin embargo, son predictores muy confiables de las decisiones reales cuando (ocasionalmente) se les pide a los sujetos que elijan entre resultados probabilísticos verdaderos, en lugar de resultados hipotéticos (por supuesto, las cantidades de di-

109

ñero son mucho más pequeñas en los experimentos de elección real). El objeto último de la teoría cognoscitiva es predecir las decisiones y las elecciones en una gran variedad de circunstancias de laboratorio y de la vida real. Se arguye, por otro lado, que la teoría de los prospectos, explica bien las situaciones. Desde la perspectiva que hemos adoptado, lo importante es que se concibe la probabilidad como un estado interno. El experimentador que dice "La probabilidad de ganar 10,000 dólares es de .5", de acuerdo con la teoría de los prospectos (y la mayor parte de las teorías cognoscitivas), activa una representación interna. La probabilidad verdadera es la representación. Esto refleja una perspectiva "subjetivista" de la probabilidad, lo cual significa, a fin de cuentas, la confianza o la certidumbre que el sujeto tenga acerca de los fenómenos que pudieran sobrevenirle. La confianza o la certidumbre, determinan, entonces, las elecciones subsecuentes (Lucas, 1970). Cuando un meteorólogo dice "La probabilidad de lluvia es de 90 por ciento," la confianza en que va a llover, que de esa manera se suscita en quien la escucha, podrá inducir a este último, a que lleve un paraguas a su trabajo. Las palabras del meteorólogo son la causa eficiente de la confianza y esta última, a su vez, es la causa eficiente (parte) de la decisión de tomar el paraguas, lo cual lleva, también como causa eficiente (parte) a la toma real del paraguas. El mecanismo crítico puede implicar varios lazos de retroalimentación (mostrados en la figura 5) y puede ser incluso mucho más complejo (como el reflejo patelar es ,más complicado que una serie de conexiones E-R), pero no cabe duda que se trata de un mecanismo que implica una serie de actos causados eficientemente. Para un conductista, la afirmación del experimentador; "La probabilidad de 1,000 es de .5" no evoca una representación interna. "Se trata de una representación de una clase de fenómenos probabilísticos, totalmente externa". La afirmación verbal sirve para colocar las circunstancias presentes, completamente específicas (el experimento psicológico) en el contexto de un conjunto de fenómenos. En otras palabras, decirle a alguien que la probabilidad de X es de .5, es indicarle "Compórtate en este experimento como si jugaras a los volados y fueras a ganar X, cada vez que salga sol". Si el individuo no entiende lo anterior es que las ins-

102 60

trucciones del experimentador carecen para él de significado porque, previamente, no ha tenido la oportunidad de enfrentarse a dicho género de experiencias. Las probabilidades reales, desde un punto de vista conductual, son las frecuencias relativas de los fenómenos mismos. Esta es una perspectiva "objetivista" de la probabilidad. La predicción del meteorólogo de que "La probabilidad de lluvia es de 90 por ciento es, desde el punto de vista conductista, un estímulo discriminativo que conduce a quien lo recibe a tomar el paraguas. Dicho estímulo adquirid el carácter de discriminativo del mismo modo en el que se establecen otros estímulos del mismo tipo, gracias a que de una manera confiable señalan un conjunto determinado de contingencias operantes (En ocasiones previas, cuando fue escuchada una predicción del tiempo de esa naturaleza, fue reforzado el hecho- de que se tomara el paraguas para llevárselo al trabajo). Entonces, para el conductista, el significado esencial de una afirmación de probabilidad es que representa externamente lo que para un cognoscitivista es representado en forma interna. Entre el conductista y el cognoscitivista hay una diferencia "semántica". Nótese, sin embargo, que ni el cognoscitivista, ni el conductista tratan las estructuras "sintácticas". No resulta claro porque pudieran ser mejor decir que distintas afirmaciones equivalentes sintácticamente, dan lugar a la misma representación interna, que aseverar que distintas afirmaciones equivalentes sintácticamente sirven como estímulo discriminativo de la misma conducta de elección abierta. Una razón para que discutamos aquí las aproximaciones conductuales y cognoscitivas a la probabilidad es que el trabajo experimental de ambos enfoques ha convergido sobre el mismo modelo (Rachlin, Loge, Gibbon y Frankel, 1986). El espacio no nos permite trazar las distintas correspondencias pero para que el lector se forme una idea, podríamos imaginar cómo le presentaríamos a un animal no-humano una situación probabilística. Usted no podría decirle nada sobre la probabilidad. Por otro lado, es imposible presentarle a un sujeto no-humano una probabilidad en un solo "instante". Una moneda tiene que haber sido echada al aire varias veces antes de que surja la probabilidad de que la caída del lado del sol tiene una probabilidad de .5. Para llegar a eso es necesario

cierto tiempo. Entonces, a los no-húmanos hay que presentarles la probabilidad como la frecuencia relativa que tienen las situaciones actuales. La conducta de elección de los animales frente a esas frecuencias relativas de varias situaciones actuales, corresponde a los reportes de tipo verbal que hacen los seres humanos sobre las decisiones que toman ante las probabilidades presentadas también verbalmente. La forma que adquiere la función que relaciona a la probabilidad con la conducta es la misma en ambas especies y explica el mismo tipo de irracionalidades aparentes de humanos y no-humanos, aunque los parámetros de las funciones difieren ampliamente entre las especies.4 Visto en forma retrospectiva dicha convergencia tenía que haber ocurrido. La respuesta a las preguntas de "qué" y "cómo" parece conducir a que se revele el mismo sustrato. Debido a que en el ambiente predomina, en la actualidad, una posición anti-conductista, presente en los psicólogos mentalistas y cognoscitivistas, en las orientaciones fisiológicas y en las de los filósofos de toda clase de escuelas, parece que cuando se sale a la defensa del enfoque conductista (post-skinneriano) se ataca a todos los demás puntos de vista. Por el contrario, el progreso en la respuesta a una de las preguntas del qué o del cómo, significa un progreso en la respuesta a la otra.

Interacciones entre causas finales El propósito de este capítulo ha sido delinear los planteamientos que se hacen los psicólogos conductistas postskinnerianos. Para ello se dio un ejemplo de cómo el conductismo trata una rama particular de la psicología de moda (la teoría de la decisión). Una correspondencia similar podía presentarse entre el conductismo postskinneriano y otras ramas de la psicología de moda, como 4 En los seres humanos y en los no-humanos se presentan irracionalidades aparentes en las recompensas "descontadas". Una recompensa puede descontarse por ser menos probable o por ser demorada. Las elecciones humanas parecen irracionales cuando se descuentan alternativas con base en probabilidades establecidas de una sola vez, es decir, cuando las alternativas se presentan como situaciones que pueden suceder o no con apoyo en una sola tirada de los dados o en un único volado de una moneda. Por ejemplo, una persona podría preferir una pequeña ganancia que tenga una alta probabilidad (pX) a una gran

102 62

la psicología fisiológica o con aquellos tipos de conductismo (como el de Pavlov o el de sus seguidores modernos) que se concentran en el animal interno. Es obvio que en el estudio de los problemas de la psicología hay lugar (y necesidad) para todos los enfoques que demuestren ser viables. El lector inclinado a la filosofía, quizá persista en su duda de si se le ha dado respuesta a sus objeciones fundamentales al conductismo, principalmente la de que no explica las interacciones entre los estados mentales. Una respuesta completa (con respecto a la sensación, a las creencias, a la memoria, la imaginación, el pensaganancia con una baja probabilidad (qY). Pero estas alternativas pueden invertirse cuando ambas se hacen más riesgosas en proporciones iguales. Entonces, mientras pX es preferida a qY, el resultado reducido r(qY) se prefiere a r(pX) cuando la probabilidad r se concibe como un riesgo común aumentado. Es esta inversión la que parece inconsistente e irracional (Aliáis, 1953). De igual manera, tanto las elecciones humanas como las no humanas parecen irracionales cuando se descuentan las alternativas sobre la base de resultados fijos o "retardos" únicos. Un animal podría preferir una recompensa pequeña (X) con un retardo corto (c) a una recompensa grande (Y) que tenga un largo retardo (d), pero la preferencia puede invertirse cuando un solo retardo común (e) es agregado a uno y otro (c+e para X y d+e para Y). Esta es exactamente la especie de inversión de la preferencia responsable para el fracaso en autocontrol que previamente discutimos, un niño prefiere una barra de dulce (X) hoy (c), a dos barras de dulce (Y) mañana (d), pero invierte su elección cuando se le ofrece una barra de dulce para la siguiente semana (c+e) y dos barras de dulce 8 días después (d+e). Formas funcionales correspondientes explican el retardo y el descuento proba bilis tico. Estas son, para el descuento por la demora, la ecuación de Manzur (1987) v= (1+kd) -1 V, donde v es el valor descontado, V es el valor sin descuento, d es el retardo y k es una constante que representa el valor del descuento. Las diferencias entre las funciones de humanos y de no-humanos se hallan principalmente en esta constante. Por ejemplo (a pesar de las tasas de interés bancarias), las personas expresan indiferencia ante la perspectiva de obtener $ 1000 en 5 años o $ 500 ahora y una paloma también es indiferente a recibir 4 pelotillas de comida en 5 o 6 segundos y 2 pelotillas ahora. La ecuación de descuento de la probabilidad v= (l+hteta)-l V explica las elecciones para las probabilidades establecidas de una sola vez en esta ecuación teta es la "diferencia contra", en donde teta = (l-p)/p y p es la probabilidad del resultado, mientras la constante h representa el grado del descuento. Por otra parte, cuando recompensas probabilísticas o retardadas se presentan a humanos o a no-humanos, no como elecciones individuales, sino como patrones de conducta que implican consecuencias que son relativamente de largo término, o de carácter molar (incluido el juego repetido del "dilema del prisionero" donde las probabilidades implican las expectativas relacionadas con la conducta de los otros), la conducta parece "racional" en el sentido de que busca maximalizar las tasas de reforzamiento totales.

miento, el conocimiento y otros términos mentales de la misma especie) requiere un análisis intensivo de la psicología aristotélica (Rachlin, manuscrito no publicado). Pero tal vez baste ahora con que hagamos un simple esbozo. Si usted estuviera escribiendo un libro de cómo construir una casa, probablemente describiría esa tarea como un conjunto de objetivos y de criterios entrelazados: dibujar primero los planos, luego ponerlos cimientos, tender la plomería y el sistema eléctrico, construir los pisos, las paredes y los techos. Cada paso lo dividiría en sub-objetivos (por ejemplo, echar los cimientos consistiría en nivelar el terreno, construir los que van a ser los soportes de la casa, poner la tubería, el drenaje, verter el cemento y así en adelante). Seria muy raro que usted hablara de causas "eficientes" (como tomar un buen desayuno para darse energía para martillar). La causa por la que usted puede martillar con suficiente fuerza, en algún sentido tiene que ver con el desayuno que tomó en la mañana, pero en otro sentido la causa es lograr el mejor ensamble de la madera, la causa de que usted se encuentre en el proceso de construir el piso de la casa, la causa de que usted esté comprometido en construir una casa, la causa de que al hacerlo usted se gana la vida (si es un constructor profesional) o va a proporcionarle abrigo a su familia, si es que usted mismo construye su casa, la causa de que usted pretenda vivir bien. Todas ellas son causas finales y es muy natural hablar de los objetivos como los causantes de la acción, sobre todo cuando alguien le pregunta "¿Por qué haces eso?". No es "necesario", al menos que quien le pregunte tenga la fantasía de que debido a que posee una mente científica "sólo" va a quedar satisfecho si se le proporcionan causas eficientes, decir o incluso implicar en la respuesta que se dé a la pregunta de "¿Por qué haces eso?, que sus representaciones internas de las consecuencias le llevaron al acto de martillar y que una representación interna del piso causó que usted diera de martillazos, o que la representación interna del piso le condujo a que dispusiera la madera en forma adecuada y así sucesivamente. Hablar de representaciones internas sería superfluo en un libro sobre cómo construir una casa, pues el objetivo es terminar la casa y no su representación interna. De la misma manera que las causas eficientes se traslapan entre sí, también lo hacen las causas finales. Usted puede construir su ca-

sa para hacer ejercicio y conservarse sano o para tener un abrigo. De acuerdo a Aristóteles, las causas finales son más abstractas y las eficientes menos abstractas que el acto que causan. Tomar lo que parece una causa final natural y convertirla en una causa eficiente interna (como tienden a hacerlo los mentalistás) es hacerla más concreta. No es incorrecto al realizar tal hecho, si al mismo tiempo se presenta una representación concreta coherente de la interacción de las causas eficientes (como en la teoría de los prospectos), pero si uno se queda en eso, se da lugar a que se pierda de vista el contexto más amplio del acto y además se sacrifica la posibilidad de predecir, controlar y explicar la conducta. Cuando se dice que la razón de martillar es que se "desea" construir una casa y que se "sabe" que con el uso del martillo se da un paso para lograr dicho objetivo, resulta útil imaginar la representación interna concreta de ese deseo y del conocimiento que interactúa con él. Pero también puede ser útil imaginar el deseo y el conocimiento como categorías abstractas de acciones pasadas y futuras dé carácter abierto, traslapándose entre sí y con otras categorías similares. Los objetivos de la ciencia: la explicación, la predicción y él control, pueden conseguirse en esas dos formas. 5

Referencias Ainslie, G. (1975). Specious reward: A behavioral theory of impulsiveness and impulse control. Psychological BuUetin, 82, 436-496. Aliáis, M. (1953). Le comportament de l'homme rationnel devant le risque: Critique des postuláis et axiomes de l'ecole Americaine. Econometrica, 21, 503-546. Allison, J. (1983). BehavioralEconomics. New York: Praeger. Baum, W.M. (1973). The correlation based law of effect. Journal ofthe Experimental Analysis ofBehavior, 20, 137-153. 5 Para una exposición detallada del trabajo actual sobre las áreas discutidas en este capítulo y su relación con el lenguaje, la conciencia y otro tipo de problemas psicológicos, ver mis dos libros más recientes: Juicio, decisión y elección (1988) eIntroducción al conductismo moderno (3a. edición, 1991).

mtí&m

K

DE LA COSTA

64

mmmm

CENTRO UKIVWSITAR»

Baum, W.M. (1974). On two types of deviation from the matching law: Bias and undermatching. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 22, 231-242. Baum, W.M. & Rachlin, H.G. (1969). Choice as time allocation. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 12, 861874. Castro, L. and Rachlin, H. (1980). Self-reward, self monitoring, and self-punishment as feedback in weight control. Behavior Therapy, 11, 38-48. Catania, A.C. (1975). The myth of self-reinforcement. Behaviorism, 3, 192-199. Day, W. (1969). Radical behaviorism in reconciliation with phenomenology. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 12, 315-328. Dennett, D. (1978). Brainstorms: Philosophical Essays on Mind and Psychology. Montgomery, Vermont: Bradford Books. Dewey, J. (1896). The reflex are concept in psychology. Psychological Review, 3, 357-370. Ericsson, A.K., & Simón, H.A. (1984). Protocol analysis: Verbal reports as data. Cambridge. MA: MITPress. Fantino, E., & Davison, M. (1983). Choice: Some quantitative reíations. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 40, 1-13. Fodor, J.A. (1981). Representations: Philosophical essays on the foundations ofeognitive science. Cambridge,MA: MIT Press. Herrnstein, R.J. (1970). On the law of effect. Journal ofthe Experimental Analysis of Behavior, 13, 243-266. Holt, E.B. (1915). The Freudian wish and its place in ethics. New York: Henry Holt. Homme, L.E. (1965). Perspectives in psychology XXIV. Control of coverants, the operants of the mind. Psychological Record, 15, 501-511. Honig, W. K. & Staddon, J. R. (Eds.) (1977). Handbook ofoperant behavior. New York: Prentice-Hall. Hull, C. L. (1952). A behavior system: An introduction to behavior therapy concerning the individual organism. New Haven: Yale University Press.

102

Hursh, S. R. (1978). The economics of daily consumption controlling food and water-reinforced responding. Journal ofthe Experimental Analy sis of Behavior, 29, 475-491. Kahneman, D., & Tversky, A. (1979). Prospect theory: An analysis of decisions uñder risk. Econometrica, 47, 263-291. Kantor, J. R. (1963). The scientific evolution of psychology. Vol. 1. Chicago: Principia Press. Lea, S. E. G., Tarpy, R. M., & Webley, P. (1987). The individual in the economy. Cambridge: Cambridge University Press. Logue, A. W. (1988). Research on self-control: An integrating framework. The Behavioral andBrain Sciences, 11, 665-679. Lucas, J. R. (1970). The concept of probability. Oxford: Clarendon Press. Mahoney, M. (1974). Cognitive behavior modification. Cambridge, MA: Ballinger. Mazur, J. E, and Logue, A. W. (1978). Choice in a "self-control" paradigm: Effects of a fading procedure. Journal ofthe Experimental Analysis of Behavior, 30, 11-17. Premack, D. (1965). Reinforcement theory. In D. Levine (Ed.)iVebraska symposium on motivation: 1965. Lincoln: University ofNebraska Press. Rachlin, H. (1978). A moral theory of reiforcement schedules. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 30, 345360. Rachlin, H. (1980). Psychology in everyday life. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall. Rachlin, H. (1989). Judgment, decisión and choice, New York: Freeman. Rachlin, H. (1991). Introduction to modern behaviorism. 3rd Edition. New York: W. H. Freeman. Rachlin, H. (unpublished manuscript). Two Sciences of Psychology. Rachlin, H., Battalio, R., Kagel, J. & Green, L. (1981). Maximization theory in behavioral psychology. The Behavioral and Brain Sciences, 4, 371-388. Rachlin, H., & Green, L. (1972). Commitment, choice and selfcontrol. Journal ofthe Experimental Analy sis ofBehavior, 17, 15-22.

67

Rachlin, H., Logue, A. W., Gibbon, J., & Frankel, M. (1986). Cognition and behavior in studies of choice. Psychological Review, 93, 33-45. Rachlin, H., Raineri, A., & Cross, D. (1990). Subjective probability and delay. Journal ofthe Experimental Analysis of Behavior (in press). Ryle, G. (1949). The concept of mind. London: Hutchinson House. Sherrington, C.S. (1906). The integrative action of the nervous system. New York: Scribner. Skinner, B. F. (1938). The behavior of organisms. New York: Appleton-Century. Skinner, B. F. (1953). Science and human behavior. New York Macmillan. Skinner, B. F. (1979). The shaping ofa behaviorist. New York: Alfred A. Knopf. Smith, L. D. (1986). Behaviorism and logical positivism: A reas sessment of the alliance. Stanford, CA: Stanford University Press. Staddon, J. E. R. (1979). Operant behavior as adaption to con: traint. Journal of Experimental Psychology: General, 108. 48-67. Stevens, S. S, (1936). Psychology: The propaedeutic science. Phylosophy of Science, 3, 90-103. Thorndike. E. L. (1911). Animal intelligence. New York: Macmillan. Tolman, E. C. (1949). There is more than one kind of learning. Psychological Review, 56, 144-155. Turk, D. C., Meichenbaum, D., & Genest, M. (1983). Pain and behavioral medicine: A cognitive-behavioral perspective. New York: The Guilford Press. Williams, B. A. (1988). Reinforcement, choice, and response strength. In R. C. Atkinson, R. J. Herrnstein, G. Lindzey, and R. D. Luce (Eds.), Stevens' handboolc of experimental psychology: Vol 2. Learning and cognition. New york: Wiley. Zuriff, G. E. (1979). Ten inner causes. Behaviorism, 7, 1-8. Zuriff, G.E. (1984). Behaviorism: A conceptual reconstruction. New York: Columbia University Press.

La conducta computacional y el análisis de la conducta: Una interpretación de Catania y Reynolds (1968)

CHARLES P . SHIMP*

Resumen Una de las funciones citadas más a menudo en el condicionamiento operante es la que relaciona la cantidad de conducta con la cantidad de reforzamiento. Un escrito clásico de Catania y Reynolds (1968) describió varias de esas funciones aplicadas a los programas de intervalo variable. Las funciones que describieron a partir de su primer experimento han sido objeto de numerosos análisis teóricos. Sin embargo, ese experimento mostró que la tasa de respuesta molar era una mezcla de diferentes tasas de respuestas locales. El presente capítulo describe un procesamiento computacional o modelo dinámico conductual que describe cualitativamente, tanto las funciones de la tasa molar, como las de las tasas locales del experimento de Catania y Reynolds (1968). El modelo se discute, además, en términos del futuro de un nuevo campo llamado "conducta computacional". Los desempeños mantenidos por los programas de reforzamiento operante tienen importancia para tratar de comprender, no sólo el reto intrínseco que implica explicar la bella ordenación de los desempeños mismos, sino también por el hecho de que ese tipo de conductas son utilizadas, muy a menudo, como líneas base para * Universidad de Utah. Salt Lake City, Utah.

102 69

medir los efectos de las manipulaciones experimentales en psicofarmacología, economía, ecología y neurociencia conductuales. Si las conductas de línea base no se comprenden adecuadamente, entonces los efectos de las manipulaciones corren el riesgo de ser malinterpretados. Uno de los programas de línea base más sensibles y por lo tanto de mayor uso, es el programa de intervalo variable. Por lo tanto, es muy importante comprender la conducta que controla este programa. Empero, los análisis teóricos actuales de los desempeños bajo intervalo variable, dejan mucho sin explicar. Por ejemplo, la teoría con la que ahora se cuenta, maneja lo que tal vez sea el tema principal del artículo de Catania y Reynolds (1968). Estos investigadores condujeron seis experimentos separados y proporcionaron el conjunto de resultados empíricos que tiene el mayor detalle, entre los resultados actualmente diponibles, en los desempeños de intervalo variable. El conjunto total de resultados en su escrito, representa un reto formidable para cualquier teoría que busque manejarlos. El presente escrito da un primer paso en esa dirección, enfocándose al experimento número 1, cuyos resultados podrían resumirse de la siguiente manera: "En el experimento 1, las duraciones relativas de una secuencia de intervalos presentaron una progresión aritmética que se mantuvo constante, en tanto que el intervalo promedio variaba. La tasa de respuesta aumentó monotónicamente en una función negativamente acelerada de la tasa de reforzamiento, dentro de un rango de 8.4 a 300 reforzamientos por hora. La tasa de respuesta aumentó también, conforme pasaba el tiempo, dentro de los intervalos individuales de un programa dado" (Catania y Reynolds, 1968, página 327). El presente escrito desarrolla un modelo para manejar cualitativamente estos dos resultados, el que muestra que la tasa total de respuesta depende de la tasa total de reforzamientos y el que muestra que la tasa local de respuesta depende sobre la tasa local de reforzamientos en programas de intervalo variable aritméticos. El modelo que se desarrolla aquí es estocástico, es un modelo dinámico de conducta (Marr, 1990, Shimp, 1989, Staddony Bueno, 1991). Pertenece a una familia de modelos de tiempo real, de tipo estocástico, que han sido aplicados previamente a otros fenómenos con-

102 70

ductuales. Otros modelos relacionados muy estrechamente al que vamos a presentar, han simulado los desempeños en los que se hacen ajustes temporales (Shimp, 1984a), los desempeños en los tiempos entre las respuestas (Shimp, 1984a, Shimp, Childers y Hightower, 1990), así como los desempeños concurrentes de tasa (Shimp, 1984b).

El modelo El trabajo del modelo depende de las combinaciones interactivas de unos pocos procesos de conducta, cada uno de los cuales puede ser resumido de una manera muy simple. El estímulo discriminativo que confronta un sujeto momento a momento, se interpreta como una colección de rasgos dinámicos rápidamente cambiantes. Se supone que el estímulo refleja de modo simultáneo tanto los estímulos del medio actuales como los postefectos de los estímulos recientes. La historia de reforzamiento de un sujeto con cada una de las configuraciones posibles de este estímülo cambiante, se supone que controla la conducta momento a momento. El objetivo que se tiene es desarrollar un modelo cuya descripción sea tan adecuada, sobre la base momento a momento, que, verdaderamente "actúe", es decir, genere una corriente conductual (Shimp, 1989). Cabe aquí un comentario en relación con los términos del lenguaje natural utilizados para describir los procesos de conducta separados. El lenguaje natural apela a agentes ocultos, homúnculos y a una serie de regresiones lógicas infinitas (Skinner, 1957, Wittgenstein, 1953). En el presente escrito, las expresiones del lenguaje natural implican recuerdo, conocimiento y partes semejantes, empleadas ocasionalmente para simplificar lo que de otra manera estaría compuesto por secciones de un programa de cómputo. No olvidarse, sin embargo, que es posible hacer traducciones a términos puramente mecánicos. Un objetivo principal del diseño que presentamos es desarrollar un modelo dinámico que se comporte y aprenda automáticamente en respuesta a las distintas experiencias ambientales del modelo, sin control o guía por un agente oculto.

El procesamiento conductual de un estímulo: El modelo "ve" el estímulo como una colección de estímulos componentes (Skinner, 1932, Neimark y Estes, 1967). Para aplicar el modelo a programas aritméticos de intervalo variable, se necesita atribuir propiedades de estímulo a la respuesta y al comedero, pues de estos eventos depende la probabilidad del reforzamiento. La ocurrencia de cualquiera de estos eventos se supone que "activa" los rasgos componentes de la respuesta visual que el modelo les da a cada uno de ellos: Para cada intervalo de tiempo, delta-t, hay una probabilidad, "Pa" de que sea activado un rasgo que corresponda a un estímulo físicamente presente. No hay una activación espontánea de rasgos componentes en la ausencia del estímulo. Las estimulaciones que aquí describimos tienen cinco rasgos asignados a una respuesta visual que se da a la respuesta ejecutada sobre la clave y a la que surge frente el comedero. Hubo en consecuencia, 10 rasgos. Dicho número fue seleccionado para asegurar que el cómputo fuera tratable. (El tiempo de estimulación aumenta geométricamente con el número de rasgos). Postefectos de los eventos recientes: Cada rasgo en la respuesta visual del modelo puede estar, para un cierto momento, activo o inactivo. Los postefectos de corto término de un estímulo se derivan de la desactivación de los rasgos en la respuesta visual. Se supone que la desactivación de un rasgo depende sólo del tiempo: Para cada delta-t hay una probabilidad " P f ' de que cualquier rasgo sea activado o desactivado. A lo largo de todas las estimulaciones que aquí se describen, el valor de delta-t es equivalente a 0.5 seg. Se hace además, dos simplificaciones en relación con la desactivación: El valor de "Pf" para un rasgo es igual al que le corresponde a cualquier otro rasgo y "Pf" no depende del tiempo en el que un rasgo fue activado o del estado de activación de cualquier otro rasgo. Estas suposiciones son discutidas con mayor detalle en Shimp, Childers y Hightower (1990). Aprendizaje: Los precesos conductuales descritos implican que lo que un modelo "ve", cambia dinámicamente como una función de los estímulos del ambiente y del tiempo. En cualquier momento, la combinación de 10 rasgos activos e inactivos puede ser representada como un número binario de 10 bits. Cada combinación momentánea posible corresponde a una respuesta visual del sujeto que

102

se asume se haya relacionada con uno de estos dos números elevados a la décima potencia. En la práctica, en el contexto de cualquier tarea experimental, sólo aparece una fracción relativamente pequeña de estas configuraciones. Estas configuraciones momentáneas tienen historias asociadas de reforzamiento. El modelo asocia historias de reforzamiento con configuraciones de rasgos y no establece vínculos entre historias de reforzamiento y rasgos individuales. De acuerdo a esto, es crítico el rasgo específico que se encuentra todavía activo, debido a que es el patrón específico completo o sea la configuración, la que define un número binario particular de 10 bits. Ese número que corresponde a un determinado patrón es agregado a una lista, la cual, define la "memoria" del modelo para la historia de re forzamiento proporcionada por las condiciones que en seguida van a darse, si un picoteo a la clave ocurre (ver abajo) cuando la configuración momentánea de estímulo del modelo tiene un valor numérico particular, al que llamaremos "x" e inmediatamente después se libera un re forzamiento, entonces la configuración "x" pasa a la memoria del modelo si es que antes no se encontraba ahí. Una configuración "y" se remueve de la memoria con la probabilidad "Pr" cuando una respuesta ocurre frente a la configuración momentánea de estímulo del modelo con un valor igual a "y" y dicha respuesta no es reforzada. Picoteo de la clave: El modelo inquiere a cada momento sobre si una respuesta visual (recuérdese que esta última es un número binario de 10 bits) tiene asociada una historia de re forzamiento. El modelo lo que hace es simplemente buscar si el número actual se encuentra en la lista de números que definen su memoria o sus historias de reforzamiento. Si encuentra al número, el modelo "picotea" la "clave", si no lo halla, sólo responde con una probabilidad de tasa-baja, "Po". Cuando un picoteo ocurre se activan los cinco rasgos correspondientes. El modelo, subsecuentemente, "sabe" cuánto tiempo ha pasado a partir de la última respuesta reforzada, sobre la base del número de rasgos que todavía se encuentran activos. En promedio, números más grandes diagnostican tiempos más largos y números más pequeños determinan tiempos más cortos. De esta manera el modelo maneja los posteféctos de una respuesta o del reforzamiento.

73

En resumen, la configuración actual de estímulos del modelo sirve a cada momento como un estímulo, ya sea E+ o E- que corresponde a su propia historia ambiental. Si la configuración es E+, el modelo emite una respuesta debido a que "recuerda" haber sido reforzado en la presencia de dicho E+. Si la configuración es E-, el modelo responde únicamente con un probabilidad de baja-tasa. Detalles misceláneos de la estimulación: Estas ideas acerca de los procesos de conducta en tiempo real están representadas en un programa de computadora que simula el desempeño del pichón. Los sujetos simulados se entrenan bajo un programa hasta que reciben 900 reforzamientos. Luego se analiza el desempeño durante los 300 últimos reforzadores. Cada simulación principia sin historias de reforzamiento: Al principio los desempeños se deben a lo que sería la línea base de respuestas. Llegan a estar bajo el control de las contingencias de reforzamiento sólo después de que el sujeto simulado encontró y adquirid una historia de reforzamiento. Las estimaciones paramétricas son informales, pues en virtud del largo tiempo de cómputo que se requiere, no se tienen los valores de mejor ajuste a los parámetros teóricos. La obtención de resultados provenientes de un sujeto simulado para una sóla condición experimental, con un sólo conjunto de valores númericos correspondientes a los parámetros teóricos, requiere desde unos minutos hasta varias horas, dependiendo de la contingencia, la cantidad de entrenamiento y los valores del parámetro. Se necesitan simulaciones de unos cuantos cientos de horas. Aquí únicamente presentaremos una pequeña muestra. Alrededor de una docena de diferentes combinaciones paraméíricas se han intentado con resultados que a partir de las primeras simulaciones informales, guiaron a la experimentación con parámetros subsecuentes.

Resultado Nuestro objetivo fue desarrollar un modelo que delineara los aspectos generales y las principales tendencias de los datos obtenidos en el experimento Ño. 1 de Catania y Reynolds (1968). No se hizo ningún esfuerzo por capturar los detalles específicos del desempeño de

74

cada sujeto. El manejo de dichos detalles tendrá, probablemente, que esperar el desarrollo futuro de la industria de computadoras en i referente a máquinas de alta velocidad. La figura 1 figura correspondiente de Catania y Reynolds (1968 p. 331). Los

100

200

0

100

200

R E F O R Z A M I E N T O POR H O R A , Esta figura es una reproducción de la figura 1 de Catania y Reynolds Figura 1. (1968, p. 331).

75

resultados pueden compararse a los producidos por el modelo y que aparecen en la figura 2, Se tuvieron 15 secciones, pero la sección última y la que le precedió no se presentan aquí debido a artefactos que aparecieron en las mismas (véase también a Catania y Reynolds, 1968). Los pro-

40-1. 3020-

/

10-

200

400 600 200 REFORZAM1ENTO POR HORA

400

600

Figura 2. Tasa de "picoteo de la clave" como una función de la tasa de "reforzamiento" en 6 diferentes sujetos simulados. La respuesta fue mantenida por programas de reforzamiento idénticos a los empleados con los pájaros reales de la figura 1. Ver el texto para la descripción del modelo computacional que permitió producir estos resultados.

102

gramas de intervalo variable que se emplearon en las estimulaciones fueron idénticos a los descritos por Catania y Reynolds (1968, pp. 329-330), aunque para reducir el tiempo de la estimulación no se simularon todos los programas que se utilizaron. La duración de los reforzadores fue siempre la equivalencia a la de 4 segundos de duración que usaron Catania y Reynolds (1968). Se calcularon igualmente las tasas de respuesta promedio y locales de la misma manera en que ellos lo describieron. Una comparación de las figuras 1 y 2 muestra que el modelo se parece a los sujetos reales. Aprendió a responder a los distintos programas de intervalo-variable y lo hizo en una forma que la tasa total promedio de respuestas aumentó monotónicamente y se aceleró negativamente en función de los reforzamientos por hora. Los 6 diferentes paneles de la figura 2 corresponden a diferentes sujetos, es decir, representan el desempeño del modelo bajo diferentes parámetros. Los valores para los parámetros "Pr", "Pf", "Pa" y "Po" fueron los siguientes, según aparecen en los paneles a partir de f: 0.010, 0.100, 0.950, 0.100, 0.010, 0.100, 0.750 y 0.100; 0.010, 0.100, 0.950 y 0.025, 0.010, 0.050, 0.750 y 0.050; 0.010, 0.050, 0.500 y 0.050, y 0.010, 0.050,1.000 y 0.050, respectivamente. La figura 3 reproduce la figura 2 de Catania y Reynolds (1968, p. 333) y muestra como la tasa local de respuesta variaba como una función del tiempo transcurrido a partir del re forzamiento. Recuérdese que en los programas aritméticos de intervalo variable, la probabilidad del reforzamiento aumenta como una función del tiempo transcurrido desde el último reforzamiento. La figura 3 muestra, consecuentemente, que la tasa de respuesta del sujeto generalmente aumentaba como una función de la probabilidad de reforzamiento local. La figura 4 muestra los resultados correspondientes del modelo, a partir de las mismas 6 simulaciones cuyos resultados totales fueron presentados en la figura 2. La figura 4 muestra que el modelo pudo cualitativamente reproducir el patrón general presentado por los sujetos reales. Sin embargo, hubo una notable diferencia, pues la tasa de respuesta local del modelo tendió algunas veces a disminuir cuando los tiempos post-reforzamiento se alargaron, mientras que en los sujetos reales la tasa local de respuesta continuó con su tendencia a aumentar (ver

77

70

d

60

s

50

rt iíi

30

i

40

IA

20

ti:

i i/

10i -f-—I—h—I o H D

60-

D Z

5

50-

« O


mental de la conducta y la modificación de conducta práctica: ...El análisis experimental de la conducta no es cosa de simple medición. Y es algo más que una cuestión de corroborar hipótesis. Constituye un ataque empírico a las variables manipulables, de las cuales es función la conducta. En consecuencia, le presta al modificador de conducta un poder excepcional (p.6). Considerando retrospectivamente la concepción de Skinner res^ pecto de la validez del conocimiento científico y de la forma de construir la teoría y sus extensiones, no tiene nada de sorprendente que la «teoría» del condicionamiento operante diera lugar, en un breve lapso, a un conjunto de técnicas de diseño y manipulación ambiental con el mayor grado de efectividad sobre el comportamiento en toda la historia de la psicología. El paradigma de conocimiento de Skinner fue esencialmente tecnológico, e inevitablemente condujo a una forma de hacer ciencia, teórica y experimentalmente, que hizo hincapié en el problema del control y li predicción.

102

A pesar de la gran diversidad de logros iniciales producto de la aplicación de los «principios» del condicionamiento operante en la forma de técnicas de ingeniería conductual, dos problemas surgieron con el tiempo que, en cierta medida, moderaron, cuando menos, el optimismo reinante respecto de la eficacia y la generalidad de la nueva tecnología: 1) La mayoría de los conocimientos provenientes de la ciencia básica parecieron ser irrelevantes para el diseño y aplicación de soluciones prácticas en circunstancias sociales diversas, limitándose el análisis conductual aplicado a utilizar sólo los principios generales, como una especie de jerga especializada, al margen de lo que ocurría en el laboratorio de investigación. De este modo, las aplicaciones se divorciaron progresivamente de su fuente original de fundamentación, desplanzándose el interés hacia criterios pragmáticos sobre el costo y eficacia de los procedimientos aplicados más que al análisis de las condiciones qué permitían su adaptación y funcionamiento. El análisis conductual aplicado se orientó hacia resultados, en vez de hacia el análisis de variables; 2) Vinculados al punto anterior, dada la naturaleza demostrativa y pragmática de la mayoría de los estudios de análisis conductual aplicado (Pierce y Epling, 1980), los resultados prácticos «positivos» se fueron reduciendo paulatinamente a aquellas circunstancias en que se disponía de un control institucional efectivo, cuestionándose, al menos en el corto plazo, su generalidad y poder supuestos para cualesquier situación social. Correlativamente, surgió la duda en los «principios» mismos manifestada en la formulación de conceptos y procedimientos ad-hoc, justificados exclusivamente por su efectividad para tratar con cierto tipo de problemas. Como ya lo he examinado previamente (Ribes, 1977,1979,1982), aun cuando el criterio de conocimiento empleado por Skinner favoreció el desarrollo de un paradigma tecnológico de análisis experimental de la conducta, las características Iógicfas del ejemplar del condicionamiento operante impusieron severas restricciones conceptuales a la metodología empleada. De entre las limitaciones lógicas más importante destacan: a) La naturaleza discreta y atomista de las unidades de análisis en términos de estímulo y respuesta;

167

b) La carencia de una representación conceptual de la historia individual y de los factores situacionales del contexto y el or-¡ ganismo; c) La distinción de sólo dos tipos generales de comportamiento,, equivalentes desde un punto de vista cualitativo; d) La preminencia de la explicación en términos de una sola variable, el reforzamiento, cuya definición requiere de efectos cuantitativos y selectores que sólo pueden aplicarse a unidades discretas y repetitivas; e) La cancelación dé la morfología como una propiedad diferencial de ciertas funciones conductuales (v. gr., la (Jistinción entre eventos convencionales y eventos físicos), y f) La adopción de las dimensiones lógicas del tiempo y el espacio físico en la descripción e interpretación de los fénomenos conductuales. El análisis en términos de antecedentes-respuestas-consecuencias ha constituido un ejemplar lineal de engañosa aplicabilidad. Aun cuando los elementos de la triple relación de contingencia constituyen aspectos fundamentales de toda interacción conductual, es evidente que, por si solos, no agotan el complejo de relaciones y condiciones que tienen lugar en todo el fenómeno de la conducta, incluyendo a aquellos aparentemente simples, como las del condicionamiento clásico y el condicionamiento operante en animales. Aún cuando la triple relación de contingencias incluye algunos de los factores que integran una interacción conductual, y constituye un aspecto necesario de toda descripción, dicha unidad analítica no es suficiente. Por ello, el uso de las categorías generadas en el condicionamiento operante como modelo o análogo, extrapolado a ia solución de problemas conductuales en situaciones sociales con seres humanos, es limitado y limitante. Es limitado porque lógicamente es insuficiente para describir y representar el tipo de relaciones y los factores que forman parte de ellas en el comportamiento que no se ajusta a las características puntuales, repetitivas y ahistóricas para las que se diseñaron las categorías de operación-efecto de la teoría del condicionamiento operante. Es limitante porque no permite describir otras relaciones distintas a las que su propia lógica se aplica. Allí radica, en principip, el motivo de la separación, cada

102

vez más profunda, entre el análisis experimental y el análisis aplicado en la conducta. Al margen de los aspectos lógicos del modelo extrapolado para describir, predecir y controlar el comportamiento humano en situaciones sociales, existen otras cuestiones igualmente importantes. Destacan tres fundamentales: 1)La naturaleza del conocimiento científico y la del conocimiento tecnológico; 2) El papel central de la individualidad en todo proceso de cambio efectivo del comportamiento, y 3) La importancia de explicitar los criterios de cambio como criterios de valor ubicables dentro de un marco de referencia histórico-cultural, que no se deriva necesariamente de las consideraciones estrictamente tecnológicas que orientan dicho cambio. La extrapolación directa del conocimiento científico, en la forma de una lógica de categorías «operación-efecto», a procedimientos de diseño, intervención y predicción en situaciones específicas «naturales» —para referirme así a las condiciones constreñidas ajenas a la investigación de laboratorio— se fundamenta en el supuesto de que el conocimiento científico es equivalente al conocimiento tecnológico como modo de conocimiento, y que en consecuencia, uno es directamente transferible o traducible al otro. Sin embargo, esto no parece ser así. Como ya lo señalamos anteriormente (Ribes y López, 1985): El conocimiento científico contrasta con el modo tecnológico dé conocer. La tecnología es fundamentalmente un conjunto de procedimientos — y reglas para generarlos— dirigidos a la transformación, la eliminación o la creación de objetos o condiciones particulares concretas. La tecnología se describe en términos de cómo producir efectos o resultados específicos en circunstancias determinadas y, como modo de conocimiento se configura de dos formas: una, j o m o resultado de la práctica sistemática relativa a la solución de problemas particulares —que podríamos denominar tecnología práctica—; otra, que está contenida a partir del conocimiento científico disponible o factible. E n la medida en que la ciencia, como modo analítico, procede mediante la descomposición de las propiedades d é l o s objetos concretos, desvinculándose de objetos y situaciones particulares en tanto tales, no puede ser aplicada directamente como conocimiento tecnológico. La tecnología proveniente de la ciencia tiene, por consiguien-

169

te, que ser elaborada como conocimiento sintético y sintetizador; sintético en la medida en que resulta de un proceso de revisión del conocimiento analítico a lo concreto y singular de los objetos particulares; sintetizador, en tanto la tecnología como conocimiento requiere de la integración situacional de aspectos únicos enmarcados en categorías generales, (p. 244).

Adicional al hecho de la difícil justificabilidad de la extrapolación directa del conocimiento básico o conocimiento tecnológico, está la cuestión de la individualidad como centro de todo conocimiento psicológico, sea referido a enunciados universales —o leyes científicas—, sea referido al objeto y objetivo mismo del toda práctica psicológica a nivel social. Mientras la ciencia estudia las interacciones individuales abstraídas de toda singularidad, el conocimiento aplicado, sea o no tecnológico, tiene que ver directamente con individuos concretos y singulares. Resulta evidente que cualquier proceso de transferencia del conocimiento científico sobre las leyes individuales abstractas a modos de conocimiento práctico o tecnológico dirigido a individuos concretos e irrepetibles, tiene que pasar por una adaptación especial en la que la individuación constituya el punto nodal de la traducibilidad de un tipo de conocimiento a otro. La teoría de la conducta carece en la actualidad de una teoría del desarrollo en la medida en que éste se concibe sólo como un proceso de acumulación y diferenciación de repertorios. Lo mismo puede decirse acerca de una teoría de la personalidad, o teoría biográfica de la individuación del comportamiento. Esta se ha igualado con los conceptos de repertorio e historia de reforzamiento del individuo. La construcción de una auténtica teoría del desarrollo individual y de la personalidad, como individuación, constituye el requerimiento para poseer el conocimiento de inferíase que haga posible la transferencia del conocimiento básico sobre el comportamiento humano a formas tecnológicas de conocimiento. Finalmente, destaca una tercera cuestión: los criterios de valor que regulan o rigen los criterios de cambio en la aplicación social del conocimiento psicológico. Aun cuando este problema ya ha sido apuntado en la literatura especializada (Goldiamond, 1974; Wolf, 1978), no se ha explicitado su contexto directamente en el problema de la moral, como dimensión valorativa de todo compor-

102 170

tamiento humano. En otro trabajo, hemos esbozado algunas soluciones en este sentido (Ribes, Díaz González, Rodríguez y Landa, 1990). Aún cuando el análisis de la conducta, como ejercicio interpretativo, puede aclarar algunos de los problemas vinculados con la ética y la moral, como ya lo demostró Skinner (1971) en Beyon Freedom and Dignity, los propios analistas de la conducta no se pueden desvincular de esta problemática como parte inevitable y definitoria de su práctica como científicos aplicados. El ejercicio interpretativo se debe trasladar al propio examen conceptual de la práctica técnica.

Lo que queda pendiente Como ya lo he anotado, es mucho lo que queda pendiente. Difícilmente la historia de una ciencia puede cerrarse definitivamente por más genial que hayan sido las contribuciones de uno de sus estudiosos. Y este es el caso de B. F. Skinner. Si Watson con su manifiesto cambió la naturaleza de la práctica científica de la psicología de manera radical, no constituye ningún atrevimiento afirmar que a partir de esa efeméride se tendrá que concebir a la psicología antes y después de Skinner. Es difícil suponer que un científico haya podido cambiar de manera más radical las prácticas y el conocimiento sobre su disciplina que lo que hizo Skinner. Pero, paradójicamente, y allí radica la grandeza de Skinner como científico, es sólo a partir de su obra y gracias a ella, que se nos plantean las limitaciones históricas de los conceptos y nociones de nuestra disciplina, y que, a la vez que se nos confronta con la necesidad de cerrar definitivamente campos de problemas, actitudes teóricas y supuestos respecto de la naturaleza de la ciencia y de la psicología, se nos abren también un sinnúmero de posibilidades y opciones, muchas de ellas todavía no vislumbradas de manera precisa. El mejor reconocimiento que podemos hacer de la grandeza de Skinner consiste en superar sus limitaciones. He ahí el reto...

Referencias Baer, D< M., Wolf., M. y Risley, T.R. (1968). Some current dimensionS of applied behavior analysis. Journal of applied Behavior Analisys,!, 91-91. Davidson, D. M. (1970). Mental Evénts. En Forster y Swanson (Dirs.). Experience and Theory. Boston: Massachusetts University Press. Epstein, R., Lanza, R. y Skinner, B. F. (1980). Simbolyc Communication between two pigeons (Columba livia domestica). Science, 207,543-545. Ferster, C. B. (1953). The use ofthe free operant in the analysis of behavior. PsychologicalBulletin, 50, 263-274. Ferster, C. B. y Skinner, B. F. (1957). Schedules of Reinforcement. Nueva York: Appleton Century Crofts. Goldiamond, I. (1974). Toward a Constructional approach to social ptoblems. Behaviorism, 2. 1-84. Konorski, J. y Miller, S. (1937). On two types of conditioned reñex. Journal of General Psychology, í6, 264-272. Kupalov, P. S. (1969). The formatiori of conditioned place reflexes. En M. Colé e I. Maltzman (Dirs.). A handbook of contemporary soviet psychology. Nueva York: Basic Books. Me Dougall, W. (1972-traducción española). Hechos fundamentales en psicología. En La Batalla del Conductismo. Buenos Aires: Paidós. Mowrer, O. H. (1960). Learning theory and Behavior. Nueva York: Wiley. Pavlov, I. P. (1927). Conditioned Reflexes. Oxford: Oxford University Press. Pierce, W. D. y Epling, W.F. (1980). What happened to analysis in applied behavior analysis. The Behavior Analyst, 3,1-10. Ribes, E. (1977). Relationship among behavior theory experimental research and behavior modification techniques. The Psychological Record, 27, 417-424. Ribes, E. (1979). El desarrollo del lenguaje gramatical en niños: un análisis teórico y experimental. Revista Mexicana de Análisis de la conducta, 5, 83-112.

102 172

Ribes, E. (1982). Consideraciones metodológicas y profesionales sobre el análisis conductual aplicado. En E. Ribes (Ed.). El conductismo: reflexiones criticas. Barcelona: Fontanella. Ribes, E. (1983). Has behavior analysis actually dealt with language? En N. Smith, P. Mountjov y D. Rubén (eds.) ReassesSment in Psycology: the interbehavioral alternative. Washington: The University Prees of America. Ribes, E. (1985). Human behavior as operant behavior: an empirical or conceptual issue? En C.F. Lowe, M. Richelle, D. E. Blackman, y C.M. Bradshaw (Eds.) Behavior Analysis and Contemporary Psychology. Londres: Erlbaum. Ribes, E. (1986). Is operant conditioning sufficient to cope with human behavior? En P. N. Chase and L.J. Parrott (Eds.). Psychological aspeets óf languaje: The West Virginia Lectures. Springfield: Ch. Thomas. Ribes, E. (1987). Some thoughts on thinking and its motivattion. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 13, 317-336. Ribes, E. (1990). Historia de la psicología ¿para qué? En E. Ribes. Psicología General. México: Trillas. Ribes, E. y López, F. (1985). Teoría de la Conducta: un análisis de campo y paramétrico. México: Trillas. Ribes, E., Díaz-González, E. Rodríguez, M.L. y Landa, P. (1990). El análisis contingencial: una alternativa a las aproximaciones terapéuticas del comportamiento. En E. Ribes. Problemas conceptuales en el análisis del comportamiento humano. México: Trillas. Ryle, G. (1949). The concept of Mind. Nueva York: Barnes & Noble. Skinner, B.F. (1931). The concept ofthe reflex in the description of behavior. Journal of General Psychology, 5, 427-458. Skinner, B.F. (1935). The generic nature of the concepts of stimulus and response. Journal of General Psychology, 12, 40-65. Skinner, B.F. (1937). Two types of conditioned reflex: a reply to Konorski and Miller. Journal of General Psychology, 16, 272-279; Skinner, B.F. (1938). The Behavior of Organisms. Nueva York: Appleton Century Crofts. Skinner, B.F. (1945). The operational analysis of psychological terms. Psychological Review, 52, 270-277.

Skinner, B.F. (1948). Walden two. Nueva York: MacMillan. Skinner, B.F. (1948). «Superstition» inthepigeon. The Journal of Experimental Psychology, 38,168-172. Skinner, B.F. (1950). Are theories of learning necessary? Psychological Riew, 57, 193-216. Skinner, B.F. (1953). Science and Human Behavior. Nueva York: MacMillan. Skinner, B.F. (1956). A case history in scientific method. American Psychologist, 11, 221-233. Skinner, B.F. (1957). Verbal Behavior. Nueva York: Appleton Century Crofts. Skinner, B.F. (1962). Two «synthetic social relations» Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 5, 531-533. Skinner, B.F. (1969). Contingencies of Reinforcement: a theoretical analysis. Nueva York: Appleton Century Crofts. Skinner, B.F. (1971). Beyond Freedom and Dignity. Nueva York: A. Knopf. Skinner, B.F. (1972). Some relations between behavior modification and basic research. En S.W. Bijou y E. Ribes (Eds.). Behavior Modification: Issues and Extensions. Nueva York: Academic Press. Skinner B.F. (1980). Autobiografía (3 vol.). Barcelona: Fontenella. Thorndike, E.L. (1911). Animal intelligence. Nueva York: MacMillan. Ullman, L.P. y Krasner, L. (1965). Case studies in behavior modification. Nueva York: Holt, Reinehart & Winston. Watson, J.B. (1913). Psychology as the behaviorist views it. Psychological Review, 20, 158-177. Watson, J.B. (1972-traducción castellana). En Conductismo. EnZa batalla del conductismo. Buenos Aires: Paidós. Wolf, M.M. (1978). Social validity: the case for subjective measurement or how applied behavior analysis is finding its heart. Journal of Applied Behavior Analysis, 11, 203-214.

102

Las lecciones que no hemos aprendido de B.F. Skinner*

PETER HARZEM**

Es una ventaja vivir al fin de este siglo. Nos permite mirar hacia atrás, ver cuáles son lo logros intelectuales y descubrir aquellos intelectos que representan a nuestra época y que probablemente permanecerán como hitos históricos. Por supuesto, el tiempo no respeta ninguna de las marcas hechas por el hombre y el que nos encontremos en las postrimerías de un siglo no nos permite fijar para la posteridad los juicios que hagamos en estos momentos. La fama y la infamia son volubles y el número de grandes hombres y de mujeres importantes en la historia a quienes nosotros ya hemos olvidado, es mucho más grande que el de aquellos a quienes todavía veneramos. , Aun con esa precaución en mente es bastante claro que en los campos relacionados con la condición humana y con su bienestar, B.F. Skinner fue un intelecto sobresaliente del siglo XX. Fue un gran teórico de la conducta humana, preocupado por las duras realidades de nuestro tiempo, en continua búsqueda del modo como podía llevar sus teorías a la práctica, para en esa forma mejorar la vida. El, además, tuvo una menos envidiable distinción: fue uno de los pensadores de nuestra época que ha recibido un mayor número de malas interpretaciones e incomprensiones. * Basado en un escrito que se presentó en el simposio para conmemorar la obra de Skinner y que tuvo lugar en la ciudad de México, el 9 de marzo de 1991. Deseo dejar el testimonio aquí, de la sensibilidad especial que estuvo presente y de lo conmovedor de la ocasión organizada por Emilio Ribes y sus colegas en México. ** Auburn University, Estados Unidos.

175

El ser malinterpretado o incluso el ser deliberadamente malinterpretado por algún oponente intelectual no es algo que sea extraño en la historia académica. Nuestra admiración por la ciencia no siempre se separa de la admiración que tenemos por los científicos y por ese motivo olvidamos que el científico, como cualquier otra persona, puede ser víctima de faltas como la de los celos, la exageración y el egoísmo y puede estar tentado a buscar admiración mediante las degradaciones que haga al trabajo de sus oponentes, en lugar de que busque apoyarse en la bondad de sus propios trabajos. Algunas veces la mera pereza, la haraganería que lleva a no preocuparse por ponerse a leer los trabajos de sus oponentes, conduce a incomprensiones de muy larga duración. No es fácil, en ocasiones, distinguir la simple ignorancia de la malicia. Muchos estudiosos, a lo largo de la historia de las ideas, han sido vilipendiados por incomprensiones de ese tipo y muchos han sufrido personalmente por esos motivos. De Luis Pasteur se rieron porque sugirió que la enfermedad mortal del antrax era causada por "muy pequeños animales, tan pequeños que no podemos verlos". Harvey fue ridiculizado por sugerir, en contra de las autoridades médicas de su tiempo, que la sangre se encontraba en un continuo estado de movimiento a lo largo de una serie de tubos, Freud fue considerado un peligro para la moral de su sociedad cuando traspasó la línea de los tabúes establecidos. Skinner provocó la furia de sus detractores, según creo, ¡porque se pensó, equivocadamente, como luego demostraremos, que si se le tomaba seriamente, podía acabar con las grandes preocupaciones intelectuales que la humanidad ha tenido a lo largo de la historia en temas como los del amor, el odio, el pensamiento, los deseos y otros de naturaleza semejante. Se creyó y todavía se supone, que degradó la parte más preciosa de nosotros mismos, la sensibilidad de nuestras almas, convirtiéndonos en autómatas que estamos a merced de los cambios y agitaciones de nuestro ambiente. La costumbre de malinterpretar y no llegar a comprender a los "conductistas" apareció antes de Skinner, con J.B. Watson. Los conductistas con una presión sanguínea estable podrían muy bien leer algunas de las afirmaciones de McDougall sobre este asunto y darse cuenta que en aquellos tiempos las circunstancias no eran mejores y que a fin de cuentas, el veneno anticonductista se ha de-

176

bilitado, a pesar de que eso no consuele mucho a los conductistas actuales. Y en verdad puede decirse que no hay motivo de consuelo, pues con el tieinpo se ha dañado la imagen de los conductistas, quienes ante los ojos del público intelectual general siguen siendo excesivamente mal vistos. Hace poco tuve el gran placer de conversar sobre arte, y literatura, con un profesor emérito de literatura inglesa de una gran gentileza y cultura. Nuestra plática, en un cierto momento, cambió a las experiencias que habíamos tenido en nuestra vida universitaria y sabiendo él que yo era psicólogo, me contó que hacía tiempo había participado en un grupo de selección en el que uno de los candidatos entrevistados les había dicho que era conductista y mi amigo, entonces, me dijo: "por supuesto que supe inmediatamente qué clase de persona era" Y me hizo ese comentario porque al haber hablado conmigo de temas que forman parte del bagaje de cualquier persona civilizada y al darse cuenta que yo había leído los mismos libros que él, inmediatamente dio por hecho que yo no podía ser conductista. Y si nosotros tomamos el punto de vista que él había asumido y que muchos otros aceptan de lo que "es" un conductista, yo "no" soy conductista ni ningún otro podría serlo. Pero ¿qué es entonces ser conductista? Es decir, desde el punto de vista académico, cuáles son las bases que permiten distinguir a un conductista de otro tipo de estudiosos. Para dar respuesta a esas preguntas vamos a regresar al tema de este ensayo, o sea, vamos a enfocarnos en el conductista más sobresaliente de nuestro tiempo, B.F. Skinner, cuyos pensamientos inspiraron a muchos de nosotros y a quien rendimos homenaje en esta colección de ensayos. Junto con T.R. Miles resumimos en otra parte (1978), bajo cuatro rubros, las principales contribuciones de Skinner: a) La insistencia, presente en su teoría de la conducta, sobre la importancia de las consecuencias del comportamiento, b) la extensión de este principio básico a la comprensiór\ de la vida y de las sociedades humanas, c) sus invenciones técnicas y metodológicas y "el) los nuevos hechos acerca de la conducta que descubrió. En relación con el punto de vista de Skinner sobre la condición humana, los dos primeros puntos señalados son los más importantes. Los dos últimos sonde especial valor para la psicología como disciplina y los trabajos de quienes los han ignorado, desgraciadamente por razones

109

doctrinarias, muestran, por eso mismo, sus limitaciones. Por supuesto, viene a ser un tipo especial de ineptitud intelectual al rechazar un método por desacuerdos teóricos con el inventor de dicho método. En este ensayo discutiré una selección, que por supuesto, será limitada, de los puntos de vista de Skinner y los contrastaré con lo que "se dice" de ellos. Una discusión similar podría hacerse con una selección completamente diferente. Cuando indico que trataré lo que "se dice", me refiero no sólo a lo que afirman los psicólogos, no importa que se muestren favorables o bien contrarios a las teorías de Skinner, sino también a lo que comentan quienes han recibido una impresión particular de Skinner a partir de fuentes secundarias.'

Sobre las teorías científicas La mayor parte sostiene que Skinner evadió las teorías y que no sólo pensó que eran innecesarias, sino que representaban obstáculos para el progreso científico. Casi todos los libros de texto contemporáneos repiten esa falsedad y muchos legos en psicología creen en esa afirmación. Aquí está lo que Skinner dice al respecto: El simple catálogo de las relaciones funcionales no es suficiente, pues estos son los hechos básicos de la ciencia, pero no representan a la ciencia. Los manuales científicos contienen cientos de miles de hechos tabulados, tal vez el conocimiento más amplio que exista, pero ésto no es la ciencia... No hay una figura más patética en la psicología contemporánea que la del mero colector de hechos, quien opera, o cree que opera, sin base alguna para seleccionar un hecho en lugar de otro... la conducta únicamente podrá ser comprendida cuando se vaya más allá de los hechos mismos... de ahí que sea necesaria una teoría de la conducta (1947).

Acerca de la fisiología y del alcance general de las teorías Es común el pensar que Skinner se opuso a las explicaciones fisiológicas de la conducta. Algunas veces se describe la psicología que a él le interesaba como la psicología de "la caja negra", lo que im-

102 178

plica que el tratar de mirar dentro de la caja estaba en cierto modo prohibido. Skinner nunca hizo tal prohibición. "Eventualemente podemos esperar que los rasgos principales de una teoría conductual tengan significado fisiológico. En la medida en que la ciencia de la fisiología avance, será posible mostrar lo que sucede en varias estructuras del organismo cuando tienen lugar los fenómenos de la conducta y entonces se podrá ver que tal vez los sistemas teóricos de las dos ciencias se corresponden. Un ejemplo de este reacercamiento se encuentra en la forma en que los hechos y los principios de la genética, provenientes de los estudios de los padres y de su descendencia, parecen corresponder con los hechos y principios de la estructura celular. La ciencia de la genética ha alcanzado un nivel en el que resulta muy provechoso investigar los dos tipos de problemas al mismo tiempo...Una fecha igual habrá que esperar para la psicología, Lo cual le dará mayor realce al trabajo del fisiólogo y del psicólogo fisiológico" (1947). ¿Qué tipo de académico podría extraer de la cita anterior la conclusión de que Skinner objetaba a la psicología fisiológica? y ¿quién podría además públicar en artículos y libros de texto esa clase de malentendido?. En el mismo artículo que comentamos, hay otra cita que atestigua la apertura de Skinner a este tipo de problemas generales, más allá de lo relacionado con la fisiología: "Los problemas críticos presentes en los campos aplicados pueden llevar a importantes contribuciones a la teoría. Es posible que se desarrollen nuevos métodos y se descubran otros hechos en la industria, la educación, la clínica, así como en otras situaciones similares. Pero el maridaje con los hechos, la obtención de información desde 'todos los campos de la conducta humana', en especial el estudio de los problemas que son teóricamente importantes y la elaboración de sistemas conceptuales satisfactorios, es probable que permanezca siendo la función de los psicólogos dentro de las Universidades" (1947, el entrecomillado es mío). Hay otro punto significativo en esta aseveración que no debo dejar ir sin subrayarlo. Nótese que Skinner busca "la elaboración de sistemas conceptuales satisfactorios". Es obvio que no supone que la elaboración de ese tipo de "sistemas" venga a ser la "verdad" última. Ese tipo de ideas lo hubiese horrorizado al considerarlo como un dogma antiintelectual. Algunos de sus más fervientes seguido-

res, cuyas buenas intenciones están fuera de cuestión, harían muy bien en notar lo anterior.

Sobre las limitaciones del método Todavía persisten quienes afirman que Skinner rechazó totalmente los métodos de análisis de las estadísticas. Pero lo que quizá él hubiese expresado sería su insatisfacción con el estado en el que se encuentra la psicología cuando de manera habitual e invariable, requiere ese tipo de análisis en cada estudio que se pretenda publicar en las revistas psicológicas. Lo que él deseaba era una investigación libre, no atada. Esto es lo que dice sobre el tema que ahora nos ocupa. "No le haremos al joven psicólogo ningún favor si aceptamos reconstruir nuestras prácticas para que encajen en los patrones demandados por la metodología científica actual... No tenemos razón alguna para decirles a los psicológos que se comporten como yo lo he hecho o como lo hace R. A. Fisher" (1956).

Sobre la "psicología estímulo respuesta" Se sigue diciendo que el enfoque de Skinner al estudio experimental de la conducta es el de "la psicología estímulo-respuesta". Su punto de vista es más bien el siguiente: "Los reflejos, condicionados o de cualquier otro tipo, se refieren, principalmente, a la economía interna del organismo y al mantenimiento de varios tipos de equilibrios. La conducta mediante la cual el individuo se relaciona con su ambiente y le permite obtener las cosas que necesita para su existencia y para la propagación de su especie, no puede encajonarse en la fórmula simple de todo-onada, estímulo respuesta" (1957)

Sobre los términos "mentalistas" De acuerdo con Skinner, los términos a los que designó como "mentalistas", tienden, de una manera muy seria, a descarriar a las

102 180

teorías psicológicas. Por esa razón pensaba que lo mejor era evitar el uso de términos de esa especie, cuando por ejemplo se iba a formular un proyecto de investigación. Lo anterior ha sido tomado no sólo por sus críticos, sino también por sus seguidores, como una prohibición completa al uso de palabras como "pensamiento", "percepción", "tener un sentimiento" o de palabras como "mente" y "mental". En realidad, Skinner nunca se planteó lo anterior, sino que más bien buscaba "una explicación satisfactoria" de esos conceptos y esperaba que iba a llegar el tiempo en el que esa explicación podría llegar a obtenerse. Los ejemplos siguientes presentan sus puntos de vista sobre estos asuntos: "¿Cómo podemos explicar la conducta de referirse a los fenómenos mentales? La solución deber ser psicológica y no lógica... (todavía hay) una completa falta de interés en este problema entre las aproximaciones psicológicas actuales..." (1945). "Lo que parecen ser reacciones puramente sensoriales dependen, muy a menudo, de variables en el campo del condicionamiento, 'la motivación, y laemoción'." (1953, el entrecomillado es mío). "No podemos proporcionar un marco de referencia semántico que apele exitosamente a la intención del hablante 'hasta que no contemos con una explicación psicológica satisfactoria de la intención'." (1957, el entrecomillado es mío). ¿Por qué, entonces, tratamos erróneamente a este gran pensador del siglo XX? Es probable que en muchas ocasiones haya mera ignorancia y no mala fe. (Dejemos al lector juzgar por si mismo que es lo que empuja a un estudioso: la malicia o la ignorancia). Las incomprensiones y las representaciones equivocadas surgen, frecuentemente, debido a una costumbre que se ha extendido, rápidamente, en psicología y en otras disciplinas, pero que hubiera sido inadmisible para los académicos de hace apenas unas décadas, se trata, sobre todo, de la práctica de citar y escribir acerca de materiales que no fueron leídos en la fuente original. Esa práctica malsana permite la multiplicación de errores e incomprensiones de artículo a artículo y de libro a libro. Hay muchas otras víctimas además de Skinner, pero en el caso de este último, la práctica ha alcanzado niveles insospechados. El resultado no es necesariamente, un daño al estudioso que se cita (Skinner tuvo una muy buena vida y cuando murió dijo una última y brillante palabra "maravilloso") sino, casi

siempre, a la sociedad. Los prejuicios que así se desarrollan impiden í la adopción de técnicas que podrían haber sido efectivas para ali- j viar "algunos" sufrimientos, mejorar "algunos" aspectos de la edu- i cación y encontrar "algunas" formas de reducir las adicciones, el | crimen y otros problemas sociales. Subrayo la palabra "algunos" i para insistir que no se pretende que se pueden resolver con esas téc- '! nicas, "todos" los problemas. « En décadas recientes nos hemos sensibilizado, cada vez más, a ¡j los prejuicios raciales y a otros de índole social, de ahí que continuemos esforzándonos por superarlos. Hay, sin embargo, otro tipo de prejuicios que parecemos no advertir y al que llamaré el "prejuicio intelectual". Ese prejuicio ocasiona mayores daños a nuestra cultura que los producidos por el otro tipo de prejuicios. Se trata de la tendencia de formarse opiniones sobre las teorías sin tener un conocimiento directo de las mismas, lo que lleva a rechazar sus propuestas sobre la base de "sus fuentes", en lugar de examinar su sustancia. Ese tipo de prejuicio ha cegado a algunos de los mejores intelectos de nuestra época y Ies ha impedido ver el conocimiento que poseemos, el cual, si hubiera sido aceptado, podría haber tenido un buen uso social. No queremos sugerir que Skinner, el teórico, el científico, nos haya dado las respuestas que necesitamos. Skinner no terminó el trabajo de encontrar los remedios que nos hacen falta, él, simplemente, principió un camino de inquisición de la condición humana que por lo que ahora sabemos, parece ser muy prometedor. Quienes buscan en Skinner respuestas finales hacen vanas demandas y quienes proclaman que ya se encontraron todas las respuestas, están equivocados. Hoy en día, los detractores de Skinner no se limitan a sus enemigos intelectuales, sino que también se incluyen entre ellos, aunque de manera inintencionada, hasta sus más fervientes seguidores. La historia nos demuestra que con frecuencia las interpretaciones más equivocadas de los pensamientos de los grandes pensadores, surgen de afirmaciones que no fueron hechas por sus enemigos, sino por quienes adoptaron sus teorías. Los grandes pensadores, continuamente reformulan, modifican sus teorías, se retractan de algunas de sus afirmaciones, mientras que sus seguidores son más dados a seguir la versión osificada de la teoría, en la cual buscan

182

respuesta a toda clase de preguntas que pudieran surgirles. Ese ha sido el destino de las teorías —en plural— de Sigmund Freud y a los ojos de algunos pocos, parece ser el destino de las teorías de Skinner, pues todavía hay una característica esencial del trabajo de Skinner que ha escapado a la atención de sus seguidores: la inovación. Desde el principio de su carrera hasta el fin de sus días, Skinner buscó, continuamente, nuevas formas de analizar sus datos, de construir nuevos aparatos para responder mejor a las necesidades de la investigación, de encontrar nuevas áreas en las que estuviera presente una necesidad práctica para tratar de utilizar, en su resolución, los métodos por él desarrollados. En su último discurso en la convención anual de la Asociación para el Análisis de la Conducta, describió las nuevas modificaciones que le había hecho a la denominada caja de Skinner. Mostró, entonces, un diagrama de la nueva caja y planteó que una caja cilindrica podría ser un instrumento de investigación mejorado. Sus primeros escritos sobre la "enseñanza programada" están llenos de planos relativos a artificios que podrían adaptarse para trabajar con niños y con adultos y pocos de ellos se parecen a la caja de Skinner. Sus seguidores, sin embargo, han permanecido fijos en la caja de Skinner original y casi toda la investigación operante de los años cincuenta, consistió en registros de presiones de la barra y de entrega de reforzamientos proporcionados en la caja tradicional. Aún la investigación humana ha sido conducida en cubículos que esencialmente, son cajas de Skinner agrandadas para que en ellas quepan seres humanos y que cuentan con sistemas de registro de presiones de la barra (muy a menudo llamados apretones de un botón por parte de los seres humanos) y tienen, igualmente, sistemas de entrega de reforzamientos. La investigación experimental en el análisis de la conducta debería de tomar nuevos impulsos, desarrollar nuevos alientos que fueran apropiados, a los problemas que se investigan. Los seguidores de Skinner deberían de tomar de él su ejemplo de que es nftjor acomodar el método y los aparatos a la pregunta que se pretende contestar y no limitar la pregunta a los aparatos que se tienen a la mano. Leer directamente Skinner y no leer lo que de él se dice en los libros de texto, aclararía lo que planteó como base para el trabajo futuro. De esa manera no se podría concluir que ya conocemos la

109

naturaleza humana. Empero, sus críticos no son siempre injustos. En algunos de sus escritos nos queda la impresión de que a veces, muy fácilmente, hace a un lado las nociones que en ese momento.no le interesan. John Stuart Mili, en 1844, escribió lo siguiente acerca de Jeremy Bentham "Es difícil encontrar algo en la filosofía de Bentham que no sea verdadero. Pero lo malo de sus escritos es que resueltamente niega todo aquello que no ve". Esto es válido, literalmente, para Skinner. La única diferencia es que Skinner no niega resueltamente, aunque a veces da la impresión de hacerlo. Los clichés se convierten en clichés por ser continuamente repetidos. Por otro lado, el repetirlos hace que parezcan verdaderos. El siguiente cliché parece apropiado para la ocasión: Con la muerte de Skinner el mundo perdió un gran humanista y la psicología perdió al último de los grandes teóricos. En psicología hemos entrado a la edad del "equipo de investigación" y a la del especialista cuyo conocimiento se limita a su especialidad y su visión se confina a su conocimiento limitado. Algunos celebran lo anterior como un progreso, para mí y como producto de mis conversaciones con Skinner, lo anterior es algo lamentable y viene a ser una capitulación ante las minucias. Si queremos "salvar al mundo", para pedir prestada una frase de Skinner, necesitamos que lo más pronto posible nos lleguen nuevos Skinner. Entre tanto, debemos ver con gratitud sus contribuciones, las cuales podrían resumirse en las palabras que se le dirigieron a él, en agosto de 1990 en la Asociación Psicológica Americana: "...con gran sensibilidad hacia la condición humana, combinada con criterios sumamente rigurosos y una visión de largo alcance, sentó las bases para aplicaciones de carácter innovador en psicología clínica, educación, medicina conductual, retardo mental, daño cerebral y en otras áreas que resultan incontables. Como ciudadano del mundo, proporcionó discernimientos bastante reflexivos, muy a menudo provocadores, aunque siempre misericordiosos, sobre los esfuerzos típicamente humanos dirigidos al ámbito de la ética, la libertad, la dignidad, el gobierno y la paz. Debemos decirle que usted ha cambiado de una manera fundamental y para siempre, nuestro punto de vista sobre la capacidad humana para aprender.."

Si nuestra cultura sobrevive, estaremos en deuda de gratitud con Skinner por los servicios que prestó para ese fin.

Referencias American Psychological Association (1990) Citation for outstanding lifetime contribution to psychology, presented to B. F. Skinner.American Psychologist, 45, 1205. Harzem, P. and Miles, T.R. (1978) Conceptual issues in operant psychology. Chichester, England: John Wiley and Sons. Mili, J.S. (1844, ed. 1874) Essays on some unsettled questions of political economy. L o n d o n : People's editions. (Also in New Universal Library, 1907.) Skinner, B.F. (1945) An operational analysis of psychological terms. Psychological Review, 52, 270-277. Skinner, B.F. (1947) Current trends in experimental psychology. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press. Skinner, B.F. (1953) Sciencie and human behavior New York: The Macmillan Company. Skinner, B.F. (1956) A case history in scientific method. American Psychologist, 11, 221-233. Skinner, B.F. (1957) The Experimental analysis of behavior. American Scientist, 45, 343-371. Skinner, B.F. (1957) Verbal behavior. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.

109 184

Indice

PRÓLOGO

La contribución de Skinner a la Farmacología P.B. Dews

MsiDAD DE

mmwm

CENTRO UNtVCTSITAWO OE U COSTA

7

,9

Dos psicologías: el conductismo postskinneriano y la psicología cognoscitiva Howard Rachlin

33

La conducta computacional y el análisis de la conducta: una interpretación de Catania y Reynolds (1968) Charles P. Shimp

69

El legado institucional e ideológico de Skinner James A. Dinsmoor Contingencias de reforzamiento en la interacción ambiente-infante. El legado de Skinner al estudio del desarrollo del niño Jacob L. Gewirtz Algunas reflexiones sobre la grandeza de un hombre Fred S. Keller Skinner y la psicología: lo que hizo, lo que no hizo y lo que nos corresponde hacer Emilio Ribes Iñesta Las lecciones que no hemos aprendido de B.F. Skinner Peter Harzem

.85

105 129

139 175

i Burrhus Frederic Skinner falleció el 18 de agosto de 1990. Skinner ha sido, [ ¿ / T ^ J incuestionablemente, uno de los granj des psicólogos de este siglo, tanto por sus contribuciones, conceptuales y meto- ; dológicas, como por sus aportaciones directas de tipo experimental y tecnológico. . En Ocasión del XI Congreso Mexicano de Análisis de la Conducta, en marzo de 1991, se celebró un simposio .satélite en homenaje a B.F. Skinner, en el recinto del Salón Generalizo de San Ildefonso, pleno de tradición académica. A dicho1 simposio fueron invitados investigadores distinguidos en el análisis de la conducta, que de un modo'u otro fueron colaboradores y colegas cercanos a B.F. Skinner. Los participantes del simposio fueron Fred,S. Keller, Peter B. Dews, James A..Dinsmoor, Philip Hineline, Charles Shimp, Jack L. Gewirtz, Peter Harzem y Howard Rachlin. Las presentaciones de dichos académicos constituyen el contenido de este volumen.

Colección Fin de Milenio Serie Ciencia de la Conducta

Burrhus Frederic Skinner falleció el 181 ! de agosto de 1990. Skinner ha sido, incuestionablemente, uno de los grani des psicólogos de este siglo, tanto por sus contribuciones, conceptuales y mero-, dológicas, como por sus aportaciones:

'

directas de tipo experimental y tecnológico. . En ocasión del XI Congreso Mexicano de Análisis de la Conducta, en marzo de 1991, se celebró un simposio .satélite en homenaje a B.F. Skinner, en el recinto del Salón Generalito de San Ildefonso, pleno de tradición académica. A dicho simposio fueron invitados investigadoresdistinguidos en el análisis de la conducta, que de un modo'u otro fueron colaboradores y colegas cercanos a

B.F. Skinner. Los participantes del simposio fueron Fred S. Keller, . Peter B. Dews, James A..Dinsmoor, Philip Hineline, Charles Shimp; Jack L. Gewirtz, Peter Harzem y Howard Rachlin. Las présentaciones de dichos académicos constituyen el contenido dé estfe volumen.

11

Colección Fin de Milenio Serie Ciencia de la Conducta