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Un hombre de paz que tomó las armas para liberar su Patria.

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ació en el seno de una familia porteña. Su padre era un acomodado comerciante italiano, Domingo Belgrano y Pérez, y su madre una criolla, doña María Josefa González Casero. Se educó en el Real Colegio San Carlos, con la mejor formación que podía encontrarse en la colonia en el último cuarto del siglo XVIII. Aprendió junto con las primeras letras gramática latina, filosofía y algo de teología. Luego partió a España a estudiar leyes en Salamanca, Valladolid y Madrid, donde se recibió de abogado. Por entonces, se perfilaba ya como un intelectual más preocupado en los asuntos económicos que en el estudio de las leyes. En su Autobiografía, dirá: “Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como en el estudio de los idiomas vivos, de la economía política y al derecho público”. Estando Belgrano en España se produjo la Revolución Francesa y el joven rioplatense se ve envuelto por las ideas iluministas que se desprenden de la gesta francesa: “Se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y solo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aun las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”. En 1793 fue designado secretario perpetuo del Consulado de Buenos Aires, un organismo con funciones económicas y técnicas, relativas al comercio y la producción. Belgrano desarrolla aquí una ardua actividad en la promoción de la industria colonial, de la producción agrícola y ganadera, y de las formas de comercio. En Buenos Aires Belgrano se encuentra con una gran desorganización en todas las materias que eran competencia de su función, algo que lo preocupó:“Mi ánimo se abatió y conocí que nada se haría a favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común”. Educación pública

Manuel Belgrano, uno de los padres de la Patria

Orienta entonces su prédica a dotar al Virreinato de instituciones educativas, proponiendo la creación de una escuela de matemáticas y otras de diseño y de comercio, pero choca con la desidia de las autoridades virreinales. No obstante, por su iniciativa nace en 1799 la Escuela de Geometría, Arquitectura, Perspectiva y Dibujo, que se fusionó poco después con la recién creada Escuela de Náutica. En el reglamento, que redacta, Belgrano le da derechos igualitarios de educación a los indios a criollos y españoles. Ordena también cuatro vacantes para huérfanos, mostrando así las altas consideraciones sociales gestadas en Europa. En un discurso en 1802 Belgrano presentó sus ideas acerca de lo que esperaba de la Escue-

la: “...sabéis -dijo-, que de aquí van a salir individuos útiles a todo el Estado y en particular a estas provincias; sabéis que ya tenéis de quién echar mano para que conduzcan vuestros buques; sabéis que con los principios que en ella

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Martina Silva de Gurruchaga Tenía su casa en Cerrillos y preparó de su propio peculio una compañía de soldados que presentó en la batalla por las Lomas de Medeiro, atemorizando a

se enseña tendréis militares excelentes; y sabéis también que hallaréis jóvenes que con los principios que en ella adquieren, como acostumbrados al cálculo y a la meditación, serán excelentes profesores en todas las ciencias y ar-

tes a que se apliquen, porque llevando en su mano la llave maestra de todas las ciencias y artes, las matemáticas, presentarán al universo, desde el uno hasta el otro polo, el cuño inmortal de vuestro celo patrio”.

los realistas. Belgrano recompensó esa actitud obsequiándole una capa con esta leyenda: “A la benemérita patriota capitana del ejército doña Martina Silva de Gurruchaga”.

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La economía

Publicó también la obra “Principios de la ciencia económica-política”, y se encarga de difundir en Buenos Aires los trabajos acerca del liberalismo económico de Adam Smith. Además, se dedica con mucha atención al periodismo, colaborando con el Telégrafo Mercantil (entre 1801 y 1802). En 1806 ocurren las primeras invasiones inglesas. El acontecimiento despertó todo el celo patriótico del joven abogado, quien encontró en la tarea de promover la independencia su más alto cometido. El militar

Sin haber vestido nunca un uniforme ni haber recibido instrucción, se hizo militar. Para sus lamentos, porque halló ejércitos acobardados, sin orden ni disciplina, mal armados y peor acostumbrados. Y entre los intelectuales criollos encontró malos patriotas, que no sabían si subordinar el país al rey de España (entonces ocupada por Napoleón) o al de Inglaterra. Sin embargo, los sucesos europeos alentaron la revolución y Belgrano protagonizará el movimiento independentista. Más tarde recordará los sucesos de mayo de 1810 con estas palabras: “Se vencieron al fin todas las dificultades, que más presentaban el estado de mis paisanos que otra cosa, y aunque no siguió la cosa por el rumbo que me había propuesto, apareció una junta, de la que yo era vocal, sin saber

cómo ni por dónde, en que no tuve poco sentimiento”. Al Paraguay

De inmediato se lo convoca para dirigir una campaña militar al Paraguay, a fin de propagar la revolución. Y a pesar de su escasa experiencia militar se las arregla para instituir la subordinación y el orden en las tropas, haciendo del respeto por la población civil la máxima premisa de la expedición. Ya todos reconocen en él las virtudes comunes a muchos patriotas, como la honestidad, la probidad y la austeridad, combinadas con una particular moderación, que para muchos era signo de debilidad de carácter. Por más, su voz, marcadamente aflautada, y su poca firmeza en los ademanes y gestos, lo hicieron aparecer como impropio de la milicia. Estas percepciones ayudarán, por ejemplo, a que sea reemplazado del mando del Ejército del Norte, que debió a entregar a San Martín en 1814, luego de las victorias de Tucumán y Salta y de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Para entonces, con suerte desigual, Belgrano había comandado el Ejército durante casi dos años, demostrando su vocación patriótica de la manera más cruda, y grandes cualidades como jefe. Ya habían sucedido también los episodios de la Bandera a orillas del río Paraná, en Rosario, en febrero de 1812 , en Jujuy el 25 de mayo del mismo año y el 13 de febrero de

1813 a orillas del río Pasaje (Salta).

casa de Portugal.

El diplomático

Política y diplomacia

A comienzos de 1815 Belgrano abandona completamente sus funciones militares y es enviado a Europa, junto a Rivadavia y Sarratea, en funciones diplomáticas. Conoce allí al célebre naturalista Amado Bonpland, y lo convence de venir a América a estudiar la naturaleza y el paisaje de estas regiones. También se destacará como diplomático, desarrollando una importante labor propagandística, cuya finalidad era que la revolución sea reconocida en el Viejo Continente.

Más tarde, Belgrano seguirá desarrollando una ardua actividad político-diplomática: fue el encargado de firmar el Pacto de San Lorenzo con Estanislao López que, en 1919, puso fin a las disputas entre Buenos Aires y el Litoral. Además,vuelve a encabezar el Ejército del Norte,en el cual,gracias a la fama que gozaba tanto como patriota y como jefe,es admirado por la tropa.

Congreso de Tucumán

Regresa al país en julio de 1816 y viaja a Tucumán para participar de los sucesos independentistas, donde tiene un alto protagonismo. Tres días antes de la declaración de la Independencia declama ante los congresistas e insta a declarar cuanto antes la independencia. Propone una idea que contaba con el apoyo de San Martín: la consagración de una monarquía: “Ya nuestros padres del congreso han resuelto revivir y reivindicar la sangre de nuestros Incas para que nos gobiernen. Yo, yo mismo he oído a los padres de nuestra patria reunidos, hablar y resolver, rebosando de alegría, que pondrían de nuestro rey a los hijos de nuestros Incas”. No obstante, la propuesta monárquica no prospera, dado que habían corrido rumores de que incluía la cesión de la corona a la

El final

Aquejado por una grave enfermedad que lo minó durante más de cuatro años, y todavía en la plenitud de su vida, Manuel Belgrano murió en Buenos Aires el 20 de junio de 1820. Estaba empobrecido y lejos de su familia. Y si bien no se casó, de sus amores con una joven tucumana nació su única hija, Manuela Mónica, que fue enviada a su pedido a Buenos Aires, para instruirse y establecerse. Terminaba así una vida dedicada a la libertad de la Patria y a su crecimiento cultural y económico.En este sentido se destaca de Belgrano que fue el promotor de la enseñanza obligatoria que el virrey Cisneros decretó en 1810. También hay que destacar su labor como periodista en su actuación en el Telégrafo Mercantil, y creando luego el Correo de Comercio, que se publicó entre 1810 y 1811, y donde promovió la mejora de la producción, la industria y el comercio. Fundó la Escuela de Matemáticas y la Academia de Matemáticas del Tucumán, que en 1812 instauró para la educación de los cadetes del Ejército.

Monumento al general Belgrano, en Capital Federal.

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José Apolinario Saravia Nació en Salta, ingresó en el Ejército del Norte y estuvo en las batallas de Tucumán y Salta. Guió al general Manuel Belgrano para que ingresara a la

ciudad de Salta por la Quebrada de Chachapoyas y llegara a la hacienda de Castañares, propiedad de su padre. En la Batalla de Salta, Apolinario fue jefe de un escuadrón del Ejército del Norte.

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Casa de Castañares donde el general Belgrano pernoctó antes de la batalla.

LUISA MILLER ASTRADA Académica correspondiente de la provincia de Salta. Academia Nacional de Historia.

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Sorprende la vigencia de sus ideas l producirse la Revolución del 25 de mayo de 1810, el doctor Manuel Belgrano, a la sazón secretario del Consulado, fue llamado a integrar la Primera Junta de Gobierno Patrio en calidad de vocal. Había estudiado en Salamanca, primero, graduándose como bachiller en leyes, pasó luego a Valladolid, donde el 6 de febrero de 1793 se le expidió el título de abogado. Su autobiografía consigna que en esta casa se dedicó a sus estudios preferidos, especializándose en economía política. Y dirá más adelante: “Como en la época de

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1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese la variación de ideas, particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad y propiedad y solo veía tiranos a los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido y aun las mismas sociedades habían acordado directa o indirectamente”. Aquí vemos delineados los aspectos fundamentales de su pensamiento, cuando rondaba los veinte años. La realidad

El nuevo rey Carlos IV lo nombra secretario de Consulado que se acababa de crear en Buenos Aires. Su llegada en 1794 le permite el conocimiento de la realidad virreinal y de la injusta si-

Pedro José Saravia Nació en Salta. Fue hacendado y militar dueño de la hacienda de Castañares donde se alojaron el general Belgrano y las tropas del Ejercito del Norte.

tuación política y económica. La lectura de Jovellanos y los escritos sobre la Sociedad de Amigos del país le posibilitan la comprensión de la caducidad del sistema monopólico. Facilitado por la base que le daba su basta cultura humanística, amplío sus conocimientos de la realidad americana en sus aspectos políticos, económicos, educacional y militar. Los ingleses

El joven Belgrano actúo en la defensa de Buenos Aires al producirse la Segunda Invasión Inglesa en calidad de mayor de Regimiento de Patricios, y cuando se plantea la necesidad de marchar al Paraguay la falta de oficiales formados lleva a la junta a designarlo para comandar las fuerzas en calidad de general en jefe. Belgrano demuestra, a pesar de no haber lo-

grado éxito militar, talento conductor divulgando el ideario revolucionario, por lo que se le confiere la misión de defender la Villa del Rosario en previsión del ataque realista procedente de Montevideo. Escarapela y bandera

Allí estrena la escarapela azul-celeste y blanca y el 27 de febrero de 1812 enarbola una bandera que, tras varias vicisitudes, habría de convertirse en el símbolo augusto de nuestra nacionalidad. El 25 de mayo de 1813, tras el tedeum oficiado en la Catedral de Jujuy, el General la presentó ante el ejército y pueblo reunidos, como “la bandera nacional que ya os distingue de las demás naciones del globo, pero no habiéndose declarado la independencia, la guardaré hasta el día de una gran victoria”.

Fue gobernador de la Intendencia de Salta del Tucumán en 1811 y al año siguiente (1812), con sus hijos Apolinario y Domingo, organizó partidas para oponerse al avance de Pío Tristán.

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Siguieron las jornadas sombrías del éxodo jujeño. Superadas las tinieblas con el gran triunfo en Tucumán el 24 de septiembre de 1812, el ejército de la Patria marchó hacia Salta y, al vadear el río Pasaje, el 13 de febrero de 1813, “formado el Ejército en parada y pasada revista, hizo el General una alocución y sacando su espada y colocándola horizontalmente de modo que hiciera cruz con el asta de la bandera, hizo jurar defender el pabellón celeste y blanco que adoptaba nuestro país”, consigna el general Paz en sus memorias. La jornada del 20 de febrero en el Campo de Castañares fue un completo triunfo de decisivas consecuencias para afianzar la independencia, que se proclamará el 9 de julio de 1816.

Casa desde donde el general Pío Tristán observó el desarrollo de la batalla.

El político

En el aspecto político, al igual que otros hombres de su generación, Belgrano se muestra flexible frente a los diferentes regímenes de gobierno, pero inflexible en lo referente a los derechos de los hombres. El constitucionalismo del Siglo XIX ha terminado con las monarquías absolutas y a Belgrano le interesa no tanto decidir entre la monarquía y la república sino en fijar límites al poder en cualquiera de estas dos formas. Por eso lo vemos apoyar el proyecto de la regencia de la princesa Carlota que asegure al Río de la Plata una limitada autonomía. República o monarquía tienen para él, el valor de un camino que conduce a la meta de un Estado respetuoso de los derechos de los ciudadanos, idea que desde su juventud expone invariablemente. En la proclama que dirige después de la triunfal batalla de Tucumán, destaca la importancia de la diferencia entre los que mandan como tiranos y los que aseguran el goce de los sagrados derechos de libertad, de propiedad y seguridad. Cuando destina el importe del premio que le concede el gobierno para la fundación de cuatro escuelas, dispone que en ellas, además de enseñanza tradicional de doctrina cristiana, aritmética y escritura, se impartan nociones sobre “los derechos y obligaciones del hombre en sociedad, hacia esta y el gobierno que la rige”. Porque, con el mismo vigor que habla de los derechos inalienables del ser humano, trata de inculcar la correlativa existencia de las obligaciones, por eso, en el bando de 1812 dado en Jujuy, presenta la defensa de la Patria “como obligación ineludible de quienes disfrutan los derechos de propiedad, libertad y seguridad en nuestro suelo”, debiendo saberse, dice,“que no hay derecho sin obligación y, que quien solo aspira a él sin cumplir con ésta, es digno de la execración pública y de los más severos castigos”. Las ideas fisiocráticas informan los artículos con que colabora en el Correo de Comercio, donde postula ofrecer la propiedad a los labradores de la campaña bonaerense. Sus colaboraciones periodísticas, sus arengas al ejército y a los pueblos están impregnadas de religiosidad, que no se expresa en meras declaraciones sino que dan carácter a su actuación pública y contribuyen a configurar

su pensamiento, su fe es militante, no responde al propósito de ganar voluntades. Es una fe íntima que se manifiesta en todos los actos de su vida. Después del triunfo en Salta, el 20 de febrero de 1813, que salvó la Revolución argentina, escribe a un amigo “nada podrá Goyeneche (virrey del Perú) mediando la protección de Dios y de la Virgen de las Mercedes”. Esa convicción

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Manuel Dorrego Fue uno de los oficiales de Belgrano en Salta. Como en Tucumán, aquí participó como jefe de la infantería de reserva y fue uno de los primeros que llegó

de ser un instrumento en manos de Dios lo preserva de envanecerse con el triunfo y lo fortalece en las duras pruebas. Es moderado en palabras y gestos en lo personal, y en cuanto al desarrollo revolucionario, propugna la renovación política y económica continuada y tranquila, sin desbordes ni palabreríos vanos y altisonantes, ya que entiende que el amor a la Patria se prueba con

renunciamiento y no con palabras y ademanes exaltados. Hoy, a doscientos años de su mensaje, sorprende la vigencia de sus reflexiones, que reclamaban “un Estado respetuoso de los derechos de los ciudadanos”. Que habla de derechos inalienables del ser humano, que reclama la correlativa existencia de obligaciones y de derechos por parte de los gobiernos y de los gobernados.

al centro de la ciudad el día de la batalla. Por indisciplina, Belgrano no lo llevó a la segunda expedición al Alto Perú. El general diría luego: “Con Dorrego, no perdía en Vilcapugio y Ayohuma...”.

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SARA E. MATA CONICET - CEPIHA - CIUNSa Universidad Nacional de Salta.

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Un hito trascendente

n el contexto de la guerra de la independencia, que durante quince años se libró en América del Sur, la batalla que tuvo lugar en Salta el 20 de febrero de 1813 fue un hito realmente trascendente. La victoria alcanzada por las fuerzas revolucionarias significó no solamente la recuperación de una plaza de singular importancia, sino que también posibilitó un nuevo avance del ejército dirigido por Manuel Belgrano sobre las provincias del Alto Perú. En Buenos Aires las autoridades revolucionarias festejaron entusiastas el triunfo obtenido en Salta. El 4 de marzo de 1813 La Gaceta de Buenos Aires, el periódico porteño fundado en 1810 por Mariano Moreno, afirmaba “este día venturoso asegura tal vez por muchos siglos la existencia de mil generaciones en esta parte del mundo”.

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Razones no faltaban para festejar

En 1812 la revolución atravesaba difíciles momentos. Montevideo permanecía fiel a la Regencia en España y fuerzas portuguesas asediaban a los revolucionarios en la Banda Oriental; en Cádiz las Cortes habían sancionado en marzo una constitución de corte liberal que seducía a no pocos americanos y peninsulares residentes en América, y en julio se tuvo noticias en Buenos Aires de una conspiración, rápidamente sofocada, liderada por Martín de Alzaga, un comerciante peninsular de gran ascendente político por su destacada participación en la defensa de Buenos Aires en ocasión de las invasiones inglesas. Todos estos contratiempos se sumaban a la derrota sufrida, en 1811, por el Ejército Auxiliar del Perú en Huaqui que obligó a abandonar el Alto Perú. Las fuerzas revolucionarias, diezmadas por la deserción y desalentadas por el fracaso, retrocedieron hasta Tucumán conducidas por Manuel Belgrano, quien se había hecho cargo del Ejército en los primeros meses de 1812.Ante la inminencia de un ataque enemigo Belgrano dispuso en el mes de agosto de ese año la evacuación de la población de la ciudad y campaña de Jujuy. Si bien las autoridades de Buenos Aires le habían ordenado retroceder hasta Córdoba, Belgrano estimó conveniente permanecer en Tucumán donde comenzó a reorganizar la tropa y a aumentar las milicias. El ejército realista, al mando de Pío Tristán, ingresó a Salta sin mayores contratiempos a fines de agosto de 1812. La idea de destrozar al ejercito porteño en Tucumán y coadyuvar así a sofocar a la revolución de Buenos Aires le llevó a subestimar a las fuerzas patriotas y a desoír los consejos de sus superiores, quienes le ordenaban fortalecerse en Salta, o mejor aún en Jujuy, a fin de conservar el control sobre un territorio del cual el virrey del Perú, en una carta dirigida al general del Ejército Real del Perú un año antes consideraba que “sería muy útil ocupar para quitar toda comunicación de las provincias de Buenos Aires con el Perú, en cuyo caso decaerían precisamente de ánimo las de por ahí...”. Confiado en sus fuerzas, Tristán avanzó hacia Tucumán, dónde fue derrotado el 24 de

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Casa de la familia Gurruchaga donde el general Belgrano se alojó después de la contienda.

septiembre de 1812. Los realistas salteños

La batalla de Tucumán frenó el avance del ejército realista y alentó a Belgrano a intentar recuperar los territorios ocupados por el enemigo. Los realistas instalados en Salta afianzaban su poder en la ciudad, donde contaron con el apoyo de parte del vecindario “decente”, que ofreció al general realista dinero, armas y viviendas, y muchos de ellos se alistaron en el ejército del rey. En enero Pío Tristán hizo jurar en Salta la Constitución de Cádiz, y aunque tenía noticias de los movimientos que intentaba Belgrano, no tomó recaudos al desestimar la posibilidad de un avance porteño, confiado en las lluvias copiosas del verano que aumentaban el caudal del río Pasaje y dificultaban el tránsito entre

Salta y Tucumán. Recién cuando Belgrano se encontraba próximo a la ciudad Tristán, sorprendido, desplegó sus tropas para defenderla. El 17 de febrero el ejército porteño se instaló en la Hacienda de Castañares, y a pesar de la lluvia intermitente y copiosa realizó reconocimientos en los alrededores de la ciudad. El día 20 amaneció lloviendo y fue preciso esperar que las lluvias se detuvieran. Cerca del mediodía se inició el combate, que duró más de tres horas y de acuerdo con el informe elevado por Belgrano fue “muy sangriento, tanto en el campo como en la ciudad”. El ejército realista capituló y se retiró al día siguiente, entregando todo su parque, armas, artillería y banderas. Tras la capitulación del ejército realista Belgrano autorizó a las tropas a retornar al Perú, con la promesa de no volver a

Cornelio Zelaya Fue otro de los oficiales de Belgrano en la Batalla de Salta. Fue jefe de un regimiento de caballería del Ejército del Norte en la primera expedición al Alto

tomar las armas contra el ejército de Buenos Aires, salvo aquellos que habían sido tomados prisioneros durante el combate. El triunfo

La victoria fue realmente importante para consolidar la revolución rioplatense en sus primeros años, cuando el desenlace de la misma estaba aún lejano. Para Salta fue también una valiosa experiencia militar al iniciar, un año después, una nueva etapa en la guerra de la independencia con el liderazgo de Martín Miguel de Güemes y el accionar de las milicias provinciales o escuadrones gauchos por él organizados, entre cuyos integrantes habrían de encontrarse milicianos y oficiales que combatieron con valentía y decisión en la batalla de Salta.

Perú. Intervino en Suipacha y Huaqui. Participó en las batallas de Tucumán y Salta, y por este último triunfo fue ascendido a jefe de toda la caballería con el grado de coronel.

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Doctora en Historia. Universidad Nacional de Salta (UNSa).

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MARIA FERNANDA JUSTINIANO

uando los hechos del 20 de febrero de 1813 acaecieron el país que hoy somos apenas asomaba. Todavía estos territorios no se denominaban Argentina. Hubo que esperar tres años para la declaración de la independencia y cuarenta para la sanción de la Constitución Nacional. Estas distancias temporales elevan la envergadura de quienes sostuvieron los ideales libertarios, participaron en los campos de batalla y dirigieron los ejércitos.“Livertad de las Provincias Unidas del Río de la Plata” (sic) rezaba la medalla conmemorativa de la Batalla de Salta encomendada por Manuel Belgrano una vez que llegó a Potosí. “¡Libertad, libertad, libertad!”, fue el grito sagrado que la Asamblea del Año XIII sancionó como himno nacional. Estos varones y mujeres se comprometieron con sus ideales en tiempos de incertidumbre y provisionalidad. Esta apuesta al futuro, que podía llevarse la propia vida, les requirió renunciar a las comodidades logradas. Expresaba Belgrano en su autobiografía que “nada se haría en favor de las Provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el bien común”. Libertad y bien común tomaron forma en este temprano proyecto de comunidad política que se plasmó en la convocatoria y los resultados de la Asamblea del Año XIII, cuyo inicio de sesiones coincidió con el avance del Ejército Auxiliar del Perú hacia Salta. Los triunfos del 24 de septiembre de 1812 y del 20 de febrero de 1813 incidieron para que esta convicción libertaria evolucione hacia la declaración de la soberanía y hacia la sanción de una legislación social y política igualitarista e innovadora que rompió con las jerarquías establecidas. Sin el triunfo de Salta este proyecto de país difícilmente hubiera podido consolidarse. Las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma y los acontecimientos históricos posteriores retrasaron las demandas de independencia y de sanción de una Constitución. Aunque la nación que resultó después de las batallas de Caseros y Pavón se denominó República Argentina, laten en el texto constitucional de 1853 aquellos postulados liberales e igualitaristas que la Batalla de Salta contribuyó a fortalecer, y flamea en los mástiles la bandera a la cual Manuel Belgrano hizo jurar reconocimiento a orillas del río Pasaje, hoy Juramento, días previos al combate.

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Un proyecto de nación

Compromiso

A 200 años del 20 de febrero de 1813, aquel compromiso por el ejercicio de la libertad, la igualdad y la búsqueda del bien común reclama ratificaciones. Como dijo Manuel Belgrano “me propuse, al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya porque algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el orden mismo de las cosas las hiciese germinar”.

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Eustoquio Díaz Vélez Fue otro de los oficiales de Belgrano. Dirigió un ala de la caballería y fue gravemente herido. Concluida la contienda, Díaz Vélez colocó la ban-

dera en el balcón del Cabildo. Luego hizo lo mismo con los trofeos realistas en la Sala Capitular. Belgrano lo nombró gobernador militar de Salta y fue el primero en izar la bandera.

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MARIO GUSTAVO PARRON Catedrático de Historia Contemporánea. Director de la Escuela de Historia. Universidad Nacional de Salta (UNSa).

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l 13 de febrero de 1813 representa un hito histórico de gran envergadura dentro de una etapa del proceso de emancipación de nuestro país (1.8061816), iniciado hace más de doscientos años. En aquel entonces, las tropas que comandaba el general Manuel Belgrano cruzaron el denominado río Pasaje, actualmente conocido como río Juramento, y a orillas del mismo, unos 3.000 soldados prestaron juramento de fidelidad a la Asamblea General constituida en Buenos Aires. Ceremonia que se realizó ante la insignia azul-celeste y blanca que se enarboló en esa ocasión.

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Colmenares y Chiericotti

Al respecto, los historiadores Colmenares y Chiericotti sostienen que el carácter revolucionario de ese acto patriótico radica, por un lado, en que legitimó a la Asamblea, que actuaba en representación de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por otro lado, le otorgó al Ejército del Norte, comandado por Belgrano, su propio emblema para contrarrestar el despotismo de la corona española, encarnado en las fuerzas realistas del general Pío Tristán. En efecto, fue la insignia que identificaba a las provincias la que flameó el día 20 de febrero de 1813, cuando el ejército patriota emprendió en Salta una nueva batalla victoriosa. Ahora bien, dicho acontecimiento nos lleva a pensar en las siguientes cuestiones: en primer lugar, ¿proyectamos nuestro futuro en base al conocimiento del presente como realidad tangible del pasado? En segundo lugar, ¿creemos en la necesidad de incentivar en las generaciones venideras el deseo de forjar una identidad nacional? Finalmente, ¿estamos convencidos de que este es el momento para resignificar el sentido de pertenencia a la tierra que nos vio nacer? Ciertamente, tales cuestiones nos interpelan en una fecha tan especial como la que estamos celebrando. Así pues, cuando conmemoramos el juramento de fidelidad a la Asamblea del Año XIII, pensamos en la impronta que tiene nuestra bandera como símbolo de una nueva patria que se construye en el presente a través de la reivindicación de su pasado. Ello nos permite tener una mirada amplia de la realidad actual, pero con la perspectiva puesta en el horizonte, de manera tal que le posibilite a la sociedad en su conjunto recuperarse del descreimiento de sus instituciones. Espacios democráticos

Será fundamental la creación de espacios democráticos de sociabilidad, propios de un sistema republicano, en los que se conciba una identidad nacional basada en el respeto a la diversidad cultural de sus habitantes y sustentada en la convivencia pacífica en el interior de la comunidad social, que logra internalizar la idea de una identidad colectiva incluyente.

Casa de doña Liberata Costas donde se alojó Pío Tristán antes y después del 20 de Febrero.

Un hecho relevante en la antesala de la batalla listas de dominación provenientes de las grandes potencias del Atlántico norte, de otros continentes o de países vecinos de la región. En definitiva, si tomamos conciencia, en este nuevo momento de refundación de la

Por consiguiente, como miembros del Esta-

do nacional argentino, tenemos la tarea de trabajar en la elaboración y concreción de un proyecto político y cultural -cuya columna vertebral sea la defensa del derecho de la soberanía de los pueblos- que pueda anteponerse a las actuales formas imperia-

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Pío Tristán Moscoso Fue jefe del Ejército realista vencido por Belgrano en Tucumán y Salta. Era de Arequipa, Perú. Cuando en febrero de 1813 Belgrano se acercaba a

Gran tarea

Nación, de que cada vez que enarbolamos nuestra enseña nacional afianzamos la soberanía de nuestro pueblo, estaremos no solo construyendo la argentinidad, sino también comprendiendo realmente la historia de nuestro país.

Salta, Tristán fortificó El Portezuelo, pero Belgrano, simulando un ataque frontal, ingresó a Salta por Chachapoyas y lo venció. Tristán capituló y entregó sus armas al otro día en la actual plaza Belgrano.

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ENTREVISTA

al historiador Carlos Páez de la Torre (H)

MARINA CAVALLETTI

El Tribuno

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“La de Salta es una victoria impresionante” Vieja iglesia de La Merced desde donde Superi avisó a Belgrano, con un poncho azul, que habían tomado en centro de la ciudad de Salta.

Es abogado, historiador y periodista especialista en procesos sociopolíticos del NOA. Ha sido convocado por “Todo es historia” para reflexionar allí sobre la Batalla de Salta. En exclusiva para El Tribuno, el especialista se refirió a los roles de Belgrano y Güemes en la gesta independentista y el bicentenario de la cruzada salteña. B¿Cuál fue la importancia de la Batalla de Salta a nivel regional? CLa Batalla de Salta es consecuencia directa de la Batalla de Tucumán, que es librada el 24 de septiembre de 1812. Es decir, se iniciaba desde el Alto Perú un avance del ejército realista destinado a ocupar lo que es hoy el norte de Argentina, acaso llegar hasta Córdoba y ahí conectarse con los realistas de Montevideo. En septiembre, en Tucumán, Belgrano detiene ese avance y hace que se desvíen hacia Salta. Va en persecución de ellos y en Salta termina con el ejército realista, que se rinde en un número cercano a los tres mil hombres. Después de eso los realistas nunca intentaron una invasión sobre lo que es la actual Argentina, se quedaron dentro del Alto Perú (hoy Bolivia) Creo que la importancia de la Batalla de Salta, en cuanto a la revolución independentista argentina, es que detuvo los avances en el territorio argentino. En los ingresos que intentaron luego fueron detenidos por Güemes y sus gauchos que se convirtieron, desde 1814, en custodios de la frontera norte. B¿A partir de esas contiendas se logró expulsar los últimos resabios del colonialismo en América Latina? CNo usaría esa palabra. No me parece que corresponda ese término porque los usos y modos coloniales, incluso las leyes, siguieron mucho tiempo más. Es simplemente que el realista, que quería que nosotros fuéramos súbditos de España, no entró más. Tiene un eco latinoamericano en el sentido de que contribuye a esta revolución independentista que era de todo el continente, pero resulta que la Batalla de Salta queda

en realidad malograda porque Belgrano emprende después la campaña al Alto Perú que termina en dos desastres: Vilcapugio y Ayohuma. Meses más tarde queda disuelto el ejército y ya no se intenta otra entrada por el Alto Perú. Nombran a San Martín jefe del Ejército y él considera que con Güemes y sus gauchos en la frontera norte era suficiente para defenderla. El tenía otros planes, conquistar el Perú y se conecta con Bolívar. Es una gran victoria, es la úni-

ca batalla campal donde un ejército se rinde y entrega sus armas. La de Salta es una victoria impresionante. BBelgrano dispensó a Tristán de entregar sus símbolos de mando, porque ellos tenían una estrecha amistad personal. Eso sorprendió en Buenos Aires... CEfectivamente, habían sido amigos en España. Eso fue un gesto de galantería que en hombres educados, como eran estos oficiales, era bas-

tante común. En las invasiones inglesas, Liniers tampoco acepta la espada de Beresford, porque es un acto de humillación. En Salta se había rendido todo el ejército y Belgrano le evita la humillación de entregar la espada. Por eso no solo lo abraza, sino que dos días más tarde lo invita a un baile donde confraternizan los oficiales. Porque hay que acordarse, y esto sí es fundamental, que esta guerra de la independencia era entre americanos. Al ejército de Pío Tristán lo formaban todos hombres nacidos en América. Los únicos españoles peninsulares eran los 500 soldados del Regimiento del Real de Lima. El resto eran todos americanos, empezando por Pío Tristán, que era nacido en Arequipa. Estas guerras de la independencia tienen mucho de guerra civil, porque eran entre gente que era del mismo suelo. Y mire lo que es la curiosidad de la historia: Pío Tristán, que es el último virrey del Perú, lo nombran después de la batalla de Ayacucho, pasa a servir con las autoridades republicanas y llega a ser ministro. Muere lleno de oro en Arequipa después de haber desempeñado altos cargos en el gobierno de los hombres a los cuales había combatido. BUna contradicción... CTotal, como los patriotas que escondían sus intenciones independentistas para que el resto de las naciones del mundo no los consideraran enemigos y se les lanzaran encima. Lo que se llamaba “la máscara de Fernando VII”. Todo eso es mentira. Se dice que la Revolución de Mayo se hace para conservar los derechos de nuestro rey, y eso no es cierto, se habla de independizarse muchísimo tiempo antes y se mantiene esta cáscara que después de las batallas de Tucumán y Salta no se puede mantener más. Y ni qué hablar cuando se declara la independencia. B¿Había un ocultamiento de las verdaderas intenciones? CClaro. También es importante señalar que es en la Batalla de Salta donde flamea por primera vez la bandera. Se la habían prohibido a Belgrano y la guardó para una gran victoria. En Salta se combate con la bandera celeste y blanca por primera vez, que recién va a ser reconocida por el Congreso de Tucumán, aunque ya se usaba en todos los actos. Flamea en la batalla de Salta, no en Tucumán, donde sí se usa escarapela, aprobada por el gobierno de Buenos Aires.

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Cuadro de la Batalla de Tucumán.

También tiene de notable, respecto de las batallas argentinas, que se combatió en el campo y en la calle. La batalla empieza en Castañares y se corren a la ciudad, en las calles: toman la Iglesia de La Merced, toda la plaza 9 de julio estaba martillada con empalizadas. Es una batalla muy sangrienta, dura tres horas y media. Me parece que de las batallas argentinas de la independencia, en lo que es nuestro territorio, hay nada más que tres: el pequeño combate de San Lorenzo, días antes de Salta y Tucumán. Son esas tres acciones de guerra libradas acá en la guerra de la independencia. Estos enfrentamientos se dieron los tres en el NOA. B¿Qué tenía de particular la región como zona estratégica para estas batallas? CEl norte era la parte más desguarnecida y la presa más fácil de los realistas. Las acciones sustanciales de las guerras de la independen-

cia son las que se vivieron en el norte, por eso Bernardo Frías -con algo de exageración, pero en el fondo con razón- llama a su libro “Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia argentina”. Porque es cierto, sin las batallas de Tucumán y Salta no digo que no se hubiera conseguido la independencia, pero sí hubiera costado mucho más. Sin ellas hubiéramos perdido veinte años más en arreglar este asunto. Además, en esta cuestión, la plata la pone la gente del norte. El ejército del Norte estuvo en Tucumán desde 1816 hasta 1819. Además desde septiembre de 1812 hasta febrero de 1813 en Salta. Tres mil hombres que alimentar. Todo eso lo pagaban las provincias, pues el gobierno nacional mandaba poco, ya que estaba ocupado con el sitio de Montevideo, muy peligroso y cercano. A Tucumán, Salta y Jujuy las sangró la guerra

de la independencia, las dejó convertidas en un esqueleto. Antes de la Batalla de Tucumán, el Exodo jujeño: una población entera que se va detrás de Belgrano. El dice: “Acá para los realistas no queda nada” y se los trae a todos. Una población entera que abandona en masa un lugar. Acá han pasado cosas muy heroicas, de gente que no se ha hecho en absoluto rica por la guerra, sino que ha perdido todo. BGüemes no estuvo en esas contiendas, pero luego resguardó toda la región... CGüemes no estuvo ni en Tucumán ni en Salta porque Belgrano, mucho antes, lo había mandado castigado a Buenos Aires. No estuvo en las dos acciones, aunque sí estuvo después. San Martín le da el puesto de jefe del Ejército de Observación, entonces a cargo de él queda la frontera norte. El, curiosamente, no participa en estas contiendas, aunque sí lo había hecho en 1810 en la Campaña al Alto

Perú, en la Batalla de Suipacha, que fue la primera gloria que tuvo la revolución, y después vino el desastre de Huaqui. BMás allá de la contradicción de que el héroe salteño por antonomasia no participó de la batalla, ¿Cuál fue su rol posterior? CDespués de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma el ejército retrocede y se queda acampando en Tucumán, en retirada. Lo nombran jefe a San Martín, quien decide hacer en Tucumán la fortaleza de La Ciudadela y dice “si llegan a atacar, éste va a ser el último punto. Acá vamos a defender hasta el final”. Y mientras tanto, le da a Güemes plenos poderes para que los ataque antes. La fortaleza de La Ciudadela se hace por si llegan a superarlos, cosa que nunca hacen, porque Güemes con sus gauchos son los que los tienen a raya. La frontera queda custodiada.

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JUAN CARLOS WIZNY

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Monumento 20 de Febrero Director del Centro Polivalente de Arte Nº 5092. Grupo de estudio de Historia Actual - GEHA de la Universidad de Cádiz. Instituto de Estudios e Investigaciones Históricas (IEI - His) UNSa.

s el único monumento tumba de la ciudad,ya que allí se enterraron los cuerpos de patriotas y realistas que perecieron en la batalla. En este monumento podemos apreciar la presencia de realizadores europeos. En algunos casos esos creadores repiten lisa y llanamente esquemas europeos; en otros, se observa la intención de adaptar esos esquemas a los países latinoamericanos. Más cuando -como dice Néstor García Canclini- los admiradores nativos de estilos europeos modernos también son influenciados por una naciente mentalidad que reivindica lo nativo.

E El estilo

Este conjunto monumental es neoclásico, posee figuras naturalistas, los próceres, las aves; figuras alegóricas la gloria; figuras clásicas griegas de las virtudes representando a los guerreros. El monumento es de planta cuadrada inscripto en un gran círculo de piedra canteada. Se eleva 22 metros respecto de su base; para acceder al mismo se lo hace por cuatro amplias escalinatas dobles, la inferior de 5 peldaños rectangulares seguida de descanso y la superior, un tanto más estrecha, con 12 peldaños con desarrollo de arco de circunferencia, que están orientadas con los puntos cardinales. En los flancos de cada una de las escaleras inferiores hay dos leones de hierro fundido (en total 8 leones) sobre basamentos de piedra, detrás de estos arranca una baranda perimetral metálica de doble tubo que genera un deambulatorio inferior no perimetral. En los vértices truncos del cuadrado que conforma la base del monumento y en el mismo plano de las barandas metálicas hay cuatro figuras femeninas en hierro fundido, apoyadas también sobre bloques de piedra, que representan las virtudes atribuidas a los militares patriotas. Estas figuras de hierro poseen placas de la casa fundidora y responden a los conceptos de ornamentación en uso en Europa entre los siglos XVIII, XIX e inicios del XX, y de los cuales, países como el nuestro eran consumidores, incluyéndose en este consumo, fuentes con juegos de aguas, reproducciones de obras griegas, tanto esculturas, vasijas, jarrones, etc., en todas las cuales se evidencia el alto dominio de la técnica del vaciado de hierro gris (conocida comúnmente como fundición) que identifican como exportadora de objetos escultóricos ornamentales a la región francesa del alto Marne.Los leones no poseen sexo.

pa en la mano derecha y una especie de enóforo en la mano izquierda. Responde al coronel Zelaya. -Angulo sudeste: Justicia: porta en la mano derecha una espada y en la izquierda se percibe la balanza adosada al cuerpo. Responde al general Belgrano. -Angulo sudoeste: Prudencia: porta un espejo con víbora en la mano derecha y en la izquierda un rollo o cilindro. Responde al coronel Manuel Dorrego. En estas cuatro figuras mitológicas se observa, entre otros detalles, desproporción en las manos, especialmente en la Templanza. En la Justicia solo queda la empuñadura de la espada, la hoja fue sustraída. El ambulatorio

El plano superior siguiente, accediendo por las escaleras, se encuentra un deambulatorio perimetral que rodea y conforma el cuadrado de base de la columna central, tanto las barandas del sector de la escalinata superior como los apoyabrazos que rodean al deambulatorio están conformados por tramos que tienen, como constante y en la parte media de su alzada, cinco orificios circulares. Los planos inclinados resultantes entre el nivel de base de las figuras de las virtudes y el nivel externo del deambulatorio perimetral superior se encuentran recubiertos de cantería de piedra oscura de corte rectangular, planos estos que forman sobre los laterales que dan a los puntos cardinales, trapecios y en los vértices triángulos. Por arriba de este andén, siguiendo la línea de las virtudes y hacia el centro del conjunto, se encuentran coronas de laureles, en bronce, con el nombre del prócer sobre una banda, estas quedan a los pies de otras tantas águilas en reposo pero con alas abiertas, las aves son de hierro fundido. Por detrás de estas águilas y grabado en la piedra con destacadas letras las virtudes correspondientes a cada prócer y figura. Los relieves

En el nivel siguiente y en los laterales de esta base ascendente se encuentran cuatro grandes relieves narrativos realizados en bronce, compuestos en una especie de arco rebajado con predominio horizontal; con motivos relacionados a la batalla y a Belgrano, al pie de estos relieves hay unas largas placas de bronce con las siguientes leyendas que describen a cada uno de los relieves.

-Angulo noreste: Fortaleza: porta garrote en la mano derecha y una esfera en la mano izquierda. Responde al general Díaz Vélez. -Angulo noroeste: Templanza: porta una co-

NORTE * Batalla de Castañares 20 de Febrero de 1813. SUR * Este será el color de la nueva divisa con que marcharán a la lid los nuevos campeones de la Patria. Está referido al acontecimiento de juramento a la Asamblea del Año XIII y a la bandera. ESTE * La sangre de los que murieron aquí, ha sido

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José Superi. En la batalla de Salta fue uno de los más destacados jefes de la infantería y su regimiento fue el primero en entrar en la ciudad de Salta. Su poncho color celeste, izado en la torre de la iglesia

Las virtudes

Es el único monumento tumba de Salta, ya que allí se enterraron los cuerpos de patriotas y españoles que murieron en la batalla. Allí podemos apreciar la presencia de realizadores europeos. En algunos casos, repiten lisa y llanamente, esquemas europeos; en otros, se observa la intención de adaptar esos esquemas a los países latinoamericanos. Más, cuando los admiradores nativos de estilos europeos modernos, también son influenciados por una naciente mentalidad de lo nativo. vengada en Tucumán y la de los que han muerto allí será vengada en Salta. OESTE * Capitulación del general Pío Tristán, después de la Batalla del 20 de Febrero de 1813 ante el general Manuel Belgrano. En las aristas de este bloque cuadrado con los relieves se elevan cuatro columnas de piedra con fuste calado helicoidal, que tienen como remate una cornisa de piedra caliza.

La Merced, avisó al general Manuel Belgrano que el centro de la ciudad había caído en manos patriotas. Luego fue ascendido al grado de coronel y comandó el regimiento de infantería número 4.

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Ultimo nivel

En el último nivel de la columna central y bloque superior se eleva un monolito en piedra roja, de siete metros de alto, en su cúspide, una figura femenina, la Victoria, contempla el pasar del tiempo sobre los campos de la batalla, en su mano izquierda lleva una corona encintada de hojas de laurel, en la mano derecha porta una rama de olivo. En sus vértices inferiores se destacan, de pie, las figuras de los cuatro próceres: Manuel Belgrano, con la bandera de su creación; el general Díaz Vélez, herido; el coronel Manuel Dorrego, que besa con ardor un extremo de la bandera, y el coronel Zelaya, que contempla sereno la carga de su caballería. Entre Díaz Vélez y Belgrano hay, cruzadas, una hoja de palmera y una rama de olivo. Todas estas figuras son en bronce y resulta notable su diferente origen por el tipo de pátina natural que poseen, ya que, como sabemos, se originan en: La Victoria de Francia y los Próceres, al igual que los relieves de los arsenales militares de Buenos Aires. Los militares y relieves, a simple vista, acusan más las inclemencias climáticas.

batalla, en lo que fue la fosa común de todos los muertos en el combate, posee la leyenda: NI VENCEDORES NI VENCIDOS Con placas de mármol blanco Lado Este

*Reproducción de la cruz conmemorativa de la Batalla de Salta eregida por decreto del gobernador D. Feliciano Chiclana el 25 XI 1813. Homenaje de la guarnición de Salta 20- VI 1912. Placa cuya fecha de decreto inscripto nos genera dudas; recordemos que el coronel doctor Feliciano Antonio Chiclana fue nombrado gobernador el 13 de noviembre de 1812, luego de que Salta fuese evacuada de los enemigos que la ocupaban. Desempeñó el cargo hasta el 26 de octubre de 1813, sucediéndolo como gobernador interino desde el mismo día el teniente coronel Francisco Fernández de la Cruz. * A la Batalla de Salta homenaje del Club de Agentes Comerciales 1813, 20 de febrero de 1953.

Lado Este

Lado Oeste

Entre Díaz Vélez y Belgrano, arriba, hay una cruz en perfil de hierro con la leyenda: A LOS VENCEDORES Y VENCIDOS EN SALTA, 20 DE FEBRERO 1813.

*Unión Universitaria Peregrinación Cívica, julio de 1894 Esa cruz original fue depositada en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, en calle Caseros a la altura del 800. El general Belgrano se encomendó a esta Virgen antes de la batallas de Tucumán y de Salta. Luego del triunfo del 20 de febrero depositó en el altar de ella el bastón de mando del ejército que comandaba.

Lado Oeste

Hacia el lado Oeste de la rotonda que contiene al monumento se encuentra una explanada circular con tres gradas y pequeñas balaustradas, todo en piedra de río, sobre el cual se levanta un basamento de perfil cuadrado, con piedra del cerro en canteado rústico, en cuyo centro está plantada una cruz de madera. La cruz original fue mandada a colocar por el Gral. Belgrano, luego de la

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Ubicación

Intersección de avenida Sarmiento y calle 12 de Octubre -hoy plena ciudad- donde fue el sitio de los combates de la Batalla de Salta

Orientación. En concordancia con los puntos cardinales, La Victoria, mira simbólicamente el Este. El monumento fue declarado Lugar Histórico, por Decreto Nº 95.687 del 14 de julio de 1941. En las décadas de los años ‘60 y ‘70, los gobiernos militares dedicaron los sectores del parque a la Aviación, Marina, Ejército y Gendarmería Nacional. llamado por aquellos años Campos de La Tablada y bautizado con el nombre de Campos de Castañares por el ejercito nacional a la órdenes del Gral. Manuel Belgrano. Autor

El autor del proyecto fue Torcuato Tasso y

Carlos Forest. Militar de origen francés que se desempeñó en el Ejército del Norte como capitán y tuvo una actuación destacada en la batalla de Las Piedras. Como jefe del regimiento de Patricios parti-

Nadal (1853-1935). Visitó Salta en 1901. Nació en Barcelona, España. Obra complementaria

Hacia el norte el conjunto contaba con un mástil de madera con pequeña plataforma de piedra de canteado rústico. Esto en la platabanda del boulevard frente del nuevo hospital, este fue retirado en la década de 1990 y reemplazado con mástil de hierro, un monolito de hormigón armado y placa. Material bronce, hierro fundido, piedra caliza, lajas, molejón (piedra de afilar). Estado de conservación

En general aceptable, con vandalismo y robo de placas y elementos de las figuras escultóricas.

cipó en la batalla de Salta, ganando por méritos de guerra el grado de teniente coronel. Tenía mucho cuidado en apoyar a sus soldados, pero se ganó el odio de los otros jefes por no compartir sus recursos.

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MARIA ELINA TEJERINA

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Profesora titular de Didáctica de la Historia. Directora del Instituto de Estudios e Investigaciones Históricas (IGI. His) Facultad de Humanidades (UNSa)

Pintura que refleja los momentos previos a la batalla.

l conocimiento histórico escolar no es neutro ni se transfiere directamente desde el saber disciplinar al aula. Consideraremos, sucintamente, las reflexiones surgidas a partir del tratamiento de la Batalla de Salta en textos escolares. De acuerdo a la normativa el tema se trata en 4º grado,en el que se estudia la historia de Salta. La oferta editorial se conoce tradicionalmente con el nombre genérico de Cartillas Salta que en realidad son suplementos para uso local. Su aparición se puede rastrear desde la segunda mitad del siglo XX y continúa en el XXI; aún hoy circulan y se conservan en bibliotecas escolares. Algunos de estos textos se puede recuperar de la memoria de los alumnos de entonces y sería la más antigua a inicios de la década de los 60:“La cartilla de la señorita Graciela Plaza”. Posteriormente, en los 80, publicaron las editoriales Estrada y Santillana.

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Otras ofertas

A partir de los 90 se diversifica la propuesta, desde editoriales como Yuchán, Puerto de Palos, Inti Raymi, entre otras. Los autores son maestras y/o profesoras/es que desarrollan lo relativo a la Batalla de Salta en el marco de las luchas por la independencia, de manera sintética. Todas ilustran los textos en mayor o menor medida- con retratos de los participantes destacados: general Manuel Belgrano, Martina Silva de Gurruchaga, etc., como también mapas, el cuadro de la rendición de los realistas, monumento 20 de Febrero, la Finca de Castañares, entre otros. Proponen actividades a partir del material que brindan; uno de los textos recurre a la historieta para presentar la historia. El contenido escolar en la mayoría de los textos mencionados remite -sin consignarlo expresamente a algunos datos que aportan dos textos fundantes: la Historia del General Martín Güemes y de la provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina, de Bernardo Frías, y a la Historia de Belgrano, de Bartolomé Mitre. Mitos e invenciones

El modo de tratar la historia en el ámbito escolar, muchas veces alejada de las interpretaciones académicas, es creadora de mitos o de “invenciones”, que patrimonializan la historia misma. Por eso, la pregunta que guía esta reflexión es: ¿hay conciencia de los contenidos históricos que se pretende enseñar y de las tensiones poco posibles de resolver en la escuela y en la clase, las que remiten a diferencias culturales y a distintas interpretaciones históricas, entre otras cuestiones? Pensamos que enseñar a mirar los procesos históricos desde el presente en el que se está inmerso es fundamental para su enseñanza. Además, el conocimiento histórico escolar está conformado por variados elementos: las formas de narrar, interpretar y explicar los acontecimientos del pasado. En este sentido, uno de sus principales componentes es la relación en-

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Su tratamiento en los textos escolares tre la historiografía profesional y la historia dentro de la escuela. En ocasiones el vínculo se estrecha y en otras se aleja. Su proximidad depende del posicionamiento historiográfico que sostenga el docente, de los diseños curriculares y de los sentidos que se otorgue al estudio de contenidos históricos, pero también a las construcciones culturales e históricas de los conocimientos escolares. ¿Qué historia enseñar?

“La pregunta no es cuál es la historia que se debe enseñar, ni cuál es la transposición didáctica más adecuada, sino qué historia puede ayudarnos a ser mejores docentes. La mejor respuesta es apoyarnos en la historiografía porque podríamos comprender cómo se produce el conocimiento histórico escolar”.

Por eso la pregunta no es cuál es la historia que

Juana Gabriela Moro Lideró la organización de mujeres que saboteaban a los realistas que ocupaban Salta. Nació en Jujuy pero se estableció en Salta cuando se casó con el

se debe enseñar, ni cuál es la transposición didáctica más adecuada, sino qué historia puede ayudarnos a ser mejores docentes. La mejor respuesta es apoyarnos en la historiografía porque podríamos comprender cómo se produce el conocimiento histórico escolar y los distintos elementos que se entrecruzan. Enfatizamos la necesidad de leer el presente en el aula y desde allí interrogar el pasado para comprender cómo el contexto influye en el aprendizaje de la historia y en la construcción de significados.

coronel López. En 1813, ocupada Salta por Tristán, fue encerrada por sus actividades. Una vecina salvó su vida abriendo un boquete para pasarle alimentos hasta que los realistas se fueron derrotados.

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HECTOR E. RAMIREZ Cátedra Espacio y Sociedad. Escuela de Historia. Universidad Nacional de Salta (UNSa)

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Historia y presente a través del espacio Tropas del regimiento local frente al Monumento 20 de Febrero. (Atención del señor Diego Cornejo Castellanos)

os proyectos sociales, la historia de los pueblos, se hacen realidad a través del espacio. Todo lo que nos rodea, el paisaje del cual somos parte, es la historia hecha geografía. Los sucesos del 20 de febrero de 1813, en que “americanos libres juraron sostener la independencia de las Provincias Unidas del Río de La Plata”, aún resuenan en la ciudad de Salta y sus alrededores. En nuestro país son pocos los lugares que tienen ese privilegio; fechas y sitios, unidos por un nombre en el que tiempo y espacio son el eco de la gesta emancipadora. El parte del General Belgrano hace numerosas referencias al escenario en que combatieron “con el mayor denuedo desde el último soldado, pasando por el paisanaje, hasta el oficial de mayor graduación”. Hoy el escenario no es el mismo; en qué cambió y cómo, es hoy una pregunta para quienes viven el día a día en la ciudad. En esto, el sentido de la historia es fundamental, al igual que el sentido del espacio. Las tropas patriotas llegaron a las puertas del Valle de Lerma desde el Río Juramento en la noche del 17 de un febrero, al parecer tan lluvioso como el de doscientos años después. Los realistas esperaban el ataque por la pequeña puerta -El Portezuelo-, relativamente fácil de defender, además de inundada por la torrencial lluvia.Esta es la actual zona del autódromo,con graves problemas por los desbordes del canal que desagua la ladera Este de los cerros San Bernardo y 20 de Febrero hacia el Río Arenales. Recién en los últimos años, luego de una importante obra de canalización, los populosos barrios del sudeste de la ciudad fueron aliviados de inundaciones. El coronel Apolinario Saravia, hijo de hacendados y por tanto muy buen conocedor del territorio, advirtió a Belgrano sobre la posición de las tropas realistas y sugirió una vía de ingreso hacia la Finca de Castañares hasta ese momento inexistente; la Quebrada de Chachapoyas.“Sin más impedimento que las aguas que a torrentes cayeron sobre nosotros desde Cobos y este retazo de camino tan pésimo que solo el empeño y constancia de mis bravos camaradas supo vencer cuando los baqueanos creían imposible su tránsito”,el creador de la Bandera utilizó genialmente el terreno, ubicando favorablemente las tropas para atacar desde el Norte, desde “la Pampa de Castañares”. Un siglo después el Campo de la Cruz daría lugar al monumento que conmemora la victoria patriota, abriendo la ciudad hacia el Norte coadyuvado por las vías férreas. El monumento a Güemes haría lo mismo hacia las laderas de los cerros San Ber-

nardo y 20 de febrero durante los años cuarenta y cincuenta. Hasta 1960, el acceso desde el Valle de Siancas por la Quebrada de Chachapoyas, no es más que huella. Hacia fines de la década de 1990, en un nuevo marco político, económico y social, la ciudad profundiza lo caótico y desordenado de su crecimiento requiriendo y consumiendo lo natural que la rodeaba. Los nuevos tiempos imprimen fluidez al espacio; se hace necesario dotarlo de infraestructuras acordes con los requerimientos de hipermovilidad. Las nuevas formas habitacionales y de consumo valorizan lo que “antes era monte”. La quebrada que Belgrano y sus tropas penosamente atrave-

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María Loreto Sánchez Peón Otra patriota salteña que integró la organización de mujeres que hacían espionaje entre los realistas que ocuparon Salta. Se casó con Pedro José Frías

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saron es hoy el Acceso Norte, una zona en rápido proceso de urbanización. Hacia el mediodía del 20 de febrero Belgrano ordena el asalto final, los realistas son arrasados por los patriotas y huyen “vergonzosamente, quedando lo que llaman el Zanjón de Tineo cubierto de muertos, heridos y ahogados”. Aquellos desagües naturales de “los pantanos sobre los que se asienta la ciudad” están hoy entubados; el que se convirtió en mortal trampa para los españoles es ahora la avenida Belgrano. A través del espacio podemos leer, como un palimpsesto, los tiempos pasados y los que vivimos. La plaza Belgrano inscribe en el espacio público el nombre del

Prócer mirando hacia el Norte, hacia el campo de batalla. Las calles que la rodean recuperaron para los visitantes, sus nombres decimonónicos.Al Naciente y al Poniente,hoteles de categoría internacional la flanquean. Desde el Sur se alza imponente el Mirador de Tineo. El conjunto ancla los cimientos antiguos y modernos en el suelo que por doscientos años guarda testimonio de los esfuerzos por dar vida a la Nación. Los principales protagonistas de la Batalla de Salta: Eustoquio Díaz Vélez, José Superi, Manuel Dorrego, Carlos Forest, Gregorio Perdriel están en las calles del Barrio Lamadrid, lo que Belgrano llamó la Pampa de Castañares.

Castellanos, quien perdió una pierna en la batalla de Tucumán. Después de Vilcapugio y Ayohuma el general De la Pezuela ocupó Salta y María Loreto estuvo presa en el Cabildo de Salta. Murió pobre en 1870.

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Uno de los cuatro frisos del monumento a la Batalla de Salta.

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JUAN CARLOS WIZNY

Director del Centro Polivalente de Arte Nº 5092. Grupo de estudio de Historia Actual - GEHA de la Universidad de Cádiz. Instituto de Estudios e Investigaciones Históricas (IEI - His) UNSa.

e los monumentos conmemorativos y de homenaje al proceso independentista y sus protagonistas, realizados en la ciudad entre 1885 y 1931, el de la Batalla de Salta presenta la mayor cantidad de elementos alegóricos notables. Sucintamente son: el de Manuel Belgrano de 1885 -primer monumento escultórico de la ciudad- solo es un grueso basamento de planta rectangular con aristas facetadas; el de Arenales de 1919 se conforma de un denso cuerpo monumental contenido en una elipse con la cohorte de las provincias originarias; el del general Martín Miguel de Güemes, de 1931, con su imponente desarrollo, de particulares texturas visuales y táctiles, con el héroe vigilante, sostenido por gauchos e infernales y una retaguardia nutrida por el sacrificio del pueblo.

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Monumento 20 de Febrero

Veremos hoy solo algunos detalles de la simbólica puesta en juego en el proyecto del escultor catalán Torcuato Taso y Nadal, quien en abril de 1901 visitó la ciudad de Salta a tal efecto. La abundancia y diversidad compositiva y simbólica del monumento 20 de Febrero a la Batalla de Salta lo diferencia de los otros. Recordamos que es el único monumento tumba de nuestra epopeya de independencia nacional. La recurrencia a figuras de la mitología a fin de resaltar y poner en juego las virtudes particulares de los protagonistas más destacados, además de Manuel Belgrano, a alguno de los cuales hemos olvidado casi por completo Eustoquio Díaz Vélez, Cornelio Zelaya y Manuel Dorrego. Elementos vegetales

Posee tres elementos vegetales altamente simbólicos: las hojas de laurel en la cabeza de la Victoria y en la corona encintada que ésta porta en la mano izquierda- como premio al triunfo y dos elementos alegóricos de la paz: una hoja de palmera y rama de olivo en la mano derecha de la Victoria y al pie de la cruz de hierro cruzada sobre la palmera. Desde lo metálico concilia una cruz de hierro con el bronce de figuras y relieves, alternancia que se repite en la doble baranda tubular que lo rodea: bronce en el caño superior, hierro en el inferior. Tanto las virtudes como los animales: leones y águilas son de hierro fundido. El agua

El artista, tal vez ante la dificultad técnica de incluir agua, puso como elemento fundamental la representación simbólica de ella, señalada en tres sitios: Primero: conformando los capiteles angulares de las cuatro columnas como conchas marinas que sostienen el basamento del monolito superior de piedra roja. Segundo: en los cuatro frisos convexos que unen los capiteles de esas columnas: entre 15 y 16 rectángulos en negativos, a modo de surcos de agua, de extremos inferiores cur-

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La presencia del agua vos, que se descargan en la parte superior de los cuatro grandes relieves en bronce que relatan: la arenga de Manuel Belgrano a las tropas, la batalla del 20 de Febrero de 1813, la rendición de Pío Tristán y el juramento a la Asamblea General constituyente del Año XIII y a la bandera. La descarga de estos cauces de aguas simbólicas, que emergen de los relieves en bronce, por la parte inferior y casi a la altura del basamento de las águilas de hierro fundido, se produce mediante similares rectángulos de extremos curvos, un total de once, pero en positivos y sobre una moldura convexa, generando el efecto de aguas que caen y luego brotan como cascada. Técnicamente estas molduras, en la que las superiores actúan como coronamiento de fachada, y que representan agua, están conformadas por: para la superior, careto seguido de media caña invertida y para la inferior, escocia con careto invertido. A veces, lo esencial, de tan evidente, escapa a nuestra visión.

Gregorio Aráoz de Lamadrid. En la Batalla de Salta, el tucumano Aráoz de Lamadrid fue teniente del 4º escuadrón de Dragones Ligeros. Este cuerpo ocupó la entrada del Portezuelo

cumpliendo la función de ayudante de Díaz Vélez, su tío. Hizo de mensajero entre éste y el coronel Zelaya, y al iniciarse la batalla un camarada suyo lo hirió accidentalmente en el muslo.

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Salta antes de la contienda JUAN MANUEL DE LOS RIOS

realista. No ha quedado, por supuesto, la prueba documental de esta acción inteligente y delicada de la mujer salteña de aquel momento, pero la tradición atribuye su inspiración a dos matronas de arraigo y predicamento , las señores doña Juana Moro de Díaz, y doña Martina Silva de Gurruchaga y además, sus resultados y repercusiones posteriores las registran varios cronistas españoles como Torrente y García Camba, particularmente este último que hizo la guerra de la Independencia entre 1817 y 19. García Camba nos dice en la página 89 del segundo tomo de su memoria, que la mujer salteña, en el tiempo que Tristán ocupó esta ciudad “era de conocido mérito y en extremo insinuante”, agregando que después era voz corriente en el ejército realista, que había trabajado y seducido a buen número de oficiales peruanos para que se pasaran al bando de la independencia. Y ¿qué detalles se conocen al respecto? Frías, que recogió a fines del siglo pasado (XIX), de labios de los hijos o nietos de los protagonistas, dice que Tristán y sus oficiales querían borrar en esos momentos su contraste en Tucumán,

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Gertrudis Medeiros de Fernández Cornejo Fue una patriota que también participó de la organización de mujeres que liderada por Juana Moro. Efectuó tareas de espionaje entre los realistas que

Historiador de Salta (1894-1970)

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esde octubre de 1812 hasta el 20 de febrero del 13 van a agitarse en la ciudad de Salta dos pasiones encontradas. En esos cuatro meses de tensión y expectativa, entres las batallas de Tucumán y Salta, la mujer salteña desempeñará un papel de singular importancia. Tristán ha ocupado la ciudad, con sus huestes semiderrotadas en Tucumán, entre el 20 y 25 de octubre. No solo no confiesa su contraste sino que llega, arrogante y con aire triunfador, sancionando a quien difunda su derrota.Viene con él una numerosa oficialidad y el propio general, hombre joven, galante y culto, va a compartir con los primeros la tarea de conquistar la simpatía y voluntad de esta población. Por su parte,Arenales que se adelantó unos días, ocupando y tomando la ciudad con milicianos que trajo de Guachipas, había preparado también el terreno, anticipando el posible plan de Belgrano,y retirándose en la víspera del arribo

de Tristán. En diciembre llegan refuerzos enviados por Goyeneche, con los que se completan 3.500 soldados, o sea más que en Tucumán. Pero ahora va a empezar la estrategia secreta. Varias señoras organizan un servicio de espionaje y de transporte de correspondencia secreta, con informaciones para Belgrano. Si bien la tarea es arriesgada, vale la pena intentarlo. El clima suave y la naturaleza exhuberante desde noviembre a febrero son a propósito de la vida sentimental, y la salteña, la de hoy y la de ayer, tiene gracia y suele ser valiente y resuelta. No olvidemos, para apreciar aquellas circunstancias, que en esos momentos está en juego la suerte de la Patria o la del rey, y que la pasión política, inherente en la mujer, encontró en aquel instante campo fertil, por uno u otro de los dos partidos. Porque, en efecto, la mujer salteña se dividía en dos bandos rivales y excluyentes, por el rey o por la Patria. Las primeras cobijaron al ejército de Tristán con toda suerte de atenciones y ayuda material y las segundas, por el contrario, se propusieron socavar el ánimo de esos mismos soldados, y particularmente la de los oficiales americanos que seguían al servicio de la causa

mediante fiestas de toda clase, y cabalgatas a lugares próximos, creando así el ambiente propicio para la acción sentimental. Agrega que la pasión patriótica de las salteñas resultó irresistible para algunos oficiales realistas.Ya el día de la batalla se observó cómo flaqueó el entusiasmo de varios de ellos. Y que hasta el segundo jefe del ejército, el coronel Campero, al frente de la caballería, se aplastó pasándose a las filas patriotas a partir de esta acción. El 30 de enero se había jurado la constitución liberal española, con grandes fiestas, allí las mujeres realistas contrarrestaron como mejor pudieron la acción de las otras. Pero los patriotas, tuvieron la ventaja de aquella tarea de comunicaciones con Belgrano, y sabían lo que tenían que hacer. El coronel Santiago Figueroa había sublevado a los paisanos de Guachipas y el capitán Saturnino Saravia, La Isla y La Pedrera, para hostilizar a los guardianes de la ciudad tan pronto se aproxime Belgrano. Pero lo cierto es que estas acciones, no se hubieran podido llevar a cabo sin la eficaz intervención de aquellas damas salteñas, con resultados inmediatos para la batalla del 20 de febrero y mediatos para la revolución.

ocuparon de Salta. Al tomar Pío Tristán la ciudad, la puso en prisión y convirtió parte de su casa en un cuartel. Para hacer trincheras le talaron los cultivos y le quemaron la huerta. Belgrano la liberó.

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ENTREVISTA

Gabriel Di Meglio, investigador

CARMEN PETRIN

El Tribuno

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“La valentía en combate era más importante que la estrategia” Sitio donde se libró la Batalla de Salta y posteriormente se erigió el monumento. La cruz original fue instalada por el general Mauel Belgrano.

La Batalla de Salta fue protagonizada por un ejército casi amateur, dirigido por Manuel Belgrano, un general improvisado pero astuto, que se jugó por sus convicciones. Gabriel Di Meglio es un historiador, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), muy conocido por sus originales documentales en el canal Encuentro, donde, de manera ágil, el público se zambulle en el pasado nacional y universal. Se tomó un momento entre las filmaciones de una de sus realizaciones -La historia de las clases populares-, para conversar con El Tribuno sobre la Batalla de Salta, que marcó a fuego el destino de nuestro país. B¿Cómo definiría a la Batalla de Salta? CLa Batalla de Salta es fundamental en la historia de la guerra de la Independencia porque es la que asegura, después, de la de Tucumán, la reconquista por parte de los revolucionarios salteños. A esto se suma que se dio en el momento en que se estaba inaugurando lo que ahora se conoce como la Asamblea General Constituyente del año XIII y esto se vio como un comienzo muy auspicioso porque era el primer congreso que reunió diputados de todas las provincias que hoy constituyen la Argentina, que además comenzaba con una serie de decisiones transformadoras. En ese marco, la Batalla de Salta venía a asegurar el gran plan del gobierno cuyo objetivo era terminar con la guerra de la Independencia. BCuéntenos sobre el Ejército del Norte, que estaba a cargo del general Manuel Belgrano. CEste triunfo, por cierto, consolida al Ejército del Norte, que en un principio se llamó Ejército Auxiliar del Perú, con una historia muy particular, porque fue el único que tuvo una continuidad en el tiempo, si uno lo compara, por ejemplo, con las fuerzas que operaron en el Litoral o en los Andes, que tuvieron una trayectoria mucho más breve. Este ejército actuó durante toda la guerra de la Independencia y articuló a las fuerzas locales con una oficialidad y soldados que por primera vez se reunieron con gente de procedencia muy diversa. Si bien en esa época todavía no había nada que se pareciera a una identidad argentina, en esta ocasión combatieron juntos codo a codo, como nunca antes, porteños, santiagueños,salteños,

tucumanos y de otras provincias, mancomunados en una causa común. En ese sentido me parece que fue un ejército decisivo para la historia nacional. Los tres grandes momentos militares fueron las batallas de Suipacha, Tucumán y de Salta, porque rechazaron lo que fue la invasión más compleja de resolver en ese momento. Además, esta fuerza dio lugar a figuras muy importantes. En Salta se destacaron personalidades como José Moldes y José Apolinario “Chocolate”

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Juan Antonio Alvarez de Arenales Nació en España y en 1784 llegó a Buenos Aires, donde siguió la carrera militar. Por participar en 1809 de la revolución de Chuquisaca fue arrestado en el Ca-

Saravia, un personaje que mediante su habilidad y conocimientos del terreno y de la sociedad local hizo grandes aportes. En esa época, lo que más se valoraba era el arrojo en combate, porque generaba el respeto y admiración de sus pares y un alto impacto en la sociedad local. Ser un gran estratega no era lo más importante antes de San Martín. La actuación de Apolinario Saravia como la de Manuel Dorrego y otras figuras son fundamentales en un contexto bélico, en una forma de luchar

donde todavía no había grandes oficiales profesionales en el arte de la guerra. Manuel Belgrano era un general improvisado y cuando uno estudia sus batallas puede ver que hubo vaivenes y que el azar jugó un papel muy importante. En el caso de la Batalla de Salta, sin embargo, en todo momento la ventaja estuvo del lado revolucionario y nunca pareció peligrar el triunfo, como le ocurrió en otras contiendas de esa misma campaña. Fue una victoria muy contundente.

llao donde logró huir a Salta. Aquí se casó con Serafina de González. En la Batalla de Salta fue jefe del estado mayor y por su labor la Asamblea del año XIII le dio ciudadanía argentina y residencia en Salta.

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BBelgrano tomó una decisión después del triunfo que fue muy polémica... CBelgrano fue criticado por la actitud que tomó con los derrotados, porque mucha de esa gente que juró no tomar las armas contra la revolución después lo hizo, lo que hace ver la decisión como muy desacertada. Sin embargo, yo creo que lo hizo probablemente porque todavía anhelaba, profundamente, que el Alto Perú se volviera a levantar a favor de la revolución y por eso no quería entrar al Alto Perú como conquistador, sino como libertador, y entonces un gesto magnánimo como éste podía ser útil para ese fin. Lo real es que no luchaba contra los españoles, sino contra otros americanos que eran antirrevolucionarios e incluso eran sus propios parientes o amistades muy cercanas. Pío Tristán, su enemigo en la batalla, había sido compañero de estudios y había una vieja camaradería. Eso también pesaba y tornaba muy complejo el proceso. Belgrano, que era muy astuto, se dio cuenta de que la guerra no se ganaba solamente en el campo de batalla, y que los recursos y las fuerzas no eran tan grandes como para garantizar una victoria sin ambages, sin matices.Yo creo que esta decisión tan polémica tuvo que ver con esa búsqueda. Belgrano se tuvo que enfrentar con la mala fama que había dejado el ejército revolucionario en la primera expedición al Alto Perú, donde algunos oficia-

“La actuación de Saravia como la de Dorrego y otras figuras son fundamentales en un contexto bélico, en una forma de luchar donde todavía no había grandes oficiales profesionales en el arte de la guerra. Belgrano era un general improvisado y cuando uno estudia sus batallas puede ver que hubo vaivenes y que el azar jugó un papel muy importante. En el caso de Salta, en todo momento la ventaja estuvo del lado revolucionario”. les, particularmente porteños, habían sido muy prepotentes y habían dejado la imagen, por un lado de invasión porteña, y por otro lado de impíos y antirreligiosos. Por eso él quiere corregir ambas cosas: quiso demostrar que el ejército revolucionario no era un ejército invasor, ocupante que iba a reprimir, sino que iba a liberar y por otro lado puso a la Virgen de la Merced como generala del ejército y se encargó de mostrarles a sus soldados que ellos estaban del lado de la fe. B¿Cómo se financiaron esas largas luchas? CEl problema que tenían esos ejércitos es que no

pensaron nunca que la guerra iba a durar tantos años. Por eso los primeros se podían financiar con recursos de Buenos Aires, pero después fue fundamental el apoyo de los lugares por los que atravesaba el ejército, que en el caso del Ejército del Norte siempre logró negociar su apoyo con las sociedades tucumana, salteña y jujeña, y no hizo como otros, que cayeron en el saqueo de las tierras ocupadas como ocurrió en Santa Fe o Corrientes. En esta época sin el aporte de las comunidades locales nada hubiera sido posible, el ejército solo no funcionaba. El compromiso de los oficiales con la causa era muy importante, y por eso la cultura del fogón surge de estas reuniones en la noche en donde confraternizaban y se leían las noticias en voz alta para aquellos que eran analfabetos. De hecho las proclamas más importantes del gobierno se escribían en castellano, quechua, aimara y guaraní, porque sabían que de alguna manera iban a llegar incluso a aquellos que no sabían leer. B¿Qué opinión tiene de Belgrano? CEs una pieza fundamental en la historia de nuestro país. Clave porque logró con la batallas de Tucumán y Salta salvar la revolución que estaba peligrando, pero sobre todo porque es un ejemplo de alguien que deja todo por una causa, que deja la vida en eso. Y, esto me parece fundamental.

1940. Pavimentación de la avenida Sarmiento que va al Monumento de la Batalla de Salta.

Plaza Belgrano de la ciudad de Salta. En este lugar, Pío Tristán entregó sus armas al general Belgrano.

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Saturnino Saravia. Nació en la provincia de Salta en 1789. El 23 de julio de 1811 el Cabildo de Salta le agradeció su contribución para celebrar el primer aniversario de la revolución. El 15 de febrero de

1813 recibió del general Belgrano la misión de levantar a los pueblos del sur del Valle de Lerma. Por su participación en la Batalla de Salta fue promovido a alférez del Regimiento de Voluntarios de Salta.

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Pintura de la ciudad de Salta realizada en la segunda mitad del siglo XIX. Al fondo, las Lomas de Medeiros, por donde apareció Martina Silva de Gurruchaga con su batallón de soldados cerrillanos.

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Campanas. Luego de la Batalla de Salta, Manuel Belgrano asistió a la misa fúnebre que se ofició en la iglesia del Convento San Francisco con el objeto de honrar la memoria de los vencedores y

vencidos. Luego dispuso que con el bronce de los cañones que quedaron inutilizados en esa batalla se fundiese la “campana de la Patria”, que aún se guarda en el templo de las frailes franciscanos.

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Cuadro de Arístides Pappi sobre la Batalla del 20 de Febrero de 1813.

Director: Sergio Romero. Jefe de Redacción: Francisco Sotelo. Coordinador suplementos especiales: Luis Borelli. Diseño y diagramación: Carolina V. Robles. Edición fotográfica: Ricardo Paz. Corrección de textos: Mario Córdoba. Tapa y central: José Serrudo. Tarjetas postales editadas por el Gobierno de la Provincia en el Centenario de la Batalla de Salta.

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Juan José Feliciano Alejo Fernández Campero o Marqués del Valle de Tojo, en 1813 era gobernador de Salta y jefe de la Caballería realista. A instancias de la patriota Juana Gabriela Moro decidió pasar-

se a las filas patriotas. Durante la batalla de Salta el marqués comandaba un ala del ejército de Pío Tristán, y cumpliendo su compromiso decidió retirarse sin atacar por las Lomas de Medeiros.

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Carolina V. Robles

Soliloquio de un soldado español muerto en la Batalla de Salta Soy un muerto español de esa batalla./ Me llamo Juan Naranjo y he caído/ peleando por mi rey. Ya no soy nada/ y en tierra extraña ahora tengo abrigo./ Digo que batallando di mi sangre./ Que he querido matar y me mataron,/ que me duele también que porque he muerto/ aquí me estén llorando. Que no está más el polvo de esa guerra,/ que llegó ya el olvido, y que una patria dulce crece sobre mis ojos derretidos... Ya no tengo recuerdos. Soy apenas/ una inocente hierba en el camino,/ que florece en silencio para los vencedores y vencidos. Aquí estoy abrazado con el hombre/ que he odiado y los dos juntos nos vamos por la muerte y en el polvo,/ apaciguados, somos uno. Manuel J. Castilla Salta, 20 de febrero de 1963

1813 - 20 de Febrero - 2013