Basta Ya, Resuelto

Basta ya TEXTO 1 Basta ya. Hemos llegado, una vez más, a este día emblemático de la brutalidad y la miseria moral. A e

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Basta ya

TEXTO 1

Basta ya. Hemos llegado, una vez más, a este día emblemático de la brutalidad y la miseria moral. A este martes de septiembre que simboliza todo lo que odio de la sociedad española: su parte oscura, retrógrada, violenta, inculta, primitiva, tribal. Hoy, una vez más, un pobre toro será lenta y sádicamente torturado hasta la muerte en Tordesillas. Quizá en este mismo momento, mientras lees esto, uno de esos cobardes que se autodenominan pomposamente “lanceros” le esté tajando las tripas con una cuchilla. Basta ya. Año tras año intento apelar a la solidaridad de la gente de bien, que, lo sé, son multitud y ganan por goleada a ese puñado de energúmenos. Incluso en Tordesillas, esa bella ciudad manchada de sangre, hay muchos a quienes asquea esta masacre. Pero se callan. El sábado, en Madrid, hubo la mayor manifestación animalista que se ha celebrado jamás en España (medía más de un kilómetro de largo: qué lamentable el poco reflejo que tuvo en la prensa) y fue contra el Toro de la Vega. Sé que hay otro país y que estos torturadores forman parte de nuestro pasado. Pero ¿hasta cuándo vamos a permitirles celebrar esta orgía de sufrimiento? ¿Hasta cuándo seguirán manchando la reputación de toda España con su ferocidad medieval y obscena? Basta ya. Esto va dirigido a los políticos. A esa Junta del PP que ampara tal barbaridad. A ese alcalde de Tordesillas del PSOE que comparó el Toro de la Vega con una obra de teatro. Son ellos, los partidos, los verdaderos culpables. Ellos deberían defendernos de estos salvajes. Ellos deberían impedir esta glorificación del sadismo y la violencia (diversos estudios han demostrado la relación entre los maltratadores de animales y los de personas). Reniego de esos políticos cobardes e ineptos que permiten que esta monstruosidad, incomprensible en toda Europa, siga existiendo. Vergüenza y estupor. No nos representan. Rosa Montero, EL PAÍS, 17/09/2013

1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. La estructura externa del texto, la que se observa a primera vista, nos divide al texto en tres párrafos de similar extensión encabezados todos ellos con la expresión “Basta ya”, expresión que se repite en el título y se cierra el texto con el nombre de la autora y la fecha de publicación del mismo y el medio de comunicación en el que apareció publicado. En cuanto a la estructura interna, la que trata de descubrir las ideas presentes en el texto, observamos una estructura que podemos clasificar de estructura paralela, puesto que en los tres párrafos se exponen tres aspectos de la tesis o idea principal del texto. Podríamos hacer una división en tres partes del siguiente modo: a) Primera parte (línea 1- línea 6): hay que destacar que al comienzo de esta parte, como al comienzo de las siguientes, se encuentra la tesis del texto. A continuación, en esta primera parte la autora hace una primera argumentación de la tesis mediante una descripción de la fiesta del Toro de la Vega. b) Segunda parte (línea 7- línea 14): en la segunda parte, tras la breve exposición de la tesis, la autora sigue con la argumentación haciendo un llamamiento a la movilización popular contra la fiesta. c) Tercera parte (línea 15- línea 21): la tercera y última parte, al igual que las anteriores, comienza con la exposición de la tesis seguida de un llamamiento a la reacción política ante lo que se cuenta en el texto.

2. a) Indique el tema del texto. El tema del texto es una apelación para terminar con la fiesta del Toro de la Vega que cada año se celebra en Tordesillas. b) Resuma el texto. Se debe terminar con la fiesta del Toro de la Vega, fiesta en la que cada año se tortura a un toro hasta que uno lanceros acaban con su vida. Hay mucha gente que está en contra de fiestas como estas, incluso en Tordesillas, el problema es que allí, los que se oponen a la fiesta, se callan. En Madrid, por contra, se celebró la mayor manifestación en favor de los animales el pasado sábado pero fue muy poca la repercusión que tuvo en la prensa. Este asunto deberían solucionarlo nuestros políticos que son quienes tienen potestad para terminar con eventos violentos como el del Toro de la Vega. 3. Comentario crítico del contenido del texto. Nos encontramos ante un texto periodístico publicado por la reconocida periodista y escritora Rosa Montero, colaboradora habitual del periódico EL PAÍS desde hace más de treinta y cinco años. El texto se enmarca dentro de los subgéneros periodísticos de opinión, en concreto se trata de una de las columnas con las que su autora nos hace reflexionar cada martes en la última página de EL PAÍS, periódico del que ha llegado a ser redactora jefa de su suplemento dominical. Como texto de opinión que es, observamos una función del lenguaje apelativa o conativa, puesto que la autora interpreta la realidad con el objetivo de que su público lector sea capaz de ver la realidad a través de sus escritos y cambie su manera de contemplar algún aspecto de nuestra sociedad. En este caso concreto, podemos hablar también de una función emotiva o expresiva, puesto que la autora trata el tema de una manera muy subjetiva como vemos en el uso de la primera persona y en el empleo de adjetivos calificativos que nos muestran un sentimiento personal muy negativo hacia espectáculos como los del Toro de la Vega. Como suele hacer Rosa Montero en todas sus columnas, el tema está tratado con una subjetividad evidente que podemos constatar en el uso de la primera persona del singular en distintas partes del texto (“todo lo que odio”, “intento apelar”, “lo se”, “reniego”...) o con el uso de la primera persona del plural al comienzo y al final del texto; en ambos casos, la subjetividad se ve apoyada por un acercamiento al lector al que se le incluye en el nosotros con que cierra el texto. El tema del texto es un tema muy actual puesto que se publicó el mismo día en que se estaba celebrando la fiesta del Toro de la Vega. Rosa Montero vuelve a la carga una vez más contra una de las fiestas más controvertidas de nuestro país, la celebración del Toro de la Vega, fiesta que cuenta con multitud de partidarios en la localidad en la que se celebra pero que cada vez más cuenta con numerosísimos opositores a dicha celebración. La fiesta de este año vino precedida de multitud de actos en los que se protestaba contra la polémica fiesta, siendo la más multitudinaria la manifestación que se celebró en Madrid tres días antes del evento. Sin embargo, no ha sido la única, a lo largo de toda nuestra geografía se han sucedido multitud de actos en contra de este festejo. La razón que esgrimen los que defienden esta fiesta se basa principalmente en que es una tradición y que forma parte de nuestro patrimonio cultural. Sin embargo, aunque no les falte razón al considerar que la fiesta ha sido una práctica muy arraigada en otros tiempos en nuestro país, no parece esta una razón suficiente para una gran parte de la población española que rechaza el mantenimiento de tales espectáculos hoy en día. Argumentos como éste, que tan sólo apelan a la costumbre, no tienen una validez intrínseca, puesto que son muchas las

costumbres que a lo largo del tiempo han demostrado ser injustas, crueles o, simplemente innecesarias, con lo que se han eliminado o se han cambiado por otras. No es necesario recordar aquí costumbres como las luchas a muerte entre personas (duelos, gladiadores, etc.) ejecuciones públicas, peleas de animales... que hoy en día, afortunadamente, han desaparecido de sociedades democráticas como la nuestra. Por tanto, ¿por qué no hacer lo mismo con costumbres crueles como estas que se basan en el sufrimiento de animales por el simple hecho de un supuesto divertimento? Podemos concluir preguntándonos si es moralmente aceptable divertirse a costa del sufrimiento de otros, aunque esos otros sean animales de los que consideramos “no racionales”. Parece que una sociedad del S. XXI moderna como la nuestra debe plantearse de una vez por todas dejar de ser herederos de brutales tradiciones que no aportan más que sufrimiento gratuito hacia otros seres y embrutecimiento generalizado de los que las disfrutan, gente insensible incapaz de ver la cruel y trágica realidad enmascarada en un espectáculo ilusoriamente alegre, vistoso y colorista.