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KARL MARX La sociología no aboga por el comunismo Folleto de adiestramiento La sociología no predica el comunismo. No obstante, utiliza los escritos y la perspectiva de Karl Marx en algunos análisis sociales de «lo que es». No es necesario mencionar este punto en un examen, es simplemente una aclaración para los estudiantes que puedan tener cierta aprensión en cuanto a los contenidos de esta disciplina ¿Cómo contribuyó Marx a la sociología? Karl Marx nunca se consideró un sociólogo, pero tuvo una inmensa influencia en la sociología y en las demás ciencias sociales. Fuera de estos ámbitos, es más conocido por sus escritos sobre el comunismo. Dijo que la clase trabajadora vencería a la clase propietaria, y el resultado sería una utopía en la que el gobierno se atrofiaría hasta desaparecer y los principios de la economía estarían basados en el lema «para cada uno según su necesidad, y de cada uno según su capacidad». Su contribución principal al pensamiento sociológico es la perspectiva denominada «Teoría del conflicto», según la cual, la organización y el cambio social se basan en los conflictos que surgen en la sociedad. Marx no definió la perspectiva ni acuñó el término. Los que emplean esta perspectiva parten de sus escritos. Sus nociones del cambio tienen sus raíces en los textos de un filósofo, Hegel, que desarrolló el concepto de dialéctica. Esta noción se basaba en la idea de que todo lleva en sí mismo las semillas de su propia destrucción, pero que una nueva forma surgirá de sus cenizas. Muchos consideran esta teoría muy parecida a los mitos clásicos griego y latino del ave fénix (que volando se acerca demasiado al sol y se quema) y a los mitos de la creación del pueblo Athapaskan de las Grandes Llanuras norteamericanas. Marx tomó esta idea de la dialéctica y la aplicó a la sociedad, afirmando que los orígenes del cambio son todos materialistas, y no se basan en ideas. En nuestros términos, esto significa que pertenecen a las dimensiones culturales de tecnología y economía. Al ir derivando la tecnología de la gente de la recolección y la caza a la agricultura (horticultura, ganadería) y a la revolución industrial, los cambios

en la tecnología condujeron a cambios en la organización social, y también en las creencias y los valores. La principal fuente de conflicto en la era industrial se daba entre 

los obreros, a quienes llamó proletariado (del latín), que sobrevivían vendiendo su trabajo, y



los propietarios de las factoría, a quien llamó burguesía (palabra que tiene la misma raíz que burgo y burgués), que necesitaban este trabajo para conseguir beneficios.

La clase explotada favorecería y se beneficiaría de un cambio hacia una mayor igualdad, mientras que la clase explotadora se resistiría a ese cambio. Este enfoque se llama materialismo dialéctico. Irónicamente, predijo que la revolución tendría lugar en las sociedades industrializadas, pero las únicas revoluciones comunistas de la historia se produjeron en grandes sociedades agrarias de tipo feudal (Rusia y China). Un importante concepto del enfoque del conflicto, después de considerar las dinámicas sociales como producto de la competición por los recursos, es que los que están en el poder (y poseen la riqueza) tienen intereses creados para perpetuar el sistema que los colocó en la cima de la pirámide social. La idea se ha aplicado de un micro a un macro nivel, como por ejemplo, de la dinámica familiar a la organización social nacional. El enfoque del conflicto, derivado de sus escritos, se ha copiado y adaptado a un gran número de temas sociológicos. Aunque alemán, Marx pasó la mayor parte de su tiempo como escritor en la Biblioteca Británica de Londres

Weber: En lugar de negar la importancia de los factores materiales, en el caso de Marx, y la noción de hechos sociales externos a las personas, en el caso de Durkheim, añadió que deberíamos centrarnos en las ideas, sobre todo en los significados que damos a las cosas, y en el papel que los cambios en las ideas tienen en la sociedad y en los cambios sociales. Llevado por su interés en los significados que la gente daba a las cosas, Weber utilizó la palabra alemana «verstehen» para tratar nuestro profundo entendimiento de esos significados. Como la cultura se basa en símbolos, y los símbolos deben tener significado para serlo, el hecho de que los comprendamos resulta un elemento esencial para nuestra interpretación de la sociedad. En inglés, hoy se sigue utilizando la palabra «verstehen» para analizar este importante elemento de la cultura y la sociedad. Oponiéndose a la interpretación que Marx hizo de la revolución industrial, Weber sugirió que primero se produjo un cambio radical de ideas. Este cambio se manifestó en la Reforma Protestante, y en las pláticas de los líderes protestantes, especialmente Juan Calvino, opuestos a los pensamientos y prácticas predominantes en la Iglesia Católica de la época. Entre los distintos valores reivindicados por los protestantes, había ideas de autosuficiencia, frugalidad y relaciones independientes con Dios, sin necesidad de sacerdotes. La frugalidad era una actitud esencial, necesaria para estimular el ahorro y la inversión, un importante elemento del capitalismo y la revolución industrial. Además, declaraban no necesitar que una organización enorme, corrupta y decadente les dijera cómo pensar, y que esta independencia de pensamiento contribuía a que la gente iniciara sus propios negocios, lo que a su vez contribuía al crecimiento de la clase propietaria del capital. La reforma protestante, según Weber, fue la principal causa de la revolución industrial y del ascenso del capitalismo, un enfoque muy distinto del de Marx. Una tercera contribución de Weber se refiere a la naturaleza social de la desigualdad. Marx hacía hincapié en su relación con la producción.

Sin negar la importancia de la riqueza, Weber añadió el prestigio, los juicios de valor que la gente hace sobre los demás, que contribuyen a su clasificación social. Una vez más, Weber se concentra en las ideas. Karl Marx consideraba que las clases estaban relacionadas con los medios de producción. Observó un cambio desde una sociedad feudal basada en la agricultura, en la que la clase propietaria de la tierra estaba diferenciada de la clase campesina, hacia una revolución industrial, en la que las clases propietarias de las factorías, los patronos, se diferenciaban de los trabajadores industriales, trabajo asalariado. Otras personas, como los administradores, informadores o funcionarios civiles y militares no contribuían a la producción económica, por lo tanto, eran inútiles (improductivos) y no constituían clases. En contraste, Max Weber, que escribió medio siglo después, consideraba que las clases se basaban en tres factores: poder, riqueza y prestigio. En la sociología actual, tendemos a ver los mismos tres factores, aunque los sociólogos marxistas todavía hacen hincapié en las relaciones con los medios de producción, que hoy incluyen la producción de ideas e información. Weber veía una sociedad formada por varias capas, no sólo por dos, y creía en la importancia de otros factores aparte del material. Entre los tres, Marx, Durkheim y Weber, hoy vemos que sociedad se compone de tres elementos principales: riqueza, poder y prestigio. Los conflictos laborales tienden hoy a producirse entre trabajadores y gerentes, puesto que a estos últimos se les paga para estar de parte de los propietarios, que hoy son principalmente los tenedores de bonos y acciones. Los escritos de Weber contribuyeron a la Perspectiva Interaccionista Simbólica, una de las tres perspectivas clásicas de la sociología. Al igual que sucede en las otras dos perspectivas clásicas, Weber no acuñó el término ni definió la propia perspectiva: lo hizo Blumer. Él hizo una gran contribución a nuestro pensamiento, y los que continuaron desarrollando la perspectiva interaccionista simbólica –– Blumer, Mead, Thomas, Park –– tomaron muchas de sus ideas de los escritos de Weber. También contribuyó a la observación y análisis sociológicos de las organizaciones. Entre sus numerosos trabajos, estudió la naturaleza de las burocracias para investigar las razones por las que detentan tanto poder. Observó cómo crecían y se fortalecían las burocracias de forma simultánea a la revolución industrial.

Identificó cinco elementos que daban solidez a las burocracias: jerarquía de autoridad, división del trabajo, reglas escritas, comunicaciones escritas e impersonalidad. Dos de estos elementos pueden resultar problemáticos a la hora de fortalecer comunidades. La «jerarquía de autoridad», especialmente si es rígida, severa y dictatorial, y la «impersonalidad», sobre todo si aliena a los miembros de la comunidad, son elementos que reducen la gemeinschaft de dicha comunidad, y por tanto debilitan sus características. Weber escribió en respuesta a Marx, con la intención de contradecir o menoscabar la interpretación materialista. Consideraba que el principal cambio fue el ascenso del protestantismo, con valores y creencias que contribuyeron a la revolución industrial. Argumentó que los nuevos valores del protestantismo, pensamiento independiente y autosuficiencia, eran valores y actitudes necesarias para la creación y desarrollo del pensamiento capitalista, y para la forma de actuar exigida por la revolución industrial. Desde nuestro ventajoso punto de vista, un siglo después, vemos que estos enfoques no tenían por qué ser mutuamente excluyentes, sino que podían convertirse en explicaciones complementarias.

Durkheim: Durkheim quería que la sociología fuera una ciencia distinta de otras ciencias y de otras disciplinas académicas. Deseaba evitar el «reduccionismo», que reduce las respuestas explicando los fenómenos sociales en referencia a causas psicológicas o individuales. Nos dio una primera noción de la perspectiva sociológica: aunque los individuos portan en sí mismos la cultura y la sociedad, estas se comportan como un nivel de realidad que trasciende, o traspasa, a las personas. Sus estudios del suicidio son importantes para nosotros, en tanto que revelan esa perspectiva sociológica. El suicidio no es un acto que pueda estudiarse fácilmente preguntando a sus protagonistas: los que han tenido éxito suelen estar muertos, y los que lo intentaron y fracasaron, lo hicieron quizá para pedir ayuda, y es probable que sus respuestas no nos lleven a entender a los que lo lograron. Estudió los índices de suicidio, y observó que variaban según el país, religión, sexo, estado civil y afiliación religiosa, pero se mantenían constantes en cada categoría. Acuñó el término «hecho social», refiriéndose a estos índices, y afirmó que los hechos sociales debían explicarse con hechos sociales, no con hechos psicológicos o biológicos. Dijo que nuestro grado de conexión con los pequeños grupos que nos rodean nos hace estar más conectados con la sociedad en su expresión más amplia. En el caso de las personas con bajo grado de conectividad, que llamó «anomia», había más probabilidades de que las fuerzas que nos hacen ajustarnos a los valores y expectativas sociales estuvieran más debilitadas, y por tanto, existía mayor probabilidad de que estas personas cometieran suicidio o se embarcaran en otros actos reprobables. El concepto de hecho social subyace tras el pensamiento de Kroeber, que acuñó el término «superorgánico».

Kroeber observó el «pegamento» que mantiene unida a la sociedad, al que llamó «solidaridad», y sugirió que en las sociedades simples, dicha solidaridad se basaba en la uniformidad y la conformidad, lo que denominó «solidaridad mecánica». En sociedades más complejas, donde existe no sólo una gran división del trabajo en el área productiva o económica, sino también una gran diversidad de funciones y responsabilidades en general, estamos o estábamos unidos por nuestra interdependencia entre cada uno de nosotros y los demás. Nos condujo a una primera comprensión sociológica de las relaciones entre las personas y la sociedad, contradiciendo las nociones o perspectivas dictadas por el sentido común. Guiándonos por el sentido común, tenemos la impresión de que la sociedad está compuesta y controlada por las personas, mientras que Durkheim nos demostró que esas personas son producto de la sociedad, y que la sociedad tiene numerosas características que van más allá del individuo, y no pueden explicarse por el comportamiento individual.