autobiografia

Asignatura: Formación Humana y Social Número de Sección: 281 Nombre: Lidia Zamario Méndez Trabajo: Autobiografía Lo más

Views 214 Downloads 5 File size 128KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Asignatura: Formación Humana y Social Número de Sección: 281 Nombre: Lidia Zamario Méndez Trabajo: Autobiografía

Lo más difícil de una narración –para mí, por supuesto- es el inicio. La preocupación de dar en impacto perfecto para estar satisfecho con uno mismo. Pues en esto momentos, creo que la mejor forma de empezar es ésta: Mi nombre es Lidia Zamario Méndez –sí, como el elemento de la tabla periódica-. Detesto las veces en que la gente me cambia el apellido. Nací el 16 de enero de 1995, en Puebla, Puebla. México. Mis padres son: Marco Antonio Zamario Alvarado y Ernestina Méndez Flores. Tengo un hermano pequeño, casi por cuatro años, Lorenzo Antonio Zamario Méndez. Mi familia es demasiado grande, así que lo resumiré: tengo ocho tíos paternos y once tíos maternos, y un centenar de primos, algunos ya con familias propias, otros de mi edad. Mi vida no es distinta a lo normal, o lo que para mí es normal, por lo tanto no narrare mucho de ella. Fui al kínder, primaria, secundaria y preparatoria, sin repetir ningún año o reprobar materia alguna. Tuve varios compañeros; sólo en la prepa hice verdaderas amigas: Ana, Paola y Susana. Conocí a otras como Dalia, Alejandra y Dennis, pero no éramos tan unidas. Las cosas que me fascinan son leer, escribir y ver anime. Mi adicción a la lectura nació tras leer el primer libro de J. K. Rowling, la escritora de Harry Potter. Antes me aburría leer; hasta que leí las aventuras de Harry y, al darme cuenta, lo había terminado. Seguí con el otro y el otro, hasta terminar con la saga completa. Seguí con Anna Rice –no terminé con la saga, pero si leí gran parte de los libros-, luego con Stephanie Meyer y con las nuevas novelas que andan deambulando por ahí, llamando la atención de todos los jóvenes y adultos. Mi otra ambición es el anime, caricaturas japonesas. Mi favoritas son:   

Dragon Ball Yu Gi Oh Inuyasha

Y otras más que tardaría en escribir tanto como mi árbol genealógico. Adoro esas caricaturas porque siempre tiene un mensaje que dar, te hacen reír, llorar, enojar, tener miedo a las mujeres fuertes, y otras grandes cosas que me hacen adorarlos aún más. La adicción de la que estoy orgullosa es la de escribir. Mi primer encuentro con esta adicción fue gracias a una compañera que escribió una obra teatral para un proyecto en equipos que teníamos para una materia. El final me pareció escaso, no me agrado mucho, faltaba algo. De la nada, nació mi primer personaje. Fue como si lo tuviese en

frente. Pero no fue hasta la preparatoria cuando tome la pluma, libreta en blanco y a escribir se ha dicho. La historia nació por sí sola, sólo necesitaba sacarla. Varias historias más comenzaron a surgir conforme seguí leyendo novelas. Algunas fueron evolucionando conforme pasaba el tiempo. Una que otra de mis historias las fui cambiando hasta tornarlas a algo completamente distinto; tal vez con algo que tuviesen al principio, pero la trama cambiaba junto con los personajes. Mi más grande orgullo, es la novela que actualmente estoy escribiendo. Tal vez suene irónico, pero, literalmente, mi novela nació de un sueño que tuve antes de entrar a tercero de preparatoria; inclusive, la segunda parte nació del mismo modo. Excepto la tercera parte. Esa nació gracias a mi mamá, quien hizo una pregunta que yo no me había planteado. Mi cerebro comienza a trabajar muy rápido cuando se trata de crear historias de ficción, mis preferidas, creando escenario sobrenaturales que quisiera existiesen. La mayor parte de mis historias son ficticias, solo se me ha ocurrida una realista. Bueno, en el caso de los personajes y los escenarios. No me agrada mucho lo “normal”. Las únicas novelas realistas que he leído son, por ejemplo: Ciudades desiertas, A tres metros sobre el cielo, y Tengo ganas de ti. Raros títulos. Mis historias se basan en mis sentimientos o los problemas que me atormentas en esos momentos o porque solo nacen. Hay ocasiones en las que me identifico con mis personajes, tienen algo de mí, o hacen cosas que yo nunca me atrevería a hacer o porque no soy así. Y ahora no se me ocurre que escribir… Es horrible cuando a un escritor le sucede eso: que se te esfume la inspiración y no sepas que sigue. Es tu propia historia y no se te ocurre nada. No sabes si pasará esto o aquello. Si se queda con la o el chico o lo manda al diablo. O de plano, te quedas en blanco y pierdes el hilo de la historia y ya no sabes qué estás escribiendo. Lo difícil es crear a los malvados. Tienes que saber cómo piensas; la frialdad de sus corazones; los malos actos a realizar; los comentarios hirientes, etcétera. Es una pesada labor crear un nuevo mundo. No es por insultar ni nada por el estilo, pero he llegado a la conclusión de que escribir es como jugar. Los escritores juegan a ser dioses. ¿Por qué? Por el simple hecho de que creamos mundos completamente distintos, edificios u otras cosas que no existen; creamos seres, hipotéticamente, vivos a nuestra imagen y semejanza, y nosotros decidimos sus destinos: quién será el protagonista, quién morirá, y todo el rollo. En pocas palabras, creamos un mundo de papel que para nosotros está vivo. Son nuestras creaciones y de nadie más. Nosotros sabemos cómo son y cómo se comportan. Tal vez nos basemos en alguien de nuestro entorno, alguien a quien nos gustaría cambiar y tenemos todo un mundo sin límites que nos permite hacer eso.

La mente es la creación más poderosa del todo el mundo. Ya ni las computadoras. Puede guardar un montonal de información sin averiarse o explotar. Ya quisiera ver hacer eso a las computadoras. Me encanta investigar para darme una idea de cómo hacer a mis historias, darme localizaciones de algún lugar donde no haya estado y que exista. Sirve de mucho el internet en estos casos. Y… ¿Qué más puedo decir? No se me ocurre nada. No me gusta hablar de mi familia, y no porque me avergüence de ellos, nada de eso. Es por el hecho de que no me gusta publicar la vida de los demás. Suelen confesarme cosas que preferirían que se quedasen entre nosotros. Detesto cuando la gente habla a tus espaldas, es tan frustrante. Y la mayor parte, no suelen decir cosas positivas de uno, sino que sacan otra cara que no se conocía y desconoces por completo a la persona. Pero volviendo al tema. Música. No tengo un género en especial. Si escucho y me gusta, la descargo y listo. Aunque suelo hartarme después o me resultan aburridas y las elimino. Prefiero las canciones que ponen en los animes o películas, tienen ritmo o me ayudan a imaginar. Soy adicta al orden. No puedo lavar los trastos hasta que los acomode por orden, como me acomodo. Detesto los ruidos fuertes porque siento que me golpean los oídos. El calor me mata, no lo soporto por mucho tiempo. Adoro las cosas dulces. Adoro el mole poblano; las novias de dulce; el chocolate –era mi debilidad hasta que comenzó a hostigarme-. Seré sincera. También soy algo payasa en algunos aspectos. Me encantaría dormir hasta tarde pero si lo hago me mal acostumbro y me es difícil adaptarme. Adoro el agua. Nadar, mojarme a lo tonto, pero me enfermo rápido si no me baño con agua tibia. Lo que más me pone de mal humor es que me cambien la jugada, que no me cumplan con lo que me prometen o que me vean la cara. Ah, y que se metan con mis cosas. Uy, lo odio. Soy una adicta al orden, como dije anteriormente. Odio cuando me cambian mis cosas, prefiero acomodarlas yo aunque me tome todo el día limpiar mi cuarto. También detesto la discriminación. Mi peor enemiga. Me enfurezco a muerte con quién discrimina a quien sea por lo que sea por el simple hecho de como a él o ella no le agrada, va y lo insulta. Como quisiera ahorcarlos como en las caricaturas y lanzarlos hasta que formen una estrellita. Eso

es exagerar, pero incluso un escritor necesita de la exageración para llamar la atención de sus lectores. Si hablamos de adicciones a hombres, no lo soy. Si me gustan los hombres pero me irrita que no paren de hablar del mismo hasta que aparece otro. Del único que no me choca que hablen, es de Daniel Radcliffe, el que interpretó a Harry Potter. Ese me encanta. Pueden hablar de él todo el tiempo que quieran. No me agradan las chicas o chicos superficiales, me dan lastima. Siento que tienen un hueco que se hace grande cada vez que critican a alguien por su vestimenta e intentan llenar el vacío con objetos o humillando a esa persona. Otra de las cosas que me caracterizan es que soy tímida para hablar, pero una vez que tomo vuelo… no hay quien me pare. Saco todo hasta que ya no quede nada de nada. No soy adicta. Me desagrada el olor del tabaco, me dan ganas de vomitar. El alcohol, la cerveza me sabe a orines; el vino, muy amargo; solo el tequila con toronja y limón me gusta, la maroma y el charro negro. Otras bebidas alcohólicas me raspan la garganta o me hacen hacer muecas. Prefiero la comodidad de la soledad cuando necesito pensar. Sonara extraño, pero me gusta cuando el cielo se nubla, siento como si el tiempo se detuviese y cuando sale el sol, el tiempo vuelve a avanzar para mí. Es una experiencia que yo solo entiendo, además, porque sin el sol, mis ojos no se esfuerzan demasiado y con el frio, puedo beber cosas calientes sin sentir que me estoy asando. Prefiero la calidez, por eso adoro cuando hace frio.