AUGUSTO COMTE

AUGUSTO COMTE Isidoro Augusto María Francisco Javier Comte nació en Montpellier en 1798. En 1814 ingresa en la elitista

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AUGUSTO COMTE Isidoro Augusto María Francisco Javier Comte nació en Montpellier en 1798. En 1814 ingresa en la elitista Escuela Politécnica, de la que será expulsado en 1816, acusado de republicanismo e indisciplina. En esta época comienza a estudiar a los pensadores del siglo XVIII y conoce a Saint-Simon, para el que trabaja como secretario desde 1818, hecho que le permitió publicar artículos en diversas revistas: La Politique, L’Industrie, L’Organisateur. La colaboración entre estos dos autores se irá deteriorando hasta su definitiva ruptura en 1822, fecha que inicia las dos etapas fundamentales del pensamiento de A. Comte: La primera (1826-1845) , de un marcado carácter positivista, queda sintetizada en sus dos grandes obras: Curso de filosofía positiva (1830-1842) y el Discurso sobre el espíritu positivo (1844), escrito que apareció como introducción preliminar al Tratado filosófico de astronomía popular. La segunda etapa del pensamiento de Comte viene marcada por un hecho personal que le afectó hondamente: la muerte en 1846 de Clotilde de Vaux, a quien conoció en 1845 y de la que estaba profundamente enamorado. A partir de entonces el pensamiento de Comte se tiñe de un carácter romántico y místico que derivará hacia posturas cada vez más conservadoras, convirtiendo el positivismo en una religión de la que él se autoproclama Sumo Sacerdote. De esta época datan sus obras Sistema de política positiva (1851-1854), Catecismo positivista (1852) y el primer volumen de Síntesis subjetiva (1856), obra que quedó incompleta debido a su muerte, acaecida el 5 de septiembre de 1857. El pensamiento de A. Comte. La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y extendió L’enciclopédie francesa y que consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos. La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau. Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad. Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad. Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales. La ley de los tres estados y la idea de progreso La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de

desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo. Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estado teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía. En el estado metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas es propia este estado que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estado positivo. En este estado el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estado de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social. Características de la filosofía positiva La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario. El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados. Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto. Clasificación de las ciencias Si la aparición del estado positivo se correlaciona con la mayoría de edad social e intelectual de la humanidad, esto se debe a la desaparición del espíritu metafísico como una evolución natural hacia el estado idóneo de la razón que traerá consigo el orden y la reorganización social. Se trata de una total "regeneración" que viene determinada por el progresivo desarrollo de las ciencias que, según Comte, han seguido cursos y ritmos distintos, siendo la más retrasada la física social. La filosofía positiva hace un intento de clasificación de las ciencias, concebidas unitariamente como ramas de un tronco común que, evolutivamente, forman un continuo en el que el desarrollo de cada una establece las bases de la ciencia siguiente. Comte clasifica las ciencias en cinco fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o sociología. Rechaza como ciencia a la psicología y a la economía y concibe a las matemáticas más como un método e instrumento previo que como ciencia teórica.

La finalidad de las ciencias es el control y el dominio de la naturaleza y la sociedad. La búsqueda de relaciones estables entre los fenómenos deriva en la construcción de leyes que permiten predecir el futuro: paso previo a todo control. Derivada de la fisiología, la sociología, como culminación del espíritu positivo, se dedicará al estudio de los fenómenos sociales y de sus leyes como camino para explicar la evolución de la humanidad y favorecer un progreso controlado de la sociedad que excluya todo posible cambio o revolución incontrolada. Es en este punto donde aflora con toda su fuerza la intención conservadora y reaccionaria de la filosofía de Comte. Su apoyo a la dictadura de Napoleón III, así como sus ideas de control de la opinión pública y de defensa a la propiedad privada y de concentración del capital le han convertido en un adversario de la democracia y en un partidario de los regímenes autoritarios. La dictadura del mexicano Porfirio Díaz utilizó el positivismo como justificación teórica de su política. Estos hechos han producido que la paternidad de Comte respecto a la sociología y el positivismo haya sido reconocida a regañadientes. EL POSITIVISMO El Positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación de las teorías a través del método científico. El positivismo deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador francés Augusto Comte y del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad de dicho siglo. Según esta escuela, todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia. Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Según distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como objetos de estudio científico. CARACTERISTICAS Esta corriente tiene como características diferenciadoras la defensa de un monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas las ciencias). La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente. En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los trabajos de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis interpretativa. Auguste Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de la sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio. La sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y basada en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social (razón por la

que se le considera padre de la sociología como disciplina científica). Comte presenta a la historia humana en tres fases o estadios: Estadio teológico o mágico: corresponde a la infancia de la humanidad; en esta época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas para dominarlo. Estadio metafísico o filosófico: las explicaciones son racionales, se busca el porqué de las cosas, y se sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos metafísicos. Estadio científico o positivo: es la definitiva. El conocimiento se basa en la observación y la experiencia, y se expresa con el recurso de la matemática. Se busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico. Además afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estén más allá de lo dado, de lo positivo, y niega que la filosofía pueda dar información acerca del mundo: esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias. REACCION Como reacción a la epistemología positivista, surge, principalmente en Alemania, la epistemología hermenéutica. Entre las críticas que se le hacen al positivismo está la incapacidad que posee el método de las ciencias físico-naturales para conocer sus objetos de estudio (la sociedad, el hombre, la cultura), los cuales poseerían propiedades como la intencionalidad, la auto-reflexividad y la creación de significado, que serían dejados de lado por la epistemología positivista. A su vez, dentro de la hermenéutica, cabría una crítica a la búsqueda de leyes generales y universales, pues deja de lado necesariamente los elementos que no pueden ser generalizados. Así, algunos hermeneutas defienden un conocimiento ideográfico (de conocimientos más precisos, pero menos generalizables), que uno nomotético (de leyes generales). Finalmente, desde la hermenéutica, se planteó la necesidad de conocer las causas internas de los fenómenos, cuestión que se alejaba de la explicación externa de estos. Así en vez de buscar la explicación, los hermeneutas buscan la comprensión de los fenómenos. Durante el siglo XX, a partir de los estudios de Bertrand Russell y otros, el filósofo Ludwig Wittgenstein elabora el texto Tractatus Logico-Philosophicus, que sirve de inspiración para el surgimiento del Círculo de Viena, grupo de intelectuales que tuvo como objetivo el alejar definitivamente a la ciencia de la metafísica, a partir del desarrollo de la lógica de Russell. CORRIENTE POSITIVISTAS Entre las corrientes positivistas se puede mencionar al positivismo ideológico, al empiriocriticismo, al positivismo metodológico o conceptual al positivismo analítico, al positivismo sociológico, al positivismo realista y al neopositivismo (empirismo lógico o neopositivismo lógico). En el campo del Derecho el denominado positivismo jurídico o iuspositivismo, no tiene una relación directa con el positivismo filosófico, sino con el concepto de Derecho positivo (la consideración del Derecho como creación del ser humano). En el campo de la psicología se puede mencionar al Conductismo o Psicología conductista, como pioneros en la aplicación de la metodología científica al estudio de la conducta humana. Actualmente en la Psicología conviven múltiples escuelas, muchas de las cuales se basan en el positivismo para el estudio del ser humano. Entre dichas escuelas o enfoques destacan el Cognitivo-Conductual, el enfoque Sistémico, o la

recientemente llamada Psicoterapia de Tercera Generación (enfoque que sin abandonar el positivismo, incorpora variables más ideográficas al estudio del ser humano). JORGE GUILLERMO FEDERICO HEGEL (1770-1831) Hay quienes afirman que es Hegel uno de los más grandes virtuosos de la expresión filosófica, no solo por su amplio conocimiento del saber de su época en áreas como historia, arte, sociedad y religión, sino por el prolijo orden en que expone su desarrollo filosófico. Algunos de los conceptos centrales que permiten abordar su obra son: Relacionismo Respecto al problema gnoseológico, Hegel asume las dificultades observadas por Hume (que puso en duda de que poseamos datos objetivo como para afirmar la existencia de algo) y Kant (que redujo la noción de substancia a una categoría o ley de enlace de nuestras representaciones operada por el entendimiento), pero agrega que la existencia de las cosas en sí o substancias, tiene un inconveniente adicional, el de convertir el conocimiento en algo relativo. En parte, Kant había observado esta particularidad puesto que sostenía que el conocimiento era fenoménico. Hegel irá más lejos y dirá que la afirmación de Kant es, en el fondo, admitir que el conocimiento no es más que ilusión. Si un conocimiento es relativo, entonces, no puede ser considerado conocimiento en el sentido pleno de la palabra de manera tal que no puede haber ni verdadera ciencia ni filosofía. En consecuencia, Hegel elimina la hipótesis de que la realidad esté constituída por substancias y de que éstas sean, como postula Kant, incognoscibles. Plantea entonces un enfoque original: la realidad es un conjunto de relaciones, en tanto que lo absoluto ya no son las substancias sino las relaciones. Desaparece el ser-en-sí (substancialismo) para dar lugar al ser-en-relación-con (relacionismo). No es que Hegel niegue la existencia de las substancias sino que considera que estas constituyen el aspecto más abstracto e inmediato de algo que luego considerado en toda su realidad plena, se desplegará en una riquísima trama de relaciones. Dialéctica Hegel no quiso eliminar las contradicciones de la realidad, sino asumirlas y comprenderlas, para él, la contradicción es lo que permite explicar el devenir y el movimiento: Una cosa se mueve, no porque esté en un momento quí y en otro momento allá, sino únicamente porque en uno solo y mismo momento está aquí y no-aquí, porque está y no está al mismo tiempo en el mismo lugar Hegel, Ciencia de la Lógica Pero de todas formas, la contradicción explica la autoconciencia y es la razón por la cual Hegel aborda una concepción dialéctica de la realidad: El espíritu solo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento. El espíritu no es esta potencia como lo positivo que se aparta de lo negativo, como cuando decimos que algo no es nada o que es falso, y, hecho esto, pasamos sin más a otra cosa, sino que sólo es esta potencia cuando mira cada a cara lo negativo y permanece cerca de ello. Hegel, Fenomenología Desde la perspectiva hegeliana, cualquier cosa o pensamiento es, en cuanto se considera por sí mismo, separado de sus relaciones, resulta contradictorio puesto que termina por anularse.

En otras palabras: algo es (tesis), en tanto se pone como ‘algo real’ en tanto se opone a aquello que no es (antítesis). Por ejemplo, un marido es en relación a su mujer, en tanto no es su mujer sino marido. Esto significa que la afirmación no es suprimida al negarse como independiente en tanto se pone en relación con otras cosas, sino que por el contrario, se afirma y se realiza a través de su negación en una unidad superior de la ella misma y su contraria no son más que los momentos. Esa unidad superior (síntesis) es una composición integradota en la cual se reunen tesis y antítesis: volviendo al ejemplo, marido y mujer conforman una pareja. Hegel, no utiliza los términos tesis, antítesis y síntesis en su obra. Sin embargo, sus expositores suelen recurrir a esta terminología de origen griego que parece resultar adecuada para describir su pensamiento. En rigor, él los llamará afirmación, negación y negación de la negación. El último, niega la independencia de los dos primeros a la vez que los conserva integrándolos en una instancia superadora (aufhebung). A menudo se afirma que la dialéctica es el método hegeliano. Sin embargo, es más eso, conforma la estructura misma de la realidad, completamente integrada por contrastes y tensiones entre los opuestos. Sin embargo, como el conocimiento no es sino un aspecto de la realidad, consecuentemente la dialéctica es también el método de la filosofía. SE ENTIENDE ASÍ A LA REALIDAD COMO UN CONJUNTO DE RELACIONES DIALÉCTICAS. Como las diferentes oposiciones se van integrando progresivamente en unidades superiores conciliadoras que las contienen, finalmente, según Hegel, se encuentra una síntesis última, la síntesis de todas las síntesis que no sería otra cosa que la totalidad sistemática de todo lo real, la totalidad o sistema de todo lo que es. En este sentido, la realidad es concebida como un organismo (un organismo espiritual) en donde nada acontece de manera aislada sino que todo acaba por relacionarse entre sí. Todo organismo es concebido como una totalidad de partes (conviene distinguirlo de otro tipo de totalidades, en tanto que no se trata de un todo ‘sumativo’). Por ejemplo, un puñado de una decena de semillas es una simple acumulación, pero si las disponemos en el suelo dibujando una figura geométrica, digamos un pentaculo, ya no se tratará de una simple suma sino que cada una de las semillas ocupará un lugar necesario para la totalidad, esto es, una función dentro de la estructura (gestalt). Los todos estructurales pueden ser a su vez mecánicos (máquinas) u orgánicos (organismos). Mientras que las máquinas se componen de piezas pre-existentes a la totalidad, en la cual cada una tendrá una ubicación fija y presentará relaciones fijas con las otras partes, en los organismos, la totalidad precede a las partes, tal es el caso de los seres vivos que se desarrollan a partir de la fecundación. En comparación con el substancialismo, que tiende a concebir la realidad de manera atomista, Hegel se enfocará en el sistema. La totalidad es lo primero y lo consecuente, las partes que surgen a partir de la totalidad. Las partes no tienen existencia por separado sino que son en sus relaciones con las demás y con la totalidad. Se trata pues, de relaciones internas que conforman un organismo espiritual. Para Hegel, la verdad de algo, esto es, su realidad plena, solo existe en relación a la totalidad a la que pertenece. No es posible saber qué es el corazón en verdad, independientemente del organismo del que es parte. Afirmará así que lo verdadero es el todo. La realidad entonces, es concebida como un todo articulado en un proceso activo de autorrelación. La relacionalidad universal resulta plenamente inteligible porque las partes que la componen se integran en una unidad absoluta y final. La realidad total, el

verdadero Absoluto (Dios) acaba anudándose a sí misma en manera de círculo conciliando todos los opuestos. SE ENTIENDE ASÍ A LA REALIDAD COMO A UN ORGANISMO DE RELACIONES DIALÉCTICAS. EL SER COMO MANIFESTACIÓN Para la filosofía que precede a Hegel, la substancia (el-ser-en-sí) era una especie de trasfondo misterioso del que sin que se sepa muy bien como, surgiría el fenómeno, las cualidades o las apariencias. Desde el punto de visa hegeliano, la substancia (el-ser-ensí) es tan solo un momento, el momento más abstracto de toda la existencia, aquel en que ella se pone a sí misma en una independencia aparente y provisora puesto que aún no ha manifestado sus contradicciones las que le permitirán alcanzar su verdadera realidad, no se ha manifestado como lo que en realidad es (el-ser-en-relación-con). Según está concepción, el ser no es nada ‘oculto’, ‘misterioso’ o ‘inaccesible’ sino que lo que cada cosa es, lo manifiesta. No se trata de un ser encapsulado en sí mismo, sino que sale de sí mismo y se muestra. El ser consiste en el aparecer, en el manifestarse. Se entiende entonces a la realidad como a un organismo dialéctico de relaciones de manifestación EL ESPÍRITU Cada círculo singular, siendo en sí mismo una totalidad, rompe también los límites de su elemento y funda una más amplia esfera: el Todo. El Todo se pone a sí mismo como un círculo de círculos, cada uno de los cuales es un momento necesario; de esta manera, el Sistema e sus peculiares elementos constituye la Idea en su totalidad, la cual aparece, además, en cada uno de ellos. Hegel, Enciclopedia, Lógica El ser, entonces, es el proceso mismo del aparecer, el cual es comparable a un organismo que se determina y articula en sí mismo. Pero como el aparecer implica que algo se muestra ante algo o alguien, y como nada hay fuera del proceso del aparecer (este proceso es la totalidad misma de la realidad, en tanto que toda realidad se agota en dicho proceso), consecuentemente, el aparecer no puede aparecer sino ante sí mismo, se trata de un proceso de autoexhibicionismo, no habiendo nada fuera de él ante lo cual el aparecer aparezca. Se trata de un autoaparecer, de una automanifestación. Todo esto es lo que Hegel llama espíritu, que en efecto no es nada de tipo ‘misterioso’ sino las variadas manifestaciones de la vida humana que la diferencia de la de los animales: el pensamiento, la ciencia, el arte, etc. En síntesis, el espíritu (o conciencia) posee: 1. Automanifestación: la propiedad de aparecer ante sí mismo. 2. Autoarticulación: la capacidad de articularse en sí mismo. 3. Reflexión: es a la vez, objeto y sujeto para sí mismo. Se revela entonces, la idea central del idealismo absoluto: Podría decirse que el sistema hegeliano es un sistema de categorías mucho más amplio y complejo que el kantinano. Pero es un sistema que prescinde de material exterior al que las categorías tengan que aplicarse (es decir, las impresiones que se necesitan en la gnoselogía de Kant). Porque para Hegel, el contenido se dá a sí mismo estableciendo relaciones dialécticas.

La realidad, consecuentemente, es un sistema cerrado de relaciones dialécticas de manifestación. La manifestación es una automanifestación puesto que el ser aparece ante sí mismo. El ser es aparecer-SE, es espíritu, vida espiritual. Entonces, la realidad es un proceso de retorno sobre sí misma, en el que el objeto acaba por revelarse idéntico al sujeto, el ser como idéntico al pensar.