Arquitectura Oriente Medio

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EL ORIENTE MEDIO César Tenorio Gnecco Se conoce como Oriente Próximo, Oriente Medio o Asia Anterior a una entidad geográfica conformada por un conjunto de regiones, que fueron cuna de culturas independientes cuya unión se fue afirmando progresivamente hasta culminar en el Imperio Persa. Este vasto complejo geográfico se halla delimitado por el Mediterráneo, el Mar Negro y el Cáucaso, las estepas o desiertos del Asia Central, y en el sur, por los mares dependientes del Océano Indico. Está conformado por tres zonas concéntricas: el desierto sirio-arábigo, las planicies llamadas del “Creciente Fértil” y las tierras altas de Anatolia, Armenia e Irán, cuyo clima y sus recursos naturales difieren considerablemente e impusieron a sus habitantes modos de vida distintos, obligando a cada pueblo a buscar en regiones ajenas aquellos productos de que carecían.1 El desierto sirio-arábigo constituye un gran vacío que solo podían atravesar las caravanas que dispusieran de camellos; desde tiempos inmemoriales, las franjas exteriores de este desierto fueron recorridas por nómadas en busca de pastos para sus rebaños, nómadas que en sus largos vagabundeos llegaron a construir una gran familia, una comunidad cultural y lingüística, los semitas, que constantemente amenazaron a los pueblos sedentarios, que después de la última glaciación, unos 10.000 años a. de C., de habían instalado en las tierras que fertilizaban las lluvias o el regadío gracias a la presencia de dos grandes ríos, el Tigris y el Éufrates, nacidos ambos en las montañas de Armenia. El territorio que estos ríos riegan, llamado Mesopotamia, constituye el pico oriental del “Creciente Fértil”, que comprende además zonas desérticas y presenta notables diferencias entre el sur y el norte. Cerca del golfo Pérsico, el sur de Mesopotamia es una baja llanura pantanosa, de clima tropical y “... peligrosamente enriquecida por el regadío que provoca la subida de la sal del subsuelo. Esa salinización se tradujo muy pronto en un retorno parcial al estado desértico.”2 En el sur de esta región se desarrolló el llamado país de Summer, englobado en seguida en la Babilonia y que más tarde recibirá la denominación de Caldea, por el nombre de una tribu aramea. El norte de Mesopotamia, de clima más continental, se convirtió en Asiria, dominada por las colinas de Kurdistán, fertilizadas por las lluvias sin necesidad de regadío y donde espontáneamente crecen allí las gramíneas, junto a una fauna de fácil domesticación, región en la que el hombre encontró las condiciones de vida necesarias para producir su alimento. Lo mismo ocurrió en las regiones del Levante, pico occidental del Creciente, que debían una parte esencial de su prosperidad a su fachada marítima y a su situación en la encrucijada de las rutas de Asia y África. El sur recibió el nombre de Cancón; el norte el de Amurru, denominación que para los pueblos de Mesopotamia se convirtió en sinónimo de oeste. Dominan las llanuras regiones montañosas ricas en bosques, metales y minerales, habitadas por poblaciones hurritas, ni semitas ni indoeuropeas, pero que acogieron a los emigrantes procedentes de las estepas del norte. Así nació el Imperio Hitita en el II milenio a. de C., sobre 1 2

Actualmente comprende Irán occidental, Iraq, Turquía, Siria, Líbano, Jordania, Israel y Arabia del norte. AMIET, Pierre Oriente Medio, Historia Ilustrada de las formas artísticas.

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la meseta Anatolia, al igual que los iranios darían su nombre a la meseta que domina Mesopotamia por el oeste. En el centro de esta meseta los grandes desiertos de Kavir y de Lut, antiguos lagos salados que no permiten la posibilidad de vida alguna, de tal suerte que los intercambios se organizaron por las rutas que los bordeaban. Así se unieron al Irán occidental regiones lejanas como la de Turkmenistán y la Bactriana, en el norte de Afganistán; allí se encontraba también en una pequeña Mesopotamia que prolongaba la Babilonia, el país de Elam, encrucijada por donde los mercaderes llevaban los productos de la meseta a las grandes ciudades de las llanuras, donde también se reunían los marinos del Golfo Pérsico, que llevaban el cobre y las piedras duras de Omán, y que aseguraron incluso el contacto con la India. En el Oriente Medio, entre el 3000 y el 500 a. de C., florecieron y desaparecieron muchas culturas diferentes. “Algunas nos son bien conocidas, porque las ruinas de sus templos y palacios han sido exploradas y sus escritos descifrados y leídos. Otras son poco conocidas, porque sus grandes ciudades no han sido aún descubiertas, o porque no sobreviven sus documentos. Tenemos a nuestra disposición miles de textos escritos de la cultura de los babilonios, muchos de ellos con información sobre su religión. Sin embargo, sobre los filisteos apenas si tenemos más información que la dada incidentalmente en el Antiguo Testamento y las ruinas de un único pequeño templo. La cultura babilónica fue la más antigua y la más influyente, y durante un tiempo hizo sentir sus efectos de algún modo sobre todo el Medio Oriente.”3 MESOPOTAMIA4 El inmenso territorio contenido desde las montañas de Turquía al Norte, la cordillera de los Zagros que se destacan sobre las llanuras al Este, al Oeste la zona esteparia que se extiende hasta el desierto de Arabia y el valle flanqueado al Oeste por el Éufrates y al Este por el Tigris, durante la Antigüedad fue sede de las grandes civilizaciones mesopotámicas, un gran conjunto sucesivo de civilizaciones que en tales puntos tuvieron su desarrollo, como la Sumeria, la Acadia, la Neosumeria, la del Primer Imperio Babilónico, la Asiria y la Neobabilónica, sucesión de momentos históricos y culturales que nos habla que estas regiones fueron lugares de paso, centro de grandes movimientos de pueblos y puntos de cruce entre las costas mediterráneas y el interior del continente asiático, así como entre las regiones armenias y las zonas del golfo Pérsico.5 Estas regiones mesopotámicas se dividen en dos grandes zonas: - La Mesopotamia Inferior, al sur, de extraordinaria fertilidad y donde se desarrollaron las primeras culturas. - La Superior, al norte, con superficies de terreno menos cultivables que la anterior y atravesada 3

MILLARD, Alan La cuna de la civilización: el antiguo Medio Oriente. Nombre griego que significa País entre Ríos. 5 “Hoy en día se discute sobre qué civilización comenzó antes su andadura: si la egipcia, en el delta del Nilo, o las mesopotámicas, entre el Tigris y el Eufrates; pero fuera cual fuere la primera en comenzar su desarrollo, lo cierto es que ambas se implantan en lugares fértiles y bien regados por las aguas de caudalosos ríos y que ambas se implantan en lugares fértiles y bien regados por las aguas de caudalosos ríos y que ambas, en contrapartida a estos dones, hubieron de verse sometidas a frecuentes inundaciones y desbordamientos, hecho que en las regiones mesopotámicas llegó, en múltiples ocasiones, a asumir los rasgos de catástrofe y que dio lugar a que en estos territorios se ubicase el episodio bíblico del diluvio universal.” DE OLAGUER-FELIÚ, Fernando Culturas del Oriente Medio. 4

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por colinas de piedras areniscas y montes de caliza. La planicie mesopotámica durante mucho tiempo, y debido a los “caprichos” de sus ríos, fue al parecer un lugar poco hospitalario para acoger a los cazadores paleolíticos que, desde la época musteriense, encontraron una tierra favorable sobre las colinas de Kurdistán, desde donde podían pasar sin dificultad a la meseta irania donde crecían plantas cuya recolección suscitó la idea de cultivarlas, como la captura de cabras y carneros salvajes precedió a su cría; este proceso se inició en el X milenio a. de C. cuando se habitó la ruta de Shadinar no lejos del campamento de Zawi Chemi. En el VII milenio se estableció la aldea de Qalaat Djarmo y en la estepa situada al este del Tigris un grupo de cazadores de onagros construyeron en Umm Dabaghiya grandes almacenes para las pieles de animales, con que comerciaban. Poco después los agricultores de Hassuna, en la misma región, inauguraban una larga tradición aldeana. El paso decisivo a la agricultura organizada gracias al regadío se produjo con posterioridad al año 5500 en Tell es-Sawwan, a orillas del Tigris medio, donde se realizó una verdadera arquitectura con viviendas cuyas habitaciones estaban repartidas a ambos lados de las salas comunes. Los grupos primitivos residentes en el Delta utilizaron para construir sus habitaciones el adobe, elaborado con el suelo arcilloso de las llanuras situadas entre los ríos.6 La ausencia completa de piedra en algunas regiones y la dificultad de su obtención en otras crean la necesidad de darle al barro resistencia y durabilidad pétreas mediante el cocimiento, naciendo así el ladrillo7 permitiendo que algo de la arquitectura de estas regiones haya sobrevivido. El ladrillo se uso sólo como recubrimiento de los muros de adobe, para protegerlos y adornarlos en sus partes inferiores, así como la cerámica y la piedra por su escasez; los materiales hechos de barro y la cerámica fueron escasos en Mesopotamia, por la dificultad en la obtención del combustible necesario para quemarlos. Por su escasez, la piedra se uso excepcionalmente en la construcción; los asirios, que contaban con algunas canteras en su territorio, la utilizaron con cierta frecuencia en sus edificios importantes, cubriendo con delgadas capas de arenisca o de alabastro, generalmente esculpidas, todo el muro o sus partes inferiores. De manera excepcional y sólo en forma de vigas para soportar los techos, o verticalmente en forma de columnas, se usó la madera dura por la dificultad de su obtención, en tanto que los troncos de palmera, muy abundante pero de poca resistencia, se usó horizontalmente entre los muros para soportar los gruesos pisos de tierra apisonada de las azoteas, lugares apreciados por su frescura nocturna. Esta dificultad para obtener piedra y madera limitan la arquitectura mesopotámica, que le son característicos. Por la poca durabilidad de los troncos de palmera, las cubiertas de los edificios importantes, templos y palacios, generalmente se realizarán mediante bóvedas de medio cañón, o sobre vigas de madera dura para soportar el grueso techo plano; las limitantes técnicas y los materiales empleados permitían salvar claros relativamente pequeños, generando que las 6

De las construcciones de adobe por ser denesnable solo quedan como testimonio de su existencia promontorios chatos, que casi son las únicas elevaciones actuales en las grandes planicies, montículos que señalan el lugar donde hace milenios se levantaron ciudades y pueblos, templos y palacios. 7 Invención que se atribuye a la antigua Caldea.

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habitaciones durante todas las épocas y en todos los edificios fueran generalmente largas y estrechas, siendo sus muros extremadamente gruesos para poder soportar los grandes empujes y cúpulas. Por la escasez de materiales duros, las columnas, apoyos aislados verticales, en piedra o madera se usaron excepcionalmente. Los paños de los muros presentan en general un aspecto sumamente simple, aunque a la arcilla de que estaban hechos podía dársele cualquier forma, mas el material es poco durable; encontramos cornisas de manera excepcional y las molduras sólo en forma de conos o baguetas de terracota y cerámica hincadas en el muro, generalmente presentando colores vivos y formando dibujos geométricos sobre la superficie del muro. La preocupación por la resistencia de los muros de adobe, recubiertos de ladrillo y ocasionalmente de piedra, se traduce en el cuidado puesto en el aparejo de los materiales que lo componen, en el que las hiladas siguen fielmente sus niveles y las juntas verticales se alternan de dos en dos hiladas. El material básico de los muros desde épocas muy antiguas fue el barro; dada su poca resistencia se buscó aumentarla utilizando contrafuertes de espesores extraordinarios, como los encontramos en palacios y templos, de tres a cinco metros, y en las murallas de las ciudades de 15 metros y aún más. Otro método utilizado para reforzar los muros fue el intercalar entre las hiladas de adobe otras hechas de junco y asfalto8, utilizado en caliente para mayor cohesión. Para compensar la simplicidad del aspecto de los muros, dada por la escasez de vanos y cornisas, se usaron las entrantes y salientes, las ranuras o estrías verticales a diferentes alturas, y el uso de grandes paños lisos pintados a la cal; en los edificios más grandes e importantes se decoraron los muros con paramentos de piedra o terracota vidriada y coloreada, cuyos temas eran, en bajorrelieve, figuras humanas, animales fantásticos y formas vegetales estilizadas. Las construcciones en ocasiones terminaban en almenas, siendo coronadas a menudo con cúpulas semiesféricas y elípticas. Los interiores eran extremadamente alegres, dado por el uso del color y la riqueza de los materiales utilizados, esteras y tapices policromados que cubrían pisos y paredes, las láminas repujadas de cobre, oro, bronce y plata sobre muebles y puertas, y con frisos coloridos que representaban sobre las paredes temas de guerra o de cacerías reales. La arquitectura monumental de Mesopotamia estuvo destinada básicamente para reflejar la grandeza del poder real, en las residencias reales o en los edificios que el rey erigía para sus dioses. En contraposición con Egipto, las tumbas son casi siempre excavaciones que no tienen ningún interés arquitectónico por su simpleza. Los templos y palacios se levantaron sobre inmensos terraplenes artificiales de 10 a 30 metros de alto, a los que se ascendía por medio de rampas y escaleras, teniendo esta altura una doble función protectora, para las inundaciones y ataques, además que mostraba a todos la superioridad divina y la del rey. Los libros más antiguos de la Biblia colocan en Mesopotamia el origen de la Historia. “En ellos se refieren las primeras ciudades que construyeron los hombres: Erek, Akad, Babil o Babilonia, 8

Material que en la región es muy abundante.

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Ur patria de Abraham. Este texto habla de reyes poderosos que dominaban la llanura mesopotámica, de sabios sacerdotes, de jardines colgantes y de torres que escalaban el cielo. Los profetas habían condenado la perversidad de Nínive y de Babilonia, los libros sagrados contaban el poder y la crueldad de los monarcas que habían oprimido al pueblo hebreo.”9 La protohistoria mesopotámica duró unos dos mil años, conservándose de ella vasos y platos de cerámica pintada sobre fondo amarillento, cuyos temas, trazados a pincel en tonos bistre y negro, permiten reconocer formas naturales estilizadas como hojas de palmeras, aves, cuadrúpedos, y composiciones geométricas. Estos vasos pertenecen al llamado “estilo de Susa”, caracterizado por su delicado perfil que a veces recuerda un cubilete y por su decoración abstracta o de inspiración naturista muy estilizada. Este período aparece descrito en la Biblia, en el capítulo 2 del Génesis.10 Las piezas más antiguas pertenecen a Hassuna, del V milenio a. de C., lugar donde los nómadas se transformaron en sedentarios, dedicándose a la agricultura y a la ganadería, y construyeron las primeras casas “... con un plano tan armónico, con una distribución tan funcional, que aún causan asombro pese a su sencillez. La arquitectura había nacido.”11 Hacia el año 5000 irrumpe en esta zona una nueva cultura, llamada Tell Halaf, que se extendió hasta el Mediterráneo tal vez a manos de nómadas que construyeron viviendas pobres y circulares. Hacia fines del V milenio a. de C. una raza invasora, probablemente proveniente del centro de Asia, consolida un dominio organizado sobre las primitivas comunidades locales12, fundando posteriormente el primer reino mesopotámico con el nombre de Sumer, iniciándose con el reino sumerio la historia de Mesopotamia, que se continúa a través de los de Babilonia, el Hitita, el Asirio y termina con el segundo Reino Babilónico y el principio del Imperio Persa13. A fines del IV milenio a. de C. entre los ríos Tigris y Éufrates, cerca ya de su desembocadura en el Golfo Pérsico, nacieron las primeras organizaciones mesopotámicas, siendo nota esencial en Mesopotamia la diversidad de razas, generando una heterogeneidad de organizaciones políticas 9

PIJOAN, José Arte sumerio y acadio. “... 8Luego plantó Yahvéh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9 Yahvéh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10De Edén salía un río que regaba al jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos. 11El uno se llama Pisón: es el que rodea todo el país de Javilá, donde hay oro. 12El oro de aquel país es fino. Allí se encuentra el bedelio y el ónice. 13El segundo río se llama Guijón: es aquel que rodea el país de Kus. 14El tercer río se llama Tigris: es el que corre al oriente de Asur. Y el cuarto río es el Éufrates. ...”. NACAR COLUNGA Sagrada Biblia. 11 PIJOAN, José op. cit. 12 Que se habían instalado en esta zona fértil desde los confines mismos de la Prehistoria, hasta aproximadamente el 3000 a. de C., en que la invención de la escritura hace que se disponga de los primeros documentos escritos y se inicie ya la verdadera Historia. 13 Algo de datación: 1.- Asur; Ciudades-reinos sumerios Hacia el 4.000 - 2900 a. de C. 2.- Babilonia 2050-1750 a. de C. 3.- Imperio Asirio 1275-750 a. de C. 4.- Caldea; Imperio Babilónico 612-538 a. de C. 5.- Primer Imperio Persa 538-330 a. de C. 6.- Periodo Griego Seléucida 330-64 a. de C. 7.- Periodo Romano 64 a. de C.-226 d. de C. 8.- Segundo Imperio Persa Sasánida 226-641 d. de C. 10

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y una serie de diferenciaciones históricas. La condición pantanosa de esas tierras hizo necesaria la construcción de sistemas de canales, trabajo colectivo que al separar las tierras aluviales del agua transformaron las ciénagas en terrenos más seguros contra las inundaciones, convirtiendo el valle en un lugar rico y útil para la agricultura. Finalizando el neolítico surgen las primeras formas de organización y distribución del trabajo agrícola, hecho que hace posible la concentración del esfuerzo individual sobre campos precisos; nace la especialización en la religión, las artes y el conjunto de conocimientos diversos que serían el origen de las ciencias, todos todavía íntimamente ligados con la concepción mágica de la realidad. Mesopotamia presenta, a pesar de la serie de invasiones de pueblos diversos y los bruscos cambios producidos por ellos, una notable continuidad de estilos y formas de vida. “La permanencia de un carácter que podía llamarse específicamente mesopotámico-iranio hace fácilmente identificable cualquiera de sus formas o períodos como pertenecientes a la misma línea evolutiva.”14 Encontramos en la Mesopotamia meridional, desde los principios del V milenio a. de C., una civilización que nos dejó vestigios de asentamientos humanos como el-Obeid y Ur, en las que se desarrolló la alfarería, el trabajo de metales como el cobre, bronce, oro y plata, un sistema de escritura y principios de conocimientos aritméticos. Contrasta con estos adelantos culturales la arquitectura, que parece no haber sobrepasado en este período el estado primitivo de chozas construidas de barro y cañas; la civilización mesopotámica estuvo marcada desde sus orígenes por los recursos disponibles y por las creencias del país, ya que en la gran llanura no hay piedra ni madera, sólo la arcilla transportada por los ríos, material con que se construyeron ladrillos secados al sol, y en menor proporción cocidos en hornos. Hacia el 4500, a partir de Eridu, la cultura de el-Obeid se extendió por toda Mesopotamia marcando la hegemonía del país de Sumer; la tradición arquitectónica de Tell es-Sawwan, con vestíbulo central siguió en vigor en lo que se refiere a las casas y templos de Asiria, en Tepe Gaura, cerca de Nínive, así como en el templo de Eridu, construido sobre una terraza y antecedente de las “torres” de pisos. En Eridu se descubrieron dieciocho templos superpuestos, uno sobre otro, hecho único en los anales de la arqueología; los templos de los niveles más profundos fueron edificados en la protohistoria por un pueblo desconocido mil años antes de que los sumerios llegaran a la zona. “El templo del nivel XVI (la numeración empieza por la superficie, es decir, por los niveles más modernos) nos ha restituido la estructura de un edificio, cuya planta, pese a su sencillez, es impresionante. Este edificio religioso, el más antiguo conocido, pertenece al quinto milenio y ya tiene los elementos que, a través de las diversas civilizaciones, se han perpetrado hasta nuestros días: una puerta de entrada a una nave, en el fondo de la cual hay un ábside cuadrado con el altar del dios. La única particularidad consiste en que en la nave hay una mesa para

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HENRIQUEZ, Raúl Introducción al estudio de la arquitectura occidental.

recibir las ofrendas.”15

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Perteneciente a las capas más profundas de Ur y al IV milenio a. de C. es la escultura mesopotámica más antigua conocida, conformada por divinidades protohistóricas; son pequeñas figurillas de arcilla que representan mujeres con cabeza de pájaro o de serpiente, de cuerpo esbelto y desnudas, de pie, que apoyan las manos en su estrecha cintura, cuyos senos son pequeños y altos, mostrando el pubis fuertemente marcado. “... estas figuras de Ur nos sugieren unos seres primitivos llenos de malicia y de ingenuidad al mismo tiempo Parecen evocar las hijas de los hombres de que habla el Génesis y que por procrear con los hijos de Dios, irritaron a Jehová hasta el extremo de arrepentirse de haber creado al hombre: “Y los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran bellas y las tomaron como mujeres”.”16 El final del período protohistórico mesopotámico está representado por los restos más antiguos de la primera dinastía de Uruk.17 Hacia el 3400 la ciudad de Uruk desempeñó un papel decisivo en la elaboración de un estado teocrático; sus habitantes edificaron grandes templos de vestíbulo central, con medidas de hasta 76 metros de longitud. LOS SUMERIOS Hacia el 3000 a. de C. se establecen en la Mesopotamia inferior los Sumerios, un pueblo de origen semita18 posiblemente un pueblo procedente de más allá del mar Caspio, siendo su principal actividad la agricultura, para la que desarrollaron una red de canales de regadío que permitía ampliar las zonas de cultivo para la tierra. En las primeras dinastías mesopotámicas19, el poder político es compartido por las ciudades-reinos sumerios del valle, regidas por patesis20, reyes-sacerdotes, ubicadas entre el Bajo Tigris y el Éufrates tales como Ur, Warka, Sumer, Uruk, Kafadyi, Lagash, Eridu y Kisch, cambiando frecuentemente de una a otra, hasta que el rey semita Sargón I, de Akad, las dominó a todas y forma el primer Imperio mesopotámico. En estas ciudades los sumerios implantan sus principios arquitectónicos que serán la base de toda la arquitectura mesopotámica posterior; emplearon el adobe y el ladrillo, ya que la Baja Mesopotamia era rica en arcilla, mas no poseían ni madera ni piedra y para que sus muros alcanzaran gran resistencia con este tipo de material se desarrollaron de un grosor considerable; a pesar de su consistencia estas construcciones tenían el peligro de absorber demasiada humedad en las épocas de inundaciones, con lo cual ladrillos y adobes convertidos en barro se desmoronarían fácilmente, y para contrarrestar tal peligro los arquitectos sumerios concibieron la idea de elevar sus principales construcciones sobre terrazas o plataformas que aislaban al edificio de la humedad del suelo y que por su gran masa era más difícil de desmoronar que los propios edificios que sobre ellas se levantaban; protegida ya la construcción en caso de inundación o excesiva humedad faltaban proteger el edificio y la plataforma de las frecuentes 15

PIJOAN, José op. cit. Sir Leonard Woolley, citado por Pijoan, op. cit. 17 La actual Warka y la Erek de la Biblia. 18 Pijoan afirma que los sumerios no eran semitas, desconociéndose su procedencia y su grupo étnico. “Lo seguro es que no eran semitas como las tribus que ocuparon el norte del país alrededor de las mismas fechas en que ellos poblaron la zona del delta. Además, la lengua que hablaban los sumerios, ..., no se parece a ninguna otra conocida.” 19 Hacia el 4000 y el 2900 a. de C. 20 Los patesis presidían las funciones religiosas, administraban justicia en tiempos de paz y se ponían al frente del ejército en caso de guerra. 16

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lluvias y del granizo que sobre el país caían en determinadas estaciones del año, y para evitar tal desgaste de los exteriores surge en el país de Sumer el mosaico esmaltado para recubrir las fachadas logrando además de su protección embellecer las moles arquitectónicas con su alto grado cromático y estético. En sus interiores emplearon el arco y la bóveda, siendo por tanto los grandes creadores de la arquitectura abovedada. De las construcciones sumerias solo quedan grandes conjuntos de ruinas en apelmazados montículos, a los que se les denomina “tell”, conglomerados de adobe y ladrillo, que fueron sorprendentes y policromas construcciones de gran monumentalidad. De estas construcciones, los más grandiosos debieron ser los templos, destacando los erigidos en las ciudades de Eridu y Kafadyi; dentro de otro tipo de construcciones deben mencionarse las tumbas de Ur. Edificaron en Uruk, que data del 3000 a. de C., y más al norte en Tell Ugair, pequeños templos sobre una o incluso dos terrazas superpuestas, alcanzando su máximo esplendor la llanura situada al este de Bagdag, regada por el río Diyala, esplendor que se prolongó durante el III milenio, en la época denominada de la “dinastía arcaica”, la época de los reyes-héroes de las leyendas.21 Adoraban a las fuerzas de la naturaleza, estando todos los principios divinos encabezados por la gran madre, la diosa de la fecundidad, del amor y de la guerra, Inanna, que era el principio de la vida, a quien los hombres habían dado culto desde tiempo inmemorial22, y un dios fecundador, Anu, el dios supremo, el rey del cielo, constituyendo la Hierogamia uno de los principales ritos religiosos; también creían que procedían del mar y que unos semidioses Hombres-peces les habían enseñado lo que consideraban sus tres grandes dones, la agricultura, la escritura y el arte. Los dos templos principales de Uruk estaban dedicados a estas deidades, templos que empleaban a un gran número de personas23 y tenían bastas propiedades. “Además de los agricultores y pastores que trabajaban sus tierras, había artesanos que hacían finos objetos para el culto del templo, tejedores que hacían vestidos para las estatuas sagradas y para los sacerdotes y escribas que controlaban todos los asuntos del templo. Los sacerdotes ocupaban un puesto relevante en la vida de la ciudad, siendo a veces el sumo sacerdote el rey de la misma. Esta parece haber sido la estructura normal de la vida de los templos en las ciudades babilónicas durante muchos siglos.”24 Toda ciudad importante era el centro del culto a una deidad particular; durante el tercer milenio a. de C., adoraban en Nippur a Enlil, señor de la atmósfera y con Anu era el jefe de los dioses; Enki, señor de las frescas aguas que proceden del subsuelo, tenía su santuario en Eridu; Utu, el dios sol, en Larsa; Nanna en Ur, Ninurta, hijo de Enlil25, era el señor de Lagash. En algunas 21

Como Gilgamesh y Enmerkar. La diosa que encontramos representada en pinturas, esculpida en piedra y modelada en arcilla en casi todos los asentamientos prehistóricos. 23 Existen documentos relativos a los asuntos de un templo dedicado a una diosa de escasa importancia, que datan aproximadamente del 2300 a. de C., presentando una lista de 1200 personas adictas a su servicio. 24 MILLARD, Alan op. cit. 25 Concibieron las relaciones entre los dioses y las diosas de modo que cada divinidad principal tuviera sus familia y sus servidores, siendo éstos también honrados en templos y capillas. 22

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ciudades el dios principal era simplemente llamado “señor de la ciudad”; las divinidades menos importantes tenían santuarios dentro de los templos mayores, siendo también reverenciados en pequeños santuarios situados entre las casas de los ciudadanos. La escritura fue el más extraordinario invento de los sumerios, invención realizada aproximadamente hacia el 3000 a. de C.; los textos más antiguos de Uruk emplean cerca de 900 signos, siendo la mayoría de ellos ideogramas que representan palabras, que con bastante rapidez se redujeron en número hasta llegar a la abstracción de signos que representan sonidos. PERÍODO PRESARGÓNICO 2800-2470 a. de C.26 Al primer período de la historia mesopotámica se le denomina “presargónico”, momento que marca el inicio de los tiempos históricos, centrado en las producciones artísticas de la primera dinastía de Ur y de Lagash en el Delta, en tanto que en el norte la ciudad de Mari desempeñó un papel fundamental. Ejemplos presargónicos son los templos de el-Obeid27 y de Mari. En el de el-Obeid se halló la inscripción que describe su fundación, en la que consta que fue dedicado por un rey de la primera dinastía de Ur a la diosa Nin-Kursag, la diosa madre de los sumerios. Este se desplantaba sobre una alta plataforma y rodeado por un recinto ovalado; las paredes, construidas con ladrillo cocido al horno, ostentan unas pilastras salientes que se convertirán en invariantes de la arquitectura sumeria; son como gigantescas estrías que marcan sombras rectilíneas, paralelas y verticales, en las que reside gran parte del secreto de la belleza de las construcciones sumerias, ya que las amplias superficies de las paredes se convierten en una composición alternada de zonas brillantes y líneas oscuras de sombra que resbalan a lo largo del muro. De los templos presargónicos de Mari, el mejor conservado es el de Ninni-Zazá; las construcciones que lo conforman se organizan en torno a un patio cuadrado, cuyos muros tienen las típicas pilastras que crean contrastes del blanco y del negro; en el centro del patio se ubicaba la piedra sagrada, en torno a la cual se desarrollaban las procesiones. Entre los grandes tells de los templos, como en Mari, se hallaron los que posiblemente son algunos de los más antiguos retratos conservados de esta cultura, una serie de figurillas exentas sedentes o de pie, que representan toda la iconografía sumeria, de cabeza redondeada y rapada de brazos cruzados sobre el pecho en postura ritual, vestidos con el kaunakés, que en su parte trasera presentan una inscripción con sus nombres, los cargos ostentados en vida y en muchas de ellas una breve oración, que hace referencia a su carácter de exvotos, ofrendados a los templos. Ejemplos de estas figurillas son la estatua del intendente de la ciudad Ebih-Il, con su gesto de orante que mira al frente con una marcada expresión de paz y de bondadosa afabilidad como si todas sus súplicas a los dioses hubiesen sido atendidos; la del rey Iku-Shamgan y la del funcionario Nani. Representan personajes orantes, “ ... con la mirada perdida en lejana contemplación y una expresión de paz sonriente, de bondadosa afabilidad en el rostro, que indica que el terror y las angustias han sido desechados.”28 Presentan como atavío el tonelete de piel de cordero, el kaunakés, cuyos vellones se esculpieron cuidadosamente; hombres y mujeres presentan las manos juntas, en posición como ritual de oración.

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Contemporáneo a las primeras dinastías del Antiguo Imperio Egipcio. O El Ubaid, localidad situada a siete kilómetros de Ur. 28 PIJOAN, José op. cit. 27

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Otras estatuillas hacen suponer que son representaciones de personas relacionadas con los templos, tales como sus sacerdotes, sacerdotisas o los cantantes que intervenían en los ritos sagrados, siendo uno de los mejores ejemplos la figurilla procedente de Mari denominada “la cortesana del templo de Mari”, de 26 centímetros de altura que representa a la cantante UrNansha que alza su absorta mirada hacia la divinidad con las manos sobre el pecho en ademán de plegaria, en forzosa postura cuyas piernas emergen del faldallín de piel de oveja, su rostro ostenta los típicos convencionalismos sumerios, trabajados con gran delicadeza destacando sus grandes almendrados e hipnóticos ojos, que contrastan con la fina boca de comisuras prolongadas en iniciación de gesto irónico. Entre los tells de los templos de Lagash se encontraron elementos característicos del arte de la cultura sumeria, una serie de frágiles tabletas cuadrangulares de arcilla que tienen un orificio central por el que se vertía agua sagrada o la sangre de los sacrificios y luego, ya realizado el rito, se colocaba en uno de los muros del templo atravesado por un madero. Presentan relieves colocados en registros que van acompañadas de escritura cuneiforme, en la que se narra el tema representado, en algunas de los cuales el sacerdote oficiante aparece siempre desnudo29, o conmemoraron hechos importantes en el acontecer de esa ciudad. Ejemplo de estas tabletas es la del patesi Ur-Niná, de la primera dinastía de Lagash y datada hacia el 2875 a de C. En el registro superior, a la izquierda, muestra al patesi que viste el típico faldallín o kaunakés y con una esportilla de albañil sobre la cabeza rapada, que como todas las figuras de la tableta aparecen con el busto de frente y la cabeza de perfil; representado a mayor tamaño que el resto de los personajes, simboliza su importancia y categoría con relación a las otras figuras; frente a él sus cinco hijos, encabezados por la princesa Lida, el príncipe heredero Akurgal y los dos hijos menores, seguidos por un funcionario, llevando sus respectivos nombres grabados en sus faldallines con caracteres cuneiformes arcaicos. Las inscripciones que flanquean al rey narran que se trata de un acto en el que la familia real preside la ceremonia del comienzo de las obras de un templo, acto en el que Ur-Niná pone la primera piedra, de ahí la esportilla sobre su cabeza en alusión al supremo arquitecto que ordena la construcción. En el registro inferior se representa la segunda parte de la ceremonia, el banquete que seguía a este tipo de actos; Ur-Niná representado en su trono y satisfecho, alza la copa en gesto de brindis; tras él su copero, con la botella dispuesta para escanciar un nuevo vaso, y, ante el monarca, un alto funcionario y los tres hijos varones, nuevamente en los kaunakés aparece la constatación de los nombres del copero, funcionario y príncipes, y, sobre el soberano, una inscripción hace referencia a las numerosas actividades constructoras de éste. Las estelas, monumentos al aire libre de forma rectangular y redondeadas por arriba, también en registros cuentan hechos de importancia; la más representativa de estas producciones es el relieve de Eannatum, nieto de Ur-Niná, conocido con el nombre de “Estela de los Buitres”, que narra una campaña que sostuvieron las vecinas ciudades de Umma y Lagash en la que ésta última obtuvo el triunfo. Esta estela aparece grabada por las dos caras; en una de ellas, en el primer registro, el rey de Lagash, revestido de una túnica espesa, marcha al frente de la infantería que, tocada con sus 29

“Es una idea que se encuentra en muchos lugares y épocas distintas; la de que hay que acercarse al dios, desnudo como se ha nacido. Todavía en el siglo V de nuestra era, Prisciliano y sus seguidores se retiraban a lugares secretos para orar desnudos.” PIJOAN, José op. cit.

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cascos, cubierta por los escudos y lanzas en ristre, marcha inexorablemente pisando los cadáveres desnudos de los enemigos ya vencidos; en el segundo registro, el monarca, montado en su carro y siempre seguido por los soldados, se dispone a lanzar un venablo con un aparato propulsor; en el tercer registro, los muertos en la batalla son recogidos y sepultados por sus acompañantes mientras el rey30 hace un sacrificio a Ningirsu, dios de la guerra, la tormenta y la fuerza, para que sea favorable al ejército de Lagash; en el cuarto registro, la súplica es atendida por la divinidad, ya que el rey de Umma muere en la batalla siguiente herido por una lanza que se clava en su frente. En la inscripción, con caracteres cuneiformes, el propio rey ex-plica que el dios Ningirsu se le apareció en sueños y le prometió la victoria. La otra cara de la estela representa, en dos registros al dios Ningirsu31 con un águila, cuyas garras cogen la red en la que aparecen encerrados los guerreros vencidos de Umma; la deidad golpea con una maza a los que intentan escapar, asomando la cabeza32. En el segundo registro, del que solo se conserva una par-te, en la banda superior, aparece el carro del dios esplendoroso. Eridu, una de las más antiguas ciudades mesopotámicas, estaba dotada con templos en los que se adoraba a Ekni, señor de las aguas subterráneas y patrono de la industria y el arte. Las construcciones de más reciente edificación constituían moles compactas, que se desplantaban sobre una gran plataforma reforzada con contrafuertes, presentando una superposición de hasta tres pisos rectangulares33. Sobre la gran terraza existían otras construcciones rectangulares que debieron servir para la residencia de los sacerdotes consagrados al templo. Hacia el 2500 se inicia la era de los reyes históricos de la dinastía de Ur, la de los soberanos de Mari y Lagash. La monarquía estaba patrocinada por el dios y el clero de Nippur, que organizaba una especie de concierto de naciones que se extendía hasta Mari, actualmente en Siria, y hasta Susa en Irán. Los primeros palacios conocidos datan de esta época; el de Mari englobaba un “recinto sagrado”, para el culto real. Uruk conserva restos de una serie de templos “... que demuestran hasta qué punto la arquitectura tuvo un desarrollo fantástico en manos de los sumerios”34 Algunos de estos templos muestran sus columnas recubiertas con mosaicos que forman dibujos geométricos, en zig-zag, triángulos o rombos, en rojo, negro o blanco, destacando entre ellos el llamado “templo blanco”, que se levanta sobre una colina artificial de más de doce metros de altura; éste es el primer intento para construir una escalera entre la tierra y el cielo para que los dioses pudieran descender, como lo marca el significado de las zigurats35 posteriores, gigantescas torres de varios pisos, exaltadas con la Torre de Babel nombrada en la Biblia. Es el “templo blanco” el prototipo más antiguo de la arquitectura vertical que caracterizará a las construcciones sagradas mesopotámicas durante tres mil años. Kafadyi, localizada a unos 25 kilómetros al noroeste de Bagdad, presenta otro tipo construcción 30

Del que sólo se conservan los pies. Protector de Lagash. 32 Esta escena es la literal ilustración de la frase: “A los hombres de Umma, yo, Eannatum, he tirado la red grande”. 33 Antecedente de las zigurats de la etapa Neosumeria. 34 PIJOAN, José op. cit. 35 Para algunos autores, ziggurats. 31

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religiosa de no menor espectacularidad, el llamado “templo oval”, el más grande de los templos conocidos, conformado por una doble muralla ovalada, presentando un recinto exterior y uno interior en el que se alzaba el templo propiamente dicho. El recinto exterior conformaba un amplio patio, que presentaba a su derecha construcciones para oficinas, talleres y administración, y hacia la izquierda un espacio para guardar el ganado de la ciudad. El recinto interior, o parte sagrada, era otro gran patio rodeado por las habitaciones de los sacerdotes y sacerdotisas, las cámaras del tesoro y los aposentos necesarios para el culto; al fondo, y sobre una terraza, se desplantaba el sancta santorum, una pequeña construcción rectangular que guardaba la imagen de la diosa Inanna, divinidad del amor, a quien estaba consagrado todo el santuario. Esta primera etapa mesopotámica, también llamada el-Obeid36, finalizó al ser sepultada esta civilización por una gigantesca inundación37; después de esta catástrofe el-Obeid no vuelve a ser poblada, en tanto que Ur, la ciudad caldea natal de Abraham, renace y se convierte bajo el poder de nuevos invasores en la primera capital histórica de Mesopotamia. Aunque esta segunda etapa carece, en sus inicios, de la habilidad y finura artesanal y artística de la anterior, adoptan y continúan los elementos básicos de las formas anteriores. En Ur, se encontró un extensísimo cementerio, conformado por sepulcros de fosa simple entre las que se hallaron 16 tumbas de reyes, princesas y sumas sacerdotisas; ubicado al sureste de un recinto sagrado dedicado al dios lunar Nanna; las tumbas se concebían en forma de corredor o “dromos”, que descendían hasta un amplio foso de unos 10 metros de profundidad y 10 por 5 de superficie, donde se encontraron una o varias cámaras cubiertas con bóveda falsa, de piedra o ladrillo, ubicándose en una de ellas el cadáver. En la tumba que perteneció al rey A-bar-gi, en la rampa que desciende al foso se encontraron 6 cadáveres de guerreros ataviados con casco de cobre y lanza que parecían montar guardia; tras ellos, en los comienzos del foso, se encontraron los restos de dos carros de cuatro ruedas, cada uno tirado por un trío de bueyes y conducido por sus boyeros y lacayos, entre cuyos esqueletos se veían todos los aditamentos de tales oficios, como los látigos para arrear a las bestias y las picas o pinchos para su azuce; a continuación, otros 57 esqueletos de guerreros armados formaban la escolta principal del rey y por último junto a la pared de la cámara sepulcral reposaban los cadáveres de 9 mujeres vestidas con los más ricos aditamentos y joyas, entre los que podemos destacar pendientes de oro, coronas de lapislázuli, tocadas de cornalinas, alfileres de plata y peinetas de concha; entre sus esqueletos se encontraron liras y otros instrumentos 36

Por el nombre de este antiguo asentamiento humano, periodo que corresponde a fines del neolítico y principios de la edad de cobre. En este lugar se hicieron excavaciones y hallazgos afines a los de Persia, el Asia Central y Oriental. 37 El Diluvio Universal del Génesis?. Este hecho aparece narrado en una leyenda asirio-babilónica, en la que el protagonista es Ziuzutra, también llamado Utnapishtim, el último de los más antiguos reyes de Babilo-nia; el escenario de la catástrofe fue la ciudad de Suripak, ubicada cerca del lugar donde el Eufrates desemboca en el Golfo Pérsico. Según la leyenda, la gran inundación había sido enviada por los dioses de la ciudad para castigar los pecado de los hombres, pero Utnapishtim gozaba de la protección del bienhechor Ea, el dios del mar y de la sabiduría, quien le previno que los dioses habían decidido exterminar a la humanidad. El relato es similar al texto bíblico, aunque sólo dura seis días con sus noches. En 1929, Woolley descubrió pruebas concretas de que el diluvio ocurrió realmente, en el curso de unas excavaciones efectuadas en Ur.

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musicales de cuerda, una orquesta femenina que formaba parte del séquito real; por una puerta pequeña situada a la izquierda, se llega a la cámara sepulcral propiamente dicha, donde, en un rincón, se encontraba el sarcófago de piedra del rey, cuyo ajuar funerario contenía un barco de plata, con cabina, asientos y remos, que posiblemente significaba la embarcación para cruzar el río de los infiernos, un juego de mesa con tablero y fichas realizado todo en plata y con figuras bellamente incrustadas, además de una enorme cantidad de objetos de oro, marfil, lapislázuli y madre-perla. Todos estos 72 acompañantes del difunto no muestran señal alguna de violencia, sino una muerte apacible como la causada por un fuerte narcótico indoloro, lo cual indica que su muerte fue voluntaria en aras de una creencia religiosa según la cual volverían a la vida en el más allá junto con su soberano. Junto a esta tumba y con la misma distribución se extiende la de la Dama Puabi, que según algunos arqueólogos era la reina Shubad, con un séquito muy similar de sacrificados. Junto a la cabeza de la reina se encontró una concha con un colorante verde que usaba para maquillarse los ojos; llevaba puestos dos pares de grandes pendientes, varios collares pendían sobre su pecho, todo realizado en oro y piedras preciosas, y un tocado de hojas y flores de oro que adornaban su cabeza. Las otras mujeres del séquito funerario también iban fantásticamente enjoyadas; los soldados llevaban puesto el casco y tenían sus armas. Una de las mujeres, que debía ser la arpista de la reina, tenía el instrumento apoyado sobre el pecho, como si debiera tocar eternamente. Entre su ajuar funerario, conformado por vasos de oro y plata, arpas, cofres y tableros para un juego semejante al ajedrez, todo de oro, cristal de roca y nácar, destaca una cabeza de toro en oro y lapislázuli, que decoraba un arpa cuyas cajas de resonancia y los brazos que sostenían las cuerdas estaban cubiertas con riquísimos mosaicos. En un ángulo de la antesala de la tumba se encontraron dos estatuas de macho cabrío que apoyan sus patas delanteras en un árbol estilizado en flor, desarrollado todo el conjunto en oro, plata y lapislázuli.38 En la mayor de las tumbas reales de Ur se descubrieron unos insuperables mosaicos en lapislázuli y concha, denominados “El Estandarte de Ur” por su descubridor, el arqueólogo Leonard Woolley, quien lo descubrió así: “Se trata de dos cuadros principales, de forma rectangular, que mide 67 centímetros de largo por 27.5 de altura, y otros dos triangulares que forman los extremos. El conjunto se acopla de manera que los ángulos mayores quedasen inclinadas hacia dentro, fijándose todo él al extremo de un palo largo, como para llevarlo en procesiones y, en efecto, lo encontramos junto al hombro de un hombre que quizás fuera el portaestandarte del rey.” Representa escenas de la vida de la primera dinastía de Ur; es una pieza en forma de facistol39 ornamentada en sus cuatro caras con un mosaico compuesto de figuras de nácar en silueta con detalles grabados, incrustadas sobre fondo azul oscuro en piezas de lapislázuli, destacando los 38

Esta pieza probablemente tenga algún significado relacionado con la fecundidad y el Höm, o árbol de la vida, en alusión a la vida eterna ocasionada por la renovación del hombre. 39 Atril grande donde se ponen el libro o libros para cantar en la iglesia; el que sirve para el coro suele tener cuatro caras para poner varios libros.

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dos paneles más largos, en los que se ilustraron dos caras de la vida, la guerra y la paz, caras en que la narración gráfica empieza por abajo. En la primera, la llamada “cara de la guerra” se representa en el registro inferior los carros de guerra de Sumeria, cada uno arrastrado por dos asnos y llevando dos hombres de los cuales uno es el conductor y el otro un guerrero que arroja venablos ligeros como los cuatro que lleva en un carcaj al frente del carro. Los carros avanzan sobre el campo de batalla, y, con un toque de naturalismo, el artista del Estandarte hace que los asnos más rezagados anden sosegadamente, mientras que los que arrastran los otros carros se van excitando más y más según van encontrando los cadáveres esparcidos por el suelo, yendo los de delante a un galope que amenaza el equilibrio de los soldados que van en el carro; estos dos personajes son el patesi con su escudero subidos al carro, representados en cuatro posiciones, siendo éste el primer dibujo animado en el que el carro de guerra, mirado de izquierda a derecha, cada vez va más de prisa atropellando al enemigo caído. En el registro intermedio avanza la falange del ejército real, los vencedores, formada por la infantería con pesadas armas, en orden cerrado, cubierta la cabeza con cascos de cobre, con hachas en las manos y llevando largas capas de un material rígido que parece fieltro, muy semejantes a las que hoy día usan los pastores de Anatolia, conducen a los prisioneros; delante va la infantería ligera, sin capas, y armada con hachas o lanzas cortas, combatiendo ya a un enemigo, cuyos guerreros desnudos huyen o caen derribados. En el último registro o el superior, en el centro destaca por su alta estatura del rey, al que siguen tres cortesanos o palaciegos y un palafrenero enano que sujeta las cabezas de dos asnos que arrastran la carroza vacía del monarca, mientras el conductor marcha detrás sosteniendo las riendas de los cuatro caballos. Unos soldados conducen ante el patesi, que ha descendido de su carro, a unos prisioneros, desnudos y atados de dos en dos con los brazos a la espalda, para que el vencedor decida su suerte. En la “cara de la paz”, leída también de abajo hacia arriba, en los dos registros inferiores los sirvientes transportan al palacio del patesi los despojos cogidos al enemigo y provisiones para el banquete, uno conduce una cabra, otro lleva dos peces, otro se inclina bajo el peso de un fardo de leña, etc. En el registro superior aparecen el rey y la familia real en una fiesta; están sentados en sillas y visten la antigua falda o tonelete de piel de oveja llevando la parte superior del cuerpo desnuda. Unos criados los atienden mientras a un extremo de la escena hay un músico tocando un arpa pequeña, y, a su lado, una cantante con las manos en el pecho, que canta acompañada por el instrumento. La escultura sumeria se realizaba en piedra y en cobre batido sobre núcleo de madera, utilizando el alto y el bajorrelieve para narrar hechos o escenas de la vida sumeria de la baja Mesopotamia y de su religión, como en el llamado “Relieve de Tell el-Obeid”, descubierto entre los restos de esta ciudad, junto a las ruinas de la diosa Ninhursag, señora de la montaña y esposa del dios de la guerra y la tormenta, Ningirsu; este relieve presenta un águila leontocéfala40 con las alas extendidas y asiendo con sus garras a dos ciervos que le flanquean, obra realizada con magnífico realismo en la forma en que están concebidos los animales. 40

Con cabeza leonina.

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Posiblemente representa la unión simbólica de Ningirsu, y Ninhursag, ya que el águila leontocéfala es uno de los símbolos del dios, que personifica las negras nubes portadoras de lluvia: esta es una transfiguración del dios que acude al encuentro de la diosa como un ave de presa avistando a su víctima. LOS ACADIOS Hacia el 2470 a. de C. la cultura sumeria sucumbió bajo el avance del pueblo acadio, los “cabezas negras”, que desde principios del III milenio se había afincado en la media Mesopotamia descendiendo incontenible hacia el sur y conquistando una a una las ciudades sumerias; sometiendo a sus habitantes implantará un nuevo estado, un nuevo poderío y un nuevo período histórico y cultural. Este pueblo, de origen semita, presenta un carácter belicoso y una organización política más centralizada; sus reyes eran militares, que regían un potente ejército. Hacia el 2340 un conquistador semita de origen humilde llegado de la antigua ciudad de Kis, quien se hizo coronar con el nombre de Sharrukenu41, del que deriva el nombre de Sargón42, anexionó el conjunto de ciudades-estado de tipo sumerio y organizó el primer imperio propia-mente dicho; ya conquistada la Baja Mesopotamia, anexan los territorios de más al norte, configurando un reino de relativa unidad y creando una administración totalmente nueva. Estableció su capital en Agade o Akkad. Sargón y Naram-Sin43, sus monarcas más sobresalientes que tuvieron el acierto de presentarse como continuadores de los monarcas sumerios, incorporaron a los principios culturales acadios pletóricos de sensibilidad y fantasía, los conceptos del país conquistado de duro hieratismo. Los acadios adoptaron la escritura cuneiforme sumeria. “Lo que más cambió fue la moda: todo el mundo empezó a dejarse crecer el pelo y a usar grandes barbas. Eran señal de fuerza que caracterizaban a los dioses y a los reyes.”44 Los restos arquitectónicos del palacio de Naram-Sin en Tell-Brak y las ruinas del templo de Abu, en Tell-Asmar muestran el uso del ladrillo y adobe, las altas terrazas, constituyendo una estructura abovedada para lograr espacios interiores de mayor grandiosidad. A través de la escultura se puede analizar esta cultura, ya que sus ciudades, como Akad y Sippar, no se han encontrado. La cabeza de bronce de un rey acadio nos muestra el prototipo de la raza semita pura, con su nariz aquilina, labios carnosos y contornos huesudos; está realizada con la técnica de la fundición de bronce en hueco, cuya barba y cabellera están trabajadas a punta de buril con gran destreza, que llevaba en sus ojos incrustaciones vítreas. La riqueza y cuidado de su tocado indican que se trata de la representación de un soberano, posiblemente Sargón o Naram-Sin. Sargón de Akad mandó esculpir el relato de sus victorias en una estela de diorita, que representa una procesión de prisioneros, buitres y una gran red, temas usados en la estela del sumerio Eannatum.

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Rey legítimo. Para diferenciarlo del asirio Sargón, se le llama Sargón de Akad. 43 Cuarto rey de la dinastía, de hacia el año 2250. 44 PIJOAN, José El arte acadio. 42

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La Estela de Naram-Sin45, desarrollada en arenisca rosa, conmemora al estilo de las estelas sumerias el triunfo de este rey sobre las hordas de los lullues, pueblo montañoso de Irán, sometido por los acadios tras cruentas batallas. Grabada en una sola cara, presenta un escenario de laderas escarpadas que ascienden abruptamente hasta un alto picacho final, por la que Naram-Sin camina hacia la cumbre en actitud regia, vistiendo mandil de piel, porta arco, flechas y hacha, cubierta la cabeza con un gran casco adornado con dos pares de cuernos, como los que hasta entonces sólo ostentaban los dioses; el rey victorioso pisotea los cadáveres de dos vencidos mientras se dispone a dar muerte a otros dos, uno de ellos, de rodillas, aparece ya atravesado por una lanza y el otro, de pie junta las manos en actitud suplicante. Tras Naram-Sin, sus soldados le siguen en penosa ascensión por la ladera en doble ondulante columna, mientras los lullues, a sus pies, caen muertos o suplicantes; en lo más alto de la escena aparecen dos astros rutilantes, que posiblemente simbolizan al dios solar, o a las divinidades propicias al vencedor. En esta estela se capta el paisaje, con sus montañosas, pendientes y árboles y un sentido naturalista en la postura de los personajes en su difícil ascenso, “... que nos hablan ya de un realismo mayor y una mímesis con la naturaleza que, desde luego, se aleja mucho del mentalismo sumerio.”46 La mitología de este período histórico escenifica sobre todo a dioses guerreros, dignos protectores de una monarquía militar, destacando Nergal, el sol de verano, destructor de la vegetación. “La fantasía y la libertad aportadas al arte mesopotámico por los acadios introdujeron también cambios análogos en la religión y, naturalmente, en las representaciones religiosas. Hasta entonces, los dioses sólo habían intervenido muy discretamente en el campo del arte, ahora en cambio, en manos de artistas semitas, aparecen con frecuencia. Shamash, el dios solar, y [sic] Ishtar, la diosa de la guerra y el amor, son figuras que empiezan a hacérsenos familiares y esta familiaridad aumentará en las producciones artísticas del período babilónico, nueva etapa de preponderancia semita ... Las figuras celestiales con cuernos, masculinas o femeninas, abundan cada ve más. Con frecuencia aparecen en tabletas de arcilla, con un carácter movido, extrañamente próximo a los humanos, como las abundantes representaciones de diosas que andan sublimemente cubiertas de cuernos y con una túnica de flecos de lana que recuerda el viejo kaunakés de los sumerios. A veces llevan en una mano o en ambas cetros simbólicos de difícil interpretación.”47 El Imperio acadio tuvo una corta vida de dos siglos, sucumbiendo bajo una gran horda procedente de las montañas del nordeste, los gutis que hacia el 2285 arrasan la Baja y Media Mesopotamia, e imponen su soberanía despótica y bárbara en la región del delta mesopotámico, pueblo que absorbió los principios sumerios generando un nuevo período histórico y cultural que se ha denominado como período neosumerio, fase que va a extenderse aproximadamente hasta el 2150 con la caída de Ur bajo una nueva invasión semita. CULTURA NEOSUMERIA Destruida la dinastía acadia por los bárbaros, sobre el modelo de Agade, la III Dinastía de Ur, con su primer soberano Ur-Nammu48, organizó un imperio que da inicio a un renacimiento 45

Nieto de Sargón de Akad. DE OLAGUER-FELIÚ, Fernando op. cit. 47 PIJOAN, José op. cit. 48 Reinó dieciocho años, sucediéndole en el trono su hijo Dungi que ocupó el trono cerca de medio siglo; incontables monumentos cuyos ladrillos llevan impresos los nombres de estos dos soberanos, muestran la potencia 46

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sumerio, la civilización llamada Neosumeria, que abarca desde el 2150 al 2015 a. de C., período en el que vuelven a tomar fuerza las antiguas ciudades sumerias, sobretodo Ur, Uruk, Umma y Lagash, siendo esta última, que se convirtió en ciudad real, donde se produciría “un momento especial de brillantez cultural”49 bajo el gobierno de su séptimo patesi50, Gudea, “... cuyo jefe o ensi Gudea es muy representativo de un nuevo ideal de príncipe, que ya no es un emperador universal como en la época de Agade, sino un hombre letrado en una época de desarrollo de la literatura escrita.”51; la ocupación principal de su reino fue la construcción de templos. La primera preocupación de Ur-Nammu fue fortificar su capital, de tal manera que resistiera cualquier ataque, cuyas murallas tienen casi 25 metros de ancho en su base. Durante esta época surge en la arquitectura la principal creación mesopotámica, y que siempre va a estar presente en los sucesivos períodos históricos, el Templo-Montaña o zigurat, una torre escalonada que podía tener de tres hasta siete pisos de proporciones decrecientes, con grandes escalinatas y rampas, coronado en lo más alto por un pequeño templete; esta enorme obra de adobes, recubierta de ladrillos esmaltados de colores, era templo y observatorio, con finalidad práctica y marcado carácter simbólico, ya que desde el edículo final los sacerdotes-astrólogos neosumerios vigilaban el firmamento, el brillo de los astros, las fases de la luna y los movimientos de los cometas, que eran anotados cuidadosamente e interpretados, llegando a muy altos conocimientos astrológicos y astronómicos. En el piso inferior del estudio-observatorio existía una capilla, el templo propiamente dicho, con un altar de oro donde se ofrecían sacrificios a los dioses y ante el que siempre oraba un sacerdote; hasta aquí ascendían los fieles en espectaculares procesiones, por las escalinatas y rampas que comunicaban los pisos de la zigurat; al pie de la construcción había otro templo cuadrangular de un solo piso, en el que los astrólogos leían el porvenir e interpretaban todo tipo de presagios a los creyentes que acudiesen a ellos con tales ruegos. Además de las finalidades prácticas como la observación del firmamento, y culturales como ritos y celebraciones, estas torres escalonadas tenían otro sentido simbólico, por ellas la divinidad descendía del firmamento a la tierra alojándose en el templo que se alojaba al pie de la zigurat. las más famosas. Grandes y espectaculares zigurats fueron las de las ciudades de Ur, Uruk, Lagash, Sin, Nippur y Larsa. Los reyes neosumerios restauraron los grandes templos de Sumer: el de Nanna, dios luna, en Ur; el de Innana, diosa-planeta Venus en Uruk; el de Enlil, dios de la atmósfera, en Nippur; y el de Ea, dios de los mares del abismo, en Eridu. Cada uno de estos templos recibió una zigurat, que en Ur era tanto una torre como una poderosa terraza completamente maciza, de 62,50 por 43 metros y una altura de 22; sus paredes, ligeramente inclinadas, estaban formadas por un recubrimiento de tres metros de espesor de ladrillos cocidos, que mantenían la masa interior de ladrillos secados al sol52. Se subía a la plataforma del primer piso por tres monumentales escalinatas de cien escalones cada una, dos adheridas a la fachada y una tercera de frente, que conducía al mismo rellano que las otras dos. constructora de ambos reyes. DE OLAGUER-FELIÚ Y ALONSO, Fernando op. cit. 50 Patesi o gobernador, ya que los reyes neosumerios jamás se atribuyeron el título de rey. 51 AMIET, Pierre op. cit. 52 Ninguno de estos ladrillos sobrepasa los cuarenta centímetros, necesitándose millones de estas piezas hechas a mano para realizar estas gigantescas construcciones. 49

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Sobre este gigantesco basamento se alzaban las otras dos terrazas superpuestas más pequeñas, en la cima de las cuales se desplantaba el templo de recibimiento para el dios; en la base de la zigurat había otro templo, acondicionado como morada de la divinidad. De Ur-Nammu, como fundador de la tercera dinastía de Ur, se tienen los fragmentos de una estela que conmemora la construcción de este gran templo. De esta etapa, la escultura mejor conservada es la referente al patesi Gudea de Lagash, una serie de mas de treinta estatuas, esculpidas en diorita azul o dolerita negra53; en todas ellas el personaje aparece ataviado con la típica vestimenta neosumeria, una túnica que desciende hasta los pies y deja descubiertos el hombro y brazo derechos, tocado en ocasiones con el turbante, que era utilizado en ciertas ceremonias religiosas; siempre con las manos juntas en actitud de oración y a veces sedente en un pequeño trono, presentando en la parte inferior de su túnica inscripciones con plegarias a los dioses, o su ideal de gobierno, el orden y la justicia. PRIMER IMPERIO BABILÓNICO Hacia el año 2015 a. de C. la organización política neosumeria54acabó con la invasión a Mesopotamia de un fuerte contingente de pueblos semitas procedentes del oeste, los llamados amorritas, que fundaron una serie de reinos rivales en Isin, Larsa, Eshnunna y después en Babilonia, además de los más septentrionales de Assur y Mari. De este período la gran creación arquitectónica fue el palacio, una enorme construcción de adobe y ladrillo que constituía una ciudad dentro de la propia ciudad, ya que sus muros albergaban la residencia real, grandes zonas para la administración, despachos para los funcionarios, la vivienda para el ejército y sus pertrechos, talleres de artesanos y almacenes de la población, y escuelas de escribanos y sacerdotes; se concebían en estructuras cuadrangulares que se abrían en su interior grandes patios a los que daban toda esa serie de zonas o partes. Ejemplo de estos palacios es el del rey Zimri-Lin de Mari, en el Éufrates medio, que cubría una superficie de más de tres hectáreas y media; esta gran extensión generó la organización del palacio en torno a una serie de centros o patios que definían los diferentes sectores dedicados a actividades distintas: el sector administrativo, el sector de las habitaciones privadas de la corte, la zona sagrada con el templo palatino, y el sector de servicios con almacenes, cocinas y talleres diversos. Toda la construcción, realizada con enormes muros de ladrillo que se abrían al exterior por una única puerta, estaba coronada con azoteas y terrazas. Las instalaciones del palacio revelan un confort refinado, contando con salas de baño con bañeras de cerámica, calefacción mediante grandes chimeneas, biblioteca en la que se hallaron 25.000 tabletas grabadas con textos cuneiformes, y multitud de obras de arte, esculturas y pinturas murales. Este palacio fastuoso, maravilla del mundo de su época, ostentaba una decoración de pinturas. Realizadas al temple con vivos colores en muchas de las paredes de sus salas o de sus patios; sus temas son muy variados: composiciones geométricas abstractas, escenas de guerra, ceremonias religiosas y episodios de la vida cotidiana, destacando entre ellas la que representa la investidura de Zimri-Lim, último rey de Mari en presencia de la diosa guerrera Ishtar y en su 53

Piedras volcánicas y brillantes. Destruido el imperio de Ur hacia el 2000 a. de C. su caída coincide prácticamente con la desaparición de los sumerios. 54

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templo, cuya puerta aparece guardada por diosas que personifican a los ríos en un jardín poblado por figuras míticas; “el rey y el ordenador de sacrificios” y “el friso de los pescadores”. Característica del palacio del primer Imperio babilónico fueron sus dimensiones gigantescas, pensadas en función del rey por su condición de semidios y dueño de la tierra, pero también de a-cuerdo para satisfacer sus complejas necesidades funcionales, siendo una enorme residencia que debería alojar a la gran familia real compuesta por numerosas esposas, concubinas, hijos y sirvientes, además a la corte con infinidad de funcionarios, servidores, guardias y caballerizas; debía cumplir también con la necesidad de almacenar los abastos y el tesoro real. Esta idea de palacio-ciudad donde vivía el rey, se celebraban los actos oficiales y radicaba todo el gobierno y vida de la urbe, pasará después a Anatolia y de allí a Occidente, encontrándose aquí el origen de los famosos palacios minoicos. Los reyes de otras capitales tenían palacios concebidos del mismo modo, aunque de menor tamaño y con una sala del trono a lo ancho, que se abre al patio de honor y que da acceso a los aposentos interiores donde en Mari se habilitó un templo probablemente dinástico. Los templos estaban generalmente organizados de manera axial; se encontraban en hilera un vestíbulo, después el patio donde desarrollaban al aire libre las ceremonias del culto; después una antecámara o “antecella”, y el Sancta Sanctorum o “cella”. En la ciudad provincial de Sha Duppurri55, las puertas estaban guardadas por leones de terracota; la ciudad de Karana56 en la zona occidental de Asiria, la cella estaba encastrada en la masa de una zigurat a la que adosaba un templo que constituía con él un conjunto monumental. Otros centros importantes desde el punto de vista artístico de este período fueron las ciudades de Ishchali y Larsa; Ishchali era depositaria de un templo consagrado a la diosa Ishtar, concebido como morada de la divinidad sigue los lineamientos del palacio de Mari, al presentar diversas cámaras ordenadas en torno a cuatro patios pero en este templo los patios aparecen intercalados entre una puerta y el santuario, de manera que los tres elementos se disponen en línea recta siguiendo el mismo eje, de manera que los ojos de los fieles pudieran permanecer fijos en el lugar donde se hallaba la estatua de la divinidad. A veces, una sala de ofrendas precede al santuario propiamente dicho, entre éste y el patio. Este período histórico tiene su punto culminante con el reinado de Hammurabi, 1790-1750 a. de C., quien después de conquistar y destruir la ciudad de Mari y esperar pacientemente durante veinticinco años a que su enemigo más poderoso, el rey Rim-Sin de Larsa, fuese suficientemente viejo para vencerlo sin dificultad, centraliza el poder de la Baja y la Media Mesopotamia con capital en Babilonia, “La puerta del Dios”57, uno de los enclaves más importantes de la Edad Antigua en el Medio Oriente. El aspecto más importante del primer imperio babilónico es la promulgación de leyes y preceptos que Hammurabi reunió en su famoso Código, de 282 artículos, cuya influencia 55

Hoy Tell Harmal, a las afueras de Bagdad. Tell el-Rimah. 57 Refiriéndose a Marduk, dios del sol y de las estrellas, suprema deidad al que representaban tanto como un rey, sentado en un trono y coronado por tiara con cuentas de toro, en señal de fuerza, o como guerrero armado de lanza, arco, escudo y maza como simbolismo de combatidor de malos espíritus. 56

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perduró hasta mucho tiempo después de la desaparición del Imperio Babilónico 58; con estas leyes y preceptos organizó un Imperio de orden y prosperidad, conocido como el primer Imperio babilónico. Sus principales prescripciones se concretan en: - Una legislación de la familia, el Derecho Familiar, que establecía un eje familiar constituido sobre una monogamia laxa, que permitía el concubinato y aceptaba el divorcio, siendo especialmente castigados los delitos del incesto. - El Derecho de Herencia, que prescribía la herencia paterna dividida por igual entre todos los hijos, admitiendo la donación intervivos en caso que el padre quisiera dejar mejorado a algún hijo. - El Derecho Penal, de gran violencia y rigidez, estableciendo la ley de talión; permitía las ordalías o juicios de dios y señalando algunas penalidades tan terribles como la que se imponía al arquitecto si el edificio por él construido se hundía, pena de muerte, o la sufrida por el médico que equivocaba la cura del enfermo, corte de las manos. El código de Hammurabi fue grabado en un monolito de diorita de 2,25 metros de alto, en el que los artículos se inscribieron en columnas paralelas, rematando todo el conjunto en un magnífico relieve en el que aparece el monarca recibiendo las instrucciones para la redacción del código del propio Shamash, dios de la justicia, que aparece sentado en un trono en forma de puerta, la entrada al mundo de la verdad a través de la justicia y la ley apoyando sus pies sobre unas formas escamosas que simulan montes, ya que los principios legales deben estar cual las montañas sobre los hombres; de su espalda surgen lenguas de fuego, el castigo del dios de la justicia siempre será terrible, lleva en una mano el cetro y el círculo y cubre su cabeza con una tiara con cuatro cuernos de toro en señal de fuerza y poderío. Ante él Hammurabi escucha con el brazo levantado en gesto de salutación; viste la túnica y el turbante sacerdotal neosumerio, pero su perfil y barba con claros rasgos semíticos. Importantes también de este período son las tabletas de arcilla cocida, en las que se representa a los dioses y a los hombres con gran familiaridad, escenas de la vida diaria de los babilonios: el labrador con la pala, el campesino montando un búfalo, la arpista sentada en una silla plegable que puntea las cuerdas de su arpa, la mujer que teje la lana, los feriantes que exhiben sus monos, o unos boxeadores barbados que luchan con los puños cerrados. LOS KASSITAS El Imperio Babilónico fue declinando lentamente hasta que desaparece bajo invasiones kassitas, elamitas e hititas procedentes del Asia Menor; después reinó, con esa gloria hasta el siglo XII la dinastía de las kassitas que ocuparon Babilonia hacia el 1600 a. de C. y construyeron una nueva capital, Dur-Kurigalzu, cercana a la actual Bagdad, con varios templos del tipo babilónico, un gran palacio con la típica estructura de sectores diferentes organizados en torno a grandes patios y una magnífica zigurat de más de 60 metros de altura. Uno de los reyes kassitas edificó en Uruk un pequeño templo, cuya fachada de ladrillos moldeados agrupaba alternativamente a los dioses-montañas y a las diosas-ríos; el templo simbolizaba el dominio cósmico de la diosa. Lo más original de los kassitas fue el empleo de ladrillos moldeados para construir gigantescos 58

Posiblemente el monarca se inspiró en antiguas costumbres semitas y sumerias.

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muros con grandes relieves cerámicos en barro cocido59, y unas curiosas piezas de piedra con relieves e inscripciones, llamadas kudurrus, generalmente de diorita negra, que tenían por objeto delimitar las fincas y que se guardaban en los templos. Sus largas inscripciones describen los límites de la propiedad y la posición de los mojones y terminan con una invocación a los dioses y terribles conjuros de maleficio para los que osen cambiar los linderos; para espantar más al trasgresor se esculpieron las imágenes de los dioses, o sus animales simbólicos, o simplemente sus altares. Destaca entre los kudurrus el del rey Melishipak, hacia el 1200 a. de C., que presenta en su anverso la imagen del propio rey ofreciendo su hija a la diosa Nanna, y en su reverso, distribuidos en cinco registros horizontales, los símbolos de todo el panteón babilónico y kassita, “... una formidable legión de enemigos movilizados del cielo y de la tierra que esperan al que dé el mal paso de entrar en la propiedad defendida por el conjuro.”60 Por la misma época se extendía desde Siria hasta Irán el imperio mitano, constituido por indoeuropeos; cerca de Kerkuk se hallaba una ciudad mitana, Nuzi, en cuyo centro existía un palacio junto a un templo decorado con animales de terracota. Hacia el 1500 a. de C. irrumpen en la Media y Baja Mesopotamia los asirios y su poderoso ejército, disciplinado y superiormente armado, que terminan con el primer período babilónico; hasta el 612 a. de C. conformarán un nuevo poder, más rígido, fuerte y cruento que todos los momentos anteriores, el gran Imperio Asirio. IMPERIO ASIRIO “De la misma manera como en Egipto la civilización, nacida en el delta, subió a lo largo del Nilo, remontó también en Mesopotamia el curso de los ríos. ... las ciudades sumerias estaban situadas en la desembocadura del Éufrates, y ... en ellas se empezaron a formar los tipos y los estilos arquitectónicos de los pueblos de Asia. ... Asiria es el país situado más arriba de Babilonia, en una serie de mesetas escalonadas que atraviesa el Tigris hasta apoyarse en las montañas de Persia y Armenia. Su terreno, de naturaleza arcillosa y seco, presenta grandes desigualdades por lo que a la fertilidad se refiere: sus huertas riquísimas contrastan con los llanos elevados, adonde no llega el agua de los canales. Nunca, sin embargo, el país vivió de la agricultura: la fuente de su riqueza fue siempre el botín militar. Las ciudades agrupadas a lo largo de la ribera izquierda del Tigris estaban defendidas hacia el Oriente por otro río, el Zab; de manera que el país de Asiria forma un triángulo natural estratégico, con la punta elevada hacia el Sur. Algunas de las ciudades asirias llegaron a tener una población numerosa, pero ninguna alcanzó el gigantesco desarrollo que con justicia puede envanecerse Babilonia.”61 El pueblo asirio, también de origen semita que habitaba desde hacía tiempo las regiones de la Alta Mesopotamia62, en el siglo XIV se emanciparon de la dominación mitana; la expansión asiria se vio interrumpida a finales del II milenio por las invasiones de los nómadas arameos, procedentes de los bordes del desierto sirio y que estuvieron a punto de someter Mesopotamia; en el siglo IX, tras superar el peligro, los reyes de Asiria se hicieron conquistadores para no ser 59

La técnica con relieves cerámicos fue heredada por los arquitectos del Elam, por los neobabilonios y por los persas aqueménides, que con este sistema crearon obras de arte imperecederas cubiertas de esmaltes coloreados. 60 PIJOAN, José Arte babilónico y asirio. 61 PIJOAN, José op. cit. 62 Serie de mesetas escalonadas que llegaban hasta los macizos montañosos de Armenia y Persia, que eran atravesadas por el Tigris.

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aplastados, ampliando sus fronteras sucesivamente hasta su hundimiento en el año 612 a. de C. Esencialmente guerreros, se regían por una monarquía militar cuya capital, en el siglo IX a. de C., era Kalakh, actualmente Nimrud, situada al sudeste de Nínive, mientras que más al sur seguía siendo Assur63 la metrópoli religiosa, a la que llamaban la Montaña Terrestre, en alusión a que era el centro del poder y de la divinidad sobre la Tierra. Organizaron un poderosísimo Imperio en la totalidad de las regiones mesopotámicas que tendrá su máxima importancia y desarrollo en la parte norte de la que eran oriundos; el poderío asirio, con su gran ejército, dominó todo el Próximo Oriente atacando en ocasiones Egipto, que entre el 681-669 a. de C. fue conquistado y dominado por Assarhaddon, y posesionándose de múltiples territorios en Asia Menor. Assurnazirpal II (883-859), Salmanasar (858-824), Sargón el Grande (721-705), Senaquerib (705-681), Assurbanipal (669-626) conforman las páginas más brillantes de la historia del Medio Oriente durante Antigüedad, siendo sinónimos de poderío, fuerza, crueldad y despotismo. Assur, la primera capital64, situada en la frontera misma del territorio babilónico, conformaba un recinto rectangular amurallado que contenía un templo que propiamente no fue el santuario nacional del dios Assur, sino un templo doble donde se adoraba a Anu y Addad, dos deidades retomadas de otras culturas mesopotámicas, acogidos en el lugar sagrado del dios de Asiria: Anu, dios del firmamento, adorado al Sur de Mesopotamia, y Addad, dios hitita del Norte, deidad del trueno. Dos cellas independientes están precedidas de un patio común y cada una de ellas tiene anexo un zigurat o torre escalonada; presenta todas las características de las construcciones tradicionales babilónicas: una puerta de entrada con ensanchamientos interiores “ ... para esconderse a cada lado ...”65, las cellas que se abren en la gran masa del muro de ladrillo y que no reciben otra luz que la que penetra por las puertas desde el patio, la doble zigurat de tres pisos que se levanta a cada lado, y sus fachadas verticales adornadas con grandes estrías. Este primitivo templo asirio es tan solo un simple templo caldeo de provincia. Después de Assur, la capital se trasladó más al Norte, a Kalakh, donde Assurnazirpal II (883859) edificó su palacio según unas normas que en lo sucesivo serían constantes, con un antepatio “público” al que daba la sala del trono por un lado y con el patio interior destinado a los aposentos y otras dependencias por otro; la sala del trono se hallaba completamente revestida de relieves que ilustran en uno o dos niveles las victorias y cacerías del rey. El palacio se levantaba al lado de un templo, de tal manera que el rey pudiera oficiar en su calidad de sacerdote, a veces el templo se hallaba integrado en el palacio mismo. Asiria atravesó después una larga crisis que acabó con el resurgimiento llevado a cabo por Teglath-Phalazar III; el segundo sucesor de este rey, Sargón II (721-705) creó una prepotente dinastía ninivita y llevó la capital a la nueva ciudad de Khorsabad y a la que el monarca dio el nombre de Dur-Sharrukin, el castillo de Sargón66, que fue una ciudad efímera de una sola 63

Nombre de su Dios más venerado. Habitada desde que sus monarcas dependían de Babilonia y sus monarcas no eran más que vicarios reales con poder delegado a modo de virreyes feudatarios de los señores de la Mesopotamia central. 65 PIJOAN, José op. cit. 66 Intervino personalmente en el asesinato de su antiguo amo y predecesor Salmanasar IV; al parecer sintió algún recelo de fijar su morada en Kalakh, la vieja capital, y alejándose de Nínive, que ya existía, mandó construir 64

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generación, pero que ejemplifica el nuevo tipo de arquitectura generado por los asirios; una de las más exaltadas ciudades de esta época, claro exponente de su arquitectura, de su carácter belicista y de su propia forma de vida. Esta ciudad presentaba tres grandes partes bien determinadas: el palacio, la ciudadela y la ciudad propiamente dicha. El conjunto de la ciudad, cuya muralla con siete puertas cerraba una superficie de 300 hectáreas, y el colosal palacio fueron construidos en seis años, como lo narra una inscripción de Sargón: “En este tiempo construí una ciudad con el trabajo de los pueblos prisioneros que mis manos habían sometido y que Assur, Nabu y Marduk pusieron a mis pies ... De acuerdo con las órdenes de mi dios y con la inspiración de mi corazón, le di el nombre de Dur-Sharrukin.”, mas el rey sólo pudo disfrutar dos años de su palacio y después de su muerte todo fue abandonado. El palacio de Khorsabad, ocupaba una superficie aproximada de 10 hectáreas, 100 mil metros cuadrados, enclavado en la gran ciudadela situada junto a la muralla este de Dur-Sharrukin, estaba desplantado en el centro de un lado de una alta plataforma cuadrangular, un inmenso basamento de ladrillo que servía de pedestal para el palacio y toda la ciudad, plataforma conformada por hiladas de ladrillo; para conservar la línea vertical de sus paredes exteriores se construyó un muro de piedra o de ladrillos cocidos al horno, que hacía las veces de una coraza de revestimiento para proteger el basamento de la degradación por las lluvias. La organización interna del palacio67, conformado por 209 salas, se desarrollaba en tres grupos bien definidos en torno a tres patios de grandes proporciones, los que estructuraban las partes fundamentales del palacio; al entrar, después de flanqueada la puerta de los leones alados, con sus ensanchamientos laterales en el grueso del muro, se encuentra el gran patio principal alrededor del cual se levantan todas las dependencias privadas de la familia real, los salones de recepción, los grandes salones de fiestas decorados con esculturas, el gineceo, estancias que conforman el serrallo; es la parte principal del palacio, con su Salón del Trono que se abre a un segundo patio. En la parte oriental del gran patio están situadas las dependencias comunes, como son los almacenes, las cuadras, los graneros y los dormitorios de los siervos. En el ángulo sudoeste del gran patio se desarrolla el tercero68, que era el núcleo de la parte religiosa, con los tres templos palatinos de los dioses patronos del monarca; dos de ellos tienen un patio común, de la misma manera que en el templo de Assur, presentando los tres la misma planta en que hábilmente se combinan las tres cellas con sus respectivas dependencias, en completo aislamiento las unas de las otras. En la parte posterior de estos edificios religiosos se encuentra la gran zigurat, de siete pisos, conservándose intactos los pisos inferiores que tenían sus fachadas estriadas, revestidas con estuco pintado en diferentes colores. En este recinto enorme palaciego se desarrollaba la vida cortesana y los actos oficiales.

Khorsabad, un palacio para sí y su familia y una ciudad para los funcionarios y personal a su servicio; después de su muerte fueron abandonados. 67 Análoga a la de los palacios de Nimrud, aunque con una decoración de proporciones colosales en los muros exteriores. 68 El arqueólogo francés Paul Botta, descubridor de Khorsabad, creyó reconocer en este grupo de cámaras y patios el harén o habitaciones destinadas a las reinas, y aún llegó a precisar que todas estas salas podían reunirse en tres grupos independientes, y que por lo tanto, era de creer que Sargón había tenido tres esposas o princesas de categoría real.

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En el ángulo sudoeste del gran patio se desarrolla el tercero69, que era el núcleo de la parte religiosa, con los tres templos palatinos de los dioses patronos del monarca; dos de ellos tienen un patio común, de la misma manera que en el templo de Assur, presentando los tres la misma planta en que hábilmente se combinan las tres cellas con sus respectivas dependencias, en completo aislamiento las unas de las otras. En la parte posterior de estos edificios religiosos se encuentra la gran zigurat, de siete pisos, conservándose intactos los pisos inferiores que tenían sus fachadas estriadas, revestidas con estuco pintado en diferentes colores. En este recinto enorme palaciego se desarrollaba la vida cortesana y los actos oficiales. De la enorme plataforma sobre la que se alzaba el palacio partía una fuerte muralla, conformada por lienzos reforzados por torreones, que, en forma rectangular, encerraba la ciudadela, que albergaba al ejército, sus cuarteles, sus almacenes de pertrechos, las cuadras y todas las dependencias administrativas de la región. Una parte de la ciudadela estaba destinada para construcciones religiosas y templos, a cuyos cultos tenía acceso el pueblo. Finalmente se extendía la ciudad propiamente dicha, cercada por las murallas que nacían del basamento del palacio. Todo el conjunto presentaba un escalonamiento de este a oeste, marcando una jerarquización simbólica que proporcionaba además un efecto estético de gran magnificencia. Del palacio se conservan fragmentos de grandes zócalos, de 3 metros de altura, que rodeaban los salones palaciegos que representaban la vida del rey con un sentimiento de la naturaleza superior a todo lo visto anteriormente; en ellos se plasmaron magnificas ceremonias cortesanas mediante extensos relieves, mostrando un pausado cortejo de dignatarios, tributarios y huéspedes que avanzan procesionalmente hacia su soberano, presididos por un gran visir que se muestran con todo el esplendor de sus vestiduras de fiesta, con sus aparatosas pelucas rizadas, sus joyas y armas relevantes de su alcurnia; destaca en todo este conjunto el grupo formado por los primogénitos de las más nobles familias que van a hacer entrega a Sargón de unos vasos de ofrendas para las libaciones, los rhyta, en forma de cabezas y cuellos de león, así como de la silla de ruedas del monarca adornada con figuras animales, presentes que, por privilegio, corresponde regalar a estos jóvenes cortesanos. Las figuras presentan gran detallismo en manos y pies y un tratamiento insuperable de cabello y barbas destacando el gran arte con que se realizaron los barbados y grecas de las vestiduras. En otros zócalos se muestra menos hieratismo y solemnidad, en los que se plasmaron escenas cinegéticas que, desarrolladas en el coto de caza que rodeaba al palacio de Khorsabad, muestran paisajes con árboles entre los que los cazadores con arco y con halcón, se dedican a la captura de aves. Destacan en Khorsabad los magníficos toros alados androcéfalos70 que flanqueaban las puertas 69

El arqueólogo francés Paul Botta, descubridor de Khorsabad, creyó reconocer en este grupo de cámaras y patios el harén o habitaciones destinadas a las reinas, y aún llegó a precisar que todas estas salas podían reunirse en tres grupos independientes, y que por lo tanto, era de creer que Sargón había tenido tres esposas o princesas de categoría real. 70 El toro alado asirio es la última evolución del toro mesopotámico. “En Sumer, el toro era el animal asociado a Sin, el dios lunar, porque allí, como en todos los pueblos primitivos, se creía que los rayos del astro nocturno, atravesando las capas del terreno producían la germinación de las semillas plantadas en el campo. Una vez salido el tallo del suelo, los rayos del Sol, el astro diurno, lo cuidaban como la nodriza al infante, pero la fuerza

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del salón del trono y que, medio monstruos de la naturaleza, medio entes mágicos simbolizaban a genios guardianes del Palacio, de sus moradores; las alas significaban la rapidez de movimientos de estos seres protectores en caso de necesidad de auxilio; el cuerpo del toro simbolizaba la fortaleza masculina y principio germinador, y la cara humana barbada hacía alusión a la superior sabiduría de los hombres. Podía también representar al antiguo dios sumerio Sin, divinidad lunar o al propio dios Assur, posado tras su vuelo por el firmamento. La forma y distribución general de los palacios es el claro reflejo de la vida de los reyes mesopotámicos y de su corte, con todo su refinamiento, sus preocupaciones y temores. Encontramos entonces que el conjunto se divide en tres partes perfectamente separadas, volviéndose en la forma característica que toma el palacio oriental; estas son: -1. El Serrallo: Era, digamos, el área social y estatal, conformada por una serie de salas de aparato y consejo, entre las que sobresalían las del trono y las de audiencias. -2. El Harem: Estaba conformada por la habitación privada del soberano y su familia. -3. El Khan: Era la sección administrativa, que contenía el alojamiento de funcionarios, empleados y guardias, habitaciones para huéspedes especiales, los depósitos de todo tipo y las caballerizas. Al ser el rey no sólo el soberano temporal absoluto, sino también el gran sacerdote, el palacio debía contar dentro de su recinto con un lugar para el culto. Estas tres partes del edificio se estructuraban fortificándose y cerrándose unas a las otras y todas a su vez formaban una gran fortaleza, defendida por murallas, torres, matacanes y en especial por un elemento mágico conformado por guerreros, genios alados y bestias fabulosas, realizados en cerámica o esculpidos en piedra que protegían permanentemente las entradas del palacio. Por este sistema de protección exterior, al cerrarse las casas y palacios casi totalmente, fue necesario el uso de patios que permitieran la iluminación y ventilación necesaria para las habitaciones. En este encierro, el esparcimiento se realizó mediante el uso de terrazas y azoteas, como lugares de frescura y recreo, arreglados como patios y jardines con plantas y aún con estanques; un ejemplo que inmediatamente nos llega a la memoria son los famosos jardines colgantes de Babilonia, que no fueron otra cosa que las azoteas jardinadas de los palacios reales. Los palacios reales asirios no presentan aberturas exteriores; una inmensa muralla los rodea y aísla por completo, abriéndose en el grosor del muro sus características puertas, con los toros alados y los ensanchamientos de las entradas. Todas son casi iguales, presentando una faja inferior formada por los dos toros alados a cada lado de la puerta, que parecían servir de germinadora estaba en los rayos lunares. Así el toro de Sin, el animal más fuerte, el más masculino de todos los animales salvajes del delta, fue considerado como símbolo del principio germinador por los primitivos sumerios. Se le agregó fisonomía humana barbuda para asociarle inteligencia; se le añadieron alas porque, en los primeros días del delta, el único fruto, o casi el único, era el dátil de la palmera. Los cereales no empezaron a cultivarse hasta el 2000 antes de nuestra era. ... Siendo las palmeras de diferente sexo, al principio el polen de la palmera macho se llevaba a la palmera hembra principalmente por los pájaros, buitres, águilas y halcones, que al posarse sobre las palmeras en flor, se cubrían de polen el plumaje y después despolvoreándose, salpicaban las flores hembras. Debió de observarse, hacia el cuarto milenio antes de nuestra era, que años de abundancia de buitres o águilas correspondían a fuertes cosechas de dátiles, y se consideraron las águilas como agentes del principio procreador. Por este motivo a los toros androcéfalos se les agregaron alas ... Más tarde se añadió el cuarto elemento para formar el tetramorfos, o sea las garras de león. La diosa de la guerra y del amor, en Sumer lo mismo que en Asiria, era Ishtar, y esta divinidad tenía por animal favorito el león. Por consiguiente, Ishtar era otra manifestación del principio creador, por fin sintetizado en aquel animal hombre-águila-toro-león. En Kalakh, en Nínive y en Khorsabad estos guardianes monstruosos recuerdan la visión célebre de los cuatro animales simbólicos por el profeta Ezequiel, la visión que la iconografía cristiana ilustró con la composición sagrada del tetramorfos, simbolizando los cuatro evangelistas en el toro, el león, el águila y el hombre.” PIJOAN, José op. cit.

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espantajo o guardianes como feroces porteros que vigilaban las entradas. “En pocas creaciones humanas puede admirarse el aspecto de fuerza y de poder que ofrecen estos frisos singulares de las puertas asirias.”71 La sociedad mesopotámica desde épocas remotas contaba con cierta comodidad, no solo los palacios, sino también las casas, contando con salas de baño que se desaguaban mediante albañales. Khorsabad contaba con un sistema de drenaje completo. Realizaron una arquitectura térmica para defenderse de los grandes calores estibales, utilizando techos y muros de gran espesor y con la reducción al mínimo necesario de vanos para puertas y ventanas; tuvieron un sistema de aire acondicionado, logrado mediante tubos de barro que atravesaban los muros en su parte superior, que permitía la evacuación del aire caliente acumulado en la parte alta de las habitaciones. Los sucesores de Sargón hicieron de Nínive su capital, la última capital asiria, ubicada más al Norte y cerca de la actual Mossul; los palacios reales de Nínive están al otro lado del Tigris, en las afueras de Mossul72. Senaquerib (704-681) relata en una crónica real, además de sus conquistas, los trabajos colosales que emprendió para transformar a Nínive de pequeña ciudad que había sido hasta entonces en la capital fortificada de los monarcas asirios, sus sucesores, que tuvieron por inexpugnable. En Nínive existía un antiguo palacio, que Senaquerib arrasó por completo para construir uno nuevo en el mismo emplazamiento, dándole diferentes disposiciones, emparentadas con las residencias babilónicas, y patrocinó un arte que halló su apogeo bajo el reinado de su nieto Asurbanipal (669-627). Así describe Senaquerib su palacio: “La plataforma del palacio la hice mayor, y con grandes piedras labradas protegí sus partes altas. Cámaras de oro y plata, cristal de roca, alabastro y marfil, labré para habitaciones de mi dios y señor. “Piezas de cedro, ciprés, pino y maderas de Sindai, con gruesas barras de bronce coloqué en las puertas, y en las cámaras de habitaciones dejé aberturas como ventanas altas. Grandes colosos de alabastro, llevando la tiara y los varios pares de cuernos, puse a cada lado de las puertas.73 “Grandes toros con alas, de piedra blanca, labré en la ciudad de Tastiate, al otro lado del Tigris, para las grandes puertas, y corté grandes árboles de los vecinos bosques para hacer los carros o armaduras que debían conducirlos ... Era el mes de Ishtar, en la primavera, y la inundación hacía difícil el transporte; las gentes de la escuadra que conducía los toros alados desesperaban ya de llegar a buen término. Con esfuerzo y no pocas dificultades, fueron llevados a las puertas del palacio.” Senaquerib también nos aporta datos de su preocupación para proveer de agua al palacio y su iluminación, esta última que debió ser uno de los aspectos que más inquietaría a los constructores asirios en sus edificios de gruesas paredes macizas de barro sin cocer, necesarios para sostener las pesadas bóvedas. “La oscuridad del antiguo palacio y de sus habitaciones ya he cambiado, y lo he hecho brillante y luminoso ...”; describe las puertas que ha colocado en las 71

PIJOAN, José op. cit. En los pequeños montículos de ruinas que los árabes llaman Qujundjiq. 73 Son las figuras que decoraban las puertas interiores, ya que posteriormente se refiere a los toros alados androcéfalos. 72

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aberturas, cómo decoró las salas con azulejos, mármoles y aplicaciones de lapislázuli, denotando el interés que el monarca puso en la construcción del palacio un fin político, cuyo empeño era hacer una residencia digna del poder de Asiria había alcanzado y este palacio debía ser “la admiración de las naciones”. “Yo, Senaquerib, el Rey de las multitudes, el Rey de Asiria, he llevado a buen término esta obra, según el consejo de los dioses, y poniendo en ella toda mi inteligencia y toda mi voluntad.” Este palacio en Nínive, ampliado por Assurbanipal, estaba decorado con bajorrelieves empotrados en maravillosos muros de ladrillos esmaltados, mosaicos, inscripciones blancas sobre fondos de color turquesa, “... todo un conjunto extraño de colores sombríos y terribles en los que dominaban el negro, el amarillo y el azul oscuro.”74 Sus relieves “... nos muestran unas escenas de caza, donde lo descriptivo y realista llega a sus cotas más altas dentro del arte mesopotámico.”75 Representan cacerías de leones realizadas en parques bajo la vigilancia de la guardia del palacio y donde el monarca da muerte a multitud de fieras en las tres modalidades de caza: a pie, en carro y a caballo, escenas que con el realismo une una exaltación propagandística del rey que aparece como los antiguos héroes sumerios, cazadores del león cuerpo a cuerpo, o como sus antepasados en el trono asirio, cazadores en carro, y como consumado jinete moderno, ya que la cacería a caballo fue aprendida por los asirios de los iranios. El tratamiento animalístico es magnífico, y así las fieras atacan, se revuelven, caen heridas y mueren en las más realistas posturas. Antes de los descubrimientos arqueológicos de Layard en 1849 lo único que se conocía de Nínive eran las referencias aportadas por la Biblia, refiriéndose a ella como una ciudad famosa por los crímenes de sus soberanos, por la tiranía y opresión de los débiles y por toda una serie de atrocidades. Los profetas bíblicos maldijeron sin descanso y alabaron sugestionados por su grandeza a esta ciudad colosal, única, depositaria de grandiosos palacios, cuyo grueso de la población lo conformaban verdaderos ejércitos de prisioneros y esclavos dominados mediante una refinada combinación de violencia y de propaganda política. “Senaquerib fue uno de los soberanos asirios más poderosos y más sanguinarios. En el año 689, al reprimir una sublevación de Babilonia decidió hacer desaparecer esta ciudad de la superficie de la tierra. Todos sus habitantes fueron exterminados, las casa demolidas, el templo y su zigurat derribado y sus ruinas arrojadas al canal de Araktu. El furor del rey no tenía límites, y aún ordenó desviar el curso del Éufrates para que las aguas, penetrando en el montón de ruinas de ladrillos cocidos al sol, los disolviesen y transformasen en fango. La Babilonia de Hammurabi desapareció para siempre ...”76 En sus templos el pueblo asirio reflejó y expuso su concepción del universo, en los que presenta dos tipos: -1. La residencia propia del dios, que repetía con algunas variaciones la disposición y forma de los palacios reales y de las casas de habitación común. Para ellos, el dios se a semejanza de los hombres tenía ciertas necesidades, por lo cual, en el centro del edificio se destinaba una cámara o santuario para su albergue, que tenía un lecho para su descanso, una mesa o altar para los sacrificios y un nicho para la imagen o símbolo del dios. En la casa de los grandes dioses tutelares de las capitales, había otras habitaciones para los 74

PIJOAN, José op. cit. DE OLAGUER FELIÚ, Fernando op. cit. 76 PIJOAN, José op. cit. 75

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dioses menores o vasallos, para cuando fueran a visitarlos y rendirles pleitesía. -2. El destinado al uso público, se hallaba generalmente asociado y anexo al anterior; por su forma piramidal permitía que las ceremonias del culto, que se celebraba sobre su plataforma superior, fueran presenciadas por todo el pueblo que se agrupaban alrededor de su base. Este tipo de templo, llamado zigurat, “fue el símbolo y reflejo de la concepción Caldea del universo.”77 La forma típica de la zigurat constituía una montaña artificial de adobe, subdividida en siete niveles sucesivos, pintados cada uno de un color, rojo, azul, ocre, negro, plata y de oro el superior que era el destinado al culto y a la observación de los astros, al igual que la gran montaña subdividida en siete niveles sucesivos. Era una gran pirámide truncada, cuya altura es igual al largo de la base; alrededor del cuerpo de la pirámide se construía una gran rampa, que al ascender contribuía a darle aspecto escalonado, y permitía el acceso a las partes superiores donde se hallaba el altar. Desde los tiempos predinásticos se construyeron zigurats, siendo el más famoso el de Babilonia, llamado por la Biblia “La Torre de Babel”. Los edificios asirios estaban cubiertos con bóvedas, como lo indica el grueso de los muros y la poca anchura de las cámaras de planta rectangular, y algunos relieves donde aparecen representadas construcciones contemporáneas de los edificios, con bóvedas y cúpulas como un elemento corriente78. Estas bóvedas eran de ladrillo, estucadas y pintadas; por lo común, en el arranque de la bóveda había una faja de ladrillos barnizados que separaba el muro recto de la cubierta curvilínea. Las paredes construidas con ladrillos sin cocer eran protegidos y enriquecidos con un revestimiento de relieves, que constituyen uno de los más típicos elementos de la construcción asiria. “En las cámaras principales, departamentos de recepción y habitaciones de los palacios asirios, se encuentra generalmente, aplicada todavía a la pared, una hilera de placas de piedra con relieves de tanto valor artístico como histórico; son la ilustración gráfica de las crónicas de los excelsos monarcas asirios, con sus triunfos gloriosos, sus crueles y despiadadas venganzas una vez conseguida la victoria tras los cruentos y reñidos combates, sus devociones y diversiones, sus cacerías, sus fiestas, banquetes y recepciones. Estos relieves decorativos aparecen sustituidos, en las cámaras de segundo orden, por una faja de estuco pintado, de color uniforme en toda su extensión o bien con características decoraciones policromas.”79 La plástica asiria aparece sobre todo representada en los relieves de los palacios, cuyos temas de estas formidables creaciones propagandísticas80 pueden agruparse en tres series: 77

En la cosmogonía mítica Caldea representaban al mundo como una montaña, “La Gran Montaña”, que estaba conformada por siete niveles superpuestos, que correspondían en su totalidad al mundo terrestre y cada uno de ellos a uno de los siete planetas conocidos, ubicándose en la parte superior la residencia de los dioses. 78 En las cámaras de Khorsabad Botta encontró grandes bloques de arcilla, con una cara inferior de forma curva y con señales de revestimiento de estuco y pintura, pertenecientes a una bóveda; Place, el sucesor del Botta, descubrió intacto un arco monumental de una puerta flanqueada por dos toros alados. 79 PIJOAN, José op. cit. 80 Bajo el régimen dictatorial los escultores, al igual que los escribas, eran ejecutantes dóciles de la propaganda oficial dirigida.

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-La guerra, es el tema que se representó con mayor frecuencia, ilustrándose con imágenes la misma ferocidad de que los reyes asirios hacen gala en sus escritos; así, el monarca a caballo o en su carro de guerra atraviesa paisajes en los que se amontonan las ejecuciones, las matanzas en masa y escenas de tortura; largas filas de poblaciones deportadas, con mujeres y niños, son conducidas por los soldados a los campos de concentración y a los trabajos forzados. “Sargón en Khorsabad y Senaquerib en Nínive parecen proclamar satisfechos “¡Ay de los vencidos!” en las inacabables escenas de carnicería y brutalidad. Assurnazirpal II en Kalakh hace ilustrar escenas que, además, describe con inscripciones como esta: “Levanté un pilar a la entrada de la ciudad para colgar los pellejos de los príncipes a los que hice arrancar la piel. Algunas pieles estaban en el pilar, otras colgadas de estacas a su alrededor. A Algunos rebeldes sólo los hice descuartizar”. “Unicamente Assurbanipal (del 668 al 631 antes de nuestra era) parece encontrar un placer en el descanso después de la batalla y no en la tortura de los prisioneros. En el palacio de Nínive hizo esculpir un relieve, ... que es famoso con el título de “EL reposo bajo la parra”. Eran los últimos tiempos del poder asirio, unos veinte años antes de la destrucción de Nínive, cuando Assurbanipal se hizo representar en el jardín, tendido en un lecho y con una copa en la mano. Junto a él, sentada en un trono, la reina escucha el relato de sus hazañas. Se trata de una de las rarísimas representaciones de mujeres asirias que existen. Todo parece sugerir tranquilidad: árboles frondosos, racimos colgando del emparrado, pájaros, música dulce y servidores atentos. Sin embargo, un poco más allá cuelga de un árbol la cabeza ensangrentada del rey de Elam.”81 - La caza fue otro tema muy recurrido, posiblemente porque era el mejor entrenamiento para la guerra, siendo ejemplos notables los relieves de Kalakh en los que Assurnazirpal II caza leones y toros, tirando al arco desde su carro de guerra; en Khorsabad el que representa a un joven príncipe, posiblemente el que sería el terrible Senaquerib, hijo de Sargón, cazando pájaros en el bosque y acompañado de su halconero; en Nínive aparecen escenas en los que Assurbanipal caza leones a caballo o desde su carro, grandes frisos en los que sobresalen por su maestría en el arte “la leona herida”, “el león agonizante” y “la leona en el bosque”. - Las ceremonias religiosas, en las que los reyes con frecuencia aparecen oficiando como sumos sacerdotes; Assurnazirpal II se hizo representar repetidamente en monumentales relieves que adornaban su palacio de Kalakh, con figuras de tamaño superior al natural, ofreciendo un cáliz a la divinidad y asistido por eunucos lujosamente ataviados, que sostienen sus armas. Gran número de relieves asirios muestran todavía la idea de un rito mágico para la fecundidad, como supervivencias del rito que fue de primordial devoción de los sumerios82, de los que dependía la abundancia en las cosechas. En otros relieves aparecen el monarca y su ecónomo portando máscaras de buitre, para identificarse con el principio divino fecundador y tocando con una piña, idéntica al racimo de la flor masculina de la palmera, un árbol estilizado de troncos con ramas curvas y plegadas del que se proyectaban flores abiertas de la palmera hembra.83 Realizaron relieves en marfil que decoraban el mobiliario y diversos objetos de tocador, representándose también en ellos escenas de caza y de guerra, genios femeninos, la vaca amamantando a su becerro y figuras de mujeres. 81

PIJOAN, José op. cit. La de propiciar la lluvia en tiempos de sequía, o conjurar los diluvios en épocas de lluvias torrenciales. 83 El significado de estos gestos rituales se generalizó posteriormente, tocando con la misma flor-racimo a personas o cosas, como para bendecirlas y augurarles buena fortuna, o asegurar la fuerza, salud y poder. 82

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En bronce realizaron pequeñas representaciones demoníacas, algunas de las cuales tenían anillos para ser colgadas del cuello, pues posiblemente los demonios no atacaban a los que eran sus devotos; destacan entre estos seres Pazuzu, y Labartu con cara de león, existiendo exorcismos y encantamientos para combatirlos. La obra maestra asiria de los broncistas son las puertas de Imgur-Bel84, realizadas por encargo de Salmanasar III y completadas por Assurnazirpal II; muestran una larguísima serie de bandas horizontales con figuras e inscripciones que narrar con un detalle extraordinario las campañas militares de estos monarcas a través de varios países, las batallas, los tratos con los embajadores, los momentos de descanso del ejército, los asaltos de las ciudades amuralladas y una variedad de suplicios aplicados a los vencidos, que son despellejados, empalados, descuartizados, decapitados, mientras su ciudad es arrasada por el fuego. Para evitar el desgaste del suelo en las construcciones asirias, imprescindiblemente se realiza con un pavimento calcáreo, presentando en el centro de cada patio un agujero de desagüe, comunicado con las cloacas que atraviesan el macizo. Generalmente, los edificios tenían un solo piso, aunque en algunos relieves aparecen representados palacios con una galería superior sostenida mediante columnitas bajas, a manera de loggia o mirador que corona la construcción. Los edificios privados, construidos con arcilla sin cocer, se deshicieron con el tiempo; las calles de Khorsabad, que se cruzaban en ángulo recto, se reconocen sólo por el pavimento de bloques calcáreos; las calzadas empedradas se prolongaban al exterior de la ciudad con los caminos militares que cubrían toda Asiria. A finales del siglo VII a. de C. “el gigante con pies de barro”, como llama la Biblia al Imperio Asirio, comienza a decaer y por los crueles sistemas de dominación que empleó, los pueblos sometidos se sublevaron; los medos, los escitas, los vasallos del Asia Menor y los caldeos de Babilonia se levantaron contra el rey asirio. Finalmente Ciaxares, rey de Media, y Nabopolasar, príncipe de Babilonia, atacan a Nínive, la capital asiria donde residía Saraco, último de los reyes asirios; la ciudad es tomada, el monarca muere en su palacio abrasado por las llamas, sucumbiendo definitivamente el Imperio asirio en el 612 a. de C. SEGUNDO IMPERIO BABILÓNICO o Neobabilónico. Con la decadencia de Asiria llega el Segundo Imperio Babilónico, cuya capital se instauró sobre las ruinas de la antigua ciudad de Hammurabi, destruida por Senaquerib, sucediéndose en el trono de Babilonia seis reyes, hasta que ochenta y ocho años después la ciudad fue incendiada y destruida definitivamente por los persas de Ciro. Caída Nínive, los dos soberanos vencedores se reparten los territorios asirios: a Ciaxares de Media le correspondió la Mesopotamia Oriental y el Asia Menor; a Nabopolasar de Babilonia la Mesopotamia Occidental, Siria y el Elam territorios donde creará un gran reino con capital en Babilonia, desarrollándose el momento final, histórico y cultural del mundo mesopotámico, la etapa Neobabilónica85, que termina con el empuje de tribus provenientes de Irán, los persas, y la 84

La actual Balawat. Nabucodonosor (604-562 a. de C.), Awel-Marduk (562-560), Neriglisar (560-555) y Nabonid (554-539) llevaron a grandes cumbres al Imperio. 85

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conquista definitiva de Ciro, emperador del Irán en el 539 a. de C., desapareciendo el único imperio que los pueblos de la raza semita pura consiguieron fundar, concluyendo con éste el primer ciclo cultural mesopotámico, hacia el siglo VI a. de C. El momento cumbre del Segundo Imperio Babilónico fue el reinado de Nabucodonosor, el segundo de sus reyes, siendo su obra mas espectacular la grandiosa reconstrucción de Babilonia, una magnífica y esplendorosa ciudad, de enorme vida social, cultural y religiosa. Formaba un rectángulo irregular rodeado por una muralla formada por dos muros paralelos de ladrillo, de más de siete metros de ancho y el espacio de doce metros que los separaba habían sido rellenados de tierra en toda su altura; a cada cincuenta metros una torre reforzaba el recinto, habiendo calculado Koldewey86 la existencia de trescientos cincuenta torres, lo que constituye la mayor obra de fortificación nunca vista; además tenía un pozo profundo lleno de agua. Babilonia estaba atravesada aproximadamente en su mitad por el río Éufrates que la dividía en Ciudad Antigua y Nueva, secciones que estaban comunicadas por un puente sobre el río. La Ciudad Antigua albergaba el Palacio Real, el Santuario del dios Marduk, la dependencias administrativas y oficiales; por ella corría la suntuosa Vía de las Procesiones, calle cuyos muros estaban decorados con relieves vidriados y que, pasando ante el Santuario y el Palacio, salía fuera de la muralla a través de la puerta principal de la ciudad, la Puerta de Isthar, una enorme fortificación con una altura aproximada de 12 metros, concebida a base de dos torreones cuadrangulares y un arco central de medio punto, toda ella recubierta por ladrillos vidriados y moldeados con las figuras de animales sagrados. En el arranque de la Vía de las Procesiones, al exterior de la puerta, los muros estaban decorados con las figuras de ciento veinte leones con las fauces abiertas, cada uno de más de dos metros, de color blanco, amarillo y rojo, en tanto que sobre la Puerta de Ishtar se representaron toros y dragones, que con los mismos colores resaltaban sobre los muros en azul oscuro. “Este impresionante conjunto de animales sagrados y fabulosos formaban un terrible cortejo que debía inspirar al enemigo un sentimiento de angustia.”87 Esta avenida procesional, que atravesaba la ciudad, culminaba en el santuario del dios Marduk con su gran zigurat, la Torre de Babel citada por la Biblia; fue en esta época el templo principal, siendo una enorme zigurat, la E-temen-an-ki o Casa de la Creación del Cielo y la Tierra, una torre escalonada con planta cuadrada de 90 metros por lado y conformada por siete pisos que coronaba un templo situado en la cima, a 90 metros de altura; el primer cuerpo alcanzaba los 33 metros de altura, calculando Koldewey que debieron emplearse ochenta y cinco millones de ladrillos para levantar esta construcción gigantesca. Presentaba dos construcciones cuadrangulares a sus pies, las Esangilas o Casas de la Ascensión Principal. El santuario seguía el mismo tipo de construcción neosumerio; el templo de Bel-Marduk era doble y comprendía un edificio que agrupaba los santuarios del dios y de su corte divina. Un muro que rodeaba todo el perímetro, llevando adosadas por su interior toda la serie de dependencias necesarias para el culto y vivienda de los sacerdotes. El palacio real era una verdadera ciudad, que Nabucodonosor no cesó de engrandecer hasta el 86

Arqueólogo alemán que encontró Babilonia, tras remover masas de tierra de doce y a menudo de veinticuatro metros de altura durante diecisiete años. 87 PIJOAN, José op. cit.

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fin de su reinado; contaba con cinco grandes patios enlazados entre sí por grandes puertas monumentales, patios que permitían el acceso a otras tantas salas de enormes proporciones; en el patio central se abría el Salón del Trono, la cámara mayor de este gigantesco edificio, de 52 metros de largo por 17 de anchura, cuyas paredes en el sentido longitudinal tenían un espesor de 6 metros, lo que hace suponer que sostenían una bóveda. Esta inmensa sala presentaba al fondo un enorme nicho donde se encontraba el sitial imperial; al estar el nicho y las paredes cubiertos por mosaicos esmaltados, de temática animal y vegetal, la figura del soberano resaltaba como símbolo de la vida que eran plantas y animales. Posiblemente este patio servía para realizar allí las ceremonias, “... como sugiere su rica decoración mural de cerámica vidriada que reviste las cuatro paredes como un permanente tapiz de maravillosos dibujos verdes y azules, de un esplendor frío extraño, bárbaro.”88 En el ángulo nordeste del palacio, apoyado en la famosa Puerta de Ishtar, se encontraba la única obra en piedra de toda la ciudad, los famosos jardines colgantes de Babilonia, mandados construir por Nabucodonosor para su esposa de origen medo; eran unas construcciones alargadas y escalonadas sobre las que se plantaron todo tipo de plantas y árboles exóticos89; sus frondas sobresalían por encima de las murallas siendo visibles desde la Puerta de Isthar y desde la Vía de las Procesiones se percibía el aroma de las flores. Se desplantaban sobre una serie de construcciones abovedadas, donde se encontró un pozo con señales de haber tenido una máquina para elevar agua, semejante a una noria. De más pequeñas dimensiones, la Ciudad Nueva estaba conformada por los barrios de los ciudadanos, contando con los templos de Belit-Niná, el de Adab y el de Schamasch; era abastecida de agua por un canal que partía del Éufrates y la recorría de este a oeste. Los Neobabilonios no fueron grandes escultores, habiéndose encontrado en las ruinas del gran palacio algunas estatuas que procedían de otros pueblos, siendo allí montadas con fines exclusivamente decorativos; destaca entre ellas el León de Babilonia, procedente de Anatolia, un enorme monumento de basalto, que se ubicaba en uno de los patios del Palacio de Nabucodonosor; en sus volúmenes simplificados se representa a un león sometiendo a una figura humana entre sus patas, monumento que se ha interpretado como la fuerza del Imperio alzándose triunfal sobre el enemigo vencido. Babilonia, la Puerta de Dios, el Ombligo del Mundo, cierra el ciclo de las culturas mesopotámicas. CULTURAS ANATÓLICAS, SIRIAS Y DE LA MESETA DEL IRÁN LA CIVILIZACIÓN HITITA El Asia Menor, en gran parte ocupada por la meseta anatolia, fue también desde tiempos remotos la cuna de una “revolución neolítita”, en este caso de una gran originalidad en relación con el resto del Oriente. Hacia el 6500 a. de C. en la llanura de Konya, Catal Hüyük cobró por su amplitud el aspecto de una ciudad.90 Las casas, apretujadas las unas con las otras, carecían de puerta accediéndose a ellas por el 88

PIJOAN, José op. cit. Constituyendo un enorme y aéreo jardín botánico, como no existió otro en la antigüedad. 90 Denominación que debe reservarse a hábitats que poseen una organización social y administrativa específica, algo entonces impensable, según Amiet. 89

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tejado; estaban decoradas con pinturas policromas y con relieves de barro modelado que representaban fieras y “diosas”; también aparecían integrados en la decoración cráneos modelados de toros. Tras la destrucción de este asentamiento, hacia el año 5700 a. de C., se fundó más al oeste la población de Hacilar, de carácter muy diferente, pueblo de alfareros que realizaron vasos de rica decoración pintada, e ídolos dotados de una excepcional libertad de actitudes en su representación de la “diosa-madre”, vinculada a un compañero masculino que puede aparecer como esposo o niño, o a veces un animal estrechado en sus brazos como a un niño. “Es curioso que se abortara este esplendor tan prometedor, pues con posterioridad a la destrucción de Hacilar no parece que siguiera un curso regular el desarrollo de la civilización. Encontramos un renacimiento hacia el tercer milenio, en la época de la fundación de Troya en la costa Egea, cuando la meseta está compartimentada en una serie de culturas mas o menos independientes.”91 Las ricas tumbas reales de Alaka pueden atribuirse a invasores llegados a Anatolia hacia el 2400 a. de C. antecesores de los hititas indoeuropeos; en estas tumbas, una estructura de vigas albergaba la camilla del difunto que aparece flanqueada por “estandartes” de bronce en forma de animales o de planchas caladas.92 Un factor decisivo en la integración del país con el resto del Próximo Oriente fue la llegada de los mercaderes asirios, quienes organizaron el tráfico con los pequeños reinos anatolios en los siglos XX y XIX a. de C., mercaderes que estaban organizados en comunidades que recibían la denominación de karum, “muelle”, ubicadas en los límites de las aglomeraciones autóctonas, cuyo mejor ejemplo es Kültepe.93 A finales del III milenio a. de C. llega a Anatolia un gran contingente de indoeuropeos, posiblemente procedentes de las estepas de Europa, después de dominar a los nativos crea un núcleo de poder en las regiones centrales anatolias y establece su centro de poder en la ciudad de Hattusas o Hatti.94 Las colonias asirias se abandonaron hacia fines del siglo XVIII, debido a las guerras que marcaron el nacimiento del Imperio Hitita.95 El desarrollo histórico y cultural hitita presenta dos momentos: - El Imperio Antiguo Hitita que dura hasta el 1420 a. de C. A comienzos del II milenio, tras la labor centralizadora del rey o caudillo Phitana de Anatolia, el primer gran monarca hitita fue Anitta, quien proclamándose Gran Rey de Hattusas, inició una política expansionista encaminada hacia el dominio de Siria. El Imperio Antiguo de Hattusas fue un período de establecimiento, conquista, expansión y organización, del que pocas manifestaciones artísticas se conservan. 91

AMIET, Pierre op. cit. De esas tumbas procede el primer puñal conocido, realizado en hierro sacado de la tierra, en oposición al hierro de origen meteorítico. 93 La antigua Kanish, cerca de Kayseri. 94 De donde vendrá el nombre de hititas, hetitas o khatti, con el que este contingente, organizado en un fuerte Imperio que fue conocido por los egipcios, mesopotámicos, fenicios y otras civilizaciones del Próximo y Medio Oriente. 95 Este imperio tardó en encontrar su equilibrio, y todavía en el siglo XV a. de C. su arte dependía considerablemente del de Siria, como lo indican los pequeños bronces que representan a dioses y en los cilindrossello, siendo el más representativo el dios de la Tempestad, Teshub, avanzando en su carro hacia la gran diosa que abre su vestido para que la fecunde la lluvia que trae el dios. 92

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Tenían la creencia en la Gran Pareja compuesta por el dios de la Tempestad y la diosa de la Fertilidad, a cuyo alrededor giraban divinidades menores como Yarris, Señor del Arco, quien sembraba la destrucción entre los enemigos; Isthar, diosa de la guerra y del amor; y Telepinu, divinidad de la vegetación. Las ruinas de la ciudad hitita de Kanish96 están conformadas por edificios monumentales enteramente construidos en piedra. - Entre el 1420 y el 1200 a. de C. se desarrolla el gran período hitita, el momento imperialista por antonomasia que comienza con el reinado de Suppiluliuma, el soberano más importante de toda la historia hitita. Los reyes hititas no pudieron garantizar la cohesión de su diverso Imperio hasta el siglo XIV a. de C. cuando entraron en rivalidad con los egipcios por el dominio de Siria, encrucijada de las rutas del Próximo Oriente; patrocinaron un arte imperial creado a base de recurrir a artistas extranjeros. Se amplió su capital Hattusas97, en el centro de la altiplanicie del Asia Menor; la ciudad estaba rodeada por una doble muralla, siendo más baja la delantera, ambas reforzadas por torreones cuadrangulares almenados; dentro del recinto, otras murallas dividían la ciudad en serie de zonas que podían ser defendidas en caso de que un posible enemigo hubiese podido atravesar el doble muro exterior. Las puertas que se abrían en tales murallas formaban un falso arco parabólico, “en cuyos monolitos inferiores solían labrarse unos altorrelieves avanzantes, bien con representaciones de leones, bien con esfinges femeninas.”98 La mejor conservada de ellas es la llamada Puerta de los Leones. La acrópolis de Hattusas estaba sobre la colina de Büyük-kale, que albergaba un conjunto de edificios adaptados a sus funciones específicas y redistribuidos en torno a patios porticados, el palacio real cuya sala del trono tenía columnas de madera definían un amplio espacio interior; biblioteca y un edificio cuya puerta, precedida por un pórtico, estaba enmarcada por dos torres; dependencias para el ejército y edificios para la administración del Imperio. En muchos aspectos esta arquitectura es la antecesora de la que se desarrolló después en la meseta irania. La acrópolis estaba rodeada por un fortísimo amurallamiento ciclópeo, con bastiones salientes y dominando toda la ciudad; estas murallas se hallaba horadado por puertas cubiertas por tejados en saledizo, con las jambas monolíticas esculpidas en parte en bajorrelieve y en parte en altorrelieve.99Una de sus puertas estaba guardada por un dios guerrero, esculpido en relieve muy vigoroso sobre una de las jambas. Entre los cinco templos con que contaba Hattusas, sobresale el dedicado al Dios del Tiempo del Cielo100, conformado por un anillo o recinto de dependencias rectangulares, entre las que estaba la biblioteca del santuario, y un núcleo central rodeado de calles enlosadas; es un amplio patio rodeado por pequeñas celdas, que pueden haber sido el habitáculo de los sacerdotes, rematado 96

Para algunos arqueólogos es la ciudadela de Nesa, fundada por el propio rey Anitta. Actual Boghaz Kevi. 98 DE OLAGUER-FELIÚ Y ALONSO, Fernando op. cit. 99 Cuyo origen es sirio y retomado por los asirios. 100 De 160 por 130 metros. 97

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por una capilla rectangular, el “adytun”, donde se alzaba sobre un pedestal la escultura del dios tutelar, flanqueada por pequeñas capillas que alojaban el tesoro del templo. En este núcleo central se celebraban los rituales, que muchas veces eran presididos por el propio rey, consistentes en ofrendas diarias de alimentos y bebidas, en ceremonias de purificación y sobretodo en ritos mágicos y prácticas adivinatorias, sin duda inspiradas en la religión mesopotámica. La gran capital hitita disponía, a 2 kilómetros de distancia hacia el norte, de un gran santuario rupestre, el de Yazilikaya o de Los Mil Dioses del País de Hatti, donde la totalidad de las divinidades de su panteón y algunos de sus más gloriosos reyes recibían culto y ofrendas de todos los habitantes del país, que acudían anualmente en peregrinaciones. La doble garganta rocosa de paredes verticales de Yasilikaya se convirtió en Santuario al aire libre tras cerrarla con un templo precedido por un propileo; se labraron directamente sobre la roca dos cortejos de figuras divinas del panteón hurrita, cortejos que se reunían al fondo de la garganta principal de tal modo que se evocaban las nupcias de Teshub llevado por dioses-montaña, y de Hépat, de pie sobre una leona seguida del dios hijo. Entre las figuras se abrieron algunos grandes nichos que guardaban las urnas cinerarias de monarcas importantes, destacando en la garganta más estrecha el gran relieve del dios de la Tempestad, concediendo su protección al rey Tudhaliya IV, a tamaño más pequeño, tras el cual puede verse el nicho que contuvo sus cenizas. Otras muchas ciudades hititas se levantaron a lo largo y a lo ancho de Anatolia, Armenia y norte de Siria, las que fueron grandes centros urbanos fortificados no tan magníficos como Hattusas, tales como Sendschirli, Guzana hoy Tell-Halat, y Alaka-Húyük; de esta última ciudad destaca la Puerta de las Esfinges, en la cual los leones de las jambas se han trocado por representaciones de indudable influencia egipcia; también muestran relieves con el tema del águila bicéfala de alas incurvadas, iconografía puramente hitita que se ha identificado con el dios de la Tempestad, e incluso con el emblema heráldico del Imperio del país de Hatti. En ésta se observa por primera vez a personajes representados en verdadero perfil, unos sacerdotes que conducen a las víctimas, y a la cabeza de ellos el rey y la reina que ofician ante un toro encaramado en un altar, que simbolizaba al dios de la tempestad. El imperio hitita sucumbió a principios del siglo XII, sobreviviendo en el este del país algunos principados como en Malatya y en los confines de Siria, invadida por los arameos. Se desarrolló así en esta región un arte mixto mientras que en el siglo VIII a. de C. los frigios acondicionaron de modo grandioso su capital de Gordión. La supuesta tumba del rey Midas contenía como ajuar funerario un tesoro de bronce, emparentado con los de Urartu. Urartu, de población relacionada con los hurritas, se extendía en Armenia en torno al lago de Van y al monte Ararat. Desde el siglo IX al VI, sus reyes fueron los temibles adversarios de los asirios, a los que sobrevivieron una veintena de años. Centros económicos y bases militares, sus fortalezas comprendían grandes almacenes y albergaban templos de un esquema sencillo; eran pequeñas construcciones de una sala única cubierta al parecer por un tejado a cuatro aguas en el centro de un patio porticado. LAS CIVILIZACIONES DE LA MESETA DEL IRÁN Desde el II milenio a. de C. se asentaron en la región occidental del Irán unos pueblos de origen indoeuropeo que, tras expulsar a los nativos de raza amarilla de estas regiones, habitaban sus montañas y llanuras; llevaban una vida ruda, medio sedentaria y medio nómada. Desde un

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principio se hallaban divididos en dos grandes grupos, los medos en el norte y los persas ocupando el sur, ambos organizados en tribus y pequeños principados.101 Sargón II, rey de Asiria, en el siglo VIII a. de C., penetró con sus ejércitos en el occidente de la meseta iraní y, con las rígidas medidas propias de los asirios, convirtió a estos territorios en provincias del Imperio, pasando las tribus y principados medos y persas a depender de Assur en calidad de vasallos y sometidos; su sucesor, Senaquerib aflojó su tiranía sobre las regiones iraníes, al estar el Imperio Asirio, minado por la guerra civil, dando lugar a que los medos se unificasen en un solo reino y conformando un considerable ejército en alianza con los babilónicos, se sacudieron del yugo asirio, constituyendo el primer capítulo del Imperio persa, la mayor y la última gran civilización del Próximo Oriente. LOS MEDOS Dayoces (708-655 a. de C.), fue el que reunió todas las tribus del pueblo medo en un solo reino, estableciendo su capital en Ecbatana, “la rodeada por siete murallas”, cada una de ellas de un color diferente; promulgó una serie de leyes llevando a los medos a un alto grado de civilización. Ciaxares (633-594) arrasó Assur y Nínive terminando con el Imperio asirio. Ganaderos, metalurgistas, guerreros y religiosos, los medos comenzaron profesando cultos animistas, astrológicos y panteístas que, hacia el siglo VII a. de C.; mezclaron con una religión filosófica establecida por Zaratustra102, quien en su libro Zend-Aresta dejó consignados todos los preceptos y enseñanzas que integran el Mazdeísmo; según éste, existen dos grandes principios: - Ormuz o Ahura-Mazda, representación del bien y de la luz, bajo cuyas ordenes se encontraban los amschaspans, o genios del bien. - Ahriman o Angra-manyn, personificación del mal y de las tinieblas, que contaba con la ayuda de los devas o espíritus del mal. Constantemente Ormuz lucha contra Ahriman para salvar a los hombres para la cual necesita la ayuda de éstos; la lucha terminará con la derrota de Ahriman, mas sin la colaboración del hombre ni siquiera el dios del bien podría triunfar sobre la maldad de este mudo. Esta colaboración radica en cuatro puntos fundamentales: respetar la ley, conservar la pureza del alma, trabajar con empeño y cultivar la tierra, principio de toda riqueza. A Ormuz se le puede rendir culto sin necesidad de grandes y costosas edificaciones, sino tan solo rezando al fuego, símbolo de pureza moral, hecho que traerá consigo la carencia de templos o construcciones religiosas de aparato. Carentes de construcciones religiosas, la arquitectura meda se centra en obras civiles y prácticas; son alcázares de adobe desplantados sobre plataformas o podios, a cuyos pies se extendían pequeños núcleos urbanos protegidos por murallas con contrafuertes donde la mampostería y el adobe se alternaban; estos núcleos se completaban con un cementerio en sus proximidades, también rodeado por un muro, con tumbas de fosa y algunas principales con tapa de piedra en forma de tejado a dos aguas. Los ajuares funerarios que en ellas se han encontrado son numerosísimas, conformados fundamentalmente por piezas metálicas propias de guerreros, como armas, arreos de caballos, cascos. 101

Estos dos pueblos poseían elevados conocimientos en el trabajo de los metales y en el campo de la ganadería, habiendo llegado a la domesticación del búfalo y del carnero, a los que criaban en rebaños y de ahí la consideración que de ellos tenían sus vecinos, los asirios, de pueblos pastores y ganaderos. 102 Llamado Zoroastro por los griegos.

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Los más valiosos de estos ajuares pertenecen a la región de Luristán, zona de los Zagros Centrales, donde en vastos campos de tumbas de fosa se hallaron ajuares en bronce, una serie de adornos masculinos, frenos de caballos y escudos en los que la pantera y la cabra montés persa, el íbice103, aparecen constantemente representados, posiblemente en alusión a la fiereza y a la flexibilidad; a uno de estos ajuares pertenece un freno de caballo que presenta un musmón de enormes cuernos incurvados, con alas; y el umbro de un escudo, o placa central, muestra una sonriente y enigmática cabeza humana mirando al frente, y relieves de panteras rugientes en su contorno. Estas piezas fueron realizadas con la técnica “a la cera perdida.” Otro gran punto artístico de la creación meda lo conforman los pectorales de oro, como los pertenecientes al hallazgo de Ziwiye, región de Acerbaiján; unos de forma rectangular y otros semicirculares, divididos en registros que muestran toros alados flanqueando el árbol de la vida, carneros con mandilones entre sus patas, íbices y musmones, esfinges y grifos. EL ELAM En el Irán occidental, el hombre paleolítico en busca de su subsistencia por medio de la caza y la recolección, hará unos 50.000 años por lo menos que dejó objetos de sílex tallado, como testimonio de su pasado en esa región, encontrando en esa alta zona que bordea la llanura mesopotámica condiciones favorables para instalarse de manera semisedentaria, y después sedentaria al convertirse en agricultor y criador de especies salvajes de fácil domesticación y así, “Hace aproximadamente 10.000 años el hombre predador se hizo productor de su sustento, en el curso de una “revolución” que se conoce como neolítica y que fue muy lenta y progresiva, escalonándose a lo largo de varios milenios.”104 Hacia el año 7000 a. de C., en Ganj-e Dareh, el hombre tuvo la idea de fabricar ladrillos para edificar en vez de construir chozas, al descubrir que la arcilla, al cocerla, tenía la propiedad de que se endurecía, por lo que era adecuada también para modelarse en cómodos recipientes, naciendo así la cerámica, conocimiento que se difundió a partir del año 6000 a. de C. “Su superficie sería el soporte de una decoración en la que iban a encontrar expresión predilecta los artistas neolíticos o de tradición neolítica.”105 Los primeros alfareros se contentaron con hacer vasijas de formas sencillas, con una decoración geométrica poco elaborada, desarrollándose en la meseta a partir de la segunda mitad del quinto milenio, en Tepe Stalk, cerca de Kashan, y en el norte, en Ismailabad, una tradición más rica, con animales vigorosamente estilizados, con grandes y brillantes vasijas rojas pintadas en negro. En la llanura elamita, surgió la importante población de Choga-Mish y otras pequeñas aldeas, que por su posición fronteriza con los valles de Mesopotamia tuvieron recíprocas influencias, aunque conservando su originalidad. Hacia el año 4200 se fundó Susa en la alta llanura del Elam, situada en un contrafuerte montañoso que cierra el golfo Pérsico; fue la capital de un rico cantón cuyos habitantes establecieron muy estrechas relaciones con los de la meseta. Los alfareros susos realizaron espléndidas vasijas, donde la cabra montés de inmensa cornamenta aparecía reducida a sencillas formas geométricas, al lado de los galgos estilizados a lo largo y de zancudas estilizadas a lo alto “... una ornamentación abstracta o muy estilizada, maravillosamente equilibrada y 103

Es el animal patronímico del Irán, como lo era el león para Asiria, el dragón para Babilonia y el toro para Sumer. AMIET, Pierre op. cit. 105 AMIET, Pierre op. cit. 104

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armónica. Su perfección es tal que se ha dicho que, durante el cuarto milenio antes de nuestra era, Susa se convirtió en la Sèvres de la Antigüedad.”106 Los susos fundían hachas de cobre y grababan en sus sellos, al igual que sus vecinos nómadas de los valles de Luristán, las más antiguas figuras mitológicas destacando el “señor de los animales”, con cabeza y pelaje de cabra montés, personaje que estaba asociado a las serpientes. Aunque las construcciones de Susa fueron arrasadas por los reyes persas aqueménides para construir en ella sus palacios de verano107, conocemos que los susos construían sus templos sobre una enorme terraza de 10 metros de alto por 80 metros de largo, “... eran los muros con los que se renunciaba a las tradiciones neolíticas y se pasaba a la civilización urbana propiamente dicha. Con ese fin, se alejaron de sus hermanos de la meseta para asociarse a los sumerios de la ciudad de Uruk, en Mesopotamia, y adquirir como ellos su identidad histórica. Ese momento decisivo de la historia humana, que hacia mediados del cuarto milenio vio el nacimiento del estado formalmente organizado, está marcado por la elaboración de una contabilidad destinada a la gestión de una considerable riqueza. Y la contabilidad desembarcó en la invención capital de la escritura.”108 Los susos se complacieron en representar en su arte la evocación de su vida cotidiana, la caza, la agricultura y la ganadería, y después el entrojamiento de las cosechas, la fabricación de pan y de tejidos, junto a bellos edificios dotados a veces de un piso, y a la guerra. El arte era el mismo que en Uruk, pero la inspiración era diferente, menos religiosa; no obstante, tanto en Susa como en Uruk aparece un personaje reconocible en sus funciones de jefe militar y de oficiante religioso, un rey-sacerdote, soberano de un estado centralizado en el que, sin embargo, había sitio para la iniciativa privada. Mercaderes susos fueron los que partieron a la conquista de salidas comerciales y llegaron a la futura Media, a Godin Tepe, donde construyeron una pequeña fortaleza que dominaba una aldea indígena. Llegaron incluso más allá, a Tepe Sialk. A principios del segundo milenio los acaudalados de Susa habitaban casas concebidas como palacios y se hacían enterrar en panteones junto a su retrato con sorprendente vigor. Al gran dios de Anshan, entronizado sobre una serpiente, se le veneraba al aire libre, en altos parajes rupestres. El resto arquitectónico más importante es un fragmento de muro de ladrillos moldeados con relieves que representa a una divinidad cuya mitad inferior es el cuerpo de un toro, frente a una palmera estilizada, dios-toro que parece estar realizando la fecundación artificial de la palmera con la espiga masculina.109 La técnica de los ladrillos modelados procede de la inventada por los kassitas, heredada por los arquitectos neobabilonios y posteriormente por los persas aqueménides. En la escultura de Susa de la época elamita destaca la gran estatua de bronce de la reina NapirAsu, esposa de Untash-Huban, figura que pesa cerca de 1800 kilos; va vestida con una falda 106

PIJOAN, José op. cit. Ya que su capital de Persépolis, en las montañas, era demasiado fría y a menudo cubierta de nieve. 108 AMIET, Pierre op. cit. 109 Se trata de la más antigua representación de la ceremonia que después será tan frecuente en los relieves asirios. 107

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acampanada que termina con flecos y una túnica ceñida que moldea su torso juvenil, destacando en esta pieza sus bellas manos cruzadas. Entre los diversos bronces elamitas, que datan de la segunda mitad del segundo milenio a. de C., destaca la tabla de Sit-Shamshi, que parece resumir un ritual del Elam antiguo: “Los zigurats recuerdan el arte mesopotámico, el bosque sagrado alude a la devoción semita por el árbol verde, la tinaja trae a la mente el “mar de bronce.””110; los dos hombres desnudos y en cuclillas hacen su ablución para celebrar la salida del Sol. Una inscripción que lleva el nombre del rey Silhak-in-Shushinak permite datarla en el siglo XII a. de C. En el siglo XVIII a. de C. el rey Untash Nipirisha111 proporcionó un esplendor arquitectónico al Elam, fundando no lejos de Susa la ciudad áulica llamada actualmente Choga-Zambil; estaba dominada por un gran templo, que luego fue transformado en una zigurat de cinco pisos, de una altura probable de 54 metros y decorada con ladrillos esmaltados.112 La zigurat estaba rodeada por una muralla exterior de 1200 por 800 metros y por otra interior de 400 por 400 metros en la que se abrían siete puertas, junto a las que había parejas de animales; lo más interesante de esta zigurat es que no era totalmente maciza, presentando multitud de cámaras en las que se amontonaban clavos y placas de barro cocido, que después se tapiaban. Posiblemente en este lugar había huertas para el sustento de los sacerdotes del templo y del rey su corte y su servidumbre que se albergaban en un gran palacio junto a la zigurat. En el Irán Occidental, la ciudadela de Ha Sanlu estaba conformada por residencias cuya sala principal tenía el techo sostenido por dos filas de columnas de madera; en el siglo XI recibieron un pórtico de columnas inspirado en el de los palacios sirios. Los principios de esta arquitectura los adoptaron los emigrantes medos, cuya presencia se advierte por primera vez en esta misma época; su “nido de águilas” de Nush-i Jan comprendía un palacio de columnas, un almacén fortificado y un templo del fuego. En Godin Tepe se edificó un palacio más grande, con una sala de columnas de 25 metros de lado, palacio que está considerado como el antecedente de los de Pasagarda. A finales del siglo VIII los elamitas restauraron su reino; sentían inclinación para decorar sus edificios por el esmalte policromado. Fueron aplastados por los asirios en el año 646 a. de C. En el interior de su país, en Izeh (Malamir), un príncipe elamita hizo esculpir relieves rupestres que dan testimonio de la probable presencia de emigrantes persas. Eran gente que había encontrado en el país de Ansham, el actual Faristán, su tierra prometida, donde Ciro II, rey de los persas, abatió sucesivamente a los medos, a los libios y a los babilonios, creando un imperio más vasto que ningún otro, con ambiciones universalistas servidas por una hábil benevolencia que era generadora de paz. IMPERIO PERSA AQUEMÉNIDE “La caída inesperada de Nínive, el año 612 antes de nuestra era, aniquiló en un momento el poder de Asiria, concentrado exclusivamente en la capital. Pero el mundo oriental no podía vivir sin un señor. De momento, Babilonia y Egipto restauraron sus antiguos imperios, ... hubo un verdadero renacimiento artístico babilónico en tiempos de Nabucodonosor y ... en el valle 110

PIJOAN, José op. cit. Para otros historiadores Untash-Huban. 112 En Choga-Zambil no se han encontrado ninguna decoración mural con ladrillos moldeados. 111

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del Nilo tuvo lugar la restauración del arte nacional por los príncipes saítas. Pronto el recuerdo de Nínive debía despertar las ambiciones del más fuerte. Este nuevo señor, el Gran Rey, habitaría en las altas montañas del Irán, que cierra la Mesopotamia y por el Sur se extienden hasta el océano Indico.”113 En los territorios del sur los persas dan comienzo a su imperio, donde se hallaban instalados todavía sometidos a los medos; desde la subida al trono de Astiajes habían cobrado gran fuerza a costa de una reorganización a que los había sometido su rey Cambises I.114 Ciro destrona a Astiajes en el 550 a. de C., y en la propia Ecbatana, haciendo uso de la herencia materna, se corona como emperador de los medos y de los persas, comenzando la gran etapa del Imperio Aqueménide, en la que Persia alcanzará la potencialidad suprema en todo el mundo antiguo del Próximo Oriente115, imperio que termina en el 330 a. de C. cuando Alejandro de Macedonia derrotó a su último emperador, Darío II. Realizadores de una gran arquitectura monumental, como lo muestran los vestigios arqueológicos de Pasagarda116, donde Ciro el Grande mandó levantar el primer gran conjunto palaciego y cortesano del Imperio Aqueménide. Ciro convirtió a Ecbatana, la primitiva residencia de los reyes medos, en la primera capital de su Imperio. Polibio describió así el Palacio Real: “Aunque todo él haya sido construido de cedro o de ciprés en ninguna parte aparece la madera al descubierto; columnas, frisos y techos todo está cubierto de metal; el oro y la plata brillaban por todos lados, hasta las tejas eran también plateadas.” Posteriormente, Ciro traslada la capital imperial a su ciudad natal, Pasagarda, ubicada en una estrecha llanura rodeada de abruptas montañas con desfiladeros fáciles de defender por cada lado. Rodeaba a los edificios palaciegos un gigantesco parque plagado de animales y variada vegetación, los llamados paradeisos por los griegos, donde se organizaban batidas de caza en las que el rey, la familia imperial y los grandes dignatarios se entregaban libremente a ejercicios cinegéticos; aislando dentro de un muro, este parque era privado de la realeza que así, hasta en sus actividades al aire libre, se encontraba separada del pueblo. La entrada al paradeisos se realizaba a través de una puerta monumental flanqueada por dos toros alados, como los de los edificios asirios. En el centro de este parque se levantaba la gran masa del palacio, que quedaba perfectamente estructurado en tres partes fundamentales, primero, un gran pórtico a través del cual se llegaba a 113

PIJOAN, José op. cit. Perteneciente a la dinastía de los Aqueménides, la principal familia persa-iránica que, en realidad, llevaba rigiendo esta parte sur de la meseta desde principios del siglo VII a. de C.. Cambises I se casa con una hija de Astiajes y del matrimonio nace Ciro, quien sube al trono de Persia por herencia paterna. 115 Ciro conquistó Babilonia en el 539 a. de C.; su hijo Cambises, en 525, dominó de nuevo a Egipto; los Estados marítimos de la Grecia asiática fueron satrapías persas; en tiempos de Darío, Fenicia transmitió su soberanía marítima a Persia y por primera vez los ejércitos asiáticos atravesaron los pasos del mar que separaban Asia de Europa. Darío organiza todo este inmenso poderío territorial con su división de 31 satrapías o provincias, la construcción de carreteras que pusiesen en contacto todas ellas y el establecimiento de guarniciones en lugares estratégicos para asegurar el mantenimiento de la paz en todas las regiones del Imperio. 116 Al sur de Persia, lugar de donde era originaria la familia de Ciro el Grande. 114

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una explanada descubierta donde la escolta del monarca montaba guardia permanente; luego, la Sala de Audiencias o parte oficial, donde el emperador en su trono recibía a embajadores y legatarios, y donde se celebraban las grandes fiestas cortesanas; constituía un enorme salón en el centro del cual se elevaban 8 columnas de unos 12 metros en las que se pautan las formas de la columna persa, con capitel formado por doble fila de volutas y dos torsos de toros arrodillados; de lo alto de estas columnas se colgaban tapices y alfombras, que originaban una distinta distribución del gran salón que da lugar al sistema denominado de apadana, característico de los palacios persas. Finalmente, tras la Sala de Audiencias, tras otra explanada se extendía la parte privada del palacio, el lugar de residencia del rey y de su familia y al que únicamente los muy allegados o personalidades del Imperio tenían acceso; constaba de largos pórticos columnarios con una gran sala central flanqueada por habitaciones más pequeñas. Todas estas partes se erigían sobre un enorme podio de piedra, al que se accedía por rampas y escalinatas de aparato, simbolizando que la morada del emperador se encontraba elevada sobre la tierra marcando su superioridad sobre el pueblo. Para sus construcciones de Pasagarda, Ciro recurrió a canteros jonios, que introdujeron la técnica y los modelos arquitectónicos griegos especialmente sobre toro y estilóbato. No obstante, la concepción de los palacios de Ciro siguió siendo fundamentalmente irania con sus salas y pórticos de columnas y con una decoración cuyo eclecticismo reflejaba la voluntad de realizar una síntesis de las tradiciones elaboradas en el viejo mundo asiático. El conjunto de Pasagarda se completaba con un recinto sagrado, un poco más apartado del palacio, en pleno bosque; consistía en una terraza de seis escalones sobre la que se alzaban varias aras para el fuego sagrado. En las proximidades de esta zona se levantó a la muerte de Ciro su tumba, consistente en forma de casa con tejado a dos aguas y sobre un pedestal escalonado117, cuya altura total no sobrepasa los 11 metros. Su forma procede de la estructura de la forma originaria de la cabaña persa, que, magnificada en tamaño y enriquecida al hacerse de piedra, unifica el doble simbolismo del origen del pueblo iranio y la morada final de su gran enaltecedor. En su interior, la cámara tenía sólo unos tres metros de lado y es-taba cubierta por un techo plano por dentro, en tanto que al exterior es de dos aguas, realizado en piedra; la puerta de acceso era doble, dispuesta ingeniosamente para que no pudiera entrar más que una persona, y aun cerrando tras sí la primera puerta, pues de lo contrario no podía abrir la segunda. En este recinto, con un pórtico, se depositó el cadáver momificado del emperador, y en sus paredes se colgaron tejidos preciosos, acompañando al cadáver un rico ajuar funerario. Pasagarda fue abandonada como residencia real y capital del Imperio a partir del reinado de Darío I, convirtiéndose en ciudad santa donde se hacían ofrendas al fundador del Imperio, e inclusive a ella acudían los emperadores para el rito de la coronación. La capital se trasladó a Susa118, situada en la pendiente de las montañas persas, tan cercanas aún 117

Esta estructura funeraria es excepcional en el mundo persa. Una de las ciudades más antiguas de la antigua Asia; fue la primera capital del Elam, anterior a la hegemonía mesopotámica, dominada sucesivamente por Caldea y por Asiria, ocupada por los persas en sus primeras campañas de expansión y renaciendo de nuevo al ser erigida en capital del Imperio. 118

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para ofrecerle toda clase de seguridades y, al mismo tiempo, en una ubicación geográfica más céntrica para dirigir desde ella el gobierno de las provincias de Asia y mantener relaciones diplomáticas con Egipto y Grecia; aquí fue donde Darío I erigió una “prepotente urbe”119 coronada por un palacio, donde radicaba la administración efectiva del Imperio120. En su construcción se empleó madera del Líbano, oro de Sardes, turquesas de Jorasmia, cornalinas de Sogdiana, cobre, plata y lapislázuli de Egipto y gran cantidad de piedras procedentes de las canteras de Abiradus; trabajaron en sus obras canteros jonios, orfebres egipcios y maestros albañiles babilónicos. Al palacio se accedía desde la ciudad por una puerta monumental, enmarcada por estatuas colosales del rey, tallas que se realizaron probablemente en Egipto. El palacio yuxtaponía dos edificios de diferente tradición, la apadana, sala de columnas específicamente irania, semejante a la Persépolis, y el palacio propiamente dicho, que retomaba las disposiciones adoptadas dos siglos antes por Senaquerib en Nínive, y después por los reyes de Babilonia. Este edificio de adobe llevaba un revestimiento de ladrillos esmaltados policromos, donde se evocaba al ejército persa y a animales reales o imaginarios en función de aterradores guardianes. Los capiteles del Salón de Audiencias, realizados en mármol gris, medían casi 6 metros; los frisos que decoraban el interior de la residencia real muestran relieves escalonados sobre ladrillo que representan procesiones de animales, reales como en el Friso de los Leones, o fantásticos como el Friso de los Grifos, motivos, sin duda, inspirados en la Puerta de Ishtar de Babilonia; el más famoso de estos frisos, el más espléndido ejemplar de la cerámica vidriada antigua, es el de los Arqueros Reales, los llamados Inmortales121; en hileras de aproximadamente un metro y medio de altitud se representaron soldados ricamente vestidos, tocados y enjoyados, portando sobre el hombro arco y carcaj, mientras con sus dos manos presentan las altas lanzas en gesto de saludo y respeto; los ladrillos esmaltados muestran fuertes contrastes cromáticos en los que alternan los naranjas, azules y verdes. “Las columnas compuestas ilustran el sincretismo deseado ya por Ciro, con una imposta de dos toros, viejo símbolo de la fertilidad entre los sumerios y los elamitas, después un elemento de volutas tomado del arte de Levante y un elemento palmiforme tomado de Egipto, todo ello sobre un fuste acanalado procedente de Jonia y una basa campaniforme que es una adaptación original de modelos egipcios.”122 Aunque parece una síntesis de elementos retomados de otras culturas, la columna persa no tiene precedentes en ningún otro estilo, siendo más alta y esbelta que la egipcia, cuyas proporciones indican acaso un primer origen de un soporte de madera; su basa es de forma acampanada, como una enorme flor invertida, sin precedentes en Asia y Egipto; su fuste estriado, presenta mayor número de estrías que en la columna griega; es originalísimo el conjunto de volutas combinadas, y ni qué decir del capitel formado por los dos toros, que sirven de cartelas para sostener las vigas de madera de la cubierta, en el espacio que media del cuello a las grupas.

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DE OLAGUER-FELIÚ, Fernando op. cit. Es casi impropio llamar imperio al régimen persa, ya que los gobernadores o sátrapas disfrutaban de la mayor autonomía y dejaban a los gobernantes en libertad de continuar viviendo según sus costumbres atávicas. 121 El cuerpo del ejército persa formado por 10 mil soldados equipados con arco, flechas y lanza que, hasta finales del Imperio, constituyeron el núcleo más poderoso y mejor entrenado de todo el potencial bélico aqueménide y que, además, ejercían las funciones de guardia personal del emperador. 122 AMIET, Pierre op. cit. 120

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Aunque Darío I trasladó la capital imperial a Persépolis, Susa fungía como tal durante el invierno, al trasladarse a ella duran-te este período el rey con toda su corte. El arte persa “tomó su segundo aliento”, el definitivo, con Darío I (521-475), que también se instaló en una ancha llanura de Faristán123, en Persépolis, ciudad-palacio que tuvo mayor riqueza y suntuosidad que las anteriores capitales persas, obra que tras las ampliaciones de Jerjes y Artajerjes no tiene paralelo en todo el Próximo Oriente. Aunque iniciada por Darío, la construcción de la ciudad fue esencialmente obra de su hijo Jerjes. Se extendía sobre la llanura de Marv Dasht, con la ciudadela construida sobre una terraza adosada a la montaña. Estaba concebida esta ciudadela a la manera de los palacios asirios, con una parte anterior, la “pública”, y otra posterior, que era la “privada”. Dominaba la primera el palacio llamado apadana, por analogía con el así llamado de Susa. Edificado sobre una terraza de 112 metros de lado, flanqueaban al palacio cuatro torres que albergaban en su interior escaleras y que enmarcaban una sala de 36 columnas, cuya altura era de una veintena de metros. “Jamás se había creado un volumen interior tan considerable; era el desenlace de la tradición que jalonaban las edificaciones de Hasanlu y de Media, tradición que tuvo su origen en el megarón de Asia Menor, también adoptado por los griegos.”124 Elevado el palacio sobre un inmenso podio de piedra, se accedía a la terraza por una monumental y doble escalinata de bajos peldaños y varios tramos, que encuadraban originalmente un gran relieve de Jerjes con su primogénito bajo un baldaquino que recoge también a un dignatario en compañía de su séquito; por ambas partes, en los relieves, desfilan las delegaciones de los pueblos del Imperio, que es asunto constante de un arte imperial, destinado a afirmar la universalidad del poder del los persas. Esta doble escalinata terminaba frente a la Portada de Todos los Pueblos o Puerta de Jerjes, la principal de todo el conjunto, flanqueada por un par de toros alados colosales, de alas incurvadas y encrespadas, que representaban a genios divinos protectores del palacio. Enfrente a la puerta y a eje del desembarque de las escaleras se desarrolla un pórtico columnario o propileos, un recinto cuadrangular cuya techumbre se sostenía por cuatro columnas; travesando los propileos se encuentran los demás edificios de este gigantesco conjunto palaciego, distribuidos sobre la terraza sin obedecer a un plan de conjunto específico, ya que son las obras sucesivas construidas por Darío, Jerjes y Artajerjes. Traspasando los propileos y saliendo por la puerta que en ellos se abre a la derecha se hallaba la gran sala hipóstila de Jerjes, la apadana, conformada por 36 columnas125, con el tipo más complicado del capitel persa; es aún hoy una de las naves más vastas que el hombre haya construido, ocupando una superficie, entre las bastas galerías que hacían las veces de pórtico en la fachada principal y las dos laterales, y la columnata de más de mil metros cuadrados, alcanzando una altura de veinte metros, sólo para la columna y el capitel. Todo el edificio estaba 123

Próxima a Kuh-i-Rahmat, una altura rocosa que desde tiempos remotos fue considerada sagrada y conocida con el nombre de Montaña de la Misericordia. 124 AMIET, Pierre op. cit. 125 De éstas se levantan trece columnas mutiladas, las mayores que se conservan en pie de los edificios de Persépolis.

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levantado sobre un segundo basamento sobre el nivel de la terraza. Saliendo por la puerta axial de los propileos se llega a la Plaza de los Desfiles, conformada por un atrio rectangular al que se accede por unos segundos propileos, mayores en tamaño a los que conforman el acceso al conjunto palaciego; en dos de los lados de la plaza presentaba sendas alas laterales columnadas, que a manera de pórticos antecedían a la Sala de Audiencia y al Salón de Trono o Sala de las Cien Columnas, flanqueado el pórtico de esta sala única por dos toros alados. El techo plano del Salón del Trono descansaba sobre las diez filas de soportes verticales, presentando en las paredes que cerraban este recinto cuadrado las puertas y una serie de nichos, en forma de ventanas ciegas, que decoraban interiormente el muro, éstos, al igual que los marcos de las puertas, realizados en piedra. La Plaza de los Desfiles y el Salón del Trono constituían un núcleo unificado para las grandes festividades; tras estos edificios principales, un pórtico con escalinatas, denominado tripylón, daba acceso a las dependencias privadas, que agrupaba una serie de palacios, donde primero se levantó la residencia de Darío, tras la apadana; luego la de Jerjes en el ángulo sur de la terraza, palacios que aproximadamente tienen una misma planta, aunque de dimensiones mayores el segundo, planta que sigue los lineamientos del palacio de Ciro en Pasagarda: un recinto cuadrado columnado en el centro, que conforma la sala mayor precedida por un pórtico y las habitaciones a cada lado y en los ángulos; sus muros eran de ladrillo, revestidos con decoración cerámica, mientras que los marcos de las puertas y los nichos, distribuidos en el interior de las cámaras, eran de piedra, adornados con figuras y relieves y rematados con la gola invertida o moldura egipcia. “Las partes altas del edificio es seguro que debieron ser de madera; se han encontrado en los bloques los entalles, con un perfil de molduras, en los que se implantarían quizá la construcción superior.”126 Finalmente se construyó el palacio de Artajerjes, el más grande de los tres, todos de la misma concepción, repitiéndose cada vez la sala cuadrada de columnas precedidas de un pórtico encuadrado por torres, como en Hasanlu; ésta disposición se inspira en modelos asirios. Este gran conjunto de pórticos, salones, patios y palacios yuxtapuestos conformaban una obra arquitectónica que se completaba con toda una enorme serie de relieves en frisos horizontales cubriendo el podio, las salas palatinas, las escalinatas y los muros exteriores de la construcción, constituyendo una unidad arquitectónica-escultórica de tal magnitud que pocas veces se ha logrado en la historia de la humanidad. Tres son los temas representados: la guardia Real, en que medos, persas y susianos desfilan en monótonos e interminables filas; la captación de la fiesta del Año Nuevo, en la que todos los dignatarios de las provincias del imperio acudían a Persépolis a presentar sus respetos y tributos al soberano; y la representación del emperador en su trono, celebrando audiencias o aconsejándose por sus ministros. Los palacios persas combinan elementos del arte egipcio y de Lidia con la construcción y los materiales cerámicos de Mesopotamia, siendo muy persa la manera en que se dispone la cubierta, realizada con material leñoso, descansando encima de los toros de los capiteles un 126

PIJOAN, José Arte del Irán antiguo.

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entramado de madera que formaba casetones. A partir del reinado de Darío I para las tumbas reales se empieza a utilizar los acantilados sagrados de Naqsh-i Rustam, a 3 kilómetros de Persépolis127, donde se excavaron en lugares altos unos hipogeos, tallados en la roca natural cuya fachada semeja una cruz griega en cuyos brazos, en el inferior se representó un basamento sobre el que en una franja más ancha que conforma la cruz, arrancaba un pórtico de cuatro columnas con sus capiteles de torsos de toros representando la fachada de un palacio real. En el centro de ellas se abría la puerta de acceso a la cámara sepulcral, enmarcada por molduras salientes, y en la parte superior se esculpía una escena simbólica que por lo general, se repitió en todas las tumbas reales aqueménides, que consistía en la figuración del monarca armado de arco y alzando el brazo en saludo a AhuraMazda128, sobre un enorme lecho, simbolizando el sepulcro, sostenido por telamones en idea de los pueblos del Imperio, y acompañado por filas de arqueros en representación de las batallas gloriosas dirigidas por el monarca difunto. Tras esta fachada se abría el sencillísimo interior de la tumba, conformada por tres pequeños espacios o capillas rectangulares, ubicándose en el central el sarcófago del emperador; en el suelo había algunas fosas para los cadáveres de toda la familia real.129 Muchas de las formas y principios de la arquitectura mesopotámica, a través de la arquitectura persa pasan a formar parte del lenguaje formal de los estilos de Occidente, con elementos tales como la bóveda en diferentes formas, extraordinariamente ricas en posibilidades técnicas y plásticas, las terrazas jardinadas y el centro como la vida interna de las viviendas. El arte aqueménide representa la última expresión de una tradición inaugurada a finales de la época prehistórica; en ella asimilaron incluso aportaciones de las naciones más antiguas, creando una arquitectura y un arte propios. “Fue el primer pueblo que, pretendiendo hacer síntesis imperial de los estilos de su tiempo, produjo un arte nacional. ... en Persépolis los toros alados perdían los caracteres de ferocidad semítica de los monstruos asirios y acentuaban sus fisonomías humanas al revelar mayor comprensión. Inteligencia significa tolerancia, respeto y cordialidad130, ... este arte persa, no es bárbaro, sino todo lo contrario: ecléctico, comprensivo e internacional. Cuando Ciro entró en Babilonia no procedió como los conquistadores asirios, arrasando, desterrando y empalando. El cilindro de Ciro, descubierto en las excavaciones de Babilonia en el que da cuenta de las medidas que tomó al ocupar la metrópoli caldea, hace constar que permitió a todos los que estaban allí, rehenes de naciones vencidas, regresar a sus respectivos países y llevarse los dioses que habían sido también trasladados a Babilonia para tenerlos cautivos y a fin de que no pudieran injuriar con maleficio a los conquistadores. Este edicto de Ciro, que podríamos llamarlo de liberación de razas y cultos, fue el que permitió a Esdras y Nehemías regresar a Jerusalén y restaurar el templo de Jehová. “El mismo sentimiento de humanidad internacional se refleja en los relieves historiados que decoran la terraza de Persépolis. Los tributarios llegan en procesión ordenada y con aire satisfecho; no son los súbditos vencidos, doblegados por el peso de los calderos, sacos y 127

En un lugar en el que la montaña forma una cortadura en hemiciclo, de paredes verticales. Deidad que personificaba el principio activo de la luz, de la bondad, de la veracidad y pureza; generalmente se le representa volando encima del Gran Rey. 129 Los persas continuaron viviendo con una organización patriarcal, incluso en las épocas de su mayor poderío, por lo que el rey edificaba una sepultura común para sí y todos los suyos. 130 El subrayado es mío. 128

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lingotes de metal que llevan como esclavos al monarca asirio, y mucho menos encontramos en Persépolis escenas de castigo, las terribles escenas de ejecución en que se complacen los reyes de Nínive. ... Mientras en el obelisco de Salmanasar III hemos encontrado al rey Jehú de Samaria besando el polvo que hollaron los pies del monarca asirio en los relieves de Persépolis los príncipes tributarios se aproximan con dignidad al trono del Gran Rey. Los suplicantes, sin descubrirse ni apenas doblegarse, con la mano en la boca, piden audiencia que concede humanamente el Gran Rey. “... El sentido de esfuerzo para la elevación moral, que es la base de la religión de Zorohastro, se encuentra frecuentemente expresado en la escultura de los persas aqueménides. Los personajes manifiestan una seriedad de intenciones y una calma acompasada, que revelan juicio, discernimiento y elección. No hay nada patético en el arte persa, mas tampoco nada que revele corrupción y pobreza espiritual. “En los objetos menores, el deseo de elevación se descubre con símbolos zoomórficos. Los animales predilectos son el ibex, animal iránico típico y el berrendo o carnero salvaje, porque viven en las alturas. Los persas no tomaron como modelo el halcón carnívoro, como hicieron los egipcios, ni el águila que vuela hacia el Sol, sino aquellos animales herbívoros que viven en las cumbres de la tierra, dándonos ejemplo de cómo tenemos que vivir, elevándonos sin escaparnos del mundo real.”131 M. en Arq. César Tenorio Gnecco Ciudad de México, a 28 de marzo de 2006 BIBLIOGRAFÍA BASSEGODA NONELL, Juan Historia de la Arquitectura Ed. Editia mexicana, México 1984. BLANCO FREIJEIRO, A. Arte antiguo del Asia anterior Universidad de Sevilla Sevilla, 1972 CAPART, J. y CONTENAU, G. Historia del Antiguo Oriente Editorial Surco Barcelona, 1965 CERAM, C. W. El misterio de los hititas Ediciones Destino Barcelona, 1962 ENCICLOPEDIA CLASICA, Turín, 1959 131

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