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• Katherine Lucena

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ARQUITECTURA MEDIEVAL Al englobar los desarrollos de mayor relevancia de la cultura arquitectónica universal desde el siglo IV hasta el XIV, con exclusividad en el continente europeo, nos encontramos con el termino de arquitectura medieval el cual abarca los periodos de formas artísticas diversas como la paleocristiana, bizantina, islámica, prerrománica, románica y gótica. La cultura paleocristiana perfila las bases del proceso de cristianización, delimitada entre los siglos III d.C y IV y bajo la dominancia de la crisis histórica del Imperio romano nace el actual concepto de “Antigüedad tardía”, que corresponde a su vez con el ascenso del Cristianismo como sustituto del paganismo romano, aceptado en 313. En este proceso destaca Constantino. De aquí, se fracciona la arquitectura paleocristiana en antes de Constantino donde se construyen cementerios y monumentos funerarios para los mártires, mientras que en el interior de la ciudad se establecen asambleas; durante Constantino o “la edad dorada” destaca el baptisterio y la basílica y por último, después de Constantino reaparecen los órdenes clásicos. La arquitectura bizantina se instaura en el siglo VI, con importancia en la transmisión del mensaje religioso a los fieles, con espacios de mayor complejidad sin despegarse de la esencia. En la edad dorada la tipología religiosa de estructura abovedada o cupulada es recuperada bajo la producción justiniana. La iglesia de planta central con cúpula se establece como norma a la arquitectura religiosa durante el Imperio cristiano e islámico. La basílica de San Apolinar El Nuevo es característica de las trasformaciones ocurridas, la planta rectangular dividida en tres naves longitudinales, la central invita a un recorrido hacia el altar definido por un ábside. Las referencias romanas marcan elementos de la obra, sin embargo, el techo no es abovedado. Igualmente, la iglesia de planta central es característica del periodo, logrando señalar la de San Vital en Ravena; y al combinar estos dos estilos, nace la basílica de Santa Sofía. Posteriormente, la religión islámica como cultura artística fue difundida en el siglo VII, y fue en España, especialmente en Córdoba, donde adquiere un carácter de importancia y permanencia en cuanto a principios. Los omeyas construyeron la gran mezquita de Córdoba, en la que destaca la simplicidad de la planta conformada por nueve naves en la sala de oración, dispuestas ortogonalmente al muro de la quibla; y un patio delimitado por pórticos. En el extremo sur, el mihrad sirve como foco para orar y también, se alza el minarete. La originalidad de la obra se observa en la fila de columnas coronadas por un doble orden de arcos de herradura compuestos por dovelas abocinadas. El cierre de la dominación musulmana en España se puede representar con la construcción del Palacio de la Alhambra, espacialmente compartamentalizada, sin embargo, unificada por el patio o rhiad. En cuanto la arquitectura románica, se refiere al arte de Europa occidental desde finales del siglo XI hasta inicios del XIII. La prerrománica comprende los siglos VI al XI con ímpetu en los lenguajes artísticos aristocráticos en conjunto con la sencillez del carácter popular, tomando modelos de la Antigüedad tardía y generando valores autónomos. Cada pueblo elegía los modelos arquitectónicos según sus necesidades y saberes, generando así un periodo muy ecléctico que puede ser diferenciado en cinco zonas: la península ibérica, las islas británicas, Grecia y los Balcanes, Italia y finalizando, la zona centro europea, a su vez dividida en fases. La

merovingia, centrada en la organización aditiva de espacios y volúmenes secundarios sobre el cuerpo principal. La dinastía carolingia como experiencia fundamental de la Europa prerrománica, vinculada con las cultura paleocristiana y bizantina con sencillas iglesias de planta de salón con naves equivalentes en altura; basílicas cruciformes y con coros contrapuestos; iglesias con cuerpos opuestos; las criptas y los edificios de planta central, destacando obras como la basílica de Saint Genis, el monasterio de Fulda y la capilla Palatina de Aquisgrán. Posteriormente, la época otoniana generó edificios de simetría central, semicentral o de organización bipolar , como se observa en la Iglesia de San Miguel en Hildesheim. La arquitectura románica es capaz de transformar el pasado clásico y tardo-antiguo abriéndose a todas las influencias contemporáneas creando una propia concepción, manifestándose diversas tendencias que concuerdan con la variedad de tradiciones culturales que se entrecruzan. La transformación de la basílica cristiana en una estructura cubierta con bóvedas, la presencia de la bóveda con crucería y la compleja articulación de las masas y espacios en conjunto con la robustez lograda mediante pilastras y contrafuertes son claves en el proceso de formación de la arquitectura románica. En Francia, la tipología de nave ciega y cerrada entre naves más pequeñas y la planta de salón como forma única se distingue en la Iglesia de Saint Jouin-des-Marnes. El desarrollo alemán adquiere la cubierta abovedada, la esencialidad estructural y la claridad volumétrica, que en parte preceden de la época carolingia, dando resultados como la Iglesia de la Asunción de María. En Inglaterra y Normandía las iglesias muy anchas y altas de hasta tres planos de aberturas y arcadas superpuestas y la evolución de la bóveda de crucería caracterizan la arquitectura. Mientras que en Italia, las capillas radiales, los grupos bifurcados de soportes y la figuración suprarrenal constituyen la expresión arquitectónica románica. Paralelo a las experiencias románicas, fueron creadas pequeñas comunidades cristianas bajo nuevas dimensiones que entablaban las bases de las autonomías regionales y locales, un ejemplo de esto, la ciudad medieval de Lübeck. Como fase concluyente, la arquitectura gótica figuró como renovación de la fisonomía arquitectónica entre los siglos XII y XIV manteniendo como centro la Francia septentrional. La Abadía Real de San Denis es eminencia del estilo gótico, la densidad lumínica se reduce a través de coloreados vitrales y eran el arco apuntado, la bóveda de crucería y los arbotantes los elementos que la definían. Esta estética fue rápidamente generalizada, llegando a otras poblaciones francesas técnicas como la alternancia de pilares que ascienden y se ramifican. La planta de las Catedrales de Noyon y Laon muestra el carácter unitario de la edificación. La madurez estilística es lograda mediante la repetición del fuste incrementando el ritmo del muro de la nave central, además, el uso del doble transepto y el carácter decorativo de las nervaduras. La fase gótica tardía trae consigo el empleo de listones de piedra, generando el -desarrollo del gótico “decorado” que forma a su vez el acto integral construcción – estética transportado a lo largo de los siglos. LOPEZ VILLA, Manuel (2012), Arquitectura e Historia. Curso de Historia de la Arquitectura, UCV-CDCH, Caracas.