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TEMA 1. LA INICIACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA 1.Concepto de iniciación El concepto de iniciación pertenece a

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TEMA 1. LA INICIACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA 1.Concepto de iniciación El concepto de iniciación pertenece a la historia de la tradición religiosa de la humanidad; y no es hasta hace 100 años cuando se recuperó para la reflexión religiosa. Se considera la iniciación como aquel proceso de aprendizaje que puede ser entendido como la introducción progresiva en el conocimiento o en la práctica de algo ( un oficio, un trabajo, una disciplina…). También será un proceso en el que se da la socialización con el resto de semejantes de forma que la persona va asimilando normas, valores, ritos, comportamientos… dentro de un determinado grupo. El historiador M. Eliade define la iniciación como el conjunto de ritos y enseñanzas orales encaminadas a hacer una transformación del estatuto religioso y social del iniciado. En las religiones primitivas se conoce iniciación como el conjunto de pruebas, ritos y enseñanzas que el niño ha de superar para ser introducido en la vida adulta logrando así una nueva identidad y reconocimiento social. En las religiones antiguas llevaba consigo la introducción en una experiencia religiosa, mediante el conocimiento de cosas ocultas y la práctica de ritos para transformar a los iniciados. En ambos casos, religiones primitivas y antiguas, se da el carácter religioso y sociocultural del proceso iniciático.

2.Constantes de la iniciación Toda iniciación supone:  

 

Una separación: ruptura con la vida anterior para introducirse en un mundo nuevo. La introducción en los mitos o en el lenguaje iniciático: el individuo es introducido en un lenguaje mistérico propio del grupo. Los encargados de esta introducción eran habitualmente los ancianos. Una serie de pruebas y ritos iniciáticos: que configuran a la persona que se encuentra en ese proceso. Marcan un paso y ayudan a que se interiorice el proceso. Incorporación del sujeto a la comunidad.

3.Elementos de la iniciación En la iniciación se van a dar una serie de elementos, sin los cuales no hay proceso: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

El misterio: es el elemento transcendente en el cual se inicia el sujeto. Simbología: ayuda a la introducción en el misterio. Comunidad de iniciados: sin comunidad no hay proceso de iniciación, ya que la comunidad es quien inicia, transmite y acompaña. Sujeto: que ha de tener plena libertad. Duración programada: hay un principio y un fin tras el que comienza la parte permanente. El tiempo estará en función de los cambios que se den en el sujeto. Regulación social: detrás del proceso debe haber una estructura determinada y unos formadores que ejerzan el control.

TEMA2.LA INICIACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA CRISTIANA 1.Naturaleza de la iniciación cristiana La iniciación cristiana será un hecho de naturaleza diferente a la forma iniciática de otras religiones, ya que es Dios quien busca al hombre y no al contrario como se da en otras religiones. Será un término que no aparece en el Nuevo Testamento de forma directa, sin embargo sí que lo hace de forma implícita expresando de forma embrionaria la realidad que dicho concepto manifiesta.

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Parte del convencimiento de que uno no nace cristiano sino que se hace cristiano ( Tertuliano s II-III). La iniciación cristiana tiene su origen en la iniciativa divina y supone la decisión de la persona que se convierte a Dios, por la gracia del Espíritu Santo y pide ser introducido en la Iglesia. Es un don de Dios que recibe la persona por mediación de la madre Iglesia: 

Dios tiene la Iniciativa (gratuita) y la primacía en la transformación interior de la persona y en su integración en la Iglesia, al incorporarse a la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo



La realidad misteriosa de la IC aparece simbolizada en el proceso que Jesús realiza con los discípulos de Emaús. Proceso que va desde del desencanto a la confianza, de la confianza a la fe en las Escrituras, de la fe en las Escrituras al reconocimiento del Resucitado en la fracción del pan, y del reconocimiento a la misión.

La iniciación cristiana será una obra de la Santísima Trinidad en la iglesia ( dinamismo trinitario). Del Padre que nos ha elegido en el Hijo antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor, eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos ( Ef 1, 4-5). De su Hijo Jesucristo que sentado a la derecha del Padre se hace presente a su Iglesia para insertar a los hombres en su misterio pascual. Del Espíritu Santo, pedagogo de la fe y artífice de los sacramentos de la Nueva Alianza. La Iglesia es la mediación querida por Dios para actualizar en el tiempo esta obra de la redención humana y tiene la función maternal de engendrar a los nuevos cristianos. La Iglesia misma es el sujeto de la iniciación cristiana a través de las iglesias particulares. Una iniciación cristiana que supone la decisión libre de la persona que se convierte al Dios vivo y verdadero. «… sólo Dios puede hacer que el hombre renazca en Cristo por el agua y el Espíritu; sólo él puede comunicar al hombre la vida eterna e injertar al hombre, como un sarmiento, en la Vid verdadera, para que el hombre, unido a él, realice su vocación de hijo de Dios en el Hijo Jesucristo» (ICRO 9). La Iniciación cristiana es la inserción de un candidato en el misterio de Cristo, muerto y resucitado, y en la Iglesia mediante la fe y los sacramentos (IC 19). «Es la primera participación sacramental en la muerte y resurrección de Cristo» (RICA 8). Y será un proceso que acontece por la fe mediante la iniciación catequética y la recepción de los tres sacramentos de IC: el Bautismo que es el comienzo de la Vida Nueva, la Confirmación que es su afianzamiento y perfeccionamiento para la misión y la Eucaristía, que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado por Él (Renacidos del agua y el espíritu, 1). Se trata de una realidad que implica a toda la persona (no un simple proceso doctrinal), en el que la persona:    

ha de asumir existencialmente su condición de Hijo de Dios ha de abandonar su anterior modo de vida para entrar gozosamente en la comunión de la Iglesia ser adorador del Padre y testigo del Dios vivo.

Dicho de otro modo, la iniciación cristiana supone adquirir existencialmente la condición de hijo de Dios. Esto supone un cambio de actitud y el deseo de una orientación nueva. ( Benedicto XVI, DCE 1). Es lo que llamamos la primera conversión. Es un cambio de ser que implica una transformación radical e interna del propio ser. Un cambio de existencia, de vida y de comportamiento. Un nuevo modo de estar y ser en el mundo, de afrontar la cotidianeidad. Adquirir el modo de actuar, de estar y pensar de Cristo. Supone un cambio de identidad al aceptar y hacer propia la vida de Cristo en su Iglesia. Crea una nueva identidad, la identidad cristiana.

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2.Características de la iniciación cristiana La iniciación cristiana se caracteriza porque es una iniciación: 1. 2. 3. 4. 5.

6.

Totalizante: abarca todas las dimensiones del hombre: racional, emocional, simbólica, espiritual, corpórea, existencial y vital. Relacionante: toca y renueva todo el mundo relacional. La relación consigo mismo, con los demás, con el mundo y con Dios. Coherente: se ha de realizar de forma progresiva dentro de una unidad global con los medios correspondientes. Dinámica y existencial: en cuanto que existen momentos significativos y especiales. No tiene un fin vital. Es un proceso: un itinerario que hay que recorrer, es el paso de una situación a otra.  De las tinieblas a la luz  De la muerte a la vida  De la esclavitud a la libertad  Clemente de Alejandría ( S III) ya afirmaba que el catecumenado necesita tiempo  Es gestación y parto, maduración y aprendizaje. Por ello requiere tiempo y comporta fases Es un proceso unitario: es un proceso único a pesar de la variedad de elementos, actores y momentos que intervienen, ya que hay una unidad orgánica en todos ellos.

Sujeto y agentes de la Iniciación cristiana El sujeto de la iniciación cristiana es por un lado la Iglesia particular y por otro el hombre concreto. Aunque la misión maternal de la Iglesia pertenece a todo el cuerpo eclesial, es en las Iglesias particulares donde se lleva a cabo. El hombre concreto, sujeto de la iniciación cristiana, ha de ser libre, capaz de actos personales y conscientes de adhesión, con voluntad de agregarse. Los agentes de la iniciación cristiana serán los pastores y sus colaboradores: sacerdotes y diáconos, los catequistas, los padres y la comunidad. La comunidad jugará un papel fundamental cuya participación ha de ser activa, acogiendo y acompañando al sujeto, y es la que ha de verificar la autenticidad de la iniciación. Catequesis, liturgia e iniciación cristiana Según hemos visto, la IC implica la inserción en el Misterio de Cristo que se realiza mediante la administración de los tres sacramentos: Bautismo, Confirmación y Eucaristía (ICRO 19). Ahora bien, esta inserción en el Misterio de Cristo va unida a un itinerario catequético que ayude a crecer y madurar la vida de fe. Según el DGC 66: «la catequesis es el elemento fundamental de la IC y está estrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciación». Es más, «La catequesis como educación en la fe de los niños, de los jóvenes y los adultos, que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciar en plenitud de la vida cristiana» (CCE 4; DGC 60ss). Además, «la catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, porque es en los sacramentos, y sobre todo en la Eucaristía, donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de los hombres» (CT 23; CCE 1074-1075). La Iglesia particular como sujeto de la IC ha de ofrecer dentro de un proyecto diocesano de catequesis de carácter global, un doble servicio:

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Un proceso de IC, unitario y coherente, para los niños, adolescentes y jóvenes, en íntima conexión con los sacramentos de la iniciación ya recibidos o por recibir y en relación con la pastoral educativa.



Un proceso de catequesis de adultos, ofrecido a aquellos cristianos que necesiten fundamentar su fe, realizando o completando la IC inaugurada o a inaugurar con el Bautismo (ICRO 16).



Es más, completada la IC, es necesaria también la educación permanente de la fe en el seno de la comunidad eclesial.

«La educación permanente de la fe se dirige no sólo a cada cristiano, para acompañarle en su camino hacia la santidad, sino también a la comunidad cristiana en cuanto tal, para que vaya madurando tanto en su vida interna de amor a Dios y de amor fraterno, cuanto en su apertura al mundo como comunidad misionera» (DGC 69ss). Por tanto, esta educación permanente, junto con la catequesis de iniciación, deberá formar parte del proyecto catequético global de la Iglesia particular (DGC 72; 274). La IC, manteniendo los elementos y los fines esenciales, ha variado mucho en sus formas a lo largo de los siglos y según las circunstancias. En los primeros siglos comprendía un tiempo de catecumenado (noviciado) con los ritos que jalonaban litúrgicamente el itinerario y que desembocaban en la celebración de los sacramentos de la IC. Duraba al menos tres años. A partir del s. V y VI desaparece el catecumenado, y no se restaura hasta el CVII para los países de misión y, a discreción del Obispo propio, para cualquier diócesis. Este catecumenado será la forma prevista también para los adultos no bautizados e incluso para los niños en edad escolar que piden este sacramento. Desde que la administración del Bautismo a los niños vino a ser la forma habitual de recepción de este sacramento, la celebración se ha convertido en un acto único que integra de manera abreviada las etapas del catecumenado la IC. Por su naturaleza, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. Se trata no sólo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo de la gracia bautismal en orden a la conversión personal. Es el momento propio de la catequesis que «nunca debe faltar a los niños cristianos» (DGC 177). De este modo la IC queda organizada en un itinerario catequético y sacramental, y se desarrolla principalmente durante la infancia y la adolescencia. La meta es siempre la confesión de fe y la plena y consciente integración del bautizado en la comunión y en la misión de la Iglesia (ICRO 22).

3.Ritual de iniciación cristiana de adultos ( RICA) El concepto de IC es reciente. La recuperación oficial se ha dado sobre toto en el Vaticano II. Estamos ante un ritual que ha sido reformado según los decretos del Concilio Vaticano II (SC 64-71; AG 14; CD 14). Se ha recuperado el catecumenado de adultos, se unen los tres sacramentos de la iniciación cristiana ( Bautismo, Confirmación y Eucaristía) y es como una especie de noviciado. Es promulgado y aprobado por el mandato de Pablo VI y confirmado por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino (6/1/1972). Y es aprobado por el Episcopado Español (10/1/1976). Nace del mandato del C. V. II que prescribió la revisión del Ritual del Bautismo de Adultos, ordenando que se estableciera el Catecumenado de adultos dividido en varias etapas y se revisaran los ritos del Bautismo de Adultos.

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¿Qué nos vamos a encontrar? Se trata de un ritual destinado primordialmente (no exclusivamente) a los adultos. El CIC en el canon 852 & 1 considera adultos a todos aquellos que han pasado de la infancia y tienen uso de razón. Este ritual es el resultado de la experiencia histórica de la Iglesia en lo relativo a la iniciación, recogiendo lo esencial constitutivo de un proceso, que incluye diversos elementos como sacramentales desplegados en un espacio y tiempo determinados. Nos enseña cuáles son las exigencias de la IC que ha de cumplir tanto el adulto que quiere bautizarse como el niño que recibió el bautismo al poco tiempo de nacer, y que tras el catecumenado (formación adecuada), accede por primera vez a la Eucaristía. Es un buen instrumento para la misión a la hora de preparar a los niños para la Primera Comunión y va a ofrecer una ayuda espiritual para la preparación y recepción fructuosa de los sacramentos. En él se presentan la celebración de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía junto a todos los ritos del catecumenado. El RICA presenta:   

La forma completa común de la IC de Adultos (n. 68-239) La forma simple para los casos particulares (n. 240-273) o para distribuirlo en sucesivas celebraciones (n. 274-277) La forma abreviada para los que se encuentran en peligro de muerte (n. 278-294)

Su estructura consta de unos preliminares (observaciones generales y previas), seis capítulos y un apéndice. Veamos detalladamente la estructura: Contiene unos preliminares: (n. 1-67), sobre el espíritu que tiene que animar la iniciación, así como la estructura, etapas y grados de la misma, dividido en dos grupos de observancias:  

Observaciones generales Observaciones previas

Capítulo I: La forma completa común. Ritual del catecumenado distribuido en sus grados o etapas (68239). Es la parte más importante y se refiere a la iniciación de adultos. Viene completado con el capítulo VI que ofrece una opción de textos diversos para la celebración de la IC de adultos (370-392) Capítulo II: Forma simplificada de la Iniciación de un adulto (240-277) Capítulo III: Ritual breve de la Iniciación de adultos en peligro de muerte o inminente muerte (278-294) Hay otros dos capítulos que estudian situaciones peculiares que no habían sido estudiadas suficientemente hasta ahora: 



Capítulo IV: Este capítulo proporciona las directrices sobre Preparación para la Confirmación y la Eucaristía de adultos bautizados en la primera Infancia y que no han recibido catequesis (295305) Capítulo V: Ritual de la Iniciación de los niños no bautizados en su infancia y entran en edad catequética (306-369)

Capítulo VI: Textos diversos para la celebración de la Iniciación de los adultos Apéndice: que contiene el Ritual de la admisión a la plena Comunión con la Iglesia Católica de los ya bautizados válidamente en una Iglesia separada.

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1.

PRECATECUMENADO O EVANGELIZACIÓN

Se trata de un tiempo que no se debe omitir ordinariamente, durante el que se hace el primer anuncio (Kerigma). Su finalidad: provocar una primera conversión de la persona, la apertura y disposición adecuadas para que el Espíritu Santo pueda actuar a través de la fe. Se busca una primera adhesión a Cristo y a Dios. Los responsables de esta etapa (catequistas, diáconos y sacerdotes) han de prestar adecuadamente una ayuda atenta para colaborar con la gracia divina y explicarles el Evangelio de Cristo, así como estar atentos en las reuniones. Las Conferencias Episcopales deberán determinar el modo de recibir por primera vez a los que se podría llamar “simpatizantes” (sin ningún rito y libremente, adaptado a las circunstancias locales, en una reunión de la comunidad local). En este período, los pastores ayudarán a los “simpatizantes” con oraciones apropiadas. 2.

EL CATECUMENADO

A esta etapa se accede a través de un Rito de Entrada en el catecumenado, en virtud del cual son presentados y expresan su deseo a la Iglesia. Se requiere por parte de los candidatos una fe concebida en el tiempo de “Precatecumenado”, conversión inicial y la voluntad de cambiar de vida y de empezar el trato con Dios en Cristo (penitencia, oración). Los responsables, los pastores, deben juzgar con la ayuda de los padrinos de catecumenado, catequistas y diáconos si esa conversión inicial se ha producido. Una vez admitidos, los catecúmenos son ya de “la casa de Cristo” y son alimentados por la Iglesia con la Palabra de Dios y favorecidos con ayudas litúrgicas. ¿En qué consiste el Catecumenado? Se trata de un tiempo prolongado, de modo que se llegue a una madurez de la fe, mediante catequesis apropiada, dirigida por los sacerdotes, diáconos o catequistas y otros seglares. Se ejercita familiarmente en la práctica de la vida cristiana, ayudados por los padrinos de catecumenado y todos los fieles y supone un cambio progresivo de sentimientos y costumbres, conllevando una ruptura. Los ritos litúrgicos ayudan a los catecúmenos en su camino y asisten a la liturgia de la Palabra. Durante este tiempo deben aprender a cooperar activamente en la evangelización con el testimonio de vida y la profesión de fe. El Obispo es el que ha de determinar el tiempo y ordenar la disciplina de los catecúmenos. 3.

EL TIEMPO DE PURIFICACIÓN E ILUMINACIÓN

Es un tiempo que coincidirá con la Cuaresma, y en él se dispone a los catecúmenos para celebrar el Misterio Pascual. Es un tiempo de preparación intensiva en el que la Iglesia hace la Elección y Admisión de los catecúmenos para acercarse a los sacramentos de la iniciación en la próxima celebración. Antes de la Elección se requiere la conversión de la mente y las costumbres, así como un suficiente conocimiento de la doctrina cristiana y sentimientos de fe y caridad. Desde el día de la Elección y la Admisión, los catecúmenos reciben la denominación de “elegidos” (elegidos por Dios), “competentes” (todos compiten en recibir los sacramentos) o “iluminados” (son inundados con la luz de la fe). Es un período de formación espiritual dirigida a los corazones y a las mentes, que se verifica por medio de varios ritos: •

Escrutinios: se celebran solemnemente los domingos con el fin de descubrir lo negativo y sanarlo y potenciar lo positivo.

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Entregas: la Iglesia entrega o confía a los elegidos antiquísimos documentos de fe y de la oración: Símbolo y Oración dominical.

4.

LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN

La celebración de estos sacramentos son el último grado o etapa, en el que los elegidos, iluminados o competentes, perdonados sus pecados, se agregan al pueblo de Dios, reciben la adopción de hijos de Dios, y son conducidos por el Espíritu Santo a pregustar el reino de Dios por el sacrificio y por el banquete eucarístico. Celebración del bautismo de adultos      

Bendición del agua e invocación de la Santísima Trinidad Ritos de renuncia y profesión de fe Ablución del agua (participación mística en el misterio pascual) Unción del Crisma (sacerdocio real y adscripción al Pueblo de Dios) Vestidura blanca (símbolo de su nueva dignidad) El cirio encendido (ilumina su vocación como hijos de la luz)

Celebración de la Confirmación de adultos La confirmación, en el caso de Bautismo de adultos, ha de ser recibida a continuación, para significar la unidad del Misterio Pascual y la efusión del Espíritu Santo (se omite la unción postbautismal). Primera participación eucarística de los neófitos Finalmente se tiene la celebración de la Eucaristía, en la que por primera vez los neófitos toman parte con toda la comunidad. 5.

EL TIEMPO DE LA MYSTAGOGIA

Es un tiempo para profundizar en los sacramentos recibidos. Durante el cual la comunidad progresa y profundiza junto con los neófitos, mediante la meditación del Evangelio, la participación de la Eucaristía y el ejercicio de la caridad, en el misterio pascual. Con la renovación de las explicaciones y la recepción continuada de los sacramentos se adquiere una inteligencia más plena y fructuosa de los misterios. Esta etapa es también importante porque acrecienta la experiencia de la comunidad, con una visión renovada de las cosas. El principal lugar de la Mystagogia lo constituyen las Misas de los Domingos del tiempo pascual. MINISTERIO Y OFICIOS Todos los miembros de la comunidad han de apoyar y ayudar a los candidatos y catecúmenos, mediante el encuentro y el diálogo personal, asistencia a los ritos y celebraciones sacramentales, etc.; ya que la iniciación de los adultos es un asunto que atañe a todos los bautizados, pueblo de dios, representado por la iglesia local. El padrino, elegido por el catecúmeno a causa de su buen ejemplo, de sus dotes y de la amistad, delegado por la comunidad cristiana local y aprobado por el sacerdote, debe acompañar al candidato en todo el proceso iniciatorio y ayudarle a permanecer fiel a las promesas del Bautismo. Es propio del Obispo organizar, orientar y fomentar la educación pastoral de los catecúmenos y admitir a los candidatos a la elección y a los sacramentos. En cuanto le sea posible, ha de presidir la liturgia cuaresmal y celebrar el rito de la elección, y en la Vigilia Pascual conferir los sacramentos. Los presbíteros deben atender al cuidado pastoral y personal de los catecúmenos, ayudados por los catequistas y diáconos. Los diáconos han de ofrecer su ayuda para que el proceso iniciático tenga lugar en todos los sitios que lo requieran las necesidades pastorales.

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Los catequistas han de tener también parte activa en los ritos y han de cuidar seriamente de la formación de los catecúmenos. Tiempo y lugar de la iniciación Como norma general han de celebrarse los sacramentos en la Vigilia Pascual y la elección durante la Cuaresma. Los tiempos legítimos o acostumbrados serán los siguientes: • • • • • • •

Rito de entrada en el Catecumenado: que no sea prematuro (fe inicial y dar los primeros pasos de conversión), que se forme un grupo, etc. Rito de elección: el primer domingo de Cuaresma Escrutinios: los domingos III, IV y V de Cuaresma. Han de celebrarse tres escrutinios, pero sin que se alargue más de ocho semanas el tiempo de iluminación. Entregas: se tienen después de los escrutinios, en la semana siguiente a cada escrutinio. Sábado Santo: puede hacerse la recitación del Símbolo, rito de Effeta, elección del nombre, etc., como preparación a la Vigilia. Sacramentos de la Iniciación: en la Vigilia Pascual. En algunos casos la Confirmación puede retrasarse hasta el fin del tiempo de la Mystagogia. Misa de neófitos: en todos y cada uno de los domingos después del primero de Pascua.

Fuera del tiempo propio: •

• • •

Por circunstancias imperadas o motivos personales, se permite que el rito de elección y el tiempo de purificación e iluminación se celebren fuera de Cuaresma y los sacramentos fuera de la Vigilia Pascual y del día de Pascua. Los sacramentos de iniciación de todas maneras siempre se celebrarán en domingo. La Elección unas seis semanas antes de los sacramentos de la iniciación. Los escrutinios en domingo o también dentro de la semana, pero no en solemnidades.

Los ritos deben celebrarse en lugares idóneos (parroquia), como se dice en el Ritual. Han de tenerse en cuenta las necesidades peculiares que se presentan en los centros secundarios de los países de misión. Acomodaciones que pueden hacer las Conferencias Episcopales que siguen el Ritual Romano Se refiere el ritual a cuestiones de formas y gestos que por diversas circunstancias pueden ser suprimidos (signar la frente sin tocar), los tiempos pueden ser modificados, determinadas costumbres locales pueden ser admitidas, etc. Todo encaminado a la inculturación. Lo que compete al Obispo • • •

Establecer la institución del catecumenado y decidir las normas oportunas. Determinar cuándo se pueden celebrar los ritos fuera del tiempo propio. Presidir el rito de elección, etc.

Acomodaciones que puede hacer el ministro El celebrante, teniendo en cuenta las Observaciones Generales previas, puede acomodarse, según un prudente juicio pastoral, a las condiciones de los candidatos y asistentes. CAPÍTULO II: FORMA SIMPLIFICADA DE LA INICIACIÓN DE UN ADULTO (240-277) La forma simplificada de la iniciación de un adulto se hará solo en circunstancias extraordinarias: • •

Cuando el candidato no pueda recorrer los grados de la iniciación. Cuando el Ordinario del lugar, juzgando sobre la sinceridad de la conversión cristiana del candidato y sobre su madurez religiosa, dispone que reciba el Bautismo sin dilación.

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Al Obispo le toca permitir para cada caso en particular que se use este rito sencillo (simplificado), en el que todo se realiza en una sola ceremonia, o se reduce todo el proceso a uno o dos ritos del catecumenado o del tiempo de la purificación e iluminación. La celebración de la forma simplificada de la IC de un adulto consta de: • • • • • • • • • • • • •



Rito de admisión Entrada en la Iglesia Liturgia de la Palabra (Lecturas y homilía) Súplicas y rito penitencial Oración del exorcismo y unción del catecúmeno Bendición del agua Renuncia Profesión de fe Rito del bautismo Unción después del bautismo (siempre que por alguna razón particular se separe del bautismo) Imposición de la vestidura blanca Entrega del cirio encendido Celebración de la Confirmación  Imposición de manos  Crismación Celebración de la Eucaristía

CAPÍTULO III: RITUAL EN PELIGRO DE MUERTE (278-294) El ritual breve se podrá utilizar para el que se encuentra en peligro próximo de muerte, sea catecúmeno o no, con tal que pueda oír las preguntas y responda a ellas. Si ya ha sido recibido como catecúmeno, debe prometer que, una vez recuperada la salud acabará la catequesis acostumbrada. Si no es catecúmeno conviene que dé señales claras de la conversión a Cristo y de la renuncia a los cultos paganos, además de prometer que después de recobrar la salud seguirá todo el curso de la iniciación que le corresponda. Este rito se adapta especialmente para que lo dirijan catequistas y seglares. También lo puede utilizar el presbítero o diácono en caso de necesidad urgente, pero de ordinario mejor que utilicen el sencillo. Estructura de la celebración:       

Rito inicial Diálogo Súplicas Renuncia y profesión de fe Rito del bautismo Rito de la Confirmación Sagrada Comunión

CAPÍTULO IV: PREPARACIÓN PARA LA CONFIRMACIÓN Y LA EUCARISTÍA DE ADULTOS BAUTIZADOS EN LA PRIMERA INFANCIA Y QUE NO HAN RECIBIDO CATEQUESIS (295-305) Aunque estos adultos nunca hayan oído hablar del misterio de Cristo, sin embargo, su condición difiere de la condición de los catecúmenos, puesto que ya han sido introducidos en la Iglesia y hechos hijos de Dios por el Bautismo. La preparación de estos adultos, al igual que en el caso de los catecúmenos, requiere un tiempo prolongado, y conviene que su vida cristiana sea confirmada por la oportuna enseñanza que se les propone, por la catequesis, el trato con la comunidad de los fieles y la participación en algunos ritos litúrgicos.

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Los adultos son presentados a la comunidad por un fiador. Pero en el tiempo de su formación cada uno de ellos elige, con la aprobación del sacerdote, su padrino, que como delegado de la comunidad actuará junto a él, y tendrá para con él los mismos deberes que el padrino para su catecúmeno. El tiempo de preparación tendrá sus respectivas celebraciones litúrgicas y entrega del Símbolo y la Oración dominical y de los Evangelios. Las etapas de la catequesis se deberán acomodar al año litúrgico y el vértice de toda la formación será generalmente la Vigilia Pascual, en la cual los adultos profesarán su fe bautismal, recibirán la Confirmación y participarán en la Eucaristía. CAPÍTULO V: RITUAL DE LA INICIACIÓN DE LOS NIÑOS EN EDAD CATEQUÉTICA Este ritual está destinado a los niños que, no habiendo sido bautizados en la infancia, y llegados a la edad de discreción y de la catequesis, vienen para la iniciación cristiana, ya traídos por sus padres o tutores, ya espontáneamente, pero con su permiso. Estos niños ya son idóneos para concebir y alimentar una fe propia, sin embargo, todavía no pueden ser tratados como adultos, puesto que poseen una mentalidad infantil. Su iniciación requiere ante todo la propia conversión, madurada progresivamente, al modo que su edad lo permite. Además, su iniciación debe prolongarse, como la de los adultos, durante varios años si es necesario, antes de que se acerquen a los sacramentos y debe distribuirse en varios grados o etapas, y jalonarse con diversos ritos. Como estos niños pertenecen generalmente a algún grupo de compañeros de su edad, bautizados ya de tiempo atrás, que se preparan en la catequesis para la Confirmación y la Eucaristía, la Iniciación que reciben avanzará progresivamente apoyándose sobre la base del grupo catequético, por lo que será idóneo integrarlos con ellos. La ayuda y el ejemplo de los padres, cuyo permiso requieren para comenzar la iniciación, son fundamentales. Respecto a las celebraciones: Es de desear que, en la medida que sea posible, el último tiempo de la preparación coincida con la Cuaresma, y que los sacramentos se celebren en la Vigilia Pascual. Las ceremonias deben celebrarse con participación activa de algún grupo: padres y parientes, compañeros de la catequesis y la comunidad parroquial.   

Primer grado: Rito de entrada en el Catecumenado Segundo grado: Escrutinios o ritos penitenciales y Unción de los catecúmenos Tercer grado: Celebración de los sacramentos de la Iniciación  Celebración del bautismo  Monición del celebrante  Bendición del agua  Profesión de fe de la comunidad y de los niños catecúmenos  Renuncia  Unción con el óleo de catecúmenos sino lo han recibido antes  Rito del bautismo  Entrega del Cirio encendido  Celebración de la Confirmación  Imposición de manos  Unción del Crisma  Celebración de la Eucaristía

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TEMA 3.EL BAUTISMO EN LAS ESCRITURAS 1.El bautismo y el simbolismo del agua El bautismo como rito, y el uso del agua como elemento central, no constituye una novedad cristiana, se da en otras civilizaciones. El agua es un elemento central de la naturaleza y de la vida humana convertida en símbolo polivalente y universal, no sólo para indicar los efectos que conlleva (calma la sed, destruye, purifica, etc.), sino también para referirse a las dimensiones religiosas a las que remite. Al agua se le atribuyen distintos significados: función creadora, ya que por el agua se explica el origen de todo; función purificadora, limpia y purifica toda impureza que nos impide relacionarnos con lo divino, así se dan distintos ritos de purificación como lavatorios en numerosas civilizaciones, babilonios, griegos, romanos, etc.; función devastadora como experiencia de muerte y función vivificadora. Existían creencias de que la agitación del agua manifestaba lo demoniaco. Los desbordamientos de ríos, diluvios, paso del mar Rojo son signos de esta fuerza devastadora. La función vivificadora es símbolo de vida nueva, de resurrección, de renacimiento. No es extraño por tanto que la mayoría de pueblos hayan acudido a abluciones y baños rituales. Hoy en día los ríos tienen una simbología importante de purificación, como en el caso del Ganges. Todo esto explica y apoya el uso del agua como símbolo en la praxis bautismal.

2.Antecedentes bíblicos: abluciones y bautismo en el antiguo testamento La crítica racionalista de la teología liberal quiso ver los antecedentes y dependencias del bautismo cristiano en la praxis de los rituales gnósticos o religiones mistéricas. Sin embargo difieren por su finalidad y contenido. Las raíces del bautismo cristiano hay que buscarlas en el contexto judeo-bíblico en el que nace y se desarrolla. En la Biblia aparecen diversos términos para referirse al bautismo:   

 

Bapto, que significa sumergir, introducir en el agua, hundirse dentro del agua; raramente indica bañarse o lavarse. Baptizo, (bautizar-etimológicamente) es el intensivo de bapto y significa también introducirse en el agua, sumergir, zambullir, meterse debajo del agua. De aquí deriva también el verbo griego Baptizein, que significa inmersión o introducir en el agua. En sentido figurado, con significación neotestamentaria, alude a sumergir al bautizado en el sepulcro, como Cristo, mediante la muerte al pecado para resucitar con Él a una vida nueva (Rom 6, 3-4). Baptismós, significa baño de inmersión, bautismo. Baptisma, significa igualmente bautismo, con alusión al rito por el que se bautiza.

Las abluciones rituales La religión israelita conocía los baños y lustraciones, encaminadas a obtener o recobrar la pureza legal. Buscaban la purificación de personas y objetos ya que la impureza manchaba al hombre y lo incapacitaba para acercarse a Dios. La impureza se transmitía de diversas formas, como por la transgresión de la ley, por enfermedades o por tener relaciones sexuales. La Legislación Sacerdotal (Lev 11-15; 22,1-8) conocía los ritos de purificación, en los que casi siempre intervenía el agua, tanto para las personas como para los objetos. No tenían eficacia moral, pero sí muestran el deseo de purificación, ya que no perdonaban los pecados. Los profetas insistieron en la necesidad de una pureza interior y de la santidad del corazón (Is 1, 16 ss.). Sin embargo, anunciaban para los tiempos mesiánicos una purificación y una renovación total por la “aspersión de aguas puras” (Ez 36,25; Zac 13, 1; Is 4,4). Se produce un cambio de la pureza externa a la interna (del corazón). Jesús dirá que lo que sale del corazón es lo que contamina al hombre, y a esto es a lo que apuntan los profetas.

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Los diversos bautismos El judaísmo contemporáneo a Jesús conoce diversos tipos de bautismos, que sitúan el bautismo cristiano en el contexto de una tradición bautismal. El bautismo de los prosélitos Era el rito de purificación de paganos convertidos al judaísmo para expresar su pertenencia al pueblo de Israel. En la Escritura no se encuentran textos que se refieran directamente a este bautismo, pero sí en las fuentes extrabíblicas, como la Misná y el Talmud. Dicho bautismo formaba parte del conjunto de ritos de iniciación del prosélito y consistía en:    

Una instrucción o preparación La circuncisión (limitada sólo a los hombres) que producía derramamiento de sangre y se purificaba por el agua. El baño de inmersión (necesario para todos e irrepetible) El sacrificio (sustituido en la diáspora por una ofrenda de dinero)

El bautismo de los esenios Los datos que tenemos de ellos nos vienen fundamentalmente de Flavio Josefo y Filón. No es el comienzo de un proceso iniciático, sino un signo de la pertenencia a la comunidad. Está vinculado a la condición sacerdotal de sus miembros y se podía repetir. Las diferencias de estos baños con el bautismo cristiano son muy grandes:   

Son repetitivos El candidato se sumerge él mismo en el agua No son expresión de conversión y perdón, sino de fidelidad a Dios, de renovación en una fuerte tensión escatológica.

3.El bautismo de Juan El bautismo de Juan ocupa un lugar preciso en la catequesis apostólica. Los textos del Nuevo Testamento referentes al bautismo de Juan son los siguientes: Mc 1,4-8; Mt 3,5-18; Lc 3,3-18; Jn 1,19-28. Ser un texto presente en los cuatro evangelios nos indica la gran relevancia que tiene en la comunidad cristiana, presentando un sustrato real, una historicidad de base. Contexto religioso y político del tiempo de Juan Bautista El reinado de David se está desmoronando. Israel vive una situación de oscuridad en relación con Dios. Hace dos siglos que no hay ningún profeta, pareciera que las promesas hechas a Abraham y a David han quedado en el silencio. Israel se siente abandonado por Dios. Es el tiempo de los anawin, los que ponen su riqueza en Dios, a los que pertenece María. Se dan también distintos movimientos sociales que venden esperanza y cambio social mediante el movimiento revolucionario. Destacan los Zelotes que quieren restablecer la libertad de Israel con el miedo y la violencia. Se levantan contra el poder romano y son sofocados con sangre. A los Zelotes pertenecen Simón el Zelote y Judas Iscariote. Este es el contexto en el que aparece Juan Bautista. En el pueblo causa una gran impresión por dos motivos:  

Su testimonio: es un profeta cuya vida le acredita como tal. Dios vuelve a actuar: con su presencia y su mensaje se anuncia la acción de Dios.

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El bautismo de Juan presenta aspectos novedosos: Juan actuaba de ministro ( Bautismo heterónomo), el sujeto era bautizado por él. Probablemente el bautizado se metía en la corriente del río, pero era Juan quien realizaba el acto propiamente bautismal derramando agua sobre su cabeza. Cada uno recibía el bautismo una sola vez. No es repetible. Aunque Juan nunca se propusiera fundar una comunidad, su bautismo se puede considerar de alguna manera como rito de iniciación y agregación a la comunidad de los penitentes que se preparaban a la inminente visita de Yahvé. El bautismo estaba destinado a todos. El significado de su bautismo, era también novedoso y estaba ligado al contenido de su predicación profética:  



 

Anuncio del juicio inminente de Dios e invitación a prepararse haciendo penitencia Su bautismo era un bautismo de conversión, como última posibilidad de salvación (baptisma metánoias: Mc 1,4: Lc 3,3; Hch 13, 24; 19, 4). Donde la conversión más que un efecto del bautismo, era la condición necesaria para ser bautizado. Se puede considerar como signo del bautismo escatológico, es decir signo de la efusión del agua purificadora del final de los tiempos, anunciado por los profetas, que Juan identifica con el bautismo con Espíritu y fuego (Mt 3, 11; Lc 3, 16) de uno más fuerte y más grande que él, que vendrá detrás de él. Se trata, pues, de un bautismo provisional, ya que está centrado en la inminente venida del Mesías. Está vinculado a un llamamiento ardiente a una nueva forma de pensar y actuar.

Puntos en que coinciden el bautismo de Juan y el bautismo cristiano En cuanto a su aspecto formal, es un Bautismo por inmersión que no es repetible, se administra una sola vez y es necesario que intervenga un ministro. Y en cuanto a su significado o aspecto material, es un signo de conversión para el perdón de los pecados. Pero hay una novedad fundamental en el Bautismo cristiano que lo distingue radicalmente del Bautismo de Juan. La novedad del bautismo cristiano, radica principalmente en la referencia a la persona de Jesús, bautizar en el nombre de Jesús, y en el don del Espíritu Santo. Sin embargo existirá una influencia real del bautismo de Juan en el bautismo de las primeras comunidades cristianas, de forma que éstas adoptaran desde el principio el bautismo como rito de iniciación. Resumiendo: El origen del bautismo de Juan, considerado en toda su densidad y contenido: -

hay que buscarlo principalmente en las profecías escatológicas del AT. y en la conciencia personal que el Bautista tiene de la inminencia de las realizaciones mesiánicas que él viene a proclamar.

4.El bautismo de Jesús Es narrado por todos los evangelistas sin excepción. Mencionado indirectamente en los discursos de Pedro y Pablo narrados en los Hechos de los Apóstoles: Hch 10, 37-38, Hch 13, 25. Esto indica que hay una historicidad clara y una tradición evangélica de gran relieve en el hecho de que Jesús se sometiera al bautismo de Juan: Mc 1, 8-11; Mt 3, 13-17; Lc 3, 21-22; Jn 1, 29-34. Por todo ello su historicidad parece fuera de toda duda razonable. Hay tres elementos fundamentales que se encuentran en todos los textos:   

El paso de Jesús por el bautismo La presencia del Espíritu sobre Jesús Las palabras declarativas sobre Jesús: “ Éste es mi Hijo…”

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El centro de gravedad de estas narraciones está en el enunciado cristológico y quiere significar ante todo:    

la proclamación de la misión de Jesús: el enviado su consagración mesiánica la inauguración oficial de su ministerio y de su vida pública la solidaridad de Dios con todos los hombres: Jesús se pone en la fila de los pecadores para cargar con los pecados de todos

La tradición patrística (Ignacio de Antioquia, Clemente de Alejandría y Tertuliano) adoptó pronto el bautismo de Jesús como modelo del bautismo cristiano. Sin embargo, y según los exégetas, del análisis comparativo de las narraciones no se concluye que los autores del Nuevo Testamento consideraran el bautismo de Jesús como fundamento del bautismo cristiano. El bautismo de Jesús es único e irrepetible. Los cristianos bautizamos en su nombre pero no es su bautismo.

Si comparamos los cuatro textos evangélicos acerca del bautismo de Jesús observamos que el texto de Marcos es el primero que se escribió. El de Mateo es el más largo y hay un diálogo previo que no se da en los demás. En Marcos la expresión “ vio rasgarse los cielos” sirve de presentación de Jesús, aludiendo al momento en que el centurión, cuando Jesús expiró y se rasgó el velo del templo, manifiesta quien es Jesús, “ verdaderamente éste es el Hijo de Dios”. Lucas introduce a Jesús en el bautismo de los demás hombres y además introduce la teofanía trinitaria en medio de la oración de Jesús. Juan por último, se centra sobre el Bautista que da testimonio de lo que ocurrió.

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Marcos La intención de Marcos es presentar con la teofanía del Jordán al protagonista: “Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios” (Mc 1,1s); el texto dirá: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. Su bautismo está relacionado con el anuncio del Misterio Pascual (muerte y resurrección). Se corresponde con la profesión de fe del centurión: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios” (Mc 15, 39). La escena del Jordán tiene carácter de signo profético del Misterio Pascual de Jesús. “Vio rasgarse los cielos” y su paralelo de Is 63, 19 indica que en Jesús por el Espíritu, “se ha cumplido el tiempo y Dios está cerca de los hombres”. La teofanía es presentada como una revelación hecha a Jesús. Mateo Destaca en solitario un diálogo previo entre Juan y Jesús donde se autodefine como aquel que ha venido a cumplir totalmente la voluntad del que lo ha enviado. Se autodefine como el siervo que asumiendo el pecado de los hermanos, lo purifica con su sangre. Asumir el bautismo de Juan es para Jesús la forma de manifestarse como “Siervo del Señor”, y anuncio de su kénosis a partir de la cual será glorificado. Lucas En Lucas, Jesús es bautizado “cuando todo el pueblo se bautizaba” según dice el texto. El evangelista indica así la solidaridad de Jesús con todos los hombres. La teofanía tiene su centro en Jesús, que está en oración, destacando de esta forma la comunicación de Jesús con el Padre. Es una manera de recordar la condición de Hijo de Dios. Por otro lado, el texto del bautismo de Jesús está ligado a la perícopa de la genealogía de Jesús., que es el texto que aparece tras el Bautismo. Lucas a diferencia de Mateo no sitúa la genealogía al comienzo del Evangelio sino justo después del bautismo del Señor. Retrocede desde Jesús hacia la historia pasada. No se da un relieve particular a Abraham y David, sino que retrocede hasta Adán, incluso hasta la creación, pues después del nombre de Adán Lucas añade el de Dios. De este modo resalta:  

La misión universal de Jesús: es el hijo de Adán, hijo del hombre. Por su ser hombre, todos le pertenecemos, y Él a nosotros. En Él la humanidad tiene un nuevo inicio y llega también a su cumplimiento.

Juan En Juan, la teofanía tiene como destinatario a Juan Bautista para convertirlo en testigo de Jesús. Juan lo señala como el “lleno del Espíritu”, y como el “Cordero” que quita el pecado del mundo en referencia clara al sacrificio expiatorio del Siervo del Señor (Is 53), sobre el cual ha puesto Dios su Espíritu (Is 42, 1). Aquí también se presenta el bautismo como un anuncio del Misterio Pascual a través del binomio CorderoSiervo que purifica y está lleno del Espíritu para darlo. El paso de Jesús por el bautismo. Presencia del Espíritu y palabras declarativas sobre Jesús El paso de Jesús por el bautismo en el río Jordán constata un doble movimiento, descendente y ascendente. Descendente: Recoge simbólicamente todo el abajamiento mesiánico de Jesús, desciende del cielo a la tierra y hasta el infierno, despojándose de toda gloria tomando la forma de siervo (Kénosis: Flp 2, 6-8). Cristo se introduce en las aguas abajándose y sumergiéndose en ellas, descendiendo incluso a los infiernos. De esta forma Jesús se solidariza con los pecadores y con el pueblo sencillo. Y lo hace sin separarse de ellos, sino formando cuerpo con ellos. Ascendente: La teofanía de Jesús después del bautismo, no es independiente de este gesto de solidaridad kenótica de Jesús con su pueblo. Si el bautismo es considerado como una anticipación de su muerte, su salida simboliza la Gloria de la Resurrección y la Efusión del Espíritu. Por tanto, el bautismo de Jesús es el inicio

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de su misión liberadora, que le conducirá a anunciar el Evangelio a los pobres y oprimidos (Lc 4, 18; Is 42, 1-7). El sacramento del bautismo aparece así como una participación en la lucha transformadora del mundo emprendida por Jesús, en el cambio de vida que se ha producido en su descenso y ascenso, con una referencia clara a la vida pobre y humillada del Siervo de Yahvé, y en la solidaridad con los marginados. La apertura del cielo, la voz y el Espíritu se presentan como la consagración pública y solemne de su misión profética, regia y sacerdotal. Jesús recibe en el bautismo el Espíritu en plenitud.

5.Praxis bautismal de la comunidad cristiana: textos fundamentales sobre el bautismo en el nuevo testamento En hechos de los apóstoles La preocupación de los Hechos de los Apóstoles es mostrar el crecimiento de la comunidad cristiana, no presentar un manual sobre el Bautismo. Sin embargo, nos informan algo sobre el ritual de la iniciación y dejan entrever cierta doctrina. Del conjunto, se ve con claridad la existencia ya desde los primeros tiempos, de un proceso de iniciación, si bien embrionario, en el que el Bautismo ocupa un lugar prominente. Hemos de ser conscientes de que entre la Iglesia fundante o naciente y la redacción de los Hechos hay un intervalo de unos 50 años, lo cual deja la puerta abierta a ciertas evoluciones. Textos:       

El día de Pentecostés (Hch 2, 37-38.40-42.47) Bautismo en Samaría (Hch 8,5.12-13.14-18a) El bautismo del eunuco de Etiopía (Hch 8,27-28.34-39) La conversión de Pablo (Hch 9,17) y (Hch 22, 16) Conversión y bautismo del centurión Cornelio (Hch 10, 44-48a; 11, 13-17) El bautismo de Lydia (Hch 16, 13-15) El bautismo del carcelero de Filipo (Hch 16,30-34)

El día de Pentecostés Se dejan entrever las líneas de un proceso: el anuncio del Kerigma por Pedro ( al oír esto…), su acogida favorable por parte de los oyentes (… sintieron traspasado el corazón…), la invitación a la conversión (Convertíos…) y el Bautismo ( los que aceptaron sus palabras fueron bautizados). Hay que señalar que el verbo bautizar se usa en la forma pasiva lo que sugiere el protagonismo de Dios y un Bautismo heterónomo. Se expresa además la expresión bautizar en el nombre de Cristo, que marca la referencia del Bautismo a Cristo. Del texto se deducen una serie de características del Bautismo:    

Necesidad de la conversión para el Bautismo Relación directa entre Bautismo y perdón de los pecados Relación entre Bautismo y el don del Espíritu Santo Relación entre Bautismo y la adhesión a la vida de la Iglesia

Bautismo de Samaría Se mencionan como elementos del proceso el anuncio del Kerygma, su aceptación de la fe, el Bautismo en el nombre de Jesús, la invocación del Espíritu seguida de la imposición de manos. El verbo bautizar se presenta aquí también en forma pasiva.

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En el texto vemos que la venida del Espíritu Santo se atribuye a la imposición de manos y no al Bautismo. Durante mucho tiempo se ha pensado en una referencia al sacramento de la Confirmación, sin embargo no hay fundamento exegético para confirmarlo. Bautismo del eunuco de Etiopía El episodio muestra un esbozo de la praxis bautismal primitiva con el siguiente itinerario: anuncio de la Buena Noticia de Jesús a partir del Antiguo Testamento, petición del Bautismo, profesión de fe y el Bautismo. Se trata del primer gentil bautizado y está ausente el contexto comunitario. La conversión de Pablo Primero se habla de la imposición de manos por Ananías, y sólo a continuación se menciona el Bautismo. Conversión y Bautismo del centurión Cornelio Aparecen unos gentiles no-bautizados que se ven habitados por el Espíritu Santo. Es un signo de que también ellos son dignos del Bautismo. Bautismo de Lidia   

Anuncio: vs 13, trabamos conversación Acogida y Aceptación: vs 14, … estaba escuchando… el Señor le abrió el corazón… Es un proceso que parte de la iniciativa gratuita de Dios pero que requiere la cooperación de la persona. Bautismo: vs 15… se bautizó con toda su familia… De los pocos textos en los que se ve el Bautismo de niños.

La iniciativa gratuita de Dios con su Gracia que se manifiesta en este texto será reconocida por la Iglesia en el Concilio de Orange en el siglo IV, aún con la importancia de los esfuerzos de la persona. En todo acercamiento de ésta para aceptar la fe, el que toma la iniciativa es Dios por medio del Espíritu Santo, requiriéndose la cooperación de la persona. Bautismo del carcelero de Filipo   

En este texto se ve en el vs 32 una catequesis embrionaria ( rudimenta Fidei)… Y le explicaron la Palabra del Señor. También hay una invitación a expresar la fe ( regula Fidei), vs 31 Cree en el Señor Jesús y te salvarás… Bautismo del carcelero y su familia. También hay aquí una expresión del Bautismo de niños.

Textos paulinos En los textos paulinos se aprecian una serie de prácticas comunes a todas las Iglesias cristianas. Entre ellos encontramos los textos del Nuevo Testamento más importantes para la teología bautismal. Pese a esto, Pablo no ha pretendido hacer una reflexión teológica, lo que hace es acudir al Bautismo para fundamentar una ética cristiana intentando resolver problemas que se plantean en las comunidades a las que se dirige.





Cartas a los corintios  1Cor 1,12b-15. 17  1 Cor 6, 11  1 Cor 10, 1-6a. 11  1 Cor 12, 12-13  2 Cor 1, 21-22 Carta a los romanos  Rom 6  Rom 6, 2-6

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   

Carta a los gálatas  Gal 3,26-28; 4,6-7 Carta a los efesios  Ef 2, 5-6; 19-22 Carta a los colosenses  Col 2, 11-15 Epístola a Tito  Tit 3, 4-8

Corintios 

1 Cor 6,11

Pablo exhorta a la comunidad de Corinto para que no tengan comportamientos indignos de su condición de cristianos, y lo hace recordando momentos importantes de la Iniciación cristiana: lavados-purificados, santificados-consagrados y justificados-salvados. Aparece además la conexión entre el Bautismo y el Espíritu. 

1 Cor 10, 1-6

En este texto podría parecer que Pablo está usando símbolos para hacer referencia a los sacramentos de Iniciación, como por ejemplo el paso del mar Rojo y el Bautismo, el maná en el desierto y la Eucaristía, sin embargo los biblistas están de acuerdo en que Pablo usa los sucesos del Éxodo sólo como ejemplarizantes, mostrando con la expresión bautizados en Moisés por la nube y por el mar, la dimensión salvífica de la experiencia del desierto. 

1 Cor 12,12-13

En este texto Pablo no se referirá, como sí hace en otros pasajes, a Cristo como cabeza del cuerpo que es la Iglesia. Aquí se trata de una referencia cristológica. Por el Bautismo, entramos a formar parte de Cristo, cabeza y cuerpo, por medio del Espíritu. 

2 Cor 1, 21-22

Pablo hace alusión con imágenes a los sacramentos de Iniciación ( vs21,22 nos ungió, nos selló con su Espíritu), es una alusión al Bautismo o a la Confirmación y lo hace ligándola al Espíritu.

romanos 

Rm 6, 2-6

Es el texto más importante y de mayor densidad teológica en los escritos paulinos acerca del Bautismo. En el capítulo previo, el cinco, Pablo aborda la fuerza vivificante de la muerte de Cristo en la cruz, en la que hemos sido reconciliados con Dios y salvados. En los capítulos seis y siete exhorta a la comunidad a vivir en gracia de Dios, ya que algunos creían que al haber sido ya salvados por la gracia de Dios ya no importaba pecar. Pablo ofrece la doctrina básica en estos dos capítulos. No es una exposición teológica del Bautismo, acude a él para hacer una fundamentación de la nueva ética cristiana del seguimiento. En el capítulo ocho tratará de la vida de los seguidores de Jesús en el Espíritu. Vemos que aparece una unión entre el Bautismo y el acontecimiento de la cruz de Cristo, que adquiere su verdadero significado y es el fundamento de la nueva ética cristiana, que se resume en morir al pecado y permanecer en ese estado de gracia.

gálatas 

Gal 3, 26-28

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En este texto aparece una vinculación entre la fe y el Bautismo, vs 26. Esto se pone de manifiesto, incluso en el número de veces que en sólo dos versículos se repite la palabra fe, cinco veces, acentuando esta importante relación entre fe y Bautismo, del mismo modo que se recalca la especial vinculación entre el Bautismo y Cristo. Y es por la fe y por el Bautismo que ya no hay judíos y griegos, esclavos y libres, hombre o mujer, ya todos somos uno en Él, todos somos ya la Iglesia a la que entramos por el Bautismo.

colosenses 

Col 2, 11-15

Con la circuncisión que no es de carne somos incorporados a Cristo y morimos al pecado. Participamos de la cruz de Cristo por el Bautismo, siendo sepultados con Él, muriendo a la vida de pecado, y resucitamos con Él a la nueva vida de la gracia. Este texto afirma dos elementos muy importantes que también aparecerán en Col 3,1-4 y Col 3,9-11, que son:  

la acción purificadora del Bautismo la participación de todos en la Resurrección de Cristo

Cartas de pedro  1 Ped 3,20-21 Los exegetas no se ponen de acuerdo en este texto. Hay diversas interpretaciones, a saber: -

que ofrece un esquema completo del Bautismo que narra elementos de la liturgia bautismal que es una reelaboración de una homilía bautismal

Lo que sí es cierto es que presenta importantes elementos que nos hablan del Bautismo. El diluvio será una figura del Bautismo de la que surge una humanidad purificada interiormente. Tampoco se descarta que pueda ser imagen de la muerte y resurrección de Cristo a la que toda la humanidad se suma naciendo a una nueva vida. Se hace alusión a la alianza que Dios hizo con Noe, cuya señal el arcoíris representa el pacto entre Dios y los hombres. Es una alianza cósmica que alcanza a todos los seres vivos; junto a ella explicita la nueva alianza de Dios con los hombres por medio de la muerte y resurrección de su hijo Jesucristo. Alianza que es personal y que a la vez alcanza a toda la humanidad. Evangelio de juan Cuando se escribe el evangelio de Juan nos encontramos en el siglo I. Ha pasado ya bastante tiempo desde el acontecimiento de Jesús. Es por tanto un escrito tamizado por la experiencia de vida de una comunidad cristiana, por lo que la elaboración es mucho más teológica. 

Jn 3, 1-21

Jesús presenta el Bautismo como un segundo nacimiento, el nacimiento del agua y del Espíritu. Y este segundo nacimiento del agua y del Espíritu, es la condición única para entrar en el Reino de Dios. En este texto se ha apoyado tradicionalmente la Iglesia para expresar la necesidad del Bautismo para la salvación. Existen otros textos con figuras del bautismo cristiano, como son los siguientes:   

Jn 5, 1-19 Bautismo de curación: curación del paralítico de la piscina de Betsaida Jn 4, 1-45 Bautismo como agua viva: Jesús y la samaritana Jn 9, 1-38 Bautismo de iluminación: curación del ciego de nacimiento

Existen dos textos polémicos en cuanto si Jesús bautizó o no:  

Jn 3,22 … se quedó allí con ellos y bautizaba. Jn 4,2 … aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos…

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Conclusión: el mandato bautismal 1. 2.

El Bautismo aparece como el signo más característico de los nuevos miembros de la Iglesia. Hay que bautizarse para entrar en ella. Los elementos de la Iniciación cristiana en la praxis de las primeras comunidades son los siguientes:  Anuncio del Kerygma  Conversión: aceptación de la fe y petición del Bautismo  Bautismo en el nombre de Jesús  Invocación del Espíritu Santo seguido de la imposición de manos  Prioridad de la Gracia: el papel activo de Dios en la respuesta de la fe

Pero hay una serie de interrogantes que nos planteamos, ¿ Hasta qué punto se puede atribuir a Jesús la voluntad de instituir el Bautismo?, ¿ Hay algún mandato explícito de Jesús?, ¿ Dónde reside el origen del Bautismo cristiano? En Mt 28, 19 y Mc 16, 16 nos encontramos un mandato explícito de Jesús para bautizar. Sin embargo se discute si el origen de este mandato está en el Jesús histórico o en el Jesús de la Pascua, es decir el Jesús visto a los ojos de la resurrección. 



Los que piensan que tiene su origen en el Jesús histórico opinan que el origen del Bautismo, una práctica tan universal, no puede explicarse sin que exista una disposición determinante del fundador. Y encuentran en estos dos textos una orden expresa de Jesús sobre ello, fundamentando ahí la existencia del Bautismo cristiano. Los que opinan que están escritos a la luz de la resurrección se basan para ello en que Mc 16, 920 es un añadido en el siglo II, posterior al evangelio de Marcos. Por ello Mt 28,16-20, no tiene ningún paralelo en la tradición sinóptica. No aparece en ellos ni en ningún otro escrito. Mateo 28 lo que refleja es una disposición bautismal, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, dirigida a una comunidad de judíos cristianizados de Siria en los años 80-90. Todo lo expuesto nos lleva a pensar que no hay fuente anterior, por lo que se trata de un mandato tardío y limitado. Por ello podemos concluir que no existen pruebas evidentes de que haya sido instituido personalmente por Jesús.

De todas formas no podemos poner en duda la institución del Bautismo cristiano, porque un hecho cierto es el conocimiento de las primeras comunidades de la práctica bautismal. Entonces, ¿ Dónde podemos encontrar el origen del Bautismo cristiano? Vamos a ver diferentes hipótesis: 1.

2.

En el Bautismo de Jesús por Juan el Bautista, modelo del Bautismo cristiano:  Elementos a favor: el relato de Mc 1,9-11 del Bautismo de Jesús es el más antiguo, y presenta rasgos del Bautismo cristiano: el agua para la remisión de los pecados, la presencia del Espíritu Santo, proclamación de Jesús como Hijo de Dios. De hecho los Padres de la Iglesia a partir del siglo II lo usan en sus catequesis mistagógicas como modelo del Bautismo cristiano.  Elementos en contra: los exegetas no han encontrado en todo el Nuevo Testamento una relación directa entre el Bautismo de Jesús y el Bautismo cristiano. La narración del Bautismo de Jesús sólo tiene una finalidad cristológica, que es presentar la misión de Jesús como Hijo de Dios, mientras que el Bautismo cristiano tiene una doble finalidad, sacramental y cristológica. Por ello la conclusión es que esta tesis no puede ser cierta. Es una continuidad del bautismo de Juan el Bautista:  Elementos a favor: en el Bautismo cristiano están todos los elementos que se dan en el Bautismo de Juan el Bautista: es heterónomo ( el Bautismo lo administra una persona diferente a la que se bautiza), es único e irrepetible, normalmente se produce por inmersión, es para la conversión y el perdón de los pecados.

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Elementos en contra: falta el elemento esencial del Bautismo cristiano, es en el agua y en el Espíritu, en el nombre del Señor Jesús desde la salvación pascual.

Vemos por tanto, que sólo desde el acontecimiento y la experiencia pascual se puede entender la originalidad y el origen del sentido del Bautismo cristiano, cuya práctica no tendrá su raíz en la vida terrenal de Cristo, sino en la comunidad que nace de la Pascua y Pentecostés y de la que nos hablan los Hechos de los Apóstoles y la literatura Paulina. Entre el Bautismo de Juan en el Jordán, Pentecostés y el Bautismo cristiano existe una continuidad y al mismo tiempo una novedad. El Bautismo de Juan el Bautista es en el agua y el Bautismo cristiano, que es el que se da a partir de Pentecostés, es en el Espíritu Santo, en el nombre del Señor Jesús. La expresión “ Bautizar en el nombre del Señor Jesús”, que con ligeras variantes aparece en varios textos, nos da a entender que existe una relación directa entre el Bautismo cristiano y la persona de Cristo. Sirvió en un primer momento, para afirmar la novedad del Bautismo en el nombre de Jesús frente a otros, sobre todo el de Juan el Bautista. Más tarde esta expresión se revestirá de un significado teológico más pleno, por el lugar que se le atribuye a la persona de Jesús en la obra de la salvación. Respecto al significado de la expresión, ésta presenta dos formas: 



Eis to onoma: la preposición Eis sugiere movimiento hacia un punto. Ello nos indica que la persona al ser bautizada es transferida en propiedad a Cristo, al Señor, al Kyrios, y que la persona queda sometida a la autoridad de Cristo y puesta bajo su protección. Por otro lado, teniendo en cuenta la unión indivisible entre Cristo y el acontecimiento salvífico, la preposición Eis insinúa que el bautizado es introducido y asociado a la muerte y resurrección de Cristo en la línea del capítulo 6 de la carta de San Pablo a los Romanos. En to onomati, Epi to onomati: las preposiciones En y Epi indican que el Bautismo se hace con la autoridad que dimana de Jesucristo.

6.Expresión bautizar con agua, bautizar en espíritu Estas expresiones aparecen en el Nuevo Testamento de forma separada, juntas y a veces contrapuestas. Cuando se usan contrapuestas es para afirmar una contraposición dialéctica entre el Bautismo de Juan y el Bautismo de Jesús. Algunos exegetas, con K. Barth a la cabeza, querían expresar que todo Bautismo con agua es sólo un rito vacío de contenido soteriológico. El Bautismo en el Espíritu, sin embargo, sería pura comunicación del Espíritu por obra de Dios. Sin embargo la comunidad primitiva entendió el Bautismo en el Espíritu como un Bautismo real con agua que lleva emparejada la comunicación del don del Espíritu. Veían que la promesa que se había hecho realidad en Pentecostés era un acontecimiento que se producía en cada sujeto que se bautizaba. Por tanto el binomio de Bautismo con agua, Bautismo en Espíritu no hay que entenderlo como una oposición, sino como una semejanza. Para una mente bíblica como la de los semitas, el agua es símbolo del Espíritu, por ello, sumergirse en el agua bautismal será sumergirse en el Espíritu. La acción primordial será la del Espíritu, la del agua será simplemente instrumental. Por ello la expresión bautizar en Espíritu viene a significar la indisoluble conexión entre Bautismo cristiano y Espíritu Santo.

7.Conclusiones referentes a la iniciación cristiana a partir de los textos neotestamentarios A los autores del Nuevo testamento no les mueve la preocupación de trasmitir a la posteridad ni la información exacta sobre los pasos ni los rituales que comprendían la incorporación al cristianismo. De hecho la exégesis es muy cauta a la hora de encontrar tratados bautismales en el Nuevo Testamento. Lo más que se encuentran son pequeños himnos, fórmulas, etc. Lo que sí que se puede es, con el conjunto de textos disponibles, reconstruir la secuencia de los actos que se llevaban a cabo en dicha incorporación. Pero aun así, hay que tener en cuenta la existencia de tradiciones bautismales diferentes en las distintas comunidades.

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Los actos y elementos fundamentales que aparecen: 1.

2.

3. 4.

5. 6.

Anuncio del Kerygma, que es el primer anuncio de la Buena Noticia centrado en la Historia de la Salvación, interpretada a la luz de los acontecimientos centrales de Cristo, de su muerte y resurrección. Conversión: por tratarse de creyentes cercanos al mundo judío o de paganos familiarizados con la fe judía, la preparación para el Bautismo no se menciona. Sin embargo hay indicios de la existencia de una catequesis previa al Bautismo en el Nuevo Testamento. Así se ve en: a. 1 Cor 15,1 ss.: Pablo parece estar recordando a los corintios los fundamentos de la fe recibidos antes del Bautismo. b. Hb 6,1-2: clara referencia a una instrucción de los rudimentos de la doctrina sobre Cristo. c. Mt 28,20: alude también a esta instrucción, al menos en la interpretación de los Santos Padres, instrucción elemental bajo la forma de la doctrina de las dos vías, en la que para comprender el Bautismo tiene gran importancia la equivalencia entre adoctrinamiento y Bautismo. Acogida de la Palabra de Dios por los oyentes, arrepentimiento y conversión ( ruptura con el pasado), manifestando de alguna manera su buena disposición. Acto del Bautismo: aunque es prematuro hablar de un ritual del Bautismo, sí que se puede hablar ya de cierta estructura ritual. Es probable que se exigiera al candidato que expresara su voluntad en forma de: homología o alabanza, como por ejemplo Jesucristo es el Hijo de Dios Hch 8,37, Jesús es el Señor Rm 10,9 …, o bien en forma de profesión de fe de la doctrina recibida, Hb 3,1; 4,14. El elemento empleado para el Bautismo era el agua, normalmente agua viva de ríos o mares. El significado del término bautizar y el simbolismo de Rm6 sugieren que el sujeto se metía o era metido en el agua o bajo ella. La intervención del ministro era necesaria. El Bautismo cristiano es siempre heterónomo. Algunos exegetas piensan que la expresión para la fórmula bautismal usada en los primeros días era en el nombre de Cristo. Es a finales del siglo I cuando dicha expresión habría sido suplantada por la fórmula trinitaria inspirada en Mt 28,19. Imposición de manos: este gesto parece completar el Bautismo y se relaciona con los apóstoles. Pero es un rito que no se puede considerar aún como constitutivo de la Iniciación cristiana. Participación en la vida comunitaria: con el ingreso en la Iglesia comienza el sujeto a participar y ser parte de la comunidad, sobre todo en la Eucaristía.

8.Simbología y tipología bautismal La tradición del Nuevo Testamento y de la Iglesia primitiva han usado como acontecimientos tipo para el Bautismo a sucesos del Antiguo Testamento, es decir prefiguraciones del Bautismo cristiano. Estos acontecimientos son tres principalmente:   

El diluvio universal El paso del Mar Rojo El paso del Jordán

el diluvio Es imagen de castigo divino y de salvación a la vez. Aparece en el texto de 1 Pe3,18-22. El arca es la figura tipo de la Iglesia, una imagen comunitaria por las muchas especies que en ella hay, y sólo en ella es posible la salvación. Cristo es comparado con Noé, que desciende a las aguas de la muerte para nacer a una nueva vida. Por tanto el arca de Noé será tipo del Bautismo y la salvación en Cristo. paso del mar rojo Aparece en 1 Cor 10-1-6. Es el núcleo de la fe judía, el elemento central. Para los egipcios es el mar de la muerte, para los judíos sin embargo, es el mar donde Dios salva a su pueblo. La iniciación del cristiano

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será el paso del mar como pueblo ( dimensión cristológica y comunitaria). Pablo destaca la dimensión cristológica del paso del mar Rojo. paso del río Jordán Aparece en el texto de Jos 3. El río Jordán es la frontera con la tierra prometida. Los Padres de la Iglesia verán en Josué la prefiguración de Jesús. En la tierra prometida, la Iglesia, que mana leche y miel, prefiguración de la Eucaristía.

9.La iglesia oriental. Teología del icono En la Iglesia oriental se desarrolla la teología del Bautismo de la mano de la teología del icono, con una forma de entender el Bautismo vinculado a la cruz. El Bautismo de Jesús encuentra su plenitud en la cruz, poniéndose en la fila de los pecadores y cargando con los pecados de todos los hombres. De manera que su bautismo, que es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad, representa:  

la anticipación de la muerte en la cruz la anticipación de la resurrección, anunciada en la voz del cielo

Simbología en los iconos de la Iglesia oriental El agua, sepulcro líquido con forma de cueva oscura, es la representación de la iconografía del Hades ( el inframundo, el infierno en la mitología griega) y el sheol ( Hebreo), lugar de los muertos en la teología cristiana. El descenso a este sepulcro líquido representa el descenso de Jesús a los infiernos donde vence el mal. El sheol es la casa donde impera el mal e implica la bajada de Jesús y la lucha con ese poder del mal. Jesús baja al sheol compadecido, con un sufrimiento transformador, convirtiendo los infiernos y abriendo y derribando las puertas del abismo. «Sumergido en el agua, ha vencido al poderoso» (cf. Lc 11, 22) (Cirilo de Jerusalén). El Bautismo así se entiende como un compendio de toda la historia, donde se retoma el pasado y se anticipa el futuro. El Bautismo cristiano será una participación en la lucha de Cristo contra el pecado. De esta forma todos participamos en la transformación del mundo. Jesús en los iconos suele aparecer en el río Jordán como en un sepulcro. Algunas veces se visualiza inclinado con los pies “ bailando”, que es símbolo de la iniciativa de Dios. Para representar su iniciativa y la voluntad del Padre, se esboza este movimiento ,como si fuera a andar. Es Dios quien ha dado el primer paso, en la Creación, en la Salvación y en la Redención tras el pecado. En el gesto de la inclinación del cuerpo y la posición de las piernas en un suave movimiento hacia Juan se deja entrever como hay una voluntad redentora. Jesús se consagra consciente y libremente a su misión terrenal, se somete enteramente a la voluntad del Padre, y el Padre le responde enviando sobre él al Espíritu Santo. Jesús puede aparecer dentro del agua sólo hasta la cintura, hasta los hombros o con la cabeza cubierta por las aguas . y puede estar semi desnudo simbolizando al nuevo Adán, al hombre que renace; y aparece con actitud humilde, como el cordero de Dios. Además de Jesús en el icono aparecen el Padre y el Espíritu Santo, representando junto a la imagen de Cristo el misterio Trinitario. La salvación de la humanidad es obra de la santa Trinidad, Dios Uno, presente y actuante en Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Con su mano derecha Cristo bendice las aguas y las prepara para hacerlas aguas del bautismo, a las que santifica con su propia inmersión, cambiándolas de significado: antes eran imagen de la muerte (el diluvio), ahora son fuente de la vida. También pueden aparecer ángeles, Juan Bautista y diferentes hombres que son rescatados a la vida nueva. Juan bautista normalmente aparece vestido con la piel de camello, apoyando la mano sobre Jesús e inclinado en señal de sumisión y adoración. Se le representa alzando su mano izquierda al cielo, así como su mirada. Juan no se siente digno de bautizar al Señor. Es figura del hombre viejo, de Adán, al que Cristo ha venido a rescatar. El hombre revestido de pecado, es despojado y regenerado: su lugar es tomado por el Hombre nuevo.

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Los ángeles testigos del misterio ,servidores de Dios y de los hombres, aparecen con telas para cubrir a su Señor. Cristo se separa de estas figuras angélicas y se encamina voluntariamente hacia Juan que representa al hombre, la humanidad. Se insiste en el amor de Dios a los hombres. Los ángeles están expectantes y descubren en este momento su vocación: son servidores de Dios y servidores del hombre, porque están mirando la plenitud de la Creación: la Encarnación del Verbo. Cuando son tres ángeles son figura de la Santísima Trinidad, como se representa en la aparición a Abraham en Mambré. Se inclinan sobre Jesucristo, al igual que Juan, en señal de sumisión y adoración, y al mismo tiempo lo señalan como el Cordero de Dios. Aparecen también animales que indican que Jesús se encuentra por encima de toda la creación. Y por último pueden aparecer figuras humanas sobre un monstruo que representan al río Jordán que se abre ante Jesús.

TEMA 4.BAUTISMO EN LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE LA IGLESIA. LA IGLESIA ANTIGUA En esta época la Iglesia tratará de asegurar el rigor en la preparación de los candidatos al Bautismo. En torno al núcleo central de éste, irá introduciendo ritos para expresar la riqueza del misterio, de manera que de la simplicidad de los orígenes se llegará a liturgias muy elaboradas. Al final de este tiempo la liturgia se ha enriquecido tanto, en algunos casos demasiado, que se llega a una decadencia en la praxis y en la concepción teológica de los sacramentos. Hay que tener en cuenta que en esta época no hay uniformidad en la fórmulas, cada comunidad tenía la propia. Pluralidad que subsiste en la época patrística. En este periodo se inspiran los rituales de iniciación cristiana que se usan hoy, más concretamente en los ss. III y IV con Hipólito de Roma y el catecumenado. Existen una serie de presupuestos que nos harán comprender mejor la reflexión doctrinal y la praxis del Bautismo en esta época: a.

b.

c.

Al principio existe una fuerte vinculación entre cristianismo y judaísmo, y por tanto entre judaísmo y Bautismo cristiano. La búsqueda de una identidad propia del cristianismo hace que esta vinculación vaya desapareciendo. Se necesita una preparación, una catequesis para poder entrar a la Iglesia por medio del Bautismo. Esta catequesis hará que la persona pueda optar por ser cristiano desde una opción mucho más consciente y decidida. No hay que perder de vista que en este periodo se vive el cristianismo en un ambiente de persecución. Era necesario tener una fe bien arraigada. Aparecen controversias ( herejías) que provocan que se produzca un desarrollo teológico con la finalidad de poder rebatirlas.  Herejías bautismales: donatistas, pelagianos  Herejías penitenciales: valentinianos y novacianos

Algunos aspectos generales de esta época a tener en cuenta A la hora de iniciar nuestro estudio histórico de la configuración del bautismo y de la IC en la Iglesia Antigua conviene destacar algunos aspectos: 

 

Se constata una pluralidad de formas de agregar nuevos miembros a la Iglesia (del mismo modo que en los tiempos del Nuevo Testamento). Existe una pluralidad de tradiciones en la época patrística. Desde el siglo II hasta el VII, se produce una evolución importante que va desde la simplicidad en sus orígenes a liturgias muy elaboradas, que permitían celebraciones muy majestuosas. Los rituales de IC que están hoy en uso provienen fundamentalmente de este período (s. III y IV, con el catecumenado).

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1.El Bautismo en los primeros siglos ( ss.-III), antes del Concilio de Nicea A partir del s. II disponemos de una información cada vez más detallada sobre el desarrollo de la IC y sobre su significado. En general, durante estos dos siglos se constatan las siguientes características: •

• • •



Se consolida una relación interna entre la enseñanza-catequesis y baño bautismal. De manera que el bautismo se presenta como la respuesta de fe a la Palabra de Dios. Existe la convicción de que en la IC, debe existir una estrecha relación entre catequesis, fe y sacramento. Clemente de Alejandría (nació a mediados del siglo II) afirmaba ya en esa época que «No es posible creer sin catequesis…La catequesis conduce progresivamente a la fe, más la fe, llegado el momento del bautismo, recibe la instrucción del Espíritu Santo» (Pedagogo 1, 30, 2). Aparece la fórmula trinitaria (s. I), que indica el núcleo de la fe y cómo la existencia del cristiano está consagrada a la Trinidad. La participación de la comunidad está presente. Se encarga de presentar al que va a ser bautizado. Ya existe un control y un discernimiento mínimo de los candidatos. A finales del siglo II se puede hablar de un catecumenado organizado, fruto del esfuerzo pastoral de varias generaciones. El catecumenado era el tiempo de la catequesis. Según Tertuliano era una especie de noviciado. Todas las iglesias compartían la necesidad de un tiempo suficiente para la realización del catecumenado, aunque la duración del mismo variará según las Iglesias. La base de la instrucción-catequesis eran la Escrituras y el símbolo de la fe. La regula fidei era como el resumen de las Escrituras, que Orígenes llamará Verbum breviatum (la Palabra abreviada). Para la instrucción moral se servían de las dos vías.(bien- mal, vida- muerte). Para madurar su conversión se les exigían algunas prácticas penitenciales. Además eran sometidos a un riguroso examen. El catecumenado presenta también en esta época un aspecto ritual. Sobre los catecúmenos se realizaban algunos gestos litúrgicos que alimentaban en ellos la esperanza de que Cristo a través del bautismo les liberaba del pecado y del mal. Gestos como:  imposiciones de las manos  exorcismos  oraciones especiales

Antes del bautismo: Se bendecían el agua y los óleos. Se realizaba el rito de la renuncia a Satanás, que se daba en Alejandría (norte de Egipto), norte de África y Roma. Venía a recalcar que el bautismo es un combate victorioso sobre Satanás y el pecado. En cuanto a la unción prebautismal, en Roma tenía sentido de exorcismo, mientras que en Siria se interpretaba como un símbolo de la comunicación del Espíritu Santo. Respecto al momento de recibir los Sacramentos de la IC en la Iglesia de Roma y el norte de África optaron por la Pascua como fecha más apropiada. La triple inmersión y la triple profesión de fe, que normalmente era dialogada, tenían una referencia clara al bautismo, simbolizando la bajada a la sepultura del Señor, y al misterio trinitario. La costumbre de mencionar las tres Personas de la Trinidad en el momento del bautismo parece universal ya en este tiempo. Después del Bautismo: En cuanto a los ritos después del Bautismo se van a dar dos hechos de signo contrario, que son importantes para entender el Sacramento de la confirmación y es que en algunas comunidades aparecen ritos postbautismales, mientras que en otras hay ausencia de ellos. Estos ritos se dan entre la inmersión bautismal y la recepción de la Eucaristía. Son ritos mediante los que se comunica el Espíritu Santo. Dependiendo del sitio se trata de:

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  

unción signación imposición de manos

Así por ejemplo la unción postbautismal aparece en Alejandría, norte de África y Roma. Se trata de ritos que aparecen como núcleos diferenciados del bautismo y al mismo tiempo estrechamente relacionados con él, hasta el punto de que al conjunto se le puede seguir llamando simplemente Bautismo. Lo testimonia Hipólito de Roma. Como ya hemos dicho hay ausencia de tales ritos en otras comunidades, Siria, Armenia y Mesopotamia. Pero esto no quiere decir que no conociesen una unción prebautismal a la cual daban una gran importancia, y la relacionaban con la unción de los reyes y sacerdotes de Israel y con la de Jesús en el Jordán y le atribuían la comunicación del Espíritu Santo. Concluyendo esta serie de ritos, el beso del Obispo quería significar la acogida en la comunidad. Tras él seguía la primera participación en la oración de la comunidad, el abrazo fraterno y la Eucaristía dominical. La Eucaristía bautismal formaba parte integrante de la iniciación cristiana. Se puede decir que en general en estos dos primeros siglos se tenía ya una idea clara de la unidad de todo el proceso iniciático. Según lo dicho, en la Iglesia del siglo II y III (prenicena, que se enfrenta a la controversia arriana que negaba la naturaleza divina de Jesús. Fue rebatida por el Edicto de Milán en el 313, que afirmó que Jesús es “consustancial con el Padre”) pudieron existir tres modelos de iniciación cristiana:   

El modelo de la Didajé: inmersión-comunión. El modelo de los Hechos de Tomás: unción (don del Espíritu)-inmersión-comunión. El modelo de la Traditio Apostólica: inmersión-unción-imposición de manos-signación (don del Espíritu)-comunión.

Escritos y testimonios más importantes de los siglos II y III Siglo II. Destacan los siguientes testimonios: a.

Didajé (120-Ensañanza de los doce Apóstoles)

Pertenece a los Padres apostólicos. Contiene las primeras instrucciones conocidas para la celebración del Bautismo y la Eucaristía, así como una de las tres redacciones originales que han pervivido del Padre Nuestro. Habla poco del bautismo, pero nos ofrece un contexto bautismal y una instrucción moral de las dos vias. También habla del rito bautismal con agua y de la formula trinitaria. b.

Epístola de Bernabé (70-130)

Tratado cristiano de 22 capítulos, escrito en griego. Tradicionalmente se le atribuye a Bernabé, pero hay un debate con su autoría. Para esta Epístola, el bautismo es una acción purificadora de la participación en el sacrificio expiatorio de Cristo. c.

Justino

En su primera Apología (150), dedica dos capítulos a la descripción de la preparación y celebración del bautismo. En su obra, Diálogo con Trifón, resalta en la preparación del bautismo cuatro aspectos:    

Enseñanza o catequesis Oración para el perdón de los pecados Participación de la comunidad Ayuno de preparación inmediata.

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A esta preparación sigue la celebración del bautismo (iluminación). La gracia del bautismo consiste no sólo en el perdón de los pecados, sino también en la regeneración e iluminación de la vida nueva en Cristo.

Siglo III. En el siglo III hay una mayor elaboración de la teología bautismal. Hay dos corrientes: 



a.

Occidente: - Ireneo de Lyon (200) - Tertuliano (155-220) - Cipriano de Cartago (258) - Hipólito de Roma (170-236) Oriente: - Clemente de Alejandría (150-215) - Orígenes

Ireneo de Lyon (200)

Habla del bautismo en dos de sus obras: Demostración apostólica y Carta contra los herejes (200). En la primera ofrece una catequesis fragmentaría sobre el bautismo y al mismo tiempo describe de forma elemental la liturgia bautismal, baño de agua e invocación trinitaria. En la segunda obra, habla de los efectos de gracia del bautismo, que no consisten sólo en la remisión de los pecados, sino sobre todo en la renovación y nueva creación del hombre, restituyéndolo a su imagen creatural primitiva, e iniciando en él una obra de “divinización” progresiva. b.

Tertuliano (155-220)

Su obra, Sobre el Bautismo, es una apología contra el dualismo maniqueo, un tratado doctrinal y una explicación ritual de la iniciación cristiana. La descripción del ritual incluye:      

Una preparación inmediata con oración, ayuno y vigilia. La bendición del agua bautismal con la invocación del Espíritu La confesión de fe trinitaria El baño para la purificación de los pecados La unción que significa “cristianización” Y la imposición de las manos a la que atribuye el don del Espíritu.

c.

Cipriano de Cartago (258)

Perteneciente a la Iglesia africana de la época. Su aportación es importante en dos aspectos:  

Por destacar la eclesialidad del bautismo al referirse al valor que puede tener el bautismo realizado por los herejes. Y estar a favor de la práctica del bautismo de niños.

d.

Hipólito de Roma (170-236)

Es de gran actividad dentro de la Iglesia de Roma. Gran conocedor de las distintas tradiciones de la Iglesia. Adoptó una postura pastoral frente al rigorismo en tiempo de persecuciones. Presenta un proceso de iniciación muy estructurado:  

ordenación del catecumenado, cuya duración es de tres años, en diversas etapas: preparación de los candidatos, catecumenado, preparación próxima al bautismo, iniciación ritual y mistagogía distinción de los sujetos según su situación y estado catecumenal

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El modelo de la Tradición Apostólica (escrita hacia el 217 por Hipólito de Roma) se puede considerar como el paradigma del catecumenado. Veamos más detenidamente cómo estaba organizado este proceso de iniciación:     

Presentación de los candidatos: los catequistas eran los didaskalos Período del catecumenado: tres años en los que oran pero separados de los fieles Preparación próxima para el bautismo Preparación y exorcismos: previo a la Vigilia Pascual, creando la disposición en el sujeto para llenarse de la Gracia de Dios Ministerios durante el catecumenado:  Adducentes: los que conducen a los que se interesan.  Doctores audientium: los que instruyen e imponen las manos, que pueden ser clérigos o laicos.  Sacerdos y espicopus: sacerdote y obispo.  Communitas: la comunidad que participa en la oración y en la acogida.

Las diferentes controversias que contribuyeron a que se perfilara la teología bautismal Las diferentes controversias contribuyeron fundamentalmente a dos cosas:  

A que se perfilaran algunos puntos de la teología bautismal, haciendo una profunda reflexión teológica y dando razones para defender la fe. Se consolidara una terminología de iniciación específicamente cristiana.

Las controversias más importantes fueron tres: 1. 2. 3.

los gnósticos valentinianos los maniqueos el bautismo de los herejes

Gnósticos valentinianos Es una de las más importantes sectas gnósticas del siglo II, constituida por discípulos del famoso Valentín. Según ellos, había dos bautismos: uno imperfecto, el bautismo de agua, que sólo perdona los pecados (sería el bautismo de la Iglesia oficial) y otro, el bautismo del Espíritu, el espiritual y perfecto (sería el de ellos, los gnósticos). Ireneo, Clemente de Alejandría y Orígenes defendieron el valor y la perfección del bautismo de la Iglesia y su unicidad. Maniqueos Secta del siglo III, fundada por Mani, un sabio persa que se creía el último de los profetas enviado por Dios a la humanidad. Aparentaba ser la verdadera síntesis de todos los sistemas religiosos conocidos hasta entonces, con superficiales adiciones de elementos cristianos. Buscaban el retorno al estado original y separaban el bien y el mal por igual (dualismo maniqueísta), tomándolos como dos principios eternos. La comunidad maniquea se dividía en dos grupos: los elegidos y los oyentes. Los primeros practicaban el celibato y dedicaban su tiempo a la oración. Los oyentes se dedicaban a servir a los elegidos. Al morir los elegidos iban al Reino de la luz y los oyentes se reencarnaban en los elegidos. Para que el Reino de la Luz triunfara sobre las tinieblas, todos los elegidos y oyentes debían alcanzar el Reino de la Luz. En realidad, no era un triunfo lo que buscaban los maniqueos, sino un retorno al estado original, la separación del Bien y del Mal. Como el mal es indestructible, la única forma de alcanzar el Reino de la Luz es huir de las Tinieblas. Eran contrarios al bautismo por su rechazo de la creación y por tanto también del agua. Tertuliano desarrollará el Elogio del agua en su Tratado sobre el bautismo, con el objeto de contrarrestarlos. La introducción del rito de la bendición del agua por estas fechas se piensa que tiene que ver con esto seguramente.

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Bautismo de los herejes Se trata de la primera controversia importante del siglo III sobre el bautismo. Se enfrentaron dos concepciones y dos prácticas. 1.La postura de Cipriano Postura que compartían las Iglesias del norte de África y la mayoría de las iglesias de Oriente. Partían de los siguientes principios: 

No existe más que una Iglesia a la que Cristo confió la economía total de los sacramentos y la distribución de la gracia sacramental.



El Espíritu Santo no reside entre los herejes. Por tanto, son inválidos todos los sacramentos conferidos en la herejía o en el cisma.



No hay más que un solo bautismo legítimo y verdadero, que se encuentra en la Iglesia.

2.La postura de las Iglesias de Roma y Egipto Reconocían la validez del bautismo conferido por los herejes. Para el ingreso en la Iglesia Católica no los rebautizaban, sino que les imponían las manos en señal de reconciliación. Estos debates ayudaron a ver mejor sobre todo la relación bautismo-Iglesia y a distinguir entre validez y eficacia del bautismo. Otros temas bautismales que se fueron afianzando y desarrollando en estos dos siglos Algunos de estos temas desarrollados a partir del Nuevo Testamento presentan al bautismo como: -

combate con el demonio perdón de los pecados nuevo nacimiento iluminación nueva creación y restauración de la imagen de Dios pacto y nupcias con Dios efusión del Espíritu agregación a la Iglesia retorno al Paraíso

2.el Bautismo en la época Patrística (ss. IV-VII) Del siglo IV al VII comprende la edad de oro de la patrística, pero al mismo tiempo con esta etapa comienza el declive de la institución de la IC. A partir del edicto de tolerancia de Milán (313) la Iglesia pasa de ser perseguida a ser protegida. Las consecuencias de esto van a ser: • • •

El paso de un bautismo selectivo a un bautismo masivo. La relajación en el rigor de la época anterior. Se produce la generalización del bautismo de niños.

Las fuentes en esta época son abundantes y de variada índole. Destacan: -

las llamadas catequesis mistagógicas. los sermones litúrgicos y los primeros comentarios sobre la liturgia. aparecen los primeros libros litúrgicos que se pueden calificar como oficiales  Ordo de Constantinopla [s. V-VI]  Sacramentario Gelasiano [s. VI, Roma]  el Ordo Romanus XI [segunda mitad del s. VI]  el Liber Ordinum [s. VI, España]

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Esta época se caracteriza por la poca actividad creativa en el terreno de los ritos de iniciación. Sin embargo, aparecen ciertos ritos nuevos (algunos de carácter universal, otros de algunas Iglesias particulares). Así:     

El rito del Effetá (antes del baño bautismal) recalca el papel de la Palabra y de la fe en la Iniciación. Los ritos de la traditio-redditio symboli y la traditio-redditio orationis dominicae recordaban al candidato que por el bautismo iba a entrar en una comunidad de fe y oración. La apertura solemne del baptisterio, imagen a la vez del paraíso y del seno materno de la Iglesia, traía a la memoria las dimensiones escatológica y eclesial del bautismo. La imposición de la vestidura bautismal y la entrega de una lámpara encendida (después del baño bautismal), expresan simbólicamente los efectos atribuidos al bautismo. En algunas Iglesias aparece el lavatorio de los pies (norte de Italia, Galia e Irlanda) y la coronación de los neófitos (Siria).

En general, el bautismo crecerá en solemnidad y ritualización, con el peligro de que los elementos secundarios (símbolos) se coman el significado de los ritos principales y el sentido de la dinámica general (bendición del agua-conversión del sujeto). Se recortarán ciertas cosas, entre las que destaca el catecumenado, que se reduce al tiempo de la pascua pasando de tres años a cinco semanas. Esto trae como consecuencia:   

Dificultad para comprobar los motivos de la conversión. Una vez dentro, diferían durante años su decisión de hacerse bautizar por temor a las exigencias del bautismo. Incluso esperaban hasta poco antes de morir. Perdida de autenticidad y contenido real de preparación.

El bautismo de niños fue cobrando cada vez más fuerza. Al final de este período (s. VII), los bautismos de niños predominaban sobre los de los adultos. Se produce la separación entre Bautismo y Confirmación. Se reserva al Obispo la consagración del Crisma (tanto en Oriente como en Occidente) y la Unción Crismal, lo que puso los cimientos en Occidente para la separación de los dos sacramentos. Así lo declaró el papa Inocencio I, el año 416, en carta a Decencio, obispo de Gubbio (Ds 215). Los Padres en su reflexión teológica, partiendo del comentario de la Escritura, desarrollaron dos caminos: el del simbolismo de los ritos y el de la tipología bíblica. Fueron las controversias dogmáticas las que ayudaron al desarrollo de la teología de los sacramentos de Iniciación. Controversias Los Arrianos (ss.III-IV, herejía que niega la divinidad de Jesús. Sostienen que Éste ha sido creado por Dios) y los Pneumatómacos (s. IV-V, derivada de los arrianos, es una herejía trinitaria que niega la divinidad del Espíritu Santo) ayudaron a la Iglesia a ser más sensible a la presencia y actividad de la Trinidad y de cada una de las Personas divinas en las acciones sacramentales. Los donatistas (s. IV, iniciado por el Obispo de Cartago, Donato) consideraban inválidos los sacramentos conferidos por los ministros pecadores. La respuesta vino de Optato de Milevi y Agustín entre otros, profundizando en el significado de cada uno de los sujetos que intervienen en el acontecimiento sacramental como: • •

Trinidad Fe del sujeto y persona del ministro

Y al distinguir entre los diversos componentes y efectos del sacramento, Agustín introdujo la distinción entre:  

el bautismo como consagración objetiva (independientemente de la dignidad o indignidad del ministro y del sujeto). Lo que Dios hace en el hombre. y el bautismo como gracia salvadora (que depende de las disposiciones del que recibe el sacramento). De esta forma pusieron las bases para la futura doctrina del carácter indeleble.

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Los pelagianos (s. V): Se trata de una herejía que sostiene que el hombre por su propia capacidad natural puede conseguir la salvación; basta con el uso de la razón y de la libertad sin la intervención sobrenatural de Dios. Pelagio , niega el pecado original, en el sentido en que lo entiende la Iglesia. Según él, el hombre nace sin mancha original, con la perfecta integridad de naturaleza semejante a aquella con que salió Adán de las manos del Creador; el pecado del primer hombre fue sólo un mal ejemplo, y por tanto puede hablarse de pecado original en cuanto los hombres pecan a semejanza de Adán. Por consiguiente, el bautismo se requiere sólo para poder formar parte de la Iglesia.  

La gracia es, solamente, una iluminación interior que no actúa sobre nuestra voluntad y no transforma nuestra alma la Salvación es sin más, un reclamo, una invitación a una vida superior, pero permanece siempre exterior a nosotros, no crea nada dentro de nosotros.

Niega, al mismo tiempo la sustancia y las consecuencias del pecado original, la necesidad de la gracia para realizar obras sobrenaturales y la salvación obtenida por Cristo. Respuesta a los pelagianos: los autores católicos, especialmente san Agustín, sostuvieron la necesidad del bautismo para la salvación. Consecuencia: el bautismo de niños comienza a generalizarse en todas partes. Además ahondaron en la razones que hacían válida esta práctica y el papel que juega en ello la fe de la Iglesia como garante de la eficacia del sacramento. Contrapartida a esta controversia fue la radicalización de la postura sobre la necesidad absoluta del bautismo para la salvación. Así nació la pastoral del miedo. La postura de que los niños no bautizados se condenaban en el infierno introdujo una fuerte angustia en la práctica del bautismo de niños, en una época en la que la mortandad infantil era muy elevada. Las consecuencias para la teología bautismal que se desarrollará en adelante es que estará marcada por la doctrina del pecado original de san Agustín, olvidando la dimensión histórico-salvífica y la eclesial. La atención a la significación teológica de los ritos postbautismales irá en aumento tanto en Oriente como en Occidente, aunque por caminos independientes, poniendo así las bases para una teología de la Confirmación. En general, Oriente se fija más en la unción, mientras que Occidente lo hace más en la imposición de manos. En Occidente, a partir del s. V se emplea un término genérico, confirmatio, para designar estos ritos postbautismales episcopales. Tanto orientales como occidentales atribuyen a estos ritos el don del Espíritu Santo.  

Orientales: la tendencia entre los orientales ha sido insistir más en el don del Espíritu (gracia increada -Dios mismo dándose al hombre). Occidentales: sin descuidar ese aspecto, se han preocupado más y más por definir el efecto (la gracia creada, que es el don producido en el alma cuando Dios habita en ella) del sacramento. En este sentido, tuvo una gran influencia en el pensamiento occidental la homilía Advertamus u Homilía de Pentecostés, cuyo autor hoy se considera a Fausto de Riez (490 y 500). (Texto Oñatibia página 63 y 64).

En general, este período se caracteriza por la escasa o casi nula creatividad litúrgica en el ámbito de la IC. En Occidente, llegaron a culminarse algunos de los procesos que venían gestándose desde la época anterior, como: • • •

La generalización del bautismo de niños, de forma que la práctica del bautismo de niños llega a ser la única. La concentración de los ritos bautismales en una única sesión. La disociación del bautismo y la confirmación: la celebración en dos momentos distintos es un hecho ya consumado.

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• •

El catecumenado pierde pastoralmente su finalidad, llega a desaparecer, y es suplido por una serie de ritos introductorios. A partir de la doctrina de S. Agustín, se acentúa el bautismo como necesario para la salvación. Consecuencia: la concepción individualista del bautismo como medio de salvación personal que hay asegurar cuanto antes.

Como aspecto positivo hay que destacar en este período el gran esfuerzo que realizaron los teólogos por reflexionar y sistematizar los aspectos referentes al bautismo.

3.Entre la Patrística y la Escolástica En este período cabe resaltar que la evolución en Oriente y Occidente discurre por cauces distintos. Occidente: • • •



Se consuma la disociación entre el bautismo y la confirmación. Se debilita la conciencia de unidad de los sacramentos de IC. Se establece ya completamente el bautismo de niños, entre otras cosas por el miedo de los padres. Se consagra la concepción individualista del bautismo debido a:  Consecuencia de lo anterior comenzó a considerarse como un medio de salvación personal.  La aparición de la parroquia como institución con un presbiterio al frente favoreció el desarrollo de una liturgia bautismal caracterizada por unas celebraciones individuales, privadas, sin participación de la comunidad cristiana. Se dota a la Confirmación de rito propio autónomo. De hecho, a finales del siglo IX (ver el Pontifical de Constanza), la Confirmación empezará a contar con un marco ritual de cierta consistencia.

¿Por qué se llega a esta situación? La práctica romana de reservar la crismación al obispo se fue extendiendo. El obispo no podía estar presente en todos los bautizos que se celebraban en todas las iglesias-baptisterios de su diócesis. Esto llevó a que en muchos lugares (como cuenta Alcunio en carta a Oduino en el 790, siglo VIII, que presenta la secuencia de los ritos postbautismales) el bautizado recibe primero la Eucaristía y sólo después es confirmado por la imposición de las manos del Obispo. Oriente: Se mantiene fiel a las prácticas heredadas de los Padres. En esta época desde el punto de vista doctrinal la preocupación reside en trasmitir fielmente la tradición recibida por los Padres. Sin embargo debido a los profundos cambios de concepción y mentalidad se produce una merma en algunos valores del pensamiento teológico patrístico en cuanto a: • • • • •

Sensibilidad simbólica Uso de la tipología bíblica Concepción histórico-salvífica Dimensión eclesial Atención a la acción del Espíritu…

En cuanto a la Confirmación se dan aportaciones importantes. Occidente sigue atribuyendo a este sacramento el don del Espíritu septiforme ( siete dones) y relacionando la unción crismal con la unción de reyes y sacerdotes del Antiguo Testamento y con el misterio de Pentecostés. Confiere fuerza para la vida cristiana y aumenta la Gracia. Alcunio y Rabano Mauro añaden el matiz del Espíritu que anima para la predicación y el testimonio.

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En Oriente se generaliza la unción postbautismal y se profundiza en la crismación, relacionándola con la unción de sacerdotes y reyes del Antiguo Testamento y con el Bautismo de Jesús en el Jordán, atribuyéndole la perfección de los dones espirituales.

4.Bautismo y Confirmación según la Escolástica En el s. XII la praxis bautismal ha quedado ya configurada, aunque subsistían numerosas diferencias de detalle entre unas regiones y otras. En Occidente , lo normal es que los niños se bauticen cuanto antes, al poco de nacer, en cualquier día del año, en la parroquia y de forma privada. La Confirmación también se administra lo antes posible, en la primera visita pastoral del Obispo o llevados expresamente a la catedral para que los confirme. Numerosos sínodos del s. XIII, amenazan con severos castigos a los padres y a los párrocos culpables de que los niños lleguen a la edad de la discreción si confirmar. A partir del s. XIII se implanta como norma esperar a lo siete años para la Confirmación con el Concilio provincial de Colonia ( 1280). España, Portugal y algunas diócesis aisladas sin embargo se mantuvieron, hasta la víspera del Concilio Vaticano II, fieles a la práctica más antigua de confirmar cuanto antes, en la primera visita pastoral del Obispo ( a niños de 1-5 años de edad). El único cambio digno de mención en Occidente fue en el cambio del Bautismo por inmersión al Bautismo por infusión ( S. XV). De la misma manera que con el paso del tiempo la imposición de las manos en el Sacramento de la Confirmación fue perdiendo importancia, convirtiéndose en un elemento secundario. La evolución doctrinal fue muy grande en estos siglos. Es muy importante la reflexión teológica fruto de la Escolástica. En esta reflexión dos factores tendrán una gran importancia:  

Aplicación del método dialectico, propio de la filosofía hilemórfica de Aristóteles, a la teología. Preocupación por estructurar el saber teológico, dándole forma de corpus doctrinal.

A finales del s. XII se habla ya del septenario sacramental, en el que Bautismo y Confirmación aparecen ocupando los dos primeros lugares de la lista. Se defiende la sacramentalidad de ambos, Bautismo y Confirmación, pasando la discusión a versar sobre cuándo y cómo los instituyó el Señor, así como cuál es el papel de la Iglesia en la justificación bautismal. Contra cátaros y albigenses se hubo de defender la necesidad del Bautismo para la salvación. Teniendo en cuenta las teorías hilemórficas comienza a hablarse de la materia y la forma del Sacramento y de los elementos necesarios para su validez. La relación fe-sacramento, sobre todo fe-bautismo y especialmente en el caso del Bautismo de niños fue otra de las grandes preocupaciones: la fe requerida en el sujeto, el rito mismo como profesión de fe, influencia de la fe en la causalidad del Sacramento, el papel de la Iglesia, la eficacia objetiva del Sacramento y la cooperación subjetiva del hombre. Fueron también objeto de discusión las cuestiones relativas al sujeto: condiciones requeridas para la validez, para que el Sacramento sea fructuoso, efecto del Sacramento en caso de ficción. También las referentes al ministro: intención requerida para la validez. Se investigaron del mismo modo cuestiones relativas a los efectos del Bautismo y la Confirmación, a modo de ejemplo la acción del Bautismo contra el pecado y cuestiones relativas al carácter sacramental de Bautismo y Confirmación. Ante los ataques de valdenses, cátaros, albigenses y petrobrusianos, se vieron obligados a defender la legitimidad del Bautismo de niños, y lo hicieron en la doble línea ya trazada por san Agustín de la conexión bautismo-pecado original y bautismo-fe de la Iglesia.

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Los teólogos comienzan a dedicar un tratado aparte a la exposición de la doctrina de la Confirmación, a pesar de estar convencidos de la necesidad de Bautismo y Confirmación para la salvación, de forma que no se han de separar a no ser caso de peligro de muerte. Afloran con fuerza dos líneas de pensamiento respecto a la confirmación:  

Línea apostólica o profética: la Confirmación confiere fuerza para el testimonio apostólico. Línea ascética: la Confirmación confiere fuerza para la lucha interna y externa.

Sin embargo Santo Tomás integra las dos líneas mencionadas y explica el tipo de relación existente entre Bautismo y Confirmación. No cabe duda que los escolásticos supusieron un gran impulso teológico a la Iglesia, impregnándola de una serie de aspectos, tanto positivos como negativos, que no podemos obviar. Aspectos positivos   

Hicieron progresar notablemente la teología del Bautismo y de la Confirmación. Desarrollaron y aquilataron los conceptos teológicos. Delimitaron bien las cuestiones estudiadas y ofrecieron síntesis sólidamente estructuradas que se mantendrán durante muchos siglos.

Aspectos negativos    





La atención a los ritos, a su simbolismo y a la tipología bíblica, sin estar del todo ausentes, no juegan un papel determinante en sus reflexiones. Se presentan los sacramentos en categorías estáticas y menos dinámicas. Los sacramentos se presentan en base sólo a la encarnación, resintiéndose la concepción histórico-salvífica. Se abandona la dimensión Pascual trinitaria de los sacramentos, quedando vinculados y originándose en el momento de la Pasión. Por ello ésta es el elemento importante en el tratado del Bautismo de los escolásticos, especialmente en Santo Tomás. Pérdida del sentido comunitario en la celebración del Bautismo, reflejo del poco relieve que tiene la dimensión eclesial en la concepción de los teólogos. El Bautismo es considerado como un medio de salvación personal. Se debilita la estrecha relación entre la Confirmación y el Espíritu Santo al pretender definir la Confirmación sólo por sus efectos.

5.El bautismo en el siglo XVI: en la época moderna Debido a la situación de los siglos precedentes, la iniciación había perdido la importancia de los primeros siglos, para cederla a otros sacramentos, como la penitencia, la misa privada, la unción de los enfermos. Las diversas prácticas y devociones extra sacramentales como peregrinaciones, reliquias, devoción de los santos, indulgencias, etc., habían llevado a una cierta desfiguración de la imagen sacramental de la Iglesia. Esta situación suscitará las críticas de los humanistas y reformadores durante todo el siglo XV, hasta culminar en la reacción de Lutero y los protestantes, es decir, en la llamada crisis de la Reforma. En general, son siglos de intensa investigación histórica, sobre todo de la tradición de la Iglesia antigua, dentro del inmovilismo y de la Reforma protestante. En la confrontación entre reformadores e Iglesia católica en el siglo XVI, los dos primeros sacramentos de la iniciación cristiana no constituyeron un tema central. Sin embargo, debido a las posturas que defendieron los reformadores sobre otros aspectos y que estaban en contradicción con la doctrina católica, el Concilio de Trento se vio obligado a pronunciarse sobre sus errores.

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El bautismo y la confirmación según los reformadores 1.

Bautismo

En general, todos los reformadores del s. XVI valoraban positivamente el bautismo y lo consideraban un sacramento, aunque el problema es cómo entiende cada uno de los grupos lo que es un sacramento. Un punto en que todos coincidían fue negar la Sacramentalidad de la confirmación. Lutero Lutero afirma que sólo la fe, mediante la gracia de Dios nos salva. Ninguna obra puede salvarnos, sólo la fe. Para él la única fuente de revelación es la Sagrada Escritura y el cristianismo se fundamenta sólo en ésta, de forma que la Palabra es la autoridad suprema en cuestiones de fe, dejando en segundo plano a la Tradición de la Iglesia. El único fundamento de la fe es Jesús. Cristo es el único que puede justificarnos. Las obras, incluidos los ritos eclesiales y cualquier otra forma de esfuerzo humano no son causa de salvación del hombre. La salvación es sólo obra de Dios. Para Lutero el bautismo es el sacramento fundamental para la vida cristiana y reconoce su importancia eclesial. Pero su posición general sobre la importancia de la Palabra, la gratuidad de la salvación y la justificación por la fe, le llevaron a una concepción particular del bautismo. Le dio gran importancia a la articulación Palabra-Sacramento (Palabra-agua). Dentro de esta articulación acentuó la importancia de la Palabra. Según él, el agua es eficaz por la Palabra de Dios. Por ello, sostiene que los sacramentos son “acontecimientos de la Palabra”, y tienen una fuerza salvífica en virtud de esa Palabra. Esto le lleva a afirmar que los sacramentos no tienen una virtud causal, sino más bien dispositiva. Sólo la palabra de Dios es portadora de la Gracia y sólo la fe en esta palabra justifica. El bautismo es sólo obra de Dios con la gracia. Su eficacia depende de la fe del sujeto y no de la misma administración del sacramento. Lo que hace Lutero es negar el ex opere operator, es decir la eficacia del rito mismo y acentúa el ex oper operantis, o sea la parte del sujeto. Para Lutero el bautismo obra el perdón de los pecados, pero esto no significa la interna justificación, ni la definitiva victoria sobre el mal. En definitiva, para Lutero, lo esencial del sacramento no es el mismo rito, sino la promesa de gracia de Dios, expresada en su palabra, y la fe del sujeto. Se trata de una fe subjetiva basada en la confianza, que permite acoger la promesa objetiva de la gracia de Dios. Más aún, la fe sola podría salvar incluso sin el bautismo. Zuinglio: Zuinglio va más allá de Lutero. Para éste la justificación se realizaba por la fe del hombre, Zuinglio sin embargo afirmaba que la salvación era obra de la gracia de Dios que se glorificaba a sí mismo salvando al hombre. Rechazaba la palabra sacramento en el modo que se empleaba popularmente en su tiempo. Para la gente ordinaria, la palabra significaba alguna forma de acción santa en la cual había un poder inherente para liberar la conciencia de pecado. Para Zuinglio, un sacramento era una ceremonia de iniciación o una promesa, señalando que la palabra se derivaba de sacramentum, que significa un juramento. Desecha toda significación religiosa para reducirlo a un acto exterior de orden político y social. Afirma que el bautismo es mero signo, una res externa, que sólo remite a una res vera, que es el bautismo del Espíritu. Por tanto, el bautismo no es causa de gracia, es más un testimonio que un sacramento. Sirve para dar certeza de la fe del sujeto a la Iglesia más bien que a él mismo. El bautismo se trata más bien de una señal externa mediante la cual uno se incorpora en la iglesia visible., signo de la admisión en la Alianza de Dios. Según él, el bautismo no salvaba a nadie de modo eficaz.

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En coherencia con sus pensamientos, no considera necesario el bautismo ni para el perdón del pecado original ni para la salvación, por ello cuestionó a los católicos acusándolos de superstición al atribuirle al agua del bautismo un cierto poder para limpiar los pecados. Calvino Defiende que el principio de la predestinación absoluta es el único responsable que puede explicar el destino de los hombres en la Tierra. Este principio defendía la idea de que dependiendo de la voluntad de Dios, algunos escogidos tenían derecho a la salvación eterna y otros serían condenados al infierno. Afirma la creencia absoluta en Dios y en su soberanía. Dios es soberano, omnipotente e interviene en todos los campos de la vida del ser humano. Propone una doctrina de los sacramentos condicionada por la negación de la eficacia de los sacramentos en sí mismos, por su doctrina de la soberanía de Dios y por la predestinación. Sostiene que Dios es el que lo hace todo, mientras que al sujeto sólo le pertenece recibir, por tanto el bautismo es todo de Dios y nada del hombre. De este modo el bautismo en sí mismo no tiene eficacia. Debido a su pesimismo afirma que el bautismo por su virtud no puede librar al hombre del pecado. El bautismo, para él, no es más que una promesa, un signo exterior, un indicio de la acción salvífica realizada en Cristo. Por el bautismo Dios da a conocer la salvación; pero no tiene eficacia más que como testimonio de la gracia de Dios y como sello del favor que nos otorga. La respuesta del sujeto a este testimonio de Dios es la confesión ante los hombres. Los anabaptistas Son un movimiento radical protestante de la reforma. Los amish y los metodistas son descendientes directos de este movimiento. Profesan una doctrina bautismal sustentada también en una teoría general de los sacramentos muy similar. Al igual que Lutero, Zuinglio y Calvino creían en la salvación por la sola gracia, por medio de la fe sin obras meritorias y la autoridad final de las Escrituras; pero con respecto a la salvación, junto a la justificación por la fe, remarcaban la necesidad de una regeneración interior y una vida posterior de verdadera transformación como evidencia de ella. Por lo mismo, daban especial énfasis a la responsabilidad personal y a la conversión individual. Creían en un contacto libre e inmediato con Dios a través de Cristo, sin actividades eclesiásticas institucionales o rituales, es decir, sin los sacramentos. Para ellos el signo carece de contenido real. Es signo de un acontecimiento interior que ya ha tenido lugar precedentemente. «No somos regenerados porque hemos sido bautizados..., sino que somos bautizados porque hemos sido regenerados por la fe y la palabra de Dios. La regeneración no es resultado del Bautismo, sino que el Bautismo es resultado de la regeneración». Enseñaban que la conversión significaba una vida nueva, y esto era lo más importante; pero consideraban que la conversión total y su vida nueva no son fruto del Bautismo, sino que primero hay un bautismo interior, y luego el agua como signo de conversión. El sacramento sólo atestigua la realidad de una vida interior realizada por Dios con independencia de los sacramentos. Para ellos el bautismo (que practicaban por rociamiento o «aspersión») era la única forma de testimoniar el verdadero arrepentimiento y la conversión personal. Afirman la primacía de la Palabra sobre el sacramento. Exigían con fuerza y coherencia la necesidad de una instrucción, conversión y profesión de fe personales para recibir el bautismo. Como no admitían el pecado original, no veían razón para bautizar a quien no cumplía las disposiciones requeridas de uso de razón, inteligencia y fe, por tanto, negaban el bautismo de niños. Lo consideraban inválido. En definitiva, Lutero y Calvino coinciden con los católicos en considerar al bautismo ante todo como acción de Dios. El resto lo contemplan como acción del hombre; y todos coinciden en negar que el bautismo imprima carácter.

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2.

Respecto a la confirmación

De acuerdo con la idea básica de que todo sacramento debe haber sido instituido expresamente por Cristo y debe ir emparejado con una palabra de Dios con promesa de gracia, los reformadores del s. XVI negaron unánimemente que la confirmación fuera un sacramento. Para Lutero la confirmación es un juego de monos y un fetiche. Pero del mismo modo que lo negaron, sintieron cierta nostalgia de ella. ¿Qué hicieron? Establecieron una especie de catecumenado que culminaba en una solemne celebración que llenaría el hueco dejado por la confirmación de los católicos, en la que los niños confesarían personalmente su fe bautismal en presencia de la Iglesia, a la vez que ratificaban los compromisos contraídos por otros en su nombre.

6.Bautismo y confirmación según Trento 1.

Sobre el bautismo

El concilio de Trento se ocupó del bautismo en diferentes ocasiones:    

En la sesión V (1546), con ocasión del pecado original En la sesión VI (1547), al dar la doctrina de la justificación. En la sesión XIV (1551), cuando trató el sacramento de la penitencia Más expresamente, en la sesión VIII (1547), que dedicó a la doctrina sobre los sacramentos y, en particular, sobre el bautismo.

Es importante tener presente que los pronunciamientos conciliares estuvieron condicionados, por un lado, por las negaciones de los reformadores, y por otro lado, por la doctrina de los escolásticos. Veamos los elementos más destacados. 1.

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En términos generales, se afirma como buena la doctrina sobre el bautismo que propone la Iglesia romana (Ds 1616/ FIC 988). El bautismo es sacramento en sentido verdadero y propio (Ds 1601/ FIC 947), superior al de Juan (DS 1614/ FIC 986) El sacramento del bautismo y el sacramento de la penitencia son dos sacramentos distintos; se diferencian en la materia, en la forma, en el ministro y en los frutos (DS 1671-1672, 1702; FIC 1146, 1147). El bautismo no es libre, sino necesario para la salvación (DS 1618; 1672), como único remedio contra el pecado original (DS 1513-1515) y única causa (instrumental) de justificación (Ds 1524 y 1529). Por tanto, los niños deben ser bautizados (Ds 1514; Ds 1625-1627). Las disposiciones requeridas en el sujeto para la justificación sacramental son la fe, el arrepentimiento y detestación de los pecados personales, la esperanza, el deseo del bautismo y el propósito de iniciar una vida nueva (Ds 1526-1527). Al ministro se le pide la intención de hacer lo que hace la Iglesia y se afirma la validez del bautismo conferido por los herejes (Ds 1617). El bautismo ejerce una causalidad instrumental real ex opere operato (Ds 1529; 1606; 1608) (Cuando la Iglesia afirma que los sacramentos obran ex opere operato, está afirmando que los sacramentos obran por el hecho mismo de que la acción es realizada, en virtud de la obra salvífica de Cristo). El bautismo borra el pecado original tanto en los adultos como en los niños, aunque no la concupiscencia (impulso vital egocéntrico a poseer, a disfrutar, y al poder), no los hace inmunes al pecado (Ds 1619). Borra los pecados actuales personales (Ds 1672; 1515 y 1526- 1530). Condona todas las penas temporales debidas al pecado (Ds 1543). Por el bautismo el hombre es renovado interiormente, justificado, revestido de gracia santificante, positivamente santificado, convertido en hijo adoptivo de Dios, incorporado a Cristo, hecho amigo de Dios, sin que nada quede en él que pueda odiar a Dios (Ds 1515; 1523; 1524, 1528). El bautismo confiere las virtudes infusas de fe, esperanza y caridad (Ds 1530).

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10. El bautismo es puerta de entrada en la Iglesia. Hace miembros del Cuerpo de Cristo (DS 1671) y somete a los bautizados a las leyes de la Iglesia (Ds 1620-1621). 11. El bautismo imprime carácter en el alma, es decir, una señal espiritual e indeleble por cuya razón no puede repetirse el bautismo (Ds 1609; 1624). En resumen, se puede decir que tres son las principales preocupaciones de Trento: insistencia en la eficacia del sacramento (justificación y perdón de los pecados), defensa de la validez y el valor del bautismo de niños, y la pertenencia y el sometimiento de los bautizados a la disciplina de la Iglesia (carácter bautismal). 2.

Sobre la Confirmación

El concilio de Trento también abordó el tema de la confirmación en la sesión VII, vinculado estrechamente con la doctrina de los sacramentos en general y del bautismo. 1.

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Afirmó, contra la unánime negación de los reformadores, que la confirmación no es sólo una ceremonia superflua ni una especie de catequesis, sino verdaderamente sacramento. Uno de los siete (Ds 1601 y 1628). Que es uno de los tres sacramentos que imprimen carácter (DS 1609). Que el ministro ordinario es únicamente el obispo (Ds 1630).

7.Desde Trento hasta la era Romántica 1.

El bautismo

El período que va desde Trento hasta mediados del s. XIX se caracteriza por cierto inmovilismo en la praxis litúrgica, pastoral y doctrinal sobre los sacramentos de iniciación. El bautismo de niños seguía siendo la norma en la Iglesia universal. En la Iglesia católica occidental el bautismo, la confirmación y la Eucaristía se celebraban por separado y no siempre en ese orden. Respecto a la liturgia, en la Iglesia latina constituye un hito importante la aparición del Ritual Romano (Rituale Romanum) de Pablo V, que ofrecía un Ordo para el bautismo de niños y otro para el bautismo de adultos. Aunque nunca se impuso a las diócesis como obligatorio, fue cada vez mayor el número de las mismas que lo adoptaron hasta que llegó a imponerse universalmente en la Iglesia latina. Dicho Ordo ha estado en vigor hasta la reforma del Vaticano II. Hubo algunos intentos de restauración del catecumenado motivado por el descubrimiento y la evangelización de los nuevos continentes. Este intento se llevó a cabo tanto en América Latina como en Asia y, más tarde, en África. Pero prestaron poca atención a los elementos litúrgicos sacramentales que pudieran expresar la acción de Dios en el proceso iniciático. 2.

La confirmación

La celebración según las fuentes era bastante pobre. Además, muchas personas se quedaban sin confirmar. Respecto a la edad, había una gran variedad de situaciones, según las regiones y las circunstancias. Mientras que en algunos lugares se confirmaba a los niños a poco de nacer, en otras regiones, siguiendo las prescripciones del concilio de Colonia de 1280, se confirmaba a los niños a temprana edad, pero no antes de los siete años. Algunos la recibían de adultos y otros ni siquiera la recibían. La preocupación por potenciar la instrucción religiosa llevó a vincular con esta formación al sacramento de la confirmación y a situarlo al término de la catequesis. Esto condujo a que la confirmación, en ocasiones, se recibiera después de la primera comunión. Finalmente el Ritual de Toulon de 1748 lo hace preceptivo y a partir del s. XVIII, en Francia, Bélgica y el imperio Austrohúngaro se generalizó la práctica de diferir la confirmación hasta los 11-12 años.

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León XIII (22 junio 1897) en carta al arzobispo de Marsella, alababa su celo por asegurar que los niños recibieran la confirmación antes de la primera comunión y lo razonaba diciendo que de esta manera los niños “se hacen más dóciles a aceptar los mandamientos, más aptos para recibir más tarde el sacramento de la Eucaristía y, cuando lo reciben, perciben frutos más abundantes”. A pesar de ello, en el s. XIX cobra fuerza la tendencia a hacer coincidir la confirmación con el término de la escolaridad. En general, la reflexión de los teólogos durante estos siglos se mantuvo separada de las fuentes bíblicas y patrísticas. Sin embargo, estaba ya en marcha el movimiento de retorno a las fuentes patrísticas y litúrgicas. Además aparece la teología positiva, que apoya sus reflexiones y conclusiones en la revelación, colaborando con la vuelta a las fuentes.

8.La Iniciación en la historia reciente El último siglo y medio ha sido un período de restauración y renovación en el campo de la iniciación cristiana, tanto en el ámbito de la praxis como en la doctrina. Respecto a la práctica de la iniciación cristiana se dan los siguientes cambios: El decreto Quam singulari de san Pio X (1910), que estableció el uso de razón como criterio para la obligación del precepto de comunión eucarística, trajo como consecuencia el que los niños recibieran los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía antes de ser confirmados (normalmente a los doce años). No obstante, el Código de Derecho Canónico, de 1917, seguía considerando la edad de los siete años como la más apropiada para recibir la comunión. Tanto en los países de misión como en los de cristiandad se recuperó el catecumenado antiguo por etapas, en el caso de los adultos que pedían entrar en la Iglesia, movimiento impulsado por la Iglesia de Francia con el cardenal Lavigerie. El concilio Vaticano II hizo suyos los deseos de años anteriores de revisar la organización de la iniciación cristiana, y ordenó la restauración del catecumenado de adultos y la revisión de la liturgia de los sacramentos de iniciación cristiana, estableciendo algunos principios (SC 64-71). Como primer paso de esta reforma, la Instrucción Inter oecumenici (n. 61) (26-9-1964), autorizó la lengua vulgar en la totalidad de los ritos del bautismo y confirmación. Llegaron luego los distintos rituales reformados:   

El Ordo para el bautismo de niños (1969) El Ordo de la Iniciación Cristiana de Adultos (1971) El Ordo para la confirmación (1971)

PARTE SISTEMÁTICA TEMA 5- LAS DIMENSIONES HISTÓRICAS-SALVÍFICAS DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO. El bautismo es una realidad pluridimensional a través de la cual se pone de manifiesto la obra salvífica realizada por Dios a través de su Hijo. Cristo es el centro y se relaciona con el Padre, con el Espíritu, con el mundo, con la Iglesia, con cada persona… El cristiano por el Bautismo se injerta en Cristo y comparte con Él esta pluralidad de relaciones, con el Padre, con el Espíritu, con el mundo, con la Iglesia y con cada persona. Este es el sentido profundo de esta realidad pluridimensional. Y por eso hablamos de las diferentes dimensiones que más adelante estudiaremos.

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Para profundizar en su sentido teológico vamos ahora a sistematizar los datos bíblicos y litúrgicos sobre el bautismo en las siguientes dimensiones: cristológica, pneumatológica-escatológica, eclesiológica, trinitaria y antropológica. Por tanto, vamos a ver cómo se significan y ponen de manifiesto a través del bautismo las diferentes dimensiones histórico-salvíficas del misterio redentor. Ahora bien, hemos de tener presente que todas estas dimensiones aparecen esencialmente relacionadas entre sí y mutuamente implicadas.

1.Dimensión cristológica Según indica el concilio Vaticano II en Sacrosantum concilium “mediante el bautismo los hombres se insertan en el Misterio Pascual de Cristo, mueren con Él, son sepultados con Él y resucitan con Él” (SC 6). Y en la constitución Lumen gentium se afirma que «los creyentes se unen a Cristo, muerto y glorificado, de una manera misteriosa, pero real… Este rito sagrado (del bautismo) significa y realiza la participación en la muerte y resurrección de Cristo». (LG 7) En efecto, a la luz de la Pascua del Señor es como mejor se desvela la riqueza del misterio del bautismo. El bautismo representa, antes que otra cosa, el medio a través del cual el hombre entra por primera vez en comunión con Cristo y su misterio salvador. La fe de la Iglesia ha creído desde sus orígenes que en la celebración bautismal se actualiza el Misterio Pascual, de manera que los bautizados «unen su existencia con la de Cristo en una muerte como la suya y son sepultados con Él en la muerte y vivificados y resucitados juntamente con Él, pasando de la muerte del pecado a la vida» (RICA). En el bautismo morimos y resucitamos con Cristo simbólicamente El bautismo significa sacramentalmente un injerto en la cruz de Cristo con la promesa de la resurrección. La expresión más profunda y vigorosa la encontramos en dos textos de san Pablo: Rom 6, 1-11 y Col 2, 1115. En ellos, san Pablo interpreta el bautismo como una representación de la muerte y resurrección de Cristo. Y es través del simbolismo de la inmersión-emersión como se expresa la unidad del Misterio Pascual. En la muerte de Cristo sucedió el bautismo “original” y “originante” por el que fue vencido el pecado y la muerte. Nosotros, los cristianos somos bautizados en su muerte. Por ello, solo puede existir el bautismo cristiano en cuanto que es bautismo en la muerte de Cristo, en la cual ya estábamos representativa y solidariamente presentes (Gal 2,20; Flp 3, 10-11). Ahora bien, hay que distinguir que la muerte y resurrección histórica de Cristo, y nuestra muerte y resurrección en el rito bautismal son dos hechos idénticos en unos aspectos y distintos en otros. • •

Idéntico, en cuanto que el bautismo se trata de una muerte real e idéntica a la de Cristo. Distinto, en cuanto que la muerte de Cristo en el Calvario es sangrienta y la del bautizado es sacramental. Lo mismo puede decirse de la resurrección.

Pero, ¿cómo hay que interpretar la expresión de que el bautismo significa sacramentalmente un injerto en la muerte y resurrección de Cristo? Lo primero que hemos de tener claro es que el rito bautismal no es una representación teatral. Los términos que emplea la Iglesia a partir de Pablo para significar esta referencia es anamnesis, mysterion, symbolon, typos, sacramentum. Todas ellas son categorías de actualización, donde entre la acción simbólica y el acontecimiento salvífico no hay distancia sino identidad. San Ambrosio afirmaba al respecto que «aquí hay una muerte, no en la verdad de una muerte física, sino en semejanza. Pues cuando eres sumergido, recibes la semejanza de la muerte y de la sepultura, recibes el sacramento de aquella cruz, porque Cristo estuvo pendiente de la cruz y su cuerpo fue crucificado con clavos. Luego tú eres crucificado con Él».

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Santo Tomás explica y entiende esta participación sacramental de la muerte y resurrección de Cristo como una incorporación del creyente a la pasión y muerte de Cristo. Por tanto podemos decir, que el bautismo conmemora y actualiza el misterio pascual, de forma que en la acción eclesial-sacramental que es el bautismo, se hace presente el acontecimiento histórico de la Pascua de Cristo. Se hace presente de una manera sacramental o mística, pero se hace presente realmente. Místico o sacramental no se oponen a real. Según todo esto, el bautismo tiene rango de acontecimiento salvífico. Es historia de salvación en acto para el sujeto, es misterio actualizado. Dicho de otro modo, es acción de Cristo porque Él es el protagonista del acontecimiento pascual que se actualiza en este sacramento. Quien propiamente inicia a los candidatos en el Misterio Salvador es el mismo Cristo. Él es el verdadero mystagogos. Por tanto, resumiendo podemos decir que:   

En el bautismo morimos y resucitamos con Cristo simbólicamente. En el bautismo se hace presente el Misterio Pascual, ya que el bautizado se asocia a éste, de manera que vive como experiencia personal la muerte y resurrección del Señor. La comunión que resulta es una comunión ontológica-místico-real.

2.Dimensión eclesiológica La dimensión eclesiológica del bautismo es inseparable de la dimensión cristológica. Se trata de dos facetas de un único misterio. En la celebración del bautismo, la Iglesia es a la vez, sujeto agente y sujeto pasivo del bautismo. El bautismo nunca es un acto privado entre Cristo y el catecúmeno, es siempre celebración de la Iglesia. La Iglesia, sujeto integral de la celebración bautismal En el ritual de bautismo está previsto que participe activamente toda la comunidad local, para que se vea que es ella el sujeto integral de toda la celebración, de modo que manifieste que es verdadera celebración de la Iglesia y acción de la Iglesia. Esta preocupación estuvo clara desde los orígenes en el catecumenado antiguo. En todo el proceso que debía de realizar el catecúmeno, la comunidad entera se sentía fuertemente interesada y responsable de la preparación adecuada de los nuevos miembros. La Iglesia aparecía como verdaderamente iniciadora. La misma celebración bautismal en su conjunto, desde el punto de vista simbólico, se muestra como una progresiva entrada en el misterio de la Iglesia y constituye toda una mystagogia. El rito esencial del paso por el seno materno de la piscina bautismal marca el momento culminante del alumbramiento de la Iglesia. Culminará la celebración en la acogida jubilosa de los nuevos miembros por la comunidad. Por el bautismo, la Ecclesia Mater alumbra nuevos hijos La representación de la Iglesia como Madre aparece ya en Gálatas 4, 26. En la literatura patrística tendrá un amplio desarrollo en el contexto bautismal. Tertuliano será el primero en utilizarlo. Del concepto de Iglesia Madre que engendra hijos en el bautismo se pasó pronto a considerar a la piscina bautismal (el baptisterio) como el seno materno de la Iglesia. Pero, ¿dónde está el origen de la concepción de la Iglesia como madre que alumbra nuevos hijos? El origen se encuentra en la concepción del bautismo como nuevo nacimiento (Jn 3, 5; Tit 3, 5). Es bastante frecuente la idea de que en el nuevo nacimiento, el cristiano tiene a Dios por Padre y a la Iglesia como madre. San Agustín dirá que: «El primer nacimiento, de varón y hembra; el segundo nacimiento, de Dios y de la Iglesia». El testimonio más antiguo que nos habla del agua bautismal (del bautismo) como útero materno nos llega de Clemente de Alejandría.

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También recurrieron a la tipología para explicar la maternidad de la Iglesia en el bautismo. Veían en la figura de la fecundidad de la Iglesia a algunas mujeres del Antiguo Testamento, algunas de ellas estériles, que milagrosamente engendran hijos, como Sara, Rebeca, Raquel y Ana. Por el bautismo, el sujeto es agregado-incorporado la Iglesia En el bautismo la incorporación a Cristo y la incorporación a la Iglesia son inseparables. En un mismo e indivisible acto se hace uno miembro de Cristo y miembro del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Un creyente no es hecho miembro de la Iglesia porque es hecho miembro de Cristo, sino que en el mismo y único momento es introducido en la comunión con la cabeza, que no existe sin el cuerpo, y el cuerpo no existe sin la cabeza. De lo contrario el bautismo sacramental no sería un bautismo en el Espíritu cuya función es la comunión de todos en la unidad de vida del Señor. Pertenecer a la Iglesia es la forma concreta de pertenecer a Cristo. En el Nuevo Testamento la primera narración bautismal presenta como primer efecto del bautismo la agregación de los tres mil a la Iglesia naciente (Hch 2, 41). San Pablo nos introduce en este pensamiento a través de la historia de Israel y al tratar a la Iglesia como Cuerpo de Cristo.  En 1 Cor 10, 1ss, Pablo tiene conciencia de que la comunidad cristiana está llamada a continuar la historia de Israel, constituyendo el verdadero Pueblo de Dios. Lo que allí sucedió en figura, aquí sucede en realidad. Así como el paso del mar Rojo vino a constituir “el bautismo de Moisés”, dando origen al Pueblo de Dios, el bautismo de Cristo da origen al Nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia.  Pablo también utiliza la tipología de Abraham y la circuncisión para explicar el bautismo y su dimensión eclesial. Los cristianos son auténtica descendencia, no por la circuncisión, sino por el bautismo, que nos une a Cristo, nos hace verdaderos hijos y miembros de la comunidad eclesial.  Por último, para Pablo la Iglesia es Cuerpo de Cristo al que se entra a formar parte por el bautismo en el Espíritu (1 Cor 12, 13). La tradición patrística expresó esta idea con distintos lenguajes y se sirvieron también de la tipología para expresar que por el bautismo el creyente se incorpora a la Iglesia. La Escolástica también se hizo eco de ello. Santo Tomás afirmará que: «Por el bautismo uno se hace partícipe de la unidad eclesiástica». La recuperación de esta dimensión por la teología católica contemporánea ha significado un paso importante en la renovación de la doctrina bautismal en nuestros días. De hecho, el Vaticano II, en AG 15 afirma que: «El Espíritu Santo…, cuando engendra a los que creen en Cristo para una vida en el seno de la fuente bautismal, los congrega en un único Pueblo de Dios que es “linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo de adquisición”» (1 Pe 22, 9). El bautismo edifica a la Iglesia (Baptismus facit Ecclesiam) En el Nuevo Testamento y en la tradición de la Iglesia, bautismo y nacimiento de la Iglesia aparecen emparejados: el nacimiento de la Iglesia se atribuye de alguna manera al bautismo. Los relatos bautismales de los Hechos son antes que otra cosa narraciones sobre el nacimiento y crecimiento de la Iglesia (Hch 2, 41: Discurso de Pedro: «Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas tres mil personas»), donde Dios congrega a los hombres en la nueva comunidad mesiánica, para hacer de ellos el nuevo Israel. San Pablo contempla la relación bautismo-Iglesia desde diferentes ángulos. Por ejemplo: •

En Ef 5, 25-27, el bautismo es el baño nupcial con el que el Esposo purifica y engalana a su Esposa.

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En 1 Cor 12, 13, Pablo indica que, al entrar por el bautismo en la comunión del Cuerpo Resucitado, quedan superadas todas las diferencias y divisiones entre ellos y pasan a formar parte del único Cuerpo, la Iglesia.

Según la primera carta de Pedro, el rito bautismal es propiamente el principio de la asamblea cristiana ( 1 Ped 1, 3-11. 25; 3, 18-22), a él debe el Pueblo de Dios la existencia y la vida, la estructura y el crecimiento. En resumen, se puede afirmar que el Nuevo Testamento valora más en el bautismo su función de estructurar-edificar la Iglesia que la de ser el medio para entrar en ella. La literatura cristiana y los Padres de la Iglesia se hicieron eco de esta doctrina, dejando claro que el primer efecto del bautismo es la misma Iglesia. El bautismo hace nacer y crecer a la Iglesia en el mismo momento y por la misma acción por la que va incorporando nuevos miembros al cuerpo cuya cabeza es Cristo. En el bautismo la Iglesia se autorrealiza como el ámbito de la realización histórica del misterio de Cristo, como sacramento pascual, como lugar de la efusión del Espíritu Santo, como presencia anticipada del Reino. Por otro lado, y directamente relacionado con ello, los Padres insisten en que la comunidad que nace del bautismo se caracteriza por la radical igualdad de todos sus miembros. Esta manera de entender al grupo de personas que se agregaban a la Iglesia por el bautismo tuvo que causar un fuerte impacto en una sociedad que acababa de salir del paganismo y cuyas estructuras sociales descansaban en la desigualdad de clases. El Vaticano II, recogió estas ideas provenientes de la tradición al afirmar en LG 32 que los miembros tienen la misma dignidad por su nuevo nacimiento en Cristo, la misma gracia de hijos, la misma vocación a la perfección, una misma gracia, una misma fe, un amor sin divisiones. En la Iglesia y en Cristo por tanto, no hay ninguna desigualdad por razones de raza o nacionalidad, de sexo o condición social. El bautismo, vínculo sacramental de unidad entre cristianos El un solo bautismo de Ef 4, 5 encontró un gran eco en la tradición empezando por los primeros símbolos de la fe. La expresión fue interpretada en un doble sentido:  

En la Iglesia no hay más que un solo bautismo (unicidad) El bautismo sólo se recibe una vez (irreiterabilidad)

La insistencia de los símbolos de la fe sería también una reacción contra la pluralidad de bautismos que predicaban los heterodoxos (bautismos de fuego, agua y Espíritu), contra las prácticas de los gnósticos y las primeras controversias. Poco a poco se fue viendo al bautismo como vínculo de unión entre todos los bautizados, por encima de las separaciones de herejías y cismas. Los documentos del Vaticano II proclaman varias veces que el bautismo es el fundamento del ecumenismo, en cuanto que constituye el vínculo sacramental de unidad entre los fieles de todas las confesiones. Así, por ejemplo, en UR 2 se afirma que: «Por el sacramento del bautismo, siempre que sea debidamente conferido según la institución del Señor y recibido con la debida disposición de ánimo, el hombre se incorpora realmente a Cristo crucificado y glorificado…Por consiguiente, el bautismo constituye el vínculo sacramental de unidad entre todos los que han sido regenerados por él». En definitiva, el bautismo recibido es en cada uno de los bautizados y en el seno de todas las confesiones, como una llamada a la comunidad plenaria, una llamada perenne a reconstruir la unidad entre todos los miembros del Cristo único y total. La gracia bautismal debe despertar y alentar en todo bautizado la aspiración a la comunión plenaria, debe ser una provocación para anhelar la unidad.

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3.Dimensión pneumatológica La dimensión pneumatológica es otra de las piezas claves en la teología del bautismo. Al sumergirnos simbólica pero realmente en el agua, nos vinculamos a la muerte de Cristo, gracias al Espíritu del Resucitado presente en la Iglesia. La centralidad la tiene el Misterio Pascual de Cristo que tiene su conclusión dinámica en la efusión del Espíritu Santo sobre los hombres. Teniendo en cuenta esto hemos de afirmar que el papel del Espíritu Santo en el bautismo es doble. Es agente principal y al mismo tiempo es don del acontecimiento salvífico. Dicho de otro modo, el bautismo es obra del Espíritu Santo y la efusión del Espíritu Santo es efecto del Bautismo. El bautismo, obra del Espíritu Santo En el Nuevo Testamento, el Espíritu obra en el sujeto a través de las siguientes operaciones:        

Libera del Pecado (Rom 8, 2) Supone un nuevo nacimiento (Jn 3, 6.6.8) Renueva (Tit 3, 6) Nos hace hijos de Dios (Gal 4, 5-6) Nos incorpora a Cristo para pertenecer a él (Rom 6, 11) Nos incorpora a la Iglesia (1 Cor 12, 13). Nos santifica y justifica (1 Cor 6, 11) Nos sella con la gracia de Dios (Ef 1,13, 4, 30)

Los Padres atribuyeron al Espíritu Santo prácticamente la totalidad de los efectos que emanan del bautismo. Afirman que es obra del Espíritu Santo:        

La regeneración espiritual Es como la mano divina que va modelando y formando la nueva criatura inmortal El hombre nuevo que nace del bautismo La adopción filial La configuración con Cristo a través de la gracia La constitución de la koinonia ( comunión) de todos en la unidad de la Iglesia por el bautismo. El don del Espíritu Santo en el bautismo, representa algo así como la síntesis de todos los bienes mesiánicos, de todos los frutos de la redención, el don perfecto en que Dios se da por entero. Se puede afirmar, que en cada bautismo se da una venida del Espíritu, donde se actualiza el misterio de Pentecostés.

La Efusión del Espíritu, efecto del Bautismo El bautismo es acción de Cristo y al mismo tiempo es obra del Espíritu Santo. Por otro lado, hemos de afirmar que por el bautismo el Espíritu Santo no sólo nos da dones divinos, sino que Él mismo es el don supremo que se nos da. Además somos consagrados como casa espiritual, es decir templos vivos y santos del Espíritu Santo. En LG 10, se afirma que: «Por la regeneración y la Unción del Espíritu Santo, los bautizados son consagrados como casa espiritual». Dicho de otra forma, el Espíritu Santo “unge” al bautizado, le imprime un sello indeleble y lo constituye en templo espiritual. En definitiva podemos decir que en el bautismo recibimos la donación del Espíritu, que en su acción transformante cambia radicalmente la vida del bautizado haciéndola pasar a un nuevo tipo de existencia personal y comunitaria, de modo que en adelante, viviendo “en y según” el Espíritu, pueda llegar a la plenitud de la vida y a la herencia escatológica.

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4.Dimensión escatológica La dimensión escatológica constituye un aspecto importante de la teología del bautismo. El bautismo es: a. Signo escatológico El ritual del bautismo está plagado de ritos y símbolos que hacen referencia a la consumación escatológica.      

El rito de la inscripción del nombre del candidato en los libros de la Iglesia equivale a inscribirse como ciudadano del cielo. Las unciones son símbolo de la vestidura de inmortalidad. El volverse hacia el oriente para adherirse a Cristo se interpreta como un deseo de retornar al paraíso ( esto se hacía cuando el Bautismo se celebraba en piscinas bautismales). El baptisterio con su estructura octagonal simboliza el mundo futuro y es símbolo del paraíso cuyas puertas franquea el bautismo. La vestidura blanca recuerda al bautizado la gloria de la resurrección que le espera. La entrega del cirio se ha entendido como referencia a la vida eterna.

b .Anticipación de la salvación plena En la celebración bautismal el futuro simbolizado por los signos que hemos destacado se hace realmente presente y por tanto anticipa la salvación sacramentalmente. El futuro de la salvación se hace presente anticipadamente en el bautismo porque ya está ocultamente presente en la Pascua del Señor. En el bautismo hay una participación real en la resurrección de Cristo. Esto supone que hay una primera comunión real con la gloria y la vida eterna. c .Implica una primera pregustación del Reino Ya que la participación, aunque es real por el bautismo, es sólo participación. Se gustan solamente las primicias, aún no la plenitud del don. Hay una participación real pero no plena. La participación del sujeto es de carácter embrionario.

5.Dimensión Trinitaria La dimensión trinitaria pertenece a la esencia misma del bautismo. La Trinidad es considerada como el agente principal del evento bautismal y al mismo tiempo es la puerta de acceso a la comunión trinitaria. La confesión de fe trinitaria en el corazón mismo de la celebración bautismal, formando con el gesto de la inmersión una única acción sacramental, pone de manifiesto que esta dimensión pertenece a la esencia misma del bautismo. La Trinidad es origen y meta de este sacramento, lo cual significa que la Trinidad:  

Es el agente principal del evento bautismal que es obra conjunta del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Es puerta de acceso a la comunión trinitaria

Por todo ello, la dimensión trinitaria pertenece a la esencia misma del bautismo. La Trinidad, agente principal del evento bautismal Ya hemos hablado del papel activo que tienen en el bautismo Cristo y el Espíritu Santo. Vamos ahora a centrarnos en el papel y acción de Dios Padre y de la Trinidad en su conjunto. Desde el principio se tuvo clara conciencia de que el bautismo es obra conjunta del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En el Nuevo Testamento destaca especialmente el texto de Tit 3, 4-7, pero junto a éste podemos ver en otros como Dios Padre:   

Escoge y llama a los que van a ser bautizados (Col 3, 12 y Hch 2, 19) Les hace participar en la Resurrección de su Hijo (Rom 6, 4; Col 2, 12) Los confirma, unge y sella, y les da su Espíritu (1 Cor 6, 11; Rom 8,9.11.15)

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Los Padres vieron reproducida en el bautismo cristiano la manifestación Trinitaria que sucede en el bautismo de Jesús en el Jordán. En los siglos IV y V se convirtió en uno de los temas obligados de catequesis. Santo Tomás afirmará que «La Trinidad es el agente principal en el bautismo». Bautismo y comunión trinitaria El término o fin de la acción de la Trinidad en el bautismo no es otro que introducir al bautizado en la comunión trinitaria. Representa la primera toma de contacto del sujeto con la vida del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Por el bautismo, el bautizado es puesto en relación profunda con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así se puede hablar de que el bautizado es introducido en la Trinidad, es decir, es introducido en el Misterio Trinitario en comunión de vida con las personas divinas. Cirilo de Alejandría consideraba que la comunión con la naturaleza divina es consecuencia directa de esta primera experiencia trinitaria, porque supone participación en el Espíritu Santo y pone en juego «la mediación del Verbo unida a la naturaleza humana que asumió, y al mismo tiempo sustancialmente unido a su Padre en cuanto que es Dios por naturaleza». Teniendo en cuenta que la Iglesia es icono de la Trinidad, entrar en la comunidad eclesial equivale a entrar en el ámbito del Misterio Trinitario. La fórmula trinitaria La fórmula trinitaria hoy día es empleada en todas las iglesias. Los exegetas no se ponen de acuerdo si en los tiempos apostólicos había la posibilidad de usar alternativamente la fórmula cristológica (en el nombre de Cristo) y la fórmula trinitaria inspirada en Mt 28, 19. O si a la fórmula trinitaria le habría sucedido la cristológica. O incluso si a nivel del Nuevo Testamento no cabe hablar aún de fórmula bautismal. Hipólito de Roma, en la Tradición Apostólica, nos describe el acto bautismal a través de la fórmula trinitaria (pág. 159). Esta forma de realizar el acto bautismal estaba ya presente en otras muchas partes. En el relato de Hipólito vemos que la confesión de fe y el gesto ritual de la inmersión-emersión son los dos únicos elementos constitutivos del signo sacramental (la materia y la forma que dirían los escolásticos). Una confesión que es triple profesión de fe e incluye la fórmula trinitaria. Esto hace comprender lo que Ireneo decía, «el bautismo, que es nuestro nacimiento nuevo, se hace por medio de estos tres artículos». Son los tres artículos del símbolo o regla de la fe. Esta manera de bautizar aparece realmente como el sacramento de la fe y subraya la importancia de la fe en el bautismo. El uso de la fórmula trinitaria respondía, durante la época de los Padres, a tres preocupaciones:   

Asegurar una mayor fidelidad al mandato del Señor en su expresión evangélica Explicitar la naturaleza del acto sacramental que se está realizando Proclamar la Trinidad como origen y causa del bautismo.

6.Dimensión antropológica: la respuesta humana en el sacramento Hasta ahora hemos estudiado los valores objetivos del sacramento. Ahora, vamos a centrarnos en los aspectos subjetivos. Entendemos por dimensión antropológica la parte que el hombre pone en este itinerario. Especialmente vamos a analizar el lugar que corresponde a la fe en la comprensión del sacramento. La acción de Dios y la acción del hombre Lo dicho hasta ahora ha servido para subrayar la primacía absoluta de la acción de Dios y la total gratuidad del don que libremente otorga el sacramento. La catequesis patrística ha inculcado este protagonismo de Dios en el bautismo enseñando que en el nuevo nacimiento, a diferencia del primero, todo acontece sin esfuerzo ni dolor ni lágrimas. Ahora bien la teología católica afirma que la gratuidad de Dios respeta la libertad del hombre, a quien ofrece la salvación. Es más, Dios solicita como condición su consentimiento, la aceptación libre y el

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compromiso personal. Por tanto, podemos decir que el bautismo es acción de Dios (primacía de la acción de Dios) y acción del hombre (respuesta plenamente humana), que forma parte también del sacramento. Aunque los dos agentes actúan a niveles distintos, ya que la misma acción humana en el sacramento es gracia y don de Dios. Pero es importante saber que de la perfecta conjugación de ambas operaciones depende la eficacia del sacramento. La fe del bautismo La participación humana en el bautismo estriba principalmente en la fe. Cuando hablamos de fe no estamos hablando de la aceptación de un conjunto de verdades, sino de la adhesión de toda la persona a la Persona de Jesucristo. La relación fe-bautismo en la historia Tanto el Nuevo Testamento como la Tradición han afirmado la estrecha relación que existe entre la fe y el bautismo. Se afirma la necesidad de la fe para la salvación y al mismo tiempo que la fe es necesaria en el bautismo (sin fe en Jesucristo no hay bautismo). Fe y bautismo aparecen indisolublemente unidos entre sí, hasta el punto de que cuando en el Nuevo Testamento se menciona uno de ellos, el otro se presupone aunque no se mencione expresamente. Las narraciones bautismales del Nuevo Testamento siguen un esquema bastante claro: Predicación→fe (más arrepentimiento y conversión)→bautismo (Mc 16, 15-16) En ocasiones, el mismo don de la gracia aparece asociado unas veces a la fe y otras al bautismo:    

el perdón y la purificación la unión con Cristo la comunión con la muerte y resurrección de Cristo el don del Espíritu Santo, etc.

La firme convicción de la conexión entre fe y bautismo llevó a que el bautismo recibiera el nombre de sacramento de la fe. Pero la generalización de la práctica del bautismo de niños trajo consigo cierto oscurecimiento del nexo entre fe y bautismo. Sin embargo Trento, entre las causas de la justificación, como causa instrumental menciona a la fe: “el sacramento del bautismo, que es sacramento de la fe sin la cual no es posible justificarse”. En la teología actual la relación fe-bautismo ha cobrado actualidad, debido en parte a ciertas corrientes personalistas del pensamiento filosófico contemporáneo. Reflexión teológica sobre la naturaleza de la relación fe-bautismo Que la fe es necesaria en los sacramentos parece evidente cuando se consideran a éstos como acontecimientos salvíficos de la Iglesia. La Tradición ha tratado de definir la naturaleza de la conexión entre fe y bautismo, que son dos aspectos inseparables del único camino de salvación. Lejos de oponerse, se exigen y se complementan. La fe es un elemento del bautismo y el bautismo es un elemento integrante de la fe. La relación fe-sacramentos, es solo un aspecto de un problema más amplio en la teología como es la relación:   

Revelación-Encarnación Libertad-gracia Inmanencia-trascendencia

La fe es el fundamento del bautismo, su prenda. El bautismo es el sello de la fe, es también su perfección, su recompensa.

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La fe personal, no se limita únicamente al momento bautismal, sino que está presente en todo el proceso. Por ello, es necesaria la fe previa al bautismo, una fe concomitante al bautismo y una fe que madure y profundice en el bautismo. Es necesaria la fe previa al bautismo, como disposición para la recepción de la acción divina. El bautismo exige la presencia de la fe. Esta fe previa es respuesta de acogida a la oferta de salvación que le llega de Dios, es adhesión a la Palabra de Dios. Fe que tiene su origen en la iniciativa libre de Dios y es un don gratuito. Es necesaria una fe concomitante al bautismo. En cuanto participación de la fe de la Iglesia, es constitutiva de la autenticidad y de la eficacia del sacramento. Sin esta fe, que es la fe de la Iglesia, no tiene valor el sacramento. Y por último una fe que madure y profundice en el bautismo, una fe que colabore con el sacramento.

TEMA 6: LA GRACIA BAUTISMAL O LOS EFECTOS DEL BAUTISMO EN EL CRISTIANO Vamos ahora a dar un paso más en nuestra explicación sobre el bautismo. Nos vamos a detener en descubrir y profundizar en los efectos que produce en la estructura sobrenatural del sujeto. La tradición se muestra deslumbrada ante la variedad y la riqueza de los efectos que produce el bautismo en la estructura sobrenatural del sujeto. Estos efectos son interdependientes, estrechamente relacionados entre sí, y su integración nos dará la gracia del sacramento del bautismo. No podemos olvidar que «todo el organismo de la vida sobrenatural del cristiano tiene su raíz en el bautismo» (CIC 1266). Dentro de esta multiplicidad de efectos y frutos que produce en el sujeto, hay una cierta dependencia mutua y una jerarquía. Veamos los efectos más importantes.

1.Perdón de los pecados El primero de estos efectos que produce el bautismo en el sujeto es el perdón de los pecados. Se trata de uno de los elementos primordiales y esenciales de la teología bautismal de todos los tiempos. El vocabulario y la imaginería para describir este efecto del bautismo son muy ricos en la tradición judeocristiana. Se habla de perdón, muerte, lavado o purificación, liberación y victoria, curación, despojamiento, destrucción, cancelación de la deuda, etc. Antecedentes La conexión entre bautismo y perdón de los pecados aparece ya presente en el bautismo de Juan (precedente más cercano del bautismo cristiano). El bautismo de Juan era un gesto de conversión con vistas a la purificación de los pecados (Mc 1, 4-5). En el bautismo cristiano, esta conexión es evidente. Juan Bautista al caracterizar el bautismo de Cristo (os bautizará en Espíritu Santo y fuego: MT 3,11; Lc 3, 16) con el simbolismo del fuego, le está atribuyendo el efecto de purificación de los pecados. Rom 6, 2-6 y Ef 5, 26-27, interpretan en este sentido el doble simbolismo del rito bautismal: inmersión (sepultura) y lavado de los pecados. Son muchos los textos en los que aparece vinculado expresamente el bautismo cristiano con el perdón de los pecados:   

Como lavado: 1 Cor 6, 10,14; Ef 5, 26; Tit 3,5; Heb 10, 22 y 1 Ped 3, 21. Como muerte al pecado, liberación: Rom 6, 2.6.10.11. Como circuncisión y despojamiento: Col 2, 11.

En definitiva, en todos estos textos aparece el bautismo como un acontecimiento de liberación del pecado.

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Época patrística Durante la época patrística, la atribución de la purificación de los pecados al bautismo seguirá siendo una de las piezas maestras de la teología y la catequesis de los Padres. La reflexión teológica y los debates de los siglos IV y VI contribuirán a que quede definitivamente fijada la doctrina en esta materia. Advirtiéndose en occidente una tendencia, más marcada a medida que avanza el tiempo, a primar este aspecto sobre otros y a entenderlo cada vez más en un sentido más formal, jurídico y extrínseco. El simbolismo del agua como elemento purificador servirá de punto de partida para ahondar en la purificación del alma como efecto del bautismo. Se afirma que el bautismo borra todos los pecados, sea cual fuere su número, género y gravedad. Se afirma que desaparecen incluso las huellas y las cicatrices de los pecados. Se compara la inocencia del bautizado con la de un niño recién nacido. Edad Media y Edad Moderna La teología y el magisterio seguirán afirmando la doctrina del bautismo para el perdón de los pecados, con mención expresa al pecado original. De manera que se afirma que el efecto del sacramento perdona no sólo el pecado, sino también la culpa (es la carga de responsabilidad que recae sobre quien comente el pecado) y la pena (es la cicatriz que deja en el hombre todo pecado), tanto eterna como temporal. Los rituales a lo largo de la historia, han expresado también con suficiente claridad este efecto del bautismo. Pero, ¿dónde está la raíz de esta eficacia purificadora del bautismo? La raíz de esta eficacia purificadora del bautismo se encuentra en el misterio de la muerte redentora de Cristo, que actúa en el sacramento, y en la acción del Espíritu Santo.

2.Nuevo nacimiento, filiación divina, divinización Además de perdonar los pecados, el bautismo infunde un principio de vida nueva. Podemos decir que el bautismo implica un nacimiento nuevo en virtud del cual el sujeto puede hablar de filiación divina y llamarse hijo de Dios, e incluso hablar de cierta divinización. En el Nuevo Testamento, el texto más importante sobre este efecto es el texto de Nicodemo (Jn 3, 3-7). El propio Jesús habló a Nicodemo de la necesidad de nacer de nuevo como condición para entrar en el Reino de Dios. Jesús identifica nacer de nuevo con nacer del agua y del Espíritu Santo. Nacer de nuevo y nacer del Espíritu vienen a ser sinónimos de la expresión nacer de Dios, que la utiliza mucho san Juan para significar la raíz de la nueva condición en que se encuentra el bautizado. Tanto Pablo como Juan llaman a los cristianos hijos de Dios. En este contexto es donde hemos de situar y valorar la expresión huiothesía, traducida generalmente por adopción filial. Se trata de un término de uso común en la jurisprudencia del mundo greco-romano y del semítico. Allí la acción jurídica significada no afecta intrínsecamente al que es objeto de la adopción. Sin embargo, en el contexto en el que aparece en el Nuevo Testamento se puede traducir por filiación (divina), atribuyéndole la significación y consistencia ontológica, es decir que no es una ficción jurídica, sino que presupone la comunicación real de una vida nueva. Pero, ¿en qué consiste esta vida? Esta vida (filiación), es la vida nueva comunicada por el Espíritu a Cristo en la Resurrección. Es ya la vida inmutable, incorruptible, inmortal y eterna. Es la misma vida de Dios. Aquí encaja la afirmación que hace Pedro en 2 Ped 1,4 «Habéis sido hechos partícipes de la naturaleza divina». Según Pablo, esta filiación divina, es la meta que Dios se propuso con su proyecto salvífico (Ef 1,5). Es efecto del bautismo y capacita al cristiano para vivir en Dios, para vivir en Cristo y para vivir en el Espíritu Santo. Le capacita para vivir sus relaciones con las tres personas de la Trinidad.

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Desarrollo histórico La concepción del bautismo como nuevo nacimiento se irá consolidando y enriqueciendo con el paso de los años. Los escritores de los siglos IV-VII (Santos Padres) desarrollaron más aún esta concepción del bautismo. Trataron de sacar partido de la analogía con el nacimiento según la carne, y consideraban la filiación divina como el objeto que perseguía Dios con su proyecto salvífico. Desarrollaron el protagonismo de cada una de las Personas de la Trinidad.  



Origen. La filiación adoptiva tiene su origen y destino en la libre iniciativa del Padre. Obra. La filiación adoptiva es obra del Verbo, de Cristo. La contemplan en la perspectiva de la generación eterna del Hijo, como una prolongación suya. Los bautizados son hijos en el Hijo. La filiación surge en el bautismo por la incorporación del bautizado a Cristo en su humanidad, y en la participación real de la muerte y resurrección. Pero dejando claro las diferencias entre Cristo y el bautizado. La filiación de Cristo es natural, es única, Él es el Hijo de pleno derecho por su naturaleza, mientras que la del cristiano es adoptiva, es una filiación por gracia. El Espíritu Santo también tiene un papel activo. San Agustín lo llama Principio de la regeneración y Espíritu regenerador.

Divinización La filiación divina, que implica la participación en la naturaleza divina, llevó a los Padres a afirmar la doctrina de la divinización del cristiano por el bautismo. Esta enseñanza ocupará una parte central de la teología patrística, sobre todo en oriente. Según los Padres, el bautismo nos deifica, ya que nos hace partícipes de la misma vida de Dios y de la naturaleza divina. Repiten el adagio: «Dios se hizo hombre, para que los hombres se hicieran dioses».

3.Renovación (Nueva Creación) Por otro lado, el bautismo no sólo implica el perdón de los pecados y un nuevo nacimiento (filiación divinadivinización). Además de esto, el bautismo también produce una renovación que afecta al hombre en su ser más profundo, al hombre interior. Para expresar la novedad que supone el bautismo, san Pablo utiliza el verbo renovar o el sustantivo renovación. En Tit 3,5 define el bautismo como renovación, ya que como resultado de la transformación bautismal emerge el hombre nuevo. De esta forma se puede hablar de nueva Creación, es decir, por el bautismo emerge un hombre nuevo pues en el interior del sujeto se ha producido una renovación interna en lo más profundo de su ser. ¿Quién es el autor de esta renovación o nueva creación? El autor de esta renovación es el Espíritu Santo (Tit 3,5). Para explicar el alcance de la transformación bautismal, los autores cristianos recurren a diversas semejanzas para explicarlo mejor. Algunas de estas semejanzas o símiles fueron las siguientes: 

 



Un paño en la tintorería. Comparan al sujeto que recibe el bautismo con el cambio de color que experimenta un paño en la tintorería, donde el tintorero es Dios que emplea colores imperecederos. La reconstrucción de un edificio derrumbado. La restauración de la imagen de Dios. Es la que tiene más raíz bíblica. El bautismo supone la restauración de la imagen de Dios impresa en el hombre por el Creador y desfigurada por el pecado. El alfarero. Comparan la acción del bautismo con la del alfarero, que cuando sale mal la vasija que está moldeando, si la arcilla está aún maleable, la vuelve a meter en agua y la remodela a su antojo.

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El forjador. Comparan la acción del bautismo con la del forjador que después de que una estatua esté desfigurada por el mal trato, la vuelve a introducir en el crisol y le devuelve la forma y el brillo originales.

Como todas estas imágenes y comparaciones no hacían justicia a la realidad que acontecía en el bautismo, los autores cristianos afirmarán que no se trata de una simple restauración, de un mero retorno a la situación anterior, sino de una elevación del orden natural al orden sobrenatural, a una condición superior resultando así un hombre nuevo más brillante que el anterior.

4.Santificación, Justificación, Consagración La santificación y la justificación son dos realidades casi sinónimas, que en el Nuevo Testamento aparecen formando pareja, en 1 Cor 6, 11, en un contexto bautismal. La catequesis patrística, al enumerar los efectos del bautismo los mencionaba en muchas ocasiones formando casi un binomio. Tertuliano lo llamó sacramento de la santificación. Por el bautismo el sujeto se reviste de santidad. Dicha santidad es una participación de la misma santidad de la cabeza, es decir de Cristo, y de la misma santidad del Espíritu Santo, y en última instancia una consecuencia de la comunión con la Trinidad. En virtud de esta acción santificadora de Dios, el bautismo viene a ser como una consagración. De forma que el bautizado queda convertido en templo santo, en un objeto consagrado a Dios.

5.Iluminación El Nuevo Testamento concibe la vocación a ser cristiano como una iluminación y llama a los cristianos luz, luminarias, hijos de la luz. Esta condición se adquiere a través del bautismo que marca el paso del reino de las tinieblas al reino de la luz. La tradición atribuirá pronto este efecto al bautismo y llamará incluso iluminación a este sacramento. El texto más importante es la curación del ciego de nacimiento, Jn 9, 1-41. La fuente de donde llega esta iluminación unas veces se dice que es Dios mismo, otras Cristo y, otras el Espíritu Santo. Fe como iluminación En este contexto también se suele hablar de la fe como efecto del bautismo. En el horizonte del Nuevo Testamento no se contempla la hipótesis del bautismo confiriendo la primera efusión de la fe, pero sí atribuye al bautismo el fortalecimiento de la fe, su consagración (sello) y su eficacia. Se reconoce al bautismo cierta anterioridad respecto del desarrollo de la fe. La tradición ha expresado esta idea de muchas formas. Se llega afirmar que en el bautismo se otorga la fe. La teología escolástica a través de la categoría de virtud infusa de la fe, afirmó a la fe como uno de los efectos del bautismo, o incluso en el caso de los infantes, la infusión de la virtud de la fe. La metáfora del sello sugiere la idea de que en el bautismo la fe queda autentificada y confirmada. Según san Efrén ( 306, diácono de la Iglesia de Siria), el bautismo es a la fe lo que el nacimiento es a la concepción. La idea es que gracias al bautismo la fe recibe como un complemento, recibe del bautismo su perfección.

6.Vida en Cristo Otra de las ideas y efectos que brota del bautismo es que a través de él, se inaugura una vida nueva en Cristo que presenta distintas facetas:   

La incorporación a Cristo (Rom 11, 17-24) Pasamos a ser dominio de Cristo y propiedad suya: «vosotros sois de Cristo» (Gal 3, 29). Y al mismo tiempo esto significa que el sujeto queda bajo el amparo y la protección de Cristo. Quedamos configurados con Cristo muerto y resucitado. El Misterio Pascual actúa a modo de sello que deja la impronta en el bautizado. Se trata de una configuración real, ontológica, mística.

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Somos revestidos de Cristo, como expresión de la profunda e íntima relación que el bautismo establece entre el bautizado y Cristo.

7.Sello o Carácter Otro de los efectos que se desprenden del bautismo es el llamado Sello o Carácter y que más tarde en occidente cristalizó con la llamada doctrina del carácter sacramental. Antiguo Testamento En el Antiguo Testamento ya aparece la metáfora de la marca con sentido religioso. Así por ejemplo, en Gen 4,15 y Ez 9,4 se presenta como una garantía de la protección divina. También se interpretará de esta forma la señal de la sangre del Cordero en las jambas. Nuevo Testamento En el Nuevo Testamento el verbo sellar aparece en contexto bautismal. El sello aparece en conexión con el Espíritu Santo. La función del sello parece ser la de asegurar la protección de Dios y la de manifestar la pertenencia a Dios y a la Iglesia e insinúa la indelebilidad del bautismo. Los textos neotestamentarios donde aparece el sello en un contexto bautismal, servirán de fundamento para que la teología posterior desarrolle la doctrina del carácter indeleble impreso en el alma. Época de los Padres Antes de san Agustín no hay claridad respecto al carácter en los planteamientos ni en las formulaciones. Poco a poco se empieza a distinguir en el bautismo esa realidad que es indestructible y los efectos de la gracia, que sí pueden frustrarse. Se identifica esta realidad indestructible con el Sello (sphragis) y se la relaciona con algún rito o momento particular del ritual de la iniciación cristiana, la signación, la unción, etc. Aunque en esta etapa no es todavía clara la distinción entre la gracia del bautismo y esa realidad interior permanente. La marca divina, significa: -

la autentificación o autorización que conlleva el término Sello signo de elección y pertenencia garantía de protección de Dios manifestación de la irreiterabilidad del bautismo

San Agustín, motivado por la controversia con los donatistas y más tarde con el bautismo de los herejes, distingue un doble efecto del sacramento del bautismo: la gracia (que puede perderse) y la consagración a Dios, en virtud de la cual el sujeto queda incorporado a la Iglesia por el sacramento. Agustín ve la esencia del carácter sacramental en una consagración que incorpora al bautizado al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Imprime en él una marca indeleble, impresa por Cristo, y le dispone para alcanzar el efecto de la gracia sacramental. Edad Media Los Escolásticos comenzaron a emplear el término carácter en su sentido técnico moderno, como una señal indeleble impresa en el alma por el sacramento. Sus opiniones divergían mucho entre sí a la hora de determinar la facultad del alma en la que se imprime el carácter, su naturaleza y la función que desempeña. La síntesis de santo Tomás sobre el carácter sacramental se impuso casi universalmente. Para él, el carácter es signo de la gracia. Lo considera como una potencia que se inserta en el alma y le reconoce una entidad espiritual ontológica. Es a la vez signo distintivo y configurador y es la causa de la irreiterabilidad del bautismo.

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Lo más original de su propuesta y explicación es la conexión entre el carácter y el culto, entre el carácter y el sacerdocio de Cristo. El carácter capacita para participar en el culto divino, en las acciones sacramentales. Todo ello, porque es una participación ontológica en el sacerdocio de Cristo.

8.Sacerdotes, reyes y profetas Otro de los efectos importantes del bautismo y que se ha ido desarrollando en la teología bautismal es el bautismo como capacitación para las tres funciones mesiánicas. La tradición considera la condición de sacerdote, rey y profeta como efecto de la unción y tiene como protagonista al Espíritu Santo. Por tanto, se puede afirmar que, en virtud del Espíritu Santo conferido por el bautismo, el sujeto es capacitado para el cumplimiento de las tareas que se le encomiendan. El bautizado debe su condición de sacerdote, profeta y rey al bautismo, principalmente porque lo incorpora a Cristo, Sacerdote, Rey y Profeta, y también porque lo hace miembro de la Iglesia, cuerpo sacerdotal. 





La participación en el oficio sacerdotal habilita a los bautizados para convertirse en sacrificios espirituales aceptables a Dios por Cristo (Hch 14). Y esto mediante la entrega y el ofrecimiento de sí mismos a través de sus obras, sus oraciones e iniciativas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo cotidiano, el descanso espiritual y corporal, e incluso las mismas pruebas de la vida si las sobrellevan pacientemente. De forma que estén en todas sus actividades unidos a Cristo. Así los bautizados consagran a Dios el mundo mismo. La participación en el oficio profético de Cristo habilita y compromete a los fieles laicos a acoger con fe el evangelio y a anunciarlo con la palabra y con las obras, sin vacilar en denunciar el mal con valentía. Y son llamados a hacer que resplandezcan la novedad y la fuerza del Evangelio en su vida cotidiana, familiar y social. La participación en el oficio real de Cristo habilita también a los bautizados para que a través de la llamada que han recibido de Dios sirvan al Reino y lo difundan en la historia ejerciendo la justicia caridad.

La participación de los bautizados en el triple oficio de Cristo Sacerdote, profeta y Rey tiene su raíz en la unción del bautismo, su desarrollo en la confirmación y su cumplimiento y dinámica sustentación en la Eucaristía.

9.Seguridad y optimismo Otro de los efectos del bautismo es instalar al creyente en una situación privilegiada de seguridad y optimismo. La catequesis patrística destaca especialmente que el bautismo confiere al sujeto la parresía. Término que etimológicamente procede de pan-rèsis que significa declararlo todo. En el lenguaje cristiano significa la seguridad de que goza el cristiano en relación con Dios (confianza), con los enemigos de su salvación (valentía), con el testimonio de su fe (libertad y arrojo) y con su suerte última (garantía y tranquilidad). Los Santos Padres ven en la parresía un rasgo que distingue a los bautizados de los que no lo son. Conciben el bautismo como una coraza contra el enemigo. Se trata de una seguridad que libera del temor al cristiano y le infunde valentía contra el demonio.

TEMA 7: LAS EXIGENCIAS ÉTICAS DEL BAUTISMO El bautismo es don de Dios, de la Trinidad. Pero evidentemente requiere la colaboración y la responsabilidad del hombre. Las implicaciones éticas que brotan del don recibido en el bautismo pertenecen también a la teología de este sacramento. La acción salvadora de Dios no se considera concluida hasta que no se haya dado la respuesta plena del hombre.

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Abordar la exigencia ética del bautismo es también abordar la espiritualidad del bautismo. El hombre nuevo que nace a partir del bautismo pide una antropología nueva y una nueva forma de vivir que deriva de su relación con cada una de las Personas de la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y con la Iglesia, Cuerpo de Cristo y sacramento encargado de llevar adelante la salvación de Dios. Ahora bien, las exigencias y la espiritualidad bautismal van en una doble dirección: • •

En orden a asegurar el debido desarrollo de las virtualidades contenidas en el bautismo, con vistas a la autorrealización del cristiano. En orden a las responsabilidades que se derivan del bautismo en la Iglesia y en el mundo.

1. Conservar el bautismo La primera exigencia después de haber recibido el don del bautismo no es sólo la de no perderlo, sino la de conservarlo intacto. Nos referimos a la Gracia, la consagración, es decir el sello no se puede perder. El rito de la vestidura blanca se presta para una metáfora socorrida. Hay que conservar hasta la muerte la blancura, el brillo y el esplendor de la vestidura bautismal. Para conservar el bautismo se recomiendan diversos medios para asegurar esta fidelidad: la vigilancia, la oración, las obras de misericordia y la integridad de vida. La liturgia nos anima durante el año en diversas ocasiones a mantener viva la conciencia bautismal. Así por ejemplo, durante la celebración de la cuaresma y sobre todo en la Vigilia Pascual con la renovación de las promesas bautismales, con la liturgia de la Pascua y mediante la aspersión del agua al comienzo de la Eucaristía Dominical, se nos ofrecen oportunidades para renovar una y otra vez nuestro bautismo.

2. El combate cristiano La participación sacramental en la muerte y resurrección de Cristo significa para el bautizado la victoria sobre Satanás y la liberación de la esclavitud del pecado. Pero con la nueva vida comienza el inicio de un combate de lucha contra el pecado y contra el mal, que solo terminará con la muerte. La conversión, requisito para la plena eficacia del bautismo, no es una acción momentánea que queda interrumpida por el sacramento, sino un proceso de cambio total de estilo de vida que debe seguir inspirando toda la existencia del cristiano hasta su muerte. Pero es un combate que se desarrolla bajo el signo de la victoria, porque es participación en el combate victorioso de Cristo y cuenta con su complicidad.

3.Vivir en Cristo La referencia fundamental de la vida cristiana será en adelante la referencia a Cristo y su acontecimiento, en vivir empeñados en un seguimiento cristocéntrico. Por ello, la espiritualidad del bautizado tiene que ser ante todo cristiana. Enteramente bajo la influencia de Cristo, de su vida, de su gracia, de su Espíritu y misión. El Misterio Pascual vivido por primera vez en el bautismo se convierte así en el fundamento de la vida cristiana. Esto significa que la configuración ontológica y objetiva con la muerte y resurrección de Cristo en el bautismo debe ir consolidándose, reforzándose, profundizándose y enriqueciéndose progresivamente mediante la participación en la vida sacramental de la Iglesia, sobre todo en la Eucaristía. El seguimiento a Cristo y su imitación es una exigencia del bautismo.

4. Vivir según el Espíritu Del mismo modo que el bautismo exige vivir en Cristo, también exige vivir según el Espíritu. Esto implica vivir bajo la guía del Espíritu Santo, dejándose conducir por Él. El bautizado debe dejar que el Espíritu Santo le siga modelando a lo largo de la vida, como la mano de Dios que lo modeló en el seno materno de la piscina bautismal, y le vaya renovando continuamente y configurándolo cada vez más según la imagen de Cristo.

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5. Vivir en la Iglesia y para la Iglesia, participar en la misión de Cristo y de la Iglesia El bautismo a la vez que nos capacita para el servicio es una llamada al servicio, a participar activa, consciente y plenamente en las funciones mesiánicas de Cristo y de la Iglesia, como protagonistas y agentes de esas funciones. Como consecuencia de que el bautismo nos hizo miembros de la Iglesia, es decir células del Cuerpo de Cristo, la primera tarea de todo cristiano es mantener viva la conciencia de su pertenencia a la Iglesia. Vinculado de por vida, el bautizado está llamado a estrechar y a fortalecer aún más sus vínculos de pertenencia, entre otros medios por el servicio fraterno y los sacramentos, sobre todo por la Eucaristía. Se espera de él que participe activamente en la vida de la Iglesia, en sus actividades, especialmente en la asamblea eucarística. Y está llamado a poner sus carismas al servicio del crecimiento de la Iglesia.

6. La ley del crecimiento El Bautismo, como primer sacramento de iniciación, es punto de partida. Todo en él es germinal, pide desarrollo, crecimiento y expansión. El bautismo es una experiencia fundante. Es el comienzo de un camino que se deberá recorrer en progresión constante hasta la meta. Es inicio de una historia personal de salvación. Por ello a la etapa de iniciación deben seguir otras de maduración, personalización, consolidación y profundización de la fe. El ideal de la vida cristiana consiste el ser en plenitud lo que ya se es por el bautismo. Dicho de otra forma, el ideal cristiano consistirá en ir profundizando más y más en aquella primera experiencia bautismal. La vida cristiana aparece así como una eclosión de la gracia bautismal, como la apropiación progresiva del bautismo.

7. Tensión escatológica Por último, el bautismo nos coloca en tensión escatológica. Nos sitúa entre el ya y el todavía no. El gustar ya ahora de los bienes de Dios siendo instrumentos del Reino y al mismo tiempo añorar, desear y nunca perder el norte de hacia dónde vamos y qué nos espera. Como ciudadanos del cielo que somos por el Bautismo, añoramos el disfrute pleno de los bienes de Dios que incoadamente nos adelanta el sacramento.

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