Animales Que Se Drogan

T ítulo original: A n im ali che si drogan o © G iorgio Sam orini, 2000 Traducción: C ésar D oli D iseño de cubierta.- R

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T ítulo original: A n im ali che si drogan o © G iorgio Sam orini, 2000 Traducción: C ésar D oli D iseño de cubierta.- Ram on Julià Ilustraciones: Kim © La C añam ería G lobal, S.L., 2003 C ervantes, 7, entresuelo - 08002 Barcelona Tel.: 93 31701 30 - Fax: 93 412 16 19 w w w .canam o.net Im presión: S print Industrias G ráficas S.L. Leganés, M adrid Q uedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedim iento, com prendidos la reprografía y el tratam iento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma mediante alquiler o préstamo públicos.

ISBN: 84-931026-6-0 D ep ó sito legal: M -14604-2003



Indice

Introducción ....................................................................................... 7 Vacas « locas».......................................................................................19 Elefantes b o rra c h o s...........................................................................25 Las drogas de los gatos .................................................................. 29 Renos micófilos .................................................................................35 ( 'abras y e x citan tes...........................................................................39 Pájaros e b rio s.......................................................................................43 Otros an im ales....................................................................................49 Insectos ............................................................................................... 55 Moscas y Amanita m u sca ria ................................................................59 ¿Por qué los animales y los seres humanos se d ro g a n ? .......................................................................................65 Bibliografía ..........................................................................................75

Introducción Cuando se habla de droga, la mayor parte de las personas asocia inmediatamente esta palabra con el «problema droga». Esto lleva a la visión común, de ver «droga» y «problema droga» como sinó­ nimos. La connotación negativa del concepto droga se vuelve aún más exacerbada en un ambiente cultural que niega cualquier utili­ dad al acto de drogarse. 1.a droga hace daño, la droga es un vicio, la droga es síntoma de desasosiego y sufrimiento individual y social. Tales juicios a menu­ do implican que el uso de la droga es un comportamiento humano aberrante, peculiar de la especie humana. En contradicción con este paradigma del pensamiento occiden­ tal moderno, encontram os un conjunto de datos, cada vez más considerable e indiscutible pero que continúa siendo poco valora­ do, que demuestra que el comportamiento de drogarse está exten­ dido en el mundo animal. Algunos casos de «adicción» animal ya eran conocidos desde hace tiempo,- pero no se les hacía caso algu­ no siguiendo la regla de la que el hombre occidental hace un abu­ so continuo: no interesarse por los datos inexplicables o en fuerte contradicción con los modelos de interpretación escogidos de antemano. A lo sumo, algún etólogo más escrupuloso interpretaba estos extraños com portam ientos animales en términos psicológi­ cos, como síntoma de malestar del animal, proyectando, por lo tanto, la interpretación patológica atribuida a la especie humana al mundo animal. En estas últimas décadas, con la adopción de técnicas cada vez más refinadas y la centralización de los datos recogidos en todas Lis regiones del globo, los etólogos están acumulando tal conjunto de datos sobre animales que se drogan que ya no pueden ser infra­ valorados. Lo que podría inicialmente parecer una excepción, apa7

Animales que se drogan

rece ahora como una regla de conducta difundida en todos los niveles del mundo animal, desde los mamíferos y los pájaros hasta los insectos, y la interpretación de este comportamiento como un particular «síntoma de malestar» ya no es aceptable. Se tendrá entonces que sospechar que en el com portam iento animal, y por lo tanto humano, de usar drogas hay algún componente natural, en otras palabras, la droga desarrolla en los animales alguna función natural todavía por comprender. Para un análisis más profundo de las motivaciones que empujan a animales y seres humanos a dro­ garse me remito al capitulo final de este breve ensayo. Las primeras referencias de carácter científico sobre el uso ani­ mal de las drogas podrían datarse hacia la segunda mitad del siglo XIX. Paolo M antegazza, en su monumental obra sobre las drogas citaba que los «alimentos nerviosos» -com o le gustaba definir a las drogas— «son utilizados casi exclusivamente por el hombre, que goza del sistema nervioso más complejo de todos los animales. Entre éstos, aquéllos que más se acercan a nosotros por su inteli­ gencia, pueden encontrarlos placenteros cuando los aprenden a conocer en estado de domesticación. Los simios, los loros y tam ­ bién los perros disfrutan a menudo del café y el té,- pero en la natu­ raleza no saben encontrarlos por instinto». Pero en una nota a pie de página se apresuraba a añadir: «Los pro­ gresos de la ciencia van restando mucho valor a esta afirmación demasiado reducida. Quizás ni siquiera el uso de los alimentos ner­ viosos es de carácter humano: los gatos comen maro y valeriana, no para alimentarse, ciertamente, sino para embriagarse. Así, la señora Loreau, traductora de Livingstone, dice que los elefantes de algunos lugares buscan con avidez un fruto que los emborrache, gozando bastante de esa ebriedad. Darwin vio en varias ocasiones fumar con placer a los simios, y Brehm nos asegura que en el nores­ te de Africa los indígenas capturan a los simios ofreciéndoles vasi­ jas llenas de una cerveza muy fuerte que los embriaga» (Mantegaz­ za 1871, I: 174-5). 8

Introducción

Antes de pasar a la exposición de los datos sobre los diversos ani­ males que se drogan, me detendré en algunas definiciones que ata­ ñen a la compleja relación de los animales con las drogas. El primer problema se presenta en la definición de qué es una droga. La definición no es inmediata en el campo de las drogas humanas y es aún más problemática si consideramos las drogas ani­ males. La definición de unp sustancia como droga depende íntima­ mente del comportamiento que su uso induce en el hombre o en el animal. Si pensamos en el proceder de drogarse desde el punto de vista de dependencia o hábito, podremos definir droga como aquello que induce una conducta de fuerte dependencia y cuya privación comporta una evidente crisis de abstinencia. Pero también la comi­ da entraría en una definición así formulada, ya que es algo de lo que dependemos continuamente y cuya carencia provoca una evidente crisis de abstinencia, el hambre. Además, una buena parte de las sustancias que el hombre utiliza como droga no conllevan depen­ dencia física y mucho menos crisis de abstinencia, por ejemplo, toda la clase de alucinógenos. Se podría definir las drogas como aquellas sustancias que actúan sobre el sistema nervioso,- pero también en este caso el limite entre droga, medicina y alimento no es claro. Diferentes compuestos que se hallan en los alimentos y las medicinas más comunes actúan sobre el sistema nervioso, y hay sustancias que lo hacen sin que uno deba sentirse necesariamente «drogado». Se podría también definir la droga como aquella sustancia que cuando se consume produce com portam ientos extraños y poco comunes. Esto se adaptaría al hom bre y al elefante que ingieren alcohol. En los animales, en cambio, lo que nos hace considerar que una sustancia actúa como droga es, en la mayoría de las oca­ siones, la observación del proceder singular consiguiente a su ingestión. También en este caso son innumerables las sustancias y las conductas que no pueden incluirse en esta definición. Entre las