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CHONGOYAPE DISTRITO CHICLAYO MITOS Y LEYENDAS IMPORTANCIA Los Mitos y las Leyendas son una de las costumbres que representan a las diferentes poblaciones o sociedades que conforman los países de el mundo. Hacen parte de la tradición oral de los pueblos que se encargaron de unir la fantasía con las creencias populares, el resultado fue una serie de cuentos que han ido evolucionando a través de los siglos. CHONGOYAPE Es una ciudad y distrito peruano ubicado a 60 kilómetros de Chiclayo, distrito de Chiclayo. La población distrital es de 19 000 habitantes, mientras que la urbana asciende a 3300 personas Localización El distrito de Chongoyape está ubicado en la parte Nor Este de la provincia de Chiclayo, a 60 kilómetros de la misma ciudad (Chiclayo), constituyendo uno de los distritos más alejados del litoral y cercanos el macizo andino. La mayor parte de su territorio se encuentra en la región chala y una pequeña parte, en la región yunga marítima. Se encuentra rodeada de cerros como el Chaparrí y el Mulato y es puerta de entrada a las ciudades cajamarquinas de Chota y Cutervo; la población se encuentra rodeada por el río Chancay. Limites Sus límites son: Por el Norte : con el distrito de Pítipo Por el Sur : con el distrito de Oyotún y Pucalá Por el Este : con los distritos de Miracosta y Tocmoche Por el Oeste : con el distrito de M. A. Mesones Muro y Pátapo Relieve El relieve del distrito de Chongoyape se halla a 248 metros sobre el nivel del mar, en un plano inclinado dentro de una semiconferencia de cerros bajos, es menos llano que el de Chiclayo, por los contrafuertes andinos que se levantan en su territorio y entre los que corre el río Chancay. Son célebres los cerros Mulato y Raca Rumi, al Norte de la ciudad de Chongoyape. Extensión territorial La extensión territorial del distrito es de 712 km2. Surge sobre la base de la ex-hacienda Chongoyape Clima

De clima cálido, seco y con lluvias concentradas entre diciembre y marzo. La zona corresponde a la región descrita por Antonio Brack como Bosque Seco Nor Oriental. Ecología Fauna Entre la fauna que se puede observar están la Pava Aliblanca, el Oso de Anteojos, el Puna, el Tigrillo, el Venado Cola Blanca, águilas de diferentes especias, la CaracCara, guanacos, llamas, los cóndores y cóndores reales y algunas especies endémicas. Historia Creación del distrito Fue creado el 17 de junio de 1825. Aunque, en su origen se sabe que fue una enorme hacienda que pertenecía a la orden de los jesuitas y que luego expulsados del país paso a ser un bien propio de la república; y esta propiedad oficial, posteriormente fue vendida a don José de las Muñecas, quien por incumplimiento del contrato de compra – venta la devolvió, pasando después como propiedad de la familia Buenazo Arabulu ,y, luego de algún tiempo, debido a las calidades feraces de los terrenos que la circundan, muy bien irrigados por su propio río Chongoyape, el remoto y progresista pueblo se tardó en florecer y poblarse, de tal manera, que sus moradores pensantes pidieron al gobierno erigirse en pueblo, por lo que el Congreso dio la ley de primero de noviembre de 1839, logrando el título de pueblo; y, después, de vario años, el gobierno por decreto del 28 de octubre de 1840, ordeno al prefecto del departamento de La Libertad , jurisdicción que entonces pertenecía por no haberse creado aun el departamento de Lambayeque, que señalase los linderos del creado nuevo pueblo de Chongoyape. A esta disposición oficial, se afirma que no se pudo cumplir sino después de 16 años, por la abierta oposición de los Buenazo, quienes fueron propietarios de la mencionada ex – hacienda y que se negaba a aceptar la indemnización fijada y que se negaba a aceptar la indemnización fijada y pecuniaria del terreno transformado en comunidad poblacional

LEYENDA DE LA ENEMISTAD ENTRE LOS CERROS CHAPARRÍ Y YANAHUANCA

LEYENDA DE LA ENEMISTAD ENTRE LOS CERROS CHAPARRI Y YANAHUANCA.

El cerro Chaparrí se encuentra situado en el Departamento de Lambayeque hacia el nor-este, casi en los linderos con el departamento de Cajamarca y el cerro de Yanahuanca pertenece territorialmente a este último Departamento (Cajamarca). La distancia que separa ambos cerros es extensa, y a pesar de ello y de los milenios ya transcurridos, los dos cerros continúan odiándose e insultándose.

En el cerro de Chaparrí se encuentra sepultado, el cadáver de Chaparioc, celebre cacique que gobernó los contornos, incluyendo Chongoyape, las haciendas de Pátapo, Combo, Tulipe, Almendral, etc. A toda esta zona se le dio el nombre de Chongoyape, o sea "noble corazón", "gran corazón", "corazón sagrado".

Chaparioc, además de ser el cacique, era el sacerdote que guardaba las enseñanzas puras, el depositario de las doctrinas religiosas sagradas, miembro de la gran fraternidad de los seres de la faz radiante, el supremo guía de los que orillan el sendero de la derecha, el de la evolución , y era gran evidente de la magia blanca que tiende a la superación del espíritu sobre la materia. Tenía Chaparioc su templo, su refugio para practicar sus artes mágicas, en un cero cercano, llamado el cerro mulato, en el cual hasta ahora mismo se pueden ver y estudiar una serie de signos desconocidos e indescifrables, todos ellos esculpidos en las piedras que componen dicho cerro.

Por el contrario, el cerro de Yanahuanca estaba habitado por el sacerdote del mismo nombre, quien era un practicante de las malas artes, de la magia negra, adorador de los seres de la faz tenebrosa, que tienden el egoísmo y la destrucción.

Ambos sacerdotes, por la diferencia de sus ideas, de sus creencias y de sus prácticas, eran enemigos, y, como es natural, la lucha entre sus seguidores

no tardó mucho en producirse, procurando cada uno de los jefes conquistar los territorios del otro y dominar en la conciencia de sus contrarios.

Un día, lo hombres de Yanahuanca sorprendieron a Chaparioc y a los suyos, dieron muerte al cacique y se llevaron como trofeo una mata de higo, que fue plantada en la cumbre del cerro de Yanahuanca que aún existe, y fue trasplantada por el mismo cacique, cuyo nombre significa negra entraña o ¨alma negra¨. Los seguidores de Chaparioc rodearon el cadáver de su jefe y pidieron a su dios y padre, el sol, su resurrección, la que consiguieron.

Una vez vuelto a la vida, el cacique reunió a sus hombres y procedió a sorprender a Yanahuanca a los suyos, quienes se habían puesto a tomar abundante licor, por lo que estaban totalmente borrachos.

Chapaioc, haciendo uso de sus poderes mágicos, en lugar de matarlos, los convirtió en piedras. Le pareció que matarlos no era garantía suficiente de estar libres de ellos, como lo había experimentado él en carne propia. De aquí se explica porque entre los cerros Chaparrí y Yanahuanca existe una cordillera de pequeños cerros, que es conocida con el nombre de "cordillera de los negritos".

Cuando Chaparioc murió de muerte natural, su corazón fue extraído del cuerpo y enterrado aparte, en la cumbre misma del cero Chaparrí, en donde se ve actualmente una roca que tiene el aspecto de corazón invertido, porque así fue como se enterró el corazón del cacique Chaparioc, con el vértice hacia el cielo en prueba de que sus ansias y sus anhelos se habían dirigido y continúan dirigiéndose hacia el cielo y hacia el sol.

El cerro Yanahuanca tiene un aspecto característico. Sus piedras son de color negro y su cumbre parece estar rodeada siempre de nube de tormenta. Los pobladores de las cercanías no se atreven a subir por el cerro Yanahuanca y evitan mirarlo.

Y todas las noches ambos cerros se insultan y se increpan. Chaparioc, por la planta de higo que tiene Yanahuanca; este, por su conversión y de las suyos en piedra, y la cordillera de los negritos protestan igualmente porque fueron los esclavos de Yanahuanca.

Así continuara la lucha eternamente, hasta el fían del mundo. Porque no solo luchan entre ellos, sino que también, son un símbolo de la lucha constante entre el bien y el mal.

LEYENDA DE NAYLAMP Todo empezó como en un cuento de hadas. Siguiendo la corriente del Niño, algunas embarcaciones en forma de balsa viajaban hacia el sur. La navegación, iniciada en la costa occidental de México proseguía serena y regular sobre la clara inmensidad del océano Pacífico. Encabezaba el grupo la nave del jefe: un inmenso abanico de plumas multicolores adornaba su proa.

Sobre el puente de mando se erguía un hombre de elevada estatura, aspecto aristocrático y altivo, tez clara y facciones netamente semitas; envolvía un voluminoso turbante rematado por una diadema de plumas, sujeta a su vez por una magnífica turquesa. Naymlap - éste era su nombre - el héroe divinizado, guiaba su flota hacia la región que más tarde se llamaría Perú. Tras algunos días de navegación, al avistar una playa que le pareció adecuada para sus proyectos, emitió una orden. Las naves viraron hacia el éste. Poco después, la proa de la nave capitana encallaba dulcemente en la arena. Un nuevo ciclo histórico estaba a punto de comenzar

Junto a la playa había centenares de embarcaciones quietas, en las que se amontonaban miles de hombres, mujeres y niños; pero nadie se movía. Poco más tarde, un hombre bajó de la nave capitana: era Pitazofi, encargado de hacer sonar la trompa real, un instrumento construido con un caracol llamado Spondylus. Avanzó algunos pasos y luego, llevándose a los labios el nacarado cuerno, la arrancó un sonido ronco y potente. Acto seguido el jefe de los portadores de la litera real, Nicacolla, bajó a tierra seguido de sus ayudantes. Ellos también se quedaron inmóviles apenas pisaron la playa, mientras resonaba otro toque de trompeta y descendía de la nave otro viajero, con un pesado cofre a cuestas. Se trataba de Fongasidas, cuya función consistía en esparcir por el suelo, delante del cortejo real, puñados de piedrecillas rojas a fin de proteger de al augusto ocupante de la litera. Volvió a escucharse la trompa y, seguido por seis hombres que transportaban enormes cajas, desembarcó LLapchilully, encargado del guardarropas real; luego le tocó el turno a Ochocali,¨cocinero-jefe¨, junto con sus ayudantes. Por último desembarcó Allopoopo, cuya misión era preparar el baño del rey a cada etapa del viaje. Todos aguardaban inmóviles. Y he aquí que, sin que resonara la trompa, cuatro individuos lujosamente ataviados y con sendas coronas de oro sobre las sienes, desembarcaron con paso solemne llevando a hombros una litera sobre cuyos cojines estaba muellemente recostada la princesa Ceterni, esposa del rey. De pronto, una voz ronca dejó oír una orden y todos los pasajeros de la nave capitana se ordenaron en fila sobre la cubierta: Naylampavanzó entre ellos, estrechando contra el pecho un gigantesco Spondylus. Apenas hubo desembarcado, se postró ante su dios. Todos los demás pasajeros a tierra….

¿Cuál fue la primera orden del rey? Tal como harían más tarde los conquistadores, ordenó que se erigiese, en el lugar exacto del desembarco, una señal tangible de su llegada, un monumento que celebrase, de acuerdo con sus intenciones, la alianza entre el mar y la tierra, es decir, entre sus respectivas divinidades: Chia (la luna) y Ra, el dios solar generador de mieses... Por último, vale la pena recordar que a orillas del lago del Guatavita se celebraba todos los años una ceremonia religiosa que consistía en arrojar al agua algunos trozos de arcilla verde; dichos trozos habían de transformarse, en el interior del palacio lacustre, en una estatuilla que representaba a una rana, naturalmente de jadeíta. La ciudad de LLampallec está ya edificada, la religión ha arraigado sólidamente, y la economía de la nueva nación es segura y estable. Entonces, tal como ya lo habían hecho Quetzalcóalt y Viracocha, el primero respecto a mayas y aztecas, y el segundo respecto a los pueblos andinos, Naymlap decide partir y dejar a su gente. Acercándose a la orilla del mar, despliega las alas y pronto desaparece tras el horizonte. Quedaba su hijo, Si-Um, quien reinó sobre el país durante muchos largos años. Antes de morir se hizo encerrar en un subterráneo para dejarle a su descendencia, a manera de legado, el mito de la inmortalidad. Tres de sus hijos crearon pequeños principiados locales. La dinastía propiamente dicha tuvo aún once representes, el último de los cuales, Fempellec, quiso trasladar a otro sitio la estatua de Naymlap, que, por aquel entonces, estaba en el templo de Chia, la Luna. Sin embargo, por alguna causa desconocida, no pudo llevar a término su proyecto: cuentan que se le apareció un "demonio" bajo el aspecto de una joven que lo sedujo y le convenció que renunciase a su propósito. Estalló entonces una terrible tempestad que duró treinta días, y, cual auténtico diluvio, arrasa con las cosechas casi por completo. El pueblo, desorientado y preso de irritación, se reveló contra el soberano, y, tras sumar a su causa a nobles y sacerdotes, los rebeldes capturaron

a Fempellec, lo amarraron fuertemente, arrojándole al mar. Así, por extraña fatalidad, la mítica dinastía de Naymlap, que había llegado del mar, concluyó también en mar. Nadie volvió a ocupar aquel trono hasta que el Gran Chimú de Chan Chan extendió su dominio sobre casi todas las regiones occidentales de América del Sur.

LA LEYENDA DEL CERRO CHAPARRÍ Y EL CERRO MULATO

El “Mulato” es un cerro aislado ubicado al Noreste de Chongoyape, cubierto mayormente por rocas de color marrón claro. El “Chaparrí” es otro cerro, ubicado a unos 16km. Al Norte de la misma ciudad; tiene 1,346m.s.n.m, constituyendo así una formación más alta y voluminosa que el primero. Por ser escarpado y solitario, el Chaparrí tiene alguna fauna rara en otras partes, como la culebra “macanche”, que llega a medir, según se dice, 3 ó 4m. Los campesinos del lugar refieren que, a principios de cada año, durante el plenilunio a medianoche, de las entrañas del Chaparrí sale un corpulento y feroz toro, armado de cuernos de oro y que se dirige bramado con dirección a Chongoyape, listo para tacar a cualquier hombre o animal que encuentre.

Pero que, de inmediato, de la cumbre del Mulato sale otro toro, armado de cuernos de plata, que como un guardián se dirige al encuentro del toro del Chaparrí. Al encontrarse los dos animales, se entabla una feroz y descomunal pelea, que se prolonga por varias horas, con grandes embestidas, bramidos, resoplidos y crujidos de huesos. Se dice que luego de estas batallas, el suelo queda removido, con abundantes huellas y con restos de sanguinolenta espuma. Algunos campesinos afirman haber visto desde lejos este encuentro. La leyenda afirma que cuando triunfa el toro del cerro Mulato, la agricultura, ganadería, comercio e industrias de Chongoyape tienen un buen año; y que si triunfa el toro del cerro Chaparrí, se presentan sequías, epidemias, plagas y otras desgracias que hacen decaer todas las actividades económicas del distrito.

MITO DE LA PRISIÓN DEL DIABLO Y DEL CERRO MULATO

Los ángeles en su lucha eterna con el diablo, cuando lo perseguían, lograron rodearlo y encerrarlo en el cerro Mulato, que se encuentra en los límites de Lambayeque con Cajamarca. Como el diablo no podía escaparse, los ángeles decidieron hacer guardia para custodiarlo, y el diablo determinó pasar aquel encierro en la forma más alegre posible.

Fue entonces que el diablo crió sus gallinas, sembró flores y se constituyó una orquesta. Los animales los sacó de las piedras, el jardín y las flores lo formó de las nubes y la orquesta de las tormentas. Por eso en la falda de aquel cerro se escucha cacarear de las gallinas, el ruido que produce el agua al regar el jardín y se oye la música del diablo. Aquel que escuchara estos tres ruidos maléficos debiera convertirse instantáneamente en piedra, a no ser que resolviera

Desencantar al diablo, lo cual precisa que se “encompatara“o se empatara con él, Cediéndole su alma en venta, porque sólo así terminará el mito del encantamiento del cerro Mulato y la prisión del diablo. Sin embargo, en la falda el cerro y en algunas de sus piedras se ven signos misteriosos, caracteres irregulares, propios del ocultismo y de la magia, que no pueden ser descifrados, sosteniéndose que aquel que pueda interpretarlos totalmente desencadenará el cerro y aprisionará al diablo Turismo en Petroglifos de Cerro Mulato(Arqueología) Los Petroglifos de Cerro Mulato son parte de los atractivos turísticos con los que cuenta el distrito de Chongoyape, dentro de la provincia de Chiclayo, en el departamento de Lambayeque. Estos petroglifos se asientan en el Cerro Mulato, por el cual reciben el nombre; este cerro a la vez adquiere esta denominación por el color rojizo de la tierra que presenta y que pareciera recordar el tono de piel de aquellos hombres. Cuentan las leyendas locales, que el cerro donde se hallan estos petroglifos es un lugar mágico, lleno de misterio, leyendas y apariciones. Los pobladores dicen que años atrás el diablo y los ángeles tuvieron un enfrentamiento en esta zona, por lo que, al vencer los seres de Dios, el diablo terminó siendo encerrado en las entrañas de este encantado cerro. En él es posible hallar una interesante colección de petroglifos, que en suma dan un total de cuatrocientos distribuidos de forma desperdigada en

especial en la superficie del cerro. Los estudios e investigaciones que se han podido realizar a este vestigio arqueológico, hacen pensar que aquellos tendrían una antigüedad aproximada de 6000 años, aunque todavía faltan estudios que confirmen dicha suposición. Sobre la técnica empleada en los petroglifos, las investigaciones han mostrado que aquellos fueron hechos con la técnica del calco, consiguiendo impresionantes imágenes finales. Es interesante además, mencionar, sobre estos, el descubrimiento que se hiciera años atrás, y en el que se revelara, según Flecha, tras el estudio del petroglifo 152, que los artífices de los mismos mostraran tener la capacidad de abstracción que los hiciera capaz de comunicar, mediante pocos elementos en conjunto, un mensaje preciso, que fuera capaz de llegar hasta nuestras épocas presentes.

MITO DEL ORIGEN DEL HOMBRE MOCHICA Y DEL ALGARROBO

En el principio del tiempo, luchaban todas las esferas cósmicas, los dos poderes eternos: los dioses y los demonios, el Bien y el Mal, para establecer la supremacía de sus derechos, rondaban por diferentes mundos y espacios siderales, en abierta y constante rebelión. El Bien pretendía crear a un ser que lo ayudaría en la obra de la evolución: el hombre, y el Mal quería impedir esta realización ya que este ser sería su enemigo declarado.

Surcando el universo, llegaron estas fuerzas luchadoras a la Tierra en la cual nada existía fuera del algarrobo que era una planta rastrera, raquítica, la cual nada era, nada producía. En una de las luchas, y a pesar de su debilidad, una de las lianas de algarrobo se enroscó en los pies del demonio, accidente que fue aprovechado por su enemigo para dominarlo. En agradecimiento por haber contribuido a su victoria, los dioses lo hicieron su aliado y candidato elegido para ser hombre y le dieron poder para dominar la Tierra, la naturaleza de aspecto grande y fuerte, eterno, constante en su vida no necesita más que re el sol para vivir y al conjuro mágico se creó al hombre mochica, que salió del propio árbol del algarrobo.

Pero el demonio que no estaba muerto, produjo una maldición en oposición a las virtudes que se le habían dado, aunque grande y fuerte, el fuego lo convierte en cenizas; aunque severo y sereno, el viento lo ondula; aunque eterno y constante, del olvido y la ingratitud es preso. El algarrobo es dios desafiante, solo y fuerte nace, crece donde la aridez de la tierra nada ofrece, realiza el milagro de vivir en la nada. El algarrobo es demonio, es eterno como el mal, se burla del tiempo y se ríe de la naturaleza. Representa pues el Bien y el Mal, cielo e infierno, los pares opuestos, realizándose en él la dualidad completa que es la Unida Absoluta, simbolizando la perfección. Morfológicamente tiene la corteza broncínea como el color del Mochica, el corazón rojizo del árbol representa la sangre del hombre, y sus espinas y aguijones son los cabellos hirsutos del yunga.

Su madera se petrifica en el agua, su constancia es tal como el proceder de los moches, con sus costumbres que aún subsisten. El árbol no permite que a sus expensas viva planta alguna, como la civilización nombrada no permitió extrañas influencias y así, juntos ambos combatiendo al tiempo y a la muerte, son uno sólo en esencia y un bosque en una raza. Augusto Domingo León Barandiarán