Analisis Donde Esta La Franja Amarilla.docx

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UNAD (Universidad Nacional Abierta y a Distancia) Escuela de Ciencias Administrativas, Contables, Económicas y de Negocios. Administración de Empresas

Análisis del Libro ¿Dónde está la franja amarilla?

Preparado Por Ensayistas: Tatiana Guerrero Díaz Jhonny Walfred Escobar Rodríguez

Para: Licenciado. Adán Peralta Sierra

Corozal- Sucre 2013

INTRODUCCION

Conocer las ventajas comparativas con que contamos en nuestro país nos permitirá construir nuestro futuro, fundando bases sobre la prosperidad, la equidad y la igualdad social, porque a su vez reconoceremos que teniendo esto presente nos percataremos como colombianos que nuestro mayor activo se encuentra en las personas que componen este sueño llamado Colombia. Ahora bien no podemos dejar sin reconocer los paradigmas políticos en los que la sociedad colombiana ha sido inmersa como coparticipe, porque el ser dueños de este conocimiento nos permitirá hacer de nuestro país la gran nación que alguna vez soñó nuestro libertador, quien dio su compromiso y buena parte de su vida durante toda su campaña contra el imperio español, y todo porque reconocía donde estaba nuestro verdadero potencial. En concordancia con este primer atisbo de claridad expresado por nuestro prócer, no nos podemos dar lujos desfasados que conduzcan a la perdida de nuestro porvenir, no podemos repetir una historia día tras día como nación, donde pareciéramos estar dormidos viviendo un sueño que no admite que actuemos con una fuente cabal de acciones. Pareciera que aun estuviésemos en los tiempos aciagos que vivimos en nuestros inicios como republica naciente, donde prevaleció de la mezquindad de intereses ruines de la clase privilegiada, que no acepto la diversidad nacional y el bien formado concepto por estos mal entendido (Política).

Objetivos Hace un tiempo pienso en cuál es mi deber ser para lograr establecer un criterio personal fundado en un análisis crítico y reflexivo que nos permita alcanzar el mejor discernimiento y acción proactiva, que ayude trasformar a nuestro país y lo digo así porque sé que está en mi como colombiano, la fuerza, el compromiso y la disciplina para poder hacerlo. Hacer crecer a mi patria con una realidad fundada en la unión es mi deber y el objetivo que hoy parte hacia el cómo, cuándo y dónde fortalecer el sendero que nos que nos permitirá ser los alquimistas del objetivo llamado (Colombia). Reconocer los actores que han hecho parte de la construcción del país que hoy vivimos centra mi atención y establece mi misión, por eso hoy una de mis metas es derribar conceptos vanos, establecer reales causales, para trasformar mi entorno, partiendo del reconocimiento que desde nuestra fuente de sabiduría la cual no es otra por el legado que deja la historia, seremos el suero de la verdad, de esa misma autenticidad esquiva para la mente de muchos compatriotas.

Actividad Individual ¿Encontraremos Nosotros nuestra Franja Amarilla?

Nuestras mayores interrogantes como colombianos y también las de muchos extranjeros al preguntarse por nuestra patria surgen entre los siguientes porqués. ¿No entendemos como con el país que tenemos, con el talento de las gentes, por qué se ve Colombia tan acorralada por la crisis social?, ¿por qué se vive una situación de violencia creciente dramática?, por qué hay tanta injusticia, tanta inequidad, tanta impunidad?. ¿Cuál es la causa de todo eso?".

El primer asunto a tratar es, construir nuevos preguntas para establecer un enfoque diferente y partimos para esto indagando ¿si de verdad que la sociedad colombiana vive una situación excepcionalmente trágica?, ¿si es tan distinta esta realidad de la del resto de los naciones? y mi respuesta es que NO. Colombia es el país que cuenta con las mayores ventajas comparativas del hemisferio, con el mayor potencial de desarrollo y puedo tomarme el resto del de mi vida mencionando las condiciones que hacen de nuestro país un paraíso, pero el cual tiene una debilidad, tiene un talón de quiles que siempre trunca nuestro avance y esta debilidad es bien estructurada, sin embargo esta podría ser su mayor activo, pero hacemos caso omiso y nada por cultivarlo y en consecuencia producimos frutos secos, y ¿así cuando podríamos avanzar? ¿ cómo podemos lograr hacer de este país el anhelo del mundo? La pobreza en las mentes de muchos colombianos se implanta por la aceptación de gran parte de las clases sociales, como si en el demostrar la carencia de posibilidades, otorgará virtudes y para superar esto, como menciona el autor William Ospina hay que transitar un buen trecho.

Nuestro estado ha adaptado un paradigma que en el momento para sus intereses es conveniente, que hace de sus ciudadanos marionetas serviles, que solo hacen parte de gran resultado para ofrecer pero no para esperar una retribución justa, a este paradigma, lo renombraríamos como el paradigma Neo-quimeral, porque este se establece como el mas elaborado sueño, uno de esos que en el que son sabes que estas, pero sufres las consecuencias realidad de su operación; podríamos perseguir toda la vida la retribución como ciudadanía y al final en nuestro lecho de muerte, entenderíamos este que fue construido de forma tal que nunca fuera alcanzable el objetivo, un fin inalcanzable un fin que ni muriendo tendríamos la posibilidad de alcanzar, y ni con mil vidas a disposición podríamos saborear la dicha que da, el sentirse parte de un propósito que retribuye a los que aportan a la construcción del. No podemos fundar edificaciones sobre cimientos débiles no podemos construir castillos de naipes contra los embates y el riesgos del constante del presente de políticas que aplicamos y que por el momento que pasamos podemos decir que son excluyentes.

Podríamos decir que la corrupción política tiene su génesis desde el mismo momento en que el ciudadano acepta vender su voto o entregarlo a cambio de dadivas efímeras, prebendas o cualquier contraprestación, renunciando al derecho que tiene de trasformar su espacio y el beneficio general. Hoy vemos a un gran número de nuestros representantes en las cárceles, imputados o a los menos cuestionados por delitos que para nuestros representantes deberían se catalogados, como desacatos totales a la moral si para ellos existiera tal cosa, con malos manejos o malos comportamientos dentro y fuera de sus cargos. Ciertamente la sociedad es básicamente indolente de lo que pasa; más aún, en lugar de castigo social, el imaginario colectivo que tiende a emular estos comportamientos, porque para muchos la constitución del éxito radica en el vil metal. Tenemos un problemas culturales alrededor y es urgente la necesidad de hacer reingeniería moral, ética y porque no religiosa. Pero no olvidemos la perla de o reducción de nuestro absurdo, que apropia la segregación racial que aún hoy persiste aun a sabiendas de nuestro multiorigen, bueno y si el panorama no se ve bien, que decir de la segregación económica. Las gentes aprecian al rico, al de grandes ingresos y no se detienen a mirar el origen de su riqueza. Cuantos muchachos desean ser mafiosos? Cuantas jovencitas desean ser una de las amantes de los mismos?... Hemos avanzado en cuanto a la segregación racial, pero cuando hablo de esto, no sé si esgrimir una sonrisa o fruncir el señor con una lagrima en mi rostro, la verdad es que se que la luz es mucho más fuerte que esta penumbra. En nuestros vecindarios vivimos, cada vez menos a Dios gracias, una alienación cultural en casi todos los sentidos. Es más glamoroso irse de vacaciones al extranjero y si es a los estados unidos mejor que mejor. La apertura económica de Gaviria se dio con beneplácito de este estado, al que no le importa su gente si no el dinero que puedan producir nuestras gentes, sienten que consumir lo extranjero es signo de estatus social. Una gran mayoría de conciudadanos ignora que contamos con parajes paradisiacos en Colombia, Parques temáticos a la altura de los mejores del mundo, productos de altísima calidad en un buen número de sectores. Pero culturalmente es mejor algo que no sea nuestro como lo mejor. Desde su punto de vista ideológico, el autor Ospina da una serie de explicaciones acerca de nuestro estado de cosas recurriendo a un poco de historia. Básicamente podríamos estar de acuerdo un buena parte de las explicaciones. La diferencia viene al momento de diagnosticar el problema y mas diferencia hay en las posibles soluciones. El más grave de nuestros problemas es la negligencia social, entendida esta por la falta de compromiso de los ciudadanos con la cosa pública. Algunos con orgullo

afirman que son apolíticos, cuando en un país civilizado esta postura es censurada. Toda la lectura que se hace del ensayo del señor William Ospina podría reinterpretarse con el cristal de la participación ciudadana. El común denominador de todas las desgracias descritas por el ensayista es la falta de participación de los ciudadanos en la toma de las decisiones del destino comunal que quieren para. Ejemplos vivos tenemos en los barrios en donde las juntas de acción comunal cuentan con una participación activa de sus habitantes, versus las juntas en donde una cuadrilla decide, sin participación ciudadana, que hacer y qué no. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que si la participación ciudadana en la vida política, económica y cultural se hubiera dado en aquellos aciagos tiempos que describe con cierto acierto el señor Ospina, otra cosa hubiese pasado. La no participación ciudadana nos ha traído como consecuencia la captura de los poderes públicos por grupos económicos, en donde debemos incluir a los narco traficantes tanto de derecha como de izquierda. Esta captura adobada con el clientelismo ha generado una cultura no sostenible en el largo plazo, de adocenamiento de la población, castrando la posibilidad de la participación, vendiendo la idea que el camino más fácil para el bienestar es doblar la cerviz y apuntarse a ser siervo de estos señores. No tenemos una fórmula para salir de nuestros problemas. No creemos que la salida sea la planteada virtualmente por el ensayista, pero, seguramente logrando la participación ciudadana encontraremos entre todos el camino correcto, a la colombiana por los colombianos. Es allí en donde está la franja amarilla. No se puede ni pretender que todos los colombianos pensemos igual, pero el hecho de pensar unidos constituirá en sí una de nuestra mayores riquezas; participar en el debate y las acciones de la gran mayoría de los ciudadanos, no solo enriquece las conclusiones y la determinación de las acciones, transformaciones y dirección que debemos tomar para lograr un país mejor y más equitativo, cerrando el paso a la captura de las instituciones y el erario a esas clases enquistadas, apoderadas de la dirección del estado con el solo propósito de tomarlas para el infame clientelismo. Es preciso reformar nuestra sociedad desde sus más profundos cimientos; solo falta definir de qué forma y hacia dónde. Un buen inicio seria cambiar nuestro sistema educativo, en donde se dedique los mejores esfuerzos a educar buenas personas, solidarias, comprometidas; cambiar la parrilla de la programación de la televisión, con la firme intención de vender valores que ayuden a construir la sociedad que queremos y no se haga apología a los narcotraficantes y delincuentes. Una educación que invite al debate y a la participación y no la continua lucha vacía de lograr una nota. Una educación que pondere el emprendimiento, la innovación, la creatividad, es decir una educación pertinente

con las necesidades de cambio de nuestra sociedad. Podríamos estimular el cambio, incluso partiendo desde el significado de diversión. En fin; hay un sin número de cosas que cambiar, y todas ellas son en el inconsciente y consiente colectivo; o al menos en su gran mayoría, cuando lo tengamos sabremos cómo es y que abarca nuestra franja amarilla.

Conclusiones

Pensar en lo sería la consumación de nuestra labor como ciudadanos como estudiantes y como personas integrantes de un país prometedor, de deja transitando nuestra imaginación en un multiverso de ideas que giran alrededor de nuestra humanidad, con la consecución de todas las posibles grandes hazañas a conseguir para

trasformar nuestro país y lograr dejar de ser

gigantesco rayo de acciones dispersas que no logran nada y convertirnos si en la luz que agudiza su intención con la obtención de nuestros propósitos fundadores de identidad. Porque la tenemos pero nunca se ha permitido que el pueblo la identifique, sea ocultado una realidad que no quieren que muchos colombianos veamos y que muchas veces percibimos que hacemos parte de este concepto llamado Colombia, pero sientes que algo está mal, no sabes que es, pero lo sientes y eso hoy no ha traído aquí a la trasformación de lo que puede ser nuestro porvenir, cuando nos damos el espacio de asumir la responsabilidad que tenemos para trasformar nación por medio del alcance del objetivo número uno de nuestro libertador el cual es encontrar nuestra franja amarilla.